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Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, (Lucas 9, 47) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 09

3. LA ACCIÓN DE LOS DOCE (9,1-17).

a) La misión (Lc/09/01-06)

1 Convocó a los doce y les dio poder y potestad sobre todos los demonios y para curar enfermedades. 2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a curar.

Jesús convocó a los doce. éstos forman juntos una unidad, reunida en torno a él. Jesús quiere extender su acción por medio de ellos. Por eso les transmite el poder y la potestad que él mismo posee (4,36). Los envió, como él mismo había sido enviado, a proclamar el reino de Dios y a curar enfermos, como señal de que el reino está próximo. Los apóstoles que lo han acompañado hasta ahora deben en adelante efectuar solos lo que él mismo ha hecho. La actividad de Jesús se amplía y se multiplica. Ahora se inicia ya la separación de los discípulos de su Maestro. Después de la exaltación de Jesús irán los apóstoles por el mundo, proclamarán el mensaje de Cristo y realizarán sus poderosas obras salvíficas.

3 Y les dijo: Nada toméis para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis cada uno dos túnicas.

Jesús da órdenes a los apóstoles. Con ellas les retira todo aquello a que no querría renunciar ningún caminante: bastón, alforja, provisiones, dinero, hasta vestidos para cambiarse. Dios, a cuyo servicio están, cuidará de ellos; su único pensamiento debe ser el de su misión. Cuando Jesús, al final de su actividad, los invite a mirar atrás al tiempo de su misión, reconocerán que no les ha faltado nada (22,35). Todavía no se ha producido la separación entre Jesús y el pueblo. Los apóstoles participan de la amable acogida que se dispensa a Jesús mismo (8,40.42).

4 En cualquier casa en que entréis, seguid alojados en ella, y sea de allí vuestra partida. 5 Y si algunos no os reciben, salid de la ciudad aquella y sacudid el polvo de vuestros pies, en testimonio contra ella.

Jesús da por supuesto que los apóstoles van por las casas y que en ellas desempeñan su misión. Una vez que los acogen en una casa, no deben cambiar a otra. El huésped que cambia con frecuencia de alojamiento perjudica y se perjudica. Jesús no quiere que sus apóstoles busquen la menor ventaja personal. Sólo debe preocuparles su misión. Ahora bien, la casa en que se hospeden ha de ser un centro de actividad. La palabra de Dios no conoce reposo. Ha impulsado a Jesús a llevar a término su obra, y así ha de impulsar también a los apóstoles.

Los apóstoles no deben perder tiempo con los que no los reciban. Deben abandonar tales ciudades y tratarlas como tratan los judíos a las ciudades paganas. Hay que romper toda relación con ellas. Los judíos solían sacudir eI polvo de los pies antes de abandonar tierra pagana y entrar en la tierra santa. La actividad de los apóstoles es juicio. Para las ciudades que los desechen han de ser testigos de cargo. Su actividad es inicio del tiempo final.

6 Partieron, pues, y recorrían todas las aldeas, anunciando el Evangelio y curando par doquier.

La actividad de los apóstoles consiste en proclamar la buena nueva. Los enfermos son curados, como señal de que ya se ha iniciado el tiempo de salvación. Lo que Jesús comenzó programáticamente, lo que obró en Galilea, es ahora llevado lejos por los apóstoles. De esta acción por el mundo hablará Lucas en particular. éste es el marco en que se sitúa la acción salvífica. Los apóstoles recorren todas las aldeas. Jesús ha actuado en las ciudades, los apóstoles llenan con el mensaje de Jesús todas las aldeas y las casas. Todas las aldeas: era un trabajo poco menos que sistemático. La frase termina con la palabra «por doquier». La tierra entera se ve envuelta en la alborada del reino de Dios, llena de proclamación y de virtud salvífica. Por doquier: tal es el impulso de la palabra del reino de Dios.

b) Juicio de Herodes acerca de Jesús (Lc/09/07-09)

7 Oyó hablar de todos estos sucesos el tetrarca Herodes y andaba muy perplejo por causa de que unos decían: Es Juan, que ha resucitado de entre los muertos. 8 Y otros: Es Elías, que se ha aparecido. Y otros, en fin: Es algún profeta de los antiguos, que ha resucitado.

La fama de Jesús llega hasta la corte del tetrarca Herodes Antipas. ¿Quién es Jesús? Esta pregunta se la hacen el pueblo, los cortesanos y el mismo tetrarca. Esta pregunta deja perplejo y desconcertado a Herodes.

Los que rodeaban a Herodes obtienen varios informes. Las diferentes opiniones en el pueblo tienen un fondo común: Jesús es el profeta que se aguarda antes de los últimos tiempos. Sin embargo, a lo que parece, nadie se atrevía a afirmar que Dios había suscitado en él un nuevo pro£eta. Ha resucitado y ha vuelto a aparecer alguno de los antiguos profetas. La creencia popular piensa en un verdadero y maravilloso retorno del profeta con el mismo cuerpo que había tenido en su vida mortal. Se habla de Juan Bautista, cuya predicación había reanudado Jesús, se habla de alguno de los profetas de otros tiempos, finalmente de Elías, que -como se dice- no había muerto, sino únicamente había sido trasladado del mundo y cuyo retorno se aguarda al final de los tiempos.

9 Pero Herodes decía: A Juan lo decapité yo; entonces, ¿quién es éste, de quien oigo tales cosas? y andaba deseoso de verlo.

Herodes no creía nada de lo que se decía de resurrección y de reanimación, ni de reaparición de alguien que hubiese sido trasladado. Los filósofos de Atenas se mofaban cuando Pablo les hablaba de la resurrección de los muertos: «Te oiremos hablar de esto en otra ocasión» (Act_17:32), y cuando ante el procurador Festo se defendió invocando la resurrección de Jesús, oyó esta respuesta: «Tú estás loco, Pablo; las muchas letras te han sorbido el seso» (Act_26:24). Herodes reflexionaba friamente: A Juan lo decapité yo. Así que ya no vive. El que ha muerto, muerto está.

Pero la pregunta está ahí: ¿Quién es Jesús? Las cosas inauditas que ha dicho y hecho reclaman explicación. ¿Cómo hallarla? Única esperanza: Herodes andaba deseoso de verlo, de presenciar alguno de sus milagros (Act_23:8). Con la experiencia ocular espera poder formarse un juicio definitivo. Quiere ver sus obras, su persona, quiere hablar con él... ¿Basta todo esto para conocer a Jesús? Herodes quiere formarse un juicio sobre Jesús; interesarse interiormente por su reivindicación. El camino para llegar al conocimiento de Jesús no es el de la investigación experimental, sino el de la fe. Conocer los misterios del reino de Dios, entre los que se cuenta también el portador de salud, es un don de Dios.

c) Regreso de los apóstoles y primera multiplicación de los panes (Lc/09/10-17)

10 Regresaron los apóstoles y contaron a Jesús todo lo que habían hecho. él los tomó consigo y se retiró a solas hacia una ciudad llamada Betsaida.

:¿Cómo terminó la actividad de Jesús incrementada por los apóstoles? Salió a la luz la pregunta acerca de Jesús. Produjo inquietud hasta en la corte. Los apóstoles regresan y refieren lo que han hecho. ¿Qué habían logrado? ¿Cómo terminó la actividad en Galilea? Jesús se retiró a solas con los apóstoles. Herodes representaba un peligro. Había mandado decapitar a Juan. La exposición de Lucas apunta hacia adelante, al proceso de Jesús. El pueblo no alcanzó el verdadero conocimiento de Jesús. La más intensa actividad no logró el resultado que se habría podido esperar. El fin fue el retiro a la soledad, al borde más extremo de la tierra de Israel, hacia Betania, ciudad al nordeste del lago de Genesaret. Jesús tomó consigo sólo a los apóstoles: estos representaban lo único que podía considerarse como un éxito.

11 Pero al darse cuenta de ello la gente, lo siguieron. él los acogió y les hablaba del reino de Dios, al mismo tiempo que devolvía la salud a los que tenían necesidad de curación.

Hasta entonces había buscado Jesús al pueblo, personalmente o por medio de los apóstoles; ahora le busca el pueblo a él. Antes se decía que el pueblo le acogía, ahora acoge él al pueblo. Jesús no interrumpe su actividad. De nuevo habla del reino de Dios y de nuevo realiza curaciones. Sin embargo, se observa cierta reserva: curaba a los que tenían necesidad de curación. Pero todo sigue envuelto en la atmósfera luminosa de la infatigable bondad del Señor. Acogía amablemente al pueblo. Habla y cura sin cesar, infatigablemente, hasta el caer de la tarde, hasta que va declinando el día. Lo que hacía Jesús era también la primera instrucción sobre el modo como deben comportarse los apóstoles con el pueblo al que él busca.

12 Comenzaba ya a declinar el día, cuando se le acercaron los doce y le dijeron: Despide ya al pueblo, para que vayan a las aldeas y caseríos del contorno, a fin de que encuentren alojamiento y comida. pues aquí estamos en un lugar despoblado. 13 él les respondió: Dadles vosotros de comer. Pero ellos replicaron. No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar alimentos para todo el pueblo. 14 Pues había unos cinco mil hombres. Dijo entonces a sus discípulos: Haced que se sienten por grupos de unos cincuenta cada uno. 15 Lo hicieron así y se sentaron todos.

Se trataba de proporcionar al pueblo en el desierto albergue y alimentos. Como solución de esta dificultad proponen los apóstoles: Despídelos. Se sienten responsables del pueblo. ¿Pero era la verdadera solución la que ellos proponían de alejarlos de Jesús? La verdadera solución sólo puede consistir en que el pueblo vaya a Jesús.

Jesús encarga a los apóstoles que se cuiden del pueblo. Dadles vosotros de comer. ¿Pero cómo? Cinco panes y dos peces para cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños... Había otra posibilidad: la de comprar la comida para aquella muchedumbre. ¿Pero cómo reunir los medios para ello? Los discípulos se reconocen incapaces de remediar la necesidad. No pueden hacer nada si no interviene el Señor. Sólo pueden reconocer su apuro. Pero esto era necesario, pues sólo a los pobres y a los débiles se da el reino de Dios.

Los discípulos tienen que contribuir a la comida milagrosa. Se les ordena que hagan que la gente se siente en grupos de a cincuenta. Jesús quiere preparar un banquete. A la sazón de la salida de Egipto estaba dividido el campamento israelita por miles, por centenas, por cincuentenas y decenas. «Moisés eligió entre todo el pueblo a hombres capaces, que puso sobre el pueblo como jefes de millar, de cincuentena y de decena» (Exo_18:25). La Regla de guerra, del mar Muerto, contiene la misma organización de los destacamentos militares en la guerra santa de los hijos de la luz. El banquete pascual que se acercaba exigía agrupaciones de comensales. Se despiertan reminiscencias del gran pasado del pueblo y también esperanzas para el futuro. La gran muchedumbre que se había puesto en movimiento, debido también a la predicación de los apóstoles, se reúne ahora y se organiza como comunidad del reino de Dios. Vuelven a repetirse los grandes tiempos del éxodo; estamos ante los acontecimientos salvíficos de los últimos tiempos.

16 Tomó, pues, los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y los iba dando a los discípulos para que los sirviesen al pueblo. 17 Comieron todos hasta quedar saciados, y se recogieron, de lo que les sobró, doce canastos de pedazos.

Jesús actúa como padre de familia en medio de la gran comunidad que está sentada a la mesa. Como tal, tomó en sus manos los panes y los peces, los bendijo, y partió el pan. Con esta comida reúne como comunidad de comensales de los últimos tiempos a la comunidad aunada según el antiguo orden del campamento. él mismo designó como banquete la comunidad en el reino de Dios (22,30). El evangelista pone de relieve los cuatro actos puestos por Jesús al comienzo de la comida, porque en la comida milagrosa se insinuaba ya la celebración eucarística de la antigua Iglesia con su ritual. Con la comida en el desierto se representa anticipadamente el tiempo de la salvación. Viene a ser realidad en el banquete que celebra el Señor con sus apóstoles y que tiene su consumación en el reino que se espera.

Jesús bendijo los panes. Según Lucas no pronunció la acción de gracias sobre el pan, como era costumbre entre los judíos, sino que lo bendijo. Así se atribuye a la bendición de Jesús la alimentación de los muchos con aquellos pocos panes. Los discípulos repartieron la comida. Otorgó a los discípulos el que presidieran. Jesús es el dador, los discípulos los distribuidores. Todo procede de Jesús; los apóstoles son los mediadores enviados por él. Proclaman la buena nueva, curan enfermos y sacian al pueblo...

Todos quedaron saciados. Los pedazos de pan restantes se recogieron en canastos como los que llevaban consigo los soldados romanos como ración alimenticia del día. Cada uno de los doce apóstoles recogió todavía un canasto lleno. La comida no es un alimento que escasamente sacia, sino un banquete abundantísimo. Se inicia la exuberancia del tiempo mesiánico. Jesús dio de comer a su pueblo como segundo Moisés -como un Moisés más grande- en el desierto. Con poder y amor preparó una comida y los apóstoles colaboraron con sus servicios.

Con esto alcanza su punto culminante la revelación en Galilea. Jesús es el portador de la salud de los últimos tiempos. ¿Pero fue reconocido como tal?

IV. EL MESÍAS SUFRIENTE (9,18-50).

1. MESÍAS Y SIERVO DE YAHVEH (9,18-27).

a) Confesión de Pedro (Lc/09/18-20)

18 Estaba él un día haciendo oración en un lugar aparte; y los discípulos estaban con él. Y les preguntó ¿Quién dicen las gentes que soy yo? 19 Ellos le respondieron: Unos, que Juan el Bautistas otros, que Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.

Jesús oraba en la soledad antes de situar a los discípulos ante grandes decisiones. Así lo hizo cuando la elección de los apóstoles (6,12), así lo hace también ahora que se dispone a iniciarlos en el misterio de su misión (9,18), así lo hará también antes de que asistan a la pasión y muerte de Jesús (22,32s). Cada uno de estos momentos tiene un sentido de formación de Iglesia. La Iglesia está incorporada a la oración de Jesús. La pregunta de Jesús quiere verificar el resultado de su actividad en Galilea y a la vez sentar las bases para la acción ulterior. La doctrina sobre el reino se concentra en su misión y en su posición en la historia salvífica. Los discípulos conocen también las opiniones del pueblo sobre Jesús, que habían llegado hasta la corte de Herodes. Los discípulos se las enumeran al Maestro. Jesús es tenido por el profeta de los últimos tiempos; representa el retorno de uno de los profetas que habían de preparar para el tiempo final.

20 él les dijo: Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo? Tomando la palabra Pedro, dijo: El Mesías de Dios.

La actividad en Galilea dividió al pueblo y a los discípulos. A los discípulos se dieron a conocer los misterios del reino de Dios. Pudieron presenciar los grandes hechos de Jesús en los que se manifestaba su dominio sobre la naturaleza desencadenada, sobre los demonios y la muerte. Les fue dado cooperar en la milagrosa multiplicación de los panes. Jesús tiene derecho a esperar de ellos un juicio distinto del formulado por el pueblo. La pregunta que hizo Jesús a los apóstoles, se les había planteado con frecuencia: como pregunta que a ellos mismos se les había ofrecido ya en el asombro y en el sobrecogimiento, y en los títulos que le daban: Maestro, Señor, profeta. Hasta aquí han dejado hablar al pueblo. La pregunta que ahora se les dirige los sitúa ante una respuesta clara y decisiva. Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Pedro responde en nombre de los apóstoles. Su llamamiento representa en Lucas el comienzo de los llamamientos de discípulos. Pedro ocupa el primer lugar en la lista de los apóstoles; juntamente con Juan y Santiago, a los que es antepuesto, ha sido testigo de la resurrección de la hija de Jairo.

La confesión de Pedro designa a Jesús (literalmente) como ungido de Dios, que quiere decir también Cristo o Mesías. El título empalma con la predicción de Isaías: «El espíritu del Señor, Yahveh, descansa sobre mí, pues Yahveh me ha ungido. Y me ha enviado para predicar la buena nueva a los abatidos...» (Isa_61:1). Jesús es el portador del tiempo de la salud, provisto del espíritu de Dios, el que publica el año de perdón del Señor (Isa_61:2).

h) Primer anuncio de la pasión (/Lc/09/21-22)

21 Pero él, con severa advertencia, les ordenó que a nadie dijeran esto. 22 EI Hijo del hombre -añadió- tiene que padecer mucho; será reprobado por los ancianos, por los sumos sacerdotes y los escribas, y ha de ser llevado a la muerte; pero al tercer día tiene que resucitar.

Jesús prohíbe severamente a los discípulos que comuniquen a nadie la confesión de Pedro. Es que ésta reclama todavía un complemento esencial: el Hijo del hombre... ha de ser llevado a la muerte. Jesús no insiste en el título que le ha otorgado Pedro: ungido de Dios. Habla más bien del Hijo del hombre, como él mismo se designa. Este Hijo del hombre tiene que sufrir mucho, tiene que ser reprobado y llevado a la muerte. Aquí se oye el eco de oráculos proféticos sobre el siervo de Yahveh: «Tomó sobre sí nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores» (Isa_53:4). «Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores..., ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en nada» (Isa_53:3). «Fue arrebatado por un juicio inicuo, sin que nadie defendiera su causa cuando era arrancado de la tierra de los vivientes y muerto por las iniquidades de su pueblo» (Isa_53:8). En este someterse a la pasión cumple él los designios de Dios expresados en la Sagrada Escritura; por esto debía suceder todo así. El profeta da su profundo significado a esta pasión y a esta muerte: es una pasión y una muerte expiatoria; el Hijo del hombre intercede por muchos, por todos (cf. Isa_53:12). El tercer día resucitará. «Sacado de una vida de fatigas contempla la luz, sacia a muchísimos con su conocimiento. Por eso yo le daré por parte suya muchedumbres y recibirá muchedumbres por botín» (cf. Isa_53:1 ls).

El comienzo de la actividad de Jesús en Galilea estaba presidido por el pasaje de la escritura relativo al salvador ungido por el Espíritu (Isa_61:1); Pedro vuelve sobre esta profecía aplicada a Jesús. Pero Jesús la completa con Is 53, que habla del siervo de Yahveh que sufre y expía por los pecados de los hombres. La acción y la misión de Jesús se comprende por la palabra de Dios. Como Hijo de Dios es ambas cosas: Salvador de los últimos tiempos y siervo sufriente de Yahveh.

c) Seguir a Cristo en la pasión (Lc/09/23-27)

23 Decía luego a todos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue cada día con su cruz y sígame. 24 Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la pondrá a salvo. 25 Porque ¿qué provecho saca un hombre ganando el mundo entero si se echa a perder o se daña a sí mismo?

El discípulo de Jesús va en pos de Jesús, sigue a Jesús. Puesto que él se somete a la pasión y a la muerte, también el discípulo tiene que estar dispuesto a seguir por amor de Jesús el camino de la pasión y de la muerte. Ser discípulo es seguirle en la pasión. Seguir a Jesús en la pasión consiste en negarse uno a sí mismo y cargar con la cruz. Dado que los discípulos siguen al Maestro que es entregado a la muerte, deben estar dispuestos a no conocerse ya a sí mismos, a decir un no a sí mismos y a su vida, a odiar su propia vida (Isa_14:26) y a cargar con la cruz como Jesús (*). Más aún, a dejarse clavar en la cruz, que entonces se consideraba como la manera más ignominiosa, más cruel y más horrorosa de morir. El seguimiento en la pasión exige prontitud para sufrir el martirio ( Isa_6:22).

Al decir que el discípulo ha de cargar con la cruz añade Lucas: cada día. El martirio es cosa que sucede una sola vez, mientras que el seguimiento de Jesús en la pasión debe reanudarse cada día. «Por muchas tribulaciones tenemos que pasar para entrar en el reino de Dios» (Act_14:22). El que se declara por Jesús, el que vive según su palabra y cumple la voluntad de Dios tal como él la proclamó, ha de tropezar con oposición desde fuera y desde dentro. Los hombres odiarán y escarnecerán a los discípulos por causa del Hijo del hombre (Act_6:22). Hay que dar una negativa decidida a las preocupaciones excesivas, a la riqueza y al ansia de placeres, a fin de que no se ahogue la palabra de Dios (Act_8:14).

Jesús da fuerzas para negarse a sí mismo y para cargar con la cruz. Con lo que parece echarse a perder a sí mismo se logra salvar la vida. Por el camino de la pasión y de la cruz entra Jesús en la gloria de la resurrección. También para los discípulos, después de seguir a Cristo en la pasión viene la gloria de la vida eterna. Una paradoja acuñada por Jesús. Quien pone a salvo la vida, la pierde; sacrificándola, se gana. Quien se aferra desesperadamente a la vida y no quiere perder nada de lo que hace la vida más bella y más aceptable, el que rechaza todo lo que le resulta desagradable, éste pierde la vida en el mundo futuro y la segura esperanza de salvación. Se salva, no el que quiere ponerse en salvo, sino el que practica la entrega; no se pone en salvo el que se apega nerviosamente al propio yo y a sus propios deseos, sino el que se da. No salva la vida y el propio yo el que lo protege con ansiedad, sino el que se entrega generosamente.

Con un cálculo muy sobrio, en cierto modo mercantil, invita Jesús a su seguimiento en la pasión. El que quiera seguir al siervo sufriente de Yahveh, a Jesús, debe estar pronto al martirio, a muchas tribulaciones, a perjudicarse a sí mismo. Tal seguimiento plantea una decisión. Por un lado está como ganancia la preservación de la vida terrena y la satisfacción del ansia de gozar, por el otro lado el logro de la vida eterna, verdadera satisfacción del ansia de vivir, en el reino de Dios. El que no quiera seguir al Cristo de la pasión, tampoco podrá entrar en el reino de Dios.

¿Cómo se ha de efectuar la elección? Lo decisivo es la salvación de uno mismo. ¿Qué provecho saca el hombre ganando el mundo entero, si se echa a perder a sí mismo? Lucas se sirve de dos expresiones: se echa a perder o se daña a sí mismo. También adapta estas palabras de Cristo a la vida cristiana de cada día. No todo lo que no puede conciliarse con seguir a Jesús y con su palabra, destruye la vida eterna; algunas cosas sólo la dañan. Aun lo que sólo la daña debe descartarse con serena ponderación.

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* «Cargar con su cruz» lo entendió seguramente Lc en el sentido de que el discípulo debe estar dispuesto, como Jesús, a tomar sobre sí los oprobios, los dolores y la muerte que acompañan a la cruz. ¿Cómo se explica en labios de Jesús este «cargar con la cruz»? En la predicción de la pasión sólo habló de que le darían muerte. ¿Quería con las palabras dirigidas a los discípulos determinar más en concreto su muerte violenta como muerte en cruz? ¿O acaso no habló todavía de cruz, sino quizá de «yugo» (Mat_11:29), o de una señal de pertenencia (cf. Eze_9:4-6 : tau, T), mientras que después de la muerte de Jesús, una vez entendidas mejor las cosas, se puso el término «cruz»? En todo caso, la antigua literatura judía no tiene ninguna locución que corresponda a las palabras de Jesús.

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26 Porque si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria, y la de su Padre, y la de los santos ángeles. 27 Os lo digo de verdad: Hay algunos de los aquí presentes que no experimentarán la muerte sin que vean el reino de Dios.

El Hijo del hombre vendrá en su gloria, y la de su Padre, y la de los santos ángeles. Vendrá como juez del universo. Jesús mismo es este Hijo del hombre que viene a juzgar. Estas palabras de Jesús sobre el Hijo del hombre asocian su anuncio de la pasión y su venida en la gloria de Dios, su Padre. Entonces, en el juicio, todo dependerá de si uno goza o no de la aprobación del Hijo del Hombre, de si el Hijo del hombre lo mira como suyo o más bien se avergüenza de él y lo repudia. El pensamiento en el Hijo del hombre que ha de venir y que es juez debe dar fuerzas para seguirlo en su camino con la cruz a cuestas. Ahora es Jesús un crucificado, un criminal, un paria, uno que se ve abandonado. Un ciudadano romano no podía ser crucificado; la cruz era el castigo de los infames, de los esclavos, de los desertores (*). Quien se declara por este Jesús y hace de su palabra el orden de su vida, cae como Jesús en el oprobio. El hombre se defiende contra la deshonra y la calumnia, por lo cual cae en la tentación de avergonzarse de Jesús y de sus palabras, de abandonarlo, de apartarse de él. Jesús quiere, con sus palabras conminatorias, poner en guardia contra la negación y la apostasía. Seguir a Cristo y reconocerlo cubierto de oprobios es lo que salvará en el juicio.

A las palabras conminatorias sigue, en discurso profético, una palabra de promesa de salvación. Jesús es el Hijo del hombre y trae el reino de Dios. El que se declare en favor de Jesús y de su palabra, verá y experimentará el reino de Dios. Esta promesa es tan cierta, que algunos de los que aquí están presentes no experimentarán la muerte sin que vean el reino de Dios. El reino de Dios está ya aquí (17,21). Con la proclamación de Jesús ha venido el reino. Sin embargo, todavía no es visible. Con todo, algunos de los discípulos presentes -Pedro, Santiago y Juan- verán en la montaña el reino de Dios en la gloria de Jesús transfigurado (**). Estos testigos que ven el reino de Dios en Jesús, son para nosotros garantes de que Jesús vendrá, visible para todos, en la gloria de Dios (Cf. 23,42; 2P 1.16 ss).

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* Juicio de CICERÓN sobre la crucifixión: «La pena más cruel e ignominiosa»(Verres v, 64,165); «el castigo más extremo y bajo de la esclavitud» (Verres v, 66,169).

** Esta antigua opinión, sostenida especialmente por los padres de la Iglesia, fue seguramente también la idea de los evangelistas, aunque es poco probable que fuera este el sentido primigenio. Lo que con esto quería decir Jesús, es cosa que ignoramos.

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2. MANIFESTACIÓN DEL MESÍAS SUFRIENTE (9,28-43).

a) Transfiguración de Jesús (Lc/09/28-36)

28 Unos ocho días después de estos discursos, tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago, y subió al monte para orar.

La transfiguración se pone en relación con la confesión de Pedro y el subsiguiente anuncio de la pasión: ocho días después de estos discursos. La transfiguración representa y confirma lo que ha anunciado Jesús. El monte es el lugar de las epifanías de Dios. En el monte de Dios, Horeb, vio Moisés a Dios en la zarza ardiente (Ex 3). Israel vio el monte Sinaí completamente cubierto de humo porque el Señor había descendido a él en el fuego (Exo_19:18).

Para Lucas no tiene importancia dónde está situado el monte de la transfiguración ni cómo se llama. Lo que en cambio le importaba era decir que Jesús subió al monte para orar. Antes de recibir de los discípulos la confesión de Mesías y antes de comenzar la revelación de su pasión y muerte, había orado Jesús en la soledad. Ahora que va a hacerse visible aquello de que ha hablado, vuelve otra ver a orar. La proclamación y la manifestación de Jesús supone su oración, la comunión con el Padre. Aquello de que habla a los hombres lo trata primero con el Padre.

Los tres discípulos a los que toma consigo habían sido también testigos de la resurrección de la hija de Jairo. También serán testigos de su agonía en el huerto de los Olivos. Antes de que lo vean en su angustia mortal les hace el presente de contemplarlo como triunfador del poder de la muerte. él tiene poder sobre la muerte de la muchacha; transfigurado, triunfa también de su propia muerte. Sólo elige tres, porque tres testigos son más que suficientes para la prueba de una verdad (Deu_19:15). Probablemente sólo toma a tres para que le acompañen al monte, porque la glorificación de Jesús debe ser un misterio de fe hasta su venida gloriosa, como también el resucitado sólo apareció a los testigos señalados de antemano por Dios (Act_10:41).

29 Y mientras estaba orando, el aspecto de su rostro se transformó, y su ropaje se volvió de una blancura deslumbrante.

El mundo divino se muestra en resplandores de luz. «Tú te cubres de luz como con un manto» (Psa_104:2; 1Ti_6:16). La gloria de Dios brilla como un relámpago y penetra entera la persona de Cristo, hasta sus vestiduras. Jesús se manifiesta como el Cristo de Dios, como ha de venir un día con el poder y el esplendor de un soberano. Lo que confesó Pedro se hace ahora visible.

Dios manifestó a Jesús, mientras éste oraba. Durante la oración vino el Espíritu sobre él en el bautismo. Orando muere, y ya comienza a brillar su gloria en la confesión del centurión. Del bautismo arranca un arco que, pasando por la transfiguración, se extiende hasta la resurrección. El camino de la gloria es la confesión de la propia nada en la oración, la cual se experimenta sobre todo en la muerte. En la oración se expresa la prontitud para la entrega a la voluntad de Dios, se sientan las bases para el don de la glorificación por Dios.

30 Y he aquí que dos hombres conversaban con él; eran Moisés y Elías, 31 que, aparecidos en gloria, hablaban de la muerte que había de sufrir él en Jerusalén.

El resplandor de la gloria de Dios envuelve también a los dos hombres que se aparecen y los muestra como figuras celestiales. Los evangelistas ven en ellos a Moisés y Elías. De los dos se decían que habían sido trasladados al cielo. Ambos son «profetas, poderosos en obras y en palabras», ambos fueron puestos en estrecha relación con la venida del Mesías: Elías fue preparador del camino del Mesías, Moisés fue su imagen y modelo según el dicho de los doctores de la ley: Como el primer redentor (Moisés), así el segundo (el Mesías). Ambos son figuras de la pasión. Los Hechos de los apóstoles presentan a Moisés como siervo de Dios incomprendido y repudiado (Act_7:17-44), Elías se queja ante Dios de que sus adversarios conspiran contra su vida (lRe 19,10). La imagen de Elías asoma ya en la resurrección del hijo de la viuda de Naím, la de Moisés en la multiplicación de los panes para dar de comer al pueblo en el desierto. Las dos grandes figuras del Antiguo Testamento brillan en el resplandor de la gloria de Dios, pero ambos tuvieron que pasar antes por el sufrimiento. En ellos se diseña el camino de Jesús: por la pasión a la gloria de Dios, por el destino del siervo de Dios al divino esplendor del Mesías. Las dos grandes figuras del Mesías hablaban de la muerte que había de sufrir él en Jerusalén. Ambos confirman el anuncio de la pasión y de la muerte. El sufrimiento y la muerte forman parte del designio trazado por Dios mismo, hacía mucho tiempo, en la Escritura, en la ley y en los profetas. Tenía que cumplirse en Jerusalén (Luk_9:51; Luk_13:22; Luk_17:11; Luk_18:31; Luk_19:11; Luk_24:36-53; Act_1:4-13): la muerte y la glorificación. Allí termina su camino y comienza su gloria. La muerte de Cristo en Jerusalén es el punto central de la historia salvífica. Hacia este punto miran los grandes hombres del tiempo anterior, hacia él mira también la Iglesia. La muerte de Jesús en Jerusalén es el comienzo del tiempo final; este, en efecto, lleva a perfección lo que había comenzado en la muerte.

32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño. Pero, una vez bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que con él estaban. 33 Y cuando éstos se disponían a separarse de él, dijo Pedro a Jesús: ¡Maestro! ¡Qué bueno sería quedarnos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Esto dijo sin saber lo que decía.

¿Hay que ver conexiones entre el monte de la transfiguración y el monte de los Olivos, en el que la pasión comenzó? En ambos lugares están dormidos los tres discípulos y testigos elegidos, mientras Jesús ora. Cuando «se levantó de la oración, fue hacia sus discípulos y los encontró dormidos por causa de la tristeza» (22,45). En el monte de la transfiguración despiertan y perciben su gloria; en el monte de los Olivos son despertados por el Señor, y a continuación aparece ya el traidor (22,47). El camino de la gloria pasa por el sufrimiento, por la pasión. Sólo los que velan en oración comprenden este camino.

Pedro quiere retener la aparición en tres tiendas. Cuando Dios viene al hombre, habita en la tienda. Así sucedía en el desierto cuando Dios moraba con su pueblo en el tabernáculo de la Alianza, y así se dice también en forma figurada con respecto al tiempo final: «Aquí está la tienda de Dios con los hombres; y morará con ellos: y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo con ellos estará» (Rev_21:3).

Pedro piensa que se ha iniciado ya el reino de Dios, que ha comenzado ya la era mesiánica, que Dios y sus santos habitan ya en su pueblo, por lo cual es conveniente que los tres discípulos estén allí. En efecto, ahora podían ellos construir las tiendas. ¡Cómo se reflejan en las representaciones humanas los grandes hechos salvíficos de Dios!

El apóstol no sabía lo que decía. Con Jesús ha aparecido la gloria mesiánica, pero sólo por pocos momentos. Todavía no se puede retener. Antes hay que andar el camino hasta Jerusalén, donde aguarda la muerte. Tampoco los discípulos pueden todavía retener la gloria, también a ellos les es necesario caminar: tienen que partir a través de la muerte. Esta ley se aplica, no sólo a los tres, sino a todos los discípulos a través del tiempo de la Iglesia. Todavía no podemos retener ( Joh_20:17), sino que debemos seguir caminando con constancia decidiéndonos una y otra vez por la palabra de Dios...

34 Mientras él hablaba así, se formó una nube que los envolvió, y quedaron aterrados cuando se vieron dentro de ella. 35 Y de la nube salió una voz que decía. éste es mi Hijo, el elegido; escuchadlo.

La nube es señal de la presencia de Dios (Cf. 1,35; Exo_16:10; Exo_19:9), que confiere gracia o que castiga. Acompaña al pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto (Exo_14:20), envuelve al monte Sinaí cuando desciende Dios en la figura del fuego para manifestar su voluntad (Exo_19:16 ss). Una nube llenó el templo cuando fue consagrado; en él se posa la gloria de Dios (1Ki_8:10 ss). El comienzo del tiempo final está acompañado de nubes (Zep_1:15; Eze_30:18; Eze_34:12; Joe_2:2). La nube que en el monte de la transfiguración envuelve a Moisés y a Elías manifiesta la presencia de Dios, la gloria divina de Jesús, la anticipación del tiempo final. «Entonces aparecerá su gloria, y asimismo la nube, como se manifestó al tiempo de Moisés y cuando Salomón pidió que el templo fuese gloriosamente santificado» (2Ma_2:8). A los discípulos se ha dado a conocer el «futuro de Dios».

Sobre el monte de la transfiguración se alza un nuevo santuario. Dios establece en forma nueva su presencia entre los hombres, erige un nuevo templo. Ya no es el templo de Jerusalén el lugar de la manifestación y del culto de Dios, sino Jesús, al que apuntaba el Antiguo Testamento. Cristo, que pasando por la pasión y la muerte ha sido glorificado, es presencia, manifestación y centro del nuevo culto divino.

Desde esta nueva tienda de Dios entre los hombres da Dios mismo su revelación y con su palabra declara que Jesús es su Hijo, el elegido. En él se cumple lo que había profetizado Isaías acerca del siervo de Yahveh: «He aquí a mi siervo, a quien sostengo yo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él, y él dará la ley a las naciones» (Isa_42:1). Los enemigos de Jesús se mofarán de él junto a la cruz diciendo: «Que se salve a sí mismo, si él es el ungido de Dios, el elegido» (Isa_23:35). La voz de los enemigos recusa la reivindicación mesiánica por causa de la pasión. Cristo es el elegido, no sólo en la pasión, ni tampoco sólo a pesar de la pasión, sino precisamente por la pasión. Dios lo ha elegido, lo ha hecho Hijo de Dios y ungido de Dios, porque él va a la gloria a través de la pasión y la muerte.

Escuchadlo. La voz de Dios repite lo que había dicho Moisés sobre el profeta venidero: «Un profeta os suscitará Dios, el Señor, de entre vuestros hermanos como a mí; lo escucharéis en todo lo que os hable. Todo el que no escuche a tal profeta será exterminado del pueblo» (Act_3:22s; Deu_18:15.19). La ley que promulga Jesús a los tres apóstoles en el monte de la transfiguración reza así: Por la pasión y la muerte, a la resurrección y a la gloria. Esta es la ley de Cristo, la ley de sus discípulos, la ley de la Iglesia, la ley de los sacramentos y de la vida cristiana.

36 Y al acabarse de oir la voz, encontraron a Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por entonces, a nadie refirieron nada de lo que habían visto.

La epifanía dura poco. Encontró a Jesús solo. Jesús, «siendo de condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres» (Phi_2:6s). Descendió del Padre a Nazaret, después de la epifanía del bautismo se dirigió al desierto, tras la gran revelación en Nazaret fue a Cafarnaúm... estaba solo, incomprendido...

Los discípulos, mientras estuvo Jesús con ellos, no hablaron a nadie de lo que habían visto. Ven el reino de Dios y sus misterios. Pero el mayor misterio es éste: que la gloria del reino se inicia con la muerte de Jesús, que el salvador da la salvación por el camino del sufrimiento.

¿Quien estaba maduro para soportar este misterio del reino de Dios?

b) Curación de un epiléptico (Lc/09/37-47a)

37 Al día siguiente, cuando bajaban del monte, le salió al encuentro una gran multitud. 38 Y de pronto, un hombre que estaba entre la multitud se puso a gritar: ¡Maestro, fíjate en mi hijo, por favor! Es mi único hijo. 39 Pero un espíritu se apodera de él, y de repente grita y lo agita con violentas convulsiones, haciéndole echar espumarajos, y cuando a duras penas se aparta de él, lo deja todo magullado. 40 He rogado a tus discípulos que lo arrojaran, pero no han sido capaces.

El monte es el lugar de la manifestación de Dios. Al pie de la montaña se halla la masa del pueblo. De Moisés se refiere: «Estuvo Moisés con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer y sin beber, y escribió Yahveh en las tablas los diez mandamientos de la ley. Cuando bajó Moisés de la montaña del Sinaí traía en sus manos las dos tablas del testimonio, y no sabía que su faz se había hecho radiante desde que había estado hablando con Yahveh» (Exo_34:28s). Pero abajo, al pie de la montaña se entregaba a la idolatría. Jesús, un segundo Moisés.

De en medio de la multitud grita un padre a Jesús. Le llama maestro. Quiere que Jesús mire a su hijo. Era hijo único, como el hijo de la viuda de Naím (Exo_7:12), y como la hija de Jairo (Exo_8:42). Lucas, como médico, describe el estado del muchacho con conocimiento de causa y con especial interés). Los síntomas de la enfermedad muestran tres fases: El mal espíritu se apodera del muchacho (primera fase), inmediatamente grita por boca del muchacho, lo agita de una parte a otra y le hace echar espumarajos (segunda fase), finalmente lo echa al suelo, y el muchacho, después del ataque, está fatigado y magullado (tercera fase). Estos síntomas revelan epilepsia. El médico Lucas no cayó en la tentación de hacer en su evangelio investigaciones de ciencia medica. La enfermedad es atribuida a demonios. Lucas nos pone en la mano el Evangelio como Evangelio que proclama la salvación sin cuidarse de investigaciones médicas.

Se ha agravado el desamparo del padre y de su hijo, porque no habían hallado remedio ni siquiera donde lo habían esperado. Los apóstoles que no habían subido a la montaña, no habían podido hacer nada a pesar de la fuerza y poder de que estaban investidos. ¿Por qué?

41 Jesús respondió: ¡Oh generación incrédula y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros y soportaros? Trae aquí a tu hijo.

La queja de Jesús reproduce la queja de Moisés: «Si (Dios) es la roca. Sus obras son perfectas. Todos sus caminos son justísimos. Es fidelísimo y no hay en él iniquidad. Es justo, es recto. Indignamente se portaron con él sus hijos, generación malvada y perversa» (Deu_32:4s). «¿Hasta cuándo voy a estar oyendo lo que contra mí murmura esta turba depravada, las quejas contra mí de los hijos de Israel?» (Num_14:27). Jesús está bajo la impresión de la transfiguración. El Padre ha revelado su condición de Mesías, lo ha destacado entre todos como a Hijo de Dios elegido, ha hecho llamamiento a creer en su palabra. ¿Y con qué se encuentra ahora? Halla a los demonios con sus estragos, a los discípulos con su fe flaca, al pueblo incrédulo y torcido (Act_2:40). Jesús, en la gloria y poder de Dios, tiene en su mano el destino del hombre, y a la vez se queja de la sordera del pueblo. él es Hijo y siervo sufriente de Dios. Su camino, al ser incomprendido, podría causarle «hastío» (Mar_14:33). Sin embargo, está dispuesto a mostrar misericordia. Trae aquí a tu hijo. Como Hijo elegido y ungido de Dios que es, quiere aportar salvación, quiere estar siempre disponible para remediar la miseria del pueblo.

42 Cuando éste se acercaba, el demonio lo tiró por tierra y lo agitó con violentas convulsiones. Entonces Jesús increpó al espíritu impuro y curó al muchacho; luego se lo devolvió a su padre. 43a Todos quedaron llenos de asombro ante el poder admirable de Dios.

El demonio es expulsado, la enfermedad curada, el padre aliviado. En la acción de Jesús se manifiesta la grandeza de Dios. En la montaña de la transfiguración se ha mostrado como un relámpago la majestad y la gloria de Dios; en la miseria de los hombres afligidos se muestra su omnipotencia. Los hombres llaman Maestro a Jesús y confiesan que él pone de manifiesto, hace visible la grandeza de Dios; el Padre en el cielo lo ha llamado elegido, Mesías, Hijo de Dios. En la montaña le rodean las grandes figuras de la historia antigua y los tres apóstoles elegidos; abajo, los discípulos de poca fe, la «generación incrédula y pervertida» de los hombres, el muchacho epiléptico, poseído por el demonio. Gran obra de Dios que envía al elegido, para que se interese por la miseria... El camino de la gloria conduce a Jesús por la miseria y el sufrimiento de los hombres, que él toma sobre sí.

3. LA VÍA DOLOROSA DEL MESÍAS (Mar_9:43b-50)

a) Segundo anuncio de la pasión (Lc/09/43b-45)

43b Mientras todos estaban maravillados de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: 44 Grabad bien en vuestros oídos las palabras que os voy a decir: El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres.

Todos estaban maravillados de todas las cosas que hacía. Con esto se cierra la actividad en Galilea. Una vez más se cava una profunda zanja entre todos y los discípulos. Los discípulos no pueden dejarse arrastrar por las esperanzas del pueblo. No sucederán hechos todavía mayores, sino que tendrá lugar la entrega del Hijo del hombre en manos de los hombres; éstos harán con él lo que quieran. ¿Quién es el que lo entrega? Dios. Tal es su designio. A través de la admiración general mira Jesús a este designio de Dios. En esta profecía de la pasión no se dice nada de la resurrección.

45 Pero ellos no comprendían tales palabras; y eran tan obscuras para ellos, que no captaban su sentido, y sin embargo, les daba miedo de preguntarle acerca de ellas.

Las palabras de la profecía son claras, pero lo que quieren decir es misterioso y oscuro. El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres. El Mesías, que tiene todo poder, será entregado al capricho de los hombres. Dios lo ha dispuesto así. ¡EI Señor cargó sobre él (el siervo de Yahveh) la iniquidad de todos nosotros» (Isa_53:6). ¿Por qué ha de pasar por la pasión el camino de Jesús a la gloria? ¿Por qué ha de ser este el camino de sus discípulos y de su Iglesia? A los discípulos les daba miedo preguntarle acerca de estas palabras, porque en su interior se rebelaban contra la muerte de Jesús, pero sabían que Jesús reprobaba tales pensamientos (Mar_8:32).

Lucas inserta una explicación en la fuente de que toma estas palabras. Eran obscuras para ellos, de modo que no las comprendían. Dios había echado un velo sobre este misterio, de modo que no podían percatarse de él. Les descubrirá este misterio cuando resucite Jesús. En la mañana de pascua dirán los mensajeros de Dios: «No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de cómo os anunció, cuando estaba todavía en Galilea, que el Hijo del hombre había de ser entregado en manos de pecadores y había de ser crucificado, pero que al tercer día había de resucitar. Entonces... recordaron sus palabras» (Mar_24:6 ss). La humillación de Jesús sólo se comprende por su glorificación. El gusto del sufrimiento sólo se halla cuando se ha gustado la glorificación.

b) Seguimiento de Cristo a la luz del anuncio de la pasión (/Lc/09/46-48)

46 Surgió entre ellos la cuestión acerca de quién sería el mayor de todos. 47 Entonces Jesús, penetrando los pensamientos de su corazón, tomó a un niño, lo puso junto a sí 48 y les dijo: Quien acoge a este niño en mi nombre, es a mí a quien acoge, y quien me acoge a mí, acoge a aquel que me envió, porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es grande.

El ansia de ser el mayor entre los otros, de dominarlos, de disponer de ellos, responde a una inclinación muy arraigada en el corazón del hombre, también en el de los discípulos. Estos no expresan lo que les preocupa interiormente; el ansia de dominar se tiene escondida o se disimula tras una máscara. Los dominadores de los pueblos se hacen llamar «bienhechores» (Mar_22:25). El hombre no quiere ser entregado en manos de los hombres, no quiere que puedan disponer de él, sino que quiere disponer de los otros y dominarlos. La suerte de Jesús contradice a los pensamientos del corazón humano, los discípulos del Hijo del hombre entregado en manos de los hombres tienen que modificar su modo de pensar y reformarlo conforme al espíritu de Cristo.

Jesús hace que se le acerque un niño pequeño, que recibe a su lado un puesto honorífico, es antepuesto y preferido a los discípulos. Todas las miradas se fijan en este niño. Jesús ha acogido con honor a este niño y formula la mayor promesa para el que acoja a un niño pequeño y le dedique sus servicios. El que quiera ser grande, debe ponerse al servicio de los más pequeños. Lo que hace grandes no es dominar, sino servir, servir a los pequeños, a los despreciados.

Al niño se le debe acoger en nombre de Jesús, en atención a él. Esto no es sólo acto de humanidad, sino también acto propio de quien es discípulo de Jesús. La humillación de uno mismo y el servicio propio de los discípulos de Jesús se efectúa a imitación de aquel que se humilló a sí mismo. El discípulo se entrega en manos de los hombres para que dispongan de él, porque Jesús fue entregado por Dios y él mismo se entregó.

Grandes cosas se prometen a quien sirva. El servicio prestado al niño es servicio prestado a Jesús, y el servicio prestado a Jesús es servicio prestado a Dios. Los pequeños, Jesús y Dios se ponen en una misma línea; a través del pequeño se mira a Jesús, a través de Jesús, a Dios. El servicio insignificante, obscuro, prestado a un niño es como el de quien acoge y alberga a Dios, y aporta las ventajas que concede Dios a quien le alberga a él mismo. El servicio a los más pequeños de la comunidad se convierte en servicio, en culto a Dios. Jesús, por el hecho de entregarse en manos de los hombres, realiza el culto querido por Dios...

Cuando Jesús es entregado en manos de los hombres, se efectúa esto a fin de que los pequeños, los débiles y los no redimidos sean acogidos y albergados por Dios. El que se apropia los sentimientos de Jesús, no sólo se entrega como siervo en manos de los hombres, sino que logra ser acogido por Jesús y halla albergue y comunidad con Dios. Ahora bien, la comunidad con Dios en Jesús es la Iglesia. «él (Cristo) constituyó a unos apóstoles; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento del pueblo santo, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Eph_4:11s).

El que con su servicio al más humilde se constituye él mismo en el más humilde y bajo, ése es verdaderamente grande. El más pequeño entre todos vosotros, ése es grande. Jesús, el más grande, que fue entregado en manos de los hombres a fin de que dispusieran de él, trastorna todas las normas. Los pequeños vienen a ser los mayores, los humildes se convierten en señores, los dominadores se hacen esclavos. Esta revolución de los corazones tiene lugar en nombre de aquel que, siendo Hijo de Dios, fue entregado en manos de los hombres.

c) Uso del nombre de Jesús (Lc/09/49-50).

49 Entonces Juan, tomando la palabra, dijo: Maestro, hemos visto a uno que estaba expulsando demonios en tu nombre y queríamos impedírselo, porque no anda con nosotros. 50 Pero Jesús le contestó: No se lo impidáis, que quien no está contra vosotros, en favor vuestro está.

La respuesta de los discípulos a las palabras de Jesús sobre el servicio es la preocupación ambiciosa por los puestos elevados. Uno de los más allegados a Jesús, Juan, que con frecuencia es nombrado por Lucas juntamente con Pedro y constantemente es antepuesto a su hermano, tampoco entiende las palabras de Jesús acerca del hacerse pequeños. El seguimiento de Jesús, que se entrega en manos de los hombres para servirlos, hace tropezar con nuevas y nuevas sorpresas causadas por las mociones del corazón.

Entre los judíos había gentes que con oraciones expulsaban los demonios de los posesos (exorcistas). Como los discípulos tenían éxito expulsando demonios en nombre de Jesús, uno de aquellos exorcistas intentó expulsar demonios también en nombre de Jesús, aunque no pertenecía al grupo de los discípulos. La invocación del nombre de Jesús se demuestra eficaz aun fuera de la comunidad de los discípulos.

El exorcista extraño causa desazón a los discípulos. Consideran su propia posición como una elección que los coloca por encima de todos los demás. Lo que hace el extraño lo consideran como algo que merma su grandeza. Ellos quieren dominar, no servir. Se quejan al maestro: No anda con nosotros. Quienquiera que trabaje por Jesús y por su obra, no debe ser impedido, aunque no pertenezca al grupo. La elección no debe servir a la ambición y al egoísmo, sino a Jesús y al alivio de los afligidos. El que es elegido para seguir a Jesús, es elegido para servir.

El exorcista extraño no es adversario de los apóstoles, puesto que invoca el nombre de Jesús. Por eso se le debe considerar como aliado. No ambición, sino objetividad; no celo por la propia posición, sino promoción de la obra de Jesús: esto es lo que debe inspirar la actitud de los apóstoles. El servicio promueve la obra, la ambición la entorpece.

Jesús se sirve de un proverbio que se había hecho corriente desde la guerra civil de los romanos: «Te hemos oído decir que nosotros (los hombres de Pompeyo) tenemos por adversarios nuestros a todos los que no están con nosotros, y que tú (César) tienes por tuyos a todos los que no están contra ti.» Jesús da razón al dicho de César. El exorcista extraño procede como uno de los discípulos: en nombre de Jesús. Amplía el círculo a que se extiende la acción de los mismos. «En todo caso, como quiera que sea, por hipocresía o por sinceridad, Cristo es anunciado, y de esto me alegro» (Phi_1:18). ¿Cómo puede todavía haber aquí lugar para envidias?

Quien no está contra vosotros, en favor vuestro está. Esta frase de Lucas es algo diferente de la de Marcos: «Quien no está contra nosotros, en favor nuestro está.» Aquí está Jesús unido con los discípulos, en Lucas está separado. La meditación creyente acerca de Jesús se ha hecho más consciente de su elevada superioridad (*). ¿No tenemos necesidad de la doble configuración de la frase? ¿De la unión con Jesús y de la separación reverente? ¿De la proximidad confiada y de la distancia respetuosa?

La actividad de Jesús en Galilea ha llegado a su término. El breve relato acerca del exorcista extraño hace que asomen una vez más no pocas cosas de este período. Jesús es reconocido por el pueblo -incluso por el exorcista judío, que no es su discípulo- como salvador de los poderes demoníacos. El exorcismo, que se efectúa bajo la invocación de Dios, se verifica ahora en nombre de Jesús. Jesús actúa como profeta de Dios. Es más que profeta. Jesús es el Hijo de Dios y el siervo sufriente de Yahveh, que se pone al servicio de los hombres sin cuidarse de su propia honra. ¿Quién puede creer esto? Los apóstoles lo han reconocido como ungido de Dios, pero ¿pueden concebir que sea también el siervo sufriente de Yahveh? Todas las secciones de la actividad en Galilea se han cerrado con la misión apostólica. Tampoco esta sección se cierra de otra manera. La obra de los apóstoles es realizada por uno que no es de los de Jesús, pero que obra en su nombre. El mensaje y la obra de Jesús pugnan por hacer saltar todas las barreras y por poner a todos a su servicio.

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* Se habla de una tendencia pedagógica en el evangelio de Lucas. éste pasa por alto casi todos los pasajes de Mc que parecen perjudicar a la dignidad de Jesús: Mar_3:20s. (Jesús fuera de sí), Mar_13:32 (Jesús ignora el día de la parusía). También se omiten o se modifican los pasajes en que Jesús hace preguntas o recibe informaciones (compárese Mar_1:30 y Luk_4:38; Mar_3:3 y Luk_6:8; Mar_5:30-32 y Luk_8:45s; Mar_6:38 y Luk_9:13; Mar_9:33 y Luk_9:47). Tampoco habla Lucas de fuertes manifestaciones de sentimientos humanos: compárese Mar_1:41.43 y Luk_5:13; descripción de la agonía en el huerto de los Olivos, Mar_14:32-42 y Luk_22:40-46, etc. J. SCHMID, El Evangelio según san Lucas (Comentario de Ratisbona) Herder, Barcelona 1968, p. 30-31.

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Parte tercera

CAMINO DE JERUSALéN 9,51-10,27

Jesús abandona Galilea y se pone en marcha hacia Jerusalén, donde sufrirá y será glorificado. En este camino se muestra Jesús como maestro profético, que a la vista de su muerte proclama su mensaje, que será confirmado por Dios mediante la resurrección. En tres pasajes se menciona principalmente el viaje a Jerusalén. Jesús toma la decisión irrevocable de ir a Jerusalén (9,51). Iba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, enseñando y encaminándose hacia Jerusalén (13,22). Mientras caminaba hacia Jerusalén, pasó por Galilea y Samaria (17,11). En Jerusalén se desarrolla la fase decisiva del hecho salvífico; la pasión y la resurrección están ligadas inseparablemente. Para expresar esta asociación usa Lucas el término «elevación» (9,51). Con los relatos del viaje (9,51-10,42; 13,22-35; 17,11-l9) van asociadas enseñanzas de Jesús (11,1-13,21; 14,1-17,10; 17,20-19,27), que por tener un marco general sin determinación de lugar ni de tiempo, poseen un significado permanente. En el camino hacia su meta muestra Jesús a sus discípulos «caminos de vida» (Act_2:28).

I. EL COMIENZO (,21).

1. EL MAESTRO EN MARCHA, Y SUS DlSCíPULOS (,62).

a) Recusación de alojamiento (Lc/09/51-56)

51 Y sucedió que, al cumplirse el tiempo de su elevación, tomó la decisión irrevocable de ir hacia Jerusalén.

Dios asignó a Jesús una medida determinada de días en la tierra. Esta medida se va cumpliendo con el flujo del tiempo. La vida de Jesús termina con su elevación (*). La palabra significa ascensión y muerte; precisamente esta ambigüedad es apropiada para expresar lo que aguarda a Jesús en Jerusalén: la pasión y la glorificación, sufrimientos y muerte, resurrección y ascensión. Jerusalén prepara a Jesús la muerte, pero, por designio de Dios, también la gloria.

Jesús tomó la decisión irrevocable de ir hacia Jerusalén. Nada puede apartarle de este camino de la muerte. «El Señor, Yahveh, me ha socorrido, y por eso no cedí ante la ignominia e hice mi rostro como de pedernal, sabiendo que no sería confundido» (Isa_50:7). Jesús va hacia Jerusalén fortalecido con la fuerza de Dios, como fue fortalecido el profeta cuando le encargó Dios anunciar sus amenazas contra Jerusalén: «Tú, hijo de hombre, no los temas ni tengas miedo a sus palabras, aunque te sean cardos y zarzas y habites en medio de escorpiones. No temas sus palabras, no tengas miedo de su cara, porque son gente rebelde» (Eze_2:6). Jesús sabe también la glorificación que allí le aguarda. Sigue su camino con confianza.

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* El término del original griego significa «elevación al cielo», conforme al verbo transitivo «elevar» (Act_1:2.11.22; Mar_16:19; 1Ti_3:16; Sir_48:9; Sir_49:14) y también la muerte (Salmos de Salomón 4,18); el término es equívoco a la manera de «glorificación» en Jn (cf., por ejemplo, 13,31).

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52 Y envió por delante unos mensajeros. Fueron éstos y entraron en una aldea de samaritanos, con el fin de prepararle alojamiento. 53 Pero no lo quisieron recibir, porque su aspecto era como de ir hacia Jerusalén.

Jesús va hacia Jerusalén como profeta y Mesías por medio del cual Dios visita misericordiosamente a su pueblo. Por eso se dice en estilo solemne: Envió por delante unos mensajeros, detrás de los cuales va él. Su expedición es camino hacia la gloria, el camino real de la cruz.

El camino más corto de Galilea a Jerusalén pasa por Samaría. Jesús escoge este camino y pone la mira en Jerusalén.

Los mensajeros tienen que prepararle alojamiento. Jesús va acompañado de un grupo bastante grande: con él iban los doce, muchas mujeres, cierto número de discípulos, entre los cuales elige los setenta.

Entre los samaritanos y los judíos existían tensiones religiosas y nacionales. Los samaritanos son descendientes de tribus asiáticas, que se asentaron allí cuando el reino del norte, Israel, fue conquistado por los asirios (722 a.C.), y de la población autóctona que se había quedado en el país. Habían adoptado la religión israelita de Yahveh, pero edificaron un templo propio sobre el monte Garizim y se distinguen de los judíos también en otras muchas cosas (cf. 2Ki_17:24-41). Los judíos despreciaban a los samaritanos como pueblo semipagano y evitaban el trato con ellos (Joh_4:9). Entre ambos pueblos hubo repetidas veces fricciones. Cuando oyeron los samaritanos que Jesús se dirigía hacia Jerusalén, despertó la oposición y rehusaron el alojamiento a Jesús.

Al comienzo de su camino en este mundo, al comienzo de la actividad galilea en Nazaret, al comienzo del camino hacia Jerusalén «no había lugar para él en la posada». Los caminos de Jerusalén en este mundo terminarán cuando tenga que salir de la ciudad de Jerusalén para ser crucificado, pero esta salida será a la vez el comienzo de su gloria.

54 Cuando vieron esto los discípulos Santiago y Juan, le dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo para que los consuma? 55 Pero Jesús, volviéndose hacia ellos, los reprendió. 56 Y se fueron a otra aldea.

A Santiago y Juan exaspera la negativa dada a Jesús. Se acuerdan de que Elías pidió que bajara fuego del cielo sobre los que lo despreciaban y el fuego cayó del cielo y los consumió (2Ki_1:10-14). Jesús es más que Elías (2Ki_9:19.30). ¿No se debía castigar este desprecio de Jesús por la aldea samaritana? Están convencidos de que su maldición será escuchada inmediatamente por Dios, puesto que Jesús les ha conferido poder (2Ki_9:5).

¿Puede Dios tolerar que el Mesías, el Santo de Dios, se vea expuesto al repudio y a la arbitrariedad de los hombres? Los discípulos muestran cuánto trabajo les cuesta entender al Mesías sufriente. De todos modos, preguntan a Jesús si han de formular la maldición. La oposición humana contra los sufrimientos del Mesías es vencida por la palabra de Jesús. Sólo ésta puede esclarecer y hacer soportable el misterio del repudio del Santo de Dios por los hombres.

Jesús reprende a los discípulos. El reproche se explica en algunos manuscritos con estas palabras añadidas: ¿No sabéis de qué espíritu sois? Los discípulos debían tener los sentimientos de Jesús. él ha sido ungido para traer a los pobres la buena nueva, a los ciegos la vista... (2Ki_4:18). El Hijo del hombre no ha venido para perder, sino para salvar (2Ki_19:10). Los apóstoles son enviados para que salven, no para que destruyan; para que perdonen, no para que castiguen, para que rueguen por los enemigos en el espíritu de Jesús, no para que los maldigan (2Ki_23:34).

Se fueron a otra aldea. No se dice si era una aldea samaritana o galilea. Lo decisivo no es el camino, sino la meta, no el repudio por parte de los hombres, sino la acogida por Dios, no el alojamiento en este mundo, sino la patria en Dios.

b) Llamamientos de discípulos (Lc/09/57-62)

57 Mientras ellos iban siguiendo adelante, uno le dijo por el camino: Te seguiré a dondequiera que vayas. 58 Y Jesús le contestó: Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.

Este desconocido elige por su cuenta su maestro, al igual que los discípulos de los rabinos. Su decisión de hacerse discípulo de Jesús en el momento en que éste se ve repudiado en su camino hacia Jerusalén, es incondicional y magnánima. Te seguiré a dondequiera que vayas. Ha entrevisto el elemento fundamental del seguimiento exigido por Jesús: la absoluta disponibilidad.

Jesús se encamina hacia su «elevación», hacia su muerte violenta. Es un repudiado, descartado por los hombres, sin hogar, un caminante que actúa sin reposo. El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. La condición de discípulo significa comunión de suertes con Jesús. Esto merece consideración. Para el hombre es duro carecer de patria y de hogar, no tener un albergue donde reposar tranquilo. Hasta los animales más inquietos, las zorras y las aves, tienen donde acogerse y lo buscan. «Ninguna zorra acaba al borde de su guarida», reza un proverbio judío.

El discípulo de Jesús debe estar dispuesto a peregrinar, a ser expulsado, a renunciar al abrigo del hogar.

59 A otro le dijo: Sígueme. éste respondió: Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. 60 Pero Jesús le replicó: Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, vete a anunciar el reino de Dios.

El llamamiento para ser discípulo viene de Jesús mismo. Esto es lo corriente. «Llamaba a los que quería» (Mar_3:14). «No me habéis elegido vosotros, sino que yo os elegí» (Joh_15:16). El que aquí es llamado está pronto, pero no inmediatamente. Quiere tan sólo acabar todavía lo que tiene entre manos: enterrar a su padre. Enterrar a los muertos es en Israel un deber riguroso. Hasta a los sacerdotes y levitas se les impone en el caso de sus parientes, aunque les estaba severamente prohibido contaminarse con un cadáver. Este deber dispensa de todos los preceptos que imponía la ley. Parece por tanto plenamente justificado el permiso que pide este hombre.

Sin embargo, Jesús no permite la dilación. Quiere que se le siga incondicionalmente. La respuesta parece falta de piedad, completamente ajena a los sentimientos, poco menos que impía para la religiosidad de los judíos. Jesús explica su negativa con una frase áspera y penetrante: Deja que los muertos entierren a sus muertos. El llamamiento a seguir a Jesús como discípulo lleva de la muerte a la vida. El que no es discípulo de Jesús, que no ha aceptado su mensaje del reino y de la vida eterna, está en la muerte. El que se ha adherido a Jesús ha pasado a la vida por su palabra del reino de Dios. Dos mundos que no tienen ya nada que ver entre sí.

El discípulo sólo tiene una cosa que hacer: Anunciar el reino de Dios. Esto está por encima de todo. La proclamación del reino precede a todo lo demás y no consiente dilación. Jesús está en camino; su misión de proclamar el reino de Dios no sufre verse postergada. él tiene puesta la mira firmemente en la «elevación». La gloria que le espera lo dispensa de todas las obligaciones de la piedad. Más importante es anunciar la vida y resucitar a los muertos en el espíritu que enterrar a los muertos corporalmente.

61 También dijo otro: Te seguiré, Señor; pero permíteme que vaya primero a despedirme de los míos. 62 Pero Jesús le respondió: Ninguno que ha echado la mano al arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

También este tercero, como el primero, se ofrece espontáneamente como discípulo. Llama Señor a Jesús y se muestra dispuesto a reconocer el pleno derecho de Jesús a disponer de él; está pronto a seguirle incondicionalmente. El primer discípulo quiere seguir a Jesús a dondequiera que vaya, el segundo oye el llamamiento de la fuerza que resucita y reanima, el tercero reconoce a Jesús como Señor. El que quiera ser discípulo de Jesús debe ir tras él, debe estar poseído por el llamamiento creador de Dios y ponerse plenamente a disposición de Jesús.

También este tercero que está dispuesto a seguir a Jesús pide que se le haga una concesión. Quiere despedirse de los suyos. Pide lo que también Eliseo pidió a Elías: «Déjame ir a abrazar a mi padre y a mi madre, y te seguiré. Elías respondió: Vuélvete, pues ya ves lo que he hecho contigo. Alejóse de Elías, y cuando volvió cogió el par de bueyes y los ofreció en sacrificio; con el yugo y el arado de los bueyes coció la carne e invitó a comer al pueblo, y levantándose, siguió a Elías y se puso a su servicio» (lRe 19,20s). Jesús no exige más que lo que el profeta exigía a su discípulo. No le permite que vaya a despedirse. La proclamación de Dios no sufre «si» ni «pero», reclama desprendimiento de los familiares, despego hasta de lo que exige el corazón.

Al discípulo no sólo se le muestra de qué debe separarse, sino también adónde debe dirigirse. El discípulo debe entregarse completamente a la obra de Jesús, sin reservarse nada para sí. Con un proverbio se muestra gráficamente esta plena disponibilidad sin la menor restricción. El arado palestino es difícil de guiar, y todavía más en la tierra laborable en los alrededores del lago de Genesaret. La faena de arar exige plena entrega a la tarea. La proclamación del reino de Dios sólo puede ser confiada a aquel que por razón de la comunión de vida con Jesús se separa de la propia familia, se desprende de todo aquello a que antes estaba apegado su corazón y vive enteramente, sin dividirse, la obra de que se ha encargado. El reino de Dios plantea al hombre la exigencia de la entrega total del pensar y del querer, sin divisiones.

La plena sumisión al Señor es sumisión a la palabra del reino de Dios. A esta palabra sirve el Señor, a la misma sirve el discípulo del Señor. La palabra del reino encierra también la muerte y la gloria de Jesús. Quien vive para esta palabra, debe representarla en su vida y con ésta dar testimonio de la misma. En las tres sentencias de Jesús se exige una y otra vez que se renuncie a tener hogar en este mundo. El hogar ofrece dónde reclinar la cabeza, el hogar está improntado por la piedad con el padre y la madre, el hogar implica abrigo y protección de los que están en su casa. El discípulo de Cristo debe, como Jesús, despedirse, caminar, sin dilación ni interrupción, pues Jesús tiene puesta la mira en Jerusalén, donde le aguarda la muerte, pero también la gloria de Dios, donde uno se halla verdaderamente en su casa.

La docilidad y disponibilidad incondicional es la base del seguimiento exigido por Jesús. Ya no se entiende en función de la relación entre maestro y discípulo vigente entre los doctores de la ley. Aquí llama el Señor con omnímoda autoridad, autoridad que no tiene igual, autoridad que no poseyó ninguno de los profetas, sino únicamente aquel a quien Dios ha dado todo poder. En los discípulos ha de hacerse visible este Señor; con su seguimiento, su obediencia incondicional y su entrega total dan los discípulos testimonio de que Jesús es el anunciador del reino de Dios en los últimos tiempos. Porque el reino de Dios viene con Jesús, y Jesús con el reino de Dios. Lo que exige en concreto esta docilidad y disponibilidad incondicional, lo fija en los tres llamamientos la situación particular y el llamamiento de Dios.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 9.

La Misión de los Apóstoles, 9:1-6 (Mat_10:5-15; Mar_6:7-13). Cf. comentario a Mat_10:5-15.
1 Habiendo convocado a los Doce, les dio poder sobre todos los demonios y de curar enfermedades, 2 y les envió a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones. 3 Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni llevéis dos túnicas. 4 En cualquier casa en que entréis, quedaos allí, sin dejarla hasta partir. 5 Cuanto a los que no quieran recibiros, saliendo de aquella ciudad, sacudios el polvo de los pies en testimonio contra ellos. 6 Partieron y recorrieron las aldeas anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Este pequeño cuadro lo traen los tres sinópticos. Mt es quien lo trata con más amplitud. La misión va a tener lugar por la región de Galilea. Se refiere sólo a los Doce, a los que envía de dos en dos (Mc). No es seguro si esta misión se realiza con el envío simultáneo de los Doce o los va enviando, turnándose, por grupos (Mc). La finalidad que les da es la de predicar preparar el Reino de Dios. Es la finalidad para que los eligió en el sermón del Monte (Mar_3:14). Y como credenciales les dio poder sobre todos los demonios. Era ésta una prueba, al hacerlo en su nombre, del advenimiento de Reino mesiánico. El uso de la expresión todos es un término redondo habitual en Lc. La predicación como enseñan/a es pospentecostal. Aquí es el anuncio de la venida o proximidad del Reino (D. M. Stanley, CBQ [1955] p.336-348).
Para esta misión reciben unas cuantas instrucciones. No llevarán nada para el camino, ni dos túnicas, ni pan, ni dinero, ni alforja para guardar estas cosas, ni bastón. En cambio, en Mc se les permite llevar un bastón. Es una simple citación quoad sensum. 1 El apóstol debe confiar en la Providencia y no tomar pretexto para otros fines. El apóstol tiene derecho a su sustento. Pero no sería confiar en la Providencia, sino temeridad, el no preocuparse de lo necesario. Por eso, estas palabras de Cristo les hablan del espíritu con que han de partir, más que de la material realización de estas palabras. Precisamente en otra ocasión, y aludiendo a ésta, les mandará proveerse de todo (Luc_22:35-36).
En la casa que se hospeden no la abandonarán si no es para partir del pueblo. Es una razón de exigencia ambiental, que supondría una ofensa para el que les hospeda 2. Pero, si no los quieren recibir, al salir de la ciudad sacudirán el polvo de los pies en testimonio contra ellos. El judío que venía de tierra gentil había de sacudir el polvo de sus sandalias antes de entrar en Israel, para no contaminarla. Así aquí se quiere indicar que el pueblo que no quiere recibir el reino es como el gentil. La ausencia de sandalias, que en Mc se pone, acaso aluda a un intento de la primitiva Iglesia en acentuar el rigorismo apostólico, para no ser inferiores a ciertos misioneros ambulantes de dioses paganos que recorrían el mundo helenista con este atuendo.
El pasaje se cierra recogiendo el cumplimiento de su misión. La forma anunciando el Evangelio es de la redacción de Lc, por influjo del uso eclesiástico.
Las curaciones, con cuyo poder los habilita, si son una rúbrica apologética de la doctrina, son una realidad y un signo de vencimiento sobre el poder de Satán (cf.Lc 4:33-37.40; 5:18-26).

Juicio de Antipas sobre Cristo, 9:7-9 (Mat_14:1-12; Mar_6:14-16). Cf. comentario a
Mat_14:1-12.
1 Tuvo noticia Herodes el tetrarca de todos estos sucesos, y estaba vacilante, por cuanto algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos; 8 otros, que era Elias, que había aparecido, y otros, que había resucitado alguno de los antiguos profetas. 9 Dijo Herodes: A Juan le degollé yo, ¿quién puede ser este de quien oigo tales cosas? Y deseaba verle.

Lc trae un mínimo relato sobre Antipas. El rumor sobre los prodigios de Cristo le preocupa: parte por su temor político (Josefo), parte porque su neurosis le hizo pensar en alguna reencarnación de alguien. El, después del crimen del Bautista, quedó obsesionado con él. Por eso pensó en su resurrección. Y añade Lc: y deseaba verle. Con esto, el evangelista deja preparada la escena de la comparecencia de Cristo ante Antipas, enviado por Pilato (Luc_23:8) 2. Lc da el título oficial de tetrarca. El contraste de este relato tiene las esperadas divergencias redaccionales de matiz e intento.

Regreso de los apóstoles y primera multiplicación de los panes,Luc_9:9-17 (Mat_14:13-23; Mar_6:30-46; Jua_6:1-15). Cf. comentario a Mat_14:13-23 y Jua_6:1-15.
9A su vuelta, los apóstoles le contaron cuanto habían hecho. 10 El, tomándolos consigo, se retiró a un lugar apartado cerca de una ciudad llamada Betsaida. 11 Pero la muchedumbre se dio cuenta, y fue en pos de El. Habiéndolos recibido, les hablaba del Reino de Dios y curaba a todos los necesitados. 12 Empezaba ya a declinar el día, y acercándosele los Doce, le dijeron: Despide a la muchedumbre, para que vayan a las aldeas y alquerías de alrededor, donde se alberguen y encuentren alimentos, porque aquí estamos en el desierto. 13 El les contestó: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos a comprar provisiones para todo este pueblo. 14 Porque eran unos cinco mil hombres. Y dijo a sus discípulos: Macedlos recostarse por grupos como de cincuenta. 15 Lo hicieron así, diciéndoles que se recostasen todos, 16 y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó los ojos al cielo, los bendijo y se los dio a los discípulos para que los sirviesen a la muchedumbre. 17 Comieron, se saciaron todos y se recogieron de las sobras doce cestos de mendrugos.

Sólo Lc y Mc recogen escuetamente la vuelta de los apóstoles de su misión y la invitación que Cristo les hace de retirarse con El a un lugar desierto para descansar, no sólo de su correría apostólica, sino del incesante venir de gentes a Cristo (Mc). Y, embarcándose, vinieron cerca de Betsaida (Lc). Lc no trae la segunda multiplicación de los panes, que traen Mt-Mc. ¿No estaba en su fuente, a la que en esta sección siguen tan de cerca Mt-Mc? ¿Lo consideró un duplicado? Una confrontación de las narraciones de ambas multiplicaciones en Mt-Mc y su amplio contexto, da lo siguiente. Allí se da su valoración.
Primera multiplicación (Mt c.14 y 15; Mc c.6 y 7).
1.5.000 alimentados
2.Travesía del lago
3.Desembarco en Genesaret
4.Controversia con los fariseos
5.Diálogo las migajas de pan con la mujer sirofenisa
6.Curación de un sordo-mudo

Segunda multiplicación (Mt c.15 y 16; Mc c.8).
1.4.000 alimentados
2.Travesía del lago
3.Desembarco en Dalmanuta
4.Controversia con los fariseos
5.Diálogo sobre los milagros del pan con los discípulos
6.Curación de un ciego. (Falta este paralelo estructural en Mt).

La confesión de Pedro, 9-18-21 (Mat_16:13-28; Mar_8:27-39). Cf. comentario a Mat_16:13-28.
18 Aconteció que, orando El a solas, estaban con El sus discípulos, a los cuales preguntó: ¿Quién dicen las muchedumbres que soy yo? 19 Respondiendo ellos, le dijeron: Juan Bautista; otros, Elias; otros, que uno de los antiguos profetas ha resucitado. 20 Díjoles El: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios. 21 El les prohibió decir esto a nadie.

Lc es el único evangelista que no da la cita topográfica que traen Mt-Mc de las cercanías de Cesárea de Filipo. En cambio, sólo Lc relata la oración de Cristo ante esta confesión de Pedro. Las opiniones de las gentes parecen responder literalmente a la misma relación que se lee a propósito de la opinión de Antipas. No deja de extrañar el que no figura ninguna confesión popular de tenerlo por Mesías, puesto que por otros pasajes evangélicos se ve que ya se le tenía por tal.
Pero se les prohibe que lo manifiesten. Están todavía en el secreto mesiánico. Hay que evitar explosiones prematuras en aquel ambiente excitado. El estudio de esta perícopa se hace en Comentario a Mat_16:13-28.
¿Acaso, ante la predicción de la Pasión, a la que sigue el secreto mesiánico, se refiere éste a ser el Mesías doliente? (cf. W. Grundmann, Evang. p.189).
Entre los v.17 y 18 Lc se aparta la gran omisión de Mc 6:45-8:26, al que venía siguiendo tan de cerca, aunque Conzelman (Theology of St. Luke 52-52) y V. Taylor (Behind the Third Cospel) piensan que lo que elimina es más el contexto o marco general.

Primera predicción de su pasión, 9:2I-22 (Mat_16:21-23; Mar_8:31-39). Cf. comentario a Mat_16:21-23.
Añadió: 22 Es preciso que el Hijo del hombre padezca mucho y que sea rechazado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y sea muerto y resucite al tercer día 3.

Necesidad de seguir a Cristo 9:23-27 (Mat_16:24-28; Mar_8:34-38). Cf. comentario a Mat_16:24-28.
23 Decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 24 Porque quien quisiere salvar su vida, la perderá; pero quien quisiere perder su vida por amor de mí, la salvará. 2S Pues ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si él se pierde y se condena? 26 Porque quien se avergonzare de mí y de mis palabras, de él se avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su gloria y en la del Padre y de los santos ángeles. 27 En verdad os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustarán la muerte antes que vean el reino de Dios.

Mt pone esta enseñanza dirigida a los discípulos. Mc, a la muchedumbre y a los discípulos. Lc, con su forma rotunda, a todos.
La doctrina del Reino exige la negación a todo un mundo de exigencias personales. Es una vida moral nueva frente al fariseísmo, que está en juego, con el contraste hiperbólico que contrapone la pérdida de la vida material por Cristo, con su ganancia eterna. El discípulo de Cristo ha de estar dispuesto a toda persecución y muerte. El Reino le puede exigir esto. Pero al que ante el Reino tomase una actitud de vergüenza por seguirlo, le aguarda el Hijo del hombre, presentado como Juez del mundo, en su parusía, con la condena de avergonzarse de él. El presentarse como Juez del mundo es atributo divino, reservado a Yahvé en el A.T. La descripción es apocalíptica. La alusión es a la profecía de Daniel, pero ya ha sido desarrollado y enriquecido el pensamiento original.
El v.23 tiene en Lc un acusado sentido moral adaptado a la vida del cristiano: tome cada día su cruz y sígame (cf. Mat_16:24, donde se ve mejor la frase primitiva). Se desescatologiza.
Aunque el tormento de la cruz es romano, ya el rey judío Alejandro Janeo (103-76 a. C.) había hecho crucificar a 800 fariseos. Aunque estaba en el ambiente, cobraba un gran realismo después de la Vía Dolorosa (Luc_23:26).
El v.27 es como un apéndice al pasaje anterior, y está situado en un contexto lógico. Lo traen los tres sinópticos, y unido a este pasaje.
El anuncio de Cristo de que no gustarán la muerte, semitismo por experimentar algo, es que algunos de los presentes a aquella conversación no morirán antes de que vean el reino de Dios (Lc), o, como dice Mt, antes de haber visto al Hijo del hombre venir en su reino. Los términos usados no exigen una visión sensible. Así como antes aludía a su venida final en la parusía, aquí alude a su instauración triunfal eclesial, que debe tener en su pensamiento, como punto de partida, la destrucción de Jerusalén. Es el modo más manifiesto como verán venir en poder el reino de Dios (Mc).

La Transfiguración,Luc_9:28-36 (Mat_17:1-13; Mar_9:2-14). Cf. comentario a Mat_17:1-13.
28 Aconteció como unos ocho días después de estos discursos que, tomando a Pedro, a Juan y a Santiago, subió a un monte a orar. 29 Mientras oraba, el aspecto de su rostro se transformó, su vestido se volvió blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí que dos varones hablaban con EL, Moisés y Elias, 31 que aparecían gloriosos y le hablaban de su muerte, que había de cumplirse en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos varones que con El estaban. 33 Al desaparecer éstos, dijo Pedro a Jesús: Maestro, qué bueno es estar aquí; hagamos tres cabañas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elias, sin saber lo que se decía. 34 Mientras esto decía, apareció una nube que los cubrió y quedaron atemorizados al entrar en la nube. 35 Salió de la nube una voz que dijo: Este es mi Hijo elegido, escuchadle. 36 Mientras sonaba la voz estaba Jesús solo. Ellos callaron, y por aquellos días no contaron nada de cuanto habían visto.

Sólo Lc dice que el motivo de subir Cristo a este monte es para orar. Tema suyo característico.
La exposición se hace en Comentario a Mat_17:1-13.

Curación de un epiléptico,Mat_9:37-43a (Mat_17:14-20; Mar_9:14-19). Cf. comentario a
Mat_17:14-20.
37 Al día siguiente, al bajar del monte, vino a su encuentro una numerosa muchedumbre, 38 y uno de entre ella gritó, diciendo: Maestro, te ruego que eches una mirada sobre este mi hijo, porque es mi hijo único, 39 y el espíritu lo toma lo hace gritar, lo agita, haciéndole echar espumarajos, y a duras penas se retira de él después de haberlo molido. 40 He suplicado a tus discípulos que lo echasen, y no han podido. 41 Jesús, respondiendo, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa!, ¿hasta cuándo tendré que estar con vosotros y aguantaros? Traédmelo acá. 42 Al acercarse, el demonio lo echó por tierra y lo agitó fuertemente. Pero Jesús increpó al espíritu impuro, y curó al niño y se lo entregó a su padre. 43 Todos se maravillaron al ver la grandeza de Dios.

Lc es el que trae la narración más breve de este episodio, omitiendo la pregunta de los apóstoles, de por qué ellos no habían podido curar a este epiléptico.
Destaca que era un hijo único. La descripción es poco precisa. Sólo va a la sustancia del hecho. La conclusión que de este episodio se desprende no es sólo la gran misericordia de Cristo y su poder taumatúrgico, sino que, al ejercer su dominio sobre los demonios expulsándolos la fórmula de Mc es mucho más expresiva , indica que ya llegó el reino de Dios (Mat_12:28). Lo que es presentarse él como Mesías 4.

Segunda profecía de su pasión,Mat_9:43-45 (Mat_17:21-22; Mar_9:29-31). Cf. comentario a Mat_17:21-22.
Admirándose todos de cuanto hacía, dijo El a sus discípulos: 44 Estad atentos a lo que voy a deciros: El Hijo del hombre ha de ser entregado en poder de los hombres. 45 Pero ellos no sabían lo que significaban estas palabras, que estaban para ellos veladas, de manera que no las entendieron, y temían preguntarle sobre ellas.

Los tres sinópticos coinciden en relatar que, después de hacerles Cristo el segundo anuncio de su pasión, se encuentran preocupados. Lc es el que más matiza. No sabían qué significase esto. Estaban (estas palabras) veladas para ellos, de manera que no las entendieron. No comprendían que el Mesías, que en la concepción popular era un Mesías glorioso y nacionalmente victorioso, pudiera ser entregado a los hombres, lo que Mt-Mc explicitan como ser entregado a la muerte. Y ellos creían que Cristo era el Mesías (Luc_24:21). Pero Lucas-Marcos añaden que temían preguntarle. Sabían que las predicciones del Maestro se cumplían. Esta incomprensión de los apóstoles hace ver bien la necesidad de reiterarles este anuncio. Pero al estar estas palabras como veladas sugiere que Cristo utilizó el estilo profetice. Acaso éste refleje la forma primitiva.

Quién sea el mayor,Luc_9:46-48 (Mat_18:1-5; Mar_9:32-36). Cf. comentario a Mat_18:1-5.
46 Les vino a ellos este pensamiento: quién sería entre ellos el mayor. 47 Conociendo Jesús los pensamientos de su corazón, tomó un niño, lo puso junto a sí, 48 y les dijo: El que recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió; y el menor entre todos vosotros, ése será el más grande.

Por Mc se sabe que esta escena tiene lugar en Cafarnaúm. Entre los apóstoles, aún humanos, surgían de vez en vez rivalidades sobre quién sería el mayor de ellos en el Reino. Lc es el que hace el relato más sintético. Sobre todo le da una adaptación moral, aunque fundamentalmente dentro del sentido histórico. Acaso Lc apunte también Reino = Iglesia a posibles realidades eclesiales.
La respuesta de Cristo es doble: una es la sentencia, y otra es la lección con una parábola en acción. Hay que recibir el Reino, máxime sus puestos, como se recibe a un niño. Valorado en el medio ambiente, no es propiamente la inocencia lo que se destaca, sino el que el niño no era casi considerado. Por eso, lo sin valor hecho por Cristo cobra valor.
Con el extremismo hiperbólico se acusa que el menor por apetencias será el mayor en el Reino. El tema de enviado es característico de Jn.

La invocación del nombre de Jesús por un extraño,Mat_9:49-50 (Mar_9:37-40).
Cf. comentario a Mar_9:37-40.
49 Tomando la palabra, Juan dice: Maestro, hemos visto a uno echar los demonios en tu nombre y se lo hemos estorbado, porque no era de nuestra compañía. 50 Contestóle Jesús: No se lo estorbéis, pues el que no está contra vosotros, está con vosotros.

Jn dice al Maestro que han visto a uno que no era de los Doce expulsando demonios y se lo han prohibido, porque no era de su grupo. Ellos habían recibido el poder de Cristo para expulsar demonios. Se ve en ello celo humano, un poco de grupo o casta. En su relato Cristo no quiere que e lo impidan. En Hechos de los Apóstoles se cita el caso de exorcistas judíos que expulsaban los demonios en el nombre de Jesús (Hec_19:13-17). El solo nombre de Jesús, usado con reverencia, surte su efecto. El que así lo haga no hablará luego mal de mí (Mc), pues ve el poder de Cristo. Y al ver que en su propio nombre se expulsaban los demonios, no sólo ve la proximidad del Reino, sino que no está lejos de su ingreso en él. Que es lo que se dice en Lc-Mc con una expresión oriental, totalitario-extremista: el que no está contra vosotros (Mc = nosotros), está con vosotros, en esta obra de unión y expansión del Reino 4.
Se ha puesto en duda la autenticidad de esta tolerancia de Cristo, basándose en que los discípulos tuvieron una actitud intransigente respecto a los no cristianos, que hacían milagros en el nombre de Jesús. Pero ninguno de los textos alegados se refiere a ninguna prohibición de este tipo (cf. Hch_19:13-20; Hec_8:18-24; Hec_13:6-12; Hec_16:18; 1Co_12:3). ¡Ni cómo iban a poner esta autorización en boca de Cristo, de no ser histórica, si luego ellos la iban a prohibir!

Hostilidad samaritana. 9:51-56.
51 Estando para cumplirse los días de su ascensión, se dirigió resueltamente a Jerusalén, 52 y envió mensajeros delante de sí, que en su camino entraron en una aldea de samaritanos para prepararle albergue. 53 No fueron recibidos, porque iban a Jerusalén. 54 Viéndolo los discípulos, Santiago y Juan dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que los consuma? 55 Volviéndose Jesús, los reprendió, 56 y se fueron a otra aldea.

Sólo Lc trae este pasaje. Ya en el primer verso, omitidos por Lc otros relatos, presenta el viaje a Jerusalén. Es Cristo quien determina su ida definitiva, para terminar en la pasión. Se van, en la perspectiva literaria de Lc, a cumplir para Cristo los días de su ascensión (?????????? ), es decir, su éxodo, como expone Lc en la Transfiguración, su muerte 5.
El camino normal para ir de Galilea a Jerusalén era pasar por Samaría. Pero los samaritanos eran los enemigos más hostiles de los judíos, ya de muy atrás, sobre todo por sus diferencias religiosas y su templo cismático en el Garizím. Era frecuente el obstaculizar el paso de judíos por su territorio, máxime para ir a cumplir las fiestas preceptivas a Jerusalén.
Antes de su llegada envió por delante mensajeros (???????? ). Posiblemente eran gentes afectas y conocedoras de los samaritanos, que les pudiesen disponer bien a su paso y acaso preparar el terreno para la predicación. Pero el odio racial y cismático lo impidió, porque iban a Jerusalén a las fiestas.
Santiago y Juan, al saberlo, acaso al acercarse a esta aldea es cuando se lo comunican sus enviados, vieron la ofensa al Maestro, pero brotaba también en ellos algo del fondo humano y del poso judío contra los enemigos tradicionales. Y, habiéndose visto dotados de poderes sobrenaturales, querían hacer bajar fuego del cielo que los consumiese. No debía serles ajeno el episodio de Elías haciendo algo semejante (2Re_1:10-12). Esto explica el cambio de nombre a estos hermanos: Hijos del trueno.
Pero Cristo los reprendió. No era éste el espíritu del Reino. Era para ellos todavía creencia en los poderes del Mesías político. Se fueron a otra aldea. Sólo buscaban hospedaje de peregrinos. Acaso en otra aldea, como en Siquem, pudo recibir entonces hospitalidad más cordial (Jua_4:39ss; cf. Hec_8:5-25) 6.

Varias vocaciones,Hec_9:57-62 (Mat_8:18-22).
Cf. comentario a Mat_8:18-22.
57 Siguiendo el camino, vino uno que le dijo: Te seguiré adondequiera que vayas. 58 Jesús le respondió: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. 59 A otro le dijo: Sigúeme, y respondió: Señor, déjame ir primero a sepultar a mi padre. 60 él le contestó: Deja a los muertos sepultar a sus muertos, y tú vete y anuncia el Reino de Dios. 61 Otro le dijo: Te seguiré, Señor, pero déjame antes ir a despedirme de los de mi casa. 62 Jesús le dijo: Nadie que, después de haber puesto la mano sobre el arado, mire atrás, es apto para el Reino de Dios.

Mt trae también estas dos primeras sentencias. El contexto de su agrupación es lógico. Mt describe a Cristo rodeado de grandes multitudes, por lo que se embarca para ir a la otra orilla del Lago, a la región de los gerasenos. En el camino le sale al encuentro un escriba. Lc no precisa quién sea éste. Sólo pone la escena primera en el camino. El resto de la escena vocacional se le une en un contexto lógico. En Mt, el segundo es un discípulo.
Dada la semejanza de los primeros, se remite al Comentario a Mt. El tercer ejemplo es menos duro, pero, en el fondo, equivalente al anterior. Para seguir a Cristo hay que tener la decisión de dejarlo todo por El. No había inconveniente en una despedida. Pero es el espíritu de esta decisión lo que aquí se destaca. Utilizando el proverbio del arado, una vez puestas las manos a la obra del Reino, todo ha de ser para él y su obra. Como en el pasaje anterior, Cristo reclama para sí los afectos más profundos, pues está por encima de ellos 7.

1 Ahern, Staffor No Staff(Mat_10:10; Mar_6:8): Cath. Bibl. Quart. (1943) 332-337. 2 Strack-B., Kommentar. I P.596. 2 J. B. Tyson, Jesús And Herod Antipas: Journ. Bibl. Literal, And Exeg. (1960) 239-246. 3 J. Dupont, Ressuscité Le Troisieme Jour: Bibl. (1959) 742-761. 4 Léon-Dufour, L'episode De L'enfant épileptique. Laformation Des Evangiies (I957). 4 E. G. Rüsch, Toleranz. Eine Theologische Untersuchung (Übermí 12:30 Und Luc_9:50) Und Eine Aktuelle Auseinandersetzung (Zollikan-Z. 1955). 5 Starky, Obfirmavit Faciem Suam.: Rev. Se. Relig. (1951) 197-202; Glrard, L'évangile Des Voyages De Jesús (1951). 6 W. Grudmann, Fragen Der Komposition Des Lukanischen Reiseberichtes: Znw (1959) 252-270; W. C. Jr. Robixson, The Theological Context For Interpreting Luk's Travel Narrative (Luc_9:51 Ss): Jour. Bibl. Literal, And Exeg. (1960) 21-31; J. Schnei-Der, Zur Analyse Des Lukanischen Reiseberichtes, En Synopt. Stud. (1953) P.207-229; P. Simson, Ser. (1963) P.65-80. 7 Cerfaux, En étud. Théol. Lov. (1935) 326-328; Vaccari, Mittens Manum Suam Ad Aratrum Et Respwiens Retro: Verb. Dom. (1938) 308-312.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



110 (j) Los Doce prosiguen la misión del reino realizada por Jesús (9,1-6). Este pasaje, basado en Mc 6,7-13, debe leerse en relación con toda la sección (Lc 7,1-8,56), de la que es su culminación. En los caps. 7-8, descubrimos la naturaleza de la misión del reino de Jesús; ahora los Doce comparten esta misión. 1-2. En Lc 6,12-16, Lucas contó la elección de los Doce; ahora van a experimentar personalmente el poder de la proclamación y curación de Jesús. 3. El centro de interés está en la escasez de provisiones y en la total dependencia de la providencia divina. Cf. 10,1-12; 22,35-38. 5. El rechazo de Jesús, apuntado en 7,31-35, aguarda también a sus enviados, polvo: cf. Hch 13,51. 6. por todas partes: Resuena el tema lucano del universalismo.

111 (I) Respuestas a Jesús al finalizar su ministerio en Galilea (9,7-50). Esta sección funciona como estación de trasbordo, literaria y teológicamente, entre el ministerio galileo de Jesús (4,14-9,6) y su viaje a Jerusalén (9,51-19,28). En 9,7-50, mediante la referencia a la cruz, Lucas desplaza el foco que nos descubría los temas conocidos del ministerio galileo de Jesús (cf. comentario sobre 4,14-15): Su poder sobre el mal y su posición como Hijo de Dios, el discipulado, la oposición y la comida. En 9,51-19,27 vuelven a aparecer estos mismos temas, pero desde la perspectiva de la cruz.

112 (a) El destino del precursor de Jesús es su mismo destino y el de sus discípulos (9,7-9). Cf. Mc 6,14-16. Ésta es la carne del bocadillo formado por el envío de los Doce (9,1-6) y su regreso (9,10-17). Así como las misiones del Bautista y de Jesús encontraron la oposición, así también le ocurrirá a la misión de la Iglesia. 7. Herodes: cf. 3,1-10 (? Historia, 75:165). En el evangelio de Lucas, Herodes Antipas es hostil tanto a Juan como a Jesús (cf. 13,31-32; 23,6-12). todo lo que había ocurrido: Forma lucana de resumir 4,16-9,6. Tanto Jesús como los Doce, a quienes había enviado (9,1-6), están incluidos. 9. ¿quién es éste? Esta pregunta, que evoca las de 5,21; 7,49; 8,25, sirve para resumir 4,14-9,6. En 9,10-50, Lucas introducirá la cruz como un nuevo y esencial ingrediente para hallar la respuesta, verle: En 23,8, utiliza Lucas tres veces el vb. «ver» como expresión del intenso deseo que Herodes tenía de ver a Jesús. Esta curiosidad del monarca se pondrá en contraste en 23,35-49 con la visión de los que están abiertos a la revelación de Dios en la muerte en cruz de Jesús.

113 (b) El don de la multiplicación realizado por Jesús está vinculado con su cruz (9,10-17). Cf. Mc 6,30-44; 8,1-10; Mt 14,13-21; 15,32-39; Jn 6,1-15. A los discípulos que acaban de regresar de predicar y curar al pueblo de Dios les da Jesús un nuevo encargo: tienen que alimentar al Israel reconstituido con la eucaristía. 11. La predicación del reino de Dios y las curaciones resumen el ministerio galileo de Jesús. 12-15. Vuelve a aparecer el tema lucano de la comida. En 4,16-9,6, este motivo apareció, en gran parte, en los relatos que presentaban la gozosa comunión de mesa de Jesús con los pecadores (p.ej., 5,27-32). Aquí recibe una dimensión complementaria: En la misión del reino de Jesús, Dios está cumpliendo sus promesas de alimentar a una creación hambrienta. Cf. Is 25,5-6; Karris, Luke 52-57. 16. bendijo, partió, dio: Estas palabras son iguales, casi verbatim, a las del relato lucano de la institución de la eucaristía (22,19) y a las del relato de Emaús (24,30). De todos los evangelistas, Lucas es el único que vincula inmediatamente este relato de multiplicación con la predicción de la pasión y el mandato de tomar la cruz cada día (9,18-27). Celebrar la eucaristía en memoria de Jesús (22,19) no sólo signiñea compartir su misión (9,1-6), sino también su entrega y destino, que se manifiestan simbólicamente en la cruz (9,18-27). discípulos: La misma palabra aparece en el v. 14, mientras que en el v. 10 se encuentra el término «apóstoles» y en el v. 12 «los Doce». Cf. comentarios sobre 6,12-16 y 8,1-3. Quienes alimentan al pueblo de Dios son los discípulos, tanto hombres como mujeres.

114 (c) La cruz en la vida del Mesías y de sus discípulos (9,18-27). Cf. Mc 8,27-9,1. Lucas no utiliza Mc 6,45-8,26. Las razones de esta «gran omisión» proceden de su propia teología sobre el momento de la llegada de la palabra de Dios a los gentiles, sobre lo puro e impuro y sobre el alimento. En este pasaje, el tema de la oposición a Jesús y sus discípulos, que ya se vio en 4,16-9,6, adquiere una nueva perspectiva, la de la cruz. 18. La referencia lucana a Jesús orando indica que algo teológicamente importante está a punto de ocurrir. 19. Estas respuestas coinciden con las que se dieron a Herodes en 9,7-8. 20. el Mesías de Dios: Pedro es el portavoz de los discípulos. Cf. comentario a 5,1-11. En la línea narrativa lucana, la respuesta de Pedro («confesión» es un término erróneo, más mateano que lucano) depende de lo que ha visto hacer a Jesús y de lo que él mismo ha hecho en su nombre. Así pues, la respuesta de Pedro se centra en el poder de Jesús de salvar al pueblo necesitado de las fuerzas del mal. Que ésta sea la dimensión del ministerio de Jesús subrayada en la respuesta de Pedro queda corroborado por el contexto inmediato, que modifica la comprensión del «Mesías de Dios» mediante la referencia al rechazo de Jesús (9,22.43-45), y por Lc 23,35, donde se aplica el mismo título con referencia al poder de Jesús de salvar a los otros. 21-22. Estos versículos forman una sola oración en griego, pues Lucas da en el v. 22 la razón del mandato de silencio del v. 21: Jesús, como Mesías de Dios, debe ser contemplado desde una nueva perspectiva, la de la cruz. En 4,16-9,6, el lector encontró un Jesús que resistió con éxito la oposición (5,17-6,11; 7,31-35). Ahora, Lucas advierte a sus lectores que la oposición se incrementará, conduciendo a Jesús hasta la muerte. Hijo del hombre: Este título, que Lucas había empleado para presentar la autoridad de Jesús de perdonar pecados (5,24) y cambiar las regulaciones sabáticas (6,5), se utiliza ahora para describir su humillación. Cf. 9,6. debe: Tras la más intensa oposición a Jesús, está el plan de Dios y la victoria de Jesús en la resurrección. Lucas elimina la presentación marcana de Pedro reprendiendo a Jesús por predecir su sufrimiento (8,32-33). 23. todos: Jesús extiende la invitación del seguimiento a todos. En contraste con los relatos de vocación de 5,1-11 ó 5,27-32, se realza la cruz como centro de la invitación. En 5,30.33 y 6,2, Jesús defendió a sus discípulos frente a la oposición. Ahora, sin embargo, al igual que él, están indefensos, cruz: No se refiere a los quebraderos de cabeza ni a las diferentes vicisitudes de la vida, sino al compromiso con Jesús y la participación de los discípulos en el reino de Dios con palabras y acciones, cada día: No hay referencia alguna al martirio, sino a la constante fidelidad de cada día al maestro y a su estilo de vida. 24. por mi causa: Sólo el profundo compromiso con Jesús es el fundamento para perder la propia vida colaborando en la realización del reino de Dios. 25. El tema lucano de los peligros de las posesiones se expresa en términos de discipulado. 26. se avergonzará: Lucas introduce las consecuencias escatológicas de abandonar la propia adhesión a Jesús y su enseñanza sobre el reino de Dios. En contraste con el humilde Hijo del hombre (9,22), Lucas presenta al Hijo del hombre exaltado (cf. 22,69). 27. En el contexto lucano, este difícil versículo se refiere a los discípulos, que, tras la resurrección de Jesús (Hch 1,3), recibirán una nueva comprensión del reino de Dios.

115 (d) La transfiguración de Jesús y la confirmación divina del camino de la cruz (9,28-36). Cf. Mc 9,2-9. La enseñanza que Jesús ha comunicado en 9,22-27 es tan diferente de la que había dado en 4,16-9,6, que exige una sanción divina. Es el mismo Dios quien ordena a los discípulos que escuchen esta nueva enseñanza. Jesús, proclamado Hijo de Dios en su bautismo (3,21-22), presentado por Lucas (4,16-9,6) como personificación de la gloria de Dios mediante su regio ministerio que vence toda fuerza destructiva, es Hijo de Dios en cuanto asume el camino de la cruz.

116 28. después de estas palabras: Lucas conecta estrechamente la transfiguración en el monte de Dios con la enseñanza de Jesús de los vv. 22-27. mientras oraba: cf. comentario a 3,21. 29. blanco deslumbrante: Lucas utiliza los símbolos de lo trascendente. 30. Moisés y Elías: La aventura en la que Jesús está embarcándose está de acuerdo con la Ley y los Profetas (24,26-27), es decir, con la voluntad de Dios. Estas dos figuras del AT fueron profetas rechazados. 31. éxodo: Lucas es el único que menciona el tema de la conversación entre la tríada celestial. Se refiere a la siguiente fase del ministerio de Jesús, a su viaje a Jerusalén y a su paso de este mundo al Padre. 32. gloria: En relación con la vida resucitada y celestial (24,26), la gloria se maniléstó también en las curaciones realizadas por Jesús, que hacían que la gente glorificase a Dios (5,26; 7,16). 33. tres tiendas: Al parecer, Pedro no entiende la conversación del v. 31, e interpreta el acontecimiento a la luz de la fiesta de los Tabernáculos (la fiesta de la cosecha), cuya abundancia simbolizaba la consumación de la historia por Dios. 34. nube: Símbolo de la presencia de Dios. 35. mi Hijo: Estas palabras evocan la voz de Dios en el bautismo de Jesús (3,21-22). escuchadlo: Posiblemente, es una referencia al profeta como Moisés del que habla Dt 18,15 (cf. D. P. Moessner, JBL 102 [1983] 575-605), pero mucho más importante es que se ordena a los discípulos que estén atentos a esta nueva fase de la revelación de Dios sobre la identidad del Hijo como aquel que regresa al Padre a través de la cruz. Las implicaciones que para los discípulos tiene el camino de Jesús ha(-)cia la cruz se explicarán detalladamente en 9,51-19,27.

117 (e) La cruz interpreta las acciones misericordiosas de Jesús (9,37-45). Cf. Mc 9,14-29. Para darle más fuerza a este relato, Lucas lo ha conectado estrechamente con la transfiguración, subrayando la misericordia de Jesús. El evangelista vincula profundamente ésta y todas las otras acciones portentosas de Jesús con su segunda predicción de la pasión, mostrando de este modo que, en el futuro, la misericordia manifestada en estas acciones procederá de la misericordia que surge de la cruz. 37. monte: Resuena el primero de los tres contrastes. Jesús baja del monte de la presencia de Dios para meterse en un mundo necesitado. 38. mira con compasión: cf. 1 Sm 1,11 y Lc 1,48. único hijo: cf. 7,12; 8,42. Lucas subraya la necesidad del hombre y la misericordia de Jesús. 39. La condición tan miserable en la que se encuentra el niño enfermo realza la presentación lucana del poder y misericordia de Jesús. 40. Aparece un segundo contraste: el maestro, Jesús, tiene más poder sobre las fuerzas del mal que sus discípulos. 41. generación incrédula y perversa: Este grito de exasperación es difícil de entender en este contexto lucano, pues (1) ni el padre del niño ni los discípulos manifiestan una carencia de fe, y (2) el término «generación» involucra a más gente que el padre y los discípulos. Esta generalización puede explicarse mejor si tenemos en cuenta lo siguiente: (1) Lucas presenta un tercer contraste: la fidelidad de Jesús a Dios en contraposición a la infidelidad general de los seres humanos. (2) Tras la exasperación se oculta el hecho de la incredulidad con que serán acogidas las acciones misericordiosas de Jesús; será esto lo que finalmente lo conduzca hasta la cruz. Cf. Busse, Wunder [? 67 supra] 249-67. 42. lo devolvió a su padre: cf. 7,15. En este punto Lucas no comparte la enseñanza marcana (9,28-29) sobre la oración y el ayuno como medios para expulsar a estos demonios tan poderosos. La atención de Lucas se concentra en el poder de Jesús. Cf. J. Dupont, RSR 69 (1981) 45-55. 43. todos los milagros: Lucas extiende la reacción a un milagro a todos los otros milagros descritos en 4,16-9,6. Todas las acciones portentosas de Jesús deben verse desde la perspectiva de la crucifixión. 44. va a ser entregado: Más extraordinaria que sus acciones de misericordia será su muerte misericordiosa en la cruz. En 24,7 hay una referencia a esta segunda predicción de la pasión, cuando las discípulas recuerdan su significado. 45. I. H. Marshall (Gospel 393) considera este versículo como expresión del «secreto sufriente» lucano: sólo tras la resurrección de Jesús y su donación de la visión profunda (cf. 24,13-35) comprenderán los discípulos el significado de la cruz.

118 (f) LA ERRÓNEA COMPRENSIÓN DE LOS DISCÍPULOS DEL SENTIDO DEL SEGUIMIENTO DE JESÚS (9,46-50). Cf. Mc 9,33-41. 46-48. Casi pisando los talones a la segunda predicción de Jesús sobre su impotencia ante los seres humanos (9,44) y a su mandato de llevar cada uno su cruz para seguirle (9,23-27), encontramos el relato de la búsqueda de poder por los discípulos. De forma dramática, Lucas manifiesta que las lecciones sobre el discipulado, presentadas de nuevo en 9,7-50, no serán asimiladas de la noche a la mañana. Fundamentándose en la figura de un niño, ejemplo evidente de impotencia, Jesús enseña que la grandeza procede de ser el último. 49-50. Los discípulos interpretan erróneamente su relación con Jesús si piensan que la suya es una relación exclusiva. Deben ser tolerantes y estar abiertos a otros que actúan «en el nombre de Jesús» aunque no pertenezcan al grupo.

119 (V) El viaje de Jesús a Jerusalén (9,51-19,27). En 9,51 comienza Lucas una nueva parte de su relato kerigmático. Ha adaptado el tema marcano del viaje de Jesús a Jerusalén (Mc 8,26-10,52), añadiendo (1) unas 15 referencias al viaje de Jesús, y (2) materiales procedentes de Q y L. El resultado de la creativa adaptación lucana es una visión pluridimensional del viaje. En obediencia a la voluntad de Dios (9,22.44), Jesús avanza en su camino hacia Jerusalén, la ciudad que simboliza la continuidad entre el antiguo y el nuevo plan de Dios. En Jerusalén completará Jesús su éxodo (9,31) hacia Dios, y desde Jerusalén viajará la misión cristiana hasta los confínes de la tierra (Hch 1-2). En su camino a Jerusalén, Jesús es el supremo maestro de sus discípulos, sus testigos, enseñándoles el sentido de su camino (cf. Hch 9,2; 18,26; 24,22, donde al cristianismo se le llama «el Camino»). Jesús instruye a sus discípulos sobre la misión (10,1-24), sobre el uso de las riquezas (16,1-31), sobre la oración (11,1-3), y pronuncia parábolas tan sugerentes como la del buen samaritano (10,25-37) y la del hijo pródigo (15,11-32). Ni el viaje de Jesús ni el de los cristianos estará libre de pruebas. Los sa(-)maritanos rechazan a Jesús (9,51-56); los dirigentes religiosos se oponen a su enseñanza y a su estilo de vida (13,11-7; 14,1-24). En resumen, el «relato de viaje» lucano pinta un cuadro cautivador de Jesús, el Hijo fiel y decidido que enseña con sus palabras y acciones el camino que conduce a la vida con Dios. Los lectores, que junto a Jesús caminan hacia Jerusalén, no deberían olvidar el imperativo divino: «¡Escuchadlo!» (9,35). El relato de viaje lucano se divide en tres secciones: 9,51-13,21; 13,22-17,10; 17,11-19,27. El versículo que inicia cada una de estas secciones afirma explícitamente que Jesús estaba caminando hacia Jerusalén.

120 (A) Parte primera de la instrucción sobre el sentido del camino cristiano (9,51-13,21). Esta parte contiene un gran número de lecciones sobre la naturaleza y las exigencias del discipulado.

(a) RECHAZO SAMARITANO A JESÚS Y RECHAZO DE TODA VENGANZA (9,51-56). 51. Esta composición lucana está repleta de un denso vocabulario teológico, se iban cumpliendo los días: Es Dios quien cumple o colma (symplérousthai) los días, conduciendo a su culminación el plan salvífico. asunción: La forma verbal del sustantivo analempsis utilizado aquí aparece en Hch 1,2.11.22. Se refiere a todas las fases del éxodo de Jesús hacia Dios: muerte, entierro, asunción y envío del Espíritu Santo, endureció el rostro (= decidió irrevocablemente): Esta expresión única indica la obediente determinación de Jesús de cumplir la voluntad del Padre a pesar de todas las oposiciones. 52-53. samaritanos: Los samaritanos no eran amigos de los judíos (cf. Jn 4,9); esp. problemático era el paso de los judíos por su territorio para ir a la ciudad santa, a Jerusalén. Más adelante, en su relato del viaje (10,30-35; 17,11-19), Lucas empleará a los despreciados samaritanos para dar una lección sobre el discipulado. En Hch 8,4-25, contará cómo esta gente, ahora inhospitalaria, aceptará el mensaje del camino cristiano de todo el corazón. Sensible al paralelismo, Lucas muestra la oposición a Jesús en los estadios iniciales de su viaje a Jerusalén, al igual que en el comienzo de su ministerio en Galilea (4,16-30). 54. que baje fuego del cielo: Las palabras de este versículo recuerdan las de 2 Re 1,10.12, en las que Elías pide en dos ocasiones que baje fuego para destruir a sus enemigos. 55. Jesús demuestra con hechos su enseñanza sobre el rechazo de toda venganza contra los enemigos (6,27-29.35).

121 (b) EL COSTE DEL DISCIPULADO (9,57-62). 57. mientras iban caminando: El discipulado, entendido como seguimiento de Jesús en su camino, se ilustra mediante tres proverbios hiperbólicos. La función de los proverbios es ayudar a que la gente dé sentido a la vida mostrando cómo el mundo tiene su lógica coherente, p.ej., una hora de sueño antes de medianoche equivale a dos horas después de medianoche; quien bien te quiere te hará llorar. En los proverbios de los vv. 58.60.62, Jesús usa la hipérbole o exageración para que los destinatarios rompan sus esquemas de organización del universo y vean la existencia desde un ángulo totalmente nuevo, el del discipulado como respuesta al reino de Dios proclamado por Jesús. Si interpretáramos literalmente estos proverbios les quitaríamos toda su fuerza. Cf. VV. A. Beardslee, Int 24 (1970) 61-73. 58. La exageración subraya la humildad de Jesús, el Hijo del hombre. 60. que los muertos entierren a sus muertos: Este proverbio trastorna tan seriamente el modo en la que gente ordena normalmente su universo moral, que ha suscitado inacabables discusiones sobre si Jesús quiso realmente decir lo que dijo. Los caminos del reino de Dios no están necesariamente de acuerdo con nuestros caminos humanos. En general, se ha interpretado en el sentido de que aquel que debería enterrar al que ha muerto físicamente es el que está muerto espiritualmente. 62. arado: No se trata de los modernos arados y tractores, sino de los sencillos arados palestinenses, que se conducían con una mano, mientras que con la otra se dirigía a los ingobernables bueyes. «Esta primitiva clase de arado exige habilidad y una gran concentración. Si el labrador mira hacia atrás, el nuevo surco se tuerce» (J. Jeremías, Las parábolas de Jesús [Estella 1991] 237-38). apto para: El proverbio desafía las expectativas de los que serían realmente aptos para recibir el reino de Dios en sus vidas.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IX.

1 Christ sendeth his Apostles to worke miracles, and to preach. 7 Herod desired to see Christ. Christ feedeth fiue thousand: 38 inquireth what opinion the world had of him: foretelleth his passion: 23 proposeth to all, the paterne of his patience. 28 The transfiguration. 37 Hee healeth the lunaticke: 43 Againe forewarneth his disciples of his Passion: 46 commendeth humilitie: 51 biddeth them to shew mildnesse towards all, without desire of reuenge. 57 Diuers would follow him, but vpon conditions.
1 Then [ Mat_10:1.] he called his twelue disciples together, and gaue them power and authority ouer all deuils, and to cure diseases.
2 And hee sent them to preach the Kingdome of God, and to heale the sicke.
3 And he said vnto them, Take nothing for your iourney, neither staues, nor scrip, neither bread, neither money, neither haue two coates apeece.

[Fiue thousand fed.]

4 And whatsoeuer house yee enter into, there abide, and thence depart.
5 And whosoeuer will not receiue you, when ye goe out of that city, shake off the very dust from your feete, for a testimonie against them.
6 And they departed, and went through the townes, preaching the Gospel, and healing euery where.
7 [ Mat_14:1 .] Now Herode the Tetrarch heard of all that was done by him: and hee was perplexed, because that it was said of some, that Iohn was risen from the dead:
8 And of some, that Elias had appeared: and of others, that one of the olde Prophets was risen againe.
9 And Herode said, Iohn haue I beheaded: but who is this of whom I heare such things? And hee desired to see him.
10 And the Apostles when they were returned, tolde him all that they had done. [ Mat_14:13 .] And hee tooke them, and went aside priuately into a desert place, belonging to the citie called Bethsaida.
11 And the people when they knew it, followed him, and he receiued them, and spake vnto them of the kingdome of God, and healed them that had need of healing.
12 [ Mat_14:15 .] And when the day beganne to weare away, then came the twelue, and said vnto him, Send the multitude away, that they may go into the townes and countrey round about, and lodge, and get victuals: for we are here in a desert place.
13 But he said vnto them, Giue yee them to eate. And they said, Wee haue no more but fiue loaues and two fishes, except we should goe and buy meate for all this people.
14 For they were about fiue thousand men. And he said to his disciples, Make them sit downe by fifties in a company.
15 And they did so, and made them all sit downe.
16 Then he tooke the fiue loaues and the two fishes, and looking vp to heauen, hee blessed them, and brake, and gaue to the disciples to set before the multitude.
17 And they did eate, and were all filled. And there was taken vp of fragments that remained to them, twelue baskets.

[Christ transfigured.]

18 [ Mat_16:13 .] And it came to passe, as he was alone praying, his disciples were with him: and he asked them, saying, Whom say the people that I am?
19 They answering, said, Iohn the Baptist: but some say, Elias: and others say, that one of the old Prophets is risen againe.
20 He said vnto them, But whom say yee that I am? Peter answering, said, The Christ of God.
21 And he straitly charged them, and commanded them to tell no man that thing,
22 Saying, [ Mat_17:22 .] The Sonne of man must suffer many things, and be reiected of the Elders, and chiefe Priests, and Scribes, and be slaine, and be raised the third day.
23 [ Mat_10:38 .] And he said to them all, If any man will come after me, let him denie himselfe, and take vp his crosse daily, and follow me.
24 For whosoeuer will saue his life, shall lose it: but whosoeuer will lose his life for my sake, the same shall saue it.
25 [ Mat_16:26 ; Mar_8:36 .] For what is a man aduantaged, if hee gaine the whole world, and lose himselfe, or be cast away?
26 [ Mat_10:33 .] For whosoeuer shall bee ashamed of me, and of my wordes, of him shall the Sonne of man be ashamed, when he shall come in his owne glory, and in his Fathers, and of the holy Angels.
27 [ Mat_16:28 .] But I tell you of a trueth, there be some standing here, which shall not taste of death, till they see the kingdome of God.
28 [ Mat_17:1 .] And it came to passe, about an eight dayes after these [ Or, things.] sayings, hee tooke Peter, and Iohn, and Iames, and went vp into a mountaine to pray:
29 And as hee prayed, the fashion of his countenance was altered, and his raiment was white and glistering.
30 And behold, there talked with him two men, which were Moses and Elias,
31 Who appeared in glory, and spake of his decease, which he should accomplish at Hierusalem.
32 But Peter, and they that were with him, were heauie with sleepe: and when they were awake, they saw his glory, and the two men that stood with him.

[The lunatike healed.]

33 And it came to passe, as they departed from him, Peter said vnto Iesus, Master, it is good for vs to be here, and let vs make three tabernacles, one for thee, and one for Moses, and one for Elias: not knowing what he said.
34 While he thus spake, there came a cloud, and ouershadowed them, & they feared, as they entred into the cloude.
35 And there came a voice out of the cloud, saying, This is my beloued Son, heare him.
36 And when the voyce was past, Iesus was found alone, and they kept it close, & told no man in those dayes any of those things which they had seene.
37 [ Mat_17:14 .] And it came to passe, that on the next day, when they were come downe from the hill, much people met him.
38 And behold, a man of the companie cried out, saying, Master, I beseech thee looke vpon my sonne, for he is mine onely child.
39 And loe, a spirit taketh him, and hee suddenly crieth out, and it teareth him that he fometh againe, and bruising him, hardly departeth from him.
40 And I besought thy disciples to cast him out, and they could not.
41 And Iesus answering, said, O faithlesse, and peruerse generation, how long shal I be with you, and suffer you? bring thy sonne hither.
42 And as he was yet a comming, the deuill threw him downe, and tare him: and Iesus rebuked the vncleane spirit, and healed the child, and deliuered him againe to his father.
43 And they were al amazed at the mightie power of God: But while they wondred euery one at all things which Iesus did, he said vnto his disciples,
44 [ Mat_17:22 .] Let these sayings sinke downe into your eares: for the Sonne of man shall bee deliuered into the handes of men.
45 But they vnderstood not this saying, and it was hid from them, that they perceiued it not: and they feared to aske him of that saying.
46 [ Matthew 18; 1 Mar_9:34 .] Then there arose a reasoning among them, which of them should be greatest.
47 And Iesus perceiuing ye thought of their heart, tooke a child, and set him by him,
48 And said vnto them, Whosoeuer shall receiue this child in my Name, receiueth

[The least, great.]

me: and whosoeuer shal receiue me, receiueth him that sent me: For hee that is least among you all, the same shalbe great.
49 [ Mar_9:38 .] And Iohn answered, and said, Master, we saw one casting out deuils in thy Name, and we forbade him, because he followeth not with vs.
50 And Iesus said vnto him, Forbid him not: for he that is not against vs, is for vs.
51 And it came to passe, when the time was come that he should bee receiued vp, he stedfastly set his face to goe to Hierusalem,
52 And sent messengers before his face, and they went and entred into a village of the Samaritanes to make ready for him.
53 And they did not receiue him, because his face was as though he would goe to Hierusalem.
54 And when his disciples, Iames and Iohn sawe this, they said, Lord, wilt thou that wee command fire to come downe from heauen, and consume them, euen as [ 2Ki_1:10 .] Elias did?
55 But he turned, and rebuked them, and said, Ye know not what maner spirit ye are of.
56 For the Sonne of man is not come to destroy mens liues, but to saue them. And they went to another village.
57 [ Mat_8:19 .] And it came to passe that as they went in the way, a certaine man said vnto him, Lord, I wil follow thee whithersoeuer thou goest.
58 And Iesus said vnto him, Foxes haue holes, and birds of the aire haue nests, but the Sonne of man hath not where to lay his head.
59 [ Mat_8:21 .] And he said vnto another, Follow me: But he said, Lord, suffer mee first to goe and bury my father.
60 Iesus said vnto him, Let the dead bury their dead: but go thou and preach the kingdome of God.
61 And another also said, Lord, I will follow thee: but let me first goe bid them farewel, which are at home at my house.
62 And Iesus said vnto him, No man hauing put his hand to the plough, and looking backe, is fit for the kingdome of God.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y les vino también el pensamiento, quién de ellos sería el mayor. Mas Jesús, viendo lo que pensaban en su corazón, tomó un niño, y le puso junto a El, y les dijo: "El que recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe: y cualquiera que a mí me recibiere, recibe a Aquel que me envió; porque el que es menor entre todos vosotros, éste es el mayor". Entonces Juan, tomando la palabra, dijo: "Maestro, hemos visto a uno que lanzaba los demonios en tu nombre, y se lo hemos prohibido, porque no te sigue con nosotros". Y Jesús les dijo: "No lo prohibáis; porque el que no es contra vosotros, por vosotros es". (vv. 46-50)

San Cirilo
El demonio asedia de muchos modos a los que quieren emprender una vida mejor. Por ello es que estimula sus pasiones para poder someter su alma, por medio de las excitaciones de la carne. Y cuando alguno se propone huir de sus lazos, excita la pasión de la codicia de la gloria, pasión que llegó a apoderarse de algunos de los apóstoles. Por lo que dice el Evangelista: "Y les vino el pensamiento, quién de ellos sería el mayor". El que esto piensa es que desea hacerse superior a los demás. Creo que no serían todos los discípulos atacados de esta misma enfermedad y, por ello, el Evangelista, para que no se forme mal juicio sobre alguno de los discípulos, dice en general que les vino el pensamiento.

Teofilacto
Parece que esta pasión nació de que no habían podido curar al endemoniado y, disputando ellos sobre esto, habría dicho uno que no había sido por su propia impotencia, sino por la del otro. Y de aquí nació la cuestión, acerca de cuál de ellos sería mayor.

Beda
Como habían visto que Pedro, Santiago y San Juan, habían sido llamados aparte y llevados al monte; y como se habían ofrecido a Pedro las llaves del cielo, creyeron que, o bien los tres, o bien sólo Pedro había de ser quien presidiese a los demás. O porque habían visto a Pedro igualado al Señor en el pago del tributo, creían que se le distinguía sobre los demás. Pero el lector diligente halla esta cuestión, agitada entre ellos, antes del pago del tributo. Finalmente, San Mateo (Mt 18) hace mención de esto, como sucedido en Cafarnaúm. Dice San Marcos (Mar_9:33-34): "Y vinieron a Cafarnaúm, y hallándose en la casa, les preguntaba: ¿De qué hablabais en el camino? Mas ellos callaban; porque en el camino habían disputado entre sí sobre cuál de ellos sería el mayor".

San Cirilo
El Señor que sabe salvar, cuando vio que se suscitaba esta idea en la mente de sus discípulos como un germen de amargura, antes que tomase incremento, la arrancó de raíz. Cuando brotan las pasiones en nuestro corazón, se arrancan fácilmente, pero cuando crecen es difícil deshacerse de ellas. Por lo cual prosigue: "Mas Jesús, viendo lo que pensaban en su corazón", etc. Sepa que yerra aquel que cree que Jesús es un puro hombre. Aun cuando el Verbo se hizo carne, continuó siendo Dios; pues sólo Dios es quien puede conocer lo que sucede en los corazones y en las entrañas. Cuando tomó al niño y lo puso en su presencia, se proponía la utilidad de sus apóstoles y la nuestra. Porque el mal de la vanagloria se ceba especialmente en aquellos que sobresalen sobre los demás. Mas el niño tiene el alma sincera, el corazón inmaculado, y permanece en la sencillez de sus pensamientos; no ambiciona los honores, ni conoce las prerrogativas, ni teme ser poco considerado, ni se ocupa de las cosas con gran interés. A tales, pues, ama y abraza el Señor; se digna tenerlos cerca de sí, pues lo imitan. Por esto dice el Señor (Mat_11:29): "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón". De donde prosigue: "Y les dijo: El que recibiere a este niño en mi nombre, a mí me recibe". Como diciendo: Puesto que es una misma la recompensa para los que honran a los santos, ya sean acaso ignorados, ya preclaros en honor y gloria, toda vez que se recibe en ellos a Cristo, ¿cómo no será vano disputarse la preeminencia?

Beda
En esto o enseña simplemente que los que quieren ser más grandes deben recibir a los pobres de Cristo por su honor, o bien los exhorta a ser párvulos en la malicia. Por esto, cuando dice: "El que recibiere a este niño", añadió: "En mi nombre"; para que el modelo de virtud que el niño observa, guiado por la naturaleza, lo imiten ellos, guiados por la razón, por el nombre de Cristo. Mas como enseña que El es recibido en el niño y que El nació niño para nosotros, para que no se creyese que era sólo lo que se veía, añade: "Y cualquiera que a Mí recibiere, recibe a Aquel que me envió"; queriendo así que se le crea semejante e igual al Padre.

San Ambrosio
El que recibe a alguno que imita a Cristo, recibe al mismo Cristo; y el que recibe la imagen de Dios, recibe al mismo Dios. Y como no podíamos ver la imagen de Dios, se nos dio a conocer por medio de la encarnación del Verbo, para reconciliarnos con la Divinidad que está sobre nosotros.

San Cirilo
Aún insinúa más el sentido de las palabras, diciendo: "Porque el que es menor entre todos vosotros, éste es el mayor". Dice esto del modesto, que nada sublime cree de sí por modestia.

Teofilacto
Como el Señor había dicho: "El que es menor entre vosotros todos, éste es el mayor", temió San Juan si habrían hecho algún mal, prohibiendo con autoridad propia a cierto hombre. Porque la prohibición no da a entender que el que prohíbe es menor, sino mayor, y que sabe algo más. Por lo que prosigue: "Entonces Juan, tomando la palabra, dijo: Maestro, hemos visto a uno que lanzaba los demonios en tu nombre, y se lo vedamos". No lo hizo por envidia, sino juzgando mal de sus milagros. No había recibido con ellos poder para hacer milagros, ni el Señor le había enviado como a ellos, ni seguía a Jesús en todas las cosas. De donde añade: "Porque no te sigue con nosotros".

San Ambrosio
San Juan, como amaba mucho y era correspondido, cree que no debe dispensarse esta gracia a aquel que no es acreedor a ella.

San Cirilo
Pero convenía más bien pensar que éste mismo no era el autor de los milagros, sino la gracia que está en aquel que obra los milagros, por virtud de Cristo. ¿Por qué, pues, no se cuentan con los apóstoles aquellos que son coronados con la gracia de Cristo? Son muchas las diferencias de los dones de Cristo; y como había concedido a los apóstoles el de arrojar los demonios de los cuerpos de los hombres, creyeron que sólo a ellos era lícito ejercer ese poder. Por ello acuden preguntando si será lícito hacer esto a otros.

San Ambrosio
No fue reprendido San Juan porque decía esto en virtud del amor que profesaba a Jesús. Pero se le dio a entender la diferencia que hay entre los enfermos y los fuertes. Y por tanto, si bien es verdad que Dios recompensa a los que son fuertes en su servicio, sin embargo no excluye a los débiles. Por lo cual sigue: "Y Jesús le dijo: No se lo vedéis; porque el que no es contra vosotros, por vosotros es". Y decía bien el Salvador, porque José y Nicodemus, discípulos ocultos por el miedo, cuando llegó el tiempo oportuno no negaron su fidelidad. Pero como en otro lugar había dicho el Salvador: "El que no está conmigo está contra mí, y el que no coge conmigo, desperdicia" (Luc_11:23), se hace preciso conocer el verdadero sentido, para que no se crea que hay contrariedad. Creo que, si uno considera al escudriñador de las mentes, no debe dudar de que la acción de cada uno es discernida conforme a su intención.

Crisóstomo
Allí dijo: "El que no está conmigo, está contra mí"; y en ello da a entender que el diablo y los judíos son sus enemigos. Aquí manifiesta que el que arroja los demonios en nombre de Cristo tiene alguna parte con El.

San Cirilo
Como diciendo: Por vosotros, que amáis a Cristo, hay algunos que quieren seguir las cosas que pertenecen a su gloria, coronados con la gracia del mismo.

Teofilacto
Admirad el poder de Cristo y cómo su gracia obra por medio de los que no son dignos y no son sus discípulos. Así como por los sacerdotes se santifican los hombres, aunque los sacerdotes no sean santos.

San Ambrosio
¿Cómo se explica que aquí no permita Jesús estorbar a otros que lancen los demonios en su nombre, por medio de la imposición de manos, cuando según San Mateo dice a éstos: "No os conozco" ( Mt 7, 23). Pero debemos advertir que no hay diferencia entre una sentencia y otra, sino pensar que no sólo se requieren en el clérigo las obras de su oficio, sino también las de la virtud; y que el nombre de Cristo es tan grande, que sirve para el bien, aun a los que no son santos, aunque no sirva para su propia salvación. Por eso ninguno debe apropiarse la gracia de la curación de un hombre, en el cual ha operado la virtud del nombre de Dios, pues el diablo no es vencido por tu mérito, sino por su odio contra Dios.

Beda
Por eso, respecto de los herejes o malos cristianos, nosotros no debemos detestar ni impedir las prácticas que les son comunes con nosotros, y que no son contra nosotros. Lo que hay que detestar es la división, contraria a la paz y a la verdad, con la que están contra nosotros.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Experiencias en el valle (ver Mat. 17:14-23; 18:1-5; Mar. 9:14-41). En esta sección final del ministerio de Jesús en Galilea una serie de episodios muestra la necesidad que los discípulos tenían de poder e instrucción.

37-43a En el primer relato un muchacho que sufría de epilepsia y posesión demoníaca fue llevado a los discípulos que no habían estado con Jesús en lo alto de la montaña, pero ellos no pudieron curarlo a pesar de sus poderes sanadores (9:1). Jesús expresó su desilusión por la falta de fe y la obstinación de la gente que creía que él debía estar presente para que el poder de Dios actuara. El acto de sanidad era visto por la gente como una revelación de la grandeza del poder de Dios.

43-45 Un rápido contraste con esa revelación aparece en las palabras de Jesús cuando dijo a los discípulos que el Hijo del Hombre debía sufrir más bien que caminar triunfalmente por el mundo. Como Mar., Lucas subraya la ceguera de los discípulos, para quienes esta enseñanza estaba más allá de lo que podían captar, pero atribuyó su ceguera al propósito de Dios.

46-48 Otros dos episodios subrayan esta falta de comprensión. El primero muestra a los discípulos disputando sobre el rango y la posición entre ellos. Jesús pudo comprender los motivos íntimos que luchaban por predominar en su corazones. Poniendo a un niño -el miembro menos importante de la sociedad a los ojos judíos- delante de ellos, dijo que una persona que se humillara como para recibir a un niño lo recibiría a él y a su Padre. Cuando se tuviera ese tipo de actitud, las cuestiones sobre superioridad no surgirían.

49, 50 En relación con eso, Juan recordó cómo habían tratado a un hombre que echaba fuera demonios en el poder del nombre de Jesús, pero que no había sido comisionado para hacerlo como uno de los doce. Jesús dijo que no debía ser despreciado, porque el que no está en contra de uno está de su lado. Ver 11:23 para otra cara de esta verdad.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



5. Ver nota Mat_10:14.

27. "Ver el Reino de Dios" significa para san Lucas contemplar la gloria del Señor, manifestada anticipadamente en su transfiguración. Ver nota Mat_16:28.

34. Ver nota Mat_17:5.

39. Ver nota Mar_9:17-18.

45. Los discípulos no podían aceptar la paradoja de la Pasión en aquel a quien ellos reconocían como Mesías.

51. "Elevación al cielo" es la glorificación de Cristo, que incluye su Muerte, su Resurrección y su Ascensión.

53. La presencia en tierra samaritana de peregrinos que iban a Jerusalén renovaba viejos resentimientos religiosos de judíos y samaritanos. Ver nota Jua_4:9.

54. 2Re_1:10, 2Re_1:12. Esta actitud revela el temperamento de estos dos hermanos que eran llamados "hijos del trueno" ( Mar_3:17).

60. "Deja que los muertos entierren a sus muertos": ver nota Mat_8:22.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Instrucción comunitaria. Encontramos dos instrucciones en este pasaje. La primera tiene que ver con la forma de entender el reino. Los discípulos no han entendido nada de lo que Jesús les ha enseñado e ilustrado con sus acciones sobre la realidad del reino de Dios y su dinámica. Ellos siguen entendiendo que se trata de una realidad en la que siguen contando los títulos, la posición social y los puestos burocráticos. La segunda instrucción está en relación con los que predicaban y realizaban signos en nombre de Jesús. El criterio de Jesús es claro y terminante: «no se lo impidan» (50); nadie que haga el bien puede ser molestado sólo porque «no pertenece a los nuestros»; Dios, su amor, su misericordia, su paternidad, son más grandes que cualquier grupo o comunidad de cualquier denominación.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 9.1-2 Cf. Mc 3.14-15.

[2] 9.3-5 Cf. Lc 10.4-11.

[3] 9.7-8 Cf. Mal 4.5-6; Eclo 48.4,10.

[4] 9.10-17 Cf. también Mt 15.32-39 y Mc 8.1-10.

[5] 9.17 Cf. 2 R 4.43-44.

[6] 9.20 Jn 6.68-69.

[7] 9.22 Lc 9.44; 18.31-33.

[8] 9.23-24 Mt 10.38-39; Lc 14.27; 17.33; Jn 12.24-25.

[9] 9.26 Mt 10.33; Lc 12.9; 2 Ti 2.12.

[10] 9.28-36 Cf. 2 P 1.16-18.

[11] 9.29 El aspecto de su cara cambió: Cf. Ex 34.29-35.

[12] 9.34 Nube: cf. Ex 16.10; 33.9-10; 40.34-38; 1 R 8.10-11.

[13] 9.35 Gn 22.2; Sal 2.7; Is 42.1; Mt 3.17; 12.18.

[14] 9.44 Lc 9.22; 18.31-33.

[15] 9.46 Lc 22.24.

[16] 9.48 Mt 10.40; Lc 10.16; Jn 13.20.

[17] 9.50 Mt 12.30; Lc 11.23.

[18] 9.55 Algunos mss. añaden |iY les dijo: "Ustedes no saben a qué espíritu pertenecen.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Dos episodios ponen de manifiesto las miras humanas de los Apóstoles. Jesús las contrapone a la sencillez del niño y a la apertura de corazón, virtudes que se recuerdan a menudo en los primeros escritos cristianos: «Serás sencillo de corazón y rico de espíritu.

(...) No te enaltecerás a ti mismo, sino que serás humilde en todo. No te arrogarás gloria. No concebirás una determinación perversa contra tu prójimo, ni infundirás a tu alma temeridad» (Epist. Barnab. 19,2-3).


Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*9:1-50 Última etapa de la actividad en Galilea, que completa la presentación de Jesús y de su mensaje. Se enaltece su figura (deseos de Herodes, signo de los panes, confesión de Pedro, transfiguración) y se explicitan temas importantes (muerte y resurrección, apostolado de los Doce).

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

εἰδὼς WH NA28 ] ἰδὼν Treg RP
  • παιδίον WH Treg NA28 ] παιδίου RP

Torres Amat (1825)



[23] Cada día, expresión que significasiempre que se ofrezca ocasión.

[34] El pronombre griego denota que quienes entraron en la nube fueron Jesús, Moisés yElías.

[54] Como hizo Elías contra los falsos profetas. 2 Re 1.