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El Señor dijo: «Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar”, y os habría obedecido.» (Lucas 17, 6) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 17

Lc/17/01-04

1 Luego dijo a sus discípulos: Es imposible que no haya escándalos. Pero ¡ay de aquel por quien vienen! 2 Más le convendría que le ataran alrededor del cuello una rueda de molino y lo arrojaran al mar, que escandalizar a uno solo de estos pequeñuelos. 3a ¡Tened, pues, cuidado de vosotros mismos!

En el Antiguo Testamento se sintió vivamente el problema de que al rico que no se cuida de la ley de Dios le va bien, mientras que el pobre que pone su esperanza en Dios lleva una existencia miserable. «Estaban ya deslizándose mis pies, casi me había resbalado. Porque miré con envidia a los impíos, viendo la prosperidad de los malos. Pues no hay para ellos dolores; su vientre está sano y pingüe... En vano, pues, he conservado limpio mi corazón y he lavado mis manos en la inocencia... Púseme a pensar para poder entender esto, pues era ciertamente cosa ardua a mis ojos; hasta que penetré en el secreto de Dios y puse atención a las postrimerías de éstos» (Sal 73). Tampoco en la antigua Iglesia fueron siempre tratados los pobres como los elegidos de Dios, como los alabados en la predicación del Evangelio (cf. Jam_2:5.12s). Pablo tuvo que escribir a la comunidad de Corinto: «Así pues, cuando os congregáis en común, eso no es comer la cena del Señor; pues cada cual se adelanta a comer su propia cena, y hay quien pasa hambre, y hay quien se embriaga... ¿Tenéis en tan poco las asambleas del Señor, que avergonzáis a los que no tienen?» (1Co_11:20-22). El rico sin piedad es un escándalo para los pobres. El discípulo de Jesús, el cristiano, debe ponerse en guardia para no dar escándalo.

El escándalo se siente como un poder personal, que pone obstáculos a la fe e induce a la apostasía. Los escándalos son hijos del demonio (Mat_13:38.41). El que se atiene firmemente a la fe en Cristo y cumple la voluntad de Dios proclamada por él, debe para ello resistir a los escándalos (Mat_7:23). Es imposible que no vengan los escándalos, pues forman parte del plan de Dios, por lo cual son necesarios (Mat_18:7). La predicación del Evangelio acarrea también escándalos. Sólo el tiempo de la consumación los desarraigará (Mat_13:41).

Los escándalos se sirven del hombre para lograr su fin. Vienen por él cuando él se les ofrece como instrumento. Sobre tal hombre se pronuncia el ¡ay! de conminaciones proféticas. Su fin es la perdición eterna. El delito de que se hace reo el que se constituye en instrumento del escándalo, es enormemente grande. Su gravedad se muestra en el castigo excogitado para el seductor: Debe ser arrojado al mar con una rueda de molino al cuello. La profundidad tenebrosa y sin fondo es una imagen del infierno. Hay que impedir que el escándalo se insinúe entre los hombres, hay que cortarle el camino.

Más conviene eliminar al escandaloso, que permitir que se escandalice a uno solo de los pequeñuelos. La salvación de estos pequeños está en peligro. Estos pequeños no son los niños, sino los pobres, los desheredados, los despreciados, tal como se los representa en la figura del pobre Lázaro. Precisamente a éstos ha elegido Dios y les ha preparado su reino (Mat_6:20 ss). Ante Dios, cada uno de estos pequeños en particular tiene un valor supremo, puesto que su voluntad es que no se pierda ninguno de estos pequeños (Mat_18:14).

3b Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente perdónalo. 4 Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces vuelve hacia ti para decirte: Me arrepiento, lo has de perdonar.

¿Cómo se ha de restablecer y mantener la paz? Los discípulos son una comunidad de hermanos. Si tu hermano peca... Hermanos se llamaban los compatriotas y correligionarios judíos; este título pasó a los cristianos. Deben proceder como hermanos que tienen solicitud por la santificación de los hermanos. La comunidad fraterna de los discípulos no es una comunidad de santos exenta de faltas. Cuando peca el hermano, cuando peca contra el hermano, éste no debe permanecer impasible; se trata, en efecto, de la salvación del hermano. Lo primero que hay que hacer es reprenderlo. El que lo deja obrar a su talante sin preocuparse de su pecado, se hace culpable: «No odies en tu corazón a tu hermano, pero repréndelo para no cargarte tú por él con un pecado» (Lev_19:17). La palabra de amonestación inducirá al hermano a corregirse. Si éste reconoce su culpa y se convierte, entonces debe el hermano perdonar al hermano.

La comunidad de los discípulos se santifica cuando un hermano perdona al otro, le perdona una y otra vez a pesar de las recaídas, siete veces al día, siempre que haga falta, sin límite alguno. Si el discípulo perdona a su hermano, también Dios le perdonará a él su propia culpa (Lev_11:4). Con la solicitud de todos por la salvación del hermano y con el perdón de todas las ofensas personales y de todos los agravios experimentados viene a ser el pueblo de Dios un pueblo santo. También aquí, como en el caso del perdón de Dios, el arrepentimiento y conversión es la base de todo.

d) Bienaventurado el pobre (/Lc/17/05-10)

5 Los apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe. 6 Respondió el Señor: Si tenéis una fe del tamaño de un granito de mostaza, podéis decir a este sicómoro: Desarráigate y plántate en el mar, y os obedecerá.

¿Quién puede cumplir las exigencias radicales de Jesús? ¿Su exposición y superación de la ley? ¿La decisión radical en favor de Dios contra el asalto del Mamón? Una vez que Jesús, en otra ocasión, expuso sus exigencias radicales, dijeron sus oyentes: «¿y quién podrá salvarse?» Pero él explicó que lo que es imposible al hombre es posible a Dios (Lev_18:26). Ahora hablan los apóstoles. Han comprendido que a su fe hay que añadirle fe si han de cumplir lo que exige Jesús. Aguardan de Jesús la fuerza de cumplir lo que él les pide. Jesús anuncia la salvación y también sus condiciones, y da la fuerza para cumplirlas. él es poderoso en obras y en palabras.

El don salvífico fundamental es la fe. Con la fe se domina lo más difícil; a la fe se ha prometido la salvación. El grano de mostaza es la más pequeña de todas las semillas (Mar_4:31). apenas tan grande como una cabeza de alfiler.

La fuerza de las raíces del sicómoro negro es tan grande que este árbol puede estar en pie en la tierra 600 años, pese a todas las inclemencias del tiempo. sin embargo, una sola palabra proferida con el mínimo de verdadera confianza en Dios podría hacer que tal árbol se arrancara y se transplantara al mar. Por mar se entiende aquí el lago de Genesaret. Dios da fuerza divina para cumplir los imperativos de Jesús, si el que sigue a Jesús cree que con él se ha inaugurado el tiempo de salvación y si pone toda su confianza en lo que él anuncia. Jesús anuncia el reino misericordioso de Dios.

Quien reconoce su propia pobreza e incapacidad mediante una confianza sin límites en la obra salvífica de Dios por Jesús, alcanza algo sobrehumano, la nueva vida. En él se glorifica Dios. Lázaro, el pobre mendigo que, con su nombre, anuncia la misericordia de Dios, descansa en el seno de Abraham. La fe da participación en la poderosa vida de Dios la cual no tiene límites. Si el discípulo ha de perdonar siete veces al días, esto es efecto de la infinita misericordia de su amor que perdona, representado por las parábolas relativas al amor de Dios, a los pecadores.

7 ¿Quién de vosotros que tenga un criado arando o guardando el ganado, le dirá al llegar éste del campo: Anda, ponte en seguida a la mesa, 8 y no le dirá más bien: Prepárame de cenar, y disponte a servirme hasta que yo coma y beba; que luego comerás y beberás tú? 9 ¿Acaso tiene que dar las gracias al criado, por haber hecho éste lo que se le mandó?

Al igual que este labrador procederían todos aquellos de los que habla Jesús. El criado trabaja en el campo, contratado por un año. Por ello tiene el labrador derecho a toda su capacidad de trabajo. El criado tiene que arar, cuidar del ganado y desempeñar en la casa todos los servicios, ocuparse de la cocina y de la mesa. Las exigencias del labrador, que por cierto es de los pequeños -sólo tiene un criado para todas las labores-, son irritantes. El criado ha trabajado en el campo, mientras el labrador se estaba en casa; el criado vuelve a casa fatigado, y el labrador está a la mesa y se deja servir por él; el criado tiene hambre tras una jornada de trabajo, pero tiene que aguardar hasta que haya comido su amo. El labrador no le da las gracias; hace sencillamente valer sus derechos. En efecto, el criado es eso, criado, y tiene que hacer lo que se le mande. Jesús no se pronuncia sobre esta situación social, irritante para nuestro modo de sentir; la toma sencillamente como imagen para una parábola.

10 Pues igualmente vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: Siervos inútiles somos; hemos hecho lo que teníamos que hacer.

La parábola no trata de ofrecer un retrato de Dios, sino únicamente hablar de la actitud del hombre ante Dios. El servicio de Dios es un servicio de criados. Dios da el encargo, el hombre tiene que cumplirlo. El deber pesa sobre el hombre como la responsabilidad civil sobre el deudor. Dios no le debe nada, él lo debe todo a Dios. él no tiene exigencias que formular a Dios; Dios no le debe la menor recompensa, ni siquiera gratitud. Incluso si el criado ha hecho todo lo que se le había encargado, no ha hecho sino cumplir su deber. El criado es, en efecto, eso, criado, pobre criado, que no sirve para otra cosa sino para ser su criado, simple criado y nada más. El discurso profético de Jesús sostiene sin miramientos los derechos de Dios, aunque se ve rebajado casi hasta la nada aquel a quien afectan estos derechos. Así, el hombre viene a ser precisamente libre, vaciándose y dilatándose, para que Dios le otorgue los bienes del reino. Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el reino de Dios.

Los doctores de la ley entre los fariseos conciben la relación entre Dios y el hombre como una relación contractual: yo doy para que tú des, prestación por prestación. Si se cumple la ley, si se hace lo que Dios tiene encargado, entonces debe Dios recompensa. La parábola de Jesús descarta tal mentalidad. Dios no debe nada, ni siquiera las gracias. El hombre no es sino un simple criado. En Lucas va dirigida la parábola a los apóstoles. Lo han dejado todo y han seguido a Jesús (5,11), han cumplido con sus exigencias radicales. ¿Pueden hacer valer su prestación? ¿Pueden invocar derechos ante Dios? Según san Mateo, san Pedro dirige a Jesús la pregunta: «Mira: nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué habrá, pues, para nosotros?» (Mat_19:27). Pedro aguarda su recompensa. Este pensar en la recompensa se descarta mediante la parábola de los trabajadores de la viña (Mat_20:1-16). La recompensa de Dios no corresponde a la prestación del hombre. Lo que nosotros llamamos recompensa es don de la bondad divina. Lucas cierra su composición relativa a las exigencias radicales de Jesús con esta parábola del pobre criado. Los apóstoles que lo han dejado todo sólo pueden decir: Sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer. Son criados de Dios que erige su reino, otorga su misericordia proclamándola, hace visible por ellos su magnificencia. En este servicio no pasan ellos nunca de ser simples criados, que sólo hacen aquello a que están obligados. Pablo escribe: «Anunciar el Evangelio no es para mí motivo de gloria; es necesidad que pesa sobre mí. ¡Y ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1Co_9:16). El cristiano que cree haberlo hecho todo, no tiene derecho a formular exigencias a Dios. La actitud que pinta Jesús conserva la paz en la comunidad, pese a todas las diferencias entre las personas (Rom_15:1-2).

III. ULTIMAS ETAPAS DEL VlAJE (Rom_17:11-19, 27).

1. PERSPECTlVA DE LA GLORIFICACIÓN (Rom_17:11-18, 8).

a) El samaritano agradecido (Lc/17/11-19)

11 Y mientras él iba de camino a Jerusalén, atravesaba por Samaria y Galilea.

Jesús va de camino; una vez más vuelve a recordarse la marcha (Rom_9:51; Rom_13:22). La meta de la marcha es Jerusalén. El camino va por Samaría y Galilea. Jesús venía de Galilea, pasaba por Samaría y continuaba hacia Jerusalén. Sólo quien, como Lucas, mira hacia atrás al camino, puede escribir así: Por Samaría y Galilea. La marcha y la acción están tan dominadas por Jerusalén, que sólo desde aquí se puede ver el camino. Sólo en función de Jerusalén, donde aguarda la elevación de Jesús, puede comprenderse su camino, su marcha y su acción (*).

El relato había comenzado con un hecho acontecido en Samaría; otro hecho que trae a la memoria a Samaría inicia la última parte de la marcha. Samaría es el puente por el que la palabra de Dios va de Galilea a Jerusalén, y por el que va de Jerusalén a los gentiles. El encargo del Resucitado era de este tenor: «Seréis testigos míos en Jerusalén, y en toda Judea y Samaría, y hasta en los confines de la tierra» (Act_1:8). En el camino de Jesús está diseñado el camino de su Iglesia; su camino es fruto de los caminos de Jesús.

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* Las palabras «por Samaria y Galilea» crean desde antiguo dificultades para su explicación, como lo muestran la tradición manuscrita y las tentativas de explicación. «Por Samaria y Galilea» se explica con frecuencia: «entre Samaria y Galilea», por la zona limítrofe de estas dos fajas de tierra (cf. Mar_10:1; Mat_19:1). Hay quien, haciendo historia, lo explica así: «Jesús, viniendo del oeste, caminaría algún tiempo siguiendo la línea divisoria entre Galilea y Samaría, para llegar al Jordán; río abajo iba el camino directo hacia Jerusalén» (F. ZEHRER).

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12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia, 13 y levantaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: Id a presentaros a los sacerdotes. Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.

También ahora va el camino de ciudad en ciudad y de aldea en aldea (Mat_13:22). La enfermedad y la miseria reúnen a los hombres y hacen olvidar los odios nacionales entre judíos y samaritanos (Mat_9:53; Joh_4:4-9). A los leprosos les estaba permitido entrar en aldeas, pero no en ciudades amuralladas, no digamos en la santa ciudad de Jerusalén. «El leproso, manchado de lepra, llevará rasgadas sus vestiduras, desnuda la cabeza, y cubrirá su barba, e irá clamando: ¡Inmundo, inmundo! Todo el tiempo que le dure la lepra será inmundo. Es inmundo y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada» (Lev_13:45 s).

Jesús es llamado Maestro. Hasta ahora sólo le habían hablado así los apóstoles, subyugados por su poder (Lev_5:5; Lev_9:49), llenos de asombro por su gloria (Lev_9:33), o cuando esperaban ayuda en su desamparo (Lev_8:24). A esta interpelación añaden los leprosos una invocación implorando misericordia.

Jesús es maestro de la ley, lleno de poder y de misericordia. En él ha amanecido el reino de Dios, que se revela en poder y misericordia a todos los hombres.

A los leprosos dirige Jesús la instrucción de cumplir la ley relativa a la purificación de la lepra, todavía antes de que hayan quedado limpios. «Esta será la ley del leproso para el día de su purificación» (Lev_14:2). En la obediencia a la ley, que les indica Jesús, hallarán salvación los leprosos. El que oye a Moisés y a los profetas, se salva (Lev_16:29). También el samaritano, que es un extraño para los judíos, halla la salvación por este camino. Por Jesús viene de los judíos al samaritano la salud (Joh_4:22).

15 Entonces uno de ellos, al verse curado, volvió atrás, glorificando a Dios a grandes voces, 16 y se postró ante los pies de Jesús, para darle las gracias. Precisamente éste era samaritano.

Probablemente se efectúa la curación mientras los leprosos estaban todavía en camino hacia el sacerdote. Uno de los curados regresa de inmediato. Glorifica a Dios alabándolo y dándole gracias. Dios actúa por Jesús. El curado pronuncia su alabanza de Dios delante de Jesús, postrándose a sus pies. Dios causa la salvación por Jesús. La gracia de Dios apareció en él. Esto se reconoce mediante la acción de gracias.

La proximidad de Dios causa profunda emoción. Quien experimenta la proximidad de Dios clama a grandes voces: los demonios (Joh_4:33; Joh_8:28), el pueblo a la entrada de Jesús en Jerusalén (Joh_19:37), Jesús mismo al morir (Joh_23:23; cf. Act_7:60). Igualmente se postra de hinojos ante Jesús quien rinde homenaje a Dios presente en él: el padre de la hija moribunda (Act_8:41); el leproso que implora su curación (Act_5:12). En Jesús se hace visible el poder y la misericordia de Dios. Jesús es la epifanía de Dios. En él está presente el reino de Dios.

El curado que vuelve a Jesús es un samaritano. Como el samaritano compasivo estaba en el camino del Evangelio y del reino de Dios con sus buenos servicios llenos de compasión, así también lo está este samaritano por medio de su gratitud. La sencillez y los nobles sentimientos humanos son un camino hacia la salvación si van unidos a la fe en la palabra de Jesús, en la que se encierran la ley y los profetas. La palabra da fruto si se acoge en un «corazón noble y generoso» (Act_8:15). En el samaritano se diseña el camino del Evangelio hacia los paganos.

17 Y Jesús replicó: ¿Pues no han quedado limpios los diez? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino sólo este extranjero? 9 Luego le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha salvado.

Jesús había esperado que volvieran todos y dieran gloria a Dios, por él. Por él vienen las gracias de Dios, por él se da gloria a Dios. «No hay salvación en otro hombre» (Act_4:12). Sólo el extranjero regresa. El samaritano, que, como extranjero, no cuenta entre los hijos de Israel, no osa formular exigencias a Dios. Lo que recibe lo toma como presente de la gracia de Dios y da gracias. Los judíos no dan gracias porque son judíos y consideran como debidos los dones de Dios. Reciben del enviado de Dios lo que, según ellos, les corresponde. Les falta la actitud fundamental necesaria para recibir la salvación. En el extranjero se hallan actitudes que facilitan el acceso a ella: gratitud, alabanza, confesión de la propia pobreza delante de Dios. El camino de la salvación está abierto a todos, incluso a los extranjeros, a los pecadores, a los gentiles. Lo que salva es la fe, la decisión y entrega a la palabra de Jesús y a la acción salvífica de Dios a través de él.

b) La venida del reino de Dios y del Hijo del hombre (Lc/17/20-37)

Cuestiones relativas al tiempo final sirven de introducción a la segunda parte del relato del viaje (13,22 ss). También las hallamos al comienzo de la tercera parte. En el camino hacia la meta asedian el corazón las preguntas relativas al fin. A los fariseos se les habla de la venida del reino de Dios (17,20-21), a los discípulos, de la venida del Hijo del hombre. El reino de Dios está ya presente, el Hijo del hombre tiene todavía que venir. Este discurso combina una serie de frases de la tradición especial del tercer evangelio con otras que se hallan también en Mt 24s. El discurso tiene una estructura fácil de reconocer: Introducción (v. 22), la venida del Hijo del hombre como acontecimiento que no puede pasar inadvertido (v. 23s), necesidad de que antes padezca el Hijo del hombre (v. 25), la manifestación del Hijo del hombre, que sorprenderá a la generación sumida en los asuntos terrenos (v. 2S30), exhortación a estar preparados (v. 31-33), división de los hombres en el momento del retorno (v. 34 ss), conclusión (v. 37).

20 Preguntado por los fariseos cuándo había de llegar el reino de Dios, él contestó: El reino de Dios no ha de venir aparatosamente; 21 ni se dirá: Míralo aquí, o allí. Porque mirad: el reino de Dios ya está en medio de vosotros.

En el reino de Dios está reunido en una sola palabra todo lo que Israel aguarda para el futuro. Cuando Dios tome posesión de su reino, todo estará en regla. La pregunta de cuándo se verá satisfecha esta gran esperanza y expectación preocupaba a todos los ambientes: a los fariseos, a los apocalípticos y a los discípulos de Jesús (19,11; 21,7; Act_1:6). Desde los tiempos del profeta Daniel se habían establecido cómputos para escudriñar este misterioso cuándo. Setenta años hubo de vivir Israel en la cautividad de Babilonia (Jer_25:11; Jer_29:10) antes de verse libre de ella, setenta semanas de años había ahora que aguardar la aparición del reino de Dios (Dan_9:2 ss). Insurrecciones, guerras, pestes, hambres, carestías, trastornos del orden moral, catástrofes de la naturaleza se consideraban como señales del tiempo mesiánico; en efecto, el tiempo de salvación irá precedido de grandes tribulaciones (Dan_12:1); el nuevo tiempo nacerá del antiguo bajo «dolores de parto» (Mar_13:8). Jesús anuncia el reino de Dios; tiene que responder a la pregunta de cuándo vendrá. Su respuesta les deja desconcertados. La aproximación del reino de Dios no puede observarse. Viene de tal forma que nadie puede decir: «Míralo aquí» o «Míralo allí». Los vaticinios y los cálculos salen fallidos. El reino de Dios ya está en medio de vosotros, ya esta presente (*).

Que el reino de Dios ha aparecido ya, se muestra en la acción de Jesús. Jesús expulsa los demonios con el dedo de Dios (Mar_11:20). Satán ha quedado sin fuerza (Mar_10:18), porque ya se ha inaugurado la soberanía de Dios. La ley y los profetas llegaban hasta Juan, desde entonces se anuncia el reino de Dios como buena nueva de victoria (Mar_16:16; Mar_4:21). Jesús satisface las esperanzas de Israel tocante al reino de Dios. Con Jesús se ha iniciado ya el tiempo de salvación prometido. ¿Qué se veía de él? ¿Cuáles de los grandes acontecimientos que se esperaban se han producido ya? ¿No son también éstas nuestras preguntas? Nosotros vivimos en el tiempo de salvación. El reino de Dios presente es «misterio» (Mar_4:11; Luk_8:10) que sólo se puede captar con la fe en la palabra de Jesús. Para el creyente está «visible» la presencia del reino de Dios en la acción del Espíritu Santo (Luk_24:49), al que Cristo exaltado envió a su Iglesia (Act_1:4).

La palabra de Jesús habla sólo de la presencia del reino de Dios en medio de sus contemporáneos, pero no de que él mismo lo trae, de que está presente en él. Jesús desempeña la función de profeta de la salvación de los últimos tiempos, de pregonero de la misma, que conoce el misterio del reino de Dios. Sin embargo, él es más que esto. él expulsa los demonios con el dedo de Dios (Act_11:20). Dios le ha dado su poder; por él reina Dios. Los fariseos debían quedarse pensativos al oír las palabras de Jesús.

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* De Luk_17:21 se dan principalmente dos traducciones y explicaciones: 1) El reino de Dios está en vosotros, en vuestro interior (en el corazón); 2) el reino de Dios está entre vosotros, en medio de vosotros. La mayoría de los autores modernos optan con razón por esta segunda explicación, por ser la única conciliable con las demás aserciones de Jesús relativas al reino de Dios. Esta traducción se interpreta de dos maneras: a) Cuando aparezca el reino de Dios, vendrá de repente (de golpe), sin que anteriormente se note nada de su venida; b) el reino de Dios está ahora ya entre vosotros. Esta interpretación parece preferible, pues no se habla de la venida repentina y de golpe; la respuesta de Jesús a las preguntas trata de mostrar que no tiene razón de ser observar el momento de la aparición del reino de Dios, o calcularlo, y buscar el lugar en que ha de aparecer.

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22 Luego dijo a los discípulos: Tiempo llegará en que desearéis ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.

A los fariseos ha hablado Jesús del reino de Dios que ya está presente; a los discípulos les habla del Hijo del hombre, que ha de venir. Los discípulos son iniciados en el misterio que rodea al Hijo del hombre. Los días del Hijo del hombre se iniciarán cuando él aparezca en su esplendor regio (cf. 23,43), cuando se revele el poder divino que ha sido transmitido al Hijo del hombre (Dan_7:13), cuando se revele Cristo en su gloria como el elegido de Dios, cuando se acerque la redención (Dan_21:28). El Hijo del hombre es Jesús mismo (Dan_12:8 s). Con su acción se ha inaugurado el reino de Dios, pero todavía se aguardan los «días del Hijo del hombre».

Tiempo llegará... Así hablan los profetas que anuncian ruina (Jr 32; Dan_9:24; Dan_16:14; Dan_19:6; Dan_23:5.7; Amo_4:2 y passim). Jesús anuncia días de terror. La tribulación será tan grande que los discípulos mirarán con gran ansia hacia los días del Hijo del hombre y aguardarán ardientemente la venida del Mesías. Vivir uno solo de estos días les daría fuerza y consuelo; pero tienen que aguardar y perseverar con paciencia. El tiempo de la tribulación se extiende de la ascensión de Jesús a los cielos hasta su segunda manifestación. Los discípulos de Jesús andan desalentados con la cabeza baja (Amo_21:28); son perseguidos y duramente probados. Lo que en este tiempo de la Iglesia levanta los ánimos es la esperanza de la manifestación del Hijo del hombre.

La historia sagrada de Israel desemboca en el tiempo final. Este tiempo ha comenzado con Jesús; por él se ha cumplido el pasado, el fin ha comenzado ya a alborear. Sin embargo, todavía se aguarda la consumación definitiva. El reino de Dios ha llegado ya, pero al Hijo del hombre hay todavía que aguardarlo. El discípulo de Jesús vive en tensión entre lo que ya está presente y lo que todavía no se ha manifestado. Así pues, la vida de la Iglesia se desenvuelve entre realización y expectativa, entre posesión y esperanza, entre gozo y temor, «gozosos en la esperanza» (Rom_12:12).

23 Entonces os dirán: Míralo allí, míralo aquí; pero no vayáis ni corráis detrás. 24 Porque, como el relámpago fulgurante brilla de un extremo a otro del horizonte, así sucederá con el Hijo del hombre en su día.

En un tiempo tan atribulado es fácil prestar oído a todas las voces que anuncian redención. Surgen profetas e intérpretes de los signos. Anuncian que el Hijo del hombre y Salvador ya está aquí. Desde la Iglesia primitiva hasta nuestros tiempos no han faltado tales profetas, que anuncian ya como presente el final victorioso y beatificante que se acerca. Pero el discípulo de Jesús no debe dejarse engañar. Cuando venga el Hijo del hombre, el hecho no pasará inadvertido ni dejará lugar a duda. Este imponente acontecimiento es en sí mismo luz, que no podrá menos de verse. Cuando venga el Señor en su gloria, no hará falta que nadie se lo haga notar al otro. Todos verán y sabrán: Está aquí.

25 Sin embargo, primero es necesario que él padezca mucho y sea reprobado por esta generación.

Jesús camina hacia Jerusalén. Cuando llegue al término de su camino ¿establecerá poderosamente el reino de Dios y se revelará en gloria como el Hijo del hombre? Así habían creído los discípulos. «Cuando estaba ya cerca de Jerusalén, pensaban ellos que el reino de Dios iba a manifestarse inmediatamente» (Rom_19:11). Es designio y voluntad de Dios que Jesús llegue a la gloria pasando por la reprobación y la muerte. Tiene que sufrir mucho de parte de sus contemporáneos y ser condenado en juicio. El Hijo del hombre experimenta la suerte del siervo de Dios, que fue despreciado y abandonado por los hombres, varón de dolores y familiarizado con la enfermedad, como uno ante quien hay que cubrirse el rostro (Isa_53:3 ss). En el camino de Jesús se diseña también el camino de sus discípulos, el camino de la Iglesia. La Iglesia experimenta el sufrimiento y la tribulación, necesarios por designio divino, antes de alcanzar su gloria.

26 Y como ocurrió en los tiempos de Noé, así sucederá también en los días del Hijo del hombre: 27 comían y bebían, se casaban ellos y daban a ellas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca, y llegó el diluvio, y acabó con todos. 28 Igualmente sucedió en los tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, plantaban y edificaban; 29 pero, el día en que salió Lot de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos. 30 Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.

Los días del Hijo del hombre comenzarán cuando el Hijo del hombre salga de su ocultamiento en el cielo (Col_3:3), se descubra y se manifieste (Cf. 1Co_1:7; 2Th_1:7; 1Pe_1:7.13). Entonces tendrá lugar la redención y la condenación, pues el Hijo del hombre es juez (*).

La venida del Hijo del hombre es una promesa confortante (1Pe_17:22) y una amenaza inquietante. Todavía no se ve y se hace esperar. Así pues, no se cuenta todavía con ella en la vida, no hay por qué preocuparse ni molestarse. La vida sigue su curso normal, se satisfacen las necesidades suscitadas por el hambre, la sed y el instinto sexual, se practica lo que asegura la existencia: negocios, trabajo, construcción de viviendas. No se concibe lo serio de la situación que supone la repentina venida del Hijo del hombre; no se toma en consideración que viene a juzgar; que la vida futura depende de su decisión es cosa que no entra en los cálculos.

Dos acontecimientos de la historia sagrada descubren lo grave de esta situación: lo que sucedió a los contemporáneos de Noé y de Lot (Gen_6:11-13; Gen_18:20 ss). La generación del diluvio y los habitantes de Sodoma quedaron excluidos del mundo futuro (Deu_32:32; Isa_1:10; Jer_23:14; Eze_16:45-59; 2Pe_2:6 s; Jud_1:7: tipos de los pecadores). No se dejaron mover a creer en el juicio venidero y a convertirse, por el testimonio de Noé, «predicador de justicia» (2Pe_2:7), y por «el justo Lot, que vivía entre ellos y día tras día se afligía en su alma justa por las malas obras que veía y oía». La sentencia cayó repentinamente sobre ellos. Un estribillo preñado de amenazas cierra la exhortación bíblica: «Y acabó con todos.» La catástrofe sobreviene por medio de fuego y agua. Estos dos elementos enseñan al hombre cuán poca consistencia tiene todo aquello en que se apoyan, cuán repentinamente se disipa lo que poseen. En ambos elementos se representa el juicio de Dios. «Al afirmar esto se les escapa que en otro tiempo hubo cielos y hubo tierra, salida del agua, que en medio del agua tomó consistencia por la palabra de Dios. Por ella, el mundo de entonces pereció en el diluvio. Pero los cielos y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el día del juicio y de la destrucción de los impíos» 2Pe_3:5-7).

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* Mat_25:31-46. «La verdadera función escatológica del Hijo del hombre en su segunda venida es, como en los textos judíos tardíos, sobre todo en el Henoc etiópico, la de juzgar... La función de juez, que en el Nuevo Testamento se atribuye también con frecuencia a Dios, está directamente relacionada con la representación del Hijo del hombre» (O. CULLMANN).

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31 En aquel día, el que esté en la terraza y tenga en la casa sus cosas, no baje a recogerlas; e igualmente, el que esté en el campo, no vuelva hacia atrás. 32 Acordaos de la mujer de Lot. 33 El que pretenda conservar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.

¿Qué tendrá consistencia y valor aquel día, el día en que el Hijo del hombre aparezca en la gloria de su reino, en el que se ejecute el juicio sobre los hombres? Aun las cosas más imprescindibles habrán de abandonarse: los utensilios de la casa, los aperos e instrumentos para el cultivo del campo. Lo único importante y decisivo será en aquel día la venida del Señor. Todo se desvaloriza cuando se hace visible el verdadero valor, que consiste en poder salir airoso del juicio del Señor (Mat_21:36). Tal actitud escatológica debe marcar la vida entera del discípulo de Cristo. Sólo así se puede alcanzar la vida propiamente dicha, la vida en el reino de Dios, la salvación. Aquel cuyo corazón esté tan apegado a lo terreno, que no logre desprenderse resueltamente de ello, incurrirá en la perdición.

La mujer de Lot puede servir de escarmiento. Cierto que salió de la ciudad de Sodoma cuando sobrevino el castigo de Dios, pero, como seguía aficionada a lo que dejaba detrás, miró atrás y quedó petrificada, convertida en estatua de sal, como monumento «de un alma incrédula» (Wis_10:7). Sólo logra la verdadera vida quien está pronto a perder la vida terrena y el disfrute de esta vida cuando no hay otro medio de cumplir la palabra de Dios. La muerte engendra la vida. El Hijo del hombre tiene que padecer y ser reprobado antes de entrar en su gloria.

Aquel para quien la venida del Hijo del hombre haya de ser para su bien, para su salvación, debe estar animado de los mismos sentimientos que el discípulo que quiere seguir a Jesús. De éste se dice: «El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue cada día con su cruz y sígame. Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la pondrá a salvo» (Wis_9:23 s). Y luego: «Ninguno que ha echado la mano al arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» Seguir a Jesús en el tiempo de la Iglesia es tener puesta la mira en el Hijo del hombre que ha de venir. Esta manera de mirar al Hijo del hombre y de aguardarlo se inspira en el modo cómo los discípulos siguieron al Jesús histórico.

34 Yo os lo digo: en aquella noche, dos estarán a la misma mesa, el uno será tomado y el otro dejado; 35 dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada.

Según la creencia judía, el Mesías vendrá en la noche pascual. Esta noche en que ha de venir aportará el juicio. Este comenzará con la separación de los justos y de los injustos (Mat_25:32). Los justos serán conducidos al Señor (1Th_4:16 s), los otros serán entregados a la perdición (Mat_13:48). La sentencia se pronuncia sobre todos, sobre hombres y mujeres; los sorprende en medio de su trabajo cotidiano. Dos hombres estarán sentados a la misma mesa, dos mujeres estarán moliendo juntas. La sentencia será muy diferente para ambos. ¿Qué es lo que determinará la sentencia? La vida del uno se pasa en comidas y cenas, la del otro en la espera de la venida del Hijo del hombre. Los unos están dormidos en su interior, los otros están en vela aguardando la gran promesa. Para unos la vida no va más allá del tiempo presente, otros tienen puesta la mira en una vida que comienza con la venida de Cristo. La decisión versa sobre la confesión de Jesús, sobre la obediencia a su palabra (Mat_13:26 ss).

37 Entonces le preguntan: ¿Dónde, Señor? El les contestó: Donde esté el cadáver, allí también se reunirán los buitres.

La pregunta por el cuándo abre el discurso sobre el tiempo final, la pregunta por el dónde, lo cierra. Preguntas curiosas, superficiales, distraen de lo esencial. El reino de Dios está presente. Viene el Hijo del hombre. La promesa está ya cumplida, pero todavía no en forma acabada. ¿Qué se desprende de esto?

Los cadáveres atraen a los buitres. Esto lo saben todos. Como los buitres son atraídos por los cadáveres, así será atraído por los hombres pecadores el juicio que condena. Lo importante no es la pregunta por el lugar del juicio, sino la cuestión de la liberación del pecado, la cuestión de la conversión. Cuando Jesús anuncia el tiempo final, exhorta a la conversión y a la penitencia. Proclama el reino de Dios de la misericordia, a fin de que la venida del Hijo del hombre no redunde en perdición.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 17.
Le inserta aquí (v.1-10) una serie de consejos dados por Cristo a sus discípulos, que no tienen conexión lógica entre sí.

El escándalo, 17:1-3 (Mat_18:6-7; Mar_9:42).
Cf. comentario a Mt y Mc.
1 Y dijo a sus discípulos: Es inevitable que haya escándalos; sin embargo, ¡ay de aquel por quien vengan! 2 Mejor le fuera que le atasen al cuello una rueda de molino y le arrojasen al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños. 3 Mirad por vosotros.

El mismo tema, en contextos divergentes, aparece en Mt-Mc. Habrá escándalos, dada la condición de la vida. Pero aquí mira a que no escandalicen a uno de estos pequeños (??? ?????? ?????? ). Si se atiene al contexto de Mt, acaso se pueda referir a los niños, pues el pasaje (Mat_18:6) puede tener un valor de parátasis con lo anterior, en que también se habla de los niños. En Mc (Mat_9:36ss, comp. con v.42), probablemente los pequeños no son los niños, sino los humildes y sencillos, que creen (Mc) en El. La forma puede ser un superlativo arameo: los mínimos. En el fondo se apunta al fariseísmo, que impedía de mil modos el ingreso en el Reino. La gravedad de esto se ilustra con lo que dice de la rueda de molino movida por asnos (Mat_18:6; Mar_9:42). Lc valdría más esto que no escandalizar. No se toca el tema de que no haya perdón. Sólo se dice que es mejor la muerte previa a la gravedad de esta culpa. Y el tema seguramente está referido o supuesto, en su forma originaria, al escándalo para el ingreso en el Reino: los obstáculos que para ello ponían los fariseos. En la redacción actual tiene una mayor amplitud as cética.

El perdón del prójimo,Mar_17:3-4 (Mat_18:15 y 21 y 22). Cf. comentario a Mat_18:15, Mat_18:21-22.
Si peca tu hermano contra ti corrígele, y si se arrepiente, perdónale. 4 Si siete veces peca al día contra ti y siete veces se vuelve a ti diciéndote: Me arrepiento, le perdonarás.

La redacción de este pasaje en Mt y Lc hace suponer un origen de fuentes distintas. En Mt, el perdón, está redactado con un climatismo legal-edesial. En Lc, el que peca, primero ha de ser corregido, y si se arrepiente, perdónale. La diferencia es más redaccional que de concepto. Pero el perdón se exige en cristiano. Y no una sola vez, sino siempre; lo que se expresa con el número siete siete veces , número de universalidad. Es tema, sin duda, primitivo, pero encuadrado en este esquema moral.
El extremismo oriental por sus contrastes el perdonar siempre no considera las secuencias que pueda tener. Es forma sapiencial. Cabe, verbigracia, un perdón con restitución de lo robado.

Eficacia de la Fe,Mat_17:5-6 (Mat_17:19; Mat_21:21; Mar_11:22-23).
5 Dijeron los apóstoles al Señor: Acrecienta nuestra fe. 6 Dijo el Señor: Si tuvierais fe tanta como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro: Desarraígate y trasplántate en el mar, y él os obedecería.

Este relato no tiene relación con lo anterior. Son sentencias reunidas artificialmente. Aparecen también en Mt y Mc en otro contexto. Una vez a propósito de no haber podido los apóstoles expulsar un demonio (Mt), y otra a propósito de la maldición de la higuera (Mt-Mc). El de Mt es el más lógico. La respuesta es a los apóstoles, que le ruegan, en un contexto absoluto, que les aumente la fe. Esta fe no es la teológica, sino la confianza en el poder y bondad de Dios para realizar algo. El poder de esta fe se lo expresa al comparar su potencia si aquélla fuese equivalente a un grano de mostaza. Comparación rabínica usual para indicar lo más pequeño. En Mt-Mc, la frase en lugar de sicómoro, que se tire al mar, pone monte. Este era término también usual para indicar con ello, metafóricamente, la realización de las obras que no podían hacerse de modo ordinario. La forma de Mt-Mc es más primitiva. Lc probablemente la modifica por sus lectores (cf. Comentario a Mat_17:20).

Parábola de lo que es el siervo,Mat_17:7-10.
1 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo arando o apacentando el ganado, al volver él del campo le dice: Pasa en seguida y siéntate a la mesa, 8 y no le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete para servirme hasta que yo coma y beba, y luego comerás y beberás tú? 9 ¿Deberá gratitud al siervo porque hizo lo que se le había mandado? 10 Así también vosotros, cuando hiciereis estas cosas que os están mandadas, decid: Somos siervos inútiles; lo que teníamos que hacer, eso hicimos.

Sólo Lc trae esta perícopa. Es una parábola. Se refiere, manifiestamente, a los apóstoles, y se relaciona con el pasaje anterior, por razón de esta humildad que ha de tenerse, incluso si los discípulos de Cristo, por su fe, hacen milagros.
La imagen está tomada de la vida real palestinense. Un dueño tiene un siervo, un esclavo, a su servicio. Lo tiene trabajando primero en el campo; al terminar estas faenas, el siervo, que en aquella concepción de servidumbre o esclavitud no se le considera con derechos, sino con los deberes de servir y obedecer a su amo, deberá continuar prestando servicios: servirle a la mesa, ? no pensar que el dueño se va a poner a servirle a él l.
De esta vida de un mundo social duro saca Cristo la lección para sus apóstoles en el servicio de su misión. Que no piensen en ventajas ni provechos; que no se enorgullezcan, incluso si hacen milagros: sólo hicieron lo que tenían que hacer (Luc_10:20). La frase somos siervos inútiles no ha de apurársela demasiado. Es un modo vulgar de reconocer que, en este orden espiritual de apostolado, de suyo no se es nada: todo es don de Dios (1Co_3:4-6). En Lc puede tener una extensión eclesial.

Los diez leprosos,1Co_17:11-19.
11 Yendo hacia Jerusalén, atravesaba por entre Samaría y Galilea, 12 y, entrando en una aldea, le vinieron al encuentro diez leprosos, que a lo lejos se pararon, 13 y, levantando la voz, decían: Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. 14 Viéndolos, les dijo: Id y mostraos a los sacerdotes. En el camino quedaron limpios. 1S Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios a grandes voces, 16 y cayendo a sus pies, rostro en tierra, le daba las gracias. Era un samaritano. 17 Tomando Jesús la palabra, dijo: ¿No han sido diez los curados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate y vete, tu fe te ha salvado.

Narración propia de Lc. Cristo, en su camino hacia Jerusalén, pasa entre Samaría y Galilea. Parece que va a tomar el camino del este, hacia el Jordán y la Perea; allí darán a conocer su presencia Mt-Mc. Este dato podría indicar que a Lc le interesa más un enfoque teológico que cuidadosamente geográfico. El motivo de no atravesar directamente la Samaría era el odio que éstos tenían contra los judíos, causándoles toda clase de vejaciones, máxime cuando iban a Jerusalén en las fiestas de peregrinación.
Al entrar en una aldea le salen al encuentro diez leprosos. Estos tenían que vivir alejados de las gentes, incluso en los poblados. La desgracia los hacía juntarse, aquí incluso judíos y samaritanos, para hacer más llevadera su suerte. También hasta ellos había llegado la fama de Cristo. Desde lejos, como tenían mandado hablar a las gentes (Lev_13:45; Num_5:2) le piden los cure. Cristo les manda ir a mostrarse a los sacerdotes, que eran los encargados de certificar oficialmente la curación. Así estaba preceptuado en la Ley. Se encaminaron a Jerusalén, el samaritano al Garizim, y en el camino quedaron limpios, término con el que se expresa la curación de la lepra. Era lógico que, al sentirse curados, corriesen a cumplir el precepto, llenos de gozo de volver a los suyos y de quedar rehabilitados socialmente, ya que la lepra la consideraban castigo de Dios. Pero entre tanto gozo, igual que el de estos nueve judíos curados, estaba también el gozo de un samaritano. El odio del judío al samaritano era proverbial. Pero este samaritano volvió para dar gracias a Cristo por su curación. Al modo oriental, postrado (de rodillas), rostro en tierra, le daba las gracias. Y Cristo ratifica la curación de aquel hombre por su fe y gratitud en El. Pero, al mismo tiempo, hace notar que los otros nueve, judíos, no han vuelto para dar gloria a Dios, agradeciéndole a El el beneficio que acababa de hacerles.
La fe confianza se hace extensiva a todos. Cristo, Mesías, es el bienhechor de todos. Este pasaje habla bien claro de la misericordia universal de Cristo, complaciéndose especialmente en destacar el buen corazón del odiado y despreciado samaritano, como el de la parábola. Pero el tema no es tanto el milagro como la gratitud a Dios por sus obras y sus dones.
El cristianismo primitivo tenía en ello una lección para agradecer a Cristo la elección llamados de Jesucristo (Rom_1:6b) que de ellos, procedentes de las clases sociales más modestas (1Co_1:26-28), hizo Dios en Cristo, sacados de un mundo en tremenda corrupción moral (Rom_50:18ss), lo mismo que al judaísmo vinieron a ingresar, preferentemente, gentes humildes, v.gr., los mismos apóstoles, frente al fariseísmo, los cultos y los dirigentes de la nación.
Varios autores, siguiendo a Bultman, creen que este relato no es historia, sino una simple parábola lucana, basada su estructuración en Mc (Rom_1:40-45 = curación de un leproso) y en 2 Reyes (capítulo 5 = la curación del leproso Naamán, sirio, por el profeta Elíseo).
Realmente no se ve relación entre la curación por Elíseo y este relato, fuera del hecho de haberse curado aquí un leproso y en Lc diez. El relato de Mc tiene estas partes estructurales: 1) Viene a Cristo un leproso que suplicante y de rodillas pide que lo cure; 2) extendió la mano y lo curó; 3) ordena que no lo diga a nadie; 4) pero que vaya al sacerdote, conforme ordenó Moisés; 5) el leproso divulgó la noticia. 6) Se quiere ver una confirmación en que no hay asombro como en los relatos de milagros. Aunque de hecho por su divulgación vienen a él las gentes.
Pero estas razones tienen explicación:
1) La semejanza puede ser debida, aparte de la misma naturaleza del hecho, a la forma esquemática de ambos.
2) Lc ya relató este milagro de Mc en 5:12.16, con una narración igual. ¿La refundiría ahora en una parábola de gratitud?
3) Es sabido que Lc no repite milagros (Stuhlmueller).
4) Es posible que en la transmisión oral de un hecho histórico, elementos de una parábola pasen completamente o de retoque a un relato de milagros. Ni se olvide el posible artificio del enmarque.
5) La falta de asombro falta también en otros pasajes de Lc (Luc_4:38-39; Luc_4:40-41; Luc_5:12-15; Luc_7:1-10; 8:43-48:12-17; 14:1-6).
6) ¿Sería indicio parabólico el que Lc (10:30-37) usa de un samaritano en la parábola del buen samaritano? Sería muy aventurado afirmarlo.

La venida del reino de Dios, 17:20-21.
20 Preguntado por los fariseos acerca de cuándo llegaría el reino de Dios, respondiéndoles, dijo: No viene el reino de Dios ostensiblemente. 21 No podrá decirse: Helo aquí o allí, porque el reino de Dios está dentro de vosotros.

La respuesta de Cristo es debida a una pregunta de los fariseos. En el ambiente judío existía la creencia de que al establecimiento mesiánico precedería un juicio punitivo; por lo que se había hecho la frase de los dolores (para el alumbramiento) del Mesías. En el ambiente estaba también que sería inaugurado por algún prodigio extraordinario 2. La respuesta de Cristo deshace todas estas concepciones erróneas. El reino no vendrá ostensiblemente, como un fenómeno apocalíptico, ni se dirá de él que está aquí o allí (cf. Luc_19:11; Luc_21:7; Hec_1:6; cf. Luc_17:20-23). La razón es doble: una, porque será un hecho histórico-social; y, en segundo lugar, porque el reino de Dios está dentro de vosotros (¿???? ???? ????? ); naturalmente no dentro del alma de los fariseos, que le plantean el tema, sino establecido ya entre ellos, es decir, en medio de Israel 2.
No parece lógico querer traducir el ????? del v.21 como un presente profético, por razón del contexto siguiente (v.22ss), pues es un contexto de escatología distinta.

La venida del Hijo del hombre,Luc_17:22-37 (Mt c.24; Mc c.13; Luc_21:5ss).
22 Dijo a los discípulos: Llegará tiempo en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis. 23 Os dirán: Helo aquí o helo allí. No vayáis ni le sigáis. 24 Porque así como un rayo relampaguea y fulgura desde un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. 25 Pero antes ha de padecer mucho y ser reprobado por esta generación. 26 Como sucedió en los días de Noé, así será en los días del Hijo del hombre. 27 Comían, bebían, tomaban mujer los hombres, y las mujeres marido, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los hizo perecer a todos. 28 Lo mismo en los días de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, plantaban y edificaban; 29 pero, en cuanto Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, que los hizo perecer a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del hombre se revele. 31 Aquel día, el que esté en el terrado y tenga en casa sus enseres, no baje a cogerlos; e igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás. 32 Acordaos de la mujer de Lot. 33 El que busque guardar su vida, la perderá, y el que la perdiere, la conservará. 34 Dígoos que en aquella noche estarán dos en una misma cama, uno será tomado y otro dejado. 3S Estarán dos moliendo juntas, una será tomada y otra será dejada. 36 Y tomando la palabra, le dijeron: ¿Dónde será, Señor? 37 Les dijo: Donde esté el cuerpo, allí se juntarán los buitres.

Por un contexto lógico con la venida del reino, Lc inserta aquí la venida del Hijo del hombre. Esta venida, ¿a qué se refiere? ¿Es la parusía? Lo mismo que en el Apocalipsis sinóptico que traen los tres sinópticos, y por las razones allí alegadas, parece que esta venida de Cristo es su presencia poderosa en la destrucción de Jerusalén el año 70 3. En el fondo de este relato late el Apocalipsis sinóptico.
Varios elementos de esta narración se encuentran en otros pasajes evangélicos. Se ve una agrupación especial de Lc o su fuente en orden a completar un tema.
De ahí el no ajuste exacto de algunas sentencias.
A los apóstoles les llegará tiempo en que desearán ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo verán. Debe de aludir a los sufrimientos de los apóstoles después de la ascensión de Cristo, y a su ansia de poder ver uno de esos días en que con su triunfo El los confortase. Pero no lo verán entonces, cuando ellos quieran, sino en el momento en que El se revele (Hec_1:3). Para otros la solución no es desear ver un solo día, sino desear mucho ver el día del Hijo del hombre, en cierto paralelo con la expresión evocadora del día de Yahvé en su, forma triunfal, ante la calamidad que le preceda (Mar_13:19-20ss). Sería efecto de una mala traducción aramaica. Se habría tomado el adverbio lachda (mucho) como un numeral: uno solo.
Que no hagan caso a dichos sobre su manifestación (Mat_24:26; Mar_13:21-22), porque esa manifestación será esplendente y visible para todos, como la luz del rayo en el horizonte (Mat_24:27).
Esta venida será después de su muerte, pues antes ha de sufrir mucho y ser reprobado por esta generación.
Además, esta venida será inesperada, súbita. Para ilustrarlo trae los ejemplos de los días de Noé (Mat_24:38-39) y de Lot. Esto indica el descuido en que estarán los hombres hasta ese día, que puede ser una pequeña época. Entonces el que esté en el terrado de la casa, no baje a coger los enseres, sino que huya (Mt 24:Mat_16:17.18.40.41); y el que esté en el campo, no vuelva atrás (Luc_21:21). Todo esto se dice para exponer la presteza de esta venida y el poder, ante ella, ponerse a salvo. Esto no puede referirse a la parusía. Y se refuerza con una sentencia que se lee en Jn, y que aquí se la toma en un sentido distinto: el que crea estar seguro no huyendo perderá la vida, y viceversa (Jua_12:25).
A la hora de la parusía no habrá tiempo para bajar a coger ¿por qué los enseres de la casa, ni el que esté en el campo para ir a otro sitio. Se acabó el tiempo (cf. 1Te_4:15ss).
Y tan súbita forma hiperbólica de expresión será esta venida, que dos personas que estén juntas, una, en esa venida, experimentará los efectos penales, y otra no (Mat_24:40-41). Modo de expresar lo que será el castigo de la guerra en la intimidad de los hogares.
Y a la pregunta que le hacen: ¿Dónde sucederá esto? no les responde. Deben estar todos alerta. Pero que sepan que donde esté el cuerpo, allí se juntarán los buitres (Mat_24:28). Es un proverbio que les hacer ver que esta venida será allí donde esté determinado por el plan de Dios.
Como se expone en el comentario al capítulo 24 de Mt, esta venida de Cristo no exige una presencia sensible suya, sino una presencia moral: su presencia en poder, al verse la destrucción de Jerusalén por El vaticinada. Con ello aparece Cristo viniendo en poder. Esto confortará a los discípulos cuando lo sepan, pues verán una vez más confirmada la palabra del Señor.

1 Vosté, Parabolae. II p.605-609; H. Holstein, Serviteurs inútiles (Lúe 17:10): Bibl. et Vie Chrét. (1962) 39-45.
2 Bonsirven, Lc judaisme palestinien. (1934) I p.386.
2 R. Sneed, The Kingdon of God is Within You (Luc_17:21): Cath. Ribl. Quart. (1962) 363-382; R. Rüstow,Entóshymonestin. Zur DeutungvonLkl7:20ss: Znw (1960) 197-224.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)


152 (g) LA RENOVACIÓN INTERIOR DE LOS DISCÍPULOS (17,1-10). La mayor parte de esta segunda fase del relato lucano del viaje (13,22-17,10) se ha relacionado con la oposición a Jesús y a sus discípulos. En su conclusión, Lucas regresa al tema iniciado en 13,22-30: la renovación. El material de los vv. 1 -6 procede en su mayor parte de Q; los vv. 7-10 son propios de Lucas. 1-2. Severa advertencia a los discípulos para que no provoquen que sus hermanos y hermanas abandonen el camino cristiano. 1. tentaciones: En su caminar con Jesús, los discípulos, como cualquier persona, pueden caer en el mal ejemplo, en el comportamiento nada edificante y en el escándalo. 2. piedra de molino: Posible alusión a la piedra de basalto, bastante común en Palestina, que pesaba cientos de kilos. Ponerse una piedra de molino como traje de baño provocaría rápidamente que el nombre del tentador fuese eliminado de la lista de los vivientes, uno de estos pequeños: Los discípulos pueden ser tan débiles como los niños ante la poderosa fuerza de la persona que les hace caer en la apostasía. ¿Son los dirigentes de la Iglesia la causa del escándalo? Cf. vv. 7-10; ? 136 supra. 3-4.perdona: Los discípulos no sólo deben rezar el Padrenuestro, sino que deben hacerlo vida perdonándose sin límites (? 128 supra). 5-6. Lo que los discípulos necesitan, por encima de cualquier otra cosa, para el camino, es una fe más profunda en el Dios de Jesucristo, que puede, efectivamente, liberarlos de toda oposición y fuerza destructiva. 6. morera: Un árbol grande con un amplio sistema de raíces. No sólo sería difícil arrancarlo de raíz, sino también hacerlo crecer en el agua. La fe auténtica puede producir cosas extraordinarias. 7-9. siervo: Ésta es la otra cara de la moneda de 12,35-37, que subrayaba la gratuita misericordia de Dios hacia los discípulos (? 136 supra). El acento recae aquí en el ministerio responsable de los dirigentes eclesiásticos que cultivan el campo de la Iglesia y pastorean su rebaño. 10. indigno: No se trata de que los discípulos no sean dignos en sí mismos o en su compromiso por el Señor. El hecho de que los discípulos hayan cumplido con su deber no les da derecho a reivindicar ante Dios que son dignos de su misericordia. La misericordia es siempre un don.

153 (C) Parte tercera de la instrucción sobre el sentido del camino cristiano (17,11-19,27). En las últimas etapas de su viaje hacia Dios, concluye Jesús sus instrucciones sobre el significado de su seguimiento.

(a) Gratitud y fe del leproso samaritano (17,11-19). Este milagro es exclusivo de Lucas, y es el cuarto en su relato del viaje (cf. 11,14; 13,10-17; 14,1-6). «En cada uno de ellos, lo fundamental no es el hecho milagroso, sino la enseñanza que surge de él» (Ellis, Luke 209). En este caso, la enseñanza tiene un sentido cristológico, soteriológico, escatológico y parenético. 11. entre Samaría y Galilea: No deberíamos exigir al texto una precisión geográfica. Para Lucas son importantes dos cosas: Jesús está en camino hacia Jerusalén y hacia su cita con la voluntad de Dios; y puesto que está cerca de Samaría, puede encontrarse con un leproso samaritano. 12. diez leprosos: ? 73-74 supra. Altas y sólidas barreras separaban a estos hombres de sus hermanos y hermanas. 14. Cf. Lv 13,49. 15. viéndose: «Sólo el samaritano ve y comprende totalmente lo que ha ocurrido en realidad. Su visión le permite comprender no sólo que ha sido curado, sino que ha encontrado la salvación de Dios. Su retorno a Jesús equivale a su conversión» (H. D. Betz, JBL 90 [1971] 318). alabando a Dios: Favorita respuesta lucana a la manifestación del poder y misericordia de Dios (cf. 2,20; 5,25;.26; 7,16; 13,13; 18,43; 23,47; Hch 4,21; 21,20). Tanto aquí como en el v. 18, la cristología está en primer plano: el leproso samaritano alaba a Dios por lo que Jesús, agente de Dios, ha realizado. También resulta relevante el cumplimiento escatológico. Lo que había sido prometido en 2 Re 5,8-19a, y repetido en Lc 4,27 y 7,22, ha llegado a su cumplimiento con Jesús: La salvación de Dios es para todos los pueblos. Cf. W. Bruners, Die Reinigung der zehn Aussátzigen und die Heilung des Samariters Lk 17,11-19 (FB 23, Stuttgart 1977). 16. dándole las gracias: Lucas opone gratitud a ingratitud, convirtíéndola al mismo tiempo en parénesis, un samaritano: Esta palabra está en el texto en posición enfática. Sobre los samaritanos, cf. 9,51-55; 10,25-37; Hch 8,4-25. Es de fuera del pueblo elegido de donde Lucas saca a su héroe. 19. tu fe te ha salvado: Suena el mensaje soteriológico de Lucas. Jesús es el que salva de la enfermedad e integra en la comunidad humana. En él encuentran los discípulos la realización de la plenitud humana.

154 (b) FIDELIDAD EN LA ESPERA DE LA LLEGADA DEL HIJO DEL HOMBRE (17,20-18,8). Lucas convierte un material de carácter escatológico en exhortaciones que Jesús dirige a los discípulos durante el viaje, mezclando material exclusivo con otro procedente en su mayor parte de Q (17,20-37). El retraso de la llegada de Jesús, el Hijo del hombre, apenas causa problemas a los discípulos cuando todo marcha bien. Los problemas se multiplican cuando surgen las persecuciones (17,25.33) y el Dios de Jesús se retrasa en la vindicación del elegido (18,1-8). 20-21 .fariseos: ?76-77 supra. Estos cristianos, estrechos de mente, son incapaces de ver y comprender la presencia del reino de Dios en acontecimientos como la curación por Jesús de los leprosos impuros y la fe agradecida de un samaritano (17,11-19), acontecimientos que prefiguran la misión de la Iglesia a los gentiles. 22-23. En 21,5-36, presentará Lucas un discurso escatológico suplementario. Mientras que aquél acentúa los acontecimientos que conducen a la venida del Hijo del hombre, éste pone el énfasis en el carácter imprevisible de la venida de Jesús (vv. 22-25) y en la falta de preparación de la gente (vv. 26-37). Cf. Flender, Luke (?28 supra) 13-15. 25. es preciso que sufra mucho: Este versículo procede de Lucas y da una orientación cristológica al material escatológico tradicional. Tras la humillación de la cruz, Jesús, el Hijo del hombre, ha sido glorificado (cf. 9,22). Én su camino hacia la gloria, los discípulos no podrán esquivar el sufrimiento a causa de su nombre (cf. Hch 5,41; 14,22). 26. El foco se traslada desde el carácter imprevisible de la venida de Jesús a la necesidad de preparación de los discípulos durante el Camino. 27-30. comían, bebían...: Los discípulos deben tener cuidado de que las preocupaciones cotidianas no sustituyan la espera activa y personal del regreso de Jesús. 31-32. Los discípulos están preparados para el regreso de Jesús cuando renuncian a su apego a las posesiones. 33. quien pierda su vida: cf. 9,24-25, en el contexto de la predicción de Jesús de su rechazo y vindicación (9,22). En cuanto al sufrimiento que experimentarán por su fidelidad a Jesús, se aconseja a los discípulos que ponderen una vez más cuál es realmente el sentido de la vida. 34-35. tomado... dejado: El contexto de Noé y Lot indica que estos discípulos serán liberados de la destrucción mientras que otros serán abandonados a ella. De nuevo, Lucas utiliza ejemplos tanto de hombres como de mujeres. «La máxima intimidad en esta vida no es garantía de igualdad de condiciones ante la venida del Hijo del hombre» (Plummer, Luke, 409). 36. Este versículo no aparece en los manuscritos más fiables. 37. águilas: La venida del Hijo del hombre es tan segura como cierto es el hecho de que hay cadáver cuando vemos sobrevolar aves de presa.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XVII.

1 Christ teacheth to auoid occasions of offence. 3 One to forgiue another. 6 The power of faith. 7 How we are bound to God, and not he to vs. 11 Hee healeth ten lepers. 22 Of the kingdome of God, and the comming of the Sonne of man.
1 Then said he vnto the disciples, [ Mat_18:7.] It is impossible but that offences will come, but wo vnto him through whom they come.
2 It were better for him that a milstone were hanged about his necke, and he cast into the Sea, then that he should offend one of these little ones.
3 Take heed to your selues: [ Mat_18:21.] If thy brother trespasse against thee, rebuke him, and if he repent, forgiue him.
4 And if hee trespasse against thee seuen times in a day, and seuen times in a day turne againe to thee, saying, I repent, thou shalt forgiue him.
5 And the Apostles said vnto the Lord, Increase our faith.
6 [ Mat_17:20.] And the Lord said, If yee had faith as a graine of mustard seede, yee might say vnto this Sycamine tree, Be thou plucked vp by the root, and be thou planted in the sea, & it should obey you.
7 But which of you hauing a seruant plowing, or feeding cattell, will say vnto him by & by when he is come from the field, Goe and sit downe to meate?
8 And will not rather say vnto him, Make ready wherewith I may suppe, and gird thy selfe, and serue me, till I haue eaten and drunken: and afterward thou shalt eate and drinke.
9 Doeth he thanke that seruant, because hee did the things that were commanded him? I trow not.
10 So likewise ye, when ye shal haue done all those things which are commanded you, say, Wee are vnprofitable seruants: Wee haue done that which was our duety to doe.
11 And it came to passe, as he went

[Ten lepers clensed.]

to Hierusalem, that hee passed thorow the mids of Samaria and Galile.
12 And as he entred into a certaine village, there met him tenne men that were lepers, which stood afarre off.
13 And they lifted vp their voices, and said, Iesus master haue mercy on vs.
14 And when he saw them, hee said vnto them, [ Lev_14:2 .] Goe shew your selues vnto the Priests. And it came to passe, that as they went, they were cleansed.
15 And one of them when hee sawe that he was healed, turned backe, and with a loud voice glorified God,
16 And fell downe on his face at his feet, giuing him thanks: and he was a Samaritane.
17 And Iesus answering, said, Were there not ten cleansed, but where are the nine?
18 There are not found that returned to giue glory to God, saue this stranger.
19 And he said vnto him, Arise, go thy way, thy faith hath made thee whole.
20 And when hee was demanded of the Pharises, when the kingdome of God should come, hee answered them, and said, The kingdome of God commeth not with [ Or, with outward shew.] obseruation.
21 Neither shall they say, Loe here, or loe there: for behold, the kingdome of God is [ Or, among you.] within you.
22 And hee said vnto the disciples, The dayes will come, when ye shall desire to see one of the dayes of the Sonne of man, and ye shall not see it.
23 [ Mat_24:23 .] And they shall say to you, See here, or see there: Goe not after them, nor follow them.
24 For as the lightning that lighteneth out of the one part vnder heauen, shineth vnto the other part vnder heauen: so shall also the Sonne of man be in his day.
25 But first must hee suffer many things, & be reiected of this generation.
26 [ Gen_7: ] And as it was in the dayes of Noe: so shal it be also in the dayes of the Sonne of man.
27 They did eate, they dranke, they married wiues, they were giuen in mariage, vntill the day that Noe entred into the arke: and the flood came, and destroyed them all.
28 [ Gen_19: ] Likewise also as it was in the dayes of Lot, they did eat, they dranke, they bought, they sold, they planted, they builded:

[An vniust iudge.]

29 But the same day that Lot went out of Sodome, it rained fire and brimstone from heauen, & destroyed them all:
30 Euen thus shall it bee in the day when the Sonne of man is reuealed.
31 In that day he which shall be vpon the house top, and his stuffe in the house, let him not come downe to take it away: and he that is in the field, let him likewise not returne backe.
32 [ Gen_19:26 .] Remember Lots wife.
33 [ Mat_16:25 .] Whosoeuer shall seeke to saue his life, shall lose it, and whosoeuer shall lose his life, shall preserue it.
34 [ Mat_24:40 .] I tell you, in that night there shall be two men in one bed; the one shal be taken, the other shall be left.
35 Two women shall bee grinding together; the one shall be taken, and the other left.
36 [ This 36.verse is wanting in most of the Greek copies.] Two men shall be in the field; the one shall be taken, and the other left.
37 And they answered, and said vnto him, [ Mat_24:28 .] Where, Lord? And he said vnto them, Wheresoeuer the body is, thither will the Eagles be gathered together.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y dijeron los apóstoles al Señor: "Auméntanos la fe". Y dijo el Señor: "Si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este moral: Arráncate de raíz y trasplántate en el mar, y os obedecerá". (vv. 5-6)

Teofilacto
Habiendo oído los discípulos al Señor tratar de asuntos arduos, esto es, de la pobreza y de evitar los escándalos, piden que se les aumente la fe para poder practicar la pobreza por medio de ella -ninguna cosa fomenta más el deseo de la pobreza que creer y esperar en el Señor-, pudiendo también por medio de ella resistir a los escándalos. Por ello dice: "Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe".

San Gregorio, Moralium 1,22
Como ya ésta había sido aceptada en principio, debía venir por grados, aumentándose hasta llegar a la perfección.

San Agustín, De quaest. Evang. 2,39
Puede entenderse muy bien que los apóstoles pedían el aumento de la fe para sí, porque por ella creían en lo que no veían; sin embargo, también se entiende por fe a la que no nace de la palabra sino de las cosas presentes, por las que se cree en las futuras, cuando se ofrecerá a la contemplación de los santos la sabiduría de Dios que ha hecho todas las cosas.

Teofilacto
El Señor les da a conocer que lo que piden es bueno y que deben creer con constancia, manifestándoles lo mucho que puede la fe, por esto sigue: "Si tuviereis fe como un grano de mostaza", etc. Dos grandes cosas concurren aquí: la trasplantación del árbol arraigado en la tierra y su plantación en el mar -¿pero qué puede plantarse en las aguas?-. Por medio de ambas da a conocer el poder de la fe.

Crisóstomo In Matthaeum hom.58
Hace mención de la mostaza, porque su semilla, aun cuando es pequeña, es la más fecunda de todas. Da a conocer, por tanto, que un poco de su fe puede mucho. Si los apóstoles no trasportaron un árbol no los acuséis, porque no dijo: trasladaréis, sino: podréis trasladar, pero no lo hicieron porque no era necesario habiendo hecho cosas de mayor importancia.

Crisóstomo, hom. in Epistola 1Cor
Alguno preguntará: ¿Cómo pudo decir Jesucristo que una pequeña parte de fe podía transportar un monte o un árbol, cuando San Pablo dice que es la verdadera fe la que transporta los montes? Puede decirse que el Apóstol atribuye a la fe perfecta el poder trasladar un monte no porque únicamente esta fe pueda hacerlo, sino porque esto parecía demasiado grande a los hombres carnales, por el volumen y peso de una montaña.

Beda
O bien, aquí el Señor compara la fe perfecta al grano de mostaza porque en su aspecto es humilde, pero ardiente en lo interior. Hablando en sentido místico, se entiende por el árbol llamado morera -en cuyo color de sangre se ven brillar el fruto y las ramas- al Evangelio de la cruz que por la predicación de los apóstoles ha sido arrancado del pueblo judío -donde, por decirlo así, había nacido- y trasplantado en el mar de los gentiles.

San Ambrosio
También se dice esto porque la fe prescinde del espíritu inmundo, muy especialmente cuando la naturaleza del árbol se presta a esta opinión. Porque el fruto de la morera es blanco primero en su flor, cuando está formado toma color amarillo y negro cuando madura. También el diablo, caído por su prevaricación, de la blanca flor de su naturaleza angélica y del brillo de su poder, se ha vuelto negro y horrible por la fetidez del pecado.

Crisóstomo
También puede compararse a la morera con el diablo, porque así como los gusanos se alimentan con las hojas de la morera, así el diablo por los pensamientos que suscita en nosotros, alimenta nuestro eterno gusano. Pero la fe puede arrancar esta morera de nuestras almas y sepultarla en el abismo.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



10. "Somos simples servidores": así se expresa la situación del hombre frente a Dios, de quien recibimos todo gratuitamente y a quien se lo debemos todo.

20. La presencia actual del Reino de Dios no es un hecho que salta a la vista. Muchas veces pasa inadvertida y para reconocerla se necesita la luz de la fe. Es como la semilla que va madurando silenciosamente ( Mar_4:26-29) y como la levadura que fermenta toda la masa ( Mat_13:33). Esto no significa que sea algo meramente interior, pero sólo al final de los tiempos se manifestará en toda su plenitud.

27. Gen_7:7.

29. Gen_19:24.

36. Algunos manuscritos agregan: "De dos que estén en un campo, uno será llevado y el otro dejado".

37. "Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres": ver nota Mat_24:28.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 17.3 Cf. también Mt 5.32; 1 Co 7.10-11.

[2] 17.4 Lv 19.17; Mt 18.15.

[3] 17.6 Siete, número que simboliza la perfección, indica aquí un número sin límite; cf. Mt 18.21-22.

[4] 17.14 Mt 17.20; 21.21; Mc 11.23.

[5] 17.20-21 Vayan a presentarse a los sacerdotes: Cf. Lv 14.1-32.

[6] 17.26-27 Mc 13.21. Entre ustedes: otras traducciones propuestas: dentro de ustedes, o al alcance de ustedes.

[7] 17.28-29 Gn 6.5-12; 7.6-24.

[8] 17.31 Gn 18.20--19.25.

[9] 17.32 Mt 24.17-18; Mc 13.15-16.

[10] 17.33 La mujer de Lot: Gn 19.26.

[11] 17.35 Mt 10.39; 16.25; Mc 8.35; Jn 12.25.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Se reúnen varias enseñanzas de Jesús a los discípulos (v. 1) y a los Apóstoles (v. 5) que tienen un mismo fondo común: la conducta de los cristianos -y en especial de quienes ocupan algún cargo- en la futura vida de la Iglesia. Con una imagen muy gráfica, les advierte de la gravedad del pecado de escándalo (vv. 1-2), les invita a la grandeza de corazón en el perdón de las ofensas (vv. 3-4) y les apremia a evitar todo engreimiento (vv. 7-10). Los Apóstoles son conscientes de la dignidad de esas exigencias, por eso Cristo enseña que con fe en Dios no hay nada imposible (vv. 5-6).


La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Instrucciones a los discípulos - El deber del discípulo. Estas tres instrucciones tienen un denominador común: el servicio al reino que sólo es posible desde la fe. En el servicio al reino , que es la búsqueda e instauración de una sociedad justa, solidaria, fraterna e igualitaria, nadie está exento de desviarse del camino y asumir actitudes contrarias a los valores del reino. Eso ocasiona escándalo y desánimo en unos; escepticismo y rechazo a esta nueva realidad, en otros. En todo caso, siempre se ha de emplear el recurso a la corrección fraterna, al arrepentimiento y al perdón.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mat_17:20; Mat_21:21

[2] |Mar_11:23

NOTAS

17:6 Lc piensa no en la fe ideal que se debería tener (como en Mt Mc), sino en la que realmente tienen los apóstoles.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mat_17:20; Mat_21:21

[2] |Mar_11:23

NOTAS

17:6 Lc piensa no en la fe ideal que se debería tener (como en Mt Mc), sino en la que realmente tienen los apóstoles.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Mat 17:20; Mat 21:21-22; Mar 11:22-23.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El poder de la fe (cf. Mat. 17:20, 21; Mar. 11:22, 23). Jesús les recomendó desear tener la fe necesaria que capacitara a los discípulos para obedecer sus mandamientos; aun una pequeña cantidad de fe puede hacer grandes maravillas. Auméntanos la fe puede significar simplemente: Muéstranos la fe. El dicho sobre el sicómoro no es para ser interpretado lit.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Los apóstoles, repetidas veces reprendidos por su poca fe, piden ahora al Señor que se la acreciente. Esta fe no es precisamente la fe teologal, sino más bien la llamada fe de los milagros ; aunque, por otra parte, no hay que exagerar la distinción de esta doble fe.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*9:51-19:28 La segunda parte del evangelio tiene carácter eminentemente ético, presentando la moral cristiana como un caminar con Jesús hacia Jerusalén para compartir su muerte, resurrección y ascensión al cielo.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἐλέγετε I] diríais

[I ὑπήκουσεν I] obedecería.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Mt 17:14 * Mc 9:14 * Lc 9:37 * Mt 21:21 * Mc 11:22 * Mt 21:23 * Mc 11:27 * Lc 20:1 *Mc 4:31 *Mc 11:23

Torres Amat (1825)



[14] Lev 13; Mat 8, 4