Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 16.
Petición de los fariseos de una señal del Cielo, 16:1-4 (Mar_8:11-13).
1
Se le acercaron fariseos y saduceos para tentarle, y le rogaron que les mostrara una señal del cielo. 2
El, respondiendo, les dijo: Por la tarde decís: Buen tiempo, si el cielo está arrebolado. 3
Y a la mañana: Hoy habrá tempestad, si en el cielo hay arreboles oscuros. Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos. 4
La generación mala y adúltera busca una señal, mas no se le dará sino la señal de Jonas. Y, dejándolos, se fue. Este pasaje es, fundamentalmente, un duplicado del mismo Mt (
Mar_12:38-42). Aunque derivado literariamente, por razón de otras fuentes, a otro aspecto que fundamentalmente es el mismo:
Cristo Mesías presente. Ante el rechazo de Cristo en los relatos anteriores se le pide un
nuevo signo. El complot de los fariseos contra Cristo l sigue en aumento. Ahora se unen a sus enemigos mortales, los saduceos,
para perder a Cristo, para insidiosamente tentarle. Determinado de antes perderle, ahora buscan un signo especial, un milagro celeste.
Ellos admitían sus prodigios, pero lo atribuían a poder de Beel-zebul, príncipe de los demonios (
Mat_12:24). Como insidia, buscan comprometerle, al hacerle fracasar con un prodigio de este tipo. No llegan a la pretensión de ciertos grupos de gentes que en San Juan le piden un signo
mayor que la multiplicación de los panes,
al exigir Cristo la entrega a El (
Jua_6:30).
Era creencia popular en Israel que el Mesías haría prodigios sorprendentes, v.gr., que, cual otro Moisés, prodigase una lluvia de maná 2, que cambiaría el agua en sangre, que conocería por su olfato cualquier cosa, etc. 3 Por eso, en este ambiente de convencionalismo le piden astutamente una señal del cielo. No les vale un prodigio cualquiera al alcance de la mano; ha de ser una señal que no estaría al alcance de sus manos, v.gr., una lluvia de maná, un fenómeno al estilo de Josué, pero venido del cielo.
La respuesta de Cristo no es una capitulación a un capricho insidioso, pero sí es una ironía celeste tomada de los signos de los tiempos. Es la experiencia cotidiana meteorológica según esté el color del cielo. El Talmud está lleno de normas para indicar a los labradores palestinos las señales climatológicas 4. Jesús les cita lo que debía de ser para ellos un proverbio 5. El v.2b y el 3 faltan en importantes manuscritos, v.gr., el Sinaítico y Vaticano.
Estas gentes que saben distinguir el aspecto del cielo no pasan de ser meteorólogos. ¡Pero no disciernen los signos de los tiempos mesiánicos, ellos, tan versados en las Escrituras! Ya no estaba el cetro en manos de Judá. La expectación mesiánica era universal. El Bautista, con su valor profético, anunciaba tras él al Mesías. Los milagros acompañaban por doquier a Cristo. Pero ellos no discernían, no querían discernir, los signos de los tiempos mesiánicos, entre ellos especialmente los milagros de Jesús (
Mat_11:2-5;
Mat_12:1-28). ¡Entendían de lo que no eran especialistas, y, en su oficio de
doctores, no discernían la hora mesiánica en que estaban! Por eso no se les dará ningún prodigio (Mc) de los que piden. Sólo se dará el de Jonas.
Cristo los califica generación mala y adúltera. La expresión de esta generación sobrepasa los interlocutores inmediatos y se refiere a la generación judía 6.
Las otras expresiones mala y adúltera están imbuidas de sentido bíblico: generación mala, pues estaba en la creencia popular que tal sería la generación que recibiera al Mesías 7, y adúltera, en el sentido del A.T., calificativo del pueblo judío, cuando era infiel a la Ley y a Yahvé, que era su esposo. Ambas expresiones orientan marcadamente al mesianismo. Son las calificaciones que el Deuteronomio da a la generación del éxodo (
Deu_32:5;
Sal_95:10;
Hec_2:40). No en vano se esperaba que en los días mesiánicos hubiese en el pueblo una renovación de las experiencias que se leían en el éxodo.
Cristo da un signo, pero no el que ellos piden, ni para cuando ellos lo piden, sino el que está en el plan del Padre, y el supremo signo que da es la señal de Jonas. Como seguramente es un duplicado de Mt, en el anterior pasaje (
Mat_12:39-40), esta señal de Jonas es tipológica de Cristo: los tres días que Cristo estuvo en el sepulcro esperando la resurrección. El gran milagro, más sorprendente que los espectaculares e infantiles prodigios rabíni-cos que se esperaban para acreditar al Mesías. ¿Podría pensarse acaso que Cristo sólo respondió que no se daría más que la señal de Jonas y que cada fuente buscó completar su sentido? En este caso, ¿habría que sobrentender el aspecto de
arrepentimiento que hubo en Nínive a causa de la predicación de Jonas? Vendría bien en contraste con esta incredulidad farisaica ante la predicación milagrosa de Cristo. En todo caso, esta posibilidad es hipótesis.
El fermento de los fariseos y saduceos,Mat_16:5-12 (Mar_8:14-21).
5
Yendo los discípulos a la otra ribera, se olvidaron de tomar pan. 6
Jesús les dijo: Ved bien de guardaros del fermento de los fariseos y saduceos. 7
Ellos pensaban entre sí y se decían: Es porque no hemos traído pan. 8
Conociéndolo Jesús, dijo: ¿Que pensamientos son los vuestros, hombres de poca fe? ¿Que no tenéis pan? 9
¿Aún no habéis entendido ni os acordáis de los cinco panes para los cinco mil hombres, y cuántos canastos recogisteis? 10
¿Ni de los siete panes para los cuatro mil hombres, y cuántos canastos recogisteis? 11
¿Cómo no habéis entendido que no hablaba del pan? Guardaos, os digo, del fermento de los fariseos y saduceos. 12
Entonces cayeron en la cuenta de que no les había dicho que se guardasen del fermento del pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos. Después de abandonar la disputa con aquel grupo de fariseos y saduceos. Cristo se embarca a la otra orilla (Mt), la oriental, pues desembarcará en Betsaida (
Mar_8:22). El tema viene sugerido por la tentación de la señal pedida.
Los dos sinópticos destacan que los apóstoles se habían olvidado de llevar con ellos las provisiones necesarias, que Mt lo sintetiza en haberse olvidado de llevar pan, aunque Mc precisa que es que sólo habían llevado consigo un pan. Acaso fue debido a lo imprevisto de aquel viaje.
Jesús les hace esta recomendación inesperada. ¡Atención! Guardaos de la levadura (del fermento) de los fariseos y saduceos (Mt).
Pues así como la levadura hace fermentar la masa (
Mat_13:33), lo que también es corromperla (
1Co_5:6;
Gal_5:9) altera la masa para hacerla a toda fermentar , así era la acción disolvente de los fariseos en las masas. En este sentido también la usaban los rabinos 8. Ya Lc cita estas palabras de Cristo en otro contexto: Guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía (
Luc_12:1). Y en otro contexto de Mt, Cristo dice a los fariseos: ¡Ay de vosotros, fariseos, hipócritas., que ni entráis vosotros (en el reino) ni permitís entrar a los que quieren entrar! (
Mat_23:13). Con su conducta y con sus doctrinas corrompían la masa de Israel. Son los ciegos guías de otros ciegos, que caerán en la fosa (
Mat_15:44). Hasta aquí era ponerlos en guardia contra la enemistad declarada hacia El. Pues tan corruptora era su doctrina y su actitud frente a El, el Mesías, que buscaban destruir su obra: desacreditarle, boicotearle,
impedir que el pueblo fuese tras del Mesías, su Salvador. Ante esta observación de Jesús, los apóstoles no comprenden el propósito por que lo dice. Y lo relacionan, ingenuamente, con su falta de provisiones de pan. Lo cuchicheaban entre ellos (Mc). Aunque Jesús, probablemente, se dio cuenta que rumoreabanMc), Mt presenta el conocimiento sobrenatural de Jesús: ¿Por qué pensáis.
dentro de vosotros mismos? (cf.
Mat_9:34).
Y recordándoles la doble multiplicación de los panes, les hace ver que no son sus preocupaciones lo que le inquieta milagrosamente lo había solucionado antes, por eso les llama
hombres de poca fe , sino que les hablaba del peligro corruptor antimesiánico de los fariseos.
Mc pone de la levadura de los fariseos y Herodes. A la hora de la composición de Mtg, a Herodes, ya desaparecido y olvidado, se lo sustituye por el equivalente enemigo hostil del reino de Cristo, los saduceos.
Los apóstoles aparecen frecuentemente en los evangelios como hombres rudos que no acaban de sacar las consecuencias
de los signos de Cristo, de sus milagros. Están demasiado inclinados todavía a las preocupaciones materiales y demasiado despreocupados con una actitud poco propensa a la comprensión espiritual de todo lo que atañe al reino y a la persona de Cristo (
Jua_14:9;
Hec_1:6, etcétera). La alusión a la multiplicación de los panes era remitirles a la prueba milagrosa de su mesianismo frente al peligro del fermento de moledor antimesiánico de los fariseos 8. Si la segunda multiplicación de los panes es un duplicado, la redacción plural literaria se impone.
La confesión de Pedro en Cesárea,Hec_16:13-20 (Mar_8:27-30; Luc_9:18-21).
13
Viniendo Jesús a los términos de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? 14
Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que Jeremías u otro de los profetas. 15
Y El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? 16
Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. 17
Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Yona, porque no es la carne ni la sangre quien eso e ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. 18
Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. 19
Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. 20
Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que El era el Mesías. Los tres sinópticos colocan este episodio encuadrado en otros hechos históricos bastante aproximados. Después de su llegada a Dalmanuta-Magadán, Jesús va a seguir por la Galilea del Norte, para internarse en los dominios de la tetrarquía de Filipo.
Dada la importancia de este pasaje, se va a dividir la exposición en dos partes: 1) exégesis del pasaje; 2) el problema crítico de su autencidad en Mc-Lc.
Jesús, en su ruta por la región de la tetrarquía de Filipo, probablemente siguió el curso del Jordán, atravesándolo, verosímilmente en su curso anterior, junto al pequeño lago Houleh. Es una llanura de singular fertilidad. La capital de esta tetrarquía era Cesárea. Había construido esta ciudad el tetrarca Filipo, dándole el nombre de Cesárea en honor de Augusto. Distaba de Betsaida 40 kilómetros, lo que significa un largo día de camino. Sobre una gran rocosidad de Cesárea, Herodes el Grande había ya levantado un espléndido templo de mármol blanco en honor de Augusto 9. Se ha descrito a los apóstoles allí en medio del camino, mudos de un silencio elocuente, con los ojos fijos en el templo de Augusto, que dominaba sobre la ciudad y la campiña, desde lo alto de la roca. 10 Si estaban en la proximidad de la ciudad, sería muy probable que Jesús hubiese utilizado aquella vista de la roca-templo para exponer la nueva roca sobre la que edificaría su Iglesia. Era el estilo pedagógico de Jesús (
Mat_4:18-19).
Evangélicamente, la escena es localizada en el camino (Mc), cuando se dirige Jesús con los suyos a la región y aldeas (Mc) de
Cesárea de Filipo, y en un lugar solitario (Lc), cuando, estando con él los discípulos (Lc), El hacía oración (Lc). Lc gusta
destacar la oración de Cristo en otras escenas de su vida: bautismo (
Mat_3:21), vocación de los apóstoles (
Mat_6:12).
La interrogación y respuesta de Pedro.
Es en este lugar y momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?
Probablemente es un procedimiento redaccional para dejar destacada, por reflexión y contraste, la pregunta y respuesta de ellos11.
El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que
algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (
Luc_9:7).
Para otros, Jesús era Elias. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elias, que había aparecido (
Luc_9:8). Según la estimación popular, Elias no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías 12.
Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (
Luc_2:1-12). También en el apócrifo libro IV de Esdras se considera que será enviado como protector del pueblo judío 13. Sin embargo, esta obra es de origen cristiano 14. Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mt ya hizo referencia a él (
Luc_2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.
Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lc).
Era el poder milagroso de Cristo el que los hacía creer en la resurrección de un muerto (
Mat_14:2;
Mar_6:14).
No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que
El fuese o pudiese ser el Mesías.
Pues las gentes habían ya sospechado y aceptado que El lo fuese. (
Mat_9:27;
Mat_12:23;
Mat_15:22;
Jua_6:14.15). Probablemente el motivo de esta omisión sea debido a la estructura literaria: se quiere destacar la mesianidad de Cristo en un capítulo y confesión aparte, reservado a los apóstoles.
Por eso, después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesucristo tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.
Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de Mt para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.
Mientras Mc-Lc presentan sin más a Pedro, Mt lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (
Mat_4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció
que será llamado Pedro (
Jua_1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser piedra 15. El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.
La confesión de Simón Pedro es expresada así por los tres evangelistas sinópticos:
Tú eres el Cristo (ó ÷ñéóôüò) (Mc).
El Cristo (ôïí ÷ñéóôü í) de Dios (Lc).
Tú eres el Cristo (ó ÷ñéóôüò), el Hijo (b
????) del Dios viviente (Mt).
Manifiestamente la fórmula transcrita por Mt es más completa, explicitando toda la gran portada divina de la persona de Jesús. La fórmula de Mc-Lc confiesa la
mesianidad de Jesús. En ello también coincide la primera parte de la fórmula de Mt. Esta primera parte, en la que aquí
se confiesa por Pedro la mesianidad de Jesús, es admitida por todos en virtud de la explicitud de las palabras. Su confesión en aquella región, y solos, no tenía el peligro de entusiasmos revolucionarios.
Pero la segunda parte de Mt, en que Pedro proclama que Jesús es el Hijo de Dios viviente, ¿qué valor tiene? ¿Es un caso de aposición a la primera parte, y con la que se proclama sólo la mesianidad de Jesús? ¿Se proclama en un
crescendo la filiación divina? (
Jua_1:49). ¿Es
una adición o interpretación posterior del evangelista? ¿Por qué, en todo caso, no aparece en Mc-Lc?
Son varios los autores católicos que no admiten aquí más que la confesión de la
mesianidad de Jesús. Para ello alegan varias razones.
En primer lugar, Mc-Lc sólo traen la profesión
mesiánica de Pedro. Si allí se hubiese proclamado la divinidad de Cristo, ¿por qué no transmitirla también? Aparte que esta explicitud se admite después de Pentecostés (
Jua_14:9).
Igualmente, Mc-Lc consignan la prohibición que les hace Cristo de que no digan a nadie la confesión que Pedro acababa de hacer, compartida por todos, de la
mesianidad, que es sólo lo que consignan (
Mar_8:30;
Luc_9:21;
Mat_8:29).
Más aún: en Mateo mismo, después de relatar esta doble confesión de Pedro el Cristo y el Hijo de Dios , se dice: Después encargó a los discípulos que no dijesen a nadie que El era
el Cristo. ¿Por qué la prohibición no afecta también explícitamente a la
divinidad si es que había sido proclamada? (
Mat_16:20).
Dalman piensa que la expresión original aramaica de Pedro fue ésta: Tú eres el Hijo del Viviente, omitiendo, conforme a la veneración judía, el pronunciar el nombre
inefable de Dios 16. Sin embargo, el sentido, en orden a la valoración del contenido, sería el mismo. El Viviente no puede ser otro que Dios, cuyo nombre, por respeto, se omitía.
Las razones fundamentales que hacen ver que
aquí se trata de la
divinidad de Cristo, son las siguientes:
La valoración de esta frase exige un doble estadio: 1) en su momento histórico; y 2) en la perspectiva redaccional de Mt.
1)
Momento histórico de la frase: Tú eres el Hijo de Dios viviente. La ausencia de ella en Mc-Lc es decisiva. Si en Mt hubiese sido primitiva, de seguro que no faltaba en Mc-Lc. Sería increíble la supresión de la misma, a no ser que la quisiesen considerar como sinónima de la primera, del ÷ñéóôüò. Lagrange escribió: No se probó que
Hijo de Dios sea sinónimo de Mesías, ni incluso en el IV de Esdras 17. Sin embargo, algunos pasajes evangélicos podrían hacer suponer esto (
Mat_4:6;
Luc_4:3;
Mar_3:11.12;
Jua_1:41), pero parecen interpretaciones posteriores del mesianismo o incluso de la divinidad de Cristo 18. El mismo pasaje de
Jua_14:9, en donde se dice que después de tanto tiempo no le conocieron, que es como verdadero Hijo de Dios, no deja de ser muy importante. Además, la divinidad de Cristo, que está en su enseñanza histórica, es tesis común que no se percibió entonces con claridad hasta después de Pentecostés. Lo que no es admisible es decir que esta segunda frase es equivalente a la primera, y con la que se indica la segunda la su pe re mínente autoridad de Jesús en términos de relación con su Padre (Bonnard, o. y 1. c). Pues la primera, que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios el Padre que lo envía. También se puede añadir que, si esta segunda frase es sinónima de la primera, se va a una tautología: el Cristo, Hijo de Dios, sería igual a el Cristo, el Cristo.
Esta es la interpretación con apreciaciones diversas de Padres de la Iglesia y de la generalidad de los autores católicos anteriores 19.
2)
La frase en la perspectiva redaccional de Mt. Si la frase no es primitiva, es añadida por Mt y, probablemente, por el Mtg! Pero con el sentido de proclamar la
divinidad de Cristo, al recoger los diversos títulos mesiánicos ambientales, v.gr., hijo de David, etc. Pero en otros pasajes cf.
Comentario a los pasajes correspondientes aparece Cristo mayor (ìåßæïí) que Salomón (realeza), que Jonas (profetismo), que el templo, es Señor del sábado (de institución divina), y perdona pecados; todo esto lo sitúa en una
esfera trascendente. La frase, pues, de Mt tiene, en su perspectiva, la confesión de la divinidad de Cristo, acaso frente a alguna polémica de su ambiente, o por provecho de su catequesis. Aparte que Mt tiene una tendencia didáctica a la paráfrasis litúrgica y edificante. 20 Ni en este contexto, proclamado ya el mesianismo, podría ser comprendida por los cristianos de otra manera.
La respuesta de Cristo tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida.
Luego le da la precisión de su nombre y su filiación. Es uso muy judío dar después del nombre de las personas, máxime cuando se quiere fijar bien la precisión y exactitud de la misma, el nombre de su padre, expresado por la palabra
ben, hijo de, o en la forma aramaica, como aquí,
bar (
Isa_1:1;
Jer_1:1;
Eze_1:1, etc.).
El nombre primitivo de Pedro era Simón, abreviatura de Simeón, como aparece en numerosos pasajes (
Mat_4:18;
Mar_1:16;
Luc_5:3.8.10;
Jua_21:2.3.15-17;
Hec_15:7.14), y nombre, por otra parte, usual.
La expresión hijo de Jonas responde a la forma aramea
bar Yonah, hijo de Yóna (paloma), nombre no raro en Israel (
2Re_14:25;
Jon_1:1). Se pensó por Klostermann, siguiendo a San Jerónimo, si la forma
Yonah no sería diminutivo del nombre
Yohanan (Juan), ya que, posteriormente, Pedro aparece citado como Simón, hijo de Juan (
Jua_21:15). Sin embargo, los estudiosos semitas no suelen admitir este diminutivo del nombre Juan, pues no se encuentra usado como tal2I. Se piensa que el nombre de Juan, patronímico de Simón, siendo filológicamente distinto, pudiera ser un sobrenombre griego escogido por su semejanza con el verdadero nombre hebreo 22.
La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, expresión sumamente frecuente que responde a la forma
basar wadam, y con la que se expresa, por circunloquio, el ser humano, pero en su aspecto de debilidad inherente a su condición humana, máxime en su contraposición a Dios, como en este caso. No fue, pues, comunicación que le hizo ningún hombre (
Gal_1:16-17).
Tal era la grandeza de este misterio,
que su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre el hombre 22.
En este pasaje de Mt se incluye la certeza de
la revelación del mesianismo-divinidad. ¿Cuándo? ¿En qué forma? No se dice. Pudo haber sido a través de todo un proceso obras y enseñanzas del Cristo y ser proclamado aquí, o haber tenido entonces una manifestación sobrenatural. Mt toca este tema de la revelación divina a los pequeños (
Mat_11:25.26). Mas dado que después de la confesión de Pedro reconociendo a Cristo sólo como Mesías en Mc-Lc, y no recogerse en sus pasajes ninguna felicitación de Cristo a Pedro, podría pensarse si acaso no hay aquí una elaboración literaria de Mt o fuentes de esta felicitación a Pedro.
Jesús, volviéndose a Simón, le dice: Tú eres Pedro. El texto griego de Mt transcribe
Pétros. Pero el nombre de
Pétros no existía como nombre propio ni en griego ni en latín. Es, pues, un nombre nuevo que aparece en la historia. 23 Pero Jesús habló en arameo.
Y Pétros es palabra griega. Algún autor sostiene que Jesús, aun hablando en arameo, llamó a Simón
Pétros 24. Pero no es creíble que una palabra griega figurase en un original arameo. Y la tradición primitiva prueba lo contrario, pues llama frecuentemente a Pedro
Kefas (
1Co_1:12;
1Co_2:22;
1Co_9:5;
1Co_15:5;
Gal_1:18;
Gal_2:9;
Gal_11:14), forma aramaica de su nuevo nombre.
Pétros convenía mejor al nombre de un hombre, y
pétra al fundamento de una Iglesia.
Y en Gálatas se dice de Santiago, Pedro y Juan que son columnas de la Iglesia (
Gal_2:9). Pero se trata de fundamentos secundarios. Así, en la cita de Efesios se dice que la Iglesia está fundada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, que son probablemente los predicadores del í.Ô. (
Efe_4:11). Y, sin embargo, nadie diría que estos profetas sean el verdadero fundamento de la Iglesia. Lo son en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad, que está construida sobre la piedra angular de Jesucristo (
Efe_2:20). Es lo mismo que se dice en Galatas: San Pablo reconoce que estaba en la verdad porque los apóstoles le aprobaron su doctrina.
Promete también la impotencia de las puertas del infierno contra ella.
Puerta es figura retórica bíblica bien conocida. Es una metonimia con la que se expresa el edificio o casa a que la puerta afecta. Así, unas veces significa el palacio real, y otras está expresando una ciudad. Los autores hacen ver cómo se perpetúa aún esta mentalidad al llamarse el imperio otomano la Sublime Puerta.
Estas puertas dice Jesucristo que son las puertas del infierno (áäïõ). Este
hades es la traducción griega del hebreo
sheol, partes inferiores de la tierra donde se localizaba la morada de los muertos. En este sentido, las puertas del
hades serían las puertas (o reino) de la muerte. Como se promete que este reino no vencerá a la Iglesia, se anunciaría con ello la
inmortalidad de la Iglesia. Y así se pueden citar algunos textos del A.T. En este sentido, Ezequías dice que va a las puertas del
hades para indicar su muerte (
Isa_38:10; cf.
Sal_16:13). El concepto judío primero de este
hades (sheol) era una concepción negativa: se creía que las almas estaban allí con una vida amortiguada, debilitada, como en un eterno sopor.
Sin embargo, el concepto de la vida en este
hades (
sheol)
fue evolucionando. Ese mismo reino de la muerte se fue clareando, y se vio que en él había una región o lugar de castigos y otro de premios; un lugar para los justos y otro para los pecadores. Hasta tal punto fue evolucionando y precisándose esta idea, que en el N.T., lo mismo que en el lenguaje judío del siglo I, el
hades vino a ser el infierno: morada de condenados y demonios. 25
Por eso, situada esta interpretación en el medio histórico, estas puertas del
hades vienen a significar el reino del mal, no en lo que tiene de reino de muerte en el otro mundo, sino en lo que tiene este reino de
actividad hostil. Es el aspecto que mejor se compagina con lo que dice Jesucristo: que estas puertas no prevalecerán contra la Iglesia. Este verbo (÷áôéó÷õóïõóéí) indica actividad, lucha hostil (
Col_1:13;
Efe_6:12). Son dos reinos en lucha, pero anunciándose la victoria definitiva del primero. Pues estas puertas no podrán prevalecer contra la Iglesia.
El verbo griego aquí usado para indicar prevalecer (÷áôéó÷ýù) puede significar
ser más fuerte que., sin idea de ataque, o puede significar, además de esta fortaleza o predominio, el ser vencedor
por ataque y lucha 26, máxime con la partícula áõôÞò que entra en la composición del verbo, y
este segundo sentido es el que aquí se impone por razón, sobre todo, del contexto. Ya que el concepto del
hades en esta época era considerado como morada de las potestades del mal, las cuales, como tales, aparecen en su obra de lucha y ataque contra la obra de Dios y de Cristo (
Efe_6:12).
Las puertas
del hades no superarán en su lucha contra. El texto griego pone áõôÞò. ¿á quién se refiere? San Efrén pensaba pudiese concordar con piedra, y así no podía esta lucha superar a Pedro. Pero la regla de sintaxis exige que la concordancia se haga con el sustantivo más próximo. Por eso se refiere a la Iglesia. La lucha de este reino infernal no podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque está construida sobre la roca firme, que es Jesucristo.
La promesa es que ese atar (äÞóçò) y desatar (ëõóâò) sobre la tierra tendrá su automática ratificación en el cielo. Estas expresiones atar y desatar, que ya se usan en el A.T., aparecen como términos técnicos en la literatura rabínica, ambiente neo testamentario. Significan declarar lícita o ilícita una cosa.
Son los verbos
'asar, atar, y
natar (heb.) o
sherá (aram.), desatar. Así, v.gr., sobre el 70, rabí Jeconías comenzó su escuela con esta oración: Yahvé, Dios mío y Dios de mis padres (concédeme), que no suceda, ni a mí ni a mis colegas, declarar impuro lo que es puro, ni puro lo que es impuro; de no prohibir (atar) lo que
está permitido (desatar), ni permitir (desatar) lo que
está prohibido (atado). De éstos son numerosos los ejemplos que se alegan 28. Con estas expresiones se expresan los plenos poderes judiciales de absolver o
condenar 28. Pero dentro del amplio contexto de estar la Iglesia construida sobre Jesucristo. Implícitamente están incluidos en la primera enseñanza.
Todo
o = lo que, = todo lo relacionado con esta misión cuanto permita o prohiba en el reino, todo eso será también ratificado en el cielo. Y eso garantizado por Cristo. Los rabinos pretendían esto mismo. Decían que sus decisiones de rabinos, del sanedrín eran aprobadas por el cielo, por el Señor, por la corte de lo alto. Buscaban con ello autorizarse y dar valor a sus decisiones 29.
Los tres sinópticos añadirán, después de esto, que Jesús prohibió a los discípulos que a nadie dijesen que El era el Cristo (Mt). Dada la efervescencia mesiánica que había,
y que se había ya manifestado en orden a Cristo, hasta querer las turbas arrebatarlo para llevarlo a Jerusalén y proclamarle, sin duda en el templo,
Rey, Mesías (
Jua_6:15),
se imponía no contribuir a excitar a las turbas ni precipitar los acontecimientos. Había que esperar la hora de Dios.
El apóstol Pedro confiesa en nombre de todos los apóstoles que Jesucristo es el Hijo de Dios (explicación por Arzobispo Averkio).
(
Mat_16:13-20,
Mar_8:27-30 y
Luc_9:18-21)
Nuestro Señor y sus discìpulos se dirigieron desde Betsaida hacia los límites de Cesárea de Filipo.Esta ciudad, antes llamada Paneas, se hallaba en la frontera norte de la tribu de Neftalì, en el origen del Jordán, al pie del monte Líbano. Fue ampliada y embellecida por el tetrarca Filipo quien le dio el nombre de Cesárea en honor del Cesar (el emperador romano Tiberio).Esta Cesárea de Filipo debe diferenciarse de otra ciudad llamada Cesárea, situada en Palestina sobre la costa del mar Mediterráneo.
Se aproximaban los ùltimos días de la vida de Nuestro Señor sobre la tierra y los discípulos elegidos por él para difundir sus enseñanzas aun no estaban preparados para llevar a cabo su gran misión. Por ese motivo, Nuestro Señor buscaba frecuentemente la manera de quedarse a solas con ellos para conversar y acostumbrarlos a la idea de que el Mesías no era como ellos suponían un rey terrenal que someterá para Israel a todas las naciones de la tierra. Por el contrario, este rey cuyo reino no pertenece a este mundo, será crucificado y luego resucitará. Este lejano viaje en companìa de sus discìpulos sirvió de ocasión para conversar a solas con los apóstoles. Nuestro Señor les preguntó
¿Quién dice la gente que soy Yo? Los discìpulos respondieron que el pueblo tenía distintas opiniones sobre él. Así, en la corte de Herodes Antipas creían que Jesús era Juan el Bautista resucitado. El pueblo sostenía que Èl era uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Mientras unos decían que se trataba de Elías, otros opinaban que Jesús era Jeremías u otro profeta. Existía la creencia popular, que la venida del Mesías debía ser preparada por un profeta del Antiguo Testamento. Para muchos Jesús era tan solo el precursor del Mesías. Entonces Jesús preguntó
Y vosotros, ¿Quién decís que soy? La respuesta partió del muy ferviente Pedro, al que san Juan Crisòstomo llama la boca de los Apóstoles.
¡Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo! Los Evangelistas Marcos y Lucas se limitan a transcribir esta respuesta agregando tan solo que Jesús prohibió a sus discípulos hablar sobre este tema con alguien. San Mateo es más explícito y añade que el Señor elogió a Pedro diciendo:
Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonàs, porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre sino mi Padre que está en los cielos. Esto quiere decir no creas que tu fe es fruto de la contemplación de tu mente. Por el contrario, considera tu fe como un precioso don de Dios. El Señor le dijo:
tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... porque Pedro había dicho antes: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Y por eso le dijo el Señor: sobre esta piedra que acabas de confesar edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Desde su primer encuentro con Simón, Nuestro Señor lo llamó con el nombre griego Pedro o Khefas en sirio-caldeo, que quiere decir piedra (
Jua_1:42). ¿Acaso pueden entenderse las palabras del Señor como una promesa fundacional de su Iglesia sobre la persona de Pedro como lo hace la Iglesia romana para justificar su falsa doctrina sobre la supremacìa del Papa como sucesor apostólico y primado de la Iglesia Universal? ¡Claro que no! Si Nuestro Señor hubiese querido presentar a Pedro como el fundamento de la Iglesia entonces hubiera dicho: Tú eres Pedro y sobre ti edificaré mi Iglesia. Sin embargo, lo dicho por el Señor difiere absolutamente. Esto se aprecia en el texto griego del Evangelio al que es necesario recurrir siempre que surja una duda. La palabra Petros, aunque significa piedra es reemplazada luego por petra que quiere decir roca. Es evidente que en las palabras del Señor que van dirigidas a Pedro existe la promesa de fundar su Iglesia, pero no sobre la persona de Pedro
sino sobre la confesión de su fe, es decir, sobre la sublime verdad de que Cristo es el Hijo de Dios vivo. Así comprendieron este párrafo san Juan Crisòstomo y otros célebres padres de la Iglesia, entendiendo por piedra a la confesión de la fe en Jesucristo,
el Mesías, el Hijo de Dios. Dicho mas simplemente, esa piedra es Nuestro Señor, quien en las Sagradas Escrituras con frecuencia se aplica ese término a sí mismo (Ver
Exo_28:16,
Hec_4:11,
Rom_9:33,
1Co_10:14).
Es digno de destacar que el mismo apóstol Pedro en su Primera Epístola Universal utiliza el vocablo piedra, no para referirse a sí mismo, sino para nombrar a Nuestro Señor con la finalidad de que los fieles se acerquen a Jesucristo como a la
piedra viva que los hombres rechazaron, pero que para Dios es preciosa y selecta, y se edifiquen en la casa espiritual. San Pedro enseña a los fieles a recorrer el mismo camino que él transitó siendo Petros, luego de confesar a Jesucristo como la Piedra de la fe.
Así el significado de esta maravillosa y profunda frase de Cristo es el siguiente: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonàs, porque has conocido esto no con instrumentos humanos sino a través de la revelación que te hizo mi Padre celestial. Y ahora yo te digo que no en vano te llamé Pedro, pues aquello que tu confesaste es el fundamento de mi Iglesia que será invencible y ninguna fuerza hostil del infierno prevalecerá contra Ella.
La expresión
puertas del infierno es característica del uso oriental de la época. Las puertas de las ciudades eran especialmente fortificadas frente a cualquier invasión; allí ocurrían los grandes acontecimientos comunitarios, allí por ejemplo, se reunían los dirigentes para tomar las decisiones, se castigaba a los criminales, etc.
Te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desates aquí en la tierra será desatado en el cielo. Esta promesa hecha solo en apariencia a Pedro mas tarde se hizo efectiva a todos los apóstoles. Consiste en la prerrogativa que tienen
todos los apóstoles y sus sucesores, los obispos de la Iglesia, de asumir la responsabilidad de juzgar a los pecadores y castigarlos, incluso separàndolos de la Iglesia. El poder de desatar significa el poder de perdonar los pecados, y admitir en la Iglesia por medio del Bautismo y el Arrepentimiento.
Todos los apóstoles por
igual recibieron esta gracia del Señor luego de su Resurrección (
Jua_20:22-23).
Primer anuncio de la pasión,Jua_16:21-23 (Mar_8:31-33; Luc_9:22).
21
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día resucitar. 22
Pedro, tomándole aparte, se puso a amonestarle, diciendo: No quiera Dios, Señor, que esto suceda. 23
Pero El, volviéndose, dijo a Pedro: Retírate de mí, Satanás; tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres. Desde entonces no significa en Mt una contigüidad inmediata; es por esta época cuando Cristo comienza a anunciarles su muerte. Era un momento ya oportuno. Había que corregirles el concepto erróneo del medio ambiente.
No era el Mesías político nacionalista que los judíos y ellos esperaban (
Hec_1:6). Era el Mesías profético del dolor:
el Siervo de Yahvé de Isaías. Por eso les anuncia:
1) Que éste es el plan de Dios: conviene (äåé) (Mc-Lc; cf.
Mat_26:54).
2) Para esto ha de ir a Jerusalén: No puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén (
Luc_13:33).
3) Allí será condenado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas (Mt): el sanedrín con sus tres clases componentes. Los que habían sido sumos sacerdotes seguían siendo miembros del sanedrín y gozando honoríficamente de este título 38, y se los llama también príncipes de los sacerdotes (
Hec_4:5.8). Podría ser ésta una acepción popular. Entre éstos figuraban también miembros de familias de las que se habían elegido miembros para el sumo sacerdocio 39.
4) Allí sufrirá mucho y será entregado a la muerte. Pero al tercer día resucitará. Mientras Mt-Lc ponen la resurrección en el tercer día, Mc, con redacción más primitiva,
pone después de tres días, que en la apreciación judía, como ya se expresó, no exige tres días completos. Aparte que en los LXX (
Gen_42:17.18) y en los autores más tardíos, ambas expresiones parecen sinónimas.
Mc añadirá que Cristo, sobre este anuncio, se lo decía claramente. Sin embargo, es interesante resaltar que estas predicciones, tal como están redactadas, parecen tener en cuenta los hechos ya realizados; de ahí su matización. Lo cual no es quitar nada al conocimiento de Cristo, sino que éste, que se amolda al modo ambiental de hablar, seguramente se amoldó, en este caso, al género profético. Y éste tiene sus leyes. La principal de las cuales suele ser el estilo vago con vaticinio nuclear claro. Lo otro pueden ser matices post eventum 40. Lo confirmaría el hecho de otras frases evangélicas de Cristo de este tipo (
Mat_12:40; par.;
Jua_2:19). E incluso el hecho de que los apóstoles no lo entendían (
Luc_18:34).
En cambio, es improbable el pensar que las tres profecías de la pasión serían una triple incorporación del credo de los primitivos cristianos. La triple insistencia prueba la historicidad del
hecho, que en la última cena también les anuncia. Sería increíble que no les
hubiese preparado para un choque tan fuerte, lo mismo que no les hubiese enseñado un tema base de redención y la autenticidad del verdadero mesianismo. Otra cosa es que en la
redacción haya influido la fe cristiana.
Ante este anuncio y ante la creencia en que está imbuido Pedro por el medio ambiente de un Mesías que no es el que Cristo les anunció, Mc dice simplemente que comenzó a increparle; pero Mt pone: 'ßëåùò óïé, ÷ýñéå.
En hebreo se usaba
halil li: que esto sea profano para mí. En griego se usaba la forma
hilaos, lo mismo que en su forma ática, que aparece en el texto como interjección, para desear que Dios fuese favorable, o en el sentido de que Dios apartase algo malo de uno 41. La segunda expresión: no te sucederá esto, es sinónimo de la anterior y se la usa pleonásticamente.
La respuesta de Cristo a Pedro es que no sea para El un
Satanás, el gran enemigo del reino 42. Por eso, la proposición de Pedro, nacida de ignorancia y de afecto, era escándalo, obstáculo, de seguirla,
para no cumplir el mesianismo de dolor, que era el plan del Padre. Pedro habla al modo humano, que rehuye el dolor. Habla según el mesianismo
ambiental esperado.
Condiciones para seguir a Cristo, 16:24-27 (Mar_8:34-35; Luc_9:23-26).
24
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. 2
S Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará. 26
Y ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma? ¿O que podrá dar el hombre a cambio de su alma? 27
Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras. Los tres sinópticos sitúan este pasaje inmediatamente a continuación del anterior relato. Sin embargo, el entonces de Mt no tiene más valor que el de simple unión literaria paratáctica. Por eso no se puede precisar que estas enseñanzas hayan tenido lugar en la región de Cesárea de Filipo. Probablemente este bloque tiene, en el intento de los evangelistas, un contexto lógico con lo anterior. Expuesto el anuncio de la pasión y muerte de Cristo, se le advierte al discípulo que ha de imitarle, y que se le anuncian así las persecuciones que le aguardan. En Mt-Lc, Cristo se dirige a los discípulos; en Mc, además de los discípulos, convoca a la multitud. Probablemente es para indicar la universalidad de la enseñanza. Parte de los dichos aquí insertados, Mt los trae en el discurso de misión (
Mat_10:38-39). También Lc pone en otro contexto algunas de las sentencias de Mc.
La primera enseñanza es que el hombre ha de negarse a sí mismo, y esto cualquiera que quiera venir en pos de mí. Y, además, tomar su cruz, que Lc matizará de cada día; y llevar esta cruz y seguir a Cristo. La sentencia está vista con la portada de las experiencias contra los discípulos del reino primitivamente debió de ser un anuncio más general para el ingreso en el reino y que además Lc le da también un sentido más moral, al hacer ver la cruz de cada día. Las persecuciones contra la Iglesia naciente ya se habían desatado a la hora de la composición de los evangelios, y a estos nuevos discípulos apunta el evangelista.
Estas las sintetizaron en la cruz. Aunque la cruz era de uso penal romano, los judíos habían visto ya estos cortejos ir a la muerte. Al morir Herodes el Grande, Varo había hecho crucificar a 2.000 judíos 43. Y desde el tiempo del procurador Cuadrato hasta el asedio se citan numerosos casos de crucifixión 44. El mismo hecho de la crucifixión de Cristo con dos ladrones no era más que un episodio usual de estos procedimientos romanos. La entrega a Cristo en las persecuciones podía llegar a la muerte.
En el ambiente judío contemporáneo de Cristo no se conocía en su medio ortodoxo, aunque parece que algunas fracciones lo admitían,
la idea de un Mesías paciente, menos aún que hubiese de morir en cruz. De ahí la extrañeza de Pedro. Y una buena sugerencia de la historicidad de las predicciones de Cristo sobre su muerte 45.
Y se le exigía esto al discípulo de Cristo. Era oportuno recordarlo en época de persecuciones. Al fin, no era más que ir con la cruz al Calvario siguiendo a Cristo. Para la redacción se pensó en el Cirineo llevando la cruz detrás de Cristo (
Luc_23:26). Este es su sentido primitivo. Analógicamente, y en un orden etizado y cotidiano, ha de tomársela cada día (
Luc_9:23;
1Co_15:31). Mc insistirá en que esta persecución y pérdida de la vida es por mi causa y por
el Evangelio, palabra ésta que proviene del uso de la Iglesia primitiva.
A esto se añade una comparación: ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Alma, conforme al uso semita, está por vida. La comparación era proverbial. Sobre el 90 (a.C), Simeón bar Schatach gozaba al oír en boca de los paganos: Alabado sea el Dios de los judíos, más que ganarse el universo entero. 46
Esta vida del hombre del texto evangélico no se refiere a la simple pérdida de la vida física,
sino de la vida eterna. Si aisladamente fuese un proverbio en el que se comparase la pérdida de la simple vida física con el universo, en este contexto no lo es. Pues se trata de perder la vida por mí (Mt), por mi causa. (Mc).
Como término de esta actitud que se adopte, el juicio final dará la sanción oportuna.
Era una convicción firme esa hora escatológica final en Israel. Este juicio final va a ser ejercido por el Mesías. La literatura rabínica no admite esto; sólo a título muy excepcional aparece en algunos apocalipsis apócrifos 48. En esta hora, El mismo, el Hijo del hombre, vendrá a ejercitar este juicio en la gloria de su Padre (Mt-Mc), y que Lc dirá que es su gloria, además de la del Padre, que cita. Y los tres resaltan el elemento angélico apocalíptico que le acompaña: vendrá también acompañado de sus (Mt) santos ángeles.
Jesús se presenta aquí como dueño de la humanidad,
como Señor de los ángeles, y viniendo en la gloria de su Padre. Con todo lo cual se acusa su grandeza, su trascendencia divina: su gloria.
Aquella gloria de Yahvé que ahora a El se aplica (
Jua_1:14).
En esa hora retribuirá a cada uno según sus obras (Mt). Es la responsabilidad personal la que entra en juego.
Y será, expresado en paralelismo literario, un avergonzarse de aquellos que se avergonzaron que no se negaron de mí y de mi doctrina (Mc-Lc). Y Mc añade que Jesús se avergonzará de los que tuvieron esa actitud de desprecio a El ante esta generación adúltera y pecadora. Dos expresiones cargadas de sentido bíblico y que orientaban, como antes se dijo, al mesianismo 49.
Anuncio de la venida del Reino,Jua_16:28 (Mar_9:1; Luc_9:27).
En los tres sinópticos se incluye a continuación una enseñanza de Cristo sobre la venida de su reino. Pero no es fácil saber su situación histórica. Probablemente está en un contexto lógico con el v.27.
28
En verdad os digo que hay algunos entre los presentes que no gustarán la muerte antes de haber visto al Hijo del hombre venir en su Reino. La enseñanza que aquí se hace es una afirmación muy solemne. Jesús, lo recogen los tres evangelistas, antepone la expresión amén, traducción literal del hebreo, con lo que resalta la verdad de lo que enseña.
Y ésta es: que
no gustarán la muerte. Gustar la muerte es fórmula no usada en el A.T., pero muy usual en los escritos rabínicos para indicar el experimentar algo. ¿Es, sencillamente, que algunos de los aquí presentes no morirán sin que vean al Hijo del hombre venir en su reino? (Mt). Pero manifiestamente no se puede referir esto a la parusía. Y esto no sólo porque supondría error escatologista en Cristo, sino también porque El mismo dijo que de esa hora ni El lo sabía para comunicarlo (
Mat_24:36;
Mar_13:32). De ahí el que fije ese fin para esta generación. En el lugar paralelo de Mt, Mc lo dice:
será el reino de Dios que viene en poder. Será, pues, una manifestación de poder que hará ver a algunos de la misma generación contemporánea de Cristo la presencia del reino de Dios, y, en consecuencia, verán en ese poder la mano y la obra del Hijo del hombre,
que así viene con esa manifestación de su reino. Lc omite lo de poder, y lo redacta así:.. hasta que vean el reino de Dios (
Mar_9:27). ¿Lo omite deliberadamente, para evitar dificultad? ¿Lo recoge así en la fuente? ¿O es una frase elíptica, que supone lo mismo de Mt-Mc? ¿O acaso es por su genérica tendencia a desescatologizar?
Esta visión y presencia de poder no requiere una presencia sensible, sino moral. Se expone esto en el discurso escatológico (Mt c.24).
Cuál haya sido esa manifestación concreta del poder, es discutido. Los autores han propuesto:
a) Se realizó en el triunfo suyo en la resurrección (Boismard) o en Pentecostés (Calvino). Pero esta posición parece requerir una mayor perspectiva de tiempo, en función de esa generación presente, ya que, de hecho, no sólo algunos, sino toda esa generación lo presenciaría.
b) Otros piensan en el hecho de la difusión del Evangelio y el establecimiento de la Iglesia, sobre todo teniendo en cuenta las manifestaciones carismáticas del Espíritu Santo y de los milagros frecuentes en la primitiva Iglesia (Bonslrven, Wettstein, Bleck).
c) Generalmente se piensa en la destrucción de Jerusalén el año 70, profetizada por el mismo Cristo, y que traerá la dispersión judaica durante veinte siglos, estableciéndose, en cambio, por todo el mundo el reino anunciado por Cristo 50. (cf.
Mat_10:23b). Pues el término bíblico de una generación son 40 años. Lo que lleva a esto.
d) O. Cullmann. O. Cullmann da una interpretación distinta. Lo que importa teológicamente en la predicación de la proximidad del reino. es la afirmación implícita que,
después de la venida de Cristo, nosotros vivimos ya una
era nueva y que, por consiguiente, el/m
se acercó. Ciertamente los primeros cristianos han medido esta proximidad pensando en algunas decenas de años. El error se explica, psicológicamente, de la misma manera que se fijan datos prematuros para el fin de una guerra, una vez que se está persuadido que la batalla decisiva tuvo lugar. 51
¿Por qué los cristianos se equivocaron al citar o interpretar unas palabras de Cristo? De haber visto su no, o improbable, cumplimiento no las hubiesen puesto en el evangelio de Mtg-Lc.
Un dato sobre esto se ve en la segunda epístola de San Pedro, cuya composición debe ser muy cercana al Mtg sobre el a. 80 , y en la que algunos se quejan, diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida parusía ? Porque desde que murieron los padres la primera generación cristiana todo sigue igual (
2Pe_3:4; cf.
2Pe_3:16). Es una valoración aquí, en la que, probablemente, habiéndose separado ya ante los hechos el deseo de los
cristianos de una parusía inminente, se podía ver la referencia de esas palabras a la
destrucción de Jerusalén (cf. Comentario a Mt c.24 y 25).
1 Mt 9:3.11; 12:1-14; 9:34; 12:22-30.38; 15:1-3; 12:14. 2 Apocalipsis de Baruk 29:8; Midrasch Qphelet 1:9 (9b); Filón, De prodigiis 25. 3 Strack-B.,
Kommentar. I p.640-641. 4 Llghtfoot, Horae hebraicae et talmúdica in IV evangelia, ad. n.l. 5 Plinio,
Hist. natur. XVIII 78. 6 Prat, en Recher. Se. Relig. Scien. (1927) p.316-324; P. Seidelin,
The Jonas-zeichen, Studia Theol. (1952) p.129; A. Vógtle,
Der Spruch vomfonaszeichen: Synop-tische Studien (1953) p.230-277. 7 Lagrange,
Le Messianisme. (1909) p. 186-190. 8 Windisch,
Theol. Wórt. N.T. U 908:17ss. 8 Lebreton,
Lavie et l'enseignement deJ.-Ch., vers. esp. (1942) I p.330-331. 9 Josefo,
Antiq. XV 10:30; BI II 10:7. 10 Ricciotti,
Vita di Cristo I (1941) p.469. 11 San Juan crisóstomo, Hom. 54 in Matth.; cf. Obras de San Juan Crisóstomo: Bac (1956) II p. 137-138. 12 Cf. Lagrange, Le Messianisme chez les juifs (1909) p.210-213. 13 4
Esd_2:18. 14 Rev. Bib. (1905) 486-501 15 Lagrange, évang. s. Sí. Matth. (1927) p.322. 16 Dalman,
Die Worte Jesu. (1930) p.224. 17
évang. s. St. Matth. (1927) p.322; Bonsirvex,
Le judaisme pdestinien au temps deJ.-Ch. (1934) I p.361-362; Bonnard, o.c., p.244. 18 Bonsirven,
Salmos de Salomón XVII 23;
Le juda'isme palestinien au temps de J.-Ch. (1934) I p.361; Strack-B.,
Kommentar. I p.640. 19 Simón-Dorado,
Praelectiones biblicae N.T. (1947) p.669;
Mal_54:150. 20 O. Cullmann,
Saint Fierre P.155. 21 Strack-B., Kommentar. I p.730; Dalman, Grammatik des jüdisch-palestinischen Arama'isch 2.a ed. p.179 n.5. 22 Buzy,
évang. s. St. 'Matth. (1946) p.216. 22 A. Vógtle,
Messiasbekenntnis und Petrusverheissung: Biblische Zeitschrift (1957) p.252-272; (1958) p.85-102; cf.
Divas Thom. Pl. (1960) p.242-243. 23 Lagrange,
évang. s. St. Matth. (1927) p. 32 3-324. 24 F. Delitzsch, en su versión hebrea del N.T., h.l.; Strack-B.,
Kommentar. I p.731ss. 25
Dict. Bib. Suppl. II col.575. 26 Zorell,
Lexicum graecum N.T. (1931) col.693. 27 Strack-B.,
Kommentar. I p.732. 28 Strack-B.,
Kommentar. I p.741.783-847; Bonsirven,
Textes rabbiniques. (1955) n.l 191.624.831.842.1984.423. 28 J. Jeremías,
Die Gleichnisse Jesu, o.c. (1970) p.268 nt.540; cf. A. Schlatter,
Der Evangelist Matthaus (1929) p.Sllss. 29
Dict. Bib. Suppl. II col.781-782. 30 Harnack, Tatiarís Diatessaron. bei Ephraem Syrus, en Zeitsch, für Kirchenges-chichte (1881) p.471-505; Der Spruch über Petrus ais den Felsen de.r Kirche, en Sitzung. der Preussischen Akad. der Wissen. (1918) p.637-654; Schnitzer, Hat Jesús das Papst-tum gestiftet? Das Papsttum eine Stiftumjesu? (1910); Resch, Aussercanonische Parallel-texte zu den Evangeaen, en Texte una Untersuchungen zur Geschichte der altchristl. Litera-tur (1896); Grill, Der Pñmat des Petras (1904). 31 Bultmann,
Die Frage nach dem messianischen Bewusstsein., en
Zeitschrift für neutestamentlichen Wissenschaft 1.19 p. 170. 32 MG 22:217. 33 Prat,
Jésus-Christ (1947) I p.432. 34 O. Cullmann,
Saint Fierre disciple, apotre, martyr (1952) p. 154-166; ID.,
f apotre Fierre instrument du Diable et instrument de Dieu. La place de
Mat_16:16-19 dans la traditbn pnmitive, New Testament Essavs Studies in Memory of T. W. Manson (1959) p.94-105. 35 Benoit, en Rev. Bibl. (1953) 171. 36 Braun, L'Apdtre Fierre devant l'exegese et fhistoire: Rev. Thom. 37 Graber,
Petrus der Fels (1949) p. 16-36. 37 O. Cullmann, Petrus Jungar-Apostel-Martyrer (1952); A. Vótgle, Messiasbe-kenntnis und Petrusverheissung: Bibl. Zeitsch. (1957) p.252-272, y (1958) p.85-103; J. Rledl, Reflexiones sobre la historia de las formas y la redacción de la promesa del Primado de Cristo (
Mat_16:17v): Rev. Bib. (1961) p.61-73; M. Brandle, Nene Diskussion und das Felsenwort:
Mat_16:18.19: Orientg. (1963) 172-176; J. J. Weber, Tu es Petrus. Notes exegétiques (sur
Mat_16:18v); E. F. Sutcliffe, Sí. Peter's Double confession in
Mat_16:16-19 : Heythrop Journal (1962) p.31-41; B. Alfrink, en Bibl. (1962) p.258-259" P. Milward, The Rock of the N.T. (
Mat_16:17-19): The American Ecclesiast. Review (1963) 72-97. 38 Holzmeister, Christus passionem suam discipulis saepius praedicit: VD (1933) 3-41; Wlllaert, La connexion litteraire entre la premtere prédiction de la passion et la confession de Pierre: Etud. Théol. Lov. (1956) 24-45; Josefo, BI II 12:6; IV 3 7· 9:10; Vita 38. 39 Felten,
Storia dei tempi del N.T. (1932) II p. 19-22. 40 J. Schmid, Das Evangelium nach Markus (1958) p.40. 40 Bultmann,
Theol. des N.T. (1948) p.30; J. Klausner,
Jesús de Nazareth (1933) p.437ss. En el mismo sentido, cf. J. Héring,
Le royanme de Dieu et sa venue (1959) p.98ss; th. Preiss,
Le fus de Phomme (1951) p.46; G. Barnkamm,/us
von Nazareth (1946) p.!42ss. 41 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.611; D. Tabachowitz,
Mt 16:22 íleos soi, en éranos (1963) p.25-28. 42 Bonsirven, Le judaisme palestinien au temps de J.-Ch. (1934) I p.244-246. 43 Josefo,
Antiq. XVIII 10:10. 44 Josefo, BI II 12:6; 14:9; V 11:1. 45 Strack-B., o.c., II p.273-299. 46 Strack-B.,
Kommentar. I p.749; J. B. Bauer,
Wer sein Leben retten wül. (Mar_8:35 par.) (cf.
Ilías V 529-532): Fs. J. Smid (Rg. 1963) 7-10. 47 Ench. Bib. n.530; 48 ??? , Lucrari mundum-perdere animam: Bíblica (1933) 435-447; 49 Kümmel, Das Büd des Menschen im N.T. (1948) p.llss. Bonsirven, Le judaisme palestinien. (1934) I p.494-495. Cf. Comentario a
Mat_16:4. 50 Cf.
Comentario a Mat_24:29ss. Para la historia de este pasaje, cf. Segarra en Estudios Eclesiásticos (1931) 471-499; (1932) 83-94. 51 O. Cullmann,
Christ et le temps (1947) p.61.