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Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. (Lucas 12, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 12

6. LOS DISCÍPULOS EN EL MUNDO (12,1-53).

Jesús es el más fuerte, la señal, el profeta que anuncia la voluntad de Dios. Reúne discípulos que sufrirán la misma suerte que le espera en Jerusalén. Lucas, reuniendo fragmentos de tradición, compone una instrucción de los discípulos. Jesús reclama una confesión intrépida (12,1-12), libertad frente a los bienes de la tierra y frente a la ansiosa preocupación por la vida (12,13-34), vigilancia y fidelidad con vistas al Señor que ha de venir, que obliga a una decisión (12,35-53).

a) Confesión intrépida (Lc/12/01-12)

Mediante breves observaciones enlaza Lucas las palabras de Jesús, dividiendo el discurso en tres partes: los discípulos deben estar penetrados de la palabra de Dios hasta lo más íntimo de su ser (12,1-3); deben hacer su confesión sin el menor temor de los hombres, pues Dios se cuida de ellos (12,4-7); a los confesores animosos les promete Jesús los más altos bienes (12,8-12).

1 Y mientras la multitud seguía aumentando por millares, hasta el punto de atropellarse unos a otros, primero comenzó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Pues nada hay oculto que no se descubra, y nada secreto que no se conozca. 3 Por lo cual, todo lo que dijisteis en la obscuridad será oído a plena luz, y todo lo que hablasteis al oído, en las habitaciones más escondidas, será proclamado desde las terrazas.

Va en aumento el número de los que se interesan por Jesús y por su palabra. Se cuentan por millares. Se apiñan hasta atropellarse. Primero habla Jesús a los discípulos antes de dirigir su palabra a las masas (12,54). Los discípulos han de ser intermediarios entre Jesús y el pueblo. Cuando los discípulos estén penetrados de la palabra de Dios, podrán también llevar su mensaje a las masas.

La levadura era considerada como un poder oculto, algo pernicioso y con efectos perniciosos, algo así como el mal instinto. Este poder es en los fariseos la hipocresía(*): se muestran al exterior distintos de lo que son. Los discípulos deben guardarse de esta simulación. Deben ser interiormente lo que enseñan y anuncian al exterior. Además, ¿de qué les sirve la simulación? Lo oculto se descubre y lo secreto llega a conocerse. Los sentimientos ocultos pugnan por salir a la luz pública. Lo primero y fundamental que exige Jesús a sus discípulos es la transformación interior.

Si el discípulo se transforma interiormente por la palabra de Dios, su convicción y sus sentimientos se abrirán camino para salir a la luz pública. Lo que se ha dicho ocultamente al pequeño grupo pugna por salir a la luz, a hacerse público. Aunque los discípulos abarquen un campo de acción aparentemente pequeño y restringido, no deben preocuparse, sin embargo, temiendo que su acción no llegue a extenderse ampliamente. Si, por ejemplo, en tiempos de persecución sólo pueden transmitir su mensaje en las horas nocturnas y en lugares obscuros en voz baja, deben tener, sin embargo, plena seguridad de que la palabra de Dios tiene poder y propende a salir a la luz sin que ninguna fuerza del mundo pueda sofocarla. La palabra de Dios está cargada de fuerza.

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* La hipocresía se echa en cara a los fariseos especialmente en Mt; cf. Mat_23:13.15.23.27.29.

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4 A vosotros os lo digo, amigos míos: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero después de esto no pueden hacer más. 5 Os voy a indicar a quién habéis de temer: temed a quien, después de haber matado, tiene poder para arrojar a la gehenna. Sí, os lo repito: a ése habéis de temer. 6 ¿Acaso no se venden por dos ases cinco pajarillos? Sin embargo, ni uno de ellos queda olvidado ante Dios. 7 Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. ¡No tengáis miedo! Valéis más que muchos pajarillos.

Los discípulos de Jesús son sus amigos. A ellos ha dedicado su amor, los ha iniciado en los secretos de su mensaje; ellos participarán también en su suerte. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe qué hace su señor; os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer» (Joh_15:14 s). Jesús quiere decir verdades serias a los suyos. Por eso comienza por recordarles su amistad. Camina hacia Jerusalén, donde será «elevado». También los discípulos tendrán adversarios, que los amenazarán con la muerte.

Con una serena reflexión se les quitará el temor a la muerte. No hay que temer a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden ejercer el menor influjo en la vida eterna. A Dios hay que temer, a Dios, que puede precipitar en el infierno, que después de esta vida ha de decidir sobre la salvación y la perdición. Jesús contrapone un temor a otro. Más hay que temer a Dios que a los hombres.

El temor de Dios no es lo único que ha de fortalecer en las angustias de muerte. Dios mira a los discípulos y no los olvida. Dios se cuida de lo más pequeño e imperceptible. Se cuida de los pájaros del campo y de los cabellos de la cabeza. Todo le interesa. Si Dios se cuida de estas pequeñeces, mucho más se cuidará de los discípulos de Jesús. La confianza en la amorosa providencia de Dios da valor para soportar hasta lo más difícil, porque también esto entra en el plan de la amorosa solicitud de Dios.

8 Pero yo os digo: De todo aquel que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios. 9 Pero aquel que me niegue ante los hombres, también él será negado ante los ángeles de Dios. 10 Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonada; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. 11 Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, los poderes y las autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis o con qué, o de qué habéis de decir. 12 Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que conviene decir.

A los discípulos se les exige confesar a Jesús, confesión que está amenazada de persecución. Para quitar a sus discípulos el miedo de los hombres, les recuerda Jesús el juicio futuro. Por el juez se entiende a Dios, aunque no se menciona expresamente a él, sino sólo a su corte, los ángeles. No se pronuncia el nombre de Dios. Los ángeles notifican la presencia del Dios innombrable e inaccesible. En este juicio, el Hijo del hombre es abogado de los buenos ante el divino juez. Aquel en cuyo favor se declare, será salvado; aquel en cuyo favor no se declare, estará perdido. Que el Hijo del hombre intervenga en favor de alguien o no, depende de que uno confiese a Jesús en la tierra. La confesión o la negación de Jesús en la tierra tendrá su repercusión en el juicio final.

Dios, el Hijo del hombre y Jesús se hallan en la más estrecha relación. Todo el que se declare en mi favor, también el Hijo del hombre se declarará en favor suyo. Jesús parece distinguir entre él mismo y el Hijo del hombre. ¿No deben, sin embargo, estar lo más íntimamente ligados, puesto que se dice: Todo el que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios? Quien mejor explica estas palabras es quien entiende por ellas que Jesús se reconoce como el llamado por Dios a colaborar como Hijo del hombre en el juicio. Pero también Dios y el Hijo del hombre están ligados entre sí. Todo el que en el juicio se declare por el Hijo del hombre delante de Dios, se salvará; el que no lo reconozca, será condenado por Dios. Así pues, Dios ha dado poder al Hijo del hombre, un poder decisivo sobre los hombres ante él mismo. Dios, el Hijo del hombre, Jesús: ¿en qué relación se hallan entre sí?

La acción salvadora de Jesús es hasta tal punto asunto suyo, que si bien Lucas escribe: «El Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios», en cambio no escribe que el Hijo del hombre negará al que no se haya declarado en favor de Jesús. Se dice impersonalmente. También él será negado. La sentencia de condenación no se atribuye directamente a Jesús; en efecto, Jesús es, en primer lugar, salvador. Todavía se dicen otras palabras terribles y estimulantes a la vez, palabra que ha de fortalecer a los discípulos. El discípulo, para quien Jesús es amigo y abogado, está bajo la acción del Espíritu Santo, al que enviará Jesús cuando haya sido exaltado. La confesión de Jesús por el discípulo mediante la palabra y la imitación, es impuesta como un deber por el Espíritu Santo, pero también es apoyada y sostenida por él. Las palabras, tal como las reproduce Lucas, se refieren al futuro de los discípulos. Cuando reciban al Espíritu Santo y por el hecho de recibirlo, se les exigirá una relación con Cristo y una confesión de Cristo distinta de la de quienes no hayan recibido el Espíritu Santo. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonada. Jesús vive como hombre entre hombres, es Hijo del hombre en humildad. El que sólo le juzga con sus capacidades puramente humanas y sólo lo ve como hombre, es posible que no sea consciente de su transgresión al ultrajar a Jesús, Hijo del hombre. Dios le perdonará. Cuando va a morir Jesús ora: «Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen» (23,34).

En cambio, no se perdonará al que blasfeme contra el Espíritu Santo. Un discípulo que ha reconocido a Jesús como el Hijo del hombre (exaltado), blasfema contra el Espíritu si niega a Jesús o se separa de él. En efecto el Espíritu Santo es el que ha causado en él la confesión de que Jesús es el Hijo del hombre, al que Dios da todo poder. El que así armado con el Espíritu dice una palabra contra Jesús, ése ultraja al Espíritu Santo. Este pecado no se perdona. El perdón de los pecados y la salvación sólo pueden lograrse mediante la fe en Cristo.

Acerca del Espíritu Santo se dice también una palabra estimulante. Cuando por causa de su fe comparezcan los discípulos ante los tribunales judíos y paganos, el Espíritu Santo se encargará de cómo hayan de defenderse. En este caso, el discípulo no dirá nada ofensivo para Jesús, sino que más bien dará un testimonio en el que resplandezca la gloria de Cristo. Jesús promete para ese caso la asistencia del Espíritu Santo. él enseñará a los discípulos lo que conviene decir (*).

El discípulo confiesa su fe delante del Dios trino: delante de Dios Padre, del Hijo del hombre y del Espíritu Santo. Lo imponente y tremendo del Dios trino se halla delante de él, pero también su virtud confortadora. La dignidad del discípulo se hace visible en lo serio de la responsabilidad que pesa sobre él, pero también en la solicitud de que es objeto por parte de Dios.

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* Act_4:8 ss; Act_5:29 ss; Act_7:55 ss; cf. 2Ti_4:16 s: «En la primera vista de mi causa nadie se presentó a favor mío, sino que todos me abandonaron. ¡Que no se les tome en cuenta! Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas, de tal manera que por medio de mí la proclamación quedó plenamente realizada y llegó a oídos de todos los gentiles, y yo mismo fui rescatado de las fauces del león.»

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b) Desapego de los bienes (Lc/12/13-21)

El hombre no deja de ser hombre por el hecho de seguir a Cristo; como hombre, está amenazado por la preocupación por los bienes de la tierra. Por eso el discípulo de Jesús debe adoptar la debida posición frente a estos bienes. Jesús se niega a hacer de árbitro en una cuestión de repartición de herencia (2Ti_12:14), pone en guardia contra la avidez y la codicia (2Ti_12:15) y con una parábola muestra cómo se asegura verdaderamente la vida ( 2Ti_12:16-21).

13 Díjole uno de la multitud: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. 14 Pero él le contestó: ¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros?

El derecho sucesorio judío estaba regulado por la ley mosaica. Se supone una situación agrícola, en la cual el hermano mayor hereda los bienes raíces y dos tercios de los bienes muebles (Deu_21:17). En el caso que se propone a Jesús, parece ser que el hijo mayor no quiere entregar absolutamente nada. Dado que el derecho sucesorio estaba regulado por la ley, fácilmente se recurriría al dictamen y a la decisión de los doctores de la ley. El hombre del pueblo acude a Jesús, al que trata como a doctor de la ley, a fin de que en el asunto de su herencia dé un dictamen y con su autoridad ejerza influjo sobre su hermano injusto. Jesús es considerado como acreditado doctor de la ley, que se presenta y actúa con autoridad.

Cuando el pueblo acude a Jesús con sus miserias del cuerpo y del alma, lo halla dispuesto a socorrerle. En cambio, el hombre que se presenta con su pleito hereditario tropieza con una repulsa. ¡Hombre! Aquí esta palabra suena áspera y dura. Jesús no quiere ser juez ni árbitro en los asuntos de los hombres. Las palabras con que lo expresa traen a la memoria las que fueran respondidas a Moisés cuando quiso dirimir una querella entre dos hebreos: «¿Y quién te ha puesto a ti como je£e y juez entre nosotros?» (Exo_2:14). En su obrar se inspira Jesús en las decisiones expresadas por la palabra de Dios en la Sagrada Escritura. La palabra de la Escritura le muestra también los inconvenientes que tiene el constituirse árbitro en tales asuntos.

Con su palabra se niega Jesús a intervenir para poner orden en las condiciones perturbadas de este mundo y a decidir con su autoridad en favor de este o del otro orden social. Su misión y la conciencia de su vocación que le da la voluntad de Dios, la dejó ya bien establecida reiteradamente al comienzo de su actividad en Nazaret y todavía antes en la tentación en el desierto. Ha sido enviado para anunciar a los pobres el Evangelio, para llamar a los pecadores (Exo_5:32), para salvar a los que estaban perdidos (Exo_19:10), para dar su vida en rescate (Mar_10:45), para traer al mundo la vida divina (Joh_10:10).

15 Entonces les dijo: Guardaos muy bien de toda avidez, pues no por estar uno en la abundancia, depende su vida de los bienes que posee.

Toda ansia de aumentar los bienes es enjuiciada como un peligro del que han de guardarse bien los discípulos. El ansia de poseer descubre la ilusión de creer que la vida se asegura con los bienes o con la abundancia de los mismos. La vida es un don de Dios, no es fruto de la posesión o de la abundancia de bienes de la tierra y de la riqueza. De hecho, no es el hombre el que dispone de la vida, sino Dios.

16 Luego les dijo esta parábola: Un hombre muy rico tenía una finca que le dio una gran cosecha. 17 Y discurría para sí de esta forma. ¿Qué voy a hacer si ya no tengo dónde almacenar mis cosechas? 18 Y añadió: Voy a hacer esto: derribaré mis graneros para edificar otros mayores; así podré almacenar allí todo mi trigo y mis bienes. 19 Y diré a mi alma: Alma mía, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años; ahora descansa, come, bebe y pásalo bien. 20 Entonces le dijo Dios: ¡Insensato! Esta misma noche te van a reclamar tu alma, y todo lo que has preparado, ¿para quién va a ser? 21 Así sucederá con aquel que atesora riquezas para sí, pero no se hace rico ante Dios.

La narración de un ejemplo presenta gráficamente lo que se ha expresado con la sentencia: la vida no se asegura con los bienes. El rico labrador revela su ideal de vida en el diálogo que entabla consigo mismo: vivir es disfrutar de la vida: comer, beber y pasarlo bien; vivir es disponer de una larga vida: para muchos años; vivir es tener una vida asegurada: ahora descansa ¡ética del bienestar! ¿Cómo puede alcanzarse este ideal de vida? Almacenaré: hay que asegurar el porvenir. Varían las formas de esta seguridad. El labrador edifica graneros. ¿El moderno hombre de negocios...? La economía de este labrador no tiene otro sentido que el de asegurar la propia vida.

La entera forma humana de proyectar flaquea. El hombre no tiene en su mano la vida como dueño y señor. No puede contentarse con hablar consigo mismo: Dios interviene también en el diálogo. Este hombre debería también tratar con otros hombres, pero le importan tan poco como Dios mismo. El hombre es insensato si piensa así, como si la seguridad de su vida estuviera en su mano o en sus posesiones. El que no cuenta con Dios, prácticamente lo niega, y es insensato (/Sal/013/014/01). Que nuestra vida no se asegura con la propiedad y con los bienes lo pone al descubierto la muerte. Te van a reclamar tu alma: los ángeles de la muerte, Satán por encargo de Dios. ¡Esta misma noche! El rico había contado con muchos años...

La riqueza que el hombre acumula para sí, con la que quiere asegurarse la existencia terrena, no le aprovecha nada. Tiene que dejársela aquí, en manos de otros. «Muévese el hombre cual un fantasma, por un soplo solamente se afana; amontona sin saber para quién» (Psa_39:7). Sólo el que se hace rico ante Dios, el que acumula tesoros que Dios reconoce como verdadera riqueza del hombre, saca provecho. El querer el hombre asegurar nerviosamente su vida por sí mismo lleva a perder la vida, sólo la entrega a Dios y a su voluntad la preserva. ¿Cuáles son los tesoros que se acumulan con vistas a Dios?

c) Confianza en Dios (Lc/12/22-34).

22 Luego dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os afanéis por la vida: qué vais a comer; ni por vuestro cuerpo: con qué lo vais a vestir. 23 Porque la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni siegan, ni tienen despensa ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! 25 ¿Quién de vosotros, por mucho que se afane, puede añadir una hora a su existencia? 26 Pues, si ni siquiera lo mínimo podéis, ¿por qué afanaros por lo demás? 27 Fijaos en los lirios: cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo: ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe! 29 Igualmente, no andéis buscando qué habéis de comer y de beber; no os inquietéis por eso. 30 Pues todas esas cosas buscan ansiosamente los paganos del mundo; pero vuestro Padre sabe bien que tenéis necesidad de ello. 31 En cambio, buscad su reino, y estas cosas se os darán por añadidura.

El hombre conserva su vida, no gracias a sus posesiones, sino con la ayuda de Dios. Hasta qué punto esta frase libera y da satisfacción, se expresa por medio de un poema didáctico en tres estrofas. La primera y la segunda estrofa tratan de librar al hombre de la preocupación angustiosa, la tercera tiene por objeto orientar hacia el debido fin la búsqueda y las ansias del hombre.

En esta armazón fundamental se insertan motivos que pueden librar de la preocupación angustiosa y calmar la búsqueda inquieta. Se habla del cuervo y de las flores del campo con todo su esplendor. El ojo «sano» y puro de Jesús (cf. 11,34) descubre a Dios en los pájaros y en las flores y en todo reconoce su solicitud y su amor. En la última estrofa no se habla ya de Dios, sino del Padre, que sabe lo que nos hace falta.

Para el rico significan los bienes un gran peligro: el de olvidar a Dios y de vivir sola para conservar y acrecentar la riqueza, en la que ha cifrado su seguridad. Pero también el pobre está amenazado. Su preocupación es su sustento cotidiano. Uno y otro, el rico y el pobre, están expuestos al peligro de dejarse absorber por el cuidado de las cosas de la tierra y dejar a un lado el cuidado más importante, el de buscar el reino de Dios. En estas palabras habla Jesús de una preocupación que desasosiega, que se apodera completamente del hombre, que procede de la ilusión de creer que el hombre puede asegurar su vida con los bienes de la tierra. La frase decisiva, según la cual se ha de entender el poema entero, se halla en el versículo 10 31: buscad el reino, y estas cosas se os darán por añadidura. En Mt se dice: «Buscad primeramente el reino.» Esta es la redacción destinada al pueblo. Lucas, en cambio, suprime el primeramente, pues escribe para los discípulos, que siguiendo a Cristo deben renunciar a toda posesión, a fin de estar completamente libres para escuchar la palabra de Jesús y proclamar su mensaje (10,4).

La preocupación por las cosas de la tierra no debe hacer olvidar la búsqueda del reino de Dios. Por eso Dios mismo se encarga de que el hombre no se deje dominar por la solicitud por la subsistencia. Jesús proclama la providencia paternal de Dios. Lo que dice Jesús se comprende fácilmente, pero estas palabras sólo se pueden vivir si se creen. Los hombres de poca fe no lo comprenden ni se aventuran a ello. En la primera estrofa hay dos razones que tienen por objeto librar de la preocupación afanosa por la comida, la bebida y el vestido. Nosotros nos preocupamos por el alimento y por el vestido, pero no tenemos en nuestra mano la vida a que deben servir estas cosas. Los cuervos, que eran tenidos por pájaros impuros por los judíos (Lev_11:15; Deu_14:14) y de los que se decía que son los animales más abandonados de la tierra, pues son descuidados hasta por sus mismos padres (Psa_147:9; Job_38:41), son alimentados por Dios sin que ellos mismos tomen medidas preventivas. ¿No se cuidará Dios mucho más del hombre, que al fin y al cabo vale más que un cuervo?

También la segunda estrofa, que habla dos veces de las preocupaciones afanosas, quiere inducir al abandono de las preocupaciones y a la confianza en la providencia de Dios mediante la consideración de la propia vida y de la naturaleza. Por mucho cuidado que ponga el hombre, no puede prolongar su vida (o aumentar su estatura). Quizá sea la frase deliberadamente ambigua; en todo caso es una verdad escueta, que todos tenemos que reconocer. Si nosotros no podemos modificar lo más mínimo la duración de nuestra vida, o nuestra estatura, ¿por que nos preocupamos tanto por lo demás, por la comida y por el vestido, que son mucho menos que la duración de la vida o que la estatura? Los espléndidos lirios en las praderas de Galilea son testigos luminosos de la magnánima solicitud de Dios. El fasto del «rey sol» de Israel queda muy por debajo del esplendor de las flores, y sin embargo, las flores del campo no son sino pobres hierbas. El que se preocupa angustiosamente por su subsistencia, carece de fe; cree en la providencia divina, pero vive como si la existencia terrena fuera independiente de Dios y sólo el hombre debiera cuidar de ella.

La tercera estrofa no habla ya de preocupaciones afanosas, sino del buscar, del empeño desasosegado, de una vida suspendida entre el temor y la esperanza. Lo que ha de buscar el discípulo de Cristo no debe ser la comida y la bebida. Los paganos tienen esa preocupación. En ellos se comprende, pues no creen en el Padre, que cuida de los discípulos, que son sus hijos. Los paganos no tienen conocimiento de las promesas de Dios, por lo cual se preocupan por la vida de la tierra. El discípulo conoce una preocupación mayor, la del reino de Dios, que es lo único que busca.

Jesús quiere dar a Dios y a su reino la preferencia ante todas las cosas y librar al hombre de la preocupación agobiante que atormenta al que piensa que sólo puede y debe asegurar su existencia humana. Los discípulos de Jesús, que viven del Evangelio, saben que no se les garantiza una vida sin fatiga, una jauja, si buscan sólo el reino de Dios. También los santos pasaron hambre y sufrieron fatigas y necesidad (2Co_11:23 ss). Cualquier cosa que Dios disponga sobre el discípulo, siempre viene del Padre, que quiere darle lo más grande de todo, el reino, en el que está contenida la plenitud de las bendiciones.

32 No temas, pequeño rebaño: que vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.

El grupo de los discípulos es un pequeño rebaño. El pueblo de Dios de los últimos tiempos se compara con un rebaño. A pesar de su pequeño número, de su insignificancia, de su impotencia y de su pobreza, ha de recibir de Dios el reino, el poder y el señorío sobre todos los reinos. Porque es el pueblo santo del Altísimo (Dan_7:27). Este pequeño rebaño vive en el amor de Dios, que es su Padre. Por el designio de Dios, que tiene su más profunda y única razón en el beneplácito de Dios, este pequeño rebaño está llamado a lo más grande. Jesús dijo que el reino debe ser la única preocupación del discípulo; pero tampoco esta preocupación ha de ser angustiosa. No temas. El amor eterno del Padre asegura el reino a los discípulos. «¿Qué me separará del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús?» (Rom_8:39). La seguridad de la vida está en manos del Padre, en su beneplácito, en su amor: Paz a los hombres, objeto del amor de Dios.

33 Vended vuestros bienes para darlos de limosna. Haceos de bolsas que no se desgastan, de un tesoro inagotable en los cielos, donde no hay ladrón que se acerque ni polilla que corroa. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Ha quedado pendiente la cuestión de cómo han de atesorarse riquezas con vistas a Dios (Rom_12:21). Vended vuestros bienes y con lo que obtengáis dad limosna, con lo cual acumularéis un tesoro en el cielo. Este tesoro no se pierde. De él no se puede decir: Todo lo que has preparado, ¿para quién va a ser? El arca no será agujereada ni agrietada, el tesoro mismo no disminuye, no está expuesto a ladrones y a fuerzas destructoras. Lo que amenaza los tesoros de la tierra, el dinero, los vestidos preciosos y cosas semejantes, no puede dañar al tesoro del cielo. Lo que hace el hombre con vistas a Dios, no se pierde; una vida que se ha vivido con la mira puesta en Dios se convierte en vida eterna.

El hombre tiene el corazón apegado a aquello por lo que ha aventurado mucho. El que ha vivido con la mira puesta en Dios, tiene el corazón puesto en Dios; el que ha expuesto mucho por el reino de Dios, piensa en el reino de Dios. El que tiene su tesoro y su riqueza en el cielo, está en el cielo con su corazón y con sus anhelos. Para quien mediante limosnas se procura un tesoro en el cielo, el reino de Dios representa el centro de su vida.

d) Vigilancia y fidelidad (Lc/12/35-53)

El discípulo de Jesús tiene la mira puesta en la venida de su Señor. En la época en que Lucas escribía su Evangelio, no esperaban ya los cristianos la próxima venida de Jesús, sino que contaban ya con espacios más largos de tiempo. Entre el tiempo de la acción salvífica de Jesús y su venida gloriosa transcurre el tiempo de la Iglesia. Los cristianos que viven en este tiempo de la Iglesia miran retrospectivamente a la vida de Jesús en la tierra, y prospectivamente a su futura manifestación. Las preocupaciones fundamentales del tiempo final del cristiano que aguarda la pronta venida de Cristo, no deben faltar tampoco al cristiano que vive en el tiempo de la Iglesia, puesto que nadie sabe cuándo vendrá el Señor. Lucas habla de algunas de estas actitudes fundamentales: el cristiano debe ser vigilante (Rom_12:35-40); en particular, los dirigentes de la Iglesia son exhortados a la fidelidad (Rom_12:41-48). Como el tiempo de la primera venida de Cristo fue un tiempo de decisión, así también el cristiano debe concebir su vida como decisión por la voluntad de Dios (Rom_12:49-53).

35 Tened bien ceñida la cintura y encendidas las lámparas 36 y sed como los que están esperando a que su señor regrese del banquete de bodas, para abrirle inmediatamente cuando vuelva y llame. 37 Dichosos aquellos criados a quienes el señor, al volver, los encuentre velando. Os lo aseguro: él también se ceñirá la cintura, los hará ponerse a la mesa y se acercará a servirlos. 38 Y aun si llega a la segunda o a la tercera vigilia de la noche, y los encuentra así, ¡dichosos aquellos! 39 Entended bien esto: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar su casa. 40 Estad también vosotros preparados, que a la hora en que menos lo penséis vendrá el Hijo del hombre.

Los discípulos deben estar en vela y preparados para la venida de Jesús, cuya hora nadie conoce. Una imagen de tales disposiciones se halla en un criado que aguarda a su señor, que ha de volver de un banquete de bodas a alguna hora de la noche. Cuando llame el señor, deberá estar ya el criado a la puerta para abrir, dejar pasar y conducir al señor a su casa. Para esto está allí el criado y lleva la túnica recogida; como cuando se está de camino, se trabaja o se combate, tiene ceñida la cintura y sostiene en la mano una lámpara encendida. Si no llevase la túnica recogida no podría ir prontamente a la puerta, y si tuviera que ir primero a buscar la lámpara y encenderla, pondría de mal humor a su señor. Esto, aplicado al discípulo, significa que a cada momento debe estar equipado moralmente de tal forma que pueda inmediatamente acudir a la llamada del Señor cuando venga a juzgar, que debe ser claro y luminoso como el sol y sin tropiezo moral, cargado de frutos de justicia por Jesucristo. para gloria y alabanza de Dios (Phi_1:10 s).

El discípulo que está pronto es felicitado, es llamado dichoso por Jesús. Entre dos bienaventuranzas se expresan los bienes que aguardan al siervo que está siempre en vela, incansable y fiel. El Señor le servirá a la mesa (Phi_22:27). Cambio completo de la situación: el siervo es señor, y el Señor es siervo. Dios hace participar de su gloria a los que velan. La gloria del reino de Dios se compara con frecuencia con un banquete de bodas, que Dios prepara para los que acoge en su reino. Dios honra a los invitados sirviéndolos y les da participación en su gloria.

Una tercera pareja de sentencias exhorta a estar prontos constantemente. El ladrón cava un corredor debajo de las paredes de la casa que se levanta sobre la tierra sin cimientos. Si el dueño de la casa supiera cuándo va a venir el ladrón, impediría la perforación. Si el discípulo de Cristo supiera exactamente cuándo va a venir el Señor, se prepararía para salirle al encuentro. Nosotros sabemos con seguridad que el Señor ha de venir, pero no sabemos cuándo. ¿Qué se sigue de esto?

41 Dijo entonces Pedro: Señor, ¿a quién diriges esta parábola a nosotros o a todos? 42 El Señor contestó: Quién es, pues, el administrador fiel y sensato, a quien el Señor pondría al frente de sus criados, para darles la ración de trigo a su debido tiempo? 43 Dichoso aquel criado a quien su señor, al volver, lo encuentra haciéndolo así. 44 De verdad os digo: lo pondrá al frente de todos sus bienes. 45 Pero si aquel criado dijera para sí: Mi señor está tardando en llegar, y se pusiera a pegar a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a embriagarse, 46 llegará el señor de ese criado el día que menos lo espera y a la hora en que menos lo piensa, lo partirá en dos y le asignará la misma suerte que a los desleales. 47 Aquel criado que, habiendo conocido la voluntad de su señor, no preparó o no actuó conforme a esa voluntad, será castigado muy severamente. 48 En cambio, el que no la conoció, pero hizo cosas dignas de castigo, será castigado con menos severidad. Pues a aquel a quien mucho se le dio, mucho se le ha de exigir, y al que mucho se le ha confiado, mucho más se le ha de pedir.

Pedro es portavoz del grupo de los discípulos. Como tal lleva también su nombre de oficio, Pedro, piedra. Con su pregunta distingue entre los discípulos y el pueblo. Los apóstoles tienen una posición particular en la casa de Jesús, en su comunidad, pero también tienen una responsabilidad particular. La posición responsable de los jefes en la Iglesia se considera con vistas a la venida del Señor como juez: «A los presbíteros que están entre vosotros, exhorto yo, presbítero como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar: Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros... Y cuando se manifieste el jefe de los pastores, conseguiréis la corona inmarchitable de la gloria» (1Pe_5:1-4).

Lo que se exige a los apóstoles se expresa con una parábola. EI Señor de una casa está ausente, lejos. Durante el tiempo de su ausencia encarga a un capataz que cuide de atender con justicia y puntualidad a la servidumbre. Para este cargo se requiere fidelidad y sensatez: fidelidad porque el capataz sólo es administrador, no señor, por lo cual debe obrar conforme la voluntad del señor; sensatez, porque no debe perder de vista que el señor puede venir de repente y pedirle cuentas. Si este capataz obra con conciencia, es felicitado, pues el señor quiere encomendarle la administración de todos sus bienes. Si, en cambio, obra sin conciencia e indebidamente, maltrata a la servidumbre y explota su posici6n de manera egoísta para llevar una vida sibarítica, le espera duro castigo. Según la usanza persa, se le parte el cuerpo con una espada.

La interpretación de la parábola, tal como la entendía Lucas, se desprende ya de la descripción del cuadro. El criado es administrador. Los apóstoles están al frente de la casa del Señor y llevan las llaves (11,52). «Que los hombres vean en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios» (1Co_4:1). En el administrador se busca «que sea fiel» (1Co_4:2). Los apóstoles se comportarán con fidelidad y prudencia si tienen presente la venida del Señor, si cuentan con que el Señor puede venir a cada momento, si no olvidan que tienen que rendir cuentas al Señor.

La tentación puede consistir para el administrador en que se diga: El Señor está tardando, todavía no viene. Los instintos egoístas y los impulsos del capricho le seducen llevándolo a la infidelidad. Lucas parece haber dado a esta observación sobre la tardanza del Señor una importancia mayor de la que tenía en la redacción originaria de la parábola. Es posible que en la época en que vivía Lucas más de una autoridad en la Iglesia dejara que desear tocante a la fidelidad, a la vigilancia y a la sensatez, diciéndose: el Señor está tardando. La venida del Señor en un plazo próximo no se había cumplido. Entonces se pensaba: A lo mejor ni siquiera viene. El hecho de que Jesús ha de venir es cierto. Cuándo ha de venir, es cosa que se ignora. Con la venida de Jesús está asociado el juicio, en el que cada cual ha de rendir cuentas de su administración. En comparación con la certeza de que ha de venir el Señor y de los bienes que aportará su venida, pasa a segundo término el conocimiento de la fecha exacta de su venida. Al Evangelio no le interesa precisamente la descripción de los hechos del tiempo final, sino la certeza de que han de tener lugar. Los dirigentes de la comunidad no deben ceder a la tentación por el retraso de la parusía.

Al siervo fiel y prudente se le pone al frente de todo lo que posee el Señor. La gloria del tiempo final consiste en una actividad intensificada, en un reinar juntamente con el Señor. En cambio, el siervo malo es castigado; se le asignará la misma suerte que a los desleales: será entregado a las penas del infierno.

¿Nos dices esta parábola a nosotros o a todos? Así había preguntado Pedro, porque pensaba que los apóstoles tenían la promesa segura y que no estaban en peligro. Había oído lo que había dicho el Maestro sobre el pequeño rebaño, al que Dios se había complacido en dar el reino. También el apóstol debe dar buena cuenta de sí con fidelidad y sensatez, si quiere tener participación en el reino. También para él existe la posibilidad de castigo. La sentencia depende de la medida y gravedad de la culpa, del conocimiento de la obligación, y de la responsabilidad. Los apóstoles han sido dotados de mayor conocimiento que los otros, por lo cual también se les exige más y también es mayor su castigo si se hacen culpables. El que no habiendo conocido la voluntad del Señor hace algo que merece azotes, recibirá menos golpes. No estaba iniciado en los planes y designios del Señor, y por ello no será tan severa la sentencia de castigo. Pero será también alcanzado por el castigo, aunque menos, pues al fin y al cabo conocía cosas que hubiera debido hacer, pero no las ha hecho. Todo hombre es considerado punible, pues nadie ha obrado completamente conforme a su saber y a su conciencia. La medida de la exigencia de Dios a los hombres se regula conforme a la medida de los dones que se han otorgado a cada uno. Todo lo que recibe el hombre es un capital que se le confía para que trabaje con él.

49 Fuego vine a echar sobre la tierra. ¡Y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo un bautismo con que he de ser bautizado. ¡Y cuánta es mi angustia hasta que esto se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido a poner paz en la tierra? Nada de eso -os lo digo yo-, sino discordia. 52 Porque desde ahora en adelante, en una casa de cinco personas, estarán en discordia tres contra dos y dos contra tres: 53 el padre estará en discordia contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

Jesús aportó el tiempo de salvación. ¿Qué se puede percibir de esto? El tiempo de salvación se anuncia como tiempo de paz; el Mesías es portador de paz. ¿Qué se ha producido en realidad? Falta de paz, discordia hasta en las mismas familias. Los discípulos no deben, sin embargo, perder la cabeza. El tiempo que se ha inaugurado con Jesús es en primer lugar tiempo de decisión. Jesús tiene que cumplir una misión que le ha sido confiada por Dios. La misión reza así: Echar fuego sobre la tierra, traer el Espíritu Santo con su fuerza purificadora y renovadora. (*). Jesús tiene ardiente deseo de que se verifique este envío del Espíritu. Pero antes debe él ser bautizado con un bautismo, debe pasar por sufrimientos que lo azoten como oleadas de agua. Está penetrado de angustia hasta que se cumpla la pasión mortal. La agonía de Getsemaní envía ya por delante sus mensajeros. La salvación del tiempo final no viene sin los trabajos de la pasión. El ansia por salvarse debe infundir ánimos para soportar las angustias de la pasión. La elevación al cielo se efectúa a través de la cruz. Jesús está en camino hacia Jerusalén, donde le aguarda la gloria que seguirá a la muerte.

El Mesías es anunciado y esperado como portador de paz. Es el príncipe de la paz; su nacimiento trae paz a los hombres en la tierra (Isa_9:5 s; Zec_9:10; Luk_2:14; Eph_2:14 ss.). La paz es salvación, orden, unidad. Ahora bien, antes de que se inicie el tiempo de paz y de salvación hay falta de paz, división y discordia, incluso donde la paz debería tener principalmente su asiento. El profeta Miqueas se expresó con las palabras siguientes acerca del tiempo de infortunios y discordias que ha de preceder al tiempo de salvación: «El hijo deshonra al padre, la hija se alza contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos son sus mismos domésticos. Mas yo esperaré en Yahveh, esperaré en el Dios de mi salvación, y mi Dios me oirá» (Mic_7:6 s). Ahora tiene lugar la división. Acerca de Jesús se dividen las familias, acerca de él deben decidirse los hombres (Mic_2:34). Esta división y separación es señal de que han comenzado los acontecimientos finales, que a cada cual exigen decisión.

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* Se dan muy variadas explicaciones del v. 49.

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7. LLAMAMIENTO A LA CONVERSIÓN (,21).

Jesús se dirige ahora a las multitudes, ya no a los discípulos. Si los discípulos estaban en peligro de desconocer la importancia y el significado del tiempo (Mic_12:52), mucho más lo está todavía el pueblo. Las señales que acompañan al tiempo de Jesús deben interpretarse rectamente (Mic_12:54-59). Lo que tiene lugar en este tiempo, exige a todos conversión (Mic_13:1-9). Este tiempo es tiempo de salud que comienza sin aparato y ocultamente, pero que en el futuro tendrá dimensiones arrolladoras (Mic_13:10-21).

a) Señales del tiempo (Lc/12/54-59)

54 Decía también a las multitudes: Cuando véis que una nube se levanta por poniente, enseguida decís: Va a llover, y así sucede. 55 Cuando sopla el viento sur, decís: Va a hacer calor, y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Sabéis apreciar el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo, pues, no apreciáis el momento presente?

El pueblo, al observar el tiempo, sabe muy bien distinguir las señales. Cuando asoma una nube por poniente, por donde se halla el mar, se piensa acertadamente que va a llover; si sopla viento del sur, de la parte del desierto, se concluye que va a hacer calor. El período de tiempo que ofrece ahora Dios en el transcurso de los tiempos, tiene también sus señales: el pueblo acude en masa a Jesús, éste habla con autoridad de profeta, se expulsan demonios, se practican curaciones maravillosas... El pueblo que, acerca del tiempo y de todo lo que sucede sobre la haz de la tierra y en el firmamento, tiene penetrante fuerza de observación y se forma un juicio exacto acerca del significado de los acontecimientos, carece de este juicio cuando se trata de acontecimientos concernientes a Jesús y a la salvación. Ni siquiera se toma la molestia de verificar el significado del tiempo. Los hombres son hipócritas. Saben interpretar también estas señales, pero hacen como si no las entendieran. No quieren interpretar este tiempo como señalado por Dios para la decisión, precisamente porque rehuyen el tomar decisión, no quieren convertirse, sino seguir con su vieja forma de vida. La voluntad les impide juzgar.

57 ¿Y por qué no juzgáis también por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vas, pues, a presentarte al magistrado con tu contrario, trata de arreglarte con él por el camino, no sea que te arrastre hasta el juez, y el juez te entregue al ejecutor, y el ejecutor te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante.

Es necesario examinar y enjuiciar rectamente el tiempo; éste es, en efecto, un tiempo de decisión, del que depende el futuro. Quien no toma la debida decisión se expone a perderse eternamente. Choca que las gentes no atribuyan por sí mismas, para su propio bien, toda su importancia al debido enjuiciamiento de la hora presente. ¿Por qué no juzgáis? ¿Y por qué no obráis conforme al recto juicio? Ahora es todavía posible ponerlo todo en regla.

Una nueva parábola ayudará a juzgar rectamente del tiempo y a hacer lo que es debido. Tú vas con tu contrario a un proceso. Todavía existe la posibilidad de negociar con él, de recurrir a su bondad, de tratar de ganarle la voluntad y así librarte de él. Una vez que ha comenzado la vista de la causa, el pleito sigue su camino. Todo procede automáticamente. Ya no tienes manera de influir. Lucas tiene presente el proceso judicial romano; escribe para los paganos. Nadie ignora lo duro e inexorable del orden jurídico. Del magistrado pasa el acusado ante el juez, del juez al ejecutor de la sentencia, del ejecutor a la cárcel, y de la cárcel no sale hasta que haya pagado el último cuadrante (*)91. Lo único indicado en esta situación es intentar la conciliación antes de llegar al tribunal, y lograr así librarse del contrario.

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* El texto original dice lepton, la moneda más pequeña de aquellos tiempos, equivalente 1/80 de denario. El denario era el jornal corriente de un peón.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 12.

Advertencias a los Discípulos, 12:1-12 (Mat_10:26ss). Cf. comentario a Mat_10:26ss.
1 Entre tanto, se fue juntando la muchedumbre por millares, hasta el punto de pisarse unos a otros, y comenzó El a decir a sus discípulos: Ante todo guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía, 2 pues nada hay oculto que no haya de descubrirse, y nada escondido que no llegue a saberse. 3 Por esto, todo lo que decís en las tinieblas será oído en la luz, y lo que habláis al oido en vuestros aposentos será pregonado desde los terrados. 4 A Vosotros, mis amigos, os digo: No temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no tienen ya más que hacer. s Yo os mostrare a quién habéis de temer; temed al que, después de haber dado la muerte, tiene poder para echar en la gehenna. Sí, yo os digo que temáis a ése. 6 ¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Y sin embargo, ni uno de ellos está en olvido ante Dios. 7 Aun hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados todos. No temáis; vosotros valéis más que muchos pájaros. 8 Yo os digo: A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios. 9 El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios. 10 A quien dijere una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. 11 Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o qué habéis de responder o decir, 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que habéis de decir.

Este relato de Lc está compuesto con una serie de sentencias de Cristo pronunciadas en otras ocasiones y presentadas aquí bajo el tema de advertencias a los discípulos. Es un caso de simple contexto lógico. El auditorio, aunque hay muchedumbres, son los discípulos. Esto hace ver, por un nuevo motivo, que Lc quiere destacar el fervor creciente del pueblo por El, como se ve en los millares de gentes que pone y el apretujarse para oírle. Pero las advertencias son dadas a los discípulos. Aunque con ello continúa el tema también eclesial del discípulo.
En realidad son dos temas:
1) v.l-3. Han de guardarse del fermento de los fariseos, que es la hipocresía. Era la apariencia de santidad y el estar vacíos de virtud y llenos de maldad. Que no sean así sus discípulos, pues todo se sabrá. Y han de mostrarse por fuera como son por dentro. Que sea buen olor de Cristo. El v.3 es interpretado por los autores distintamente: como continuación de lo anterior, que es lo que parece aquí lo más probable por su redacción, o de la predicación. La predicación desde las terrazas hace ver, por contraposición, la publicidad que tendrán. Como la voz de los almuédanos en las mezquitas, desde los minaretes, anunciando la oración. Sin embargo, en otro contexto de Mt (Mat_10:26-27) y Mc (Mat_4:22) tiene el sentido de la predicación. En Lc, por lo que sigue, parecería obtener este sentido. Pero es tema discutible.
2) v.4-12. Los versículos 2-9 tienen el mismo orden que en Mat_10:26-33. Si el v.3 se interpreta de la predicación, el tránsito a este tema es lógico. La predicación les acarreará persecuciones. Para ello les anima llamándoles mis amigos. Pero no hay que temer a los hombres, que sólo matan el cuerpo; al que hay que temer es a Dios, que puede dar en justicia la muerte eterna en la gehenna (infierno; Mat_10:28).
Pero, además, les exhorta a la confianza en la Providencia. La persecución, lo mismo que la tentación, no siempre serán impedidas por Dios, pues son parte de la economía divina. Pero la confianza en la Providencia traerá la evitación o la fortaleza. Con el grafismo oriental se hace ver esta providencia sobre los pájaros; cinco pájaros que se venden por dos ases (el as era la décima parte del denario) l. ¡Y hasta los cabellos están sometidos a la providencia de Dios! (Mat_10:30).
Pero esa fortaleza les llevará a confesarlo delante de los honores por Mesías e Hijo de Dios, y entonces el Hijo del hombre les condensará por dignos discípulos suyos ante los ángeles de Dios; lo mismo que negará al que le niegue (Mat_10:32-33).
Esta actuación de Cristo parecería solamente fiscal. Sin Embargo, hecha ante los ángeles de Dios, que es su corte, o de su Padre (Mt), y puesta en función de otros pasajes, parece que, más que fiscal, es judicial, y los ángeles, si son la corte de Dios, aparecen como prontos a cumplir las órdenes del fallo de Cristo (Mat_25:31ss; Mat_13:41). Parece, pues, que hay un transfondo trascendente en este relato. Su confesión es su fallo judicial. Hay modificación de la frase con relación a Mt.
Esto evoca el perdón del pecado contra el Hijo del hombre, excepto en el caso de blasfemia contra el Espíritu Santo, que, por otros contextos, es cerrar los ojos a la evidencia de la obra de Dios. No que no se pueda perdonar, sino que el ser humano se empeña en no ser perdonado (Mat_12:21-33; cf. v.22ss; (Mar_3:28-30) 2.1 En Mc el v.10 tiene otro contexto.
Esta providencia de Dios, evocada también por la cita del Espíritu Santo tipo de concatenación semita , les asegura que no se preocupen cuando les llevan perseguidos, como discípulos de Cristo, a las sinagogas persecuciones judías o ante los magistrados (???? i) y las autoridades (????? (?? ) este vocabulario refleja el de Pablo , persecuciones paganas, sobre lo que han de responder, porque esa providencia hará que el Espíritu Santo les ilumine en aquella hora (Mat_10:20) 3.

La avaricia,Mat_12:13-21.
13 Díjole uno de la muchedumbre: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. u El le respondió: Pero, hombre, ¿quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros? 15Les dijo: Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda. 16 Y les dijo una parábola: Había un hombre rico, cuyas tierras le dieron gran cosecha. 17 Comenzó él a pensar dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, pues no tengo donde encerrar mi cosecha? 18 Y dijo: Ya sé lo que voy a hacer: demoleré mis graneros y los haré más grandes, y almacenaré en ellos todo mi grano y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años; descansa, come, regálate. 20 Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y lo que has acumulado, ¿para quién será? 21 Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.

Lc pone una introducción histórica, que le da motivo para insertar luego la parábola sobre la avaricia. Es el único evangelista que la trae.
Una persona le pide un día, basado en el prestigio que tenía, más que como un simple rabí, que intervenga en un asunto familiar. En la Ley se decía que el hermano mayor, cuando eran dos, llevaría dos partes de la hacienda, y el menor una (Deu_21:17). Pero, cuando eran más hermanos, los rabinos resolvían la cuestión de maneras distintas 3. En la Mishna hay una sección para las herencias, y que era orientadora para las consultas que les hacían a los rabinos. Nada se dice aquí si el mayor retenía injustamente la parte del menor o si, siendo varios, a éste no le satisfacía la solución aceptada según el criterio rabínico. En todo caso, siempre era un asunto enojoso la intromisión en partición de herencias, y, sobre todo, Cristo le hace ver que su misión es otra, no la de arreglar cuestiones materiales. No quiere aparentar que aprueba una actitud de absorción por los bienes de este mundo (Harrington).
Y Lc relata la parábola de Cristo contra la avaricia. Lo que sugiere en el hermano antes citado una retención injusta de la hacienda (v.15).
Cristo hace la pintura colorista de un rico que sólo se dedica a atesorar riquezas, pensando disfrutar largos años de buena vida con ellas. Pero la muerte le sobrevino: la avaricia le hizo no poder disfrutarlas 4. La palabra alma (???? ) está por vida. Se le llama insensato (???? ) que en A.T. (Sal 14) se aplica al que, en la práctica, niega a Dios; aquí absorbido por las riquezas de la vida. Y termina con esta sentencia: Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.
Acaso en su situación en el kérigma de la Iglesia se la valore en función escatológica.
Este versículo añade un elemento nuevo a la parábola. Esta hace ver la inutilidad del atesorar para prolongar la existencia, pero aquí se añade un pensamiento nuevo: la riqueza en función de la vida eterna. Por eso algunos la tienen por un elemento adventicio a la parábola, aunque tomado de otra sentencia del Señor 5.

Abandono a la Providencia, 12-22-34 (Mat_6:25-33).
Cf. comentario a Mat_6:25-33.
22 Dijo a sus discípulos: Por esto os digo: No os preocupéis de vuestra vida, por lo que comeréis; ni de vuestro cuerpo, por lo que vestiréis, 23 porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.24 Mirad a los cuervos, que ni hacen sementera ni cosecha, que no tienen ni despensa ni granero, y Dios los alimenta: ¡cuánto más valéis vosotros que un ave! 25 ¿Quién de vosotros, a fuerza de cavilar, puede añadir un codo a su estatura? 26 Si, pues, no podéis ni lo menos, ¿por qué preocuparos de lo más? 27 Mirad los lirios cómo crecen; ni trabajan ni hilan, y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28Si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, así la viste Dios, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 29 No andéis buscando qué comeréis y qué beberéis, y no andéis ansiosos, 30 porque todas estas cosas las buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis de ellas necesidad. 31 Vosotros buscad su Reino, y todo eso se os dará por añadidura. 32 No temas, rebañito mío, porque vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino. " Vended vuestros bienes y dadlos en limosna; haceos bolsas que no se gastan, un tesoro inagotable en los cielos, adonde ni el ladrón llega ni la polilla roe; 34 porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.

Lc coincide con Mt en este pasaje, tan rico de doctrina como bello de expresión. Lc añade un tema complementario que es como el término de una inclusión semita al tema de la avaricia que parabólicamente acaba de describir. Se dirige a sus discípulos y en Lc a los discípulos eclesiales En lugar de preocuparse por la sola riqueza material, afanados con una solicitud excesiva, esta solicitud ha de ser dejada al abandonarse en manos de la Providencia. ¡Dios mira por los hombres! Ellos que busquen el Reino, y todo eso se dará por añadidura. No se excluye, naturalmente, la labor por lo necesario; pero que se haga sin asfixiante afán, y cada cosa en su sitio. Que nada faltará, ¡pues hay Providencia!
Si ellos son pocos rebañito mío y como despreciados ante tantos otros afanes y poderes y con dificultades por alcanzar esta meta que les propone, que no se desalienten, que sepan que son la porción elegida, pues vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino. 6
Este no viene por exigencia, sino por don gratuito. Ha de recibírselo haciéndose como niños, que, en el ambiente, eran casi un ser sin valor. Así lo recibirán como puro don gratuito de Dios ese rebañito mío de gentes sencillas y despreciadas, sin orgullos ni prejuicios doctrinales contra el Mesías (cf. Luc_10:21).
Lc añade un tema que es contrapartida al afán por la avaricia, antes desarrollado. Acaso procedan de otro contexto en su exposición por Cristo. Pero la oportunidad lógica de su inserción aquí es clara. Que no atesoren con afán; que se confíen a la Providencia. Y como prueba de todo ello, les dice en forma hiperbólica que vendan sus bienes y los den en limosnas, la gran obra de misericordia entre los judíos, para tener un tesoro en los cielos.
Naturalmente, no es esto una obligación. Es una sentencia sapiencial que ha de ser valorada en función de otros elementos. El mismo Colegio apostólico tenía sus bienes, de los que sacaba parte de su sostenimiento (Jua_13:29; Act 4:34-5:1-4).
A la frase final de la avaricia: Así será el que atesora para sí y no es rico para Dios (v. 21), se le contrapone por el contexto esta otra: Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
v.24. Mt pone aves; Lc, cuervos. Acaso se pongan éstos porque se consideraban animales impuros (Lev_11:15; Deu_14:14). En la literatura rabínica se dice que los padres les abandonan. Es reflejo del A.T. (Job_38:41). Con la alusión a ese desamparo se acusaría mejor la providencia de Dios en ellos. Podría ser citación quoad sensum o efecto de fuentes.
v.25. La palabra ?????? se traduce por estatura o edad. Los autores se dividen en la precisión de este matiz.
v.30. Lc pone gentes del mundo; Mt, gentiles. La modificación se explica bien, dados los lectores de cada uno de estos evangelistas.

Exhortación a la vigilancia,Job_12:35-48 (Mat_24:42-51; Mar_13:33-35).
Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas las lámparas, 36 y sed como hombres que esperan a su amo de vuelta de las bodas, para que, al llegar él y llamar, al instante le abran. 37 Dichosos los siervos aquellos a quienes el amo hallare en vela; en verdad os digo que se ceñirá, y los sentará a la mesa, y se prestará a servirles. 38 Ya llegue a la segunda vigilia, ya a la tercera, si los encontrare así, dichosos ellos. 39 Vosotros sabéis bien que, si el amo de casa conociera a qué hora habría de venir el ladrón, velaría y no dejaría horadar su casa. 40 Estad, pues, prontos, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre. 41 Dijo Pedro: Señor, ¿es a nosotros a quienes dices esta parábola o a todos? 42 El Señor contestó: ¿Quién es, pues, el administrador fiel, prudente, a quien pondrá el amo sobre su servidumbre para distribuirle la ración de trigo a su tiempo? 43 Dichoso ese siervo a quien el amo, al llegar, le hallare haciendo así. 44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. 45 Pero si ese siervo dijese en su corazón: Mi amo tarda en venir, y comenzase a golpear a siervos y siervas, a comer, y beber, y embriagarse, 46 llegará el amo de ese siervo el día que menos lo espere y a la hora que no sabe, y le mandará azotar y le pondrá entre los infieles. 47 Ese siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparó ni hizo conforme a ella, recibirá muchos azotes. 48 El que, no conociéndola, hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A quien mucho se le da, mucho se le reclamará, y a quien mucho se le ha entregado, mucho se le pedirá.

La exhortación a la vigilancia la traen los tres sinópticos. Pero Mt y Mc la traen al final del discurso escatológico. Lc le da una situación distinta. Pero ambos están orientados a la parusía. La de Mc es propia (Mar_13:33-35). La de Lc es triple, la primera de las cuales es omitida por Mt. Pero las otras dos son más ampliamente desarrolladas por Lc. Esta desconexión en que las pone Lucas podría hacer pensar que les daba un acentuado sentido moral personal, no primitivo, desescatologizado ante la experiencia de la parusía lejana.
1) La primera está tomada de la vigilancia de criados que esperan a su amo que viene de las bodas. El estar ceñidos los lomos indica tener levantados y ajustados los vestidos para servir. Las lámparas escendidas aluden al cortejo nupcial que llega de noche, como era la costumbre. Pero en Lc el cursus de la narración cambia. A los siervos que así le esperen vigilantes, el esposo se ceñirá como un siervo, los sentará a la mesa, que es su mesa, y se pondrá a servirles. La parábola se alegoriza. Cristo es el Esposo, que, como él dijo, estaba entre ellos como un servidor (Luc_22:27). Su mesa es un banquete, la imagen ordinaria con que se expresaba el reino mesiánico celeste. El será en ese banquete mesiánico final el servidor y el manjar (Rev_3:20): el privilegio de su premio. La espera ha de ser tensa. Han de esperar a la segunda o tercera vigilia. Los judíos dividían la noche en tres vigilias; los romanos, en cuatro (Mar_13:35). No podría fijarse con exactitud el cómputo usado 7.
2) La segunda parábola es la conocida del ladrón, que llega inesperadamente, a la noche, para entrar, horadando su casa de adobe. Si el dueño supiese a qué hora iba a venir, estaría alerta. Así se ha de estar alerta para la parusía ? u otra previa venida del Señor. Pues Lc acentúa la desescatologización. Acaso la moralice.
3) La tercera es introducida en Lc, pero no en Mt, por una pregunta de Pedro, para saber si la parábola la dice a ellos o a todos. Pero se responde con otra. Es un administrador, que ha de ser fiel y prudente, a quien un señor le dejó, en su ausencia, encargado de atender a su servidumbre. El fin de la parábola es el mismo que los anteriores: la vigilancia, presentada aquí bajo la imagen de la fidelidad, que es el modo de estar esperando dignamente a su señor. Si a su retorno lo encuentra con esta vigilancia fiel, le pondrá sobre todos sus bienes. Como José fue puesto en Egipto por el Faraón. Pero si, ante su tardanza, se ensoberbeciese y tratase a los súbditos con el despotismo de un oriental con esclavos, a la llegada del señor, éste le mandará castigar. La parábola tiene algunos rasgos irreales, para mejor contrastar el pensamiento. Algún elemento se alegoriza. Su venida es la parusía, o acaso moralizada aquí otra venida de Cristo , y el ponerle sobre todos sus bienes es el premio del cielo. El castigo en Lc es con los infieles, es decir, con los impíos, profanos; en Mt se pone con los hipócritas. Este término es usual en Mt para expresar los fariseos. Sin embargo, con este término vierten los LXX el hebreo hanéf, que significa profano. Acaso pudieran en Mt y Lc resultar términos sinónimos 8. Este contexto es artificioso (Mat_24:45ss).
Los v.47-48, exclusivos de Lc, dan un matiz especial al pensamiento. El castigo está proporcionado al conocimiento que se tenga para esta vigilancia, bajo la forma de fidelidad. Acaso pudiera aludirse más específicamente con ello a la última actitud de los fariseos frente al pueblo sencillo e ignorante. Puede todo esto tener una oportunidad especial en la Iglesia primitiva, referente a los dirigentes, si no responden solícitamente a su función (cf. Ose_4:4-11).

Exigencias de la doctrina de Cristo,Ose_12:49-53 (Mat_10:34-36).
49 Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda? 50 Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me siento constreñido hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que no, sino la disensión. 52 Porque en adelante estarán en una casa cinco divididos, tres contra dos y dos contra tres; 53 se dividirán el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre, y la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.

El primer versículo: Yo he venido a poner fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda? es como el tema que abarca un doble incendio: en él y en los otros. El desea que este fuego se encienda. Ha de ser algo excelente. Algunos Padres lo interpretan del Espíritu Santo, de la caridad, del celo. Originariamente es el reino. Este fuego actuará a través de Cristo y el E. S.
Este primer fuego es El. Acaso se agrupe aquí esta sentencia por un contexto lógico (Mat_10:34-37). El ha de recibir un bautismo, y hasta que llegue está en ansia. Este es la cruz. Es el momento culminante de su fuego de amor, que lo bautiza (sumerge) en la muerte (Mar_10:38-39). El verbo usado ????????? tiene un matiz de ansiedad, de congoja, de fuerza incontenible 9.
Pero este fuego que El pone en la tierra va a exigir tomar partido por El. Va a incendiar a muchos, y por eso El trae la disensión, no como un intento, sino como una consecuencia. Es el modo semita de formular la causalidad o permisión. Y esta disensión se la expresa llegando a lo más entrañable de la vida: la familia. Bien se ve esto aún en los países mahometanos cuando un miembro de la familia se hace cristiano. Se cumplen a la letra las palabras del Señor 9.

Los signos del tiempo mesiánico,Mar_12:54-59.
Cf. comentario a Mat_16:1-3.
54 A la muchedumbre le decía también: Cuando veis levantarse una nube por el poniente, al instante decís: Va a llover. Y así es. 55 Cuando sentís soplar el viento sur, decís: Va a hacer calor. Y así sucede. 56 Hipócritas, sabéis juzgar del aspecto de la tierra y del cielo; pues ¿cómo no juzgáis del tiempo presente? 57 ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas, pues, con tu adversario al magistrado, procura en el camino desembarazarte de él, no sea que te entregue al juez, y el juez te ponga en manos del alguacil, y el alguacil te arroje en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás hasta que hayas pagado el último ochavo.

Lc es el más completo en esta relación. Cristo se dirige a la muchedumbre. Ellos, gentes de campo o de mar, saben muy bien predecir el buen o el mal tiempo por su experiencia del cielo. ¿Por qué no juzgar por ellos mismos (?? '?????? ) lo que es justo? Las enseñanzas de Cristo y sus milagros han hecho ver que es el Mesías. ¿Por qué por estos signos, que son también del cielo verdadero, no lo reconocen como tal? Con ello alude al medio ambiente, ya que en las discusiones rabínicas era muy tratado el tema de las señales para la venida y manifestación del Mesías.
¿A quién se refiere y qué significa aquí la palabra hipócritas? El auditorio es la muchedumbre. Pero al decírseles que lo juzguen por sí mismos indica con ello el que no se dejen desorientar ni presionar por el influjo de los fariseos, tan frecuentemente llamados hipócritas. Lagrange ha hecho notar aquí que, dirigida a la muchedumbre, la palabra hipócritas tiene, por lo dicho, un cierto sentido de que no sean comediantes 10.
Lc añade luego en su perspectiva una parábola que Mt trae en otro contexto y a otro propósito muy distinto (Mat_5:25-26), pero con la que incita aquí a la rectificación y a la penitencia. Su sentido es claro. Aquí hay que arreglarse con Dios, reconociendo a Cristo por Mesías 11. En Mt se trae al propósito moral de justicia ante la ofensa hecha a otra persona (Mat_5:25-26).
La palabra ochavo traduce al término griego ?????? = medio quadrans= cuarta parte de un as; éste era la décima parte de un denario.

1 Rich, Dict. Des Antiq. Rom. (1861) P.223. 2 Lemmonier, Blasphéme, En Dict. Bibl. Suppl. I P.981-989. 3 I. H. Marshall, Hará Sayings, Lúe 12:11: Theology (London 1964) 65ss. 3 Edersheim, The Life And Times Of Jesús. (1907) Ii P.243-244; J. Jeremías, O.C., P.158-159. 4 Vosté, Parabolae. (1933) Ii P.701-709; Joüon, En Rev. Se. Relig. (1939) P.486-489. 5 Buzy, Les Sentences Finales Des Parábales Evangeliques: Rev. Bibl. (1931) P.335; J. Jeremías, La Conclusión De Las Parábolas, En Die Gleichnisse Jesu P.!28ss. 6 Pesch, Zur Formgeschichte Und Exegese Ioh Lukas 12:32: Bíblica (1960) 25-40.356-378. 7 Vosté, Parabolae. Ii (1933) P.463-470; Cf. P.459-463. 7 Véase .O Que Sobre Esto Se Ha Dicho Al Comentar A Mt En Los C.24 Y 25. S Joüon, Ypocrítes Dans L'évangile Et Hébreu Hanéf: Rech. Se. Relig. (1930) P.313-316. 9 O. Cullmann, Early Christian Worship (1953) P.19; Taylor, Jesús And His Sacrifice (1937) P. 164-167. 9 T. A. Roberts, Some Comments On Mat_10:34ss And Luc_12:5iss· Exp Tim (1957) 304ss. 10 Evang. S. St. Lúe (1927) P.375. 11 Para su exposición, cf. Comentario a Mat_5:25-26.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



"Os digo, pues, que cualquiera que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios. Al contrario, quien me negare ante los hombres, negado será ante los ángeles de Dios. Si alguno habla contra el Hijo del hombre, este pecado se le perdonará; pero no habrá perdón para quien blasfemare del Espíritu Santo. Cuando os conduzcan a las sinagogas, y a los magistrados, y a las potestades, no paséis cuidado de lo que o cómo habéis de responder o alegar; porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel trance lo que debéis decir". (vv. 8-12)

Beda
Había dicho antes el Salvador que todas las acciones y las palabras ocultas habrían de publicarse; y ahora añade que esta publicación no se verificará en una reunión cualquiera, sino en la ciudad eterna y en presencia del rey y juez eterno; por eso dice: "Os digo, pues, que cualquiera que me confesare", etc.

San Ambrosio
Excitando también manifiestamente a la fe, la colocó como fundamento de las virtudes; porque así como la fe es estímulo de la virtud, así también la virtud constituye la firmeza de la fe.

Crisóstomo, homil. 35, in Matth
No se contenta el Señor con una fe interna, sino que pide una confesión exterior de ella, instándonos a la confianza y al mayor afecto. Y como esto es útil para todos, habla en general, diciendo: "Cualquiera que me confesare".

San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Dice San Pablo (Rom_10:9): "Si confiesas con la boca a Jesús, tu Señor, y crees en tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, te salvarás". Todo el misterio de Cristo se expresa en estas palabras. Conviene, pues, confesar primero que el Verbo nacido de Dios Padre, esto es, el unigénito de su misma naturaleza, es el Señor de todas las cosas; es decir, no como habiendo recibido o usurpado este dominio, sino siendo verdadera y naturalmente Señor como lo es el Padre. Conviene confesar después, que Dios lo resucitó de entre los muertos. Es decir, que el mismo que se hizo hombre padeció en su carne por nosotros y resucitó de entre los muertos. A cualquiera, pues, de nosotros, que confesare así a Jesucristo delante de los hombres -esto es, como Dios y como Señor-, Jesucristo le confesará delante de los ángeles de Dios cuando baje con ellos en la gloria de su Padre al fin del mundo.

San Eusebio, in Cat. graec. Patr
¿Qué cosa habrá de mayor gloria que el mismo Verbo, unigénito de Dios, dé testimonio por nosotros en el juicio divino, y merecerlo así en remuneración del testimonio que de El dimos confesándolo? Porque no estará fuera de aquel de quien dará testimonio, sino que habitando en él y llenándolo de su luz será como lo confesará. Cuando los hubo fortalecido con la dulce esperanza por tantas promesas, los mueve después con terribles amenazas; diciendo: "Al contrario, quien me negare ante los hombres, negado será ante los ángeles de Dios".

Crisóstomo, ut supra
Respecto de la condenación se ofrece mayor castigo y, respecto de las buenas obras, mayor premio; como diciendo: Tú me confesarás o me negarás aquí, pero yo allí. El pago de las buenas y de las malas acciones os aguarda con exceso en la otra vida.

San Eusebio, ut sup
Hace esta amenaza oportunamente para que no dejasen de confesarle menospreciando la pena de ser negado por el Hijo de Dios. Lo cual equivale a ser negado por la sabiduría y a perder la vida, a ser privado de la luz y de todos los bienes, a sufrir todo esto delante del Padre que está en los cielos y de los ángeles de Dios.

San Cirilo, ubi sup
Los que lo niegan son primeramente los que pospusieron la fe por temor a una inminente persecución, y después los doctores de la herejía y discípulos.

Crisóstomo, ut sup
Hay también otros modos de negar a Jesucristo, como explica San Pablo cuando dice (Tit_1:16): "Confiesan que conocen a Dios, pero le niegan con las obras". Y en otro lugar (1Ti_5:8): "Si alguno no cuida de los suyos y particularmente de sus domésticos, reniega de la fe, y es peor que un infiel". Y también (Col_3:5): "Huid de la avaricia, que es idolatría". Por tanto, puesto que hay tantos modos de negar, es claro que hay otros tantos de confesar. Esos modos, practicados por el hombre, lo harán digno de oír aquella voz beatísima con la que Jesucristo alabará a todos los que lo hubieren confesado. Fijémonos en la elección de estas palabras. En el texto griego dice: "Cualquiera que confesare en mí", manifestando que ninguno puede confesar a Jesucristo por sus propias fuerzas, sino ayudado por la gracia del Señor. Pero cuando se trata del que lo niega, no dijo en mí, sino a mí, porque el que lo niega carece de la gracia. Sin embargo, es culpable, porque si se le priva de la gracia es porque él se separa de ella -o lo que es lo mismo, se le priva por su propia culpa-.

Beda
Pero para que no se juzgue que están en igual caso los que lo niegan por otras razones -esto es, los que lo niegan por debilidad e ignorancia-, y por ello habrían de ser negados, añadió en seguida: "Si alguno habla contra el Hijo del hombre, este pecado se le perdonará", etc.

San Cirilo, ubi sup
Pero si el Salvador quiere insinuar que, cuando decimos una palabra injuriosa a un hombre cualquiera obtendremos el perdón si nos arrepentimos, no hay dificultad ninguna en estas palabras, porque siendo Dios bueno por naturaleza, enmienda a los que quieren arrepentirse. Pero si estas palabras se vuelven contra el mismo Jesucristo, ¿cómo no ha de ser condenado el que habla contra El?

San Ambrosio
Sabemos ciertamente que el Hijo del hombre es Cristo, que fue engendrado por obra del Espíritu Santo en la Virgen, que es su sola Madre en la tierra. ¿Acaso es mayor el Espíritu Santo que Jesucristo, para que obtengan el perdón los que pecan contra El, y no puedan alcanzar esta misma gracia los que pecan contra el Espíritu Santo? Pero en donde se encuentra la unidad de poder no cabe comparación. 1

San Atanasio, in libro de peccato in Spiritum
Aquellos hombres de la antigüedad, el estudioso Orígenes y el admirable Teognosto, dicen que hay blasfemia contra el Espíritu Santo cuando los que fueron considerados dignos de su don por el bautismo vuelven al pecado; por eso ellos no alcanzarán perdón, 2 como dice San Pablo (Heb_6:6): "Es imposible que aquellos que han sido hechos partícipes del Espíritu Santo sean renovados", etc. Cada uno de los citados autores explana después su idea. Así, Orígenes dice: Dios Padre provee ciertamente a todo y todo lo contiene; la acción del Hijo se extiende sólo a los seres racionales y el Espíritu Santo sólo asiste a los que participan de El por el bautismo. 3 Por tanto, cuando pecan los catecúmenos y los gentiles, pecan contra el Hijo que habita en ellos, y pueden, por consiguiente, obtener el perdón si se hacen dignos de la regeneración. Pero cuando pecan después de bautizados, dice que este crimen afecta al Espíritu, al que habían llegado cuando pecaron, por cuya causa su condenación es irrevocable. 4 Teognosto, por su parte, dice que el que traspasa el primero y el segundo límite merece menor castigo; pero el que traspasa también el tercero no recibirá más el perdón. Llama primero y segundo límite la doctrina del Padre y del Hijo; y tercero a la participación del Espíritu Santo, según aquellas palabras de San Juan (16,13): "Cuando venga el Espíritu de verdad, os enseñará toda verdad". Esto es así no porque la doctrina del Espíritu sea superior a la del Hijo, sino porque el Hijo bajó hasta a los imperfectos y el Espíritu Santo es el signo de los que son perfectos. Así, pues, no porque el Espíritu supere al Hijo es imperdonable la blasfemia contra el primero, sino porque los imperfectos pueden ser perdonados, mientras que los perfectos no tienen ninguna excusa. Sin embargo, cuando el Hijo está en el Padre, está en aquellos en quienes está el Padre, sin que falte el Espíritu, porque la Santísima Trinidad es indivisible. Además, si todas las cosas han sido hechas por el Hijo y todas subsisten en El, estará verdaderamente en todas; y entonces es preciso que todo aquel que peca contra el Hijo, peque contra el Padre y contra el Espíritu Santo. Además el sagrado bautismo se da en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y por esto los que pecan después del bautismo blasfeman contra la Santísima Trinidad. Además, si los fariseos no habían recibido aún el bautismo, ¿por qué los reprende como si blasfemasen contra el Espíritu Santo, de quien todavía no se habían hecho partícipes, sobre todo cuando no los acusaba por simples pecados, sino por la blasfemia? Pero hay la diferencia de que el que peca quebranta la ley, en tanto que el que blasfema ofende a la misma Divinidad. Y si a aquellos que pecan después del bautismo no se les perdona el castigo, ¿cómo el Apóstol perdona al penitente de Corinto, y por qué engendra a los gálatas que han retrocedido, hasta que Jesucristo sea formado de nuevo en ellos (Gál 3)? ¿Por qué reprochamos a los novacianos el que no hagan penitencia después del bautismo? El Apóstol, dirigiéndose a los hebreos, no destituye la penitencia por los pecados; sino que para que no creyesen que según el rito de la ley, y como penitencia, podía repetirse el bautismo todos los días, les aconseja que hagan penitencia, haciéndoles ver que no hay más que una sola renovación por el bautismo. Considerando estas cosas, apelo a la misericordia de Jesucristo, que siendo Dios, se hizo hombre. Es decir, consideremos cómo Dios resucitaba a los muertos y cómo, revestido de la carne, tenía sed, trabajaba y sufría. Por tanto, cuando algunos, considerando su humanidad, ven que el Señor tiene sed y que padece, y hablan contra el Salvador como hombre, pecan ciertamente. Pero pueden -cuando se arrepientan- recibir bien pronto el perdón, alegando como causa la fragilidad humana. Y cuando los que, considerando las obras de la Divinidad, dudan de la naturaleza de su cuerpo, pecan también gravemente, pero es fácil perdonar en seguida a estos penitentes, porque merecen excusa por la magnitud de sus obras. Ahora, cuando las obras de Dios se atribuyen al diablo, atraen sobre sí la sentencia irrevocable. Ellos creen que el diablo es Dios y que el verdadero Dios no tiene más participación en sus obras que el diablo. Los fariseos habían llevado su perfidia hasta este punto: manifestando el Salvador las obras del Padre, resucitando a los muertos, iluminando a los ciegos y haciendo cosas semejantes, los fariseos decían que éstas eran obras de Beelzebub. Podían también decir, viendo el orden del mundo y la providencia que lo rige, que el mundo había sido creado por Beelzebub. Por otro lado, fijándose en su humanidad, quedaban (Mat_13:55) pasmados y decían: ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? (Jua_7:15) ¿Cómo puede conocer las Escrituras, si no ha estudiado? El Señor los toleraba como pecadores contra el Hijo del hombre; pero cuando dijeron en su demencia que las obras de Dios son las de Beelzebub, no pudo tolerarlos más. De la misma manera, toleraba a sus padres, mientras murmuraban por la carencia del pan y del agua; pero después que fundieron el becerro de oro y le atribuyeron todos los beneficios que habían recibido del Señor, fueron castigados, primero con la muerte de no pocos de ellos, y después diciendo: "Y yo en el día de la venganza visitaré también este pecado de ellos" (Éxo_32:35). Los fariseos oyen ahora una sentencia parecida, porque los condena al fuego dispuesto para el diablo, en donde serán atormentados con él. No dijo Jesucristo esto comparando la blasfemia contra El a la proferida contra el Espíritu Santo, como si el Espíritu Santo fuese más grande; sino para manifestar que de las dos blasfemias proferidas contra El mismo, una es más grave que la otra; puesto que, mirándole como un hombre, lo vituperaban y decían que sus obras eran de Beelzebub.

San Ambrosio
Así, pues, piensan algunos que debemos entender que el Hijo y el Espíritu son el mismo santo, salvo la distinción de personas y la unidad de la sustancia; porque Cristo Dios y hombre, es uno con el Espíritu Santo; así está escrito (Lam_4:20): "El Espíritu que está delante de nosotros es el ungido 5 del Señor". El es igualmente santo, pues de la misma manera que el Padre es Dios y el Hijo Señor, y el Padre Señor y el Hijo Dios, así también el Padre es santo, el Hijo es santo y santo el Espíritu. Por tanto, si Cristo es uno y otro, ¿por qué esa diferencia, sino para que comprendamos que no nos es permitido negar la divinidad de Jesucristo?

Beda
El que dice que las obras del Espíritu Santo son de Beelzebub no será perdonado ni en esta vida, ni en la otra. No porque neguemos que pueda ser perdonado por Dios si hace penitencia, sino para que nos convenzamos que el blasfemo no llegará nunca a tener los méritos necesarios para ser perdonado, ni a hacer frutos dignos de penitencia; según estas palabras (Isa_6:10 y Mt 12): "Cegó sus ojos para que no se conviertan y no los salve yo".

San Cirilo in Cat. Graec. Patr
Por lo que si el Espíritu Santo fuese criatura y no de la sustancia divina del Padre y del Hijo ¿cómo las ofensas que se le hacen habían de provocar una pena tal cual la que se anuncia a los blasfemos contra Dios?

Beda
No obstante, los que dicen que no es Santo y que no es Dios, sino que es menor que el Padre y que el Hijo, no son reos del crimen irremisible de blasfemia, porque esto lo hacen llevados por la ignorancia humana, no por la diabólica envidia, como los príncipes de los judíos.

San Agustín, De verb. Dom., serm. 1
Si aquí se dijese: "El que profiriese alguna blasfemia contra el Espíritu Santo", deberíamos entender toda blasfemia; pero como se dice, "el que blasfemare contra el Espíritu Santo", se ha de entender no un blasfemo cualquiera sino aquel que nunca puede ser perdonado. Por esto se ha dicho (Stgo 1:13): "Dios no tienta a nadie", aunque no se habla aquí de toda tentación, sino sólo de cierto tipo. Veamos ahora cuál es esta manera de blasfemar contra el Espíritu Santo. El principal beneficio de los creyentes consiste en recibir en el Espíritu Santo el perdón de los pecados. El corazón impenitente blasfema contra este don gratuito. Así pues, esta impenitencia es blasfemia contra el Espíritu, la cual no se perdona ni en este mundo ni en el otro, porque la penitencia alcanza el perdón en esta vida, el cual vale para la otra.

San Cirilo, ubi sup
Habiendo infundido el Señor tanto temor, y habiendo preparado a sus discípulos para resistir con valor a los que se separan de la verdadera fe, les mandó que no se cuidasen de sus respuestas. Porque el Espíritu, que habita en los que están bien dispuestos, les inspirará -como doctor- lo que deban decir. Por lo cual prosigue: "Cuando os conduzcan a las sinagogas no paséis cuidado de lo que o cómo habéis de responder".

Glosa, interlin
Dice, pues, "cómo", en cuanto al modo de hablar; y "que" en cuanto a pensarlo. Es decir, "cómo" habéis de responder a los que os pregunten, o "qué" habéis de decir a los que quieran llegar a saber.

Beda
Cuando somos llevados a causa de Jesucristo ante los jueces, únicamente debemos ofrecer nuestra voluntad por El, porque lo que hemos de responder ya nos lo inspirará el Espíritu Santo. Por esto añade: "Porque el Espíritu Santo, os enseñara".

Crisóstomo, in Matth homil. 34
En otro lugar se dice (1Pe_3:15): Estad preparados para responder a todos los que deseen conocer de vosotros la causa de la esperanza que os alienta. Porque cuando se suscita entre amigos una disputa o una cuestión, nos manda que meditemos; pero cuando estamos ante el terror de un temible pretorio, nos da fuerzas para que nos atrevamos a hablar sin turbarnos.

Teófil
Como nuestra debilidad nace de dos causas -porque huimos del martirio por temor del dolor y porque somos ignorantes y no podemos dar cuenta de la fe-, excluye uno y otro. Con respecto al miedo del dolor, dice: "No temáis a los que matan el cuerpo"; y con respecto al terror de la ignorancia: "No paséis cuidado de lo que o cómo habéis de responder".

Notas
1. El Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 1864 dice lo siguiente comentando Luc_12:10 : "No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna".
2. "Por medio del sacramento de la Penitencia, el bautizado puede reconciliarse con Dios y con la Iglesia. Los padres (de la Iglesia) tuvieron razón en llamar a la penitencia 'un bautismo laborioso' (San Gregorio Nac., or. 39.17). Para los que han caído después de Bautismo, es necesario para la salvación este sacramento de la Penitencia, como los es el Bautismo para quienes aún no han sido regenerados (Cc. de Trento: DS 1672)" Catecismo de la Iglesia Católica, 980.
3. Opinión particular de Orígenes que es incorrecta. "Dios, que ha creado el universo, lo mantiene en la existencia por su Verbo, 'el Hijo que sostiene todo con su palabra poderosa' (Hab_1:3) y por su Espíritu Creador que da la vida" Catecismo de la Iglesia Católica, 320.
4. Ver nota 11.
5. Lat. Christus.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XII.

1 Christ preacheth to his disciples to auoid hypocrisie, and fearefulnesse in publishing his doctrine: 13 Warneth the people to beware of couetousnes, by the parable of the rich man who set vp greater barnes. 22 We must not be ouer carefull of earthly things, 31 but seeke the kingdome of God, 33 giue almes, 36 bee ready at a knocke to open to our Lord whensoeuer he commeth. 41 Christs ministers are to see to their charge, 49 and looke for persecution. 54 The people must take this time of grace, 58 because it is a fearefull thing to die without reconciliation.

[Whom to feare.]

1 In [ Mat_16:6 .] the meane time, when there were gathered together an innumerable multitude of people, insomuch that they trode one vpon another, he began to say vnto his disciples first of all, Beware yee of the leauen of the Pharisees, which is hypocrisie.
2 [ Mat_10:26 .] For there is nothing couered, that shall not be reuealed, neither hid, that shall not be knowen.
3 Therefore, whatsoeuer yee haue spoken in darkenesse, shall bee heard in the light: and that which yee haue spoken in the eare, in closets, shal be proclaimed vpon the house tops.
4 [ Mat_10:28 .] And I say vnto you my friends, Be not afraid of them that kill the body, and after that, haue no more that they can doe.
5 But I will forewarne you whom you shall feare: Feare him, which after he hath killed, hath power to cast into hell, yea, I say vnto you, Feare him.
6 Are not fiue sparrowes solde for two [ See Mat_10:29 .] farthings, and not one of them is forgotten before God?
7 But euen the very haires of your head are all numbred: Feare not therefore, ye are of more value then many sparrowes.
8 [ Mat_10:32 ; 2Ti_2:12 .] Also I say vnto you, Whosoeuer shall confesse me before men, him shall the Sonne of man also confesse before the Angels of God.
9 But he that denieth me before men, shalbe denied before the Angels of God.
10 And whosoeuer shall speake a word against the Sonne of man, it shall be forgiuen him: but vnto him that blasphemeth against the holy Ghost, it shal not be forgiuen.
11 [ Mat_10:19 .] And when they bring you vnto the Synagogues, and vnto Magistrates, & powers, take yee no thought how or what thing ye shall answere, or what ye shall say:
12 For the holy Ghost shal teach you in the same houre, what ye ought to say.
13 And one of the company saide vnto him, Master, speake to my brother, that he diuide the inheritance with me.
14 And he said vnto him, Man, who made mee a iudge, or a diuider ouer you?
15 And he said vnto them, Take heed

[Take no thought.]

and beware of couetousnes: for a mans life consisteth not in the abundance of the things which he possesseth.
16 And he spake a parable vnto them, saying, The ground of a certaine rich man brought foorth plentifully.
17 And he thought within himselfe, saying, What shall I doe, because I haue no roome where to bestow my fruits?
18 And he said, This will I doe, I will pull downe my barnes, and build greater, and there will I bestow all my fruits, and my goods.
19 And I will say to my soule, Soule, thou hast much goods layd vp for many yeeres, take thine ease, eate, drinke, and be merry.
20 But God said vnto him, Thou foole, this night [ Greek: doe they require thy soule.] thy soule shal be required of thee: then whose shal those things be which thou hast prouided?
21 So is he that laieth vp treasure for himselfe, and is not rich towards God.
22 And he said vnto his disciples, Therefore I say vnto you, [ Mat_6:25 .] Take no thought for your life what yee shall eate, neither for the body what yee shall put on.
23 The life is more then meate, and the body is more then raiment.
24 Consider the rauens, for they neither sow nor reape, which neither haue storehouse nor barne, and God feedeth them: How much more are yee better then the foules?
25 And which of you with taking thought can adde to his stature one cubite?
26 If yee then bee not able to doe that thing which is least, why take yee thought for the rest?
27 Consider the Lillies how they growe, they toile not; they spinne not: and yet I say vnto you, that Solomon in all his glory, was not arayed like one of these.
28 If then God so clothe the grasse, which is to day in the field, and to morrow is cast into the ouen: how much more will he clothe you, O ye of litle faith?
29 And seeke not yee what yee shall eate, or what ye shall drinke, [ Or, liue not in carefull suspence.] neither be ye of doubtfull minde.
30 For all these things doe the nations of the world seeke after: and your father knoweth that yee haue neede of these things.

[A wise steward.]

31 But rather seeke yee the kingdome of God, and all these things shall be added vnto you.
32 Feare not, litle flocke, for it is your fathers good pleasure to giue you the kingdome.
33 Sell that yee haue, and giue almes: [ Mat_6:20 .] prouide your selues bagges which waxe not old, a treasure in the heauens that faileth not, where no theefe approcheth, neither moth corrupteth.
34 For where your treasure is, there will your heart be also.
35 [ 1Pe_1:13 .] Let your loines be girded about, and your lights burning,
36 And ye your selues like vnto men that waite for their Lord, when he will returne from the wedding, that when he commeth and knocketh, they may open vnto him immediately.
37 Blessed are those seruants, whom the Lord when he commeth, shall find watching: Uerily, I say vnto you, That he shall girde himselfe, and make them to sit downe to meate, and will come foorth and serue them.
38 And if he shall come in the second watch, or come in the third watch, and find them so, blessed are those seruants.
39 [ Mat_24:43 .] And this know, that if the good man of the house had knowen what houre the theefe would come, he would haue watched, and not haue suffred his house to be broken thorow.
40 Be yee therefore ready also: for the sonne of man commeth at an houre when yee thinke not.
41 Then Peter said vnto him, Lord, speakest thou this parable vnto vs, or euen to all?
42 And the Lord said, Who then is that faithfull and wise steward, whom his Lord shall make ruler ouer his houshold, to giue them their portion of meate in due season?
43 Blessed is that seruant, whom his Lord when he commeth, shall find so doing.
44 Of a trueth, I say vnto you, that hee will make him ruler ouer all that he hath.
45 But and if that seruant say in his heart, My Lord delayeth his comming and shall beginne to beat the men seruants, and maidens, and to eate and drinke, and to be drunken:
46 The Lord of that seruant will

[The euill seruant.]

come in a day when hee looketh not for him, and at an houre when hee is not ware, and will [ Or, cut him off.] cut him in sunder, and will appoint him his portion with the vnbeleeuers.
47 And that seruant which knew his Lords will, and prepared not himselfe, neither did according to his will, shalbe beaten with many stripes.
48 But hee that knew not, and did commit things worthy of stripes, shall bee beaten with few stripes. For vnto whomsoeuer much is giuen, of him shal bee much required: and to whom men haue committed much, of him they will aske the more.
49 I am come to send fire on the earth, and what will I, if it be already kindled?
50 But I haue a baptisme to be baptized with, and how am I [ Or, pained.] straitned till it be accomplished?
51 [ Mat_10:34 .] Suppose yee that I am come to giue peace on earth? I tell you, Nay, but rather diuision.
52 For from henceforth there shalbe fiue in one house diuided, three against two, and two against three.
53 The father shall bee diuided against the sonne, and the sonne against the father: the mother against the daughter, and the daughter against the mother: the mother in lawe against her daughter in lawe, and the daughter in law against her mother in lawe.
54 And he said also to the people, [ Mat_16:2 .] When ye see a cloud rise out of the West, straightway yee say, There commeth a showre, and so it is.
55 And when ye see the Southwind blow, ye say, There will be heat, and it commeth to passe.
56 Ye hypocrites, ye can discerne the face of the skie, and of the earth: but how is it that yee doe not discerne this time?
57 Yea, and why euen of your selues iudge ye not what is right?
58 [ Mat_5:25 .] When thou goest with thine aduersary to the magistrate, as thou art in the way, giue diligence that thou mayest be deliuered from him, lest hee hale thee to the Iudge, and the Iudge deliuer thee to the officer, and the officer cast thee into prison.
59 I tell thee, Thou shalt not depart thence, till thou hast payd the very last [ See Mar_12:42 .] mite.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



133 (i) LOS DISCÍPULOS ANTE OPOSICIONES INTERNAS Y EXTERNAS (12,1-59). Lucas construye esta sección principalmente con materiales de Q y L. Las conexiones se realizan, sobre todo, mediante temas y palabras gancho. A través de 12,1-3, Lucas vincula la oposición de los fariseos (11,37-54), cuya levadura es la hipocresía, a Jesús con la experimentada por sus discípulos (12,4-12). La oposición que experimenta el «pequeño rebaño» de Jesús encuentra una aliado en el deseo humano de riquezas (12,13-34). Además de los problemas externos causados por la oposición, hay también problemas internos provocados por los administradores egoístas de la Iglesia (12,35-48). En 12,49-53 presenta Lucas la razón cristológica de la oposición sufrida por Jesús y sus discípulos. En 12,54-59, introduce a la gente en su cuadro global de quienes se oponen a Jesús y a sus discípulos, formando una inclusio entre 12,56 y 12,1: tanto los fariseos como la gente son culpables de hipocresía. 1-3. fariseos: Lucas prosigue su polémica contra los fariseos o maestros rigoristas de su comunidad, cuyas acciones no son coherentes con sus enseñanzas. Los discípulos deberían estar atentos para no contaminarse con su levadura o influencia corruptora (v. 1). No importa lo persuasiva e influyente que la enseñanza de los fariseos pueda parecer ahora, porque, a la larga, se revelará la falsa naturaleza de su posición y el carácter destructivo de su personalidad (vv. 2-3). Los vv. 1-3 parecen ser una polémica estereotipada contra los falsos maestros (? 150 infra; cf. R. J. Karris, JBL 92 [1973] 549-64). 4-12. Lucas alterna mensajes tranquilizadores y de advertencia en el desarrollo del tema: si las enseñanzas del maestro encontraron oposición, así también le ocurrirá a la de sus discípulos. 4. amigos míos: Esta alentadora expresión aparece solamente aquí en los sinópticos. 5-7. Se advierte a los discípulos que sean fieles a Dios y al mensaje del Hijo de Dios (9,35). Es Dios quien tiene el control sobre la vida de cada uno. cinco pajarillos... cabellos de vuestra cabeza: Con cierto sentido del humor, Lucas argumenta de lo menor a lo mayor: Si Dios cuida el elemento más barato del menú, y cuenta los cabellos que caen de las cabezas de quienes se van quedando calvos, cuánto no más cuidará de los discípulos de Jesús. 8-9. Hijo del hombre: La recompensa del discipulado es alta: quienes sean fieles a Jesús, recibirán su apoyo como Hijo del hombre en el juicio. 10-12. El v. 10 debería leerse con los vv. 11-12. El llamado pecado imperdonable tiene dos aspectos: el terco rechazo a recibir el mensaje cristiano (cf. 8,10; 11,14-26), que la Iglesia, dotada con el Espíritu Santo, proclama a todos.

134 13-21. Este pasaje inicia una larga meditación, que se prolonga a través de 12,34 y resuena de nuevo en 12,45, sobre los perjudiciales efectos que las riquezas pueden tener sobre los discípulos. 15. avaricia: Parte de la polémica contra los falsos maestros residía en que eran avariciosos (? 150 infra). La historia ejemplar que se narra en los vv. 16-21 advierte a los discípulos sobre la futilidad de buscar refugio frente a la oposición acumulando riquezas. 17. Notemos la frecuencia con que en este versículo y en los vv. 18-19 usa el «necio» los términos «yo» y «mi». Sus intereses egoístas eliminan a Dios y al prójimo del horizonte. 19. comer, beber: Esta descripción de una vida disipada encuentra eco en 12,45. 20. La idea que late en el fondo es la muerte del individuo como el momento del ajuste de cuentas, ¿para quién serán?: Ésta es la frase clave de la historia ejemplar, que fuerza al lector a hacerse la pregunta fundamental: ¿Qué sentido tiene la vida? 21. Lucas da su propia respuesta a la pregunta del v. 20: El sentido de la vida está en reconocer a Dios y en dar limosna al necesitado (? 132 supra).

135 22-34. En estos versículos, tan frecuentemente sometidos a una visión romántica, Lucas prosigue sus reflexiones sobre las riquezas y la oposición. Sus puntos de meditación son: «poca fe» (v. 28) y «no temas, pequeño rebaño» (v. 32). 24. cuervos: Son pájaros impuros (Lv 11, 15; Dt 14,14). «En la Antigüedad se consideraba a estas aves como una de las especies más despreocupadas, que incluso no acertaban a volver a sus nidos» (FEL, III, 464). Pero, ¿por qué un cuervo y no un león? 27-28. lirios: El esplendor del lirio se percibe en una respiración; en la siguiente, su carácter efímero. Pero, ¿por qué un lirio y no un cedro del Líbano? Mediante estas imágenes, Lucas dirige la imaginación de sus lectores hacia situaciones en las que su existencia aparece frágil y efímera, como la de los cuervos y los lirios. Ésta es la situación causada por la oposición al mensaje de la palabra de Dios que ellos proclaman (cf. 8,11-15). Cf. P. S. Minear, Commands of Christ (Nashville 1972) 132-51. En esta situación, Jesús asegura, con total autoridad, a sus discípulos con «poca fe» que Dios cuida solícitamente de ellos. 32. pequeño rebaño: Jesús promete a su pequeño grupo de discípulos que, entre oposiciones, lucha por abrirse camino, todo cuanto realmente importa, el reino, cuyos poderes están actuando en él. 33-34. dad limosna: Tras haber advertido a los discípulos contra la ansiedad de los bienes materiales en los vv. 22-32, Lucas retoma a la necesidad de compartir estos bienes mediante la limosna, tema que ya introdujo en el v. 21.136 35-48. Lucas da una interpretación eclesiológica a las parábolas de los «criados»: los administradores de la comunidad deben ser fieles y no generar problemas en la Iglesia. Una clave para entender el sentido lucano reside en que el vocablo gr. doulos, «criado», «esclavo»; aparece en los vv. 37.43.45.46.47 y tiene el significado de aquel que presta un servicio en la comunidad cristiana (véase Rom 1, 1; 1 Cor 7,22; Gál 1,10; cf. Hch 4,29; 16,17). Otra clave es que oikonomos, «administrador», aparece solamente en el evangelio de Lucas (12,42; cf. 16,1.3.8) y significa aquel que presta un servicio a la comunidad cristiana (1 Cor 4,1-2; Tit 1,7; 1 Pe 4,10). 37. él les servirá: Este cambio de roles es significativo y subraya la absoluta gratuidad de Dios. El criado que es fiel durante el tiempo del cumplimiento, antes de la pamsía, tomará parte en el banquete escatológico. Este cambio contrasta con 17,7-10, donde se subraya la responsabilidad del criado. Véase la presentación lucana de Jesús como criado en 22,24-27 y como Siervo sufriente en 23,6-25. 41. Pedro: Es el portavoz de las cuestiones sobre los administradores de la Iglesia (?70 supra). 42. ración de alimento: Aquí parece tratarse de algo más que de cuestiones alimentarias. ¿Sería una posible referencia a las comidas comunitarias y a la eucaristía? 45. a comer, a beber y a emborracharse: Resuena el v. 19: los administradores de la Iglesia han asumido algunas de las características del «necio». 47-49. Los castigos para los administradores infieles y negligentes son severos.

137 49-53. Con una mirada retrospectiva a 3,16, Lucas presenta la razón fundamental de la oposición a Jesús y a sus discípulos, y de las oposiciones dentro de la Iglesia. 49. fuego: La naturaleza del mensaje de Jesús es purificar y hacer que la gente distinga entre la escoria y lo auténtico. 50. bautismo: Bautizar «no es utilizado aquí como referencia al rito del bautismo, sino como metáfora de ser vencido por la catástrofe...» (Marshall, Gospel 547). En obediencia a la voluntad de Dios, avanza Jesús en su camino hacia Jerusalén y hacia su éxodo (9,31) , afrontando, resueltamente, toda oposición. 53. el padre estará dividido contra el hijo...: Quizá el trasfondo de este versículo sea Miq 7,6. Pero lo más importante es que parece que Lucas ha enmarcado el tema de la paz en este versículo y en el v. 52. Estos versículos deberían leerse, sin embargo, teniendo en mente el programático 2,34-35. La paz no puede obtenerse a cualquier precio, sobre todo a costa del compromiso con la palabra de Dios. No obstante, aun en medio de situaciones violentas, el Jesús lucano llama al perdón, a la reconciliación (p.ej., 9,51-56) y al amor a los enemigos (6,27-36). 54-59. Los fariseos no aceptan a Jesús porque son hipócritas (12,1). La gente, también por su hipocresía, no acepta el momento principal de la historia de la salvación (kairos) presente en el ministerio regio de Jesús (12,56). De forma irónica, se dice que la gente tiene suficiente inteligencia, p.ej., en asuntos legales, para buscar la reconciliación y librarse de la prisión. De lo que se trata es de que apliquen esa habilidad para leer los signos de los tiempos siguiendo los criterios de Jesús (12,57-59).

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Este razonamiento es un toque de alarma contra la hipocresía. La redacción abreviada de Lucas, si no pone de relieve su cohesión interna, permite vislumbrarla. Se divide en dos secciones (Luc_12:1-3, Luc_12:4-12).
La primera previene contra la hipocresía, señalando la impotencia de sus conatos por encubrir la verdad.

La segunda es una serie de cinco avisos, más o menos directamente relacionados con el temor de Dios.
Primero (Luc_12:4-5): no temer a los hombres.
Segundo (Luc_12:6-7): providencia de Dios.
Tercero (Luc_12:8-9): necesidad de declararse por Cristo. Estos tres avisos se hallan en Mateo seguidos por el mismo orden (Mat_10:28-33).- Los dos últimos, más desligados, tienen relación con el Espíritu Santo.
El cuarto (Luc_12:10 = Mat_12:32) es una amenaza contra la blasfemia.
El quinto (Luc_12:11-12 = Mat_10:19-20) promete la asistencia del Espíritu Santo en las ocasiones críticas.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



:9 Preparación para la crisis venidera

En esta sección y en algunas posteriores (17:20-18:8; 21:5-38) Lucas ha reunido enseñanzas que Jesús dio sobre la crisis que vendría sobre la gente como consecuencia de su misión. El evangelio de salvación tenía su lado oscuro para aquellos que rechazaban su mensaje. Jesús advirtió a los judíos sobre las terribles consecuencias de rechazarle, en términos tanto de destrucción política como de rechazo por parte de Dios en el día de juicio. Al mismo tiempo advirtió a sus discípulos que se mantuvieran firmes en los cercanos días de prueba y estuvieran preparados para la venida de su Señor. En aquel evento la destrucción cayó sobre Judea en la guerra contra Roma (66-70 d. de J.C.), pero el regreso del Señor aún se espera. Algunos de los problemas de comprensión se deben al hecho de que Jesús veía ambos hechos como parte de un gran acto de juicio y que él mismo no sabía los tiempos precisos establecidos por el Padre (Mar. 13:32).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

No teman - Confesar a Jesús. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos y a la gente llamándolos a todos «mis amigos». Los seguidores y amigos de Jesús no deben tener miedo, la primera arma con que pueden contar es la libertad interior que Dios mismo dona a través del Espíritu. Jesús tolera que se le rechace a Él, pero lo que no tolera y, antes bien, condena, es la hostilidad contra el Espíritu Santo: podríamos pensar en esa actitud que Jesús mismo ha venido desenmascarando en el fariseísmo legalista: hacer ver como bueno y perfecto lo que es malo o por lo menos dañino, y hacer ver como malo lo que es bueno; así es como ellos no entran ni dejan entrar.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



10. Ver nota Mat_12:31-32.

49. Estas palabras de Jesús se refieren, probablemente, a la instauración definitiva del Reino de Dios, simbolizada en el "fuego", que purifica y renueva todas las cosas.

51. Ver nota Mat_10:34.

53. Miq_7:6.

56. El "tiempo presente" es el tiempo mesiánico, que llega en la persona de Jesús.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El evangelista recoge algunas instrucciones del Señor. Aunque por su contenido parecen dirigidas a los discípulos de Cristo, Lucas advierte que sus oyentes eran «una muchedumbre de miles de personas» (v. 1). Es evidente, por tanto, que las palabras de Jesús se refieren a todos los cristianos sin excepción.

El episodio anterior ha concluido con la decisión de los enemigos de Jesús de «acosarle, atacarle y acecharle» (cfr 11,53-54). Cristo previene a sus discípulos diciéndoles que no serán ajenos a una persecución semejante. Por eso les exhorta a ser valientes, apreciando el juicio de Dios y no el de los hombres.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 12.1 Cf. Gn 4.8; 2 Cr 24.20-22.

[2] 12.9 Mt 16.6,12; Mc 8.15.

[3] 12.10 Mc 8.38; Lc 9.26; 2 Ti 2.12.

[4] 12.11-12 Mt 12.32; Mc 3.28-29.

[5] 12.25 Mc 13.9-11; Lc 21.12-15.

[6] 12.27 ¿Cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?: otra posible traducción: ¿cómo podrá añadir medio metro a su estatura?

[7] 12.39-40 1 R 10.4-7,23.

[8] 12.47-48 Mt 24.43-44; cf. 1 Ts 5.2; 2 P 3.10; Ap 3.3; 16.15.

[9] 12.53 Dt 25.2-3.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_8:38; = Luc_9:26

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_8:38; = Luc_9:26

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Luc 9:26; Mar 8:38.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Mat 10:33; Luc 9:26

Torres Amat (1825)



[33] No temáis que os falte lo necesario.

[51] A encender el fuego de la caridad, a destruir la falsa paz que da el mundo, a eso he venido. El evangelio, confrontado a las pasiones, ocasionará muchas tribulaciones.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10:38-13:21 La nueva referencia al camino señala el comienzo de la segunda etapa del mismo, que incluye una gran variedad de temas, a veces sin mayor conexión entre sí.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἀρνησάμενός με I] que me niegue.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Lc 14:27 * Mt 16:24 * Mc 8:34 * Lc 9:23 * Mt 10:38