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Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. (Mateo 11, 13) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 11.
E n el evangelio de Mt, después de exponerse la doctrina de Cristo en el sermón de la Montaña, y después de rubricárselo con los capítulos de milagros, viene lógica la pregunta, en la estructura del evangelio, como un día surgió en las turbas: ¿no será éste el Mesías?

Introducción.
Con la fórmula vaga y usual de entonces, lo que le dispensa de matices, introduce a Cristo predicando.

1 Cuando hubo Jesús acabado de instruir a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.


El Bautista provoca ante sus discípulos una declaración mesiánica de Cristo, 11:2-6 (Luc_7:18-23).
2 Habiendo oído Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió por sus discípulos 3 a decirle: ¿Eres tú el que viene o hemos de esperar a otro? 4 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id y referid a Juan lo que habéis oído y visto: s los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados; 6 y bienaventurado aquel que no se escandalizare en mí.

El Bautista está en prisión (cf. Mt c.4 y 14). Esta estaba en Maqueronte, el palacio-fortaleza de Herodes Antipas, en el mar Muerto 2. Allí debió de tener una prisión atenuada (Mar_6:20), y en donde recibía la visita de sus discípulos. Allí oyó, precisamente por sus discípulos, lo que se decía de todas estas cosas (Luc_7:18). En la perspectiva de Mt deben de ser los milagros relatados (Luc_7:18) y sus enseñanzas. Y por dos de sus discípulos envió a Cristo un mensaje: que dijese si El era el que viene (¿ åñ÷üìåíïò), en participio de presente, como equivalente a un futuro inminente: si El es el que vendrá 3. La fórmula era técnica (Gen_49:10) y en el ambiente de entonces era una de las expresiones para denominar al Mesías (Luc_7:19; Jua_6:14). El Talmud la emplea más de cien veces. También la usaban los samaritanos: el Ta'eb, el que vuelve (Jua_4:25). La pregunta, pues, era que dijese si era el Mesías. Sin embargo, es rara en los evangelios como nombre de Cristo. Se supone tomada aquí de época cristiana.
La respuesta de Cristo en Mt dice implícitamente decid a Juan lo que habéis oído y visto (v.4) lo que Lc especifica: que en aquella hora, delante de ellos, curó a muchos (Luc_7:21). Acaso Mt abre a los lectores una mayor perspectiva con todas las curaciones narradas antes. Pues no se buscaba sólo presentar un taumaturgo, sino, por estas curaciones concretas, hacer ver que era la obra del Mesías, tal como la describía Isaías (Isa_35:5.6; Isa_29:18; Isa_61:1.2). Era un procedimiento bíblico por alusión a las profecías mesiánicas de Isaías. El mismo Cristo se había aplicado a sí mismo el último texto profético citado en la sinagoga de Nazaret (Luc_4:17-21). Los escritos rabínicos y los apócrifos reflejan esta misma creencia milagrosa por obra del Mesías 4. Y precisamente en el Midrash Tan. 24.a se dirá que se hará todo esto por el Mesías, pues está dicho en Isa_35:5. 5
Esta era la respuesta que Cristo daba, más que al Bautista, a los enviados y, por medio de ellos, al círculo de celosos adeptos del mismo. Por eso les añadió: Y bienaventurado el que no se escandaliza de mí. Pues no respondía la figura de Cristo al concepto ambiental farisaico deformado sobre el Mesías.
Como lo fueron para los fariseos (Mat_12:22v). Estos discípulos, ¿van convencidos? En el evangelio se ven resistencias de discípulos del Bautista a incorporarse a Cristo (Mat_9:14; Jua_3:23-26). Y en la Iglesia primitiva aparecen agrupaciones que sólo recibirán el bautismo de Juan (Hec_18:25; Hec_19:3.4).
¿Por qué motivo envió el Bautista estos discípulos suyos con este mensaje a Cristo?
Una suposición fue que el Bautista, en el agotamiento de su prisión, al ver la tardanza de Cristo en presentarse y actuar como Mesías, comenzó a dudar de El. Ya aparece esta hipótesis sostenida en la antigüedad 6, y modernamente ha sido compartida por otros críticos 7. Pero la prisión del Bautista en Maqueronte no debió de ser una prisión con absoluto aislamiento en marmorras lúgubres, sino una prisión atenuada. Otros ven la extrañeza del Bautista en el modo de conducirse Cristo, contrario al mesianismo nacionalista que se esperaba del Mesías. Sin embargo, la pregunta no versa sobre el modo, sino sobre el hecho mismo de si El es el Mesías. ¿O es que bastaría el que surgiese en él la extrañeza sobre el modo de conducirse el Mesías, para enviar a consultárselo? ¿Sería creíble que, si dudase de verdad, se conformase con la respuesta verbal que le diese El mismo? Parecería que no es fácil compaginar esto con la presentación del Bautista hecha por Mt y los demás evangelios, en que éste bautiza y reconoce a Cristo como Mesías. Una forma especial de esta duda es, v.gr., la siguiente. El Bautista oye los prodigios de Cristo. Aquél esperaba la temible manifestación escatológica-apocalíptica ambiental (Mat_3:10-12). Pudo pensar que Cristo retardase algo su triunfal manifestación. Pero, a estas alturas, ¿por qué no actuaba en forma triunfal? Y si debía liberar a los prisioneros, con más motivo lo debía hacer con los prisioneros de la fe como lo era él 7. Brunec, basándose en el análisis filológico, cree que la pregunta del Bautista significaría: ¿Eres ya reconocido por el Mesías, o el pueblo aún lo sigue esperando? 8. Esta hipótesis es del todo improbable.
La solución generalmente adoptada por los autores católicos es otra. El Bautista no envía sus discípulos a Cristo para que le responda a él, quitándole su hipotética duda, sino para que la haga desaparecer a sus discípulos, y pese con su influjo sobre el círculo del Bautista, que no acaba de incorporarse al Mesías, máxime cuando el Sanedrín llegó a pensar en la posibilidad de que el Bautista fuese el Mesías (Luc_3:15; Jua_1:12.20.25). En dos pasajes evangélicos se acusan los celos de los discípulos de Juan ante ese prestigio y obra de Cristo (Mat_9:14-17; Jua_3:23-26). Ya en otras dos ocasiones el Evangelio muestra al Bautista encaminando a sus discípulos a Cristo (Jua_1:29-36; Jua_3:30).
Sin embargo, frente a esto hay un hecho que obliga a interpretar la duda del Bautista sobre el mesianismo de Cristo como real. Y es que ni el Bautista ni su grupo de discípulos se pasó al grupo de Cristo, cuando su misión era preparar al pueblo a recibir al Mesías, sin excluirse él. Y en lugar de pasar a Cristo, él y sus discípulos siguen con su bautismo propio (Jn 3:Jua_3:25ss; 4:l-2), y quejándose, además, de que los discípulos de Cristo bautizan, con otro bautismo, más que ellos 9. De ahí la necesidad de valorar en su justo punto su género literario las diversas escenas del Bautista presentando algunos discípulos suyos a Cristo como Mesías e Hijo de Dios (Jua_50:29ss), el diálogo de Mt (Jua_3:13-15), y los fenómenos que suceden al Bautista con motivo del bautismo de Jesús; lo mismo que las escenas del Evangelio de la infancia, de Lc (cap. 1), pues de haber sido historias, y no un midrash post facta, el Bautista tenía ya que saber por su misma familia esto y que Cristo, su familiar, era el Mesías y haberse pasado a él. Pero, a pesar de todos los milagros de Cristo en vida, no lo reconoció. ¿Acaso por su concepto de un Mesías terrible y apocalíptico? Por eso Cristo añadió a los enviados del Bautista: Y bienaventurado aquel que no se escandalizare en mí.

Cristo confirma la grandeza y misión del Bautista,Jua_11:7-15 (Luc_7:24-30; Luc_16:16).
7 Cuando éstos se hubieron ido, comenzó Jesús a hablar de Juan a la muchedumbre: ¿Qué habéis ido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8 ¿Qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido pobremente? Mas los que visten con molicie están en las moradas de los reyes. 9 ¿Pues a qué habéis ido? ¿A ver un profeta? Sí, yo os digo que más que un profeta. 10 Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de tu faz. Que preparará tus caminos delante de ti. 1' En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha aparecido uno más grande que el Bautista. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el Reino de los cielos es forzado, y los violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan. 14 Y si queréis oírlo, él es Elias, que ha de venir. 15 El que tiene oídos, que oiga.

Este pasaje sigue lógica y cronológicamente al anterior. Cristo hace el elogio del Bautista, prisionero por testimoniar la verdad. Es el modelo de la fidelidad a su misión y de su dignidad. En las masas, que valoraban el premio y castigo con mentalidad del A.T., podía esta prisión venir en desmedro del Bautista y de su misión de precursor de Cristo.

La Expectación Creada en Israel por el Bautista (v.7-9).
Los evangelistas transmiten con una viveza extraordinaria las palabras de Jesucristo sobre el Bautista. Este había creado una gran expectación cuando apareció anunciando el bautismo de penitencia (Mat_3:5). Hasta el historiador judío Josefo se hace cargo de aquel movimiento 10, y las autoridades judías de Jerusalén enviaron una legación a preguntarle si él era el Mesías (Jua_1:19-27). Seguramente, a muchos de los que fueron oyentes del Bautista se dirigieron ahora las palabras de Cristo. El Bautista, en el desierto, no era una caña agitada por el viento. Estas, que nacen en abundancia junto al Jordán, escenario bautismal de Juan, fueron siempre símbolo de vacuidad, de ligereza, de falta de consistencia (1Re_14:15; 2Re_18:21). Pero el Bautista tenía la reciedumbre moral para enfrentarse contra el escandaloso adulterio de Antipas y Herodías. No era el Bautista la figura muelle de los cortesanos de Tiberias, que vestían delicadamente y vivían placenteramente. Juan tenía la vestimenta y la austeridad de los profetas. Por eso el crescendo de inquisición sigue: salieron no sólo a ver a un profeta, sino a más que profeta.

El Bautista es el precursor anunciado por Malaquías (v. 10).
Malaquías había profetizado una visita de Yahvé a su templo para hacer juicio a sus sacerdotes y purificarlo. Pero antes enviaría delante de El (de Dios) un mensajero que preparase esta visita (Mal_3:1). Versículos más adelante, Malaquías habla, en un contexto impreciso, antes del Día del Señor, de un juicio sobre Israel, y que enviaría a preparar al pueblo al profeta Elias (Mal_3:23.24). De todo esto vino a crearse un ambiente en la tradición judía en el que se esperaba que Elias, personalmente, sería el que vendría a preparar el pueblo a recibir al Mesías, anunciaría su venida e incluso sería quien lo ungiese 11.
Este texto se aplica al Bautista. Pero esta aplicación está, literariamente, muy acusada en los evangelistas, al cambiar los pronombres personales de la profecía para aplicarla al Bautista y a Cristo. Tenemos, pues, a la vez una argumentación y una interpretación de esta profecía. 12 Al menos una utilización oportuna.
Si el precursor de Malaquías es ahora el Bautista, Cristo es Dios, que viene tras el mismo. Juan fue Elías, que, en la perspectiva ya elaborada del Evangelio, ungió en el bautismo y presentó oficialmente a Cristo a Israel, proclamándolo el verdadero Mesías, Siervo de Yahvé. El evangelio de Mt vuelca los textos del A.T. sobre Cristo.

Cristo da la Valoración Exacta de la Misión del Bautista (v.11-15).
Si la grandeza del Bautista queda ya expresada con la aplicación de esta cita de Malaquías, aún se resaltará terminantemente con las palabras de Cristo. Es el mayor entre los nacidos de mujer. En la redacción casi idéntica del lugar paralelo en Lc se dice que no hubo profeta mayor que el Bautista. Sin embargo, esta adición falta en varios códices y versiones 13, y los autores se dividen en considerarla como auténtica o como una glosa explicativa. Pero el texto de Mt da suficientemente el pensamiento al decir que es más que un profeta (v.9). Los profetas hablaban del Mesías desde lejos, Juan lo ve y lo presenta a Israel. Lo hace por su dignidad profética de precursor.
Así, Juan es, metafóricamente, el Elias que ha de venir (v.14).
Por eso todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan (v.13). Con él termina la preparación, y con Cristo comienza el ingreso en el reino.
Pero se diría que el pensamiento polémico-apologético sobre la dignidad de Cristo y su obra se vuelve a acusar. Si el Bautista es el mayor profeta por su dignidad de precursor, el ingreso y pertenencia del menor en el reino es mayor que Juan Bautista; pues entre una función carismático-profética y preparatoria para el reino y la incorporación al mismo, la superioridad está por éste. Era Elias por su papel, conforme a la profecía de Malaquías, y lo era porque tenía el espíritu y el poder de Elias (Luc_1:17).
A este ingreso en el reino, preparativamente contribuyó el Bautista. Sin embargo, el pensamiento de Mt resulta abigarrado y, probablemente, fuera de su lugar. Lc cita esto mismo en otro contexto (Luc_16:16) y en forma más clara. Debe de ponerse aquí por la temática del Bautista.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia (âéÜæåôáé), y los violentos (¡úáóôáß) lo arrebatan (v.12). La palabra âéÜæïìáé, hacer fuerza, puede ser susceptible de diversas formas. La media es clara en Lc (Luc_16:16), aunque el verbo aparece con un complemento 11. En cambio, en Mt la forma sin complemento aparece en pasiva. El Reino de los cielos es violentado (experimenta violencia); por eso, sólo los esforzados (âéÜóôáß) lo arrebatan (ÜñðÜæïõóéí). Esta violencia, ¿de quién procede? ¿De la misma naturaleza del Reino? ¿O de los fariseos contra los fieles que quieren ingresar en él? Esta última interpretación parece ser la interpretación más plausible, si no de modo exclusivo, sí preferentemente. Si la primera tendría a su favor el aviso de Cristo de que hay que entrar por la puerta estrecha (Mat_7:13-14), la segunda tiene a su favor las tremendas palabras de Cristo a los fariseos: Cerráis a los hombres el reino de los cielos. Ni entráis vosotros ni permitís entrar a los que querían entrar (Mat_23:1; Luc_11:52). Era toda una estrategia de coacción y persecuciones contra los fieles de Cristo (Jua_9:22), más a la hora de la composición evangélica.
El elogio e identificación del Bautista con Elias, como se ha visto, termina con una frase excitante para saber captar el sentido intencionado de su afirmación: El que tenga oídos, que oiga. Expresiones que para lo mismo usaban los rabinos, v.gr., inclinar el oído, abrir la oreja, etc. 15
Puede haber en todo este panegírico sobre el Bautista sentencias de Cristo dichas en ocasiones diversas, e incluso alguna apreciación de la Iglesia primitiva palestina, que se unen, temáticamente, tanto para situar la personalidad del Bautista, como para relacionarlo en su misión de siervo ante Cristo, ante polémicas ambientales, aun persistentes, como antes se ha visto. Sobre todo, con el hecho de ser Cristo bautizado por Juan, ya conectaba con su valor de Precursor. Pero era necesario autorizar, en pleno cristianismo, la relación de misiones Cristo-Bautista, ante posibles-probables-polémicas contemporáneas aludidas. Por eso, la frase inicial (v.7) no exige, en estos métodos, una apología instantánea. Puede ser un cuadro sintético de elogios diversos.

Censura a la generación contemporánea,Jua_11:16-19 (Luc_7:31-35).
Cristo, al decir ante la misma experiencia de los hechos que sólo los esforzados alcanzan ingresar en el reino, va a exponer la estampa de la veleidad de la generación en que vive, y a la que el Bautista trató de preparar para recibir al Mesías. Es una crítica al Israel materializado por el fariseísmo.

16 ¿A quién compararé yo esta generación? Es semejante a niños sentados en la plaza, que se gritan unos a otros I7 diciendo: Os tocamos la flauta, y no habéis bailado; hemos endechado, y no os habéis golpeado el pecho. 18 Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: Está poseído del demonio. 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores. Y la Sabiduría se justifica por sus obras.

¿A quién compararé esta generación? La escena se describe con un gran realismo. Se trata de una parábola, pues los elementos se toman en su sentido directo, y Cristo no los alegoriza. En el Talmud se menciona la flauta de los muertos y la flauta de las bodas 16. La escena es la de dos grupos de chicos en una plaza, que siempre están dotados de un instintivo recurso para imaginar las escenas que ven. Pero otro grupo de ellos no quiso jugar con éstos, en ninguna de las formas que le brindaban, ni con cantos de alegría ni de tristeza.
Así compara al Bautista con Cristo. El primero no tomaba pan ni vino, vivía, con austeridad de todo, en el desierto, e Israel, de hecho, no le hizo caso (Luc_7:30); viene Cristo, asistiendo misioneramente a banquetes con publícanos y pecadores, lo desprecian y hasta le acusan de estar poseído por el demonio (Luc_7:33). Para un oriental es normal atribuir los actos no normales a la presencia de malos espíritus. Hoy mismo los árabes llaman a un hombre así magnúm, es decir, hombre poseído por el gínn, espíritu de locura. En el Corán se dice que Mahoma fue llamado magnúm por sus adversarios l7.
La doctrina que se desprende es clara. La culpabilidad de los fariseos, que cierran los ojos a la luz a causa de sus prejuicios, queda al desnudo y censurada 18.
Pero la Sabiduría se ha justificado con sus obras (Mt). La mayor parte de los códices pone por sus hijos, como en Lc. Pero en otros varios códices, entre ellos B, ponen por sus obras. Se sospecha que la primera lectura de Mt sea corrección por el influjo del lugar paralelo de Lc.
En contraste con esta actitud judía antes descrita, la obra de Cristo fue justificada y reconocida. El mismo Lc dirá del Bautista: Y todo el pueblo, aun los publícanos, después de oírle, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan (Luc_7:29). Y Lc, en lugar paralelo de Mt, dice: Mas sus hijos han hecho justicia a la Sabiduría (Luc_7:35). Las obras de Cristo, que producen la conversión de las gentes e incorporación al Reino, son las que hicieron reconocer la justicia de Dios (Lc), es decir, el plan de Dios; o, como dice Mt, con sus obras se justifica la Sabiduría.
¿Qué Sabiduría es ésta? Se propuso que fuese Cristo, la Sabiduría encarnada19. Pero Cristo no se designa nunca así en el Evangelio. En cambio, resulta más natural y lógico entenderlo de la providencia de Dios, ya que en todo esto está actuando la Sabiduría, como se expresa en los libros sapienciales (Sab_8:4b; Eco_15:7a; 1Co_1:21.24). Esta es, pues, la Sabiduría de Dios, conduciendo las almas al Reino, y que fue glorificada por los que reconocieron la verdad de Cristo e ingresaron en él. Así la Sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos (Luc_7:35) 20.

Se anuncia el castigo de varias ciudades,Luc_11:20-24 (Luc_10:13-15).
20 Comenzó entonces a increpar a las ciudades en que había hecho muchos milagros porque no habían hecho penitencia: 21 ¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros hechos en ti, mucho ha que en saco y ceniza hubieran hecho penitencia. 22 Así, pues, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotras en el día del juicio. 23 Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada. Porque, si en Sodoma se hubieran hecho los milagros hechos en ti, hasta hoy subsistiría. 24 Así, pues, os digo que el país de Sodoma será tratado con menos rigor que tú el día del juicio.

Mt une este pasaje con el anterior por la incolora soldadura de entonces. Lc lo pone en otro contexto. Pero hay unión lógica, tan propia de Mt. Ante la actitud hostil de los fariseos, acabada de describir, yuxtapone otra actitud semejante de algunas ciudades en las que él predicó. Literariamente usa el estilo paralelístico en la descripción doctrinal de las ciudades.
Cristo increpa a las ciudades Corozaín, Betsaida, Cafarnaúm porque en ellas había hecho muchos milagros, y, sin embargo, no se habían convertido a El. Todas están situadas en la ribera NO. del lago Tiberíades. Corozaín es, probablemente, el actual Khirbet Kerazeth, a cuatro kilómetros al norte de Tell Hum, con el que se identifica Cafarnaúm. Sólo se discute sobre la existencia de una o dos Betsaidas21.
La doctrina que tantas veces había enseñado allí Jesús, rubricada con milagros, les hacía ver que El era el Mesías. Pero no respondieron a esta misión privilegiada que les dispensó; no cambiaron su modo de ser, su judaismo rabínico; no se convirtieron (ìåôåíüçóáí).
Pero Cristo va a decir la culpabilidad que por ello tuvieron, al compararlas con las antiguas ciudades malditas: Tiro, Sidón, Sodoma. Estas no fueron escenario de la predicación de Cristo. Mas les dice, hipotéticamente, que si en ellas se hubieran hecho los milagros que se hicieron en Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida, aquéllas hubieran cambiado su modo de ser (ìåôåíüçóáí), llorando, amargamente, su pasado en saco y ceniza. Esta era la costumbre que se usaba en los días de penitencia y gran ayuno (Jua_3:5-8; Jer_6:26). Las ciudades, clásicamente malas, no tuvieron la Luz como la tuvieron éstas.
El ingreso de estas gentes en el reino, después de tantos milagros, fue, cuantitativamente, mínimo. Y, en el fondo, era debido a que, ambientados y extraviados por el rabinismo, el Mesías no se presentaba con los rasgos deformados con que éste lo interpretaba y presentaba. Mas por ello tendría castigo. ¿Cuándo? En el día del juicio. Este día y este juicio, formulado en absoluto, es un termino clásico y técnico de referencia como algo sabido de todos (Mat_24:26; Lc 21-34, etc.); era el juicio final admitido en la literatura judía 22.
Si se apostrofa especialmente a Cafarnaúm, es que Cafarnaúm fue la patria adoptiva de Cristo (Mat_4:13). Allí moró con cierta permanencia, allí hizo más milagros, allí hubo más luz (Mar_1:22-34; Mar_1:21-27). La fórmula por ventura te levantarás hasta el cielo, es el modo con el que se expresa el orgullo o el tiempo de prosperidad de una ciudad o un pueblo (Isa_14:13). Y como la respuesta fue el desprecio a su Mesías, el castigo se expresa con la forma tradicional: Bajarás hasta el Infierno, será su humillación por castigo (Isa_14:15) 23.

Cristo proclama la fe como don del Padre y revela Su Naturaleza,Isa_11:25-27
(Luc_10:21-22).
25 Por aquel tiempo tomó Jesús la palabra y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. 26 Sí, Padre, porque así lo has querido. 27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo.

Este pasaje lo traen Mt y Lc. La fórmula vaga con que lo citan ambos no permite fijar su cronología (åí å÷åß'íù ôù ÷áöù). En ambos se ve una unión lógica con el distinto pasaje anterior que citan, como clave de explicación última del rechazo del misterio de Cristo en las ciudades citadas (Mt), o del verdadero motivo por qué alegrarse los setenta y dos discípulos al retorno de su misión (Lc).
Este pasaje es, doctrinalmente, de un gran valor.La perla más preciosa de Mateo, lo llama Lagrange 24. Es una revelación o sugerencia fortísima de la divinidad de Cristo. Se ha dicho de él que es un aerolito caído del cielo de Juan. 25 Conceptualmente, se entronca con Juan. Sin embargo, Cerfaux, reaccionando contra la opinión corriente, ha hecho ver que es un logion que utiliza un vocabulario ajeno a Juan, y que presenta una teología que no tiene su equivalente exacto en el cuarto evangelio, sino que, por el contrario, encuentra buenos paralelos en los Sinópticos y en la literatura judía 26.
Mt dice que entonces Jesús habló (Üðïêñèå'ò). El término que usa parecería que responde a una pregunta, pero no es más que la traducción material de un término hebreo ("anah), que lo mismo significa responder que tomar la palabra, hablar. Lc, en el lugar paralelo, matiza el estado en que Cristo se encontraba. Por acción del Espíritu Santo se llenó de gozo y exclamó: Es un hecho único en lo que se conoce, evangélicamente, de la historia de Cristo. 27
Los sabios de que habla (óïöþí) son los que poseen la sabiduría (hakan), y los prudentes (óõíåôþí = 'arum) son los que poseen la habilidad de conducirse en los negocios de la vicia. Ambos tienen valor pleonástico por el ser humano de valer en la vida (Isa_29:14-19). Aquí se refiere a los fariseos sabios í a los dirigentes judíos - prudentes . A éstos ocultó el Padre el misterio del reino (ôáýôá) que reveló a los pequeños (íçðßïéò), a los que culturalmente podían no ser más que niños, y a los que se equiparaban a ellos por su simplicidad y por ser considerados en la antigüedad casi como sin valor. Y el reino es don del Padre y no exigencia de clases. Probablemente aquí se refiere a los apóstoles. En el contexto, Lc se dirigía a los discípulos (Luc_10:23). Sin embargo, el contexto es incierto, pues Mt trae esta segunda parte en otro contexto (Mat_13:16.17).
Luego se goza en la libérrima voluntad de esta economía divina del Padre: Porque te plugo, expresión frecuente en los escritos talmúdicos. El gozo de Cristo no es por la ceguera de ellos, sino porque la causa de todo esto es el plan inescrutable de la voluntad de Dios 28.
El v.27 es de una importancia muy grande. Se pueden distinguir en él tres ideas:
a) Todo me ha sido entregado por mi Padre.
b) Y nadie conoce al Hijo sino el Padre. Y nadie conoce al Padre sino el Hijo.
c) Y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo.

a) Primeramente, Jesucristo dice que el Padre le dio todas las cosas (????? ??? ????????). Conceptualmente tiene su entronque con Jn: El Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas (????? ???????) (Jua_3:35). El Padre le dio todas las cosas (????? ??????) (Jua_13:3). Los pasajes de Jn hablan no de la naturaleza divina, sino del poder incomparable que el Padre confiere a Cristo por razón de su unión hipostática. También se pensó por algún autor si este todas las cosas no se referirá sólo a su función mesiánica 29. Pero todo depende del valor que se dé a la otra parte del versículo b).
b) La segunda afirmación de Cristo es que nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo. ¿Qué valor tiene esta afirmación tan exclusiva y excepcional?
La afirmación es correlativa. Pero en el texto se refiere al conocimiento. Filológicamente, el verbo que usa (åðéãéíþó÷åé) había de traducirse, por su estructura, por un sobreconocimiento. Pero en la koiné se prefieren los verbos compuestos, sin que ello incluya, de suyo, un matiz especial. Lc en el mismo pasaje usa el verbo simple (Àíþó÷å)·
En esta enseñanza de Cristo, ¿se pretende sólo enseñar el hecho de su mesianidad? ¿O enseñar o sugerir fuertemente además su filiación divina? Las razones que llevan a esto son las siguientes: 1) Extraña el énfasis que se pone en este conocimiento que existe entre el Padre y el Hijo. Era tema demasiado evidente en la Escritura el conocimiento que Dios tiene de todas las cosas. Se lo caracteriza como un atributo suyo propio, llamándole el Conocedor de los corazones (Hec_1:24). Por eso este conocimiento del que aquí se trata debe de ser algo profundísimo, ya que invoca el atributo divino de la sabiduría como el único que puede comprender este mutuo conocimiento de quién sea el Padre y el Hijo.
2) Este conocimiento es trascendente. Es algo reservado al Padre y al Hijo. Por eso, si los hombres lo saben, es debido a una revelación del Hijo (v.27). Y esta revelación es la obra de Cristo.
3) Esta revelación es ciertamente que El es el Mesías, el Hijo de Dios; pero no sólo en lo que tiene de hecho ser el Mesías, sino que ha de ser en cuanto va descubriendo su verdadera naturaleza divina con palabras y obras.
J. Jeremías piensa que la frase fuese, primitivamente, de estilo parabólico y usada por Cristo en forma adaptada: el conocimiento que se tienen un padre y su hijo. Que un padre y su hijo se conozcan íntima y perfectamente no es verdad; es, en realidad, una familiaridad muy relativa. Aparte que otras personas pueden conocer a otro padre mucho mejor que sus mismos hijos, sin falta de que el hijo se lo revele: único modo, aquí, de conocerle (v.27d). Se quería decir, en la hipótesis parabólica, que el artículo de el Hijo correspondería al hijo determinado de la parábola 29. Todo esto es muy hipotético, y en este contexto no interesa, pues está perfectamente explicado incluso a pesar de su adaptación a Cristo como Hijo que recibe todo, incluido el conocimiento excepcional, de mi Padre (õðü ??? ?????? ???) (?.27) que es el Padre celestial del v.25. Abba es el substractum arameo de la pal abra Padre ow¿ Padre. Si Mt en el v.27bc no pone la forma mi Padre, y lo pone en el v.27a, es que respeta el original de Cristo, llamando al Padre (Dios) mi Padre.
En las concepciones judías, el Mesías era calificado como Hijo de Dios por excelencia. Pero no pasaba de un sentido moral de adopción y especial providencia sobre él, ya que éste había de proceder por sola vía humana de la casa de David.
Como se está en una línea de conocimiento de Padre-Hijo, si esta filiación y paternidad no es metafórica, ha de ser real.
Pero es difícil pensar que aquí no trascienda el sentido metafórico de simple mesianismo humano, y no ya por el intento de los evangelistas de este logion, que lo presentan en varios pasajes evangélicos como Dios, sino por algún hecho concreto en su momento histórico. Tal es el pasaje, que traen los tres sinópticos, sobre la pregunta que hace Cristo a los fariseos sobre el origen del Mesías, para sugerir que éste no es solamente de origen davídico, sino también de origen daniélico - trascendente: divino (cf. Comentario a Mat_22:41-46). Por eso, en el contexto del evangelio total de Mt, esta enseñanza de Cristo se refiere a un conocimiento no sólo muy superior al de los profetas, sino a un conocimiento que corresponde al alma de Cristo por ser él de naturaleza divina: el Hijo de Dios.
4) A esto mismo lleva el que este pasaje de Mt-Lc se entronca, por semejanza conceptual, con otros pasajes del evangelio de Jn, en los que se habla claramente de la divinidad de Cristo como Verbo encarnado (Jua_5:10-40; Jua_7:25-29), sólo que la formulación de este pasaje Mt-Lc es aún más vigorosa que la que tiene en los mismos pasajes aludidos de Jn.
Un autor resume así el valor de este texto: Pasaje de tono joánico, pero bien atestiguado en Mateo, lo mismo que en Lucas, y de primera importancia, porque se manifiesta, con el más primitivo fondo de la tradición sinóptica, una conciencia clara de la filiación divina de Jesús. 30
5) A la hora de la composición de los evangelios, este lenguaje difícilmente podría entenderse de otra manera que de la divinidad de Cristo (cf. Mat_12:6.8). Tal era, al menos, su valoración por la Iglesia de los evangelios. El tema de la revelación de más que Mesías, es el que éste es el Hijo de Dios.
Cristo, al hablar de este conocimiento, para algunos, lo hace como Verbo divino. Esta posibilidad no puede negarse. Sería un caso de communicatio idiomatum. 31 Pero no parece probable. A Cristo en los evangelios, incluido Jn, se le presenta hablando y obrando como Verbo encarnado. Y por razón de la persona divina es y puede llamarse en verdad Hijo de Dios 32.
Y en cuanto a ese conocimiento excepcional que Cristo tiene de su Padre, puede muy bien ser el conocimiento, no solamente el sobrenatural, sino el absolutamente único que el alma humana de Cristo tiene por su visión beatífica 33. Así ve su filiación divina y la correlativa paternidad divina de Dios.
c) La última parte del versículo enseña que, si este conocimiento es absolutamente trascendental a los seres humanos, el Hijo encarnado es el que puede revelarlo (v.27c; Jua_1:18).

Invitación a venir a El,Jua_11:28-30.
28 Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. 29 Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, 30 pues mi yugo es blando, y mi carga, ligera.

Perícopa propia de Mt. Su situación histórica es discutida. Por eso este logion se considera separadamente.
Cristo hace una invitación a todos los que trabajan con cansancio y están cargados. Son dos expresiones sinónimas, sobre todo en la estructura binaria de estas sentencias del Salvador, lo mismo que frecuentemente en otras expresiones sapienciales. Estos trabajos no deben de ser los trabajos y labores físicos, aunque se pueda pensar en ellos, en este evangelio etizado de Mt adaptado y extendido a la vida cotidiana.
Tomar el yugo de la Thorah, del cielo, de los preceptos, era una expresión usual en el rabinismo y que aparece en el A.T. Significa que el hombre está sometido a ellos como el esclavo a su trabajo (cf. Jer c.28; Isa_58:6; etc.).
Como van a ser aliviados por la doctrina de Cristo (v.30), se trata del fariseísmo y de sus prácticas y leyes. Su doctrina era formulista e insoportable por sus infinitos preceptos y una minuciosa reglamentación asfixiante (Luc_11:46).
El judío estaba envuelto en 613 prescripciones del código mosaico, reforzadas de tradiciones sin número; la vida del fariseo era una intolerable servidumbre. El último libro de la Mishna, que comprende doce tratados, está todo entero consagrado a estas prescripciones minuciosas. Imposible dejar su casa, tomar alimento, hacer una acción cualquiera sin exponerse a mil infracciones. El temor de caer en ellas paralizaba el espíritu y anulaba el sentido superior de la moral natural. Toda la religión degeneraba en un formalismo mezquino. 34 Están fatigados y cargados de toda esa seca e insoportable reglamentación. A todos ésos les dice que vengan a El, y El, con su doctrina de amor, les aliviará, literalmente os descansará (áíáðáýóù), lo que es un descanso restaurador 35.
Frente a este hastío, Cristo les invita a tomar su yugo. Este era usual entre los judíos como sinónimo de la Ley 36. El yugo de Cristo es su doctrina. Paralelísticamente les dice algo que suele traducirse por aprended de mí (ìÜèåôå áð' åìïý). Pero esta traducción no es ambiental. Usada frecuentemente en el Talmud, dice: Entrad en mi escuela, aproximándose a sed instruidos por mí. Frente al aprendizaje del rabinismo, Cristo se proclama Maestro, y frente a las prescripciones rabínicas insoportables importabilia , El les ofrece unas prescripciones únicas: porque soy manso y humilde de corazón. El corazón es para los semitas la sede de los afectos y conducta. Tal es la actitud del espiritu de Cristo. A la mansedumbre se opone la ira, el ser áspero; a la humildad, la soberbia. El magisterio de los fariseos y doctores de la Ley era soberbio y buscaban con ello la gloria unos de otros (Jua_5:44). De ahí, fácilmente, el tono áspero e iracundo contra todo el que no se sometiera a sus lecciones. Prueba de ello es su odio a Cristo. Mas todo lo opuesto es el magisterio de él.
En el tercer miembro de este logion, a los que vengan a su magisterio, tomen su yugo, les promete que hallaréis descanso para vuestras almas. Alma (øõ÷Þ) está por persona (Jer_6:16). Porque no sólo su yugo es blando y su carga ligera, sino que da vida abundante (Jua_10:10), y, con ella la gracia , la vida se restaura, se expansiona, se hace sobrenaturalmente gozosa. No en vano las palabras de Cristo su doctrina son espíritu y vida (Jua_6:33). Esta dulzura estaba profetizada del Mesías (Zac_1:9ss;cf. Mat_5:11).

1 Lagrange, évangile s. St. Matthieu (1927) p.216-217. 2 Josefo, Antiq. XVII 5:2. 3 Joüon, L'évang. (1930) p.69. 4 ocalipsis de Bar_73:2v.; Libro de Henoc 25:5v.; Libro de los Jubileos 23:26v.; 4 Esdias 8:52v. 5 Strack-B Kommentar. I p.593-596. 6 Mg 6:1284; cf. 87:1329. 7 Reuss, Theol. Chret. t.l p. 143-145. 7 Bonnard, L'évang. s. Sí. Matth. (1963) p.161. 8 Brunec, en VD (1957) 193-203.262-270.321-331. 9 Buzy, évang. s. St. Matth. (1946) 140-141; Saint Jean Baptiste (1922) 280-306; R. Groehl, Die Gesandtschaft Johannes des Taufers an Christus (1932); J. Dupont, L'ambassade de Jean Baptiste (Mat_11:2-6; Luc_7:18-23); Nouv. Rev. Théol. (1961) p.805-821.943-959; M. Brunec, De kgatwne Johannis Baptistae (Mat_11:2-24): VD (1957) p. 193-203.262-270.321 -331. 10 Antiq. XVIII 5:2. 11 Strack-B., Kammentar. I p.779-798; Bonsirven, // Giudaismo palestinese ai lempo di Gesü Cristo (1950) p. 126-127. 12 Lagrange, évang. s. Sí. Lúe (1927) 219. 13 Nestlé, N.T. graece et latine, ap. crít. Luc_7:28. 14 Pero, según el vocabulario de los papiros, esto no excluiría la voz media. Cf. Moulton-Milligan, Vocabulary of de Greek Testamentfrom the Papyri. (1915-1929) t.2 p.109. 15 Strack-B., Kommentar. I p.604. 17 Vi Mezia VI 1; 16 cf. Kethuboth IV 4. rán 15:6; 68:51. 18 Vosté,ParabolaeSelectaeD. N.J.-Ch. (1933) vol.l p.310-322; Buzy, Lc parábales p.109. 19 Rendel harris, The origen of the Prologue to St. John's Cospel p.59-62. 20 F. Mussner, Der nicht erkannte Kairos (Mat_11:16-19; Luc_7:31-35): Bíblica (1959) 599-612. 21 Buzy, La Bethsaide de Galilée: Rech. Se. Relig. (1938) 570-579; Prat,/¿ms-Christ (1947) I p.466. 22 Bonsirven, Le Juda'isme (1934) I p.286ss. 23 J. Huby et X. Léon-Dufour, L'évangile et les evangiles (1954). 24 'évangile s. St. Matthieu (1927) p.226. 25 Karl Hase, Geschichte Jesu p.527. 26 L. Cerfaux, L'évangile de Jean et le logion johannique des Sinoptiques, en L'Evangik de Jean. études et problemes (1938) 147-160. Jornadas Bíblicas de Lovaina; Les sources scnpturaires de Mat_11:26-27 = Lc 10.21-22: Etud. Théol. Lov. (1955) 331- 342. 27 Fillion, Vida de X.S. Jesucristo, vers. esp. (1942) II p.288. 28 S. TH., In evang. Matth. comm. c.ll. 29 Schanz, Kommentar über das Evangelium des heilig. Lucas (1883) h.l. 29 J. Jeremías, -Abba. El Mensaje central del N.T. (v. esp.). 30 benoit, L'évangile s. St. Matth., en La Sainte Bible de Jérusalem (1950) p.80 nota e; H. Mertens, L'Hymme de jubilation chez les Synoptiques Mat_11:25-30; Le'Mat_10:21-22 (1957); Charlier, L'action de gráees de Jesús'Luc_10:17-24 : Bible et Vie Chrétienne (1957) 87-99; L. Cerfaux, Les sources scñpturaires de Mat_11:25-30 : Ephem. Theol. Lov. (1954) 740-746; (1955) 331-343; Rec. Cerfaux (Gembloux 1963) 139-160. 31 San Cirilo De A.: MG 72:672-673. 32 S. TH., Summa Theol. 3 q.16 a.2.4.5. 33 S. TH., Summa Theol. 3 q.10; Pío XII, Mystíci corporis Christi: AAS (1943) 230; A. Feuillet, Jesús et la Sagesse divine d'apres les évangiles synoptiques: Rev. Bibl. (1955) p. 161-196; Braun, L'etude du quatrieme évangile: Ephem. Theolog. Lovan. (1956) p.538-359. 34 Prat, La théologie de St. Paul (1938) vol.l p.28. 35 Zorell, Lexicón col. 102. 36 Jer_5:5; Hec_15:10; Bonsirven, Textes n.404; Strack-B., I 608-610; J. B. Bauer, Das milde Joch una die Ruhe (Mat_21:28-30): Theol. Zeitschrift (Basel); G. Lambert, Mon joug est aise et mon fardeau leger, en N.R.T.N. (1955) p.963-969.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 11

CONCLUSIÓN (Mt/11/01).

1 Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí, para enseñar y predicar en sus ciudades.

De nuevo el evangelista concluye como en el sermón de la montaña, es decir con una frase formularia. La palabra «instrucciones» es sorprendente y sólo se encuentra aquí. San Mateo quiere insistir una vez más en que este discurso es una enseñanza oficial y pública del Señor. Es el documento fundamental de la misión y de la vida apostólica para todos los tiempos futuros.

V. ENTRE LA FE Y LA INCREDULIDAD (11,2-12,45).

Al discurso dirigido a los discípulos le sigue una sección bastante extensa sobre la actividad de Jesús. En esta sección se cuentan pocos milagros. Ante todo debe exponerse la polémica con los adversarios. Todos los fragmentos contribuyen algo a este tema: el pro y el contra de Jesús, la crisis en que incurre su obra, la enemistad enconada del judaísmo oficial. La primera parte de considerable extensión trata de Juan el Bautista (11, 2-19). El segundo fragmento refiere dos sentencias bastante largas de Jesús, que dilucidan las oposiciones (11, 20-30). La tercera sección contiene renovadas acusaciones de los adversarios con motivo de distintos acontecimientos (12, 1-45).

1. JESÚS Y EL BAUTISTA (11,2-19).

a) Pregunta del Bautista (Mt/11/02-06).

2 Cuando Juan oyó en la cárcel las obras de Cristo, mandó unos discípulos suyos 3 para preguntarle. ¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro? 4 Y Jesús les respondió: Id a contar a Juan lo que estáis oyendo y viendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el Evangelio a los pobres; 6 y bienaventurado aquel que en mí no encuentre ocasión de tropiezo.

Desde 4,12 no hemos leído nada más de Juan. Está en la cárcel. Más tarde se informa sobre los pormenores más circunstanciados que le llevaron a la cárcel (14,3-12). La primera frase en el fondo ya anticipa la respuesta, cuando habla de las obras de Cristo. «El que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias» (3,11). Ahora le vienen dudas de si Jesús realmente es quien «tiene el bieldo en la mano» (3,12) y no otro alguno. La pregunta que el Bautista hace por medio de sus discípulos es una auténtica pregunta y está tomada en serio. San Mateo la explica por el hecho de que Juan en la prisión y aislado del ambiente. Ha oído hablar de las obras, pero no puede interpretarlas. ¿Ha esperado Juan obras muy distintas?, ¿un movimiento espontáneo del pueblo?, ¿el juicio tremendo contra los enemigos de Dios? No había llegado el fragor de la tempestad del juicio, cuyas primeras ráfagas habían sacudido a Juan. Jesús no contesta directamente confesando quién es. Hubiese podido contestar como ante el sumo sacerdote con una clara respuesta afirmativa. Pero en este tiempo aún evita esta contestación, y también muestra a Juan el camino por el que los discípulos y todos nosotros tenemos que andar: ver señales e interpretarlas debidamente, concebir las obras que hace Jesús como obras del Mesías. Es el camino de la fe, que arranca de los resultados visibles y conduce al conocimiento de Jesús. Es el camino que va de la obscuridad a la luz, del signo a la realidad. No puede incurrir en dudas quien comprende bien las obras y sobre todo las ve en conjunto. Jesús construye el puente que conduce a la fe, porque la enumeración «los ciegos ven...» se enlaza estrechamente con la promesa del profeta Isaías (Isa_35:5 s; Isa_61:1).

El Espíritu que ungió al elegido, le hizo apto para todas estas acciones gloriosas. No es posible detenerse en una sola cosa, no se pueden ver solamente ciertos milagros y dejar de ver otros, solamente escuchar las palabras y no atender a las obras. Todo junto forma el debido cuadro. Jesús no solamente es un predicador del pueblo o un taumaturgo. Y no solamente ha curado como un médico, sino que también ha resucitado muertos. Todo junto deja reconocer que aquí está actuando el ungido de Dios, que vio Isaías. También la Iglesia sólo es conocida como signo de Dios, si se ven juntos todos sus distintivos: la Iglesia es una, santa, universal (católica) y conserva su primitiva historicidad (es apostólica).

b) Testimonio de Jesús sobre el Bautista (Mt/11/07-15).

Jesús no ha hablado tan detenidamente de ningún hombre como del Bautista. El discurso emocionado con sus preguntas breves, que siguen unas a otras como por sacudidas, nos muestra de nuevo a Jesús como gran orador profético. Estas palabras no solamente revelan la importancia de Juan en la historia de la salvación, sino que al mismo tiempo son un testimonio de la profunda impresión que el Bautista incluso como hombre ha causado en Jesús.

7 Al irse ellos, comenzó Jesús a hablar de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto: una caña agitada por el viento? 8 Si no, ¿qué salisteis a ver: un hombre vestido con refinamiento? Bien sabéis que los que visten con refinamiento están en los palacios de los reyes. 9 Entonces, ¿a qué salisteis: a ver a un profeta? Pues sí, ciertamente, y mucho más que un profeta.

Jesús con sus preguntas hace reflexionar al pueblo sobre lo que buscaban, cuando acudían en masa al Jordán. Aquella gran peregrinación parece haber cesado. Con todo, el recuerdo se había grabado profundamente en todos. Jesús con sus preguntas señala una vez más la figura de aquel hombre adusto: no era como una caña, que el viento mueve de un lado a otro. Un hombre que se mueve al compás del viento, hoy defiende esta opinión, mañana defenderá otra. Sin hipocresía y con franqueza ha dado a conocer Juan su mensaje, y ha apelado a la conciencia de cada uno, de la condición social que sea, incluso a la conciencia del rey. No era un hombre con vestidos suntuosos y refinados, como los que se encuentran en los palacios de los grandes, de los poderosos y de los ricos. Juan está ante ellos como un robusto árbol silvestre. Los israelitas han buscado un profeta y también lo han encontrado. La cadena rota de los profetas se soldó de nuevo con Juan.

En último término esto es lo que atraía a los hombres hacia él: Dios volvía a hablar con las palabras proféticas que habían conmovido a Israel a través de los siglos. Todo eso lo sabe la gente, y las palabras de Jesús habrán encontrado un fuerte eco en sus corazones. Sin embargo, Jesús dice todavía más. Juan es más que un profeta. No sólo es el portavoz de Dios, el medianero del mensaje de Dios para el pueblo. Es, además, portador y figura de la salvación. No por sí mismo ni por razón de su vida ascética, sino porque su actuación desde un principio es mayor que la de los otros profetas. Su actuación le otorga una importancia única. él solo fue llamado para conducir y preparar al pueblo para aquel que es más fuerte que él y ha de venir después de él (Isa_3:11).

10 Este es aquel de quien está escrito: Mira que envío ante ti mi mensajero, el cual preparará tu camino delante de ti.

La proclamación mesiánica del Bautista y su proximidad inmediata a Jesús le convierten en el precursor. Isaías ya había hablado de la preparación del camino: Dios hace volver jubilosamente del cautiverio a su pueblo, que debe recorrer para ello un camino llano y recto. El pueblo va de la servidumbre a la libertad (Isa_40:4 s; Mat_3:3). Todavía más dice el profeta Malaquías. Trata del camino de Dios a su pueblo. Pero no ya para liberarlo del cautiverio de Babilonia, sino para redimirlo al fin del tiempo. Vendrá el mismo Dios. Le precede un heraldo: «Mira que envío ante ti mi mensajero, el cual preparará tu camino delante de ti» (Mal_3:1). Estas palabras proféticas dan la luz, con que hay que ver la figura del Bautista desde el punto de vista del plan salvífico de Dios. Aquí lo hace el mismo Jesús. Indirectamente atestigua que él es el Mesías del tiempo final, para el que Juan ha desbrozado el camino.

11 Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.

«Más que un profeta» todavía significa otra cosa. Juan no solamente es un gran personaje como precursor en el ejercicio de su cargo, sino también como ser humano: entre los nacidos de mujer no hay uno mayor. Es una frase asombrosa. Parece como si hubiese sido formada en un delirio y sin embargo está concebida como una alabanza personal a este hombre. Realza a Juan entre sus contemporáneos, más aún entre la gran multitud de hombres de Dios del tiempo pasado. «Entre los nacidos de mujer», esta frase es en primer lugar una perífrasis al gusto de los orientales, pero, cuando Jesús la usa, también resuena el misterio de su propia procedencia. También él ha nacido de mujer, pero sólo «según la carne» (Rom_1:3). Su origen como hombre-Dios está más allá de la procreación humana, ha sido engendrado por Dios (Cf. Hab_1:5; Hab_5:5).

La frase siguiente vuelve a delimitar lo que se acaba de decir. Muy grande es Juan el Bautista, y sin embargo es muy pequeño, si se le mide en la nueva edad, en el reino de los cielos. El más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Ya ha empezado la nueva época. El reino de Dios se abre paso. El que se encuentra en esta nueva edad, aún es mayor que cualquiera que haya vivido antes, incluso que el Bautista. éste es un nuevo pensamiento: Junto a la alta categoría asignada a Juan se coloca la valoración del tiempo nuevo, la época del reino de Dios. Está en una etapa superior el hombre de esta edad, el hombre en gracia, el hombre redimido. Lo antiguo y lo nuevo se relacionan mutuamente como la imagen con la realidad misma...

12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley cumplieron su misión profética hasta Juan.

Se formula la pregunta: ¿En qué parte precisa de la historia de la salvación se encuentra el Bautista? Es una figura de transición, medio en la sombra y medio en la luz, profeta del tiempo futuro y, al mismo tiempo, precursor. ¿Está más allá o más acá de la linde que separa los dos períodos? Hasta ahora hemos oído palabras en que podían suponerse las dos cosas: Juan se halla en la parte de allá, ya que el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Pero también podría estar en la de acá, ya que es más que un profeta, a saber, es el precursor del Mesías. El evangelista aquí no prosigue el pensamiento de que Juan sea menor que cualquiera en el reino de los cielos, sino que prosigue el otro pensamiento que incluye a Juan en la nueva era.

Desde los días de Juan el Bautista en adelante, es decir empezando con Juan, con su actuación y sus sermones; desde esta hora, el reino de los cielos está presente, porque es acosado (Mat_11:12 = Luk_16:16 es uno de los versículos más difíciles del Evangelio y es objeto de controversia en la interpretación. Puede ser una queja («el reino de los cielos es acosado») o un grito de júbilo («el reino de los cielos se abre paso victoriosamente»). Aquí se toma por base el primer modo de ver, sin que por ello se rechace el segundo. Hasta hoy día no hay una interpretación plenamente satisfactoria). Aquí llegamos a conocer el otro aspecto, el aspecto sombrío de la venida del reino. Hasta ahora casi sólo hemos oído hablar del aspecto brillante, del avance victorioso, de la virtud vital y curativa. Con todo las muchas impugnaciones de los adversarios (la peor de las cuales es el reproche de que Jesús trabaja aliado con el demonio) mostraron el otro aspecto. Al reino se oponen duras resistencias. Su avance es obstaculizado, más aún, detenido violentamente. Y esta oposición significa en último término que se ponen impedimentos al paso de Dios, que se frustra su actuación. Eso lo ve Jesús tan perspicazmente que habla de los violentos que quieren arrebatar el reino. Según esto, el reino no solamente es debilitado y frenado en su curso, sino que se intenta privarle directamente de su fuerza. Es un pasaje oscuro. La historia de las tentaciones quizás ayude un poco a comprender este difícil versículo. Satán lucha por conseguirlo todo, quiere usurpar el dominio y arrebatarlo. En la continuación de la obra de Jesús, se escuda detrás de todos los adversarios e intenta de diversos modos disputar a Dios el dominio y establecer el suyo propio en su lugar. Una nueva ojeada a los abismos del acontecer, que siempre estará impulsado por estos poderes, mientras dure el tiempo final... Puede aplicarse a Juan que desde él en adelante el reino de los cielos está de algún modo presente, principalmente por medio de todo lo que Jesús hace y predica. La ley y los profetas tienen un alcance que se extiende hasta él. Su tarea fue la conducción, la indicación previa de lo venidero. Con el Bautista ya ha empezado lo venidero. Ha pasado el tiempo del vaticinio, ha llegado el tiempo de la realización.

14 Y si queréis aceptarlo, éste es Elías, el que tenía que venir. 15 El que tenga oídos, que oiga.

Hemos oído decir que Juan era el precursor, como dijo Malaquías (Luk_11:10). En el mismo profeta, algunos versículos después, se anuncia otro mensaje: «Mirad, os envío al profeta Elías antes que llegue el gran y temible día del Señor» (/Ml/03/23). Según la fe de aquel tiempo debía venir Elías antes que el Mesías, debía preparar la venida de éste. Aquí se reúnen las dos predicciones: el (anónimo) mensajero de Mal_3:1 es el Elías de 3,23. Y ambos son Juan el Bautista. No se puede creer que Elías apareciera corporalmente en Juan, que el Bautista sea, en algún modo, un Elías encarnado, sino que Juan «irá delante de él con el espíritu y poder de Elías» (Luk_1:17). Si Juan fuese el verdadero Mesías, entonces se tendría que poder comprobar quién es el precursor. A los judíos que decían: Jesús no puede ser el Mesías, porque Elías aún no ha aparecido, a éstos se tuvo que poder decir: Elías ya estaba presente en Juan, pero vosotros no lo habéis conocido. El último breve versículo: El que tenga oídos, que oiga, quiere decir que solamente se puede comprender con la fe esta presencia de Elías en Juan. Sólo quien abre su oído y está dispuesto a entender bien y aceptar en su corazón lo que ha oído, conoce lo que aquí se dice: Así pasa con todos los misterios de la fe: hay indicaciones auxiliares, puentes que Dios construye. Pero la aceptación es de la incumbencia de nuestra fe diligente.

c) Acusación contra «esta generación» (Mt/11/16-19).

16 ¿A quién compararé esta generación? Se parece a los niños sentados en las plazas, que gritan a sus compañeros: 17 Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos cantos lúgubres y no os habéis lamentado.

Aún continúa el tema: Juan el Bautista y su rango en los sucesos de la salvación. Con todo ahora el tema prosigue con una invectiva contra esta generación. Es caprichosa y versátil, más aún, directamente irresponsable, como niños que juegan en el mercado a «bodas» y «entierro». Uno de los grupos tiene aspecto jovial, pero el otro grupo está descontento. Hacen un ensayo con un canto triste y fúnebre, pero tampoco les satisface el ensayo. Nada les sienta bien, son caprichosos aguafiestas. ¿Cómo os va a vosotros, a esta generación, los contemporáneos de Juan y de Jesús? Como a estos niños, con la única diferencia de que aquí no se trata de un juego, sino de la vida...

18 Porque llegó Juan, que ni come ni bebe, y dicen: Está endemoniado. 19a Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dicen: éste es un comilón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores.

Para ellos Juan no lo ha hecho bien, vivió una vida rigurosa de penitencia. Entonces dijeron: Está endemoniado. No se acomodaba a ellos, y no podía hacerlo bien para ellos, no bailaba según su antojo y sin más ni más le dieron la culpa de su fracaso: es un desatinado. Algo semejante se ha dicho también de Jesús (9, 32-34; 12,22-24). Es el medio más sencillo de rehuir el llamamiento: atribuir al demonio lo que Dios hace. Entonces vino Jesús. que no vivía como un áspero asceta. Trae el tiempo de la alegría, el tiempo de la plenitud, en que no debe haber ayunos (9,14s). Jesús se compadece de los desechados, se sienta voluntariamente en la mesa con publicanos y pecadores (9,10-12). Esta conducta de Jesús les parece demasiado mundana. Por esta causa le hacen reproches espantosos y ofensivos, que en ningún pasaje de los Evangelios se expresan con palabras tan ásperas como aquí. ¿Quién procederá bien para vosotros? ¿En quién queréis creer?

19b Pero la sabiduría fue reconocida por sus obras.

El juicio de los hombres no acierta, sino que pasa sin hacer caso de ninguno de los dos. En cada uno de ellos actuaba la sabiduría de Dios, la cual a uno le ha constituido riguroso predicador de la penitencia, a otro portador de alegría y esposo celestial. Lo que han hecho los dos, son obras de la sabiduría de Dios, ideadas en las profundidades divinas y hechas en el Espíritu Santo. Reconoce el carácter divino el que tiene oídos para oir y ojos para ver, el que tiene afición a lo sobrenatural y lo sabe percibir. Por tanto, se justifica la sabiduría, cuando hay hombres que creen en las obras. Todas las falsas interpretaciones humanas enmudecen ante esta justificación. Todo lo que Dios obra, en último término sólo es asequible al ojo de la fe. Pero el que ve con este ojo, reconoce en todas partes la sabiduría de Dios, incluso en la figura visible de la Iglesia. Tenemos que esforzarnos -como los contemporáneos del Bautista y de Jesús-, a ver con una mirada sobrenatural, a reconocer en las señales patentes del Dios invisible las obras de su sabiduría.

2. JUICIO Y SALVACIÓN (11,20-30).

a) Amenaza a las ciudades de Galilea (Mt/11/20-24).

20 Entonces comenzó a increpar a las ciudades en que se habían realizado la mayoría de sus milagros, por no haberse convertido.

El discurso de Jesús se va elevando hasta convertirse en palabra conminatoria. No es un juego como en el caso de los niños en el mercado, sino que se trata de la muerte y de la vida. La veleidad caprichosa de los habitantes de dichas ciudades en último término es incredulidad, la recusación de Dios. Si no creyeron ya en las palabras de Jesús, las obras hubiesen tenido que convencerles. Estas ciudades, en las que Jesús había hecho muchos milagros, no se han convertido. Las ciudades que aquí nombra el Señor: Corazaín, Betsaida, Cafarnaúm, todas ellas son ciudades de Galilea, situadas alrededor del lago de Genesaret.

21 ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de saco y ceniza, se habrían convertido. 22 Por eso, os digo: en el día del juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. 23 Y tú, Cafarnaúm, ¿es que te van a encumbrar hasta el cielo? ¡Hasta el infierno bajarás! Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los mismos milagros que en ti, todavía hoy estaría en pie. 24 Por eso os digo: en el día del juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.

¡Ay de ti! es el llamamiento de la desventura, la contraparte de la exclamación profética «bienaventurados» (Cf. 5,3 ss; 23, 13 ss.). La interjección «¡ay!» amenaza con la desventura y la llama eficazmente, así como también la bienaventuranza llama la salvación. En la Escritura hay ejemplos típicos de ciudades impenitentes: es proverbial que los profetas nombren las ciudades paganas de Tiro y de Sidón en el norte de Palestina como ejemplos de altiva arrogancia y copiosa riqueza (Cf. Isa_23:4; Ez 26-28). Sodoma (y Gomorra), las ciudades del libertinaje y del vicio, fueron destruidas (Cf. Gen_18:16-19, Gen_18:29 y el comentario a Mat_10:15). Así como el centurión pagano encontró el camino que conduce a la fe, así también las ciudades paganas se hubieran convertido, si hubiesen visto los milagros de Jesús. Y Sodoma actualmente aún estaría en pie, si hubiese llegado a ser testigo de las gloriosas pruebas de su poder. Todo eso lo hará ostensible el día del juicio. Entonces estas ciudades quedarán en mejores condiciones que los lugares cercanos, que han rehusado el ofrecimiento de la gracia y han pasado jugando el tiempo de la decisión. La oferta se hizo a todos, a toda la población de una ciudad. Jesús los ve a todos implicados en un destino común. En el encuentro personal Jesús siempre llama al individuo, y éste adquiere la fe. Pero todos concurren y son responsables unos de otros. La llegada del reino de Dios es un acontecimiento público, más aún, político, que a todos atañe. Dios puede dar una señal a una comunidad, a una ciudad, a un pueblo, y hacer una oferta que obligue a todos. Así sucedió siempre hasta nuestros días. Eso significa que debemos estar atentos al llamamiento que exhorta a la conversión...

b) Se revela la salvación (Mt/11/25-27).

A continuación siguen tres versículos de gran alcance sobre la gloria de Dios. El evangelista los hace resaltar con la frase introductoria «en aquel tiempo». Los dos primeros versículos son una alabanza al gran Dios, que se ha revelado a los pequeños y a la gente sencilla (Mat_11:25 s). El tercer versículo da una profunda visión del íntimo misterio de Jesús (Mat_11:27).

25 En aquel tiempo tomó Jesús la palabra y exclamó: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra; porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. 26 Sí, Padre; así lo has querido tú.

En el evangelio solamente aquí encontramos el solemne tratamiento: Padre, Señor del cielo y de la tierra. Antes Jesús hablaba del Padre, de su Padre o de nuestro Padre, con el íntimo acento familiar que tiene este tratamiento. Aquí ahora se dice expresamente que el Padre también es el Creador omnipotente y el Señor del mundo. Es el Dios que «al principio creó» (Gen_1:1) el mundo, el cielo y la tierra, y ahora los conserva en su subsistencia. Fuera de él no hay otro Dios. Todo lo que todavía existe en el mundo universo, está subordinado a él, como a Señor supremo. El solemne tratamiento aquí muy significativo, porque nos hace apreciar en lo justo las siguientes palabras. En efecto, este Dios grande, que todo lo conserva, ha ofrecido su revelación a la gente sencilla. Dios no ha elegido la gente entendida y prudente. Jesús no dice lo que Dios ha dado a conocer, sino solamente «estas cosas». Por el Evangelio que hemos leído hasta ahora, sabemos que refiere todo el mensaje de Jesús anunciado con palabras y con milagros. Jesús ha dedicado la primera bienaventuranza a los pobres en el espíritu (5,3), ha buscado a los pequeños, a los desechados y despreciados, sobre todo a los incultos. A éstos ha llamado para ser sus discípulos, éstos han creído en él y le han rogado que hiciera milagros, como la mujer que padecía flujo de sangre, o los dos ciegos. Parece casi como una predilección de Dios, como una debilidad por los que no valen nada en el mundo.

Los sabios y entendidos se marchan vacíos. Ante ellos se oculta el misterio de Dios, de tal forma que no lo ven ni conocen, no lo oyen ni creen. Como en el Antiguo Testamento, así también aquí la aceptación o repudio se adjudica solamente a Dios. él es quien abre el corazón o bien lo endurece, como el caso del faraón. Pero eso no sucede sin la propia decisión del hombre, sino que en cierto modo es tan sólo la respuesta de Dios a su alma, ya cerrada, que se ha vuelto impenetrable para la palabra de Dios. Aunque por razón de sus dones espirituales, de sus conocimientos y de su inteligencia tendrían que ser especialmente adecuados para entender el lenguaje de Dios, se cierran ante este lenguaje, que permanece oculto para ellos. Jesús sobre todo ha de pensar en los escribas. Han utilizado su entendimiento para formarse una idea cerrada de Dios y del mundo, y no están dispuestos a oir y aprender de nuevo. Creen que conocen bien a Dios y que poseen la verdadera doctrina. Esta es la eterna tentación del espíritu humano desde el momento en que el tentador insinuó a Eva que se les abrirían los ojos y serían semejantes a Dios, si comieren del árbol del conocimiento... Así pues, Dios sólo puede contar con los sencillos que se descubren y creen con llaneza. ¡Qué singular trastorno del orden! Y sin embargo Dios elige este camino, porque es el único por el que puede llegar su mensaje. Este camino corresponde a su voluntad, le es muy agradable. ¡Cuántas cosas se entienden en el mundo, si se tienen en cuenta estas palabras!

21 Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.

Aquí se habla del conocimiento. No es una ciencia del entendimiento, una comprensión con sus ideas y consecuencias. Conocer en la Biblia tiene un significado mucho más extenso. La imagen del «árbol de la ciencia del bien y del mal» en el paraíso del Edén designaba unos conocimientos amplios, una inteligencia inmediata de las razones y causas de las cosas. Además el verbo conocer indica que se está familiarizado con otra cosa, designa la aceptación juiciosa y la apropiación amante de una cosa. Participan por igual en la acción de conocer la voluntad, los sentimientos y la inteligencia. Por eso la Escritura puede designar con el verbo «conocer» el encuentro más íntimo del hombre y de la mujer en el matrimonio. Si Dios conoce al hombre, lo penetra por completo con su espíritu y al mismo tiempo le abraza con amorosa propensión. Conocer y amar son entonces una misma cosa.

Dice Jesús: Nadie conoce al Hijo sino el Padre, el mismo Padre, que acaba de ser ensalzado como Señor del cielo y de la tierra (11,25). El Hijo es el mismo Jesús, ya que llama a Dios su Padre. Aquí por primera vez nos enteramos de esta profunda relación entre Dios y Jesús, que aquí habla como un hombre entre los hombres. Las imágenes Padre e Hijo, tomadas de nuestra experiencia en el orden natural, soportan el misterio que hay en Dios. Sólo un ser comprende por completo al Hijo con un conocimiento amoroso, de tal forma que no quede nada por explorar: el Padre. Aún es más asombrosa la oración inversa: Y nadie conoce al Padre sino el Hijo. Jesús hasta ahora siempre había hablado de Dios con reverencia y humilde devoción, y así también lo continúa haciendo en adelante. También para él, que aquí habita como un hombre entre los hombres, Dios es el gran Dios y Padre bondadoso. Pero en la profundidad de su ser Jesús es igual al Padre, también le conoce plena y totalmente. Más aún, ni hubo ni hay nadie más en el mundo que tenga tales conocimientos, sino él. Jesús es Dios. Es el único pasaje en los evangelios sinópticos, en que esté tan claramente expresada la filiación divina del Mesías. Estas palabras están solitarias y grandiosas en este pasaje. Como a través de una rendija en las nubes estas palabras nos dejan dirigir la mirada a las profundidades del misterio de Dios. Debemos aceptar estas palabras respetuosamente y como «gente sencilla». Pero el Hijo no posee este conocimiento para sí solo, sino que debe retransmitirlo. Su misión es revelar el reino de Dios. Lo que se acaba de decir de Dios, también es la obra del Hijo: Y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo. Se le ha encomendado esta revelación, ya que el Padre se lo ha confiado todo. En último término parece ser indiferente que se declare algo del Padre o del Hijo. El Padre se lo ha encomendado todo, toda la revelación, luego el Hijo puede disponer libremente de ello, y comunicarlo a quien lo quiera comunicar. Y no obstante sigue siendo siempre la palabra y la obra del Padre. Porque ellos son un solo ser en su recíproco conocimiento y amor. Lo que dice Jesús, incluso de sí mismo, es como un obsequio que viene a nosotros de las profundidades de Dios. No es fácil penetrar en ellas. Entonces los judíos se escandalizan. Este escándalo también está al acecho en nosotros. ¿Cómo puede hablar así un hombre? ¿No es el hijo del carpintero? No se entiende nada, si se procede en este particular con la comprensión crítica, como ya hicieron los adversarios en el primer tiempo del cristianismo. Se entiende tan poco como entendió aquella «generación», que no pudo emprender nada ni con Juan el Bautista ni con Jesús. Aquí sólo viene a propósito la abierta disposición de la «gente sencilla». no la arrogante seguridad de un «sabio» y «entendido». «Quien no recibe como un niño el reino de Dios, no entrará en él» (/Mc/10/15).

c) El yugo llevadero (Mt/11/28-30).

28 Venid a mí todos los que estáis rendidos y agobiados por el trabajo, que yo os daré descanso. 29 Cargad con mi yugo y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vosotros; 30 porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

De nuevo Jesús tiene ante su vista las mismas personas a que estaba dedicado con todo el amor: los pobres y hambrientos, los ignorantes y la gente sencilla, los apenados y enfermos. Siempre le han rodeado, le han llevado sus enfermos, han escuchado sus palabras, y también han procurado tocar aunque sólo fuera una borla de su vestido. También ha ido a ellos por propio impulso y ha comido con los desechados. Ahora llama a sí a todos ellos y les promete aliviarlos. Son como ovejas sin pastor, están abatidos y desfallecidos (9,36). Están abrumados y gimen bajo el yugo. Esta es la carga de su vida agobiada y penosa, pero sobre todo la carga de una interpretación insoportable de la ley. Esta doble carga les cansa y les deja embotados. En cambio Jesús los quiere aligerar y darles alegría. Los escribas les imponen como yugo cruel y áspero las prescripciones de la ley, como un campesino impone el yugo al animal de tiro. Los escribas convierten en una carga insoportable de centenares de distintas prescripciones la ley que fue dada para la salvación y la vida (Eze_20:13). Nadie podía cumplir tantas prescripciones; ni ellos mismos eran capaces de cumplirlas. Jesús tiene un yugo llevadero. Es un yugo que se adapta bien, se ciñe ajustado y se amolda fácilmente alrededor de la nuca. Aunque tiene exigencias duras, y enseña la ley de una forma mucho más radical (sermón de la montaña), este yugo de Jesús es provechoso al hombre. No le causa heridas con el roce, y el hombre no se desuella sangrando. «Sus mandamientos no son pesados» (/1Jn/05/03) porque son sencillos y sólo exigen entrega y amor. No obstante la voluntad de Dios es un yugo y una carga. Pero se vuelven ligeros si se hace lo que dice Jesús: Aprended de mí. Jesús también lleva las dos cosas: su misión para él es yugo y peso: Con todo, él los ha aceptado como siervo humilde de Dios. Se ha hecho inferior y cumple con toda sumisión lo que Dios le ha encargado, se hace servidor de todos. Aunque el Padre se lo ha entregado todo, se ha hecho como el ínfimo esclavo. Si se acepta así el yugo de la nueva doctrina, entonces se cumple la promesa: y hallaréis descanso para vosotros. Este descanso no es la tranquilidad adormecedora del bienestar burgués o la paz fétida con el mal (Jesús ha hablado de la espada [Eze_10:34]). Jesús promete el descanso para el lastre abrumador de la vida cotidiana, para el cumplimiento de la voluntad de Dios en todas las cosas pequeñas. El que vive entregándose a Dios, y ejercita incesantemente el amor, es levantado interiormente y se serena. Nuestra fe nunca puede convertirse en carga agobiante, en el yugo que nos cause heridas con el roce. Entonces se apreciaría la fe de una forma falsa. Si se procura realmente cumplir los mandamientos de Dios, entonces el yugo de Jesús nunca es una fuente menguante de consuelo y de apacible serenidad. En esto tendría que ser posible conocer al discípulo de Jesús.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)




73 (V) Rechazo por esta generación (11,1-12,50).
(A) Juan el Bautista y Jesús (11,1-19).
Esta sección y la siguiente proceden totalmen(-)te de Q; cf. Lc 7,18-35; 10-12-15. Los vv. 1 y 20 son puras costuras redaccionales; los vv. 14-15 pueden ser redaccionales o, bien, proceder de la tradición oral. 1. cuando Jesús acabó: Véase el comentario sobre 7,28a. 2-6. Estos versícu(-)los contienen un debate de escuela, probable(-)mente de origen pospascual, sobre la natura(-)leza de la misión de Jesús, desarrollado entre los discípulos del Bautista y los cristianos. 2. las obras del Mesías: Esta sorprendente frase, creada por Mateo, dirige el debate hacia la na(-)turaleza del mesianismo de Jesús, pero en su origen podría haber tratado de si él era un mensajero divino como Elías (cf. B. V. Malchov, «The Messenger of the Covenant in Mal 3,1», JBL 103 [1984] 252-55; y el reciente de(-)bate entre M. M. Faierstein, D. C. Allison y J. A. Fitzmyer, JBL 100 [1981] 75-86; 103 [1984] 256-58; 104 [1985] 295-96). 5. los ciegos ven: Esta frase resume la respuesta de Jesús en los w. 4-6, es decir, constituye la idea principal del pasaje. Jesús define su función no como sobe(-)ranía o juicio, tal y como se esperaba, sino co(-)mo bendición para el necesitado. El v. 5 se construye en parte sobre Is 28,18-19; 35,5-6; 42,18; 61,1: pero estos pasajes no mencionan a los leprosos o a los muertos. Puesto que se per(-)cibe un nuevo modelo del personaje salvífico, el v. 6 presenta una bendición para todo el que no se decepcione con el nuevo modelo. 7. ¿qué salisteis a ver en el desierto?: Los vv. 7-10 pre(-)sentan el testimonio de Jesús a favor de Juan Bautista, el primero en una serie de seis pre(-)guntas retóricas, y después en tres afirmacio(-)nes positivas sobre él. El es mucho más que un profeta; es el mensajero de Dios (Mal 3,1; Éx 23,20) y el más grande entre los seres huma(-)nos (pero sin explicar el porqué). El v. 11b puede ser una glosa cristiana primitiva. En cuanto mensajero, el Bautista se identifica im(-)plícitamente con Elías; el v. 14 hará explícita esta identificación. 12. los violentos lo toman por la fuerza: Dicho enigmático, quizá referido a la ocupación romana de Israel por la fuerza y al maltrato del Bautista, que predica el rei(-)no. 13. profetizaron hasta Juan: Contiene una aclaración sobre los períodos de la historia de la salvación. El tiempo de la promesa proféti(-)ca llega hasta el Bautista; pero ahora ya ha comenzado el tiempo del cumplimiento. 14. Cf. Mal 3,23. 16-19. El juicio de Jesús sobre esta generación está formado por una breve parábola (vv. 16-17), su explicación (vv. 18.19a) y un dicho sapiencial (v. 19b), que, probablemente, se añadió posteriormente. Es difícil interpretar el sentido de la parábola. La explicación más probable puede ser la si(-)guiente: Los niños son Juan y Jesús; primero se llama a participar en una boda, luego en un funeral; los «otros» son los palestinos contemporáneos, que rechazan tanto el pro(-)ceder severo de Juan como el suave yugo de Jesús. 19. la sabiduría es justificada: La ver(-)sión lucana que dice «por sus hijos» es pro(-)bablemente la original; así, se presenta a Juan y Jesús como los hijos de la sabiduría. El cambio de Mateo «por sus obras» forma una inclusión con el v. 2.
(Linton, O., «The Parable of the Childrens Game», NTS 22 [1975-76] 159-79. Meier, J. P,, «John the Baptist in Matts Gospel», JBL 99 [1980] 383-405. Schónle, V., Johannes, Jesús und die Juden [Francfort 1982], Suggs, M. J., Wisdom, Chris(-)tology, and Law in Matthews Gospel [Cambridge, MA, 1970] 33-61.)

74 (B) Lamentaciones sobre las ciuda(-)des (11,20-24). Cf. Lc 10,13-15. 20. entonces se puso a increpar a las ciudades: Mateo crea un título para los vv. 21-24, que le llegan de Q, acentuando las «acciones poderosas» y el «arrepentimiento». 21. ay de ti, Corozaín: Es la primera de una serie de dos unidades que es(-)tán estructuradas del siguiente modo: juicio, explicación y comparación. Las ciudades se mencionan en aposiciones, como si fueran personas. Las dos ciudades están cerca del mar de Galilea y actualmente sólo podemos ver sus ruinas; todavía pueden verse los restos arqueológicos de la sinagoga de Corozaín. Ti(-)ro y Sidón eran ciudades gentiles de Fenicia, condenadas por los profetas (Is 23,1-18; Ez 26-28). 23. y tú, Cafarnaún: La estructura se pa(-)rece a la de los vv. 21.22, pero sube el tono emocional. Cafarnaún era el lugar donde resi(-)día Jesús (4,13); se dirige a ella directamente, aludiendo a Is 14,13-15 y Ez 26,20. El destino de Sodoma se cuenta en Gn 19,24-28. El obje(-)tivo de los milagros era provocar la conversión nacional, pero al no lograrla se crean las bases de la tragedia (cf. J. A. Comber, CBQ 39 [1977] 497-504).

75 (C) Grito de júbilo y llamada del Salvador (11,25-30). Cf. Lc 10,21-22 para el paralelo Q de los vv. 25-27. El pasaje consiste en un discurso de revelación en el que Jesús aparece como revelador de la sabiduría divina. Podemos dividir la unidad estructuralmente en tres partes: (a) vv. 25.26, acción de gracias por la revelación; (b) v. 27, contenido de la re(-)velación; (c) vv. 28-30, invitación a la revela(-)ción. Se parece a Eclo 51,1-12.13-22.23-30, pe(-)ro solamente la unidad 51,22-30 está realmen(-)te cerpa de los vv. 28-30. A menudo, se pone en cuestión su autenticidad argumentando desde la perspectiva de la crítica de las fuentes. ¿Se hallaban los vv. 28-30 en Q? Se podría afirmar que sí, puesto que son necesarios para la es(-)tructura; la omisión de Lucas podría explicar(-)se por el simbolismo judío, que sería ininteli(-)gible a los lectores gentiles. Pero es más probable que sean una adición mateana, aun cuando el vocabulario no sea típicamente su(-)yo. Si el crucial v. 27 es auténtico, como pare(-)ce serlo, nos encontraríamos con la clave más importante para acceder al modo en que Jesús se entendió a sí mismo como Hijo absoluto del Padre absoluto. Hay en esta expresión un so(-)lapamiento de Mc y Q; cf. Mc 13,32. 25. yo te alabo, Padre: Es una típica fórmula judía de bendición, a la que se añade la íntima referen(-)cia de Jesús a Dios como Abba-Padre (5 veces en tres versículos), pequeños: Lit., «simples», «analfabetos», revelado: La comunicación divi(-)na es un poderoso misterio religioso irreduci(-)ble. 26. te ha parecido bien: E.d., la decisión de Dios de elegir a algunos para la salvación. 27. todo me ha sido entregado: Jesús es la tradición personal de Dios, nadie conoce: Se afirma en este versículo el exclusivo acceso al conoci(-)miento y amor del Padre. Jesús es la revela(-)ción exclusiva del Padre (cf. 1,23; 28,18; Jn 3,35; 10,15; 13,3). Harnack consideró este ver(-)sículo como el germen histórico de toda la cristología posterior. 28. venid a mí: Jesús ha(-)bla aquí como la Sabiduría personificada de Prov 28, con las características femeninas pro(-)pias de quien otorga el descanso y el relax, y extiende a todos la gran invitación, todos los que trabajáis: Originalmente, tanto la gente ex(-)cluida por los fariseos (el am ha-ares) como también los mismos fariseos. 29. cargad con mi yugo: Los rabinos hablaban del yugo de la Torá y del yugo del reino. Aquí se refiere a la interpretación que Jesús hace de la ley. apren(-)ded de mí: El discípulo es un aprendiz de por vida. El Jesús humilde es tanto el maestro mo(-)delo como la materia ideal de aprendizaje, puesto que él es la Torá personificada (cf. co(-)mentario sobre 18,20). descanso: El descanso sabático es un símbolo del reino de Dios (Jr 6,16) . 30. mi yugo es suave: En comparación con la halaká de los fariseos, la enseñanza de Jesús es cuantitativamente más fácil por su brevedad y por centrarse en lo esencial. Pero, teniendo en cuenta la mayor justicia exigida en 5,20, es cualitativamente más difícil, por(-)que las exigencias del amor a Dios y al próji(-)mo son inagotables (cf. Suggs, Wisdom [?73 supra] 71-97; Viviano, Study 183-92).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XI.

2 Iohn sendeth his disciples to Christ. 7 Christs testimonie concerning Iohn. 18 The opinion of the people, both concerning Iohn, and Christ. 20 Christ vpbraideth the vnthankfulnesse, and vnrepentance of Chorazin, Bethsaida, and Capernaum: 25 and praising his fathers wisedome in reueiling the Gospel to the simple, 28 hee calleth to him all such as feele the burden of their sinnes.
1 And it came to passe, when Iesus had made an end of commaunding his twelue Disciples, hee departed thence to teach and to preach in their cities.
2 [ Luk_7:18.] Now when Iohn had heard in the prison the workes of Christ, he sent two of his disciples,
3 And said vnto him, Art thou hee that should come? Or doe wee looke for another?
4 Iesus answered and saide vnto them, Go and shew Iohn againe those things which we doe heare and see:
5 [ Isa_35:6.] The blind receiue their sight, and the lame walke, the lepers are cleansed, and the deafe heare, the dead are raised vp, and [ Isa_61:1.] the poore haue the Gospel preached to them.
6 And blessed is he, whoseouer shal not be offended in me.

[Of Iohn Baptist.]

7 And as they departed, Iesus began to say vnto the multitudes concerning Iohn, what went ye out into the wildernesse to see? a reede shaken with the winde?
8 But what went ye out for to see? A man clothed in soft raiment? Behold, they that weare soft cloathing, are in kings houses.
9 But what went ye out for to see? A Prophet? yea, I say vnto you, and more then a Prophet.
10 For this is he of whom it is written, [ Mal_3:1 .] Behold, I send my messenger before thy face, which shall prepare thy way before thee.
11 Uerely I say vnto you, Among them that are borne of women, there hath not risen a greater then Iohn the Baptist: notwithstanding, hee that is least in the kingdome of heauen, is greater then he.
12 [ Luk_16:16 .] And from the dayes of Iohn the Baptist, vntill now, the kingdome of heauen [ Or, is gotten by force, and they that thrust men.] suffereth violence, and the violent take it by force.
13 For all the Prophets, and the Law prophecied vntill Iohn.
14 And if ye wil receiue it, this is [ Mal_4:5 .] Elias which was for to come.
15 Hee that hath eares to heare, let him heare.
16 [ Luk_7:31 .] But whereunto shall I liken this generation? It is like vnto children, sitting in the markets, and calling vnto their fellowes,
17 And saying, we haue piped vnto you, and ye haue not danced: wee haue mourned vnto you, and ye haue not lamented.
18 For Iohn came neither eating nor drinking, and they say, he hath a deuill.
19 The sonne of man came eating and drinking, and they say, Behold a man gluttonous, and a wine bibber, a friend of publicanes and sinners: but wisedom is iustified of her children.
20 [ Luk_10:13 .] Then began he to vpbraid the cities wherein most of his mighty works were done, because they repented not.
21 Woe vnto thee Chorazin, woe vnto thee Bethsaida: for if the mightie workes which were done in you, had bene done in Tyre and Sidon, they would haue repented long agoe in sackcloth and ashes.
22 But I say vnto you, It shall bee more tolerable for Tyre and Sidon at the day of iudgement, then for you.

[Christs yoke.]

23 And thou Capernaum, which art exalted vnto heauen, shalt be brought downe to hell: For if the mighty works which haue beene done in thee, had bin done in Sodome, it would haue remained vntil this day.
24 But I say vnto you, that it shall be more tolerable for the land of Sodom, in ye day of iudgment, then for thee.
25 [ Luk_10:11 .] At that time Iesus answered, and said, I thanke thee, O Father, Lord of heauen and earth, because thou hast hid these things fro the wise & prudent, & hast reueiled them vnto babes.
26 Euen so, Father, for so it seemed good in thy sight.
27 [ Joh_3:35 .] All things are deliuered vnto me of my father: and no man knoweth the sonne but the father: [ Joh_6:46 .] neither knoweth any man the father, saue the sonne, and hee to whomsoeuer the sonne will reueile him.
28 Come vnto me all yee that labour, and are heauy laden, and I will giue you rest.
29 Take my yoke vpon you, and learne of me, for I am meeke and lowly in heart: [ Jer_6:16 .] and yee shall find rest vnto your soules.
30 [ 1Jo_5:3 .] For my yoke is easie, and my burden is light.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



"Desde el tiempo de Juan Bautista hasta el presente se consigue el reino de los cielos por la violencia, y aquéllos que se violentan lo arrebatan: así lo profetizaron todos los Profetas y la Ley hasta Juan: y si lo queréis comprender, él es aquel Elías que ha de venir; el que tenga oídos para entender, que entienda". (vv. 12-15)

Glosa
Porque dijo antes que el menor en el reino de los cielos es más grande que Juan, a fin de que no pareciese que Juan quedaba excluido del reino de los cielos, añade: "Desde el tiempo de Juan hasta el presente".

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 20
Por el reino de los cielos se entiende aquí el trono sobrenatural, al que los pecadores, manchados con la maldad, vuelven mediante la penitencia y la conversión; los pecadores vienen como a un país extranjero y toman el reino de los cielos con violencia.

San Jerónimo
Si Juan fue el primero que anunció la penitencia a los pueblos, diciendo: "Haced penitencia, porque se aproxima el reino de los cielos" (Mat_3:2) con razón se dice, que desde su tiempo padece violencia el reino de los cielos y que los que se violentan son quienes lo toman. Debemos hacernos gran violencia los que hemos sido engendrados en la tierra para alcanzar el trono de los cielos y poseerlo por una virtud, que no tuvimos por nuestra naturaleza.

San Hilario, in Matthaeum, 11
O de otra manera: Mandó Jesús a sus Apóstoles que fueran a buscar las ovejas perdidas de Israel (Mt 10) y toda su predicación aprovechó a los publicanos y a los pecadores. De esta manera es como el reino de los cielos sufre la violencia y los que se violentan lo consiguen, porque la gloria de Israel, debida a los patriarcas, anunciada por los profetas y ofrecida por Cristo, la arrebatan y la obtienen las naciones con su fe.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 37,3
O de otro modo, todos aquellos que se apresuran a venir a Cristo, arrebatan el reino de Dios por la fe de Cristo. Por eso dice: "Desde el tiempo de Juan hasta ahora". Y de esta manera empuja y hace correr hacia su fe y confirma al mismo tiempo todo lo que había dicho antes Juan; porque si se han cumplido todas las cosas hasta Juan, él es el que debe venir. Por eso añade: "Todos los profetas hasta Juan".

San Jerónimo
No hay razón para excluir, después de Juan, a otros profetas, pues leemos en los Hechos de los Apóstoles (Hch 11), que Agabo y cuatro vírgenes, hijas de Filipo, profetizaron (Hch_21:8-11). Pero todo lo que profetizaron la Ley y los Profetas, cuyos escritos leemos, ha sido cumplido por Cristo. Luego cuando se dice: profetizaron hasta Juan, se designa el tiempo de Cristo, porque el que aquellos anunciaron que había de venir, Juan le anuncia como que ha venido.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 37,3
Pone otra conjetura sobre su venida, diciendo: Y si queréis comprender lo que os digo, él es Elías que ha de venir. Dice el Señor por Malaquías: "Os enviaré a Elías Thesbiten" (Mal_4:5), de quien se dice: "Mirad, yo envío mi ángel delante de tu rostro".

San Jerónimo
A Juan, pues, se le llama Elías, no como lo entienden los filósofos necios y algunos herejes, que sostienen la vuelta de las almas, sino que ha venido, según otro pasaje del Evangelio, en el espíritu y en el poder de Elías (Lc 1) y tuvo la misma gracia y la misma medida del Espíritu Santo. También son iguales la austeridad de vida y severidad de espíritu de Elías y de Juan, uno y otro ceñían un cinto en el desierto. Aquel se vio obligado a huir por haber reprendido el rey Acab y a Jezabel por sus impiedades (1Re 19): y éste es decapitado por haber reprendido a Herodes y a Herodias, por sus bodas ilícitas (Mc 6).

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 37,3
Y dijo bien, si se le quiere comprender, demostrando de esta manera libertad y exigiendo una inteligencia voluntaria, porque aquel es éste y éste es aquel, puesto que los dos han sido precursores.

San Jerónimo
En las palabras "éste es Elías", nos da a conocer que hay en ellas un misterio y que para entenderlo es preciso una comprensión particular. Por eso añade: "El que tenga oídos para oír, oiga".

Remigio
Como si dijera, el que tenga los oídos del corazón para oír, esto es, para entender, que oiga, esto es, que entienda, porque no dijo que Juan era Elías en persona, sino en espíritu.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sobre Juan el Bautista. Juan terminó como todos los verdaderos profetas incómodos de siempre, es decir, fuera de circulación. Desde la cárcel envía a sus discípulos a preguntar a Jesús nada menos que sobre el Mesías esperado, sobre «el que había de venir» (Mal_3:1). Cuando Mateo habla del Bautista se está siempre dirigiendo, entre líneas, al grupo de discípulos que habían permanecido fieles a la memoria de su profeta y que, décadas después, aún no acababan de decidirse a entrar en la comunidad cristiana, quizás porque el sufrimiento y la muerte de Jesús no encajaban con la idea que ellos se habían hecho del Mesías, y por ello seguían esperando.
Jesús responde sobre su persona y su misión, no teorizando, sino señalando una praxis concreta y liberadora: los milagros y signos realizados que tienen como destinatarios al pobre y al excluido (8s), y en los que resuena el eco de las profecías (Isa_35:5s; Isa_61:11). En otros términos, el cumplimiento de las profecías confirma su misión, pero de un modo inesperado y desconcertante: una misión llevada a cabo en el compromiso personal con el pobre y el necesitado: «los ciegos recobran la vista... los pobres reciben la Buena Noticia» (5). Esto es lo que define su persona y su misión como Mesías, y no otro mesianismo fácil y triunfalista. Por eso decepcionó a todos los que veían en Él al heredero del poder de dominio de David, su padre. El signo mayor del mesianismo de Jesús, la señal de la irrupción de los tiempos mesiánicos anunciados por los profetas, es su opción por el pobre y el excluido como destinatarios y sujetos privilegiados del reinado de Dios.
Los que no estuvieron de acuerdo con la propuesta de Jesús lo asesinaron. Fue esta misión la que, en definitiva, le llevó a la muerte y produjo un escándalo permanente, tanto entre muchos judíos de aquel tiempo (incluidos los discípulos de Juan) como entre aquellos cristianos y cristianas de hoy que se siguen escandalizados de una Iglesia pobre, alejada de todo triunfalismo, de las alianzas de poder y cuya opción prioritaria de misión es el pobre y el excluido.
Del versículo 12 en adelante, Mateo anuncia la violencia que sufre el reinado de Dios. No sabemos exactamente el sentido que quiso darle el evangelista a las palabras «violencia» y «violentos», pero todas las posibles interpretaciones deberán moverse en el mismo contexto del discurso de la misión, es decir: el anuncio y la presencia del reinado de Dios es un acontecimiento tan decisivo para el cambio radical del interior de la persona y de las estructuras sociales, que no deja espacio a la neutralidad, sino que emplaza al oyente a tomar una opción definitiva.
Los que lo rechazan se oponen con violencia a sus mensajeros, como estaba sucediendo en las comunidades a las que dirige Mateo su evangelio; así también sucede hoy y sucederá siempre. Los que lo aceptan deberán hacerse violencia a sí mismos, o lo que es lo mismo, jugarse la vida por su causa, como lo hizo Jesús.
El párrafo termina con una clara alusión a una tercera actitud ante la presencia del reinado de Dios: la de los que no quieren comprometerse. Jesús lo ilustra con la cita de un fragmento curioso de juego infantil en el que reconocemos al caprichoso. Es la misma actitud del que se sienta en la barrera sin querer entrar en el juego. Los que estaban bien instalados en su conformismo religioso ni aceptaron a Juan, el penitente austero, ni a Jesús, el liberado feliz.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Juan el Bautista y Jesús (ver Luc. 7:18-35). La última referencia a Juan el Bautista fue su encarcelamiento (4:12). Parece que desde la prisión él seguía el progreso de aquél para quien él había preparado el camino. En esta sección no sólo vemos el veredicto de Juan acerca del ministerio de Jesús (2-6), sino también el veredicto de Jesús acerca de Juan (7-15) y sus comentarios acerca de cómo ambos habían sido recibidos por la población en general (16-19).

La pregunta de Juan (3) sugiere que éste estaba sorprendido por el estilo del ministerio de Jesús. El juicio feroz que Juan mismo había predicado (3:11, 12) todavía no era obvio, y el interés de Jesús por los destituidos y los no importantes resultaba en una figura menos ostentosa de la que hubiera previsto Juan. Como respuesta, el Señor entretejió textos del AT (mayormente Isa. 35:5, 6 y 61:1, 2), que se vieron cumplidos clara y visiblemente en sus acciones escritas en los caps. 8 y 9 de Mat. Por más que a Juan le hubiera parecido inesperado, estos actos de misericordia eran en verdad los actos del Mesías (el significado lit. de esta expresión es los hechos de Cristo; v. 2). Aquellos que no los reconocen como tales siempre han tenido problema para aceptar a Jesús (6; no toma ofensa en mí, lit., significa no ser escandalizados por).

A pesar de este reproche inferido, sin embargo, Jesús prosiguió a felicitar a Juan como un verdadero profeta, y más. A su manera tosca, no convencional de predicación, las gentes mismas habían reconocido la voz auténtica del mensajero de Dios. Pero, por más grande que fuera, Juan seguía siendo el precursor (10, citando Mal. 3:10), el último y mayor de los profetas, el Elías que volvía para inaugurar los últimos días (Mal. 4:5, 6). La nueva iniciativa decisiva de Dios, el reino de los cielos, se había iniciado con Jesús, y Juan sólo estaba sobre el umbral (como su respuesta ambivalente al Señor lo indicaba). Nótese en el v. 13 el sentido fuerte de toda la revelación del AT, la Ley, y no menos los Profetas, como apuntando hacia adelante a Jesús y encontrando el cumplimiento en él (cf. 5:17).

Pero, diferentes como Juan y Jesús eran en su estilo y mensaje, no había forma de complacer a algunas personas, como la parábola juguetona de los vv. 16-19 señala. Por el estilo ascético de vida de Juan lo denominaban fanático, y la manera de compartir de Jesús se calificaba de escandalosa. Pero la sabiduría de Dios es mayor que el prejuicio humano y es justificada (queda vindicado) por los mismos hechos que esta generación aborrece.

Notas. 7 La caña sacudida por el viento puede referirse sencillamente a la escena en el desierto, ¡pero es más probable que sea una figura de la persona acomodadiza que Juan enfáticamente no era! 12 Algunos dicen que esto se parece a Luc. 16:16. Pero el lenguaje es muy diferente y significa más naturalmente el reino de los cielos ha sido sometido a la violencia, y los hombres violentos lo atacan. La referencia aquí es a la oposición violenta que siempre ha despertado la obra verdadera de Dios, vista ya en la prisión de Juan y pronto por verse en el rechazo oficial y la ejecución de Jesús.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



4-5. Jesús responde aduciendo el testimonio de sus obras, que los anuncios proféticos de Isaías (26. 19; 29. 18-19; 35. 5-6; 61. 1) presentan como signos característicos de los tiempos mesiánicos.

10. Mal_3:1.

12. Texto difícil, que es interpretado de distintas maneras. Según la interpretación más probable, significa que el Reino de Dios es objeto de violencia, y "los violentos" que "intentan arrebatarlo", son aquellos que impiden la entrada de los hombres en el Reino. Ver 23. 13.

14. Algunas corrientes mesiánicas del Judaísmo -según la profecía de Malaquías (3. 23-24)- esperaban la venida de Elías como precursor del Mesías. Conforme a la tradición basada en la Escritura, Elías había sido arrebatado al cielo con vida ( 2Re_2:11-12). Ver Jua_1:21.

16-17. Jesús alude a unos juegos de la época, para reprochar la actitud de algunos de sus compatriotas que, como niños caprichosos, no aceptaban a Juan el Bautista, porque era demasiado penitente, y tampoco lo aceptaban a él, porque era demasiado tolerante.

18-19. La "Sabiduría" de Dios, de la que procede el designio divino de salvación queda "justificada" -es decir, reconocida como justa- a través de la predicación y las obras de Juan el Bautista y de Jesús, a pesar del rechazo y la incomprensión de muchos.

21. "Corozaín" y "Betsaida" eran dos ciudades judías situadas cerca de Cafarnaún. "Tiro" y "Sidón" eran, en cambio, ciudades paganas ubicadas en Fenicia.

23. Isa_14:13, Isa_14:15. La destrucción de "Sodoma" ( Gen_19:24) quedó como modelo arquetípico del Juicio de Dios sobre el pecado ( Isa_1:9; Jer_49:18; Amo_4:11).

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Frente a quienes rechazan a Jesús aparece la figura de Juan Bautista. El Señor hace considerar a los discípulos del Bautista que ante sus ojos se han realizado los signos que los antiguas profetas habían anunciado como propios del Mesías y de su Reino (cfr Is 26,19; 29,18-19; 35,5-6; 61,1, etc.). Era decirles que, efectivamente, Él es el profeta que «iba a venir» (cfr v. 3).

En cuanto al Bautista (vv. 7-14), Jesús muestra que era verdaderamente su precursor, el que desempeñó la misma misión que Elías, conforme a la creencia que existía entonces de que el profeta Elías tendría que venir de nuevo antes que el Mesías (cfr 17,10-13; Mc 9,10-13).


Torres Amat (1825)



[10] Mal 3, 1; 4, 8.

[11] El elogio de Juan el Bautista unifica este capítulo y exalta al Precursor del Mesías como punto de llegada del antiguo testamento e inicio de la nueva alianza. Luc 7, 28.

[12] Desde la predicación de Juan Bautista hasta hoy, el reino de los cielos o el Evangelio es arrebatado con ímpetu por los hombres que vienen en tropel a oír el mensaje de salvación, que ya no pertenece exclusivamente a los judíos.

[19] No aprobáis la aspereza del Bautista ni la vida regular del Hijo del hombre.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 11.2 Mc 9.37; Lc 10.16; Jn 13.20; cf. Jn 14.9.

[2] 11.5 Juan... la cárcel: Mt 4.12; 14.3-4.

[3] 11.5 Cf. Is 29.18-19; 35.5-6.

[4] 11.10 Cf. Is 61.1; cf. también Lc 4.18-21.

[5] 11.12-13 Mal 3.1; cf. Ex 23.20.

[6] 11.14 Sufre violencia: otra posible traducción: se abre paso con fuerza.

[7] 11.23 Mal 4.5; Mt 17.10-13; Mc 9.11-13.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



En el fondo de estos elogios, tan magníficos como sinceros, que Jesús hace de Juan, late un doble pensamiento: Juan es el precursor del Mesías, y ésta es su gloria; Juan no ha sido comprendido por los judíos.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— los profetas... la ley: Ver nota a Mat 5:17.

Jünemann (1992)


13 f. Al Mesías: el reino de los cielos; el mesiánico.


Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Lc 16:16