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Se reservará una pieza de cada clase como tributo a Yahvé y corresponderá al sacerdote que haya derramado la sangre del sacrificio de comunión. (Levítico 7, 14) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

הִקְרִ֨יב‎(קָרַב)

Hebrew|hiqrˌîv|approach

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: hif‘il


[H7126] [s.da.aa] [2065]
[קרב] [GES7093] [BDB7793] [HAL7723]

מִמֶּ֤נּוּ‎(מִן)

Hebrew|mimmˈennû|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

אֶחָד֙‎(אֶחָד)

Hebrew|ʔeḥˌāḏ|one

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H259] [a.cj.aa] [61]
[אחד] [GES253] [BDB270] [HAL282]

מִ‎(מִן)

Hebrew|mi|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

כָּל‎(כֹּל)

Hebrew|kkol-|whole

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3605] [k.bn.ab] [985a]
[כל] [GES3499] [BDB3904] [HAL3872]

קָרְבָּ֔ן‎(קָרְבָּן)

Hebrew|qorbˈān|offering

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7133] [s.da.af] [2065e]
[קרבן] [GES7095] [BDB7800] [HAL7729]

תְּרוּמָ֖ה‎(תְּרוּמָה)

Hebrew|tᵊrûmˌā|contribution

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8641] [t.bm.as] [2133i]
[תרומה] [GES8608] [BDB9478] [HAL9387]

לַ‎(לְ)

Hebrew|la|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

יהוָ֑ה‎(יהוה)

Hebrew|[yhwˈāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

לַ‎(לְ)

Hebrew|la|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

‎(הַ)

Hebrew||the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

כֹּהֵ֗ן‎(כֹּהֵן)

Hebrew|kkōhˈēn|priest

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3548] [k.as.ab] [959a]
[כהן] [GES3443] [BDB3837] [HAL3812]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

זֹּרֵ֛ק‎(זָרַק)

Hebrew|zzōrˈēq|toss

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: participle
Verbal stem: qal


[H2236] [g.co.aa] [585]
[זרק] [GES2178] [BDB2426] [HAL2433]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

דַּ֥ם‎(דָּם)

Hebrew|dˌam|blood

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1818] [d.br.aa] [436]
[דם] [GES1721] [BDB1941] [HAL1952]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

שְּׁלָמִ֖ים‎(שֶׁלֶם)

Hebrew|ššᵊlāmˌîm|final offer

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8002] [v.ds.ac] [2401b]
[שלם] [GES7963] [BDB8755] [HAL8689]

לֹ֥ו‎(לְ)

Hebrew|lˌô|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

יִהְיֶֽה‎(הָיָה)

Hebrew|yihyˈeh|be

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H1961] [e.bf.aa] [491]
[היה] [GES1888] [BDB2113] [HAL2109]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



7. Otros Sacrificios.

La Ley del Sacrificio por el Delito (1-10).
1Esta es la ley del sacrificio por el delito. Es cosa santísima. 2La víctima del sacrificio por el delito será degollada en el lugar donde se degüella el holocausto. La sangre se derramará en torno del altar. 3Se ofrecerá todo el sebo, la cola, el sebo que recubre las entrañas, 4los dos ríñones con el sebo que los recubre, y el que hay entre los ríñones y los lomos, y la redecilla del hígado sobre los ríñones. 5El sacerdote lo quemará en el altar. Es combustión de Yahvé, víctima por el delito. 6Comerán la carne los varones de entre los sacerdotes, en lugar santo; es cosa santísima. 7Como el sacrificio por el pecado, así será el sacrificio por el delito. La ley para uno y para otro es la misma. La víctima será del sacerdote que la ofrezca. 8Del sacerdote que ofrezca un holocausto será la piel de la víctima que ha ofrecido. 9Toda oblación cocida al horno, en sartén o en cazuela, será del sacerdote que la ofrece. 10Toda ofrenda amasada con aceite o seca será para los hijos de Aarón, para todos.

También los sacrificios por el delito son cosa santísima, es decir, no pueden ser tocados y comidos por los no sacerdotes. El lugar de inmolación es el altar de los holocaustos, a la entrada de la tienda de la reunión, y la sangre es derramada en torno de este altar como en el holocausto y en los sacrificios pacíficos; en los sacrificios por el pecado se untaba con la sangre los cuernos del altar de los perfumes. Las partes grasas se queman sobre el altar de los holocaustos. La carne es consumida por el sacerdote y los otros sacerdotes que éste invite.
En los sacrificios de holocausto, en los que se quemaba toda la víctima, la piel queda para el sacerdote oferente (v.8). En el sacrificio por el pecado, la piel es quemada fuera del campamento1, y también en el sacrificio por la consagración de los sacerdotes 2 y en el rito de la vaca roja3. En los sacrificios pacíficos parece que la piel quedaba para los oferentes de la víctima4.
De las oblaciones, lo que no se queme sobre el altar quedará para los sacerdotes: la que ha sido cocida al horno, en sartén o cazuela, para el sacerdote que la ofreció, mientras que la oblación amasada con aceite o seca será para todos los sacerdotes (v.10). La razón de esta distinción debe de estar en que las oblaciones primeras eran más reducidas.

Ley del Sacrificio Pacífico (11-21).
11He aquí la ley del sacrificio pacífico que se ofrece a Yahvé: 12Si se ofrece en acción de gracias, con la víctima eucarística ofrecerán panes ácimos amasados con aceite, tortas ácimas untadas de aceite, frisuelos de flor de harina amasada en aceite. 13También podrán ofrecerse con la víctima del sacrificio pacífico, ofrecido en acción de gracias, panes fermentados. 14De cada una de estas ofrendas se presentará por elevación una pieza, reservada a Yahvé, que será del sacerdote que haya hecho la aspersión de la sangre de la víctima pacífica. 15La carne de la víctima del sacrificio pacífico eucarístico se comerá el día mismo que se ofrece, sin dejar nada para el día siguiente. 16Si la víctima se ofrece en cumplimiento de un voto, o como ofrenda voluntaria, se comerá el día en que se ofrece, 17y lo que reste se comerá el día siguiente; pero si algo queda para el tercer día, se quemará. 18Si alguno comiera carne del sacrificio pacífico el día tercero, el sacrificio no será aceptado, no se le computará al que le ofreció, sino que será abominación, y el que así comió contraerá reato. 19La carne que haya tocado una cosa impura no se la comerá, se quemará. 20La carne podrá comerla quienquiera que esté puro; pero el que, estando impuro, comiera la carne de la víctima pacífica ofrecida a Yahvé, será borrado de su pueblo, 21y todo aquel que tocare inmundicia de hombre, de animal o de cualquiera otra abominación inmunda, y comiera de esta carne, será borrado de su pueblo.

En los sacrificios pacíficos eucarísticos, o de alabanza5, había de ofrecerse una oblación de panes ácimos (v.12)6. Los panes con levadura no podían ofrecerse sobre el altar7, sino que podían añadirse en el banquete que seguía (v.15). De estas oblaciones, una parte será ofrecida a Yahvé, y será para el sacerdote que ha derramado la sangre de la víctima (v.14). La carne sobrante del sacrificio en los eucarísticos o de alabanza, que eran los más excelentes, debía consumirse el mismo día por los oferentes y el sacerdote (v.15); en cambio, en los sacrificios en cumplimiento de un voto podía consumirse parte el día siguiente (v.17). Si se dejaba algo para el tercer día, el sacrificio era nulo, y, además, el que comiere en el tercer día se contaminaba, porque la carne se convertía en impura (v.18). Además, se debe preservar a la carne del sacrificio de todo contacto impuro, pues en ese caso perdía el carácter sagrado8. Y todo el que participare en el banquete del sacrificio pacífico debía estar legalmente puro; de lo contrario, debe ser borrado de su pueblo (v.20). Debía, pues, antes de participar en el banquete, cumplir los ritos purificatorios si se sentía impuro legalmente9. Se discute el sentido de ser borrado de su pueblo. Algunos autores creen que se trata de la pena de muerte, mientras que otros opinan que se trata de una simple excomunión o privación de derechos ciudadanos y religiosos, que era tanto como morir para la vida social en Israel10. El legislador señala algunas de las impurezas. La frase abominación inmunda (v.21) alude a los cadáveres de peces, pájaros e insectos11.

Prohibición de la Grasa y de la Sangre (22-27).
22Yahvé habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: 23No comeréis sebo de buey, de oveja ni de cabra. 24Del sebo de un animal muerto o destrozado por una alimaña podréis serviros para cualquier uso, pero de ninguna manera lo comeréis. 25Y quienquiera que comiere sebo de animales de los que se ofrecen a Yahvé en holocausto, será borrado de su pueblo. 26No comeréis sangre, ni de ave ni de bestia, en ninguno de los lugares en que habitéis. 27El que comiere sangre de cualquier especie, será borrado de su pueblo.

Se prohíbe comer las partes adiposas, que debían quemarse en los sacrificios12; por ello se citan sólo los animales que servían para los sacrificios: del ganado bovino, ovino y caprino. A los pichones y tórtolas no se las menciona porque no tenían partes grasas apreciables como para quemarlas en el altar13. No sólo se prohíbe comer las grasas de las víctimas de los sacrificios, sino de los mismos animales muertos accidentalmente (v.24). Y se prohíbe tajantemente comer la sangre de los animales (v.25)14.
La razón de esta prohibición es porque la sangre es el vehículo de la vida, y ésta pertenece exclusivamente a Dios.

La Parte del Sacerdote en los Sacrificios Pacíficos (28-38).
28Yahvé habló a Moisés, diciendo: 29Habla a los hijos de Israel y diles: El que ofreciere a Yahvé una víctima pacífica, 30traerá él mismo a Yahvé el don de su hostia pacífica, tomará con sus manos el sebo de la víctima y el pecho, balanceando éste ante Yahvé; 31el sacerdote quemará el sebo ante el altar, y el pecho será para Aarón y sus hijos. 32Daréis también al sacerdote el pernil derecho, como ofrenda reservada de vuestras hostias pacíficas. 33El pernil derecho será de aquel, entre los hijos de Aarón, que ofrezca la sangre del sacrificio pacífico y la grasa como porción, 34pues yo me he reservado de las víctimas pacíficas de los hijos de Israel el pecho del balanceo y el pernil de la elevación para dárselos a Aarón y a sus hijos, como ley perpetua para los hijos de Israel. 35Esa es la parte de Aarón y de sus hijos en las combustiones a Yahvé desde el día en que fueron promovidos a ejercer ante mí el sacerdocio; 36por eso ha mandado Yahvé a los hijos de Israel dársela desde el día de su unción, y será ley perpetua de generación en generación. 37Tal es la ley del holocausto y de la ofrenda del sacrificio por el pecado y por el delito, del sacrificio de consagración y del sacrificio pacífico, 38que dio Yahvé a Moisés en el monte Sinaí el día en que mandó a los hijos de Israel que ofrecieran sus oblaciones a Yahvé en el desierto del Sinaí.

Esta ley es la continuación de la ley sobre los sacrificios, interrumpida en el v.21 por la prohibición de la sangre y de las grasas. Aquí se destaca enfáticamente la parte que corresponde a los sacerdotes. En Deu_18:3 y en Exo_29:26 se detalla también lo que corresponde a los hijos de Aarón. En el v.14 se determina lo que corresponde a los sacerdotes en las oblaciones que acompañan a los sacrificios pacíficos; ahora se determina la parte de las mismas víctimas sacrificadas. Las partes grasas deben ser quemadas en el altar, y el pecho debe ser balanceado delante de Yahvé, después de lo cual era entregado a los sacerdotes (v.30). Este balanceo era propio de los sacrificios pacíficos y de consagración. El rito era el siguiente: se colocaba el pecho de la víctima en las manos del oferente, y el sacerdote ponía sus manos debajo de las de éste, y así le hacía avanzar adelante hacia el altar y después le hacía retroceder; es el rito de la tenufah. El simbolismo del rito aludía a la entrega de la parte de la víctima a Dios, quien a su vez la devolvía a los sacerdotes. El pernil derecho se reservaba también a los hijos de Aarón después de haber realizado con él el rito de la terumah o elevación (v.34), es decir, se hacía elevar hacia arriba y después descender a esa porción de la víctima en manos del oferente, y el significado parece ser el mismo de entrega al Dios que habita en los cielos, quien a su vez lo devolvía en usufructo a los sacerdotes. Después el hagiógrafo nota que esta ley en favor del sacerdocio data ya de los tiempos del Sinaí (v.38), en contraposición a otras prescripciones posteriores.

Consideraciones Generales Sobre los Sacrificios.
Noción de Sacrificio.
Los etnólogos e historiadores de las religiones convienen en que el sacrificio es tan universal como la misma religión. Los pueblos primitivos, que ocupan el primer escalón de la humana cultura, ofrecen a Dios sacrificios en proporción a su pobreza, de la caza, de la pesca, de los frutos. Los pueblos pastores hacen a Dios la ofrenda de las primicias de sus rebaños; las naciones más civilizadas ofrecen a sus divinidades parte de los ricos bienes que creen recibir de éstas. El hombre, al nacer, se siente como invitado a mesa puesta, rodeado de toda clase de bienes. Pero sobre esos bienes no se siente dueño absoluto; otro hay que lo es y con quien tiene que contar necesariamente; son los dioses o seres superiores, a los que hay que reconocer su superioridad y dominio sobre los mismos bienes de que se sirve el hombre. Y ese reconocimiento hay que hacerlo de la manera más connatural al hombre, por medio de actos sensibles, entregando una parte de los bienes que recibe para poder disponer libremente del resto.
¿Cómo hacérselo llegar a Dios? Si Dios tuviera su morada en medio de los poblados que el hombre habita, ya sería fácil; pero la morada de Dios está en los cielos, aunque haga sentir su acción en la tierra. Así, cada uno se ingenia a su modo para hacerle participar de sus bienes. Los bosquimanos se contentarán con abandonar en el bosque una porción de caza, de la pesca o de la colecta de frutos. Les parece que este abandono de algo que les puede ser útil, en obsequio de la divinidad, basta para que ésta se dé por contenta. Los más progresivos degollarán una víctima y la abandonarán en el campo para que sea pasto de los animales; otros la consumirán por el fuego, y verán con agrado que la víctima, convertida en humo y como espiritualizada, sube hacia el cielo, a la morada de Dios. Podemos decir que lo esencial está en la renuncia de los bienes recibidos de Dios en obsequio de Aquel de quien los ha recibido. Con esto se cree reconocer su dominio soberano y ponerse en regla con los derechos del Creador. Pero hay más aún: el hombre se siente débil en medio de la naturaleza, que ni alcanza a dominar. El primitivo que sale a cazar al bosque o de pesca al río, va con la incertidumbre de si la caza o la pesca le saldrán al paso. ¿Cómo hacer? Pues levantar los ojos a Dios y pedirle una buena caza o una pesca abundante. Y lo hará mediante la oración, apoyada por la promesa de un sacrificio.
No pocas veces el hombre se sentirá reo delante de Dios, pues no hay quien no sienta en lo íntimo de su conciencia la voz de Dios que le reprende, siempre que obra el mal, o alaba cuando obra el bien15. Lo primero le hará temer la cólera de Dios, y a fin de aplacarla y volver a Dios propicio, recurrirá también al sacrificio.
La suma de cuanto acabamos de decir se puede resumir en las siguientes palabras: En todas las edades y naciones hubo algún ofrecimiento de sacrificios. Ahora bien, lo que reviste esta universalidad parece ser natural. Luego la oblación de los sacrificios es de derecho natural. Dicta al hombre la razón natural que, a causa de los defectos que en sí siente, se someta a algún superior, de quien pueda ser ayudado y dirigido, y quienquiera que sea este superior, es el que todos llaman Dios. Y como en el orden material las cosas inferiores se hallan sometidas a las superiores, así dicta la razón natural que el hombre, según su natural inclinación, se someta y a su modo honre al que está sobre él. Y el modo natural al hombre es mostrar por signos sensibles sus sentimientos, pues de las cosas sensibles recibe también sus conocimientos. Y así, de la razón natural procede que el hombre se valga de cosas sensibles y las ofrezca a Dios en señal de la sujeción y honor que le debe, a la manera de aquellos que ofrecen a sus señores algunos obsequios en reconocimiento de su dominio. Esto es lo que constituye el sacrificio, el cual por esto se debe tener por cosa de derecho natural16.
Si ahora pasamos a precisar las formas de este sacrificio y el concepto que el oferente se forma de él, no cabe duda que esto dependerá de la idea que se forme de Dios. Los primitivos dejarán sus ofrendas en el bosque, sin pensar que Dios las haya de consumir, porque, a pesar de su incultura, tienen un doble concepto de Dios. Para ellos, el sacrificio estará en lo que ellos, pobres, hacen, renunciando a lo que les sería necesario. Otros pueblos más cultos en lo material, pero que poseen de Dios un concepto más bajo, pensarán satisfacer con sus sacrificios las necesidades de Dios, y, como son ricos, le presentarán suntuosos banquetes. Tal era el concepto que del sacrificio tenían tanto los caldeos como los egipcios, y hasta los griegos. El dios o los dioses que en aquellos suntuosos templos moraban, estaban sometidos, igual que los reyes, al hambre y a la sed, y era preciso proveer a sus necesidades para tenerlos propicios. Y si no sentían la necesidad de los manjares, sentían el placer de comerlos igual que los hombres.
Sigúese de lo dicho que en los sacrificios habrá que distinguir la substancia de los mismos, que hemos de mirar como de derecho natural, y las modalidades de su ofrecimiento, que serán de derecho positivo, bien sean impuestos por el uso, bien por una ley positiva.

Los Sacrificios en la Primitiva Historia Sagrada. Y entrando ahora en el campo escriturario, notamos que no nos habla de sacrificios hasta que Moisés ordena el ritual y lo impone a los sacerdotes arónidas, los otros códigos hacen mención bastante frecuente de aquéllos. En efecto, si no Adán, pero sus primeros hijos, que fueron pastor el uno y el otro labrador, ofrecieron sacrificios a Dios, pues al cabo de tiempo hizo Caín ofrenda a Yahvé de los frutos de la tierra, y se la hizo Abel de los primogénitos de los ganados.17 Con esto tenemos puesto en práctica el sacrificio de las primicias en reconocimiento del beneficio divino.
Noé, al salir del arca, en que se había salvado del diluvio, alzó un altar a Yahvé, y, tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció sobre el altar un holocausto. Y aspiró Yahvé suave olor y dijo en su corazón: No volveré ya más a maldecir la tierra por el hombre.18 He aquí el holocausto de todo género de animales puros, que, sin duda, en previsión, había Noé guardado en el arca en número de siete19, holocausto grato a Yahvé, que por él resuelve no volver a maldecir la tierra ni mandar otro diluvio.
Abraham, apenas llegado a Canaán, levanta altares para invocar el nombre de Yahvé por medio de sacrificios, en todos los sitios en que asienta su campo o recibe alguna visita de Dios20. Lo mismo hizo su hijo Isaac21. De Jacob no se cuenta que ofreciera sacrificios a Yahvé en Siria, la tierra de su destierro; pero en cuanto volvió a Canaán, compró en Siquem un pedazo de tierra para asentar su campo y alzó allí un altar, que llamó El es Dios de Israel.22 No mucho después, de orden de Dios mismo, sube hasta Betel y alza allí un altar y llama a este lugar El Betel, porque allí se le apareció Dios cuando huía de su hermano.23 El mismo patriarca, de viaje para Egipto con su familia, al llegar a Bersabé ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac, que se le apareció en visión nocturna, prometiéndole bajar con él a Egipto24.
En la lucha sostenida con el faraón para salir de Egipto, se alega como razón el mandato divino de ir al desierto, la patria de los nómadas, para celebrar allí una fiesta a su Dios, acompañada de grandes sacrificios; por lo cual tienen que llevar consigo todos sus rebaños25. Internado el pueblo en el desierto, salió a su encuentro Jetro, el suegro de Moisés, el cual ofrendó a Dios holocaustos y sacrificios pacíficos. Aarón y todos los ancianos de Israel comieron con él ante Dios.26. Fue aquello una verdadera fiesta, con que Jetro pagó la hospitalidad de que había sido objeto.
Después de promulgada la Ley, Moisés quiso ligar al pueblo con Dios mediante una alianza. Levantóse de mañana y alzó al pie de la montaña un altar y doce piedras, por las doce tribus de Israel, y mandó algunos jóvenes hijos de Israel y ofrecieron a Yahvé holocaustos; inmolaron toros, víctimas pacíficas a Yahvé. Tomó Moisés la mitad de la sangre, poniéndola en varias vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Tomando después el libro de la alianza, se lo leyó al pueblo, que respondió: Todo cuanto dice Yahvé lo cumpliremos y obedeceremos. Tomó él la sangre y asperjó al pueblo, diciendo: Esta es la sangre de la alianza que hace con vosotros Yahvé sobre todos estos preceptos.27 Aquí tenemos el sacrificio más solemne celebrado por Israel, en virtud del cual quedó ligado con Yahvé y comprometido a la observancia de la Ley.
En todos estos sacrificios, ni hay sacerdocio profesional ni ceremonias impuestas por ningún ritual. La inspiración individual sancionada por el uso, que en religión tiene tanta fuerza, había introducido los ritos que acompañaban estos sacrificios. El oficio sacerdotal lo desempeña el jefe de familia, y en el último lo será Moisés, como jefe del pueblo y mediador de la alianza.
Esta misma forma de ofrecer los sacrificios se prosigue todavía en el pueblo durante mucho tiempo.
Ni es sólo el santuario nacional donde se ofrecen, sino otros sitios, más o menos célebres en la historia religiosa del pueblo28. Ni los sacrificadores son los sacerdotes, hijos de Aarón. Igualmente el ceremonial parece ser más sencillo que el prescrito por el texto. Como víctima se menciona el toro, el carnero o el cabrito, acompañando la ofrenda de harina y libación de vino29. Cuanto a la forma de los sacrificios, varias veces se mencionan los holocaustos y los sacrificios pacíficos, que llevaban consigo el banquete de comunión, seguida de regocijos populares30. Una cosa se exigía de quienes tomaban parte en estos sacrificios, la pureza, no precisamente la pureza de conciencia, sino tal como la concebían los antiguos, que consistía en ponerse de fiesta y abstenerse de la unión conyugal31.
Otro rito era que no debía quedar porción alguna de las carnes sacrificadas para el día siguiente32. La ley era muy prudente. Las carnes eran por el sacrificio sagradas, y no era razonable que quedaran los relieves del banquete abandonados a los perros.
Las ocasiones de los sacrificios pudieran ser algún suceso familiar33, la cesación de un azote público34, una victoria sobre los enemigos35. Hasta pudiera servir el sacrificio, con el banquete que seguía, como medio para encubrir una conspiración36. En todo caso, lo que Dios estimaba más que los sacrificios eran la piedad y la justicia, sin las cuales los más solemnes sacrificios le resultaban abominables37.

El Sacrificio. En el texto, después de la creación del suntuoso tabernáculo, del que Dios tomó posesión para habitar en medio de su pueblo, comienza el Levítico exponiéndonos el culto con que Dios quiere ser honrado38 y la consagración de los ministros de ese culto39. Hay en la lengua hebrea un vocablo que designa toda oblación hecha a Dios, qorban, que significa don, y se aplica así a las ofrendas cruentas como a las incruentas. Es de ley en Oriente que el inferior no se acerque al superior sin llevar por delante un regalo, que es un reconocimiento de la superioridad de aquel a quien se va a visitar. La misma ley de la alianza contiene este precepto: No te presentarás ante mí con las manos vacías.40
Este qorban puede consistir en un animal, que se inmola en reverencia del Señor y se llama zebaj, sacrificio, o en frutos del campo, minjah, ofrenda, que se quema, a lo menos en parte, sobre el altar. El texto no admite sino tres especies de animales domésticos sacrificables; el buey, la oveja y la cabra, y tres especies de aves: la paloma, la tórtola, como víctimas suplementarias para los pobres, y el gorrión para el sacrificio del leproso. Es claro que no podrán ofrecerse a Dios animales que no sean reputados puros. En otros pueblos semitas la lista era más extensa, incluyendo peces y animales salvajes y otros de entre los domésticos, como el camello y el puerco. También la lista de los frutos que podían ofrecerse a Dios solía ser más larga. En Israel sólo comprendía el grano, la harina molida y diversamente amasada, el vino, el aceite y el incienso. La razón de estas restricciones habría que buscarla en la preferencia por los productos caseros, más fáciles de haber a la mano, y de éstos los menos propensos a la corrupción. También pudiera haber existido otra razón: la de evitar supersticiones gentílicas.
De los sacrificios menciona el Levítico cuatro especies: el holocausto, el sacrificio expiatorio del pecado y del delito y el sacrificio pacífico. De ellos, sólo el primero y el último hemos hallado mencionados en la sección anterior de la Ley. La introducción de la doble forma del sacrificio expiatorio tal vez signifique un progreso de la liturgia mosaica, análogo al que hallamos en la liturgia católica con la adición de la misa de difuntos, misa de acción de gracias, etcétera, que desde antiguo se han venido añadiendo al tipo único de la liturgia primitiva.
Pero en todas estas especies de sacrificios es general la inmolación, por la que se ofrece a Dios la vida del animal. Entre los persas, en esto consistía todo el sacrificio, dejando la víctima para que la consumieran los animales carnívoros. En cambio, los árabes no matan una res para comer sin la invocación de Alah, haciendo de este acto un sacrificio. Complemento de la inmolación es la oblación de la sangre, en la que, según expresión frecuente de la Biblia, está la vida.41 Después de inmolada la víctima y ofrecida la sangre, el cuerpo, a lo menos las partes que creían más esenciales a la vida, era consumido por el fuego. La combustión podía tener un doble significado, o la completa destrucción de la víctima en honor de la divinidad y su transmisión a ésta mediante el fuego, o la transformación de aquélla en alimento apropiado a Dios, en la sentencia de aquellos que pensaban ofrecer a los dioses algún alimento42.
El Sacrificio En El Reino Mesiánico. Los profetas, al describirnos las glorias del futuro reino mesiánico, lo hacen con los elementos que la historia les ofrece. El reinado glorioso de David les suministra elementos para pintarnos el reino más glorioso del Mesías; las magnificencias del templo, de su culto, y las romerías del pueblo en las solemnidades anuales, para representarnos la concurrencia de las naciones al único santuario de Dios. Pues oigamos a Jeremías: Entonces la virgen danzará alegre en el coro; jóvenes y viejos se alegrarán juntos; trocaré en júbilo su tristeza, los consolaré y convertiré su pena en alegría. Saciaré a los sacerdotes de la grosura de las víctimas y hartaré a mi pueblo de mis bienes, palabra de Yahvé.43 Y poco más adelante: En esos días y en ese tiempo, yo suscitaré a David un renuevo de justicia, que hará derecho y justicia sobre la tierra. En esos días será salvado Judá, y Jerusalén habitará en paz y se la llamará: Yahvé es nuestra justicia. Porque así dice Yahvé: No faltará a David un varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel, y a los sacerdotes levitas no les faltará tampoco varón que ofrezca holocaustos y sacrifique todos los días. Y todavía insiste: Si rompéis mi pacto con el día y mi pacto con la noche, para que no sea día y noche a su tiempo, entonces se romperá mi pacto con David, mi siervo, para que no haya hijo suyo que se siente sobre su trono, y mi pacto con los levitas sacerdotes, mis ministros. Como no pueden contarse las milicias celestes ni las arenas del mar, así multiplicaré yo la descendencia de David, mi siervo, y a los levitas, mis ministros.44
Ageo nos pinta la gloria del segundo templo, que comenzaba a surgir tan modestamente: Porque así dice Yahvé Sebaot: De aquí a poco haré aun temblar los cielos y la tierra, los mares y lo seco, y vendrán las preciosidades de todas las gentes y henchiré de gloria esta casa, dice Yahvé Sebaot. Mía es la plata y mío es el oro, dice Yahvé Sebaot. La gloria de esta postrera casa será más grande que la de la primera, y en este lugar daré la paz, dice Yahvé Sebaot.45
La grandeza de esta gloria nos la describe Isaías en el capítulo 6o de sus vaticinios.
Así hablan inspirados los profetas, que pintan la gloria del futuro reino mesiánico con los colores que la realidad les ofrece.
Pero a veces esos colores son demasiado oscuros, y entonces el cuadro se presenta muy otro. Malaquías reprende la poca devoción de los sacerdotes levitas. Aquella reprensión se prosigue con estas significativas palabras: ¡Oh si alguno de vosotros cerrara las puertas y no encendierais en vano el fuego de mi altar! No tengo en vosotros complacencia alguna, dice Yahvé Sebaot; no me son gratas las ofrendas de vuestras manos. El Señor no se complace en el culto, que con tan poca devoción le ofrecen los sacerdotes, y preferiría ver cerradas las puertas del templo. Porque desde el orto del sol hasta el ocaso, grande es mi nombre entre las gentes, y en todo lugar se ofrecerá a mi nombre un sacrificio humeante, y una oblación pura, pues grande es mi nombre entre las gentes, dice Yahvé Sebaot.46
Aquí tenemos desechado el culto impuro del único templo jerosolimitano para ser sustituido por otro sacrificio puro y universal. El profeta contempla con su mente el reino mesiánico, extendido de uno al otro cabo del mundo, y que en todas partes se ofrece a Dios un sacrificio digno de la grandeza de su nombre. Como la conculcación de la antigua alianza lleva a Jeremías a predecir otra alianza nueva, distinta de la sinaítica, así la impureza de los sacrificios ofrecidos en el templo lleva a Malaquías a anunciar un nuevo culto para los días futuros del Mesías47. Precisar cuál será la forma de ese culto y sacrificio no nos sería posible, basados en solas las palabras del profeta. Al tiempo, con la revelación que traerá, le toca declarárnoslo cuando llegue el momento señalado por Dios.
Por otro camino podemos allegarnos un poco al verdadero sacrificio del Nuevo Testamento. Ya hemos visto que los profetas miraban el sacrificio como expresión de la devoción del oferente. Un salmista expresa esta misma idea en una forma tal, que parece una total repulsa de los sacrificios:

No deseas tú el sacrificio y la ofrenda,
pero me has dado oído abierto;
no buscas el holocausto y el sacrificio por el pecado.
Entonces me dije: Heme aquí.
En el rollo de la Ley está escrito de mí:
En hacer tu voluntad, Dios mío, tengo mi complacencia,
dentro de mi corazón está tu Ley
(Sal_40:7-9).

Es decir, que el cumplimiento de la voluntad de Dios es el único sacrificio en que Dios se complace. ¿Y quién será capaz de ofrecérselo tal que pueda sustituir a los sacrificios antiguos?
El profeta Isaías nos presenta, en la segunda parte de sus oráculos, la imagen de un Siervo de Yahvé, por El mismo elegido, en quien tiene sus complacencias48 y a quien puso por alianza de su pueblo y luz de las naciones49. De este Siervo escribe el profeta:

Todos nosotros andábamos errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su camino,
y Yahvé cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros.
Maltratado y afligido, no abrió la boca como cordero llevado al matadero,
como oveja muda ante los trasquiladores.
Fue arrebatado por un juicio inicuo,
sin que nadie defendiera su causa,
cuando era arrancado de la tierra de los vivientes
y muerto por las iniquidades de su pueblo.
Dispuesta estaba entre los impíos la sepultura,
y fue en la muerte igualado a los malhechores;
a pesar de no haber en él maldad ni haber mentira en su boca.
Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado,
tendrá prosperidad y vivirá largos días,
y en sus manos prosperará la obra de Yahvé.
El Justo, mi siervo, justificará a muchos,
y cargará con las iniquidades de ellos.
50

El profeta no nos declara las causas históricas de la muerte de ese Justo; pero sí nos dice que muere sin culpa propia, por los pecados ajenos, que Dios puso sobre sus espaldas, y que su muerte es la expiación de los pecados de su pueblo. Todo esto no puede convenir sino a Aquel que, no teniendo pecado51, caminaba a Jerusalén dispuesto a dar su vida por la redención de muchos52.
Sentido Figurativo De Los Sacrificios. Todo esto que llevamos dicho sobre el sentido religioso de los sacrificios pertenece a causas literales, que miran a evitar la idolatría, a recordar los beneficios divinos, a indicar la excelencia divina, a expresar las disposiciones del oferente, a predecir la obra del Mesías. A estas causas se añaden las místicas o figurativas del misterio de Cristo, que se pueden dividir por razón de los tipos, según el carácter particular de los sacrificios, en latréuticos, como el holocausto; expiatorios, como el sacrificio por el pecado o por el delito, y en eucarísticos, como los pacíficos, pues a todos estos géneros de sacrificios satisface plenísimamente el único sacrificio de Cristo.
Por razón del antitipo, o sea del sentido, se dividen en alegóricos, morales y anagógicos. Los alegóricos expresan los misterios de nuestra fe; los morales, las normas de la caridad, y los anagógicos, el objeto de nuestra esperanza.
Estos sentidos figurativos se fundan en la ordenación del Espíritu Santo, que rige la historia sagrada y la ordenación de la religión mosaica y, además, la redacción de los santos escritores. Estos sentidos sólo el Espíritu Santo los conoce y aquellos a quienes El los da a conocer. Por esto, en la interpretación de ellos hay mucha libertad, porque hay menos certidumbre. 53
Después de la autoridad de los apóstoles, de la Iglesia y de los Santos Padres, que en diversas formas exponen con frecuencia las ceremonias de la religión mosaica en su sentido figurativo, una regla objetiva nos han dejado señalada los Padres griegos, que es la semejanza entre las ceremonias mosaicas y los misterios del reino de los cielos. Empleada esta exégesis con la debida discreción, puede resultar un buen elemento oratorio y pedagógico. Los antiguos expositores, si es verdad que han abusado mucho de la exégesis mística, no lo es menos que nos han dejado páginas sublimes de doctrina, elocuencia y piedad, exponiendo los divinos misterios mediante la declaración de los sentidos místicos.

Los Sacrificios Hebreos y los Sacrificios Babilónicos, Cananeos y Fenicios. Hemos visto descritos los diferentes sacrificios del ritual levítico, cuyo origen se remonta, según el texto bíblico, a los tiempos del Sinaí. Ahora bien, esta división neta entre sacrificios holocaustos, pacíficos y de expiación por el pecado y por el delito, ¿tienen paralelo en los pueblos circunvecinos de forma que se pueda pensar que los hebreos los tomaron de taos? Se han señalado analogías con los cultos babilónicos, fenicios y cananeos. Los críticos independientes suelen conceder la antigüedad premo-saica de los sacrificios holocaustos y pacíficos, mientras que para los sacrificios expiatorios les conceden un origen tardío, de la época del exilio. Estos destacan que en cultual babilónico tiene gran importancia la idea de expiación, pues abundan los salmos penitenciales, los formularios de confesión de pecados y las fórmulas de conjuración. Como en la legislación mosaica hay puntos de concomitancia con las legislaciones orientales, como el código de Hammurabi, así también puede haber analogías entre la legislación levítica en materia de sacrificios y la idea de expiación que existía en todos los pueblos orientales54. Así, se ha comparado el ritual del gran día de la expiación anual en Lev 16 y el del año nuevo babilónico55. Sin embargo, las diferencias son también sustanciales, sobre todo comparando el espíritu de la legislación mosaica y el de la babilónica, ya que, mientras en aquélla prevalece la idea de la purificación moral y del arrepentimiento y cambio de vida, simbolizada en la expiación ritual, en ésta se destaca más lo puramente mágico y fetichista. Todos los pueblos se han sentido pecadores, y han ensayado ritos para expiar sus pecados y borrar la conciencia de pecado ante la divinidad, y, por tanto, no tiene que maravillarnos que en religiones tan diferentes como la mosaica y la babilónica encontremos ritos paralelos y análogos, que surgen espontáneamente de la misma naturaleza humana.
Más interesantes son las analogías entre los sacrificios hebraicos y los fenicios y cananeos. En las famosas tarifas de Cartago y Marsella eco del culto fenicio arcaico se nos habla de la parte de los oferentes y sacerdotes en las víctimas de los templos púnicos de Cartago. Las tarifas son del siglo III a.C., pero reflejan un ritual de los fenicios, antiguos fundadores de la ciudad cartaginesa. Por eso son interesantes desde el punto de vista bíblico. En este ritual de Cartago se distinguen tres clases de sacrificios, como en el Levítico: a) kalíl, en el que se consumía la víctima al fuego, excepto una parte, que era reservada a los sacerdotes; lo que parece corresponder al sacrificio por el pecado del Levítico, en el cual sólo los sacerdotes podían comer parte de la víctima; b) sewa'at: el pecho y el pernil derecho para los sacerdotes, como en los sacrificios pacíficos hebraicos; c) selem kalíl: se quemaba toda la víctima en el altar en honor de la divinidad, en lo que se asemeja al holocausto levítico. Además de estos sacrificios cruentos, se ofrecen primicias y oblaciones56. Además, los arqueólogos han reparado en la semejanza de los santuarios fenicio-cananeos de Beisán con la distribución del tabernáculo israelita en las partes dedicadas a los sacrificios: una celia para la divinidad, recinto sagrado inaccesible al pueblo y aun a los sacerdotes; el culto se hace al aire libre, y el pueblo sólo tiene acceso al atrio; el altar está en el centro a la entrada del santuario57; allí son inmoladas las víctimas y con su sangre se unge el trono divino y se hacen las libaciones y la aspersión ceremonial al pueblo58. Todo esto prueba, de un lado, la antigüedad de los cultos israelitas, ya que tienen paralelo en los cultos cananeos y fenicios. No pocos autores suponen que los hebreos, al instalarse en Canaán, adoptaron su lengua y aun los ritos cultuales fundamentales. En este caso, la legislación levítica relativa a los sacrificios sería netamente postmosaica. Quizá haya que buscar la razón de las analogías en la época patriarcal. Los patriarcas tenían sus costumbres, que quedaron en el pueblo hebreo, y Moisés las adoptó a la nueva situación de la naciente teocracia del Sinaí. De hecho, los holocaustos y los pacíficos son premosaicos y reflejan una religión primitiva patriarcal. Respecto de los sacrificios expiatorios hemos de decir que se han descubierto exvotos expiatorios de los míneos y sábeos, y en las inscripciones de esta zona sudará-biga se habla de sacrificios expiatorios paralelos a los mosaicos59. Ahora bien, estas poblaciones son del área geográfica en la que nació la legislación sinaítica, y bien pueden establecerse interferencias y relaciones con las tribus organizadas por Moisés antes de que entraran en Canaán60.

1 Cf. Lev_4:11; Lev_16:27. 2 Cf. Lev_8:17; Lev_9:11. 3 Cf. Num_19:5. 4 También en otros pueblos se reservaba para el sacerdote la piel de la víctima. Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques p.298; Dhorme, Choix des textes reli-gieux assyro-babyloniens p.390-393. 5 En heb. todah significa propiamente alabanza (de la raíz yadah, alabar). Los LXX traducen èõóßá áßíÝóåùò. 6 Cf. Lev_2:4-7; Lev_7:10; Exo_29:2; Exo_29:23. 7 Cf. Lev_2:12. 8 Cf. Lev_19:7; Eze_4:14; Isa_65:4. 9 Cf. 1Sa_16:5; Sof_1:7. 10 Cf. A. Clamer, o.c., p.69; art. Excommunication: DB II 2133- 11 Cf. Lev_11:10-12; Eze_8:10; Isa_66:17. 12 Cf. Lev_3:3; Lev_3:4-9. 13 Cf. Lev_5:9-10. 14 Cf. Lev_3:17; Lev_7:26-27; Lev_7:17.10-14; Lev_19:26; Deu_12:16; Deu_12:23-24; Deu_12:15; 23. 15 Rom_2:15. 16 Sum. Theol 2-2 q.8s 21. 17 Gen_4:3. 18 Gen_8:20s. 1 Gen_7:2. 20 Gen_12:7-8; Gen_13:4. 21 Gen_26:25. 22 Gen_33:19s. 23 Gen_35:1-7. 23 Gen_46:1-4. 25 Exo_26:35; Exo_9:13; Exo_10:3; Exo_10:8, Exo_10:11; Exo_10:24-26 26 Exo_18:12. 27 Exo_24:4-8. 28 1Sa_6:15; 1Sa_7:17; 1Sa_9:12s; 1Sa_11:153. 29 1Sa_1:24. 30 Jue_21:19; 1Sa_11:15. 31 Gen_32:2; Exo_19:10s. 32 Exo_22:18. 33 1Sa_20:29. 34 2Sa_24:25. 35 1Sa_11:15. 36 1Sa_16:1s; 2Sa_15:75; 1Re_1:95. 37 Ose_6:6; Amo_5:21s. 38 C.1-7. 39 C.8-10. 40 Exo_23:15. 41 Gen_9:4; Lev_17:14. 42 Cf. RB (1914) 17s. 43 Jer 31:13s. 44 Jer_33:15-22. 45 Age_2:7-10. 46 Mal_1:10-11. 47 Mal_3:318. 48 Isa_42:1. 49 Isa_42:6. 50 Isa_53:6-11. 51Jn_8:46. 52 Mt 20:28. 53 I q.1 a.10. 54 Cf. Médébielle, Expiation: DBS III 3. 55 Cf. Plessis, Babylon et la Bible: DBS I 838-845. 56 Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques p.395-404; Dussaud, Les origines cananéenes du sacrifice israélite p.154. 57 Cf. Leva; 3:2.8; 4,4- 58 Cf. L. H. Vincent, Lesfouilles américaines de Beisán: RB (1928) 123-134. 59 Cf. G. Ryckmans, Deux inscriptions expiatoires sabéennes: RB (1932) 303-97. 60 Cf. A. Clamer, o.c., p.72-75

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La ofrenda de paz. Los vv. 12-18 distinguen tres diferentes ocasiones cuando una persona podía llevar una ofrenda de paz: en acción de gracias (v. 12); por motivo de un voto o como una ofrenda voluntaria (v. 16). Hay regulaciones separadas para la primera (vv. 12-15), pero las últimas dos se tratan al mismo tiempo (vv. 16-18).

La expresión será excluida, cuyo uso es más frecuente adelante en el libro, es bastante debatible. Probablemente no significa que la persona excluida haya sido ejecutada por la comunidad (se usaba otra fórmula para la condena de muerte). Algunos piensan que se refiere a alguna forma de excomulgar; es decir, excluir de la comunidad adoradora. Pero esa puede verse como una pena muy indulgente para con algunos de los delitos mencionados (cf. cap. 20). La interpretación más probable es que haya sido una forma de imprecación divina. La persona que ofendía en ciertas maneras, muchas de las cuales por su misma naturaleza nunca vendrían a ser del conocimiento público de los tribunales, se exponía directamente a la acción punitiva de Dios. Eso podría significar la misma muerte, pero también podía incluir otras formas de juicio. Por ejemplo, en el cap. 20 se establece que si aun la comunidad humana fracasaba en llevar a ciertos delincuentes ante la justicia, Dios mismo los excluiría, implicando su intervención directa.

Los vv. 28-36 especifican las partes de la ofrenda de paz que pertenecían al sacerdote: el pecho (v. 30) y el muslo derecho (v. 33; no se establece si era la pata delantera o la trasera, pero es más probable que se refiera a la pata delantera o al hombro). El pecho se describe como una ofrenda mecida, lo cual puede significar que la carne era mecida en movimientos laterales ante el altar, quizá esto haya sido simbólico de presentárselo a Dios y recibirlo de regreso. El muslo es descrito como una provisión perpetua (v. 34). Esta es una palabra incierta que los comentaristas judíos antiguos interpretaban como significando alzar; probablemente un mo vimiento vertical. Sin embargo, las acciones precisas envueltas y su significado ya no son muy claros. Lo que importa es que esos pedazos de carne constituían la porción que corresponde a los sacerdotes (v. 35); es decir, la parte que les pertenecía por derecho de su ordenación (ungimiento, v. 36).

Habiendo llegado al final del manual sobre los sacrificios para los adoradores y sacerdotes, pudiera considerarse como algo demasiado complicado y ritualista. Sin embargo, esa sería una falsa impresión, quizá se deba principalmente al hecho de que todo el asunto es extraño para nosotros. De hecho, en comparación con los rituales de sacrificios que se conocen de otras culturas antiguas, el sistema israelita era relativamente simple y franco. Las leyes que hemos estudiado tenían el propósito de conservar la dignidad y simbolismo significativo de lo que fácilmente pudo haber degenerado en un caos bullicioso, proveyendo a los laicos y a los sacerdotes normas claras y simples acerca de lo que tenían que hacer. La necesidad de decencia y orden también se aplica a la adoración cristiana, tal como Pablo lo señalara (1 Cor. 11-14).

También se puede señalar la singularidad del sistema de sacrificios de Israel desde un punto de vista negativo. No había lugar para augurios; es decir, intentar derivar presagios, buenos o malos, usando las entrañas de los animales sacrificados. Dios provey ó mejores maneras para conocer su voluntad (cf. Deut. 18:9-20). Tampoco había lugar para sacrificios humanos, automutilaciones o el uso de la sangre humana. Los rituales sexuales y de fertilidad estaban totalmente ausentes, al igual que los sacrificios por los muertos o cualquier otro medio de manipular lo oculto.

El único favor que podía obtenerse por medio de los sacrificios ofrecidos a Dios era la declaración de perdón. No hay indicios de que se pudieran ob tener otros favores, o sobornar a la divinidad. Los sacrificios por otras razones se presentaban en respuesta a las bendiciones o protección de Dios, no con el propósito de comprárselas. No había una clasificación de los sacrificios en términos de cantidad a favor de los ricos o poderosos. Por el contrario, se hizo provisión para los más pobres, quienes recibían tanto perdón como cualquier otro pe cador. Por supuesto, el sistema de Israel era único por no tener sacrificios especiales reservados para la realeza. Como muchas de las cosas en Israel, estaba adaptado para llenar las necesidades de la gente ordinaria. Y se ha señalado por estudios socioeconómicos que el ritual de sacrificios de Israel no debe haber causado demandas excesivas sobre los recursos de una familia promedio. Se esperaba que las personas ofrecieran lo mejor cuando presentaban sus sacrificios, pero no con el fin de que empobrecieran bajo una carga religiosa pesada, o que enriquecieran a una elite religiosa poderosa.

Nota: Los sacrificios levíticos, el NT y el cristiano. Hemos observado cómo la combinación de los sacrificios presenta un cuadro completo de los efectos del pecado y, también, de las diferentes dimensiones de las provisiones de Dios para remediarlo. Cuando vamos al NT descubrimos que los sacrificios individuales sólo se mencionan por nombre muy raras veces, pero el asunto de sacrificio es tan rico y variado como en el AT, ya sea que se aplique a la obra de Cristo mismo o a nuestra respuesta como creyentes y adoradores. Todas las dimensiones mencionadas anteriormente hacen eco en el NT.

El holocausto era el sacrificio principal para proveer expiación, y trataba con la culpa por el pecado. El NT presenta la muerte de Jesús como un sacrificio de esta índole; así la interpretó Jesús mismo (Mar. 10:45; cf. Rom. 3:25; Efe. 5:2; 1 Ped. 1:18 ss.; 1 Jn. 2:1 ss.). El autor de Heb. hace hincapié en el hecho que la muerte en sacrificio de Cristo fue una vez y para siempre. Por lo mismo, se le considera como el cumplimiento de, y en contras te con, los repetidos sacrificios diarios del AT (Heb. 10:1-18). Por lo tanto, los creyentes en Cristo no tienen necesidad de presentar ningún sacrificio para obtener expiación, porque Jesús se ofreció a sí mismo como ese sacrificio final en la cruz.

La ofrenda por el pecado tenía que ver con la inmundicia y la contaminación del pecado al hacer uso de la sangre con el fin de purificar el lugar donde Dios mora. De manera similar, el NT subraya el poder purificador de la sangre de Cristo. No sólo quita la culpa por el pecado sino que también elimina su contaminación. Hebreos señala esto en relación con la morada celestial de Dios (Heb. 10:23 ss.), y también lo aplica a la limpieza de la conciencia del creyente a fin de que éste pueda acercarse a Dios con confianza (Heb. 9:11-14; 10:19-22). Juan en su primera carta también enfatiza esta verdad. La muerte de Cristo (su sangre) fue una vez y para siempre, pero su poder purifica dor debe aplicarse regularmente en nuestras vidas por medio de la confesión (1 Jn. 1:6-2:2).

La ofrenda por la culpa ponía énfasis en que las faltas en contra del prójimo debieran enmendarse con la apropiada restitución como parte del proceso de arreglar cuentas con Dios. Esto también se aplica a los creyentes cristianos, tal como se observara anteriormente. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores quizá es algo que Jesús intentara que tuviera una aplicación concreta, y no meramente como una referencia a sentimientos o actitudes. La importancia de esto se realza con una solemne advertencia y su correspondiente parábola (Mat. 6:12-15; 18:21-35). Pero la misma naturaleza de la ofrenda por la culpa, mayormente como un asunto de restitución o enmienda, también permite considerar el pecado como un tipo de deuda en relación con Dios. Se debe pagar por el pecado. La metáfora penetra profundamente en el pensamiento humano en relación con nuestras fechorías y debilidades. Todavía se habla de hacer que los criminales paguen por sus crímenes. Cuando esto se controla debidamente y se entiende dentro del marco de las estructuras legales de la sociedad, es muy diferente a la venganza personal que dice: Me las pagarás. El proveía una manera de pagarle a Dios la debida restitución por algún pecado, al mismo tiempo que se hacía restitución a la parte afectada por alguna pérdida material.

En Isaías 53, la muerte del siervo del Señor se presenta en términos de sacrificio. El es quien sufrirá y morirá tomando el lugar de otros: como un cordero, fue llevado al matadero (Isa. 53:5-7). En el v. 10 se describe su muerte de manera especial como un es decir, como una ofrenda por la culpa, haciendo restitución por las faltas de otros a fin de que ellos puedan ser contados como justos (v. 11). La poesía de Isaías 53 influyó profundamente sobre la teología del NT en relación con la muerte de Cristo (cf. Mat. 8:17; Luc. 22:37; 1 Ped. 2:24, 25). La muerte sacrificadora de Cristo no só lo fue un rescate por nuestra culpa, y la limpieza de nuestra inmundicia, sino también fue un pago por nuestra deuda. Por supuesto, el lenguaje tiene una dimensión metafórica, y la analogía no se puede forzar para responder al cómo o a quién se hizo dicho pago. La Biblia, en ambos Testamentos, simplemente usa estos diferentes modelos para explorar las insondables profundidades de nuestra salvación. Al fin y al cabo nuestra tarea no es la de buscar una explicación racional, sino obtener la bendición de ella por medio de la fe.

La ofrenda de la paz era un sacrificio que llevaba a participar de una comida de compañerismo. Por lo mismo, incluía una dimensión vertical (dado que tenía los mismos ritos expiatorios de la sangre y el holocausto), así como una dimensión horizontal (dado que cimentaba las relaciones humanas). Por lo mismo, este tipo de ofrenda era más apropiado como una expresión de aquello que era esencial en la relación de pacto entre Israel y Dios. En un sentido, era una comida sacramental, con aspectos similares a la comida que está en el centro del nuevo pacto: la cena del Señor. Jesús se refirió a esa comida como el nuevo pacto en mi sangre, lo cual hace eco de Exo. 24:8, donde las ofrendas de paz estaban incluidas en los sacrificios que sirvieron para sellar el pacto en Sinaí.

La adoración cristiana, especialmente el servicio de la Cena, debiera ser motivo de gozo y de preocupación social. Por ello, es posible que el autor de Hebreos haya tenido en mente la ofrenda de paz cuando exhortó a los cristianos a no olvidarse de hacer el bien y de compartir lo que tenéis, porque tales sacrificios agradan a Dios (Heb. 13:16). Es interesante notar también que Pablo insiste en la dignidad personal en vía de preparación para la cena del Señor (de la misma manera que la purificación ritual era requerida para los israelitas que participaban en la comida-ofrenda de paz; 1 Cor. 11:27-31; cf. Lev. 7:20), así como también en la armonía social y consideración por los pobres en la comunidad (1 Cor. 11:18-22).

La ofrenda vegetal representaba una consagración a Dios, tanto de los dones recibidos de Dios como del trabajo humano. Es muy probable que las ofrendas vegetales (y quizá las libaciones, ofrendas bebidas) acompañaran los otros sacrificios. Entonces, quiere decir que había un movimiento de dos vías en todo el ritual: La expiación y el perdón que viene de Dios en respuesta a la sangre derramada de los animales sacrificados, y la ofrenda de la vida y el trabajo, alabanza, acción de gracias y adoración a Dios de parte del adorador y su fami lia. De igual manera en el NT, aunque el sacrificio principal es la ofrenda de sí mismo de Jesús en la cruz como la base final y suficiente para nuestra reconciliación con Dios, el lenguaje de sacrificio también se aplica a la respuesta del creyente para con Dios. Nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra alabanza y nuestras dádivas materiales están incluidas entre los tipos de sacrificios apropiados que podemos ofrecerle a él (Rom. 12:1, 2; Fil. 4:18; Heb. 13:15, 16).

Por último, otro aspecto del sistema de sacrificios del AT que tiene su contraparte en el NT es el sostén material de los que ministran al pueblo de Dios. Una buena parte de los ingresos para los sacerdotes provenía de las partes de los sacrificios que se les daban, de las ofrendas de granos, el pecho y muslo de la ofrenda de paz y de los panes que las acompañaban, toda la carne de las ofrendas por el pecado y la culpa, la piel de los holocaustos, y quizá hasta dinero equivalente por algunas ofrendas por la culpa. Pudiera sonar como que era mucho, pero era muy necesario ya que a la tribu de Leví no se le había asignado ningún territorio y, por lo mismo, no tenía otros medios de ingresos. Ellos dependían de la fidelidad del pueblo, lo mismo que otras personas necesitadas (Deut. 14:28, 29; 18:1-8).

En el NT, a los ministros nunca se les llama sacerdotes, pero el principio de que se debe pagar y cuidar apropiadamente de aquellos que sirven a Dios y a su gente como su ocupación primordial, está ciertamente respaldado. Cristo lo dijo (Luc. 10:7), y Pablo lo enseñó con mucha precisión (1 Cor. 9). Desafortunadamente, a Pablo se le usa al gunas veces para apoyar el punto de vista de que los obreros cristianos deben de alguna manera vivir por fe, o de su propio trabajo. Esto pueden usarlo algunos cristianos que relativamente están bien provistos en sus empleos seculares, para justificar la lamentable pobreza en que viven algunos pastores, evangelistas u otros obreros cristianos. Pero el punto que Pablo subraya en 1 Cor. 9 es que él mismo es una excepción a su enseñanza de que los obreros cristianos tienen el derecho de ser sostenidos por las iglesias, para sus gastos de manutención y con algo extra para la esposa (vv. 4, 5). Pablo presenta este argumento usando la analogía de los trabajos seculares (v. 7), aludiendo a una ley del AT en relación con los animales que hacían alguna labor (vv. 8-10; cf. Deut. 25:4), en base al balance de las bendiciones espirituales y materiales (v. 11), de la justicia natural (v. 12), de las mismas provisiones levíticas para los sacerdotes (v. 13) y directamente del mandato de Jesús (v. 14). ¡Mejor argumento que este no hay! Así que, el hecho de que él personalmente haya renunciado a sus derechos por sus propias razones (vv. 15-18) debe tomarse como lo que es: algo excepcional, y no como la norma. Pablo subraya el mismo asunto en otros lugares (Gál. 6:6; 1 Tim. 5:17, 18).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 The law of the trespasse offering, 11 and of the Peace offerings, 12 whether it be for a Thankesgiuing, 16 or a Vow, or a Free-will-offering. 22 The fat, 26 and the blood are forbidden. 28 The Priests portion in the Peace offerings.
1 Likewise this is the lawe of the trespasse offering: it is most holy.
2 In the place where they kil the burnt offring, shall they kil the trespasse offering; and the blood thereof shall hee sprinckle round about vpon the Altar.
3 And he shall offer of it, all the fat thereof; the rumpe, and the fat that couereth the inwards,
4 And the two kidneys, and the fat that is on them, which is by the flankes, and the caule that is aboue the liuer, with the kidneys, it shall he take away.
5 And the Priest shall burne them vpon the Altar, for an offering made by fire vnto the Lord: it is a trespasse offering.
6 Euery male among the Priestes shall eate thereof: it shall be eaten in the holy place: it is most holy.

[The eating of blood is forbidden.]

7 As the sinne offering is, so is the trespasse offering: there is one law for them: the Priest that maketh atonement therewith, shall haue it.
8 And the Priest that offereth any mans burnt offering, euen the Priest shall haue to himselfe the skinne of the burnt offering which he hath offered.
9 And all the meate offering that is baken in the ouen, and all that is dressed in the frying panne, and [ Or, on the flat plate, or, slice .] in the panne, shall be the Priests that offereth it.
10 And euery meate offering mingled with oyle, and drie, shall all the sonnes of Aaron haue, one as much as another.
11 And this is the law of the sacrifice of peace offerings, which he shall offer vnto the Lord.
12 If hee offer it for a thankesgiuing, then he shall offer with the sacrifice of thankesgiuing vnleauened cakes mingled with oyle, and vnleauened wafers anointed with oile, and cakes mingled with oyle of fine flowre fried.
13 Besides the cakes, hee shall offer for his offring leauened bread, with the sacrifice of thankesgiuing of his peace offerings.
14 And of it he shall offer one out of the whole oblation, for an heaue offering vnto the Lord, and it shall bee the Priests that sprinkleth the blood of the peace offerings.
15 And the flesh of the sacrifice of his peace offerings for thankesgiuing, shall be eaten the same day that it is offered: he shall not leaue any of it vntill the morning.
16 But if the sacrifice of his offering be a vow, or a voluntary offering, it shall be eaten the same day that he offereth his sacrifice: and on the morrowe also the remainder of it shall be eaten.
17 But the remainder of the flesh of the sacrifice on the third day shall bee burnt with fire.
18 And if any of the flesh of the sacrifice of his peace offerings be eaten at all on the third day, it shall not be accepted, neither shal it be imputed vnto him that offereth it: it shall be an abomination, and the soule that eateth of it, shall beare his iniquitie.
19 And the flesh that toucheth any vncleane thing, shal not be eaten: it shal be burnt with fire, and as for the flesh, all that be cleane shall eate thereof.

[The eating of blood is forbidden.]

20 But the soule that eateth of the flesh of the sacrifice of peace offerings, that pertaine vnto the Lord, [ Lev_15:3 .] hauing his vncleanesse vpon him, euen that soule shall be cut off from his people.
21 Moreouer, the soule that shall touch any vncleane thing, as the vncleannesse of man, or any vncleane beast, or any abominable vncleane thing, and eate of the flesh of the sacrifice of peace offerings which pertaine vnto the Lord, euen that soule shall be cut off from his people.
22 And the Lord spake vnto Moses, saying,
23 Speake vnto the children of Israel, saying, [ Lev_3:17 .] Ye shall eat no maner fat of oxe, or of sheepe, or of goat.
24 And the fat of the [ Hebrew: carcaise.] beast that dieth of it selfe, and the fat of that which is torne with beasts, may be vsed in any other vse: but yee shall in no wise eate of it.
25 For whosoeuer eateth the fat of the beast, of which men offer an offring made by fire vnto the Lord, euen the soule that eateth it, shall be cut off from his people.
26 [ Gen_9:4 ; Lev_3:17 ; Lev_17:14 .] Moreouer ye shall eat no maner of blood, whether it bee of foule or of beast in any of your dwellings.
27 Whatsoeuer soule it be that eateth any maner of blood, euen that soule shalbe cut off from his people.
28 And the Lord spake vnto Moses, saying,
29 Speake vnto the children of Israel, saying, Hee that offereth the sacrifice of his peace offerings vnto the Lord, shall bring his oblation vnto the Lord, of the sacrifice of his peaceofferings.
30 His owne hands shall bring the offerings of the Lord made by fire, the fat with the brest, it shall hee bring, that [ Exo_29:24 .] the brest may be waued for a waue offering before the Lord.
31 And the Priest shall burne the fat vpon the Altar: but the brest shalbe Aarons and his sonnes.
32 And the right shoulder shall ye giue vnto the Priest for an heaue offering of the sacrifices of your peace offerings.
33 Hee among the sonnes of Aaron that offereth the blood of the peace offerings, and the fat, shall haue the right shoulder for his part.

[The consecration of Aaron, and of his sonnes.]

34 For the waue brest and the heaue shoulder haue I taken of the children of Israel, from off the sacrifices of their peace offerings, and haue giuen them vnto Aaron the Priest, and vnto his sonnes, by a statute for euer, from among the children of Israel.
35 This is the portion of the anointing of Aaron, and of the anointing of his sonnes, out of the offerings of the Lord made by fire, in the day when he presented them, to minister vnto the Lord in the Priests office:
36 Which the Lord commanded to be giuen them of the children of Israel, in the day that hee anointed them, by a statute for euer, throughout their generations.
37 This is the law of the burnt offering, of the meate offering, and of the sinne offering, and of the trespasse offering, and of the consecrations, and of the sacrifice of the peace offerings:
38 Which the Lord commanded Moses in mount Sinai, in the day that he commanded the children of Israel to offer their oblations vnto the Lord, in the wildernesse of Sinai.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Derechos y deberes sacerdotales. Estos dos capítulos cierran la sección sobre el ritual de los sacrificios estipulados en los capítulos 1-5. El tema principal es la comida de la carne ofrecida en sacrificio y las condiciones de pureza para consumirla. Como se ha dicho, estas leyes están siendo redactadas cuando no hay Templo ni culto, y por eso exceden a veces lo real. Pero tienen un trasfondo histórico, ya que en Israel existía cierto régimen sacrificial previo al exilio. Seguramente no sería tan drástico ni meticuloso, pero sí exigente, al punto que los profetas denunciaron repetidas veces la excesiva preocupación por los holocaustos y sacrificios y la despreocupación por lo más importante, el amor y la misericordia hacia el prójimo (cfr. Isa_1:11-17; Ose_6:6; Amó_5:22-25, entre otros).
La escuela sacerdotal (P) sistematiza y regula algo que ya funcionaba, pero buscando el máximo de perfección. Para esta corriente teológico-literaria, la destrucción de Jerusalén y del Templo obedeció a las fallas cultuales; luego la restauración tendrá que tener en cuenta el perfeccionamiento del culto y de todo lo que tenga que ver con él, no sea que atraigan de nuevo el castigo y con consecuencias incluso peores. Desde esta perspectiva hay que entender cada detalle.
Hay muchos aspectos interesantes en esta legislación; algunos incluso recobran actualidad, pero el gran peligro que estuvo siempre latente y el error en que seguramente se incurrió a menudo, fue absolutizar la norma, desubicarla de su función como medio para convertirla en un fin en sí misma, trastocando su sentido. La consecuencia más directa es la grave injusticia en que se incurre al desplazar y alejar cada vez más a un gran número de personas del «círculo» de los buenos, de los que sí pueden contar con la amistad y la presencia de Dios. En este sentido, Dios se vuelve propiedad del pequeño grupo que, según la norma, sí cumple las condiciones legales para el rito, para el culto; los demás, que cada día van en aumento, no; esos son los que la Ley considera malditos.
Ante este panorama podemos imaginar el impacto que tendrá la persona de Jesús y su mensaje entre esta mayoría excluida y alejada de Dios, no por su propia voluntad, sino por voluntad de una norma elevada a la categoría de absoluta. A esta gente maldita, impura, desheredada de Dios, Jesús les dice que Dios los ama; les anuncia que Él es Padre y que así se le debe invocar, «Padre nuestro...»; ¿no es ésa la «Buena Noticia» por excelencia? Conviene que la comunidad cristiana mantenga abierta la reflexión y se autoexamine de aquello que hoy margina y aleja a muchos y muchas del amor de Dios, quizá normas y leyes supuestamente hechas en nombre de Dios y hasta del Evangelio.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6-7 Lev 1:1-17; Lev 2:1-16; Lev 3:1-17; Lev 4:1-35; Lev 5:1-19 trataba del reparto de funciones entre el oferente laico y el sacerdote; Lev 6:1-30; Lev 7:1-38 añade normas complementarias. Cinco de las secciones se llaman torot (plural de torá: Lev 6:2; Lev 6:7; Lev 6:18; Lev 7:1; Lev 7:11), instrucciones de Dios a los sacerdotes, principalmente acerca de la pureza y santidad del culto, para que instruyeran con ellas al pueblo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.3 La grasa... en la cola: Referencia a una raza oriental de carnero que tenía la cola muy ancha y llena de grasa.

[2] 7.11 Sacrificios de reconciliación: Véase 3.1 n.

Torres Amat (1825)



[23] Que me hayan sido ofrecidas en sacrificio. Lev 3, 17.

[29] De flor de harina, de aceite y de vino, o las tortas que deben acompañar la víctima pacífica. Ex 29, 26.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Y... TM añade de ello. Se sigue LXX → §194.

Jünemann (1992)


14 c. Un pan.