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En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. (Mateo 10, 30) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 10.
E n la estructura literaria del evangelio de San Mateo, este capítulo es la confirmación lógica del anterior, cuyo final preparó éste. Cristo en sus rutas misionales vio muchedumbres fatigadas y decaídas, como ovejas sin pastor que las condujese al Reino. Ha dicho que la mies es mucha, pero los obreros pocos. El tenía en Israel una misión temporal y circunscrita a los pocos años de su vida pública. Pero mostró que se debía pedir al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Y eso va a ser el tema de este capítulo.
La segunda parte del discurso rebasa, manifiestamente, el horizonte de Palestina, en donde se realiza esta misión apostólica; mira a un futuro más universal. Es tema que Mt une aquí por semejanza lógica de contenido. Agrupa una instrucción que Cristo dio a los apóstoles en otra o en otras varias ocasiones. Así, el cuadro queda completamente descrito y redondeado.

La lista de los apóstoles, 10:1-4 (Mar_3:14-19; Mar_6:7; . Luc_6:13-16; Luc_9:1; Hec_1:13).
Son cuatro las listas que de los apóstoles transmiten los libros del í. Ô.: los tres sinópticos y los Hechos de los Apóstoles. De estas cuatro listas, en dos, Mc-Lc, se da ex profeso el momento y el modo como los elige. En los Hechos se dan los nombres de once, ya que Judas está excluido; y Mt sólo cuenta, incidentalmente, el hecho de que había doce apóstoles, cuyos nombres da. Para la tradición pesó más el hecho y el oficio, que un orden de nomenclatura. Esta forma incidental de referir un hecho de importancia suprema es un buen índice de su misma autenticidad evangélica y su reconocimiento histórico de la tradición y catequesis primitiva. El mismo hecho de poner que se los llamó (ð ñïó êáëÝóáìå íïò), y darse después sus nombres, junto a la variedad de llamamientos con que aparecen en los evangelios, parece sugerir una colocación honorífíco-solemne de Mt aquí.

1 Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus impuros, para arrojarlos y para curar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce apóstoles son éstos: el primero Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano; 3 Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el celador, y Judas Iscariote, el que le traicionó.

Las listas de los apóstoles aparecen a un mismo tiempo con fijeza y variedad de nombres. Se transcriben a continuación en forma sinóptica:
Mt Mc Lc Act
Simon Simón Simón Simón Andrés Santiago Andrés Juan Santiago Juan Santiago Santiago Juan Andrés Juan Andrés Felipe Felipe Felipe Felipe Bartolomé Bartolomé Bartolomé Tomás Tomás Mateo Mateo Bartolomé Mateo Tomás Tomás Mateo Sant, de Alfeo Sant. de Alfeo Sant. de Alfeo Sant. de Alfeo Tadeo Tadeo Simón Zelotes Simón Zelotes Simón Cananeo Simón Cananeo Jud. de Santiago Jud. de Santiago Judas Iscariote Judas Iscariote Judas Iscariote
No deja de sorprender cómo estas cuatro listas de los apóstoles aparezcan estructuradas en tres grupos de cuatro apóstoles cada uno las tres cuadrigas, como los llamaban los antiguos , excepto en los Hechos de los Apóstoles, en los que se suprime el nombre de Judas Iscariote, ya que en dicho libro se narra a continuación la elección de San Matías para sustituirle; lo mismo que no deja de sorprender cómo el nombre del apóstol que encabeza cada una de estas cuadrigas es el mismo en las cuatro listas, mientras que en los grupos se cambia indistintamente el orden de los nombres, aunque no deja de haber coincidencias. ¿A qué se deben estas coincidencias y divergencias?
En la lista apostólica de Mt, todos los apóstoles aparecen en binas unidos por la conjunción y. Acaso indique las binas en que los envió a predicar, ya que, según Mc, fueron de dos en dos (Mar_6:7).
Pero lo que tiene una persistencia constante, indicando además intento e importancia especiales, es el que al comienzo de todas las listas, no sólo figura el nombre de Simón Pedro, sino que Mt añade además al hacer el relato de las listas de los apóstoles: He aquí los nombres de los doce apóstoles: primero, Simón, llamado Pedro. Esta expresión primero sería absolutamente innecesaria al principio de una lista de nombres sin que sigan otros ordinales para los siguientes componentes '. Hoy es admitido, incluso por críticos, que no se trata de una primacía de listas o de ancianidad.
Lucas dice que Cristo llamó a los Doce, a los cuales dio el nombre de apóstoles (Luc_6:13). El nombre de apóstoles no era desconocido en Israel. Su nombre era en hebreo shaluáh oshaliah, y en arameoshaluha', es decir, enviado. El sumo sacerdote de Jerusalén se comunicaba con las comunidades judías de la Diáspora mediante enviados (apóstoles), sea en forma de simples correos (Hec_28:21), sea en forma de verdaderos delegados dotados de poderes (Hec_7:12). Después de la ruina de Jerusalén, el patriarca judío de Jabne tenía sus apóstoles, correos, a los que confiaba cartas circulares 3.
Si el nombre era conocido, en cambio, el oficio que se les confiaba es totalmente nuevo y permanente. El envío que Dios hizo a Isaías (Isa_6:8) y Jeremías (Jer_1:7-10) no tiene, en relación con el poder de los doce apóstoles, más que un valor puramente analógico. El Colegio Apostólico, que Cristo fundó, es único por su finalidad y sus poderes 4.
El número de doce es de abolengo bíblico. Alude al número de los doce patriarcas y de las doce tribus. Ellos iban a ser los jefes de las tribus del nuevo Israel que Cristo fundaba. Y tan sagrado e intencional fue este número de doce en el propósito de Cristo, que, después de la traición y muerte de Judas, Pedro se creyó en el deber de completarlo (Hec_1:15-17.21.22), recayendo la suerte sobre Matías (Hec_1:23-26).
Los doce nombres de los apóstoles en su valor etimológico y con indicaciones bibliográfico-evangélicas son las siguientes:
Simón. Su nombre en hebreo es Shim'on, nombre muy común y significa el que oye, el obediente. Cristo le puso por sobrenombre Pedro, en arameo Kepha', piedra, roca. Los evangelistas recogen este nuevo nombre, que era el que tenía un excepcional sentido para ellos. Sólo aparecerá el solo nombre de Simón, en muy contados pasajes, que son, además, aquellos en los que Cristo se dirige, como era lógico, a Simón 5; a veces se cita Simón al referir, en estilo directo, las escenas de primera hora, máxime en Mc, que refleja la catequesis de Pedro y primitiva, o cuando supone un auditorio en el que el nombre usual de Pedro es Simón (Luc_24:34). En otros casos se usa el nombre de Simón Pedro, que si, por una parte, el primero es signo de identificación, el segundo lo es de simbolismo y dignidad. En el resto, lo más frecuente es llamarlo, sin más, Pedro. Es el reflejo del cambio de nombre que Cristo le hizo, y reflejo del uso que de él se fue haciendo en función y comprensión de la nueva dignidad. Este nuevo nombre de Pedro no prevaleció ya a partir de la elección definitiva al apostolado (Mar_3:16; Mar_6:14), parece que en un principio Pedro continuó llamándose Simón (Mar_1:16.22.36; Luc_5:3-5.10).
En Juan, el anuncio del cambio del nombre de Simón en Pedro se le anuncia desde el primer encuentro con Cristo (Jua_1:42); pero el cambio del nombre se hace posteriormente (Mat_16:18); ni hay el menor inconveniente contra ello, porque en los sinópticos, en las listas de los apóstoles, al nombrar a Simón, añaden los tres: llamado Pedro, ya que esto no es más que un adelantamiento del momento histórico del cambio de nombre. Como lo es también en el relato de Jn.
Es interesante notar el intento especial que tenía Cristo al cambiar el nombre a Simón en función de su primacía. Precisamente por tener el cambio una vinculación fundamental con ese hecho histórico es por lo que pervivió el nombre cambiado. Mientras que Mc dice, al dar la lista de los apóstoles, que a Juan y Santiago les puso por nombre Boanerges, que quiere decir hijos del trueno (Mar_3:17), sin embargo, su nombre no tuvo transcendencia. Es ello una prueba del intento distinto que tuvo de cambiarle el nombre a Simón, lo mismo que la captación que de él tuvo la tradición.
El uso de sobrenombres es popular y usual en el ambiente palestino. Los cinco Macabeos tenían cada uno el suyo propio (1Ma_2:2-5).
Pedro era galileo de Betsaida (Jua_1:44); hijo de Jonas (Mt) o de Juan (Jn); pescador (Jua_4:18; Mar_1:16); estando en Judea en la parte del Jordán donde el Bautista bautizaba, se dice que es traído a Cristo por su hermano Andrés (Jua_1:41.42); más tarde, estando echando las redes junto con su hermano Andrés, Cristo los llamó a seguirle (Mat_4:18.19; Mar_1:16.17); y aun siendo dueño de la barca y teniendo socios (Luc_5:3.10), lo dejó todo y le siguió (Mat_4:20; Mar_1:18). Más tarde, en el sermón de la Montaña, y es a lo que responde su nombre en estas listas, es cuando es llamado, como se dijo, al apostolado.
Andrés. Su nombre es griego (áíäñÝáò), y significa viril. Este nombre aparece hoy en los escritos talmúdicos bajo la forma de Andrai. Ni puede extrañar el que un judío tuviese un nombre griego. Andrés era de Betsaida (Jua_1:44), en Galilea, la cual estaba mixtificada y en contacto con los gentiles. Andrés era hermano de Simón Pedro (Mat_4:18; Mar_1:16; Jua_1:40); había sido discípulo del Bautista (Jua_1:40); como Pedro, era pescador en Galilea (Mat_4:18; Mc. 16). Andrés, por las indicaciones del Bautista, busca a Cristo (Jua_1:37-40); fue a donde se hospedaba en el Jordán, y pasó allí con El el resto del día (Jua_1:39); a su vuelta, dijo a Simón, su hermano, que había encontrado al Mesías (Jua_1:41), y le condujo a Jesús (Jua_1:42). Más tarde, estando juntos los dos echando las redes en el mar, Cristo pasó por allí, y los llamó para que le siguieran (Mat_4:18.19; Mar_1:16.17), y dejando todo, le siguieron (Mat_4:20; Mar_1:18).
Mt y Lc ponen el nombre de Andrés el segundo de la lista. La razón debe de ser lo que ellos mismos añaden después de dar su nombre: Andrés, su hermano, o porque fueron llamados al apostolado simultáneamente. En cambio, Mc, en la lista de los apóstoles, lo pone después del nombre de Santiago, el hijo del Zebedeo, y de Juan, el hermano de Santiago. Esto acaso se deba al prestigio e intimidad que tuvieron Juan y Santiago con el Señor; lo que acaso hubiese consagrado también su uso en la catequesis de la que procede Mc para este punto.
Santiago y Juan. El primero, en su transcripción griega, es Jacobo (éÜêùâïò). Es hermano de San Juan. Se le llamaba ordinariamente Santiago el Mayor, para diferenciarlo de Santiago de Alfeo, también apóstol (Mar_15:40).
Juan, hermano de Santiago (Mt-Mc). Su nombre griego corresponde al hebreo Yehohanan, del que el griego traduce la forma apocopada, y significa Yahvé fue benigno o Yahvé hizo gracia.
Como su hermano Santiago el Mayor, debieron de ser oriundos de Betsaida (Jua_1:44, comp. con Mat_1:16-20). Son hijos de Zebedeo y Salomé (Mar_15:40, comp. con Mat_27:56 y Jua_19:25).
Juan fue primero discípulo del Bautista (Jua_1:35-40). Luego sigue al Señor de Judea a Galilea, y allí es testigo, con los otros apóstoles, del milagro de Cana (Jua_2:1-11).
Se dedicaba con su hermano a las faenas de la pesca (Mat_4:21; Mar_1:19). Pasando un día Cristo junto al lago de Genesaret, los vio, llamó a ambos, y, dejando todo, le siguieron (Mat_4:21.22; Mar_1:19.20).
Cristo mismo les puso por sobrenombre Boanerges. Mc, que es el único que recoge esta noticia, al mismo tiempo traduce su significado: Es decir, hijos del trueno. Corresponde al hebreo bene regesh, es decir, conforme al uso hebreo de expresar la dependencia por el nombre ben: hijos tonantes 6. Generalmente se admite que con este sobrenombre se trata de caracterizar el temperamento y celo ardiente de ambos apóstoles, como lo manifiestan en su vida (Mar_3:17); pero también algunos Padres lo interpretaron de su ardiente predicación, o por la teología de San Juan. Así, Orígenes habla del trueno místico 7. De ambas cosas se acusan índices en los episodios de su vida relatados en los evangelios. Sin embargo, no se ve bien a qué expresión hebrea o aramea pueda corresponder esta transcripción griega que da Mc. También se propone el bene regez= hijos de ira. No se dio aún una explicación satisfactoria del cambio vocálico al principio de palabra (cf. R. bardy, R. Se. Reí. [1925] p. 166-7; [1928] p.344).
Felipe. Con su nombre empieza en las cuatro listas el segundo grupo de apóstoles. Su nombre es griego, pero es conocido en hebreo talmúdico, con diversos matices. Su nombre griego, como el de Andrés, se explica bien por ser Felipe de Betsaida (Jua_1:44; Jua_12:21), en Galilea. Felipe es traído a Cristo por Andrés (Jua_1:43). Y, luego de venir a Cristo, se transforma en un celoso propagandista de Cristo-Mesías, catequizando para la causa a Natanael (Jua_1:45.46.49). Ya siendo apóstol, es citado más veces en los evangelios (Jua_6:5-7; Jua_12:21.22; Jua_14:8.9).
Bartolomé. La forma griega de su nombre corresponde al arameo bartholmai, hijo de Talmai. Este nombre Talmai es conocido en la literatura bíblica como nombre de un rey (2Sa_3:3). Josefo lo transcribe por Tholomaios 8. A este tipo responde la versión griega de Bartolomé, que transcriben los evangelios.
Hoy es generalmente admitido por los autores que Bartolomé es la misma persona que Natanael (Jua_50:45ss). Aunque esta identificación no la registra la antigüedad, la propuso Ruperto Tuitiense (+ 1129) 9, y sobre todo se hizo más usual después del siglo XVI. Las razones para esta identificación son las siguientes:
1) Los sinópticos nunca hablan de Natanael; en las listas de los apóstoles, sólo figura Bartolomé; en cambio, Juan nunca cita a Bartolomé, sino a Natanael, tanto entre las vocaciones apostólicas de primera hora (Jua_1:35-51) como al final, cuando Cristo después de resucitado se aparece junto al Lago (Jua_21:1.2).
2) En las vocaciones apostólicas de primera hora figuran: Andrés, Simón Pedro, Felipe y Natanael, al cual trae Felipe a Cristo como al Mesías, y Cristo hace un excepcional elogio de él (Jua_1:35-51). No se ve motivo para excluir del apostolado a Natanael, que figura en la primera línea vocacional con Andrés, Pedro y Felipe, y a la misma hora que éstos, y del que, aparte de Pedro, se hace además un elogio excepcional.
3) En las tres listas de los sinópticos figuran juntos Felipe y Bartolomé, acaso debido a que el primero trae a Bartolomé a Cristo Mesías. Y esta misma unión se ve en la narración de Juan, en la que Felipe aparece en unión de Natanael (Jua_1:45-49) 10.
Por otra parte, de sobra es sabido el posible uso de dos nombres entre los judíos. Aquí habría una persona con dos nombres: uno el personal, Natanael, y otro el patronímico, Bartolomé, o sea, el hijo de Tolmai, como también se habla de Juan y Santiago el Mayor sin citar sus nombres, diciendo sin más: Se acercó (a Cristo) la madre de los hijos del Zebedeo (Mat_20:20).
Tomás. Es nombre arameo. Juan mismo da tres veces la traducción griega de él: Dídimo (Jua_11:16; Jua_20:24; Jua_21:2). Es un sobrenombre significando dos veces, gemelo. Corresponde a la raíz hebrea te'om, duplicar, y al arameo te'oma, duplicado, gemelo, mellizo, y del cual el nombre evangélico no es más que una transcripción griega del nombre arameo.
De los pocos datos evangélicos se acusa su decisión generosa (Jua_11:16) y su franqueza un poco ingenua (Jua_14:5).
Mateo. Las cuatro listas ponen a este apóstol por su nombre de Mateo. Es nombre arameo. Responde a Mathai. Procede de la raíz nathan, dar, y la abreviatura de Yahweh, y significa don o gracia de Yahvé.
Algún autor pretende derivar su etimología del hebreo 'emeth, fiel. Citan la forma Amittai, el Fiel (Jon_1:1), que habría perdido el alef inicial. Significaría su nombre: fidelidad de Yahvé. Pero esta etimología parece mucho menos probable.
Mateo es uno de los apóstoles que tienen dos nombres. De la contraposición de los tres relatos de la vocación de Mateo se ve que Mateo es la misma persona que Leví (Mat_9:9; Mar_2:13; Luc_5:27). El uso de dos nombres hebreos es bien conocido (1Ma_2:2-5). Así, en los Hechos (1Ma_4:36) se cita a José Bernabé. Josefo dice que Caifas era sobrenombre añadido al suyo de José 11.
Mateo se llama a sí mismo en la lista de los apóstoles con el nombre de Mateo el publicano. Era hijo de Alfeo (Mar_2:14). Llamado por el Señor, dejó todo por seguirle (Mat_9:9, par.). Como publicano, debía de ser hombre de buena posición económica.
Aunque en la antigüedad Heracleón, secuaz del gnóstico Valentín, hacía personas distintas a Mateo y Leví 12, hipótesis que también admitió Clemente Alejandrino 13, Orígenes 14 y algún moderno, los relatos evangélicos hacen ver que la vocación de Leví y Mateo son la misma escena. Por lo que parece se impone la identificación de personajes con duplicidad de nombre.
Santiago. Las cuatro listas apostólicas lo diferencian de Santiago el hijo del Zebedeo, diciendo de él que es hijo de Alfeo. Pero Mc lo llama explícitamente en otro pasaje Santiago el Menor (Mar_15:40).
Era hijo de Alfeo y de María (Mat_27:56), y debe de ser el hermano de José, Simón y Judas (Mat_13:55).
Es tema discutido si este Santiago el Menor es la misma persona a quien San Pablo pone como una de las columnas de la iglesia de Jerusalén, junto con Pedro y Juan (Gal_2:9), y que en la primitiva Iglesia se le llamaba el hermano (pariente) del Señor (Gal_1:19), y que fue primer obispo de Jerusalén (Hec_15:13) l5.
También es tema discutido si este Alfeo de quien es hijo Santiago es la misma persona que Cleopás o Cleofás (Jua_19:25).
Lo niega, v.gr., Dalman 16, lo dificulta Lagrange 17, facilita la identificación Strack-Billerbeck 18.
Tadeo. Sólo citan este nombre las listas de Mt y Mc. Pero, como los apóstoles que Cristo eligió son doce, este apóstol aparece también con dos nombres en las listas apostólicas. Como en las cuatro listas coinciden los nombres de todos los apóstoles excepto éste, se sigue, por exclusión, que el Tadeo de Mt y Mc es la misma persona que citan Lc y los Hechos con el nombre de Judas de Santiago (Luc_6:16; Hec_1:13). Los evangelistas no podían ignorar los nombres de los apóstoles.
Algunos manuscritos de Mt (Hec_10:3), de los cuales el más importante es el códice Beza, en lugar de Tadeo ponen Lebbeo 19. El nombre de Tadeo se une con la raíz aramea taddaya, tadde, que significa seno, pecho. Por eso, su significado aquí debe de ser, fundamentalmente, amado o esforzado.
A esto lleva el otro nombre o sobrenombre con que aparece en mucho códices y muchos testimonios de la antigüedad, pues Lebbeo corresponde al hebreo libbai, que procede de la raíz leb, corazón. A no ser que este nombre fuese toponímico de Lebba, pequeña aldea de Galilea.
En cambio, algunos autores sostienen que se trata de una deformación del griego Theudas, que a su vez sería abreviación de theodoros 20. En este caso, tendría un sobrenombre griego y otro sobrenombre arameo, aparte de su nombre propio. De aquí que en la antigüedad se le llamase el apóstol de los tres nombres (trínomos). Acaso Mt-Mc lo citan con este nombre para evitar confusiones, de no poner apelativo, con el traidor.
Su nombre verdadero era Judas, que para diferenciarlo se le llamaba Judas de Santiago. Normalmente se había de suplir la elipsis así: Judas (hijo) de Santiago; pero también puede en ocasiones indicar otra relación. Tal sería: Judas (hermano) de Santiago, por referencia a Santiago el Menor, obispo de Jerusalén, y tan conocido, que acaso se quería consignar quién fuese este Judas haciéndolo por referencia a su hermano (Mat_13:55; Mar_6:3). Esto mismo sugiere lo que se lee en la epístola de Judas: Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago (Jud_1:1).
Simón el Cananeo. El nombre de Simón era muy frecuente. Se le distingue de Pedro por el apelativo del Cananeo, ÷áíáíáÀïò.
Algunos pensaron que se le llamaba así por ser oriundo de Cana de Galilea. Pero, aparte de otras razones, debería dar filológicamente un nombre distinto del que trae el texto.
El verdadero sentido aquí de cananeo, que no tiene nada que ver con el país de los cananeos, lo dan en los lugares paralelos Lc y Act. Pues al nombrar a Simón lo califican el Zelotes (el llamado ???????). Zelotes era el calificativo de los que componían el partido nacionalista exaltado que llevó a Israel a la catástrofe del 70. Precisamente canannaios es la forma grecizada de la palabra aramea qannai o qaríana, que significa celante, zelotes 21. El calificativo que se da a Simón no lleva por necesidad técnica el recordarle como antiguo miembro del partido sedicioso y fanático de los zelotes. Si hubiese pertenecido a él, siendo nota desfavorable, posiblemente no se hubiese conservado este apelativo. Pero con él podía también denominarse un carácter apasionado. Podía haber sido un celoso cumplidor de la Ley. Es la palabra que usa San Pablo para decir esto de sí mismo (Gal_1:14). Acaso con este calificativo se quiera primeramente destacar una nota psicológica que se había encarnado en su celo por el cumplimiento de la Ley.
Judas Iscariote. Excepto la lista de los Hechos, que suprime este nombre, los tres sinópticos, a! dar en último lugar el nombre de Judas, le ponen, como otras veces se dice en los evangelios, el epíteto de el que le entregó. Era a un tiempo un estigma, y aquí sobre todo un elemento diferencial del otro Judas de Santiago (Lc).
A Judas, el traidor, se le califica como Judas Iscariote. Pero Juan da más completo su nombre en el texto griego: Judas (hijo) de Simón Iscariote (Jua_6:71). Iscariot puede ser traducción griega del hebreo ish qerioth, que significa hombre de Qerioth. En el Talmud se leen abundantes expresiones análogas indicando el lugar de origen; v.gr., Judas de Kefar-Akko por Judas el hombre de Kefar-Akko, etc. El apelativo toponímico era a la vez patronímico, como se ve por Juan (Jua_6:7), que hace ver que era también el apelativo del padre de Judas. Se conocen localidades con este nombre, sea en la tribu de Judá (Jos_15:25), sea en el país de Moab (Jer_48:24).
Aunque el nombre de Qerioth es hebreo, y se habla en arameo, se ha explicado bien cómo en los medios judíos se conservaban nombres hebreos en medio de textos árameos 22.
Recientemente se ha insistido en interpretar este nombre no como patronímico o toponímico, sino como sinónimo de hipócrita o traidor; estigma con que pasaría a la tradición. También se ha propuesto que Iscariote sea una transcripción semítica del latín sicanus (óõ áñßôçò, cambiado en éóêáñéþôçò) equivalente a zelotes, que eran los opositores fanáticos a la dominación romana 23; o en habitante de Jericó = corrupción de (Cullmann).

Instrucción y poder dados a los apóstoles,
10:5-15 (Mar_6:8-11; Luc_9:2-5; Luc_10:3-11).
5 A estos doce los envió Jesús, después de haberles instruido en estos términos: No vayáis a los gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel, 7 y en vuestro camino predicad diciendo: El Reino de Dios se acerca. 8 Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad los demonios; gratis lo recibís, dadlo gratis. 9 No llevéis oro, ni plata, ni cobre en vuestro cinto, 10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento. 11 En cualquier ciudad o aldea en que entréis, informaos de quién hay en ella digno, y quedaos allí hasta que partáis. 12 y entrando en la casa saludadla. 13 Si la casa fuere digna, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuere, vuestra paz vuelva a vosotros. ! 4 Si no os reciben o no escuchan vuestras palabras, saliendo de aquella casa o de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. 15 En verdad os digo que más tolerable suerte tendrán la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que aquella ciudad.

El resto del capítulo 10 de Mt es todo él un discurso apostólico. Atiende a la instrucción de los apóstoles. Sin embargo, se nota una diferencia muy acusada entre dos secciones del mismo; en la primera (v.5-16) se dirige a los apóstoles para la misión que van a tener en Israel; la segunda (v. 17-42), aun dirigido a los apóstoles, al menos en el contexto de Mt, tiene un horizonte más amplio: mira a un apostolado fuera de Palestina. Además, sentencias incluidas en este discurso pertenecen a otros contextos (Luc_10:4-12).
Mc y Lc traen también esta misión palestina de los apóstoles, con las instrucciones que Cristo les da, aunque en forma más sintética que Mt; pero se ve que son las mismas. Se acusa, pues, la sustancia histórica de esta instrucción de Cristo.
Sobre el momento histórico en que tiene lugar esta misión no es fácil saberlo. Los tres sinópticos lo ponen en momentos distintos.
Acaso el orden de Mc sea el que responde más al momento histórico de esta misión de los apóstoles. El de Mt es un procedimiento lógico.

1) Cristo les Confiere Poder sobre los
Espíritus y las Enfermedades
(Mar_6:7-13; Luc_9:1-2).
Por otra parte, el poder sobre los demonios, enemigos del reino de Dios (Mat_8:29; Mat_12:23; Jua_12:31, etc.), y el poder sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y finalidad. Puesto que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del reinado de Satán, como Mt mismo enseña al ver en la obra taumatúrgica de Cristo de expulsar demonios 24 y curar enfermedades el cumplimiento de Isaías sobre el Mesías, Siervo de Yahvé, expiando los pecados y sus consecuencias (Mat_8:16.17). Al dotar Cristo así a los apóstoles de este polifacético poder taumatúrgico en su misión, predicando la llegada del reino, buscaba dos cosas:
a) Una, dotarlos de credenciales infalibles de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la mano de Dios, y que, si Dios no estuviese con ellos, no podían realizarlo, como le dijo Nicodemo a Cristo (Jua_3:2).
b) Pero también, al ver el cumplimiento específico de tales milagros, que se recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en diversos pasajes alusivos a esto (Isa_26:19; Isa_29:18ss; Isa_35:5ss; Isa_61:1); y con ello, que los recibiesen como embajadores del Mesías, y, en consecuencia, a él como tal. No es otro el argumento que el mismo Cristo dio a los discípulos del Bautista cuando le preguntaron si El era el Mesías. Les remitió a los milagros que hacía, los cuales cumplían el vaticinio mesiánico de Isaías (Mat_11:2-6; Luc_7:18-23).
Pero si les confiere el poder de hacer milagros, les exige el ejercicio gratis de los mismos. Es don sobrenatural para beneficencia de los hombres en función de la extensión del reino y gloria de Dios. Por eso, lo que recibieron gratuitamente, lo administrarán gratuitamente.
Posiblemente Cristo, con estas palabras, alude a las costumbres de los rabinos de cobrar estipendios por la doctrina enseñada 25. Son varios los textos de la Mishna que recomiendan que se estudie la Ley no para hacerse rico 26.
El apóstol-misionero tiene derecho a su sustento material (v. l0), ya que su trabajo es absorbente y en él debe ocuparse. Es un trabajo en parte material, que necesita compensación, retribución.
Pero el carisma de los milagros, del que aquí se trata, no tiene trabajo material; es puro don gratuito de Dios y no se puede exigir retribución por él, y de esta prohibición de Cristo sale, por una deducción inmediata, la condena de la simonía. Tal es el caso de Simón Mago (Hec_8:9-23), lo mismo que los abusos simoníacos de los mensajeros de dioses y diosas que venían de Siria por Palestina, enriqueciéndose con sus misiones 27.

2) Misión Limitada a Palestina (v.5).
Cristo les manda se limiten solamente a Palestina. Que no vayan a los gentiles ni a las ciudades de los samaritanos en plan de misión, no de paso (Jua_4:4ss). Estos eran considerados como judíos espúreos en lo étnico y como cismáticos en lo religioso, por lo cual los judíos los tenían en el mayor desprecio. A Cristo, para insultarle, le llamaron samaritano; casi como hombre poseso del demonio (Jua_8:48) 28.
Mateo refleja exactamente este estado de cosas, respecto a los samaritanos, antes del levantamiento judío final bajo Adriano. A partir de este momento los judíos cambian en su apreciación, siendo favorables a los samaritanos, como se ve reflejado en el mismo Talmud 29.
La frase no ir a ciudad (åéò ðüëéí) de samaritanos se refiere a la región. Probablemente es debido a una traducción material aramea de mediría que en lengua palestinense significaría provincia o región.
Los apóstoles han de ir a llevar el Evangelio a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat_15:24). Cristo ha sido enviado directamente a evangelizar a Israel; sólo como excepción lo hizo con los samaritanos (Jua_4:4ss), curó a unos endemoniados en el país de los gerasenos (Mat_8:28) y a la hija de una cananea (Mat_15:21ss). Sin embargo, en el plan de Dios, Israel tenía el privilegio, como elegido y transmisor de las promesas mesiánicas. Así lo enseña San Pablo (Hec_13:46; Rom_1:16). Y Cristo mismo lo supone en otra parábola (Mat_22:1-10). Al fin esto era dar cumplimiento al anuncio del reino mesiánico hecho por los profetas (Is 60,lss), que se extendería, mediante Israel, a todas las naciones después de la muerte y resurrección de Cristo, al promulgar el Evangelio y bautismo a todas las gentes (Mat_28:19-20). Ahora se dirigirán a las ovejas perdidas de la casa de Israel, a causa de la conducta de sus jefes frente a Cristo Mesías, y la desorientación que producían en el pueblo.

3) El tema de su predicación (v.7 = Luc_9:2; Mar_6:12).
El tema de la predicación que han de llevar a esas gentes es que se acerca el reino de los cielos (Þôæ÷åí). Es la misma frase temática con la que el Bautista preparaba la venida del Mesías (Mar_3:2), y la que se pone en boca del mismo Cristo (Mat_4:17). Mc, en el lugar paralelo, explícita más: y marchados, predicaban que se arrepintiesen (ìåôáíþóéí) (Mar_6:12). Esta frase responde al shub de los profetas, y que después de Jeremías cobra el especial matiz de volverse a la Alianza, al auténtico pacto y vivencia de la ley de Yahvé. Los evangelistas destacan el aspecto moral, que incluye el verdadero pacto, en el cual encontrarán la verdadera orientación al mesianismo.

4) pobreza misional (v.9-15, Mar_6:8-11,
Luc_9:3.5).
Cristo les recomienda después la pobreza. El espíritu de pobreza con que se deben conducir. Y lo expresa con términos hiperbólicos orientales.
a) No deben llevar ni oro, ni plata, ni cobre en su cinto. No deben, pues, llevar monedas de ningún tipo. Los orientales guardaban usualmente el dinero en los pliegues de su cinto o en un pequeño bolsillo anejo al mismo. Y hasta lo hacen en un pequeño escondrijo de su túnica o de su turbante o kuffieh. Incluso entre los romanos se usaba el cinturón para guardar el dinero 30.
b) Tampoco deben llevar un saco de viaje para su camino con las provisiones convenientes.
c) Tampoco debían llevar duplicidad de vestidos: dos túnicas. De los escritos rabínicos se desprende que los judíos tenían la costumbre de vestir dos túnicas (Luc_3:11), y de las mujeres se cita que usaban tres, cinco y hasta siete 31.
d) No deben llevar calzado (Mt), sandalias (Mc). Y eso que los viajes que les aguardaban por caminos pedregosos les habían de ser penosos. Marcos admitirá el que puedan ir calzados, redacción que seguramente es primitiva sobre Lc (Luc_9:5) y Mt. Estos probablemente acentúan la nota de austeridad para no aparecer inferiores a ciertos predicadores ambulantes helenistas que recorrían las ciudades con una exhibición penitencial llamativa.
e) Ni bastón (ñÜâäïí), que era un vulgar palo cogido para apoyarse o defenderse. Algún autor piensa que se refiriese al bastón para guiar las ovejas, prohibiendo la clava que a veces llevaban los pastores para defenderse 32. Manifiestamente no es esta sutileza el sentido de Cristo en esta frase 33.
Y han de ir así, porque el obrero es acreedor a su sustento. A su trabajo le es justo un salario conveniente en justicia (ìéóèüò), dirá Lucas (1Ti_5:17ss; 1Co_9:7-14). Así se pueden entregar de lleno al apostolado. Es la recomendación que Cristo mismo hace a los setenta y dos discípulos en su misión palestina. Después de haber buscado alojamiento digno, les dice: Permaneced en esa casa y comed y bebed lo que os sirvan, porque el obrero es digno de su salario (Luc_10:7). Dios sabe proveer por los medios de su Providencia, incluidos los recursos humanos.
El pensamiento de Cristo no es que se prescinda de todo esto que se enumera, sino que con ello se acusa el espíritu que ha de informar a los misioneros. No deben tener apego a lo que no sea necesario. El mismo les dice en otra ocasión: Cuando os envié sin bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿os faltó alguna cosa? Nada, dijeron ellos. Y les añadió: Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada (Luc_22:35-36). Es, pues, el espíritu de pobreza lo que arriba se recomienda a los apóstoles y no precisamente la materialidad de su ejercicio, lo que normalmente sería estar, por temeridad, al margen mismo de la providencia de Dios. En esta redacción coinciden Mateo y Lucas. Marcos, sin embargo, presenta alguna divergencia: Encargándoles dice que no tomasen para el camino nada más que un bastón, ni pan, ni alforjas, ni dinero en el cinto, y que se calzasen con sandalias y que no llevasen dos túnicas (Mar_6:8-9). La razón de tal divergencia no es otra que una citación quoad sensum, tan ordinaria en el lenguaje humano, lo mismo que en el estilo bíblico y evangélico.

El hospedaje del apóstol (v.11-15,
Mar_6:10-11, Luc_9:4-5).
Se piensa que les da un consejo sobre la solicitud que han de tener para conservar su dignidad en el hospedaje. No deben hacerlo en cualquier casa, sino en la que la honestidad y honor de sus dueños no pueda venir en desdoro de su dignidad misional. Tampoco en casa de algún gentil que allí viviese (v.5b).
Sin embargo, puede ser otro el sentido. Mt emplea este término ser digno (ä&üò åóôßí) en un sentido más dinámico: personas capaces de recibir (v.14) la predicación del reino. Recibir a un apóstol (v.14) era escuchar sus palabras de apóstol.
Una vez hospedados, quedaos allí hasta que partáis. Era una razón de gratitud y cortesía ambiental. Un cambio sin motivo indicaría en ellos ligereza. Se lee en la literatura rabínica: ¿Hasta cuándo un hombre no debe cambiar de alojamiento? (gratuitamente) Rab dijo: Hasta que el huésped no le golpee. Samuel dijo: Hasta que no se le tiren las cosas a la espalda. 34 Era tema frecuente.
Además, el apóstol, al entrar en la casa, le deseará la paz. Este texto, que únicamente trae Mateo, es una traducción libre, hecha por el traductor griego, pues dice: Y, entrando en la casa, saludadla. Por todo lo que sigue hace ver que el saludo dirigido fue la paz. Por eso la formulación del original aramaico de Mateo debe ser semejante al texto de Lucas, en la misión de los sesenta y dos discípulos: En cualquier casa que entréis, decid primero: La paz sea con esta casa (Luc_9:5). La paz, en el concepto semita, es todo tipo de bienes espirituales y temporales 35, aquí mesiánicos.
Si la casa fuese digna de esta paz, o como dice Lucas, si hubiese allí algún hijo de la paz, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuese, vuestra paz vuelva a vosotros. Es interesante destacar la concepción tan popular de una paz que, emanada de Dios, no puede quedar sin efecto; por lo que necesariamente debe reposar sobre alguno. Si ella no descansa sobre la casa hospitalaria, vuelve a los misioneros, que son los que se benefician de ella 36.
Pero si no os reciben o no escuchan vuestras palabras al pedir alojamiento como apóstoles de Cristo, entonces, saliendo de aquella casa o ciudad o de cualquier lugar, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Estaba en las concepciones judías que, si uno venía de viaje de regiones gentiles y no se purificaba al entrar en Israel, la profanaba con el polvo que traía de esas regiones. Por eso estaba obligado a sacudir sus vestidos y zapatos antes de entrar en Israel 37. Gesto que materialmente usaron Pablo y Bernabé en Antioquía de Pisidia cuando los judíos levantaron una persecución contra ellos (Hec_13:51). Cristo aquí, más que legislar un gesto, enseña una doctrina. Y es la culpa de los que así se portan con los apóstoles del Evangelio. Pues los que así obran están en tierra gentil, porque se hallan en situación culpable de error fundamental. Por eso, en verdad os digo que más tolerable suerte tendrá la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que aquella ciudad (Luc_10:12). La catástrofe de Sodoma y Gomorra (Gen_18:23-33; Gen_18:1-29) era en la historia de Israel la manifestación por excelencia del castigo divino e imagen clásica de la maldad (Isa_1:9-10; Isa_3:9; Isa_13:19) 38. Una vez que los milagros les habían acreditado como legados de Dios, no se les podía rechazar. Era cerrar los ojos a la luz mesiánica. Y en este sentido la culpa de éstos era mayor que la aberración moral, pagana, de Sodoma y Gomorra 39.

Nueva instrucción a los apóstoles,
Isa_10:16-42 (Mat_24:9-13; Mar_13:9-13;
Luc_12:2.9-11; Luc_14:26-27; Luc_21:12-19).
Esta última y larga sección del capítulo 10 de Mt, en contraste con la anterior, tiene un horizonte más vasto y universal en geografía y tiempo. Es una perspectiva para después de la muerte de Cristo.
Literariamente se dirige a los apóstoles en esta ocasión. Pero, conforme al procedimiento sistemático de Mt, están agrupadas aquí sentencias dichas por Cristo en ocasiones diversas (Luc_10:1-12; cf. Mat_10:5-15) y presentadas ante la perspectiva, en parte ya experimental, de las dificultades de la Iglesia primitiva. La mixtificación de pensamientos afines duplicados supone probablemente un acoplamiento de fuentes, aunque se querría matizar algún enfoque.

16 Os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. 17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y en sus sinagogas os azotarán. 18 Seréis llevados a los gobernadores y reyes por amor de mí, para dar testimonio ante ellos y los gentiles. 19 Cuando os entreguen, no os preocupe cómo o qué hablaréis; porque se os dará en aquella hora lo que debéis decir. 20 No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hable en vosotros. 21 El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les darán muerte. 22 Seréis aborrecidos de todos por mi nombre; el que persevere hasta el fin, ése será salvo. 23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; y si en ésta os persiguen, huid a una tercera. En verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre. 24 No está el discípulo sobre el maestro, ni el siervo sobre su amo; 25 bástale al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al amo le llamaron Beelcebul, ¡cuánto más a sus domésticos! 26 No los temáis, pues, porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse. 27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, predicadlo sobre los terrados. 28 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna. 29 ¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin la voluntad de vuestro Padre. 30 Cuanto a vosotros, aun los cabellos todos de vuestra cabeza están contados. 31 No temáis, pues. ¿No aventajáis vosotros a los pajaritos? 32 Pues todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos; 33 pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos. 34 No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. 3S Porque he venido a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, 36 y los enemigos de los hombres serán los de su casa. 37 El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla su vida, la perderá, y el que la perdiere por amor de mí, la hallará. 40 El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que a mí me envió. 41 El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe al justo como justo, tendrá recompensa de justo; 42 y el que diere de beber a uno de estos pequeños sólo un vaso de agua fresca en razón de discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa.


La Persecución Contra los Apóstoles (v. 16-23,
Mar_13:9-13; Luc_3:10; Luc_21:12-18).
Cristo dice a sus apóstoles que les envía como ovejas en medio de lobos. San Jerónimo pensaba que estos lobos eran los escribas y fariseos 40, debido a la lucha del fariseísmo contra Cristo. Pero el contexto de Mateo tiene otra perspectiva, pues también les habla de persecuciones por parte de los tribunales gentiles. Por eso se puede extender a ambos enemigos. En un escrito rabínico de finales del siglo i se compara a Israel, en medio de paganos, a una oveja rodeada de setenta lobos 41. El lobo en el N.T. suele significar los falsos profetas (Mat_7:15; Hec_20:29), o también un peligro no fácilmente identificable (Jua_10:12). Aquí no son herejes (v.17-25): deben de ser judíos-fariseos-enemigos de Cristo y sus apóstoles. No se olvide la redacción eclesial de Mt.
Por ser este medio al que los envía difícil, les dice: Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas. El sustrato aramaico de prudentes es 'arumim, como se dice de la serpiente del paraíso (Gen_3:1). Por eso su sentido es de hábiles, astutos, prudentes; gentes hábiles para conducirse en la práctica 42. La simplicidad la imitarán de las palomas. El término griego que lo expresa es ¿xepatot, lo que no tiene mezcla, y el substrato aramaico debe de ser temimím, perfectos. Tendrán esa perfección de la paloma que es la simplicidad.
Sobre el 320 decía el rabí Juda bar Simón: Dios decía de los israelitas: Conmigo son simples como palomas, pero con los pueblos del mundo son astutos como serpientes. 43 La paloma aparece también en la literatura rabínica como símbolo del ave que no se deja tomar 44.
Si, en ese medio de apostolado al que los envía, los enemigos se van a portar como lobos, los apóstoles les deberán oponer la simplicidad de la verdad sin doblez, pero no la ingenuidad sin precaución, sino con la sabia conducta que dicte la prudencia. El apostolado no es ímpetu incontrolado, sino verdad con prudencia. Por eso, sed cautos con los hombres (v.17a), porque os van a perseguir. No es que se condene el sufrir por él ni el martirio, que abiertamente se enseña, pero no deberán ponerse imprudentemente en manos de los lobos. Pues si el apostolado requiere dolor, también exige predicación; es esencia del apostolado (Rom_10:14-20).
En esta obra de apostolado tendrán un triple enemigo: los tribunales judíos, los paganos y el seno mismo de la familia. Serán perseguidos por su amor y llevados para dar testimonio de él:
1) Ante los sanedrines. Se refiere además del Gran Sanedrín de Jerusalén a los sanedrines locales que había en las villas de más de 120 hombres y se componían de 23 miembros y menos en los tiempos anteriores a la Mishna 45. Estos, en sus sinagogas, os flagelarán. No es que esto se hiciera en la sinagoga, pero sí debía ejecutar la sentencia el ministro de la misma, el hazzán, y entre éstas se cita la flagelación 46. San Pablo mismo lo confirma: Ellos saben que yo era el que encarcelaba y azotaba en las sinagogas a los que creían en ti (Hec_22:19; cf. 26:11; 5:40; cf. Deu_25:2ss).
2) Ante los gobernadores de las provincias y ante los reyes, para dar testimonio ante ellos y los gentiles. La historia de los apóstoles y de la Iglesia primitiva lo hace ver claramente (Jua_21:18-19; Hec_12:1-4; Hec_12:24, lss; 25,lss). El furor judío tomó la iniciativa.
3) En el seno mismo del hogar. Ya los profetas anunciaron estas divisiones en sus profecías (Isa_3:5; Jer_9:4). Basta ver hoy el fanatismo de un hogar musulmán contra un miembro suyo que se haga cristiano. Sin embargo, este texto no se refiere a los apóstoles, que no tuvieron en su hogar estas contradicciones. Ni Pedro (Mat_8:15), ni Juan y Santiago (Mat_20:20ss), ni los demás apóstoles. Las madres de algunos siguieron a Cristo hasta la cruz. No está, pues, en su contexto histórico. Tal vez Mateo le dé un valor genérico, global, de las persecuciones que han de experimentar los apóstoles, incluso de los allegados, y que sintetiza Mateo a continuación de forma redonda: Seréis aborrecidos de todos por mi nombre.
Sin embargo, en esta persecución, el que perseverare hasta el fin, ése será salvo, con cuyo término se expresa hasta el fin de la vida de cada uno, ante las persecuciones que surjan, ya que es una perspectiva universal. El término perseverar (õðïìÝíåév) aquí usado, y que sólo sale aquí en Mt, pertenece al vocabulario cristiano primitivo de martirio. Cuando os persigan en una ciudad, huid a una tercera. En verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre. Los evangelios no transmiten este tipo de persecuciones ni huidas en la primera misión ni en ella hay relación especial con esa venida del Hijo del hombre. Simplemente quiere decir que no deben exponerse temerariamente a la muerte, sino, si es caritativamente posible, que huyan a otra ciudad como lugar de refugio. Este mismo sentido de prudencia tiene la expresión no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel. en su retirarse de unas ciudades a otras en orden a esto. San Agustín ha tratado este punto sobre la declinación del martirio 47.
Y les anuncia, por último, que antes que recorran las ciudades de Israel vendrá el Hijo del hombre 48. Esta venida de Cristo ha creado dificultad. Pero esta visita, que no es la parusía, sino la destrucción del año 70, no exige una venida física y personal de Cristo, sino moral y en sus efectos 49. Y en cuanto a referirse a los apóstoles, no se puede olvidar la salida de éstos antes de la destrucción de Jerusalén, a Pella, en Transjordania y que pasajes de este discurso están fuera de su contexto histórico. Se tiene presente la profecía ante las dificultades de la Iglesia de entonces.

La Asistencia que Tendrán del Espíritu Santo (v. 19-20,
Mar_13:11;
Luc_12:11-12; Luc_21:14-15).
Para estas horas de persecución y juicio les promete la ayuda del Espíritu Santo. Los apóstoles, hombres rudos e ignorantes, podían temer y acobardarse ante la lucha dialéctica que tendrían que sufrir al enfrentarse con jueces y príncipes en sus tribunales. En aquella hora, no os preocupéis cómo o qué habréis de responder o decir (Lc), pues el Espíritu será el que hable en vosotros. Pero no quiere decir que ellos vayan a ser simples instrumentos inertes o pasivos para esta acción, ya que en aquella hora se os dará lo que habéis de decir. La formulación literaria no es otra cosa que efecto de la estructura semita, que no distingue cuidadosamente la causa en su sentido estricto o amplio, lo mismo que las consecuencias que puedan seguirse de algo 50, formulándose como si todo fuese causado, sin más, por la causa en cuestión, máxime tratándose de la causa primera (Rom_8:26-27) 51. No es, pues, más que la providencia de Dios, que privilegiadamente actuará en ellos, al modo humano, con los mil modos de que dispone, incluso con intervenciones directas, para capacitarlos sabiamente en estas actuaciones52 (cf. Isa_50:4; cf. Flp_1:19; 2Ti_4:16ss).

Motivos para tener Optimismo y Deponer el
Temor (v.24-33, Luc_12:2-9).
A pesar de todo, los apóstoles no deben temer. Y el motivo fundamental que les da es equipararles con su suerte propia. Y Cristo está seguro de su triunfo. El discípulo no está sobre el maestro, ni el siervo sobre el amo. Ellos como El provocarán una misma reacción de hostilidad. Como a El a quien llamarán Beelzebul los calumniarán. Si al Señor de la casa lo llaman Beelzebul, ¡cuánto más (se lo llamarán) a sus domésticos! (Mat_12:22-24; Mat_9:34) 53. Es posible que en esta expresión de Cristo se halle una enseñanza dogmática importante. La expresión dueño de la casa, referida a Cristo, cobra un gran valor teológico. En Mateo, el dueño de la casa es Dios (Mat_13:27; Mat_20:11; Mat_21:33). Al proclamarse Cristo el dueño de la casa y ser ésta Israel, se seguiría que Cristo se estaba proclamando Dios (Heb_3:1-6). Esta argumentación a fortiori era una de las formas usuales y predilectas de argumentación en el ambiente rabínico 54.
Así, pues, no deben temer ni a los que los van a perseguir ni a los que puedan matarlos. A los primeros, porque el Evangelio ha de ser predicado por ellos. Y el Evangelio ha de oírse y triunfar. En efecto:
v.26 a Nada hay oculto que no sea manifestado,
b ni secreto que no se conozca (cf. Luc_12:2).
v.27 a Lo que yo os digo en la oscuridad,
B decidlo a la luz.
c Y lo que os digo al oído,
d pregonadlo sobre los terrados.

Decía un proverbio: En definitiva, una cosa que fue hecha en secreto, será publicada y conocida de todos los hijos de los hombres 55. En las sinagogas judías, el lector del texto hebreo dar-shan no hablaba en voz alta ni se dirigía a los asistentes, sino que lo hacía un intermediario 'amora' o turgeman , que repetía al pueblo, en voz alta y en arameo, todo lo que el darshan decía junto a él en voz baja. Asimismo, los viernes por la tarde, el ministro de la sinagoga hazzan subía al terrado más alto de la localidad y desde allí hacía sonar la trompeta para advertir a los trabajadores que se recogiesen de sus trabajos a tiempo, antes de comenzar el reposo sabático 56.
Ellos, que oyeron a Cristo en círculo de privilegiados, deben hacer lo mismo, decirlo de tal modo que llegue el Evangelio a todos, incluso a los que pueden matarles, porque es sólo la muerte del cuerpo la que pueden causarles. El alma no pueden matarla. El alma es inmortal, creencia definitiva del judaismo ortodoxo contra los saduceos. La idea de aniquilamiento del alma era totalmente ajena a la teología judía 57. Al único que deben temer es a aquel que puede perder el cuerpo y el alma en la gehenna, el infierno.
Para confirmarles este pensamiento les da dos razones de providencia. La primera, los dos pajarillos que se venden por un as, moneda mínima romana, la decimosexta parte de un denario 58. Y, con ser así, ni uno de ellos cae en tierra sin la voluntad de vuestro Padre (Mt). La segunda es que los cabellos todos de vuestra cabeza están contados, pero no se perderá un solo cabello de vuestra cabeza, como dice Lucas (Luc_21:18). Esta frase debía de ser un proverbio para indicar la providencia de Dios, pues San Pablo habla en términos semejantes (Hec_27:34).
De todo esto saca Cristo una conclusión: si la providencia de Dios se extiende hasta los pajarillos y a los cabellos, ¿cómo no se extenderá privilegiadamente sobre los hombres, y más aún sobre ellos, sus apóstoles? No aventajáis vosotros a los pajarillos? (Mt). ¿No valéis vosotros más que muchos pájaros? (Lc).
Por tanto, que no teman. Si el perseguidor triunfa sobre el cuerpo, es que el Padre lo ha permitido, y tal trato es sólo una forma misteriosa del cuidado del Padre 59. A lo único que deben temer es a no confesarle delante de los hombres, lo que es negarle ante ellos. Pedro le negó, es decir, protestó que no le conocía (Mat_26:14.72.74 par.) y que no era su discípulo (Mat_26:73 par.; Jua_18:17). Pero El a todo el que le confiese ante los hombres, El hará lo mismo ante el tribunal de su Padre: lo confesará ante su Padre por su discípulo. Y lo negará al que aquí lo niegue. El contexto hace ver que la confesión de Cristo es sentencia inapelable que el Padre ratifica definitivamente. El martirio es presentado con efecto de ir a dar testimonio por él.

Exigencia del supremo amor a Cristo (v. 34-39,
Luc_12:51-53; Luc_14:25-27; Luc_17:33).
La literatura profética, y más aún la rabínica, conocía el juicio previo a la venida del Mesías. Tanto, que ésta fue caracterizada, sin más, con la frase elíptica de los dolores del Mesías, es decir, los dolores que habrá para el alumbramiento o venida del Mesías 60. Pero, una vez venido, lo había de poner todo en orden y paz 61. El Mesías era llamado también la Paz.
Cristo Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico rabínico. El no vino a traer la paz, sino la espada, la guerra. No es que el Príncipe de la Paz (Isa_9:5) no venga a traer la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada , va a ser ocasión de que con relación a El haya guerra 61. No en vano es un signo de contradicción (Luc_2:34). Y esta guerra va a llegar a ser dentro del mismo hogar (Miq_7:6).
Ante esta lucha de la sangre y familia en torno a Cristo, ¿qué hacer? Dejarlo todo por El. Así lo expresan los versículos 37 y 38:
El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí.
Y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Seguramente estas expresiones y exigencias extrañaban menos a aquellos oyentes de Cristo que a los lectores extrajudíos. En la casuística rabínica se lee: Si el padre y el maestro llevan ambos una carga, es preciso ayudar primero a deponerla al maestro y luego al padre. Si el padre y el maestro están en prisión, es preciso liberar primero a su maestro y luego a su padre. Y la razón es porque el padre le ha introducido en la vida de este siglo, mientras que el maestro, que le enseña la sabiduría, lo introduce a la vida del siglo que viene. 62 Este tema de preferencias era ambiental.
Cristo, sin embargo, que exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad, ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos valores el amor de Dios.
Y este amor exige aún más: El que no toma su cruz y camina detrás de mí, no es digno de mí. Esta imagen de la cruz tomada sobre sí era familiar a los judíos. Roma aplicaba esta pena. Varo había hecho crucificar a 2.000 judíos 63. Imagen aterradora. Pero Cristo la exigía para ser dignos de El. Y, además, la llevarán detrás de El. La redacción literaria detrás puede estar influenciada por la estampa de Cristo por la Vía Dolorosa (Mat_16:24; Mar_8:34; Luc_23:26). La enseñanza aquí de tomar la cruz no tiene sentido ascético, sino el de persecución violenta y martirio, que puede ser con la crucifixión. Lc (Luc_9:23) le da ya una adaptación ascética, al decir que se ha de tomar la cruz de cada día (÷áè',ÞìÝñáí).
Por último, y para aclarar definitivamente esto, Cristo hace la contraposición entre la vida del cuerpo (óþìá) y la del alma (øõ÷çí) (í.28). Perder la primera por Cristo es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla (v.28 b). La frase, aunque cargada de un profundo sentido nuevo por Cristo, era usada en el medio ambiente. Si Cristo la toma de él, la enriquece. Se lee en el Talmud: ¿Qué debe hacer un hombre para morir? Darse la muerte. 64 Y también: El que guarda una palabra de la Ley, guarda su alma; el que abroga una palabra de la Ley, hace perecer su alma 65, es decir, la vida verdadera en la resurrección (Mat_22:23-32). No se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno dominio y destino del hombre entero (v.28c).

Premio del que recibe al apóstol (v.40-42).
Una última consideración o perspectiva recoge aquí Mt en este discurso de apostolado. Este versículo se entroncaría conceptualmente, por su aspecto positivo, con el v.14. Sería la contraposición. Allí, en la misión palestina, se decía lo que debían hacer cuando no los recibiesen en una casa; ahora, en esta perspectiva de misión universal, se anuncia el premio que tendrán los que los reciban como apóstoles.
Sabido es que la hospitalidad es sagrada en Oriente. De ella decía un rabino: La hospitalidad es cosa tan grande como la visita matinal a la escuela (para estudiar la Ley). Y otro decía: La hospitalidad es incluso más grande que saludar a la Shekina, es decir, la sensibilización de Dios 66.
Pero en el pensamiento de Cristo no se trata de esta simple hospitalidad oriental sagrada, sino de la hospitalidad de los que se reciben como apóstoles de Cristo. ¿Qué premio tendrán los que así obren?
El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
Este pensamiento es otra sentencia predilecta de Cristo (Mat_18:5; Mar_9:37; Luc_9:48; Luc_10:16) y de valor joánico (Jua_12:44.45; Jua_13:20), prueba de la autenticidad de la doctrina.
El pensamiento es ilustrado con tres ejemplos: el que recibe al profeta o al justo como profeta o justo, es decir, en cuanto se refleja a Dios en el justo, tendrá el premio (ìéóèüò) correspondiente. Este premio correspondiente al profeta o justo puede tener un doble sentido: o que recibirá galardón por haber recibido a un profeta o a un justo, o el que corresponde al mismo profeta o justo 67. Este último sentido parece preferible, ya que indica el mismo premio específico, aunque no requiere que sea en el mismo grado que el del profeta o justo. El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta. Tiene además el paralelo de las palabras de Cristo a los que ejercitaron obras de misericordia: Cuanto hicisteis a uno de mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis (Mat_25:40.45).
Y la enseñanza se destaca completa, al modo oriental, utilizando para ello un servicio mínimo que se haga al apóstol: el que dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, no quedará tampoco sin recompensa, pero si lo hace en cuanto discípulo de Cristo.
La expresión a nombre de es el calco de una locución rabínica, en hebreo leshém, en la cual shem no tiene ya el sentido de nombre, sino que indica la razón, el motivo, el título de una cosa. 68 Sin embargo, es también locución griega usual en la misma lengua profana de los papiros, con el significado de persona 69.
Estos pequeños a quienes se supone hacer el beneficio, si en otro contexto pueden significar niños u otra clase de personas, en éste se refiere a los apóstoles (Mat_11:26; cf. Luc_10:21-23), como abiertamente lo dice Mc (Mar_9:41; cf. Luc_10:21-23).
La triple clasificación que aquí se usa apóstoles, justos, pequeños está respondiendo, para su valoración, al procedimiento por acumulación aunque pueda indicar distintas fuentes acopladas.

1 Plummer, An exegetkal Commentary ?? the Cospel according to St. Matthew (1915) p.147. 2 KLOSTERMANN, Matthaeus (1909) p.224. 3 San Justino, Dial XVII 108; Eusebio DE C., In Is. 18:1. 4 Medébielle, Apostolat: Dict. Bib. Suppl. I 533-536; Cerfaux, Pour l'histarie de titre Apóstelos dans le N.T.: Rev. Se. Relig. (1960) 76-92; Dupont, Le nom ¿'apotres a-t-il ete donne aux Douze par Jesús? L'Orient Chrét.; N. Van Bohemen, L'Institution des Douze. Contribution k l'étude des relations entre Mt et Mc, en La Formation des évangües (1957) 166-151; W. Burgers, De instelling van de Twaalf in het Ev. van Marcus (Mar_3:13-19; Mar_5:18ss): Ephem. Theol. Lov. (1960) 625-654. 5 Mat_16:17; Mat_17:25; Lev_5:4; Lev_22:31; Jua_1:42, etc. 6 Sobre las dos vocales + oa, insertadas en la traducción griega del nombre, se han propuesto diversas soluciones. Cf. Lagrange, évang. s. St. Marc (1929) p.65-66. 7 Philoc. XV 18. 8 Antiq. XIV 8:1; XX 1:1. 9 Mal_169:273. 10 U. Holzmeister, Nathanaelfuitne ídem ac S. Bartholomaeus Apostolusf: Bíblica (1940) p.28-39. 11 Antiq. XVIII 2:2. 12 MG 8:1281. 13 Quis dives salvetur 13:5. 14 MG 11:773. 15 A. Malog., S. Jacques de Jérusalem etait-il un des douzef: Rev. Scienc. Relig. (1918) 122-131. 16 Grammatik p.179 nt.4. 17 évang. s. St. Marc (1929) p.67. 18 Kommentar. I h.l. 19 Nestlé, N.T. graece et latine, ap. crít. a Mat_10:3. 20 Strack-B., Kommentar. I h.l.; Dalman, Die Worte Jesu. 21 Sobre la alteración de este nombre, cf. Joüon. L'évangile., comte tenu du substrat sémitique (1930) p.59. 22 Dalman, Die Wortejesu. (1930) p.41: O. Cullmann. Le doirSeme Apotre: R. H. Phil. Reí. (1962) p. 133-140. 23 Cf. Bíblica (1954) 404-405; Hec_21:38; Josefo, Bell. iud. II 13.5; Antiq. XX 8:6. 24 Sobre el significado de espíritus impuros, cf. Comentario a Mar_5:1-20; L. Cerfaux, L'évang. de St. Mt. Discours de Misshn (1957); E. Kasemaxx, Die Anfange christlicher Theologie: ZTK (1960) p. 162-185; X. Mulde, La mission des apotres: CH (1963) p.450-560. 25 Edersheim, The Life and Times of Jesús (1901) h.l. 26 Bonsirven, Textes. (1955) n.l 1.289.299.1363; FELTEN, Storia dei tempi del N.T. vers. del al. (1932) II p.79-80. 27 Willam, La vida de Jesús en. vers. del al. (1940) p.264-265. 28 Sobre los samaritanos, cf. Comentario a Jua_4:4-42. 29 Strack-B., Kommentar. I p.528; H. Schürmann, Mt 10:5b-6 una die Vorges-chichte des synop. Aussendungsberichtes: Fs. J. Schmid (1963) p.270-282. 30 Aulo Celio, Noct. attic. XV 12:4; Suetonio, Vit. 16. 31 Strack-B., Kommentar. I p.566ss. 32 E. Power, The staff of the Apostles: Bíblica (1923) 241-266, 33 Thibaut, en Nouv. Rev. Théol. (1931) 54ss; A. Fernández Truvols, Vida de Jesucristo (1954) p.328 nt.2. 34 Strack-B., Kommentar. I p.569. 35 Vargha, en VD (1928) 371; Gesenius, Thesaurus linguae hebraicae III (1842) p. 1421-1426; Strack-B., o.c., I p.570-571. 36 ? , Evang. s. Sí. Matth. (1946) p.129; S. ? .,?? evang. Matth. comm. h.l. 37 Strack-B., Kommentar. I p.57l. 38 Bonsirven, Textes (1902) 358. 39 S. TH., In evang. Matth. comm. h.l. 40 Mal_26:63. 41 Strack-B., Kommentar. I p.574; cf. 4 Esd_5:18 : cf. Bornkamm, Theol. Wórt. N.T. IV, 309. 42 Mt 25:2ss; Spicq, Le vertu de simplicité dans VAnden et le Nouveau Testament: Rev. Scienc. Phil. Théol. (1933) 1-26. 43 Strack-B., o.c., I p.574. 44 Lagrange, évang. s. Sí. Math. (1927) p.202. El texto citado de Ber. r. 38a. 45 felten, Storia dei tempi del N.T. vers. del al. (1932) II p.l 1:14; Strack-B., o.c., I p.576. 46 Makkoth 3:12; Bonsirven, Textes n.1943: cf. 2Co_11:24. 47 San Agustín, Epist. 228, ad Honoraíum: Mal_33:1013v. 48 Sobre el concepto de Hijo del hombre, cf. Comentario a Mat_8:20. 49 Cf. Comentario a Mat_25:29-31; Dupont, Vous n'auriez pos achevé les villes d'Is-raelavant que le Fus de l'homme ne vienne (Mat_10:23): Nov. Test. (1958) p.228-244; A. Feuillet, Les origines et la signification de Mat_10:23 : The Catholk Bibl. Quartarly (1961) p.182-198; H. Schürmann, Zur Traditions una Redaktionsgeschichte von Mat_10:23 : Bibl. Zeits. (1959) p.82-88. 50 La Ciencia Tomista (1952) 38-39. 51 VD (1935) 302-311. 52 Porporato, Non estis vos qui loquimini: VD (1923) 91ss. 53 Sobre Beelzebul cf. Comentario a Mat_12:22-24. 54 Bonsirven, Le Judaisme. (1934) I p.296.. 55 Targum Qoheleth XII 13. 56 Strack-B., Kommentar. I p.579-580. 57 Bonsirven, Le Judaisme. (1934) I p.527-529. 58 Deissmann, Licht vom Ostem p.204ss. 59 Jones, en VD vers. del ingl. (1957) p.386. 60 Sanhedrín 97a; Sota 49b. 61 Sanhedrín 97a; Strack-B., I p.585. 61 T. A. Roberts, Some Comments on Mat_10:34ss and Luc_12:51ss: Exp. Tim (1957) p.304ss; J. J. Vlncent, Discipleship (Mat_10:37ss, par.) and Synoptic Studies: Theol. Zeits. (Bas. 1960) p.456-469. 62 Baba mesia 2:11; Bonsirven, Textes n.1711; Strack-B., I p.587. 63 Josefo, Antiq. XII 10:10. 64 ? amia 66a. 65 Aboth de R. Nathan 39. 66 Strack-B., I p.588-589. 67 San Crisóstomo, Hom. 35 in Matth. 68 Joüon, L'évang. compte tenu substrat sémitique (1930) h.l. 69 Meruer: Rev. des étud. grecques (1934) 180-204.



Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 10

1. VOCACIóN Y MISIÓN DE LOS APÓSTOLES (10,6).

a) Los doce apóstoles (Mt/10/01-04).

1 Y convocando a sus discípulos, les dio poder de arrojar espíritus impuros y de curar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce apóstoles son éstos: El primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, el de Zebedeo, y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, el de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, el que luego lo entregó.

Los doce apóstoles aquí aparecen como un colegio, que ya está elegido y pertenece definitivamente a Jesús. San Mateo no ha relatado la elección (Cf. Mar_3:13-15; Luk_6:12 s.). Jesús les da poder sobre los demonios y sobre todas las enfermedades. Más tarde se añade el encargo de predicar (Luk_10:7 s). El evangelista emplea las mismas expresiones con que también describe el poder de Jesús (Luk_9:35), y así muestra que los apóstoles resultan enteramente iguales a él, deben ser su brazo extendido. Los apóstoles actuarán como él y también confirmarán su palabra con milagros. Luego siguen los nombres de los doce apóstoles. De forma significativa, en primer lugar está Simón con el sobrenombre de Pedro. Mucho más adelante leemos de qué modo Simón adquirió este nombre (16,18). Aquí hay un catálogo o una lista oficial en la que tiene que estar este sobrenombre. Primeramente se mencionan los dos pares de hermanos, cuya vocación ya se ha descrito al principio, y que seguramente desde el tiempo más antiguo fueron considerados en la Iglesia como los primeros llamados (4,18-22). En el evangelio sólo de dos de los apóstoles nombrados a continuación llegamos a conocer pormenores: del publicano Mateo (Leví), que en su despacho de cobrador de impuestos fue llamado por Jesús para que le siguiera (9,9), y de Judas, el traidor. En el evangelio de san Juan se nos dan más informes de Felipe y Bartolomé y de Tomás (Cf. Jn,1,43-51; 6, 5-7; 14,8-10). En total no es mucho lo que se nos cuenta. Se puede entender que la leyenda más tarde quisiera llenar las lagunas que nos dejaron los evangelistas. éstos no quisieron satisfacer la curiosidad y el sentido piadoso, sino que con su escasez quisieron indicar siempre solamente a uno: a Jesús, el Mesías. Cada uno, incluso quien ha obtenido el cargo más elevado -el apóstol-, es y lo ha recibido todo solamente de él.

Los nombres permiten sacar muchas conclusiones sobre la composición del grupo de los apóstoles. Hay nombres griegos junto a otros judíos; diferentes comarcas de Palestina entran en consideración según la procedencia; sencillos pescadores están junto a un miembro del radical partido de los zelotas y discípulos de Juan el Bautista (Santiago y Juan). El grupo de que se rodea Jesús, parece haber sido abigarrado, los apóstoles no constituyen un séquito de discípulos aplicados y dóciles, pero tampoco son aduladores y serviles. A Jesús le ha sido difícil formar a los apóstoles y en apariencia ha logrado poco de ellos. Pero cuando realmente se habían convertido y el Espíritu Santo los había enardecido, entonces pasaron a ser testigos valerosos y dispuestos a morir, y columnas básicas sobre las que se levantó la Iglesia. Uno de los misterios más terribles de la historia es que Judas fuera uno de los apóstoles. Los límites entre el reino de Dios y el imperio de Satán están muy próximos. El traidor, que pertenecía al grupo más íntimo, se convierte en el instrumento del espíritu maligno. Jesús se ha entregado a estos hombres, a quienes distinguió con una misión tan excelsa, y se ha arriesgado a que uno de ellos le entregue a la muerte...

b) Misión de los apóstoles (Mt/10/05-16).

5 A estos doce los envió Jesús, dándoles estas instrucciones: No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Ahora Jesús envía a los apóstoles. Para la misión Jesús da una instrucción precisa: primero sobre el lugar, luego sobre el contenido. No deben ir ni al encuentro de los gentiles ni de los samaritanos (hostiles y considerados como medio paganos), sino solamente a los israelitas. Con esta prohibición no se determina que los gentiles o los samaritanos no deban tener parte alguna en el reino de Dios y en las bendiciones del tiempo mesiánico. Jesús sólo dispone el orden, el camino que debe tomar la salvación según decreto divino, que manda ir de los judíos a los gentiles. Así entendió Jesús su misión, y como se infiere de los Evangelios, se ha atenido estrictamente a esta manera de entender: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (15,24). Esta limitación puede haber resultado dura para Jesús. También esta obediencia forma parte de la abnegación del Hijo de Dios, mediante el cual estamos redimidos. En todo esfuerzo apostólico y pastoral se ha de tener en cuenta que no interesa la multitud de los trabajos, ni la extensión del recinto, sino hacer lo que es voluntad de Dios en el estrecho territorio determinado por él. En la misión posterior ya no puede aplicarse esta regla a los apóstoles, puesto que a los gentiles ya se les han abierto de par en par las puertas. Estas palabras de Jesús tienen que estar aquí para que cualquier judío vea que Dios primero ha ofrecido la salvación a Israel. E1 Mesías y sus mensajeros le han servido exclusivamente a él. Si ahora los gentiles han encontrado la fe que Israel recusaba (cf. 8,10-12), puede decirse, con fundamento, que los judíos no tienen excusa.

7 Id y predicad que el reino de los cielos está cerca. 8a Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.

Los apóstoles han de predicar lo mismo que Jesús predicaba: El reino de los cielos está cerca. Es el tiempo de la gran cosecha, de la donación única de Dios a su pueblo, es el tiempo de cumplir, por tanto el tiempo de la conversión y de la penitencia. El poder que han obtenido (10,1), también deben probarlo en la curación de enfermedades, incluso en la resurrección de muertos y en la expulsión de espíritus malignos, y así serán iguales a Jesús. En boca de Jesús, se resume lo que hemos oído por extenso: la curación de todas las enfermedades (4,23s; 8,17), la resurrección de muertos (9,18s.23-26), la purificación de la lepra (8,1-4) y la expulsión de los demonios (4,24; 8,16.28-34; 9,32). Sólo muy escasas veces nos enteramos de que los apóstoles hicieran tales cosas en tiempo de Jesús (Cf. Luk_10:17 20; Mar_9:14-29 = Mat_17:14-21). Más tarde aquel poder se desarrolló mucho; especialmente los Hechos de los apóstoles cuentan los milagros que hace Pedro en nombre de Jesús (Act_5:12-16; Act_9:31-43). En tiempos apostólicos, en tiempos de la primitiva Iglesia, la predicación va acompañada de señales y milagros. Este acompañamiento procede de aquellos dones especiales que el Señor dio a los apóstoles para que pudieran cumplir su misión. Más tarde se manifiestan una que otra vez estos dones, especialmente en la vida de los santos. Entonces el don de hacer milagros es un nuevo y especial regalo de Dios, pero no va unido a un cargo particular ni a un tiempo determinado como en la primitiva Iglesia apostó1ica.

8b Gratis recibisteis, dad gratis. 9 No os procuréis oro, plata, ni moneda de cobre para vuestros cinturones; 10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; pues el obrero merece su sustento.

La predicación debe quedar libre de toda apariencia de codicia. Jesús comunica gratuitamente sus dones, y así deben también ser retransmitidos. También ha sido un principio del tiempo apostólico que el misionero actúe sin remuneración, pero que sea sustentado por los fieles. Como sucedió a Jesús, la predicación sólo puede tener éxito si no se lleva a cabo por la ganancia como negocio. No deben ganar ninguna cantidad de dinero, ni monedas de plata, ni de oro, por tanto monedas de valor más elevado, ni tampoco las menos valiosas de cobre, la calderilla. Cuando emprendan el viaje, deben confiar plenamente en Dios. él los alimentará, como alimenta a los pájaros y a los lirios del campo. Cuando estén enteramente entregados a su servicio, Dios se cuidará de todo lo demás. La sobriedad y la sencillez también son distintivos del equipo que prescribe Jesús. Los apóstoles deben dejar en casa la alforja para llevar las provisiones de boca y otros accesorios de viaje, como la segunda túnica de recambio. Causa extrañeza que tampoco puedan llevar sandalias ni bastón, que no son precisamente un lujo. Quizás las sandalias haya que entenderlas como calzado duradero, resistente por un largo tiempo y para la montaña, no como las sandalias ligeras sin las que no se puede correr por las melladas rocas calcáreas. ¿Y el bastón? ¿Debe quedarse en casa para no molestar a los apóstoles? En cualquier caso se exige una pobreza extremada. Pues el obrero merece su sustento. Los misioneros recibirán en el camino todo lo que se requiere además de lo absolutamente necesario. Más aún, tienen un derecho, que más tarde también usan, fuera de san Pablo. La regla apostólica sobrevive en diferentes formas hasta nuestros días. Las comunidades sustentan a todos los que les sirven con la palabra y los sacramentos. Ambas partes habrían de tener en cuenta que en los sentimientos fraternales hay una correspondencia de dar y tomar, la cual está limitada a lo necesario por la regla apostólica.

11 En cualquier ciudad o aldea en que entréis, informaos de quién hay de confianza en ella, y alojaos allí hasta el momento de partir. 12 Al entrar en la casa, dirigidle el saludo de paz; 13 y si la casa lo merece, descienda vuestra paz sobre ella; pero si no lo merece, vuélvase a vosotros vuestra paz. 14 Y si algunos no os reciben ni escuchan vuestras palabras, salid de esa casa o de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15 Os lo aseguro: habrá menor rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que para esa ciudad.

La presente sección contiene las instrucciones de Jesús para el alojamiento de los misioneros. Cuando lleguen a un lugar, deben primero indagar qué casa es adecuada para ellos. Una vez se hayan informado, deben permanecer allí mientras ejerzan su actividad en aquel lugar. De este modo se dice indirectamente que no se alojen en varias casas, ni se muden de una casa a otra (Cf. Lc 10.7; Mar_6:10). En los primeros tiempos de la misión parece que se han tenido malas experiencias a este propósito, por lo cual esta regla de Jesús fue aplicada también más tarde. Podrían producirse celos y envidia, diversas murmuraciones rumurosas que perjudicaban el mensaje. Cuando los misioneros lleguen a una casa, deben saludar a sus moradores. Es el saludo de paz, usual en oriente incluso en nuestros días. San Lucas dice más explícitamente: «Y en cualquier casa en que entréis, decid primero: Paz a esta casa» (Luk_10:5). Cuando van como mensajeros del reino, el saludo de la paz ya no es una fórmula de cortesía. Lo que ellos traen consigo, el poder de salvar y la virtud milagrosa del reino de Dios, entrará en aquella casa. Es la paz de Dios que viene a la casa, que ha sido favorecida con una gracia. Pero si la casa no está dispuesta para Dios y sus enviados, si no contesta al saludo de paz con alegría y prontitud, los mensajeros no pueden conseguir nada: la paz que han deseado y ofrecido, vuelve a ellos. Cuando el sacerdote viene a visitar a un enfermo, dice al entrar en la habitación: «La paz del Señor sea con esta casa». Si no necesitamos pronunciar estas solemnes palabras, con todo deberíamos tener esta intención, cuando visitamos una casa como mensajeros del Señor, especialmente si es una casa de incrédulos: Traemos la paz de Dios. Esto se ha dicho de cada casa, más en concreto de la comunidad doméstica, de la familia con los hijos, los abuelos y todos los servidores. Una casa puede rehusar la oferta de la paz. También puede pasar que toda una ciudad rechace a los mensajeros, no los deje entrar o no los escuche. Es el fracaso, tal como Jesús lo ha vivido también. El fracaso más doloroso lo tuvo Jesús en su ciudad paterna de Nazaret (Luk_13:53-58). Sobre todo san Pablo fracasó muchas veces (Cf. 2Co_11:23-33 y las correspondientes descripciones de los Hechos de los apóstoles).

Cuando tengan un fracaso, no deben lamentarse quejumbrosos, tampoco han de inculparse a sí mismos, ni presentar ninguna excusa ni esperar nuevas tentativas. Se trata de una oferta de Dios presentada una sola vez. Si se desconoce esta hora, nunca vuelve. Deben sencillamente marcharse e incluso sacudirse el polvo de sus zapatos en aquel lugar, como señal de que Dios y ellos ya no tienen nada que ver con los moradores de la casa. Todo depende de la decisión, que es única y no puede volverse a tomar. No faltará el castigo. Los habitantes de Sodoma y Gomorra, aquellas perversas ciudades que fueron destruidas por la ira de Dios, saldrán mejor librados en el juicio que los habitantes de una de las ciudades que ahora no atiendan al llamamiento de Dios. Es preciso prestar atención a estas palabras, si se quiere entender correctamente el proceso que sufrió Jesús posteriormente.

16 Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos; sed, por tanto, cautos como las serpientes y sencillos como las palomas.

El lobo y la oveja ya figuraron anteriormente en una imagen: los falsos profetas irrumpían en el rebaño con piel de mansa oveja (2Co_7:15). Pero aquí se invierte la imagen: Jesús envía a los discípulos como inocentes ovejas entre una manada de lobos. Parece que estén entregados sin defensa a la ferocidad de éstos. El reino de Dios se atestigua en la debilidad, en Jesús como también en sus mensajeros. El reino de Dios tiene su máximo poder allí, donde se presenta con la máxima debilidad, como dice san Pablo: «Pues mi poder se manifiesta en la flaqueza» (/2Co/12/09). Los discípulos deben ver este peligro serenamente, no han de desviarse de él ni dirigirse hacia él con una osadía insensata. Jesús junta dos comparaciones del reino animal. Según los proverbios las serpientes son astutas y sagaces (cf. Gen_3:1). No hay que meterse con torpeza en cualquier peligro ni sucumbir ante cualquier ardid y trampa. Se requiere prudencia, aquella unión de vital aptitud humana con el sentido de lo conveniente y necesario. Pero los discípulos también deben ser sencillos como las palomas. Ser sencillos no significa ser tontos, es decir, simples e ingenuos, sino sinceros y sin doblez. La prudencia no debe convertirse en astucia taimada, en estratagema engañosa. Eso sólo se evita, si los emisarios no tienen falsedad, si no ocultan su intención más íntima ni su verdadera voluntad. Se tiene que notar que deben buscar a Dios y nunca pretender una ventaja terrenal. Esta búsqueda de Dios juntamente con esta falta de pretensiones terrenas los ayudarán a mantenerse firmes en la tribulación y a dar testimonio de Dios.

2. ANUNCIO DE PERSECUCIONES (Mt/10/17-25).

17 Tened mucho cuidado con la gente: porque os entregarán a los tribunales del sanedrín y os azotarán en sus sinagogas; 18 también seréis llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Al principio ya se advertía: «Guardaos de los falsos profetas» (Gen_7:15). De una forma semejante aquí se precave contra los hombres en general. La naturaleza y la voluntad humana topará con ellos con ánimo hostil, especialmente entre los judíos, a quienes va primeramente dirigida su misión. Serán llevados ante los tribunales del lugar, los pequeños sanedrines, y serán flagelados. Incluso las autoridades de la nación tendrán que vérselas con ellos, los gobernadores romanos y los propios reyes judíos de la familia de Herodes. Allí tendrán que hablar y responder. Lo que digan y contesten servirá para dar testimonio a las autoridades y a los gentiles. Por causa de Jesús están allí, testifican en favor de Jesús, incluso cuando se les acusa y condena, se les desestima y perseveran fieles hasta el fin. Su testificación en estas circunstancias será un testimonio asombroso, una manifestación de la gloria de Dios en la debilidad del hombre.

19 Pero, cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de decir, porque se os dará en aquel momento lo que habéis de decir; 20 pues no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien hablará en vosotros.

Ante el tribunal no deben fiarse de su propia prudencia ni preocuparse por encontrar las palabras convenientes. Si están allí como testigos, su intención estará solamente dirigida a que resulte puro aquel testimonio de Dios. Y entonces el Espíritu Santo de Dios les inspirará las palabras que deberán decir. él es el Consolador, el «abogado» de los cristianos, que los tomará bajo su protección y los defenderá de los acusadores. El mismo Espíritu que habita en el corazón, hablará desde el corazón, como se dice de san Esteban: «Y no eran capaces de hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba» (Act_6:10).

21 y entregará a la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra sus padres y les darán muerte. 22 y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que se mantenga firme hasta el final, éste se salvará.

La persecución incluso penetrará en la propia familia, el odio separará los parientes próximos (10,34-36). Así lo ha anunciado el profeta Miqueas para los terrores del tiempo final: el trastorno de los espíritus, y la confusión de los corazones serán tan grandes que se quebrarán los lazos naturales de la familia. Así Israel madura para el juicio (Mic_7:6). Es semejante la descripción de Jesús. El odio estallará en todas partes adonde vayan los discípulos. Resuena con un acento verdaderamente terrible la predicción de que «seréis odiados por todos...»

Sólo vale la perseverancia hasta el fin, la persistencia infatigable, la fidelidad que no defrauda, el valeroso denuedo invariable del alma a través de todas las enemistades, decepciones y fracasos, lo cual no es poco. Pero al que así procede se le promete que se salvará. Está asegurada su salvación eterna y no necesita inquietarse por ella. ¡Con cuánto heroísmo y sosiego y con cuánta fidelidad, se han verificado estas palabras de Jesús...!

23 Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; porque os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel sin que venga el Hijo del hombre.

Ya antes se dijo que los discípulos deben proseguir sin demora, si no son acogidos ni escuchados (Mic_10:14). Algo semejante puede aplicarse a la persecución. Se les dará caza. Entonces deben aprovechar con prudencia las posibilidades de huir -de una ciudad a la otra- y no buscar el peligro o exponerse a él con un falso heroísmo. También en esto deben ser cautos como las serpientes (Mic_10:16). No hay ningún motivo para dudar, ni siquiera en esta situación aparentemente sin salida. Así como el Espíritu Santo les ayudará ante el tribunal, así también aquí les promete el consuelo que les causará su propia venida. No estáis entregados sin remedio a las conspiraciones enemigas: porque estoy cerca. Mi venida para redimiros, para liberaros de la tribulación será la última palabra. Jesús habla del Hijo del hombre como de alguien distinto de sí mismo. Se oculta tras esta expresión, que propiamente sólo significa «ser humano», «persona humana», por tanto algo muy sencillo. Este título propiamente oculta más de lo que revela. Lo mayor que se dice del Hijo del hombre es que vendrá sobre las nubes del cielo para llevar a cabo el juicio divino. Así también hay que entender aquí su venida. En la oscuridad y en la tribulación, que ya no nos deja ningún consuelo terrenal ni ninguna esperanza humana, sabemos que Jesús viene con seguridad y salva a los suyos (El versículo produce la impresión de que Jesús sólo haya contado con un breve tiempo para la consumación del reino de Dios. La proximidad apremiante del acontecimiento forma parte de su mensaje profético como en Juan el Bautista. Quizás este versículo también pertenece al primer tiempo de su actividad. En el tiempo en que el pueblo y los dirigentes se habían hecho sordos a él, las palabras suenan de otra manera (cf. por ejemplo, 23,37-39). Jesús en todos los tiempos mantiene una conversación inmediata con los hombres. No trae consigo una doctrina como un sistema ordenado en el libro de texto, una doctrina que puede revelarse con sencillez, sino que su doctrina es al mismo tiempo el llamamiento a la decisión. Como todos los profetas Jesús pertenece a su tiempo, según el cual orienta su mensaje siempre de nuevo, porque Dios habla al hombre tal como es y donde está.

24 Un discípulo no está por encima del maestro, ni un esclavo por encima de su señor. 25 Ya es bastante que el discípulo llegue a ser como su maestro, y el esclavo como su señor.

Jesús toma como comparación las relaciones entre discípulo y maestro, Señor y esclavo. Ambos están en relación mutua de subordinación y superioridad. Mientras el que aprende sigue siendo discípulo, está bajo el maestro. Los dos, discípulo y esclavo, están en dependencia de otro, reciben la enseñanza y el encargo de un superior que sabe más y es capaz de más. Las metáforas no son arbitrarias, sino que ya aluden a las relaciones de los discípulos con Jesús. Ante él los apóstoles son discípulos y esclavos. Han de aceptar su enseñanza y cumplir su encargo. Esta relación permanecerá para siempre, ya que Jesús para ellos constantemente sigue siendo el maestro y el señor. Ante Jesús nunca han sabido bastante. Así el inferior ha de estar contento con que le vaya como a su maestro. Si el discípulo llega a ser como su maestro, no puede esperar nada más ni nada mejor. Al discípulo no puede aplicarse lo que dicen muchos padres: Nuestros hijos deben vivir más holgadamente que nosotros. Sino al revés: la mayor semejanza con la vida de Jesús también es la mayor proximidad interna a él. Será tanto mejor el discípulo cuanto más se asemeje al maestro, y le servirá tanto mejor, cuanto más sea como su señor.

25b Si al señor de la casa lo llamaron Beelzebul, ¡cuánto más a los que viven con él!

El señor de la casa es el mismo Jesús. Sólo aquí se designa con esta singular expresión. Se entiende muy bien, si se la relaciona con la promesa que Jesús hizo a Pedro: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (16,18). La casa construida por el mismo Jesús es la comunidad de los fieles congregada por él. En esta casa Jesús es el Señor, el Kyrios que gobierna con autoridad. Se le ha calumniado, se le ha acusado de tener un pacto con el diablo (9,34; 12,24). También nosotros hemos de contar con calumnias y difamaciones, y no nos podemos sorprender de las injurias ni de insultos denigrantes.

3. EXHORTACIÓN A CONFESAR LA FE (Mt/10/26-33).

26 Pero no les tengáis miedo; porque nada hay oculto que no se descubra, y nada secreto que no se conozca. 27 Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; lo que escucháis al oído, proclamadlo desde las terrazas.

A veces advierte el Señor: «Guardaos», «tened mucho cuidado» (7,15; 10,17). Aquí en cambio dice: «No tengáis miedo». Las dos cosas son necesarias. Por una parte la prudencia en el conocimiento del adversario y el juicio sereno de su riesgo; pero además la resistencia impertérrita en la tribulación. La fe expulsa el temor. El conocimiento de pertenecer al Mesías y de sufrir su propio destino da ufanía y valor. Son humildes los principios nuevos que trae Jesús. Todos creerán poder triturar fácilmente la débil semilla. Se revelará gloriosamente lo que ahora vive oculto y muy silencioso. Jesús hace su obra como el sencillo siervo de Yahveh, y luego se hará potente como la esperanza de las naciones (cf. 12,17-21). Ahora Jesús habla en la oscuridad, pero los apóstoles deben hablar a plena luz. Deben predicar ante todo oído y ojo lo que se les susurra al oído, a gran distancia del pueblo y de la vasta publicidad. Es indiferente que los hombres acepten a los apóstoles o los rechacen. Siempre es testificada por medio de los apóstoles la buena nueva, que en último término irradiará victoriosa como el sol por la mañana.

28 No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Temed más bien a quien tiene poder para hacer que perezcan cuerpo y alma en la gehenna. 29 ¿Acaso no se venden por un as dos pajarillos? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin permitirlo vuestro Padre. 30 Y en vosotros, hasta los cabellos de la cabeza están todos contados. 31 Así que no tengáis miedo. Vosotros valéis más que muchos pajarillos.

No tengáis miedo. Esta frase se repite como un estribillo en este fragmento (10,26.28.31). El poder de los hombres está limitado, puede desfogarse en vosotros, pero sólo puede afectar la vida terrena (= el cuerpo). Ningún poder humano puede destruir lo que constituye vuestro verdadero valor, la esperanza en la vida celestial (= el alma). La destrucción de la vida terrena no está relacionada con la destrucción de la vida eterna, con la perdición en el infierno. Pero hay un ser que tiene poder sobre ambas vidas: Dios, el Señor. él con la sentencia de su tribunal puede hacer las dos cosas: entregar todo el hombre al infierno o llamarlo a la bienaventuranza. Debemos temerle. ¿No es espantosa esta manera de representar a Dios? Aquí solamente se ilumina un aspecto en la representación de Dios: el otro aspecto se nombra a continuación en los próximos versículos: la solicitud paternal de Dios, su benévola proximidad al hombre. Con todo en ellos se alude también al poder soberano de Dios. Sólo cuando se ve a Dios tan grande y también se reconoce su omnipotencia sobre la propia vida, adquiere fuerza su paternidad. Pero si la fe expulsa el temor, ¿cómo se puede temer a Dios? ¿No es una contradicción? El temor tiene dos formas, según la persona ante la que se experimenta la sensación de temor. Si el temor se dirige al hombre, entonces rebaja al alma y la llena de preocupación e inseguridad angustiosas. Este temor destruye la fe. Pero si el temor se dirige a Dios, nos hace libres. Se funda en la dependencia de la criatura respecto al Creador y reconoce la sublimidad de Dios. No corroe el alma, sino que la cura, porque siempre produce la confianza en Dios. Sólo puede amar a Dios quien también le teme. Y viceversa el verdadero amor de Dios nunca carece de temor saludable. Los pajarillos tienen tan poco valor, porque pueden tenerse en cantidades enormes, así como también los lirios silvestres del campo (cf. 6,28-30).

Dios interviene aun en los más insignificantes acontecimientos, incluso en el hecho de que un gorrión caiga del nido o sea derribado de un tiro por un chicuelo. ¡Cuánto más estará Dios con vosotros y se preocupará por todo lo que os sobrevenga! Incluso están contados los cabellos de vuestra cabeza. Y si es exacto su conocimiento, no es menos solícito el amor que os tiene dedicado. Como el amante que conoce todos los pormenores de la persona amada y nota al instante cualquier cambio, así es Dios para nosotros. Realmente no hay ningún fundamento para angustiarse ante los hombres, que no pueden hacer nada sin que lo conozca el Padre...

32 Por tanto, a todo aquel que me confiese delante de los hombres, también yo lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Pero a aquel que me niegue delante de los hombres, también yo lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

El que está ante el tribunal -por causa de la fe en Jesús- también debe confesarlo allí. No solamente cuando no hay ninguna contradicción o no amenaza ningún peligro. La fe se acreditará precisamente en la decisión y en el fracaso. El que así se acredita ante el tribunal humano, puede estar confiado en el tribunal divino. Porque el mismo Jesucristo actuará en este tribunal como un abogado y defensor ante el Padre. Jesús dice con insistencia: delante de mi Padre. Se cambian los papeles. En cierto modo Jesús fue acusado ante el tribunal humano, pero fue defendido por sus testigos, ahora en cambio es a la inversa: el testigo es acusado ante el tribunal divino, y Jesús le defiende. Se efectúa un trueque misterioso entre los dos tribunales. ¡Qué manera tan elocuente de representar la mediación de Jesús! Lo mismo puede decirse a la inversa. Cristo no asiste ante el Padre en el cielo a quien se le declara contrario y le niega ante los hombres. Cristo también se le declarará contrario y le negará, quizás con palabras tan duras como las que se leen en el sermón de la montaña: «Pero entonces yo les diré abiertamente: Jamás os conocí; apartaos de mí, ejecutores de maldad» (7,23). Pero, el Padre ¿no ha transferido el juicio al Hijo? El papel de defensor ¿es el mismo que tiene Jesús como juez del tiempo final? (cf. 3,11s; 7,22s). Las imágenes cambian en la Escritura. Lo que antes correspondía al Padre, en otro pasaje lo hace el Hijo, y lo que se describe como obra del Hijo, a veces se atribuye al Espíritu Santo. Nunca se puede expresar por extenso en una frase o imagen los misterios de Dios. Jesús es al mismo tiempo el Señor, a quien el Padre lo ha entregado todo (cf. 28,18) y el siervo obediente, que solamente hace la voluntad del Padre (cf. 12,18). Aquí el veredicto se complementa con el que se lee en san Marcos: «Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles» (Mar_8:38). En los dos textos está en vigor que la suerte eterna se decide por la actitud que se adopte con él, y sólo con él.

4. DECISIÓN EN FAVOR DE JESÚS (Mt/10/34-39).

34 No creáis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.

En conmovida queja el profeta Miqueas había descrito la perdición de su pueblo: se quebrantaban las disposiciones del derecho, los ministros de la justicia se habían convertido en seres corruptibles, un desconcierto general había destruido los vínculos familiares. Cada hombre es el enemigo de su prójimo. éste podría ser el título de la queja de Miqueas (/Mi/07/01-07). En este cuadro ve el profeta una actuación anticipada del tribunal de Dios. Los hombres llegan a conocer, en su propio cuerpo, las consecuencias de su apostasía de Yahveh.

Jesús tiene presentes las palabras del profeta. El juicio de Dios, cuyas consecuencias había visto Miqueas, ha llegado a su momento crítico, por efecto de la venida de Jesús, enviado para traer el mensaje del reino de Dios. Más aún: el reino llega con Jesús. Viene como separación, como espada. Es la espada del juicio, que separa lo malo de lo bueno, los creyentes de los que rehúsan creer, también es la espada de la decisión, ante la que se pone al hombre. Esto es lo primero que dice Jesús. Lo contrario de esta separación es la paz. Solamente puede ser una paz opuesta a este juicio de la decisión. Y sería una paz corrompida, que lo deja todo tal como estaba, que hace desaparecer los frentes, tapa y encubre la oposición entre Dios y Satán, y por tanto sería en último término la paz entre Dios y Satán, que nunca puede darse (Aquí Jesús no dice nada sobre la paz entre Dios y los hombres ni sobre la paz de los hombres entre sí. De ello habla extensamente la Escritura en otros pasajes, sobre todo en san Pablo, que designa a Jesús como «nuestra reconciliación», «nuestra paz»: cf. Rom 5,ll; 2Co_5:18 s; Eph_2:11-22).

35 Porque vine a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; 36 y serán enemigos del hombre los de su propia casa.

La palabra de Jesús es más aguda que una espada, como dice de la palabra de Dios en general la carta a los Hebreos (/Hb/04/12). Penetra hasta los tuétanos y separa en nuestro interior las falsas concupiscencias del verdadero temor de Dios. También puede meterse dentro de la familia, y allí enfrentar a los padres y a los hijos, a la nuera y a la suegra. La frontera pasa siempre por donde es preciso decidir en favor o en contra de Dios. Esta decisión puede traer como consecuencia la separación de otros, incluso de los más queridos. Es una separación que no puede significar que el discípulo de Jesús deba adoptar una actitud hostil o irreconciliable. Pero el discípulo debe contar con que mediante su decisión también puede causar la enemistad de sus propios parientes. ésta es probablemente la experiencia más penosa en el seguimiento. Nunca se puede abusar de estas palabras del Señor para falsear el mensaje de la paz, que anuncia la Iglesia, o para justificar el incumplimiento de las propias obligaciones con la familia incrédula.

37 El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y quien no toma su cruz y sigue tras de mí, no es digno de mí.

El que ha reflexionado bien sobre los precedentes versículos 34-36, también puede entender estas palabras. En primer lugar está Dios y la decisión en favor de Dios, pero aquí está el mismo Jesús, ante quien y por quien el discípulo tiene que decidirse. él es el camino, por el que sólo encontramos a Dios. Digámoslo de otra manera: en la decisión en favor de Jesús se toma la decisión en favor de Dios. Ante esta decisión tiene que retroceder cualquier otro compromiso terreno, incluso con el padre y la madre y los propios hijos. No es que no deban amarse los padres o los hijos. Precisamente es a la inversa: el que sigue decididamente a Cristo, también queda libre de nuevo para el amor a su prójimo y a sus parientes. Pero es un amor nuevo, sobrenatural, que nos hace amar al prójimo en Dios y por amor de Dios. Antes de que el discípulo sea capaz de este amor, tiene que decidirse totalmente por Cristo. Quien no ha tomado esta decisión no es digno de Cristo. No se ha ganado nada con una decisión a medias o con un corazón dividido. Entonces ni Dios logra lo que le corresponde, a saber la plena entrega; ni Jesús logra lo que le corresponde, a saber la imitación incondicional; ni el discípulo consigue la realización de su vida. Quien ha entregado su corazón, lo recupera lleno de la fuerza del amor divino.

El siguiente versículo lo aclara todavía más: Y quien no tome su cruz y sigue tras de mí, no es digno de mí. El desprendimiento de sí mismo y la entrega a Dios tienen una medida extrema. Hay una frontera en la vida, en la cual se muestra con seguridad si la entrega es querida enteramente. Esta frontera es la muerte. Se ha decidido radicalmente quien en la empresa orientada hacia Dios también incluye la posible entrega de la vida terrenal. «Tomar su cruz» es una expresión metafórica de la disposición para morir. Cuando se está así dispuesto, se efectúa el movimiento «desde mí hacia Dios». Sólo cuando el discípulo ha incluido en la cuenta aquel extremo, y lo ha afirmado conscientemente, está de veras siguiendo a Jesús, y por tanto es digno del maestro.

No se pide a todos los discípulos que esta disposición también pruebe su eficacia en el trance de la muerte. Señaladamente Dios sólo conduce a algunos elegidos por este sendero. Pero cualquier entrega, si es tema de nuestra vida, tiene en sí algo de esta muerte. Un distintivo infalible de la veracidad de nuestra intención es si estamos o no estamos dispuestos a esta entrega.

39 El que haya encontrado su vida, la perderá; y el que haya perdido su vida por mi causa, la encontrará.

Aquí no se habla del alma en oposición al cuerpo. Para el Antiguo Testamento esta diferencia no tenía gran importancia. Tras la palabra vida está la unidad del cuerpo y del alma. Para el judío la vida es el bien supremo y con esta palabra se expresa con la máxima fuerza la última perfección. Se lleva a cabo el anhelo del judío, si tiene toda la vida, duradera e indestructiblemente, con una riqueza fluyente y con una posesión dichosa. Este profundo anhelo, que Dios ha dado al hombre, parece que lo niegue inesperadamente Jesús, cuando dice: El que haya encontrado su vida, la perderá. Esto quiere decir que el hombre piensa haber llegado ya aquí al descanso y gozar con la posesión de la vida. En el hombre se ha convertido el anhelo en deseo egoísta y violento de posesión, no quiere nada fuera de sí y en último término sólo se busca a sí mismo. El anhelo es él mismo, y su realización aparentemente también, pero los caminos son enteramente opuestos. Ciertamente la vida debe ser conquistada y a ello estamos llamados. Pero eso solamente tiene lugar cuando la perdemos. El que haya perdido su vida por mi causa. Esta frase puede primeramente aludir al verdadero martirio en favor de Jesús. Entonces se recibe el don de la vida eterna por la vida terrena que se ha entregado. «Encontraremos» lo que realmente hemos buscado. Pero en la vida del discípulo que no es llamado a la extrema verificación, también es una ley fundamental que todos tienen que renunciar primero a su vida, no han de quererla conseguir para sí mismos con ambición egoísta. Es preciso salir de sí mismo, tender más allá de sí mismo, pero no por así decir para entrenarse, en el sentido de los métodos de «vaciamiento interno». Porque esta tendencia en último término de nuevo sería un egoísmo, que busca la propia independencia de las pasiones del día y de las tentaciones de los instintos, y con ello una forma más elevada de perfección humana. Jesús alude a lo que siempre resonaba en el sermón de la montaña: el hecho de que el hombre se pierda a sí mismo ha de tener lugar con una orientación hacia Dios y dentro de Dios. Quien así se pierde, logra la plenitud de la vida, en último término la vida propia de Dios. Esta frase no es lúgubre, sino luminosa. Aquí ya se experimenta en gracia que cualquier individuo que se pierda a sí mismo entregándose a Dios (prácticamente de ordinario entregándose al prójimo), aumenta la vida. Esta vida es mucho más rica que cualquier vida terrena. Es la alegría, la paz interior, el estado de seguridad en Dios, el amor. Por tanto, esta vida tiene un significado opuesto al de Fausto: «Así me tambaleo de la concupiscencia al placer, y en el placer estoy a punto de desmayarme tras la concupiscencia». Antes bien: así vamos de la muerte a la vida, y en la vida a una abundancia siempre mayor mediante la muerte. Dice Jesús: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan exuberante» (Joh_10:10).

5. MISIÓN Y RECOMPENSA (Mt/10/40-42).

40 Quien a vosotros recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe a aquel que me envió.

La primera frase despliega lo que los rabinos ya enseñaron como regla: el enviado es como el que envía. Aquí no solamente se habla de un envío, sino de dos, que actúan misteriosamente uno en otro. El mismo Jesús está enviado por el Padre, y además envía los apóstoles. Es un movimiento que partiendo del Padre llega hasta los mensajeros de Jesús. Su envío es un acontecimiento divino. Tal como los hombres acojan a los mensajeros de Jesús -con la adhesión o el rechazamiento, con la fe o la incredulidad-, así también le acogen a él y al Padre. No se puede apelar a Dios o a Cristo contra los mensajeros. Dios se humilla hasta ponerse al nivel de los mensajeros, se encubre con palabras y obras humanas. Cuando la fe ya no se escandalice con las formas quebradas de la actividad humana, entonces es auténtica, dirigida con seguridad a Dios y hecha efectiva con la obediencia...

41 Quien recibe a un profeta como profeta, recompensa de profeta tendrá, y quien recibe a un justo como justo, recompensa de justo tendrá. 42 Y quien da de beber un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, sólo por ser discípulo, os aseguro que no se quedará sin recompensa.

Tres grupos de miembros de la comunidad están aquí juntos. Los profetas son hombres de Dios, que han sido inspirados por él, y que por propio conocimiento y experiencia enseñan la fe, sin ser apóstoles, discípulos de apóstol, ancianos (presbyteros) o guardianes (episkopoi) con un cargo de jerarquía. Los justos son los que se han acreditado en la comunidad con su vida ejemplar, con su fe activa en el amor. No tienen ningún cargo de jerarquía ni tampoco tienen como los profetas una misión carismática para la enseñanza, sino un sentido ejemplar para la vida práctica. El tercer grupo son los pequeños, o sea los sencillos discípulos de Jesús, que no tienen una posición de primer orden en el cristianismo. En ellos el milagro de la fe es especialmente grande, ya que en apariencia no aportan condiciones exteriormente favorables: formación, estado distinguido, influencia y poder. Deben ser especialmente queridos por la comunidad, han de ser cuidados por ella con viva solicitud (Cf. lo que se dice sobre los «pequeños» en la explicación de 18,6). En los dos primeros casos se mide con precisión la recompensa. Es difícil decir qué se ha de entender por recompensa de los profetas o de los justos. El pensamiento fundamental del versículo 40 continúa siendo efectivo, de tal forma que se puede decir: «El enviado es como el que envía» aquí significa que quien acoge hospitalariamente en su casa al profeta itinerante, es por ello equiparado al profeta y obtendrá la recompensa que corresponde al profeta. Lo mismo puede decirse del justo. La particular estima del pequeño se expresa por el hecho de que no se extravía ni siquiera la más insignificante obra que se hace por él. Porque el pequeño no viene a casa como un «pequeño», como un contemporáneo sin importancia, con el que no se requiere tratar durante largo tiempo, sino como discípulo. Se le ayuda «sólo por ser discípulo», quizás sólo se le da un vaso de agua. Puesto que tiene la alta dignidad de discípulo, el mismo Jesús viene con él, y por tanto también viene la recompensa. Con tales palabras se explica que se aprecie tanto en la Iglesia cristiana la hospitalidad: cuando viene a casa un hermano o un sacerdote, no lo recibamos sólo por cortesía, sino con fe, como a Jesús. Estas palabras concluyen la instrucción a los discípulos. En todo el fragmento didáctico se trata de la vocación y del envío del discípulo al mundo. Aquí el discurso también en su contenido llega a su apogeo. Todo lo precedente se ilumina una vez más con estas frases. Envío y encargo. Enseñanza y hechos milagrosos, persecuciones y confesión, perseverancia y muerte: todo eso hace al enviado como al que envía, al apóstol como a Jesús. Eso también corresponde a la realidad de hoy, pero el envío de Jesús prosigue más allá de los apóstoles, y llega a los obispos con el papa, a sus colaboradores, a todos los fieles. El que envía siempre es el Señor: en el curso de la historia mediante la orden dada en otro tiempo (la sucesión del papa y de los obispos) y con el llamamiento inmediato al individuo aquí y ahora. Siempre está en vigor que «quien a vosotros escucha, a mí me escucha» (Luk_10:16).



Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)




67 (IV) Discurso de la misión (10,1-42).
(A) La misión de los doce apóstoles (10,1-4). Esta perícopa sirve, junto con 9,36-38, para introducir el segundo gran discurso del evangelio, concretamente, el discurso de la misión dirigido a los doce apóstoles. S. Brown prefiere llamarlo la «sección central», porque incluye segmentos narrativos (9,36; 10,1-5a) y no es estrictamente misionero en el sentido que damos actualmente a este término. Como ocurre con el sermón de la montaña, la sec(-)ción es una compilación de fragmentos proce(-)dentes de Mc y Q, que en su mayoría han sido reelaborados por el mismo Mateo. Peculiar de Mateo son los vv. 5a-8.16b.41. La jugada más atrevida es la transferencia de los vv. 17-25 del discurso apocalíptico del cap. 24 (= Mc 13). En la redacción de Mateo, el conjunto se dirige a los discípulos de antaño, pero también a su propia comunidad. 1. los doce discípulos: Nor(-)malmente, los discípulos forman un grupo más amplio, pero aquí y en otros pasajes (¿cap. 18?) Mateo los reduce a Doce. De este modo, al mismo tiempo que mantiene a los Doce unidos al resto de los discípulos, los sin(-)gulariza como discípulos especiales, les dio autoridad: Todos los evangelistas sinópticos acentúan la importancia de que los emisarios de Jesús reciban de él la autoridad y el poder. Al llamarlos, es Jesús quien toma la iniciativa. El número 12 deriva del número de las tribus de Israel (Mt 19,28) y es el símbolo de la res(-)tauración de todo el pueblo. Mateo presupone que todos han sido llamados previamente, aunque sólo haya contado la elección de cua(-)tro (4,18-22). 2. los nombres de los doce após(-)toles: Éste es el único lugar en todo el evange(-)lio donde aparece la palabra apóstol. Sobre el origen y significado de apostolos, ? Pensa(-)miento del NT, 81:149-52. Él carácter religioso de la función del emisario, que en ocasiones es de carácter secular, deriva, en el Evangelio, de la naturaleza del que envía (Jesús) y del conte(-)nido del mensaje (v. 7). Tanto los rabinos co(-)mo el NT conocen emisarios de la congrega(-)ción (2 Cor 8,23) o de individuos (1 Cor 1,1). El punto de vista simplemente funcional de Mateo y Marcos (6,30) recibe un desarrollo más complejo y completo en Lucas y Pablo. La lista de apóstoles con ligeras variaciones apa(-)rece también en Mc 3,16-19; Lc 6,12-16; Hch1, 13. primero Simón: Sobre esta primacía, cf.
16,17-19. Mateo también sitúa a Andrés junto a su hermano. 3. Mateo: A quien se describe como «recaudador de impuestos»; cf. 9,9. 4. Judas Iscariote: El apellido puede significar «natural de Kerioth» o «embustero».
68 (B) El encargo de los Doce (10,5-16). Cf. Mc 6,7-13; Lc 9,1-6. 5. no toméis el ca(-)mino de gentiles: El mandato de evitar la evangelización de gentiles y samaritanos sigue la propia práctica de Jesús, tal y como afirma en 15,24. La gran dificultad consiste en reconci(-)liar estos versículos con el gran encargo de 28,19. No hay una respuesta fácil, pero la apertura hacia los gentiles se observa en mu(-)chos lugares de Mt (10,18; 3,9; 8,1 ls; 21,43; 22,1-14; 23,38-39). Tal vez incluyó Mateo este mandato aquí porque era importante para los miembros de su comunidad y expresaba la fuerte conciencia judía de su propia tradición especial. Sin embargo, el v. 18 implica la exis(-)tencia de una misión a los gentiles realizada por otros discípulos; la fase que hallamos en Gál 2,9. 28,19 sigue siendo un sorprendente deus ex machina, a pesar de las sutiles prepa(-)raciones previas. Para la bibliografía, ? 72 in(-)fra. 6. a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Esta frase (Ez 34,2-6) se refiere en primer lu(-)gar a la totalidad de Israel, que incluye a las «tribus perdidas». Pero también se refiere a un grupo dentro de Israel, concretamente, al am há'ares, que, literalmente, significa «el pueblo de la tierra», gente que por cualquier razón (medios de vida, negocios de mala fama, falta de interés o educación) estaba marginada y apartada de los principales círculos religiosos de liderazgo y piedad. Aunque no exclusiva(-)mente, Jesús sentía por ellos un especial inte(-)rés. Su objetivo no era debilitar al pueblo de Dios, sino unirlo. Estas «ovejas perdidas» res(-)pondían a su solicitud. 7. el reino de los cielos está cerca: Los apóstoles anuncian el mismo mensaje que el Bautista y Jesús (cf. 3,2; 4,17). 8. gratis los recibisteis: Es una frase sorpren(-)dentemente paulina (Rom 3,24; 2 Cor 11,7), cuyo significado es que las verdades divinas de salvación son tan importantes para todos, que hay que enseñarlas sin tener en cuenta el pago de los que escuchan. Los rabinos compartían también este ideal; p.ej., Hillel decía: «El que hace un uso mundano de la corona, perecerá» (mAbot 1,3; 2,20; 3,18; 4,5). El ideal queda atemperado por la realidad que se afirma en el v. 10b: el obrero tiene derecho a su sustento (Nm 18,31). El misionero tiene que vivir. La tensión entre estos dos principios no es abso(-)luta, pero el equilibrio resulta complicado. 9. no llevéis oro: La lista corresponde a un equi(-)po de viaje. En mBer. 9,5, se prohíbe entrar en el patio del templo con este equipo. El parale(-)lo marcano (6,8-11) permite las sandalias y el bastón (para protegerse de animales salvajes y ladrones). La regla más severa acentúa la san(-)ta urgencia de la misión. 11. cualquier pueblo: Los misioneros deben depender de la hospita(-)lidad local, para compartir la vida de aquellos a quienes son enviados, con todos los inconve(-)nientes y riesgos que conlleva. 16. astutos co(-)mo serpientes: Es una enseñanza peculiar de Mateo (cf. Rom 16,19; 1 Cor 14,20; Midr. Cant 2,14: «Dios dice de los israelitas: "Para mí son sinceros como palomas, pero para los gentiles son prudentes como serpientes»; es un texto tardío que muestra que se conocía el logion de Mt o que se trataba de un dicho proverbial). El dicho es importante en cuanto distingue entre inocencia y simpleza. Cf. Lc 16,8.
69 (C) Cómo afrontar las persecucio(-)nes futuras (10,17-25). Sobre este asunto, cf. D. R. A. Haré, The Theme of Jewish Persecution. La mayor parte de esta sección está tomada de Mc 13,9-13 y se repite con varia(-)ciones en Mt 24,9-14. 17. sus sinagogas: Po(-)siblemente, en contraste con las sinagogas judeocristianas (Sant 2,2), pero, a la vez, sugiere que la comunidad de Mateo había sido ya expulsada de la sinagoga. Sobre los proce(-)dimientos del sanedrín, cf. mSanh.; sobre la paliza, cf. mMak. 18. llevados ante prefectos y reyes: Los «prefectos» eran los gobernadores de las provincias romanas; los «reyes» serían gobernantes vasallos, como Herodes Agripa I (Hch 12,2), que estaban bajo la autoridad del emperador, o los mismos emperadores, un tes(-)timonio... para los gentiles: No necesariamente por la predicación misionera (cf. v. 5), sino por las declaraciones sobre la resistencia a la per(-)secución (28,19). 19. se os dará... qué decir: Es(-)te versículo se utiliza como excusa para no preparar las homilías, pero el contexto señala solamente a situaciones de emergencia. 20. el Espíritu de vuestro Padre: En contraste con el paralelo lucano, Mateo subraya que el Espíri(-)tu Santo es el espíritu de Dios Padre. 21b. Véa(-)se Miq 7,6. 22. el que resista hasta el final: La paciencia persistente ante el sufrimiento esca(-)tológico (el final) es, para Mateo, la fe que sal(-)va. 23. las ciudades de Israel: Strecker (Weg 41-42) piensa que se refiere a cualquier lugar del mundo en el que vivieran judíos, pero esto es forzar el texto. Este versículo, junto con Mc 9,1; 13,30, llevaron a A. Schweitzer a pensar que Jesús predijo la llegada del Hijo del hom(-)bre dentro de la vida temporal de los apósto(-)les, y que falló en este punto (cf. M. Künzi, Das Naherwartungslogion Matt 10,23 [2 vols., BGBE 9, Tubinga 1970, 1977]). Sobre el conoci(-)miento de Jesús, cf. R. E. Brown, Jesús God and Man (Nueva York 1967) 39-102. La solu(-)ción más sencilla es pensar que Jesús espera(-)ba la venida tras un intervalo cuyos detalles dejó sin determinar (Mc 13,32). Históricamen(-)te, los cristianos huyeron a Pella, que estaba en la Decápolis (Eusebio, HE 3.5.3). 24. el dis(-)cípulo no es más que su maestro: Este versícu(-)lo y el siguiente son importantes para com(-)prender el concepto de discipulado que aparece en los evangelios (cf. Viviano, Study 158-71). «Discípulo» significa aprendiz o estu(-)diante. El seguidor de Jesús tiene que ser un estudiante de Jesús durante toda su vida, puesto que lo que él enseña es sabiduría sobre la vida misma. En el trasfondo encontramos las relaciones académicas judías de aquel tiempo, pero, precisamente por esto, surge un peligro. En la relación académica normal, una vez que el discípulo ha aprendido lo que el ma(-)estro tenía que enseñarle, se dirige hacia otro maestro o se constituye en maestro. Esto es lo que hicieron los gnósticos: convertir a Jesús en un maestro entre otros muchos maestros. Fue precisamente para bloquear la posibilidad de perversión de la simple afirmación original de Jesús (como se encuentra en Lc 6,40) en di(-)rección gnóstica, por lo que Mateo la reelaboró incluyendo las palabras «ni un esclavo es más que su señor». Esto significa que, para el creyente, Jesús no es solamente un maestro si(-)no también un Señor para siempre. (Sobre el punto de vista gnóstico, cf. EvTom 13).

70 (D) Miedos apropiados e inapropia(-)dos (10,26-31). Cf. el paralelo de Q en Lc12,2-7. Mateo ha elaborado con esmero su fuente de tal modo que no sólo concluye con el tema del miedo sino que comienza con él; así unifica el material creando una inclusión. También ha alterado su fuente para producir un contraste entre el ministerio oculto de Je(-)sús y el ministerio (más) público de los discí(-)pulos en el v. 27. Comparemos con los pasivos teológicos de Lucas (ZBG § 236), que se diri(-)gen a una revelación divina futura. Mateo mantiene los pasivos en el v. 26 como funda(-)mento de la valiente proclamación en el v. 27. 26. no les tengáis miedo: El ministerio de la predicación es intrínsecamente aterrador. Só(-)lo la fe en un Dios juez que se revela puede su(-)perar ese temor. 28. temed a quien puede des(-)truir el alma y el cuerpo: La antropología implícita parece helenista, p.ej., el concepto de alma como una realidad intrínsecamente in(-)mortal (cf. 1 Tim 6,16). La fuerza del verbo «destruir» es dudosa. ¿Significa que Dios ani(-)quilará el cuerpo y el alma, y que el infierno significa la aniquilación? ¿O significa, más bien, «afligir» y «atormentar»? 29. dos pajarillos: Se presenta la vida más barata del merca(-)do; incluso la preocupación providencial de Dios se extiende hasta ella. 30. vosotros valéis más que los pajarillos: Se usa una argumenta(-)ción rabínica (qal wá-hómer, comparación de lo ligero con lo pesado) para superar el miedo y animar a los discípulos a confiar en Dios.

71 (E) Confesar a Jesús ante la gente (10,32-39). Cf. Lc 12,8-9. Dos versos paralelos que tratan de la confesión o negación de Jesús ante la gente y los correspondientes resultados ante Dios; cf. Mc 8,38; Lc 9,26. Estos versícu(-)los pueden representar un solapamiento McQ, por lo que tendrían una gran antigüedad e importancia; en Mc 8,38 se conserva la forma más original. En el texto marcano se presupo(-)ne una diferencia entre Jesús y el futuro Hijo del hombre. Pero esta distinción está sola(-)mente implícita con el objeto de limitarla por la afirmación principal: la reacción ante Jesús determinará el destino futuro con relación a la salvación. La forma de Mateo presupone una identificación entre Jesús y el Hijo del hom(-)bre, un nexo ya realizado en Q. De igual modo, aunque Mateo se refiera con frecuencia a los ángeles, prefiere concentrarse aquí en el Padre celestial. El modelo de estos dos versículos se encuentra, primeramente, en 1 Sm 2,30, don(-)de es Dios quien habla (cf. R. Pesch, «Über die Autoritát Jesu», Die Kirche des Anfangs [Fest. H. Schürmann, ed. R. Schnackenburg et. al., Leipzig 1977] 25-55). Aquí se trata de los su(-)frimientos del discipulado (10,34-39). Cf. Le
12,51-53; 14,25-27; 17,33; son dichos que pro(-)ceden de Q. Notemos también la introducción lucana (12,49.50). En la disposición de Mateo, encontramos en primer lugar los paradójicos resultados de la obediencia a la voluntad divi(-)na en la vida de Jesús, y después en la de los discípulos. 34. he venido: Esta importante fór(-)mula (3 veces aquí y en el v. 35) pone el énfa(-)sis en la misión de Jesús (cf. E. Arens, The élthon-Sayings in the Synoptic Tradition [OBO 10, Friburgo 1976] 64-89). no paz sino espada: La espada no debe entenderse como implicación de una revuelta zelota, sino como el lamenta(-)ble efecto colateral de la tensión y división resultantes de la inflexible proclamación del reino. Además, Jesús declara benditos a los constructores de paz (5,9). 35. al hombre con(-)tra su padre: Mateo cita más plena y correcta(-)mente Miq 7,6 que Lucas, omitiendo única(-)mente el término «hijo». 36. los de su propia casa: Aunque es parte de una alusión ve terotestamentaria, estas palabras expresan muy bien la dolorosa lucha fraterna entre los miembros de la comunidad de Mateo y sus compatriotas judíos en el movimiento rival por la herencia del AT. La lucha no es un fin en sí mismo, sino una consecuencia inevitable de la lealtad absoluta que Jesús pide a sus discí(-)pulos. 37. quien ama a su padre o su madre más que a mí: Cf. los paralelos internos en 16,24-25; 19,29; cf. Mc 8,34-35; 10,29-30. Po(-)demos tener aquí otro caso de solapamiento entre Mc y Q, dos fuentes primitivas indepen(-)dientes de la tradición sobre Jesús. Así que es históricamente muy probable que Jesús dijese algo parecido y que llamase a algunos a un discipulado radical. Pero es difícil determinar las palabras precisas. Mateo parece haber sim(-)plificado y clarificado el v. 37 en comparación con la forma lucana, reemplazando el término «odiar», que podría ser fácilmente malinterpretado, aunque es una auténtica expresión idiomática semítica, por la frase más correcta «amar más», y sustituyendo, con menos acier(-)to, la frase «no puede ser discípulo mío» por «no es digno de mí». Más difícil es decidir qué evangelista es más fiel a la lista original de los miembros de la familia. Lucas incluye esposa, hermanos y hermanas; lo que implicaría el ce(-)libato como elemento indispensable para un discipulado radical. Según E. Schüssler Fiorenza (In Memory of Her [Nueva York 1983] 145 [trad. esp.: En memoria de ella (Bilbao 1989)], esta exigencia excluye a las mujeres de este tipo de discipulado; pero, de hecho, el texto habla de «esposa». Puesto que Lucas ha alterado Mc 19,29, añadiendo en 18,29 el tér(-)mino «esposa», la mayoría de los autores con(-)sideran esta palabra como glosa redaccional de Lucas, pero ya hemos visto cómo Mateo suavi(-)za dichos radicales de Q sobre la pobreza y el divorcio. Por tanto, es posible que Q tuviese la forma más difícil y Lucas la reprodujo fielmen(-)te, reelaborando el texto de Mc conforme a Q. La exigencia radical de Jesús puede caracteri(-)zarle como antifamiliar, pero 15,4-6 muestra que no es así. Más bien, entendemos sus exi(-)gencias radicales como necesidad por la urgen(-)cia del reino de Dios, y, en su contexto social (la familia judía de su época), podría seguramente suponer que la vida familiar seguiría adelante sin problemas. Algunas culturas tienen tal leal(-)tad extrema a la familia que los sociólogos ha(-)blan de víctimas del familismo amoral. 38-39. Véase el comentario sobre 16,24-25.

72 (F) Recompensas del discipulado (10,40-42). En su forma presente, estos ver(-)sículos muestran la extrema habilidad redac(-)cional de Mateo. Pero al menos los vv. 40 y 42 deben relacionarse con la tradición primitiva; cf. Lc 10,16; Jn 13,20; Mc 9,37.41; Mt 18,5. El v. 41 puede ser un desarrollo propiamente mateano del versículo anterior. 40. quien os re(-)cibe a vosotros, me recibe a mí'. Este es un ver(-)sículo importante porque explica la naturaleza del oficio apostólico con el principio legal que rige el envío del emisario judío: «El represen(-)tante de una persona es como si fuera ella mis(-)ma» (mBer: 5,5). Profundiza en la base religio(-)sa del discipulado, derivándolo en el último lugar del mismo Dios en una sucesión en cas(-)cada mediada por Jesús, quien, a su vez, es el apóstol del Padre. La dignidad de los minis(-)tros cristianos situados en esta línea es, por supuesto, de gran importancia, pero todo de(-)pende de lo que han recibido gratuitamente. 41. quien recibe a un profeta: Parece que en la comunidad de Mateo hubo profetas (7-15.16; 23,34; Did 11,3-6). quien recibe a un justo: Los especialistas han identificado esta categoría con el cristiano fiel, con el maestro o con quien había sufrido persecución por la fe y permanecía en la comunidad como testigo re(-)conocido. 42. estos pequeños: El término «pe(-)queño» podría referirse al apóstol/discípulo, pero, con mayor probabilidad, se refiere a los miembros de la comunidad que carecían de formación (cf. 18,6.10.14). En este caso, ten(-)dríamos en estos vv. 40-42 una visión de la es(-)tructura de la comunidad de Mateo (cf. 23,34). Puede observarse que, si Dios recompensa a quien da un vaso de agua fresca a un discípu(-)lo, cuánto no más recompensará a quien ins(-)tala el sistema hidrológico de toda una ciudad.
(Sobre el cap. 10: Beare, F. W., «The Mission of the Disciples and the Mission Charge: Matthew 10 and Parallels», JBL 89 [1970] 1-13. Brown, S., «The Mission to Israel in Matthews Central Section (Mt 9,35-11,1)», ZNW 69 [1978] 73-90; «The Two-fold Representation of the Mission in Matthews Gos(-)pel», ST 31 [1977] 21-32: «The Matthean Commu(-)nity and the Gentile Mission», NovT 22 [1980] 193-221. Hengel, M., Between Jesús and Paul [Filadelfia 1983] 48-64. Jeremías, J., Jesús Promise to the Nations [SBT 24, Londres 1967], Meyer, P. D., «The Gentil Mission in Q», JBL 89 [1970] 405-17.)

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter X.

1 Christ sendeth out his twelue Apostles, enabling them with power to doe miracles, 5 giueth them their charge, teacheth them, 16 comforteth them against persecutions: 40 and promiseth a blessing to those that receiue them.
1 [ Mar_3:15; Luk_9:1.] And when hee had called vnto him his twelue disciples, he gaue them power [ Or, ouer.] against vncleane spirits, to cast them out, and to heale all maner of sickenesse, and all maner of disease.
2 Now the names of the twelue Apostles are these: The first, Simon, who is called Peter, and Andrew his

[The Apostles are sent out.]

brother, Iames the sonne of Zebedee, and Iohn his brother:
3 Philip, and Bartholomew, Thomas, and Matthew the Publicane, Iames the sonne of Alpheus, and Lebbeus, whose surname was Thaddeus:
4 Simon the Canaanite, and Iudas Iscariot, who also betrayed him.
5 These twelue Iesus sent foorth, and commanded them, saying, Goe not into the way of the Gentiles, and into any city of the Samaritans enter ye not:
6 [ Act_13:46 .] But goe rather to the lost sheepe of the house of Israel.
7 And as yee goe, preach, saying, [ Luk_10:9 .] The kingdome of heauen is at hand:
8 Heale the sicke, cleanse the lepers, raise the dead, cast out deuils: freely ye haue receiued, freely giue.
9 [ Mark.6.8; Luk_9:3 ; Luk_22:35 .] [ Or, get.] Prouide neither gold, nor siluer, nor brasse in your purses:
10 Nor scrippe for your iourney, neither two coats, neither shooes, nor yet staues: ( [ 1Ti_5:18 ; Luk_10:7 .] for the workeman is worthy of his meat.)
11 [ Luk_10:8 .] And into whatsoeuer city or towne ye shall enter, inquire who in it is worthy, and there abide till yee goe thence.
12 And when ye come into an house, salute it.
13 And if the house be worthy, let your peace come vpon it: but if it be not worthy, let your peace returne to you.
14 [ Mar_6:11 .] And whosoeuer shall not receiue you, nor heare your words: when yee depart out of that house, or city, [ Act_13:51 .] shake off the dust of your feete.
15 Uerely I say vnto you, it shall be more tolerable for the land of Sodom and Gomorrha in the day of iudgment, then for that citie.
16 [ Luk_10:3 .] Behold, I send you foorth as sheepe in the middest of wolues: be yee therefore wise as serpents, and [ Or, simple.] harmelesse as doues.
17 But beware of men: for they will deliuer you vp to the Councils, and they will scourge you in their Synagogues,
18 And yee shall be brought before Gouernours and Kings for my sake, for a testimonie against them, and the Gentiles.
19 [ Mar_13:11 ; Luk_12:11 .] But when they deliuer you vp, take no thought, how or what ye shall speake, for it shall bee giuen you in that same houre what ye shall speake.

[The Apostles are sent out.]

20 For it is not yee that speake, but the Spirit of your Father, which speaketh in you.
21 [ Luk_21:16 .] And the brother shall deliuer vp the brother to death, and the father the childe: and the children shall rise vp against their parents, and cause them to be put to death.
22 And yee shall be hated of all men for my Names sake: [ Mark. 13.13.] but he that endureth to the end, shalbe saued.
23 But when they persecute you in this citie, flee ye into another: for verely I say vnto you, ye shall not [ Or, end or finish.] haue gone ouer the cities of Israel, till the Sonne of man be come.
24 [ Luk_6:40 ; Joh_13:16 .] The disciple is not aboue his master, nor the seruant aboue his lord.
25 It is enough for the disciple that he be as his master, and the seruant as his Lord: If they haue called the Master of the house of Beelzebub, how much more shall they call them of his household?
26 Feare them not therefore: [ Mar_4:22 ; Luk_8:17 ; Luk_12:2 .] for there is nothing couered, that shall not be reueiled; and hidde, that shall not be knowen.
27 What I tell you in darkenesse, that speake yee in light: and what yee heare in the eare, that preach yee vpon the house tops.
28 [ Luk_12:4 .] And feare not them which kill the body, but are not able to kill the soule: but rather feare him which is able to destroy both soule and body in hell.
29 Are not two Sparrowes solde for a [ It is in value halfepeny far thing, in the originall: as being the tenth part of the Romane peny.] farthing? And one of them shall not fall on the ground without your Father.
30 [ 2Sa_14:11 ; Act_27:34 .] But the very haires of your head are all numbred.
31 Feare yee not therefore, ye are of more value then many Sparrowes.
32 [ Luk_12:8 .] Whosoeuer therefore shall confesse mee before men, him will I confesse also before my Father which is in heauen.
33 [ Mar_8:38 ; Luk_9:26 ; 2Ti_2:12 .] But whosoeuer shall deny me before men, him will I also deny before my Father which is in heauen.
34 [ Luk_12:51 .] Thinke not that I am come to send peace on earth: I came not to send peace, but a sword.
35 For I am come to set a man at variance [ Mic_7:6 .] against his father, & the daughter against her mother, and the daughter in law against her mother in law.

[To take the crosse.]

36 And a mans foes shalbe they of his owne houshold.
37 [ Luk_14:26 .] He that loueth father or mother more then me, is not worthy of me: and he that loueth sonne or daughter more then me, is not worthy of me.
38 [ Mat_16:24 ; Luke. 9.23; Mar_8:34 .] And he that taketh not his crosse, and followeth after me, is not worthy of me.
39 [ Joh_12:25 .] He that findeth his life, shall lose it: and he that loseth his life for my sake, shall find it.
40 [ Luk_10:16 ; Joh_13:20 .] He that receiueth you, receiueth me: and he that receiueth mee, receiueth him that sent me.
41 He that receiueth a Prophet in the name of a Prophet, shall receiue a Prophets reward: and he that receiueth a righteous man, in the name of a righteous man, shal receiue a righteous mans reward.
42 [ Mar_9:41 .] And whosoeuer shall giue to drinke vnto one of these litle ones, a cup of cold water onely, in the name of a disciple, verily I say vnto you, hee shall in no wise lose his reward.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



"¿Por ventura no se venden dos pájaros en un cuarto, y sin embargo, no cae ninguno de ellos sobre la tierra sin el consentimiento de vuestro Padre? También todos los cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, porque vosotros sois mejores que muchos pájaros". (vv. 29-31)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 34,2
Después de haberles quitado el miedo a la muerte, a fin de que no creyeran los Apóstoles, si morían, que Dios les había abandonado, insiste de nuevo en su sermón sobre la providencia de Dios, diciendo: "¿Por ventura no son vendidos dos pájaros en un cuarto y ninguno de ellos cae sin el consentimiento de vuestro Padre?"

San Jerónimo
El sentido es éste: si los pequeños animales no perecen sin el consentimiento de su Autor, que es Dios y la Providencia se extiende a todos y si lo que es en sí perecedero no perece sin la voluntad de Dios, vosotros, que sois eternos, no debéis temer que Dios abandone vuestra vida.

San Hilario, in Matthaeum, 10
En sentido místico lo que se vende es el alma y el cuerpo y a quien se vende es al pecado. Los dos pájaros que se venden por un cuarto son aquellos que, nacidos para volar y remontarse al cielo en las alas de la gracia, se venden ellos mismos por un miserable pecado. Presos ellos por el placer de las cosas presentes y vendidos a la vanidad del siglo, quedan prostituidos con semejante proceder. Es voluntad de Dios que el uno vuele más que el otro; pero la ley que Dios ha dado al otro le hace caer en tierra. Si los dos volaran igualmente, los dos serían uno solo y los dos formarían un solo cuerpo espiritual; pero vendidos el uno y el otro al pecado, el alma se hace terrenal al contacto del mal y entonces es cuando uno de ellos es arrojado en tierra.

San Jerónimo
Las palabras: "Y vuestros cabellos están contados", nos manifiestan la inmensa providencia de Dios para con el hombre y nos marcan el inefable amor para con él, puesto que tan perfectamente sabe todas nuestras cosas.

San Hilario, in Matthaeum, 10
Pues es diligente el considerar en algo el número.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 34,2
Dijo esto, no porque El hubiese contado los cabellos, sino para expresar su exquisito conocimiento y su mucha providencia sobre todas las cosas.

San Jerónimo
Los que niegan la resurrección se burlan de la interpretación que da la Iglesia a este pasaje, como si nosotros dijéramos que todos los cabellos están contados y que todos los que hubieren sido cortados por la tijera tenían que resucitar, siendo así que no dijo el Salvador: "Todos vuestros cabellos serán salvados", sino "están contados". El número da a entender solamente que Dios conoce el número de nuestros cabellos, mas no que El los conservará todos.

San Agustín, ult., de civitate Dei, 22,19
Aunque se pueda preguntar si efectivamente los cabellos que se cortan vuelven otra vez al mismo sujeto; si esto fuera así, ¿quién no se espantaría de semejante monstruosidad? Entiendo que nada del cuerpo ha de perderse hasta el punto de quedar en él algo deforme. Se comprende también que lo que había de añadirse a su volumen, ocasionando enorme deformidad, no se añadirá en aquellos lugares en que con ellos se afeara la belleza de los miembros. Como si se hiciera un vaso de barro y reducido de nuevo al mismo barro, se hiciera de nuevo otro igual; no sería necesario que la parte del polvo que había estado en el asa tornara al asa y la que había formado el fodo tornara a formar el fondo, con tal de que todo volviera al todo, es decir, que todo aquel barro, sin pérdida de parte alguna, tornara a todo el vaso. Por eso los cabellos, tantas veces cortados, no volverán a sus lugares respectivos si hubieran de volver produciendo alguna deformidad; aunque no se perderán para nadie en la resurrección, porque serán cambiados con la mutabilidad de la materia en la misma carne. Tendrán en ella el lugar del cuerpo, conservando siempre la conveniencia de las partes. Y esto contando con lo que dice el Señor: "No perecerá un cabello de vuestra cabeza" (Luc_21:18), puede entenderse con más propiedad de la longitud que del número de los cabellos. Así también se dice: "Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados".

San Hilario, in Matthaeum, 10
No parece digno de Dios el contar lo que ha de perecer; pero para que supiéramos que nada en nosotros ha de perecer, nos dice que nuestros mismos cabellos cortados están contados. No debemos tener miedo a las desgracias de nuestros cuerpos, según aquellas palabras: "No temáis, pues sois vosotros mejores que muchos pájaros".

San Jerónimo
El sentido de lo que precede está más manifiesto en estas palabras: "No debéis temer a los que matan al cuerpo", porque ¿si hasta los animales más pequeños no mueren sin la previsión de Dios, cuánto más el hombre que haya sido revestido de la dignidad apostólica?

San Hilario
Cuando dice que El los prefiere a muchos pájaros, da a entender que prefiere a los elegidos a la multitud de infieles, porque éstos han caído sobre la tierra y aquellos volarán al cielo.

Remigio
En sentido místico Cristo es la cabeza y los Apóstoles los cabellos y por eso se dice con razón que están contados, porque están escritos sus nombres en el cielo.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Advertencias con relación a conflictos y persecuciones (cf. Mar. 13:9-13; 4:22; Luc. 21:12-19; 12:2-12, 51-53; 6:40; 14:25-27). Sigue el enfoque sobre la misión galilea de los doce (véase v. 23), pero el discurso continúa con principios que se aplicarían más generalmente a discípulos que enfrentaban oposición.

Dicha oposición puede tener respaldo oficial (17, 18), pero dado que ocurriría por mi causa, provee una oportunidad para testimonio. En circunstancias amenazantes así, los discípulos contarían con la ayuda del Espíritu de vuestro Padre y, por lo tanto, no tendrían que preocuparse (cf. 6:25-34). (¡Sin embargo, ésta no es una autorización para una preparación inadecuada de sermones!) Las relaciones familiares serán afectadas, y el v. 22 hace que la oposición provenga de todos los hombres. El seguir a Jesús no es la ruta de la popularidad y la influencia; conduce a una vida de carrera (23a). Pero en el v. 23b afirma a los doce que su misión no quedaría completa antes que venga el Hijo del Hombre (véase nota, abajo). Sin importar las veces que fueran rechazados, seguiría habiendo más ciudades de Israel a donde llevar el mensaje.

Los vv. 26-33 tratan el tema de las maneras equivocadas y las acertadas en cuanto a tener temor. Temer la oposición humana es perder la perspectiva correcta, ya que lo único que pueden hacer es matar el cuerpo. Pero Dios puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. Por lo tanto, los discípulos deben temer más el fallarle al Señor escondiendo la verdad ya que debe, a la postre, ser inevitablemente proclamada en público (26, 27). El mismo Dios, sin embargo, no sólo puede destruir, sino también preservar; dentro de su voluntad no hay lugar para temor (29-31). Al final de todo, viene a ser asunto de escoger la lealtad, la cual tiene consecuencias eternas (32, 33).

En los vv. 34-39 el precio del discipulado se muestra en términos rígidos. El v. 34 está en contraste marcado con el 5:9; hay algunas cosas que son más importantes aun que la paz. La lealtad a Jesús algunas veces puede causar conflicto aun dentro de la familia (ver Miq. 7:6), y si así fuere, el derecho del Señor sobre nosotros debe ser primero. El lenguaje acerca de llevar la cruz para seguir a Jesús se comprenderá más claramente en 16:21-28; es el lenguaje del martirio, como está señalado en el v. 39.

Todo esto parece bastante extremado al leerse en la seguridad confortable de una sociedad que, por lo menos, tolera la dedicación cristiana. Sin embargo, en algunas partes del mundo aun hoy es lit. demasiado relevante. El conflicto y la división de los cuales Jesús advierte son suficientemente reales para sus seguidores aun cuando sus vidas no corran riesgo. Uno no puede seguir a Jesús sin tener que tomar decisiones cruciales que demuestran dónde está su lealtad final.

Notas. 18 Gobernadores, reyes, gentiles señalan hacia una dimensión más amplia de la misión cristiana, no sólo la de los doce en Galilea. 23 El lenguaje acerca del Hijo del Hombre que viene se deriva de Dan. 7:13, 14, donde él llega a Dios para recibir el poder soberano; en ese lugar no se refiere a una venida a la tierra, y mucho menos a la Segunda Venida específica de Jesús. Aquí, entonces, tal lenguaje mira hacia adelante a la entronización del Hijo del Hombre con poder (lo que nosotros encontramos cumplido en la resurrección en 28:18); la misión de los discípulos a Israel no se terminaría antes. 25 Acerca de Beelzebul cf. 12:24 ss., (y ya mencionado en 9:34). 29-31 Estos versículos no prometen protección contra la muerte (los pajaritos todavía mueren, pero solamente con el consentimiento de vuestro Padre), con la seguridad de que aun allí Dios tiene el dominio.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. "Apóstol" quiere decir "Enviado".

8. La expulsión de los demonios y la curación de enfermedades significan que el poder del mal comenzaba a ser vencido, y que ya habían llegado los tiempos mesiánicos.

14. "Sacudan hasta el polvo de sus pies": este gesto simbólico expresaba que no se tenía nada en común con los habitantes de esa casa o ciudad. Ver Hec_13:51.

16. Los consejos siguientes no se limitan a esta primera misión, sino que también tienen en cuenta la actividad de los Apóstoles después de la Resurrección.

23. "Y si los persiguen en esta, huyan a una tercera": este texto está omitido en algunos manuscritos antiguos.

25. "Belzebul" es el nombre de un dios pagano, con que los judíos designaban al jefe de los demonios. Ver 2Re_1:2.

26. Jesús anuncia a sus discípulos que el mensaje revelado por él privadamente, debería ser manifestado más tarde por ellos a todo el mundo.

34. Jesús no quiere las discordias, pero indirectamente las provoca, porque la adhesión a su Persona exige decisiones radicales, y en ese sentido, él es un "signo de contradicción" ( Luc_2:34).

35-36. Miq_7:6.

37. Sólo el que es capaz de posponer todos los afectos humanos al amor de Jesús, se puede gloriar de ser su verdadero discípulo.

39. Jesús toma una expresión corriente entre los judíos, dándole un sentido nuevo: el que no teme perder su vida o los bienes que ella ofrece, alcanza la verdadera vida, es decir, el Reino de Dios.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Se recopilan aquí un conjunto de instrucciones y advertencias sobre el modo de llevar a cabo la propagación del Evangelio. Estas palabras se refieren no sólo a los Apóstoles, sino a todos los discípulos de Cristo que en el desempeño de su misión habrán de sufrir contradicciones y persecuciones como Él mismo las padeció, pues «no está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor» (v. 24).

Jesús se designó a sí mismo como Hijo del Hombre (v. 23) indicando que Él es el juez que, al final del mundo, juzgará a todas las criaturas humanas (cfr 25,31). Es probable que la venida a la que aquí se refiere el evangelio esté aludiendo a la destrucción de Jerusalén y del Templo en el año 70, considerando estos acontecimientos como un signo anticipado de lo que será el castigo final para quienes rechacen a Cristo y a su Evangelio. En cualquier caso, el texto afirma que la tarea de predicar el Evangelio durará mientras dure la historia.

En los vv. 28-31, de nuevo Jesucristo enseña la paternal Providencia de Dios, de la que habló extensamente en el Discurso de la Montaña (cfr 6,19-34). Ahora lo hace en el contexto de las persecuciones que esperan a sus discípulos, pero a las que no hemos de temer. «Si los pajarillos que son de tan bajo precio, no dejan de estar bajo providencia y cuidado de Dios, ¿cómo vosotros, que por la naturaleza de vuestra alma sois eternos, podréis temer que no os mire con particular cuidado Aquél a quien respetáis como a vuestro Padre?. (S. Jerónimo, en Cat. aurea in loc.).

Finalmente, añade dos normas claves de la conducta cristiana: radicalidad, esto es, exigencias en el seguimiento (vv. 37-39), e identificación del discípulo con el maestro (vv.
40-42).


La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Advertencia de persecuciones. Por boca de Jesús, Mateo alude a los sufrimientos y las contradicciones por las que estaban pasando sus comunidades, signo de lo que ocurrirá a todo cristiano comprometido con el Evangelio. Mateo no dramatiza retóricamente. La comparecencia ante tribunales, los azotes, los desgarros familiares después de la expulsión de la comunidad cristiana de la sociedad judía en el año 70, el odio... todo esto fue moneda corriente en aquellos tiempos fundacionales de la Iglesia (cfr. los Hechos de los Apóstoles) y lo seguirá siendo allí donde la Buena Noticia de Jesús se anuncie con valentía y sin otra alianza ni compromiso que las causas históricas de los pobres (léase la historia reciente de América Latina, cuando una parte de la Iglesia hizo una clara opción por los pobres, «por la gente de la tierra»).
Pero si es un discurso premonitorio de sufrimientos y contradicciones, lo es también de aliento y esperanza. Por tres veces se repite que no tengan miedo (26.28.31). La causa de la Buena Noticia no es una causa perdida, aunque a veces lo parezca; no es un proyecto humano, sino de Dios, quien dará fortaleza y confianza a los que se comprometen con ella. Él los cuida y de Él dependen el mundo y la historia. Jesús anticipó con su vida esta pasión por Dios y por su pueblo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 10.4 Lc 10.2; Jn 4.35.

[2] 10.5-14 Cananeo: nombre derivado de una palabra aramea que significa celoso o ferviente, y que no debe confundirse con el nombre dado a los habitantes de Canaán. Véase también Lc 6.15 n.

[3] 10.6 Cf. Lc 10.4-11.

[4] 10.7 Cf. Jer 50.6; Mt 15.24.

[5] 10.10 Mt 3.2.

[6] 10.14 1 Co 9.14; 1 Ti 5.18.

[7] 10.17-20 Sacúdanse el polvo de los pies: en señal de rechazo. Cf. Hch 13.51.

[8] 10.21 Lc 12.11-12; cf. Hch 4.1-8.

[9] 10.22 Mc 13.12; Lc 21.16.

[10] 10.24 Mt 24.9,13.

[11] 10.25 Lc 6.40; Jn 13.16; 15.20.

[12] 10.28 Beelzebú: jefe de los demonios; véase Mt 12.24 n.

[13] 10.33 Al que puede hacer perecer: Dios; cf. Heb 10.31; Stg 4.12.

[14] 10.35-36 Mc 8.38; 2 Ti 2.12.

[15] 10.39 Miq 7.6.

[16] 10.38-39 Vida: Véase 16.25-26 n.

[17] 10.40 Mt 16.24-25; Mc 8.34-35; Lc 9.23-24; Jn 12.24-25.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_14:11; Luc_21:18; Hch_27:34

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_14:11; Luc_21:18; Hch_27:34

Torres Amat (1825)



[26] Algún día se verá vuestra inocencia.

[42] Frase que denota un beneficio pequeño o que cuesta poco.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *1Sam 14:45 *He 27:34