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Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» (Lucas 5, 21) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 05

d) Los primeros discípulos (Lc/05/01-11).

1 Sucedió, pues, que mientras él estaba de pie junto al lago de Genesaret, el pueblo se fue agolpando en torno a él, para oír la palabra de Dios. 2 En esto vio dos barcas atracadas a la orilla del lago; pues los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando las redes. 3 Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le rogó que la apartara un poco de la orilla; se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.

Es por la mañana, junto al lago de Genesaret. Jesús está de pie en la orilla y anuncia la palabra de Dios. El pueblo se agolpa en su derredor, lo asedia. Entonces sube a una barca de las que estaban atracadas allí, se sienta en la barca como maestro y enseña a las masas del pueblo que escuchaban desde la orilla. La palabra de Dios atrae a los hombres, y los atrae en grandes masas.

La barca a que sube Jesús era de Simón. Jesús lo había conocido ya, había estado en su casa, había curado a su suegra y había sido su huésped. Ahora aprovecha sus servicios, para sí y para el pueblo. También Simón conoce a Jesús, su poder de curar y el poder de su palabra. El que se adhiera a Jesús tan pronto como se siente llamado por él, es algo que ha sido bien preparado y resulta comprensible. La palabra poderosa de Dios se posesiona del hombre humanamente.

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Navega mar adentro y echad vuestras redes para pescar. 5 Y respondió Simón: Maestro, toda la noche hemos estado bregando, pero no hemos pescado nada; sin embargo, en virtud de tu palabra, echaré las redes. 6 Lo hicieron así, y recogieron tan grande cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos; acudieron y llenaron tanto las dos harcas, que casi se hundían.

Jesús dirige una palabra imperiosa a Simón. La orden lo destaca de las muchedumbres del pueblo incluso de los que están con él en la barca. Le da la preferencia y lo distingue entre todos. Las largas redes (de 400 a 500 metros) formadas por un sistema de tres redes, han de arrojarse al lago, allí donde hay profundidad. Para ello hacen falta por lo menos cuatro hombres. La orden representa una prueba para la fe de Pedro. Según cálculos humanos basados en una larga experiencia de los pescadores, es inútil echar ahora las redes. (Si no se ha capturado nada durante la noche, que es el tiempo de la pesca, ahora -por la mañana- se pescará mucho menos. La elección y la vocación exigen fe, aunque no se comprenda, exigen «esperanza contra toda esperanza» (Rom_4:18). Así creyó y esperó María, así también Abraham (Rom_4:18-21; Gen_15:5).

Simón reconoce que la palabra de Jesús ordena con autoridad y que es capaz de realizar lo que no se puede lograr con fuerzas humanas. Maestro, en virtud de tu palabra... La interpelación «Maestro» es característica del Evangelio de Lucas. Con ella se reproduce el título de doctor o de rabí. Con ello quería evidentemente indicar Lucas que Jesús enseña con autoridad y con fuerza imperativa.

La fe en la palabra imperiosa del Maestro no se ve frustrada. Las redes estaban a punto de romperse debido al peso de los peces. Como Pedro no exige ningún signo, recibe el signo que se amolda a su vida, a su inteligencia y a su vocación. Dios procede con él como con María. Así procede Dios con su pueblo. La salvación exige fe, pero Dios apoya la fe con sus signos.

8 Cuando Simón Pedro lo vio, se echó a los pies de Jesús, diciéndole: Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador. 9 Es que un enorme estupor se había apoderado de él y de los que con él estaban, ante la redada de peces que habían pescado. 10a Igualmente les sucedió a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban asociados con Simón.

Simón ve en Jesús una manifestación (epifanía) de Dios (*). Ha visto y vivido el milagro, el poder divino que actúa en Jesús. La manifestación de Dios suscita en él la conciencia de su condición de pecador, de su indignidad, el temor del Dios completamente otro, del Dios santo. La manifestación del Dios santo a Isaías remata en esta confesión del profeta: «¡Ay de mí, perdido soy!, pues siendo hombre de impuros labios..., he visto con mis ojos al Rey, Yahveh Sebaot» (Isa_6:5). La admiración por Jesús atrae a Simón hacia él, la conciencia de su pecado le aleja de él. En la palabra «Señor» expresa la grandeza de aquel al que ha reconocido en su milagro.

Lucas no emplea ya sólo el nombre de Simón, sino que añade también el de Pedro. Simón Pedro: Simón, la roca. En esta hora en que Simón opta por creer en la palabra de Jesús, se sientan las bases para la promesa futura: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia», como también para la vocación de Pedro, de fortalecer a los hermanos: «Tú, en cambio, confirma a tus hermanos» (22,32), y para la transmisi6n del cargo pastoral (Joh_21:15 ss). Con la fe se prepara Pedro para ser roca.

El estupor y sobrecogimiento por la pesca inesperada se había apoderado no sólo de Pedro, sino también de los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Lucas se fija sólo en estos tres, aunque seguramente había también un cuarto para manejar la red. Simón, Santiago y Juan son los tres apóstoles preferidos, los testigos de las íntimas revelaciones de Jesús, de la resurrección de la hija de Jairo, de la transfiguración y de la agonía en el huerto de los Olivos. Santiago y Juan estaban ya unidos con Simón en el oficio de la pesca, eran sus asociados y colegas. Sobre la vieja comunidad edifica Jesús una nueva.

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* En la epifanía se hace Dios de repente visible o audible en el mundo, de modo que la persona que la experimenta puede responderle. De los materiales de tradición que utiliza Lucas para su Evangelio y para los Hechos elige descripciones de epifanías (por ejemplo: Luk_3:21 ss; Act_5:19; Act_12:17), porque sus destinatarios procedentes de Ia gentilidad eran especialmente sensibles a éstas.

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10b Pero Jesús dijo a Simón: No tengas miedo. Desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y cuando atracaron las barcas a la orilla, dejándolo todo, le siguieron.

Jesús quita el temor a Pedro y le da su encargo. Lo mismo sucedió cuando el ángel transmitió a María el encargo de Dios. El temor reverencial del Dios santo es fundamento de la vocación, en la que Dios quiere mostrarse el Santo y el Grande.

Así como Pedro hasta ahora había cogido en la red peces del lago, en adelante pescará hombres para el reino de D¿os. Los encerrará como con una llave. ¿Se insinúan aquí las palabras acerca de la llave del reino de los cielos, que un día recibirá Pedro? La palabra promete, llama y va acompañada de poderes.

El llamamiento de Jesús obra con autoridad. Jesús llama a los que quiere y los constituye en lo que él quiere. Así procedió Dios también con los profetas. Simón, juntamente con Santiago y Juan arrastraron las barcas a la orilla y abandonaron el oficio de pescador, lo dejaron todo: barca, redes, padre, casa. La vida comienza a adquirir nuevo contenido. Siguieron a Jesús como discípulos, como los discípulos de los rabinos seguían a su maestro para apropiarse su palabra, su doctrina y su forma de vida. Lo que desde ahora llena su vida es Jesús, el reino de Dios, la pesca de hombres. Simón vivió en Jesús la epifanía de Dios, se reconoció pecador y recibió la vocación para la obra salvadora. El tiempo de salvación ha comenzado: conocimiento de la salvación mediante el perdón de los pecados (Act_1:77). La soberanía de Dios se revela en la acogida de los pecadores.

El comienzo de la actividad en Galilea está consagrado a Simón Pedro. Jesús se ha visto repudiado por la ciudad de sus padres, pero en los límites de la tierra de Galilea lo acoge Pedro y se le adhiere. La expulsión del demonio en la sinagoga, la curación de la suegra, los numerosos milagros al atardecer delante de su casa tienen remate y coronamiento en la pesca milagrosa. Los lugares de su vida pasada, en los que había orado, había vivido con su familia, había trabajado, son ahora, mediante los hechos salvíficos de Dios, liberados de su miseria, de la influencia del diablo, de la enfermedad y de la pena, del fracaso. Ahora se ve Pedro segregado de todo lo anterior y en adelante será pescador de hombres para el reino de Dios, al servicio de Jesús y de su palabra poderosa.

2. OBRAS VE PODER (,39).

a) Curación del leproso (Lc/05/12-16)

12 Estaba él en una ciudad y había allí un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: Señor, si quieres, puedes dejarme limpio. 13 Y extendiendo él la mano, lo tocó, diciéndole: Quiero, queda limpio. E inmediatamente la lepra desapareció de él.

Jesús actúa en una de las ciudades que visita en su viaje de misión (Act_4:44). El leproso se le presenta en una ciudad. Los leprosos no debían acercarse a las ciudades. «El leproso, manchado de lepra, llevará rasgadas sus vestiduras, desnuda la cabeza, y cubrirá su barba, e irá clamando: ¡Inmundo, Inmundo! Todo el tiempo que le dure la lepra será inmundo. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada» (Lev_13:45S). Estaba cubierto de lepra así lo hace constar Lucas, el médico. La lepra era incurable. El que se veía atacado por la enfermedad, era tenido por muerto.

El pobre hombre, en medio de su aflicción, no se cuida de la ley, del ostracismo a que está condenado ni de la amarga experiencia de la incurabilidad. El poder de Jesús significa para él más que la ley y que la muerte. Postrándose confiesa su miseria, con su súplica expresa su confianza. Hace su profesión de fe: cree que en Jesús actúa la fuerza de Dios. Puedes dejarme limpio. Implora la compasión de Jesús: Si quieres... Jesús es la esperanza de su vida. De su voluntad depende su existencia: en comunión con Dios, con los hombres, en la vida...

Jesús obra con compasión. Extiende la mano y lo toca, con lo cual pasa por encima de la ley, pero practica la misericordia. Tocándolo lo introduce en su comunión, en la comunión con los hombres, en la comunión con Dios. Se apropia las palabras de la súplica y se identifica con la solicitud del leproso. Su voluntad lo limpia de la lepra y con ello lo restituye a la comunión con Dios y al culto.

Por la palabra de Jesús queda limpio el leproso y es declarado tal. Jesús posee el poder del profeta Eliseo, que curó al leproso Naamán; posee también la autoridad de los sacerdotes de Israel que declaran limpios a los leprosos. Jesús les es superior, puesto que su sola palabra limpia y declara limpio.

14 Entonces le mandó que a nadie lo dijera, sino: Ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer por tu purificación, según lo mandó Moisés, para que les sirva de testimonio. 15 Pero su fama se extendía cada día más, y numerosas multitudes acudían para oírlo y para ser curadas de sus enfermedades. 16 éI, sin embargo, se quedaba retirado en los desiertos y oraba.

Jesús no hace los milagros con fines lucrativos ni buscando la propia gloria. «Pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo. porque Dios estaba con él» (Act_10:38).

Según prescribía la ley, el leproso sanado debía presentarse al sacerdote para ser declarado limpio (Lev_13:49) y ofrecer el sacrificio por la purificación (Lev_14:1-32). Jesús quiere que se cumpla la ley; él mismo era obediente a la ley. Los sacerdotes tenían que recibir un testimonio de que se había iniciado el tiempo de la salvación, puesto que el profeta había anunciado que el tiempo de la salud aportaría curación de las enfermedades ( Isa_35:5; [cf. 61,1]).

La fama de Jesús y de su acción salvífica se va extendiendo cada vez más. Jesús prohibió hablar al leproso, lo cual no impidió que se propagara la noticia. La palabra lleva en sí una fuerza que la mueve a extenderse progresivamente. Atrae a multitudes de pueblo cada vez mayores, que quieren participar de la palabra y de la obra salvadora de Jesús. Jesús se retira a la soledad, a orar. Su acción procede de la comunión con su Padre en la oración. Jesús actúa porque Dios está con él (Act 10.38). Su comunión en la oración remite a una comunión más profunda.

b) Perdón de los pecados (/Lc/05/17-26)

17 Un día, mientras él enseñaba, estaban allí sentados unos fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea, y de Jerusalén. Y una fuerza del Señor le asistía para curar.

Enseñar y curar es actividad de Jesús que proviene de la fuerza de Dios. La fama de la enseñanza y de las curaciones se propagó por toda Palestina, llegando a todas y cada una de las aldeas; los fariseos y los doctores de la ley, que se hallan por todo el país, polemizan con él. Antes de que Jesús en persona haga este camino: Galilea, Judea, Jerusalén, le ha precedido ya su fama. Ha alarmado ya a los que al término de este camino lo condenarán.

18 Entonces unos hombres, que traían en una camilla a uno que estaba paralítico, trataban de introducirlo y ponerlo delante de él. 19 Y no encontrando por dónde introducirlo por causa de la multitud, subieron al terrado y, por entre las tejas, lo pusieron, con su camilla, allí en medio, delante de Jesús. 20 Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo: Hombre, perdonados te son tus pecados.

Jesús ejerce su actividad en una casa. La multitud está tan apiñada, que no es posible pasar por la puerta para llegar a Jesús. Se descubre el terrado y por la abertura se introduce a un enfermo. Las casas de Palestina tenían un techo plano, un terrado que se podía perforar (Mar_2:4). Lucas habla de tejas. Piensa en una casa griega.

Jesús está presente en su Iglesia como Señor que fue exaltado y vive como tal. Pero al mismo tiempo vive también en el recuerdo de la Iglesia la imagen del Jesús que vivió en la tierra. ¿Cómo podemos pensar al Cristo que vive cerca del Padre? ¿Cómo podemos imaginárnoslo? Desde luego, tal como vivía y obraba en la tierra. La imagen de Jesús se nos hace más accesible si él se nos presenta en un mundo que nosotros comprendemos, en el que nosotros vivimos: Lucas lo situó en el mundo griego...

Al paralítico le son perdonados los pecados. La palabra con que se declaraba el perdón lo causaba también, puesto que en Jesús obra la fuerza del Señor. Jesús le perdona cuando ve su fe. Los hombres habían puesto toda su esperanza en Jesús; creían que su proximidad causaría Ia curación del paralítico. Los particulares son incorporados a la comunidad; la comunidad los sostiene. Se aguardaba la curación del cuerpo, y se recibió la curación de los pecados. Según las ideas judías, la curación del cuerpo dependía de la purificación de la culpa. ¿Acaso pensaba Lucas en esto? Jesús cura todos los males del hombre. La enfermedad y los pecados.

21 Y los escribas y los fariseos comenzaron a pensar: Pero ¿quién es éste, que está diciendo blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo? Quien se arroga derechos de Dios, blasfema contra Dios.

Sólo Dios tiene el derecho y el poder de perdonar los pecados. El pecado se comete contra Dios; así también sólo el puede perdonarlo. El razonamiento era correcto. ¿Pero no habrían debido también considerar si Dios no puede conferir este poder a aquel a quien ha de conferir todo poder?

¿Quién es éste? La pregunta encierra ya la negativa. Es una pregunta despectiva. Este Jesús no puede tener el poder de perdonar pecados. No se plantea la cuestión de la misión de Jesús, y ni siquiera se piensa en la posibilidad de que Dios hubiera podido transmitir este poder a Jesús. La posición de los nazarenos reaparece en los fariseos y en los doctores de la ley. Sólo la fe en la misión divina puede reconocer a Jesús el poder de perdonar los pecados. La apariencia humana no debe ser obstáculo para esta fe.

22 Pero, conociendo Jesús los pensamientos de aquéllos, les respondió: ¿Qué es lo que estáis pensando en vuestro corazón? 23 ¿Qué es más fácil decir: Perdonados te son tus pecados, o decir: Levántate y anda? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: Yo te lo mando; levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

Jesús tiene poder para perdonar los pecados. Dios le ha dado participación en su poder. Dios tiene el poder de conocer los corazones. Conoce las reflexiones de sus adversarios. Esto es poder divino. Tiene el poder de curar a los enfermos, que en este caso es lo más difícil, puesto que la curación puede comprobarse. El que puede lo más difícil, mejor podrá lo más fácil. él tiene el poder de perdonar los pecados, porque es Hijo del hombre, al que Dios ha comunicado todo poder (Cf. Dan_7:13; Luk_10:22.). Jesús es profeta que tiene conocimiento de los corazones y poder para curar a los enfermos; pero es más que profeta, porque posee el poder de perdonar los pecados, porque es Hijo del hombre, al que se ha dado todo poder.

25 E inmediatamente se levantó delante de ellos, tomó el lecho en que había estado rendido y se marchó a su casa, glorificando a Dios. 26 Todos quedaron como fuera de sí y glorificaban a Dios, y llenos de temor exclamaban: ¡Hoy hemos visto cosas increíbles!

En las acciones del que ha sido curado se demuestra su alegría por la curación. Todo lo que hace va acompañado de la glorificación de Dios. La acción de Jesús se inspira siempre en la glorificación de su padre. «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a término la obra que me habías encomendado que hiciera» (Joh_17:4).

Todos los testigos del milagro están impresionados hasta lo más hondo de su alma. Están fuera de sí, penetrados de temor, de asombro. También la emoción del alma suscita glorificación de Dios. Los grandes hechos de Dios en la historia de la salud van a parar en la glorificación de Dios. Dios se glorifica en ellos.

El día en que sucedió lo increíble, que rebasa todas las expectativas, aparece aquí como algo singular. ¿Qué día es este hoy? «Hoy ha experimentado la salvación todo el pueblo.» Hoy se ha realizado el pasaje de la Escritura relativo al salvador que está ungido con el Espíritu. Hoy ha sucedido algo increíble, inaudito. Se ha iniciado el tiempo de salvación. ¿Pero ve esto el pueblo?

c) Vocación de un publicano (/Lc/05/27-39)

27 Después de esto, salió y vio a un publicano, llamado Leví, en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: Sígueme. 28 Y éste, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

La narración de nuevos actos de poder vuelve a cerrarse con la vocación de un discípulo. Esta vez es el llamado un publicano. Estos eran odiados por su trato con los gentiles, por su arbitrariedad y su codicia. Se los tenía por pecadores públicos, a los que se debía evitar. Sin embargo, Jesús llama para discípulo suyo a uno de esos publicanos; lo llama a seguirle de su despacho, del ejercicio de su ocupación impura. Al paralítico pecador da Jesús la curación, al publicano pecador le da la vocación como discípulo. El pecado no es ya una barrera que se oponga a la salvación. El que aporta la salvación perdona los pecados a fin de que ésta pueda recibirse.

La mirada de Jesús y la palabra que llama son tan poderosas que el publicano abandona todo lo que posee, a lo que había servido hasta ahora y a lo que había sucumbido, y se hace discípulo de Jesús. El cambio radical de vida es consecuencia del llamamiento de Jesús.

29 Entonces Leví le dio un gran banquete en su casa; y asistía gran número de publicanos y otros más, que estaban a la mesa con ellos. 30 Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores? 31 Y Jesús les contestó: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos; 32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.

¿De qué espíritu deben estar penetrados los discípulos de Jesús? ¿Qué debe notarse en los apóstoles? ¿Qué en los cristianos que han percibido el llamamiento de Jesús? La mirada retrospectiva al tiempo de salvación que ocupa el punto medio de los tiempos, da a la Iglesia la orientación en su camino. En la divisoria entre la vida antigua y la nueva da Leví una gran recepción. El banquete se celebra en honor de Jesús. Están invitados Jesús, sus discípulos y los amigos de Leví: sus colegas y otros que tienen igualmente trato con publicanos. En las conversaciones que se tienen durante el banquete se ve cómo se ha de entender la condición de discípulo de Jesús. Lucas gusta de presentar a Jesús como invitado en el banquete (Luk_7:36 ss; Luk_13:38 ss; Luk_14:1 ss; Luk_19:1 ss; Luk_24:29 ss). En la literatura griega se designan como symposion (conversación durante la comida) diálogos de profundo sentido. A Jesús se le sitúa en el mundo griego. Los Evangelios son historia, pero a la vez historia «deshistoricizada». En ellos habla a su comunidad el Señor exaltado. A través de lo único e irrepetible que tiene lugar en el tiempo reconoce la Iglesia lo que tiene vigencia para siempre y en todas partes.

Los fariseos y los escribas de espíritu farisaico murmuran. Sentarse a la mesa con pecadores, con gentes nada honorables, con transgresores de la ley es, a juicio de los fariseos, algo que viola el orden legal. Los fariseos, los íntegros querían conservar santo al pueblo apartándolo de todo lo que no es santo. Para esto les servía la rigurosa aplicación de las leyes de pureza. Lo que en la ley sólo obligaba a los sacerdotes en funciones, se extendió al pueblo entero. La misma finalidad persiguen los fariseos manteniéndose alejados de los pecadores públicos. Jesús sigue un camino diferente: no la exclusión y el alejamiento, sino la curación de lo que es pecaminoso. Por esto es necesario el trato en común con los pecadores. Jesús no excluye de la salvación a los pecadores, sino que va en su busca, no les impide que reciban la salvación, sino que se la ofrece y trata de ganarlos.

Jesús sigue el método del médico. Si un médico quisiera ocuparse de los sanos y apartarse de los enfermos, entonces no habría entendido su profesión. Lo mismo puede decirse de Jesús. Su misión es la de salvar, la curación de las dolencias del cuerpo, pero todavía más la salud mediante el perdón de los pecados. El tiempo de la salud es el tiempo de la misericordia con todos los pobres, los que están lastimados y abatidos. Ahora bien, el presupuesto para salvarse es la conversión. Jesús vino a llamar los pecadores a conversión.

La santificación de los discípulos no consiste en que se aparten de los pecadores, sino en ofrecer la salvación a todos, sean justos o pecadores, no en la preocupación llena de inquietud por la propia salvación, sino en el amor que se atreve a todo. La murmuración de los fariseos somete a crítica humana la acción de Dios en Jesús. Sus adversarios estiman el proceder de Jesús conforme a sus propios criterios. Desconocen que Jesús ha sido enviado por Dios, que ha venido a buscar y llamar a los pecadores, no a los justos. Sólo la fe en que Dios habla y obra en Jesús puede suprimir el escándalo. Porque Jesús obra en forma nueva, increíblemente paradójica. Los fariseos no pueden comprenderlo, porque no reconocen que con él se ha iniciado el tiempo de salvación.

33 Entonces le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración; igualmente también los de los fariseos. Pero los tuyos se lo pasan comiendo y bebiendo. 34 Entonces Jesús les respondió: ¿Acaso podéis obligar a que ayunen los invitados a bodas mientras el esposo está con ellos? 35 Tiempo llegará en que les será arrebatado el esposo, y entonces, en aquellos días, ayunarán.

Jesús y sus discípulos toman parte en banquetes. Los fariseos y los escribas ejercen crítica. Esta va en primer lugar contra los discípulos, pero en último término contra Jesús mismo. Los que se sienten responsables de la santidad del pueblo, Juan Bautista y los fariseos, ayunan con frecuencia y hacen oración. Estas dos cosas van de la mano. Los días de fiesta son días de oración; en efecto, el ayuno sirve de base a la oración. El ayuno empequeñece; Dios escucha a los menesterosos y a los pequeños. ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? ¿Por qué no se atiene Jesús a nuevos ayunos y a nuevas oraciones?

Los fariseos desconocen la importancia de la hora que acaba de sonar. Aquí hay algo nuevo. Esto nuevo vive conforme a reglas nuevas. Estamos en tiempo de boda: no va a convertirse en tiempo de ayuno... A nadie se le ocurre obligar a ayunar a los invitados a bodas... El tiempo de salvación que se ha iniciado, lo compara Jesús con tiempo de bodas y tiempo de alegría. Ha llegado el suspirado y apacible año del Señor. En este tiempo son más propios los banquetes que los ayunos.

Así pues, ¿no está en contradicción con este tiempo de alegría que ayunen los discípulos de Cristo y los cristianos? En aquellos días ayunarán. Los discípulos ayunan en memoria de la muerte del Señor. Cuando se les quite violentamente el esposo, entonces ayunarán en señal de luto. Cristo alude a su muerte violenta. En su calidad de Mesías es el esposo. En aquellos días ayunarán los discípulos, no sólo el día en que se les sea arrebatado Jesús, sino durante todo el tiempo en que ya no habite visiblemente entre ellos, en el tiempo que se extenderá desde la «elevación» de Jesús hasta su segunda manifestación. Este tiempo está marcado por la alegría, porque la salvación ha llegado ya. Pero al mismo tiempo está marcado por la tristeza, porque Jesús ya no está visiblemente presente, sino que es esperado.

En el comportamiento de los adversarios se deja notar ya que Jesús será arrebatado con violencia a sus discípulos. En un principio sus adversarios piensan desfavorablemente de él, luego lo critican abiertamente porque -dicen- está minando la devoción y la disciplina; en cuanto al futuro, aparece ya claro que Jesús será descartado con violencia. La repulsa comienza con pensamientos, luego pasa a las palabras para terminar en obras...

36 Les decía también una parábola: Nadie corta un trozo de un vestido nuevo para echar un remiendo en un vestido viejo: en tal caso, rompería el nuevo, y al viejo no le iría bien el remiendo sacado del nuevo. 37 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; en tal caso, el vino nuevo reventaría los odres y se derramaría, y los odres se echarían a perder. 38 Hay que echar el vino nuevo en odres nuevos. 39 Y nadie que haya probado el vino viejo quiere el nuevo; porque dice: El viejo es mejor.

¿Qué es lo que distingue a los discípulos de Jesús? Los fariseos y sus escribas pensaban que la renovación religiosa consistía en separarse rigurosamente de todo lo que es impuro, en nuevas prácticas religiosas: ayunos y oraciones. A las antiguas prácticas religiosas había que añadir otras nuevas. Jesús piensa de otra manera. Tales métodos no tienen valor. Esto se muestra gráficamente en la parábola del remiendo y del vino en los odres. Deben renovarse las actitudes interiores, no sólo las prácticas religiosas externas. Lo nuevo que anuncia Jesús no consiste simplemente en verter o en echar un remiendo de algo nuevo en lo viejo. Los tiempos mesiánicos son algo nuevo, nunca oído son un nuevo nacimiento, presuponen en el hombre vuelta atrás, conversión, modificación total del modo de pensar. Por ello no puede tratarse simplemente de añadir a lo antiguo algunas prescripciones y prácticas nuevas.

Los judíos están acostumbrados a lo antiguo, Jesús trae algo nuevo. Nadie que haya probado el vino viejo quiere el nuevo. La palabra de Jesús encierra una cierta melancolía. Nada es tan difícil como la verdadera conversión, la transformación interior. Lo antiguo es más cómodo. Jesús exige desprendimiento de uno mismo. Los discípulos lo abandonaron todo: éste es el distintivo de la verdadera condición de discípulo. El publicano lo hizo. El banquete que se celebra es ciertamente cosa más grande que el ayuno de los fariseos. Es despedida de lo antiguo y comienzo de lo absolutamente nuevo.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 5.

La pesca milagrosa y vocación de los primeros discípulos, 5:1-11 (Mat_4:18-22; Mar_1:16-20). Cf. comentario a Mat_4:18-22
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1 Agolpándose sobre El la muchedumbre para oír la palabra de Dios, y hallándose junto al lago de Genesaret, 2 vio dos barcas que estaban al borde del lago; los pescadores, que habían bajado a ellas, lavaban las redes. 3 Subió, pues, a una de las barcas, que era la de Simón, y le rogó que se apartase un poco de tierra, y, sentándose, desde la barca enseñaba a las muchedumbres.
4 Así que cesó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro y echad vuestras redes para la pesca. 5 Simón le contestó y dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada; mas, porque tú lo dices, echaré las redes. 6 Haciéndolo, tomaron una gran cantidad de peces, tanto que las redes se rompían, 7 e hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron, y llenaron las dos barcas, tanto que se hundían.
8 Viendo esto Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús, diciendo: Señor, apártate de mí, que soy hombre pecador. 9 Pues así él como todos sus compañeros habían quedado sobrecogidos de espanto ante la pesca que habían hecho, 10 e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Dijo Jesús a Simón: No temas; en adelante vas a ser pescador de hombres. 11 Y, atracando a tierra las barcas, lo dejaron todo y le siguieron.

La semejanza y discrepancia de este relato con los de Mt-Mc crea el problema de saber si se refieren a una misma escena. Aunque en Lc esta pesca milagrosa se centra en la escena de Pedro, se hace ver aquí que están presentes también los otros socios de Pedro en las faenas de pesca, ya que abiertamente se habla de ellos (v.5.6.7 y 9), y explícitamente de Santiago y Juan (v.10), y sobre todo, lo que se dice al final del relato, que, atracando las barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron, está manifiestamente destacando el relato de Mt-Mc sobre la vocación de esta doble bina de apóstoles.
Lo que se destaca fuertemente, dentro de la historicidad del relato, es el simbolismo de esta escena, del tipo del simbolismo de Jn 1. Pedro es destacado aquí sobre todos y hasta se le llama Simón-Pedro (v.8), hasta destacársele como el que será pescador de hombres.
Pero lo extraño es que en los pasajes coincidentes con el de Mt-Mc se omita u olvida esta pesca milagrosa, que, por hipótesis, debería estar contigua a estas vocaciones, cuando se prestaba en sí misma a un simbolismo excelente. Por eso, parece más lógico pensar en una adición de Lc el relato está grandemente cargado de giros lucanos , procedente de otra u otras fuentes, incluso entremezcladas entre sí o por Lc (v.g. Mt 13, y par. Mc) en orden a obtener un plástico simbolismo, sin perder, por ello, el fondo histórico, con una repetición o duplicado (v.g. la pesca del c.21 de Jn), y arreglado a este propósito. A. Plummer ha insistido precisamente en el arreglo de la pesca del c.21 de Jn.
Cristo le promete que en adelante va a ser pescador de hombres, lo mismo que sus compañeros (v.11). Esta frase podría tener, según algunos, basados en ciertos textos de la Escritura (Jer_16:16; Amo_4:2; Hab_1:14-15; Mat_13:47-49), un sentido escatológico; apostolado en orden al juicio premesiánico, que anuncia el Bautista, y la proximidad del reino, que dice Cristo. Pero la perspectiva, y su historia en los evangelios, hace ver que se refiere a ser discípulo de Cristo en orden a extender su Reino. La parábola en acción de la pesca milagrosa le dice a Pedro y a los otros lo que va a ser su vida apostólica en adelante en nombre de Cristo. Y no sólo Pedro, sino el que los otros lo dejaron todo, es la misma vocación que escuetamente relatan Mc-Mt, y que aquí late en todo el fondo del pasaje, y, dejando todas las cosas, no sólo se fueron con El, sino que el término usado dice mucho más: lo siguieron (??????????? ), que es el término con que en la literatura rabínica se indica la vida de discípulo ante los rabís. La llamada fue eficaz. Aquel día tomó Cristo definitivamente sus cuatro primeros discípulos 2.
Todos estos detalles históricos, oportunamente resaltados en la descripción, hablan simbólicamente de lo que va a ser Pedro, y los demás, como pescadores misioneros de los hombres para el reino.Sacando las naves sobre la tierra, dejando todas las cosas, lo siguieron. Es una forma plástica y realista de indicar el abandono de todo por seguir a Cristo. Es la forma normal totalitaria de expresión en Lc (cf. Mt-Mc). No en vano Lc escribe el Evangelio de la renuncia absoluta (C. Stuhlmueller). Aquél en Lc fue el momento decisivo. Pero no excluye el arreglo y convenio oportuno en sus hogares (cf. Mat_4:18.22 compar. con Mat_8:14-15; Mar_1:16 comp. con Mar_1:29-31). Pues Pedro tiene su casa (Mat_8:14; Mat_17:25; Mar_1:29), familia y bienes (barcas), como se ve en su vuelta a Galilea después de la resurrección de Cristo (cf. Jua_21:3ss).

Curación de un leproso,Jua_5:12-16 (Mat_8:2-4; Mar_1:40-45).
Cf. comentario a Mat_8:2-4.
12 Estando en una ciudad, un hombre cubierto de lepra, viendo a Jesús, se postró de hinojos ante El y le suplicó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 13 Extendiendo El la mano, le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y luego desapareció la lepra. 14 Y le encargó: No se lo digas a nadie, sino vete y muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. 15 Cada vez se extendía más su fama y concurrían numerosas muchedumbres para oírle y ser curados de sus enfermedades, 16 pero El se retiraba a lugares solitarios y se daba a la oración.

El relato de Lc sobre esta curación no tiene datos especiales sobre los relatos de Mt y Mc. En él, Lc omite la divulgación que el leproso hace de su curación, seriamente prohibida por Cristo, para evitar prematuras conmociones mesiánicas populares. Pero se explica que, en la excitación de su alegría, acaso ni se acordó de la prohibición o lo echó a la parte de modestia. Lc, conforme a su tema, destaca la oración habitual de Cristo que debía ser larga , pues para ella se retiraba a lugares desiertos (?????? ).

Curación de un paralítico,Mat_5:17-26 (Mat_9:1-8; Mar_2:1-12). Cf. comentario a Mat_9:1-8
.
17 Sucedió un día que, mientras enseñaba, estaban sentados algunos fariseos y doctores de la Ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea, y de Jerusalén, y la virtud del Señor estaba en su mano para curar. 18 Y he aquí que unos hombres que traían en una camilla un paralítico buscaban introducirle y presentárselo; 19 pero, no encontrando por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al terrado y por el techo le bajaron con la camilla y le pusieron delante de Jesús. 20 Viendo su fe, dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 2I Comenzaron a murmurar los escribas y fariseos, diciendo: ¿Quién es este que así blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, respondió y les dijo: 23 ¿Por qué murmuráis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 24 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra para perdonar los pecados dijo al paralítico : A ti te digo, levántate, toma la camilla y vete a casa. 25 Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a casa, glorificando a Dios. 26 Quedaron todos fuera de sí y glorificaban a Dios, y, llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.

Lc omite el lugar de la escena, que es Cafarnaúm (Mc), ni dice que era en casa (Mc), probablemente su casa (Mat_4:13), pues Mc dice además que la gente no cabía ni junto a la puerta. Acaso sea debido a lo dicho en Luc_9:58.
v. 17. La introducción es propia de Lc, añadiendo un dato omitido por Mt-Mc: que, mientras enseñaba, estaban sentados escuchándole algunos fariseos y doctores de la Ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, Judea y de Jerusalén. La intención con que le escuchaban se adivina. Esta frase redonda e hiperbólica, tan propia de Lc, con la que expresa esta presencia tan amplia y conjunta de fariseos y doctores, hace pensar en una cruzada de espionaje más que en un simple movimiento de curiosidad ante El. Se está, pues, ya en una época bastante avanzada del ministerio público de Cristo. Ha enseñado por muchas partes y ha hecho muchos milagros. Lc dejó antes registrado (4:44) que iba predicando por las sinagogas de Judea, término allí sinónimo de Palestina 3.
v.17d. Lc pone una frase que es todo un programa de la obra taumatúrgica de Cristo: La virtud del Señor estaba con El para curar. Tales estaban de manifiestos sus milagros.
v.19. Lc describe la casa al modo helenístico, no palestino dirá que, para bajarlo por el techo, descubrieron el terrado (¿?????????? ) hecho de adobes y follaje; Lc, en cambio, lo describe diciendo que quitaron las tejas (??? ??? ??????? ).
v.20. Cristo, dirigiéndose al paralítico, lo trata en forma más impersonal, lo llama hombre. En Mt-Mc, hijo. No deja de extrañar este cambio, ya que Lc es propenso a retener estos matices delicados.
v.24. Destaca que la curación fue instantánea. Aunque se sigue del contexto, Mt-Mc no lo resaltan explícitamente. Quiere acusar más ese poder milagroso que estaba en sus manos.
v.26. Himnos finales, bien destacados por Lc.

Como ya se indicó en el Comentario a Mat_9:2-8, se ven en este relato dos temas: a) perdón de pecados (Mat_9:2-8; Mar_2:2-9; Luc_5:18-23); y b) relato de un milagro (Mat_9:6-8; Mar_2:10-12; Luc_5:24-26). Estos temas ¿son primitivamente unitarios?
R. Bultmann, E. Klosterman y otros pretenden que ya Mc había unido dos relatos diferentes: a) un relato de milagro (Mar_2:1-5. l0 12=Luc_5:17-20a.24b-26); b) un apotegma o relato de controversia (Mar_2:5. 10=Luc_5:20b-24a). A esto añaden que el título de Hijo del hombre hubo de ser usado por Cristo mucho más adelante.
En cambio, C. H. Turner, M. Dibelius, J. M. Creed sostienen que esta sección tiene una innegable unidad (Bonnard). Lo mismo que el que aquí tiene una explicación lógica la expresión de Hijo del hombre.
Ya se ve la no evidencia de la primera posición cuando exegetas de renombre optan por la posición contraria.
La primera posición es violenta, supone un extraño entresijo en los textos; hubiera sido más fácil redactarlo en forma de un todo. Resulta más lógico y lo da el análisis del relato su redacción unitaria.
Además hacer una afirmación de un efecto invisible perdón de pecados en aquel estadio de la vida de Cristo, con sólo él decirlo, ¿resultaría creíble? ¿No se iba a interpretar como una gratuidad? En este sentido, lo más lógico es suponer la unidad primitiva de ambos relatos, junto a la afirmación inaudita, la prueba: el milagro.
Y esto se confirma con otros pasajes de Lc. En uno (Luc_7:36-50), una mujer pecadora pública se arroja y unge los pies de Cristo, y éste le perdona los pecados. Pero en la estructura misma y necesaria del relato, hay dos milagros morales que van a confirmar, como antes, aquel perdón invisible: uno, al descubrir que aquella mujer era pecadora, pues no por ungirle se sigue que fuese pecadora (Lc v.39); como se ve en la unción de Betania (cf. Jua_12:1ss); y el otro, por la penetración de los pensamientos de Simón. O sea, en un caso análogo, relatado por el mismo evangelista, se acompaña garantiza el perdón de los pecados con dos prodigios.
Es lo mismo que, en el fondo, hace Lc en otro pasaje (Luc_6:6-10). Pregunta, en plena sinagoga, si se puede hacer bien en sábado, y lo prueba con la curación de la mano paralizada de un hombre. Y todo esto es unitariamente primitivo.
Lo que no hay inconveniente en admitir son retoques y matices en el relato primitivo por parte de la Catequesis en orden a resaltar el valor de la confesión sacramental, extendido a todos los pecados; problema que preocupó en un momento a la Iglesia.
Y en cuanto a la expresión Hijo del hombre, lo mismo podría ser que este pasaje estuviese adelantado, o que haya sido utilizado por Cristo con la riqueza de matices que encierra, y que más tarde se descubrirían; o que la expresión no sea primitiva, y esté puesta, deliberadamente, aquí, redaccionalmente, por su matiz de evocar al Mesías daniélico-divino, para hacer ver sugerir que el poder de perdonar los pecados en Cristo le viene por ser Dios.

Vocación de Leví,Luc_5:27-32 (Mat_9:9-13; Mar_2:13-17). Cf. comentario a Mat_9:9-13
.
27 Después de esto salió y vio a un publicano por nombre Leví, sentado en el lugar donde se cobraban los impuestos, y le dijo: Sígueme. 28 El, dejándolo todo, se levantó y le siguió. 29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, con asistencia de gran multitud de publícanos y otros que estaban recostados con ellos. 30 Los fariseos y los escribas murmuraban hablando con los discípulos: ¿Por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores? 31 Respondiendo Jesús les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos, 32 y no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores a penitencia.

v.27. La topografía de la escena en Lc es sugerida al decir que salió camino del Lago (Mc). A su paso vio un publicano (??????? ). Sólo Lc lo registra. Estos eran gentes despreciadas, por cooperar con la autoridad gentil al cobro de los impuestos al pueblo de Dios. A lo que se unía su abuso en lograr las máximas ventajas económicas. Está en su telonio, su puesto de recaudaciones. Al tener éste cerca del mar, hace pensar que su función principal, al servicio de Antipas o de Roma, fuese el de cobrar los impuestos más directamente relacionados con las cosas del mar.
El nombre es, como en Mc, Leví. En Mt se llama a sí mismo Mateo. Las escenas son las mismas, y el uso de dos nombres no era nada raro. Es ordinariamente admitido que ambas personas se identifican 4.
v.28. Lc es el único que registra que, al llamarle Cristo, dejó todo y le siguió. Es característico de Lc la formulación de las cosas por totalidad (Luc_14:39; Luc_18:22, etc.). La fórmula evoca el llamamiento de los cuatro primeros discípulos. Puede haber algo de clisé literario en la redacción.
v.30. Se citan publícanos y pecadores. Por estos últimos ha de entenderse, más que gentes moralmente bajas, gentes que no tenían la pureza legal, sea por su despreocupación en el trato con gentiles, sea por otros motivos, que así los hacía incursos en la falta de las minuciosidades preventivas farisaicas.
En el v.32, en que se llama a los pecadores a penitencia, si tiene el sentido de vocación de ingreso al reino, parece acusarse también, en el conjunto del contexto, el sentido universalista y moral de la penitencia. Es adición de Lc, con la que quiere precisar moralísticamente el valor de esta expresión de Cristo, y lo que tenía de ironía entre los justos escribas, fariseos (Luc_18:9) y los pecadores, publícanos y gentes descuidadoras de la Ley.
Lc y Mc omiten la sentencia de Oseas (Luc_6:6), típica de su procedimiento.
La comunidad primitiva encontraba en esta escena y sus versículos finales (v.31-32) una lección oportuna, aparte de los publícanos y pecadores del momento histórico de Cristo. Siempre era un problema analógicamente actual.

Los discípulos de Cristo no ayunan,Luc_5:33-39 (Mat_9:14-17; Mar_2:18-22). Cf. comentario a Mat_9:14-17.
3 Ellos le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos; pero tus discípulos comen y beben. 34 Respondióles Jesús: ¿Queréis vosotros hacer ayunar a los convidados a la boda mientras con ellos está el esposo? 35 Días vendrán en que les será arrebatado el esposo; entonces, en aquellos días, ayunarán. 36 Y les dijo una parábola: Nadie pone un remiendo de paño nuevo a un traje viejo; de lo contrarío, romperá el nuevo, y el remiendo, tomado del vestido nuevo, no ajustará sobre el viejo. 37 Ni echa nadie el vino nuevo en cueros viejos; de lo contrarío, el vino nuevo romperá los cueros viejos y se derramará, y los cueros se perderán; 38 sino que el vino nuevo se echa en cueros nuevos, 39 y nadie que tenga vino añejo quiere el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

Las narraciones de los tres sinópticos son bastante afines. Cristo elude la pregunta de los fariseos ante el porqué de no ayunar sus discípulos, refiriéndose a los ayunos libres y oraciones (Lc) especiales que hacían los discípulos del Bautista y los de los fariseos. Se explica el eludir la pregunta, basada en el espíritu pretencioso y ostentoso farisaico. Ante el gozo del esposo es hora de alegría. El banquete es símbolo bíblico del reino. Aunque éste perdurará, aquí sólo se considera el aspecto de este momento temporal de Cristo. Acaso se destaque y se explique esta objeción para justificar la práctica de los ayunos en la primitiva Iglesia, y el cambio de días.
Pero en las comparaciones del vestido y del vino les hace ver que hay una incompatibilidad con la materialidad de lo pasado, y que hay un espíritu nuevo, al margen de sus exigencias y tradiciones 5.
v.39. La última frase de Lc, exclusiva suya, parecería estar en contradicción con lo anterior, donde se elogia lo nuevo. Dice: Y nadie que tenga vino añejo quiere el nuevo, porque dice: El vino añejo es mejor. Esta frase debe de proceder de otro contexto. Pero Lc la inserta aquí para indicar el apego de muchos al vino añejo de la Ley. Estos no renuncian al vino añejo del A.T. ni a sus tradiciones farisaicas. Es el gusto a lo que estaban fuertemente apegados. Tal fue el caso de los judaizantes, sin llegar a la irreductibilidad del fariseísmo.
Como se dijo en el Comentario a Mt, también interesaba este tema en la Iglesia primitiva, para insistir en la práctica penitencial del ayuno, aunque cambiados los días, para diferenciarse de la práctica judía y vincularlos a los días cristianos hasta llegar a la plenitud del reino (cf. Hec_13:2ss; Hec_14:23; Didaje 8). Ya en Mat_6:16 se ve que los judeocristianos practicaban el ayuno.
Se sostiene que el dicho de Cristo, que está en los tres sinópticos que ayunarán cuando les quiten el esposo es un prematuro anuncio de la muerte de Cristo (C. H. dodd, ? arables of the Kingdom [1936] 116-117 n.2). ¿Por qué? Parece una sentencia central que se impone, admitida la alegoría temporal de la boda. Aparte que no habría inconveniente en que pudiera ser un pasaje adelantado. Si fuese posterior la cronología, entonces contendría unas palabras genuinas de Jesús (E. J. Mally). Un poco antes o después no afecta a la genuinidad de las palabras de Cristo. Lo que sí se ve es que su sola presencia es fuente de gozo escatológico; la venida del reino está relacionada con él, y su ausencia traerá sufrimiento (cf. O. Culmann, Christologie du ? . ? . [1966] 48-62).

1 Para La Descripción Ambiental, Cf. Wllliam, Das Leben Jesu., Vers. Esp. (1940) P. 169-175.
2 Fokck, Prima Piscatiomiratulosa.-Verb. Dom. (1926) 170-197; Smith, Fishers Of Men: Harward Theology Review (1959) 187-203; Racourt, La Vocation Des Apotres: Rev. Se. Rehg. (1939) P.610-615.
3 Lebreton, La Vida Y Enseñanza., Vers. Del Franc. (1942) I P.121.
4 B. Lindars, Matthew, Lew, Lebbaeus And The Valué Of The Western Text: New Test. Stud. (1957) 220ss.
5 J. Dupont, Vin Vieux, Vin Nouveau (Luc_5:39): The Cath. Bibl. Quart. (1963) 286-304.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



68 (D) Respuesta positiva al mensaje de Jesús sobre el Reino (5,1-11)* Este pasaje presenta cuatro puntos fundamentales que están relacionados entre sí. (1) La respuesta positiva de Pedro a Jesús, junto con la de Santiago y Juan, es la primera de esta naturaleza en el relato evangélico. Sus paisanos de Nazaret respondieron de forma hostil a su predicación de promesa y cumplimiento (4,16-30). Como 10,15 indicará, la respuesta de la gente de Cafamaún no fue totalmente positiva (4,31-43). (2) Ahora que Lucas ha demostrado, mediante 4,16-44, lo que implica la predicación del reino de Dios por Jesús, cuenta cómo Jesús enrola a Pedro para que le ayude en la actividad del reino, y llama a Pedro, Santiago y Juan para que sigan su estilo de vida según el reino. Su respuesta es radical, pues lo abandonan todo por Jesús. (3) En este relato, esp. en 5,10, pinta Lucas los primeros trazos de su favorecedor y profundamente elogioso retrato de Pedro. (4) El éxito misionero de Pedro, al igual que la captura de peces, no es mérito suyo, sino del Señor.

69 La actividad redaccional de Lucas en 5.1-11 ha sido intensa. Para iniciar su relato (5,1-3), utiliza Mc 4,1-2. Para 5,4-9.10b se inspira en una fuente que está también tras Jn 21.1-11. En 5,10a recurre a Mc 1,19; para 5,11, a Mc 1,18.20. Una rápida comparación entre Lc 5,1-11 y Mc 1,16-20 nos mostrará la originalidad de la versión lucana. 70 1-3. Cf. Mc 4,1-2, en un contexto en el que Jesús predica mediante parábolas. 1. la palabra de Dios: Esta expresión aparece 14 veces en Hechos (p.ej., 4,31; 16,32); generalmente se refiere al mensaje cristiano. Al aplicarla a la propia predicación de Jesús, Lucas «pone las raíces de la proclamación cristiana en la propia enseñanza de Jesús» (FEL, II, 488). En 4,31-39, Lucas resaltaba el poder de la palabra de Jesús. 2. dos barcas: A través de 5,4-11, el foco lucano se centrará en Simón Pedro; sus compañeros permanecen en la penumbra, preparados para ayudar. Cf. los vb. en pl. en 5,4.5.6.7. Los pescadores que aquí se nos presentan pueden catalogarse entre los artesanos de clase media. Cf. W. Wuellner, The Meaning of «Fishers Men» (Filadelfia 1967) 26-63. 3. Simón: Antes de 6,14, éste es nombre de aquel que Jesús llamó en primer lugar. Lucas tiene un profundo respeto por Simón Pedro, y describe su función fundamental en la Iglesia primitiva en el libro de Hechos. Además de 5,4-9.10b, es el único de los sinópticos que presenta la oración de Jesús por Pedro (23,31-32) y la aparición de Jesús resucitado solamente a él (23,34). Lucas elimina las notas negativas que sobre él hallamos en Mc 8,32-33 y 14,37. Para más detalles, cf. PNT 39-56.109-28. 71 4-9. J. A. Fitzmyer (FEL, II, 481-82) observa once semejanzas y siete diferencias entre 5,4-9 y Jn 21,1-11. Parece que tanto Lucas como Juan se refieren de forma independiente a una aparición pospascual de Jesús a Pedro. Juan desarrolla la tradición a su manera, introduciendo al discípulo amado. Lucas ha traspuesto en su relato del ministerio terreno de Jesús y la vocación de sus primeros seguidores, un relato que anteriormente contaba el reconocimiento del Señor por Pedro en la escena de la pesca milagrosa, su reconciliación con él tras la negación y el encargo de ir a la cabeza de la misión después de la resurrección.

72 10-11. Lucas se inspira en Mc 1,18-20 para escribir su relato. 10. desde ahora: Esta particular expresión lucana aparece en 1,48; 12,52; 22,28.69 y Hch 18,6; denota el comienzo de un nuevo periodo en la historia de la salvación. pescando hombres y dándoles así una vida nueva: Con esta traducción intentamos captar el matiz que se esconde tras el peculiar vb. lucano zogron. El símbolo de la pesca tenía un rico historial en la antigüedad. Lucas, cuyos destinatarios estaban familiarizados con las tradiciones grecorromanas, selecciona aquel aspecto del símbolo desarrollado por los profesores para atraer a estudiantes y transformar sus vidas mediante la educación. Este aspecto es el cebo. Pedro pescará hombres y mujeres con el cebo de la palabra de Dios, conduciéndolos así a una vida nueva. Si nos centramos en el aspecto simbólico del agua, incurrimos en la dificultad de presentar a Pedro como quien hace algo destructivo para los seres humanos, por analogía con lo que ocurre a los peces una vez sacados fuera del agua. Un vestigio del sentido lucano puede hallarse en nuestra expresión «se tragaron el cebo, el sedal y el plomo». Quienes se tragaron el cebo no murieron, sino que fueron persuadidos para adoptar un nuevo punto de vista. Cf. Wuellner, «Fishers of Men» (? 70 supra) 70-71.217.237-38; Lucían, Fisherman 48-52. 11. todo: Expresión redaccional lucana análoga a 5,28; 12,33; 14,33; 18,18-23. Cf. VV. E. Pilgrim, Good News to the Poor (Minneápolis 1981) 87-102. lo siguieron: Al acompañar a Jesús en su camino, Pedro, Santiago y Juan se comprometen con su mensaje y su destino. Cf. S. O. Abogunrin, NTS 31 (1985) 587-602.

73 (E) El ministerio de Jesús rompe los límites a favor de los marginados (5,12-16). Lv 13-114; Nm 5,2-3 y 2 Re 7,3-9; 15,5, proporcionan el trasfondo bíblico esencial para una correcta valoración de la cristología de este pasaje. Las personas que tenían enfermedades de la piel no eran puras o santas, y, por consiguiente, se les apartaba del resto del pueblo santo y se les excluía del culto a Dios, el Santísimo, en el templo. Jesús, el Santo de Dios (4,34), atraviesa los límites que separaban lo puro de lo impuro, toca al impuro y lo restablece para que se incorpore a la comunidad humana. Cf. Mc 1,40-45.

74 12. una ciudad: Esta frase conecta este relato con 4,43, pero suscita el problema de la presencia de un enfermo en una ciudad (cf. Lv 13,45-46). ¿Está el hombre rompiendo límites para encontrarse con aquel que rompe definitivamente todos los límites? La enfermedad que tiene no es lepra, la enfermedad de Hansen, sino una afección cutánea parecida a la psoriasis. La NBJ traduce por «enfermedad cutánea». Cf. 7,22 y 17,11-19 para otros ejemplos sobre la relación de Jesús con estos marginados sociales. 13. lo tocó: El contacto con un impuro hace impuro también al que le toca. Lo que mueve a Jesús a la acción es la solicitud por el ser humano, no la fuerza del tabú religioso. quiero: Eliminando toda referencia a la misericordia (Mc 1,41) y a la ira (Mc 1,43) de Jesús, que se hallaba en su fuente (Mc 1,41-45), Lucas subraya el poder de la voluntad y la palabra de Jesús. La curación acontece inmediatamente. 14. que no se lo dijera a nadie: Existe cierta tensión en el texto. El hombre está ya limpio, devuelto a la santidad por Jesús, el Santo de Dios. ¿Qué necesidad tiene de que lo declaren limpio los sacerdotes del templo? Jesús, el vino nuevo (5,37-39), admite la existencia del vino viejo; pero cf. 19,44-45. 15. la palabra sobre él se extendía: Lucas cambia Mc 1,45, de tal modo que el hombre no aparece como desobediente a Jesús, que es quien domina toda la situación. Aunque el relato trataba solamente de una curación, Lucas, como es característico suyo, añade «oír» la enseñanza de Jesús. 16. para orar: El motivo de la oración que encontramos en Mc 1,35, y Lucas no utilizó en 4,42, aparece ahora. Cf. 3,31-32. 5,12-16 nos prepara de dos formas para las controversias de 5,17-6,11. Lc 5,14 muestra la fidelidad de Jesús a la ley, una cuestión disputada en las controversias. Lc 5,16 muestra que el atacado en 5,17-6,11 mantiene una íntima relación con Dios. Cf. Busse, Wunder (? 67 supra) 103-11; J. J. Pilch, BTB 11 (1981) 108-13.

75 (F) Los dirigentes religiosos se oponen al mensaje del reino de Jesús (5,17-6,11). Esta sección se basa en Mc 2,1-3,6; es un tipo de «composición anular». Tanto el primer relato (5,17-26) como el quinto (6,6-11) tratan de curaciones. El segundo (5,27-32) y el cuarto (6,1-5) tratan de la comida. El tercero explica por qué Jesús se ha metido en las con(-)troversias narradas. Los relatos también están interconectados de otros modos: 5,17-26 y 5,27-32 tratan del perdón de los pecados; los sucesos de 6,1-5 y 6,6-11 acontecen en día de sábado.

76 Por primera vez aparecen los fariseos (5,17.21.30.33; 6,2.7) (?Historia, 75:146-48): son adversarios de Jesús. Aunque resulta fácil contar las 35 veces que Lucas menciona a los fariseos en Lc-Hch, es mucho más difícil averiguar la función que desempeñan en su relato. En Hch, el fariseo Gamaliel parece estar a favor del Camino (5,34). Pablo es presentado como fariseo (23,6; 26,5), sometido a juicio por su fe en la resurrección de los muertos. Los fariseos, que junto a los saduceos constituyen el sanedrín, y que creen en la resurrección de los muertos, no encuentran nada que objetar a Pablo (23,6-9). Estos textos manifiestan que el cristianismo lucano, con su fe en la resurrección de los muertos, se encuentra en línea con la enseñanza farisea. En Hch 15,5, los fariseos cristianos exigen a los gentiles convertidos al cristianismo que se circunciden y obedezcan la ley de Moisés. Suponiendo que los puntos de vista judeocristianos rigoristas y sectarios que hallamos en 15,5 pertenecen a miembros de las comunidades de Lucas, tendríamos la clave para entender muchas de las exclusivas referencias a los fariseos del evangelio lucano. En suma, Lucas no escribe en su evangelio sobre los fariseos del tiempo de Jesús, sino sobre los fariseos cristianos de sus comunidades, que restringen el perdón universal.

77 Los fariseos del evangelio lucano critican a Jesús y a sus discípulos porque comían con pecadores (5,27-32; 15,1-2). Los fariseos invitan a Jesús a comer con ellos. Durante estas comidas, Jesús critica, en dos ocasiones, sus estrechos puntos de vista sobre quién pertenece a la comunidad santa de Dios (7,36-50; 14,1-24); una vez los reprende por olvidar la justicia y el amor de Dios a favor de prácticas supererogatorias (11,37-54). Los fariseos se autojustifican a sí mismos y no necesitan arrepentirse (5,32; 7,29-30; 18,9-14). Por su estrecha visión sobre quién pertenece a la comunidad de Dios, rechazan la enseñanza de Jesús de dar limosna a todos, demostrando así su avaricia (16,14). Son incapaces de entender que el reino de Dios ha venido en la apertura misericordiosa de Jesús a los samaritanos, que son medio judíos al fin y al cabo (17,11-20). Quieren que Jesús reprima la alegría de sus discípulos por los hechos portentosos que él ha realizado para todos (19,37-39). Su estrechez de mente es la levadura de la que deben tener cuidado sus lectores (12,1). Cf. J. T. Sanders, «The Pharisees in Luke-Acts», The Living Text (Fest. E. Saunders, ed. D. E. Groh y R. Jewett, Lanham 1985) 141-88. Para otros puntos de vista, cf. J. B. Tyson (The Death of Jesús in Luke-Acts [Columbia 1986] 64-72), que subraya los aspectos positivos de los fariseos en el retrato lucano; y R. J. Karris (Luke 23.44), que sitúa a los fariseos y sumos sacerdotes bajo la categoría de los «dirigentes religiosos» que se oponen a Jesús.

78 Las cuestiones sobre las sutilezas de las controversias de esta sección no deberían oscurecer el interés principal de Lucas, que es cristológico. Jesús, el novio y dispensador del vino nuevo, ha venido para reconciliar a los pecadores con Dios, y a los unos con los otros. Incluso el sábado le está subordinado.

(a) Poder de Jesús para perdonar pecados (5,17-26). Desde 4,31-5,16, Lucas ha presentado el poder soberano de Jesús mediante la realización de curaciones y exorcismos. Ahora, en este relato, compuesto de curaciones (5,17-20a.24c-26) y declaraciones (5,20b-24ab), contará algo realmente extraño (cf. 5,26): Jesús perdona los pecados, algo que sólo Dios puede hacer. 17. fariseos: Vienen de todas partes. Sus reacciones a las actividades del Jesús lucano irán calentándose negativamente a lo largo de esta «composición anular». Al final, se pondrán totalmente furiosos con Jesús (6,11). 20. viendo la fe que tenían: Los amigos del paralítico tienen una profunda confianza de que Dios es quien cura mediante Jesús. Antes de que todo el polvo generado por la sorprendente aproximación del paralítico a Jesús, pueda asentarse, Jesús restablece al enfermo en la comunión con Dios. 21. ¿quién puede perdonar los pecados?: Los fariseos no se equivocan en la implicación de la acción de Jesús: él se equipara a Dios. 22. La presciencia de Jesús es también subrayada en 6,8, el relato correlativo en la «composición anular» lucana. 24-26. La curación total, acción externamente visible, es el testimonio de la autoridad de Jesús para perdonar pecados, que no es visible a los ojos humanos. El nuevo estilo de vida del hombre es el símbolo de las consecuencias del perdón.

79 (b) La misión de Jesús se dirige a los pecadores (5,27-32). El mensaje del reino universal, proclamado por Jesús, enfurece totalmente a los fariseos por su estrecha visión sobre quién podía salvarse. 27. publicarlo: Jesús llama a un despreciado publicano, que le responde incondicionalmente. Cf. 3,12-13. 28. todo: Este abandono de todo manifiesta su cambio interior y su total entrega a Jesús. Cf. 5,11; 12,33; 14,33; 18,18-23. 29. gran banquete: Aparece aquí el tema de la comida, que recorre todo el evangelio lucano. El deseo de Dios de estar con su creación está simbolizado en la fiesta, con todos sus elementos de alegría, celebración, amistad y regocijo; cf. Karris, Luke 47-48. 30. fariseos: En un nivel del relato, la presencia de los fariseos en este banquete es incoherente, pues, dado su carácter puritano, no compartirían la comida con pecadores. Pero en el nivel teológico del relato, resulta altamente significativa su presencia. Estos cristianos sectarios exigen a la comunidad de Lucas, a los discípulos de Jesús, que les den las razones de sus criterios tan liberales de asociación. 31. Jesús es quien responde a las objeciones que se les echan en cara a sus discípulos. 32. he venido: El tiempo en perfecto indica que el efecto de la acción de Jesús continúa en el presente. Lucas añade otro brochazo a su convincente retrato del Jesús compasivo, justos: En el contexto lucano, el uso de esta palabra es irónico. Puede traducirse legítimamente por «autojustificados». El tema de la autojustificación farisea se encuentra también en 7,29-30; 16,15; 18,9. para que se conviertan: La gracia de la llamada de Dios es gratuita, pero no barata. Exige un cambio de vida. Esta metanoia está representada en el relato mediante el abandono de todo por Leví y el banquete en el que comparte con todos sus amigos la buena nueva de Jesús. «En el relato lucano, la buena nueva de la identificación de Jesús con la humanidad pecadora queda incompleta sin la invitación al cambio de vida» (D. L. Tiede, Int 40 [1986] 61).

80 (c) Jesús es el novio y el proveedor del vino nuevo (5,33-39). En cuanto pasaje clave en la «composición anular» lucana, encontra(-)mos en él un apuntalamiento adicional cristológico del perdón de los pecados (5,17-26; 5,27-32) y de la autoridad de Jesús sobre el sábado (6,1-5; 6,6-11). 34. novio: En el AT y en el judaismo, se aplicaba esta figura a la unión de Dios con su pueblo. Cf. Os 2,18.21; Ez 16; Is 54,5-8; 62,5; Jr 2,2. De este poderoso símbolo surgían relucientes las imágenes de la alegría, el comienzo de una vida nueva tras la separación, la solicitud y el amor profundo, y la fidelidad. En Jesús, Dios está unido con su pueblo. 38. vino nuevo: Dios ha hecho algo realmente nuevo en Jesús. El símbolo del vino nuevo trae a la imaginación la vida que triunfa sobre la muerte. La vendimia ha sido fecunda, y la vida ha vencido a las fuerzas de la muerte, a la sequía, la enfermedad y el diluvio. De las uvas, machacadas e incomestibles, brota el burbujeante, abundante y embriagador vino nuevo que alegra el corazón. 39. el añejo es mejor: Este exclusivo proverbio lucano pone freno a una de las posibles interpretaciones de los vv. 37-38. Lo antiguo no debe desecharse, pues también el sábado, la Ley y los Profetas contienen la voluntad de Dios.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y aconteció que un día, El estaba sentado enseñando, y había también sentados unos fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todos los pueblos de la Galilea y de la Judea y de Jerusalén: y la virtud del Señor obraba para sanarlos. Y vinieron unos hombres, que traían sobre un lecho a un hombre que estaba paralítico, y le querían meter dentro y ponerle delante del Señor: mas no hallando por dónde poderlo meter por el tropel de la gente, subieron sobre el tejado y le descolgaron con su cama, poniéndole en medio delante de Jesús. Y cuando vio la fe de ellos dijo: "Hombre, perdonados te son tus pecados". Y los escribas y fariseos comenzaron a decir: "¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?" Y Jesús, como entendió los pensamientos de ellos, les respondió y dijo: "¿Qué pensáis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Perdonados te son tus pecados; o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo al paralítico), a ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa". Y se levantó luego a vista de ellos, y tomó el lecho en que yacía, y se fue a su casa, dando gloria a Dios. Y quedaron todos pasmados, y daban gloria a Dios. Y penetrados de temor, decían: "Maravillas hemos visto hoy". (vv. 17-26)

San Cirilo.
Los escribas y los fariseos, que eran testigos de los milagros de Jesús, le oían también cuando predicaba. Por esto dice el Evangelista: "Y aconteció que un día El estaba sentado enseñando, y había también sentados allí unos fariseos", etc. Y el poder del Señor obraba para curarlos, no porque hubiese recibido el poder de otro, sino porque, como Dios y Señor, obraba con autoridad propia. Muchas veces los hombres se hacen dignos de las gracias espirituales, pero se apartan ordinariamente del fin que se propone el Autor de los dones. Esto no sucedió en Jesucristo, porque la gracia divina abundaba en El, para remedio de todos los males. Mas como era necesario hacer algo extraordinario en presencia de tantos escribas y fariseos como allí estaban reunidos, para demostrar su gran poder, quiso hacer el milagro del paralítico en presencia de los que le menospreciaban; en cuyo milagro, como la medicina era insuficiente, el enfermo era llevado por sus amigos a la presencia del Médico celestial. Por lo cual sigue: "Y vinieron unos hombres que traían sobre un lecho", etc.

Crisóstomo.
Son dignos de admiración los que llevaban al paralítico porque, no habiendo podido meterlo por la puerta, inventaron un medio nuevo y extraño. De aquí prosigue: "Mas no hallando por dónde poderlo meter, subieron sobre el techo", etc. Rompiendo el techo, descendieron la camilla y colocaron al paralítico en medio de la casa. De aquí prosigue: "Y por el tejado le descolgaron". Alguno dirá que era poco elevado el lugar por el cual descendieron el lecho del paralítico.

Beda.
Cuando el Señor se disponía a curar al paralítico, le perdona primero los pecados, dando a conocer que por sus culpas estaba enfermo, y que sin el perdón de sus pecados no podía recobrar el uso de sus miembros. De donde prosigue: "Y cuando vio la fe de ellos", etc.

San Ambrosio.
Grande es el Señor que, por los méritos de unos, perdona a otros; y mientras prueba a unos, perdona a otros sus errores. ¿Cómo puede suceder, respecto de ti, que eres hombre, que tu compañero no tenga valimiento, cuando respecto de Dios, un simple esclavo tiene derecho de presentar sus méritos, y alcanzar el perdón? Si desconfías del perdón de tus graves pecados, encomiéndate a las oraciones de otros, acude a la Iglesia para que rueguen por ti, a fin de que el Señor te perdone por sus méritos lo que pudiera negarte a ti.

Crisóstomo, in Mat hom 30
Ocurría también que el paciente había tenido gran fe, pues no hubiera permitido que le introdujesen por el techo, si no hubiese creído.

San Agustín, , de cons. evang. 2, 45
Respecto de lo que dice: "Hombre, perdonados te son tus pecados", equivale a decir que se le perdonaban los pecados, pues, por ser hombre, no podía decir "no he pecado". También para que se entendiese que Aquel que perdonaba al hombre era Dios.

Crisóstomo
Cuando sufrimos corporalmente, procuramos separar de nosotros lo que nos daña; y por el contrario, cuando el alma está enferma diferimos el remedio, y por eso no somos curados aun de las enfermedades del cuerpo. Sequemos la fuente del mal y cesará la corriente de las enfermedades. Los fariseos no se atrevían a dar a conocer sus intenciones, porque temían a las turbas, y así solamente meditaban en su corazón. De donde prosigue: "Y los escribas y fariseos comenzaron a pensar y decir: ¿Quién es éste que habla blasfemias?".

Crisóstomo
Y en esto casi deciden darle muerte. Estaba mandado en la ley que se castigase con pena de muerte a todo el que blasfemase contra Dios.

San Ambrosio
Así el Hijo de Dios recibía de ellos un testimonio en favor de sus obras. Y en verdad que nada hace más fe que lo que se confiesa por fuerza, ni confirma tanto la prueba de culpabilidad como la negación de los que no dicen verdad. Y prosigue: "¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?" Gran locura de aquellas gentes sin fe se encuentra en este testimonio, porque mientras confiesan que sólo Dios puede perdonar los pecados, no creen en Dios, que es quien los perdona.

Beda
Bien dicen: sólo Dios puede perdonar los pecados, el cual los perdona también por medio de aquéllos a quienes da su poder. Y por lo tanto, se prueba que Cristo es verdaderamente Dios, porque puede perdonar los pecados como Dios.

San Ambrosio
El Señor, queriendo salvar a los pecadores, les da a conocer que es Dios, aclarándoles las cosas ocultas. Y prosigue: "Y para que conozcáis", etc.

San Cirilo
Como diciendo: Oh fariseos, vosotros decís: ¿quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? Os respondo: ¿Quién puede conocer los secretos del corazón, sino sólo Dios? El dice por medio de sus profetas (Jer_17:10). "Yo soy el Señor, que escudriña los corazones y reconozco las entrañas".

Crisóstomo, ut sup
Si sois incrédulos respecto de lo primero (esto es, en cuanto a la remisión de los pecados), añado: descubro vuestros pensamientos más íntimos. Más todavía, consolido el cuerpo del paralítico. Y prosigue el Salvador: "¿Qué es más fácil?", etc. Es claro que es más fácil fortalecer el cuerpo del paralítico; pues cuanto más noble es el alma que el cuerpo, tanto más excelente es la absolución de los pecados. Pero como aquello no lo creéis, porque está oculto, añadiré lo que es de menos importancia, pero más ostensible, a fin de que por ello se demuestre lo que está oculto. Y en verdad, cuando habló al enfermo no dijo: Te perdono tus pecados, dando a conocer así su autoridad propia, sino se te perdonan tus pecados. Pero como ellos le obligasen, declara terminantemente su propia autoridad, diciendo: "Pues para que sepáis", etc.

Teofilo
Observa que perdona los pecados en la tierra. Mientras estamos, pues, sobre la tierra, podemos obtener el perdón de nuestros pecados; pero en cuanto salimos de este mundo, no podemos confesar; se cierra la puerta.

Crisóstomo, in Mat hom 30
Demuestra el perdón de los pecados por medio de la curación del cuerpo. Por lo que prosigue: "Dice al paralítico: Te digo: Levántate". Demuestra la curación del cuerpo cuando le manda que lleve sobre sí su propio lecho, para que así no se crea fantasía lo que es una realidad. Y prosigue: "Toma tu lecho", como diciendo: Yo quería sanar por medio de tu enfermedad a los que parece que están sanos, pero que en realidad están enfermos del alma; pero como no quieren, enseña tú a los que viven contigo.

San Ambrosio
Y la curación no se hace esperar: a un mismo tiempo se oyen las palabras del Salvador, y se presencia la curación. De donde prosigue: "Y se levantó inmediatamente", etc.

San Cirilo
Con lo cual se demostró que podía perdonar los pecados sobre la tierra, diciendo esto por sí y para nosotros. El, pues, como Dios hecho hombre, perdona los pecados como Señor de la ley. Nosotros hemos recibido de El esta gracia tan admirable. Por eso dijo a sus discípulos: "Aquéllos de quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados" (Jua_20:23). ¿Cómo no perdona El más bien los pecados, que dar a otros ese poder? Los Reyes y los Príncipes de la tierra pueden perdonar a los criminales los castigos terrenos, pero no pueden perdonar los pecados.

San Ambrosio
Los incrédulos miran al que se levanta y se admiran de que se marche. Por lo que prosigue: "Y quedaron todos pasmados", etc.

Crisóstomo, in Mat hom 30
Poco a poco los judíos empiezan a alabar a Dios, pero no creen que Jesús sea Dios; se lo estorbaba la carne, y no creían que era poco considerarle como el más sublime de los mortales, y creer que descendía de Dios.

San Ambrosio
Quieren más bien temer los milagros de la mano de Dios, que creer en El. Y prosigue: "Y penetrados de temor", etc. Si hubieran creído, no hubiesen temido, sino que hubiesen amado; porque el amor perfecto expele al temor. La curación de este paralítico no es vana ni oscura, porque procedió la oración del Señor; pues no oró por necesidad, sino para dar ejemplo.

San Agustín, de cuest. evang., 2, 4
Puede verse en ese paralítico una imagen del alma, privada del uso de sus miembros, esto es, de sus operaciones para buscar a Jesucristo (esto es, la voluntad del Divino Verbo). Es impedida por las turbas, a saber, de sus pensamientos, hasta que levanta el techo -esto es, el velo de las Escrituras- y por esto llegan a conocer a Cristo, esto es, a descender piadosamente hasta la humildad de la fe.

Beda
Y se dice bien que la casa de Jesús estaba cubierta de tejas, porque bajo el velo despreciable de las letras se encuentra la virtud de la gracia espiritual.

San Ambrosio
Cada enfermo debe procurar quiénes pidan por su salud, para que por medio de sus oraciones se desligue la enfermedad de nuestra vida, y los pasos vacilantes de sus actos se reformen con el remedio del Verbo Divino. Haya pues, directores de las almas que eleven hacia el cielo el espíritu del hombre, entorpecido por la debilidad del cuerpo exterior, y cuyo auxilio le halle dócil, lo levante, lo humille para colocarle delante de Jesús, resultando digno de la mirada de Dios, pues el Señor mira a la humildad.

San Agustín, De quaest. Evang., 2, 4
Aquellos que depositan al paralítico, pueden significar los buenos doctores de la Iglesia. El lecho sobre el cual está depositado, significa que Cristo debe ser conocido por el hombre, constituido aun en esta carne.

San Ambrosio
Dando a conocer el Señor la verdadera esperanza de la resurrección, perdona los pecados de las almas y hace desaparecer la debilidad de los cuerpos. Esto es, pues, que todo el hombre ha sido curado. Aunque es grande perdonar los pecados a los hombres, es más divino resucitar los cuerpos, porque Dios es la resurrección; y el lecho que se manda recoger no es otra cosa que el cuerpo humano.

San Agustín, de cuest. evang. 2, 4
Para que la enfermedad del alma no descanse ya en los goces terrenos, como en su propio lecho; sino que refrene más las afecciones carnales, y se encamine hacia su casa, esto es, hacia el descanso de los secretos de su corazón.

San Ambrosio
O volver a su casa, esto es, al paraíso. Aquélla es la verdadera casa que recibió la primera al hombre y que no perdió por derecho, sino por fraude. Con razón, pues, se restituye, puesto que había venido el que aboliría el fraude y reformaría el derecho.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter V.

[Fishers of men.]

1 Christ teacheth the people out of Peters ship. 4 In a miraculous taking of fishes, sheweth how he wil make him and his partners fishers of men: 12 Cleanseth the leper: 16 Prayeth in the wildernesse: 18 Healeth one sicke of the palsie: 27 Calleth Matthew the Publicane: 29 Eateth with sinners, as being the Physician of soules: 34 Foretelleth the fastings and afflictions of the Apostles after his ascension: 36 And likeneth faint hearted and weake disciples, to olde bottels and worne garments.
1 And [ Mat_4:18 .] it came to passe, that as the people preassed vpon him to heare the word of God, hee stood by the lake of Genesareth,
2 And sawe two ships standing by the lake: but the fishermen were gone out of them, and were washing their nets.
3 And he entred into one of the ships, which was Simons, and prayed him, that he would thrust out a little from the land: and he sate downe, and taught the people out of the ship.
4 Now when he had left speaking, he said vnto Simon, Lanch out into the deepe, and let downe your nets for a draught.
5 And Simon answering, said vnto him, Master, wee haue toiled all the night, and haue taken nothing: neuerthelesse at thy word I will let downe the net.
6 And when they had this done, they inclosed a great multitude of fishes, and their net brake:
7 And they beckened vnto their partners, which were in the other ship, that they should come and helpe them. And they came, & filled both the ships, so that they began to sinke.
8 When Simon Peter saw it, he fell downe at Iesus knees, saying, Depart from me, for I am a sinfull man, O Lord.
9 For he was astonished, and al that were with him, at the draught of the fishes which they had taken.
10 And so was also Iames, and Iohn the sonnes of Zebedee, which were partners with Simon. And Iesus said vnto Simon, Feare not, from henceforth thou shalt catch men.
11 And when they had brought their

[A leper cleansed.]

ships to land, they forsooke all, and followed him.
12 [ Mat 8.2.] And it came to passe, when he was in a certaine citie, behold a man full of leprosie: who seeing Iesus, fell on his face, & besought him, saying, Lord, if thou wilt, thou canst make me cleane.
13 And he put forth his hand, and touched him, saying, I wil: be thou cleane. And immediatly the leprosie departed from him.
14 And hee charged him to tell no man: but, Goe, and shewe thy selfe to the Priest, and offer for thy clensing, according as Moses commanded, for a testimonie vnto them.
15 But so much the more went there a fame abroad of him, and great multitudes came together to heare, and to be healed by him of their infirmities.
16 And he withdrew himselfe into the wildernesse, and prayed.
17 And it came to passe on a certaine day, as hee was teaching, that there were Pharisees and Doctours of the Law sitting by, which were come out of euery towne of Galilee, and Iudea, and Hierusalem: and the power of the Lord was present to heale them.
18 [ Mat_9:2 .] And behold, men brought in a bed a man which was taken with a palsie: and they sought meanes to bring him in, and to lay him before him.
19 And when they could not find by what way they might bring him in, because of the multitude, they went vpon the house top, & let him downe through the tiling with his couch, into the midst before Iesus.
20 And when he saw their faith, hee said vnto him, Man, thy sinnes are forgiuen thee.
21 And the Scribes and the Pharisees began to reason, saying, Who is this which speaketh blasphemies? Who can forgiue sinnes, but God alone?
22 But when Iesus perceiued their thoughts, he answering, saide vnto them, What reason ye in your hearts?
23 Whether is easier to say, Thy sinnes be forgiuen thee: or to say, Rise vp and walke?
24 But that ye may know that the Sonne of man hath power vpon earth to forgiue sinnes (he said vnto the sicke of the palsie,) I say vnto thee, Arise, and take vp thy couch, and go into thine house.

[Matthew called.]

25 And immediatly he rose vp before them, and tooke vp that whereon hee lay, and departed to his owne house, glorifying God.
26 And they were all amazed, and they glorified God, and were filled with feare, saying, Wee haue seene strange things to day.
27 [ Mat_9:9 .] And after these things hee went foorth, and sawe a Publicane, named Leui, sitting at the receit of custome: and hee said vnto him, Follow me.
28 And he left all, rose vp, and followed him.
29 And Leui made him a great feast in his owne house: and there was a great company of Publicanes, and of others that sate downe with them.
30 But their Scribes and Pharisees murmured against his disciples, saying, Why doe ye eate and drinke with Publicanes and sinners?
31 And Iesus answering, said vnto them, They that are whole need not a physician: but they that are sicke.
32 I came not to call the righteous, but sinners to repentance.
33 And they said vnto him, [ Mat_9:14 .] Why doe the disciples of Iohn fast often, and make prayers, and likewise the disciples of the Pharisees: but thine eat and drinke?
34 And he said vnto them, Can yee make the children of the Bride-chamber fast, while the Bridegrome is with them?
35 But the dayes will come, when the Bridegrome shall bee taken away from them, and then shall they fast in those dayes.
36 And he spake also a parable vnto them, No man putteth a piece of a newe garment vpon an olde: if otherwise, then both the newe maketh a rent, and the piece that was taken out of the new, agreeth not with the olde.
37 And no man putteth new wine into old bottles: else the new wine will burst the bottles, and be spilled, and the bottles shall perish.
38 But newe wine must be put into newe bottles, and both are preserued.
39 No man also hauing drunke olde wine, straightway desireth new: for he saith, The old is better.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sana a un paralítico. Lo primero que llama la atención en este pasaje es la clase de auditorio que escucha a Jesús: fariseos y doctores de la Ley venidos de Galilea, de Judea y de Jerusalén, prácticamente toda la nación judía está aquí representada. La ambientación es intencional porque aquí se va a definir de manera «oficial» la distancia que existe entre la actividad de Jesús y el papel de estas autoridades del judaísmo. Por una parte Jesús «poseía fuerza del Señor para sanar» (17b), y en segundo lugar, por el desarrollo de la escena, Jesús se da a conocer ante estas autoridades como el Hijo del Hombre que tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (24), una atribución que es exclusiva de Dios según la doctrina de los fariseos y letrados.
Éste es apenas el inicio de las confrontaciones y ataques que va a tener que enfrentar Jesús durante toda su vida pública por parte del judaísmo oficial, confrontación que terminará con la cruz. El camino de la cruz no comienza propiamente en el pretorio el día en que Jesús fue sentenciado a muerte, ese camino tiene su origen en el momento mismo en que Él comienza a poner en marcha los efectos concretos del año de gracia del Señor. Dichos efectos sólo son palpables desde el plano de la fe. Casi todos los críticos están de acuerdo en que este pasaje no es estrictamente una narración de milagro, sino más bien una enseñanza del evangelista sobre el poder y los alcances de la fe. Para aceptar a Jesús hay que salir de la postración y abrirse a Él de tal modo que aun sin confesar nuestras debilidades y pecados -el paralítico no hace confesión- nos sintamos perdonados y acogidos por Él para comenzar de nuevo. La Ley y la sabiduría aquí se revelan como algo que no es indispensable, lo verdaderamente indispensable es la fe.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Autoridad de Jesús para perdonar pecados (ver Mat. 9:1-8; Mar. 2:1-12). La presencia de los fariseos y los maestros de la ley al comienzo del relato prepara al lector para esperar una reacción hostil hacia Jesús. Los fariseos eran un partido religioso que ponía gran énfasis en la estricta observancia de la ley, y en las detalladas reglas que le habían sido agregadas posteriormente y que eran enseñadas especialmente por los maestros de la ley. Estos eran una clase profesional de abogados y maestros que generalmente pertenecían al partido de los fariseos. Lucas describe el techo plano de la casa como un tejado, o sea hecho de tejas (forma de construcción que era familiar a sus lectores griegos), mientras que Mar. implica que era de barro endurecido y varas. Jesús no sanó de inmediato al paralítico, sino que dijo que sus pecados (en ese entonces) eran perdonados. Posiblemente esto implica que el hombre creía que su enfermedad era un castigo por algún pecado en particular; ciertamente no significa que la enfermedad o el desastre siempre sea un castigo por el pecado (ver 13:1-5). Un profeta o sacerdote podía perdonar pecados en el nombre de Dios. La cuestión era si Jesús tenía la autoridad profética para hacerlo: si no era así, estaba declarando falsamente que actuaba en nombre de Dios. De hecho, Jesús declaraba tener la suprema autoridad del Hijo del Hombre que está asociada con el juicio final de Dios sobre la humanidad (cf. Dan. 7:9-22; Luc. 9:26; 12:8, 9). Su respuesta daba una prueba indirecta de esta autoridad mostrando que también tenía autoridad divina para sanar (17). La realización de un acto visible debería convencer a los espectadores de que él también poseía autoridad para el acto invisible y por lo mismo imposible de comprobar.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



14. Ver nota Mat_8:4.

24. "Hijo del hombre": ver nota Mat_8:20.

34. Los "amigos del esposo": ver nota Mat_9:15.

37-39. A la comparación del "vino nuevo" y de los "odres viejos", que es común a Mateo y a Marcos, Lucas añade el dicho del Señor del v. 39, cuyo significado es el siguiente: Los aferrados al "vino añejo" de las viejas costumbres no pueden gustar el "vino nuevo" de la Buena Noticia. Ver nota Mat_9:16-17.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



La reacción de los fariseos y escribas fue la que era de esperar: censuras acerbas, acusación de blasfemia. Pero ellos mismos, incautos, formulan el principio del argumento con que Jesús va a demostrar sus poderes divinos: ¿QUIÉN PUEDE PERDONAR PECADOS SINO SÓLO DIOS? La réplica de Jesús es tan asombrosa como el milagro que va a obrar: dos preguntas y un período de nuevo cuño. La primera pregunta es un contraataque personal. La segunda es el planteamiento del doble problema: de evidencia fulgurante. El milagro que sigue inmediatamente es el sello que acredita la verdad del razonamiento y la divina potestad del imperio: argumento ineludible de la tesis latente: que Jesús, poderoso para perdonar pecados, es Dios.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El poder de Jesús y de su palabra (cfr nota a 4,31-37) se ilustra con este milagro donde muestra a las claras que su potestad en la tierra (v. 24) tiene un origen que trasciende lo terreno (v. 17). El pasaje enseña también que el Señor premia la fe de los amigos del paralítico (v. 20): «¡Qué grande es el Señor que por los méritos de algunos perdona a los otros y que mientras alaba a aquéllos perdona a éstos!» (S. Ambrosio, Exp. Ev. sec. Lc. in loc.).


Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_2:4+; Mat_3:7+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_2:4+; Mat_3:7+

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 5.5-6 Cf. Jn 21.3-6.

[2] 5.14 La ofrenda que ordenó Moisés: Lv 14.1-32.

[3] 5.21 Maestros de la ley: llamados también escribas, letrados o rabinos.

[4] 5.30 Lc 15.1-2; 19.7.

[5] 5.33 Cf. 2 Cr 20.3; Jl 2.12-15.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

ἁμαρτίας ἀφεῖναι WH Treg NA28 ] ἀφεῖναι ἁμαρτίας RP

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*5:17-6:11 Tras la presentación global de Jesús como profeta y salvador rechazado, Lucas continúa desarrollando el tema del rechazo por parte de los escribas y fariseos.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— maestros de la ley: Ver nota a Mat 2:4.

Torres Amat (1825)



[1] Mar de Galilea. Mat 4, 18.

[30] Bajo la capa de un falso celo por la perfección, se esconde a veces un refinado orgullo que todo lo critica y de todo se escandaliza.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Luc 7:49

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I εἰ μὴ I] sino.