Ver contexto

Segundo anuncio de la Pasión.
Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; (Mateo 17, 22) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 17.

La transfiguración de Jesús, 17:1-8 (Mar_9:2-13; Luc_9:26-36).
1 Seis días después tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó aparte, a un monte alto, 2 y se transfiguró ante ellos; brilló su rostro como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 3 Y se les aparecieron Moisés y Elías hablando con El. 4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, una para Moisés y otra para Elías. 5 Aún estaba él hablando, cuando los cubrió una nube resplandeciente, y salió de la nube una voz que decía: Este es mi Hijo el Amado, en quien me complací; escuchadle. 6 Al oírla, los discípulos cayeron sobre su rostro, sobrecogidos de gran temor. 7 Jesús se acercó, y, tocándolos, dijo: Levantaos, no temáis. 8 Alzando ellos los ojos, no vieron a nadie sino sólo a Jesús.

El relato tresinóptico de la transfiguración de Cristo no deja de chocar por su mucho ropaje maravillosista en contraste con la ordinaria sobriedad prodigiosa de la vida evangélica de Cristo y por su semejanza con determinados procedimientos literarios ambientales. Sin embargo, a pesar de ello se ha de pensar en lo que pueda haber de núcleo histórico y lo que pueda haber de valor narrativo-didáctico, acaso ya procedente del kérigma. Además parece haber parentesco literario entre la Deute-Vision del bautismo de Cristo, como se expuso, y la Deute-Darstellung, de las tentaciones. ¿Hasta qué punto es histórico el relato? Autores, incluso no católicos, tratan de encontrar en este relato el eco, sin duda fuertemente interpretado por la Iglesia primitiva, de una hora importante de la vida de Jesús (Bonnard, o.c.i p.253). Se puede, para mejor estudiar el tema, considerar tres puntos: 1) ¿Por qué Cristo tiene este desplazamiento a donde sea en su vida?; 2) ¿qué fue esta transfiguración?; 3) ¿cuáles pueden ser los elementos adventicios que explican, didácticamente, este tema?
1) ¿Por qué Cristo tiene este desplazamiento en su vida? Hay autores (Burrow, Baltensweiler, Bultmann, etc.) para quienes este episodio tiene por base una huida de Cristo (Jua_6:15b), para rechazar un ambiente cargado de mesianismo ambiental, nacionalista. La cronología que se da en Mt-Mc de seis días después., no así la de Lc, se relacionaría con los seis días que separaban el gran día de la Expiación y el comienzo de la fiesta de los Tabernáculos (cf. Lev_23:26-32; Lev_23:33-36). Se estaría, pues, en el primer día de la fiesta de los Tabernáculos (Lcv = el día 15 del séptimo mes), y en cuyo ambiente religioso-patriótico se estaba en el apogeo de la excitación mesiánico-nacionalista; o, si se cuentan los días después del comienzo de la fiesta, en su día sexto, vigilia de la conclusión litúrgica y popular de la fiesta (cf. Lev_23:36; Deu_16:13; cf. Jua_7:37; cf. Jua_7:2). Sería, por tanto, en aquel ambiente de excitado mesianismo, y Cristo ya muy conocido, donde podría haber peligro de una revuelta, y querer hacerlo líder mesiánico de ella (cf. Jua_6:15). Cristo, ante esta situación, huiría de la turba. Estas ausencias de ella son conocidas (cf. 14:13.23; 20:17; 24:3). Con él llevó los tres discípulos predilectos. ¿Acaso para ejecutar la maniobra de modo más desapercibido?
Que haya contactos o posible evocación de la fiesta de los Tabernáculos, se quiere ver en Mt v.4; Mc v.5; Lc v.33, en que Pedro propone hacer allí tres tabernáculos. ¿Para residencia? ¿para cumplir el rito de aquellas fiestas, que exigía morar así? Sería una huida de Jerusalén (cf. Jua_7:2.10-13), para cumplir el plan del Padre: no había llegado su hora, y que no llegaría nunca para aquel tipo de mesianismo ambiental.
Es una hipótesis que no carece de interés. Ante esta huida respondería el Padre con la confirmación del mesianismo del Hijo sufriente (H. Baltensweiler).
2) ¿Qué fue esta transfiguración? En Mt el término usado por transfiguración es ìåôåìïñöþèç. En el í. Ô. sólo sale aquí y en 2 Cor (Jua_3:8) y Rom (Jua_12:2), en el sentido de un cambio real, pero espiritual e interno. En cambio, en textos judíos tiene el sentido de una transformación visible (Exo_34:29; Apoc. de Bar_51:3.5.10).
Los elementos con los que se describe esta transfiguración de Cristo, en Mt-Lc afecta al rostro, y en los tres sinópticos también a los vestidos. Todos estos elementos descriptivos son tradicionales en la literatura apocalíptica. Luego se analizarán.
¿Hubo un hecho histórico de transfiguración de Cristo? Separados los aditamientos literarios, ¿en qué pudo consistir? Naturalmente, no se sabe. Salvo una enseñanza del Magisterio de la Iglesia, o una prueba de la tradición, o de la Liturgia, no es fácil saberlo; no que no pueda ser verdad histórica su núcleo, sino que está envuelto en un género literario conocido, en el cual la enseñanza lo mismo podría ser exclusivamente didáctica, que un complemento explicativo o interpretativo de una realidad nuclear histórica. Tal sucede con el hecho histórico del bautismo de Cristo y su interpretación literaria kerigmático-evangélica. El gesto de Cristo imponiéndose a los mercaderes del templo pudiera orientar algo hacia esta transfiguración en su aspecto histórico fundamental; como, al querer arrojarle de Nazaret, y al ir a despeñarle, él, atravesando por medio de ellos, se fue (Luc_4:29-30). Cristo en diversos momentos de su vida acusó su grandeza, en el fondo, divina. Pudiera decirse de estos casos que fueron pequeñas transfiguraciones; ésta revestiría una forma e intensidad especialmente profundas.
3) ¿Cuáles pueden ser los elementos adventicios que explican su valor didáctico: su tema?
Este aspecto es claro. Se trata de proclamar una vez más que Cristo es el Mesías profético: el mesianismo espiritual y de dolor, frente al Mesías ambiental nacionalista. No sólo debía de prevenir entonces a sus apóstoles de este escándalo en torno a él, sino que se percibe en este relato el valor kerigmático-evangélico de polémica, probablemente, entre judeo-cristianos del ambiente eclesial mateano. Y esto se lo expresa con una serie de elementos didácticos, utilizados ambientalmente, y procedentes de la apocalíptica y escatología judías. Su valoración parece ser la siguiente.
El monte. Los evangelistas no dicen el lugar topográfico concreto de esta escena. Sólo dicen que subió a un monte muy alto. Se pensó fuese el Hermón (2.793 m.); la tradición desde el siglo 4 lo vino a localizar en el Tabor, actual Jebel et-Tor (562 m.), sobre la llanura en que se eleva l. En la época de Cristo parece que había allí una fortaleza. Por lo que no parecería el lugar más apropiado para ir a orar (Lc) y para tener allí una transfiguración. Este tipo de montes altos suele ser también escenario de manifestaciones apocalípticas, v.g., las tentaciones de Cristo (Mat_4:8); incluso se los pone en visiones (cf. Ez 40:2; 41-l-5ss). Precisamente el monte Hermón tiene un especial valor de situación en la literatura apocalíptica 2. También el Tabor fue una montaña santa para Israel (Sal_89:13); aunque también hubo en él cultos paganos (Ose_5:1). Si este monte fue situación histórica, tiene, probablemente, más valor como elemento ambiental-teológico. Y probablemente no sea ajena a toda esta escena a describirse, comenzando por el monte, la evocación de Moisés-Cristo que es el nuevo Moisés, nuevo Legislador subiendo al Sinaí, donde Dios le hablará; donde será cubierto por la nube = Gloria de Yahvé; desde cuya nube Dios le llama, y en cuya nube Moisés penetra (Exo_24:15-18; cf. Deu_5:22-27)!
La transfiguración. La descripción que de ella hacen los evangelistas está hecha con rasgos sorprendentes. Según Lc, sucedió mientras oraba: tema tan destacado por Lc. La escena sucede cuando los tres apóstoles estaban descansando y medio dormidos (Luc_9:32). Dan de esta transfiguración la descripción siguiente:
Mt.: su rostro brilló como el sol, y sus vestidos quedaron blancos como la luz.
Mc.: sus vestidos se pusieron resplandecientes, y muy blancos (como no los puede blanquear ningún batanero).
Lc.: su rostro tomó otro aspecto, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente.
Esta descripción del rostro y vestido son de tipo apocalíptico. Mt describe al ángel que corre la piedra del sepulcro así: era su aspecto como el relámpago, y su vestidura blanca como la nieve (Mat_28:3). Así describen el rostro de los justos los libros apocalípticos (cf. Rev_1:16; Esd_8:97 : resplandecen con brillo de sol, luna, estrellas, relámpago)3. Los ángeles de la resurrección aparecen con vestiduras blancas (Mc) o con vestido resplandeciente (Lc). El color blanco de los vestidos significa el color de la gloria celeste (Rev_3:5; Rev_19:14). ¿En qué relación está la verdad histórica con estos elementos clasico-descriptivos?
Moisés y Elías. Aparecen hablando con él Moisés y Elías, que aparecen igualmente resplandecientes (Lc). Eran el símbolo de la Ley y los profetas. Elías, en la conciencia popular, es el que debía volver para consagrar al Mesías y presentarlo a Israel (Mal_4:4-5) 4. Yohanan ben Zachai dice: Dios ha dicho a Moisés: Cuando yo envíe al profeta Elias, vosotros dos debéis venir juntos. 4 ¿Está esta escena respondiendo a este dicho? Eran el legislador de Israel y el precursor del Mesías los que aparecían reconociendo a Cristo-Mesías y su obra mesiánica, como auténtica, a pesar de ser tan opuesta al mesianismo ambiental esperado. No dejaría de extrañar, de no ser parte del procedimiento redaccional, que los tres apóstoles allí presentes dan por supuesto en los tres sinópticos conocer a aquellos dos personajes, pues quieren hacerles un tabernáculo: uno para Moisés y otro para Elías.
Ambos estaban hablando con Cristo (Mt-Mc). Es sólo Lc el que pone el tema de la conversación: hablaban de su muerte, que había de tener lugar en Jerusalén. ¿Por qué omiten ésta Mt-Mc? Parecería suponerla en lo que les dice al bajar del monte: que nada digan hasta que resucite de entre los muertos (Mt-Mc). En cambio, Lc omite estas advertencias, aunque también las supone, al escribir que a nadie dijeron nada.
Así Moisés y Elías lo acreditan a él contra fariseos y doctores de la Ley (cf. Jua_5:46.47), tanto contemporáneos como polémicos a la hora de la composición de los evangelios.
Su Clona (. ??? ????? ?????)5. En esta narración aparece otro elemento de importancia máxima. Los apóstoles, al despertar, vieron lo siguiente:
Mt: Una nube luminosa. que los cubrió (Ýðåó÷éáóåí). Mc: Se formó una nube. que ios cubría (åðéó÷éÜæïõóá). Lc: Vino una nube, que los cubría (Ýðåó÷ßáæåí).11
La nube o una nube luminosa era, en el A.T. símbolo de la presencia de Dios en el Tabernáculo (Exo_14:24; Exo_16:10; Exo_19:9; Exo_33:9; Exo_34:5; Exo_40:34; Num_9:18-22; Lev_16:2.12.13), lo mismo que aparece así en la dedicación del templo (2Cr_5:13.14; 2Cr_7:1-3). En la anunciación a María, se evocará la acción de Dios sobre ella con este mismo verbo (Ýðéó÷éÜæù) (Luc_1:35). La manifestación de esta nube luminosa es una teofanía: es el símbolo de la presencia de Dios allí. Uno de los símbolos más característicos del A.T. está aquí en juego. Por eso los apóstoles, al ser cubiertos por la nube, tuvieron miedo (Mt-Lc). En el A.T. se decía que no se podía ver a Dios y vivir (Exo_33:19; Lev_14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí.
La voz del Padre. Siendo la nube luminosa símbolo de la presencia de Dios, es por lo que sale de ella una voz, que es la del Padre, proclamando: Este es mi Hijo, el Amado (b ????????) (Mt-Mc), en el que me complací (????????) (Mt). Lc pone el Elegido (ó ????????????), nombre que se da al Mesías en el Libro de Henoc. Los LXX vierten el nombre de el hijo amado por yahid = único (Gen_22:2.12.16; Jer_6:26; Amo_8:10; Zac_12:10; Pro_4:3). Por eso, el Amado, por excelencia, viene a responder al único o Unigénito (Sal_2:7; Isa_42:1). Pero, sobre todo, encuentra su sentido de Unigénito en el mismo contexto de Mt (Mat_11:27). Tanto por el ambiente neotestamentario, como por la adición de Mt: en él me complací, puede ser un intento evocador del Siervo de Yahvé, de Isaías (Mat_42:1-9). Es el mismo tema-clisé que le dirige el Padre en el bautismo (cf. Mat_3:17; par.). Es el Mesías doliente, tema del diálogo que tuvieron antes (Lc).
Esta proclamación que hace el Padre de Cristo su Hijo, en la perspectiva literaria de Mt, que presenta a Cristo como Dios por varios procedimientos literarios, como por el ambiente neotestamentario, en el que se redacta y al que va destinado, es la filiación divina de Cristo.
Por eso Lc tiene un detalle confirmatorio con sus elementos descriptivo-didácticos paleotestamentarios: los apóstoles, al despertar, vieron (de Cristo) su gloria (ôçí äüßáí áõôïý). En el A.T. se habla de la gloria de Yahvé. Es éste el evocador término técnico, que, mediante un procedimiento literario alusivo al A.T., se traslada ahora a Cristo, presentándole con la gloria de Yahvé, de Dios. Es lo que dirá Jn en las bodas de Cana: que con el milagro manifestó su gloria (ôçí äüîáí áõôïý) (Jua_2:11), y que matiza aún más en su prólogo al evangelio: Y nosotros vimos su gloria (ôçí äüîáí ?????): Gloria como (el que es) el Unigénito del Padre (Jua_1:14). Y ésta es la interpretación y fe de la Iglesia primitiva en esta escena (2Pe_1:16-18; cf. Hec_7:55).
Escuchadle. Presentado el Mesías verdadero, a un tiempo Dios y Mesías doliente, no cabría más que una actitud ante el Enviado de Dios: Escuchadle: en su doctrina, en su mesianismo, en su enseñanza de pasión y muerte. Esta es la voz y el mandato del Padre. No se puede, pues, nadie escandalizar de Cristo-Mesías. Es a él, y no al Mesías del fariseísmo, al que hay que escuchar, que es seguir.
Para Bultmann, la escena de la transfiguración es una transposición de una escena del ciclo de la resurrección de Cristo. Entre otras razones, porque las palabras Tú eres mi Hijo (Sal_2:7) sólo se aplicaban a Cristo después de la resurrección.
Para otros sería una transposición de la fiesta de la entronización teocrática de Yahvé, en la que Cristo era ahora el rey entronizado (Riesenfeld) 6.
La teoría de Bultmann es gratuita. No pertenece la escena al ciclo de la resurrección, cuando toda ella está revelando el mesianismo doloroso del Siervo de Yahvé, aunque completado con la proclamación de la divinidad (Mar_1:1). Y con relación a la transposición de la fiesta yahvística, no aparece el elemento real de entronización teocrática, sino la proclamación de la divinidad de Cristo Mesías, pero presentándolo como el Siervo de Yahvé. Aparte que parece ser que esta fiesta no existió 7.
Expuesta la temática fundamental de este relato, se podría clasificar como una Deute-Darstellung: exposición o narración explicativa o interpretativa de núcleo histórico con un marcado carácter apologético 8.

La cuestión de Elias,Mar_17:9-13 (Mar_9:11-13).
9 Al bajar del monte les mandó Jesús, diciendo: No deis a conocer a nadie esa visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. 10Le preguntaron los discípulos: ¿Cómo, pues, dicen los escribas que Elías tiene que venir primero? 11 él respondió: Elías en verdad viene, y restablecerá todo. 12 Sin embargo, yo os digo: Elías ha venido ya, y no le reconocieron; antes hicieron con él lo que quisieron; de la misma manera, el Hijo del hombre tiene que padecer de parte de ellos. 13 Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

Esta escena es al día siguiente (Luc_9:37) de la transfiguración 8. Al bajar del monte, Cristo les prohibe que hablen con nadie de esta visión hasta después de su resurrección. Probablemente esta escena tuvo lugar en días de la fiesta de los Tabernáculos, en los que, junto con la Pascua, se excitaban los ímpetus revolucionarios de los zelotes y sus grupos, junto con el contagio popular por la liberación de Israel. Si no se les frenaba, máxime supuesta la historicidad de lo visto, se les podía exacerbar el sentimiento del movimiento nacionalista. Y los apóstoles y las gentes galileas comenzaban a comprometerse en movimientos político-mesiánicos en torno a Cristo (Jua_6:15; Mat_14:22).
Este hecho de su mesianismo les evocaba otra objeción ambiental. Si El era el Mesías, ¿por qué no había venido el profeta Elías, que en la creencia popular se lo suponía vivo y se lo esperaba como condición previa para ungir y presentar al Mesías a Israel? Era esto una creencia ambiental muy elaborada por los rabinos, basada en una interpretación materialista de un pasaje de Malaquías (Mal_3:23) 9. Además, en la creencia ordinaria de Israel estaba que la resurrección de los muertos coincidiría con el final de los tiempos, aunque para alguna concepción rabínica coincidiría el mesianismo con el juicio y consumación escatológica 10; pero eran concepciones parciales. Esta objeción sobre que Elias no había venido todavía estaba agudizada en la polémica poscristiana de ambiente siró-palestino.
Cristo calma la inquietud de los apóstoles y disipa con su enseñanza las interpretaciones materiales y caprichosas de los rabinos a este propósito. Acepta que Elías debe venir a restaurarlo y prepararlo todo conforme a Malaquías, pero no con un Elías revivió, sino por uno que en el espíritu y virtud de Elías ha de venir (Mat_11:14). Por eso, los discípulos comprendieron que les hablaba de Juan el Bautista.
El paralelismo del Bautista con Elías, por simple semejanza o típicamente, fue de tal manera, que del Bautista podrá decir Mc (Mat_9:13) que hicieron con él como estaba escrito. Elías tuvo celo y fortaleza por la ley de Yahvé, y fue perseguido por Acab y su mujer Jezabel; así el Bautista, con el celo y fortaleza por la Ley, fue perseguido y muerto por Antipas, instigado por su mujer Herodías.
Y si en el ambiente estaba que Elías sería el precursor del Mesías, esto fue el Bautista con Cristo, el Precursor del Mesías, que preparó su venida y lo presentó a Israel. Y lo que era una concepción ambigua y nacional, tuvo en el Bautista una realización espiritual e histórica 11.

La curación de un niño lunático,Mat_17:14-21 (Mar_9:14-29; Luc_9:37-43).
14 Al llegar ellos a la muchedumbre, se le acercó un hombre, y, doblando la rodilla, 15 le dijo: Señor, ten piedad de mi hijo, que está lunático y padece mucho; porque con frecuencia cae en el fuego y muchas veces en el agua; !6 lo presenté a tus discípulos, mas no han podido curarle. 17 Jesús respondió: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? Traédmelo acá. 18 E increpó al demonio, que salió, quedando curado el niño desde aquella hora. 19 Entonces se acercaron los discípulos a Jesús, y aparte le preguntaron: ¿Cómo es que nosotros no hemos podido arrojarle? 20 Díjoles: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a este monte: Vete de aquí allá, y se iría, y nada os sería imposible. 21 Esta especie no puede ser lanzada sino por la oración y el ayuno.

La escena tiene lugar después de la transfiguración. Y según Lc, al día siguiente. Fue cuando Cristo, con los apóstoles de testigos, bajaba del monte, y al acercarse a los otros apóstoles que habían quedado al pie de la montaña, se encontró con que había mucha gente con ellos, y discutiendo con los apóstoles algunos escribas, Cristo les pregunta a los apóstoles qué es lo que discutían con aquéllos. Acaso para situar, si era preciso, las cosas en su punto. Aliados de atrás los escribas con los fariseos (Mat_15:1), que no sólo ponían emboscadas dialécticas a Cristo, sino que ya habían resuelto perderle (Mat_12:14), había motivo para pensar en una emboscada con sus discípulos.
En este cuadro se destaca de la muchedumbre un hombre, que cayó de rodillas ante El y comenzó a gritar (Lc), conforme a su emoción y su temperamento oriental, diciéndole que tenía un hijo, que era único (Lc), joven (ðáiò) y estaba lunático (Mt). Mc va a dar del padecimiento de este muchacho una descripción minuciosa.
Este joven tenía un espíritu mudo (Mc). Y cuando se apoderaba de él, lo arroja por tierra, echa espuma, se revuelve (v.20), le rechinan los dientes, da alaridos (Lc), grita (Mc v.26), queda rígido, como muerto (Mc v.26). Son los síntomas, como Mt dice, de un lunático.
Pero aún hay más, pues con frecuencia el espíritu lo ha arrojado al fuego, al agua, para acabar con él.
Y difícilmente lo deja el espíritu después de haberlo maltratado. Y todo esto le sucedía desde la niñez.
Según las concepciones erróneas de los antiguos orientales, la enfermedad, como mal, era causada por un espíritu. Así, Saúl, que aparece con unos síntomas neuróticos típicos, es descrito en su estado nada menos que por haberle Yahvé enviado un mal espíritu (1Sa_16:14). Precisamente la música tenía sobre sus crisis un efecto sedante (1Sa_16:15).
En esta misma concepción popular, a los epilépticos, como es el caso de éste, se los llamaba ordinariamente lunáticos, como es el nombre que de él da Mt, porque se admitía, por efecto de una experiencia, más o menos obtenida de casuales coincidencias, que tales enfermos experimentaban más fuertes crisis en las épocas de luna nueva o luna llena. La medicina antigua pasa a los escritos rabínicos, y éstos discutían si estas crisis epilépticas eran por influjo directo de la luna en las fases dichas en estos enfermos u otros semejantes, más propicio aún en estas fases lunares. Era el mismo concepto de los medios greco-romanos 12.
¿Se trata sólo de un enfermo epiléptico, cuyos síntomas evangélicos corresponden a las tres fases de la epilepsia conforme al diagnóstico médico, o es, además, un verdadero caso de posesión diabólica? Todo el problema está en saber si repugna, en el caso de curaciones físicas reales, el que Jesucristo se acomode al modo de hablar de las gentes y del medio ambiente. Hay quien así lo piensa 13. Parece que no hay, en principio, esta incompatibilidad. Jesús, ni para sus curaciones ni para acusar su poder de taumaturgo, necesita dar precisamente un diagnóstico científico. Como tampoco corrige en cada caso lo que era creencia vulgar: que toda enfermedad era efecto de un pecado (Jua_9:2). Y, admitiendo en el mismo Evangelio casos de curaciones demoníacas, parece que es el contexto el que valorará, en simple exégesis, si se trata de una verdadera posesión o de una acomodación al lenguaje ambiental.
No parece sea decisivo el decirse que frecuentemente lo arrojaba (el espíritu) al agua y al fuego para acabar con él (Mc). Es un modo de hablar. El ser mudo, si no es por la misma epilepsia, podría explicarse por alguna otra enfermedad posiblemente congénita, o que fuese todo ello efecto de una enfermedad tenida en su niñez.
Ya en la antigüedad se reconocía por el médico Celio Aureliano 14 cómo este tipo de enfermos estaban especialmente expuestos a mil peligros externos, entre ellos el de caer al agua de los ríos o del mar. Podría ser también un caso de semidesesperación producido por efecto de los habituales ataques de epilepsia.
Cristo manda traer al joven, que en aquel momento, por todo el contexto, no debe de estar en el ataque. Sin embargo, cuando se lo traen a Cristo, se produce el ataque con síntomas epilépticos. Parece estar en cierta analogía con los casos de endemoniados, que a la vista de Cristo le reconocían y pedían no los perdiese (Mat_8:28.29). Sin embargo, el ataque pudo producirse entonces por efecto de la misma emoción. El hecho de que el espíritu malo lo arroja al fuego para hacerle perecer, según la descripción popular de Mc, no postula, en absoluto, una verdadera posesión diabólica, sino una redacción colorista y ambiental de Mc, y también de Lc, en contraste con la descripción sobria de Mt, probablemente del Mtg.
El padre del enfermo urge a Cristo para que lo cure, pues había recurrido ya a los discípulos, pero éstos no habían podido curarle (Mar_9:18; Luc_9:40). Y eso que habían recibido el carisma de las curaciones (Mt 10:1 par.). En Mc se acusa en este hombre una fe muy imperfecta: Si tú puedes algo, compadécete de nosotros. Acaso el fracaso de los discípulos le desanimó en parte 15. Pero de Cristo le viene el ánimo preparatorio: Todo es posible al que cree (Mc). Es el boicot que se nota en los evangelios a la obra de Cristo; su obra milagrosa la realiza en función de la confianza, no es una obra de magia. Y esta fe surge en él: ¡Creo, ayuda mi incredulidad!
El v.17 de Mt es críticamente muy discutido 16. Acaso pasó a él por influjo del otro evangelio, pues está en Lc. Es la respuesta de Cristo a esta obra de incredulidad en El, después de tantos prodigios hechos. ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo voy a estar con vosotros y os voy a sufrir? (Lc). ¿Por qué no admitían sus prodigios, y por qué no sacaban las consecuencias de sus signos? Este lunático era tipo de esta generación poseída por el dominio fariseo.
Cristo manda traer al enfermo. Al acercarse, Cristo increpó al espíritu, y se produce una convulsión violenta hasta quedar como muerto. En Lc el relato cambia. Se lo trae, se produce la convulsión, y viene la increpación de Cristo al espíritu. Son las pequeñas variantes red acciónales. En Mc, Cristo le toma de la mano, lo levanta y se mantuvo en pie.
El poder taumatúrgico de Cristo apareció a todos con un dominio absoluto. La curación instantánea de una epilepsia, si no se admite la posesión diabólica, cuando se halla en estado de trance, no admite hipótesis sugestivas. Lo que, por otra parte, nada resolvería, ya que una lesión orgánica de la corteza cerebral no se puede curar por sugestión, menos aún cuando la sugestión no cabe por hallarse en estado de inconsciencia, ni por suceder instantáneamente.
Vueltos a casa, los discípulos le preguntan por qué ellos no habían podido curar a aquel muchacho, pues habían recibido el poder de expulsar demonios exorcismo y curar enfermedades (Mat_10:1.8; Mc 6:Mar_7:12; Luc_9:1.6b). Y lo habían ejercido con éxito (Mat_10:8; Mar_6:13).
Aunque la respuesta final es la misma en Mt-Mc, Lc la omite. Mt intercala un preludio en el que les habla de vuestra poca fe. Acaso, en la subconsciencia, confiaron en su poder como si fuera propio de ellos, sin acusar plenamente su reconocimiento y dependencia al dador de carismas.
La comparación que utiliza sobre el grano de mostaza y el trasladar montes eran metáforas usadas en el ambiente rabínico. Como término comparativo de lo mínimo se usaba el grano de mostaza, lo mismo que el trasladar un monte era metáfora usual para indicar que una cosa se realizaría fuera de los modos ordinarios 17.
Esta clase no puede echarse o curarse si no es con oración y ayuno (Mt), o con oración (Mc). La lección de Mt (v. 21) no es seguro que sea genuina en este versículo 18, ni tampoco debe de ser lección genuina el ayuno que se une a la oración en este pasaje de Mc 19. La frase esta clase admite dos interpretaciones:
Esta clase, es decir, esta raza: los demonios.; o puede admitir otra más específica: esta clase de demonios. Los que admiten esta segunda interpretación se basan en que los apóstoles ya habían expulsado demonios (Mar_6:13), por lo que aquí se precisaría una especie de ellos. Pero la razón no es convincente. De ser así, no cabría duda de que se trataba de un caso de verdadera posesión. Pero la primera interpretación es completamente posible en este mismo contexto. Su sentido sería: esta clase, las enfermedades que se atribuían a los espíritus demoníacos, sólo se pueden curar milagrosamente. Es decir, con el recurso pleno a Dios, que concede libremente el uso de estos carismas, y sin que el hombre los mistifique y boicotee con una semiconsciente autosuficiencia suya o con una falta de recurso y confianza plena poca fe en Dios. Era, en el fondo, lo que había sucedido a la intervención de los apóstoles en este caso y lo que se decía en aquel medio ambiente y se recoge en el Talmud: Todo el que ora sin ser escuchado, debe ayunar. 20 Era una lección para los exorcistas cristianos; acaso se refleja esta situación de ellos.

Segundo anuncio de la Pasión,Mar_17:22-23 (Mar_9:30-32; Luc_9:43).
22 Estando reunidos en Galilea, díjoles Jesús: El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de los hombres, 23 que le matarán, y al tercer día resucitará. Y se pusieron muy tristes.

Ya se indicó a propósito de la primera predicción de su pasión y muerte (Mat_16:21-23 par.) la probabilidad de que estas predicciones estén matizadas, con relación a su anuncio primitivo, después de los hechos, ya que el estilo profetice suele ser más vago, aunque perfectamente perceptible a la hora de su cumplimiento, y sería probable que Cristo se hubiese amoldado a este estilo y sus leyes 20.
Esta segunda predicción aparece con una redacción algo más sobria, aunque bien precisa.
Mt destaca que los apóstoles, al oírla, se pusieron muy tristes. Esto prueba que el vaticinio fue, al menos nuclearmente, suficientemente claro, y que ellos lo comprendieron. En cambio, Lc dirá que no sabían lo que significaban estas palabras, que estaban veladas, de manera que no las entendieron. La redacción de Lc refleja la forma más primitiva. Sólo dice: El Hijo del hombre ha de ser entregado en poder de los hombres. Sin embargo, en Mc, muy matizado, dirá que no lo entendieron.
Probablemente se refiere la no comprensión al no poder admitir el que El fuese el Mesías y hubiese de padecer. Pero les quedaba sufrimiento, pues sus vaticinios se cumplían. Y acaso obedezca a esto lo que dicen Mc-Lc: que temían preguntarle, pues a la protesta de Pedro, en la primera predicción, de que esto no sucediese vino la réplica confirmativa de Cristo. Era incomprensión ambiental.

El tributo pagado,Mat_17:24-27.
24 Entrando en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los perceptores de la didracma y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga la didracma? 25 Y él respondió: Cierto que sí. Cuando entró en casa, se acercó Jesús y le dijo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran censos y tributos? ¿De sus hijos o de los extraños? 26 Contestó él: De los extraños. Y le dijo Jesús: Luego los hijos son libres. 27 Mas, para no escandalizarlos, vete al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca, y en ella hallarás un estater; tómalo y dalo por mí y por ti.

Estando en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los encargados de recoger el tributo del templo: los recaudadores de la didracma.
El tributo tenía el siguiente origen. Moisés había prescrito un censo, y, conforme al número de los varones censados, cada uno pagaría medio siclo al santuario (Exo_30:11-16). En tiempo de Nehemías, este impuesto era de un tercio de siclo al año (Neh_10:32). Habiendo crecido las necesidades, posteriormente se elevó a medio siclo de plata (Mat_17:24) 21. Este era el equivalente a dos dracmas, que a su vez equivalen a medio siclo, que era lo que se exigía en la legislación judía de entonces. Pero debía ser pagado por todo varón después de los veinte años, en moneda hebrea antigua o tiria. Había, además, de pagarse en Palestina entre el 15 y el 25 del mes de Adar (marzo), y también fuera de Jerusalén 22.
Pedro responderá a la pregunta interrogativa de los recaudadores de esta contribución, que Cristo pagará la didracma.
Con esta ocasión Cristo le hace a Pedro una pregunta, que va a ser una enseñanza. Los reyes de la tierra cobran los impuestos, no de sus hijos, sino de los otros ciudadanos si no tiene el sentido de ciudadano del país frente a pueblos sometidos . Los hijos son considerados exentos de ello. Luego los hijos dice Cristo están exentos. Y sólo por evitar el escándalo pagará el impuesto.
¿Cuál es la doctrina encerrada en este concepto de hijos sobre la que gira la argumentación?
La comparación pequeña parábola está tomada de la vida real y aplicada a Jesús y los suyos, en contraposición a los demás. Pero sobre todo a El. Jesús abiertamente reconoce y proclama su absoluta independencia frente a las leyes tributarias del templo, que era homenaje, en último término, a Dios. La parábola iba a tener algo de alegoría. Los hijos estaban exentos. Pero Pedro había proclamado hacía aún poco, por revelación del Padre, que Jesús era el Hijo del Dios viviente. Jesús se situaba así en la esfera de su Padre. Por eso estaba exento del tributo al templo. Pero con él estaban asociados y exentos los discípulos. Era ello una prueba del supremo dominio legislativo de Jesús. No en vano él era mayor que el templo (Mat_12:6). Por eso, El dispensaba las leyes, pues era señor del sábado (Mat_12:8). De esta conducta de Cristo concluyen Strack-Billerbeck: De la prueba alegada por Jesús para su exención de la didracma, se sigue que reivindica para sí, ante Dios, un lugar que jamás ha convenido a un israelita. 23
También pudiera, en este pasaje, extenderse los tributos a los impuestos civiles en general (ôÝëïò) ï al impuesto imperial (÷çíóïò). Estos impuestos se sabe que, además de su gravamen económico, turbaban fuertemente la conciencia teocrática de los judíos. Y después del 70 se les puso, abusivamente, sobre casi todo 23.
Para evitar el escándalo hace un milagro. Manda a Pedro que se acerque al lago, junto al que están, y que en la boca del primer pez que pesque hallará una moneda un estater y con ella pagará por los dos. El estater valía cuatro dracmas, que era lo justo para pagar por los dos, ya que cada uno había de pagar medio siclo de plata, que equivalía a dos dracmas: didracma.
El milagro de Cristo está, en primer lugar, en su ciencia sobrenatural, al anunciarle a Pedro esto. Y acaso sea lo más probable que, milagrosamente, se hubiese depositado el estater en la boca del pez.
No obstante, es conocido el caso de cierta especie de peces en el lago, la hoy llamada Chromis Simonis 24, en la que el macho, en cuya boca son depositados los huevos, y en el que se desarrollan, parece ser que al expulsarlos siente la necesidad de ocupar la boca con pequeñas piedras, etc. 25 En este caso la habría ocupado con un estater fortuito.
Se proponía que Cristo mandó a Pedro a pescar, y que la primera pieza lograda se vendió en este precio. Pero no lo dice el texto, y se valoraría en una cantidad desproporcionada.

1 Abel, Géographie de la Palestine (1933) I 353-357; Perrella, / luoghi santi (1936) p.182-193; Allegro, The Dead Sea Scrolls 14ss. 2 Josefo, BI II 20:6; IV 1:1:8; Allegro, The Dead Sea Scrolls p.520-536. 3 Strack-B., Kommentar. I p.752. 4 Lagrange, Le Messianisme. (1909) p.210-213; Strack-B., Kommentar. IV p.779-789. 4 Deut. rabba 3. 5 Zielinski, De doxa Christi transfigurati: VD (1948; 291-303. 6 Lagrange, Le Messianisme. (1909) p.89. 7 De Vaux, Les institutions de ? Anden Testament, vers. esp. (1964) p.632-635. 8 Dabrowskí, La transfiguración de Jesús, vers. del pol. (1939); Vosté, De Bap-tismo, Tentaiione et Transfiguratione lesu (1934) p. 141-156; Zielinski, De íransfigura-tione lesu: VD (1948) 291-303.335-343; Baltensweiler, Die Verklarung Jesu Histo-risches Ereignis und synoptische Benchte (1959); Rlesenfeld, fesus transfigure (1947); George, La Transfiguration: Bible et Vie Chrét.(1960) 21-25; Hoeller, Die Verklarung Jesu (1937); Caird, The Transfiguraron: Expository Times (1955-1956) 291-294; Fonck, en VD (1922) 72-79; A. Fenillet, Les perspectives propres a choque evangeliste dans les recits de la Transfiguration: Rev. Bibl. (1858) p.281-301; X. Leon-Dufour, Eludes d'évangile. La transfiguration de Jesús (1965) 83-122; M. Sabbe, La redaction du récit de la Transfiguration, en La Venue du Messie (1962) 65-100; P. Miguel, Le Mystere de la Transfiguration: Les Quest. Liturgiq. et Paroiss. (1961) 194-223; P. De Surgy, Transfiguraron: Vocab. Theol. Bibl. (1962) 1071-1072; ? . ? . Müller, D Verklarung Jesu: Zeits. für die Neut. Wiss. (1960) 56-64, C. C. Carlston, Transfiguration and Resurrection: Jour. of Bibl. Literature (1961) 233-240; H. Rivera, El relato de la Transfiguración de Jesús: Rev. Bibl. (Argentina 1964) p.31-40. Para la teología de la transfiguración, cf. S. TH., 3 q.45; In evang. Matth. comm. c.7 n.l. 9 Lagrange, Le Messianisme. (1909) p.210-213; Strack-B., Kommentar. IV p.779-789. 10 Bonsirven, Le Judaísme. (1934) I p.418-419. 11 Sobre la venida de Elias, cf. A. Skrinjar: VD (1934) 361-367; Durrwell: VD (1939) 269-278; A. De Guiglelmo, Dissertatio exegetica de reditu Eliae (Jerusalén 1938). 12 Strack-B., Kommentar. I p.758; Lagrange, évang. s. St. Matth. (1927) p.339, y évang. s. St. Marc (1929) p.239. 13 Smit, De daemoniacis in historia evangélica (1913) p.191-215. 14 De morb. chron. I, IV 68, citado por Lagrange en évang. s. St. Marc (1929) p.240. 15 Fillion, La Vie De N. S. J.-Ch., Vers Esp. (1842) III P.256. 16 Nestlé, N.T. graece el latine (1928) ap. crít. a Mat_17:17; cf. León-Dufour, L'e'pisode de l'enfant épileptique. La fermation des évangües (1957) 85-115. 17 Strack-B-, Kommentar. I p.669 y 759; J. Düplacy, La foi qui deplace les montagnes (Mat_17:20; Mat_21:21): Mém. A. Gelin (1961) 273-287. 18 Nestlé, N.T. graece el latine (1928) ap. crít. a Mat_17:21. 19 Nestlé, N.T. graece el latine (1928) ap. crít. a Mar_9:29. 20 Strack-B., Kommentar. I p.760. 20 J. Schmid, Das Evangelium nach Markus (1958) p.40. 21 JOSEFO, Antiq. XVIII 9:1; BI VII 6:6. 22 Mishna: Sheqalim I 1-3; Strack-B., Kommentar. I p.765; Felten, Storia dei tempi del N.T. (1932) II p.70-73. 23 Kommentar. I p.772; D. Blusser, Mt 17:24-26 and Dead Sea Sect'Opposition to Tax Paying: Tarbiz (Jerusalén 1961) p. 150-156; A. Pickering, The Temple Tax (Mat_17:23-26): Cath. Gazette (1957) p.170, y en The Cath. Bibl. Quart. (1957) p.511. 23 Plinio, ? . ? . XII, 63. 24 Biever, Conférences de Sí. Etienne (1910-1911) p.295. 25 A. Fernández, Vida de Jesucristo (1954) p.385-386.


Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 17

d) Transfiguración de Jesús (Mt/17/01-09).

1 Seis días después, toma Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los conduce a un monte alto, aparte. 2 Y allí se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. 3 En aquel momento se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. 4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: ¡Señor, qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres, haré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

De nuevo en la vida de Jesús se habla de un monte, el lugar de la proximidad de Dios y del encuentro con Dios. Jesús toma consigo a tres de los primeros apóstoles que fueron llamados. Esta vez quiere tener testigos, a diferencia del coloquio nocturno entre el Padre y el Hijo (14,23). En la obscuridad de la noche se transfigura ante ellos. La palabra griega (metamorphei) designa una transformación, un cambio de la apariencia visible. Los apóstoles perciben otra figura de su Maestro, de una forma semejante como sucederá más tarde después de la resurrección. Su rostro brilla como el sol y los vestidos son blancos como ]a luz. La gloria de Dios resplandece en él y luce a través de él. "Porque es Dios que dijo: De entre las tinieblas brille la luz, él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo" (2Co_4:6). La gloria refulgente de Dios que dio origen a la luz de la creación, irradia en el rostro de Jesucristo. En él se reconoce la gloria de Dios. Cuando Moisés después del encuentro con Dios bajó de la montaña, brillaba su semblante, de tal forma que los hijos de Israel no lo podían mirar, no podían soportar el fulgor luminoso y tenían miedo (Exo_34:29 s). El semblante de Moisés reflejaba la gloria de Dios. Aquí la gloria de Dios es sumamente intensa y brillante, ya que en ninguna parte Dios está tan próximo, más aún, corporalmente presente como en Jesús. La gloria de Dios no solamente hace que el rostro resplandezcas sino que atraviesa con sus rayos todo el cuerpo, de tal forma que éste aparece sumergido en la gloria de Dios y absorbido por ella. ¿No es una respuesta a la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente" (Exo_16:16)? "La gloria que me has dado, yo se la he dado a ellos" (Joh_17:22a). En el reino del Padre los justos también "resplandecerán como el sol" (Joh_13:43) y los rayos de la gloria se transparentarán en ellos como en Jesús en este monte. Además se hacen visibles Moisés y Elías, el primer legislador y el primer profeta. Están al lado de Jesús como dos testigos. Moisés ha dado la ley que el Mesías ha llevado a la última perfección. Elías ha renovado la verdadera adoración de Dios, que Jesús perfecciona. Los dos "conversan" con Jesús. No hay ninguna grieta entre la antigua alianza y la nueva, no hay solución de continuidad con el gran tiempo pasado.

5 Todavía estaba él hablando, cuando una nube luminosa los envolvió y de la nube salió una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido; escuchadle. 6 Al oír esto los discípulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto. 7 Entonces se acercó Jesús, los tocó y les dijo: Levantáos y no tengáis miedo 8 y cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a él, a Jesús solo. 9 Y mientras iban bajando del monte, les mandó Jesús: No digáis a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.

Sobre el monte desciende una nube luminosa, la nube de la presencia divina. Se puso sobre el Sinaí, como se dice en el libro del éxodo: cuando "Moisés subió al monte, lo cubrió luego una nube. Y la gloria del Señor se manifestó en el Sinaí, cubriéndolo con la nube por seis días..." (Exo_24:15 s). La gloria de Dios llena el templo: "Al salir los sacerdotes del santuario, una niebla llenó la casa del Señor; de manera que los sacerdotes no podían estar allí para ejercer su ministerio por causa de la niebla; porque la gloria del Señor llenaba la casa del Señor" (1Ki_8:10 s). La nube indica y al mismo tiempo encubre. Dios permanece en escondido y encubierto. Desde la nube resuena una voz que dice lo mismo que en el bautismo del Jordán: Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido. Ahora el mismo Padre testifica lo que Pedro había confesado por divina revelación (1Ki_16:17). El camino hacia Jerusalén ya está tomado y el objetivo de la muerte ya está ante la mirada. Sobre este camino resuena la voz del Padre. Al Hijo ha dado el Padre su gloria, que no se destruye ni extingue en la muerte. Irradiará con el más intenso fulgor en la más profunda obscuridad. Y así Jesús puede decir en el Evangelio de san Juan que "tiene que ser levantado" (Joh_3:14). La más profunda humillación en realidad será el más alto ensalzamiento. Los enemigos injurian a Jesús y blasfeman contra él incluso en las horas de la pasión, en las que se le golpea, se hace burla de él y se le humilla. En toda circunstancia descansará sobre él la complacencia de Dios. Jesús es el siervo obediente, que recorre el camino de la pasión y de la expiación vicaria. Esta obediencia y esta humillación voluntaria son muy agradables a Dios. La unidad y el amor entre el Padre y el Hijo no se alteran, sino que se profundizan. Como conclusión, la voz exhorta: Escuchadle.

Cuando Jesús anunció la pasión, encontró oídos sordos y corazones embotados (Joh_16:23). Los pensamientos de Dios todavía son extraños y están cerrados para los pensamientos de los hombres, ¿Logrará Jesús formar a los hombres y hacerles penetrar en los pensamientos divinos? La voz del cielo confirma la doctrina del Mesías, sobre todo la necesidad de padecer la pasión (Joh_16:21), e invita a rechazar la tentación satánica salida de labios de Pedro (Joh_16:23). Lo que dirá Jesús, otra vez lleva el sello de la confirmación divina. Jesús había exhortado a "oir" (Joh_13:9) y "escuchar" (Joh_13:18); ahora Dios interviene, y manda escuchar con autoridad todavía superior. Los discípulos caen atemorizados rostro en tierra y tienen que ser alentados por Jesús: "Levantaos y no tengáis miedo." Cuando se ponen en pie, solamente está Jesús. Han desaparecido los dos testigos, la nube y el fulgor luminoso de la figura de Jesús. Parece haber sido un sueño y sin embargo fue una realidad. El velo del mundo de Dios se dejó por un momento a un lado, y los testigos contemplaron la gloria descubierta. Dios se revela por medio de la palabra y de la figura. Da testimonio de sí a nuestros principales sentidos, el oído y la vista.

El camino normal de Dios es el camino que conduce a nuestro oído y, mediante el oído, a la obediencia del corazón. Pero a algunos elegidos Dios también se ofrece por medio de la visión. En el reino consumado la visión cabrá en suerte a todos: "Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando como en un espejo la gloria del Señor, su imagen misma, nos vamos transfigurando de gloria en gloria..." (2Co_3:18). "Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es" (1Jo_3:2)... Al descender del monte Jesús ordena a los testigos que a nadie digan nada de la visión, antes que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos (1Jo_17:9). Así como deben mantener oculta la mesianidad de Jesús (1Jo_16:20), así también han de mantener oculto lo que acaban de ver. La razón es la misma. Los hombres deben obtener la salvación escuchando y obedeciendo, por medio del conocimiento de las señales y de la inteligencia creyente, y no por medio de noticias sensacionales. Sólo cuando Dios haya hablado definitiva y públicamente, y la mesianidad haya triunfado, en la resurrección de entre los muertos, se puede hablar de estos acontecimientos. Entonces la obra de Jesús queda concluida, y el alma creyente podrá descubrir y clasificar en Jesús los caminos de Dios. Así lo han hecho para nuestra fe los evangelistas en sus libros.

e) El retorno de Elías (Mt/17/10-13).

10 Y le preguntaron los discípulos: ¿Pues cómo es que dicen los escribas que primero tiene que venir Elías? 11 él respondió: Sí, Elías vendrá y lo restablecerá todo. 12 Pero yo os aseguro que Elías ya vino y no lo reconocieron sino que hicieron con él cuanto se les antojó; así también el Hijo del hombre padecerá de parte de ellos. 13 Entonces comprendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista.

Desde 16,15 los discípulos ya pueden hablar abiertamente de la mesianidad de Jesús. Pero para la fe judía existe un problema. Según la convicción general, antes del Mesías, Dios debe enviar a Elías. éste debe ser precursor y mensajero, el heraldo de la venida del Mesías. Así se decía en las últimas palabras del último profeta de Israel, Malaquías: "He aquí que yo os enviaré el profeta Elías, antes que venga el día grande y tremendo del Señor. Y él reunirá el corazón de los padres con el de los hijos, y el de los hijos con el de los padres; a fin de que yo en viniendo no hiera la tierra con anatema" (Mal_4:5 s). La fe de los contemporáneos se apoya en este texto. ¿Cómo ha de basarse ahora en él, si no se cumple la promesa de Dios? ¿No es un argumento contra la afirmación de Jesús de que él es el Mesías? Quizás para los discípulos que han visto pruebas más convincentes este argumento tiene menos fuerza que para los adversarios que ahora y más tarde pueden esgrimir este argumento contra lo que se exige. Jesús confirma que Elías vendrá y "lo restablecerá todo", pero entonces Jesús hace la declaración asombrosa de que Elías ya vino y no lo reconocieron. A Elías le ocurrió como a él mismo, o sea que permaneció desconocido, y su misterio quedó oculto a los hombres. Procedieron con Elías de acuerdo con su petulancia. No de acuerdo con la voluntad de Dios, sino de acuerdo con su propia voluntad, "como se les antojó". Estaban obcecados y procedieron mal. Hubiesen tenido que reconocer a Elías en sus acciones y en sus palabras. ¿No lo ha "restablecido todo", no ha allanado los caminos, rellenado los valles y rebajado los montes? ¿No estaban sobre el umbral de su vida las siguientes palabras: "Irá delante de él con el espíritu y poder de Elías..." (Luk_1:17)? ¿No ha anunciado Juan el último tiempo y sobre todo al más fuerte, que ya está dispuesto con el bieldo en la mano para limpiar el grano en la era, quemar la paja en el fuego y recoger el trigo en el granero de Dios (cf. 3,12)?

Su nombre no era Elías, pero cumplió el encargo de Elías, o sea ser profeta de ultima hora y preparar el pueblo para el reino de Dios. Si no habían ya reconocido esta "señal del tiempo", ¡cuánto menos reconocerán las señales del Mesías! Por eso el Hijo del hombre también tiene que sufrir la pasión, y por cierto ante ellos. Es la misma generación desobediente y obstinada, que se opone a los caminos de Dios y recorre sus propios caminos. Hemos leído que Herodes había sido la causa inmediata de la muerte del Bautista (14,3-12). Pero la culpa alcanza a todos, porque no siguieron la llamada de Juan y no se convirtieron. "Se presentó Juan ante vosotros por el camino de la justicia, y no creísteis en él" (21,32a). El Mesías también tiene que recorrer el mismo camino. Así la muerte del Bautista es iluminada con una nueva luz. No solamente es una consecuencia de un humor no dominado y del juramento irreflexivo de un príncipe. Juan no sólo es víctima del odio de Herodías, no es un profeta trágicamente fracasado, sino que es precursor de la salvación mesiánica en su muerte. En esto Juan llega a tener la más profunda semejanza con Jesús, Juan también, tuvo que morir como el grano que se echa al suelo, y sólo entonces produce fruto (cf. Joh_12:24). Los discípulos entienden esta instrucción. Se les ha solucionado otro enigma. Por medio de la palabra se les interpreta la figura del Bautista. Así se juntan -muy despacio, pero sólidamente- los anillos de la cadena. También se entenderán mejor a sí mismos, paso a paso. Sobre todo tienen que reconocer que, como testigos de Jesús, de su humillación y de su gloria, tampoco pueden evitar el camino de la pasión. Porque la vida viene de la muerte.

f) Curación de un lunático (Mt/17/14-21).

14 Cuando llegaron a donde estaba la multitud, se le acercó un hombre, se arrodilló ante él, 15 y le dijo: Señor, ten compasión de mi hijo, que está lunático y se encuentra muy mal, y muchas veces cae al fuego y otras al agua. 16 Lo he llevado a tus discípulos, pero no han sido capaces de curarlo.

Así como el centurión había rogado por su criado, y la mujer cananea por su hija, así ahora un hombre ruega por su joven hijo. Es lunático, y se lastima de diversos modos por esta enfermedad(*). El hombre quizás no quería molestar a Jesús, como el centurión, que no se consideraba digno de recibir a Jesús en su casa (8,8). Por eso intenta lograr primero la curación de su hijo por medio de los discípulos, y les ruega que liberen al muchacho de la enfermedad. Los discípulos no consiguieron curarlo. El interés del evangelista se ha concentrado en esta observación del hombre. Al evangelista no le interesa tanto la curación del muchacho como la instrucción de los discípulos sobre la fe. Lo que sucede en la curación se convierte en una catequesis sobre la fe. Puesto que los discípulos no le pudieron ayudar, el hombre tiene que volverse a Jesús. Se le aproxima, se postra de rodillas, y le suplica que tenga compasión de su hijo. ¿Qué hará Jesús? ¿Recompensará la confianza, como siempre ha hecho hasta ahora, y socorrerá al enfermo sin decir nada?

..............

* Entonces era tenida por una forma de posesión demoníaca. Cf. el relato circunstanciado de Mar_9:14-29, en que se describe la enfermedad como epilepsia.

.........

17 Jesús respondió: ¡Oh generación incrédula y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo acá. 18 Jesús le increpó, el demonio salió del muchacho y éste quedó curado desde aquel momento.

La respuesta de Jesús al ruego del hombre hace temblar. Con un gemido lastimero exclama: "¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros?" Hacía ya mucho tiempo que había empezado la pasión del Mesías, sin que lo notaran los hombres, ni siquiera los discípulos. Son dolores que no podemos imaginarnos y que no podemos padecer. Tan graves dolores del alma no están causados por sufrimientos corporales ni tampoco por decepciones humanas, sino por el hecho de soportar la incredulidad, la experiencia de la esterilidad, de la aridez del campo y de la ineficacia del trabajo. Jesús abrió su alma "con gritos y lágrimas" en los días de su vida mortal (Heb_5:7). No sólo conmueve su alma la muerte, sino desde ya mucho tiempo antes la incredulidad. Jesús abrió su alma sólo a Dios, en el silencio de la noche, en la soledad del monte. Aquí la queja y el dolor brotan de él en público y sin reservas. Y por si fuera poco, también los discípulos pertenecen a la generación incrédula y pervertida. Aunque en otras ocasiones estén separados del pueblo y de los adversarios, aunque se les llame dichosos, porque ven y oyen (Heb_13:16 s), aquí parece que se haya olvidado todo. Es la fría muralla de la incredulidad la que está enfrente de Jesús. Este rasgo profundamente humano, que aquí sale a la luz, para nosotros es conmovedor y al mismo tiempo consolador. Conmovedor, porque llegamos a ser testigos de cómo sufre el Mesías, a pesar de que solamente nos trae bienes. Consolador, porque Jesús se muestra como verdadero hombre, para quien no es extraño ningún movimiento de las facultades sensitivas ni ninguna conmoción del alma. que también nos afecte a nosotros. Jesús manda que le traigan el joven y lo cura. Bastan unas palabras imperativas: Jesús le mandó. Entonces desaparece la enfermedad que había hecho presa en él. Jesús estaba enteramente de parte de Dios, y para él nada es imposible. Por eso Jesús posee un poder único, porque su propia confianza y su entrega a Dios son tan perfectas.

19 Entonces, acercándose los discípulos a Jesús, le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no hemos podido arrojarlo? 20 él les contesta. Por vuestra poca fe. Porque os aseguro que, si tuvierais una fe del tamaño de un granito de mostaza, diríais a este monte: Trasládate de aquí allá, y se trasladaría; y nada os sería imposible (*).

Inmediatamente después sigue una conversación entre Jesús y los discípulos, a la cual estaba dirigida la narración de san Mateo. De nuevo se retiran y son instruidos separadamente. Los discípulos preguntan por qué no podían curar al muchacho. Jesús contesta concisa y atinadamente: Por vuestra poca fe. Aquí se hace una distinción. Ellos no pertenecen en el sentido estricto de la frase a la "generación incrédula". Su defecto no es la incredulidad, sino la poca fe, la fe insuficiente, todavía no desarrollada, que ha llegado a la plena comprensión y vigor, y que domina a todo el hombre. La fe existe, pero es mediocre, pusilánime, endeble. Si estuviera plenamente desarrollada, "diríais a este monte: Trasládate de aquí allá y se trasladaría". Es un ejemplo muy gráfico. Se dice en serio. Naturalmente en la vida de los discípulos y de la Iglesia no se trata de cambiar de lugar las montañas. La fe tiene que conseguir otra cosa, ha de transformar a los hombres y hacerlos aptos para Dios. Como el ojo de la aguja en lo que dijo el Señor sobre la riqueza (Heb_19:24), aquí el monte ha sido también escogido como ejemplo gráfico. La fe íntegra lo puede todo. Es audaz y arrojada, y se atreve a lo que en apariencia es imposible, como acontece con Pedro cuando salta de la barca para andar sobre el agua. La fe deja a Dios la solicitud por la comida y la bebida y por las demás necesidades de la vida, cuando ha comprendido la única cosa necesaria (cf. 6,33). Sobre todo no se debilita ni se equivoca en la prueba, en el sufrimiento, en la enfermedad, en la persecución, maledicencia, ultraje, incluso en la obscuridad de la muerte. El que en todo eso logra no agarrarse a su vida, sino dejarla en manos de Dios, hace algo mayor que mover un monte de un lugar a otro.

..............

* El versículo 21 dice así: "Y, además, que esta casta de demonios no se expulsa mediante la oración y el ayuno". El versículo falta aproximadamente en la mitad de los manuscritos antiguos y es probable que se haya introducido aquí a causa del pasaje paralelo de Mar_9:29.

..........................



B) Segundo anuncio de la pasión (Mt/17/22-23).

22 Mientras andaban juntos por Galilea, les dijo Jesús: El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres, 23 y le darán muerte; pero al tercer día resucitará. Y ellos quedaron consternados.

Por segunda vez Jesús habla abiertamente de la pasión del Mesías. Esta vez habla de una forma algo más breve, y en parte con otras expresiones. Es significativo lo que se dice al comienzo: que ha de ser entregado en manos de los hombres. El que pertenece por completo a Dios, llegará a ser presa de los hombres. Podrán hacer con él, y de hecho lo harán, "cuanto se les antoje" cf. ]7,12). Manos de hombre le cogerán y atarán, le darán golpes, le oprimirán la cabeza con una corona de espinas, lo arrastrarán al monte y lo clavarán en la cruz. Realmente será puesto en manos de hombres, que vendrán a ser el instrumento de la arbitrariedad y de la violencia humanas. El mismo Dios deja de la mano a su Mesías, lo entrega. Lo da a la impotencia, sin liberarle de ella. Al primer anuncio Pedro había reaccionado con su apasionada protesta (16,22). Después del segundo anuncio solamente se dice que quedaron consternados. ésta es otra manera de responder a las palabras de la pasión: tristeza y resignación, que son también, a su manera, un modo de dejarse caer. La tristeza puede ser una simpatía y compasión humanas y ardientes, o también la gran tristeza por el estado del mundo (d. 5,4). Aquí la tristeza más bien es un desaliento de la voluntad humana de vivir, porque el sentido del mensaje todavía no se ha entendido.

h) Jesús y la contribución para el templo (Mt/17/24-27).

24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el impuesto de las dos dracmas y le preguntaron: ¿Vuestro maestro no paga el impuesto? 25 El contesta: Claro que sí. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se anticipó a decirle: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes reciben impuestos o tributos los reyes de la tierra: de sus hijos o de los extraños?

En el recorrido por la Galilea (17,22) Jesús llega otra vez a "su ciudad", Cafarnaúm. Entonces vienen unos cobradores de impuestos y preguntan a Pedro si su Maestro paga el impuesto prescrito del templo. No era el impuesto que era recaudado para el imperio romano por medio del gobernador, sino un impuesto personal propio de los israelitas, Cualquier varón israelita adulto había de contribuir a conservar el templo y a mantener el ofrecimiento de sacrificios. Por abreviar aquí se dice solamente "el impuesto de las dos dracmas"; todos sabían a qué se hacía referencia con esta expresión (*). Es sintomático que aquí de nuevo se haga la pregunta a Pedro. éste contesta con naturalidad diciendo que sí. Jesús es un israelita con todos los derechos y obligaciones. Habla del templo con profundo respeto, aunque conoce el carácter provisional del templo (12,6); Jesús tiene el ofrecimiento de los sacrificios por una evidente obligación (cf. 5,23s).

..............

* IMPUESTOS/JUDIOS El impuesto personal, que se pagaba todos los años, fue introducido por Nehemías (Neh_10:32 s). Se recaudaba el mes de adar antes de la fiesta de la pascua y ascendía a medio siclo por persona. Medio siclo corresponde a dos dracmas, de aquí el nombre de didracma o dracma doble. Es la unidad básica griega como medio de pago. Al siclo israelita correspondía el estáter, que vale cuatro dracmas. El estáter que Pedro ha de sacar del pez, equivale al impuesto de dos personas: un estáter = 4 dracmas = un siclo. Cf. H. HAAG, Diccionario de la Biblia, Herder, Barcelona, Neh_4:1967. col.1965s.

............

26 Al contestar él que de los extraños, le dijo Jesús: Por consiguiente, exentos están los hijos. 27 Sin embargo, para no darles motivo de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y al primer pez que pique, sácalo; luego le abres la boca, y encontrarás un estáter; tómalo y dáselo a ellos por ti y por mí.

Antes que Pedro pueda informar o pueda desembolsar lo que exige el cobrador de impuestos, se le anticipa Jesús con una pregunta. El diálogo a solas vuelve a tener lugar "en casa". Jesús aduce una comparación para ilustrar el caso. Los reyes de los reinos terrenales recaudan sus impuestos de los extraños, pero no de los que pertenecen al propio pueblo, por no hablar de los miembros de su propia familia. ¿Qué significa la comparación? Los hijos están exentos, sobre todo lo está el Hijo por antonomasia. Mediante la filiación de Jesús los discípulos participan en esta libertad, forman parte de la familia del Mesías (cf. 12, 46-50). Jesús no tiene necesidad de pagar ningún impuesto del templo, porque es el Hijo del Padre. En él hay uno "más grande que el templo" (12,6). Son palabras sublimes que, como aquellas otras: "Aquí hay uno que es más que Salomón" (12,42b), ponen de manifiesto quién es Jesús. Pedro lo había confesado (16,16), pero no lo había examinado minuciosamente en sus repercusiones prácticas. ¿Quién llegaría también a este pensamiento? Los caminos de la fe son extensos y ramificados. La fe penetra despacio y paulatinamente en todos los ámbitos de la vida, de tal forma que la más pequeña cuestión, por trivial y práctica que sea, ha de ser vista y solucionada a la luz de la fe. De nuevo surge la posibilidad del escándalo. Jesús la toma tan en serio, que en esta cuestión incluso procede de una manera distinta de la que piensa según los principios. Pero procede de un modo soberano. No se sacan las dos dracmas de la caja común, sino que hay que encontrarlas. Por medio del pequeño milagro debe patentizarse que el mismo Dios cuida de este asunto. Así se echa de ver la exención del Mesías, se honra a Dios y no se da escándalo a los hombres. En la vida de la Iglesia también hay situaciones, en las que tiene que ser tenido en cuenta el escándalo de los demás. A menudo no se puede hablar con una claridad total o no se puede proceder con una consecuencia radical para no derribar más que construir. No es fácil encontrar estos caminos. Y junto a ellos están al acecho los peligros de ilusión, del temor a los hombres o de táctica. Sólo la fe íntegra, capaz de trasladar montañas, puede recorrer estos caminos con seguridad.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



107 (N) La transfiguración (17,1-13). Cf. Mc 9,12-13; Lc 9,28-36. 1. seis días después: Cf. Éx 24,13-16, donde Dios se revela a Moisés después de seis días; Dt 16,13-15, el último día de la fiesta de los Tabernáculos. Pedro, Santia(-)go y Juan. La tríada aparecerá de nuevo en Getsemaní (Mt 26,37). una montaña alta: Montaña simbólica de la revelación, una espe(-)cie de Sinaí galileo. Tal vez se refiera más al Carmelo que al tradicional Tabor o el Hermón, cuyo aspecto lo haría un buen candidato, aun(-)que la localización no sea fundamental. 2. él fue transfigurado: El motivo de la metamorfo(-)sis es tan común en el paganismo clásico (cf. Ovidio, Metamorfosis), que Lucas pensó que lo mejor era evitar el término. Así que no es esen(-)cial para comprender el acontecimiento, como la luz: Jesús se convierte en un ser luminoso; su naturaleza se hace luminosa, transparente a la mirada de sus discípulos. Ésta es la idea central (cf. Éx 34,29.35). 3. Moisés y Elías: Los insignes videntes de Dios en el AT; ambos es(-)taban relacionados con el Sinaí-Horeb, y eran los representantes, respectivamente, de la ley y de los profetas (concretamente, de los profetas galileos, que eran itinerantes y realizaban mi(-)lagros). 4. Señor: Mateo traduce correctamen(-)te el término marcano rabbi, que en Marcos no se refiere a un maestro judío sino que repre(-)senta un uso arameo más antiguo, lit., «mi grandeza», una forma de dirigirse respetuosa(-)mente a Dios, los ángeles y los soberanos te(-)rrenos. tres tiendas: Sin duda alguna, se trata de una referencia a la fiesta judía de los Ta(-)bernáculos, Tiendas o Chozas (en el sentido de sukkot, «cobertizos», Lv 23,42; Neh 8,14-18). Este contexto litúrgico es la clave del signifi(-)cado del acontecimiento. 5. una nube lumino(-)sa: Representa la presencia divina, la sheki(-)nah, la nube del misterio en la que se encuentra y se escucha a Dios; véase la repre(-)sentación de la nube negra en el mosaico Beth Alpha (cf. E. L. Sukenik, The Ancient Synagogue of Beth Alpha [Jerusalén 1932]). Éste es mi Hijo amado: A las referencias que el texto marcano hace al Sal 2,7 y Dt 18,15, Mateo añade una de Is 42,1. Jesús es aquí designado Hijo de Dios, Siervo sufriente y profeta como Moisés. La ley, los profetas y los libros sapienciales dan testimonio de Jesús. 6. llenos de miedo: Mateo explica el temor más como reacción al mandato divino que a la visión en sí misma (a diferencia de Marcos). 7. tocándolos: El toque de Jesús les hace superar su temor y, tal vez, los consagra para el ministerio posterior. 8. Je(-)sús sólo: Moisés y Elías se han retirado, es de(-)cir, han disminuido en significado ante la revelación plena en Jesús. 9. la visión: Al de(-)nominar visión a este acontecimiento, Mateo ofrece una clave sobre su naturaleza. Algunos autores lo han considerado como una visión que tuvo Pedro mientras estudiaba la Escritu(-)ra durante la fiesta de los Tabernáculos, me(-)diante la que recibió una perspectiva más pro(-)funda sobre la función de Jesús. En este sentido, el relato sería una exteriorización de un acontecimiento espiritual interno, y, por tanto, resultaría imposible definirlo como prepascual o pospascual. Notemos la influencia apocalíptica de Dn 8,17; 10,9-10. La aplicación del suceso al destino de los cristianos aparece en Rom 12,2; 2 Cor 3,18; cf. 2 Pe 1,16-18; 2 Tim 1,8.10.11. Elías: cf. Mal 3,23-24. debe venir primero: No significa antes de la llegada del Mesías, sino antes de la resurrección de los muertos (Dn 12,2) o antes de la resurrección del Hijo del hombre (cf. J. A. Fitzmyer, JBL104 [1985] 295-96). 12. Cf. 1 Re 19,2.10; Sal 22,6; Is 53,3. 13. El Bautista había sido ya identificado con Elías en 11,14. En Mateo los discípulos comprenden, mientras que en Mar(-)cos nada se nos dice sobre este asunto.
(Chilton, B. D., «The Transfiguration», NTS 27 [1980-81] 115-24. Nützel, J. M., Die Verklarungserzahlung im Markusevangelium [Wurzburgo 1973].)

108 (O) La curación del lunático (17,14-20). Cf. Mc 9,14-29; Lc 9,37-43. De nuevo, Mateo abrevia su fuente marcana. 15. Señor: Mateo cambia el término marcano «maestro» por el más reverente de «señor», y hace que el hombre se arrodille ante Jesús en señal de fe. lunático: Mediante el vocablo grie(-)go seleniazesthai, «atacado por la luna», se describía antiguamente la epilepsia, que es un desorden nervioso que provoca convulsiones violentas transitorias. Si no recibía ayuda, el epiléptico podía morir por los efectos del ata(-)que, p.ej., podía caer en el fuego o en el agua. 16. no han podido curarlo: Emerge aquí una clara indicación de que los discípulos de Jesús no eran unos sanadores tan efectivos como el mismo Jesús; pero cf. Jn 14,12. 17. incrédula: cf. Dt 32,5.20. En el caso de los discípulos, el v. 20 suavizará la acusación de «poca fe». 20. fe como una semilla de mostaza: Los discípulos tienen una fe de comprensión y aceptación, pero carecen de la confianza suficiente. Mateo obtiene esta imagen de Q (Lc 17,6). La imagen de la montaña arrojándose al mar se encuen(-)tra también en Mc 11,23. nada será imposible: cf. Mc 9,23. Todo el episodio se convierte así en una instrucción a los discípulos sobre el po(-)der de la fe confiada.

109 (P) Segunda predicción de la pa(-)sión (17,22-23). Cf. Mc 9,30-32; Lc 9,34-45. Ésta es la más breve e imprecisa de las predic(-)ciones (cf. 16,21; 20,18.19); tal vez representa la forma más antigua. 22. Mateo suprime el motivo marcano del secreto. El Hijo del hom(-)bre se identifica con Jesús, cuyo destino es su(-)frir, una idea que no se encuentra en Dn 7,13. será entregado: El pasivo puede connotar la ac(-)ción divina (realizada a través de Judas), hom(-)bres: No se inculpa específicamente a los ju(-)díos ni a los gentiles. 23. lo matarán: No se especifica el procedimiento de ejecución, será resucitado: De nuevo, Dios es el agente, se en(-)tristecieron: La tristeza de los discípulos indica que comprenden, al menos en parte, el destino trágico de Jesús.

110 (Q) La moneda en la boca del pez (17,24-27). Este extraño episodio se encuentra solamente en Mateo. La mayoría de los autores suponen que el impuesto en cuestión es el im(-)puesto del templo, pero, de hecho, se han pro(-)puesto cuatro tipos diferentes de impuestos co(-)mo asunto del relato. Si era un impuesto civil, el significado del relato es el mismo que el de 22,15-22. Si informa de un incidente de la vida de Jesús, el impuesto sería de tipo religioso pa(-)ra el mantenimiento del templo (cf. Ex 30,13-14) . Si el relato procede de la redacción matea(-)na y se refiere a la situación posterior al año 70 d.C., como parece más probable, el impuesto se referiría al del templo de Júpiter Capitolino de Roma (que, en cuanto colaboración con el cul(-)to pagano, sería ofensivo tanto para los judíos como para los cristianos) o bien a una colecta para financiar las escuelas (rivales) de Yamnia como signo de solidaridad con los otros judíos (así opina W. G. Thompson). Este último senti(-)do sería altamente paradójico, puesto que Yamnia ya había proscrito a los judeocristia(-)nos. Tanto en este sentido, como también en el sentido de hallarse bajo el señorío de Jesucris(-)to, la Iglesia de Mateo ya había roto con la «otra» sinagoga, pero en otros asuntos, como la devoción a la ley y el sentimiento de ser el ver(-)dadero cumplimiento de Israel, no se había producido la ruptura. El impuesto puede refe(-)rirse, por consiguiente, al pago a Yamnia, pero no tenemos una certeza total. La escena se de(-)sarrolla en dos partes. En primer lugar, el diá(-)logo entre los publícanos y Pedro (v. 24); y, en segundo lugar, el diálogo entre Jesús y Pedro, que se convierte en una discusión académica (w. 25-27). 26. por tanto, libres están los hijos: Emerge un auténtico modo de pensar paulino (Rom 114,13; 1 Cor 8,13; 9,1). No se trata de la libertad de la ley, sino de la libertad con rela(-)ción a Yamnia (y a la autoridad romana). 27. para que no se escandalicen: Mateo muestra aquí su diplomacia ecuménica y su buen senti(-)do pastoral. El escándalo será un tema princi(-)pal del cap. 18, respecto al cual esta unidad funciona como introducción. No es un relato de milagro, puesto que no se describe ninguno.
(R. J. Cassidy, CBQ 41 [1979] 571-80).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XVII.

1 The transfiguration of Christ. 14 He healeth the lunatike, 22 foretelleth his owne passion, 24 and payeth tribute.
1 And [ Mark. 9.2; Luk_9:28.] after sixe dayes, Iesus taketh Peter, Iames, and Iohn his brother, and bringeth them vp into an high mountaine apart,
2 And was transfigured before them,

[Elias is come.]

and his face did shine as the Sunne, and his raiment was white as the light.
3 And behold, there appeared vnto them Moses, and Elias, talking with him.
4 Then answered Peter, and saide vnto Iesus, Lord, it is good for vs to be here: If thou wilt, let vs make here three tabernacles: one for thee, and one for Moses, and one for Elias.
5 [ 2Pe_1:17 .] While he yet spake, behold, a bright cloud ouershadowed them: and behold a voyce out of the cloude, which saide, This is my beloued sonne, in whom I am well pleased: heare ye him.
6 And when the disciples heard it, they fell on their face, and were sore afraid.
7 And Iesus came and touched them, and said, Arise, and be not afraid.
8 And when they had lift vp their eyes, they saw no man, saue Iesus only.
9 And as they came downe from the mountaine, Iesus charged them, saying, Tell the vision to no man, vntil the sonne of man bee risen againe from the dead.
10 And his disciples asked him, saying, [ Mat_11:14 ; Mar_9:12 .] Why then say the Scribes that Elias must first come?
11 And Iesus answered, and said vnto them, Elias truely shall first come, and restore all things:
12 But I say vnto you, that Elias is come already, and they knew him not, but haue done vnto him whatsoeuer they listed: Likewise shall also the Son of man suffer of them.
13 Then the Disciples vnderstood that he spake vnto them of Iohn the Baptist.
14 [ Mar_9:17 ; Luk_9:38 .] And when they were come to the multitude, there came to him a certaine man, kneeling downe to him, and saying,
15 Lord, haue mercie on my sonne, for he is lunatike, and sore vexed: for oft times he falleth into the fire, and oft into the water.
16 And I brought him to thy disciples, and they could not cure him.
17 Then Iesus answered, and said, O faithlesse and peruerse generation, how long shall I bee with you? howe long shal I suffer you? bring him hither to me.
18 And Iesus rebuked the deuill, and hee departed out of him: and the childe was cured from that very houre.

[Tribute paid.]

19 Then came the Disciples to Iesus apart, and said, Why could not we cast him out?
20 And Iesus said vnto them, Because of your vnbeliefe: for verily I say vnto you, [ Luk_17:6 .] If yee haue faith as a graine of mustard seed, yee shall say vnto this mountaine; Remoue hence to yonder place: and it shall remoue, and nothing shall be vnpossible vnto you.
21 Howbeit, this kind goeth not out, but by prayer and fasting.
22 [ Mat_20:17 ; Mar_9:31 ; Luk_9:44 .] And while they abode in Galilee, Iesus said vnto them, The sonne of man shall be betraied into the hands of men:
23 And they shall kill him, and the third day he shall be raised againe: And they were exceeding sorie.
24 And when they were come to Capernaum, they that receiued [ Called in the originall Dadrachma, being in valew fifteene pence.] tribute money, came to Peter, and said, Doeth not your master pay tribute?
25 Hee saith, Yes. And when hee was come into the house, Iesus preuented him, saying, What thinkest thou, Simon? of whom doe the kings of the earth take custome or tribute? of their owne children, or of strangers?
26 Peter saith vnto him, Of strangers. Iesus saith vnto him, Then are the children free.
27 Notwithstanding, least we should offend them, goe thou to the Sea, and cast an hooke, and take vp the fish that first commeth vp: and when thou hast opened his mouth, thou shalt find [ Or, a stater. It is halfe an ounce of silver, in valew two shillings sixe pence, after fiue shillings the ounce.] a piece of money: that take, and giue vnto them for me, and thee.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y estando ellos en la Galilea, les dijo Jesús: "El Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de los hombres. Y lo matarán, y resucitará al tercero día". Y ellos se entristecieron en extremo. (vv. 21-22)

Remigio
Muchas veces el Señor había predicho a sus discípulos los misterios de su pasión, con el objeto de que cuando acontecieran, los tuvieran por tanto más ligeros, cuanto que ellos ya los conocían de antemano. Por esta razón se dice aquí: "Y estando ellos en la Galilea, les dijo Jesús: el Hijo del hombre ha de ser entregado, etc."

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Es a primera vista lo que se dice en este pasaje, una cosa tan parecida a lo que se ha dicho más arriba, que cualquiera diría, que el Señor no ha hecho más que repetir lo mismo; pero no es así porque se dijo más arriba que sería entregado y aquí no sólo se dice que será entregado, sino que será entregado a las manos de los hombres. Refiere el apóstol, "que el Hijo fue entregado por Dios Padre" (Rom 8), pero también es verdad, que fue entregado a manos de los hombres por sus poderosos enemigos.

San Jerónimo
Siempre van unidas las tristezas y los consuelos. Decimos esto porque si nos entristece la muerte del Señor, debe alegrarnos lo que a continuación se dice: "Y resucitará al tercer día".

San Juan Crisóstom, homiliae in Matthaeum, hom. 58,1
No dijo el Señor que estaría mucho tiempo muerto, sino que resucitaría al tercer día.

Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Cuando el Señor predijo estas cosas a sus discípulos, se llenaron de tristeza. "Y ellos se entristecieron en extremo", no teniendo presente lo que a continuación les añadió: "Y resucitará al tercer día", ni considerando, que al que debía morir, le bastaban tres días para destruir la muerte.

San Jerónimo
La tristeza extrema que tenían los discípulos, no era resultado de su incredulidad, sino del amor que tenían a su maestro, que no les permitía oír con paciencia de El cosa alguna siniestra y humillante.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. "Moisés y Elías" representan la Ley y los Profetas, es decir, toda la Antigua Alianza. Ellos aparecen junto a Jesús, porque en él alcanza su plenitud lo que Dios había preparado a través de la historia de Israel.

5. Según el Antiguo Testamento, la "nube luminosa" acompañaba muchas veces las apariciones de Dios y representa su majestad y su poder. Ver nota Exo_13:22.

10. Ver nota 11.14.

12. Jesús identifica implícitamente a Elías con Juan el Bautista, de quien aquel era figura. Elías sufrió persecución de parte de la reina Jezabel ( 1Re_19:1-3), y el Bautista tuvo su Jezabel en Herodías, la mujer de Herodes (1Re_14:3-11).

21. "En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno". Algunos manuscritos añaden este versículo, que seguramente no pertenece al original y parece estar tomado de Mar_9:29.

24. Todos los judíos, aun los que vivían en el extranjero, estaban obligados a sostener el culto con una contribución anual.

26. "Los hijos están exentos": en las antiguas monarquías orientales los impuestos constituían los ingresos de la casa real, cuyos miembros (los "hijos" del rey) estaban exentos de tal contribución. El sentido de la breve parábola de Jesús es claro: el tributo al Templo era un tributo a Dios; Jesús estaba libre del mismo porque era Hijo de Dios, como Pedro lo acababa de proclamar. Ver 16.16.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_9:30-32; |Luc_9:44-45

[2] Mat_8:20+; Mat_16:21; Mat_17:12; Mat_20:17-19; Hch_10:40+; Mat_18:31; Mat_19:22 p

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_9:30-32; |Luc_9:44-45

[2] Mat_8:20+; Mat_16:21; Mat_17:12; Mat_20:17-19; Hch_10:40+; Mat_18:31; Mat_19:22 p

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Mc 9:30 * Lc 9:43

[.] Varias veces Jesús anunció su muerte (ver 16,21 y 20,17). En ningún momento la presentó como un accidente que podría contrarrestar sus proyectos. Juan nos dirá que Jesús la ha deseado como el medio de dar gloria a su Padre y de reconciliar a los hombres (Jn 17). Jesús habla de sí mismo en tercera persona, el Hijo del Hombre pues mira su propia suerte como desde fuera. Esta es la voluntad del Padre y él no se toma en cuenta a sí mismo.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La segunda predicción de la muerte de Jesús (ver Mar. 9:30-32; Luc. 9:43-45). El contenido es similar al 16:21, aunque ahora se agrega la nota ominosa de la traición. Como antes, y como en el 17:9, Jesús habló de la resurrección tanto como de la muerte, pero la reacción de los discípulos sugiere que sus pensamientos no se concentraron en esa parte de la predicción.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Mat 16:21; Mat 20:18-19; Mat 26:2.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Desde la confesión de Pedro, Jesús va adoctrinando a sus discípulos acerca de los acontecimientos salvíficos -pasión y resurrección- y de la futura vida de la Iglesia. Con el episodio del pago del tributo al Templo Jesús quiere dejar claras dos cosas: su condición de Hijo de Dios y Señor del Templo, y la asociación de Pedro en su responsabilidad con la Iglesia.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 17.2 Cf. también 2 P 1.16-18.

[2] 17.5 Cf. Ex 34.29-35.

[3] 17.5 Nube: cf. Ex 16.10; 33.9-10; 40.34-38; 1 R 8.10-11.

[4] 17.10 Sal 2.7; Is 42.1; Mt 3.17.

[5] 17.20 Mal 4.5.

[6] 17.22-23 Mt 21.21; Mc 11.23; Lc 17.6.

[7] 17.24 Mt 16.21; 20.17-19.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Segundo anuncio de la pasión y resurrección. Véase el comentario a Mar_9:30-32.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

Συστρεφομένων WH Treg NA28 ] Ἀναστρεφομένων RP

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Reunidos... Esto es, en torno a Jesús.

Torres Amat (1825)



[11] Ap 11, 3.

[23] Tributo que los judíos pagaban al templo.