Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 11.
E n el evangelio de Mt, después de exponerse la doctrina de Cristo en el sermón de la Montaña, y después de rubricárselo con los capítulos de milagros, viene lógica la pregunta, en la estructura del evangelio, como un día surgió en las turbas: ¿no será éste el Mesías?
Introducción.
Con la fórmula vaga y usual de entonces, lo que le dispensa de matices, introduce a Cristo predicando.
1
Cuando hubo Jesús acabado de instruir a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
El Bautista provoca ante sus discípulos una declaración mesiánica de Cristo, 11:2-6 (Luc_7:18-23).
2
Habiendo oído Juan en la cárcel las obras de Cristo, envió por sus discípulos 3
a decirle: ¿Eres tú el que viene o hemos de esperar a otro? 4
Y respondiendo Jesús, les dijo: Id y referid a Juan lo que habéis oído y visto: s los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados; 6
y bienaventurado aquel que no se escandalizare en mí. El Bautista está en prisión (cf. Mt c.4 y 14). Esta estaba en Maqueronte, el palacio-fortaleza de Herodes Antipas, en el mar Muerto 2. Allí debió de tener una prisión atenuada (
Mar_6:20), y en donde recibía la visita de sus discípulos. Allí oyó, precisamente por sus discípulos, lo que se decía de todas estas cosas (
Luc_7:18). En la perspectiva de Mt deben de ser los milagros relatados (
Luc_7:18) y sus enseñanzas. Y por dos de sus discípulos envió a Cristo un mensaje: que dijese si El era el que viene (¿ åñ÷üìåíïò), en participio de presente, como equivalente a un futuro inminente: si El es el que vendrá 3. La fórmula era técnica (
Gen_49:10) y en el ambiente de entonces era una de las expresiones para denominar al Mesías (
Luc_7:19;
Jua_6:14). El Talmud la emplea más de cien veces. También la usaban los samaritanos: el
Ta'eb, el que vuelve (
Jua_4:25). La pregunta, pues,
era que dijese si era el Mesías. Sin embargo,
es rara en los evangelios como nombre de Cristo. Se supone tomada aquí de época cristiana.
La respuesta de Cristo en Mt dice implícitamente decid a Juan lo que habéis oído y visto (v.4) lo que Lc especifica: que en aquella hora, delante de ellos, curó a muchos (
Luc_7:21). Acaso Mt abre a los lectores una mayor perspectiva con todas las curaciones narradas antes. Pues no se buscaba sólo presentar un taumaturgo, sino, por estas curaciones concretas,
hacer ver que era la obra del Mesías, tal como la describía Isaías (
Isa_35:5.6;
Isa_29:18;
Isa_61:1.2). Era un procedimiento bíblico por alusión a las profecías mesiánicas de Isaías. El mismo Cristo se había aplicado a sí mismo el último texto profético citado en la sinagoga de Nazaret (
Luc_4:17-21). Los escritos rabínicos y los apócrifos reflejan esta misma creencia milagrosa por obra del Mesías 4. Y precisamente en el
Midrash Tan. 24.a se dirá que se hará todo esto por el Mesías, pues está dicho en
Isa_35:5. 5
Esta era la respuesta que Cristo daba, más que al Bautista, a los enviados y, por medio de ellos, al círculo de celosos adeptos del mismo. Por eso les añadió: Y bienaventurado el que no se escandaliza de mí.
Pues no respondía la figura de Cristo al concepto ambiental farisaico deformado sobre el Mesías. Como lo fueron para los fariseos (
Mat_12:22v). Estos discípulos, ¿van convencidos? En el evangelio se ven resistencias de discípulos del Bautista a incorporarse a Cristo (
Mat_9:14;
Jua_3:23-26). Y en la Iglesia primitiva aparecen agrupaciones que sólo recibirán el bautismo de Juan (
Hec_18:25;
Hec_19:3.4).
¿Por qué motivo envió el Bautista estos discípulos suyos con este mensaje a Cristo?
Una suposición fue que el Bautista, en el agotamiento de su prisión, al ver la tardanza de Cristo en presentarse y actuar como Mesías, comenzó a dudar de El. Ya aparece esta hipótesis sostenida en la antigüedad 6, y modernamente ha sido compartida por otros críticos 7. Pero la prisión del Bautista en Maqueronte no debió de ser una prisión con absoluto aislamiento en marmorras lúgubres, sino una prisión atenuada. Otros ven la extrañeza del Bautista en el
modo de conducirse Cristo, contrario al mesianismo nacionalista que se esperaba del Mesías. Sin embargo, la pregunta no versa sobre el
modo, sino sobre el
hecho mismo de si El es el Mesías. ¿O es que bastaría el que surgiese en él la extrañeza sobre el
modo de conducirse el Mesías, para enviar a consultárselo? ¿Sería creíble que, si dudase de verdad, se conformase con la respuesta verbal que le diese El mismo? Parecería que no es fácil compaginar esto con la presentación del Bautista hecha por Mt y los demás evangelios, en que éste bautiza y reconoce a Cristo como Mesías. Una forma especial de esta duda es, v.gr., la siguiente. El Bautista oye los prodigios de Cristo. Aquél esperaba la temible manifestación escatológica-apocalíptica ambiental (
Mat_3:10-12). Pudo pensar que Cristo retardase algo su triunfal manifestación. Pero, a estas alturas, ¿por qué no actuaba en forma triunfal? Y si debía liberar a los prisioneros, con más motivo lo debía hacer con los prisioneros de la fe como lo era él 7. Brunec, basándose en el análisis filológico, cree que la pregunta del Bautista significaría: ¿Eres ya reconocido por el Mesías, o el pueblo aún lo sigue esperando? 8. Esta hipótesis es del todo improbable.
La solución generalmente adoptada por los autores católicos es otra. El Bautista no envía sus discípulos a Cristo para que le responda a él, quitándole su hipotética duda, sino para que la haga desaparecer a sus discípulos, y pese con su influjo sobre el círculo del Bautista, que no acaba de incorporarse al Mesías, máxime cuando el Sanedrín llegó a pensar en la posibilidad de que el Bautista fuese el Mesías (
Luc_3:15;
Jua_1:12.20.25). En dos pasajes evangélicos se acusan los celos de los discípulos de Juan ante ese prestigio y obra de Cristo (
Mat_9:14-17;
Jua_3:23-26). Ya en otras dos ocasiones el Evangelio muestra al Bautista encaminando a sus discípulos a Cristo (
Jua_1:29-36;
Jua_3:30).
Sin embargo, frente a esto hay un hecho que obliga a interpretar la duda del Bautista sobre el mesianismo de Cristo como real. Y es que ni el Bautista ni su grupo de discípulos se pasó al grupo de Cristo,
cuando su misión era preparar al pueblo a recibir al Mesías, sin excluirse él. Y en lugar de pasar a Cristo, él y sus discípulos siguen con su bautismo propio (Jn 3:
Jua_3:25ss; 4:l-2), y quejándose, además, de que los discípulos de Cristo bautizan, con otro bautismo, más que ellos 9. De ahí la necesidad de valorar en su justo punto su género literario las diversas escenas del Bautista presentando algunos discípulos suyos
a Cristo como Mesías e Hijo de Dios (
Jua_50:29ss), el diálogo de Mt (
Jua_3:13-15), y los fenómenos que suceden al Bautista con motivo del bautismo de Jesús; lo mismo que las escenas del Evangelio de la infancia, de Lc (cap. 1), pues de haber sido historias, y no un
midrash post facta, el Bautista tenía ya que saber por su misma familia esto
y que Cristo, su familiar, era el Mesías y haberse pasado a él. Pero, a pesar de todos los milagros de Cristo en vida,
no lo reconoció. ¿Acaso por su concepto de un Mesías terrible y apocalíptico? Por eso Cristo añadió a los enviados del Bautista: Y bienaventurado aquel que no se escandalizare en mí.
Cristo confirma la grandeza y misión del Bautista,Jua_11:7-15 (Luc_7:24-30; Luc_16:16).
7
Cuando éstos se hubieron ido, comenzó Jesús a hablar de Juan a la muchedumbre: ¿Qué habéis ido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8
¿Qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido pobremente? Mas los que visten con molicie están en las moradas de los reyes. 9
¿Pues a qué habéis ido? ¿A ver un profeta? Sí, yo os digo que más que un profeta. 10
Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de tu faz. Que preparará tus caminos delante de ti. 1
' En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha aparecido uno más grande que el Bautista. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el Reino de los cielos es forzado, y los violentos lo arrebatan. 13
Porque todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan. 14
Y si queréis oírlo, él es Elias, que ha de venir. 15
El que tiene oídos, que oiga. Este pasaje sigue lógica y cronológicamente al anterior. Cristo hace el elogio del Bautista, prisionero por testimoniar la verdad. Es el modelo de la
fidelidad a su misión y de su dignidad. En las masas, que valoraban el premio y castigo con mentalidad del A.T., podía esta prisión venir en desmedro del Bautista
y de su misión de precursor de Cristo.
La Expectación Creada en Israel por el Bautista (v.7-9).
Los evangelistas transmiten con una viveza extraordinaria las palabras de Jesucristo sobre el Bautista. Este había creado una gran expectación cuando apareció anunciando el bautismo de penitencia (
Mat_3:5). Hasta el historiador judío Josefo se hace cargo de
aquel movimiento 10, y las autoridades judías de Jerusalén enviaron una legación a preguntarle si él era el Mesías (
Jua_1:19-27). Seguramente, a muchos de los que fueron oyentes del Bautista se dirigieron ahora las palabras de Cristo. El Bautista, en el desierto, no era una caña agitada por el viento. Estas, que nacen en abundancia junto al Jordán, escenario bautismal de Juan, fueron siempre símbolo de vacuidad, de ligereza, de falta de consistencia (
1Re_14:15;
2Re_18:21). Pero el Bautista tenía la reciedumbre moral para enfrentarse contra el escandaloso adulterio de Antipas y Herodías. No era el Bautista la figura muelle de los cortesanos de Tiberias, que vestían delicadamente y vivían placenteramente. Juan tenía la vestimenta y la austeridad de los profetas. Por eso el crescendo de inquisición sigue: salieron no sólo a ver a un profeta, sino a más que profeta.
El Bautista es el precursor anunciado por Malaquías (v. 10).
Malaquías había profetizado una visita de Yahvé a su templo para hacer juicio a sus sacerdotes y purificarlo. Pero antes enviaría delante de El (de Dios)
un mensajero que preparase esta visita (
Mal_3:1). Versículos más adelante, Malaquías habla, en un contexto impreciso, antes del Día del Señor, de un juicio sobre Israel, y que enviaría a preparar al pueblo al profeta Elias (
Mal_3:23.24). De todo esto vino a crearse un ambiente en la tradición judía en el que se esperaba que Elias, personalmente, sería el que vendría a preparar el pueblo a recibir al Mesías, anunciaría su venida e incluso sería quien lo ungiese 11.
Este texto se aplica al Bautista. Pero esta aplicación está, literariamente, muy acusada en los evangelistas, al cambiar los pronombres personales de la profecía para aplicarla al Bautista y a Cristo. Tenemos, pues, a la vez una argumentación y una interpretación de esta profecía. 12 Al menos una utilización oportuna.
Si el precursor de Malaquías es ahora el Bautista,
Cristo es Dios, que viene tras el mismo. Juan fue Elías, que, en la perspectiva ya elaborada del Evangelio, ungió en el bautismo
y presentó oficialmente a Cristo a Israel, proclamándolo el verdadero Mesías, Siervo de Yahvé. El evangelio de Mt vuelca los textos del A.T. sobre Cristo.
Cristo da la Valoración Exacta de la Misión del Bautista (v.11-15).
Si la grandeza del Bautista queda ya expresada con la aplicación de esta cita de Malaquías, aún se resaltará terminantemente con las palabras de Cristo. Es el mayor entre los nacidos de mujer. En la redacción casi idéntica del lugar paralelo en Lc se dice que no hubo
profeta mayor que el Bautista. Sin embargo, esta adición falta en varios códices y versiones 13, y los autores se dividen en considerarla como auténtica o como una glosa explicativa. Pero el texto de Mt da suficientemente el pensamiento al decir que es más que un profeta (v.9). Los profetas hablaban del Mesías desde lejos, Juan lo ve y lo presenta a Israel.
Lo hace por su dignidad profética de precursor. Así, Juan es, metafóricamente, el Elias que ha de venir (v.14).
Por eso todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan (v.13). Con él termina la
preparación, y con Cristo comienza el ingreso en el reino.
Pero se diría que el pensamiento polémico-apologético sobre la dignidad de Cristo y su obra se vuelve a acusar. Si el Bautista es el mayor profeta por su dignidad de precursor, el ingreso y pertenencia del menor en el reino es mayor que Juan Bautista; pues entre una función carismático-profética y preparatoria para el reino y la incorporación al mismo, la superioridad está por éste. Era Elias por su papel, conforme a la profecía de Malaquías, y lo era porque tenía el espíritu y el poder de Elias (
Luc_1:17).
A este ingreso en el reino, preparativamente contribuyó el Bautista. Sin embargo, el pensamiento de Mt resulta abigarrado y, probablemente, fuera de su lugar. Lc cita esto mismo en otro contexto (
Luc_16:16) y en forma más clara. Debe de ponerse aquí por la temática del Bautista.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora,
el reino de los cielos sufre violencia (âéÜæåôáé), y los violentos (¡úáóôáß) lo arrebatan (v.12). La palabra âéÜæïìáé, hacer fuerza, puede ser susceptible de diversas formas. La media es clara en Lc (
Luc_16:16), aunque el verbo aparece con un complemento 11. En cambio, en Mt la forma sin complemento aparece en pasiva. El Reino de los cielos es violentado (experimenta violencia); por eso, sólo los esforzados (âéÜóôáß) lo arrebatan (ÜñðÜæïõóéí). Esta violencia, ¿de quién procede? ¿De la misma naturaleza del Reino? ¿O de los fariseos contra los fieles que quieren ingresar en él? Esta última interpretación parece ser la interpretación más plausible, si no de modo exclusivo, sí preferentemente. Si la primera tendría a su favor el aviso de Cristo de que hay que entrar por la puerta estrecha (
Mat_7:13-14), la segunda tiene a su favor las tremendas palabras de Cristo a los fariseos: Cerráis a los hombres el reino de los cielos. Ni entráis vosotros
ni permitís entrar a los que querían entrar (
Mat_23:1;
Luc_11:52). Era toda una estrategia de coacción y persecuciones contra los fieles de Cristo (
Jua_9:22), más a la hora de la composición evangélica.
El elogio e identificación del Bautista con Elias, como se ha visto, termina con una frase excitante para saber captar el sentido intencionado de su afirmación: El que tenga oídos, que oiga. Expresiones que para lo mismo usaban los rabinos, v.gr., inclinar el oído, abrir la oreja, etc. 15
Puede haber en todo este panegírico sobre el Bautista sentencias de Cristo dichas en ocasiones diversas, e incluso alguna apreciación de la Iglesia primitiva palestina, que se unen, temáticamente, tanto para situar la personalidad del Bautista, como para relacionarlo
en su misión de siervo ante Cristo, ante polémicas ambientales, aun persistentes, como antes se ha visto. Sobre todo, con el hecho de ser Cristo bautizado por Juan, ya conectaba con su valor de Precursor. Pero era necesario autorizar, en pleno cristianismo, la relación de misiones Cristo-Bautista, ante posibles-probables-polémicas contemporáneas aludidas. Por eso, la frase inicial (v.7) no exige, en estos métodos, una apología instantánea. Puede ser un cuadro sintético de elogios diversos.
Censura a la generación contemporánea,Jua_11:16-19 (Luc_7:31-35).
Cristo, al decir ante la misma experiencia de los hechos que sólo los esforzados alcanzan ingresar en el reino, va a exponer la estampa de la veleidad de la generación en que vive, y a la que el Bautista trató de preparar
para recibir al Mesías. Es una crítica al Israel materializado por el fariseísmo.
16
¿A quién compararé yo esta generación? Es semejante a niños sentados en la plaza, que se gritan unos a otros I7
diciendo: Os tocamos la flauta, y no habéis bailado; hemos endechado, y no os habéis golpeado el pecho. 18
Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: Está poseído del demonio. 19
Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores. Y la Sabiduría se justifica por sus obras.
¿A
quién compararé esta generación? La escena se describe con un gran realismo. Se trata de una parábola, pues los elementos se toman en su sentido directo, y Cristo no los alegoriza. En el Talmud se menciona la flauta de los muertos y la flauta de las bodas 16. La escena es la de dos grupos de chicos en una plaza, que siempre están dotados de un instintivo recurso para imaginar las escenas que ven. Pero otro grupo de ellos no quiso jugar con éstos, en ninguna de las formas que le brindaban, ni con cantos de alegría ni de tristeza.
Así compara al Bautista con Cristo. El primero no tomaba pan ni vino, vivía, con austeridad de todo, en el desierto, e Israel, de hecho, no le hizo caso (
Luc_7:30); viene Cristo, asistiendo misioneramente a banquetes con publícanos y pecadores, lo desprecian y hasta le acusan de estar poseído por el demonio (
Luc_7:33). Para un oriental es normal atribuir los actos no normales a la presencia de malos espíritus. Hoy mismo los árabes llaman a un hombre así
magnúm, es decir, hombre poseído por el
gínn, espíritu de locura. En el Corán se dice que Mahoma fue llamado
magnúm por sus adversarios l7.
La doctrina que se desprende es clara. La culpabilidad de los fariseos, que cierran los ojos a la luz a causa de sus prejuicios, queda al desnudo y censurada 18.
Pero la Sabiduría se ha justificado con sus obras (Mt). La mayor parte de los códices pone por sus hijos, como en Lc. Pero en otros varios códices, entre ellos B, ponen por sus obras. Se sospecha que la primera lectura de Mt sea corrección por el influjo del lugar paralelo de Lc.
En contraste con esta actitud judía antes descrita,
la obra de Cristo fue justificada y reconocida. El mismo Lc dirá del Bautista: Y todo el pueblo, aun los publícanos, después de oírle,
reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan (
Luc_7:29). Y Lc, en lugar paralelo de Mt, dice: Mas sus hijos han
hecho justicia a la Sabiduría (
Luc_7:35). Las obras de Cristo, que producen la conversión de las gentes e incorporación al Reino, son las que hicieron reconocer la justicia de Dios (Lc), es decir,
el plan de Dios; o, como dice Mt, con sus obras se justifica la Sabiduría.
¿Qué Sabiduría es ésta? Se propuso que fuese Cristo,
la Sabiduría encarnada19. Pero Cristo no se designa nunca así en el Evangelio. En cambio, resulta más natural y lógico entenderlo de la providencia de Dios, ya que en todo esto está actuando la Sabiduría, como se expresa en los libros sapienciales (
Sab_8:4b;
Eco_15:7a;
1Co_1:21.24). Esta es, pues, la Sabiduría de Dios, conduciendo las almas al Reino,
y que fue glorificada por los que reconocieron la verdad de Cristo e ingresaron en él. Así la Sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos (
Luc_7:35) 20.
Se anuncia el castigo de varias ciudades,Luc_11:20-24 (Luc_10:13-15).
20
Comenzó entonces a increpar a las ciudades en que había hecho muchos milagros porque no habían hecho penitencia: 21
¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros hechos en ti, mucho ha que en saco y ceniza hubieran hecho penitencia. 22
Así, pues, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotras en el día del juicio. 23
Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada. Porque, si en Sodoma se hubieran hecho los milagros hechos en ti, hasta hoy subsistiría. 24
Así, pues, os digo que el país de Sodoma será tratado con menos rigor que tú el día del juicio. Mt une este pasaje con el anterior por la incolora soldadura de entonces. Lc lo pone en otro contexto. Pero hay unión lógica, tan propia de Mt. Ante la actitud hostil de los fariseos, acabada de describir, yuxtapone otra actitud semejante de algunas ciudades en las que él predicó. Literariamente usa el estilo paralelístico en la descripción doctrinal de las ciudades.
Cristo increpa a las ciudades Corozaín, Betsaida, Cafarnaúm porque en ellas había hecho muchos milagros, y, sin embargo, no se habían convertido a El. Todas están situadas en la ribera NO. del lago Tiberíades. Corozaín es, probablemente, el actual Khirbet Kerazeth, a cuatro kilómetros al norte de Tell Hum, con el que se identifica Cafarnaúm. Sólo se discute sobre la existencia de una o dos Betsaidas21.
La doctrina que tantas veces había enseñado allí Jesús,
rubricada con milagros, les hacía ver que El era el Mesías. Pero no respondieron a esta misión privilegiada que les dispensó; no cambiaron su modo de ser, su judaismo rabínico;
no se convirtieron (ìåôåíüçóáí).
Pero Cristo va a decir
la culpabilidad que por ello tuvieron, al compararlas con las antiguas ciudades malditas: Tiro, Sidón, Sodoma. Estas no fueron escenario de la predicación de Cristo. Mas les dice, hipotéticamente, que si en ellas se hubieran hecho los milagros que se hicieron en Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida, aquéllas hubieran cambiado su modo de ser (ìåôåíüçóáí), llorando, amargamente, su pasado en saco y ceniza. Esta era la costumbre que se usaba en los días de penitencia y gran ayuno (
Jua_3:5-8;
Jer_6:26). Las ciudades, clásicamente malas, no tuvieron la Luz como la tuvieron éstas.
El ingreso de estas gentes en el reino, después de tantos milagros, fue, cuantitativamente, mínimo. Y, en el fondo, era debido a que, ambientados y extraviados por el rabinismo, el Mesías no se presentaba con los rasgos deformados con que éste lo interpretaba y presentaba. Mas por ello tendría castigo. ¿Cuándo? En el día del juicio. Este día y este juicio, formulado en absoluto, es un termino clásico y técnico de referencia como algo sabido de todos (
Mat_24:26; Lc 21-34, etc.); era el juicio final admitido en la literatura judía 22.
Si se apostrofa especialmente a Cafarnaúm, es que Cafarnaúm fue la patria adoptiva de Cristo (
Mat_4:13). Allí moró con cierta permanencia, allí hizo más milagros, allí hubo más luz (
Mar_1:22-34;
Mar_1:21-27). La fórmula por ventura te levantarás hasta el cielo, es el modo con el que se expresa el orgullo o el tiempo de prosperidad de una ciudad o un pueblo (
Isa_14:13). Y como la respuesta fue el desprecio a su Mesías, el castigo se expresa con la forma tradicional: Bajarás hasta el Infierno, será su humillación por castigo (
Isa_14:15) 23.
Cristo proclama la fe como don del Padre y revela Su Naturaleza,Isa_11:25-27
(Luc_10:21-22).
25
Por aquel tiempo tomó Jesús la palabra y dijo: Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos. 26
Sí, Padre, porque así lo has querido. 27
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo. Este pasaje lo traen Mt y Lc. La fórmula vaga con que lo citan ambos no permite fijar su cronología (åí å÷åß'íù ôù ÷áöù). En ambos se ve una unión lógica con el distinto pasaje anterior que citan,
como clave de explicación última del rechazo del misterio de Cristo en las ciudades citadas (Mt), o del verdadero motivo por qué alegrarse los setenta y dos discípulos al retorno de su misión (Lc).
Este pasaje es, doctrinalmente, de un gran valor.La perla más preciosa de Mateo, lo llama Lagrange 24. Es una revelación o sugerencia fortísima de la divinidad de Cristo. Se ha dicho de él que es un aerolito caído del cielo de Juan. 25 Conceptualmente, se entronca con Juan. Sin embargo, Cerfaux, reaccionando contra la opinión corriente, ha hecho ver que es un
logion que utiliza un vocabulario ajeno a Juan, y que presenta una teología que
no tiene su equivalente exacto en el cuarto evangelio, sino que, por el contrario, encuentra buenos paralelos en los Sinópticos y en la literatura judía 26.
Mt dice que entonces Jesús habló (Üðïêñèå'ò). El término que usa parecería que responde a una pregunta, pero no es más que la traducción material de un término hebreo ("
anah),
que lo mismo significa responder que tomar la palabra, hablar. Lc, en el lugar paralelo, matiza el estado en que Cristo se encontraba.
Por acción del Espíritu Santo se llenó de gozo y exclamó: Es un hecho único en lo que se conoce, evangélicamente, de la historia de Cristo. 27
Los sabios de que habla (óïöþí) son los que poseen la sabiduría (
hakan)
, y los prudentes (óõíåôþí =
'arum)
son los que poseen la habilidad de conducirse en los negocios de la vicia. Ambos tienen valor pleonástico por el ser humano de valer en la vida (
Isa_29:14-19). Aquí se refiere a los fariseos sabios í a los dirigentes judíos - prudentes . A éstos
ocultó el Padre el misterio del reino (ôáýôá) que reveló a los pequeños (íçðßïéò), a los que culturalmente podían no ser más que niños, y a los que se equiparaban a ellos por su simplicidad y por ser considerados en la antigüedad casi como sin valor. Y el reino es don del Padre y no exigencia de clases. Probablemente aquí se refiere a los apóstoles. En el contexto, Lc se dirigía a los discípulos (
Luc_10:23). Sin embargo, el contexto es incierto, pues Mt trae esta segunda parte en otro contexto (
Mat_13:16.17).
Luego se goza en la libérrima voluntad de esta economía divina del Padre: Porque te plugo, expresión frecuente en los escritos talmúdicos. El gozo de Cristo no es por la ceguera de ellos,
sino porque la causa de todo esto es el plan inescrutable de la voluntad de Dios 28.
El v.27 es de una importancia muy grande. Se pueden distinguir en él tres ideas:
a) Todo me ha sido entregado por mi Padre.
b) Y nadie conoce al Hijo sino el Padre. Y nadie conoce al Padre sino el Hijo.
c) Y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo.
a) Primeramente, Jesucristo dice que el Padre le dio todas las cosas (????? ??? ????????). Conceptualmente tiene su entronque con Jn: El Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas (????? ???????) (
Jua_3:35). El Padre le dio todas las cosas (????? ??????) (
Jua_13:3). Los pasajes de Jn hablan no de la naturaleza divina, sino del poder incomparable que el Padre confiere a Cristo por razón de su unión hipostática. También se pensó por algún autor si este todas las cosas no se referirá sólo a su función mesiánica 29. Pero todo depende del valor que se dé a la otra parte del versículo
b). b) La segunda afirmación de Cristo es que nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo. ¿Qué valor tiene esta afirmación tan exclusiva y excepcional?
La afirmación es correlativa. Pero en el texto se refiere al
conocimiento. Filológicamente, el verbo que usa (åðéãéíþó÷åé) había de traducirse, por su estructura, por un sobreconocimiento. Pero en la
koiné se prefieren los verbos compuestos, sin que ello incluya, de suyo, un matiz especial. Lc en el mismo pasaje usa el verbo simple (Àíþó÷å)·
En esta enseñanza de Cristo, ¿se pretende sólo enseñar el
hecho de su
mesianidad? ¿O enseñar o sugerir fuertemente además
su filiación divina? Las razones que llevan a esto son las siguientes: 1) Extraña el énfasis que se pone en este
conocimiento que existe entre el Padre y el Hijo. Era tema demasiado evidente en la Escritura
el conocimiento que Dios tiene de todas las cosas. Se lo caracteriza como un atributo suyo propio, llamándole el Conocedor de los corazones (
Hec_1:24). Por eso este conocimiento del que aquí se trata debe de ser algo profundísimo,
ya que invoca el atributo divino de la sabiduría como el único que puede comprender este mutuo conocimiento de quién sea el Padre y el Hijo.
2) Este conocimiento es trascendente. Es algo reservado al Padre y al Hijo. Por eso, si los hombres lo saben, es debido a una
revelación del Hijo (v.27). Y esta revelación
es la obra de Cristo. 3) Esta revelación es ciertamente
que El es el Mesías, el Hijo de Dios; pero no sólo en lo que tiene de
hecho ser el Mesías, sino que ha de ser en cuanto va descubriendo su verdadera
naturaleza divina con palabras y obras.
J. Jeremías piensa que la frase fuese, primitivamente, de estilo parabólico y usada por Cristo en forma adaptada: el conocimiento que se tienen un padre y su hijo. Que un padre y su hijo se conozcan íntima y perfectamente no es verdad; es, en realidad, una familiaridad muy relativa. Aparte que otras personas pueden conocer a otro padre mucho mejor que sus mismos hijos, sin falta de que el hijo se lo revele: único modo, aquí, de conocerle (v.27d). Se quería decir, en la hipótesis parabólica, que el artículo de
el Hijo correspondería al hijo determinado de la parábola 29. Todo esto es muy hipotético, y en este contexto no interesa, pues está perfectamente explicado incluso a pesar de su adaptación a Cristo como Hijo que recibe todo, incluido el conocimiento excepcional, de mi Padre (õðü
??? ?????? ???) (?.27) que es el Padre celestial del v.25. Abba es el
substractum arameo de la pal abra Padre ow¿ Padre. Si Mt en el v.27bc no pone la forma mi Padre, y lo pone en el v.27a, es que respeta el original de Cristo, llamando al Padre (Dios)
mi Padre.
En las concepciones judías,
el Mesías era calificado como Hijo de Dios por excelencia. Pero no pasaba de un sentido moral de adopción y especial providencia sobre él, ya que éste había de proceder por sola vía humana de la casa de David.
Como se está en una línea de conocimiento de Padre-Hijo, si esta filiación y paternidad no es metafórica, ha de ser real.
Pero es difícil pensar que aquí no trascienda el sentido metafórico de simple mesianismo humano, y no ya por el intento de los evangelistas de este
logion, que lo presentan en varios pasajes evangélicos como Dios, sino por algún hecho concreto en su momento histórico. Tal es el pasaje, que traen los tres sinópticos, sobre la pregunta que hace Cristo a los fariseos sobre el origen del Mesías, para sugerir que éste
no es solamente de origen davídico, sino también de origen daniélico - trascendente: divino (cf.
Comentario a
Mat_22:41-46). Por eso, en el contexto del evangelio total de Mt, esta enseñanza de Cristo se refiere a un conocimiento no sólo muy superior al de los profetas, sino a un conocimiento que corresponde al alma de Cristo por ser él de naturaleza divina:
el Hijo de Dios. 4) A esto mismo lleva el que este pasaje de Mt-Lc se entronca, por semejanza conceptual, con otros pasajes del evangelio de Jn, en los que
se habla claramente de la divinidad de Cristo como Verbo encarnado (
Jua_5:10-40;
Jua_7:25-29), sólo que la formulación de este pasaje Mt-Lc es aún más vigorosa que la que tiene en los mismos pasajes aludidos de Jn.
Un autor resume así el valor de este texto: Pasaje de tono joánico, pero bien atestiguado en Mateo, lo mismo que en Lucas, y de primera importancia, porque se manifiesta, con el más primitivo fondo de la tradición sinóptica, una conciencia clara de la filiación divina de Jesús. 30
5) A la hora de la composición de los evangelios, este lenguaje difícilmente podría entenderse de otra manera que de la divinidad de Cristo (cf.
Mat_12:6.8). Tal era, al menos, su valoración por la Iglesia de los evangelios.
El tema de la revelación de más que Mesías, es el que éste es el Hijo de Dios.
Cristo, al hablar de este conocimiento, para algunos,
lo hace como Verbo divino. Esta posibilidad no puede negarse. Sería un caso de communicatio idiomatum. 31 Pero no parece probable. A Cristo en los evangelios, incluido Jn,
se le presenta hablando y obrando como Verbo encarnado. Y por razón de la
persona divina es y puede llamarse en verdad Hijo de Dios 32.
Y en cuanto a ese
conocimiento excepcional que
Cristo tiene de su Padre, puede muy bien ser el conocimiento, no solamente el sobrenatural, sino el absolutamente único que el alma humana de Cristo tiene por su visión beatífica 33. Así ve su filiación divina y la correlativa
paternidad divina de Dios. c) La última parte del versículo enseña que, si este conocimiento es absolutamente trascendental a los seres humanos,
el Hijo encarnado es el que puede revelarlo (v.27c;
Jua_1:18).
Invitación a venir a El,Jua_11:28-30.
28
Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré. 29
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, 30
pues mi yugo es blando, y mi carga, ligera. Perícopa propia de Mt. Su situación histórica es discutida. Por eso este
logion se considera separadamente.
Cristo hace una invitación
a todos los que trabajan con cansancio y están cargados. Son dos expresiones sinónimas, sobre todo en la estructura binaria de estas sentencias del Salvador, lo mismo que frecuentemente en otras expresiones sapienciales. Estos trabajos no deben de ser los trabajos y labores físicos, aunque se pueda pensar en ellos, en este evangelio etizado de Mt adaptado y extendido
a la vida cotidiana. Tomar el yugo de la
Thorah, del cielo, de los preceptos, era una expresión usual en el rabinismo y que aparece en el A.T. Significa que el hombre está sometido a ellos como el
esclavo a su trabajo (cf. Jer c.28;
Isa_58:6; etc.).
Como van a ser aliviados por la doctrina de Cristo (v.30), se trata del fariseísmo y de sus prácticas y leyes. Su doctrina era formulista e insoportable por sus infinitos preceptos y una minuciosa reglamentación asfixiante (
Luc_11:46).
El judío estaba envuelto en 613 prescripciones del código mosaico, reforzadas de tradiciones sin número; la vida del fariseo era una intolerable servidumbre. El último libro de la
Mishna, que comprende doce tratados, está todo entero consagrado a estas prescripciones minuciosas. Imposible dejar su casa, tomar alimento, hacer una acción cualquiera sin exponerse a mil infracciones. El temor de caer en ellas paralizaba el espíritu y anulaba el sentido superior de la moral natural. Toda la religión degeneraba en un formalismo mezquino. 34 Están fatigados y cargados de toda esa seca e insoportable reglamentación. A todos ésos les dice que vengan a El, y El, con su doctrina de amor, les aliviará, literalmente os descansará (áíáðáýóù), lo que es un descanso restaurador 35.
Frente a este hastío, Cristo les invita a tomar su yugo. Este era usual entre los judíos como sinónimo de la Ley 36. El yugo de Cristo es su doctrina. Paralelísticamente les dice algo que suele traducirse por aprended de mí (ìÜèåôå áð' åìïý). Pero esta traducción no es ambiental. Usada frecuentemente en el Talmud, dice: Entrad en mi escuela, aproximándose a sed instruidos por mí. Frente al aprendizaje del rabinismo,
Cristo se proclama Maestro, y frente a las prescripciones rabínicas insoportables importabilia , El les ofrece unas prescripciones únicas: porque soy manso y humilde de corazón. El corazón es para los semitas la sede de los afectos y conducta. Tal es la actitud del espiritu de Cristo. A la mansedumbre se opone la ira, el ser áspero; a la humildad, la soberbia. El magisterio de los fariseos y doctores de la Ley era soberbio y buscaban con ello la gloria unos de otros (
Jua_5:44). De ahí, fácilmente, el tono áspero e iracundo contra todo el que no se sometiera a sus lecciones. Prueba de ello es su odio a Cristo. Mas todo lo opuesto es el magisterio de él.
En el tercer miembro de este
logion, a los que vengan a su magisterio, tomen su yugo, les promete que hallaréis descanso para vuestras almas. Alma (øõ÷Þ) está por persona (
Jer_6:16). Porque no sólo su yugo es blando y su carga ligera, sino que da vida abundante (
Jua_10:10), y, con ella la gracia , la vida se restaura, se expansiona, se hace sobrenaturalmente gozosa. No en vano las palabras de Cristo su doctrina son espíritu y vida (
Jua_6:33). Esta dulzura estaba profetizada del Mesías (
Zac_1:9ss;cf.
Mat_5:11).
1 Lagrange,
évangile s. St. Matthieu (1927) p.216-217. 2 Josefo,
Antiq. XVII 5:2. 3 Joüon,
L'évang. (1930) p.69. 4 ocalipsis de
Bar_73:2v.; Libro de Henoc 25:5v.; Libro de los Jubileos 23:26v.; 4 Esdias 8:52v. 5 Strack-B
Kommentar. I p.593-596. 6 Mg 6:1284; cf. 87:1329. 7
Reuss,
Theol. Chret. t.l p. 143-145. 7 Bonnard,
L'évang. s. Sí. Matth. (1963) p.161. 8 Brunec, en VD (1957) 193-203.262-270.321-331. 9 Buzy, évang. s. St. Matth. (1946) 140-141; Saint Jean Baptiste (1922) 280-306; R. Groehl, Die Gesandtschaft Johannes des Taufers an Christus (1932); J. Dupont, L'ambassade de Jean Baptiste (
Mat_11:2-6;
Luc_7:18-23); Nouv. Rev. Théol. (1961) p.805-821.943-959; M. Brunec, De kgatwne Johannis Baptistae (
Mat_11:2-24):
VD (1957) p. 193-203.262-270.321 -331. 10
Antiq. XVIII 5:2. 11 Strack-B.,
Kammentar. I p.779-798; Bonsirven, //
Giudaismo palestinese ai lempo di Gesü Cristo (1950) p. 126-127. 12 Lagrange,
évang. s. Sí. Lúe (1927) 219. 13 Nestlé,
N.T. graece et latine, ap. crít.
Luc_7:28. 14 Pero, según el vocabulario de los papiros, esto no excluiría la voz media. Cf. Moulton-Milligan,
Vocabulary of de Greek Testamentfrom the Papyri. (1915-1929) t.2 p.109. 15 Strack-B.,
Kommentar. I p.604. 17 Vi
Mezia VI 1; 16 cf.
Kethuboth IV 4.
rán 15:6; 68:51. 18 Vosté,ParabolaeSelectaeD.
N.J.-Ch. (1933) vol.l p.310-322; Buzy, Lc
parábales p.109. 19 Rendel harris, The origen of the Prologue to St. John's Cospel p.59-62. 20 F. Mussner, Der nicht erkannte Kairos (
Mat_11:16-19;
Luc_7:31-35):
Bíblica (1959) 599-612. 21 Buzy,
La Bethsaide de Galilée: Rech. Se. Relig. (1938) 570-579; Prat,/¿ms-
Christ (1947) I p.466. 22 Bonsirven,
Le Juda'isme (1934) I p.286ss. 23 J. Huby et X. Léon-Dufour,
L'évangile et les evangiles (1954). 24 'évangile s. St. Matthieu (1927) p.226. 25 Karl Hase, Geschichte Jesu p.527. 26 L. Cerfaux, L'évangile de Jean et le logion johannique des Sinoptiques, en L'Evangik de Jean. études et problemes (1938) 147-160. Jornadas Bíblicas de Lovaina; Les sources scnpturaires de
Mat_11:26-27 = Lc 10.21-22: Etud. Théol. Lov. (1955) 331- 342. 27 Fillion,
Vida de X.S. Jesucristo, vers. esp. (1942) II p.288. 28 S. TH., In evang. Matth. comm. c.ll. 29 Schanz, Kommentar über das Evangelium des heilig. Lucas (1883) h.l. 29 J. Jeremías, -Abba. El Mensaje central del N.T. (v. esp.). 30 benoit, L'évangile s. St. Matth., en La Sainte Bible de Jérusalem (1950) p.80 nota e; H. Mertens, L'Hymme de jubilation chez les Synoptiques
Mat_11:25-30; Le'
Mat_10:21-22 (1957); Charlier, L'action de gráees de Jesús'
Luc_10:17-24 : Bible et Vie Chrétienne (1957) 87-99; L. Cerfaux, Les sources scñpturaires de
Mat_11:25-30 : Ephem. Theol. Lov. (1954) 740-746; (1955) 331-343; Rec. Cerfaux (Gembloux 1963) 139-160. 31 San Cirilo De A.: MG 72:672-673. 32 S. TH.,
Summa Theol. 3 q.16 a.2.4.5. 33 S. TH., Summa Theol. 3 q.10; Pío XII, Mystíci corporis Christi: AAS (1943) 230; A. Feuillet, Jesús et la Sagesse divine d'apres les évangiles synoptiques: Rev. Bibl. (1955) p. 161-196; Braun, L'etude du quatrieme évangile: Ephem. Theolog. Lovan. (1956) p.538-359. 34 Prat,
La théologie de St. Paul (1938) vol.l p.28. 35 Zorell,
Lexicón col. 102. 36
Jer_5:5;
Hec_15:10; Bonsirven,
Textes n.404; Strack-B., I 608-610; J. B. Bauer,
Das milde Joch una die Ruhe (Mat_21:28-30): Theol. Zeitschrift (Basel); G. Lambert,
Mon joug est aise et mon fardeau leger, en
N.R.T.N. (1955) p.963-969.