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Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: « Effatá », que quiere decir: «¡Ábrete!» (Marcos 7, 34) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 07

2. JESÚS REPUDIA LA PIEDAD EXTERNA Y LEGALISTA JUDÍA (7,1 -23) Esta sección, como los otros fragmentos doctrinales del Evangelio de Marcos, tiene por sí sola un fuerte significado teológico, y pone de relieve una exigencia que mira directamente a los oyentes cristianos. Históricamente se mantiene el escenario de Galilea -han llegado de Jerusalén algunos doctores de la ley, cf. 3,22-; pero el panorama espiritual es mucho más amplio: aquellos fariseos y escribas son los representantes de la religión legalista judía. Los lectores tienen ya noticia de algunos conflictos legales -la cuestión del sábado, 2,23-28 y 3,1-6-; las asechanzas y calumnias contra Jesús no constituyen nada nuevo (cf. 2,1-22). Jesús ya ha defendido con anterioridad a sus discípulos; pero ahora el enfrentamiento adquiere caracteres fundamentales. Ya no se trata de una transgresión cualquiera de la ley tal como la exponen los fariseos -concretamente la purificación levítica-, sino que los discípulos de Jesús no observan «la tradición de los antepasados». Jesús no duda en derribar este «vallado» que rodea la ley divina y revalorizar así la pura voluntad de Dios. Jesús hace una dura crítica de la piedad externa del judaísmo de entonces. Esto le da ocasión para hablar de la pureza auténtica, de una moralidad que procede del corazón y del convencimiento interno, estableciendo así las bases de la moral cristiana. Que Jesús quiera dirigirse a su comunidad es algo que se manifiesta claramente por el hecho de volver a impartir a los discípulos -como en el caso de las parábolas- una instrucción particular «en casa» y sin la presencia del pueblo (v. 17). Comparando esta sección con la última composición oratoria del capítulo 4, se reconoce una cierta continuación en la enseñanza. Así como allí se desarrollaba el mensaje del reino de Dios aplicándolo a los lectores cristianos a quienes se exhortaba a una escucha atenta y a una conducta moral fecunda, así ahora es la moral cristiana el tema central de la instrucción. En este aspecto la sección viene a ser una especie de réplica del sermón de la montaña que aparece en Mateo y en Lucas, pero que Marcos no nos ha transmitido. Es verdad que Mateo trae expresamente también la controversia a propósito de lo que es puro e impuro (c. 15), pero la presenta de un modo algo distinto; Lucas la suprime porque las circunstancias y las cosas concretas judías, de que aquí se trata, no le parecieron lo bastante comprensibles para sus lectores cristianos procedentes de la gentilidad. El problema de en qué consiste la verdadera moralidad y cómo es posible realizarla, resultaba inevitable para la fe cristiana, pues que Jesús ha vinculado de manera indisoluble religión y moral, fe y amor. Para la moral cristiana siempre resulta actual el problema acerca de la ley y la conciencia, los mandamientos externos y la obligatoriedad interna, aun cuando ya no tenga que enfrentarse con el legalismo judío. De la doctrina de Jesús Marcos ha conservado aquí una respuesta, que representa una decisión fundamental y que apunta al futuro. Que en este capítulo se trata de algo más que de reproducir un episodio histórico, lo demuestran su disposición y su orientación ideológica. Los fariseos y los doctores de la ley plantean el problema de la purificación levítica, es decir, de determinados lavatorios rituales prescritos (v. 1-6). Mas Jesús pasa inmediatamente al ataque en un terreno mucho más amplio. A la pregunta y reproche de sus enemigos: «¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los antepasados?», Jesús responde afirmando que ellos abandonan el mandamiento divino por conformarse a la tradición de los hombres (v. 8), y se lo demuestra con un ejemplo (v. 10-13). Sólo en la instrucción al pueblo (v 14 ss) y a los discípulos (v 17-23) se trata más tarde el problema de lo puro y lo impuro, pero de una forma radical que desborda el planteamiento inicial del problema. De este modo la disputa circunstancial sirve de ocasión a una exposición más profunda y a una declaración fundamental de Jesús. Esta presentación no es casual; con fina sensibilidad ha anticipado el evangelista la polémica para exponer después la instrucción positiva. La aplicación a la comunidad se manifiesta hasta en el mismo catálogo de vicios, formulado en un tono, más helenista que en Mateo. Por eso leemos la sección con la mirada puesta en la comunidad distinguiendo en ella dos temas: estatutos humanos y precepto divino (v. 1 -13); lo puro y lo impuro (v 14 23).

a) Estatutos humanos y precepto divino (Mc/07/01-13).

1 Se reúnen en torno a él los fariseos y algunos de los escribas llegados de Jerusalén. 2 Y al ver que algunos de sus discípulos se ponían a comer con manos impuras, esto es, sin lavárselas -3 pues los fariseos y los judíos en general, no comen sin lavarse antes las manos con un puñado de agua, por guardar fielmente la tradición de los antepasados, 4 y al volver de la plaza no se ponen a comer sin antes sumergir sus manos en el agua, y hay otras muchas prácticas que aprendieron a guardar por tradición, como lavar los vasos, las jarras y la vajilla de metal-, 5 le preguntan, pues, los fariseos y los escribas: «¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los antepasados, sino que se ponen a comer con manos impuras?» 6 Pero él les contestó «Bien profetizó Isaías de vosotros los hipócritas según está escrito: «Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí; 7 vano es, pues, el culto que rinden, cuando enseñan doctrinas que sólo son preceptos humanos» (Isa_29:13). 8 Dejáis el mandamiento de Dios, por aferraros a la tradición de los hombres.»

Los fariseos (cf. 2,16.18.24) eran una fraternidad organizada o un partido religioso, sobre los que fácilmente nos forjamos falsas ideas. En modo alguno se identificaban sin más ni más con lo que hoy entendemos por hipócrita, con quienes sólo pretenden deslumbrar con una piedad de apariencias. Por fidelidad a la ley de los padres querían cumplir en conciencia todas las prescripciones para alcanzar el beneplácito divino y la salvación prometida por Dios teniendo parte en el mundo futuro. Querían dar al pueblo una santidad sacerdotal y acelerar así la venida de los tiempos mesiánicos. A causa de su serio empeño y de su entrega en favor del pueblo gozaban de gran consideración en amplios sectores. Por lo demás en su celo religioso daban gran valor hasta a las prescripciones más insignificantes. No se contentaban con los preceptos contenidos en el Antiguo Testamento, sino que seguían otras muchas prescripciones que sus doctores de la ley habían dado mediante la interpretación y acomodación de la ley mosaica. Estas son las tradiciones de los antepasados que Jesús ataca. Las prescripciones purificadoras, a que alude el presente texto, obligaban en su origen a los sacerdotes que ejercían el servicio litúrgico en el santuario; pero los fariseos querían extenderlas a todo el pueblo y a la vida cotidiana para preparar así a Dios un pueblo sacerdotal y santo. Las crecientes prescripciones de acuerdo con «la tradición de los antepasados» llegaron a equipararse a la ley mosaica y representaban una carga pesada para la gente en su vida de todos los días. Los judíos que no se acomodaban a tales prescripciones eran considerados como «plebe que no conoce la ley» (cf. Jn 7.49) y hasta como transgresores de la misma ley. El afán farisaico por la observancia externa de la ley es siempre un peligro para los hombres «piadosos», que por lo mismo se consideran mejores que los demás, posponen el amor y se hacen duros y orgullosos (cf. /Mt/23/23). Se olvidan fácilmente de que también ellos necesitan de la misericordia divina. Cuando se impone el legalismo -cumplimiento de la ley al pie de la letra- junto con la complacencia del hombre en sí mismo, surge la caricatura del fariseo. La hipocresía que Jesús les reprocha, no debe ser una desfiguración intencionada, sino que puede significar simplemente la contradicción entre lo que aparece a los ojos de los hombres y la actitud interna tal como Dios la juzga (*). No deja de ser una tragedia humana el que tales hombres que quieren ser piadosos de una manera ejemplar quebranten de hecho la voluntad de Dios. Pero existe también la tentación de juzgar a los otros como fariseos y hacerse uno mismo fariseo. Las fraternidades farisaicas estaban extendidas por todo el país; los doctores de la ley tenían sus escuelas, sobre todo en Jerusalén, donde reunían a los discípulos en torno suyo. Ahora han llegado algunos a Galilea y advierten que los discípulos de Jesús no observan los lavatorios prescritos antes de las comidas. No se trata simplemente del descuido de la limpieza, sino del desprecio de las prescripciones rituales relativas a la pureza. Marcos da a sus Iectores unas ciertas aclaraciones al respecto: en general era necesario purificarse antes de comer al menos con un «puñado» de agua (**) Cuando se volvía de la plaza, donde había un mayor peligro de impurificación levítica -en razón del trato con los paganos-, había que meter los brazos hasta el codo en un gran recipiente (cf. Joh_2:6). Incluso se prescribían ciertos lavatorios de copas, jarros y otros cacharros. Jesús pasa por alto todas estas prescripciones minúsculas, estos estatutos humanos con una sentencia profética (v. 6-7). Los profetas se habían pronunciado a menudo contra una piedad cúltica meramente externa y habían exigido una conciencia recta, el refrendo moral y la penitencia. No un servicio de labios afuera sino la entrega del corazón a Dios, no unos estatutos humanos sino el mandamiento de Dios: ésas son las exigencias que Jesús opone a los críticos. Estas palabras del libro de Isaías tuvieron seguramente gran importancia para la naciente Iglesia cristiana, que aspiraba a un culto espiritual y moralmente fecundo (Rom_12:1), y quería ofrecer a Dios «sacrificios espirituales» (1Pe_2:5), obras de amor que el Espíritu Santo hacía posibles. Sin embargo, no hay que arrancar esas palabras de su contexto histórico. No se reprueba cualquier culto, sino sólo el servicio de labios sin el sentimiento correspondiente, la estrechez ritualista que olvida y posterga la voluntad de Dios ética o moral por encima de las prescripciones externas. En una época en que muchos teólogos quieren reducir el servicio de Dios a un servicio en el mundo y para el mundo, abogando por un cristianismo claramente «arreligioso» limitado a un encuentro «entre los hombres», en una época así conviene recordar que Jesús personalmente visitó el templo y tomó parte en las fiestas religiosas de su pueblo, y que la Iglesia primitiva desarrolló nuevas formas de culto según el legado de su Señor: el servicio adecuado a la palabra divina y a la celebración eucarística. También aquí vale aquello de que conviene hacer una cosa sin abandonar la otra (cf. Mat_23:23). Existe un culto divino directo en la alabanza, la acción de gracias y la súplica, un encuentro de la comunidad con Dios en la mesa de la palabra y en la celebración de la cena del Señor; y existe también un culto indirecto en el cumplimiento de las obligaciones terrenas que imponen la profesión y la familia, en la ayuda a los necesitados, en el amor y lealtad a los semejantes.

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* Que con la «hipocresía» no se piensa sólo en el disimulo, es algo que se deduce de pasajes como Luk_12:56 :Luk_13:15s y de los numerosos reproches que aparecen en el gran discurso de las maldiciones contra los hipócritas fariseos y doctores de la ley (Mt 23). Es una desobediencia a la voluntad divina que lleva a denegar la fe a la predicación de Jesús. Véase W. BEILNER, art. Hipócrita en el Diccionario de teología bíblica de J.B. BAUER. Herder, Barcelona 2, 1971.

** La expresión griega -literalmente «con el puño»- no resulta clara; algunos intérpretes entienden «con el codo», es decir, hasta el codo; pero esto conviene más bien al segundo caso, al regreso de la plaza.

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9 Y les añadía: «Anuláis bonitamente el precepto de Dios, para guardar vuestra tradición. 10 Efectivamente, Moisés mandó: «Honra a tu padre y a tu madre»; y también: «El que maldiga a su padre o a su madre, que muera sin remisión» (Exo_20:12; Exo_21:17). 11 Pero vosotros afirmáis: Sí uno dice al padre o a la madre: Declaro korban -esto es, ofrenda sagrada- todo aquello con que yo pudiera ayudarte, 12 ya no le dejáis hacer nada en favor de su padre o de su madre; 13 de manera que anuláis la palabra de Dios, por esa tradición vuestra que vosotros habéis transmitido. Y hacéis otras muchas cosas por el estilo.»

Jesús elige un caso extremo en que un precepto humano puede llevar al quebrantamiento de un mandamiento divino. El deber de honrar al padre y a la madre, de no «maldecirlos» y de sostener a los progenitores ancianos y necesitados, había sido refrendado por el mandamiento de Dios y así lo habían reconocido naturalmente los doctores de la ley. Pero también la suspensión de un voto era un deber santo. Ocurría que un judío mediante el voto del sorban hacía una donación al templo, diciendo: «Sea esto ofrenda sagrada», con lo cual sustraía el objeto señalado al uso profano, incluso en favor de sus progenitores. Más tarde esto se convirtió en una fórmula con la que se impedía a los demás la posesión de muchos bienes, aunque luego jamás se entregasen al templo. El abuso por el que se perjudicaba a los progenitores mediante el voto del korban, debió haberse extendido ya en tiempo de Jesús. Jesús, sin embargo, pone el precepto del amor por encima de los holocaustos y cualquier otro sacrificio (Exo_12:33) no permitiendo la supresión de los deberes frente a los padres ni siquiera en aras de un voto. Dios no desea ser honrado y amado a costa del amor al prójimo. Quien interpreta así la Escritura establece unos preceptos humanos en detrimento de la voluntad de Dios. Es un ejemplo de la resolución soberana de Jesús en los problemas de la ley (cf. 1,22), de su lucha inflexible en favor de la causa de Dios (cf. 16,6-9); pero también de su convicción de que Dios es amor y no quiere ser más que amor, amor al prójimo con el que es amado él mismo. Es el principio fundamental que ha establecido como regla de toda nuestra conducta: el amor de Dios y del prójimo están indisolublemente ligados (12,30s). Quien ama a Dios debe amar también a su prójimo. En el amor queda superado cualquier tipo de legalismo.

b) Lo puro y lo impuro (Mc/07/14-23).

14 Y llamando de nuevo junto a sí al pueblo, les decía: «Oídme todos y entended: 15 Nada hay externo al hombre que, al entrar en él, pueda contaminarlo; son las cosas que salen del interior del hombre las que lo contaminan.» [16 «El que tenga oídos para oír, que oiga.»] 17 Y cuando entró en casa, alejado ya de la gente, le preguntaban sus discípulos el sentido de 1a parábola. 18 Y les contesta: «¿Tan faltos de entendimiento estáis también vosotros? ¿No comprendéis que nada de lo externo que entra en el hombre puede contaminarlo, 19 porque no entran en el interior de su corazón -con lo cual declaraba puros todos los alimentos-, sino que pasa al vientre y luego va a parar a la cloaca?» 20 Y seguía diciendo: «Lo que sale del interior del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 21 Porque de lo interior, del corazón de los hombres, proceden las malas intenciones, fornicaciones, robos, homicidios, 22 adulterios, codicias, maldades, engaño, lujuria, envidia, injuria, soberbia, insensatez. 23 Todos estos vicios proceden del interior y son los que contaminan al hombre.»

Después del enfrentamiento con los enemigos, Jesús convoca al pueblo para impartirle una doctrina importante; es también un aviso a la comunidad cristiana para que escuche atentamente las palabras de su Maestro. La ocasión, que fue el lavatorio ritual de las manos (v. 2), queda ya en un segundo plano, pues la palabra de Jesús a la multitud no trata ya de los lavatorios sino de los alimentos y de su uso. La doctrina de Jesús no mira sólo a algunas prescripciones legales judías, sino al problema fundamental de qué es puro y qué impuro. Con una frase enigmática y al modo de las parábolas invita a sus oyentes a la reflexión. La sentencia en su formulación general resulta difícil de entender; pero la gente, al igual que en la predicación en parábolas (c. 4) debe «oír y entender». La sentencia exhortando a escuchar atentamente (v. 16) es la misma que aparece al final de la parábola del sembrador (4,9), pero sólo está parcialmente testificada y no parece original. No se dice lo que Jesús continuó exponiendo al pueblo ni cómo éste entendió su palabra. La explicación se reserva al estrecho círculo de los discípulos, a los que estaban con él (4,10), y a través de ellos se brinda a la comunidad cristiana y creyente. Tampoco a los discípulos se les alcanza el sentido de la frase enigmática; pero, como son hombres dispuestos a creer y leales, Jesús se lo descifra todo a solas -como ya hizo con las parábolas, 4, 34-, «en casa», como se dirá aún varias veces (9,28.33; 10,10). La comprensión de los discípulos pertenece al tiempo del ministerio terrenal de Jesús exactamente igual que su «secreto mesiánico» y es una constante exhortación a meditar sus palabras y sus hechos profundamente y con fe. Jesús explica a sus discípulos que bajo la frase enigmática late la imagen de los alimentos que llegan al hombre desde fuera y siguen su camino natural. Jesús habla sin reparos de las cosas naturales. El comer y la expulsión de los alimentos es una cosa natural y nada tiene que ver con la «pureza» en un sentido moral y religioso. Esto constituye una postura libre y audaz para los judíos que conservaban las ideas antiguas acerca de la «impureza» de determinados animales y alimentos así como sobre la contaminación que implicaban ciertos procesos naturales -en el terreno sexual- y ciertos contactos -con los leprosos y los cadáveres-, y que observaban en general muchos tabúes-cúlticos. Ese punto de vista de Jesús responde a su apertura al mundo y a su afirmación de las cosas creadas, punto de vista que adopta también la Iglesia primitiva. Esta elimina la distinción entre animales puros e impuros y las correspondientes prescripciones dietéticas (Act_10:11-15.28), suprimiendo así el obstáculo que representaban para el mundo pagano. En la lucha contra el gnosticismo, que despreciaba la materia, el cuerpo y el matrimonio, las cartas pastorales afirman: «Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada que se tome con acción de gracia puede ser rechazado» (1Ti_4:4). Este es uno de los aspectos del veredicto de Jesús, a sus ojos no el más importante, pero que para la Iglesia primitiva y para nosotros no carece de gran interés.

Más importante es la segunda parte de la sentencia de Jesús relativa a la verdadera contaminación. Del interior del hombre, de su corazón, suben los pensamientos y deseos que inducen a las malas acciones y a los vicios. Con ello ha establecido Jesús el principio decisivo de la moral, anclando la moralidad en la decisión consciente del hombre, al mismo tiempo que inserta la vida religiosa en el terreno moral y le da una mayor interioridad. Para aquella época esto representaba un esclarecimiento necesario, para nosotros es algo que se ha hecho evidente. Mas ni siquiera hoy resulta superfluo referirse a la tendencia del corazón humano a producir pensamientos y deseos. Jesús conoce el corazón humano cuyas «tendencias son malas desde su juventud» (Gen_8:21), aunque Dios creó al hombre a su imagen (Gen_9:6).

Pese a la afirmación de lo creado y de su bondad natural, pese a la alta valoración del hombre y de su imagen y semejanza divina, la experiencia de este mundo muestra que el hombre tiene una tendencia oscura y misteriosa hacia el mal, que es la fuente de la inmoralidad, de los pecados y vicios. Puede extrañar que Jesús no hable aquí de los pensamientos y acciones del hombre buenos y puros. Ello se debe en parte al planteamiento de la cuestión: ¿Qué es lo que contamina al hombre? Pero es evidente un cierto pesimismo en el enjuiciamiento moral del hombre. Ello está en relación con las exigencias de conversión que proclama Jesús y que afectan a todos los oyentes sin distinción. Pablo ha interpretado correctamente la doctrina de Jesús al decir que «todos pecaron y están privados de la gloria de Dios» (Rom_3:23). Así no nos extraña que siga ahora un largo catálogo de vicios. Esta especie de exhortación moral, que pretende despertar el temor y horror al vicio y al pecado, puede tal vez decirnos muy poco. Nuestro tiempo ha perdido algo que el paganismo antiguo, aun cuando moralmente no estuviese a gran altura, todavía poseía: un sentimiento natural hacia la belleza de la virtud y la fealdad del vicio. Los catálogos de vicios y de virtudes gozaban de gran popularidad en la predicación moral de los filósofos itinerantes paganos, y también se encuentran, aunque de otra forma, en la literatura judía(*). Se exponen más desde un punto de vista retórico que sistemático, y en su elaboración se descubre algo del espíritu de sus autores. En el mismo pasaje Mateo da a este catálogo de vicios una forma distinta mencionando siete vicios y ordenándolos según el decálogo. Marcos enumera trece en los que apenas es posible señalar un orden ideológico. Pensando en sus lectores cristianos, procedentes del paganismo le interesa más el efecto retórico: los siete primeros aparecen en plural y los otros seis en singular, todos dispuestos en un ritmo sonoro; la pluralidad de malas acciones -«todos estos vicios»- debe mostrar de un modo sobrecogedor hasta dónde puede llegar el corazón humano. Hacia el comienzo del catálogo de vicios (después de las «malas intenciones» en general) figuran las malas acciones que hoy como siempre constituyen los pecados y crímenes más frecuentes: fornicaciones, robos, homicidios; se mencionan después los adulterios, codicias y maldades. Más adelante aparece la envidia («mal ojo» en el texto original), y así es como en el Antiguo Testamento se designan tanto los deseos sexuales como las miradas envidiosas y codiciosas. Hacia el final, la «injuria» empareja bien con la «soberbia» o el orgullo, el pecado del espíritu que encastilla al hombre en sí mismo al tiempo que le hace insensible a los derechos de sus semejantes y de Dios. Por ello, el último miembro «la insensatez» tiene probablemente un sentido más profundo que entre nosotros. En la Biblia el «insensato» es el hombre que no conoce a Dios, que le olvida y desprecia en su ceguera y satisfacción de sí mismo (cf. Psa_10:3s; Psa_14:1; Luk_12:20).

Marcos, que no nos ha transmitido el sermón de la montaña, nos ha conservado así un fragmento esencial de la doctrina moral de Jesús. Y nos muestra a Jesús con toda su seriedad moral, pero también con su conocimiento profundo del corazón humano. Este fragmento doctrinal es un guía inestimable para conocer el interior del hombre: su conciencia o, como dice Jesús, el corazón como fuente primera y factor decisivo de nuestra conducta buena o mala. Si el corazón del hombre está limpio y puro, brotan de él, como de un manantial transparente, también los pensamientos y las acciones buenos.

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* En el Nuevo Testamento aparecen numerosos catálogos de vicios y virtudes. Si antes se pensaba sobre todo -y en especial por lo que a Pablo se refiere- en modelos de ética estoica, ahora los escritos de Qumrán nos han demostrado que también en el judaísmo existía una doctrina precisa sobre las virtudes y los vicios.

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3. CORRERÍAS APOSTÓLICAS HASTA UNA REGIÓN PAGANA (7,24-8,30). Después del problema del legalismo judío parece como si el evangelista quisiera orientar la mirada de sus lectores hacia el mundo pagano. Cierto que para eso sólo dispone de un episodio que le ha llegado por tradición: la curación de la hija posesa de una mujer pagana de Sirofenicia (7.24-30). Marcos sitúa el episodio inmediatamente al comienzo de la nueva sección. Para Jesús y los discípulos empieza un período de constante peregrinar; pero por las indicaciones locales y por las noticias del viaje (7,31; 8,10.13.22.27) no es posible hacerse una idea clara de los caminos que Jesús ha seguido. A excepción de 7,3], tampoco el evangelista pretende ordenar los relatos particulares. Hasta el segundo relato de la multiplicación de los panes viene introducido con la observación general de «por aquellos días» (8,1); de ahí que permanezca la duda de si Marcos piensa en una región pagana como escenario y en los gentiles como participantes del banquete milagroso. Trazando una especie de arco, Jesús regresa del Norte al lago de Genesaret (7,31); allí tiene lugar la curación del sordomudo. Después de la (segunda) multiplicación de panes, Jesús atraviesa de nuevo el lago (8,10). Jesús regresa luego a Betsaida en el extremo septentrional del lago donde cura a un ciego (8,22-26). Desde allí se puede alcanzar, más hacia el Norte, la región pagana de Cesarea de Filipo, donde se enmarcan la pregunta a los discípulos y la confesión de Pedro (8,27-30); pero no se dice que Jesús haya llegado allí con sus discípulos directamente desde Betsaida. Difícilmente puede pretender el evangelista ordenar sus materiales desde un punto de vista geográfico. En este sentido donde mejor se puede reconocer su propósito es en 7,31. Con un giro rápido e impreciso describe una vasta región en la que Jesús se hallaba entonces de camino. Le interesa más otro punto de vista: Jesús no se vincula al pueblo de Galilea y evita el territorio judío; visita también unas regiones alejadas y paganas. Tal vez esto le baste al evangelista, que no tiene a mano datos más precisos para presentar a sus lectores el universalismo de Jesús, su apertura a todos los hombres. En el segundo relato de la multiplicación de panes se dice que «algunos vinieron de muy lejos» (8,3). Más de eso, siendo fiel a la historia, no lo puede decir el evangelista, dado que Jesús no ha ejercido ninguna misión fuera de Israel. En el cuadro general de su Evangelio, y antes de cerrar los hechos del ministerio de Jesús en Galilea, quiere Marcos mediante algunos episodios que le proporcionaba la tradición, iluminar la ininterrumpida actividad de Jesús en favor de la salvación de los hombres. Siguen realizándose algunas expulsiones de demonios (cf. 7,29) y algunas curaciones -las del sordomudo y del ciego- y sigue Jesús compadeciéndose del pueblo sin querer abandonarlo por completo (8,2s). Pero en lo más profundo sigue siendo el incomprendido, incluso entre sus discípulos (8,17-21). Se le pide un signo del cielo, gesto que sólo puede considerar como una incredulidad (8,11s). Sabe de los sentimientos retorcidos y peligrosos de los fariseos y de Herodes (8,15) y previene contra ellos y contra el endurecimiento del corazón a los discípulos, en el que también ellos pueden caer (8,17s). Así se amontona todo en la última escena en que Jesús echa una mirada retrospectiva y hace cuentas. No es ciertamente un balance satisfactorio, aun cuando Pedro le haya confesado como Mesías, pues tal confesión no tenía entonces ni claridad ni fuerza (cf. 8,32s), cosas que sólo alcanzará después de la muerte y resurrección de Jesús. Pero esa confesión es el puente hacia la revelación de la verdadera mesianidad de Jesús que, según el designio salvífico de Dios, se apoya en los padecimientos y muerte del Hijo del hombre (8,33). La presente sección con sus cambiantes imágenes e impresiones quiere preparar veladamente al lector para el misterio de la pasión de Jesús.

a) La mujer pagana de sirofenicia (Mc/07/24-30).

24 Partió de allí y se dirigió a los territorios de Tiro. Entró en una casa y quería que nadie lo supiera, pero no consiguió pasar inadvertido; 25 porque en seguida, una mujer que tenía a su hijita poseída de un espíritu impuro, apenas oyó hablar de él, vino a postrarse a sus pies. 26 Esta mujer era griega, sirofenicia de origen; y le suplicaba que arrojara de su hija al demonio. 27 Jesús le decía: «Deja que primero se sacien los hijos; porque no está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos.» 28 Ella le contestó: «Es verdad, Señor; pero los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.» 29 Entonces él le dijo: «Por esto que has dicho, vete; que ha salido de tu hija el demonio.» 30 Se fue ella a su casa, y encontró que la niña estaba acostada en la cama, y que ya había salido el demonio.

No es casual que el evangelista conecte este encuentro de Jesús con una mujer pagana con la precedente crítica al legalismo judío. Pensando en sus lectores cristianos procedentes del paganismo, quizá quiso presentar este período de peregrinaciones bajo la perspectiva de una misión a los paganos; pero permanece fiel a la tradición y a la verdad histórica de que Jesús se abstuvo de predicar a los gentiles y de extender su actividad. Las primeras palabras de Jesús a la sirofenicia (v. 27) no deja ninguna duda al respecto. Mas Jesús no pensaba con el particularismo judío, visita un país pagano sin indecisiones, penetra allí en una casa sin temor a contaminarse y, excepcionalmente, accede a la petición de una mujer pagana y libera a su hija del demonio. El país de Tiro (y Sidón) era el límite septentrional de Galilea y estaba habitado por gentiles y hasta por enemigos de los judíos. No se dice por qué Jesús se alejó tanto de Galilea; pero conviene tener en cuenta su propósito de apartarse del pueblo ya desde la multiplicación de los panes (6,32.45). Mas como entonces el pueblo le seguía y continuaba buscándole como curador taumatúrgico (6,53-56), tampoco ahora puede mantenerse oculto. Los lectores saben ya por el resumen de 3,8 que gentes de Tiro y Sidón habían ido a Galilea, atraídas por su fama. Así que Jesús no era en aquel país un desconocido. El episodio en sí es una perla de la tradición. La mujer pagana, de Sirofenicia -la región meridional de aquella franja costera- muestra una fe fuerte, similar a la de la hemorroisa, y no se desalienta por la negativa inicial de Jesús. La frase metafórica del Maestro quiere decir que ha sido enviado primero a los hijos de Israel y que no debe preferir a los paganos. A propósito de esto se ha observado a menudo que los judíos se consideraban hijos de Dios y que en ocasiones designaban despectivamente a los paganos como «perros», un insulto fuerte en Oriente. Con tal insulto, sin embargo, se pensaba en los perros vagabundos y callejeros, mientras que Jesús habla de los perrillos, es decir, perros que viven en la casa, y así lo entiende la mujer (*). Por lo que Jesús no emplea ningún término injurioso, sino que como tantas otras veces acuña una imagen para expresar una idea. Con frecuencia ha provocado extrañeza el término «primero». ¿No habrá sido el propio Marcos quien haya agregado esa palabra con la mirada puesta en la misión cristiana? ¿No habrá querido reconocer así la primacía de Israel sin cerrar por ello la puerta a los gentiles (cf. Rom_1:16; Rom_2:9s)? Pero la expresión pertenece indisolublemente a la frase tal como está, y la motivación siguiente no puede negar rotundamente el alimento a los cachorrillos sino subrayar simplemente la primacía de los hijos. Los perrillos no deben saciarse a costa de los niños. La palabra de Jesús no constituye una negativa total sino sólo una indicación de que debe llevar primero y con preferencia a Israel la bendición del tiempo de salvación. Ello responde por lo demás a su postura habitual, pues aun limitando su misión al pueblo judío, nunca excluyó a los paganos de la salvación. Jesús esperaba que vendrían de Oriente y de Occidente y que tendrían parte en el reino de Dios (Mat_8:11). Marcos ha indicado ya esta «venida» o acercamiento de los paganos en el cuadro de 3,8, y bajo esa misma luz contempla ahora a la sirofenicia. La mujer toma la imagen empleada por Jesús y la aplica agudamente en su favor: también los cachorrillos que están debajo de la mesa comen las migajas del pan de los hijos. «Por eso que has dicho...» Jesús le concede el cumplimiento de su petición y, pronuncia la palabra salvadora, incluso a distancia. ¿Se deja Jesús persuadir por la agudeza de la mujer? No; recompensa únicamente su firme confianza en él, una confianza tan sencilla, astuta y conmovedora como la de la mujer que padecía el flujo de sangre. Jesús no necesita en modo alguno cambiar sus convicciones y propósitos; la mujer solo le ha hecho cambiar de opinión en apariencia. En realidad la razón que Jesús da permite esa excepción, y él sólo podía desear que la fe de la mujer fuese lo bastante fuerte como para comprender y atrapar esa posibilidad. Es inútil preguntarse si quiso someter a prueba la fe de aquella mujer. De hecho, para ella fue así, y supo superar esa prueba brillantemente. De este modo el episodio se torna una vez más en un ejemplo de fe. La mujer se va a su casa y encuentra a su hija curada. El evangelista no subraya la nueva prueba de fe que representaba el hecho de confiar en la palabra de Jesús pronunciada a distancia (cf. Joh_4:50). A Marcos le preocupa más la actitud de Jesús frente a aquella pagana y sólo consigna la curación operada. Mas para los lectores cristianos del paganismo aquella mujer innominada, que se acerca a Jesús llena de confianza, solicita su ayuda, no se desalienta y pronuncia una palabra rebosante de fe humilde y fuerte, se convierte en imagen y ejemplo de ellos mismos, réplica adecuada del centurión pagano que Mateo y Lucas presentan a sus lectores tomándolo de otra tradición (Mat_8:5-13; Luk_7:1-10). En Mateo Jesús dice a la mujer gentil: «Mujer, grande es tu fe» (Mat_15:28). Esa grandeza radicaba en lo inconmovible de su confianza cuando Jesús la rechazaba al parecer. Una fe auténtica no se rinde al desaliento, aunque Dios parezca ocultarle su rostro. Esa fe contiene siempre algo de la confianza «capaz de trasladar montañas» (cf. 11,23).

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* P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmad und Midrasch 1, Munich 1922, P. 722, observa que el perro pasaba por ser «la criatura más despreciable, desvergonzada y miserable. Así se acuñó el gravísimo insulto de llamar perro a un hombre». De todos modos, la forma diminutiva del nombre no es despectiva, como demuestra el mismo Billerbeck con otro pasaje del Talmud en que se habla de una mujer que juega con el «perrillo» o pieza del juego de damas (p. 726).

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b) Curación de un sordomudo (Mc/07/31-37).

31 Salió de los territorios de Tiro, y, a través de Sidón, nuevamente se dirigió hacia el mar de Galilea, en pleno territorio de la Decápolis. 32 Le traen un sordomudo y le ruegan que le imponga la mano. 33 Y llevándoselo aparte, fuera de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva le tocó la lengua: 34 levantando entonces los ojos al cielo, suspiró, y le dice: «¡Effathá!», que significa: «¡Ábrete!» 35 Se le abrieron los oídos e inmediatamente se le soltó la lengua y comenzó a hablar correctamente. 36 Les mandó con insistencia que no lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba él, tanto más lo proclamaban ellos. 37 Y, sobremanera atónitos, decían: «Todo lo ha hecho perfectamente: hace oír a los sordos y hablar a los mudos.»

Este relato detallado de una curación lo ha encontrado Marcos en la tradición insertándolo en el marco de las correrías apostólicas de Jesús. Las gentes que llevan el sordomudo a Jesús y le suplican que le imponga las manos (cf. 6,5) eran ciertamente judíos en el relato tradicional. Cuando al término del episodio exclaman «Todo lo ha hecho perfectamente: hace oír a los sordos y hablar a los mudos», están citando una frase tomada de un vaticinio del profeta Isaías para el tiempo de la salvación (Isa_35:5). Para la comunidad cristiana este vaticinio se cumple en el ministerio de Jesús: Dios envía a su pueblo la salvación prometida. Pero Marcos se apodera del episodio y lo expone pensando sobre todo en sus lectores cristianos procedentes del paganismo. Mediante una indicación de viaje lo relaciona con la narración precedente; quiere dar la impresión de que esta curación sorprendente ha tenido lugar en una región donde al menos cabe pensar que los asistentes al acto no eran judíos. Los pormenores del viaje de Jesús resultan bastante imprecisos. Según la lectura más probable, Jesús se dirige primero desde Tiro más hacia el norte, hacia Sidón; dobla después y regresa al lago de Genesaret «en pleno territorio de la Decápolis»; es decir, a la orilla oriental del lago. Evita, pues, Galilea y se encuentra, según Marcos, en una región donde también tuvo lugar el exorcismo y curación del endemoniado de Gerasa (Isa_5:1-20). La nota redaccional no persigue ningún objetivo histórico ni geográfico; lo que pretende es llamar la atención de los lectores sobre la importancia del episodio para ellos mismos: la acción salvífica de Jesús mira al mundo pagano. También para ellos Dios «todo lo ha hecho perfectamente» por obra de Jesús. Del mismo modo elabora Marcos todo el relato de la curación de acuerdo con sus ideas. Subraya ante todo la orden de silencio de Jesús (v. 36), aunque aquella gente no le obedece, y «proclaman» cada vez más lo que habían visto como «proclamó» antes su curación por la Decápolis el poseso de Gerasa (Isa_5:20). Vale la pena reflexionar sobre el antiguo relato en sí mismo. La gente presenta a Jesús un sordo que, por la misma dureza de oído, sólo puede hablar con mucha dificultad, y tal vez sólo balbucía o tartamudeaba: toda una imagen de la impotencia humana. En su mentalidad especial suplican a Jesús que quiera imponerle las manos y poder así aliviarle o curarle del todo. Jesús toma la miseria humana muy a pecho: introduce sus dedos en los oídos del sordo y le toca la lengua con su saliva. Se acomoda así al pensamiento del pueblo y no deja duda alguna de que quiere sanarle de su mal. Sin embargo, todo eso no es más que la preparación; la curación propiamente dicha se realiza por su palabra soberana. Jesús la pronuncia por propia iniciativa, pero después de haber elevado los ojos al cielo y en comunión con su Padre celestial. él mismo está íntimamente conmovido, como lo revela su suspiro. La palabra aramea que se nos ha conservado, y que el evangelista traduce para los lectores, no se dirige a los órganos enfermos sino al mismo paciente: «¡Ábrete!» En la concepción judía, todo el hombre está enfermo y cuando se cura, la salud opera también sobre los órganos dañados. El resultado llega inmediatamente: los oídos se abren y el impedimento de la lengua -imagen de la dificultad que tenía para hablar- se suelta. Por antiguo que sea el relato, por extraño que pueda resultarnos -por ejemplo, la fuerza curativa de la saliva-, el cuadro constituye una imagen adecuada de lo que ocurrió con la curación que Jesús llevó a cabo: todo el hombre ha quedado sano. Las dolencias que deforman la creación de Dios quedan eliminadas y vuelve a brillar el esplendor original de la creación. Es un signo de la creación nueva que Dios realizará algún día. En la mañana de la creación Dios todo lo hizo bien (Gén 1), en el día de la consumación «todo lo hará nuevo» (Rev_21:5). Según el relato evangélico, la curación se verificó aparte, fuera de la gente. El evangelista, que tanto interés pone en la reserva y secreto de la actividad taumatúrgica de Jesús, difícilmente ha encontrado ya este rasgo que subraya al máximo. En la paralela curación del ciego (Rev_8:22-27), Jesús saca al enfermo de la aldea (v. 23). En su imagen del Jesús terrenal entra el que en las grandes curaciones busque el silencio y el alejamiento de los hombres; esto le distingue de los taumaturgos helenistas sobre los que circulan muchas historias. éstos buscaban el sensacionalismo y el aplauso de los hombres; Jesús se retiraba del pueblo. Lo que sus manos y su palabra realizaban era para el propio Jesús un acontecimiento milagroso de la proximidad divina y él conservaba el misterio de su actividad divina. Esto no excluye que tales hechos deban testificar también el inminente tiempo de salvación; deben hacer reflexionar a los hombres y conducirlos a la fe. Por ello rehuye Jesús a la multitud curiosa y ávida de novedades, aunque sin retirarse de su actividad pública. El evangelista no hace sino resaltar cada vez más esta actitud de Jesús, a lo que le mueve el interés por la persona de Jesús. Las obras salvíficas de Dios que Jesús realizaba, eran también obras de éste y testificaban en su favor como Mesías e Hijo de Dios. Personalmente Jesús quería permanecer oculto, pero sus obras no le permitían ocultarse. Marcos quiere suscitar en la comunidad creyente una conciencia más viva de quién era ese Jesús: el verdadero y único emisario por quien llega a los hombres la salvación de Dios y en el que se realizan las grandes promesas. No obstante, ese Jesús sólo puede y debe ser comprendido en la fe, por lo que permanece en una cierta penumbra. A los hombres les invade el pasmo, salen por completo fuera de sí; pero no llegan realmente a la fe. Esto entra, sin embargo, en los planes salvíficos de Dios, porque Jesús tiene que seguir el camino que lleva a la Cruz (Rev_8:31) para dar su vida en rescate de muchos (Rev_10:45). Es difícil que el evangelista haya querido interpretar el episodio de una manera simbólica. En modo alguno da a entender que el sordomudo deba ser un tipo para los hombres, que primero se muestran sordos al mensaje de salvación y a quienes sólo Jesús abre los oídos para escuchar y comprender. El impedimento de la lengua, de que el enfermo se ve liberado, sólo con grandes dificultades puede acomodarse a semejante interpretación simbólica.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 7.

Discusión sobre las tradiciones rabínicas. 7:1-13 (Mat_15:1-20).
Cf. Comentario a Mat_15:1-20.
1 Se reunieron en torno a El fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén, 2 los cuales vieron que algunos de los discípulos comían pan con las manos impuras, esto es, sin lavárselas, 3 pues los fariseos y todos los judíos, si no se lavan cuidadosamente, no comen, cumpliendo la tradición de los antiguos; 4 y de vuelta de la plaza, si no se aspergen, no comen, y otras muchas cosas que han aprendido a guardar por tradición: el lavado de las copas, de las ollas y de las bandejas. 5 Le preguntaron, pues, fariseos y escribas: ¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los antiguos, sino que comen pan con manos impuras? 6 El les dijo: Muy bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí, 7 pues me dan un culto vano, enseñando doctrinas que son preceptos humanos. 8 Dejando de lado el precepto de Dios, os aferráis a la tradición humana. 9 Y les decía: En verdad que anuláis el precepto de Dios para establecer vuestra tradición. 10 Porque Moisés ha dicho: Honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte. 11 Pero vosotros decís: Si un hombre dijere a su padre o a su madre: Korbán, esto es, ofrenda sea todo lo que de mí pudiera serle útil, 12 ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, 13 anulando la palabra de Dios por vuestra tradición que se os ha transmitido, y hacéis otras muchas cosas por el estilo.

Tratan este tema Mc-Mt. La narración de Mc es más extensa, sobre todo por razón de la explicación que hace de ciertos usos judíos a los lectores gentiles (v.2-4). Los puntos característicos de la narración de Mc son los siguientes:
V.l. Los escribas venidos de Jerusalén eran algunos. El número de éstos está restringido con relación a los fariseos venidos. Acaso vienen, como especialmente técnicos en la Ley, para garantizar la obra de espionaje, o para completar esta representación de espionaje enviada, más o menos oficiosamente, por el Sanedrín, o al menos con su implícita complacencia (Jua_1:19.22).
V.3-4. Mc explica a los lectores lo que significaban estos usos en la mentalidad judía y en la preceptiva rabínica. Se expone en el Comentario a Mt 15:2ss.
V.2. Comer pan es hebraísmo para expresar la comida (v.34; cf. Mat_15:2).
V.2.5. Comer con las manos impuras. Manos impuras, literalmente manos comunes (÷ïéíáÔò) para todo, es equivalente al calificativo rabínico khol, y significa profano, impuro (Hec_10:14-28; Hec_11:8; Rom_14:14; Heb_10:29) 1.
V.3. Una expresión de este versículo es oscura: Los fariseos y los judíos, si no se lavan (ðõãìô)) las manos, etc. Esta expresión griega es discutible. Se ha propuesto: a) lavarse las manos frotando con el puño, es decir, fuertemente, diligentemente 2; o meticulosamente, como hace la Peshitta 3; b) la Vulgata y el códice sinaítico lo traducen por frecuente (ðý÷íá) como sinónimo, y por influjo de Luc_5:33, en la Vulgata; c) con el puño cerrado, indicando la juntura de los dedos para purificarlos 4; d) podría tener, como en otros casos, un sentido más amplio: sería lavarse no sólo las manos, sino el antebrazo: del puño o dedos al codo 5; e) con abundante agua, que había de ser recogida en un recipiente con la mano (ðõãì).
V.13b. Mc no sólo recoge un caso concreto de korbán como motivo de censura, por anular la ley de Dios por las tradiciones de los hombres, sino que alude a otra perspectiva mayor: Y hacéis otras muchas cosas por el estilo.
V.8-10. Es muy fuerte la contraposición de lo que legisló Moisés y la tradición humana. Aquello tiene valor; esto es presentado como elaboración simplemente humana: farisaico-rabínica. Anulan la palabra de Dios (Moisés) por vuestra tradición. Se ve el interés en recoger esta enseñanza a la Iglesia primitiva contra los judaizantes y la polémica rabínica.

La verdadera pureza. 7:14-23 (Mat_15:10-20).
Cf. Comentario a Mat_15:10-20.
14 Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía: Oídme todos y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda mancharle; lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. '6 El que tenga oídos para oír, que oiga, 17 Cuando se hubo retirado de la muchedumbre y entrado en casa, le preguntaron los discípulos por la parábola. 18 El les contestó: ¿Tan faltos estáis vosotros de sentido? ¿No comprendéis añadió, declarando puros todos los alimentos que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede mancharle, 19 porque no entra en el corazón, sino en el vientre y va al seceso? 20 Decía, pues: Lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al hombre, 21 porque de dentro, del corazón del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, 22 los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. 23 Todas estas maldades proceden del hombre y manchan al hombre.

Tema propio de Mc-Mt. Después de la exposición anterior, Cristo llama a la muchedumbre y les expone la parábola contenida en los v.15-17. La negligencia del pueblo no pidió más explicaciones de la misma. Pero, ya en casa, los discípulos, acaso a iniciativa de Pedro (Mt), le piden una explicación de la misma. Y la explicación se la hace detalladamente, no sin antes dirigirles un reproche de afecto y pedagogía, registrado en ambos evangelistas: ¿Tan faltos estáis vosotros de sentido? (Mc). En realidad, el sentido fundamental de la parábola era claro. Pero esto hace ver la necesidad de ilustración que tenían los apóstoles, y la fidelidad de su narración a la hora de la composición de los evangelios. No deja de extrañar el que, si Cristo declara la verdadera pureza e impureza moral de la legislación legal sobre los alimentos (Luc_11:37ss; Dt c.14), aparezcan en la primitiva Iglesia dudas y discusiones sobre ello (Hec_15:28-29; Hec_10:14; Gal_2:11-17, etc.). Pero se explica teniendo en cuenta que la exposición de Cristo era una enseñanza genérica, destacándose el aspecto moral e interno de la misma legislación, mientras que los judaizantes planteaban el aspecto jurídico de la vigencia de la ley mosaica como soporte del cristianismo 6. El ataque a este punto es muy fuerte, ante algo muy arraigado en la práctica judía (cf. Hec_10:10-16; Hec_15:20; Gal_2:11; etc.). Parecen ya matizaciones eclesiales.
V.21-22. La clasificación de estas faltas morales que trae Mt se presta a una triple clasificación moral. Pero Mc trae una amplificación mucho mayor de ellas, acaso teniendo en cuenta los lectores a quienes iba destinada, ya que no era otra cosa que explicitación de la doctrina de Cristo (cf. Deu_5:17ss.).
Mc trae como propios: iniquidades, lascivias, la envidia, que la describe como ojo indigno (ïöèáëìüò ðïíçñüò) 7; la maledicencia contra el prójimo, y no blasfemia contra Dios, pues es el sentido que parece reclamar aquí el contexto 8; embrutecimiento moral (áöñïóýíç), embrutecimiento racional culpable, que desprecia las cosas aivinas 9.

Curación de la hija de una siró-fenicia. 7:24-30 (Mat_15:21-28).
Cf. Comentario a Mat_15:21-28.
24 Partiendo de allí, se fue hacia los confines de Tiro. Entró en una casa, no queriendo ser de nadie conocido; pero no le fue posible ocultarse, 25 porque luego, en oyendo hablar de El, una mujer cuya hijita tenía un espíritu impuro entró y se postró a sus pies. 26 Era gentil, siró-fenicia de nación, y le rogaba que echase de su hija al demonio. 27 El le dijo: Deja primero hartarse a los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los cachorrillos. 28 Pero ella le contestó, diciendo: Sí, Señor; pero los cachorrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos. 29 El le dijo: Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y, llegada a casa, halló a la niña acostada en la cama y que el demonio había salido.

Pasaje propio de Mc-Mt. El relato de Mt es más largo y con más desarrollo dramático. Mc aparece, fuera de su propósito, menos vivo y colorista. Acaso se debe a que Mc lo recoja de una tradición ambiental y lo adapte a sus lectores gentiles. Algunos puntos de Mc se indican aquí.
V.25. Califica al demonio (v.26) como espíritu impuro. 10 Era creencia ordinaria que las enfermedades eran causadas por espíritus, es decir, influjos diabólicos.
V.26. Esta mujer que Mt dice fuese cananea, probablemente queriendo indicar sólo, con la evocación de los antiguos moradores del país, que era gentil, Mc, en cambio, dice con mucha más precisión que era griega (Ýëëçíé'ò), de origen (ôù févet) siró-fenicia.
Esta mujer era helénica; con ello seguramente quiere expresarse su origen y lengua. Acaso pudiera ser prosélita n. Pero por su origen era siró-fenicia. Esta denominación aparece usada por los escritores antiguos Luciano (syrophoinix) 12 y Juvenal 13. Desde Pompeyo (64 a.C.), Fenicia quedó convertida en una provincia romana e incorporada a Siria. Ser siró-fenicia quiere decir fenicia perteneciente a la provincia romana de Siria, para distinguirla de los fenicios de Libia: de los libio-fenicios, de quienes habla Estrabón 14.
V.27. Mc tiene el contenido de este versículo más completo que Mt en la primera parte. Probablemente tiende, con la transmisión de este complemento, a suavizar el efecto de la crudeza de la frase oriental de la segunda parte para los lectores de la gentilidad. Deja primero..., sugiere bien la admisión de los gentiles a la fe en otro momento posterior. Se podría pensar en una adaptación posterior basada en una frase de San Pablo: primero al judío, y también al griego (Rom_1:16). En Mt, la frase es más tajante a favor del judaísmo (Mt v.24). La misión de Cristo personal era directamente para los judíos.
V.30. La mujer, vuelta a casa, encuentra a su hija curada y acostada en el lecho. Sugiere una enfermedad no de tipo epiléptico (cf. Mat_15:22 c).
En cambio, en Mc falta la alusión a su fe, tan destacada en Mt. Puede ser una revaloricen del Mt griego 14.

Volviendo a Galilea, cura a un sordomudo. 7:31-37.
Este relato es exclusivo de Mc. En Mt sólo se pinta uno de esos cuadros globales (Mat_15:29-31), en el cual se puede encajar este relato aislado de Mc.

31 Dejando de nuevo los términos de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando los términos de la Decapolis. 32 Le llevaron un sordo y tartamudo, rogándole que le impusiera las manos, 33 y, tomándole aparte de la muchedumbre, metióle los dedos en los oídos, escupió (en el dedo) y le tocó la lengua, 34 y, mirando al cielo, suspiró y dijo: Ephata, que quiere decir ábrete; 35 y se abrieron sus oídos y se le soltó la lengua, y hablaba expeditamente. 36 Les encargó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más se lo encargaba, mucho más lo publicaban, 37y sobremanera se admiraban, diciendo: Todo lo ha hecho bien: a los sordos hace oír y a los mudos hace hablar.

Los autores han pretendido reconstruir diversos posibles itinerarios de Cristo en este retorno hacia el lago de Tiberíades. Pero es extraño lo que dice Mc. Deja Tiro para ir al Tiberíades, mas toma la dirección de Sidón, que le aleja. Se ignora el motivo de este itinerario. En todo caso, el milagro que va a narrarse tiene lugar, según toda probabilidad, en Galilea.
Le trajeron un hombre sordo y también con un defecto para hablar. El término que se usa para describirlo (ìïãéëÜëïí) lo interpretan los autores en dos sentidos: mudo o con un defecto para hablar: tartamudo. La partícula que entra en la composición de la palabra (ìóãÏ indica fatiga, dificultad, cortedad, más que un impedimento absoluto. Es verdad que los LXX traducen el mudo ('elem) de Isaías (Isa_35:6) por esta palabra, pero no consta que esté influenciado por este pasaje en el uso de esta palabra de la versión griega de Isaías, pues era de uso tradicional (2Re_5:11).
Y le rogaban que, para curarle, le impusiera las manos. Era gesto familiar a Cristo (Mar_6:5; Mar_8:23.25). Igualmente era usado como gesto de transmisión de poderes y autoridad con el que los rabinos comunicaban el magisterio oficial a sus alumnos, lo mismo que signo de transmisión de bendiciones (Gen_48:14ss). Posiblemente estos que traían al enfermo creían que fuese condición esencial para la curación este gesto, pues era de uso tradicional (2Re_5:11). Otro sentido se expone en Luc_13:13.
Cristo se apartó con este sordomudo de la muchedumbre (cf. 8:22-26); probablemente le acompañaron, como en otras ocasiones, algunos discípulos (cf. v.36). Quería manifiestamente evitar con ello la conmoción que iba a producirse, con las posibles consecuencias de sobreexcitación mesiánica.
Ya aparte, mete sus dedos en los oídos de aquel sordo, como para indicar que iba a abrirlos, y escupiendo, o poniendo saliva en sus dedos, le tocó la lengua, como para indicar que quería facilitar otra vez el recto hablar a aquella persona. Estos gestos podían hacer pensar a gentes paganas o judías en ciertos ritos mágicos. Los rabinos tenían terminantemente prohibido a todos los que curaban heridas entremezclar con ello el susurro de palabras, menos aún de versículos bíblicos, máxime si esto se hacía utilizando saliva 15, ya que a ésta se le concedían ciertas virtudes curativas 16. La saliva era considerada en la antigüedad como remedio medicinal 17. En Cristo, esto no era otra cosa que una especie de parábola en acción, con la que indicaba lo que iba a realizar, y con lo que excitaba la fe de aquel sordo, ya que con palabras no podía hacerlo.
Pero, antes de pronunciar su palabra curativa de imperio, quiso acusar bien que no eran ritos mágicos, sino obra del Padre; miró al cielo, como indicando la fuente de la curación que iba a venir, y luego gimió (ÝóôÝíáîåí), sin duda, como forma de su oración silenciosa al Padre (Rom_8:23.26). Y dio la orden de la curación: ábrete, que Mc conservó como un recuerdo gráfico y exacto de aquella escena en su forma aramaica (ÝööáèÜ), aunque traduciéndola para sus lectores de la gentilidad.
Y el milagro se hizo. La frase con la que Mc dice que se curó su mudez es la siguiente: y se soltó el vínculo (atadura) de su lengua. Se pretendía que era el término técnico para indicar que la mudez de este hombre había sido producida por un sortilegio; alegándose para ello numerosas fórmulas mágicas que tenían por objeto el atar la lengua. 18 Pero ni Mc alude para nada, como otras veces lo hace, a ninguna posesión diabólica ni a ningún espíritu en relación con la sordera, lo que hace mucho más verosímil pensar que se trata de un simple defecto natural.
Cristo insiste en que no lo dijesen a nadie; no en vano le había apartado de la turba. Buscaba con ello evitar prematuros y desorbitados movimientos mesiánicos. Pero no hicieron caso. Cristo, sabiendo que no se había de guardar secreto, ¿por qué prohibe divulgarlo? Para que viesen que El cumplía el plan del Padre y que no buscaba ni precipitaba estos acontecimientos. Tenía que esperar a su hora.
La emoción mesiánica de la turba se desbordó 19. Y corrió por la comarca, evocándose este mesianismo, al citar y aplicar Mc a Cristo unas palabras que evocaban las que Isaías dice del Mesías: cómo hara hablar a los mudos y abrirá los oídos de los sordos (Isa_35:5.6). Y que fue la respuesta que, para probar en cierta ocasión su mesianismo, Cristo mismo alegó a los mensajeros del Bautista que venían a preguntarle si El era el Mesías (Mat_11:1-6; Luc_7:18-23).

1 Zorell, Lexicón graecum í. Ô. (1931) col.718-719. 2 Joüon, L'évang. compte tenu du substrat sémitique (1930) p.221. 3 Ba i lly, Dict. graec.-franc. ed.ll.3 p.1698. 4 Pirot, évang. s. St. Marc (1946) p.478-479. 5 Zorell, Lexicón. col. 1165-1166 n.3. 6 Bonsirven, Sur une incise dificúltense de Marc (Luc_7:19): Mélang. Podechard (1945) 11-15. 7 Janssen, Naplousa p.191ss. 8 Zorell, Lexicón. (1931) col.228. 9 Zorell, Lexicón. col.203. 10 Ayuso, Un estudio sobre la expresión espíritu impuro ? su significado en el í. T.: Est. Bíb. (1934) 377-384. 11 Zorell, Lexicón. col.417. 12 Luc., Deor. ecd. 4. 13 J U Ven AL., Sat. VIII 159. 14 Estrab., Geogr. XVII 19. 14 C. E. B. Granfield, The Cospel according to St. Mark (1959) 245; J. Alonso Díaz, Cuestión sinóptica y universalidad del mensaje cristiano en el pasaje evangélico de la mujer cananea (Mar_7:24-30; Mat_15:21-28): Cult. Bíbl. (1963) 274-279. 15 Sanhedrin B. 101a. 16 Shabbath XIV 14d. 17 Suetonio, Vesp. VII; Plinio, Nat. Hist. XXVII. 18 Deismann, Licht vom Osten (1908) p.219ss. 19 Hering, Kalós pauta pepoieken. Remarques sur Mar_7:37 : Coniec. Neot. (1947) 91-96.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



47 (d) Controversia sobre la pureza ri(-)tual (7,1-23). La controversia que corona esta sección (cf. 8,11-21) comienza con la crítica de fariseos y escribas porque los discípulos no realizaban el lavatorio ritual antes de comer (7,1-8). La crítica de Jesús de que sus adversa(-)rios sustituyen los mandamientos divinos por sus tradiciones humanas conduce al ejemplo de la práctica del korban (7,9-13). Finalmente, Jesús ofrece una afirmación pública y una ex(-)plicación privada sobre la invalidez de las le(-)yes dietéticas judías (7,14-23). Las perícopas están estrechamente conectadas por el conte(-)nido (lavatorios rituales, korban, leyes dietéti(-)cas). El interés teológico se centra en la rela(-)ción entre la ley del AT y Jesús. Rechaza la tradición farisaica sobre la observancia de la ley, advierte contra la sustitución de leyes divi(-)nas por enseñanzas humanas y la manipula(-)ción de la ley para escapar de la propia obli(-)gación, y anula las leyes dietéticas del AT. 1. los fariseos y algunos escribas: Estos adversa(-)rios nos son conocidos por la serie de contro(-)versias que encontramos en 2,1-3,6. El hecho de que los escribas procedan de Jerusalén in(-)dica que el episodio tuvo lugar en Galilea, aun(-)que el texto no concreta el tiempo ni el lugar. 2. con manos impuras, es decir, sin lavárselas: La queja se debía a que los discípulos de Jesús no seguían las prácticas tradicionales judías de la purificación ritual; el problema no era la higiene. La explicación añadida por Marcos («es decir, sin lavárselas») indica que escribía para un público que no conocía tales prácti(-)cas. 3. los fariseos y todos los judíos...: La ex(-)plicación entre paréntesis de 7,3-4 está dirigi(-)da claramente a un público no judío, lo que pone de manifiesto el tipo de audiencia y la fi(-)nalidad del evangelio, a menos que se laven sus manos: La RSV deja sin traducir la difícil pa(-)labra griega pygmé, que puede ser un latinis(-)mo procedente de pugnus/pugillus, «puñado», e.d., a puñados. Marcos estaba describiendo la cantidad de agua utilizada en el lavatorio ri(-)tual judío (véase mYad. 1,1; cf. H. Balz, EWNT 3.473). la tradición de los antepasados: Los ra(-)binos desarrollaron un concepto de tradición según el cual los grandes maestros de Israel formaban una cadena que se remontaba hasta Moisés en el Sinaí (cf. mAbot 1,1-12). Los fa(-)riseos querían extender las leyes de pureza ri(-)tual que el AT exigía a los sacerdotes a todos los israelitas, haciendo así realidad la visión de un pueblo sacerdotal. 4. purificación de co(-)pas, jarros y bandejas: Algunos biblistas perci(-)ben un tono irónico e impaciente en esta lista. Algunos manuscritos añaden a la lista «y ca(-)mas» (cf. Lv 15); puede haberse omitido acci(-)dentalmente o por lo absurdo que podía pare(-)cer lavar las camas. 6. bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas: La cita se aplica al estilo religioso de vida de fariseos y escribas. El tér(-)mino griego hypokrites describe al actor que oculta su rostro con una máscara; de aquí la connotación de «falso». Este pueblo me honra con los labios...: La cita de Is 29,13 procede de los LXX, no del texto hebreo, aunque tienen al(-)gunas diferencias con el texto de los LXX. Tal vez, Marcos (o su tradición) utilizó una tra(-)ducción griega variante, que podría haber for(-)mado parte de una antología de citas del AT. 7. en vano me dan culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos: Los LXX leen «...ense(-)ñando mandamientos de hombres y doctrinas» (cf. Col 2,22). Los fariseos y escribas dan so(-)lamente a Dios el «culto de los labios» y pre(-)sentan sus enseñanzas humanas como man(-)damientos divinos. El contexto en el que se produciría este debate en tiempos de Jesús po(-)dría haber sido el programa que tenían los fa(-)riseos de extender a todo Israel la obligación de pureza ritual. Para la Iglesia primitiva, este episodio daría una explicación de por qué los seguidores de Jesús no observaban las tradi(-)ciones judías. 8. dejáis a un lado el manda(-)miento de Dios y os aferráis a la tradición de los hombres: Esta declaración hace explícito lo que estaba implícito en la cita de Is 29,13. Los fariseos y escribas habrían negado vigorosa(-)mente esta acusación, pues se percibían a sí mismos como aquellos que hacían prácticas y concretas las enseñanzas que no estaban claras en la misma ley. 9. rechazáis el mandamiento de Dios para imponer vuestra tradición: Esta acu(-)sación recapitula el contenido de 7,1-8 y pre(-)para la ilustración del korban en 7,10-13. 10. Moisés dijo: El mandamiento divino (cf. Mt 15,4, «Pues Dios dijo») exige honrar a los pro(-)pios padres (Éx 20,12; Dt 5,16) y no hablar mal de ellos o maldecirlos (Éx 21,17; Lv 20,9). 11 .pero vosotros decís: Este versículo provoca un duro contraste entre el mandamiento divi(-)no y la enseñanza de los escribas y fariseos o ley del korban. La palabra griega korban es una transliteración de la voz aramea qorbán, que significa «ofrenda», «don». El receptor de la ofrenda es Dios. Al declarar una propiedad o una cantidad de dinero como ofrenda a Dios, el hijo podía anular cualquier derecho que sus padres ancianos tuvieran sobre ellos. Él término aparece en la inscripción de un osario que se encontró cerca de Jerusalén; «Todo cuanto se encuentre de provechoso en este osario es una ofrenda a Dios». Con este rótulo se pretendía evitar que los ladrones de tumbas robasen los objetos valiosos del osario (J. A. Fitzmyer, ESBNT 93-100). 12. hacer na(-)da por su padre o su madre: Jesús afirma que el resultado de la práctica del korban es privar a los padres del beneficio de la propiedad de sus hijos, constituyendo de este modo una infrac(-)ción del mandamiento (cf. 7,10). Lo que apa(-)rentemente es una conducta piadosa, es, en rea(-)lidad, una auténtica burla de la obligación religiosa. Algunos maestros judíos posteriores estaban de acuerdo con Jesús (cf. mNed. 9,1-2). 13. anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición: El comentario conclusivo re(-)gresa al principio general (7,8-9), ilustrado por la práctica del korban. El korban no es sola(-)mente un ejemplo aislado, sino la expresión del estilo propio con que los fariseos y escribas en(-)tendían la religión. 14. llamando de nuevo a la muchedumbre: Marcos ha dado un marco na(-)rrativo a una serie de dichos que estaban estre(-)chamente conectados con el material prece(-)dente mediante el tema puro/impuro. 15. nada que entra fuera del hombre puede mancharlo: Jesús anula las leyes de impureza ritual y die(-)téticas del AT (cf. Lv 11; Dt 14), que no sólo ocupaban amplias secciones del Pentateuco si(-)no que también influían en la vida cotidiana de los judíos. La naturaleza radical de la afirma(-)ción de Jesús y su dura ruptura con la tradi(-)ción judía ha llevado a que muchos especialis(-)tas lo atribuyan, sin duda alguna, al Jesús terreno (N. J. McEleney, CBQ 34 [1972] 431-60; J. Lambrecht, ETL 53 [1977] 24-82). Ahora bien, si estos dichos eran una clara expresión de la enseñanza de Jesús sobre las leyes dieté(-)ticas judías, ¿por qué nadie los utilizó en el de(-)bate sobre si los cristianos gentiles tenían que observar o no las leyes dietéticas? (H. Ráisánen, JSNT 16 [1982] 79-100). 16. quien tenga oídos para oír, que oiga: Este versículo está en correspondencia con la llamada a escuchar que se hace en 7,14 (cf. 4,3); podría derivarse de 4,9 y/o de 4,23. La traducción de la CB sigue a importantes manuscritos que lo omiten; en cambio la BJ lo recoge. 17. la parábola: Marcos ha construido una escena de explicación que recuerda a 4,10 (cuando Jesús explicó la fina(-)lidad de las parábolas y el significado de la pa(-)rábola de la semilla). Parabolé tiene aquí el sentido de «dicho oscuro» o incluso «enigma», aunque el contenido de 7,15 parece bastante claro. 19. puesto que no entra en su corazón: La parte previa de la oración (7,18b) repite meramente el contenido de 7,15. Esta parte explica que, puesto que el alimento no entra en el corazón (la sede del aprendizaje y los sentimientos, según la concepción antropoló(-)gica hebrea), sino en el estomago, el alimento impuro no mancha el núcleo interno de la per(-)sona. La explicación sugiere una distinción entre la persona interior (religión y morali(-)dad) y la persona exterior (ritualismo), algo inusual en la tradición judía, (declarando pu(-)ros todos los alimentos): De nuevo nos encon(-)tramos con el problema de que si Jesús hubie(-)ra sido tan explícito sobre la observancia de las leyes dietéticas judías, entonces, ¿por qué hubo tantos debates sobre este asunto en la Iglesia primitiva? (cf. Gál 2,11-14; Rom 14,14-20; Col 2,20-23; Hch 10,14-15; etc.). 20. lo que sale del hombre: Mientras que la primera parte de la explicación (7,18b-19) se centraba en «lo que entra», la segunda parte atribuye la impu(-)reza real a las cosas que salen del hombre. La idea es que los hechos perversos y los vicios proceden de personas que son malas. 21-22. malos pensamientos, fornicación...: El catálogo de pecados presenta tanto las acciones perver(-)sas como los vicios. Este tipo de listas se en(-)cuentra también en Gál 5,19-21; Rom 1,29-31; 1Pe 4,3; muchos de los términos que aparecen aquí se encuentran también en las cartas pau(-)linas. El recurso del catálogo era habitual en el mundo grecorromano y también se conocía en el judaismo (cf. 1QS 4,9-11). 23. todas estas maldades salen de dentro: La oración final re(-)sume el mensaje de la segunda parte de la ex(-)plicación (7,20-23).

48 (c) Nuevas actos de poder y una controversia (7,24-8,21). Esta sección tiene la misma estructura general que 6,35-7,23: tres milagros y una controversia. De nuevo el foco se centra en Jesús y en las afirmaciones cristológicas implícitas que se hacen sobre él. El desarrollo principal trata de la incompren(-)sión de Jesús por sus discípulos y de su solici(-)tud por ellos (cf. 8,14-21).
49 (a) Curación de la hija de una gentil (7,24-30). Aunque este incidente tiene los ras(-)gos de un relato de curación (espíritu inmundo, poder curativo de Jesús, prueba de la curación), su auténtico centro lo ocupa el diálogo entre Je(-)sús y la mujer gentil. Tiene lugar en territorio gentil. En la réplica a la petición que hace la mujer de que cure a su hija, Jesús pronuncia un dicho que parece excluir a los no judíos de los destinatarios de su poder. La intervención de la mujer critica este exclusivismo y muestra cómo hay un hueco para los no judíos en el plan de Dios. Los lectores cristiano-gentiles de Marcos habrían entendido este relato como una justi(-)ficación de su presencia en el seno del pueblo de Dios. 24. Tiro: Esta región se encontraba al noroeste de Galilea y era totalmente gentil. No sabemos cómo Jesús pudo adentrarse en terri(-)torio gentil. Aparentemente se dirigió allí para descansar y reflexionar. Sobre el entusiasmo que su presencia suscitó entre la gente de la zona, cf. 3,8. 25. se postró a sus pies: La postu(-)ra de la mujer expresa la súplica (cf. 3,11; 5,23) a favor de su hija que estaba poseída por un espíritu inmundo. Su petición se describe en 7,26. 26. una griega, sirofenicia de naci(-)miento: El primer adjetivo describe la religión de la mujer («una pagana»; cf. Mt 15,22 «una cananea») y el segundo especifica su naciona(-)lidad. No pertenecía a la población judía de la región de Tiro. 27. deja que primero se sacien los hijos: Los hijos seguramente son los judíos: El dicho incorpora la idea paulina del orden de la historia de la salvación («primero al ju(-)dío, luego al griego», cf. Rom 1,16). no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos: En ocasiones, los escritores judíos describían a los gentiles como «perros». Puede haber cierta suavización con el diminutivo «perrillos». 28. pero también los perrillos, de(-)bajo de la mesa, comen las migajas de los niños: La ingeniosa respuesta de la mujer parte de la misma palabra utilizada por Jesús y le da la vuelta para ponerla a su favor. Sin negar la pri(-)macía histórico-salvífica de Israel y el centro del ministerio de Jesús, rechaza la idea del ex(-)clusivismo del poder de Jesús. Sobre la ima(-)gen de comer migajas bajo la mesa en el AT, cf. Jue 1,7. 29. por haber hablado así, vete: Jesús entiende la réplica de la mujer como un signo de fe en el plan de Dios y su poder. Se presu(-)pone que Jesús curó a la niña a distancia, aun(-)que es también admisible que el milagro con(-)sistiera en que Jesús sabía que la niña ya se había curado. 30. encontró a la niña echada en la cama, y el demonio había salido de ella: Es(-)tos detalles sirven para confirmar la realidad de la curación.

50 (b) Cura a un hombre incapaz de oír y hablar correctamente (7,31-37). Tras una in(-)troducción geográfica, la perícopa sigue el de(-)sarrollo habitual de los relatos de curación. La imposición de silencio a la muchedumbre (7,36) y su posterior violación desarrolla el te(-)ma de su identidad, sugiriendo su ministerio no sólo consistía en hacer curaciones. Las pa(-)labras que expresan el entusiasmo que la mu(-)chedumbre siente por Jesús (7,37) proceden de una sección apocalíptica de Isaías y sugie(-)ren que el reino de Dios está presente en las acciones de Jesús. 31. marchó por Sidón: Los biblistas se han sentido intrigados por la ruta indirecta que siguió Jesús: «Según la lectura que se apoya en los mejores representantes de los textos alejandrino y occidental, al igual que en importantes testimonios cesareanos, Jesús tomó una ruta indirecta pasando hacia el nor(-)te desde Tiro hasta Sidón y de aquí en direc(-)ción al sudeste a través del Leontes, conti(-)nuando a través de Cesarea de Filipo hasta el este del Jordán y llegando así al mar de Gali(-)lea por su vertiente oriental, dentro del terri(-)torio de la Decápolis» (TCGNT 95-96). Este viaje a través de un extenso territorio pagano puede haber sido una creación de Marcos con el objetivo de anticipar la misión de la Iglesia a los paganos. 32. que era sordo y apenas podía hablar. El término griego kóphos, usado con referencia al sentido del oído, significa «sor(-)do», pero mogilalos, que significa «hablar con dificultad», describe un impedimento para ha(-)blar normalmente (cf. 7,35: «hablaba correcta(-)mente»). que le impusiera la mano: Marcos no suele utilizar el singular «mano» en el contex(-)to de la imposición de manos (cf. 5,23; 6,5; 8,23) . 33. le metió los dedos en los oídos y le to(-)có la lengua con saliva: Apartando al hombre de la muchedumbre, Jesús realiza un ritual de curación. Sobre la utilización de saliva en las curaciones de Jesús, cf. Mc 8,23; Jn 9,6. 34. mirando al cielo, suspiró: «Mirar al cielo» sig(-)nifica orar a Dios y «suspirar» expresa la com(-)pasión que siente por el hombre. Por tanto, no deben interpretarse como parte del ritual, «effatha», que significa «ábrete»: La glosa «ábre(-)te» explica el significado de la palabra semíti(-)ca, que, normalmente, se identifica con la voz aramea eppattah (= etpattah; cf. S. Morag, JSS 17 [1972] 198-202). 35. se le abrieron los oídos y se le soltó la traba de la lengua: Con esta fra(-)se se subraya la realización de la curación. Algunos manuscritos incluyen el adverbio eutheós, «inmediatamente», hablaba apropia(-)damente.: La mejor traducción del adverbio orthós es «apropiadamente», pues es más idiomático que «rectamente» y menos rígido que «correctamente». 36. mandó que no lo se dije(-)ran a nadie: La prohibición de que hablasen de la curación forma parte, probablemente, de la insistencia de Marcos en que Jesús es más que un sanador y que su completa identidad se re(-)velará solamente en la cruz y en la resurrec(-)ción. La prohibición tiene el efecto contrario. La reacción de la muchedumbre da testimonio de la realidad de la curación, subrayando al mismo tiempo la identidad de Jesús. 37. hace oír a los sordos y hablar a los mudos: La afir(-)mación de la gente alude a Is 35,5-6, que for(-)ma parte de la visión del futuro glorioso de Is(-)rael (Is 34-35) y que estaba relacionada con el contenido de Is 40-66. El uso de este texto del AT indica que el futuro glorioso de Israel está ya presente en el ministerio de Jesús.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Dejando Jesús otra vez los confines de Tiro, se fue por los de Sidón, hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de Decápolis. Y presentáronle un hombre sordo y mudo, suplicándole que pusiese sobre él su mano (para curarle). Y apartándole Jesús (del bullicio) de la gente, le metió los dedos en las orejas, y con la saliva le tocó la lengua, y alzando los ojos al cielo arrojó un suspiro y díjole: "Efetá", que quiere decir: "abríos". Y al momento se le abrieron los oídos y se le soltó el impedimento de la lengua, y hablaba claramente. Y mandóles que no lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba, con tanto mayor empeño lo publicaban, y tanto más crecía su admiración, y decían: "Todo lo ha hecho bien: El ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos". (vv. 31-37)

Teofilacto
No quería el Señor detenerse entre los gentiles, ni dar motivo a los judíos de que lo creyeran transgresor de la ley por mezclarse con aquéllos, por lo cual se vuelve luego, según estas palabras: "Dejando Jesús otra vez", etc.

Beda, in Marcum, 2, 31
Decápolis es el país de las diez ciudades al otro lado del Jordán, al oriente, frente a Galilea. Cuando dice que el Señor llegó al mar de Galilea hacia el centro de Decápolis, no quiere decir que entró en Decápolis ni que atravesó el mar, sino más bien que en el mar llegó hasta un punto desde donde alcanzaba a ver el centro de Decápolis a lo lejos, más allá del mar.
"Y presentáronle un hombre sordo", etc.

Teofilacto
Lo cual se pone con razón después que fue librado el poseído, porque aquella enfermedad procedía del demonio.
"Y apartándole Jesús", etc.

Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum
Separa de la gente al sordo y mudo, para no hacer públicos sus milagros divinos, enseñándonos así a despojarnos de la vanidad y del orgullo; porque no hay nada en el poder de hacer milagros que equivalga a la humildad y a la modestia. Le metió los dedos en las orejas, pudiendo curarle sólo con su voz, para manifestar que su cuerpo unido a la Divinidad estaba enriquecido con el poder divino, así como sus obras. Y como por el pecado de Adán la naturaleza humana cayó en muchas enfermedades y en la debilidad de los miembros y los sentidos, Cristo demostró en sí mismo la perfección de esta naturaleza, abriendo los oídos con su dedo y dando el habla con su saliva: "Y con la saliva le tocó la lengua".

Teofilacto
Esto demuestra que todos los miembros de su sagrado cuerpo son santos y divinos, como la saliva con que dio flexibilidad a la lengua del mudo. Porque es cierto que la saliva es una superfluidad; pero todo fue divino en el Señor.
"Y alzando los ojos al cielo, arrojó un suspiro", etc.

Beda, in Marcum, 2, 31
Alzó los ojos al cielo, para enseñarnos que es de allí de donde el mudo debe esperar el habla, el sordo el oído y todos los enfermos la salud. Y arrojó un gemido, no porque para demandar algo a su Padre tuviera necesidad de ello, El que satisface, con su Padre, a todos los que lo piden, sino para hacernos ver que es con gemidos como debemos invocar su divina piedad por nuestros errores o los de nuestros prójimos.

Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum
O bien: gimió tomando a su cargo nuestra causa y compadecido de nuestra naturaleza, viendo la miseria en que había caído el género humano.

Beda, in Marcum, 2, 31
La palabra epheta, que significa abríos, corresponde propiamente a los oídos, porque han de abrirse para que oigan, así como para que pueda hablar la lengua hay que librarla del freno que la sujeta. "Y al momento se le abrieron los oídos", etc. Aquí se ven de un modo manifiesto las dos distintas naturalezas de Cristo; porque alzando los ojos al cielo como hombre, ruega a Dios gimiendo y, en seguida, con divino poder y majestad cura con una sola palabra.
"Y mandóles, continúa, que no lo dijeran a nadie".

San Jerónimo
Con esto nos enseñó a no glorificarnos en nuestro poder, sino en la cruz y la humillación.

Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum
Mandó, pues, que callaran el milagro, a fin de no hacer que los judíos perpetrasen por envidia su homicidio antes de tiempo.

Pseudo-Jerónimo
Una ciudad situada en la cima de un monte, y que se ve de todas partes, no puede ocultarse; y la humildad precede siempre a la gloria (Pro_15:33). "Pero cuanto más se lo mandaba, prosigue, con tanto mayor empeño lo publicaban", etc.

Teofilacto
En esto debemos aprender, cuando hagamos un beneficio a cualquiera, a no buscar el menor aplauso o alabanza; a alabar a nuestros bienhechores y publicar sus nombres, aunque ellos no quieran.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 4, 4
¿Para qué, pues, El, que conoce la voluntad de los hombres tanto la presente como la futura, les mandaba que no dijeran nada, sabiendo que habían de decirlo tanto más cuanto más les encargaba el secreto, si no fuera para mostrar a los perezosos con cuánto estudio y fervor deben anunciarle ellos, a quienes manda que lo anuncien, cuando así lo hacen aquellos a quienes ordena el secreto?

Glosa
La fama de las curas que Jesús había obrado aumentaba la admiración de las gentes y el rumor de los beneficios que había hecho. "Y tanto más, sigue, crecía su admiración, y decían: Todo lo ha hecho bien: El ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos".

Pseudo-Jerónimo super Et iterum exiens de finibus
En sentido místico, Tiro, que significa lugar estrecho, simboliza la Judea, a quien dice el Señor: "Porque el lecho es angosto" (Is 28); por lo cual se traslada a otras naciones. Sidón significa caza : la bestia salvaje es nuestra nación y el mar la inconstancia que nunca cesa. Porque es en medio de Decápolis, en cuya palabra se interpretan los mandamientos del Decálogo, a donde fue el Salvador para salvar a las naciones. El género humano, compuesto de tantos miembros y consumido por tan diversas enfermedades como si fuera un solo hombre, se encuentra todo en el primer hombre: no ve teniendo ojos, no oye teniendo oídos, y no habla teniendo lengua. Le rogaban que pusiera su mano sobre él, porque muchos justos y patriarcas querían y deseaban la Encarnación del Señor.

Beda, in Marcum, 2, 31
O bien es sordo y mudo el que no tiene oídos para oír la palabra de Dios, ni lengua para hablarla; y es necesario que los que saben hablar y oír las palabras de Dios ofrezcan al Señor a los que ha de curar.

Pseudo-Jerónimo
Porque siempre el que merece ser curado es conducido lejos de los pensamientos turbulentos, de las acciones desordenadas y de las palabras corrompidas. Los dedos que se ponen sobre los oídos son las palabras y los dones del Espíritu Santo, de quien se ha dicho: "El dedo de Dios está aquí" (Éxo_8:19). La saliva es la divina sabiduría, que abre los labios del género humano para que diga: Creo en Dios, Padre omnipotente, y lo demás. Gimió mirando al cielo, así nos enseñó a gemir y a hacer subir hasta el cielo los tesoros de nuestro corazón; porque por el gemido de la compunción interior se purifica la alegría frívola de la carne. Se abren los oídos a los himnos, a los cánticos y a los salmos. Desata el Señor la lengua, para que pronuncie la buena palabra, lo que no pueden impedir las amenazas ni los azotes.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 The Pharises find fault at the disciples for eating with vnwashen hands. 8 They breake the commandement of God, by the traditions of men. 4 Meate defileth not the man. 24 Hee healeth the Syrophenician womans daughter of an vncleane spirit, 31 and one that was deafe, and stammered in his speach.
1 [ Mat_15:1.] Then came together vnto him the Pharises, and certain of the Scribes, which came from Hierusalem.
2 And when they saw some of his disciples eate bread with [ Or, common.] defiled (that is to say, with vnwashen) hands, they found fault.
3 For the Pharises and all the Iewes, except they wash their hands [ Or, diligently, in the Originall, with the fist: Theophilact, vp to the elbowe.] oft, eate not, holding the tradition of the elders.
4 And when they come from the market, except they wash, they eate not. And many other things there be, which they haue receiued to hold, as the washing of cups and [ Or, beds.] pots, brasen vessels, and of [ Sextarius, is about a pinte and an halfe.] tables.
5 Then the Pharises and Scribes asked him, Why walke not thy disciples according to the tradition of the Elders, but eate bread with vnwashen hands?
6 He answered and said vnto them, Well hath Esaias prophesied of you Hypocrites, as it is written, [ Isa_29:13; Mat_15:8.] This people honoureth mee with their lips, but their heart is farre from me.
7 Howbeit in vaine doe they worship

[What defileth.]

me, teaching for doctrines, the commandements of men.
8 For laying aside the Commandement of God, yee hold the tradition of men, as the washing of pots, and cups: and many other such like things ye doe.
9 And he said vnto them, Full well ye [ Or, frustrate.] reiect the Commandement of God, that ye may keepe your owne tradition.
10 For Moses said, Honour thy father & thy mother: and who so curseth father or mother, let him die the death.
11 But ye say, If a man shall say to his father or mother, It is [ Mat_15:5 .] Corban, that is to say, a gift, by whatsoeuer thou mightest be profited by me: he shalbe free.
12 And ye suffer him no more to doe ought for his father, or his mother:
13 Making the word of God of none effect through your tradition, which ye haue deliuered: And many such like things doe ye.
14 [ Mat_15:10 .] And when he had called all the people vnto him, hee said vnto them, Hearken vnto me euery one of you, and vnderstand.
15 There is nothing from without a man that entring into him, can defile him: but the things which come out of of him, those are they that defile the man.
16 If any man haue eares to heare, let him heare.
17 And when hee was entred into the house from the people, his disciples asked him concerning the parable.
18 And he saith vnto them, Are ye so without vnderstanding also? Doe yee not perceiue that whatsoeuer thing from without entreth into the man, it cannot defile him,
19 Because it entreth not into his heart, but into the belly, and goeth out into the draught, purging all meats?
20 And he said, That which commeth out of the man, that defileth the man.
21 [ Gen_6:5 ; Gen_8:21 .] For from within, out of the heart of men, proceed euill thoughts, adulteries, fornications, murders,
22 [ Mat_15:19 .] Thefts, couetousnesse, wickednesse, deceit, lasciuiousnesse, an euill eye, blasphemie, pride, foolishnesse:
23 All these euill things come from within, and defile the man.
24 [ Mat_15:21 .] And from thence he arose, and went into the borders of Tyre and Sidon, and entred into an house, and would haue no man know it, but hee could not be hid.

[The deafe healed.]

25 For a certaine woman, whose yong daughter had an vncleane spirit, heard of him, and came and fell at his feete.
26 (The woman was a [ Or, Gentile.] Greek: a Syrophenician by nation:) and she besought him that he would cast forth the deuill out of her daughter.
27 But Iesus said vnto her, Let the children first be filled: for it is not meet to take the childrens bread, and to cast it vnto the dogges.
28 And she answered and said vnto him, Yes Lord, yet the dogges vnder the table eat of the childrens crummes.
29 And hee said vnto her, For this saying, goe thy way, the deuill is gone out of thy daughter.
30 And when shee was come to her house, she found the deuill gone out, and her daughter laied vpon the bed.
31 And againe departing from the coastes of Tyre and Sidon, he came vnto the sea of Galilee, thorow the midst of the coasts of Decapolis.
32 And they bring vnto him one that was deafe, and had an impediment in his speech: and they beseech him to put his hand vpon him.
33 And he tooke him aside from the multitude, and put his fingers into his eares, and he spit, and touched his tongue,
34 And looking vp to heauen, hee sighed, and saith vnto him, Ephphatha, that is, Be opened.
35 And straightway his eares were opened, and the string of his tongue was loosed, and he spake plaine.
36 And hee charged them that they should tell no man: but the more hee charged them, so much the more a great deale they published it,
37 And were beyond measure astonished, saying, Hee hath done all things well: hee maketh both the deafe to heare, and the dumbe to speake.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El sordo y tartamudo. Este relato de una sanidad física ilustra el hecho de que aunque las personas sean sordas ante Dios (como lo estaban los fariseos) Jesús las puede sanar. Las acciones que empleó Jesús tenían la intención de hacer que ese hombre comprendiera que esta sanidad no sería mágica, sino que sería una sanidad por Dios en contestación a la oración. Jesús quería crear fe en el hombre antes de que fuera sanado. Así que la sordera fue imitada tapando los oídos de ese hombre, y su condición de mudo fue imitada tocando la lengua y escupiendo. La mirada hacia el cielo y el suspiro eran cuadros visibles de oración que un sordomudo podría comprender. La palabra dada se habló en el arameo nativo del hombre, que Marcos traduce para el bien de la iglesia no palestina.

Como era su costumbre, Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y, como ocurría usualmente, se le desobedeció. Las gentes que lo vieron estaban emocionadas y dijeron: ¡Todo lo ha hecho bien!, y quedaron asombrados, pero ¿acaso creyeron? Dentro de poco tiempo, Pedro daría el salto de fe del asombro al reconocimiento de la verdadera naturaleza de Jesús: el sordo Pedro oiría, y el Pedro mudo hablaría.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



6-7. Isa_29:13.

10. Exo_20:12; Deu_5:16; Exo_21:17; Lev_20:9.

11-12. Ver nota Mat_15:5-6. "Corbán" es una palabra aramea, cuyo significado es aclarado en el texto, como lo hace habitualmente Marcos. Ver 5. 41; 7. 34; 15. 34.

27. Ver nota Mat_15:26.

31. La "Decápolis": ver nota Mat_4:25.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Jesús realiza ahora una curación con unos gestos simbólicos que indican el poder salvador de su naturaleza humana. La liturgia de la Iglesia recogió durante un tiempo estos signos en la ceremonia del Bautismo, significando que Cristo abre los oídos del hombre para escuchar y aceptar la palabra de Dios.

Éste es el tercer milagro que recoge Marcos en el que Jesús prohibe que se divulgue la noticia. Antes lo había hecho en la curación de un leproso (1,44) y en una resurrección (5,43); ahora lo hace con un sordomudo (v. 36), y poco después lo hará con un ciego (cfr 8,26). Son prácticamente los mismos signos (cfr Mt 11,2-5; Lc 7,18-23 y notas) con los que, en otra ocasión, indicó a los discípulos del Bautista que Él era el Mesías. San Marcos recoge el mandato del silencio en todos estos lugares para recordar que Cristo quería que se entendiera su misión de Mesías también a la luz de la cruz.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.3 Debidamente: lit. con el puño; la palabra griega es de significado dudoso, y puede entenderse también como hasta la muñeca o hasta el codo.

[2] 7.4 Mt 23.25; Lc 11.39.

[3] 7.6-7 Is 29.13 (gr.).

[4] 7.10 Ex 20.12; Dt 5.16.

[5] 7.10 Ex 21.17; Lv 20.9.

[6] 7.11 Corbán: palabra hebrea que significa ofrenda. De acuerdo con Nm 30.3, los bienes ofrecidos a Dios no se podían usar para otro fin; según la interpretación rabínica, ni siquiera para ayudar a los padres.

[7] 7.15 Algunos mss. añaden el v. 16: Ustedes que tienen oídos, oigan.

[8] 7.34 Efatá: palabra aramea.

[9] 7.37 Is 35.5-6.

[10] 8.1-10 Cf. Mc 6.30-44 y paralelos.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sana a un sordomudo. La novedad del Evangelio continúa en territorio extranjero, esta vez en la Decápolis. El sordomudo simboliza la actitud cerrada del mundo pagano frente al proyecto de Dios: sordo para escucharlo y tartamudo para proclamarlo. La sanación del sordomudo ratifica la actitud de los paganos que poco a poco abren sus oídos a la Palabra de Dios.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6:30-8:31 Esta sección del Evangelio según san Marcos se conoce con el nombre de «sección de los panes» porque en ella se habla varias veces de «los panes».

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— Effata: Una más de las varias palabras arameas conservadas por Mc. Esta palabra entró a formar parte de la antigua liturgia bautismal.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Esta especie de ceremonial parece que tuvo por objeto inspirar la fe en el sordomudo, que tal vez era gentil.

Torres Amat (1825)



[6] Is 29, 13; Mat 15, 8.

[28] Es una afirmación y una súplica.