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Mas él les respondió: «Al atardecer decís: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego”, (Mateo 16, 2) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 16.

Petición de los fariseos de una señal del Cielo, 16:1-4 (Mar_8:11-13).
1 Se le acercaron fariseos y saduceos para tentarle, y le rogaron que les mostrara una señal del cielo. 2 El, respondiendo, les dijo: Por la tarde decís: Buen tiempo, si el cielo está arrebolado. 3 Y a la mañana: Hoy habrá tempestad, si en el cielo hay arreboles oscuros. Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos. 4 La generación mala y adúltera busca una señal, mas no se le dará sino la señal de Jonas. Y, dejándolos, se fue.

Este pasaje es, fundamentalmente, un duplicado del mismo Mt (Mar_12:38-42). Aunque derivado literariamente, por razón de otras fuentes, a otro aspecto que fundamentalmente es el mismo: Cristo Mesías presente. Ante el rechazo de Cristo en los relatos anteriores se le pide un nuevo signo.
El complot de los fariseos contra Cristo l sigue en aumento. Ahora se unen a sus enemigos mortales, los saduceos, para perder a Cristo, para insidiosamente tentarle. Determinado de antes perderle, ahora buscan un signo especial, un milagro celeste.
Ellos admitían sus prodigios, pero lo atribuían a poder de Beel-zebul, príncipe de los demonios (Mat_12:24). Como insidia, buscan comprometerle, al hacerle fracasar con un prodigio de este tipo. No llegan a la pretensión de ciertos grupos de gentes que en San Juan le piden un signo mayor que la multiplicación de los panes, al exigir Cristo la entrega a El (Jua_6:30).
Era creencia popular en Israel que el Mesías haría prodigios sorprendentes, v.gr., que, cual otro Moisés, prodigase una lluvia de maná 2, que cambiaría el agua en sangre, que conocería por su olfato cualquier cosa, etc. 3 Por eso, en este ambiente de convencionalismo le piden astutamente una señal del cielo. No les vale un prodigio cualquiera al alcance de la mano; ha de ser una señal que no estaría al alcance de sus manos, v.gr., una lluvia de maná, un fenómeno al estilo de Josué, pero venido del cielo.
La respuesta de Cristo no es una capitulación a un capricho insidioso, pero sí es una ironía celeste tomada de los signos de los tiempos. Es la experiencia cotidiana meteorológica según esté el color del cielo. El Talmud está lleno de normas para indicar a los labradores palestinos las señales climatológicas 4. Jesús les cita lo que debía de ser para ellos un proverbio 5. El v.2b y el 3 faltan en importantes manuscritos, v.gr., el Sinaítico y Vaticano.
Estas gentes que saben distinguir el aspecto del cielo no pasan de ser meteorólogos. ¡Pero no disciernen los signos de los tiempos mesiánicos, ellos, tan versados en las Escrituras! Ya no estaba el cetro en manos de Judá. La expectación mesiánica era universal. El Bautista, con su valor profético, anunciaba tras él al Mesías. Los milagros acompañaban por doquier a Cristo. Pero ellos no discernían, no querían discernir, los signos de los tiempos mesiánicos, entre ellos especialmente los milagros de Jesús (Mat_11:2-5; Mat_12:1-28). ¡Entendían de lo que no eran especialistas, y, en su oficio de doctores, no discernían la hora mesiánica en que estaban! Por eso no se les dará ningún prodigio (Mc) de los que piden. Sólo se dará el de Jonas.
Cristo los califica generación mala y adúltera. La expresión de esta generación sobrepasa los interlocutores inmediatos y se refiere a la generación judía 6.
Las otras expresiones mala y adúltera están imbuidas de sentido bíblico: generación mala, pues estaba en la creencia popular que tal sería la generación que recibiera al Mesías 7, y adúltera, en el sentido del A.T., calificativo del pueblo judío, cuando era infiel a la Ley y a Yahvé, que era su esposo. Ambas expresiones orientan marcadamente al mesianismo. Son las calificaciones que el Deuteronomio da a la generación del éxodo (Deu_32:5; Sal_95:10; Hec_2:40). No en vano se esperaba que en los días mesiánicos hubiese en el pueblo una renovación de las experiencias que se leían en el éxodo.
Cristo da un signo, pero no el que ellos piden, ni para cuando ellos lo piden, sino el que está en el plan del Padre, y el supremo signo que da es la señal de Jonas. Como seguramente es un duplicado de Mt, en el anterior pasaje (Mat_12:39-40), esta señal de Jonas es tipológica de Cristo: los tres días que Cristo estuvo en el sepulcro esperando la resurrección. El gran milagro, más sorprendente que los espectaculares e infantiles prodigios rabíni-cos que se esperaban para acreditar al Mesías. ¿Podría pensarse acaso que Cristo sólo respondió que no se daría más que la señal de Jonas y que cada fuente buscó completar su sentido? En este caso, ¿habría que sobrentender el aspecto de arrepentimiento que hubo en Nínive a causa de la predicación de Jonas? Vendría bien en contraste con esta incredulidad farisaica ante la predicación milagrosa de Cristo. En todo caso, esta posibilidad es hipótesis.

El
fermento de los fariseos y saduceos,Mat_16:5-12 (Mar_8:14-21).
5 Yendo los discípulos a la otra ribera, se olvidaron de tomar pan. 6 Jesús les dijo: Ved bien de guardaros del fermento de los fariseos y saduceos. 7 Ellos pensaban entre sí y se decían: Es porque no hemos traído pan. 8 Conociéndolo Jesús, dijo: ¿Que pensamientos son los vuestros, hombres de poca fe? ¿Que no tenéis pan? 9 ¿Aún no habéis entendido ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres, y cuántos canastos recogisteis? 10¿Ni de los siete panes para los cuatro mil hombres, y cuántos canastos recogisteis? 11 ¿Cómo no habéis entendido que no hablaba del pan? Guardaos, os digo, del fermento de los fariseos y saduceos. 12 Entonces cayeron en la cuenta de que no les había dicho que se guardasen del fermento del pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.

Después de abandonar la disputa con aquel grupo de fariseos y saduceos. Cristo se embarca a la otra orilla (Mt), la oriental, pues desembarcará en Betsaida (Mar_8:22). El tema viene sugerido por la tentación de la señal pedida.
Los dos sinópticos destacan que los apóstoles se habían olvidado de llevar con ellos las provisiones necesarias, que Mt lo sintetiza en haberse olvidado de llevar pan, aunque Mc precisa que es que sólo habían llevado consigo un pan. Acaso fue debido a lo imprevisto de aquel viaje.
Jesús les hace esta recomendación inesperada. ¡Atención! Guardaos de la levadura (del fermento) de los fariseos y saduceos (Mt).
Pues así como la levadura hace fermentar la masa (Mat_13:33), lo que también es corromperla (1Co_5:6; Gal_5:9) altera la masa para hacerla a toda fermentar , así era la acción disolvente de los fariseos en las masas. En este sentido también la usaban los rabinos 8. Ya Lc cita estas palabras de Cristo en otro contexto: Guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía (Luc_12:1). Y en otro contexto de Mt, Cristo dice a los fariseos: ¡Ay de vosotros, fariseos, hipócritas., que ni entráis vosotros (en el reino) ni permitís entrar a los que quieren entrar! (Mat_23:13). Con su conducta y con sus doctrinas corrompían la masa de Israel. Son los ciegos guías de otros ciegos, que caerán en la fosa (Mat_15:44). Hasta aquí era ponerlos en guardia contra la enemistad declarada hacia El. Pues tan corruptora era su doctrina y su actitud frente a El, el Mesías, que buscaban destruir su obra: desacreditarle, boicotearle, impedir que el pueblo fuese tras del Mesías, su Salvador.
Ante esta observación de Jesús, los apóstoles no comprenden el propósito por que lo dice. Y lo relacionan, ingenuamente, con su falta de provisiones de pan. Lo cuchicheaban entre ellos (Mc). Aunque Jesús, probablemente, se dio cuenta que rumoreabanMc), Mt presenta el conocimiento sobrenatural de Jesús: ¿Por qué pensáis. dentro de vosotros mismos? (cf. Mat_9:34).
Y recordándoles la doble multiplicación de los panes, les hace ver que no son sus preocupaciones lo que le inquieta milagrosamente lo había solucionado antes, por eso les llama hombres de poca fe , sino que les hablaba del peligro corruptor antimesiánico de los fariseos.
Mc pone de la levadura de los fariseos y Herodes. A la hora de la composición de Mtg, a Herodes, ya desaparecido y olvidado, se lo sustituye por el equivalente enemigo hostil del reino de Cristo, los saduceos.
Los apóstoles aparecen frecuentemente en los evangelios como hombres rudos que no acaban de sacar las consecuencias de los signos de Cristo, de sus milagros. Están demasiado inclinados todavía a las preocupaciones materiales y demasiado despreocupados con una actitud poco propensa a la comprensión espiritual de todo lo que atañe al reino y a la persona de Cristo (Jua_14:9; Hec_1:6, etcétera). La alusión a la multiplicación de los panes era remitirles a la prueba milagrosa de su mesianismo frente al peligro del fermento de moledor antimesiánico de los fariseos 8. Si la segunda multiplicación de los panes es un duplicado, la redacción plural literaria se impone.

La confesión de Pedro en Cesárea,Hec_16:13-20 (Mar_8:27-30; Luc_9:18-21).
13 Viniendo Jesús a los términos de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que Jeremías u otro de los profetas. 15 Y El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? 16 Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 17 Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Yona, porque no es la carne ni la sangre quien eso e ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. 18 Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19 Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20 Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que El era el Mesías.

Los tres sinópticos colocan este episodio encuadrado en otros hechos históricos bastante aproximados. Después de su llegada a Dalmanuta-Magadán, Jesús va a seguir por la Galilea del Norte, para internarse en los dominios de la tetrarquía de Filipo.
Dada la importancia de este pasaje, se va a dividir la exposición en dos partes: 1) exégesis del pasaje; 2) el problema crítico de su autencidad en Mc-Lc.
Jesús, en su ruta por la región de la tetrarquía de Filipo, probablemente siguió el curso del Jordán, atravesándolo, verosímilmente en su curso anterior, junto al pequeño lago Houleh. Es una llanura de singular fertilidad. La capital de esta tetrarquía era Cesárea. Había construido esta ciudad el tetrarca Filipo, dándole el nombre de Cesárea en honor de Augusto. Distaba de Betsaida 40 kilómetros, lo que significa un largo día de camino. Sobre una gran rocosidad de Cesárea, Herodes el Grande había ya levantado un espléndido templo de mármol blanco en honor de Augusto 9. Se ha descrito a los apóstoles allí en medio del camino, mudos de un silencio elocuente, con los ojos fijos en el templo de Augusto, que dominaba sobre la ciudad y la campiña, desde lo alto de la roca. 10 Si estaban en la proximidad de la ciudad, sería muy probable que Jesús hubiese utilizado aquella vista de la roca-templo para exponer la nueva roca sobre la que edificaría su Iglesia. Era el estilo pedagógico de Jesús (Mat_4:18-19).
Evangélicamente, la escena es localizada en el camino (Mc), cuando se dirige Jesús con los suyos a la región y aldeas (Mc) de
Cesárea de Filipo, y en un lugar solitario (Lc), cuando, estando con él los discípulos (Lc), El hacía oración (Lc). Lc gusta destacar la oración de Cristo en otras escenas de su vida: bautismo (Mat_3:21), vocación de los apóstoles (Mat_6:12).

La interrogación y respuesta de Pedro.
Es en este lugar y momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?
Probablemente es un procedimiento redaccional para dejar destacada, por reflexión y contraste, la pregunta y respuesta de ellos11.
El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (Luc_9:7).
Para otros, Jesús era Elias. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elias, que había aparecido (Luc_9:8). Según la estimación popular, Elias no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías 12.
Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (Luc_2:1-12). También en el apócrifo libro IV de Esdras se considera que será enviado como protector del pueblo judío 13. Sin embargo, esta obra es de origen cristiano 14. Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mt ya hizo referencia a él (Luc_2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.
Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Cristo el que los hacía creer en la resurrección de un muerto (Mat_14:2; Mar_6:14).
No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el Mesías.
Pues las gentes habían ya sospechado y aceptado que El lo fuese. (Mat_9:27; Mat_12:23; Mat_15:22; Jua_6:14.15). Probablemente el motivo de esta omisión sea debido a la estructura literaria: se quiere destacar la mesianidad de Cristo en un capítulo y confesión aparte, reservado a los apóstoles.
Por eso, después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesucristo tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.
Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de Mt para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.
Mientras Mc-Lc presentan sin más a Pedro, Mt lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mat_4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jua_1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser piedra 15. El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.
La confesión de Simón Pedro es expresada así por los tres evangelistas sinópticos:

Tú eres el Cristo (ó ÷ñéóôüò) (Mc).
El Cristo (ôïí ÷ñéóôü í) de Dios (Lc).
Tú eres el Cristo (ó ÷ñéóôüò), el Hijo (b ????) del Dios viviente (Mt).

Manifiestamente la fórmula transcrita por Mt es más completa, explicitando toda la gran portada divina de la persona de Jesús. La fórmula de Mc-Lc confiesa la mesianidad de Jesús. En ello también coincide la primera parte de la fórmula de Mt. Esta primera parte, en la que aquí se confiesa por Pedro la mesianidad de Jesús, es admitida por todos en virtud de la explicitud de las palabras. Su confesión en aquella región, y solos, no tenía el peligro de entusiasmos revolucionarios.
Pero la segunda parte de Mt, en que Pedro proclama que Jesús es el Hijo de Dios viviente, ¿qué valor tiene? ¿Es un caso de aposición a la primera parte, y con la que se proclama sólo la mesianidad de Jesús? ¿Se proclama en un crescendo la filiación divina? (Jua_1:49). ¿Es una adición o interpretación posterior del evangelista? ¿Por qué, en todo caso, no aparece en Mc-Lc?
Son varios los autores católicos que no admiten aquí más que la confesión de la mesianidad de Jesús. Para ello alegan varias razones.
En primer lugar, Mc-Lc sólo traen la profesión mesiánica de Pedro. Si allí se hubiese proclamado la divinidad de Cristo, ¿por qué no transmitirla también? Aparte que esta explicitud se admite después de Pentecostés (Jua_14:9).
Igualmente, Mc-Lc consignan la prohibición que les hace Cristo de que no digan a nadie la confesión que Pedro acababa de hacer, compartida por todos, de la mesianidad, que es sólo lo que consignan (Mar_8:30; Luc_9:21; Mat_8:29).
Más aún: en Mateo mismo, después de relatar esta doble confesión de Pedro el Cristo y el Hijo de Dios , se dice: Después encargó a los discípulos que no dijesen a nadie que El era el Cristo. ¿Por qué la prohibición no afecta también explícitamente a la divinidad si es que había sido proclamada? (Mat_16:20).
Dalman piensa que la expresión original aramaica de Pedro fue ésta: Tú eres el Hijo del Viviente, omitiendo, conforme a la veneración judía, el pronunciar el nombre inefable de Dios 16. Sin embargo, el sentido, en orden a la valoración del contenido, sería el mismo. El Viviente no puede ser otro que Dios, cuyo nombre, por respeto, se omitía.
Las razones fundamentales que hacen ver que aquí se trata de la divinidad de Cristo, son las siguientes:
La valoración de esta frase exige un doble estadio: 1) en su momento histórico; y 2) en la perspectiva redaccional de Mt.
1) Momento histórico de la frase: Tú eres el Hijo de Dios viviente. La ausencia de ella en Mc-Lc es decisiva. Si en Mt hubiese sido primitiva, de seguro que no faltaba en Mc-Lc. Sería increíble la supresión de la misma, a no ser que la quisiesen considerar como sinónima de la primera, del ÷ñéóôüò. Lagrange escribió: No se probó que Hijo de Dios sea sinónimo de Mesías, ni incluso en el IV de Esdras 17. Sin embargo, algunos pasajes evangélicos podrían hacer suponer esto (Mat_4:6; Luc_4:3; Mar_3:11.12; Jua_1:41), pero parecen interpretaciones posteriores del mesianismo o incluso de la divinidad de Cristo 18. El mismo pasaje de Jua_14:9, en donde se dice que después de tanto tiempo no le conocieron, que es como verdadero Hijo de Dios, no deja de ser muy importante. Además, la divinidad de Cristo, que está en su enseñanza histórica, es tesis común que no se percibió entonces con claridad hasta después de Pentecostés. Lo que no es admisible es decir que esta segunda frase es equivalente a la primera, y con la que se indica la segunda la su pe re mínente autoridad de Jesús en términos de relación con su Padre (Bonnard, o. y 1. c). Pues la primera, que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios el Padre que lo envía. También se puede añadir que, si esta segunda frase es sinónima de la primera, se va a una tautología: el Cristo, Hijo de Dios, sería igual a el Cristo, el Cristo.
Esta es la interpretación con apreciaciones diversas de Padres de la Iglesia y de la generalidad de los autores católicos anteriores 19.
2) La frase en la perspectiva redaccional de Mt. Si la frase no es primitiva, es añadida por Mt y, probablemente, por el Mtg! Pero con el sentido de proclamar la divinidad de Cristo, al recoger los diversos títulos mesiánicos ambientales, v.gr., hijo de David, etc. Pero en otros pasajes cf. Comentario a los pasajes correspondientes aparece Cristo mayor (ìåßæïí) que Salomón (realeza), que Jonas (profetismo), que el templo, es Señor del sábado (de institución divina), y perdona pecados; todo esto lo sitúa en una esfera trascendente. La frase, pues, de Mt tiene, en su perspectiva, la confesión de la divinidad de Cristo, acaso frente a alguna polémica de su ambiente, o por provecho de su catequesis. Aparte que Mt tiene una tendencia didáctica a la paráfrasis litúrgica y edificante. 20 Ni en este contexto, proclamado ya el mesianismo, podría ser comprendida por los cristianos de otra manera.
La respuesta de Cristo tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida.
Luego le da la precisión de su nombre y su filiación. Es uso muy judío dar después del nombre de las personas, máxime cuando se quiere fijar bien la precisión y exactitud de la misma, el nombre de su padre, expresado por la palabra ben, hijo de, o en la forma aramaica, como aquí, bar (Isa_1:1; Jer_1:1; Eze_1:1, etc.).
El nombre primitivo de Pedro era Simón, abreviatura de Simeón, como aparece en numerosos pasajes (Mat_4:18; Mar_1:16; Luc_5:3.8.10; Jua_21:2.3.15-17; Hec_15:7.14), y nombre, por otra parte, usual.
La expresión hijo de Jonas responde a la forma aramea bar Yonah, hijo de Yóna (paloma), nombre no raro en Israel (2Re_14:25; Jon_1:1). Se pensó por Klostermann, siguiendo a San Jerónimo, si la forma Yonah no sería diminutivo del nombre Yohanan (Juan), ya que, posteriormente, Pedro aparece citado como Simón, hijo de Juan (Jua_21:15). Sin embargo, los estudiosos semitas no suelen admitir este diminutivo del nombre Juan, pues no se encuentra usado como tal2I. Se piensa que el nombre de Juan, patronímico de Simón, siendo filológicamente distinto, pudiera ser un sobrenombre griego escogido por su semejanza con el verdadero nombre hebreo 22.
La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, expresión sumamente frecuente que responde a la forma basar wadam, y con la que se expresa, por circunloquio, el ser humano, pero en su aspecto de debilidad inherente a su condición humana, máxime en su contraposición a Dios, como en este caso. No fue, pues, comunicación que le hizo ningún hombre (Gal_1:16-17).
Tal era la grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre el hombre 22.
En este pasaje de Mt se incluye la certeza de la revelación del mesianismo-divinidad. ¿Cuándo? ¿En qué forma? No se dice. Pudo haber sido a través de todo un proceso obras y enseñanzas del Cristo y ser proclamado aquí, o haber tenido entonces una manifestación sobrenatural. Mt toca este tema de la revelación divina a los pequeños (Mat_11:25.26). Mas dado que después de la confesión de Pedro reconociendo a Cristo sólo como Mesías en Mc-Lc, y no recogerse en sus pasajes ninguna felicitación de Cristo a Pedro, podría pensarse si acaso no hay aquí una elaboración literaria de Mt o fuentes de esta felicitación a Pedro.
Jesús, volviéndose a Simón, le dice: Tú eres Pedro. El texto griego de Mt transcribe Pétros. Pero el nombre de Pétros no existía como nombre propio ni en griego ni en latín. Es, pues, un nombre nuevo que aparece en la historia. 23 Pero Jesús habló en arameo. Y Pétros es palabra griega. Algún autor sostiene que Jesús, aun hablando en arameo, llamó a Simón Pétros 24. Pero no es creíble que una palabra griega figurase en un original arameo. Y la tradición primitiva prueba lo contrario, pues llama frecuentemente a Pedro Kefas (1Co_1:12; 1Co_2:22; 1Co_9:5; 1Co_15:5; Gal_1:18; Gal_2:9; Gal_11:14), forma aramaica de su nuevo nombre. Pétros convenía mejor al nombre de un hombre, y pétra al fundamento de una Iglesia.
Y en Gálatas se dice de Santiago, Pedro y Juan que son columnas de la Iglesia (Gal_2:9). Pero se trata de fundamentos secundarios. Así, en la cita de Efesios se dice que la Iglesia está fundada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, que son probablemente los predicadores del í.Ô. (Efe_4:11). Y, sin embargo, nadie diría que estos profetas sean el verdadero fundamento de la Iglesia. Lo son en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad, que está construida sobre la piedra angular de Jesucristo (Efe_2:20). Es lo mismo que se dice en Galatas: San Pablo reconoce que estaba en la verdad porque los apóstoles le aprobaron su doctrina.
Promete también la impotencia de las puertas del infierno contra ella.
Puerta es figura retórica bíblica bien conocida. Es una metonimia con la que se expresa el edificio o casa a que la puerta afecta. Así, unas veces significa el palacio real, y otras está expresando una ciudad. Los autores hacen ver cómo se perpetúa aún esta mentalidad al llamarse el imperio otomano la Sublime Puerta.
Estas puertas dice Jesucristo que son las puertas del infierno (áäïõ). Este hades es la traducción griega del hebreo sheol, partes inferiores de la tierra donde se localizaba la morada de los muertos. En este sentido, las puertas del hades serían las puertas (o reino) de la muerte. Como se promete que este reino no vencerá a la Iglesia, se anunciaría con ello la inmortalidad de la Iglesia. Y así se pueden citar algunos textos del A.T. En este sentido, Ezequías dice que va a las puertas del hades para indicar su muerte (Isa_38:10; cf. Sal_16:13). El concepto judío primero de este hades (sheol) era una concepción negativa: se creía que las almas estaban allí con una vida amortiguada, debilitada, como en un eterno sopor.
Sin embargo, el concepto de la vida en este hades (sheol) fue evolucionando. Ese mismo reino de la muerte se fue clareando, y se vio que en él había una región o lugar de castigos y otro de premios; un lugar para los justos y otro para los pecadores. Hasta tal punto fue evolucionando y precisándose esta idea, que en el N.T., lo mismo que en el lenguaje judío del siglo I, el hades vino a ser el infierno: morada de condenados y demonios. 25
Por eso, situada esta interpretación en el medio histórico, estas puertas del hades vienen a significar el reino del mal, no en lo que tiene de reino de muerte en el otro mundo, sino en lo que tiene este reino de actividad hostil. Es el aspecto que mejor se compagina con lo que dice Jesucristo: que estas puertas no prevalecerán contra la Iglesia. Este verbo (÷áôéó÷õóïõóéí) indica actividad, lucha hostil (Col_1:13; Efe_6:12). Son dos reinos en lucha, pero anunciándose la victoria definitiva del primero. Pues estas puertas no podrán prevalecer contra la Iglesia.
El verbo griego aquí usado para indicar prevalecer (÷áôéó÷ýù) puede significar ser más fuerte que., sin idea de ataque, o puede significar, además de esta fortaleza o predominio, el ser vencedor por ataque y lucha 26, máxime con la partícula áõôÞò que entra en la composición del verbo, y este segundo sentido es el que aquí se impone por razón, sobre todo, del contexto. Ya que el concepto del hades en esta época era considerado como morada de las potestades del mal, las cuales, como tales, aparecen en su obra de lucha y ataque contra la obra de Dios y de Cristo (Efe_6:12).
Las puertas del hades no superarán en su lucha contra. El texto griego pone áõôÞò. ¿á quién se refiere? San Efrén pensaba pudiese concordar con piedra, y así no podía esta lucha superar a Pedro. Pero la regla de sintaxis exige que la concordancia se haga con el sustantivo más próximo. Por eso se refiere a la Iglesia. La lucha de este reino infernal no podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque está construida sobre la roca firme, que es Jesucristo.
La promesa es que ese atar (äÞóçò) y desatar (ëõóâò) sobre la tierra tendrá su automática ratificación en el cielo. Estas expresiones atar y desatar, que ya se usan en el A.T., aparecen como términos técnicos en la literatura rabínica, ambiente neo testamentario. Significan declarar lícita o ilícita una cosa.
Son los verbos 'asar, atar, y natar (heb.) o sherá (aram.), desatar. Así, v.gr., sobre el 70, rabí Jeconías comenzó su escuela con esta oración: Yahvé, Dios mío y Dios de mis padres (concédeme), que no suceda, ni a mí ni a mis colegas, declarar impuro lo que es puro, ni puro lo que es impuro; de no prohibir (atar) lo que está permitido (desatar), ni permitir (desatar) lo que está prohibido (atado). De éstos son numerosos los ejemplos que se alegan 28. Con estas expresiones se expresan los plenos poderes judiciales de absolver o condenar 28. Pero dentro del amplio contexto de estar la Iglesia construida sobre Jesucristo. Implícitamente están incluidos en la primera enseñanza.
Todo o = lo que, = todo lo relacionado con esta misión cuanto permita o prohiba en el reino, todo eso será también ratificado en el cielo. Y eso garantizado por Cristo. Los rabinos pretendían esto mismo. Decían que sus decisiones de rabinos, del sanedrín eran aprobadas por el cielo, por el Señor, por la corte de lo alto. Buscaban con ello autorizarse y dar valor a sus decisiones 29.
Los tres sinópticos añadirán, después de esto, que Jesús prohibió a los discípulos que a nadie dijesen que El era el Cristo (Mt). Dada la efervescencia mesiánica que había, y que se había ya manifestado en orden a Cristo, hasta querer las turbas arrebatarlo para llevarlo a Jerusalén y proclamarle, sin duda en el templo, Rey, Mesías (Jua_6:15), se imponía no contribuir a excitar a las turbas ni precipitar los acontecimientos. Había que esperar la hora de Dios.

El apóstol Pedro confiesa en nombre de todos los apóstoles que Jesucristo es el Hijo de Dios (explicación por Arzobispo Averkio).
(Mat_16:13-20, Mar_8:27-30 y Luc_9:18-21)
Nuestro Señor y sus discìpulos se dirigieron desde Betsaida hacia los límites de Cesárea de Filipo.Esta ciudad, antes llamada Paneas, se hallaba en la frontera norte de la tribu de Neftalì, en el origen del Jordán, al pie del monte Líbano. Fue ampliada y embellecida por el tetrarca Filipo quien le dio el nombre de Cesárea en honor del Cesar (el emperador romano Tiberio).Esta Cesárea de Filipo debe diferenciarse de otra ciudad llamada Cesárea, situada en Palestina sobre la costa del mar Mediterráneo.
Se aproximaban los ùltimos días de la vida de Nuestro Señor sobre la tierra y los discípulos elegidos por él para difundir sus enseñanzas aun no estaban preparados para llevar a cabo su gran misión. Por ese motivo, Nuestro Señor buscaba frecuentemente la manera de quedarse a solas con ellos para conversar y acostumbrarlos a la idea de que el Mesías no era como ellos suponían un rey terrenal que someterá para Israel a todas las naciones de la tierra. Por el contrario, este rey cuyo reino no pertenece a este mundo, será crucificado y luego resucitará. Este lejano viaje en companìa de sus discìpulos sirvió de ocasión para conversar a solas con los apóstoles. Nuestro Señor les preguntó ¿Quién dice la gente que soy Yo? Los discìpulos respondieron que el pueblo tenía distintas opiniones sobre él. Así, en la corte de Herodes Antipas creían que Jesús era Juan el Bautista resucitado. El pueblo sostenía que Èl era uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Mientras unos decían que se trataba de Elías, otros opinaban que Jesús era Jeremías u otro profeta. Existía la creencia popular, que la venida del Mesías debía ser preparada por un profeta del Antiguo Testamento. Para muchos Jesús era tan solo el precursor del Mesías. Entonces Jesús preguntó Y vosotros, ¿Quién decís que soy? La respuesta partió del muy ferviente Pedro, al que san Juan Crisòstomo llama la boca de los Apóstoles. ¡Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo! Los Evangelistas Marcos y Lucas se limitan a transcribir esta respuesta agregando tan solo que Jesús prohibió a sus discípulos hablar sobre este tema con alguien. San Mateo es más explícito y añade que el Señor elogió a Pedro diciendo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonàs, porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre sino mi Padre que está en los cielos. Esto quiere decir no creas que tu fe es fruto de la contemplación de tu mente. Por el contrario, considera tu fe como un precioso don de Dios. El Señor le dijo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... porque Pedro había dicho antes: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Y por eso le dijo el Señor: sobre esta piedra que acabas de confesar edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Desde su primer encuentro con Simón, Nuestro Señor lo llamó con el nombre griego Pedro o Khefas en sirio-caldeo, que quiere decir piedra (Jua_1:42). ¿Acaso pueden entenderse las palabras del Señor como una promesa fundacional de su Iglesia sobre la persona de Pedro como lo hace la Iglesia romana para justificar su falsa doctrina sobre la supremacìa del Papa como sucesor apostólico y primado de la Iglesia Universal? ¡Claro que no! Si Nuestro Señor hubiese querido presentar a Pedro como el fundamento de la Iglesia entonces hubiera dicho: Tú eres Pedro y sobre ti edificaré mi Iglesia. Sin embargo, lo dicho por el Señor difiere absolutamente. Esto se aprecia en el texto griego del Evangelio al que es necesario recurrir siempre que surja una duda. La palabra Petros, aunque significa piedra es reemplazada luego por petra que quiere decir roca. Es evidente que en las palabras del Señor que van dirigidas a Pedro existe la promesa de fundar su Iglesia, pero no sobre la persona de Pedro sino sobre la confesión de su fe, es decir, sobre la sublime verdad de que Cristo es el Hijo de Dios vivo. Así comprendieron este párrafo san Juan Crisòstomo y otros célebres padres de la Iglesia, entendiendo por piedra a la confesión de la fe en Jesucristo, el Mesías, el Hijo de Dios. Dicho mas simplemente, esa piedra es Nuestro Señor, quien en las Sagradas Escrituras con frecuencia se aplica ese término a sí mismo (Ver Exo_28:16, Hec_4:11, Rom_9:33, 1Co_10:14).
Es digno de destacar que el mismo apóstol Pedro en su Primera Epístola Universal utiliza el vocablo piedra, no para referirse a sí mismo, sino para nombrar a Nuestro Señor con la finalidad de que los fieles se acerquen a Jesucristo como a la piedra viva que los hombres rechazaron, pero que para Dios es preciosa y selecta, y se edifiquen en la casa espiritual. San Pedro enseña a los fieles a recorrer el mismo camino que él transitó siendo Petros, luego de confesar a Jesucristo como la Piedra de la fe.
Así el significado de esta maravillosa y profunda frase de Cristo es el siguiente: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonàs, porque has conocido esto no con instrumentos humanos sino a través de la revelación que te hizo mi Padre celestial. Y ahora yo te digo que no en vano te llamé Pedro, pues aquello que tu confesaste es el fundamento de mi Iglesia que será invencible y ninguna fuerza hostil del infierno prevalecerá contra Ella.
La expresión puertas del infierno es característica del uso oriental de la época. Las puertas de las ciudades eran especialmente fortificadas frente a cualquier invasión; allí ocurrían los grandes acontecimientos comunitarios, allí por ejemplo, se reunían los dirigentes para tomar las decisiones, se castigaba a los criminales, etc.
Te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desates aquí en la tierra será desatado en el cielo. Esta promesa hecha solo en apariencia a Pedro mas tarde se hizo efectiva a todos los apóstoles. Consiste en la prerrogativa que tienen todos los apóstoles y sus sucesores, los obispos de la Iglesia, de asumir la responsabilidad de juzgar a los pecadores y castigarlos, incluso separàndolos de la Iglesia. El poder de desatar significa el poder de perdonar los pecados, y admitir en la Iglesia por medio del Bautismo y el Arrepentimiento.
Todos los apóstoles por igual recibieron esta gracia del Señor luego de su Resurrección (Jua_20:22-23).

Primer anuncio de la pasión,Jua_16:21-23 (Mar_8:31-33; Luc_9:22).
21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día resucitar. 22 Pedro, tomándole aparte, se puso a amonestarle, diciendo: No quiera Dios, Señor, que esto suceda. 23 Pero El, volviéndose, dijo a Pedro: Retírate de mí, Satanás; tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres.

Desde entonces no significa en Mt una contigüidad inmediata; es por esta época cuando Cristo comienza a anunciarles su muerte. Era un momento ya oportuno. Había que corregirles el concepto erróneo del medio ambiente. No era el Mesías político nacionalista que los judíos y ellos esperaban (Hec_1:6). Era el Mesías profético del dolor: el Siervo de Yahvé de Isaías. Por eso les anuncia:
1) Que éste es el plan de Dios: conviene (äåé) (Mc-Lc; cf. Mat_26:54).
2) Para esto ha de ir a Jerusalén: No puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén (Luc_13:33).
3) Allí será condenado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas (Mt): el sanedrín con sus tres clases componentes. Los que habían sido sumos sacerdotes seguían siendo miembros del sanedrín y gozando honoríficamente de este título 38, y se los llama también príncipes de los sacerdotes (Hec_4:5.8). Podría ser ésta una acepción popular. Entre éstos figuraban también miembros de familias de las que se habían elegido miembros para el sumo sacerdocio 39.
4) Allí sufrirá mucho y será entregado a la muerte. Pero al tercer día resucitará. Mientras Mt-Lc ponen la resurrección en el tercer día, Mc, con redacción más primitiva, pone después de tres días, que en la apreciación judía, como ya se expresó, no exige tres días completos. Aparte que en los LXX (Gen_42:17.18) y en los autores más tardíos, ambas expresiones parecen sinónimas.
Mc añadirá que Cristo, sobre este anuncio, se lo decía claramente. Sin embargo, es interesante resaltar que estas predicciones, tal como están redactadas, parecen tener en cuenta los hechos ya realizados; de ahí su matización. Lo cual no es quitar nada al conocimiento de Cristo, sino que éste, que se amolda al modo ambiental de hablar, seguramente se amoldó, en este caso, al género profético. Y éste tiene sus leyes. La principal de las cuales suele ser el estilo vago con vaticinio nuclear claro. Lo otro pueden ser matices post eventum 40. Lo confirmaría el hecho de otras frases evangélicas de Cristo de este tipo (Mat_12:40; par.; Jua_2:19). E incluso el hecho de que los apóstoles no lo entendían (Luc_18:34).
En cambio, es improbable el pensar que las tres profecías de la pasión serían una triple incorporación del credo de los primitivos cristianos. La triple insistencia prueba la historicidad del hecho, que en la última cena también les anuncia. Sería increíble que no les hubiese preparado para un choque tan fuerte, lo mismo que no les hubiese enseñado un tema base de redención y la autenticidad del verdadero mesianismo. Otra cosa es que en la redacción haya influido la fe cristiana.
Ante este anuncio y ante la creencia en que está imbuido Pedro por el medio ambiente de un Mesías que no es el que Cristo les anunció, Mc dice simplemente que comenzó a increparle; pero Mt pone: 'ßëåùò óïé, ÷ýñéå.
En hebreo se usaba halil li: que esto sea profano para mí. En griego se usaba la forma hilaos, lo mismo que en su forma ática, que aparece en el texto como interjección, para desear que Dios fuese favorable, o en el sentido de que Dios apartase algo malo de uno 41. La segunda expresión: no te sucederá esto, es sinónimo de la anterior y se la usa pleonásticamente.
La respuesta de Cristo a Pedro es que no sea para El un Satanás, el gran enemigo del reino 42. Por eso, la proposición de Pedro, nacida de ignorancia y de afecto, era escándalo, obstáculo, de seguirla, para no cumplir el mesianismo de dolor, que era el plan del Padre. Pedro habla al modo humano, que rehuye el dolor. Habla según el mesianismo ambiental esperado.

Condiciones para seguir a Cristo, 16:24-27 (Mar_8:34-35; Luc_9:23-26).
24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. 2S Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará. 26 Y ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma? ¿O que podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27 Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.

Los tres sinópticos sitúan este pasaje inmediatamente a continuación del anterior relato. Sin embargo, el entonces de Mt no tiene más valor que el de simple unión literaria paratáctica. Por eso no se puede precisar que estas enseñanzas hayan tenido lugar en la región de Cesárea de Filipo. Probablemente este bloque tiene, en el intento de los evangelistas, un contexto lógico con lo anterior. Expuesto el anuncio de la pasión y muerte de Cristo, se le advierte al discípulo que ha de imitarle, y que se le anuncian así las persecuciones que le aguardan. En Mt-Lc, Cristo se dirige a los discípulos; en Mc, además de los discípulos, convoca a la multitud. Probablemente es para indicar la universalidad de la enseñanza. Parte de los dichos aquí insertados, Mt los trae en el discurso de misión (Mat_10:38-39). También Lc pone en otro contexto algunas de las sentencias de Mc.
La primera enseñanza es que el hombre ha de negarse a sí mismo, y esto cualquiera que quiera venir en pos de mí. Y, además, tomar su cruz, que Lc matizará de cada día; y llevar esta cruz y seguir a Cristo. La sentencia está vista con la portada de las experiencias contra los discípulos del reino primitivamente debió de ser un anuncio más general para el ingreso en el reino y que además Lc le da también un sentido más moral, al hacer ver la cruz de cada día. Las persecuciones contra la Iglesia naciente ya se habían desatado a la hora de la composición de los evangelios, y a estos nuevos discípulos apunta el evangelista.
Estas las sintetizaron en la cruz. Aunque la cruz era de uso penal romano, los judíos habían visto ya estos cortejos ir a la muerte. Al morir Herodes el Grande, Varo había hecho crucificar a 2.000 judíos 43. Y desde el tiempo del procurador Cuadrato hasta el asedio se citan numerosos casos de crucifixión 44. El mismo hecho de la crucifixión de Cristo con dos ladrones no era más que un episodio usual de estos procedimientos romanos. La entrega a Cristo en las persecuciones podía llegar a la muerte.
En el ambiente judío contemporáneo de Cristo no se conocía en su medio ortodoxo, aunque parece que algunas fracciones lo admitían, la idea de un Mesías paciente, menos aún que hubiese de morir en cruz. De ahí la extrañeza de Pedro. Y una buena sugerencia de la historicidad de las predicciones de Cristo sobre su muerte 45.
Y se le exigía esto al discípulo de Cristo. Era oportuno recordarlo en época de persecuciones. Al fin, no era más que ir con la cruz al Calvario siguiendo a Cristo. Para la redacción se pensó en el Cirineo llevando la cruz detrás de Cristo (Luc_23:26). Este es su sentido primitivo. Analógicamente, y en un orden etizado y cotidiano, ha de tomársela cada día (Luc_9:23; 1Co_15:31). Mc insistirá en que esta persecución y pérdida de la vida es por mi causa y por el Evangelio, palabra ésta que proviene del uso de la Iglesia primitiva.
A esto se añade una comparación: ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Alma, conforme al uso semita, está por vida. La comparación era proverbial. Sobre el 90 (a.C), Simeón bar Schatach gozaba al oír en boca de los paganos: Alabado sea el Dios de los judíos, más que ganarse el universo entero. 46
Esta vida del hombre del texto evangélico no se refiere a la simple pérdida de la vida física, sino de la vida eterna. Si aisladamente fuese un proverbio en el que se comparase la pérdida de la simple vida física con el universo, en este contexto no lo es. Pues se trata de perder la vida por mí (Mt), por mi causa. (Mc).
Como término de esta actitud que se adopte, el juicio final dará la sanción oportuna. Era una convicción firme esa hora escatológica final en Israel.
Este juicio final va a ser ejercido por el Mesías. La literatura rabínica no admite esto; sólo a título muy excepcional aparece en algunos apocalipsis apócrifos 48. En esta hora, El mismo, el Hijo del hombre, vendrá a ejercitar este juicio en la gloria de su Padre (Mt-Mc), y que Lc dirá que es su gloria, además de la del Padre, que cita. Y los tres resaltan el elemento angélico apocalíptico que le acompaña: vendrá también acompañado de sus (Mt) santos ángeles.
Jesús se presenta aquí como dueño de la humanidad, como Señor de los ángeles, y viniendo en la gloria de su Padre. Con todo lo cual se acusa su grandeza, su trascendencia divina: su gloria. Aquella gloria de Yahvé que ahora a El se aplica (Jua_1:14).
En esa hora retribuirá a cada uno según sus obras (Mt). Es la responsabilidad personal la que entra en juego.
Y será, expresado en paralelismo literario, un avergonzarse de aquellos que se avergonzaron que no se negaron de mí y de mi doctrina (Mc-Lc). Y Mc añade que Jesús se avergonzará de los que tuvieron esa actitud de desprecio a El ante esta generación adúltera y pecadora. Dos expresiones cargadas de sentido bíblico y que orientaban, como antes se dijo, al mesianismo 49.

Anuncio de la venida del Reino,Jua_16:28 (Mar_9:1; Luc_9:27).
En los tres sinópticos se incluye a continuación una enseñanza de Cristo sobre la venida de su reino. Pero no es fácil saber su situación histórica. Probablemente está en un contexto lógico con el v.27.

28 En verdad os digo que hay algunos entre los presentes que no gustarán la muerte antes de haber visto al Hijo del hombre venir en su Reino.

La enseñanza que aquí se hace es una afirmación muy solemne. Jesús, lo recogen los tres evangelistas, antepone la expresión amén, traducción literal del hebreo, con lo que resalta la verdad de lo que enseña.
Y ésta es: que no gustarán la muerte. Gustar la muerte es fórmula no usada en el A.T., pero muy usual en los escritos rabínicos para indicar el experimentar algo. ¿Es, sencillamente, que algunos de los aquí presentes no morirán sin que vean al Hijo del hombre venir en su reino? (Mt). Pero manifiestamente no se puede referir esto a la parusía. Y esto no sólo porque supondría error escatologista en Cristo, sino también porque El mismo dijo que de esa hora ni El lo sabía para comunicarlo (Mat_24:36; Mar_13:32). De ahí el que fije ese fin para esta generación. En el lugar paralelo de Mt, Mc lo dice: será el reino de Dios que viene en poder. Será, pues, una manifestación de poder que hará ver a algunos de la misma generación contemporánea de Cristo la presencia del reino de Dios, y, en consecuencia, verán en ese poder la mano y la obra del Hijo del hombre, que así viene con esa manifestación de su reino. Lc omite lo de poder, y lo redacta así:.. hasta que vean el reino de Dios (Mar_9:27). ¿Lo omite deliberadamente, para evitar dificultad? ¿Lo recoge así en la fuente? ¿O es una frase elíptica, que supone lo mismo de Mt-Mc? ¿O acaso es por su genérica tendencia a desescatologizar?
Esta visión y presencia de poder no requiere una presencia sensible, sino moral. Se expone esto en el discurso escatológico (Mt c.24).
Cuál haya sido esa manifestación concreta del poder, es discutido. Los autores han propuesto:
a) Se realizó en el triunfo suyo en la resurrección (Boismard) o en Pentecostés (Calvino). Pero esta posición parece requerir una mayor perspectiva de tiempo, en función de esa generación presente, ya que, de hecho, no sólo algunos, sino toda esa generación lo presenciaría.
b) Otros piensan en el hecho de la difusión del Evangelio y el establecimiento de la Iglesia, sobre todo teniendo en cuenta las manifestaciones carismáticas del Espíritu Santo y de los milagros frecuentes en la primitiva Iglesia (Bonslrven, Wettstein, Bleck).
c) Generalmente se piensa en la destrucción de Jerusalén el año 70, profetizada por el mismo Cristo, y que traerá la dispersión judaica durante veinte siglos, estableciéndose, en cambio, por todo el mundo el reino anunciado por Cristo 50. (cf. Mat_10:23b). Pues el término bíblico de una generación son 40 años. Lo que lleva a esto.
d) O. Cullmann. O. Cullmann da una interpretación distinta. Lo que importa teológicamente en la predicación de la proximidad del reino. es la afirmación implícita que, después de la venida de Cristo, nosotros vivimos ya una era nueva y que, por consiguiente, el/m se acercó. Ciertamente los primeros cristianos han medido esta proximidad pensando en algunas decenas de años. El error se explica, psicológicamente, de la misma manera que se fijan datos prematuros para el fin de una guerra, una vez que se está persuadido que la batalla decisiva tuvo lugar. 51
¿Por qué los cristianos se equivocaron al citar o interpretar unas palabras de Cristo? De haber visto su no, o improbable, cumplimiento no las hubiesen puesto en el evangelio de Mtg-Lc.
Un dato sobre esto se ve en la segunda epístola de San Pedro, cuya composición debe ser muy cercana al Mtg sobre el a. 80 , y en la que algunos se quejan, diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida parusía ? Porque desde que murieron los padres la primera generación cristiana todo sigue igual (2Pe_3:4; cf. 2Pe_3:16). Es una valoración aquí, en la que, probablemente, habiéndose separado ya ante los hechos el deseo de los cristianos de una parusía inminente, se podía ver la referencia de esas palabras a la destrucción de Jerusalén (cf. Comentario a Mt c.24 y 25).

1 Mt 9:3.11; 12:1-14; 9:34; 12:22-30.38; 15:1-3; 12:14. 2 Apocalipsis de Baruk 29:8; Midrasch Qphelet 1:9 (9b); Filón, De prodigiis 25. 3 Strack-B., Kommentar. I p.640-641. 4 Llghtfoot, Horae hebraicae et talmúdica in IV evangelia, ad. n.l. 5 Plinio, Hist. natur. XVIII 78. 6 Prat, en Recher. Se. Relig. Scien. (1927) p.316-324; P. Seidelin, The Jonas-zeichen, Studia Theol. (1952) p.129; A. Vógtle, Der Spruch vomfonaszeichen: Synop-tische Studien (1953) p.230-277. 7 Lagrange, Le Messianisme. (1909) p. 186-190. 8 Windisch, Theol. Wórt. N.T. U 908:17ss. 8 Lebreton, Lavie et l'enseignement deJ.-Ch., vers. esp. (1942) I p.330-331. 9 Josefo, Antiq. XV 10:30; BI II 10:7. 10 Ricciotti, Vita di Cristo I (1941) p.469. 11 San Juan crisóstomo, Hom. 54 in Matth.; cf. Obras de San Juan Crisóstomo: Bac (1956) II p. 137-138. 12 Cf. Lagrange, Le Messianisme chez les juifs (1909) p.210-213. 13 4 Esd_2:18. 14 Rev. Bib. (1905) 486-501 15 Lagrange, évang. s. Sí. Matth. (1927) p.322. 16 Dalman, Die Worte Jesu. (1930) p.224. 17 évang. s. St. Matth. (1927) p.322; Bonsirvex, Le judaisme pdestinien au temps deJ.-Ch. (1934) I p.361-362; Bonnard, o.c., p.244. 18 Bonsirven, Salmos de Salomón XVII 23; Le juda'isme palestinien au temps de J.-Ch. (1934) I p.361; Strack-B., Kommentar. I p.640. 19 Simón-Dorado, Praelectiones biblicae N.T. (1947) p.669; Mal_54:150. 20 O. Cullmann, Saint Fierre P.155. 21 Strack-B., Kommentar. I p.730; Dalman, Grammatik des jüdisch-palestinischen Arama'isch 2.a ed. p.179 n.5. 22 Buzy, évang. s. St. 'Matth. (1946) p.216. 22 A. Vógtle, Messiasbekenntnis und Petrusverheissung: Biblische Zeitschrift (1957) p.252-272; (1958) p.85-102; cf. Divas Thom. Pl. (1960) p.242-243. 23 Lagrange, évang. s. St. Matth. (1927) p. 32 3-324. 24 F. Delitzsch, en su versión hebrea del N.T., h.l.; Strack-B., Kommentar. I p.731ss. 25 Dict. Bib. Suppl. II col.575. 26 Zorell, Lexicum graecum N.T. (1931) col.693. 27 Strack-B., Kommentar. I p.732. 28 Strack-B., Kommentar. I p.741.783-847; Bonsirven, Textes rabbiniques. (1955) n.l 191.624.831.842.1984.423. 28 J. Jeremías, Die Gleichnisse Jesu, o.c. (1970) p.268 nt.540; cf. A. Schlatter, Der Evangelist Matthaus (1929) p.Sllss. 29 Dict. Bib. Suppl. II col.781-782. 30 Harnack, Tatiarís Diatessaron. bei Ephraem Syrus, en Zeitsch, für Kirchenges-chichte (1881) p.471-505; Der Spruch über Petrus ais den Felsen de.r Kirche, en Sitzung. der Preussischen Akad. der Wissen. (1918) p.637-654; Schnitzer, Hat Jesús das Papst-tum gestiftet? Das Papsttum eine Stiftumjesu? (1910); Resch, Aussercanonische Parallel-texte zu den Evangeaen, en Texte una Untersuchungen zur Geschichte der altchristl. Litera-tur (1896); Grill, Der Pñmat des Petras (1904). 31 Bultmann, Die Frage nach dem messianischen Bewusstsein., en Zeitschrift für neutestamentlichen Wissenschaft 1.19 p. 170. 32 MG 22:217. 33 Prat, Jésus-Christ (1947) I p.432. 34 O. Cullmann, Saint Fierre disciple, apotre, martyr (1952) p. 154-166; ID., f apotre Fierre instrument du Diable et instrument de Dieu. La place de Mat_16:16-19 dans la traditbn pnmitive, New Testament Essavs Studies in Memory of T. W. Manson (1959) p.94-105. 35 Benoit, en Rev. Bibl. (1953) 171. 36 Braun, L'Apdtre Fierre devant l'exegese et fhistoire: Rev. Thom. 37 Graber, Petrus der Fels (1949) p. 16-36. 37 O. Cullmann, Petrus Jungar-Apostel-Martyrer (1952); A. Vótgle, Messiasbe-kenntnis und Petrusverheissung: Bibl. Zeitsch. (1957) p.252-272, y (1958) p.85-103; J. Rledl, Reflexiones sobre la historia de las formas y la redacción de la promesa del Primado de Cristo (Mat_16:17v): Rev. Bib. (1961) p.61-73; M. Brandle, Nene Diskussion und das Felsenwort: Mat_16:18.19: Orientg. (1963) 172-176; J. J. Weber, Tu es Petrus. Notes exegétiques (sur Mat_16:18v); E. F. Sutcliffe, Sí. Peter's Double confession in Mat_16:16-19 : Heythrop Journal (1962) p.31-41; B. Alfrink, en Bibl. (1962) p.258-259" P. Milward, The Rock of the N.T. (Mat_16:17-19): The American Ecclesiast. Review (1963) 72-97. 38 Holzmeister, Christus passionem suam discipulis saepius praedicit: VD (1933) 3-41; Wlllaert, La connexion litteraire entre la premtere prédiction de la passion et la confession de Pierre: Etud. Théol. Lov. (1956) 24-45; Josefo, BI II 12:6; IV 3 7· 9:10; Vita 38. 39 Felten, Storia dei tempi del N.T. (1932) II p. 19-22. 40 J. Schmid, Das Evangelium nach Markus (1958) p.40. 40 Bultmann, Theol. des N.T. (1948) p.30; J. Klausner, Jesús de Nazareth (1933) p.437ss. En el mismo sentido, cf. J. Héring, Le royanme de Dieu et sa venue (1959) p.98ss; th. Preiss, Le fus de Phomme (1951) p.46; G. Barnkamm,/us von Nazareth (1946) p.!42ss. 41 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.611; D. Tabachowitz, Mt 16:22 íleos soi, en éranos (1963) p.25-28. 42 Bonsirven, Le judaisme palestinien au temps de J.-Ch. (1934) I p.244-246. 43 Josefo, Antiq. XVIII 10:10. 44 Josefo, BI II 12:6; 14:9; V 11:1. 45 Strack-B., o.c., II p.273-299. 46 Strack-B., Kommentar. I p.749; J. B. Bauer, Wer sein Leben retten wül. (Mar_8:35 par.) (cf. Ilías V 529-532): Fs. J. Smid (Rg. 1963) 7-10. 47 Ench. Bib. n.530; 48 ??? , Lucrari mundum-perdere animam: Bíblica (1933) 435-447; 49 Kümmel, Das Büd des Menschen im N.T. (1948) p.llss. Bonsirven, Le judaisme palestinien. (1934) I p.494-495. Cf. Comentario a Mat_16:4. 50 Cf. Comentario a Mat_24:29ss. Para la historia de este pasaje, cf. Segarra en Estudios Eclesiásticos (1931) 471-499; (1932) 83-94. 51 O. Cullmann, Christ et le temps (1947) p.61.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 16

j) Los fariseos piden una señal (Mt/16/01-04) (*).

1 Luego se le acercaron los fariseos y saduceos, y, para tentarlo, le pidieron que les hiciera ver alguna señal venida del cielo. 2 El les respondió: 4 ¡Generación perversa y adúltera que reclama una señal! Pero no se le dará otra señal que la de Jonás. Y volviéndoles la espalda, se fue.

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(*) Los versículos 2b-3 dicen así: "Al caer de la tarde, decís: Hará buen tiempo, porque el cielo está arrebolado; 3 y por la mañana: Hoy habrá tormenta, porque el cielo está de un rojizo sombrío. ¿Conque sabéis interpretar el aspecto del cielo y no podéis interpretar las señales de los tiempos?" Estos versículos faltan en importantes manuscritos antiguos, pero representan un paralelismo algo cambiado con respecto a Luk_12:54b-56. Sin la interpolación, el texto de san Mateo resulta más redondeado y vigoroso.

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Esta vez son los fariseos los que se han aliado con los saduceos y se acercan a Jesús. En realidad, son hostiles entre sí, pero están unidos en la enemistad contra Jesús. Le piden una señal venida del cielo para confirmar la misión de Jesús y su derecho. Dichas señales las da Dios por iniciativa propia para ayudar. Fueron dadas a casi todos los grandes personajes del tiempo pasado. Los hombres, de quienes aquí se habla, piden una señal para ellos personalmente, ya sea como un desafío, porque no creen que Jesús pueda obrar por sí mismo una señal ni que la pueda solicitar "del cielo" (es decir de Dios), ya sea como condición: sólo estarían dispuestos a creer, si se otorgara la señal. El mismo Dios debe manifestarse y precisamente ahora en este momento que ellos determinan y de un modo que les convenza. El hombre quiere dominar a Dios y prescribirle lo que tiene que hacer. Como dice el evangelista, ésta es realmente una "tentación" y puede compararse con las tentaciones llevadas a cabo por Satán en el desierto. O determina y reina Dios o bien el hombre. Son como sus padres una generación perversa y adúltera. La viña que Dios ha plantado, en vez de las esperadas uvas de mesa. sólo da agraces (cf. Isa_5:4). En vez de la fidelidad al esposo Yahveh se vuelven infieles y corren tras los dioses extranjeros (cf. Hos_2:2-13), más aún, tras sí mismos en sus "preceptos humanos" (Hos_15:9). A esta generación sólo se le dará una señal, que se hace a la hora señalada por Dios, la señal de Jonás. Para la ciudad pagana de Nínive el profeta Jonás se convirtió en la señal del castigo de Dios. Dios le envió allí para anunciar la destrucción (cf. Jon_3:1 ss). ésta será la última señal, y después de ella no puede haber ninguna más. Para la nación incrédula de Israel el Mesías se convierte en el castigo (*). En su muerte Dios pronunciará la sentencia, que estará en vigor de forma inapelable. Jesús los deja estar y prosigue. Ya no se continúa discutiendo ni se sostienen más controversias, no se hacen indicaciones a la adecuada comprensión de las señales ni se construye otro puente. Aquí ya hay claros frentes. Apartarse de Jesús ya es como una expresión de la señal del castigo anunciado por él. ¡Con qué aspereza están contiguas las dos escenas! Inmediatamente antes, la prodigiosa distribución de alimentos en su atmósfera de paz y de unidad; ahora, la radical separación. Las dos pertenecen a la vocación, al destino del Mesías de ser causa de la misericordia de Dios y del castigo de Dios. Mientras perdure el poder del malo y trabaje contra la unión de los hombres con Dios, también está presente sin cesar el castigo de Dios, pero la verdadera finalidad es el reinado del amor.

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(*) Ya en 12,38-42 había informado san Mateo sobre la petición de una señal. Allí se explicó la "señal de Jonás" como la única señal que debe darse, de tal forma que en ella se debía reconocer la muerte y resurrección de Jesús. Aquí en 16,4 no se da ninguna explicación de la "señal de Jonás". Se puede entender este pasaje en el sentido de 12,38-42. Pero también se da la otra posibilidad, tal como se declara en el párrafo que corresponde a esta nota. Así como Jonás se convirtió para Nínive en señal de castigo, así Jesús se convertirá para "esta generación" en la señal de castigo. Cf. lo que se dice a propósito de 12, 38-42.

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k) Prevención contra la doctrina de los fariseos (Mt/16/05-12).

5 Al pasar a la otra orilla, los discípulos se olvidaron de llevar panes. 6 Jesús les dijo: Estad alerta y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos. 7 Ellos comentaban entre si: Eso es porque no hemos traído pan.

Ha terminado la travesía. A la llegada los discípulos notan que se han olvidado de tomar pan consigo. A continuación está la frase del Señor colocada de una forma que en apariencia es incoherente: "Estad alerta y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos". ¿Cómo ha de entenderse esta yuxtaposición? La explicación se infiere de lo que sigue, pero aquí ya puede decirse que se trata de la dirección con la que los discípulos deben tener solicitud, de una manera semejante como en el pasaje del sermón de la montaña sobre los afanes (6,25-34). Su preocupación no debe ser que no tengan nada para comer, sino que no sean víctimas de la levadura de los fariseos y saduceos. Triste es el verdadero afán, el afán por el reino de Dios y su justicia. De lo precedente aquí se siguen sacando dos hilos. Por una parte la experiencia que los discípulos tenían que adquirir en la doble distribución de panes, a cuya más profunda comprensión ahora son llevados. Por otra parte la petición de una señal, petición que hicieron los fariseos y saduceos, y que se ve en relación con su "doctrina" (16,12), es decir con la levadura. Es un breve pasaje didáctico, que trata de estos dos acontecimientos y los aplica a la comprensión de la fe. Sigamos esta catequesis de los discípulos.

8 Al darse cuenta de ello Jesús, dijo: ¡Hombres de poca fe! ¿Por qué estáis comentando entre vosotros que no tenéis pan? 9 ¿Todavía no entendéis ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres y de cuántos canastos recogisteis? 10 ¿Ni de los siete panes para cuatro mil hombres y de cuántas cestas recogisteis? 11 ¿Cómo no entendéis que no os hablé de panes? Guardaos, pues, de la levadura de los fariseos y saduceos. 12 Entonces comprendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura de pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.

Ahora se ve claramente que los discípulos están preocupados por la falta de comida. Quizás incluso unos han reprochado a otros no haber pensado en ello. En todo caso, es una preocupación que les atañe. No es preciso que Jesús sea preguntado ni que él mismo pregunte. Jesús conoce dónde se detienen sus pensamientos. Se repiten las palabras características de Jesús: Hombres de poca fe. La fe es todavía escasa, porque los discípulos no han entendido plenamente. ¿No estaban presentes cuando Jesús les partió el pan la primera y la segunda vez? ¿No han ido buscando los panes y los peces y se los han traído? ¿No lo han repartido y han recogido los restos? ¿Cómo pueden temer que hayan de pasar hambre cerca de quien puede saciar a tan grandes multitudes? ésta es una inteligencia insuficiente y. por tanto, son hombres de poca fe. Los discípulos hubiesen entendido de veras, si hubiesen aplicado a sí mismos la experiencia que entonces tenían. Saben que no han de temer ninguna necesidad, si permanecen en la pura confianza. Así pues, el afán tiene dormido el corazón de los discípulos y ha hecho menguar la fe, como en san Pedro, que se sobresalta ante la fuerza del viento (14,30). La catequesis todavía recorre otra etapa. Se trata además de la adecuada inteligencia, que es una condición para la fe. Al oír hablar de la levadura de los fariseos y saduceos, los discípulos quizás habían pensado que Jesús también habla de cómo se podría ir a buscar pan. Pero no debían comprar a los fariseos. Es un pensamiento infantil pensar que no pueden comer el pan cocido por los fariseos y saduceos, pensar que hay que guardarse de este pan. Ellos usan una mala levadura para cocer. Jesús quiere decir que el hecho de que no le hayan entendido muestra que todavía tienen que aprender como niños. Lo que es realmente peligroso y es motivo para tener precaución y cuidado, es la doctrina de los fariseos y saduceos. Esta doctrina echa a perder la harina, inhabilita al pueblo para Dios. El que es ciego, no puede conducir a otro ciego (15,14). La buena levadura son las fuerzas del reino de Dios, es el mensaje del Evangelio, que debe hacer fermentar a la humanidad. Vuestra alma debe estar dirigida a este mensaje. Entonces se vuelve accesoria la solicitud por el pan terrenal. Porque todo lo demás se dará por añadidura a quien hace lo primero (cf. 6,33). Es una preciosa catequesis. A quienes están dispuestos a oír y aprender Jesús les abre con prontitud el camino a la inteligencia, tanto en las explicaciones de las parábolas (capítulo 13) como también en los acontecimientos de su propia actividad. Pero a quienes no oyen ni entienden, se les quita lo que tienen, sólo les queda la señal de Jonás.

2. ANUNCIOS DE LA PASIÓN (16,13-17,27).

a) Profesión de fe de Pedro (Mt/16/13-20).

13 Al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntaba a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14 Ellos respondieron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o uno de los profetas.

Ahora llega un momento importante en la vida de Jesús. Los evangelistas pueden indicar el lugar en que ocurrió la siguiente escena, es decir, Cesarea-de-Filipo. Filipo, un hijo de Herodes, hizo construir esta Cesarea en el monte Hermón, al norte de Palestina. A esta ciudad se la llamó Cesarea de Filipo para distinguirla de la más antigua Cesarea, que estaba junto al mar. Jesús pregunta a los discípulos quién opina la gente que es él. El Hijo del hombre también se emplea en arameo como circunlocución para expresar la idea de "hombre", por tanto aquí sustituye el pronombre "yo". Naturalmente la pregunta en labios de Jesús no es una encuesta efectuada por interés. La pregunta pretende lograr que respondan los discípulos; según la intención del evangelista pretende, sobre todo, destacar de las falsas apreciaciones esta acertada comprensión de la persona de Jesús. La gente son todavía de los que están "fuera" (Mar_4:11), los discípulos deberían haber "comprendido" (Mar_16:12). Ya hemos oído de labios de Herodes que Jesús era tenido por Juan el Bautista resucitado (cf. 14,2). Elías era muy venerado en el pueblo, se esperaba su regreso como precursor del Mesías (cf. Mal_4:5 s), ya que fue arrebatado de una manera prodigiosa para ir a Dios. El profeta Jeremías también gozó de gran reputación; se formó una corona de leyendas alrededor de su figura y de su vida. O uno de los profetas. Esta enumeración muestra en qué categoría se incluía a Jesús. Casi es la categoría más excelsa que se podía tener según la manera de pensar de Israel. Sólo era posible una elevación, a saber la persona y la llegada del mismo Mesías de Dios. Todas las personas nombradas son premesiánicas y submesiánicas. Incluso Juan el Bautista, que pertenece al tiempo presente, fue considerado como profeta (cf. 14,5; 21,26). Los tres primeros evangelios no dejan reconocer que se haya tenido a Juan por el Mesías. Los discípulos sólo deben decir la opinión de la gente, no lo que piensan los enemigos declarados de Jesús. Ya hemos oído lo que éstos pensaban: "éste no arroja los demonios sino por arte de Beelzebul, príncipe de los demonios" (12,24s). En la pregunta ya no se trata de comprender una señal, una frase o parábola. En esta pregunta sobre quién es él, recae la decisión en favor o en contra del reino de Dios. Es una pregunta decisiva de extrema gravedad.

15 Díceles él: Y vosotros, ¿quién decís que soy? 16 Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.

No es una novedad que Pedro actúe como portavoz. Aquí se pregunta a todos los discípulos, pero sólo uno responde. En esta contestación no debe manifestarse el conocimiento personal y la confesión propia de Pedro (a pesar de 16,17), sino la opinión de los discípulos en total. Pedro confiesa que Jesús es el Mesías. Eso es lo propio y decisivo, y es lo único que se dice en san Marcos (cf /Mc/08/29b). El Mesías es el plenipotenciario de Dios, el último enviado después de todos los profetas. Después de él no puede venir nadie más que le supere. Su palabra es la última palabra de Dios, el Mesías según la fe de los rabinos trae la válida interpretación de la torah. La presentación del Mesías determina el tiempo de empezar el último tiempo. Es la gran y concluyente señal que Dios pone en el mundo. A la confesión se añade: el Hijo del Dios viviente. Eso también lo hemos oído antes (14,33), no nos sorprende en el Evangelio de san Mateo. Lo que allí resplandeció súbitamente durante la noche y lo que se dijo a propósito de la sujeción de los elementos, ahora es de dominio público y viene a ser como una confesión oficial de los discípulos. Por esta profundidad de las relaciones con el Padre, Jesús ya había dicho: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo" (11,27). Ahora se da la respuesta desde fuera: Tú eres el Hijo del Dios viviente.

17 Jesús le respondió: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque ni la carne ni la sangre te lo han revelado, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Pero yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi lglesia, y las puertas del reino de la muerte no podrán contra ella.

Aunque Pedro ha hablado en nombre de los discípulos, Jesús ahora dirige la palabra a él personalmente. Su confesión podía aplicarse a todos, la siguiente distinción sólo puede aplicarse a él. Jesús empieza con una bienaventuranza. Ya hemos oído decir: "Bienaventurados los pobres en el espíritu" (5,3); "bienaventurado aquel que en mí no encuentre ocasión de tropiezo" (11,6); "dichosos vuestros ojos, porque ven" (13,16). Ahora Jesús llama bienaventurado a uno solo, al primero de los apóstoles, por las palabras que acaba de pronunciar. El conocimiento de la verdadera dignidad de Jesús y del misterio de su persona no procede de abajo, sino de lo alto. "La carne y la sangre", es decir la capacidad terrena del hombre débil no ha dado origen a este conocimiento (1). El mismo Dios se lo ha inspirado desde lo alto. A quien tiene, aún se le añade más (d. 13,12). Pedro había dado el paso desde la audición a la fe, se había atrevido a ir sobre las aguas. Aunque su fe fuera "pequeña", estaba en el camino que lleva a la plenitud de la fe. A quien se encuentra en este camino, se le añade el pleno conocimiento y la verdadera ciencia. Es realmente bienaventurado quien anda por este sendero, porque conoce el misterio más íntimo del reino de Dios (cf. 13,11). La bienaventuranza también es una glorificación de Dios, que ha dado a conocer sus misterios a la gente sencilla, y los ha ocultado a sabios y entendidos (cf. 11,25). Así es como Dios quiso hacerlo, como se prueba en esta ocasión. Jesús llama Pedro a Simón. Petros es la traducción griega de la voz aramea Cefas y significa "piedra", "roca". En otros pasajes del Nuevo Testamento también se encuentra este nombre arameo Cefas, que hace referencia al cargo que desempeñó Pedro (2). San Mateo prefiere usar el vocablo Pedro, a menudo también se encuentra la doble forma Simón Pedro, un enlace del nombre personal con la designación de su función, como el nombre "Jesucristo". D/ROCA "Tú eres Pedro" no significa en primer término que Pedro adquiera este nombre, sino que él es o debe ser piedra; esta frase significa que la función de Pedro, el encargo que se le confió es ser piedra. Al Antiguo Testamento, especialmente al libro de los salmos (3), le gusta llamar roca al mismo Dios. Dios es la roca de Israel, su castillo roquero, el apoyo seguro, el fundamento permanente, garantía de fidelidad y firmeza. Nos podemos refugiar en la roca, cuando irrumpe súbitamente la tormenta y el agua se precipita en el valle, o cuando el enemigo ha ocupado los valles y sólo queda la posibilidad de huir al castillo roquero situado en la cumbre. Roca es una expresión corriente, como "pastor y rebaño", "cosecha" y "alianza". La seguridad y consistencia de un fundamento rocoso deben ser representadas por este hombre Simón. La próxima frase dice para qué Símón debe ser una roca. Jesús quiere edificar su Iglesia sobre esta roca o sobre esta piedra. También está transmitida la metáfora de construir y edificar. En efecto, Dios promete por medio del profeta que restaurará la cabaña de David que está por tierra (Amo_9:11); el salmista confiesa que los albañiles trabajarán en vano, si el Señor no edifica la casa (Psa_126:1). Ante todo había elegido Dios una roca y un edificio para residir allí y estar cerca del pueblo: el monte de Sión y sobre éste el santo templo. Así como Dios se hizo construir en este monte una santa casa, así también Jesús quiere edificar en el tiempo futuro sobre la roca de Simón la casa de su Iglesia. No será una casa de piedras y vigas, sino de hombres vivos (4). La voz Ekklesia (Iglesia) dice que se trata de hombres vivos. Ekklesia es traducción del vocablo hebreo kahal, que en primer lugar significa "asamblea", luego en particular la comunidad reunida para el culto divino y, en general, la comunidad de Dios. Jesús quiere construir esta comunidad. Las imágenes no coinciden, ya que con el verbo "edificar" hace juego otro complemento, como "casa" o "torre" o "templo". Y viceversa: con el sustantivo ekklesia (=asamblea) enlaza mejor un verbo como "juntar", "reunir" u otros semejantes. La palabra ekklesia quiere decir que se trata de una comunidad, se trata de seres humanos, quiere decir que se debe edificar la comunidad de Dios en Israel, aunque de una forma completamente nueva (5).

Este nuevo modo de edificar se expresa con el posesivo mi. No será la antigua comunidad de Yahveh, sino la nueva comunidad del Mesías. La diferencia entre la nueva y la antigua ha de consistir en que la comunidad nueva hace profesión de fe en Jesús el Mesías y mediante esta confesión está unida. En él y en su persona, en su dignidad como Hijo de Dios recaerá la decisión de quién pertenece y quién no pertenece a esta comunidad. Jesús también es y sigue siendo el Mesías de Israel y no revoca la antigua ley, sin embargo su obra mesiánica será la fundación de algo nuevo, que se diferencia claramente de la antigua comunidad. No obstante no se coloca lo nuevo al lado de lo antiguo dejando entre los dos una separación radical, sino que en la nueva fundación se perfecciona la antigua alianza de Dios. Porque en la Iglesia vive y gobierna el Dios de Israel y de todos los pueblos, que es "Dios con nosotros" (cf. 1,23). Jesús es la verdadera habitación de Dios en su pueblo, mucho más próxima y real que la que antes había tenido Dios incluso en los momentos más propicios. A esta fundación Jesús le promete una duración estable. Las puertas del reino de la muerte (6) están abiertas de par en par para los que son devorados por la muerte, están cerradas con cerrojo y definitivamente para los que ya están en el reino de la muerte y no pueden salir. Por tanto las puertas son la imagen más vigorosa del poder invencible de la muerte, del que todos son víctimas. Pero el poder de la muerte no tendrá ningún dominio sobre la institución de Jesús. Así como la "muerte ya no tiene dominio sobre él" (Rom_6:9), tampoco lo tiene sobre la comunidad.

La muerte es una consecuencia del pecado (Rom_5:12), pero Jesús vencerá el pecado, dará su sangre como rescate del género humano para perdón de los pecados (cf. 20,28; 26,28). El fundamento rocoso sobrevivirá a la muerte, las energías vitales del resucitado ya no pueden ser superadas por la muerte. Son unas palabras victoriosas de Jesús. No son las únicas palabras de Jesús en el Evangelio, pero también están en él. En esta promesa la Iglesia no tienen ningún motivo para hacer ostentación de una supremacía triunfalista, pero en cambio tiene motivo para sentir una confianza ilimitada en Dios, la roca fiel y acreditada de Israel, y en su Cristo "primicias de los que están muertos" (1Co_15:20)...

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1. Es un modismo estereotipado, Cf. "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1Co_15:50). Después que san Pablo recibió la vocación de apóstol, no acudió en seguida a "la carne y la sangre", es decir "a los apóstoles, mis predecesores" (Gal_1:16 s). Se necesita la armadura de Dios, porque no es una lucha contra "carne y sangre", es decir, contra hombres, sino contra potestades celestes (Eph_6:12).

2. Especialmente importante es aquí el testimonio del apóstol san Pablo, sobre todo en sus primeras cartas: Gal_1:18; Gal_2:9.11.14; 1Co_1:12; 1Co_3:22, etc.

3. Por ejemplo Psa_18:3; Psa_31:4; Psa_71:3.

4. Cf. Amo_9:11; Psa_127:1; Psa_68:17, etc.

5. La imagen de la construcción se extiende por todo el Nuevo Testamento; cf. un "sagrado templo" (Eph_2:21). una "casa espiritual" (1Pe_2:5); en la última perfección "la ciudad santa, Jerusalén" (Rev_21:10), el templo que Jesús quiere levantar de nuevo en tres días en lugar del antiguo (Joh_2:19).

6. Las "puertas del reino de la muerte" también es una expresión corriente en la Biblia: cf. Isa_38:10; Job_38:17; Sal 9a(9) 14.

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19 Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra, atado será en los cielos; y todo lo que desates en la tierra, desatado será en los cielos.

La segunda parte de la promesa que Jesús hizo a Pedro, habla de las "llaves del reino de los cielos" y de "atar y desatar". Con ello acude a nuestra consideración el tema principal del mensaje de Jesús, el reino de Dios. Aquí parece que se lo compare con una ciudad, que se cierra por medio de portones, o con una casa, en la que se tiene que entrar por las puertas. Se necesita una llave para abrir o para cerrar. Un portero o mayordomo es quien se encarga de la llave. Este mayordomo debe ser Pedro. Dios o el Mesías ¿pueden desprenderse de este cargo? Y si Dios o el Mesías así lo hacen, ¡qué poder se confiere a un hombre! Empezamos a estremecernos ante estas palabras. Ha de ser un profundo misterio el que hace hablar así a Jesús, un nuevo orden de la salvación que toma al hombre todavía mucho más en serio.

Las expresiones atar y desatar provienen de la terminología rabínica (*). Con ellas se entendía que alguien tiene el poder de declarar verdadera o falsa una doctrina. Un segundo significado alude al poder de excluir a alguien de la comunidad de Israel (de excomulgar) o de acogerlo en la misma. La excomunión podría ser fulminada como medida disciplinar por algún tiempo o como exclusión total para siempre. Los dos significados guardan una relación interna entre sí, porque este poder está derivado de la Sagrada Escritura, que es proclamada con autoridad y se emplea con valor discriminatorio. Con tales palabras se abría o se cerraba a la comunidad de Israel el acceso al reino de Dios. Es de suponer que en las palabras de Jesús también tienen validez los dos significados en su relación interna. Pedro debe tener el poder de decidir qué ha de estar en vigor como verdadera doctrina y quién puede participar en la salvación del reino de Dios siendo recibido en la Iglesia de Cristo. Hay, pues, que concebir la facultad de atar y desatar como amplia facultad para comunicar la salvación en sus más distintas modalidades. Este veredicto de Pedro tiene ahora validez en el cielo, es decir, ante Dios. Esta sentencia es confirmada por Dios, más aún, está en vigor ante él desde el momento en que se dicta, exactamente igual como si él mismo la hubiese dictado. Se confía a Pedro una tarea realmente divina. Su veredicto tiene esta fuerza y validez divinas. Entonces ¿qué son las llaves del reino de los cielos? Tienen que ser una imagen de este santo poder judicial del apóstol, que se ejerce aquí en este mundo, pero que está en vigor ante Dios "en los cielos". Al juez del tiempo final está reservada la última y definitiva decisión de quién entra en este reino de Dios. Este juez ha de separar los cabritos de las ovejas (25,32). Pero durante el tiempo anterior al juicio final hay decisiones previas en virtud de un poder judicial ejercido en la Iglesia. Permanece oculto en los decretos de Dios quién pertenece al número de los predestinados para el reino consumado de Dios. Pero se deja en manos de Pedro quién pertenece ahora o no pertenece a la comunidad de salvación que se prepara para este reino de Dios y a él se dirige. Esta sentencia se repite más tarde casi con las mismas palabras (18,18). Allí se confiere el poder de atar y desatar a los apóstoles en conjunto. Hemos observado reiteradas veces que Pedro no está ni habla como particular, sino como miembro y portavoz de los doce. Ciertamente es el primero, pero es el primero entre los otros. Es apóstol elegido por Jesús como también todos los demás, pero por ser el "primero" (10,2) recibe la promesa. Y así la carta a los Efesios no dice que la Iglesia esté fundada sobre Pedro como fundamento, sino que los cristianos están "edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas" (Eph_2:20).

El poder de atar y desatar es transferido a todos, así como también personalmente a Pedro, como primero de los apóstoles. Si el cargo apostólico sigue ejerciéndose en la Iglesia, también tiene que seguir ejerciéndose en ella el cargo de Pedro. De lo contrario la Iglesia no hubiese permanecido fiel al orden que Jesús dio a la Iglesia. Hasta la parusía del Señor no caducará la Iglesia, que entre tanto ejercer el oficio de los apóstoles de atar y desatar y el oficio de Pedro. Ninguno de los dos es institución humana proveniente de aquí abajo, sino fundación divina procedente de lo alto. Ambos oficios forman parte de los dones salvíficos de la nueva alianza...

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* Acerca de los dos verbos, cf. J.B. BAUER, Atar y desatar, en Diccionario de teología bíblica, Herder, Barcelona 1967, col. 120-121, con bibliografía.

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20 Entonces advirtió severamente a sus discípulos que a nadie dijeran que él era el Mesías.

Los discípulos deben mantener oculto el misterio de la mesianidad de Jesús. Este misterio les fue revelado sólo como creyentes; así también tiene que suceder en todos los demás. Es el objetivo y el fin del camino de la fe, no es su principio. Primero es preciso entender las señales del tiempo, oír con prontitud la palabra, luego se da como fruto el misterio de Jesús. Eso también tiene validez hoy día...

b) Primer anuncio de la pasión (Mt/16/21-23).

21 Desde entonces comenzó Jesucristo a declarar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, que había de padecer mucho de parte de los ancianos y de los sumos sacerdotes y de los escribas, que sería llevado a la muerte, pero que al tercer día había de resucitar.

TENER-QUE Aquí están en un lugar destacado las palabras desde entonces. Ahora ha llegado el tiempo y la madurez para algo nuevo, para el misterio de la pasión. Hasta este momento no se ha hablado de ella. Jesús ha dejado entrever a los apóstoles persecuciones y ha remitido a su ejemplo. A ellos no les irá de otra manera que a él mismo (10,24s). Pero estas palabras podían permanecer obscuras, en ningún caso no tenían un contenido concreto. Ahora cambia la situación. Jesús habla con claridad y abiertamente de los acontecimientos que se aproximan. Al principio está el verbo tenía. Todo eso tiene que suceder así, porque está establecido en el orden de la salvación. El término "tenía" procede de Dios. Por así decir, no tiene Dios otro camino, ni siquiera puede dejar de exponer a su propio Hijo, sino que tiene que entregarlo. Es un "tener" divino, es una presión del amor, la cual nos infunde profundo respeto y nos impone un silencio admirativo. Se enumeran brevemente los acontecimientos más importantes. El lugar de la pasión será Jerusalén, porque no cabe que un profeta pierda la vida fuera de Jerusalén (cf. Luk_13:33). Jerusalén es la notoria asesina de los profetas, y está madura para el castigo (cf. 23,29 ss). Los ejecutores serán los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, los que forman el sanedrín, el supremo tribunal en Israel. El Mesías tendrá que sufrir mucho de parte de ellos, incluso la muerte. Pero Jesús resucitará al tercer día. Nos quedamos sorprendidos de que aquí se mencione la resurrección. El principio suena como una introducción cautelosa en el misterio de la pasión: "Comenzó Jesucristo a declarar a sus discípulos...", es decir, a hacerles advertencias e indicaciones. En esta primera introducción y sin hacer pausa alguna ¿les habló de su resurrección? Lo mismo da, porque la historia siguiente muestra que los discípulos oyeron las palabras, pero no las entendieron. Desde aquí empieza en el Evangelio una nueva sección, y al mismo tiempo una nueva tarea de la inteligencia. En estas palabras sobre la pasión se reconoce por primera vez el terror que causan y su contrasentido, si se tiene conocimiento de la mesianidad y de la filiación divina. ¿Cómo concuerdan las dos cosas? Ya era difícil la tarea realizada hasta el presente: reconocer en las señales, palabras y acciones la actuación divina y mesiánica; todavía será más difícil la tarea futura. Así lo muestra inmediatamente después la reacción de Pedro.

22 Pedro, llevándoselo aparte, se puso a reprenderlo, diciéndole: ¡Dios te libre, Señor! No te sucederá tal cosa. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: Quítate de mi presencia, Satán; eres un escándalo para mí, porque no piensas a lo divino, sino a lo humano.

No contradice a lo precedente que Pedro aquí proteste tan enérgicamente y que sea reprendido todavía con más energía. Se trata de este nuevo grado de inteligencia, en el que se tiene que volver a empezar completamente por abajo y desde el principio. Eso debe expresarse por medio de la brusquedad de las expresiones. ¡Jamás, por ningún precio debe suceder algo semejante!, dice Pedro. Es el Mesías y el Hijo del Dios viviente, y ¿le ha de matar el sanedrín? Eso es inconcebible y no puede suceder. Así pensamos todos nosotros, si somos sinceros. Aquí está el escándalo, la necedad de la cruz, como dice san Pablo (1Co_1:23). Jesús tiene que volverse contra Pedro. Es un pequeño pormenor, quizás intencionado. No es una conversación cara a cara ni frente a frente sino que ambos se dan mutuamente las espaldas. La pregunta y la contestación muestran esta distancia, los interlocutores están separados y piensan en distintos planos. Las palabras de Jesús suenan con una dureza increíble. Quítate de mi presencia, Satán; eres un tropiezo para mí. El tropiezo ocurre siempre en los límites, allí donde lo divino hace irrupción en lo humano. Si el hombre no se aparta de sí mismo y se queda en sus pensamientos, está separado de los pensamientos de Dios. Si el hombre se abre al malo, a Satán, el abismo se vuelve insuperable. Apártate de mí, ha dicho Jesús al seductor (cf. 4,10). Es la misma impugnación pero en un plano superior. Así como la tentación en el desierto está al principio de la actividad mesiánica, así esta conversación está al comienzo del camino de la pasión. No es fortuito, sino intencionado que Pedro sea el portavoz. No puede mostrarse con más vigor cómo los pensamientos de Dios están muy por encima de los pensamientos de los hombres, así como el cielo se aboveda muy por en cima de la tierra. "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos" (Isa_55:8). Pedro y todos nosotros tenemos que empezar desde el principio y totalmente por abajo, para comprender fatigosamente algo de los pensamientos de Dios. Pero el Señor también es el guía para lograr esta comprensión, desde ahora en adelante somos instruidos y se nos introduce gradualmente en el misterio. Ya las próximas palabras hablan de él.

c) El seguimiento de Cristo (Mt/16/24-28).

24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame.

Jesús había llamado en particular a los discípulos con la orden: "Sígueme." En esta palabras se fundó la solidaridad, la unión personal de los discípulos con él. En el sentido literal los discípulos le habían seguido a donde él iba, y habían compartido su vida. Este seguimiento exterior, la acción de ir literalmente en pos de él tiene que convertirse en seguimiento interior. El seguimiento interior requiere otras condiciones distintas del abandono de casa y hogar, familia y profesión. Es el estado del alma dispuesta para sufrir la pasión. Sólo entonces el seguimiento pasa a ser seguimiento en sentido propio, y se llega a ser verdadero discípulo.

Negarse a sí mismo significa no conocerse ya en cierto modo a sí mismo, renunciar a sí mismo. No es una renuncia con resignación, cansancio de vivir o con indiferencia, dado que en la propia vida ya no se encuentra ningún sentido, sino como libre acción dirigida hacia un objetivo, como renuncia de algo que tiene menos valor para lograr una cosa más elevada, tal como Jesús ha renunciado a sí mismo. Porque él "siendo de condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando condición de esclavo... se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Phi_2:6-8).

La segunda condición es cargar con la cruz. Esta es una expresión para indicar que se está dispuesto a morir. El condenado tenía que llevar su cruz hasta el sitio de la ejecución. El que coge el madero y lo pone sobre sus hombros, ha aceptado su destino. Sabe que está condenado y que terminará en este madero. En esta expresión el tono principal está en la decisión, en la acción resuelta de coger el madero. El verdadero discípulo tiene que estar dispuesto a esta acción, si quiere seguir a su Maestro. Dado que es un modismo, no tiene que aludirse necesariamente a la disposición para sufrir la muerte física. La verdadera decisión que importa tomar, es la misma que en la negación de sí mismo. Las dos expresiones se complementan mutuamente y se refieren a lo mismo: la firme voluntad y resolución de renunciar a sí mismo y desasirse de sí, posiblemente -si tal fuera la voluntad de Dios- hasta la muerte real, hasta la renuncia de la vida corporal ¡Qué norma para seguir a Jesús!

25 Pues quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.

Se eligen dos nuevos vocablos opuestos entre sí, para expresar el mismo pensamiento: poner a salvo y perder. En último término se trata de las dos acciones, o de conservar, recoger y asegurar definitivamente la vida, o de perder; de la completa destrucción, de la vaciedad y falta de sentido. El hombre tiene ante sí las dos posibilidades. Uno de los caminos es el que conduce a la vida, y el otro el que conduce a la perdición (cf. 7,13s). Las palabras de Jesús suenan a modo de paradoja y difícilmente calan en nuestra vida. Aquí se habla desde un plano distinto y con una lógica distinta de la humana. Todos aspiran a poner a salvo su vida, a conservarla. Quien así procede, dice Jesús, en realidad la perderá. Consigue lo contrario de lo que quiere. Y viceversa, consigue la vida el que la había perdido, es decir el que había renunciado a ella. ¿Es un trueque misterioso? La verdad de estas palabras se muestra solamente a quien intenta vivir de ellas. Los discípulos ya las han oído antes en la gran instrucción dirigida a ellos (10,39). Aquí, en la nueva situación del camino de Jesús, se exige un nuevo grado de ejecución. Lo que allí estaba en el fragmento didáctico acerca de los discípulos, tiene que hacerse aquí en el camino hacia Jerusalén. La vida de todo discípulo conoce estos diferentes grados. A un conocimiento más profundo corresponde una exigencia superior en la vida, así como a la inversa una realización más profunda ofrece nueva comprensión.

26 Porque ¿qué provecho sacará un hombre con ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué dará un hombre a cambio de su vida?

¿Qué es lo que propiamente interesa? Tener la verdadera vida y no ser víctimas de la muerte, salvarse y no ser castigado eternamente. En relación con este objetivo de la vida humana todos los demás objetivos son de segundo orden. Más aún, si alguien pudiera llamar suyo al "mundo entero", no sacaría ningún provecho, si su vida quedara perdida. En la sentencia del juicio el hombre no puede sustituir la vida con nada como contrapeso ni pagar nada como precio de ella. No se trata del "alma" en oposición al cuerpo. El Antiguo Testamento y los contemporáneos de Jesús ven juntos el alma y el cuerpo. Hacen distinción entre el ser humano vivo o muerto. Lo que otorga valor al hombre, lo que le hace hombre, es la vida. Pero al concepto de vida contradice la realidad de la muerte. El hombre anhela tener siempre la vida, vivir eternamente. Eso ocurre por el poder y la misericordia de Dios. Dios puede asegurar la vida del hombre, incluso más allá de la muerte, otorgándosela de nuevo. Este versículo apunta a esta vida eterna, que procede de Dios y es revelación de su amor. Si el hombre se ha hecho indigno de esta vida, de ningún modo la puede conseguir. Es el bien más excelso, no se puede contrapesar con nada. Nuestro anhelo debe estar dirigido a conseguir esta verdadera vida. Jesús ha desechado todos los reinos del mundo "con su esplendor" (cf. 4,8), obedeciendo a Dios hasta la renuncia de su vida terrena.

27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno conforme a su conducta. 28 Os lo aseguro: Hay algunos de los aquí presentes que no experimentarán la muerte sin que vean al Hijo del hombre venir en su reino.

En el juicio se decide acerca de cada cual si obtiene la vida. El Hijo del hombre vendrá a juzgar en la gloria de su Padre. Sólo el creyente sabe que Jesús habla de sí mismo. ¿No podría ser otro el Hijo del hombre? ¿Cómo se debe pensar en su venida, cuando él ya está presente, y por cierto, como se dice a menudo con la misma expresión, "ha venido" (por ejemplo 9,13b)? La plenitud del tiempo ¿no sería aún la plenitud total que contiene la obra del Mesías, la definitiva manifestación de Dios en el mundo? Jesús habla con deliberación de una manera velada. Toca un ulterior misterio del orden de la salvación. Aquí es poco lo que llegamos a conocer sobre este misterio y tenemos que esperar hasta el capítulo 24. En este pasaje las palabras deben ayudar a comprender la pasión del discípulo. Recuerdan el juicio del cuaI tienen conocimiento todos los judíos creyentes. Allí se recompensa según el valor de cada uno. Se da la sentencia según como se haya vivido. Los unos alcanzan la vida, los otros incurren en la perdición. La obra o el hecho que puede llevarse a cabo con la mayor seguridad de la vida es la renuncia a la propia vida por amor de Jesús (cf. 16,25).

Es especialmente difícil de entender la segunda afirmación de Jesús. Dice que algunos de los que están aquí, es decir, de los presentes, no morirán hasta que vean venir al Hijo del hombre en su reino. La comprensión nos resultaría más fácil, si no se dijera que el Hijo del hombre viene. Entonces podríamos traducir "en su gloria real", y podríamos pensar en el tiempo posterior a la resurrección, cuando Jesús estará revestido de la gloria de Dios. Pero la venida se refiere a una única venida, la misma de la que se acaba de hablar, o sea la venida para el juicio (16,27). Estas palabras no logramos descifrarlas. Como 10,23 contienen la idea de que la conclusión de la historia está cerca y hay que esperarla pronto. Algunos contemporáneos la presenciarán, así como san Pablo al principio también pensaba que podría presenciar personalmente la segunda venida de Cristo (Cf. 1Th_4:15; 1Co_15:51; etc.). El Evangelio contiene misterios que no comprendemos. San Mateo respeta las palabras en su tenor, porque habían sido transmitidas. Es tan leal y fiel que no suprime nada ni da ninguna interpretación nueva. ¿O es que acaso contiene realmente el recuerdo de un tiempo en que el mismo Jesús creía que el reino consumado de Dios sobrevendría en breve, sería implantado por él en su calidad de Hijo del hombre? "En cuanto al día aquel y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino el Padre sólo" (1Co_24:36). Incluso estas palabras del Evangelio han de tomarse en serio. No podemos decir con seguridad si el mismo Jesús pensaba tal como indican las palabras de la llegada del Hijo del hombre (1Co_16:28). ¿Habría, pues, Dios llevado al Mesías despacio y gradualmente al conocimiento de su plan por medio del gran modelo del siervo paciente de Dios en el libro de Isaías, por medio de la creciente hostilidad de los jefes del pueblo y por medio de la exigua fe del pueblo? Jesús como verdadero hombre también tuvo que aprender de una manera humana y le tuvo que ser posible crecer en "sabiduría y estatura" (Luk_2:52). ¿Quizás para él sólo más tarde ha resplandecido la cruz como "poder de Dios y sabiduría de Dios" (1Co_1:24)?

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



103 (J) La petición de un signo (16,1-4) . Cf. Mc 8,11-13; Lc 12,54-56. Hay también un paralelo interno en Mt 12,38-39. Desde la crítica textual, no hay seguridad sobre la lec(-)tura de los vv. 2-3. Sólo el primero y último versículo son paralelos de Mc 8,11-12. Mateo parece haber mezclado aquí diferentes fuen(-)tes. Son dichos de advertencia o amenaza. 1. fariseos y saduceos: Es una extraña combina(-)ción de dos partidos hostiles que no se en(-)cuentra en las fuentes de Mateo. Los saduceos habían dejado de existir en los días de Mateo. Los dos nombres juntos simbolizan el lideraz(-)go judío en oposición a Jesús, un signo: Véase el comentario sobre 12,38: cf. 1 Cor 1,22: «los judíos piden un signo». 2. buen tiempo: El dis(-)cernimiento agrícola sobre el clima debería conducir o ser un modelo para el discerni(-)miento sobre la acción de Dios en la historia a través de su agente Jesús, pero, de hecho, no lo es. 3. los signos de los tiempos: Dios ofrece in(-)dicios de su voluntad en cada época, y los cre(-)yentes deben estar atentos a ellos. El dicho es una invitación a la hermenéutica de la historia y, como tal, un desafío permanente para la Iglesia. 4. el signo de Jonás: Referencia crucial mateana (a 12,39), añadida a la fuente marca(-)na; el signo es, probablemente, el ministerio de Jesús (véase comentario sobre 12,39).

104 (K) La levadura de los fariseos y saduceos (16,5-12). Cf. Mc 8,14-21. Como ocurre en el dicho anterior, Mateo de nuevo mezcla sus fuentes, eliminando en su redac(-)ción lo que considera una excesiva dureza de Marcos en el asunto de la falta de compren(-)sión de los discípulos, y añadiendo el v. 12 pa(-)ra polemizar contra sus rivales de Yamnia. En todas las versiones del Evangelio se trata de advertencias. Mateo advierte contra la falsa enseñanza. Lucas contra la hipocresía. El nú(-)cleo original de Marcos parece ser la preocu(-)pación por la comensalía común entre judíos y gentiles, en donde «un solo pan» sería sufi(-)ciente (así N. A. Beck, CBQ 43 [1981] 49-56). 6. levadura de los fariseos y saduceos: Sobre la levadura como símbolo de la corrupción, véa(-)se el comentario a 13,33. Sobre los dos parti(-)dos, véase el comentario sobre el v. 1. 9. ¿no entendéis?: Mateo abrevia el texto marcano, porque en el v. 12 afirmará que los discípulos realmente comprenden. 12. ellos comprendie(-)ron: Para Mateo, un buen discípulo es aquel que comprende y permanece fiel a la enseñan(-)za de Jesús, en cuanto opuesta a la del rabinato emergente y también a toda nostalgia por el templo, representado por los saduceos.

105 (L) La confesión de Pedro (16,13-20). Cf. Mc 8,27-30; Lc 9,18-21. Esta unidad constituye la cima del evangelio de Marcos, junto con 8,31-9,13. Mateo añade los vv. 16b-19, que vienen a ser un famoso complemento eclesiológico a la confesión de Pedro. 13-16. Sobre estos versículos, que contienen la im(-)portante confesión de fe de Pedro en Jesús, véase el comentario sobre Mc 8,27-30 (-Mc, 41:55). Pero tengamos en cuenta los siguientes elementos característicos de Mateo. 13. el Hi(-)jo del hombre: Sustituye al pronombre «yo» que encontramos en Marcos. Mateo ha here(-)dado de Q la identificación del Jesús terreno con el Hijo del hombre (cf. Dn 7,13). 14. Jere(-)mías: Mateo menciona a este profeta porque, por su rechazo y sufrimiento, anunciaba el re(-)chazo y sufrimiento del Mesías (M. J. J. Menken, ETL 60 [1984] 5-24). 16. el Hijo del Dios vivo: Mateo añade esta frase (cf. 14,33) al es(-)cueto «el Cristo» que hallamos en Marcos, in(-)terpretándolo en el sentido de la consciencia de filiación exclusiva de Jesús (11,27). Al invo(-)car la relación Padre-Hijo, Mateo aleja nuestra atención de las connotaciones político-militares del título «mesías». 17-19. La versión marcana no presenta una respuesta satisfactoria de Jesús a la confesión de Pedro, sino sola(-)mente un mandato de silencio. Mateo intenta dar una respuesta que procede, probablemen(-)te, de una fuente anterior. Desde el punto de vista de su forma literaria, el v. 17 es un macarismo, mientras que los vv. 18.19 podrían con(-)siderarse como una leyenda etiológica que explica el cambio de nombre de Pedro. Con(-)juntamente, los vv. 17-19 ofrecen un relato del fundamento de la autoridad pospascual en la Iglesia y del encargo del liderazgo. 17. te lo ha revelado: Posiblemente contra la afirmación de Pablo en Gál 1,15.16 (J. Dupont, RSR 52 [1964] 411-20). 18. piedra: Juego de palabras con el nombre de Pedro (Petros, petra): en arameo ambos se dicen képa (cf. Is 28,14-22; 51,1.2; 1QH 3,13-18; 6,:25-27; cf. J. A. Fitzmyer, TAG 112-24). Iglesia: El término ekklésia se en(-)cuentra solamente aquí y en 18,17 en los cua(-)tros evangelios. Se refiere a la asamblea del pueblo de Dios. Las puertas del infierno: cf. Is 38,10; Job 38,17; Sal 9,14; Sab 16,13. 19. lla(-)ves: Is 22,22.23: Job 12,14; 1 Hen 1-16 (G. W. E. Nickelsburg, JBL 100 [1981] 575-600). rei(-)no: Mateo relaciona aquí a la Iglesia con el reino: la Iglesia es una disposición interina que media la salvación en el tiempo entre el ministerio terreno de Jesús y la futura llegada del reino, será atado: Este verbo y su paralelo «será desatado» son pasivos teológicos (ZBG § 236); Dios atará y desatará lo que Pedro ate y desate. Este versículo da una enorme autori(-)dad a Pedro. ¿Cuál es la naturaleza de esta au(-)toridad? Atar y desatar son términos técnicos rabínicos que pueden referirse a atar al diablo en un exorcismo (R. H. Hiers, JBL 104 [1985] 233-50), a los actos jurídicos de excomunión o de la toma de una decisión definitiva (una forma de enseñanza a través de la legislación en el ámbito político). Cf. J. Jeremias, TDNT 3.744-53. La autoridad de atar y desatar se da a los discípulos en 18,18, pero es solamente a Pedro a quien se concede la revelación, la función de roca-fundamento (Ef 2,20) y, espe(-)cialmente, las llaves. En EvTom 12, la función clave se concede a Santiago, el dirigente de los judeocristianos. Para los cristianos genti(-)les, el candidato preferido habría sido Pablo. Pedro representa de este modo un compromi(-)so que puede sostener, en difícil síntesis, las dos tendencias de la Iglesia primitiva. Mateo muestra aquí su buen sentido ecuménico. Pue(-)de también estar implícito el recuerdo históri(-)co de la función de Pedro como portavoz de los discípulos durante el ministerio de Jesús. En su conjunto, los vv. 17-19 representan una mezcla de imágenes poéticas del AT y de legis(-)lación institucional. Tal combinación no es ra(-)ra en la literatura rabínica, pero aquí adquiere una notable densidad. 20. que él era el Cristo: Mateo resume la principal revelación al final, para unificar todo el conjunto. Véase además PNT 83-107.

106 (M) Primera predicción de la pa(-)sión y dichos sobre el discipulado (16,21-28) . Cf. Mc 8,31-9,1; Lc 9,22-27. Las otras dos predicciones se harán en 17,22-23; 20,17-19; cf. 26,1-2. 21. desde entonces: Con esta frase, Ma(-)teo, a diferencia de Marcos, separa la predic(-)ción de la pasión de la confesión. Jerusalén: Ciu(-)dad donde mueren los profetas (23,29-39). ancianos, jefes de los sacerdotes, escribas: Estos tres grupos de dirigentes componen el sanedrín; los ancianos eran dirigentes laicos. Notemos que no se menciona a los fariseos, el día tercero: Alusión a Os 6,2. Es improbable que Jesús ha(-)blase en términos tan precisos de su destino (aunque no dice nada sobre la crucifixión y los gentiles). En este sentido, es una profecía ex eventu. Pero sí es altamente probable que Jesús reflexionara sobre su futura muerte a manos de las autoridades y sobre el significado que ten(-)dría en el plan salvífico de Dios (H. Schürmann, Jesu ureigener Tod [Friburgo 1975]). 22. repren(-)der: Pedro quiere únicamente una teología de la gracia y de la gloria, es decir, separar a Cris(-)to de su cruz. 23. Satanás: A esta dura apela(-)ción añade Mateo «eres para mí un obstáculo», que resulta claramente irónico tras 16,18. 24-28. Cf. paralelos en 10,38-39.33. Los cinco di(-)chos se dirigen solamente a los discípulos. Los tres primeros, sobre el coste del discipulado, pueden entenderse como un comentario sobre el gran mandamiento de amar a Dios con el corazón, el alma y la fuerza (Dt 6,5; véase co(-)mentario sobre Mt 4,1-11). 24. La abnegación significa someterse a la voluntad de Dios, car(-)gue con su cruz: No se refiere a la crucifixión de Jesús. En la antigüedad era común ejecutar de esta forma tan horrible a la gente, por lo que la cruz se convirtió en un término proverbial para expresar el sufrimiento y el dolor. 25. sal(-)var su alma (vida): Evitando el martirio. 26.ga(-)nar el mundo entero: Es decir, adquirir gran riqueza. Resulta sorprendente la transferencia del mandamiento del amor a Dios al man(-)damiento del amor (seguimiento) a Jesús. Los dichos expresan una verdad psicológica pro(-)funda: la felicidad esquiva a quienes la buscan directamente en lugar de buscar primero la vo(-)luntad de Dios, es decir, lo que es justo. 27-28. Los dos últimos dichos implican una represen(-)tación apocalíptica de la recompensa del disci(-)pulado. El Hijo del hombre actúa como juez y el reino es suyo. 27. recompensar: Alusión al Sal 62,13. 28. no gustará la muerte: El marco temporal es incorrecto si se refiere a la llegada del reino en plenitud (cf. Mc 13,32). Pero algu(-)nos han visto el cumplimiento de la promesa en la transfiguración (17,1-9, que se describe como visión en el v. 9).

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y despedida la gente, entró en un barco, y pasó a los términos de Magedán. Y se llegaron a El los fariseos y los saduceos para tentarle: y le rogaron que les mostrase alguna señal del cielo. Y El les respondió, y les dijo: "Cuando va llegando la noche decís: Sereno hará, porque rojo está el cielo. Y por la mañana: Tempestad habrá hoy, porque el cielo triste tiene arreboles: pues la faz del cielo sabéis distinguir, ¿y las señales de los tiempos no podéis saber? Generación perversa y adúltera señal pide, y señal no le será dada, sino la señal de Jonás, el profeta"; y los dejó, y se fue. (15:39; 16:1-4)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,2
El Señor despachó la gente después del milagro de los cinco panes. Lo mismo hace ahora, pero no se marchó a pie, sino en un barco, a fin de que no lo siguiese la gente. Por eso se dice: "Y despachada la gente se entró en un barco y pasó a los términos de Magedán".

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,51
San Marcos dice (Mc 8) a Dalmanuta, pero no da lugar a ninguna duda, porque se conocía con los dos nombres la población y en muchos códices, según el mismo San Marcos, no se encuentra más que la palabra Magedán.

Rábano
Magedán es una región situada frente a Gerasán. Significa frutas o noticias y es figura del jardín, de quien se dice (Cnt_4:12): "Huerto cerrado, fuente sellada", en donde crecen los frutos de las virtudes y es dado a conocer el nombre del Señor. Esto nos enseña que los predicadores, después de haber distribuido al pueblo la palabra, deben renovar el interior de sus corazones con los frutos de las virtudes.
Sigue: "Y se llegaron a El los fariseos y los saduceos", etc.

Remigio
Ciertamente llama la atención la ceguera de los fariseos y de los saduceos. Pedían un milagro del cielo, como si no fuesen milagros las obras que habían presenciado. San Juan da la razón de por qué pedían un milagro, cuando refiere (Jua_6:31) que la gente, después de la comida de los cinco panes, se aproximó al Señor y le dijo: "¿Qué milagro haces Tú para que veamos y creamos en Ti? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito (Sal 77): "Les dio a comer el pan del cielo". Manifiéstanos Tú un milagro del cielo, esto es, haz que llueva por espacio de uno o dos días el maná, a fin de que se harte todo el pueblo, como sucedió en el desierto durante tan largo tiempo". Mas El, como Dios, penetrando sus pensamientos y sabiendo positivamente que, aunque les hiciese el milagro que pedían, no creerían, se negó a concederles lo que le pedían. Por eso sigue: "Y El respondió y les dijo: Cuando va llegando la noche decís: Sereno hará", etc.

San Jerónimo
La mayor parte de los códices griegos no contienen esto, pero el sentido es bien claro, es decir, que por la sucesión y regularidad de los elementos podemos calcular los días serenos y los lluviosos, mientras que los escribas y los fariseos, que eran reputados como doctores de la Ley, no podían por los vaticinios de los profetas conocer la venida del Señor.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,20
Las palabras del Señor: "Cuando va llegando la noche, decís: Sereno hará, porque el cielo está rojo", pueden entenderse en el sentido de que se concede el perdón a los pecadores en la primera venida de Cristo por la sangre que vertió el Señor en su pasión. "Y por la mañana: Tempestad habrá hoy, porque el cielo triste tiene arreboles". Es decir, que la segunda venida del Señor será precedida de fuego.

Glosa
O de otro modo: el cielo está de un rojo triste, esto es, sufrirán los apóstoles después de mi resurrección y después de ellos podéis estar seguros que vendré Yo a juzgar en el tiempo venidero. Y si ahora no perdono a los míos, que son buenos, el que sufran, menos perdonaré después a otros.
Sigue: "Pues la faz del cielo sabéis distinguir y las señales de los tiempos no podéis saber".

Rábano
Por las señales de los tiempos quiso dar a entender su venida y su pasión, parecida al color rosáceo del cielo en la tarde, y las tribulaciones que precederán a su venida están representadas por un cielo que tiene por la mañana un color rosáceo y triste.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,2
Así como las señales del buen tiempo son distintas de las del tiempo lluvioso, así sucede en mí. Porque ahora en mi primera venida tengo necesidad de esas señales que brillan sobre la tierra, pero las que brillarán en el cielo están reservadas para mi segunda venida. Ahora he venido como médico, entonces me presentaré como juez. Por esta razón he venido ahora como cubierto por un velo, mas luego, cuando se conmovieren todas las potestades del cielo, me presentaré con gran claridad. No es éste el tiempo de las señales, porque he venido a morir y a sufrir todo género de afrentas. Y por eso sigue: "Generación mala y adúltera señal pide y señal no le será dada".

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,51
San Mateo repite esto mismo en otro lugar (Mt 12), lo que nos debe recordar que muchas veces dice el Señor las mismas cosas, a fin de que cuando no podamos resolver una dificultad originada por dos palabras diferentes, deduzcamos, que un mismo hecho ha sido repetido dos veces.

Glosa
Dice generación mala y adúltera, esto es, incrédula, porque tenía un entendimiento carnal en lugar de espiritual.

Rábano
No dará el Señor a esta generación, a quien tantas señales dio en la tierra, la señal celestial que le pedían, sino que se las dará a la generación que lo busca, es decir, a los apóstoles que lo vieron subir al cielo y a quienes envió el Espíritu Santo.

San Jerónimo
Ya se ha dicho arriba lo que significa la señal de Jonás (Mt 12).

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53,3
Convenía que los fariseos, que habían oído por segunda vez estas palabras, le preguntaran y le dijeran: "¿Qué es lo que tú dices?" Ellos no hacían esta pregunta llevados del deseo de instruirse y por eso el Señor los abandonó, de aquí sigue: "Y los dejó y se fue", etc.

Rábano
Esto es, se fue al otro lado del estrecho, abandonando a la generación mala de los judíos y siguiéndolo el pueblo de las naciones. Observad que no se fue, como en otras ocasiones, después de despachar la gente, sino que se dice que los dejó, porque sus espíritus insolentes estaban empapados en el error de infidelidad.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XVI.

1 The Pharises require a signe. 6 Iesus warneth his disciples of the leauen of the Pharises and Sadduces. 13 The peoples opinion of Christ, 16 and Peters confession of him. 21 Iesus foresheweth his death, 23 Reproouing Peter for disswading him from it: 24 And admonisheth those that will follow him, to beare the Crosse.
1 The [ Mar_8:11; Luk_12:54.] Pharises also, with the Sadduces, came, and tempting, desired him that hee would shew them a signe from heauen.

[Pharises leauen.]

2 He answered, and said vnto them, When it is euening, yee say, It will bee faire weather: for the skie is red.
3 And in the morning, It will be foule weather to day: for the skie is red and lowring. O ye hypocrites, yee can discerne the face of the skie, but can ye not discerne the signes of the times?
4 A wicked and adulterous generation seeketh after a signe, and there shall no signe be giuen vnto it, but the signe of the Prophet Ionas. And hee left them, and departed.
5 And when his disciples were come to the other side, they had forgotten to take bread.
6 Then Iesus said vnto them, Take heed and beware of the leauen of the Pharises, and of the Sadduces.
7 And they reasoned among themselues, saying, It is because we haue taken no bread.
8 Which when Iesus perceiued, he said vnto them, O ye of little faith, why reason ye among your selues, because ye haue brought no bread?
9 [ Mat_14:17 .] Doe ye not yet vnderstand, neither remember the fiue loaues of the fiue thousand, and how many baskets ye tooke vp?
10 [ Mat_15:34 .] Neither the seuen loaues of the foure thousand, and how many baskets ye tooke vp?
11 How is it that ye doe not vnderstand, that I spake it not to you concerning bread, that ye should beware of the leauen of the Pharises, and of the Sadduces?
12 Then vnderstood they how that he bade them not beware of the leauen of bread: but of the doctrine of the Pharisees, and of the Sadduces.
13 When Iesus came into the coasts of Cesarea Philippi, he asked his disciples, saying, [ Mar_8:27 ; Luk_9:18 .] Whom doe men say, that I, the sonne of man, am?
14 And they said, Some say that thou art Iohn the Baptist, some Elias, and others Ieremias, or one of ye Prophets.
15 He saith vnto them, But whom say ye that I am?
16 And Simon Peter answered, and said, [ Joh_6:69 .] Thou art Christ the sonne of the liuing God.
17 And Iesus answered, and said vnto him, Blessed art thou Simon Bar Iona: for flesh and blood hath not reueiled it vnto thee, but my Father which is in heauen.

[The keyes.]

18 And I say also vnto thee, that [ Joh_1:42 .] thou art Peter, and vpon this rocke I will build my Church: and the gates of hell shall not preuaile against it.
19 [ Joh_20:23 .] And I will giue vnto thee the keyes of the kingdome of heauen: and whatsoeuer thou shalt bind on earth, shall be bound in heauen: whatsoeuer thou shalt loose on earth, shall be loosed in heauen.
20 Then charged hee his disciples that they should tel no man that he was Iesus the Christ.
21 From that time foorth began Iesus to shew vnto his disciples, how that he must goe vnto Hierusalem, and suffer many things of the Elders and chiefe Priests & Scribes, and be killed, and be raised againe the third day.
22 Then Peter tooke him, and began to rebuke him, saying, Be it farre from thee Lord: This shal not be vnto thee.
23 But he turned, and said vnto Peter, Get thee behind mee, Satan, thou art an offence vnto me: for thou sauourest not the things that be of God, but those that be of men.
24 [ Mat_10:38 ; Mar_8:34 .] Then said Iesus vnto his disciples, If any man will come after me, let him denie himselfe, and take vp his crosse, and follow me.
25 For whosoeuer will saue his life, shall lose it: and whosoeuer will lose his his life for my sake, shall finde it.
26 For what is a man profited, if hee shal gaine the whole world, and lose his owne soule? Or what shall a man giue in exchange for his soule?
27 For the sonne of man shall come in the glory of his father, with his Angels: [ Psa_62:12 Rom_2:6 .] and then he shall reward euery man according to his works.
28 Uerely I say vnto you, [ Mar_9:1 ; Luk_9:27 .] There be some standing here, which shall not taste of death, till they see the Sonne of man comming in his Kingdome.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



4. Ver nota 12. 39.

13. "Cesarea de Filipo" estaba situada al norte de Palestina.

17. "La carne" y "la sangre" designan al hombre completo en la debilidad de su condición terrena.

18. Simón recibe el nombre de "Pedro" ("Cefas"), que significa "piedra", o mejor, "roca", y este cambio de nombre simboliza la misión que Jesús le confía.

"Iglesia" proviene de una palabra griega que significa "asamblea". La palabra hebrea equivalente designaba, en el Antiguo Testamento, la comunidad del Pueblo judío.

"El poder de la Muerte", literalmente, "las puertas del Infierno" o "del Abismo". El "Abismo" era la morada de los muertos, y aquí se refiere a las fuerzas del mal que se oponen a la acción de Dios en el mundo y llevan a los hombres a la muerte eterna. Ver Apo_1:18.

19. "Atar" y "desatar", en el lenguaje de los rabinos, significaba declarar autoritariamente lo que estaba prohibido o permitido. Esto implicaba el poder de excluir y reincorporar en la comunidad religiosa.

21. Estos tres grupos eran los que componían el Sanedrín o Tribunal Supremo de los judíos.

Los "ancianos" eran los principales jefes de familias no sacerdotales.

El "Sumo Sacerdote" era el Jefe supremo de los judíos y reunía en su persona la máxima autoridad religiosa y civil, aunque en la práctica su poder era menor. Se lo elegía para toda la vida y sólo en casos excepcionales podía ser depuesto. Esta excepción se había hecho común en el tiempo de Jesús, por lo cual en el Evangelio se habla frecuentemente de los "sumos sacerdotes", es decir, del que lo era en ese momento y de los que lo habían sido anteriormente. En cuanto a los "escribas", ver nota 2. 4.

23. Jesús llama a Pedro "Satanás" -en hebreo, "Satán", que significa "Adversario"- porque al querer alejarlo de la Pasión se oponía al plan de Dios, que consistía en salvar al mundo por medio de la cruz. Ver nota Job_1:6.

28. En este versículo, el evangelista se refiere probablemente a los tres discípulos que "seis días después" (17.1) serían los testigos de la transfiguración de Jesús, en la que él deja traslucir su gloriosa Venida al fin de los tiempos y anticipa la llegada del Reino de Dios "con poder" ( Mar_9:1).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Una señal celeste. Esta vez acompañan a los fariseos los saduceos, los cuales exigen un signo del cielo como legitimación de quien se presenta como Mesías. Jesús responde con un juego ingenioso. Los signos naturales del cielo los interpretan sin dificultad; los signos terrestres, las coyunturas decisivas de la historia, no las saben interpretar. Después de poner al descubierto la ceguera espiritual de sus adversarios, Jesús se refiere una vez más a la «señal de Jonás», es decir, a su muerte y resurrección (4). Ante la incapacidad de los líderes del pueblo para descubrir en sus signos la presencia del reinado de Dios, Jesús se desentiende de ellos y concentra su actividad desde ahora y hasta el final del capítulo 18 en el grupo de discípulos para ir formando la comunidad. La lentitud de éstos en entender a Jesús muestra la necesidad que tienen de un conocimiento y una experiencia cada vez más intensos sobre su persona, su proyecto y las exigencias del seguimiento. Deben pasar de la preocupación a la confianza; de la comprensión material, a una más espiritual y a una actitud de vigilancia.
La levadura hace fermentar (13,33), pero también echa a perder y está excluida durante la Pascua (Éxo_12:15; 1Co_5:7s). La advertencia del Maestro es una invitación a estar precavidos para discernir todo lo que entra en contradicción con sus enseñanzas. Las palabras finales de Jesús invitan a desvelar el significado simbólico del pan en estos capítulos: el pan que Jesús reparte es el reinado de Dios, nacido de la levadura nueva de su enseñanza. Éste es el pan que los discípulos deben conservar sin contaminación y además, repartir a todos.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Los fariseos y los saduceos (ver Mar. 8:11-21; cf. Luc. 11:16; 12:1, 54-56). Durante una breve vuelta al territorio judío, Jesús se encontró otra vez con la oposición oficial. En cuanto al pedido de una señal del cielo y la negación de todas excepto la señal de Jonás véase más arriba sobre 12:38-42. El contraste entre el escepticismo judío y la respuesta entusiasta de la multitud gentil es notable.

Los que hacían las preguntas eran una combinación extraña de fariseos y saduceos. Los puntos de vista teológicos y normas de estos grupos eran radicalmente diferentes entre sí, pero tenían que cooperar como miembros de la corte suprema judía, el Sanedrín. Esta combinación de partidos en oposición a Jesús llegaría a conocerse claramente más adelante (ver sobre 16:21), pero ya estaba lo suficientemente marcado como para que Jesús haya comentado sobre los dos grupos como una oposición unida en los vv. 15-21.

Aunque Jesús anteriormente había usado la levadura como símbolo de crecimiento del reino de Dios (13:33), era también una metáfora del poder del mal para extender su influencia (1 Cor. 5:6-8; Gál. 5:9). Aquí la petición de una señal indicaba una resistencia insidiosa a la misión de Jesús, y éste no quería que sus discípulos fueran contagiados con el escepticismo de sus opositores.

Los pensamientos de los discípulos, sin embargo, estaban fijos sobre cosas más materiales, ¡ellos pensaban que hablaba acerca de pan propiamente! Tener esta clase de interés era señal de poca fe (cf. 6:25-34), especialmente ya que sus propios ojos habían sido testigos de cómo Jesús podía suplir sus necesidades físicas.

Notas. 2, 3 El pasaje acerca de las señales del clima no aparece en muchos de los primeros textos, y puede haber sido un agregado posterior basado en Luc. 12:54-56.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 16.1 Cf. Is 35.5-6; Mt 11.5.

[2] 16.9 Mt 12.38; Lc 11.16.

[3] 16.10 Mt 14.17-21.

[4] 16.14 Mt 15.34-38.

[5] 16.16 Cf. Mal 4.5-6; Eclo 48.4,10.

[6] 16.18 Cf. Jn 6.68-69.

[7] 16.19 El poder de la muerte: lit. las puertas del Hades. Véase Reino de la muerte en el Índice temático.

[8] 16.21 Mt 18.18; cf. Jn 20.23.

[9] 16.24-25 Que lo iban a matar... resucitaría: Mt 17.22-23; 20.17-19.

[10] 16.25-26 Cargue con su cruz: Cf. Mt 10.38; Lc 14.27.

[11] 16.27 Vida: la palabra griega significa vida, alma, o uno mismo. La expresión pierde la vida en el v. 26 equivale a arruina su vida (o se pierde a sí mismo, cf. Lc 9.25).

[12] 16.27 Mt 25.31.

[13] 17.1-13 Jer 17.10; Ez 18.30; Ro 2.6.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Por dos veces (cfr 12,38) se han dirigido los fariseos a Jesús pidiéndole una señal. En el ánimo del Señor -y también del lector del evangelio- están las dos multiplicaciones de los panes que acaba de realizar (14,13-21; 15,32-39) y los milagros que hizo entre una y otra (cfr 15,29-31 y nota). Por eso les reprocha que no sepan juzgar correctamente el sentido de esos prodigios: «Los milagros demuestran que el Reino de Jesús ha llegado ya a la tierra», aunque muestran sobre todo que «el Reino se manifiesta en la propia persona de Cristo, Hijo de Dios e Hijo del Hombre» (C. Vat. II, Lum. gent. 5).


Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

Ὀψίας γενομένης … οὐ δύνασθε Treg NA28 RP ] ⟦WH⟧
  • τὸ Treg NA28 ⟦WH⟧ ] Ὑποκριταί τὸ RP

Nueva Versión Internacional (SBI, 1999)

[a] Var. no incluye el resto del v. Mat 16:2 y todo el v. Mat 16:3.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Luc_12:54-56

Torres Amat (1825)



[20] Pues debía antes padecer la muerte y así entrar en su gloria.

[28] Se puede referir a la Transfiguración, la Resurrección, la Ascensión, o la Venida del Espíritu Santo.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Luc_12:54-56

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Mt 10:34 * Lc 12:496 * Mc 10:38