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Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.» (Mateo 19, 24) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 19.

Pequeña indicación geográfica y milagrosa, 19:1-2 (Mar_1:1; Luc_16:18).
1 Acabados estos discursos, se alejó Jesús de Galilea y vino a los términos de Judea, al otro lado del Jordán. 2 Le siguieron numerosas muchedumbres, y allí los curaba.

Después de la larga actividad de Cristo en Galilea, que ha ocupado casi todo el ministerio público de Cristo en Mt (c.4-18; cf. 4:12), lo sitúa en las partes de Judea al otro lado del Jordán (v.1), que es Perea. Luego lo pondrá subiendo a Jerusalén (20:17) y después hará su entrada el día de Ramos (c.21). Esta estancia en Perea es estable (Jua_10:40). A Perea ha debido ir desde Jerusalén, como indica Jn, y pasando por Betania. Así se explica también cómo las hermanas de Lázaro sabían dónde estaba Jesús l. Mt aquí, como en otras ocasiones, va jalonando su evangelio con cuadros genéricos impactos psicológicos en los que resume y expone la obra grandiosa de Jesús: su autoridad mesiánica.

La indisolubilidad del matrimonio,Jua_19:3-9 (Mar_10:2-12; Mat_5:31-32; Luc_16:18).
3 Se le acercaron unos fariseos con propósito de tentarle, y le preguntaron: ¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa? 4 El respondió: ¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra? 5 Dijo: Por esto dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a la mujer, y serán los dos una sola carne. 6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre. 7 Ellos le replicaron: Entonces ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar? 8 Díjoles El: Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así. 9 Y yo digo que quien repudia a su mujer (salvo caso de fornicación) y se casa con otra, adultera.

La escena surge presentada a Jesucristo por un grupo de fariseos. Sus intenciones eran, ya muy de antes, manifiestamente hostiles contra El. Y esto mismo se declara aquí: pretendían tentarle (Mt-Mc).
Le van a presentar, con el fin de enemistarle, una cuestión que era entonces muy debatida entre las dos grandes escuelas de interpretación de la Ley: la de Shammaí y Hillel.
En la Ley se leía lo siguiente: Si un hombre toma una mujer y es su marido, y ésta luego no le agrada, porque ha notado en ella algo indecoroso ('erwat dabar), le escribirá el libelo de repudio. Una vez que salió de la casa de él, podrá ella ser mujer de otro hombre (Deu_24:1-2).
Este texto de la Ley era sumamente discutido en las escuelas de interpretación judía. Para la escuela de Hillel bastaba cualquier motivo, incluso el más intrascendente o caprichoso, v.gr., el no haberle preparado bien la comida. El mismo hecho de encontrar otra mujer más hermosa, como motivo de divorcio, era considerado, según rabí Aqiba, como excesivo por varios maestros 2. Y rabí Aqiba (t sobre 135) decía que se podía divorciar incluso si halló una mujer más hermosa, pues en el Deuteronomio se dice: Si ella no encuentra gracia a sus ojos sin restricción alguna 3. Josefo repudia a su mujer, madre ya de tres hijos, porque no le agradaban sus costumbres 4. La escuela de Shammaí interpretaba este pasaje de la Ley sólo en sentido de adulterio 5.
Acaso estos fariseos, reflejando este ambiente y buscando tentarle, le presentan la cuestión de si es lícito repudiar verdadero divorcio a la mujer (Mc) por cualquier causa. Literalmente, darle libelo de repudio, el llamado escrito de divorcio (sepher kerithuth ??????????).
Probablemente buscaban: si lo acepta, se le acusa del laxismo de la escuela de Hillel; si no lo autoriza, se le comprometía y enemistaba con la escuela y poderío de los hillelistas.
Pero Jesús los desconcierta exponiendo una vía distinta, que era la de la revelación primitiva. En el Génesis se expone claramente la creación de los dos sexos y la unión inseparable de ellos. De manera que ya no son dos, sino una sola carne en el sentido de una persona; y una sola carne no se puede dividir sin matarla. Y Cristo pronuncia una sentencia definitiva, restituyendo el matrimonio a su indisolubilidad primitiva: Lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Expone el sentido profundo de esta sentencia.
Mt trae también aquí la pregunta que le hacen los mismos fariseos, objetándole a esta ley primitiva de la indisolubilidad del matrimonio: si eso fue así, si el matrimonio en su institución fue indisoluble, no se explica que Moisés, legislador del pueblo de Dios, concediese el divorcio: sea lo permitiese (Mc v.4), sea lo mandase (Mt v.7), respondiendo esto más a la letra de la formulación del Deuteronomio (Deu_24:1). La diferencia de fórmula lo explican, en parte, los destinatarios judíos (Mt) y gentiles-romanos (Mc), a quienes van destinados sus evangelios.
Pero nuevamente la palabra de Cristo situó la verdad de las cosas. Moisés, en efecto, permitió el repudio, no lo mandó. Pero en un principio no sucedía así. El matrimonio, aludiendo al Génesis, se enseña que es de institución divina. El matrimonio en su institución creadora, por su naturaleza, era indisoluble. Y si Moisés hizo esto, sólo lo permitió, fue una concesión que se autorizó, como una dispensa temporal, a causa de vuestro carácter duro (cf. Deu_10:16; Jer_4:4), ante las condiciones ambientales más o menos primitivas. Pero aquel paréntesis de concesión ya terminó. Y Jesucristo restituyó el matrimonio a su indisolubilidad primitiva.
Y nuevamente viene la sanción de Jesucristo sobre este punto, con un inciso que crea una dificultad ya clásica. Dijo así:
El que repudie a su mujer, excepto el caso de fornicación (áÞ åðß ðïñíåßá), y se casa con otra, comete adulterio. En Mc, reflejando el ambiente greco-romano, se pone también la condenación del divorcio cuando la iniciativa parte de la mujer, lo que reconocía este derecho. Es una adaptación del principio.
El problema aquí encerrado es el inciso excepto el caso de fornicación, pues a primera vista parecería que se hace la concesión del verdadero divorcio en caso de adulterio, lo cual va contra lo que se dice formalmente en la misma Escritura (Mar_10:11; Luc_16:18; 1Co_7:10-11) y contra la enseñanza de lo que se define en Trento: que no es disoluble el matrimonio por adulterio de uno de los cónyuges. 6 ¿Cómo interpretar esto? Los autores han alegado diversas explicaciones.
1) Se trataría de un caso de interpolación. Esta hipótesis parece suficientemente apoyada por las vacilaciones de la tradición manuscrita. 7 Lo tiene como interpolado Larrañaga 8, quien, en cambio, admite su genuinidad en Mat_5:32. Pero esto no puede imponerse a la masa de los manuscritos del texto. Y buena prueba de ello es que los autores críticos admiten como genuina esta lección. Ni resolvería nada no admitirla y admitirla en el otro pasaje de Mat_5:32.
2) Según otros autores, siguiendo a San Jerónimo 9, Jesucristo admitiría aquí el divorcio imperfecto (separación quoad thorum), pero siguiendo firme el vínculo matrimonial. Sería sólo separación de cohabitación.
Pero esto está contra el mismo texto sagrado, donde se responde a la pregunta que se le hace. Y ésta es que Moisés permitía repudiar, divorciarse de una mujer y casarse con otra. Además, el divorcio imperfecto era desconocido entre los judíos. Ni se ve por qué Jesucristo autorizaría sólo este divorcio imperfecto en caso de fornicación y no también en otros casos, v.gr., de serias desavenencias conyugales.
3) Otra posición es la que da al término que usa Mt (ðáñå÷ôüò), (Mat_5:32) sentido inclusivo. Se diría: no es lícito nunca dar libelo de repudio, ni incluso en el caso de adulterio 10.
También la fórmula de este pasaje de Mt (ìç åðß ðïñíåßá) puede, en absoluto, tener sentido inclusivo. Pues, aunque en griego ni siquiera se expresa normalmente por otra forma (ìç äå), pero no siempre es necesario, como se ve en numerosos ejemplos ''. Pero si tiene este sentido inclusivo no se explica por qué, si se establece la indisolubilidad absoluta en todos los casos del matrimonio, se destaca aquí ex profeso que también en el caso de adulterio. ¿Es que se quiere condenar con ello la única concesión rigorista de la escuela de Shammaí, que interpretaba la concesión del Deuteronomio (Mat_24:1) el erwat dabar, de solo el adulterio? Por otra parte, es seguro que aquí ìç åðß ðïñíåßï: tiene un valor inclusivo y no exceptivo? Pues son muchos los que lo interpretan en este último sentido. Y Jesucristo ¿pretendía intervenir en una cuestión de escuelas rabínicas?
4) Se propuso también, siguiendo a San Agustín 12, un sentido especial exceptivo 13. A la pregunta de los fariseos, Cristo respondería exponiendo la indisolubilidad del matrimonio, pero sobre el tema del adulterio prescindiría. Diría: no es lícito nunca el divorcio, y en cuanto se plantea por causa de adulterio, prescindo de tratar y resolver este caso. Casi nadie sigue hoy esta solución (Benoit). Porque esa frase es tan ambigua que lo mismo podría querer decir esto que otra cosa. Y, por tanto, no se podría saber lo que quería responder. ¿Y respondería Cristo con una evasiva sobre un punto esencial, cuando acaba de proclamar la indisolubilidad absoluta del matrimonio?
5) Se sostiene que la fórmula tiene su valor de excepción. No sería lícito el divorcio en el caso de adulterio. Los que adoptan esta posición, la plantean en la hipótesis de las dos escuelas judías: la laxista de Hillel y la rigorista de Shammaí. Cristo sólo diría que, en esa doble interpretación, lo más normal era realizar el divorcio únicamente en caso de adulterio. Así I. Grimm 14, Sickenberger 15, A. Fernández 16. Se explicaría, dicen, el que Mc omita lo que es sólo una cuestión de escuelas judías.
Después de afirmar Jesucristo la indisolubilidad absoluta del matrimonio, es increíble que la restrinja, y menos aún que venga a mezclarse en una querella de escuelas judías, ni menos aún pretender con ello desvirtuar la proposición esencial, que ya rige desde su misma institución, referida en el Génesis. Pues no es sólo cuestión cristiana; es la interpretación de la institución misma matrimonial en un principio.
6) Diversos autores interpretan la palabra fornicación del inciso, sea de incesto (1Co_5:1) y de las uniones ilegales entre familiares; v.gr., en la sinagoga de Dura-Europos se encontraron actas matrimoniales de hermanos; sea en el sentido más ordinario de concubinato. Sobre todo de ciertos matrimonios aparentemente tales, pero en realidad ilegales. Responderían al tipo de zanuth. Fue propuesto primeramente por Dóllinger 17. Posteriormente lo siguieron otros autores (Schegg, Patrizzi, Aberle, Prat). Pero quien la renovó con gran documentación fue Bonsirven en su obra Le divorce dans le Nouveau Testament (1948). Para él ðïñíåßá significa toda unión matrimonial ilegítima o inválida: Un matrimonio nulo, inválido, ilícito, irregular de cualquier manera (p.50). Añadiendo que la legislación (mosaica) y la jurisprudencia (rabínica) no habían aún distinguido los matrimonios nulos o inválidos de los ilícitos o irregulares (p.59). Así cita ðïñíåßá con este amplio significado, v.gr., en 1Co_5:1 (incesto); Hec_15:20.29; Hec_21:25 (el concilio de Jerusalén, donde la prohibición serían todas las prescripciones mosaicas de Lev c.18), Heb_12:16 (matrimonio mixto o ilícito), Tob_8:9 (matrimonio de fornicación, nulo, en contraposición al que contrae Tobías por fidelidad a la Ley).
7) M. Baltensweiler y Bonnard siguen, en parte, esta línea. Sabemos que la casuística judía autorizaba ciertas uniones prohibidas por el Levítico (c.18) en el caso de paganos convertidos a la fe judía. El texto de Mt iría contra estos abusos: no más repudiaciones que las uniones ilegales previstas en el capítulo 18 del Levítico 17.
8) A.-M. Dubarle en su artículo Mariage et divorce dans l'évangile, dice que en los evangelistas, y en especial en Mt; se nota un deseo de armonizar el N.T. con la Ley (Mat_5:17ss). En la Ley se reconoce el divorcio (cf. Exo_21:7-11; Deu_21:10-14; Deu_24:1-4). Y, entre los diversos pasajes, está éste discutible (Deu_2:1-4). Está dice además entre pasajes que tratan de proteger al débil y desafortunado. Lo que el Evangelio quiere, pues, condenar es el que se tome la iniciativa de la ruptura conyugal. Pero, al menos no lo dice el Evangelio, no condena al que, por ser víctima de ella, se case de nuevo. Por eso, este doble inciso de Mt no de Cristo , como excepción a la condena del divorcio, no puede negarse sin más, ya que se entronca con esa citada tendencia de misericordia del A.T. En caso de tener que contradecirla añade , Mt hubiese tenido que declararlo abiertamente. Por lo que Dubarle traduce ðïñíåßá, no por el simple adulterio, sino por una mala conducta más que adulterio simple y momentáneo: por un desorden, grave y prolongado en esta materia. Mt se mantiene, pues, en la línea dura: sólo lo permite en las uniones ilegales que cita Levítico (c.18). Añade que los estudios de Franssen de 1950 a 1955 han hecho ver que el concilio de Trento no quiso condenar directamente que el adulterio disolvía el vínculo matrimonial (denzsch. n.1807).
Esta posición falla. No se ve esa armonización del N.T. con la Ley en el sermón del Monte, cuando los contrastes son tan fuertes. Y la frase de Cristo que no vino a destruir la Ley, sino a llenarla (ðëçñþóáé), es muy amplia: cumplió parte de ella, suprimió también parte de la misma, y la llevó a una nueva perfección.
Ni se ve que el Evangelio quiera sólo condenar la iniciativa de la ruptura vincular, dejando en libertad a la otra parte para contraer nuevo matrimonio. Pues si en Mc (Deu_10:11-12) se extiende la iniciativa del divorcio a la mujer, por causa del mundo greco-romano, también se dice que el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; luego es que es mando de la primera. Y Lc (Deu_16:18) acentúa aún: que el que se casa con la repudiada también comete adulterio; señal de que la repudiada es legítima mujer del primer marido. Mt tiene una excepción, pero no se sigue que se refiera a la disolución vincular, sino a otro tipo luego se verá de seudomatrimonios zanuth. Sólo Pablo tiene una verdadera excepción con el privilegio paulino (1Co_7:12ss). La casuística judía admitía ciertas uniones prohibidas por el Levítico (c.18), en el caso de ciertos paganos convertidos a la fe (cf. Strachb., III p.353-358). Esta excepción vincular de Pablo se enuncia así: Eso lo digo yo, no el Señor (1Co_7:12.). ¿Podría Pablo, personalmente, hacer esta dispensa de un principio general de Cristo, y que él mismo reconoce, ser del Señor? (1Co_10:11). La afirmación de Cristo, haciendo la interpretación auténtica del principio de indisolubilidad matrimonial, en su misma institución, es demasiado grave para hacer esta dispensa por una prudencia de benevolencia, porque lo digo yo, de Pablo. Se apela al poder de las llaves, pero lo que es de institución divina, y ratificado y definido por el Magisterio, aparte del canon antes citado (Franssen), sólo se puede admitir que Pablo lo hace en virtud de un privilegio divino-apostólico. Y si se lo condena indirectamente, se lo condena. Y si no lo quisiese condenar, entonces ¿por qué se lo condena? Por último, la traducción que da Dubarle de ðïñíåßá es gratuita y técnicamente para precisar ese tipo de matrimonios ininteligible 17.
9) A. Isaksson propuso otra teoría. Se referiría este pasaje de Mt (ìç åðß ðïñíåßá) a la prescripción de la Ley judía, según la cual el marido que en la primera noche matrimonial descubría que su mujer no era virgen tenía la obligación de exponer esta circunstancia públicamente al tribunal, al día siguiente hábil, divorciándose por esta razón. Esto, dice, era tan evidente para los oyentes de Cristo, que no vio probablemente la necesidad de especificarlo. Pero Mt, más tarde, al escribir el evangelio, vio la necesidad de aclararlo. Isaksson explica que el matrimonio es algo civil y que a la autoridad competía exclusivamente determinar si en un caso concreto se había de aplicar esta cláusula o no.
No es esta hipótesis nada evidente. La virginidad física puede ser perdida sin culpa. ¿Cómo determinar entonces el tribunal si en este caso debía o no haber separación por culpabilidad? ¿A cuántos abusos no se podría prestar esto? ¿Quién entendería que con el término zanuth (ðïñíåßá) se refería específicamente a esto? La determinación de Cristo es absoluta, no hacen falta tribunales. Por ambiente y por corresponder este término exactamente a lo que se indicará luego, la solución que se propone es otra 18.
¿Qué pensar ante esta dificultad y ante las varias soluciones propuestas?
a) Las partículas que se usan en los dos pasajes de Mt (ðáñåêôüò y ìç åðß ðïñíåßá) tienen valor exceptivo y no inclusivo, por las razones siguientes:
1) Las dos veces, que sale ðáñåêôüò en el N.T. (Act; 1Co_26:29; 2Co_11:28) tiene sentido negativo-exceptivo.
2) Las versiones antiguas latinas, ítala y Vulgata, lo mismo que las siríacas y copias, traducen estas partículas de los dos pasajes de Mt con valor exceptivo.
3) En las variantes críticas de manuscritos correspondientes a los códices B, C, D, muchos minúsculos, Orígenes, Eusebio, San Basilio y acaso San Crisóstomo, ponen, en lugar de ìç åðß, ðáñåêôüò, en sentido exceptivo. A esto dice Bonsirven: Esta particularidad, proviniendo de familias diferentes y precisas, no supone simplemente una confusión de dos textos paralelos, sino que testimonian que se ha querido muy pronto interpretar 19:9 como una excepción a la prohibición del divorcio. 19
4) Si estas partículas hubiesen de ser interpretadas en un sentido inclusivo y no exceptivo, siendo el pasaje difícil, y siendo la solución tan fácil, como era interpretar estas partículas en sentido inclusivo, valor que pueden tener absolutamente consideradas, ¿por qué la tradición, entre la que había excelentes filólogos griegos, no las interpretó en sentido inclusivo?
b) Se trata de una verdadera separación conyugal. Jesucristo restituye aquí el matrimonio a su indisolubilidad primitiva, a la indisolubilidad en la misma institución matrimonial, en contraposición a la concesión mosaica. Por tanto, el divorcio, habiendo habido verdadero matrimonio, queda de nuevo invalidado.
Pero, por otra parte, hay, en el caso que se considera, una excepción en el mismo. Excepción que no puede darse conforme a la afirmación terminante de si hubo matrimonio verdadero; matrimonio que esté incluido en las condiciones de validez de la misma institución matrimonial, a la que restaura en toda su pureza.
De aquí se sigue que esa excepción en el matrimonio no debe ser el adulterio, como algunos interpretaban el ðïñíåßá de esta cláusula exceptiva, presentando éste como un hecho social no legitimado por la Ley, puesto que éste no es matrimonio ni puede aparecer nunca, legalmente, con forma matrimonial.
Esta excepción debe de ser una excepción en una forma matrimonial que sea un matrimonio realmente inválido ante la moral, pero que, al mismo tiempo, aparezca legalmente como válido. Por lo que no pudiera tener una equiparación social ni moral al concubinato o adulterio. ¿Se dio este tipo matrimonial en Israel? Sí. Y esto es lo que hacen ver los escritos rabínicos.
En éstos aparece un triple tipo de matrimonio inválido, que llaman zanuth = fornicación = ???????. Estas tres clases de matrimonio zanuth son las siguientes:
a) Matrimonio nulo, pero que es contraído con buena fe, y, por tanto, sin culpa. Lo llaman los rabinos zanuth por error o inadvertencia.
b) Matrimonio nulo, pero que es tal por contraerse con mala fe, es decir, sabiendo la invalidez del mismo. Lo llaman los rabinos zanuth por malicia o también shém zenuth, con nombre de zanuth.
c) Matrimonio nulo por el modo como se realiza. Lo llamaban los rabinos dérek zenuth, por camino o vía de fornicación.
De los muchos pasajes de estos matrimonios zanuth que se citan en la Mishna, se citará sólo algún caso, remitiendo al lector para otros a las obras de Bonsirven 20.
Un tema muy discutido por los rabinos era el caso de una mujer casada que, habiendo desaparecido su marido, se casaba de nuevo, y si, viviendo con este segundo, aparecía luego su primer marido, ¿qué se debía hacer en este caso? Entre las muchas discusiones sobre esto, también se decía: Si el segundo matrimonio no ha sido autorizado (por el tribunal), ella puede volver a su primer marido. 21 Pero si había sido autorizado, se lo consideraba válido.
Y hasta se llegaba a admitir por algunos rabinos que un matrimonio nulo se hacía, en algunos casos, válido después de la consumación del mismo 22.
De lo expuesto, a propósito de este pasaje de Mt, se sigue lo siguiente:
En la época de Cristo se discutía vivamente sobre un tipo de matrimonio zanuth, o de fornicación, que, cuando era contraído de buena fe zanuth por inadvertencia , era considerado por unos rabinos válido y por otros inválido, aunque fuese inválido ante la ley natural.
Pero esto, desde el punto de vista de la moral natural, era inválido, y no valía para convalidarlo ni la buena fe, ni la autorización o interpretación rabínica, ni la consumación del mismo.
Pero, de hecho, esta interpretación hacía que se tuviese por válido este matrimonio en el sector a que afectaban sus doctrinas, aunque, ante la misma moral natural, objetivamente considerado, fuese un concubinato. Mas, ampliamente divulgado este punto por efecto de las discusiones rabínicas y por su traducción a la práctica, por lo menos en el sector en que influyesen estos doctores, se imponía, a la hora de cesar la autorización mosaica del divorcio, que se interpretase también la moralidad de este tipo de matrimonios zanuth. Y es lo que Jesucristo hace respondiendo precisamente a la insidia que le tienden unos fariseos (Mat_19:3; Mar_10:2), en cuyos sectores se discutían vivamente estas posiciones frente al matrimonio.
Así, la traducción de este pasaje de Mt debe ser: El que repudia a su mujer excepto el caso de zanuth y se casa con otra, adultera.
Esto mismo explica varias cosas en el evangelio de Mt y en el lugar paralelo de Mc (Mar_10:11.12) y Lc (Mar_16:18).
En Mt explica que para expresar el motivo de este matrimonio a disolverse se usa un término (ðïñíåßá), mientras que para decir que el que, excepto en este caso, se casa con la mujer divorciada, adultera, usa otro término (ìïß÷Üôáé). En el contexto con este segundo término se expresa ciertamente el adulterio; en cambio, con el otro ha de expresarse otra cosa distinta, no sinónima de adulterio. Lo que, en este caso, era ese tipo de matrimonio inválido de buena fe.
Explica en Mt el que se exija la disolución de este tipo de matrimonio inválido, mientras que no se cita este paréntesis exceptivo en los lugares correspondientes de Mc-Lc.
En efecto, Mt escribe su evangelio para judíos. En esta época, estas discusiones estaban muy vivas en el rabinismo. Por eso hacía falta recoger esta enseñanza de Cristo, para que los primeros cristianos palestinos procedentes del judaísmo, conocedores de este ambiente, supiesen claramente a qué atenerse. En cambio, esto falta en los evangelios de Mc-Lc. Escritos para la gentilidad y desconocedores de este tipo de matrimonios inválidos, no hacía falta plantearles ni resolverles este problema. De ahí su omisión en la intención de estos evangelistas o de sus catequesis primitivas.
Explica también en Mt que sea esta enseñanza en respuesta a una insidia planteada abiertamente por los fariseos, en cuyo ambiente rabínico se planteaban y discutían estos temas.
Explica también la brevedad de este inciso. Posiblemente se explicó con más detención y claridad este punto de importancia tan capital en las catequesis. Pero también es posible que Mt o sus catequesis hubiesen creído oportuno resumir este punto, haciéndose cargo que, estando muy vivas estas discusiones entre los rabinos a la hora de la composición de su evangelio, bastaría un breve inciso para recordar y dar resumidamente la doctrina de Jesucristo sobre este punto 23.
Y de todo lo expuesto se deduce que este tipo de matrimonio zanuth contraído con buena fe, hasta el momento de conocerse este error sustancial, que lo invalidaba, era una unión estable moral, pues se estaba en él de buena fe y por error invencible, y legal, pues la ley lo sancionaba y gozaba de todos los privilegios concedidos por la misma al verdadero matrimonio. Y, por lo tanto, requería, no para disolver el vínculo, puesto que no existía, aunque sí, de hecho, el libelo de repudio; pues, considerado jurídicamente como legal, su disolución legal y la justificación moral de esta disolución requerían también un testimonio legal, cuyo medio normal era dar el libelo de repudio a aquella situación estable y hasta entonces moral y legal.
Sin duda este inciso es una interpretación cristiana, extendiendo el verdadero sentido de la indisolubilidad matrimonial a las cuestiones rabínicas, cerrando así la misma excepción que admitía la escuela rigorista de Shammaí23 y este tipo ambiental de matrimonios zanuth.

La guarda voluntaria de la continencia,Mar_19:10-12.
10 Dijéronle los discípulos: Si tal es la condición del hombre con la mujer, preferible es no casarse. 11 El les contestó: No todos entienden esto, sino aquellos a quienes ha sido dado. 12 Porque hay eunucos que nacieron del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda.

Jesucristo expone metafóricamente la dignidad y excelencia de la continencia voluntaria: la virginidad.
La pregunta se la van a hacer sus discípulos, posiblemente después de esta disputa y ya en casa (Mar_10:10). Como ya se dijo, este tipo de diálogos podía ser, conforme al uso ambiental rabínico, un procedimiento de matización. La respuesta de Cristo al tema de la indisolubilidad del matrimonio fue tan tajante, que causó verdadera sorpresa en los discípulos. Buena prueba fue cómo los discípulos interpretaron las palabras de Jesucristo en sentido de una indisolubilidad absoluta. Por eso le dicen que, si tal es la causa (áßôéá) de los hombres. Esta palabra causa es considerada como un latinismo, pero pudiera ser la traducción material de un aramaísmo. Así, en siríaco, la forma elletá, causa, es usual en el sentido de cosa (res) 24. Por eso le dicen que, si tal es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse. Naturalmente, no se habla aquí de un divorcio imperfecto, que era desconocido de los judíos, sino en la hipótesis, como se ve en el pasaje anterior, de no poder volver a casarse.
Pero Jesucristo respondió a aquel lenguaje de la naturaleza no sólo reafirmando implícitamente cuanto había dicho, sino presentando la excelencia de algo más grande y más difícil: la virginidad.
Mas esto, su comprensión, en el sentido no sólo intelectual, sino de adhesión y práctica (v.12), es un privilegio de aquellos a quienes ha sido dado: es circunloquio por don de Dios.
Este don de Dios, la virginidad, va a ser expresado en contraste con dos grupos de eunucos, de impotentes para el matrimonio.
La contraposición tercera de Cristo está opuesta a los dos grupos de eunucos que conocía el rabinismo. Se lee que éstos dividían los eunucos en dos grupos: unos eran los eunucos del seno materno, llamados también eunucos del cielo o del calor, y los eunucos de los hombres. 25
Jesucristo, frente a estos dos grupos de impotentes matrimoniales, los que eran así por nacimiento y los que fueron reducidos a tal estado por los hombres con finalidades penales o pasionales, o a tipo de los cultos orientales, presenta un tipo metafórico de eunucos que a sí mismos se hicieron tales a causa del reino de los cielos. Pensaron algunos si las tres expresiones había que tomarlas en el mismo sentido real. Orígenes, por ejemplo, llegó, con esta finalidad, a su mutilación física 26. Evidentemente no puede ser éste el sentido de las palabras de Cristo. No ya por la inmoralidad de este acto, sino también porque El mismo sitúa la interpretación de estas palabras, frente al contraste de las dos mutilaciones físicas anteriores, advirtiendo que el que pueda entender, que entienda.
Este propósito de virginidad se entiende, en comparación de los otros dos ejemplos propuestos, de un estado. La antigüedad interpretó este pasaje de virginidad perpetua 27. El concilio de Trento ha interpretado este propósito, de virginidad perpetua 28. También San Pablo ha expuesto ampliamente la excelencia de la virginidad (1Co_7:25ss).
Esta proclamación de la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio, enseñada por Jesucristo, chocaba fuertemente con el concepto judío de la vida. No se concebía no casarse. Si en un Jeremías se explicaba o disculpaba por su profetismo, en los demás no se concebía. Se cuenta, como excepción, el caso de rabí bar Azzai, que no se casó por dedicarse exclusivamente al estudio de la Thorá (Ley), y fue nada menos que acusado por rabí Eleazar bar Azaria, ambos en el siglo u, de quebrantar el precepto del Génesis que decía: Creced y multiplicaos. 29
En vista de no concordar este propósito con el ambiente palestino, ni con lo esencial del tema tratado aquí (cf.l Cor 7:25), se propone que se refiera el texto al hecho de guardar celibato la parte inocente de una separación que no puede ser vincular. Parecería, sin embargo, muy estrecha esta interpretación. No se puede ignorar las corrientes esenias/qumrámicas sobre el celibato, y que tuvieron que influir en el ambiente. Si Pablo habló también, como se indicó, de la excelencia de la virginidad (1Co_7:25ss), acaso no repugnase esto en la iglesia mateana. Este celibato debe de ser ya una extensión y reflexión cristiana, de la enseñanza de Cristo, a la hora de la composición de los evangelios 29.

Jesús bendice a los niños,1Co_19:13-15 (Mar_10:13-16; Luc_18:15-17).
13 Entonces le fueron presentados unos niños para que les impusiera las manos y orase; y como los reprendieron los discípulos, 14 díjoles Jesús: Dejad a los niños y no les estorbéis acercarse a mí, porque de tales es el reino de los cielos. 15 Y, habiéndoles impuesto las manos, se fue de allí.

Es la segunda vez que aparece en el Evangelio Jesús con los niños (Mat_18:2ss). Ahora la escena tiene otra perspectiva: se los presentan. Mt-Mc usan el término ðáßäéá para hablar de estos pequeños, pero que se usa para hablar tanto de un niño desde la circuncisión como llegado hasta la edad adulta (Mat_14:21; Mat_15:38). Lucas usa âñÝöïò, que indica la misma infancia 30.
El motivo por que se los presentan es para que les impusiese las manos y orase por ellos. Era costumbre hacer bendecir a los niños por jefes de las sinagogas 31. Se pensaba que por la vinculación, como jerarcas, con Moisés, a su oración e imposición de manos, habían de recibir la bendición de Dios (Deu_34:9). Pero no sólo en estos casos, sino que también era costumbre que los hijos y los discípulos se presentasen a sus padres y a sus maestros para hacerse bendecir por ellos. En estos casos, la fórmula de bendición era improvisada 32. Todo esto prueba el concepto de grandeza moral y taumatúrgica en que las gentes tenían a Jesucristo. Veían en su oración sobre ellos y en su imposición de las manos, como pensaba para su curación la hemorroísa (Mat_9:21), que habían de recibir gracias y manifiestos favores.
Fácilmente se imagina la escena de las madres aglomerándose y con gestos y gritos, tan característicos de los orientales, queriendo tener la preferencia de presentación de sus niños. Esto incomodó a los apóstoles. Tanto, que ellos reñían a las gentes. Pero esta actitud de los apóstoles indignó a Jesús (Mc), quien les dijo que no les impidiesen acercarse a él, porque de los tales es el reino de los cielos. Frente a la actitud de los fariseos y de otros, Jesús señala la actitud de los niños para ingresar en el reino.
Frente a los fariseos, que se creían con derecho y exigencia del reino, Cristo señala de quiénes es: de los niños. Considerados como sin valor, reciben el reino sin exigencia: como puro don gratuito del Padre 32.
Mt-Mc dicen que Cristo les impuso las manos; Lc lo omite. Mc lo describe minuciosamente: abrazándolos, los bendecía. Se ha querido ver en el escueto gesto de la imposición de manos de Mt un reflejo de la liturgia primitiva. Pero no es probable, porque este gesto era muy frecuente en Cristo, incluso en sus milagros. En Mc (Mat_9:36) aparece tomándolos en sus brazos, y bendiciéndolos, ponía sus manos sobre ellos. No es esto la evocación litúrgica, aunque está escueto en Mt. Y era gesto conocido en Israel.

El peligro de las riquezas,Mat_19:16-26 (Mar_10:17-27; Luc_18:18-27).
16 Acércosele uno y le dijo: Maestro, ¿qué de bueno haré yo para alcanzar la vida eterna? 17 El le dijo: ¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es bueno; si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Díjole él: ¿Cuáles? Jesús respondió: No matarás, no adulterarás, no hurtarás, no levantarás falso testimonio; 19 honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo. 20 Díjole el joven: Todo esto lo he guardado. ¿Qué me queda aún? 21 Díjole Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme. 22 Al oír esto el joven, se fue triste, porque tenía muchos bienes. 23 Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos. 24 De nuevo os digo: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de los cielos. 25 Oyendo esto, los discípulos se quedaron estupefactos, y dijeron: ¿Quién, pues, podrá salvarse? 26 Mirándolos, Jesús les dijo: Para los hombres, imposible; mas para Dios todo es posible.

El protagonista de esta escena es en Mc-Lc uno; en Mt (v.22) es un joven (íåáíßóêïò), que además es una persona importante. Lc dice de él que era una persona importante, y lo determina con un término amplio (áñ÷þí), pero que supone tener alguna dignidad a no ser que le llame así a causa de su influjo por sus riquezas (v.22). En Mt esta persona es un joven, que dice que todos los mandamientos los ha guardado. En cambio, en Mc-Lc, dice que todo esto lo he guardado desde mi juventud. Parecería, pues, que ya no era un joven. Es efecto de las fuentes y de los procedimientos redaccionales.
Al preguntarle por la vida eterna, término característico del ambiente del cuarto evangelio, se refiere a la fase escatológica final de ésta (Dan_12:2). ¿Piensa este joven acaso con tendencias de esenio en nuevas prácticas? ¿O quiere ver claro en aquel prolijo mar de preceptos rabínicos? ¿Busca algo más que el decálogo? Es interesante considerar el título que le da a Cristo, y que aparece modificado en los evangelios.
Maestro, ¿qué cosa buena haré para alcanzar la vida eterna? (Mt).
Maestro bueno, ¿qué haré para lograr la vida eterna? (Mc-Lc).

El cambio redaccional se advierte en Mtg, que acaso lo formula así para que no se desvirtúe en sus lectores el sentido de divinidad adonde parece llevan con su calificativo Mc-Lc.
Cristo le replica que por qué le llama bueno, que sólo uno es bueno (Mt), o nadie es bueno, sino sólo Dios (Mc-Lc). En la literatura rabínica se lee que, en determinadas circunstancias, se ha de alabar a Dios, diciendo: Bendito sea el Bueno y bienhechor 33. ¿Qué pretende Cristo con destacar que sólo es bueno Dios?
Críticas racionalistas pretenden que con ello Jesucristo niega o desconoce conciencia evolutiva que El es Dios. Y valoran el texto de Mt como un arreglo artificioso para evitar que Jesucristo evite rechazar el título de bueno, y, en consecuencia, evitar el situarse en una esfera divina. Pero seguramente que estas palabras de Cristo llevan una intención especial. En la literatura rabínica no se dio el título por antonomasia de el bueno a ningún rabino; sólo a título excepcional, rabí Eleázaro (s.III) oyó en sueños: Salud al rabí bueno de parte de Dios. 34
Pero lo que tiene aquí más interés es la respuesta de Cristo, resaltando que sólo Dios es bueno, o el Bueno. ¿Por qué esto? ¿Qué intenta Cristo con llamar la atención sobre una cosa tan evidente? Se ha propuesto:
a) Cristo querría con ello declinar el homenaje de semejante título, o acaso querría reprender con ello, tácitamente, las excesivas alabanzas que usaban y gustaban los rabinos (Mat_23:6ss).
b) Una interpretación más ordinaria en la tradición es que Cristo querría con ello indicar que sólo Dios es la fuente de la verdadera bondad, y que las criaturas sólo pueden ofrecer una participación y reflejo de ella 35. Se ha hecho ver cómo en la literatura rabínica, en el Talmud, Dios es denominado, sin más, el Bueno 36.
c) Sugeriría, al llamar la atención sobre el concepto bueno exclusivo de Dios, y que el joven le atribuye, que reflexionase sobre la profundidad del mismo, aunque, naturalmente, él no llegase entonces a una conclusión tan alta. Por eso, al hacer esta advertencia sobre una cosa tan evidente, hace ver que lleva un intento especial. Son, por otra parte, procedimientos usados por Cristo (Mat_22:41 ss, par. y comentario h.l.). Además, Cristo sabe que es Dios; esta consideración ontológica, ¿estará disociada, en su intento, de su repercusión psicológica en El mismo, que es Dios?
La respuesta de Cristo al joven es el cumplimiento de los mandamientos. Pero se advierte que no es ninguno directamente acerca de Dios. Probablemente se debe a destacar la función positiva de sus riquezas en servicio del prójimo. No basta decir Señor, hay que poner por obra los mandamientos. ¿Por qué el joven hace esta pregunta? ¿Va llevado de deseos de perfección? Al menos, la respuesta de Cristo va en esta dirección. ¿O es que piensa, como se decía en el medio religioso judío, que se precisan determinadas prácticas? ¿Quién será hijo (o digno) del siglo venidero? Y rabí Eliezer decía: El que reza tres veces al día el salmo 145. 37 La respuesta de Cristo, en cualquier caso, le orienta a la vida perfecta: Si quieres ser perfecto (ôÝëåéïò). 38
Todo judío sabía que, cumpliendo los mandamientos, se salvaba. Mc destaca la mirada de dilección que Cristo tiene para este joven que había cumplido los mandamientos. La respuesta de Cristo en Mt es para la perfección, en Mc-Lc es una formulación menos matizada, que produce el espejismo literario de estar en la misma línea del decálogo, de necesidad para el ingreso en la vida eterna. Es efecto redaccional acaso por proceder de fuentes distintas. Pero el pensamiento es claro, pues no puede estar este consejo en la necesidad del decálogo.
Ni esta perfección se impone a todos, como se ve en la práctica cristiana, que si en ocasiones pudo venirse a este desprendimiento (Hec_4:32), se reconocía no ser obligatoria (Hec_5:2.4). Acaso esta persona que aspira a una vida más perfecta fuese movida a ella por los influjos ambientales esenios de perfección, pero en donde la vida estaba asegurada.
El joven que va a Cristo porque ve el rutinarismo sólo del mosaísmo de entonces y la grandeza de Cristo que anuncia el reino, se encuentra, de pronto, con una doctrina de perfección, que le haría desprenderse de sus riquezas era muy rico , darlas a los pobres, para tener un tesoro seguro en el cielo, donde no se lo robarán ladrones ni lo destruirá la polilla. Es el mentó a la obra buena.
Sobre un caso concreto, Cristo expone toda una doctrina de perfección. Es la doctrina de los profetas sobre el amor eficaz al prójimo. Se citaba honoríficamente algún caso de rabinos que, para dedicarse al estudio de la Ley, habían vendido sus bienes 39. Pero en el programa de Cristo hay más: hay que seguirle. En varios códices de Mc se añade: Ven y sigúeme, llevando la cruz. Su genuinidad es muy discutida 40, pero expresa bien el sentido de las palabras de Cristo. Con ellas, ¿le incita a ser uno de sus discípulos? (Mar_10:1; Luc_10:1). Parece muy probable. Son las mismas palabras que le dirigió a Pedro, a Andrés (Mat_4:19 par.) a Juan, a Santiago (Mat_4:21), a Mateo (Mat_9:9 par.) y a Felipe (Jua_1:43). El sentido hondo moral no es otro que el programa que Cristo enseñó en otra ocasión: El que quiera venir en pos de mí, niegúese a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mat_16:24 par.). La perspectiva de Cristo era la perfección por la cruz. Invitarle al discipulado no es lo mismo que a ser uno de sus doce apóstoles.
Pero el joven no lo aceptó. Mc, colorista, dirá que frunció el entrecejo, contrajo la cara (óôõãíÜóáò) al oír esto. Los tres evangelistas recogen el motivo: porque tenía muchos bienes. No hubo respuesta. Sólo fue su rostro ensombrecido y. su marcha. Los ojos de Cristo, que le amaron, le vieron irse. En el pensamiento evangélico es una de las posesiones más contrarias a la vida cristiana (Bonnard).
A este propósito, Cristo lo comentó, avisando del peligro de las riquezas con un grafismo oriental hiperbólico: Os digo más: con mayor facilidad entra un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos. La lectura camello es genuina. Pero algunos autores, sorprendidos por esta desproporción entre aguja y camello, pensaron que, en lugar de camello (kámelos), hubiese estado primitivamente otra palabra semejante (kámilos), que significa cable, soga gruesa, maroma de navio, con lo que se lograría no sólo menos desproporción, sino también una mayor homogeneidad conceptual entre aguja y soga. Otros, para justificar esto, inventaron que una de las puertas de Jerusalén se llamaría entonces Agujero de aguja. 41
Pero es desconocer los fuertes contrastes orientales, las grandes hipérboles, tan características de esta mentalidad. Además, este tipo de comparación era completamente usada en el medio ambiente, Así se lee, v.gr.: Practicad por mí, por la penitencia, una abertura como el agujero de una aguja, y yo os abriré una puerta por donde los carros y vehículos podrán pasar. En cambio, en la literatura rabínica se sustituye el término camello por el de elefante. Probablemente sería esto entonces como un recuerdo de la presencia de estos grandes animales en las guerras macedonias y sirias. Así se lee: Nadie piensa, ni en sueños., un elefante pasando por el agujero de una aguja. Y un rabino decía con gran intención: Tú eres de Pumbeditha, donde se hace pasar un elefante por el agujero de una aguja 42. Es un proverbio con el que se designa una cosa que es, por medios humanos, imposible. Jesucristo, tomando sus imágenes del medio ambiente, sustituye elefante por camello. Y así dirá en otra ocasión a los fariseos: que coláis un mosquito y os tragáis un camello (Mat_23:24).
Naturalmente, no predica Jesucristo una revolución social en que se exija la renuncia a la propiedad, ni es una condena y exclusión del reino de los cielos a los ricos. El mismo, reconociendo la propiedad, purificará los abusos económicos de Zaqueo (Luc_19:1-10). Es el modo oriental de hablar por contrastes fuertes e hiperbólicos, con lo que se indica el peligro de los ricos por su apego a sus riquezas, a los placeres y a los abusos.
La afirmación de Cristo causó asombro a los apóstoles, que se preguntaban quién podría salvarse. La dificultad quedaba bien acusada. Pero Cristo da la solución. Lo que los seres humanos no pueden por su condición, Dios se lo puede hacer. El dijo en otras ocasiones cómo hay que recurrir al Padre para obtener el auxilio del cielo. Seguramente con estas palabras quiere sugerir este recurso (cf. Rom_1:16)42.

El premio del desprendimiento apostólico,Rom_19:27-30 (Mar_10:28-30; Luc_18:28-30).
27 Entonces, tomando Pedro la palabra, le dijo: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué tendremos? 28 Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloría, os sentaréis también vosotros sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que dejare hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o campos, por amor de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna. 30 Y muchos primeros serán postreros; y los postreros, primeros.

El tema viene claramente evocado por contraste con el joven rico, que abandonó a Cristo por las riquezas. Aquí es al revés. Los apóstoles, poco o mucho, lo dejaron todo por Cristo. ¿Qué premio tendrán? Cristo se lo anunció en Mt para la regeneración
La literatura judía era bastante oscilable y oscura sobre la renovación del mundo. Se confundían a veces las perspectivas escatológicas mesiánica y final y se hacía en una o en otra, o confusa y mixtificadamente, una renovación o regeneración del mundo 43.
Mc-Lc no dicen cuándo sea esto con relación a los apóstoles. Sólo afirman el hecho, aunque luego, al presentar la doctrina general para todos los que dejan sus bienes por Cristo, distinguen dos etapas de premios: una, aquí y ahora; otra, en el mundo futuro, que es la vida eterna (Mc-Lc). En Mt hay, no obstante, un dato orientador. Será cuando se siente el Hijo del hombre en el trono de su gloria. En el mismo Mt, para describir el Juicio final, dice: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria., se sentará sobre su trono de gloria (Mat_25:31). Este paralelismo de textos parece llevar a la identificación de esta renovación con la parusía, el Juicio final. La literatura judía reservaba este trono de gloria a Dios 44. El Hijo del hombre aparece aquí, como en otros pasajes, situándose en una esfera trascendente (Mar_8:38; Mar_13:26).
El premio que les asigna es que también ellos se sentarán en doce tronos para juzgar (êñßíïíôåò) a las doce tribus de Israel.
Este juicio que los apóstoles ejercerán con Cristo triunfante, en esta hora, es seguramente, como formando un cortejo o senado en torno a Cristo, y por su unión privilegiada con él, participarán así de su poder judicial sobre las doce tribus de Israel 45, ya que el juicio como tal es de competencia exclusiva del Hijo del hombre (Jua_5:27). Se añade además la metáfora de que les preparará un reino, como el Padre se lo preparó a El, y les hace ver que gozarán, bajo la imagen tradicional de esta felicidad mesiánica, del banquete. En cambio, Mc omite todas estas imágenes de Mt-Lc, dirigidas a los apóstoles, para presentar sólo el premio universal a quien deje los bienes por El.
Algunos autores pensaron que este término juzgar tuviese el equivalente de gobernar, suponiendo que esta regeneración aludida era el período de tiempo anterior al Juicio final, y que comenzaba con la renovación del mundo por la redención e instauración de la Iglesia. Así, Cristo regiría la Iglesia con o por medio de los apóstoles 46.
Este triunfo lo tendrán los apóstoles sobre las doce tribus de Israel. El lenguaje específico judío podía hacer creer que el pensamiento de Cristo se dirige a ellas. Para nosotros representan todo el mundo; pero el Salvador puede ser que se atenga a la perspectiva del momento; El no ha sido enviado más que a ellas (Mat_15:24); es también un índice precioso de autenticidad 47. También pudo ser que, en el pensamiento de Cristo, se incluyese todo el Israel de Dios (Gal_6:16), al menos en la perspectiva de Mt.
Unido, lógicamente, a este tema apostólico se presenta el caso y el premio de cualquiera que deje sus bienes, lo más precioso que tenga padres, hermanos, hijos y hasta posesiones , por El. La respuesta es doble: después, la vida eterna, pero ahora recibirá el ciento por uno (Mc), que Mt-Lc lo formulan diciendo a secas que recibirá mucho más. Mc añade que recibirá aquí el ciento por uno en todo lo que deja, pero junto con persecuciones. Era la perspectiva que se esperaría, y que habían visto, de persecuciones al discípulo de Cristo. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán (Jua_15:20). Es lo que pasa actualmente con un musulmán o un indostánico que se pase a la fe: encontrará la persecución y el boicot en el seno de su mismo hogar. Era ya predicción de Cristo, al anunciar que no vino a traer la paz, sino la guerra, incluso en los hogares (cf. Mat_10:34-36). Y, al tener que dejarse y amar más que a los valores de ley natural a Cristo, está sugiriendo su divinidad.
Al precisar qué tipo de premios centuplicados tendrán aquí los fieles de Cristo, incluso perseguidos, los autores se dividen.
Para unos era esto, en sentido estricto, en el período milenarista 48. Pero este período no existe, ni nadie va a tener, v.gr., por una hermana dejada, cien nuevas; otros apelaron a la amplificación de bienes que se tenían en la comunidad cristiana primitiva (Plummer, Lagrange.), donde todo era común, lo mismo que en la vida monástica (Casiano); pero esto son simples casos particulares, cuando la formulación es universal. Generalmente, partiendo de la escuela alejandrina (Orígenes, San Cirilo), se admite que esos premios son mesiánicos, fundamentalmente espirituales. La formulación es la clásica oriental; pero el contexto exige este tipo de bienes mesiánicos.
Si éste es el premio ahora, después, en el otro mundo o, en el siglo venidero, que no es igual que los días mesiánicos, sino la vida futura después de la muerte, según el uso rabínico 49, tendrán la vida eterna.
Mt y Mc añaden después la siguiente sentencia: Muchos (de) los primeros serán los últimos, y de los últimos, primeros.
Esta sentencia es utilizada por los evangelistas en diversas ocasiones (v.gr., Mat_22:14; Luc_13:30). Pudo haber sido empleada por Cristo en varias ocasiones, o repetida, por oportunidad, por los evangelistas. Aquí tiene el aspecto, como en otras circunstancias, de ser un toque de alerta ante la perspectiva de las diversas actitudes ante el reino. No solamente se piensa en los fariseos se creían los primeros en el derecho de ingreso en su momento histórico, sino en la oportunidad de la misma en la conducta de los diversos cristianos en la Iglesia primitiva 50. Sin excluir, con motivo de la pregunta y alegato de motivos por los apóstoles haberlo dejado todo por El , de ser un aviso moralizante contra la jactancia de los cristianos que así obrasen (Hec_2:44.45) en la comunidad cristiana.

1 J. Leal, Sinopsis de los cuatro evangelios (1954) p.250 nt.208. 2 "Guitón IX 10. 3 Strack-B., Kommentar. I p.313. 4 Vita 76. 5 Strack-B., Kommentar. I p.303-321.801-804. 6 Denzinger, Ench. symb. n.977. 7 Leconte, Mélanges Science Religieuse (1951) p.284. 8 San Mateo y la indisolubilidad del matrimonio: Verdad y Vida (1949) p.53-74. 9 Mal_26:135. 10 F. Vogt, Das Ehegesety Jesús (1936); A. OTT, Die Auslegung der neutl. Textc über die Ehescheidung: Neut. Abhanlungen (1910) p.269ss; T. Schwegler, O.S.B., De clausulis divortü: 11 VD (1948) 214-217; ídem Staab, 12 Allgeier. Bailly, Dict. grec-francaise 11.a ed. p.1271-1274. 13 ML 40:456. 13 Dreher, Katholik (1877) p.578. 14. Grimm, Leben Jesu (1919) V p.256. 15 Die Unzuchts-Klausel in Mathausevangelium, en Theologuiche Quartalschrift. (1942, p.189-206. 16 Vida de Jesucristo (1954) p.475-679. 17 Christentum und Kirche (1860) p.391ss.458ss. 17 Sobre la exposición de diversas teorías, cf. Holzmeister, Die Streitfrage über die Ehescheidungstexte bei Matthaus 5:32; 19:9: Bíblica (1945) 133-146; Strack-B., Kommentar. III p.353-358; Bonnard, o.c., p.69; cf. o.c. de Dubarle, en L'Orient syrien (1964) p.61-73. 18 A. Isaksson, Mariage and Mtnistry in the New Temple (Sund C. W. K. Glee-rups 1965) p.210; Gaechter, Maña im Enderleben, vers. esp. (1959) p.129-130. 19 Bonsirven, Le divorce dans le N.T. (1948) p.61. 20 Le divorce dans le N.T. (1948) y Textes rabbiniques des deux premiers stécles chre'tiens (1955); cf. índice en Mat_19:9 : Mariages de prostitution; Nisi ob fornicationis causara.: Rev. Scienc. Relig. (1948) p.442-454; A. Alberoti, // divorzio nel Vangelo di Mateo: Div. Thom. Pl. (1957); Zerwick, De matrimonio et divortw in Evangelio: VD (1960) 193-212. 21 Yebamoth 10:1; cf. Bonsirven, Textes rabbiniques. p.298 n.1163. 22 Talmud, Bab. 73b. 23 Buzy, évang. s. St. Matth. (1946) p.250. 23 F. Vattioni, // divorzio nella Bibbia: Studi Sociali (1962) p.235-260; H. Zimmermann, Mc epi porneia (Mat_19:9) ein Uterarisches Problem: Catholica. Mohler- Instituí (1962) p.293-299; M. Zerwick, De matrimonio et divortio in Evangelio: VD (1960) p.192-212; T. V. Fleming, Christ and Divorce.: Theobgical Studies (1963) p. 107-120; J. Dupont, Mariage et divorce dans l'évangüe (1959); R. N. Soulen, Ma-riage and Divorce. A problem in N.T. interpretation. 24 Joüon, L'évang. de N.S. Je'sus-Christ. compte tenu du substrat sémitique (1930) p.119. 25 Strack-B., Kommentar. I p.805-806. 26 Eusebio De C., Hist. eccl. VI 8:1-3. 27 Bauer, Matth. 19:12 un die alten Christe, en Neutestamentliche Studien für G. Heinriei p.235ss. 28 Denzinger, Ench. symb. n.980. 29 Strack-B., Kommentar. I p.807. 29 Q. Quesnell, Eunucos por el Reino (Mat_19:10-12) e indisolubilidad del matrimonio: Selec. de Teol. (1970) n.35 p.266-268. 30 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.235 y 973. 31 Buxtorf, De sinagoga p.138. 32 Strack-B., Kommentar. I p.807. 32 Cf. Comentario a Mat_18:3. 33 Strack-B., Kommentar. I p.809. 34 Strack-B., Kommentar. II p.24. 35 San Justino, Diálogo 101; Ireneo, Cont. haer. V 22:2; Homilías clementinas XVIII 3; Orígenes,/n/o. 1:35; 2:13; 6:47; Pirot, Evang. s. St. Marc (1946) p.521. 36 Strack-B., Kommentar. I p.809. 37 Westein, Horae hebraicae in Mat_19:16. 38 Pirot, o.c., p.521; Ejarque, en VD (1924) 41-47. 39 Strack-B., Kommentar. I p.871. 40 Merk, N.T. graece et latine (1938) ap. crít. a Mar_10:21; en contra, v.gr., Nes-Tlé, N.T. graece et latine (1928) h.l.; S. Légasse, L'appel du riche (1966); W. Zim-Merli, Die Frage des Reichen nach dem ewigen Leben (Mar_10:17-31 par.).: Evangelische Theologie (1959) p.90-97; N. Walter, Zur Analyse von Mar_10:17-31 : Zeit. Neut. Wiss. (1962) p.206-218; Bonxard, o.c., p.288 nota 2. 41 Swete, The Cospel according to Sí. Mark (1908) h.l. 42 Strack-B., Kommentar. I p.828; Lattey, Camelus per foramen acus: VD (1953) 291-292; E. C. DEL OCA, Camello por el ojo de una aguja: Rev. Bíbl. (Argentina 1963) p.43-46. 42 Büchsel, Theol des Neuen Testaments (1935) p.30. 43 Bonsirven, Le Judaisme Palestinien. (1934) I p.418-429. 44 Strack-B., Kommentar. I p.975. 45 Spicq, Premiare épltre aux Corinthiens (1949) p.208; Olivera, Sedebitis et vos super sedes duodeám: VD (1923) 161-165; Dupont, Le logion des douce trónes (Mat_19:28; Luc_22:28-30): Bíblica (1964) p.355-392; J. Martin, Avec des persecutions: Rev. des Eludes Grecques (1956) p.35-40. 46 Lagrange, 46Lagraang. s. St. Matth. (1927) p.382. 47 lagrange, o.c., p.382. 48 Mal_26:139. 49 Lagrange, Le Messianisme. (1909) p.i63ss. 50 Lagrange,'évang. s. St. Marc (1929) p.274.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 19

Parte tercera

EL MESÍAS EN JUDEA

Capítulos 19-25

El evangelista san Marcos había dispuesto en dos grandes grupos toda la materia transmitida. El primer grupo contenía la actuación de Jesús en Galilea, sobre todo alrededor del lago de Genesaret, el segundo grupo se centraba en Jerusalén y culminaba en el relato de la pasión, de la muerte y de la resurrección de Jesús. San Mateo permanece fiel a este diseño. Configura con mayor amplitud sobre todo la parte de Judea y Jerusalén, que en san Marcos es breve, y así equilibra mejor las dos partes, incluso exteriormente. En san Marcos la divisoria estaba en 10,1; en san Mateo está en 19,1. Incluso en la gran sección que ahora sigue, san Mateo se atiene a la línea directriz del predecesor, san Marcos. San Mateo aporta varias partes sacadas de la propia tradición, y vuelve a ordenar la materia de una manera más fácil de comprender y más temática. Forma una vez más un gran discurso contra los «escribas y fariseos» en el capítulo 23, del que se pasa inmediatamente al discurso sobre el fin del mundo (24,5,46). En estos dos discursos, mejor dicho, en este único discurso doble (cf. el texto y comentario de 26,1), se muestra una vez más la grandiosa capacidad creativa en la composición de nuestro Evangelio. La primera sección de esta parte comprende los capítulos 19,2,46. San Mateo ha insertado adicionalmente en el orden seguido por san Marcos los siguientes fragmentos: la parábola de los obreros de la viña (20,1-16), la parábola de los dos hijos (21,28-32), la parábola de las bodas reales (22,1-14). Así pues, son tres parábolas no incluidas en el capítulo de las parábolas, sino colocadas muy ventajosamente en los nuevos contextos.

1. EN CAMINO HACIA JERUSALéN (19,0,34).

1. MATRIMONIO Y CELIBATO (Mt/19/01-12).

La parte principal corresponde a Mar_10:1-12. La estructura del pasaje didáctico sobre el divorcio está más conforme con la realidad en san Mateo, aunque el texto de este evangelista también depende do san Marcos. San Mateo aprovecha la ocasión para añadir un párrafo más sobre el celibato (Mar_19:10-12). Así pues, esta parte de Mateo se centra en dos puntos, el uno expone la ordenación nueva del matrimonio, el otro, el camino especial del celibato, para los discípulos «que puedan entender» (Mar_19:12).

1 Cuando Jesús acabó estos discursos, partió de Galilea y se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. 2 Le siguieron grandes multitudes y realizó curaciones allí.

Por cuarta vez el evangelista concluye uno de los grandes discursos de Jesús con las mismas palabras. Al mismo tiempo Mateo designa aquí una nueva sección en la obra del Mesías. Galilea y Judea se excluyen entre sí. La precedente actividad de Jesús se efectuó según el modo de ver que el evangelista adoptó en su relato, en el ámbito de Galilea con muy pocos cruces de frontera. Aquí un nuevo ámbito entra en el campo visual del lector. Inicialmente parecen las palabras a la región de Judea algo indeterminadas. Paulatinamente aparece con mayor claridad la dirección en que se mueve la comitiva del maestro. Pero con el nombre de Judea resuena lo crítico y decisivo. Ya hace tiempo sabemos lo que sucederá en Judea, sobre todo en Jerusalén, y lo que de allí hay que esperar (cf. 2,3; 15,1). Estamos preparados especialmente por medio de vaticinios de la pasión (16,21s; 17,22s). Pronto seguirá un nuevo vaticinio (20,17-19). Desde la confesión mesiánica de Pedro se sabe adónde se va. La inestable vida errante es relevada por el camino resuelto hacia Jerusalén. Jesús llega a Judea, que ya no abandonará hasta su muerte. Judea es el recinto de la crisis, Galilea fue el recinto del comienzo primaveral, y será el recinto de la revelación de Jesús resucitado (28,16). «Al otro lado del Jordán» es una expresión que aquí solamente indica que Jesús no tomó el camino directo a través de Samaría, sino que dio un rodeo por oriente del Jordán, pasando por la ciudad de Jericó situada en el camino hacia Jerusalén (20,29). De nuevo le sigue mucha gente, como ya se dijo con frecuencia de una forma sumaria. Y de nuevo se invoca la piedad del Mesías para que cure a los enfermos. Ahora Jesús tampoco cesa de obrar curaciones. Aunque el camino se dirige hacia Jerusalén, las curaciones forman parte de su apostolado y de la prueba de su misión mesiánica. La instrucción del pueblo desde hace mucho tiempo se pospuso a la enseñanza de los discípulos, pero Jesús continúa haciendo el bien y prodigando favores. Así ocurrirá incluso en medio de la ciudad santa, en el templo (21,14). Sigue siendo inalterablemente fiel a su misión a las «ovejas perdidas de la casa de Israel» (15,24).

3 Se le acercaron unos fariseos para tentarlo y le preguntaron: ¿Puede uno despedir a su mujer por un motivo cualquiera? 4 él respondió: ¿No habéis leído que el que los creó, desde el principio, varón y hembra los hizo? (Gen_1:27). 5 Y añadió: Por eso mismo, dejará el hombre al padre y a la madre para unirse a su mujer, y serán los dos una sola carne (Gen_2:24). 6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por consiguiente lo que Dios unió, no lo separe el hombre.

La pregunta de los fariseos aquí no se refiere a si en general está permitido disolver un matrimonio. Según el derecho vigente este permiso era evidente por razón de la ley del Antiguo Testamento. La pregunta más bien inquiere si está permitido el divorcio por un motivo cualquiera. Detrás de la pregunta está la diferencia de dos tesis que eran sostenidas en tiempo de Jesús. Una tesis procedía del famoso rabino Hilel, según la cual prácticamente un divorcio podía ocurrir por cualquier motivo, por insignificante que fuera. La opinión más severa la sostenía el rabino Samay, quien sólo consideraba como motivo suficiente los delitos morales, sobre todo los pecados de lascivia. (La diferencia entre estas opiniones dogmáticas se funda en la vaga formulación de Dt 24.1, según la cual el divorcio puede tener lugar, si el hombre ha visto en ella una tara imputable). Jesús debe adoptar una actitud en esta cuestión discutida. Se le quiere «tentar» con esta cuestión. Según la respuesta que Jesús diese, se le podría tachar de laxismo o de rigor en la interpretación de la ley. Jesús en primer lugar no aborda la pregunta especial, sino el fondo de la cuestión. En la ley no solamente se contiene la disposición sobre el divorcio tomada de la ley mosaica (Deu_24:1), sino también la ordenación del matrimonio según el relato de la creación. Lo primitivo tiene una primacía jurídica sobre lo tardío. Lo que era al principio, no se invalida por lo que le siga. El Creador es anterior a Moisés (Deu_19:7). Al principio, Dios establece una ordenación que excluye la posibilidad del divorcio. Este es un pensamiento al que nos hemos acostumbrado demasiado y cuya grandeza ya no experimentamos plenamente. El ser humano no es creado por Dios como ser único, sino con dos formas, a saber hombre y mujer. Pero las dos formas están tan mutuamente relacionadas y tan ordenadas la una a la otra, que tienden a constituir de los dos una sola entidad. La fuerza del sexo y el ansia del complemento personal es tan intenso que sobrepujan el vínculo de la sangre. Se deja al padre y a la madre para buscar la nueva unidad de vida con el otro consorte. Los que se han encontrado, se convierten en una sola carne. Esta es la expresión más fuerte que puede concebirse. Con esta expresión el hebreo no solamente piensa en la unión sexual de los cuerpos, sino en la fusión de todo el ser humano terreno con el otro. Ya conocemos la expresión «la carne y la sangre» como designación del modo terreno de vivir del hombre, a diferencia del modo de vivir dado por Dios, lo cual se descubrirá en último término como «vida eterna». Según el relato del Gen_02:24, el Creador no ha pronunciado por sí mismo las palabras: «Por eso mismo, dejará el hombre al padre y a la madre.» Pero el evangelista quiere decir que la ordenación de la naturaleza que aquí manifiesta el autor sagrado, es institución divina. Así brota en las palabras de Jesús el concepto de principio en su pura originalidad. Lo que Dios hizo y dijo al principio, vale para siempre, nunca puede ser derogado ni puede mudarse por un precepto adicional o por una disposición suplementaria. Dios ha establecido la unidad mediante su voluntad creadora, que puso en los hombres este anhelo natural y su satisfacción. Pero la unidad no estriba solamente en la satisfacción del impulso corporal, sino en toda la vida. Por eso Jesús puede decir que Dios es quien unió. Lo que así fue unido, no puede ser separado por el hombre, porque el hombre es criatura y se le llama para que obedezca. El matrimonio es más que una unificación corporal; comprende toda la altura y profundidad, la anchura y longitud de la vida. En toda la vida ha de hacerse de dos uno. ésta es la voluntad de Dios y la ordenación primitiva de Dios. El hombre interviene arbitrariamente y se evade de esta voluntad y ordenación del Creador.

Jesús no solamente cita el Antiguo Testamento, sino que consolida de nuevo y con autoridad propia la ordenación primitiva del matrimonio. La frase «lo que Dios unió, no lo separe el hombre» es la interpretación del texto del Antiguo Testamento y el nuevo mandato propio de Jesús. Este precepto tiene aplicación al pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, o sea la Iglesia, y a cada miembro de la misma. Pero los que no son discípulos de Jesús, también tendrán que dejarse guiar por este alto concepto, si realmente tienen interés en la persona humana. A la larga sólo la más alta reivindicación puede bastar al ser humano. Todos los compromisos entre la debilidad humana y la flexibilidad jurídica en último término redundan en perjuicio del hombre.

7 Ellos le replican: ¿Por qué, entonces, Moisés mando darle el acta de divorcio para despedirla? 8 El les contesta: Moisés, mirando a la dureza de vuestro corazón, os permitió despedir a vuestras mujeres. Pero no fue así desde el principio. 9 Por eso yo os digo: El que despide a su mujer -no en caso de fornicación- y se casa con otra, comete adulterio.

Jesús ha dicho lo fundamental, ahora lo formula una vez más en una «ley» (19,9). Queda por contestar la pregunta de los fariseos si está permitido disolver el matrimonio por un motivo cualquiera. Vuelve a conducir a esta pregunta la objeción, según la cual en la ley también se da la posibilidad del divorcio. Jesús contesta: No lo ha mandado Dios, sino Moisés. Para nosotros eso es tan difícil de entender como para los judíos de aquel tiempo. Puesto que Dios nos habla por medio de Moisés, el mandamiento de Moisés ¿no es mandamiento de Dios? Ciertamente lo es, pero tiene menor autoridad. Primero porque lo anterior mantiene la primacía con respecto a lo posterior; segundo, porque el mandamiento de Moisés fue dado por él de modo indirecto (Cf. Gal_3:19 s.), mientras que el orden de la creación fue establecido directamente por Dios. Todo eso, desde luego, no se expresa en la respuesta de Jesús; son argumentos teológicos que van implícitos en el diálogo.

Lo que Jesús dice para explicar este mandamiento de divorcio, es algo muy distinto, que impresionará a sus oyentes. Existe ya una diferencia en el mismo hecho de que Moisés no ha mandado, sino permitido. No se trata de un mandamiento, que debe estimular y conducir a la vida, sino de una concesión que se hace a la debilidad del hombre. Moisés lo ha permitido mirando a la dureza de vuestro corazón. Esta imagen designa la sordera y apatía de corazón de Israel ante la orden de Dios. La hallaremos asociada a la «incredulidad» (Mar_16:14). Un tono profético penetra en el diálogo jurídico. Moisés os dio esta libertad, porque conocía vuestra condición y preveía que seríais negligentes e indóciles ante la voluntad de Dios. El hecho de que todavía se practique el divorcio, no es señal de que se cumpla fielmente el mandamiento, sino, todo lo contrario: atestigua la obstinación de Israel.

La explicación que Jesús da a lo que dispone la ley mosaica, no es una explicación histórica o jurídica. Antes bien es una llamada profética, que también ahora tiene un alcance profundo. El hombre sólo es capaz de cumplir en particular el mandamiento divino, si se confía totalmente a la voluntad de Dios. Quien se obstina frente a ella y es indolente, o persevera arbitrariamente en su propia voluntad, llegado el caso fallará y, por consiguiente, se verá obligado a invocar la libertad de divorciarse. Esto se afirma, de forma inequívoca, en las últimas palabras. El hombre que despide a su mujer, no ha anulado el matrimonio que existía entre ambos. Continúa existiendo, y si el hombre vuelve a casarse, comete adulterio. Para la mujer tiene aplicación lo inverso, que sólo san Marcos dice explícitamente (Mar_10:12). Incluso la añadidura discutida «no en caso de fornicación» no puede cambiar nada en el principio dado por Jesús. Si se entiende esta adición en el sentido que de algún modo se pueda disolver el vínculo del matrimonio como tal, entonces se desplomaría toda la doctrina de Jesús expuesta en 19,3-9. La Iglesia, por encargo de su Señor, se mantiene aferrada hasta el día de hoy en esta firme resolución. Porque la Iglesia también observa la misma obediencia que ha de exigir a cada uno de sus miembros. Por eso es tan importante este diálogo, porque muestra la posición de Jesús ante la ley.

Aquí Jesús deroga formalmente una disposición de la ley del Antiguo Testamento, así como antes ha anulado la legislación del Antiguo Testamento sobre la pureza (15,0). Sigue estando en vigor que Jesús no ha venido para abolir «la ley o los profetas», sino para «darle cumplimiento» (5.17). Pero también puede formar parte del cumplimiento de la ley que una disposición particular sea derogada o sustituida por una nueva orden. Esto aquí no ocurre por la propia plenitud de poderes, sino por el recurso a la primitiva voluntad del Creador. Se hacen valer de nuevo la pureza y la genuina intención de la voluntad de Dios, tal como han sido expresadas al principio. Pero el hecho de que el orden de la creación y el mandamiento de Moisés se puedan contraponer mutuamente y el hecho de que el orden inicial se ponga de nuevo en vigor sólo pueden explicarse por la pretensión de Jesús de ser el definitivo revelador de la voluntad de Dios. Sólo puede hacerlo el Mesías. En cualquier otro sería una presunci6n blasfema. Aquí aparece de nuevo el estilo que ya conocemos: «Pero yo os digo» (5,22)...

10 Los discípulos le dicen: Si tal es la situación del hombre con respecto a la mujer, no conviene casarse. 11 él les respondió: No todos entienden esta doctrina, sino aquellos a quienes se ha concedido. 12 Porque hay incapacitados para el matrimonio que nacieron así del seno materno, y hay incapacitados a quienes así los hicieron los hombres, y hay incapacitados que ellos mismos se hicieron así por el reino de los cielos. Quien pueda entender, entienda.

Si hay que ligarse mutua e indisolublemente para toda la vida, entonces resulta gravoso casarse. Así puede entenderse la réplica aterrada de los discípulos. La libertad del hombre ¿no está entonces coartada de un modo insoportable? ¿Sólo tiene el hombre ante sí el camino del matrimonio, y además con este vínculo, que aquí se tiene la sensación de que es una carga y una tortura? Esta réplica dada con la primitiva manera de pensar del hombre vulgar, hace que Jesús añada otras palabras, que abren un segundo camino. Estas palabras se introducen de un modo significativo con la observación de que no todos son capaces de entender lo que se dice a continuación. Sólo son capaces de entender aquellos a quienes se ha concedido. Esto también es un misterio del reino de los cielos, cuya comprensión se concede desde arriba. El hombre no la tiene por sus propias fuerzas, sino por don de Dios (cf. 13,11). Nos podemos disponer para esta comprensión, pero no nos la podemos dar. Se puede estar agradecido por ella, si alguien la obtuvo, pero no se puede reprochar a nadie que no la tenga. De lo que se trata se nos aclara en la última parte de la respuesta (que consta de tres grados): hay incapacitados para el matrimonio que ellos mismos se hicieron así por el reino de los cielos. El reino de Dios reclama todo el interés del hombre. También puede reclamar la renuncia al matrimonio y a la familia, más aún, como se dice en estos versículos, la renuncia voluntaria y permanente a la satisfacción del apetito sexual. Entonces todo el vigor íntegro del hombre puede emplearse para el servicio del reino de Dios. Toca a todos los discípulos emprender la aventura de buscar primero el reino de Dios y su justicia (6,33); pero sólo a algunos de ellos realizarla y aplicar su persona a ello con tal amplitud, que incluso abandonen la tendencia innata en el hombre de dar satisfacción a su vida sexual. Los capaces de entender son aquellos a quienes se les ha concedido. Aquí probablemente no sólo se piensa en la comprensión, sino también en el seguimiento de esta otra vocación. Para dicho seguimiento en primer lugar se requiere la inteligencia, pero además la renuncia magnánima. Puesto que la palabra de Jesús queda así vibrando y postula consciente apertura en el oyente, preferimos también dejarla con esta apertura. En la vida de la Iglesia a través de los siglos se testifica que esta aventura magnánima se emprende en forma duradera, y también se testifican los frutos para el reino de Dios, que se originan de esta renuncia.

2. JESÚS Y LOS NIÑOS (Mt/19/13-15).

13 Entonces le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y orara por ellos; pero los discípulos los reprendieron. 14 Y Jesús dijo: Dejad a los niños y no les impidáis venir a mí, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos. 15 Y después de imponerles las manos, se fue de allí.

No sólo llevan los enfermos a Jesús para que los cure, sino también le llevan los niños para que los bendiga. Es un gesto conmovedor de confianza. La fuerza de la bendición que con frecuencia se había experimentado, también se comunicará a los niños. Necesitan especialmente la protección de los mayores y sobre todo el amparo de quien es el mayor entre los mayores: Dios. Jesús debe poner sus manos sobre ellos y orar por ellos, es decir invocar en favor de ellos la protección y la gracia de Dios. A los discípulos les parece ridículo importunar al Maestro con tales niñerías. No conocen la confianza que con razón empuja a la gente hacia Jesús, ni el gran concepto del niño que Jesús ha dado a los discípulos (cf. 18,3).

Jesús no sólo exige que los niños le puedan ser traídos, sino que dice algo fundamental a este respecto. El reino de los cielos es de los que son como ellos. ¿Cómo deben entenderse estas palabras? En primer lugar en sentido literal. Los niños tampoco están excluidos de la llamada y de la promesa magnífica del Padre. No es preciso que ellos se queden fuera, aunque todavía sean pequeños y entiendan poco. Los escribas creen que los niños tienen poca capacidad, y en general los menosprecian, como también hacían con las mujeres. La tesis de los escribas es que la religión es cosa de hombres. Jesús ha exaltado a la mujer, así hace ahora con el niño. Esta división de los hombres en adultos y menores de edad tampoco vale ante el reino de Dios. El niño también puede entender y hacer aquello de lo que propiamente se trata, a saber que Dios debe reinar, y su voluntad debe llevarse a término. Así pues, los niños pueden colocarse libremente al lado del que trae este reino, y esta voluntad. No les impidáis venir a mí... Ellos quizás entienden a Dios mejor que los adultos. Dios ha ocultado a sabios y entendidos lo que ha revelado a la gente sencilla (11,25). Ni siquiera en la Iglesia nadie tiene el derecho de escatimar a los niños los dones de Dios. Desde el tiempo más antiguo se les ha administrado el bautismo, aunque no pudieran hacer ninguna profesión personal de su fe. Hoy día se les ofrece el cuerpo del Señor tan pronto como pueden distinguirlo del pan ordinario. Porque el reino de los cielos es de los que son como ellos, y así lo ha querido el Padre que está en el cielo (11,26). No sólo debemos apreciar y amar a los niños por inclinaci6n natural, sino porque Dios tiene tan gran concepto de ellos.

3. EL RICO Y LAS RIQUEZAS (Mt/19/16-30)

a) La pregunta del joven rico (19,16-22).

16 Luego se le acercó uno y le preguntó: Maestro, ¿qué haría yo de bueno para poseer vida eterna? 17 él le contestó: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno. Pero, si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos. 18 Dícele aquél: ¿Cuáles? Jesús respondió: Aquello de no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, 19 honra al padre y a la madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le replica: Todas esas cosas las he cumplido. ¿Qué me falta todavía?

En el camino un hombre se acerca a Jesús, como otros hicieron antes que él (cf. 8,19.21). Su pregunta no se refiere a lo que debe hacer para seguir al Maestro ni a las condiciones que le serán impuestas, sino al fin perseguido con este seguimiento, que es la vida eterna. Nuestro hombre conoce el fin, pero pregunta por el camino. A este camino tiene que conducir algo bueno. La bondad de la vida humana aquí en la tierra, y de la vida eterna (donada por Dios) allí en el cielo, se corresponden mutuamente. Además el que pregunta sabe que se tiene que hacer algo. El don de Dios no se logrará con independencia del esfuerzo del hombre, aunque nunca se puede merecer en el sentido propio. Ya es muchísimo saber estas dos cosas y poder preguntar tan atinadamente. La respuesta en primer lugar, y sin atenerse a la pregunta estricta, se refiere al concepto de lo «bueno». La respuesta sólo llega a ser plenamente inteligible con e] texto de san Marcos, en el que el joven rico había dado a Jesús el tratamiento de «Maestro bueno», y Jesús le había contestado: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno, Dios» (Mar_10:18).

San Mateo enfoca la pregunta de otra manera y coloca lo bueno en sentido objetivo ante lo bueno en sentido personal. Sólo Dios es bueno, y por tanto también es el dechado de todo lo bueno que hay. Así pues, cuando se pregunta a Jesús por lo bueno, se le pregunta por Dios. Sólo por Dios se mide todo lo bueno que el hombre puede conocer y anhelar como valor. Es la plenitud de lo bueno, y cada una de las cosas buenas que se ven y hacen participa en el bien absoluto, que es el mismo Dios. Prosigue la respuesta propiamente dicha, a saber guardar los mandamientos, que son los mandamientos de Dios. Jesús no los nombra todos, sino algunos de los diez mandamientos, que tienen más importancia, y además se añade -y así se hace resaltar- el mandamiento del amor al prójimo. No se nombran los tres primeros mandamientos de la tabla del decálogo, que se refieren a Dios y a su servicio, sino que solamente se nombran los que se refieren al hombre y a su servicio. Como complemento no se añade el mandamiento de amar a Dios, sino el de amar al prójimo. Así se indica la dirección de la respuesta de Jesús: Importa hacer lo bueno en favor del hombre si se quiere alcanzar la vida eterna. El que pregunta en general por la vida eterna, ya sabe que se tiene que obedecer a Dios, honrarle y amarle. Pero lo otro se le tiene que decir de una forma que se grabe. El punto central e importante del diálogo radica en la segunda pregunta: ¿Qué me falta todavía?

La primera contestación que dio Jesús, está en el Antiguo Testamento. Se la podía dar el piadoso judío, y los escribas también lo han hecho alguna que otra vez. El camino de la salvación ya está contenido en el Antiguo Testamento si se entiende en la forma debida y no se ahogan sus exigencias capitales con innumerables prescripciones particulares. No obstante, el joven puede declarar sin reservas que ha cumplido todo lo que Jesús menciona. Difícilmente podrá salir airosa esta confianza ante un criterio estricto. Pero la respuesta también quiere indicar que todo eso le es bien conocido y no contiene ninguna novedad. Sin embargo, hay que poder decir algo nuevo, porque la persona y la actividad de Jesús para él tienen una apariencia nueva. El joven desde el principio debió de esperar que Jesús le diera una orden especial que excediera lo ordinario. Ya que el Señor en primer lugar le da una respuesta tradicional que expresa la unidad con lo que se ha ido transmitiendo en Israel, el joven ahora tiene que preguntar expresamente por lo nuevo: ¿Qué me falta todavía?

21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que así tendrás un tesoro en los cielos; luego ven y sígueme. 22 Pero, cuando el joven oyó estas palabras, se fue lleno de tristeza, pues poseía muchos bienes.

¿Cómo responderá Jesús? ¿Añadirá un undécimo mandamiento a los diez que ya existen, o explicará, como hizo más tarde, el único mandamiento del amor como resumen de toda la ley? (22,34-40). En primer lugar está la palabra «perfecto». Ya la oímos en el sermón de la montaña (5,48). Como en aquel sermón, esta palabra aquí también sirve para expresar el objetivo sintético de lo que Dios reclama. La frase si quieres ser perfecto no se dice como pregunta, que deje esta volición al arbitrio del individuo (un consejo), así como tampoco se dijo como pregunta la locución de la primera parte del diálogo: «Si quieres entrar en la vida» (19,17). Es lo que vale para todos los que quieren ser discípulos, porque para todos vale la misma finalidad de la vida eterna. Todos deben ser perfectos como su Padre celestial. No basta solamente conocer los distintos mandamientos y cumplirlos puntualmente, sólo basta la perfección. La justicia de los discípulos debe superar la de los escribas y fariseos (5,20). El mismo Dios debe ser la medida de las acciones del hombre. El cristianismo no consiste en cumplir los mandamientos, sino en entregarse perfectamente y en amar sin limitaciones. Pero Jesús además dice que el joven debe vender lo que posee, desprenderse del producto de la venta, y luego debe seguirle. Estas palabras del Maestro hay que entenderlas como llamada personal, que sólo puede aplicarse a este joven y a su situación. Tiene muchos bienes, y su corazón está pendiente de ellos, aunque haya cumplido los mandamientos. Por eso no es «perfecto», porque su corazón no está indiviso en Dios, sino que está dividido, porque también ama lo que posee. Aún no sabe nada de la nueva resolución firme que Jesús ha traído: «No podéis servir a Dios y a Mammón» (6,24c).

El joven aún no puede distinguir entre el tesoro en la tierra, que destruyen la polilla y el orín, y que roban los ladrones, y el tesoro en Dios (cf. 6,19-21). Por eso el joven es invitado a emplear su tesoro en la tierra como tesoro en el cielo. Si así lo hace, entonces se verá que a él primero le interesa Dios y por tanto en realidad también le interesa la vida eterna. Lo que aquí se dice de la perfección en general (junto con 5,48), puede aplicarse a todos los discípulos y los une sin hacer diferencias. Lo que se dice sobre la venta de lo que se posee, en primer lugar tiene aplicación al que preguntó. Pero cualquier discípulo de Jesús reconoce a manera de ejemplo lo que importa. Primeramente escuchará el llamamiento a la perfección. Pero este llamamiento para el discípulo quizás contiene una reclamación concreta distinta de la de desprenderse de lo que posee. No se trata de liberarse de los bienes como tales, sino de la libertad para Dios. Pero esta libertad sólo se puede obtener en el seguimiento de Jesús. Por eso tiene validez que cuando hayas hecho todo lo que te hace libre, entonces tienes que seguirme. Y también es verdad que sólo puede conservarse la plena libertad para Dios en el seguimiento de Jesús. La ley vital de Jesús: Dios solo y en primer término, también puede aplicarse a sus discípulos. El discípulo sabe que en el Evangelio al usar el verbo «seguir» de ordinario se piensa en la disposición para el sufrimiento y en participar en la pasión de Jesús...

b) Peligro de las riquezas (19,23-26).

23 Jesús dijo a sus discípulos: Os lo aseguro: un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. 24 Os lo vuelvo a decir: Más fácil es que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico en el reino de Dios. 25 Cuando lo oyeron los discípulos, se quedaron hondamente sorprendidos y dijeron: Pero entonces, ¿quién podrá salvarse? 26 Fijando en ellos su mirada, díjoles Jesús: Para los hombres, esto es imposible; pero para Dios, todo es posible.

Son unas palabras difíciles que empalman con el sermón de la montaña (cf. 6,24-34). No pueden ser paliadas ni cambiadas de sentido. Para los ricos es difícil, dice Jesús categóricamente, alcanzar el reino de Dios. Al hablar de «un rico» no debemos fijarnos en la cantidad de sus posesiones, como si fuera posible distinguir, de acuerdo con ella, lo que es justo o injusto; tampoco hay que pensar en un rico dominado por sus riquezas, que con avidez y codicia ha hecho de sus bienes un dios. El «rico» es una persona que tiene muchas posesiones, y para cuya vida estas posesiones significan mucho. Las dos cosas son inseparables. Un rico de esta clase, dice Jesús, está en sumo peligro. Jesús sabe que los bienes no son una magnitud neutral, una acumulación de dinero, o de casas, o de acciones, o de joyas, o de lo que sea. Los bienes tienen un poder seductor que procura subyugar al hombre. Así habla Jesús de Mammón, que incluso entra en competencia con Dios (6,24c). Nadie puede sustraerse a esta resaca seductora, si no se aparta por completo de ella, y no se adhiere a Dios. Una imagen drástica expresa lo antedicho. Exagera consciente y desmedidamente, y con todo quiere ser tomada como una imagen. Un camello no pasa nunca por el ojo minúsculo de una aguja. ¿Quiere esto decir que ningún rico conseguirá su objetivo por principio? esta interpretación contradiría la primera frase, que se limita a decir que un rico difícilmente entra en el reino de los cielos. La imagen no dice que nadie lo logre, sino que las probabilidades son sumamente exiguas. Estas palabras quieren agitar, sacudir, hacer que caigamos en la cuenta de la gravedad de la situación. El joven ha encallado en este escollo, a pesar de hacer una pregunta tan radical y de estar dispuesto para una orden muy exigente del Maestro. Su apego a los bienes lo ha desvalorizado todo y le ha impedido recorrer el camino que conduce a la vida eterna. Este ejemplo y las graves palabras del Señor sobre los ricos tienen que ser como un estímulo en la carne para todos los que se encuentran en una situación semejante a la del joven rico.

La sentencia de Jesús aterroriza a los discípulos. Nos vienen a la memoria las palabras sombrías de la puerta estrecha y del camino angosto (7,13s). ¿Son quizás muy pocos los que se salvan (cf. Luk_13:23) o quizás no hay nadie que se salve? Es preciso experimentar en sí mismo este temor. El salvarse no es algo natural y evidente; el hombre no puede invocar en favor suyo ningún derecho ni abrigar esperanza alguna. Muchas almas escogidas experimentaron dolorosamente tan terrible incertidumbre. La respuesta del Maestro no da ningún consuelo humano ni sosiega la cuestión discutida. No obstante, libera al hombre de la angustia y del temor. Siempre es lo mismo: hay que confiar enteramente en Dios. Así como quien realmente tiene fe, confía enteramente en Dios, así también el que teme seriamente por su vida. En Dios todo es posible. El destino del hombre sólo está en manos de Dios. El conocimiento de esta verdad no conduce a una angustia servil, o a una cruel mutilación de sí mismo, sino a la libertad de los hijos de Dios. Dios no es un maestro de escuela, ni un tirano, sino un padre.

c) Recompensa por renunciar a todo (Luk_19:27-30).

27 Entonces tomó la palabra Pedro y le dijo: Pues mira: nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué habrá, pues, para nosotros? 28 Jesús les contestó: Os lo aseguro: cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, en la regeneración, vosotros los que me habéis seguido, también os sentaréis en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

La pregunta de Pedro no es tan dura como la de los hijos de Zebedeo (Mar_10:37), pero también proviene de «abajo». En esta pregunta no se nombra la recompensa, pero se hace alusión a ella. Ellos lo han dejado todo y han seguido el llamamiento de Jesús; el joven rico no supo desprenderse de sí mismo y por eso se negó a seguir el llamamiento. Esta vez Jesús no rechaza bruscamente la pregunta, como lo hizo con Pedro hablando del tema de la pasión (Mar_16:23) y como lo hará con los hijos de Zebedeo (Mar_20:20-24). El que ha dejado, recibirá (Mar_19:29). El que ha seguido a Jesús en la humillación, compartirá su gloria (Mar_19:28). Esta es la doble respuesta a la pregunta de Pedro (*). Para el fin del tiempo en este mundo y para el paso al mundo nuevo san Mateo emplea en la mayoría de los casos la palabra parusía (por ejemplo 24,3.37). Aquí encontramos la extraña palabra regeneración. El primero de estos dos vocablos alude sobre todo al acontecimiento único, que inicia la transformación del mundo, este segundo vocablo se refiere a la restauración del mundo según su estado primitivo. El mundo es engendrado por segunda vez, después que estén dominadas las fuerzas caóticas, como la primera vez fue engendrado del caos con una belleza inmaculada y con un orden armónico. La segunda creación será como la primera, es decir la producción del mundo al principio sólo puede compararse con la acción revolucionaria de Dios, la cual abarca todo el cosmos (,Gen_1:4a). Pero la gloria del mundo nuevo será todavía mayor que la del antiguo, del que ya se pudo decir: «Y vio Dios todas las cosas que había hecho y eran buenas en gran manera» (Gen_1:31a). Porque el mundo nuevo debe subsistir con una duración eterna. La regeneración se inicia con la venida del Hijo del hombre y se pone en vigor con su juicio. El Hijo del hombre estará sentado en su trono de gloria (Gen_25:31) y pronunciará la sentencia. Los doce se sentarán junto a él como asistentes y pronunciarán con el juez la sentencia. Antes se ha dicho: «Quién a vosotros recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe a aquel que me envió» ( Gen_10:40). Esta unidad entre el Padre que envía, el Mesías enviado y los apóstoles vale en la humillación y valdrá luego en la gloria. El Mesías se ha declarado en favor de ellos y se les ha identificado con su actuación de un modo tan íntimo que ahora pueden declararse ellos en favor de él en el juicio e identificarse con su sentencia. Esto en realidad es recompensa del seguimiento: seguimiento hasta lo profundo de la pasión, del desprecio, e incluso hasta la impotencia de la muerte, luego hasta la altura de la gloria y del poderío en el trono del Mesías al fin de los tiempos. El pueblo de Dios constaba de doce tribus, tal como tuvo su origen en el padre Jacob, según testimonio de la Escritura. Las doce tribus tienen que ser reunidas al final de los tiempos, en ellas se presentará el pueblo de Dios en la gloria. Pero las doce tribus, de las que aquí habla Jesús, son las tribus del nuevo Israel, engendrado por Dios y redimido por Jesús. Es una gran imagen que se ofrece a Pedro. También es una imagen que la Iglesia peregrina edificada sobre el cimiento de los apóstoles y profetas (Eph_2:20), tiene ante los ojos, ya que marcha hacia el juicio de su Señor y de sus apóstoles.

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* El v. 28 ha sido insertado por san Mateo en el orden de san Marcos y así convierte la respuesta de Jesús en una respuesta doble. La sentencia no habla de cualquiera que haya dejado casas y hermanos, etc. (Eph_19:29), sino solamente de los doce. Tampoco habla de la recompensa personal, cuando termine el tiempo, sino del cargo de juzgar con el Hijo del hombre en su segunda venida. Así se abre una grieta entre las dos respuestas, por una parte el versículo 28, por otra parte el versículo 29s. Una variante que se desvía mucho de 19,28 se encuentra en Luk_22:28 30, cf. lo que en ella se dice.

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29 Y todo aquel que por mi nombre haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o campos, recibirá mucho más y heredará vida eterna. 30 Pues muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

La segunda respuesta habla en primer lugar de lo que se ha dejado por amor de Jesús; es decir por causa de la íntima solidaridad con él y del servicio a su palabra (Cf. la distinción que se hace entre ambas cosan en Mar_10:29). Se nombran sin interrupción vínculos familiares y bienes terrenales. Que los hijos se separen de los padres o que el campesino abandone su casa y sus tierras es lo mismo para el caso. La enumeración podría ser más larga. Lo que importa no es lo que se deja, sino por qué se deja, importa la relación con el Mesías y el empleo de la propia persona en su seguimiento. Distinto es lo que se reclama y cuánto se reclama; pero en ningún caso se da sin que se reciba, en cambio, el céntuplo. No para que el discípulo trabaje por esta recompensa, sino para que siempre crea más en la riqueza mayor y en la magnanimidad de Dios, que constantemente aventaja al hombre. No trabajamos por la recompensa. Pero trabajamos por Dios, que también es nuestra recompensa. Esta recompensa no se divide en una recompensa terrenal y otra eterna (como en /Mc/10/30). San Mateo solamente nombra la única amplia recompensa de la vida verdadera, de la vida eternal. Esta vida es mucho más de lo que aquí ahora se podría dejar. La pregunta del joven rico versaba sobre el camino hacia la vida eterna (Mar_19:16). La orden de Jesús prescribía al joven que dejara lo que poseía y le siguiera. Los discípulos lo han hecho y no sólo han dejado los bienes terrenales. Obtienen la promesa de alcanzar el verdadero objetivo. ¡Qué esperanza se contiene en esta promesa para todos los que están seriamente preocupados por su salvación! El hombre no tiene una última seguridad sobre si se salva y logra la solidaridad con Dios. Siempre perdura una tensión entre la esperanza de conseguir estos fines y la experiencia de ser insuficiente ante la pretensión que implica esta esperanza. A pesar de esta inseguridad general que perdura, estas palabras también dan una seguridad libertadora. Estas palabras de la recompensa puede referirlas a sí mismo el que pueda decir de si como Pedro que realmente lo ha dejado todo por amor de Jesús. Dios no olvida ni siquiera las múltiples acciones ínfimas. ¡Cuánto menos olvidará la única gran acción de la renuncia en el seguimiento! Esto se manifestará en la regeneración del mundo. Entonces tendrá lugar una gran revalorización. Muchos que aquí eran los primeros, allí serán últimos, es decir los que serán arrojados fuera. Y muchos que eran los últimos, serán primeros, es decir los coherederos de Cristo en el reino de Dios. Lo ganará todo el que todo lo dejó, perderá su vida el que la buscó, la encontrará el que la perdió.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



117 (IX) Autoridad e invitación (19,1-22,46).
(A) Enseñanza sobre el divorcio (19,1-12). Cf. Mc 10,1-12. En cuanto Jesús deja Gali(-)lea, comienza una nueva fase geográfica de su ministerio. Pero prosigue en la formación de sus discípulos, enseñándoles sobre el matrimo(-)nio y celibato, los niños, los ricos y los pobres, su pasión futura y la tentación de la ambición injusta (caps. 19-20). Mateo retoma de nuevo el hilo narrativo marcano siguiéndolo hasta el fi(-)nal de la pasión y añadiendo material diferen(-)te en diversos momentos. 1. cuando Jesús ter(-)minó: cf. comentario sobre 7,28a. a la región de Judea, a la otra orilla del Jordán: No resulta tan obvio que Judea se extendiese más allá del Jor(-)dán; quizás se ha desprendido la conjunción «y» entre «Judea» y «la otra orilla»; cf. Mc 10,1. El hecho es que Jesús evitó pasar por Samaría; cf. 10,5. 2. los curó: En Marcos se dice que les «enseñó»; en Mateo también enseña, pero su efecto es interpretado terapéuticamente por la muchedumbre, que constituye el inicio del nuevo pueblo de Dios (14,14). 3. divorciarse: Véase el comentario sobre 5,31-32. por cual(-)quier motivo: Esta frase, basada en Dt 24,1, in(-)sinúa el debate entre Hillel y Sammai (mGit. 9,10; - 31 supra). 4. Cf. Gn 1,27; 5,2. 5. Cf. Gn 2,24. los dos: Este sujeto no está en el TM, pe(-)ro sí en los LXX; - 32 supra. 6. que nadie sepa(-)re: Jesús fundamenta su énfasis en la unión permanente de la pareja casada en la voluntad originaria del Creador. 7. Cf. Dt 24,1. 8. vuestra dureza de corazón: Una concesión similar se encuentra en 1 Sm 10,17-19. al principio: Note(-)mos la inclusión con el v. 4. 9. Mateo desplaza la explicación privada de Jesús a los discípulos a la escena pública, añade la oración de excep(-)ción y omite el caso de la iniciativa femenina en el divorcio, excepto por infidelidad: Jesús sencillamente se opuso al divorcio. Con res(-)pecto a esta excepción, véase el comentario so(-)bre 5,32. 10. Mateo comienza la parte privada del diálogo académico en este momento. 11. aquellos a quienes se les concede: Notemos el pasivo teológico; es Dios quien da la capacidad para permanecer soltero por causa del reino. 12. eunucos: Se enumeran tres tipos diferen(-)tes; los congénitos; los castrados por la cruel(-)dad de los hombres para utilizarlos como guar(-)dianes del harén y cortesanos (desaprobado por Dt 23,1); y aquellos que, voluntariamente, se abstienen del matrimonio (eunouchizein se usa metafóricamente) para consagrarse más plenamente a las urgentes exigencias del reino (así también 8,22; 1 Cor 7,17.25-35). El trasfondo judío de esta enseñanza radical se en(-)cuentra en Is 56,3-5 y en Qumrán (cf. A. Sand, Reich Gottes und Eheverzicht im Evangelium nach Matthaus [SBS 109, Stuttgart 1983]).

118 (B) Bendición de los niños (19,13-15) . Cf. Mc 10,13-16; Lc 18,15-17. 13. para que les impusiera las manos y orase: Mateo con(-)vierte el toque familiar o terapéutico de Mar(-)cos en un solemne rito religioso. Jesús es el único entre los antiguos maestros religiosos y filosóficos que acogía a los niños como perso(-)nas significativas. Sus discípulos no estaban preparados para esto. 14. no se lo prohibáis: Esta frase se utilizó en la Iglesia primitiva pa(-)ra permitir el bautismo de niños. 15. Cf. 2 Re4,8-37 (cf. S. Légasse, Jésus et lenfant [París 1969]).

119 (C) El joven rico (19,16-30). Cf. Mc 10,17-31; Lc 18,18-30. El relato de declaración comienza en Marcos con un diálogo que es(-)candalizaba a los primeros cristianos porque el mismo Jesús negaba que él fuera Dios (cf. Jn1,1) . Mateo, con sumo cuidado, reescribe el diálogo para evitar este escándalo, mostrando al mismo tiempo que Jesús veneraba total(-)mente a Dios, uno es bueno... vida eterna: Pa(-)ralelos equivalentes en vv. 21.23.25. «Entrar en la vida» es lo mismo que entrar en el reino (v. 23). 18-19. A la segunda tabla del decálogo (Ex 20,13-16; Dt 5,17-20) se añade el mandamien(-)to del amor al prójimo (Lv 19,18). Sobre el uso del decálogo en el cristianismo primitivo, cf. R. M. Grant, HTR 40 (1947) 1-18. 20. hombre joven: Solamente Mateo clarifica que era joven y que sentía un cierto vacío en su vida. 21. si quieres ser perfecto: Esta es la adición principal que hace Mateo al relato. Teleios puede signifi(-)car «completo, maduro» u observante de todas las leyes de Dios (cf. 5,48). Posteriormente, es(-)ta frase llevó a que se distinguiera entre los mandamientos (dirigidos a todos los creyen(-)tes) y los consejos de perfección (dirigidos a unos pocos). En Mt 5,48, la invitación a la per(-)fección se dirige a todos. La distinción afecta a los grados de obligación: todos tienen que ob(-)servar los mandamientos (con el perdón para los pecadores arrepentidos), pero no a todos se les exige el celibato (19,12) o venderlo todo. 23. qué difícil será a un rico: Las riquezas cau(-)san peligros espirituales porque, en ocasiones, se obtienen de forma delictiva, y, en todo caso, una vez logradas, pueden apartar de Dios, pro(-)vocar la ruptura con los demás y conducir a la explotación y opresión. Pero también pueden utilizarse para hacer mucho bien. 24. camello a través del ojo de una aguja: Expresión de una exageración típicamente oriental; la imagen sugiere que se trata de una dificultad insupe(-)rable. 26. para Dios todo es posible: cf. Gn 18,14; Job 42,2. La primacía de la iniciativa di(-)vina mantiene la esperanza de que los ricos puedan salvarse. Al fin y al cabo, éstos no se salvarán de forma diferente a los demás. 27. Mateo hace que Jesús responda a la pregunta de Pedro atendiendo a dos niveles: hace una promesa especial para los Doce (v. 28; cf. Lc 22,28-30 = Q) y otra promesa general para to(-)dos los discípulos (v. 29). 28. en la regenera(-)ción: Aunque es una palabra rara palingene(-)sia), tiene el mismo sentido que «en el reino». cuando el Hijo del hombre se siente en su trono: La promesa se dirige hacia la escena del futu(-)ro juicio apocalíptico (25,31; Ap 21,1-22,5). en doce tronos para juzgar a las doce tribus: De es(-)ta forma, la promesa se restringe a los Doce, pero en 1 Cor 6,2 se dirige a todos los santos. Juzgar podría significar procesar, o, en sentido más amplio, gobernar. Jesús compartirá su autoridad con sus seguidores. Las doce tribus ya no existían, pero Jesús vino a reunir a los dispersos de Israel (10,6; 15,24) para el tiempo final, cumpliendo Ez 47,13, y este cumpli(-)miento podría incluir también a los creyentes gentiles. Los Doce juzgarán colegialmente con Jesús a las doce tribus, no de forma individual. Se ha puesto en cuestión la autenticidad de es(-)te versículo, pero su carácter arcaico, su de(-)pendencia de Dn 7 y la expectación escatológi(-)ca sugieren que tuvo su origen en un contexto celebrativo dominical. El hecho de que se mencione a los Doce y la tensión que se pro(-)duce con 20,23 no constituyen argumentos en contra, pues ambos podrían ser perfectamen(-)te prepascuales. El versículo no trata directa(-)mente de los problemas de gobierno en la Igle(-)sia, pero puede ofrecer analogías para ello. 29. Este versículo promete una recompensa a to(-)dos los discípulos que han asumido radical(-)mente las exigencias evangélicas (cf. 10,37), pero en el próximo eón (a diferencia de Mar(-)cos) y sin mencionar a las esposas (a diferen(-)cia de Lucas). 30. los últimos primeros: Sigue el patrón literario y teológico del cambio de suertes que acontecerá en el eschaton (20,16; cf. J. Dupont, Bib 45 [1964] 355-92).

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y dijo Jesús a sus discípulos: "En verdad os digo que con dificultad entrará un rico en el reino de los cielos. Y además os digo: Que más fácil cosa es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de los cielos". Los discípulos, cuando oyeron estas palabras, se maravillaron mucho, y dijeron: "¿Pues quién podrá salvarse?" Y mirándolos Jesús, les dijo: "Esto es imposible para los hombres, mas para Dios todo es posible". (vv. 23-26)

Glosa
El Señor, con ocasión del avaro del que se ha tratado, habló sobre todos los avaros. Por eso sigue: "Y dijo Jesús a sus discípulos: En verdad os digo", etc.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,2
El Señor no dijo estas palabras para condenar las riquezas, sino a aquellos que son esclavos de ellas y para que sus discípulos, al verse pobres, no se avergonzaran de la pobreza.

San Hilario, in Matthaeum, 19
No es un crimen el tener riquezas, pero es preciso que en su posesión haya moderación. Porque, ¿cómo ha de atender a las necesidades de los santos aquel a quien no le queda con qué atenderlos?

Rábano
Hay diferencia entre tener riquezas y amar las riquezas. Lo más seguro es no tenerlas ni amarlas.

Remigio
Explicando el mismo Señor el sentido de este pasaje, según San Marcos dijo (Mar_10:24): "Difícil es a los que confían en sus riquezas entrar en el Reino de los Cielos". Confían en sus riquezas los que tienen puestas en ellas todas sus esperanzas.

San Jerónimo
Como es difícil despreciar las riquezas que se poseen, el Señor dijo que era difícil, pero no imposible, que un rico entrara en el Reino de los Cielos, porque cuando se dice que una cosa es difícil, no se pretende que haya imposibilidad, sino lo que se quiere dar a entender es lo raro que es esa cosa.

San Hilario, in Matthaeum, 19
Es un cuidado peligroso el querer enriquecerse y una carga muy pesada para la inocencia el ocuparse en aumentar las riquezas. Porque no se adquieren los bienes del mundo sirviendo a Dios sin exponerse a los vicios del mundo. Y ésta es la dificultad que tiene el rico de entrar en el Reino de los Cielos.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,2
Después de haber dicho el Señor lo difícil que es a un rico entrar en el Reino de los cielos, pasa a manifestar una cosa que es imposible. Por eso sigue: "Y además os digo: Que más fácil cosa es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de los Cielos".

San Jerónimo
Según esto ningún rico se salvaría; pero si leemos a Isaías (Is 30), veremos cómo los camellos de Madián y de Efa llegan a Jerusalén cargados de dones y presentes y cómo los que en otro tiempo estaban encorvados y torcidos bajo el peso de las riquezas, entran por las puertas de Jerusalén. Y veremos también cómo esos camellos, símbolo de los ricos, cuando han descargado la pesada carga de los vicios y de todas las depravaciones sensuales, pueden entrar por el angosto y difícil camino que conduce a la vida.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 33
En este lugar se comparan las almas de los gentiles a los camellos tortuosos sobre quienes estaba la giba de la idolatría, porque sólo el conocimiento de Dios levanta las almas. La aguja es el Hijo de Dios, la primera porción de esta aguja, que es la divinidad, es fina, mientras que la otra porción, que viene de la humanidad, es más gruesa. Esta aguja es recta y sin ninguna curvatura y por las heridas de su pasión entraron en la vida eterna todas las naciones. Con esta aguja ha sido cosida la túnica de la inmortalidad, el cuerpo al espíritu; ha sido unido el pueblo judío al de los gentiles y ha quedado enlazada la amistad de los ángeles y la de los hombres. Es, pues, más fácil que los gentiles pasen por el agujero de una aguja que el que los judíos ricos entren en el Reino de los Cielos. Porque si con tanta dificultad son separadas las naciones del culto brutal de los ídolos, ¿no habrá mucha más dificultad en separar a los judíos del culto de Dios, que ha tenido su razón de ser?

Glosa
También se puede explicar este pasaje de esta otra manera. Había en Jerusalén una puerta llamada agujero de la aguja por la que no podían pasar los camellos, a no ser que se los descargase y se los pusiese de rodillas. Y en este pasaje, aludiendo a esta puerta, se da a entender la imposibilidad en que se encuentran los ricos de pasar por el camino estrecho que conduce a la vida, a no ser que antes no se despojen, al menos con el corazón, de las inmundicias, de los pecados y de las riquezas.

San Gregorio Magno, Moralia, 35,16
O también, con la palabra rico se significa todo hombre orgulloso y con la palabra camello se da a entender la condescendencia del Señor. El camello entra por el agujero de la aguja desde el momento en que nuestro Redentor penetró hasta la muerte por la puerta estrecha de su pasión, que fue como una aguja que traspasó su cuerpo de dolor. Y entra más fácilmente el camello por el agujero de una aguja que el rico en el Reino de los Cielos; porque si el Señor no nos hubiera manifestado su humildad mediante su pasión, jamás nuestra intransigente soberbia se hubiera inclinado hacia la humildad del Señor.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,2
Los discípulos, que vivían en la pobreza y que ya tenían entrañas de predicadores, se conturban y se afligen por la salud de los hombres. Por eso hacen la siguiente pregunta: "¿Pues quién podrá salvarse?"

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,26
Siendo los ricos muy pocos en comparación de los pobres, es necesario tener presente que los discípulos cuentan entre los pobres a todos los que ambicionan las riquezas.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,2
El evangelista demuestra, como consecuencia de lo dicho, la necesidad que tenemos del auxilio de Dios y de su gracia abundante, para que podamos dirigirnos bien en el uso de las riquezas. De aquí lo que sigue: "Y mirándolos Jesús, les dijo: Esto es imposible para los hombres, mas para Dios todo es posible". Significa el evangelista por las palabras: "Y mirándolos Jesús", que el Señor mitigó con la dulzura de sus ojos el temor que abrigaban las almas de los discípulos.

Remigio
No debe tomarse el pasaje del que hablamos en el sentido de que es posible para Dios que entre en el Reino de los Cielos el hombre codicioso, avaro y soberbio, sino en el sentido de que es posible que se convierta y de esta manera entre en el Reino de los Cielos.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 63,2
No dice el Señor todo esto con el objeto de que permanezcamos en la inacción y nos abstengamos de obrar porque se nos figuren las cosas como imposibles, sino para que levantemos los ojos hacia la grandeza de la justicia de Dios y saltemos por encima de todo después de haber invocado a Dios.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIX.

2 Christ healeth the sicke: 3 answereth the Pharisees concerning diuorcement: 10 sheweth when mariage is necessary: 13 receiueth litle children: 16 instructeth the yong man how to attaine eternall life, 20 and how to be perfect: 23 telleth his disciples how hard it is for a rich man to enter into the kingdom of God, 27 and promiseth reward to those that forsake any thing, to follow him.
1 And it came to passe, [ Mar_10:1.] that when Iesus had finished these sayings, he departed from Galilee, and came into the coastes of Iudea, beyond Iordane:
2 And great multitudes followed him, and he healed them there.
3 The Pharisees also came vnto him, tempting him, and saying vnto him, Is it lawfull for a man to put away his wife for euery cause?
4 And hee answered, and said vnto them, Haue ye not read, [ Gen_1:27.] that he which made them at the beginning, made them male and female?
5 And said, [ Gen_2:24; Eph_5:31.] For this cause shall a man leaue father and mother, and shall cleaue to his wife: and [ 1Co_6:16.] they twaine shalbe one flesh.
6 Wherefore they are no more twaine, but one flesh. What therefore God hath ioyned together, let not man put asunder.
7 They say vnto him, [ Deu_24:1.] Why did Moses then command to giue a writing of diuorcement, and to put her away?
8 Hee saith vnto them, Moses, because of the hardnesse of your hearts,

[Little children.]

suffered you to put away your wiues: but from the beginning it was not so.
9 [ Mat_5:32 ; Mar_10:11 Luk_16:18 ; 1Co_7:11 .] And I say vnto you, Whosoeuer shall put away his wife, except it be for fornication, and shall marry another, committeth adultery: and whoso marrieth her which is put away, doth commit adultery.
10 His disciples say vnto him, If the case of the man be so with his wife, it is not good to marrie.
11 But hee said vnto them, All men cannot receiue this saying, saue they to whom it is giuen.
12 For there are some Eunuches, which were so borne from their mothers wombe: and there are some Eunuches, which were made Eunuches of men: and there be Eunuches, which haue made themselues Eunuches for the kingdome of heauens sake. He that is able to receiue it, let him receiue it.
13 [ Mark. 10.13; Luk_18:15 .] Then were there brought vnto him little children, that he should put his hands on them, and pray: and the disciples rebuked them.
14 But Iesus said, Suffer little children, and forbid them not to come vnto me: for of such is ye kingdome of heauen.
15 And he laide his hands on them, and departed thence.
16 [ Mar_10:17 ; Luk_18:18 .] And behold, one came and said vnto him, Good master, what good thing shall I do, that I may haue eternall life?
17 And he said vnto him, Why callest thou me good? there is none good but one, that is God: but if thou wilt enter into life, keep the commandements.
18 He saith vnto him, Which? Iesus said, [ Exo_10:13 .] Thou shalt do no murder, Thou shalt not commit adultery, Thou shalt not steale, Thou shalt not beare false witnesse,
19 Honour thy father and thy mother: and, Thou shalt loue thy neighbour as thy selfe.
20 The young man saith vnto him, All these things haue I kept from my youth vp: what lacke I yet?
21 Iesus said vnto him, If thou wilt be perfect, goe and sell that thou hast, and giue to the poore, and thou shalt haue treasure in heauen: and come and follow me.
22 But when the young man heard that saying, he went away sorrowfull: for he had great possessions.
23 Then said Iesus vnto his disciples,

[The first, last.]

Uerely I say vnto you, that a rich man shall hardly enter into the kingdome of heauen.
24 And againe I say vnto you, It is easier for a camel to goe thorow the eye of a needle, then for a rich man to enter into the kingdome of God.
25 When his disciples heard it, they were exceedingly amazed, saying, Who then can be saued?
26 But Iesus beheld them, and said vnto them, With men this is vnpossible, but with God al things are possible.
27 [ Mark.10.28; Luk_18:28 .] Then answered Peter, and said vnto him, Behold, we haue forsaken all, and followed thee, what shall we haue therefore?
28 And Iesus said vnto them, Uerily I say vnto you, that ye which haue followed me, in the regeneration when the Sonne of man shal sit in the throne of his glory, [ Luk_22:30 .] ye also shal sit vpon twelue thrones, iudging the twelue tribes of Israel.
29 And euery one that hath forsaken houses, or brethren, or sisters, or father, or mother, or wife, or children, or lands, for my Names sake, shall receiue an hundred fold, and shall inherite euerlasting life.
30 [ Mat_20:16 ; Mar_10:31 ; Luk_13:30 .] But many that are first, shall be last, and the last shall be first.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Un joven rico (ver Mar. 10:17-27; Luc. 18:18-27). Este era otro choque para la escala de valores de los discípulos. El hombre era rico, era moral y ansiaba la vida eterna, el recluta ideal para ser discípulo en el grupo. Verle despachado por Jesús les asombraba. Si este joven no podía ser salvo, ¿quién podría serlo (25)?

La pregunta del varón asume que la vida eterna podría alcanzarse por medio de la realización de alguna cosa buena (¿un acto conspicuo de caridad?). Recalcando la bondad de Dios (17) Jesús pone en tela de duda la idea de la bondad de este hombre; esta se halla en relación con Dios, pero no por medio de buenas obras pensadas por nosotros. El obedecer los mandamientos de Dios es reflejar su bondad, y este joven lo había intentado. Pero él mismo era consciente de que algo le faltaba, y estaba buscando algo adicional para realizar. La respuesta de Jesús en el v. 21 era realmente algo que debía hacer, pero algo tan radical que socavaría todo su estilo de vida y dejaría todo a la disposición de Dios.

Sin embargo, Jesús no requería que todos sus seguidores fuesen derrotados. Sus demandas variaban para diferentes individuos y situaciones. Pero nosotros debemos tener cuidado de no usar esta verdad como una ruta conveniente de escape. El hecho de que Jesús no pedía a todos sus seguidores que vendieran todas sus posesiones sólo da paz al tipo de persona a quien él haría tal petición (R. H. Gundry).

Los vv. 23-26 empeoran la cosa. El cuadro lleno de humor de un camello procurando pasar por el ojo de una aguja, significa, como los discípulos bien lo entendieron, que no sólo es difícil sino imposible que una persona rica sea salva. La respuesta consiste en reconocer que lo imposible humanamente es posible para Dios. La salvación no se gana con riquezas o propiedades; el reino de Dios da vuelta a todas las evaluaciones y posibilidades humanas.

Notas. 16, 17 En Mar., el varón mencionado calificó a Jesús de bueno, y Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Mateo, al eliminar esta parte del diálogo, se cuida de la deducción falsa de que Jesús no sea bueno y no sea Dios. 24 La idea romántica de que el ojo de una aguja era el nombre de un angosto portón en la muralla de la ciudad no tiene fundamento histórico alguno; el cuadro es deliberadamente grotesco.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El joven rico. Jesús reivindica una idea de los profetas: la riqueza puede ser un enorme obstáculo en el camino hacia el reino. Este pasaje evangélico es, probablemente, uno de los que más ha influido en la historia del cristianismo. Al joven rico le parece excesivo el precio que tiene que pagar para entrar en el discipulado de Jesús, porque era muy rico (22). Él esperaba de Jesús otra cosa: que le hubiese mandado hacer obras buenas, dar limosna en mayor cantidad, algo que pudiese hacer desde su riqueza sin perturbar su vida. ¡Pero a Dios no le damos nada hasta que no le damos todo!
Estas palabras de Jesús han inspirado formas radicales de seguimiento, como la inaugurada por Francisco de Asís, que entregó todos sus bienes a los pobres; la tradición de la Iglesia elaboró a partir de aquí la idea de los «consejos evangélicos», que no son obligatorios para todos, distintos de los «preceptos». Sin embargo, la palabra que Jesús dirige al joven no es un consejo, sino un imperativo personal e ineludible (21). La renuncia a los bienes materiales no es un consejo que se pueda seguir o no, sino una exigencia absoluta y obligatoria siempre que el mantenimiento de esas posesiones se convierta en un obstáculo para la aceptación del reino y para el seguimiento de Jesús. No se puede servir a Dios y al dinero.
A continuación sigue el diálogo de Jesús con sus discípulos acerca del impedimento que representan las riquezas para entrar en el reino de los cielos (23-26). La imagen del camello y la aguja es una exageración oriental que trata de mostrar la imposibilidad de romper con el prestigio y el poder que dan las riquezas.
Los discípulos cumplen los dos requisitos que Jesús puso al joven rico: lo han dejado todo y le han seguido; por eso, su recompensa será la plenitud de la vida, anticipada ya en la vida presente. La promesa de Jesús se amplía a todos aquellos que hayan abandonado todo por su causa y, en definitiva, a todos los creyentes. El premio es seguro y mucho mayor que el que uno pueda imaginar, aunque en el reino de Dios nadie tiene asegurado definitivamente el puesto (30). Los doce tronos de gloria no son otra cosa que la exigente tarea de servir y animar al pueblo de Dios en su camino hacia el reino.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. Esta era una cuestión candente y muy controvertida entre los doctores judíos que aceptaban la legitimidad del divorcio ( Deu_24:1-4), pero discrepaban acerca de las causas que lo justificaban. Para unos, sólo se podía recurrir al divorcio por infidelidad, mientras que para otros, bastaban motivos de menor importancia.

4. Gen_1:27.

5. Gen_2:24.

12. Los discípulos sacan como conclusión que los que no se casan están en mejores condiciones que los casados, debido a que no tienen que afrontar las dificultades familiares. Pero la alabanza que hace Jesús del celibato no se debe a esas razones egoístas, sino a otra de carácter muy superior, que es la consagración al Reino de Dios. Ver 1Co_7:25-35.

14. Ver 18. 3.

18-19. Exo_20:12-16; Deu_5:16-20; Lev_19:18.

28. "En la regeneración del mundo": esta expresión se refiere a la restauración mesiánica comenzada por Jesucristo, que alcanzará su plenitud al fin de los tiempos. Ver 1Co_6:3.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Los tres primeros evangelios reseñan este episodio, pero Mateo es quien describe con más precisión el diálogo entre Jesús y el joven. Éste cumple los mandamientos (vv. 18-20) y pregunta a Jesús qué más «obras buenas» (vv. 16.20) debe hacer. Jesús, con su primera respuesta (v. 17), ya lo prepara para la exigencia final (v. 21): «No se trata aquí solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre y amorosa a la voluntad del Padre» (Juan Pablo II, Verit. spl. 19).

En este sentido, tanto este episodio como el anterior sobre el matrimonio (cfr 19,1-12) reflejan perfectamente la plenitud y perfeccionamiento de la Ley que se dan en quienes viven según el estilo de vida y la doctrina de Cristo. El Señor enseña la indisolubilidad del matrimonio y exige el cumplimiento de los mandamientos; pero también pide el celibato y el desprendimiento de todos los bienes por el Reino de los Cielos a quienes se les hayan otorgado esos dones.

Tras la marcha del joven rico, Jesús expone la doctrina sobre las riquezas (cfr nota a Mc 10,23-31). Después, ante la pregunta de Pedro, explica el destino de quien ha seguido sinceramente a Cristo: seguir a Jesús supone creer en una «regeneración» (v. 28), en un nuevo nacimiento, en el que se dará una auténtica inversión de valores. Quienes ahora parecen despreciados, serán los jueces; quienes parecen el desecho, serán los primeros; todo cuanto uno entregue ahora lo encontrará multiplicado por cien.


Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

τρυπήματος Treg NA28 RP ] τρήματος WH
  • εἰσελθεῖν WH Treg ] διελθεῖν NA28 RP
  • εἰς τὴν βασιλείαν τοῦ θεοῦ WH ] εἰσελθεῖν εἰς … τοῦ θεοῦ NA28; εἰς … τοῦ θεοῦ εἰσελθεῖν RP; εἰσελθεῖν εἰς τὴν βασιλείαν τῶν οὐρανῶν Treg

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*19-20 La novedad del reino de Dios que Jesús anuncia y hace presente promueve un ideal alternativo de relaciones sociales y una forma diferente de entender la vida. Jesús desarrolla aquí este ideal: la relación del varón y de la mujer (Mat 19:3-12), la consideración de los niños (Mat 19:13-15), la actitud ante el dinero (Mat 19:16-29) y, por fin, la paradójica asunción por parte de Jesús del papel de un esclavo (Mat 20:20-28).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 19.3 Mt 6.14-15.

[2] 19.4 Entre los rabinos judíos se discutía sobre la interpretación de la ley de Dt 24.1: los seguidores del rabino Shammai eran muy estrictos, y permitían el divorcio únicamente en caso de adulterio; los seguidores de Hillel lo permitían por varios motivos, incluso por algunos bastante leves.

[3] 19.5 Gn 1.27; 5.2.

[4] 19.7 Gn 2.24.

[5] 19.9 Dt 24.1-4; Mt 5.31.

[6] 19.9 Una unión ilegal: Véase 5.32 n.

[7] 19.12 Mt 5.32; 1 Co 7.10-11.

[8] 19.13-14 Cf. 1 Co 7.1-9.

[9] 19.16 Mt 18.2-4.

[10] 19.17 Lc 10.25.

[11] 19.18-19 Lv 18.5.

[12] 19.19 Ex 20.12-16; Dt 5.16-20.

[13] 19.28 Lv 19.18; Mt 22.39; Stg 2.8.

[14] 19.28 El tiempo en que todo sea renovado: Cf. Is 65.17; 66.22; Ap 21.1-5.

[15] 19.30 Mt 25.31; Lc 22.30; cf. Dn 7.9-14.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Mar 10:25; Luc 18:25; 1Ti 6:17; Stg 1:11; Stg 5:1-6

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_1:26

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_1:26

Torres Amat (1825)



[12] Aquel que se sienta capaz de esa resolución, tómela.

[26] Con la gracia de Dios pueden los hombres usar bien las riquezas y ganar con ellas el cielo.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

ojo de aguja... Prob. referencia a una pequeña puerta en el muro de Jerusalén.

Jünemann (1992)


24 e. Proverbio rabínico; Sentido: imposible es que se salve un rico amante de las riquezas.