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Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.» (Mateo 15, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 15.

Disputa con los fariseos y enseñanza sobre la verdadera pureza, 15:2-20
(Mar_7:12-23).
1 Entonces se acercaron a Jesús fariseos y escribas venidos de Jerusalén, diciendo: 2 ¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen? 3 El respondió y les dijo: ¿Por qué traspasáis vosotros el precepto de Dios por vuestras tradiciones? 4 Pues Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y quien maldijere a su padre o a su madre sea muerto. 5 Pero vosotros decís: Si alguno dijere a su padre o a su madre: Cuanto de mí pudiere aprovecharte, sea ofrenda, 6 ése no tiene que honrar a su padre; y habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: 8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; 9 en vano me rinden culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos. 10 Y llamando a sí a la muchedumbre, les dijo: Oíd y entended: 11 No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; pero lo que sale de la boca, eso es lo que al hombre le hace impuro. 12 Entonces se le acercaron los discípulos y dijeron: ¿Sabes que los fariseos al oírte se han escandalizado? 13 Respondióles y dijo: Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial será arrancada. 14 Dejadlos; son guías ciegos; si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en la hoya. 15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: Explícanos esa parábola. l6 Dijo El: ¿Tampoco vosotros entendéis? 17¿No comprendéis que lo que entra por la boca va al vientre y sale a la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso hace impuro al hombre. 19 Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Esto es lo que hace impuro al hombre; pero comer sin lavarse las manos, eso no hace impuro al hombre.

La escena es en Galilea (Jua_7:1). Ya la fama de Cristo y su doctrina estaban demasiado extendidas y había tenido diversas disputas con los fariseos. Ya se trataba de matarle (Mat_12:14). En este ambiente hostil es donde se valora bien esta insidia que se le hace.
Un grupo de fariseos y escribas venidos de Jerusalén traen contra El un plan de insidia. Es una representación más o menos oficiosa o al menos en connivencia con el Sanedrín de Jerusalén. No atreviéndose a atacar a Cristo de frente, pues estaba rodeado de muchedumbre (Mar_7:14), plantean el problema a los discípulos, pero se ve bien a quién apuntan. Les plantean un problema para ellos gravísimo. ¿Por qué comen sin lavarse las manos? Pues con ello traspasan la tradición de los ancianos. Además, como dice Mc, comían con manos comunes (cf. Mar_7:2.5), que es el equivalente rabínico khol, y significa impuro, profano (Hec_10:14-28; Hec_11:8; Rom_14:14; Heb_10:29) 1.
El problema que le plantean es por qué sus discípulos no se lavan las manos al comer, pues con ello quebrantan la tradición de los ancianos. Mc, atento a sus lectores de la gentilidad, explica un poco esto; pues los fariseos y todos los judíos, cuando vienen de la plaza, no comen sin purificarse, y tienen otras muchas cosas que observan por tradición: la ablución de los vasos, de las ollas y vasijas de cobre. Y algunos códices, aunque no se tiene por lectura crítica 2, añaden también los lechos, que aquí probablemente se refiere a los divanes para comer.
La tradición era para los judíos algo de una gravedad y de una autoridad excepcionales 3. Junto con la Ley, se suponía que Dios había comunicado a Moisés una Ley oral, que se transmitía siempre por una cadena ininterrumpida de testigos. Basado en esto venían también las interpretaciones jurídicas de la Ley, dadas por diversos rabinos. Y, aunque no siempre eran deducciones del texto sagrado, sino que se las incluía en la cadena de la tradición para dar valor a ciertos usos, sin embargo, el argumento de los rabinos se consideraba no sólo como interpretación auténtica de la Ley, sino que Dios aprobaba todas estas decisiones. La Ley oral era un dogma del judaísmo. Se suponía que esta Ley oral se dio para mejor mantener la Escritura. Pero las prescripciones rabínicas a este propósito llegaron incluso a desvirtuar el mismo sentido de la Ley. La estima por la Ley oral llegará hasta tal punto, que se dirá de ella por algunos rabinos que las palabras de los rabinos y de los escribas son superiores a las de la misma Ley Torah y más amadas de Dios 4. Violar sus prescripciones es más grave que violar la Torah. No obstante, para esto necesitaban estar respaldadas estas tradiciones por una larga cadena de rabinos 5.
Encuadrada en estas tradiciones estaba la prescripción de tener numerosas purificaciones. El Talmud tiene uno de sussedarim (órdenes, partes) dedicado a toda clase de purificaciones. Y entre ellos tiene un tratado, Yadayím (manos), dedicado exclusivamente a la purificación legal de las manos. La casuística y ridiculez acumulada sobre esto son verdaderamente abrumadoras. Se llamaba esta acción netilah yadaím, elevar las manos, y era distinta del lavado higiénico ordinario de las manos, que se decía rehisah, el lavado. Este rito de purificación legal tenía dos partes: primer agua y segunda agua. Para cada lavado hacía falta un cuarto de log (sobre 0:6 de litro). Se podía hacer en un recipiente cualquiera, pero no se podía hacer con la concavidad de la mano. Era necesario que se vertiese el agua sobre las dos manos. Si se hacía primero sobre una, Y había que tener cuidado que la mano purificada no se hiciese impura tocando a la otra antes de estar purificada. El agua, para la purificación, debía ser pura y no haberse empleado en otros menesteres. La mano que no hubiese sido lavada hasta la muñeca no estaba purificada. Para que la purificación fuese verdaderamente pura, había que verter el agua primero sobre la mano. Pero como esta agua quedaba impura por el contacto con la mano impura, había luego que volver a verter más agua que purificase las gotas impuras que hubiesen quedado. Por otra parte, si el agua de la purificación tocaba el antebrazo, había peligro que, al verter la segunda vez el agua, la que había quedado en el antebrazo pudiese deslizarse sobre la mano, haciéndola así impura. Y para esto se resolvió por la casuística rabínica el hacer las dos purificaciones teniendo los dedos y las manos hacia arriba en las dos purificaciones 6. Esto es el exponente de una religiosidad que tendía una tela de araña sobre todos los actos humanos y una serie de trampas, que hacían la religión tan insoportable como odiosa.
Y, sin embargo, los rabinos daban un valor excepcional a estas purificaciones de cosas y de manos. Sobre ésta pueden verse algunas sentencias de ellos.
Si alguno come pan (realiza sus comidas) sin lavarse las manos, es como si fuese a casa de una mujer de mal vivir. Quien desprecia la purificación de las manos (de ese tipo), será extirpado del mundo. Hay demonios encargados de dañar a los que no se lavan las manos (religiosamente) antes de las comidas. Un rabino llamado Eleázaro, que despreció esta purificación, fue excomulgado por el sanedrín, y, después de muerto, se colocó una gran piedra en su féretro para indicar que había merecido la pena de la lapidación 7.
Jesucristo no responde a la pregunta insidia de los fariseos, sino que toma el problema de más arriba, haciéndoles ver la situación moral de algunas de estas tradiciones frente a la misma ley divina. Mientras en Mc el mismo contenido reviste una forma más narrativa, más expositiva, en Mt está formulada como un fuerte contraataque a la insidia farisaica. Ellos critican a los discípulos de no cumplir estas prácticas. Era debido, parte a que son galileos y menos sometidos a la tiranía farisaica, parte por ser hombres que tienen que ganarse la vida sin tener a mano medios de cumplir estas prescripciones algún rabino exigía, faltando el agua, ir por ella hasta una distancia de cuatro millas. Pero la pregunta de Cristo sitúa el problema de la misma validez de todo este aparato rabínico. ¿Por qué ellos, por mantener sus tradiciones, en ocasiones van contra la misma Ley de Dios? Les va a citar un caso concreto con el que habéis anulado el mandato de Dios. Era el siguiente:
El mandato de honrar padre y madre es de ley divina. En el éxodo se legislaba honrar a los padres (Exo_20:12), y al que los maldijese se le castigaba con la pena de muerte (Exo_21:17). Un doctor de la Ley jamás habría dicho que fuese lícito no honrar a los padres. Para ellos, este precepto estaba considerado como el más grave entre los graves. 8 Pero con su casuística habían hecho que por honrar a Dios no se honrase a los padres, a los que hay que honrar por Ley de Dios. Y así, con sus tradiciones vinieron a anular el mandato de Dios.
El tema era de interés tratarlo en las comunidades cristianas de primera hora ante la importancia que tenía en el judaísmo y al presentarlo en relación con la ley cristiana; tal es el caso de los judaizantes.
En un exceso de honrar a Dios, lo que podía tener una tutela subyacente a su egoísmo, se podía ofrecer, consagrar a Dios cualquier cosa. Para ello se pronunciaba una sola palabra que afectase a lo que quería dedicar. Esta palabra sinónima de ofrenda era, como la transcribe Mc, korban, y significaba ofrenda hecha a Dios. Por extensión vino a significar también el tesoro del templo ( Mat_27:6) 9. Cualquier don que se proclamase korban quedaba dedicado a Dios. Pero no implicaba esto el que el sujeto que lo tenía tuviese que desprenderse de él. Era como una ofrenda hecha al templo. Y, por tanto, tales bienes u objetos debían ser considerados por los demás como si estuviesen ofrecidos a Dios, al templo. Había varias fórmulas para declarar una cosa korban según fuesen los intentos del oferente. La fórmula más usual era: Yo declaro korban todo lo que, perteneciéndome, podría serte útil. 10
De aquí les sacó Jesucristo una conclusión entrañada en los principios de sus tradiciones. Si los padres necesitan ayuda de los hijos, socorro en sus necesidades materiales, pero los hijos declarasen esos bienes o esos socorros korban, resultaría que estos bienes eran sagrados, intangibles, como consagrados a Dios, y los padres no podrían ser socorridos con ellos. Y así, según estas tradiciones, a las que llegaban a dar más valor que al mismo texto de la Ley, resultaría que por honrar a Dios se desobedecería a Dios. Y lo que en algunos casos podía llegar hasta la aberración, como era este caso, en otros no podía tampoco tener valor de preceptiva moral, cuando venía a asfixiar la misma vida religiosa, haciéndola con sus preceptos, como el mismo Jesucristo dijo en otra ocasión, insoportable (Mat_23:4). Y, porque no se creyese que esto era un solo caso en su conducta, Mc recoge abiertamente que les dice: Y hacéis otras muchas cosas de este género. El abuso a que se prestaba esta doctrina del korban era inhumano. En deudores sin conciencia, se quedaban con el importe de sus deudas declarándolas korban, y así no se pagaban las deudas 11.
Se aplica aquí por Cristo, o por Mt, por su deseo de citar el A.T., como cumplimiento en Cristo Mesías, una cita de Isaías (Isa_29:13), tomada de los LXX, por su analogía con el caso presente. Era un culto farisaico, de labios y teatral, pero no de corazón.
Al llegar a este punto debió de abandonar a los fariseos (Mat_15:12). El resto se lo dice a la muchedumbre (Mar_7:14), que acaso estuviese con El al venir este grupo de fariseos y escribas. ¿Para qué tanta purificación? Si hay que purificar las manos por su contacto con los alimentos, es que los alimentos contaminan. Pero esto no es verdad. Dios creó todas las cosas alimentos para servicio del hombre, como responsable de sus actos morales. En Génesis Dios crea todas las cosas y están bien, son buenas. Mt pone una lista tripartita: el mal por pensamiento (malos pensamientos), por palabra (falsos testimonios, blasfemias), por obra (homicidios, adulterios, fornicaciones, robos). Pero Mc pone una amplificación que hace ver el sentido didáctico de esta relación.
Esta enseñanza de Cristo iba a tener repercusiones legales muy grandes. El principio estaba puesto; la oportunidad haría ir realizándolo. Afectaba a las mismas prescripciones legales mosaicas sobre lo puro e impuro (Lev c.11-16). La Ley era una fase de pedagogía (Gal_3:24) en orden a la revelación plenaria de Cristo. Era synkatábasis de Dios. Pero había de terminar su valor disciplinar y ritual, máxime cuando se hacía carga insoportable. Si Jesucristo no quiso abolir de momento todo aquello, y si los apóstoles, por oportunismo disciplinar, permiten aún algunas prácticas en atención a la mentalidad judía en el concilio de Jerusalén (Hec_15:29), el principio había quedado asentado por Cristo, y será ya una práctica abrogada (Gal_2:12.14). Se habían acabado los alimentos tabú. Un punto especial sobre esto se expone en el Comentario a Mar_7:14-15.
Mt trae un pasaje omitido por Mc. Después de la marcha de los fariseos, sus discípulos le dicen que aquéllos se escandalizaron de lo que les dijo. Cristo les responde, conforme al sistema semita, con una cierta semejanza, acaso procedente de otro contexto. Toda planta que no plantó mi Padre celestial, es arrancada.
Estas tradiciones rabínicas, tantas veces tan caprichosas, que anulaban la ley de Dios, tenían que ser arrancadas por inútiles y perjudiciales para el Reino, pues a veces anulaban la verdadera religiosidad. Por eso, con su exégesis y sus tradiciones eran ciegos que guiaban a otros ciegos; por eso ambos caerán en la fosa. Metáfora conocida en la antigüedad 12.

Curación de la hija de una mujer cananea,Mar_15:21-28 (Mar_7:25-30).
Mt-Mc narran a continuación el episodio de la mujer cananea. Probablemente el objetivo principal de los evangelistas es destacar la fe de esta gentil frente al fariseísmo judío. Si Lc omite esta excursión de Cristo por la provincia de Siria, puede ser debido a que no quiere romper el marco geográfico de Galilea 13, acaso a tono del pasaje, por parecer que hay cierto desprecio en la misión de Cristo a los gentiles (v.22), o al hecho, molesto para los gentiles, de decir que los judíos son, metafóricamente, señores de ellos (v.27).

21 Saliendo de allí Jesús, se retiró a los términos de Tiro y de Sidón. 22 Una mujer cananea saliendo de aquellos lugares comenzó a gritar, diciendo: Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David; mi hija es malamente atormentada del demonio. 23 Pero El no le contestaba palabra. Los discípulos se le acercaron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros. 24 El respondió y dijo: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 2S Mas ella, acercándose, se postró ante El, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Contestó El y dijo: No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojarlo a los perrillos. 27 Mas ella dijo: Cierto, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. 28 Entonces Jesús le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como tú quieres. Y desde aquella hora quedó curada su hija.

Se pensó si Cristo no había entrado en territorio sirio, sino quedándose cerca de sus límites, a causa de la vaguedad de la expresión. Pero ésta puede indicar el ingreso 14. Sin embargo, el v.22 de Mt parece sugerir lo contrario, pues esta mujer salió de sus contornos para ver a Cristo. Y éste, entró en una casa (Mc). Parecía sugerir la de algún judío conocido 15. Pero podría ser algún gentil de los que le habían escuchado.
Cristo, al retirarse a esta región, o extremidades de Galilea, debe de ir buscando el reposo para sus discípulos que no pudo encontrar en la región de Betsaida (Mar_6:31), y pasar con ellos unos días de formación y coloquios sobre el Reino. Pero tampoco aquí lo logró (Mc). El país de Tiro tocaba con Galilea del Norte 16. Y de los alrededores de Tiro y Sidón habían escuchado a Cristo en Galilea, junto al Lago, y habían presenciado muchas curaciones (Mar_3:8.11). Mt dirá, con motivo de la actividad de Cristo en Galilea, que se había extendido su fama por toda Siria (Mat_4:24).
La noticia de su llegada se supo pronto, y entre los que se enteraron había una mujer, que era, según Mt, cananea, y según Mc, griega de origen siró-fenicio.
La denominación de Mt, llamándola cananea, acaso mire solamente a indicar que no era judía, gentil, sino que la quiere señalar con la toponimia de los primeros habitantes de Fenicia, que fueron cananeos (Gen_10:15). Pero la denominación de Mc es mucho más precisa. Esta mujer era helénica (Ýëëçíé'ò); con ello se expresa seguramente su lengua y religión. Y por su origen era siró-fenicia. Desde Pompeyo (64 a.C.), Fenicia quedó convertida en provincia romana incorporada a Siria. Ser siró-fenicia 17 quiere decir fenicia perteneciente a la provincia romana de Siria, para distinguirla de los fenicios de Libia: de los libio-fenicios, de los que habla Estrabón l8.
Esta mujer, viniendo al encuentro de Cristo, se echó a sus pies (Mc); y gritando al modo oriental, le pide la curación de su hija, llamándole Hijo de David. Este título era mesiánico (Mat_21:9) y estrictamente judío. ¿Cómo esta mujer cananea emplea este calificativo de uso tan local? Lo más lógico es que sea un préstamo literario de Mt, aunque no repugnaría que fuese un eco de aclamaciones anteriores de las turbas, entre las que había gentes de estas regiones (Mar_3:8).
Esta mujer, conforme al medio ambiente, atribuye el mal de su hija a un demonio. La sola expresión no basta para dictaminar si se trata de una verdadera posesión diabólica o de simples modos populares y crédulos de valorar así las enfermedades (1Sa_16:14.23; 1Sa_18:10; 1Sa_19:9).
La mujer insistía mucho con sus gritos orientales, tanto que los discípulos le ruegan la despida. Posiblemente el término sugiera que le haga gracia (Mat_18:27; Mat_27:15s; Luc_2:29; Luc_13:12; Luc_14:4). Pero Cristo tarda en responder: era la espera para excitar la fe.
La respuesta primera de Cristo es que El había sido enviado personalmente a las gentes de Israel que están caídas por la desorientación mesiánica farisaica. No era más que el plan de Dios. El judío no sólo tenía una primacía, por razón geográfica, para venir a la fe, sino también por razón de privilegio: por descender de los padres, y por haber tenido las revelaciones (Rom_3:1.2; Rom_9:4-6). Los apóstoles llevarían la fe hasta lo último de la tierra (Hec_1:8). Mc omite esto, porque escribiendo para un público gentil interesaba menos destacar el privilegio judío.
No está bien tomar el pan de los hijos (éste es Israel, Exo_4:23; Isa_1:2; Jer_31:20; Ose_11:1) 19 y echárselo a los perrillos (gentiles) (Mt). Marcos, escribiendo para étnicos, transcribe la frase diciendo que primeramente deje que atienda a los hijos. Con ello, la frase queda suavizada y literariamente universalizada. No era un rechazar de plano, pues dice que primero atiende a Israel. Y añadió lo siguiente, que parecería muy duro: porque no está bien tomar el pan de los hijos y darlo a los perrillos. Mt sólo recoge esta segunda forma; Mc, las dos. La literatura judía conoce esta expresión metafórica de perros. Con ella se denominaban a veces los dioses paganos 20; otras, las naciones gentiles, los no judíos 21.
Se ha hecho ver cómo esta expresión en boca de Cristo no tiene la crudeza que parece para una mentalidad occidental. Estas expresiones y otras más duras no extrañan en el grafismo semita. Menos aún en la intención de Cristo, que iba a elogiar la fe de aquella mujer y curar a su hija.
Porque, con una fe y una insistencia y una lógica tomada de lo que pasa en los hogares, le dirá que no hace falta que quite el pan a los hijos, sino que, como sucede en las casas, sin quitar el pan a los hijos, los pequeños perrillos comen también del mismo pan., sólo que de las migajas que caen de la mesa de sus señores. El, que era el gran paterfamilias de Israel, podía hacer también, y mucho mejor, lo que los padres en el hogar. No era esto, en esta mujer, insistencia machacona, falta de vida. Era todo su corazón el que le creaba una dialéctica de fe y de confianza excepcionales. Tan excepcionales, que en el plan de Dios sobre los hijos se hizo la excepción para esta mujer gentil.
Y Jesús elogió la fe de esta mujer en contraste con tantas de Israel tema en su momento histórico y de su mismo Nazaret y de su misma familia, que no creían en El, por lo que no podía hacer milagros (Mat_13:58), y en aquel mismo instante el milagro se hizo. Fue un nuevo milagro a distancia. La mujer marchó llena de fe en la palabra de Jesús: volvió a su casa y encontró a la niña acostada en el lecho y que el demonio acaso una enfermedad epiléptica había salido (Mc).
Este milagro es una escena cargada de ternura: habla del corazón de Jesús, de los planes del Padre, de sus excepciones, de la confianza de una mujer gentil; en el orden apologético, se expone un milagro a distancia, sin autosugestiones y con una curación instantánea; en el orden del plan de Dios, había del privilegio de los judíos, pero de la vocación de las gentes: de la salvación única de todos por la fe. Es tema destacado por los Hechos y San Pablo. Preocupaba mucho a la Iglesia primitiva.
En torno a la mujer cananea se formó una serie de leyendas fabulosas, que recoge el autor de las Homilías clementinas 22.

Diversas curaciones cerca de Galilea,Mat_15:29-31 (Mar_7:31-37).
29 Partiendo de allí, vino Jesús cerca del mar de Galilea, y, subiendo a una montaña, se sentó allí. 30 Se le acercó una gran muchedumbre, en la que había cojos, mancos, ciegos, mudos y muchos otros, y se echaron a sus pies y los curó. 3l La muchedumbre se maravillaba viendo que hablaban los mudos, los mancos sanaban, los cojos andaban y veían los ciegos. Y glorificaban al Dios de Israel.

Cristo, dejando la región siró-fenicia, viene a la región de Galilea. En un cuadro general de impacto, las muchedumbres vienen a El y hay curaciones. Mt pone cuatro categorías específicas de curaciones. Por el segundo grupo pone êõëëïýò, que puede estar por mancos o encorvados en general23.

Segunda multiplicación de los panes,Mar_15:32-39 (Mar_8:1-9).
32 Jesús llamó a sí a sus discípulos y dijo: Tengo compasión de la muchedumbre, porque ha ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; no quiero despedirlos ayunos, no sea que desfallezcan en el camino. 31 Los discípulos le contestaron: ¿De dónde vamos a sacar en el desierto tantos panes para saciar a tanta muchedumbre? 34 Díjoles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete y algunos pececillos. 35 Y mandó a la muchedumbre que se recostara en tierra, 36 tomó los siete panes y los peces, y, dando gracias, los partió y se los dio a los discípulos, y éstos a la muchedumbre. 37 Y comieron todos y se saciaron, y se recogieron de los pedazos que quedaron siete espuertas llenas. 38Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Y, despidiendo a la muchedumbre, subió a la barca y vino a los confines de Magadán.

El estudio de conjunto se hace en la exposición de la primera multiplicación (cf. Mat_14:13-21; Jua_6:1-15).
El esquema general de las dos multiplicaciones del. pan es el mismo. Algunos puntos diferenciales son los siguientes:
Están con Cristo tres días (Mt-Mc). No hace falta suponer que sean completos; conforme al uso ambiental, bastaría uno completo y parte de los otros 24. Por eso Cristo no quiere despacharlos sin alimento, pues teme que desfallezcan en el camino (Mc), y algunos han venido de lejos (Mc). El lugar es desierto (Mt). Si el hecho sucediese en la Decápolis (Mar_7:31), los pueblos eran pocos.
El término de la bendición, que en la anterior multiplicación era bendecir (åýëïãÝù, aquí es, por la acción, dar gracias (åõ÷Üñéóôåù). Son términos sinónimos.
Los que se benefician de este milagro, sin contar mujeres y niños (Mt), son 4.000 hombres.
Los panes a multiplicarse eran siete, y los peces eran, indeterminadamente, algunos (Mt), unos pocos (Mc).
El número de cestos que se recogen con las sobras es de siete (Mt-Mc). Estos cestos o canastos se llamaron en la primera multiplicación ÷Üñéíïò, aquí óðõñßò; éstos, a diferencia de los cófinos, servían preferentemente para llevar la comida 25. Pero ambos están como sinónimos. En ambos relatos, primera y segunda multiplicación, se despide a las gentes y se suben a la barca; en Mt El solo se destaca; en Mc, con sus discípulos. El saciarse tiene un cierto valor escatológico.
El problema exegético de interés es saber si se trata de una nueva multiplicación de los panes o ésta es un duplicado de la primera.
Los argumentos fundamentales a favor de las dos multiplicaciones son éstos:
1) Mt, con un capítulo intermedio en su evangelio, y Mc, con dos, relatan, sin duda, como distintas las dos multiplicaciones.
2) Aparecen relatadas después, y en boca de Jesucristo, las dos multiplicaciones de los panes (Mat_16:9.10; Mar_8:18-20).
3) Mt fue testigo presencial, y Mc, discípulo de Pedro, del que relata su catequesis, deben de saber que son dos escenas distintas. Si no, ¿para qué relatar como distinto un mismo hecho?
Los argumentos fundamentales en contra son los siguientes:
1) No sólo el esquema general, sino el mismo relato es tan afín que difícilmente sobrepasa un duplicado.
2) El hecho de estar en boca de Cristo las dos multiplicaciones, en principio, no es obstáculo; podría ser un género literario conocido.
3) Las pequeñas diferencias redaccionales, v.gr., número de hombres, panes, peces, cestas que se recogen, tampoco, en principio, serían dificultad. Podrían explicarse bien por ser, como tantas veces se hacen las cosas, relatos aproximados procedentes de fuentes distintas. En un recuento global, lo mismo puede decirse que asistieron a un acto 5.000 que 4.000 personas. En cuanto al número de panes, son cinco en la primera multiplicación y siete en la segunda. ¿Es cifra intencionadamente exacta o sólo aproximativa? El número siete podría tener un valor aproximativo o tipológico; es número de plenitud radical que, multiplicado, iba a saciar a la multitud. Si las cifras se conservasen fijamente, ¿por qué en esta segunda multiplicación a los siete panes se contraponen sólo algunos pececillos, mientras que en la primera se dan cifras concretas, aparte de históricas, tan del gusto oriental?
4) Ni los evangelios de Mt ni Mc se pueden considerar exclusivamente como obra de ellos, sino mixtificados con otros datos de diversas fuentes. Y éstas han recogido los datos históricos con las modificaciones accidentales, humanamente inevitables.
5) Si la segunda multiplicación supone la primera, ¿por qué al plantear Cristo el mismo problema a los discípulos, éstos no le alegan el milagro de la primera multiplicación o, al menos, su poder de hacer milagros? Todo sucede como si nada supiesen.
Se diría que todo lleva a un duplicado. F. Barth escribe: Marcos había recibido el relato de la redacción de otra fuente, además de los discursos que había oído de Pedro. El relato ofrecía, por ello, gran diversidad respecto al primero. El creyó, por tanto, que se refería a un hecho distinto y lo insertó en su libro. Mt imitó a Me; pero Lc tiene el relato como un duplicado de un hecho únicamente, y no le hizo lugar en su evangelio. 26
Mas queda algo flotando. Si es un duplicado por razón de fuentes distintas, el que lo insertó ¿Mt-Mc? , ¿sabía que era un duplicado? ¿Cómo consta esto? ¿Qué interés había, sabiéndolo, en repetir una escena que confundiría crédulamente al lector? Si no lo sabía y la insertó por creerla escena distinta, ¿no puede interferirse con la inerrancia bíblica? En todo caso, estas repeticiones no dejan de ser un modo semita y bíblico de escribir la historia. Piénsese, v.g., en Génesis y en los diversos relatos repetidos, procedentes de fuentes diversas y allí insertados; lo mismo que en otros duplicados de los evangelios.
El pasaje termina despidiendo Cristo a las turbas, embarcándose y marchando a los términos de Magadán según Mt; según Mc, vino a la región de Dalmanuta. ¿Es una misma localidad? ¿Dónde está o están situada? El problema aún está en pie, y son muchas las opiniones sobre este tema.
Las principales interpretaciones son éstas:
1) Magadán y Dalmanuta las localizan en Transjordania, en la parte del lago en la que están dos lugares cuya onomástica la ponen en relación con este problema. Ma'ad podría tener relación con Magadán, y el-Delhenuyeh con Dalmanuta 27.
2) Otros lo ponen en función del aramaico. Se trataría de un nombre propio (Manutha) precedido de la partícula aramaicada dal, equivalente a nuestro de. Sería, pues, el territorio de Manutha.
Por otra parte, el nombre Magadán sería una forma de Magdalá correspondiente al actual Kh. Miniyeh. Así los evangelistas podrían designar el desembarco de Cristo, sea por un territorio de Manutha , sea por la villa adonde iba Magadán 28.
3) Otra posición más reciente es la que ve en Dalmanuta la transcripción aramea de dalma'utah, que significa su morada, su habitación. El sentido es que Jesús vendría al lugar de su morada 29.
Hasta hoy la solución de este problema es un enigma 30.

1 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.718-719. 2 Nestlé, N.T. graece et latine (1928) ap.crít. a Mar_7:4. 3 Gal_1:14; Josefo, Antíq. XII 10:6. 4 Bonsirven, Textes rabiniques des deux premien siecles chretiens. (1955) n.30 1446.1557.1474.1503.547.1519.548.1516. 5 Bonsirven, Le Judaisme pdestinien au temps de f.-Ch. (1934) I p.263-272. 6 Strack-B., Kommtntar. I p.698-705. 7 Schürer, Geschichte des jüdischen Volkes im Zeitalter J.-Ch. II p.478-483; Strack-B., Kommentor. I p.562-703. 8 Strack-B., Kommentar. I p.705. 9 Josefo, BI II 9:4. 10 Sobre todo este punto, cf. Strack-B., Kommentar. I p.691-718. 11 Orígenes, Hom. in Matth. XII 9. 12 Strack-B., Kommentar. I p.751. 13 Leal, Sinopsis de los cuatro evangelios (1954) p.223 nt.163. 14 Preuschen, Griechisch-deutsches Handwórterbuch zu. N.T. (1910) p.707 y 820. 15 Sobre el posible itinerario cf. A. Fernández, Vida de Jesucristo (1954) p.289- 16 Josefo, BI III 3:1. 17 Así hablan Juvenal, Sat. VIII 159; Jue., Deor. eccl. 4. 18 XVIII 19. 19 La paternité de Dieu: Rev. Bib. (1908). 20 Aboda zara 54b. 21·Midrasch Tiüim, sobre el sal.4. 22 II 19:20; III 73; J. Alonso, Cuestión sinóptica y universalidad del mensaje cristiano en el pasaje evangélico de la mujer cananea (Mar_7:24-30; Mat_15:21-28): Cult. Bibl. (1963) 274-279; J. Dupont, Jesús et les Paiens: Rythmes du Monde (1957) p.76-88. 23 Zorell, Lexicón. (1931) col.747. 24 Strack-B., Kommentar. I p.649. 25 ? auer, Griechisch-deutsches Wórterbuch zu. N.T. (1937) col. 1321; cf. col. 1272. 26 Barth, Hauptprobleme (3.a ed.) p.142ss. 27 Schenkel, Characterbild p.270; Cerfaux, La section des Pains (Mc 6:31-8:26), en Synopt. Studien (1953) p.64-77; J. Knackstedt, De duplici miraculo multiplicationis panum: VD (1963) p.140-153. 28 Abel, Géographie de la Palestine II p.373; Klausner, Jeshu ha-Notzri, vers. franc. (1933) p.432ss. 29 borge hjerl-hausen, en Rev. Bib. (1946) 372-384. 30 Sobre información de posiciones sobre este tema y bibliografía, cf. Lagrange, évang. s. Sí. Marc (1929) p.204-205; A. Fernández, Vida de Jesucristo (1954) p.353-355; Simón-Dorado, Praelectiones biblicae N.T. (1947) p.664-665.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 15

f) Controversia sobre la pureza (Mt/15/01-20).

En el versículo segundo se emplea una expresión técnica, que usaba la teología rabínica, el concepto de la tradición de los antepasados. Los rabinos habían desarrollado una teología dogmática en que había firmes tradiciones didácticas. Una creencia fundamental en esta enseñanza era que la Escritura y la tradición forman una unidad. Dios había dado la ley a Moisés en el Sinaí. Luego la ley había sido escrita y había permanecido en vigor a través de los siglos como la expresión obligada de la voluntad de Dios con respecto a su pueblo de la alianza. Pero en cada tiempo tuvo que ser expuesta y aplicada de nuevo. Este trabajo se efectuó desde el siglo quinto antes de Cristo mediante maestros de la ley, que constituían un estado social distinguido. Los escribas del tiempo de Jesús son sus sucesores. Así se desarrolló en el curso del tiempo hasta llegar a la vida de Jesús una interpretación (transmitida, pero aplicada constantemente y, en la práctica, también aumentada) de la ley. Esta interpretación se llamó "tradición". Se consideró que era tan santa y obligatoria como la misma ley escrita; con todo fue entendida como servicio a esta ley. Un incumplimiento de la tradición de los antepasados era considerado como un incumplimiento de la ley y por tanto como una transgresión contra Dios. Un menosprecio de una prescripción tradicional era un menosprecio de la ley oficialmente válida en Israel, como fue enseñada y aplicada en Israel. En cualquier caso éste fue el modo de ver del partido de los fariseos y de los escribas que pertenecían a él. Sabemos que el partido de los saduceos rechazaba esta tradición oral.

1 Entonces se acercan a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén para preguntarle: 2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los antepasados? Porque no se lavan las manos cuando van a comer. 3 Pero él les replicó: ¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por esa tradición vuestra?

Puede tratarse de una delegación oficial de Jerusalén, quizás incluso del sanedrín, que ahora viene a hablar con Jesús. Quieren hacerle una pregunta especial, tras la que está la solicitud por la conveniente instrucción y práctica en Israel. La pregunta no se dirige a un caso particular, a un acontecimiento escandaloso o a una sentencia chocante pronunciada por labios de Jesús, como en casos precedentes. Tampoco está formulada desde un principio de un modo hostil, sino como auténtica pregunta. Sólo en segundo lugar se nombra un caso concreto, que causa escándalo y que sea como fuere debe ser explicado: Tus discípulos no se lavan las manos antes de comer. Efectiva y centralmente la primera parte está contenida en la pregunta: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los antepasados? Jesús no ha exhortado a sus discípulos a someterse a las abluciones del culto prescritas por tendencias severas. En el Antiguo Testamento sólo se habla de estas abluciones a propósito de los sacerdotes que han de cuidar de las ofrendas (Exo_30:17 s). Es típico de la interpretación farisaica de la ley que tales prescripciones dadas a un pequeño grupo de personas sean ampliadas a todos (sacerdotes y laicos) y a todas las situaciones de la vida (en el culto y en la vida doméstica), y que todo sea organizado con una multitud de prescripciones particulares (*). Jesús no es impugnado directamente, pero se le pregunta, en cierto modo se le pide cuenta. Se sabe que Jesús es el maestro de sus discípulos y por consiguiente es responsable de su conducta. Si Jesús defiende una tradición didáctica discrepante, no puede actuar más como maestro en Israel. Hay que retirarle la licencia (**). Es una de las preguntas objetivamente más cortantes que conocemos por el Evangelio, al mismo tiempo es el preludio de una polémica fundada sobre principios y de una delimitación de frentes que pone al descubierto la diferencia entre Jesús y la doctrina oficial farisaica. ¿Cómo contestará Jesús? No contesta con una explicación ni con una excusa, ni tampoco con silencio condenatorio, sino haciendo a su vez una pregunta. Al mismo tiempo es un contraataque, que apunta todavía más lejos que la pregunta dirigida a él. ¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por esa tradición vuestra? Entonces se despedaza la afirmada unidad de la ley y de la tradición. En un lado está el mandamiento de Dios, en el otro está vuestra tradición. ésta ya no puede ser considerada como explicación legítima del mandamiento de Dios, sino que está en oposición a él. Porque mediante la tradición, lo desviado y lo que tiene menos valor, se deroga lo primitivo y más excelso, a saber el mandamiento propio de Dios. Así lo hace vuestra tradición en vez de someterse con la obediencia al mandamiento de Dios. Con las palabras vuestra tradición aquí ya se anticipa lo que más tarde se llama, de forma todavía más severa, preceptos humanos (en la cita de Isa_15:9). Para Jesús el mandamiento de Dios tiene una calidad y una autoridad distintas de las que tienen los preceptos de los rabinos. Jesús no los considera como obligatorios, y enseña o permite que estos preceptos sean quebrantados, como aquí en el caso de las abluciones de las manos.

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(*) En la Mishná, el compendio más antiguo de la tradición didáctica rabínica, y que data de unos 200 años después de Cristo, las leyes de la pureza incluyen toda la sexta "ordenación", que comprende doce tratados.

(**) Jesús no había sido "ordenado" de rabino, aunque a menudo se le trata respetuosamente con este título. Con todo Jesús tuvo que ser considerado en cierto sentido como "maestro" en Israel (cf. Mar_12:14; Mat_22:16) y también tuvo muchas cosas comunes con los rabinos, por ejemplo el grupo de discípulos.

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4 Porque Dios mandó: Honra al padre y a la madre, y también: El que maldiga al padre o a la madre, que muera sin remisión. 5 Pero vosotros afirmáis: Si uno dice al padre o a la madre: Aquello con que yo pudiera ayudarte lo declaro ofrenda sagrada, 6 ya no tiene que honrar a su padre o a su madre. Y así habéis anulado la palabra de Dios por esa tradición vuestra.

¿Cómo se demuestra esta tesis? Jesús da un ejemplo evidente. El cuarto mandamiento ordena honrar al padre y a la madre. El que maldiga al padre o a la madre, que muera sin remisión. Pero los rabinos conocen una posibilidad según la cual la parte de la propia fortuna y de los propios bienes destinada al mantenimiento de los padres puede sustraerse de la obligación prescrita. Para lograrlo, basta declararla "ofrenda sagrada", con lo cual se la retira del ámbito profano, y, desde luego, se arrebata a los padres -como se declara expresamente- los medios que hubiesen necesitado para su sustento. Aquí solamente se nombra la expresión escueta "ofrenda sagrada", que los adversarios podían entender sin la menor dificultad. Sabían también todo el reglamento de aplicación previsto. Una ofrenda sagrada iba destinada al templo y ya no podía emplearse para ninguna otra finalidad. De ello resultaba el espantoso contrasentido de que, cumpliendo un acto piadoso, uno se liberaba de su obligación filial mandada por Dios, mientras lo de la "ofrenda sagrada" era un precepto introducido por los hombres. Así pues, quien interpreta según vuestro precepto aquel mandamiento, anula la palabra de Dios. Jesús elige una expresión dura: anular, derogar, quitarle toda fuerza legal. Aquí se aclara por qué Jesús responde con tanta severidad. La "tradición de los antepasados" para él solamente tiene el valor de disposiciones humanas. Se pueden observar o no observar, pero en ningún caso proclamar con autoridad divina. Pueden ser costumbres y aplicaciones tradicionales de la ley, pero no tienen la autoridad de la validez divina. ¿Cómo podéis hacerme este reproche, siendo así que hacéis lo que es mucho peor, a saber, anular el mandamiento de Dios?

7 ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros lsaías cuando dijo: 8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí; 9 vano es, pues, el culto que me rinden, cuando enseñan doctrinas que sólo son preceptos humanos (Isa_29:13).

Sois hipócritas, porque defendéis vuestros propios pensamientos detrás de la reclamación divina. Inducís directamente al pueblo a menospreciar el mandamiento de Dios y a seguir vuestros propios preceptos. El profeta Isaías ya ha dicho a sus contemporáneos que todo este servicio es inútil y en balde. Son preceptos humanos, con los cuales no se llega a Dios (*). Todo va en una dirección falsa, es una confesión con los labios en vez de ser una obediencia nacida del corazón. Puede ser que se desacierte tan profundamente la verdadera voluntad de Dios, incluso con la intención sincera de acertarla. Jesús echa en cara de los adversarios el oráculo del profeta y de este modo concluye su respuesta con la mayor dureza. Aquí se entiende un poco cuán insuperable tiene que ser la oposición entre Jesús y los partidos hostiles. Pero Jesús no tiene otro camino, ha de enfrentarse en esta polémica y fracasar en ella. Ante el tribunal se le conjurará por el "Dios viviente" (Isa_26:13).

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(*) El texto de Isaias dice así: "Porque este pueblo se me acerca de palabra y me honra con los labios; pero su corazón está lejos de mí, de suerte que su temor se reduce a simples formulaciones y lecciones aprendidas...". En la segunda parte, el texto de los Setenta, que se lee en san Mat_15:9, se apoya en un defecto de traducción. El texto de los Setenta "enseñan doctrinas que sólo son preceptos humanos" se ajusta exactamente a la demostración de Jesús, ya que se trata de doctrinas. Pero el texto original expresa la misma actitud, que luego pudo formularse en la doctrina. Puesto que el temor a Dios se reduce simplemente a formulaciones de hombres, que se habían aprendido, también el cumplimiento de la voluntad concreta de Dios, en su ley podía llegar a convertirse en una de estas formulaciones.

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10 Y llamando junto a sí al pueblo, les dijo: Oíd y entended: 11 No lo que entra por la boca contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre.

Jesús aprovecha la ocasión de la controversia para dirigir unas palabras al pueblo. Empieza con la significativa amonestación: Oíd y entended. Aquí se hace este requerimiento, porque no se trata de una interpretación discrepante de la ley, de una aplicación diferente con respecto a los rabinos, sino de algo fundamentalmente nuevo. Se rechaza toda la manera de pensar que se oculta tras las prescripciones de los rabinos sobre la pureza (*). En sustitución de estas prescripciones se exige un nuevo modo de pensar que no se orienta formalmente en la letra de la ley, sino en los sentimientos del corazón. Es necesario oír y entender de nuevo, si hemos de ajustar nuestra conducta a esta orientación. No lo que entra por la boca contamina al hombre. Se alude a una materia, a un caso externo, que aquí es el alimento, el cual se come sin haberse lavado las manos, o se consume sin haberse purificado. Todo eso no lo ha de temer el hombre, no le hace indigno de Dios ni le separa de la comunidad de los hombres. Antes bien, lo que sale de la boca, hace impuro al hombre. Aquí todavía no se dice aquello a lo que Jesús alude (cf. 15,17-20). La oposición se aguza por causa de la alusión: No lo que entra, sino lo que sale. En primer término se tendría que pensar en las palabras que salen de la boca. El hombre no se vuelve impuro desde fuera, sino desde dentro. éste es un nuevo modo de pensar; más aún, una nueva ley. Aquí no solamente se rechaza la "tradición de los antepasados", sino toda una parte del modo de obrar según la ley, lo cual tuvo que surtir un efecto revolucionario.

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(*) PUREZA-LEGAL IMPUREZA-LEGAL ¿De qué clase de pureza e impureza se trata aquí? En contraste con la pureza o impureza de los sentimientos del corazón, por tanto, de una actitud moral, con la expresión de impureza ritual se entiende una mancha externa, que puede eliminarse con determinadas ceremonias. El que según los ritos es impuro, es inepto para el culto divino, por ejemplo un sacerdote para ofrecer un sacrificio. Mediante determinadas abluciones el sacerdote puede restablecer su capacidad para el culto. La impureza cultual también repercute en la convivencia de los hombres. El que toca a un leproso, a un muerto o incluso un sepulcro, el que está sentado a la mesa con pecadores públicos, se volvía impuro y tenía que evitar la comunidad hasta que había desaparecido su mácula. Una mujer en las semanas del nacimiento de su hijo también pasaba por impura. Esta manera de entender la pureza predominaba en tiempo de Jesús y se hacía patente en una multitud increíble de prescripciones particulares. Las profetas habían intentado exigir la pureza interior de los sentimientos como mucho más importante, pero estos pensamientos estaban desvanecidos y sofocados desde hacía mucho tiempo. Jesús no solamente designa los sentimientos del corazón como más importantes frente a la pureza ritual, sino que en general rechaza esta pureza.

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12 Entonces se le acercan sus discípulos y le dicen: ¿Sabes que los fariseos, al oír tus palabras, se han escandalizado? 13 Pero él les replicó: Toda planta que mi Padre celestial no plantó, será arrancada de raíz. 14 Dejadlos. Son ciegos que guían a otros ciegos; pero si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.

Los discípulos hacen observar al Señor que los fariseos se escandalizan por las palabras que él ha pronunciado. Estas palabras son todo lo que Jesús ha dicho, pero también son directamente las últimas palabras que expresaban de una forma aforística el nuevo modo de pensar (15,11). Desde hacía por lo menos un siglo los escribas y fariseos habían contraído un matrimonio íntimo. El partido de los fariseos se había unido casi exclusivamente a los representantes de la ley y a los oficiales doctores de la ley, y había adoptado sus interpretaciones y enseñanzas. La mayor parte de los escribas había pasado al partido de los fariseos o estaba espiritualmente próximo a él. Así pues, desde un punto de vista histórico casi se identifican los escribas y los fariseos, y en el Evangelio de san Mateo incluso es igual que se hable de los unos o de los otros. En ambos casos se hace alusión al mismo frente de un fariseísmo petrificado en el legalismo de los escribas. Se escandalizan, como antes se escandalizó la gente de Nazaret (13,57). Forman un frente firme y endurecido, y no están dispuestos a oír y aprender de nuevo. Se habla a distintos niveles, y la palabra de Jesús no penetra hasta su pensamiento y voluntad. Se produce, pues, el escándalo, porque no se llega a entender. Jesús contesta con unas frases metafóricas. Israel se parece a un jardín plantado por Dios. Dios ha conducido a su pueblo a la tierra bendita y le ha prometido prosperidad en el tiempo futuro. Dios ha protegido esta su plantación y la ha cuidado como un buen jardinero, pero también ha intervenido siempre con mano dura y ha arrancado la mala yerba prolífera. Las misericordias y los juicios de Dios descendieron sobre la nación y el pueblo. Más aún, Dios incluso pudo permitirse desarraigar toda la plantación en la conquista e inmigración, por medio del poder babilónico. El Bautista de nuevo ha evocado este juicio, en que todo árbol infructuoso debe ser arrancado y arrojado al fuego (cf. 3,10). ¿Qué quiere decir aquí planta? No se refiere a una persona particular o a todo el pueblo, que Isaías también compara con una viña (Isa_5:1-7). Tiene que ser algo que de acuerdo con su grandeza e importancia está entre los dos. Por el contexto se podría pensar en el fariseísmo. Es una planta exótica, como una maleza prolífera, que se ha metido en el jardín de Dios. Dios no la ha plantado. Es una plantación de hombres y no una plantación de Dios. Los fariseos creían que formaban la comunidad pura e ideal de Israel, pero Jesús dice que están maduros para el castigo. Se escandalizan, en vez de convertirse. Son ciegos guías de ciegos. No pueden ver ni conocer, porque con sus pensamientos humanos ofuscan los pensamientos de Dios. Un ciego no puede guiar a otro ciego. El pueblo tiene que quedarse ciego, porque solamente tiene guías que han perdido la vista. El pueblo se cansa sirviendo a la ley de un modo formal y molesto, recibe sobre los hombros un yugo que es tosco y áspero (cf. 11,28), se le impone una carga que nadie puede soportar, y que los escribas y fariseos ni siquiera tocan (cf. 23,4). ¿Cómo puede haber en el país fidelidad, amor y conocimiento de Dios? (Hos_4:1). Tanto los dirigentes como los dirigidos tienen que caer en el abismo. "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues vosotros no entráis, ni dejáis que entren los que están para entrar" (Hos_23:13). El pueblo carece de culpa, porque no puede prescindir de sus maestros y pastores. Sobre éstos recae toda la responsabilidad, son los que representan a todo el pueblo. "¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso no son los rebaños los que deben ser apacentados por los pastores? Vosotros os alimentáis de su leche, y os vestís de su lana, y matáis las reses más gordas, mas no apacentáis mi grey. No fortalecisteis las ovejas débiles, no curasteis las enfermas, ni bizmasteis las perniquebradas, ni recogisteis las descarriadas, ni fuisteis en busca de las perdidas, sino que dominabais sobre ellas con aspereza y con prepotencia" (Eze_34:2b-4).

15 Pedro tomó la palabra y le dijo: Explícanos esta parábola. 16 él le contestó: ¿Pero también vosotros estáis todavía sin entender? 17 ¿No comprendéis que todo lo que entra por la boca pasa al vientre y luego se arroja en la cloaca? 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón procede: y esto sí que contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen las malas intenciones, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. 20 Estas son las cosas que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

Pedro vuelve a actuar como portavoz de los discípulos. Pide una aclaración de la parábola, es decir, de las palabras enigmáticas. Con ello se alude a lo que se dice en un versículo precedente (Eze_15:11), que todavía tiene que ser explicado. Primero pregunta el Señor en son de reproche, cómo es posible que estén todavía sin entender. No se han escandalizado, pero tampoco han comprendido la verdad interna y el sentido de las palabras de Jesús. Todo depende de esta comprensión. Están en camino de conseguirla, pero todavía no lo han logrado, tal como Pedro había confiado, porque aún no poseían la plena fe (cf.14,31). Sólo he entendido, si con toda mi alma he aceptado la palabra y le he dado una respuesta afirmativa. Lo que procede de la boca, viene del corazón, del centro y de la sede del pensamiento, de la sensibilidad y de la volición humanas. Contamina al hombre todo lo maligno que proviene del corazón, como malos pensamientos, palabras crueles y acciones perniciosas. Se trata de pensar y hacer de una manera moral en su raíz, dirigida a lo bueno y por tanto a Dios. De nuevo encontramos la ideología del sermón de la montaña. Ante esta ideología ¿qué importancia tiene comer sin haberse lavado las manos? Lo malo incapacita al hombre para las cosas divinas y le hace indigno de la comunidad. La falta de amor en la forma que sea, separa de Dios y de los hombres.

g) La mujer-cananea (/Mt/15/28).

21 Cuando Jesús salió de allí, se retiró a la región de Tiro y Sidón. 22 Y en esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le decía a gritos: ¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio. 23 Pero él no le respondió palabra. Y sus discípulos, acercándose a él, le suplicaban: Despídela; que viene gritando detrás de nosotros.

Jesús siempre ha permanecido en el territorio de Israel y sólo raras veces ha penetrado en territorio de los gentiles. Aquí el evangelista san Mateo menciona una de estas pequeñas correrías, en este caso en dirección norte, en el territorio de las dos poderosas ciudades comerciales de Tiro y Sidón. En el camino le sale al encuentro una mujer cananea. Esta expresión se emplea para caracterizarla como gentil (cf. en Mar_7:26 : sirofenicia). San Mateo no designa su nacionalidad civil, sino la religión a la que pertenece. Así prepara la siguiente conversación, que es importante. La mujer conoce lo que permanecía oculto a los hijos de Israel en conjunto, y le invoca con el título mesiánico de hijo de David. Le pide ayuda para su hija. Los discípulos se molestan y ruegan al Maestro que la despida. ¿Solamente tienen la sensación de fastidio o les resulta impertinente la importunidad de una mujer pagana? Evidentemente Jesús había proseguido la marcha sin prestarle atención. Pero ella no cesa de caminar detrás del pequeño grupo. ¿Qué hará Jesús? Lo que haga será importante no sólo para la mujer y para el grupo de los discípulos, sino para el tiempo futuro de su obra.

24 Pero él respondió: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Sin embargo, ella se acercó y se postró ante él, diciéndole: ¡Señor, socórreme! 26 él le contestó: No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos. 27 Ella replicó: Es verdad, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Jesús habla a los discípulos. De suyo, la respuesta sólo se ajusta a la mujer como explicación de la conducta de Jesús y como recusación indirecta de la súplica de la mujer. Pero aquí la respuesta va dirigida a los discípulos que han rogado al Maestro que la despache. Las palabras de Jesús en este pasaje parece que sean una confirmación de lo que pensaban los discípulos, a saber que Jesús no le puede ayudar y que ella debe regresar a su casa sin haber logrado su propósito. Pero los discípulos primero deben oír la frase que les hace comprender mejor a Jesús. "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel." Dios le ha enviado, él no se ha encargado nada a sí mismo. Dios también le ha señalado el campo de la actividad. Su misión está limitada a Israel, por medio del cual los pueblos deben participar en la salvación. Este es el orden establecido, así rezan las promesas de los profetas. Pero Israel es un rebaño sin pastor que se ha dispersado por las montañas y está destinado a la destrucción. Sólo se conserva el rebaño, si está reunido y el pastor lo vigila y lo conduce. Ahora los hijos de Israel tienen como pastores a ciegos guías de ciegos (15,14), son como "ovejas sin pastor" (9,36). Dios había anunciado por el profeta Ezequiel que destituiría a los falsos profetas y que él mismo ejercería el cargo de pastor (Ez 34). Ahora llega el tiempo de cumplir lo anunciado. El Mesías está enviado para reunir en un rebaño las ovejas extraviadas, para impedir que desfallezcan y para conducirlas a los terrenos de fértiles pastos. Sólo cuando Israel se haya vuelto a juntar, y siga de buen grado a su verdadero pastor, Dios, pueden también los pueblos del mundo congregarse al lado del único Dios verdadero. Tal es el encargo que ha recibido el Mesías. Luego continúa la conversación con la mujer. Se acerca y pide ayuda. Jesús le contesta que no está bien quitar el pan a los hijos y darlo a los perrillos. Jesús no quiere pronunciar una sentencia despectiva sobre los gentiles ni compararlos con los perros. Es una frase metafórica que expresa de nuevo el pensamiento del v. 24: el pan es para aquellos hijos, así como el pastor es para aquel rebaño. Los hijos son los hijos de Israel, a quienes ahora se dedica la misericordia de Dios. No se dice lo que quizá tiene aplicación al tiempo futuro. La mujer acoge con osadía la palabra de Dios. Los perrillos también reciben algo de lo que cae de la mesa de su señor. Casi parece humorística la manera como la mujer (que sabe contestar) se vale de la imagen y la invierte en su favor. Pero Jesús está vinculado a su misión. Se ha subordinado a ella, sin reserva, y desde un principio rehúsa cualquier desviación en la lucha con Satán en el desierto. ¿Cómo procederá Jesús?

28 Entonces le dijo Jesús: ¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas. Y desde aquel momento quedó sana su hija.

A pesar de todo Jesús socorre. Todo lo precedente hablaba en contra. Pero ahora se indica el motivo: tu fe es grande. Dios ayuda a quien cree así, con perseverancia y tenacidad, sin desfallecer ni darse por vencido precipitadamente, con la firme convicción de que sólo hay uno que pueda ayudar. El ruego de la mujer es atendido y la hija queda curada desde esta hora. Jesús no socorre a la mujer porque sea pagana, sino porque tiene una gran fe. Se mantiene el orden, no se sobrepasan los límites del encargo. Pero ha brillado una esperanza. En ella ya aparece un nuevo Israel, cuyo fundamento es esta fe. Así sucedió con el centurión (8,10.13), así sucede aquí con esta mujer. Así como Dios puede sacar de las piedras hijos de Abraham, así formará con estos creyentes un nuevo Israel. La salvación todavía no llega a los gentiles. Jesús permanece y actúa en Israel, y parte a sus hijos el pan. Pero acá y allá, en casos particulares se hace patente algo nuevo, el tiempo futuro, en el cual Dios perfeccionará el orden de la salvación, que ha estado en vigor hasta ahora. Todos los pueblos de la tierra deben recibir toda la salvación, incólume y pródigamente.

h) Curación de muchos enfermos (Mt/15/29-31).

29 Jesús partió de allí y se fue a las orillas del mar de Galilea, subió al monte y se quedó sentado allí. 30 Y se acercaron a él grandes muchedumbres, llevando consigo cojos, mancos, ciegos, mudos y otros muchos enfermos, y los tendieron a sus pies. Y él los curó; 31 de suerte que el pueblo quedó asombrado cuando vio a los mudos hablar, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaron al Dios de Israel.

La ruta del viaje a pie apunta directamente a Galilea, al lago de Genesaret; según san Mateo, se trata sólo de una breve excursión en territorio pagano. Jesús se sienta en el monte. Se nos recuerda el otro monte en que se publicó la doctrina de la nueva justicia (5,1). En el monte siempre suceden cosas trascendentales. El monte está cerca de Dios, desde el monte habla y obra el Mesías, como en otro tiempo Moisés. Ahora acuden a él las multitudes, todos los enfermos y achacosos, ciegos, cojos, mancos. Es una escena de la gran misericordia que desciende sobre los hijos de Israel. Jesús en realidad continúa partiendo el pan a "los hijos". Ellos también dan la respuesta esperada con la glorificación: "Y glorificaron al Dios de Israel." Parece el cumplimiento de la visión de Ezequiel: el único pastor y el único rebaño, que estaba disperso, y se ha congregado y unido en la confesión del Dios de Israel. Esta breve escena sirve de introducción a la siguiente. Ya se informó de una prodigiosa multiplicación de panes (14,13-21), ahora se cuenta una segunda mutiplicación. La segunda será una manifestación todavía mayor del poder y de la misericordia de Dios. Jesús está sentado en el monte, enaltecido sobre el pueblo. Ha curado a todos los enfermos y por tanto ya ha repartido el primer don de Dios. Ha escuchado la glorificación que brotó de corazones agradecidos. Todo parece que esté bien y pacificado, una alegría festiva reina en la asamblea, cuyo centro es el verdadero pastor.

i) Segunda multiplicación de panes (Mt/15/32-39) (*).

32 Luego Jesús reunió junto a sí a sus discípulos y les dijo: Me da compasión del pueblo, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer; pero no quiero despedirlos sin que tomen algo, para que no desfallezcan en el camino. 33 Los discípulos le dicen: ¿Cómo procurarnos en un despoblado tantos panes para saciar a todo este pueblo? 34 Y Jesús les pregunta: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: Siete, y unos pocos peces. 35 Y mandó al pueblo sentarse en el suelo.

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(*) Sorprende que el evangelista informe sobre un segundo milagro de panes. San Mateo ya lo ha encontrado así en san Marcos (Mar_6:30-44; Mar_8:1-9). San Lucas sólo había retransmitido el primer milagro (Luk_9:10-17). Los relatos reproducen, en lo esencial, los mismos sucesos, pero se diferencian entre sí en pormenores. El milagro que en los dos primeros evangelistas se refiere en segundo lugar, es mas breve y tiene menos colorido, pero encarece el carácter prodigioso. Es muy natural que se pregunte si aquí no hay dobles relatos del mismo acontecimiento. Son muchas las razones en favor de esta solución. Entonces san Marcos también los habría encontrado y no los hubiera interpretado como descripciones del mismo suceso, sino de dos sucesos distintos.

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Esta vez la iniciativa procede únicamente de Jesús. Congrega a los discípulos, no son los discípulos quienes se acercan a él. Luego les dice: "Me da compasión del pueblo", no son los discípulos quienes le llaman la atención sobre la necesidad, como ocurrió en el primer caso. Jesús pregunta qué hay para comer y manda al pueblo sentarse. Ya hace tres días que la gente está con él sin cansarse. Nadie atiende al tiempo, que parece estar inmóvil. El pastor y el pueblo están unidos y sólo tienen el deseo de quedarse y simplemente estar allí. Los enfermos han sanado, y la glorificación ha brotado del pueblo. Dios vuelve a habitar en el corazón de los suyos. El estado de ánimo en la segunda multiplicación de los panes es distinto del que hubo en la primera. Se piensa en las grandes promesas como ésta: "Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" (Jer_31:33c).

36 Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los iba dando a los discípulos, y los discípulos al pueblo. 37 Comieron todos hasta quedar saciados, y de los trozos sobrantes recogieron siete cestos llenos. 38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños. 39 Y cuando despidió a las muchedumbres, subió a la barca y se fue a la región de Magadán.

Luego se sigue el mismo ceremonial que la primera vez. Jesús toma los panes y los peces, dice la acción de gracias, los parte y los da a los discípulos para que los repartan entre el pueblo. También esta vez se recogen los restos y se hace constar el número de los que habían comido. La primera vez cinco mil hombres, la segunda vez cuatro mil, sin contar las mujeres y los niños. En Israel se contaban los hombres como cabezas de familia. El elevado número no sólo debe dar una idea de la magnitud del milagro, sino que también debe decir que el pueblo aquí realmente estaba reunido y fue alimentado. Naturalmente no todo Israel, pero sí una parte tan importante de él, que puede ser considerado como representación de Israel. Los israelitas fueron conducidos como "pueblo" a través del desierto a la tierra anhelada. Este recuerdo, que brota en los corazones, se proyecta, al mismo tiempo, como imagen del tiempo futuro. Así Dios cuidará de su pueblo, si éste vuelve a ser muy devoto de Dios. En él no hay ninguna indigencia, sino superabundancia. Dios cura las enfermedades y satisface el hambre. Es un Dios que es amigo de los hombres. Jesús ha triunfado sobre las verdaderas enfermedades del cuerpo y ha satisfecho el hambre corporal. No demos una interpretación espiritual a estos milagros. Dios también ve al hombre en su indigencia corporal y con un dolor más intenso que el que sentimos unos por otros. Dios quiere que todos los hombres estén saciados y sanos. En el reino de Dios no se dirige solamente la atención a los valores espirituales y a las actitudes internas. Eso no lo pueden olvidar los discípulos, si de mil modos distintos ven la penuria de su prójimo, que pasa hambre y frío y carece de lo necesario para vivir. Todo el hombre debe estar preparado para la liberación y llegar al banquete celestial. En la primera multiplicación de panes Jesús desembarcó, alimentó al pueblo y subió al monte para orar. Ahora Jesús viene del monte, despide al pueblo después de la milagrosa distribución y sube a la barca para pasar a la otra orilla. Aún no ha llegado el tiempo de la estabilidad. También Jesús está entre los suyos como de paso. Hay horas sublimes, en las que el simple hecho de estar juntos, la dichosa permanencia en la posesión ya es mantenida como un gusto anticipado. Así fueron estos tres días. Pero ahora prosigue la ruta, el Mesías ha recibido la orden de ir a todas partes, para que a todos se haga extensivo c] mensaje. "Vámonos a otra parte, a las aldeas vecinas, para predicar también en ellas, pues para eso he venido" (Mar_1:38). Jesús es un peregrino entre los peregrinos.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y respondiendo Pedro, le dijo: "explícanos esa parábola". Y dijo Jesús: "¿aun también vosotros sois sin entendimiento? ¿No comprendéis que toda cosa que entra en la boca, va al vientre, y es echado en un lugar secreto? Mas lo que sale de la boca, del corazón sale, y esto ensucia al hombre. Porque del corazón salen los pensamientos malos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. Estas cosas son las que ensucian al hombre. Mas el comer con las manos sin lavar, no ensucia al hombre". (vv. 15-20)

Remigio
Tenía el Señor la costumbre de hablar por parábolas y por esta razón, después de haberlo escuchado Pedro, creyendo que las palabras: "No ensucia al hombre lo que entra en la boca" (Mat_15:11), era una parábola, preguntó al Señor de esta manera: "Explícanos esa parábola". Y como había hecho la pregunta en nombre de los demás, de ahí que el Señor lo reprendiera a él y a los demás. Por eso sigue: "¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?"

San Jerónimo
El Señor reprende a Pedro porque éste creyó que era una parábola lo que El dijo con toda claridad. De donde se deduce que el oyente que quiere entender con claridad lo que es oscuro o tratar como oscuro lo que es claro, es un necio.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 51,4
Lo reprende el Señor, no porque su pregunta se apoyase en alguna duda, sino en el escándalo de los fariseos. Las gentes no comprendieron lo que les había dicho y los discípulos se escandalizaron. De aquí el que le preguntaran como de parte de los fariseos, y el que al oír cosas tan elevadas como: "Toda planta que no plantare mi Padre celestial, será arrancada de raíz" (Mat_15:13) fueran reprendidos. Pero Pedro, que era fogoso, no se calla tan fácilmente y por eso el Señor lo reprende y le dice el motivo de su reprensión en estos términos: "¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en un lugar secreto?".

San Jerónimo
Algunos han calumniado al Señor por este pasaje, diciendo que El no conocía las leyes físicas de nuestro cuerpo puesto que dice que los alimentos caen en el vientre y luego para la digestión pasan a un lugar secreto, siendo así que una vez deglutidos los alimentos, se distribuyen en todos los miembros, en las venas, en los nervios y hasta en la médula de los huesos. Pero este reparo no tiene fundamento, porque los alimentos después de la digestión se transforman en un humor ligero, en una substancia líquida y esta sustancia que corre por las venas y los miembros es lanzada por ciertos resortes secretos -que los griegos llaman poros- a las partes inferiores del cuerpo y después caen en lugares secretos.

San Agustín, de vera religione, 40
Después que los alimentos han sido disueltos, esto es, han perdido su forma, pasan a formar el cuerpo y disueltos toman una forma conveniente y renuevan los tejidos. Un movimiento propio de la vida distingue en cierto modo unos de otros y toma para levantar el edificio visible del cuerpo los que conducen a este fin. Mas los que no sirven para este objeto, son lanzados por ciertas vías a propósito. Parte de ellos, los más gruesos, vuelven a la tierra a fin de transformarse de nuevo. Otra parte es exhalada del cuerpo y otra recibe las cantidades ocultas de todo el animal y sirve para la generación.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 51,4
Y al decir el Señor estas cosas a sus discípulos, les responde aún según la enfermedad de los judíos. Porque les dice que el alimento sale y no queda. Y aunque permaneciera, no ensuciaría el cuerpo. Pero ellos no podían comprender esto. Por eso Moisés les había dicho que se considerase como impuro todo el tiempo en que permanecían dentro los alimentos y les manda lavarse por la tarde, por ser éste el tiempo que media entre la digestión y la expulsión de los alimentos.

San Agustín, de Trinitate, 15,10
El Señor ha dado a entender dos cosas diferentes bajo el nombre de boca: el cuerpo y el corazón. Porque el decir: "Que lo que entra en la boca, etc." significa el cuerpo y en las palabras: "Mas lo que sale de la boca sale del corazón y esto ensucia al hombre", habla del corazón.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 51,4
Lo que está dentro del corazón permanece en el hombre y no sólo lo que queda, sino lo que sale del hombre puede ensuciarlo, y mucho más lo que sale. Por eso añade: "Del corazón salen los pensamientos malos, etcétera". Y pone en primer lugar los pensamientos malos, por el vicio que tenían los judíos de tender lazos al Señor.

San Jerónimo
Lo que hay de principal en el alma del hombre no lo coloca Cristo en el cerebro como Platón, sino en el corazón y según esta opinión, son reprensibles los que opinan que todos los pensamientos son resultado de las sugestiones del demonio y no de la propia voluntad del hombre. El demonio puede ayudar, incitar o enardecer los malos pensamientos, pero no puede ser el autor de ellos. Porque si desde sus emboscadas inflama con su aliento la llama ligera de nuestros pensamientos, no debemos concluir de esto que él penetra en las profundidades del corazón; sino que él, por las posturas y movimientos del cuerpo, conjetura lo que pasa en el interior. Así, por ejemplo, si ve que nosotros miramos con interés e insistencia el rostro bello de una mujer, comprende por nuestros ojos, que nuestro corazón se halla herido por las flechas del amor.

Glosa
De los pensamientos malos provienen también las acciones malas y las palabras malas prohibidas por la ley. Por eso añade: "Los homicidios", que están prohibidos por el precepto "No matarás" (Éxo_20:13); los adulterios y fornicaciones, que también lo están por este otro precepto: "No fornicarás" (Éxo_20:14); los hurtos, por: "No hurtarás" (Éxo_20:15); los falsos testimonios por: "No levantarás falsos testimonios contra el prójimo" (Éxo_20:16); las blasfemias por: "No tomarás el nombre de tu Dios en vano" (Éxo_20:7).

Remigio
El Señor, después de nombrar los vicios prohibidos por la ley divina, añade con oportunidad: "Esto es lo que ensucia al hombre", es decir, lo vuelve inmundo e impuro.

Glosa
Y como la perversidad de los judíos que preferían sus tradiciones a los preceptos divinos había dado origen a estas palabras del Señor, de ahí que el Señor concluya con las siguientes palabras para demostrarles la inconveniencia de esas tradiciones: "Mas el comer con las manos sin lavar, no ensucia al hombre".

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 51,4
Mas el Señor no dijo que no ensucia al hombre el comer manjares prohibidos por la ley, a fin de que no pudieran contradecirlo, sino que concluye con aquello mismo sobre que versaba la cuestión.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XV.

3 Christ reprooueth the Scribes, and Pharisees, for transgressing Gods Commaundements through their owne traditions: 11 teacheth how that which goeth into the mouth, doeth not defile a man. 21 He healeth the daughter of the woman of Canaan, 30 and other great multitudes: 32 and with seuen loaues and a few little fishes feedeth foure thousand men, beside women and children.
1 Then [ Mark.7.1.] came to Iesus Scribes and Pharisees, which were of Hierusalem, saying,
2 Why do thy disciples transgresse the tradition of the Elders? for they wash not their handes when they eat bread.
3 But hee answered, and said vnto them, Why doe you also transgresse the Commandement of God by your tradition?
4 For God commaunded, saying, [ Exo_20:12; Deu_5:16.] Honour thy father and mother: And [ Exo_21:17; Lev_20:9; Pro_20:20.] hee that curseth father or mother, let him die the death.
5 But yee say, Whosoeuer shall say to his father or his mother, [ Mar_7:11-12.] It is a gift by whatsoeuer thou mightest bee profited by me,
6 And honour not his father or his mother, hee shall be free. Thus haue yee made the Commaundement of God of none effect by your tradition.
7 Yee hypocrites, well did Esaias prophecie of you, saying,
8 [ Isa_29:14.] This people draweth nigh vnto mee with their mouth, and honoureth mee with their lips: but their heart is farre from me.
9 But in vaine they do worship me, teaching for doctrines, the commandements of men.
10 [ Mar_7:14.] And he called the multitude, and said vnto them, Heare and vnderstand.
11 Not that which goeth into the mouth defileth a man: but that which

[What defileth.]

commeth out of the mouth, this defileth a man.
12 Then came his disciples, and said vnto him, Knowest thou that the Pharisees were offended after they heard this saying?
13 But he answered and said, [ Joh_15:2 .] Euery plant which my heauenly father hath not planted, shalbe rooted vp.
14 Let them alone: [ Luk_6:39 .] they be blinde leaders of the blinde. And if the blinde lead the blinde, both shall fall into the ditch.
15 [ Mar_7:17 .] Then answered Peter, and said vnto him, Declare vnto vs this parable.
16 And Iesus said, Are yee also yet without vnderstanding?
17 Doe not yee yet vnderstand, that whatsoeuer entreth in at the mouth, goeth into the belly, and is cast out into the draught?
18 But those things which proceed out of the mouth, come forth from the heart, and they defile the man.
19 [ Gen_6:5 ; Gen_8:21 .] For out of the heart proceed euill thoughts, murders, adulteries, fornications, thefts, false witnes, blasphemies.
20 These are the things which defile a man: But to eate with vnwashen hands, defileth not a man.
21 [ Mar_7:24 .] Then Iesus went thence, and departed into the coastes of Tyre and Sidon.
22 And behold, a woman of Canaan came out of the same coasts, & cried vnto him, saying, Haue mercy on me, O Lord, thou sonne of Dauid, my daughter is grieuously vexed with a deuill.
23 But he answered her not a word. And his disciples came, and besought him, saying, Send her away, for she cryeth after vs.
24 But he answered, and said, [ Mat_10:6 .] I am not sent, but vnto the lost sheepe of the house of Israel.
25 Then came she, and worshipped him, saying, Lord, helpe me.
26 But he answered, and said, It is not meete to take the childrens bread, and to cast it to dogs.
27 And she said, Trueth Lord: yet the dogs eat of the crummes which fall from their masters table.
28 Then Iesus answered, and said vnto her, O woman, great is thy faith: be it vnto thee euen as thou wilt. And her daughter was made whole from that very houre.

[A multitude fed.]

29 [ Mar_7:31 .] And Iesus departed fro thence, and came nigh vnto the sea of Galile, and went vp into a mountaine, and sate downe there.
30 [ Isa_35:5 .] And great multitudes came vnto him, hauing with them those that were lame, blinde, dumbe, maimed, and many others, and cast them downe at Iesus feet, and he healed them:
31 Insomuch that the multitude wondred, when they saw the dumbe to speake, the maimed to be whole, the lame to walke, and the blind to see: and they glorified the God of Israel.
32 [ Mar_8:1 .] Then Iesus called his disciples vnto him, and said, I haue compassion on the multitude, because they continue with me now three dayes, and haue nothing to eate: and I will not send them away fasting, lest they faint in the way.
33 And his disciples say vnto him, Whence should we haue so much bread in the wildernesse, as to fill so great a multitude?
34 And Iesus saith vnto them, How many loaues haue yee? And they said, Seuen, and a few little fishes.
35 And hee commaunded the multitude to sit downe on the ground.
36 And he tooke the seuen loaues and the fishes, and gaue thankes, and brake them, and gaue to his disciples, and the disciples to the multitude.
37 And they did all eate, and were filled: and they tooke vp of the broken meate that was left, seuen baskets full.
38 And they that did eat, were foure thousand men, beside women and children.
39 And he sent away the multitude, and tooke ship, and came into the coasts of Magdala.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



99 (F) Jesús y la tradición farisea sobre la pureza y los votos (15,1-20). Cf. Mc 7,1-23. Mateo ha reelaborado, sutil y cuidadosa(-)mente, el texto marcano en este punto, para dejar claro que, no obstante la ruptura de Je(-)sús (y de la Iglesia de Mateo) con la halaká fa(-)risea, tanto él (como su Iglesia) seguían sien(-)do fieles a la Torá a la hora de interpretar su comportamiento (cf. comentario sobre 5,17-20). Mateo lo ha realizado suprimiendo dos oraciones marcanas: 7,18, «no puede man(-)charlo», y la anacrónica glosa de 7,19b: «Así declaraba puros todos los alimentos». El Jesús histórico no abolió claramente la ley ritual co(-)mo tal, pues de otro modo serían incompren(-)sibles las luchas que hubo en la Iglesia primi(-)tiva según nos informan Gál 2 y Hch 10 y 15. Mateo añadió también en 15,20b la frase «co(-)mer sin lavarse las manos no mancha a na(-)die». De este modo centra la atención del lec(-)tor en dos puntos de la práctica típicamente farisea que no se hallaban en la ley escrita, el lavatorio de manos y los votos del korban, al tiempo que lo distancia de las conflictivas le(-)yes dietéticas kosher que sí se encontraban en la ley. Mateo retiene el dicho radical del v. 11, pero intenta limitar su aplicación de tal forma que se convierta en una cuestión moral que no socave la ley. Puede haber también una alu(-)sión al mandamiento de amar a Dios (Dt 6,5) con el corazón (v. 18), el alma (vv. 13.¿14?) y la riqueza (v. 5), como luz guía de toda obser(-)vancia de la ley. 2. la tradición de los mayores: Los fariseos creían que su tradición o ley oral procedía del Sinaí, es decir, de Dios (mAbot 1,1). Sobre Jesús como receptor de la tradi(-)ción divina, véase 11,27. La legislación rabínica fundamental sobre el lavatorio de manos se encuentra en mYad. 3. el mandamiento de Dios: Jesús hace una distinción fundamental entre la Torá y la tradición farisea. 4. Cf. Éx 20,12; Dt 5,16; Éx 21,17; Lv 20,9. 5. El tratado mNed. presenta los votos del qorban; cf. tam(-)bién J. A. Fitzmyer, ESBNT 93-100. 8-9. Cf. Is 29,13. 11. lo que sale: Las leyes dietéticas ko(-)sher son menos importantes que la conducta moral y la palabra. Añadiendo la palabra «bo(-)ca» dos veces a la fuente marcana, Mateo li(-)mita el alcance del dicho. 13. toda planta: Es(-)te dicho y el v. 14 son un añadido redaccional de Mateo (cf. Lc 6,39); insiste en que ya no de(-)be seguirse más a los fariseos. 19. malos pen(-)samientos: Mateo, a diferencia de Marcos, li(-)mita la lista bíblica de los vicios. Notemos que toda la perícopa se estructura atendiendo a los destinarios: escribas (vv. 1-9), gente (vv. 10-11) , discípulos (vv. 12-14), Pedro (vv. 15-20).
(Neusner, J., The Idea of Purity in Ancient Ju(-)daism [Leiden 1973].)

100 (G) La fe de la mujer cananea (15,21-28). Cf. Mc 7,24-30. Mateo desplaza el foco desde el milagro para centrarse en el diá(-)logo. 22. una mujer cananea: Mateo elige este nombre bíblico arcaico en lugar del contem(-)poráneo marcano «sirofenicia» para recordar(-)nos 1,5. La mujer está doblemente marginada: está sola en un mundo de hombres; es gentil y, por consiguiente, impura, una «menstruante desde la cuna» (mNid. 4,1; cf. Mt 15,1-20). Hi(-)jo de David: Véase el comentario sobre 9,27. 23. no le respondió: El extraño silencio de Je(-)sús se explica en el siguiente versículo: no de(-)sea excederse en su misión divina. 24. sólo a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Cf. 10,6. Esta afirmación refleja el programa del Jesús histórico: con su misión quería reunir a todo Israel para los acontecimientos del tiempo fi(-)nal; pero cf. 28,19. 26. a los perros: Mateo mantiene el áspero dicho de Marcos, pero sin la suavización de la frase «deja primero que se sacien los hijos», que incluye una perspectiva histórico-salvífica: primero los judíos, después los gentiles (Rom 1,16). 27. también los perros: La mujer es rápida en captar la imagen que Je(-)sús utiliza en su repuesta y manipularla a su favor, pero sin arrogancia. Su intensa humil(-)dad lo vence en el debate. 28. tu fe es grande: Jesús es generoso en su alabanza (únicamente se dice de ella que tiene una «gran fe») y en su poder curativo. En el nivel redaccional oímos dos voces procedentes de la comunidad de Mateo, una particularista y otra universalista.
(cf. A. Dermience, ETL 58 [1982] 25-49).

101 (H) La curación de mucha gente (15,29-31). Cf. Mc 7,31-37. Se trata de otro su(-)mario de curaciones (cf. 14,34-36). 29. subió a la montaña y se sentó: Evoca 5,1. Jesús cura va(-)rios tipos de enfermos, pero no se menciona la sordera; cf. Mc 7,32-36, donde Jesús cura a un sordomudo. Los tipos de enfermos evocan Is35,5-6; 29,18-19. 31. alababan al Dios de Israel: Ésta es la conclusión de Mateo, tal vez in(-)fluenciada por Is 29,23. La gente curada es po(-)siblemente gentil, así que mediante el ministe(-)rio de Jesús entran a formar parte del Israel reunificado. Se trata de la misma gente que se(-)rá alimentada en la siguiente perícopa.

102 (I) La alimentación de cuatro mil (15,32-39). Cf. Mc 8,1-10. Aunque es un du(-)plicado de 14,13-21, la configuración de los detalles lo convierten en un relato sobre la ali(-)mentación de los gentiles. 32. llamó a sus dis(-)cípulos: El acontecimiento está motivado por la compasión de Jesús, pues es él quien toma la iniciativa. 33. pan en el desierto: Esta frase es una reminiscencia de la alimentación de los israelitas con el maná (Éx 16,4-12). 36. dio gracias: El participio eucharistesas remite a la eucaristía. 37. siete cestos: El número evoca las ciudades de Canaán (Hch 13,19) y los siete diáconos helenistas (Hch 6,5; 21,8); en defini(-)tiva, son gentiles incorporados a la totalidad de Israel. 38. sin contar mujeres y niños: Mateo añade esta frase, que dota al acontecimiento de gran significado social; véase el comentario sobre 14,21. 39. Magadán: Lugar desconocido.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La limpieza y la santidad (ver Mar. 7:1-23; cf. Luc. 11:37-41; 6:39). La oposición nunca estaba muy lejos. Nuevamente (como en 9:3, 11, 34; 12:2, 14, 24, 38) el problema surgió de los fariseos y los escribas, pero esta vez tiene un agregado siniestro: habían venido de Jerusalén. Esta podría haber sido una delegación oficial enviada para investigar a este maestro controversial que no pertenecía al clero rabínico. Será cada vez más claro desde ahora en adelante que es de Jerusalén que Jesús debe esperar problemas (16:21; 20:18, etc.).

El lavar las manos cuando comen pan no era sólo un asunto de higiene, sino un deber religioso. La ley del AT no tenía tal mandamiento, excepto para los sacerdotes cuando realizaban sus tareas de culto (Exo. 30:17-21). La tradición farisaica, sin embargo, había adaptado el principio a la vida diaria, y se esperaba que Jesús, como líder religioso, impusiera la pureza ritual entre sus discípulos.

La contestación de Jesús a tales cargos aparece en los vv. 10, 11. Primero, lanzó un contraataque a la actitud de ellos referente a la autoridad religiosa. Al insistir en su tradición ellos en efecto hacían a un lado el mandamiento de Dios. Jesús trazó una marcada distinción entre la ley del AT (la palabra de Dios; v. 6) y todas las normas y reglas humanas, y al citar Isa. 29:13 indica que una religión basada en esto último es vacía y no agrada a Dios.

Para ilustrar este punto él se refirió a la manera que el principio del AT del respeto por los padres (Exo. 20:12; 21:17) estaba siendo socavado por las legislaciones rabínicas que permitían al hombre retener su propiedad fuera del alcance de sus padres al dedicarla nominalmente a Dios (mientras que en la práctica la retenía para su propio uso). Por medio de este fraude piadoso, la provisión del AT para los juramentos era torcida cínicamente para realizar un propósito que infringía uno de los mandamientos más básicos de la ley. (¡Nótese que el quinto mandamiento se presenta como lo dicho por Dios, no solamente como la ley de Moisés!)

Jesús luego fue más allá de meramente defender la ley del AT. Al volver al asunto específico de lo limpio y lo sucio en el v. 11, estableció un principio radical que, a la larga, condujo a sus seguidores a abandonar del todo las leyes del alimento según el AT. El declaró que lo sucio no se transmite por lo que se come, sino que proviene de adentro. Esta fue la lección que a Pedro le fue tan difícil aprender (Hech. 10:9-15), pero hasta que se aprendiera, las leyes de la comida de Israel impedirían a la iglesia dar la bienvenida a los no judíos sobre términos iguales. Mateo no detalla estas implicaciones aquí (aunque Marcos sí; Mar. 7:19), pero el principio es bastante claro, y en los vv. 17-20 lo explican con mayor claridad.

Esto iba directamente en contra del sentido de prioridades religiosas de los fariseos. Jesús, sin embargo, no se disculpaba por esto, y francamente empeoró las cosas relegando a los fariseos a la posición de una planta que no fue plantada por Dios, y que debía ser arrancada como maleza, y como guías ciegos cuyo celo mal dirigido resultaría en desastre para ellos mismos y para todos aquellos que dependían de ellos. Este lenguaje fuerte refleja no tanto animosidad personal como un repudio total del sistema de religión que enfatizaba lo externo e ignoraba lo que era una persona en verdad.

Aquí encontramos una inconsecuencia innegable que empieza por acusar a los opositores de Jesús de socavar la ley de Dios, y luego sigue repudiando el principio de lo sucio sobre el cual parte de la ley se basaba. Pero aquí, como en el cap. 5, a Jesús le interesaba menos el nivel superficial de la ley que su principio esencial: si la pureza externa importa, cuánto más vale la interna. Al fin, este enfoque dejaría sin valor práctico esas leyes particulares en la nueva comunidad del pueblo de Dios formado por gentiles al igual que judíos. Para ese momento, sin embargo, se aplicaba el principio sólo al asunto del lavado de las manos, cosa que no formaba parte de la ley del AT (20).

Notas. 15 Aquí parábola se usa en un sentido más amplio de un dicho oscuro, requiriendo interpretación. 16 La expresión carecéis de entendimiento es, lit., no comprendiendo; cf. el énfasis en la necesidad de comprender las parábolas en 13:13-15, 19, 23. Nuevamente, los discípulos recibieron una explicación privada de un dicho que quedó sin interpretar ante la multitud.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sobre la tradición - Sobre la verdadera pureza. (Véase el comentario a Mar_7:1-13 y 7,14-23). Desde Jerusalén, los fariseos interrogan a Jesús sobre su libertad y la de sus discípulos frente a las tradiciones, cuya interpretación abusiva ellos habían convertido en ley. En este caso se trata del rito de lavarse las manos antes de comer.
Jesús convierte el interrogatorio en controversia y la aprovecha para exponer con claridad desafiante su enseñanza. En la época de Jesús, el pecado se reducía a las simples transgresiones higiénicas, alimentarias y étnicas. Primero, les responde con otra pregunta que desenmascara la aberración a que habían llegado en su manipulación de una ley tan fundamental del decálogo como es la de proveer sustento al padre y a la madre. Sin esperar a la reacción de sus contrincantes, lanza contra ellos el anatema del profeta (Isa_29:13), que es una condena contra todo culto falso y farisaico, contra todas las tradiciones esclavizantes que matan el espíritu hasta del mandamiento más sagrado.
A continuación, y dirigiéndose ya a la multitud (10s), vuelve a la pregunta inicial de los fariseos y expone su nueva enseñanza con la comparación sobre lo que de verdad contamina o no a la persona. Los fariseos están escandalizados, los discípulos no saben a qué atenerse y nosotros, quizás, no acabamos de comprender hasta qué grado de perversión había llegado aquella sociedad en manos de sus dirigentes políticos y religiosos. Jesús llamó «guías ciegos» a los líderes oficiales del pueblo (14s). Pero la ceguera es tanto de los líderes como del pueblo. Caminan juntos, como dos ciegos, sin que el uno pueda ayudar al otro.
En el fondo, todas aquellas tradiciones de pureza legal no tenían otro objetivo que el de preservar la identidad del pueblo judío como pueblo elegido por Dios frente a los demás pueblos. Y esto es, en realidad, lo que ataca Jesús yendo a la raíz de lo que hace a la persona pura o impura, digna o indigna ante Dios: lo que sale de su corazón y se traduce en sus acciones, no la clase de alimento que entra por la boca.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Se trata de una de las tantas tradiciones religiosas que los escribas y fariseos observaban escrupulosamente, atribuyéndoles la misma importancia que a la Ley de Dios. Las manos sin lavar debían considerarse impuras, y su impureza se comunicaba luego a los alimentos y a las personas que los comían.

4. Exo_20:12; Deu_5:16; Exo_21:17; Lev_20:9.

5-6. Cuando alguien consagraba una cosa al Templo, nadie tenía derecho a reclamarla. Los fariseos se valían de esto para librarse del deber de ayudar a sus padres, haciendo voto de consagrar al Templo los bienes con que debían sostenerlos, y luego dilataban indefinidamente la entrega de los mismos.

8-9. Isa_29:13.

21-22. Los habitantes de Fenicia, donde se encontraban "Tiro" y "Sidón", eran llamados "cananeos".

26. Los "hijos" son los israelitas y los "cachorros", los paganos. El anuncio de la salvación estaba dirigido, en primer lugar, a los judíos, que eran depositarios de las promesas de Dios. Pero después de la venida del Espíritu Santo, la Buena Noticia del Reino tenía que ser predicada a todas las naciones, de acuerdo con la orden recibida del Señor. Ver 28. 19; Hec_13:46-47.

39. "Magadán" era una localidad próxima al mar de Galilea. En Mar_8:10 se la llama Dalmanuta.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Los dos primeros evangelios (cfr nota a Mc 7,1-23) narran este episodio que tanta trascendencia tuvo en la conducta de los primeros cristianos con relación a las leyes de los fariseos. Cristo explica palmariamente que en muchos casos las tradiciones de los fariseos han llegado a «anular» (v. 6) el mandato de Dios; por tanto, en esos casos no deben seguirse (v. 14). El pasaje recuerda la sexta bienaventuranza (cfr 5,8) que invita a la limpieza de corazón para ver a Dios: «Los corazones limpios designan a los que han ajustado su inteligencia y su voluntad a las exigencias de la santidad de Dios, principalmente en tres dominios: la caridad, la castidad o rectitud sexual, el amor de la verdad y la ortodoxia de la fe» (CCE 2518).


Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Mat 13:36; Mar 4:10; Luc 8:9.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 15.2 Cf. 2 R 4.43-44.

[2] 15.4 Lc 11.38.

[3] 15.4 Ex 20.12; Dt 5.16.

[4] 15.8-9 Ex 21.17; Lv 20.9

[5] 15.22 Is 29.13 (gr.).

[6] 15.23 Cananea: originaria de la provincia romana de Siria, llamada antiguamente Canaán.

[7] 15.31 Cf. Mt 10.5-6.

Torres Amat (1825)



[7] Is 29, 13.

[9] Que son contrarios a la santidad de mi ley o son inútiles para su salvación.

[26] Habla Jesús según el modo con que los judíos despreciaban a los gentiles.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

ταύτην NA28 RP ] – WH Treg