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Los dos ciegos de Jericó.
Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre. (Mateo 20, 29) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 20.
C risto, que había dejado Galilea (Mat_19:1), entrando en la región de Judea, va a subir a Jerusalén. Debió de atravesar el Jordán, pues aparecerá en Jericó. Precisamente el capítulo 21 de Mt presenta a Jesús en Âetfage, cerca de Jerusalén (Mat_21:1). Esta ida de Jesús a Jerusalén es la subida al Calvario. Precisamente se lo va a anunciar por tercera vez a los apóstoles en esta subida definitiva a Jerusalén. De aquí la doctrina que va a darse en estos capítulos. Jesús es plenamente consciente de su destino y de su obra.

Parábola de los obreros enviados a la viña,Mat_20:1-16.
1 Porque el reino de los cielos es semejante a un amo que salió muy de mañana a ajustar obreros para su viña. 2 Convenido con ellos en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió también a la hora de tercia y vio a otros que estaban ociosos en la plaza. 4 Díjoles: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo justo. 5 Y se fueron. De nuevo salió hacia la hora de sexta y de nona e hizo lo mismo, 6 y, saliendo cerca de la hora undécima, encontró a otros que estaban allí, y les dijo: ¿Cómo estáis aquí sin hacer labor en todo el día? 7 Dijéronle ellos: Porque nadie nos ha ajustado. El les dijo: Id también vosotros a mi viña. 8 Llegada la tarde, dijo el amo de la viña a su administrador: Llama a los obreros y dales su salario, desde los últimos hasta los primeros. 9 Vinieron los de la hora undécima y recibieron un denario. 10 Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más, pero también ellos recibieron un denario. 11 Al cogerlo murmuraban contra el amo, 12 diciendo: Estos postreros han trabajado sólo una hora, y los has igualado con los que hemos llevado el peso del día y el calor. 13 Y él respondió a uno de ellos, diciéndole: Amigo, no te hago agravio: ¿no has convenido conmigo un denario? 14Toma lo tuyo y vete. Yo quiero dar a este postrero lo mismo que a ti. 15 ¿No puedo hacer lo que quiero de mis bienes? ¿O has de ver con mal ojo porque yo sea bueno? 6 Así, los postreros serán los primeros, y los primeros, postreros. Porque son muchos los llamados, mas pocos los escogidos.

Parábola propia de Mt. Consta de muchos rasgos irreales, que es artificio pedagógico para que se destaque bien la enseñanza fundamental que quiere hacerse.
La escena, fundamentalmente, está tomada del medio ambiente palestino. Un señor dueño de una viña necesita jornaleros. Estos solían reunirse en una plaza, donde se hacía fácilmente la contrata. Pero ya en esta búsqueda de trabajadores se acusan elementos artificiales. Este amo sale a buscar operarios en diversas horas del día, cuando el trabajo requería los servicios ya desde la mañana.
Los judíos dividían el día, desde la salida del sol hasta el ocaso, en doce horas. Pero el uso ordinario utilizaba normalmente las horas de tercia (de las nueve al mediodía), sexta (del mediodía hasta las tres) y nona (desde las tres a la puesta del sol) 1.
Aquí sale este dueño de la viña a buscar operarios muy de mañana, a la hora de tercia, sexta, nona y undécima.
Ya a primera hora contrata operarios para su viña. El jornal se fijó en un denario al día. Es el equivalente que Tobías ofrece al guía de su hijo (Tob_5:13-15).
Lo mismo repite en las diversas horas señaladas, y nuevamente los contrata por aquel día, y os daré lo justo (v.4).
Rasgos improbables es el que estén allí todo el día ociosos y el que el señor les pregunte qué hacen allí, lo mismo que el responderle que nadie los contrató.
Llegada la tarde, el señor manda a su administrador que llame a los viñadores y les dé su salario. Se decía en la Ley: al trabajador dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita (Deu_24:15; cf. Lev_19:13).
Pero, al pagarse los jornales, a todos se les daba un denario. Y los que habían ido a trabajar a la viña en las primeras horas, y que habían cargado con más trabajo, murmuraban contra el dueño porque había igualado a todos en el jornal.
Mas él responde a las quejas de estos primeros que no les hace agravio. Convinieron en lo que era justo, y ese jornal se les entrega. Pero él es muy dueño de sus bienes y de hacer con ellos lo que quiera. A los primeros no les hace agravio, pues les da lo justo; pero con los otros quiere usar de magnificencia.
Por eso ellos no han de ver con mal ojo, con malevolencia, envidia, su conducta, pues fue con unos justo y con otros generoso.
El pasaje termina de la siguiente manera: Así, los postreros serán los primeros, y los primeros los postreros. Porque muchos son los llamados, mas pocos los escogidos (v. 16).
El v. l6 b es aquí de autenticidad muy discutida 2. Parece proceder de Mat_22:14.
El v.l6 a plantea un problema que puede afectar a toda la interpretación de la parábola.
Si se admite (Calmet, Fonck, etc.) que el v.16 a los postreros serán los primeros, y los primeros. sería parte de interpretación de la parábola, su sentido sería: que los primeros en ingresar en el reino deberían haber sido los judíos (Mat_8:11.12); mas, por negligencia y culpabilidad, vendrían a ser los últimos (Rom c.10 y 11), mientras que los gentiles vendrían a ser de hecho los primeros en su ingreso en la Iglesia. Ya, sin más, se ve que esto es muy artificioso en el cuadro de la parábola. San Juan Crisóstomo había observado que Jesús no deduce esta sentencia de la parábola. Puesto que los primeros no vienen a ser (en ella) los últimos; al contrario, todos reciben la misma recompensa 3. Esta argumentación es evidente. Esta conclusión, como en otros pasajes del evangelio, sólo tiene carácter de apéndice por una cierta analogía y oportunidad con el desarrollo de la misma, incluso, v.gr., con la materialidad de los primeros y últimos obreros llamados en la parábola.
La doctrina formal que se destaca en la parábola es la absoluta libertad y bondad de Dios en la distribución de sus bienes. Si a unos, que trabajaron más, les paga lo convenido, es justo en su obrar; si a otros, que trabajaron menos, les da igual, con lo que puedan vivir los suyos, es efecto de magnanimidad. Es una parábola con la que Cristo, seguramente, responde a las críticas farisaicas de buscar, aparte de gentes buenas, a publícanos y pecadores, llamándolos e ingresándolos a todos en su reino. ¿Por qué esta diversidad de dones, y por qué esta diversidad de horas? Porque Dios, pleno de bondad, es dueño absoluto de repartir sus dones 4. E implicado en ello está el contraste, destacado en el mismo pasaje (v.15b), entre la bondad desbordada de Dios y la estrechez mezquina y crítica del fariseísmo malo.
La enseñanza tenía una oportuna aplicación en la Iglesia primitiva, no sólo por los orígenes de muchos de los que ingresaron en la fe, comenzando por los mismos apóstoles (cf. 1Co_1:26-29), y seguidos por multitud de pecadores.
Otras interpretaciones de elementos alegóricos, más que enseñanzas doctrinales secundarias de la parábola, quizá sean acomodaciones hechas sobre la misma 5.

Tercer anuncio de ¡a pasión,1Co_29:17-19 (Mar_10:32-34; Luc_18:31-34).
17 Subía Jesús a Jerusalén y, tomando aparte a los doce discípulos, les dijo por el camino: 18 Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte, 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará.

Esta tercera predicción sobre su pasión y muerte está descrita muy minuciosamente: la más de todas. Si Cristo se atuvo en su enunciación literaria al género profético, de núcleo claro y contornos más oscuros que se hacen claros a la hora de su cumplimiento, esta redacción es la que estaría más matizada con el cumplimiento de los hechos. Cristo está consciente de su muerte y de su resurrección. En cambio, los apóstoles aparecen en una situación semejante a la que tuvieron en las dos primeras predicciones, las cuales tuvieron lugar antes y después de la transfiguración, que debía iluminar, como vértice, la grandeza de Cristo. Pero la incomprensión (Lc-Mc), el asombro (Mc) estaba aún en ellos por no poder compaginar el medio ambiente de un Mesías terreno y triunfador con la perspectiva de muerte que Cristo les ponía de su mesianismo 5. El anuncio por tercera vez más que debido a la afición de Mt por el número tres, debe de ser histórico, por la confirmación de los sinópticos.

La petición de la mujer del Zebedeo,Luc_20:20-23 (Mar_10:35-45).
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose, para pedirle algo. 2 l Díjole El: ¿Qué quieres? Ella contestó: Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu reino. 22 Respondiendo Jesús, le dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber? Dijéronle: Podemos. 23 El les respondió: Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo; es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre.

Mt-Mc, que son los que narran este episodio, lo ponen inmediatamente después de la tercera predicción de la pasión. La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de su reino espiritual.
En Mt-Mc hay una divergencia narrativa, debida acaso a las fuentes. En Mc la petición se la hacen directamente a Cristo Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo; en Mt, su madre, Salomé (Mar_15:40; cf. Mat_27:56). Procedimientos semejantes se encuentran en los evangelios (cf. Mat_8:5-13, comparado con Luc_7:1-10).
Se pide para Santiago y Juan los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe como terreno (Hec_1:6). La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder 6. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una serie 7. Se pensó si tuvieron esta pretensión basándose en posibles razones de parentesco (Jua_19:25), lo que pudiera tener más fuerza en las costumbres orientales de vinculación a la familia, tribu o clan.
En la respuesta de Cristo hay dos partes, que acaso pudieran responder a dos temas combinados.
Con el primero les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor. ¿Podrán ellos beber el cáliz que a El le aguarda, y ser bautizados en el bautismo de su pasión? Se ve que este tema no responde directamente a la petición que le hacen; más directamente es el segundo, aunque sea para hablarles del plan del Padre. Por eso, la primera parte puede ser histórica en este momento, pero también podría tener un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio testimonio estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
La literatura judía presenta frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su uso de los festines (Sal 16;5; Jua_23:5; Jua_116:13; Lam_4:21); pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia (Sal_75:9; Isa_51:17.22; Eze_23:31-33; Rev_15:7.16). El mismo sentido tiene en la literatura rabínica 8. El cáliz que Cristo bebería era el de su pasión y muerte (Mat_26:39 par.; Jua_18:11).
En Mc se les pregunta además si están dispuestos a recibir el bautismo (âÜðôéóìá) con que yo voy a ser bautizado. Este bautismo de Cristo es igualmente la inmersión total en su pasión y su muerte (Luc_12:50). Era expresión usada también en la lengua profana para indicar el ser afectados por males muy grandes 9.
A la pregunta que les hace Cristo si estarían dispuestos a beber este cáliz y a sumergirse, como El, en este bautismo de dolor, le respondieron que sí. No era un respuesta de fácil inconsciencia. Y Cristo les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. Pero no se ve exigencia, por este vaticinio, cíe que ambos hubiesen de tener que sufrir lo mismo que Cristo, sino ser sumergidos, bautizados, como indica el nombre, en una fuerte pasión.
De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de Agripa I (Hec_12:2), siendo decapitado 10. Juan murió en edad muy avanzada (Jua_21:23), de muerte natural. Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió ante portam latinam el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró milagrosamente 11.
Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones (Luc_9:54). Pero había en esta petición un plan más profundo del Padre que no competía a Cristo el cambiarlo; había en todo ello una predestinación (cf. Jua_6:37.44): Dios dispone libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo. A la hora de escribirse este relato, los judíos por su fe y los cristianos por la suya, solían morir por ella.

Protesta de los apóstoles y lección de servidumbre,Jua_20:24-28
(Mar_10:41-45; cf. Luc_22:24-30).
24 Oyéndolo, los diez se enojaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús, llamándolos a sí, les dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas. 26 No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, 27 y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro esclavo, 28 así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos.

Esta pretensión y proposición de los hijos del Zebedeo la oyeron los otros diez no se dice si al hacerla allí mismo y se indignaron contra los dos hermanos. Acaso esta protesta abierta fue separados de ellos. Al ver aquella disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino (Luc_22:30). Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo.
En el mundo, los que gobiernan las naciones fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles comprendieron y asumieron como mision el hecho politico y social desigual de su epoca. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de algunos de los procuradores romanos.
Pero, si esto sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así entre vosotros, que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las doce tribus de Israel. Al contrario, la idea se da con todo el grafismo oriental. El que quiera llegar a ser grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor (äéÜêïíïò). Õ el que quiera ser el primero entre vosotros, deberá ser vuestro esclavo (äïýëïò). Las frases son demasiado comprensibles en su misma hipérbole. No ha de haber ansias ni apetencias de los puestos del reino, puesto que éstos no son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de esclavo. Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser esclavo de todos (Mc). Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser esclavo.
Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a ser servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido, sino a servir (äéá÷ïíçóïê); al contrario, vino a dar su vida (øõ÷çí) como rescate de muchos. Esta enseñanza de Cristo tiene una gran portada dogmática.
a) Rescate. La expresión rescate que aquí se usa (ëýôñïí) ha de ser precisada.
Esta palabra griega aquí usada aparece usada veinte veces en la versión de los LXX del A.T. 12 Siempre traduce a cuatro palabras hebreas, que significan:
1) La compensación ofrecida en dinero por causa de una muerte o de una ofensa grave.
2) El precio pagado por un objeto.
3) El precio pagado por el rescate de un esclavo o de un cautivo para libertarlo.
4) En el libro de los Números significa incluso la liberación por sustitución. Así, los levitas sustituyen a los primogénitos en el servicio del templo (Num_3:12).
Por eso, el uso bíblico impone indudablemente al término la idea de rescate; y, de todos los términos hebreos, el que mejor responde a esta idea es el término kofer, porque designa exclusivamente la liberación por rescate.
El uso corriente también daba, en la época de Cristo, a este término la idea de liberación por rescate. En el lenguaje de la koine, en inscripciones y papiros, y en el clásico, este término se usaba en ocasiones para indicar el precio del rescate de un esclavo. Y a veces, con este término, se expresaba una liberación mediante un sacrificio. Así, Filón de Biblos cuenta que los reyes fenicios tenían la costumbre, en las calamidades públicas, de aplacar a los dioses, y salvar así a todo el pueblo, entregando a la muerte, como ëýôñïí, rescate, al más querido de sus hijos 13.
Por tanto, en el primer siglo de nuestra era, la palabra ëýôñïí evocaba de un modo totalmente natural la idea de precio pagado por una liberación, y como este precio podía ser, a veces, una persona (Num_3:12; y el ejemplo citado por Filón de Biblos), no había posibilidad de extrañeza de entender que el Hijo del hombre iba a dar su vida en rescate por los otros. 14 Precisamente San Pablo dirá cómo eran los hombres esclavos del pecado (Rom_6:20), del cual Cristo los liberó (v.22) con su muerte.
Por eso es insostenible el interpretar metafóricamente este término, en el sentido de que este rescate era por el buen ejemplo que Cristo daba, sus ejemplos, su doctrina, etc.15 En este ambiente, tanto bíblico como el profano contemporáneo de Cristo, la expresión dar su vida en rescate por los no puede tener otro sentido que el que su muerte es el rescate, el precio, por tanto, del rescate de los hombres. Y, en consecuencia, que su muerte tiene un valor de expiación y de liberación en los hombres, de una deuda, que, naturalmente, es el pecado. Sin embargo, San Pablo, que insiste tanto en esta doctrina, no utiliza este término estricto para exponerla (1Ti_2:6; Tit_2:14). Prueba de la no interferencia del paulinismo en la redacción evangélica de esta doctrina.
b) Por muchos. Este beneficio de la muerte de Cristo va a aprovechar (áíôß) a muchos (ðïëëþí). La frase literaria podría desorientar, como si la redención de Cristo no fuese por todos los hombres, sino sólo por algunos, aunque éstos fue se ç muchos.
En primer lugar, esta forma muchos es evidentemente equivalente a todos los hombres en San Pablo. En un mismo pasaje permuta, para hablar de la redención de todos los hombres, el término muchos con todos (Rom_5:15.18.19).
A esto se añade que se trata de un semitismo. Esta palabra corresponde al hebreo rabbím. Y rabbím en hebreo postbíblico no significa muchos pura y simplemente, sino la multitud en general, el pueblo, es decir, todos los seres humanos sin distinción 16. Pero es, sobre todo, el influjo del pasaje de Isaías (Rom_53:11-12) del Siervo de Yahvé, en el que se dice que El expiará el pecado por muchos, que es la obra redentiva.
Lc, en 22:24-27, refiere este mismo tema del servicio, pero omite el final, en el que se dice que Cristo no vino a ser servido, sino a dar la vida por todos. Se pretendía un influjo del paulinismo. Pero Pablo no utiliza el término ëýôñïí, en esta forma estricta; aparte que el enfoque de este pasaje por Lc tiene otra finalidad que la de Mt-Mc.
Pretende dar a las diversas categorías de fieles helenísticos el concepto de servicio y prontitud en el mismo. Ni hay el menor inconveniente que esta frase ausente en Lc, acaso por ausencia en su fuente, esté en Mt-Mc en un contexto lógico, procedente de otra situación literaria.

Curación de dos ciegos, 20:29-34
(Mar_10:46-52; Luc_18:35-43; cf. Mat_9:27-31).
29 Al salir de Jericó les seguía una muchedumbre numerosa. 30 Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, oyeron que pasaba Jesús y comenzaron a gritar, diciendo: ¡Señor, ten piedad de nosotros, Hijo de David! 31La multitud les reprendía para hacerles callar, pero ellos gritaban con más fuerza diciendo: ¡Señor, ten piedad de nosotros, Hijo de David! 32 Se paró Jesús, y llamándolos, les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Dijéronle: Señor, que se abran nuestros ojos. 34 Compadecido Jesús, tocó sus ojos, y al instante recobraron la vista, y seguían en pos de El.

Mt-Mc colocan inmediatamente después de la petición de la mujer del Zebedeo la escena de la curación de estos ciegos; Lc, en cambio, suprimiendo la escena de los hijos del Zebedeo, acaso por tener menos interés para sus lectores gentiles, intercala el pasaje de Zaqueo. En todo caso, Cristo está subiendo camino de Jerusalén. Y en esta ruta llega a Jericó. Aquí se localiza la escena 17.
En la situación local de este pasaje hay una dificultad clásica.
Mt-Mc la localizan cuando Jesús y los suyos salen de Jericó. Lc, en cambio, la localiza cuando Jesús se acerca, en su venida a Jericó. Las soluciones propuestas son varias. Se indican las principales.
Una sería suponer una citación quoad sensum, sin cuidar excesivamente de un intento de detalle local, o suponer también lo que en otras ocasiones hace el mismo Le: que adelanta literariamente la narración de la curación de este ciego, por concentrar principalmente su narración en la escena de Zaqueo y la parábola de las minas 18, lo que modificará literariamente este detalle.
También se ha propuesto como solución un procedimiento redaccional de Lc. En Jericó narra la conversión de Zaqueo; al salir de Jericó, o fuera de ella, pero narrada a continuación, tiene la parábola de las minas; por eso situaría Lc la escena de los ciegos al acercarse a Jericó. Sería un procedimiento topográfico redaccional (Osty).
El segundo problema es el número de ciegos. Mt pone dos; Mc-Lc, uno, dando el nombre del mismo, Bartimeo = hijo de Timeo. Las soluciones propuestas son las siguientes:
Se trata de dos ciegos; si no, Mt no tendría motivo para fijar este número. Si Mc-Lc se fijan en uno, del que dan el nombre, acaso se debe a que sólo uno pasó, por más conocido, a la catequesis y a esos dos evangelios. ¿Acaso hacían falta dos testigos para testificar el mesianismo de Cristo? (v.30c).
Otra solución es que se trataría de una condensación complementaria hecha por Mt de dos curaciones individuales e independientes hechas por Mc (Mat_8:22-26; Mat_10:46-52 = Mat_20:29-34).
Cristo muestra en esta escena un gesto de comprensión y se diría de servicio, a tono con el pasaje anterior.
¿Por qué la turba manda callar a los ciegos? Podría ser por un gesto de admiración a Cristo, sobre todo si lo rodeaban o hablaban con EL Acaso por reflejarse aquí el ambiente del capítulo 17 de los Salmos de Salomón, en los que el aspecto misericordioso del Mesías cede al aspecto del Mesías destructor de sus enemigos (Bonnard); aunque otra cosa refleja Mat_12:23.
En Mt la curación se hace tocando sus ojos; Mt gusta describir a Cristo uniendo el gesto a la palabra.
En la escena se le aclama Hijo de David. Esta expresión era título mesiánico 19. En Mt sale varias veces (Mat_9:27; Mat_12:23; Mat_15:22; Mat_21:9.15). Para explicar cómo aparece en boca de estos ciegos este título mesiánico no hace falta recurrir a un préstamo del evangelista; a esta altura de la vida de Cristo, ya había la sospecha en muchos y la creencia de que era el Mesías. Los ciegos podían oírlo allí mismo, entre las gentes y posibles aclamaciones que venían con Cristo: muchedumbre numerosa (Mt). Era lo anunciado por Is (Mat_29:18b).
También le llaman Señor (xópte). En Mt es normal este título para resaltar la divinidad de Cristo. Con él le proclamaba la primera generación cristiana. En Mc (v.51) se le llama Maestro, y en Lc (v.41), también Señor, probablemente con el mismo sentido que en Mt.

1 Dict. de la Bible II col.63ss. 2 Nestlé, N.T. graece et latine (1928) ap. crít. a Mat_20:16. 3 Mg 58:614. 4 Lebreton, La vie et l'enseignement. vers. esp. (1942) II p.99-106; Brunec, Multi vocati, pauci electi: VD (1948) 88-97.129-143.277-290. 5 Cf. Vosté,Parabolae selectas. (1933) I p.413.431; Buzy, Les parábales. (1932) p.205-237; J. Dupont, La parábale des ouvñers de la vigne (Mat_20:1-16): Nouvelle Rev. Théol. (1957) p.785-797; Vargha, Operarii in vinea: VD (1928) 302-304; J. Duplacy, Le maítre ge'néreux et les ouvñers égo'istes (Mat_20:1-16): Bibl. et Vie Chrét. (1962) p.16-30; J. B. Bauer, Gnadenlohn oder Tageslohn? (Mat_20:8-16): Bibl. (1961) p.224-228; J. Jeremías, Die Gleichnisse Jesu, vers. esp. (1970) p.46-49. 5 J. Schmid, Das Evangelium Nach Markus (1958) P.40. 6 Strack-B., Kommentar. I p.835ss. 7 Josefo, Antiq. VI 11:9. 8 Strack-B., Kommentar. I p.836-838. 9 Pap. P. 47:13; Josefo, BI IV 3:3. 10 Cf. Eusebio, Hist. eccl. II 9:3. 11 Tertuliano, De praescñpt.: MG 2:49; cf. San Jerónimo: Mal_26:143. 12 Hatche et redpath, Concórdame to the Septuagint. 13 Eusebio De C., Praepar. evang.: MG 21:95. 14 Sobre todo esto, cf. Plrot',évang. s. St. Marc (1946) p.350-351; cf. Büchael, art. ?????? , en Th. Wórt. ? . ? ., p.341ss. 15 J. B. Frey, en Rev. Bib. (1916) 58-60. 16 D. Gonzalo maeso, Ilustraciones eucarísticas (1957) p.206 nota 3; Barrett, The Background of Mark 10:45: New Testament Essays (Studies in Memory of T. W. Manson, 1959) 1-18; J. A. Emerton, The Aramaic Background of Mark 10:45: The Journal of Theolog. Studies (1960) p.334ss. 17 Pillarrella, Sedebat secus viam mendicans (Luc_18:35): Pal. Cler (1959) 0.1085-1087. 18 A. Fernández, Vida de Jesucristo (1954) p.493; sobre las diversas interpretaciones cf. Simón-Dorado, Praelectiones biblicae N.T. (1947) p.799-800; Osty, 'évang. s. St. Lúe, en La Sainte Bible de Jérusalem 132-133. 19 Salmos de Salomón 17:23; Strack-B., Kommentar. I p.640.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 20

4. PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA (MT/20/01-16).

1. El reino de los cielos se parece a un propietario que salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. 2 Y habiendo convenido con ellos a denario la jornada, los envió a su viña. 3 Salió luego hacia la hora tercia y, al ver a otros que estaban en la plaza desocupados, 4 les dijo igualmente: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. 5 Y ellos fueron. Nuevamente salió hacia la hora sexta y a la nona, e hizo exactamente igual. 6 Salió aún hacia la hora undécima y encontró a otros que estaban allí, y les pregunta: ¿Cómo estáis aquí todo el día sin trabajar? 7 Ellos le responden: Es que nadie nos ha contratado. El les dice: Id también vosotros a la viña. 8 Al atardecer, dice el señor de la viña a su administrador: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y acabando por los primeros. 9 Llegaron, pues, los de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. 10 Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11 Después de haberlo recibido, protestaban contra el propietario, 12 diciendo: Estos últimos trabajaron una sola hora, y los has igualado a nosotros, que hemos aguantado el peso de la jornada y el calor. 13 él le contestó a uno de ellos: Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no conviniste conmigo en un denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera? ¿O es tu ojo malo, porque yo soy bueno? 16 De esta suerte, los últimos serán primeros, y los primeros últimos.

(En algunos manuscritos a continuación del v. 16 siguen las siguientes palabras: «Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.» Esta frase ciertamente no forma parte del versículo 16, sino que procede de Mat_22:1).

El pasaje anterior concluyó con la frase: «Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros» (Mat_19:30). Quizás fue únicamente esta frase la que indujo al evangelista a insertar la parábola en este pasaje. En la parábola se paga el jornal primero a los últimos y en postrer lugar a los primeros. ésta es también la única coincidencia, que se da entre la sentencia y la narración. El evangelista concluye la parábola con la misma frase (Mat_20:16), luego probablemente ha empleado esta frase como idea directriz y así ha remachado los versículos sobre el seguimiento con la parábola de los obreros. Pero la importancia de esta parábola está orientada en otra dirección. Para entenderla tenemos que prescindir de esta frase final; por tanto tenemos que procurar explicarla sin el versículo 16. No obstante hemos de preguntarnos si el lugar actual está elegido con mucha oportunidad. En la pregunta de Pedro se trató de la recompensa (Mat_19:27), en la parábola también se trata de lo mismo. Allí Jesús en su respuesta habló de una recompensa muy superior, que es la vida eterna (Mat_19:29). Aquí al último se le da un jornal que es mucho mayor del que puede esperar la justicia. Allí en la frase final (Mat_19:30) se invirtió la norma humana mediante la decisión divina, aquí sucede lo mismo. Así pues, el relato está interiormente enlazado con lo precedente por medio de varios hilos.

Escucharemos la parábola tal como nos la da a entender el evangelista, es decir como ulterior instrucción sobre la recompensa de Dios para los discípulos, y también sobre nuestra recompensa, que esperamos conseguir. El suceso que Jesús describe está tomado de la vida real, como en la mayoría de las parábolas. En efecto, hay hombres que en el mercado aguardan que alguien les contrate como jornaleros.

Un denario corresponde al salario medio de un día de trabajo. Se puede comprender que el dueño de la viña contrate obreros varias veces, porque la necesidad eventual de trabajo es muy grande, si se piensa en el tiempo de la vendimia. Suena algo raro que el dueño de la viña contrate obreros hacia la hora nona, más aún hacia la hora undécima. No es probable que poco antes de terminar el trabajo, todavía haya hombres que esperen ganar algo aquel día. Tampoco es probable que el dueño de la viña recorra por cuarta vez el camino del mercado. Con todo se fundan estos rasgos en la disposición del relato. Explican el suceso sin hacerlo inverosímil. Sólo con los primeros trabajadores se concierta el jornal; de los segundos sólo se dice sin precisar que recibirán lo que sea justo. También esto prepara la liquidación del salario tal como debe efectuarse al final del relato, que se narra minuciosamente y de un modo diáfano en conjunto, pero sólo como preparación para el punto principal. El pago de los jornales al atardecer nos indica el objeto de la parábola. El dueño encarga a su administrador que después de terminar el trabajo pague el jornal comenzando por los últimos y acabando por los primeros. Tiene que seguirse este orden, para que los primeros vean cómo se paga a los últimos, cuando aquellos aún no se hayan ido con su sueldo. Mientras se les paga, se advierte en seguida la indignación de los obreros y también nuestro asombro. Los últimos cobran el mismo jornal que se concertó con los primeros, un denario por el corto tiempo de trabajo. Es muy comprensible que se levante una murmuración. Los siguientes esperan cobrar más, puesto que a los últimos ya se les ha pagado un denario. Pero todos cobran lo mismo. La conducta del dueño de la viña se puede llamar arbitrariedad extravagante, enorme despreocupación o injusticia directamente social. Así piensan aquí los obreros, así piensa el hombre en general. ¿Cómo se justificará el dueño? Nuestra conciencia social sumamente sensible está intranquila.

En la respuesta en primer lugar se trata de la cuestión de la justicia. A los primeros no se les hace ningún agravio por el hecho de que se les pagara el jornal que se había concertado, o sea un denario por la jornada. Aunque los otros recibieran lo mismo, no por eso se perjudica a los primeros. El propietario también ha conocido y manifestado que los murmuradores en fin de cuentas no protestaban por ver que se quebrantaba la justicia, sino por envidia personal. ¿O es tu ojo malo...? El ojo-malo revela una mala manera de pensar o un corazón ofuscado. «Pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo quedará en tinieblas» (6,23a). La indignación no la ha causado el celo por el debido orden sino la rivalidad y la malicia. Pero eso sólo es una parte de la respuesta. La parte principal está en el contraste entre los dos miembros siguientes: ¿O es tu ojo malo, porque yo soy bueno? El propietario no procedió por un capricho inconsiderado o por una injusticia consciente, sino por bondad. Eso es lo que propiamente importa. El propietario no quiso dañar a los primeros, sino que quiso ser generoso con los demás. Su manera de pensar ya no se revela como la manera de pensar de un propietario rural terreno, sino como la manera de pensar del Padre divino. El propietario rural no podría decir de sí tranquilamente: «¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera?» Pero Dios sí puede hacer lo que quiera. Porque la recompensa que él tiene que dar, no hay que conseguirla por causa de la justicia, sino por razón de la gracia. No se puede merecer la vida eterna, sino que se adjudica al hombre como don libre. En la vida eterna dejan de existir la lógica humana y la inteligencia calculadora, más aún, deben ser superadas directamente en esta pregunta del propietario. En Dios están vigentes otras reglas. porque Dios piensa de otra manera. Y tiene que pensar de otra manera, porque su recompensa es distinta del jornal pagado por el rendimiento del trabajo del hombre. El Dios propietario puede regalar libremente lo que quiera. Y el hombre no le puede impedir que dé a quien quiera y cuanto quiera. Lo único que debemos saber es que Dios da por bondad. Sólo podemos fiarnos de la bondad de Dios y contar sólo con ella. Nunca se puede contar con el rendimiento del propio trabajo, con el supuesto titulo jurídico, con la correspondencia entre rendimiento y jornal. Estas cosas son muy importantes para el orden de nuestra vida entre los hombres, pero tienen muy poco valor y son inválidas en el orden divino de la gracia, y nuestra parábola sólo habla de este orden. Contiene una de las grandes revelaciones de Dios y de su modo de pensar como la contiene la parábola del deudor despiadado (18,22-35), aunque sea de una forma distinta. Los rabinos calculaban la recompensa y establecían para cada obra buena un correspondiente sueldo divino. Mediante la parábola se suprime este modo de pensar sobre la recompensa. ¿Qué podríamos esperar, si se pagara la recompensa según nuestro rendimiento? ¡Qué esperanza puede tener ahora quien crea que Dios también puede proceder con él por bondad y que no tiene que proceder por justicia!

6. LA AMBICIÓN DE LOS Discípulos Y EL PRECEPTO DE SERVIR (20,20-28).

a) Los hijos de Zebedeo (Mt/20/20-23).

En san Marcos vienen los dos hermanos, Santiago y Juan, a Jesús y le exponen su petición. En san Mateo es la madre de los dos hijos la que ruega por ellos. El texto de san Marcos es más original, y sólo se puede entender bien el cambio propio del evangelista san Mateo en el sentido que no quiere hacer quedar mal a los dos discípulos. Eso también puede observarse claramente en otros pasajes.

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró ante él para pedirle algo. 21 él le preguntó: ¿Qué es lo que quieres? Ella le dice: Di que estos dos hijos míos se sienten en tu reino el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero Jesús contestó: No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber? Ellos le responden: Sí que lo somos. 23 él les replica: Cierto; beberéis mi cáliz. Pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía el concederlo; eso es para aquellos a quienes se lo ha reservado mi Padre.

Tres veces anuncia Jesús su pasión, y tres veces no es comprendido. Al primer anuncio sigue la enérgica objeción de Pedro, que Jesús rechaza tan bruscamente (16,22s). En san Marcos al segundo anuncio siguió el vergonzoso diálogo de los discípulos entre sí sobre quién es el mayor, y la enseñanza de Jesús (Mar_9:33-35). San Mateo ha aflojado un poco esta conexión intercalando el diálogo sobre la contribución del templo (Mar_17:24-27). El tercer anuncio es contestado con la petición de los hijos de Zebedeo. ¡Qué mala inteligencia! Jesús piensa en el oprobio, ellos piensan en su honor. él va al encuentro del madero de la cruz, ellos esperan ocupar los sitios del trono de la gloria. No han entendido nada ni entenderán nada hasta que se les aparezca Jesús resucitado. Ellos piensan desde abajo, Jesús desde arriba. Lo que para ellos es objetivo de su ambición, para Jesús es recompensa libremente otorgada a la obediencia: estar sentado en el trono. El camino hacia la gloria va por el valle sombrío de la humillación. No sabéis lo que pedís. Antes se tiene que vaciar el cáliz. Jesús está a punto de beberlo. Pedirá angustiado que pase de él «este cáliz» (Mar_26:29). Tan difícil le resulta coger la copa. Pero los dos hermanos dicen con audacia: Podemos beberlo. Quizás con la ufanía con que habló Pedro en el lago: Mándame ir a ti sobre el agua (Mar_14:28). Pero quizás también porque no saben lo que contiene este cáliz: la bebida preparada por la ira de Dios. Ni siquiera quien se identificó con Jesús en la muerte, tiene derecho a determinados sitios en la gloria. éstos sólo los concede el Padre. él está de un modo soberano por encima de todo, por encima de la marcha hacia Jerusalén y de los acontecimientos que allí tendrán lugar, también está por encima del orden del tiempo en el mundo nuevo. Jesús sabe que entrará en la gloria. Lo sabe con la misma seguridad con que predice su resurrección (Mar_20:19). Así como será resucitado por el Padre, así también será entronizado por él como Señor y juez. Eso también puede aplicarse a los suyos, especialmente a los doce, a quienes ya se les ha prometido que se sentarán con él en su trono y juzgarán a las doce tribus de Israel (Mar_19:28). El Padre está por encima de todo. En la humillación y en el ensalzamiento, sólo su voluntad prevalece.

b) El precepto de servir (Mt/20/24-28).

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús los llamó junto a sí y les dijo: Ya sabéis que los jefes de las naciones las rigen con despotismo, y que los grandes abusan de su autoridad sobre ellas. 26 Pero no ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que quiera entre vosotros ser grande, sea vuestro servidor, 27 y el que quiera entre vosotros ser primero, sea vuestro esclavo.

Los otros diez apóstoles se enojan. Tienen la petición por temeraria. ¿Acaso ya habían «entendido»? ¿O es que consideran la manera de proceder de los dos como competencia y todavía no se ha extinguido la controversia entre ellos sobre quién es el mayor (Mar_9:33 s)? El Maestro añade una instrucción, que constituye una de las mayores enseñanzas que le debemos. Se descubre la ley fundamental de los discípulos, la nueva manera de pensar de los creyentes, la nueva ordenación del pueblo de Dios, que es la Iglesia. Se evoca un impresionante contraste: a un lado, la imagen más contundente de la corrompida autoridad humana; a otro, la imagen del esclavo servidor. Se ejerce la autoridad humana mediante la opresión, el poder del dominador se lleva a cabo por la impotencia de los dominados. Cuanto más grande es la privación de poder de los súbditos, tanto más ilimitado es el ejercicio de la autoridad del dominador. ¡Cuántos ejemplos en la historia! Aquí se dice con energía: Pero no ha de ser así entre vosotros. Lo contrario es lo que aquí vale. El que quiere ser poderoso debe despojarse del poder, el que quiere ser grande debe hacerse pequeño, el que quiere pasar por primero debe hacerse el último. El nuevo espíritu es el espíritu de servicio. La nueva ley es la ley de la entrega a los demás. La verdadera grandeza es la pequeñez. El verdadero dominio consiste en servir. Todo eso parece paradójico y lo es, en efecto. El hombre natural se rebela contra esta concepción, y con ello muestra que todavía no se ha encontrado a sí mismo ni a su vocación humana. Porque el que pierde su vida, la encontrará (Mar_16:25). El discípulo se encuentra al desasirse de sí mismo. Se libera de sí esclavizándose al servicio del prójimo (cf. Gal_6:13).

28 De la misma manera que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate de muchos.

Las palabras del Maestro a los discípulos podrían resultar vacías e ineficaces, si para ellas no hubiera un ejemplo vivido de un modo convincente. Se podrían tener estas palabras por deliberadas exageraciones, destinadas sólo a sacudir los ánimos, si no se hubiesen cumplido al pie de la letra. La doctrina no exige un ideal inasequible, sino que puede ser comprobado en la vida de un hombre. El mismo Jesús es quien vive según esta ley. Vive como prototipo y modelo de la Iglesia. No ha venido para ser señor, sino siervo. Su misión está dirigida a servir. La voluntad que gobierna en él y por la que él «vino» es una voluntad pronta para el servicio. La vocación de Jesús es servir. En el cenáculo él, que es el Señor y Maestro, prestará el servicio del esclavo y lavará los pies a los doce (/Jn/13/01-15). El primero pasa a ser el último, el Señor de todos viene a ser el servidor de todos. «Porque ejemplo os he dado, para que, como yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis. De verdad os lo aseguro: el esclavo no es mayor que su señor, ni el enviado mayor que el que lo envía. Si entendéis esto, dichosos seréis practicándolo» (Joh_13:15-17). Este servicio llega hasta la última posibilidad, a saber, la muerte. De estas palabras se deduce con claridad lo que propiamente animaba a Jesús: no lo impulsaba por el camino del Gólgota una necesidad ciega, aceptada por pura obediencia; era la necesidad del amor que ha salido del Padre y ha entrado en el Hijo. El Hijo también recorre el camino por propia decisión, porque ama como ama el Padre. No se le despoja de la propia vida por la fuerza, sino que él la da como don de amor. El Hijo del hombre vino a dar su vida... Ningún hombre tiene posibilidad de pagar como rescate algo que tenga el mismo valor que su propia vida, la cual, cuando se ha perdido no puede volver a compararse; sino que sigue en la muerte. Cuando esto tiene lugar en forma definitiva, es decir, cuando está corrompido por la culpa y el egoísmo, no podrá conseguir la auténtica vida eterna (cf. 16, 26). Necesita que otro pague el rescate. éste otro es el único que puede hacerlo, el Hijo del hombre. El amor le impulsa al servicio, y el servicio le impele hasta la entrega de la vida, pero la entrega de la vida como rescate para los demás.

El Nuevo Testamento, ofrece diferentes imágenes que ilustran la obra de Cristo. En él encontramos la expresión de desatar o soltar, que se aplicaba a la redención de un esclavo o de una persona privada de libertad. Se compraba la libertad por una suma determinada, el rescate. Aquí se paga el precio de una vida, y con él se compra la inmunidad de la muerte. En el texto se dice: en rescate de muchos. Con estas palabras se contrapone el único a los otros muchos. Sabemos que estos muchos son todos, porque nadie puede procurarse el precio del rescate para su vida malograda. Pero a esta acción sustituta, desinteresada, de Jesús corresponde abundante fruto. Lo que ocurrió en los sentimientos por el amor a todos, también en el efecto redunda en provecho de todos. Así se expresa el libro de Isaías hablando del «siervo de Yahveh». Con esta figura, el mismo Jesús y la Iglesia posterior a él conocen que existe un trueque misterioso entre la acción del único y su eficacia para muchos. Una magnífica herencia y un rico botín son el fruto de la entrega de la vida: «Por tanto, le daré como porción suya una gran muchedumbre, y recibirá innumerables gentes por botín; pues que ha entregado su vida a la muerte, y ha sido confundido con los facinerosos, y ha tomado sobre sí los pecados de todos, y ha rogado por los transgresores» (Isa_53:12). El apóstol san Pablo dirige una mirada a la figura de Adán, más lejana aún que la del siervo de Yahveh. Desde Adán se le presenta en forma nueva la acción de Cristo, en la que reconoce la contrapartida de la acción de Adán: «Así pues, como por la falta de uno solo recayó sobre todos los hombres la condenación, así también por la acción justa de uno solo recae sobre todos los hombres la justificación que da vida. Pues, al igual que por la desobediencia de un solo hombre la humanidad quedó constituida pecadora, así también por la obediencia de uno solo la humanidad quedará constituida justa» (Rom_5:18 s). Si el discípulo tiene esta figura ante los ojos, ya no tendrá la ley fundamental del cristiano por exageración retórica, sino por regla de su propia vida. Se propone al discípulo el modelo de su Señor, al lado del cual tienen que palidecer todos los demás modelos e ideales. Lo que decimos del discípulo vale también de la Iglesia, que debe presentarse al mundo como un don del amor.

7. CURACIÓN DE DOS CIEGOS (Mt/20/29-34).

29 Al salir ellos de Jericó, lo siguió mucha gente. 30 Y en esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que pasaba Jesús, se pusieron a gritar: ¡Señor! ¡Hijo de David! ¡Ten compasión de nosotros! 31 El pueblo los reprendió para que callaran; pero ellos gritaban más fuerte: ¡Señor! Hijo de David! ¡Ten compasión de nosotros! 32 Jesús se detuvo, los mandó llamar y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Ellos le contestan: ¡Señor, que se nos abran los ojos! 34 Jesús, movido a compasión, les tocó los ojos, y al momento recobraron la vista y lo siguieron.

Jericó está en el fondo del valle del Jordán. Es una de las ciudades más antiguas de Palestina, que durante la conquista de la tierra prometida cayó en manos de Josué (Jos_2:1 ss; Jos_6:7). ¡Cuán distintas las circunstancias del paso del Maestro con su pequeña y pacífica comitiva! A partir de Jericó se sube por una cuesta a través de montes agrestes, escarpados y sin árboles hacia Jerusalén. Se deja la depresión del Jordán (Jos_19:1) y la primera ciudad que se encuentra es Jerusalén, construida en lo alto, en la que Jesús entrará triunfalmente (Jos_21:1).

Este milagro de Jericó parece que se haya grabado profundamente en la tradición. San Marcos incluso puede transmitir un nombre: Bartimeo, es decir el hijo de Timeo (Mar_10:46) (*). La gente ordenaron a los dos ciegos que guardaran silencio para no molestar al Maestro ni llamar la atención. Los dos ciegos no hacen caso del mandato, sino que gritan todavía con mayor fuerza. Aumenta la indignación. De repente cambia la escena, ya que Jesús se detiene y los manda llamar. Primero la indignación concentrada de la multitud, ahora la benevolencia de uno solo. Ahora no hay nada más importante que ayudarlos, ni la prisa del camino, ni la consideración a la gente, ni el formalismo con los hombres torpes. Su fe en el Hijo de David, el Mesías, les ha hecho pedir misericordia sin cansarse. Esta fe es recompensada. Jesús les toca ligeramente los ojos, y recobran su vista. Gozando de la facultad de ver se unen a la comitiva y siguen a Jesús. Siendo ciegos entendieron, porque reconocieron en Jesús al hijo de David. Gozando de la facultad de ver le siguen en el camino hacia Jerusalén. Ahora no solamente ven al Mesías de Israel con la luz de sus ojos recuperada, sino que se ponen a seguir al Maestro, que es lo mismo que seguir la cruz.

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* San Mateo informa de la curación de dos ciegos, en san Marcos sólo se habla de uno. En la precedente curación de ciegos (Mar_9:27-31) también eran dos los ciegos. Puesto que en la curación de endemoniados de Gádara también eran dos los posesos, se tiene que suponer que san Mateo cada vez lo ha delineado así conscientemente, sin duda a causa de la regla del Antiguo Testamento según la cual un estado de cosas sólo puede ser corroborado legalmente por la declaración de dos testigos (Deu_19:15).

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Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y saliendo ellos de Jericó, le siguió mucha gente. Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, oyeron que Jesús pasaba, y comenzaron a gritar diciendo: "Señor, hijo de David, ten misericordia de nosotros". Y la gente los reñía para que callasen. Pero ellos alzaban más el grito, diciendo: "Señor, hijo de David, ten misericordia de nosotros". Y Jesús se paró, y los llamó y dijo: "¿Qué queréis que os haga?" "Señor, le respondieron: que sean abiertos nuestros ojos". Y Jesús compadecido de ellos, les tocó los ojos. Y vieron en el mismo instante, y le siguieron. (vv. 29-34)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Así como la mies abundante es un testimonio del esmerado trabajo del labrador, así también una iglesia llena atestigua el celo del que enseña. Por esta razón se dice en este pasaje: "Y saliendo ellos de Jericó, le siguió mucha gente", etc. El trabajo no contuvo a nadie del camino porque el amor espiritual no conoce la fatiga. A nadie retrajo el recuerdo de sus bienes, porque entraban en posesión del Reino celestial; y el que ha tomado una vez el gusto a los bienes del cielo, verdaderamente pierde su afición a todo lo de la tierra. Con mucha oportunidad se presentaron los dos ciegos delante de Cristo, porque, después de haberles abierto los ojos el Señor, podían ir con El a Jerusalén y atestiguar su poder. En esto se funda lo que sigue: "Y he aquí dos ciegos", etc. Estos ciegos oían el ruido de los que corrían, pero no veían persona alguna, porque no les quedaba más que la voz y como no le podían seguir con los pies le siguieron con la voz. Por esta razón sigue: "Y oyeron que Jesús pasaba", etc.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,65
San Marcos (Mc 10.) refiere este hecho, pero lo atribuye a un solo ciego, dificultad que se resuelve diciendo: De los dos ciegos de los que habla San Mateo, uno era muy conocido en la ciudad, cosa que se comprueba perfectamente en el hecho mismo de que San Marcos llama a su padre Timeo y al hijo Bartimeo. Probablemente había sido arrojado de una gran posición por alguna falta y por consiguiente era muy conocido. Este no solamente estaba ciego, sino que se sentaba para mendigar. De donde resulta que San Marcos, con el objeto de hacer ver la grandeza del milagro, comparó la iluminación de este ciego con la tan conocida miseria a que estaba reducido y por esta razón menciona sólo a este ciego. En cuanto a San Lucas, es probable que en lugar de contar este hecho se refiera a otro milagro semejante verificado en otro ciego (Lc 18). Porque él dice: "Cuando Jesús se aproxima a Jericó" y los otros evangelistas ponen: "en el momento en que Jesús salía de Jericó".
Sigue: "Y la gente los reñía para que callasen", etc.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Estos veían los vestidos sucios y no consideraban la belleza del alma. ¡Ved ahí la necia sabiduría de los hombres! Pensaban que era injuriar a los grandes el dejarse honrar por los pobres. Porque ¿quién es el pobre que se atreve a saludar en público al rico?

San Hilario
O también imponen silencio, no para honrar al Señor, sino por la incomodidad que les causaba el oír de boca de los ciegos lo que ellos tanto negaban, a saber, que "el Señor era hijo de David".

Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
O también eran los creyentes los que los reñían, para que no le llamaran con el nombre humilde de "Hijo de David" sino para que le dijeran: "Hijo de Dios, ten piedad de nosotros".

San Hilario
Pero cuanto más se lo impedían, más gritaban, porque la fe se enciende más con la contradicción, se afirma en los peligros y peligra en la seguridad. Por esto sigue: "Pero ellos alzaban más el grito, diciendo: Hijo de David, ten misericordia de nosotros". Primeramente clamaban porque estaban ciegos y después gritaban más, porque se les impedía aproximarse a la luz.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,1
Cristo permitía el que se les riñera para que apareciese más vivo su deseo. De donde podemos concluir que cualquiera sea la clase de desprecio que pese sobre nosotros, podemos conseguir lo que pedimos con sólo acercarnos con verdadero deseo a Cristo.
Sigue: "Y Jesús se paró y los llamó", etc.

San Jerónimo
Jesús se paró porque los ciegos no sabían el camino que tomaría. Había en Jericó muchos fosos, muchas rocas y precipicios y para que los ciegos pudieran llegar se tuvo que parar el Señor.

Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
O también se para el Señor y no sigue su camino, para que con su detención no pasara su beneficio sino que corriera su misericordia como de una fuente estable hasta los ciegos.

San Jerónimo
El Señor los manda llamar a fin de que no encuentren obstáculo en las gentes y les pregunta "qué es lo que quieren" para que por su respuesta se vea más claramente su enfermedad, y por el remedio y la curación se conozca mejor el poder.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
O también les pregunta a causa de su fe, para que, mientras los ciegos confiesan que Cristo es el Hijo de Dios, los que ven sean cuestionados, ya que lo consideran como mero hombre. Llamaron Señor a Cristo y dijeron la verdad, pero al decirle: "Hijo de David", destruían todo lo que antes confesaron con tanto acierto. En efecto, por un abuso los hombres son llamados señores, pero con toda propiedad el nombre de Señor sólo puede aplicarse a Dios. Por consiguiente, al decir los ciegos: "Señor, Hijo de David", toman la palabra Señor en el primer sentido y se la aplican a Cristo como a hombre, pero diciendo solamente Señor, confiesan la divinidad de Cristo. Por esta razón les pregunta: "¿Qué queréis?" Y ya desde entonces no le llamaron Señor, Hijo de David, sino solamente Señor. Sigue: "Señor, le respondieron, que sean abiertos nuestros ojos". Porque el Hijo de David no puede abrir los ojos a los ciegos, pero el Hijo de Dios sí. Cuando ellos dijeron: "Señor, hijo de David", no fueron curados. Pero en cuanto dijeron "Señor", enseguida recobraron la salud. Sigue: "Y Jesús, compadecido de ellos, les tocó los ojos". Los tocó con la mano como hombre y los curó como Dios.

San Jerónimo
El Creador les concede lo que les negó la naturaleza o, con más certeza, la misericordia les da lo que la enfermedad les había quitado.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 66,1
Así como ellos perseveraron antes de recibir el don, así también fueron agradecidos después de recibirlo.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 35
Estos hombres, en prueba de su agradecimiento, ofrecieron al Señor un gran presente, esto es, "y le siguieron". Es lo único que Dios nos exige por el profeta (Miq 6): que marchemos con gran solicitud en el seguimiento de nuestro Dios y Señor.

San Jerónimo
Aquellos que por su enfermedad estaban sentados cerca de Jericó y no podían hacer otra cosa más que gritar, después siguen a Jesús no tanto con sus pies como con sus virtudes.

Rábano
El nombre de Jericó, que significa luna, figura la mutabilidad del hombre.

Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
En sentido místico Jericó representa el mundo al que Cristo bajó. Y los que están en Jericó no saben salir de la sabiduría del mundo, a no ser que vean salir de Jericó a Jesús y a sus discípulos. Mas las gentes que le vieron salir le siguieron despreciando al mundo y a todo cuanto es del mundo, a fin de subir guiados por Cristo a la Jerusalén celestial. También podemos decir que los dos ciegos representaban los dos reinos de Judá y de Israel que estuvieron ciegos antes de la venida del Señor, porque no veían la verdadera palabra contenida en la Ley y en los Profetas y que sentados cerca del camino de la Ley y de los Profetas y no teniendo de ellos más que una inteligencia carnal, levantaban su voz hacia Aquel que había nacido del linaje de David según la carne (Rom 1).

San Jerónimo
Muchos entienden por los dos ciegos a los fariseos y saduceos.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,28
O de otro modo, los dos ciegos sentados junto al camino representan a todas aquellas personas de ambos pueblos que creían en la vida humana del Salvador -vida que es nuestro camino- y que deseaban ser iluminados, es decir, tener algún conocimiento de la eternidad del Verbo. Esto era lo único que deseaban alcanzar al pasar Jesús por delante de ellos, mediante la fe que nos hace creer que el Hijo de Dios fue hecho hombre y padeció por nosotros. Porque mediante este misterio viene Jesús como a pasar, puesto que pasar es una acción temporal. Era conveniente que los ciegos levantaran la voz a fin de vencer la dificultad que les causaba, con su griterío, la gente que se agolpaba. Esto quiere decir que tenían una intención bastante perseverante para vencer con la oración y la súplica la fuerza de esa intención habitual de los deseos carnales, que a la manera de un tropel de gente alborotada, detienen el pensamiento que tiene empeño en ver la luz de la verdad eterna o sirven de obstáculo para conseguir el triunfo sobre esa multitud de hombres carnales que hacen imposibles los ejercicios espirituales.

San Agustín, sermones, 88,13
Los cristianos malos e indiferentes impiden que los buenos cristianos cumplan los preceptos de Dios. Sin embargo, los fieles al Señor predican sin descanso. Todo buen cristiano que comienza a vivir bien y a despreciar al mundo, encontrará cristianos malos y fríos en la fe que le reprenderán su nuevo género de vida. Pero si no se cansa y es constante en su nueva vida, los mismos que antes se le oponían, lo respetarán.

San Agustín, quaestiones evangeliorum, 2,28
Jesús quien ha dicho: "Al que llama se le abrirá", se para delante de los ciegos, los toca y les da la vista, porque la fe en la encarnación temporal es una preparación para comprender las cosas eternas. El paso de Jesús les avisa que les será dada la vista y cuando se detiene el Señor se la concede. Esto es figura de lo pasajeras que son las cosas temporales y de la estabilidad de las eternas.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 36
Algunos ven en los ciegos a los gentiles, descendientes unos de Cam y los otros de Jafet. "Estaban ellos sentados cerca del camino", es decir, que su vida estaba en los confines de la verdad, pero eran incapaces de llegar hasta ella o también porque, viviendo por el Verbo, no tenían aún conocimiento del Verbo.

Rábano
Pero llegando a sus oídos la fama del nombre de Cristo, deseaban ser partícipes de Cristo. Desde luego, muchos de los judíos se opusieron (como se lee en los Hechos de los Apóstoles) y después vino una viva persecución por parte de los gentiles, sin que nada de todo esto pudiera prevalecer contra aquellos que estaban invitados a la vida.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 36
Jesús, consiguientemente, tocó los ojos de las naciones, dándoles la gracia del Espíritu Santo e iluminadas éstas, le siguieron con sus buenas obras.

Orígenes, homilia 13 in Matthaeum
También a nosotros, que estamos sentados cerca del camino de las Escrituras y que sabemos en qué consiste nuestra ceguera, el Señor nos tocará si se lo pedimos con todo el afecto de nuestras almas, abrirá los ojos de nuestras almas y alejará de nuestros sentidos las tinieblas de la ignorancia, a fin de que le veamos y le sigamos, único objeto que se propuso al concedernos la vista.


Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



120 (D) La parábola de los trabajado(-)res de la viña (20,1-16). Cf. la otra parábola de la viña en 21,33-44. Esta parábola está uni(-)da con lo anterior por la abrazadera de 19,30 y 20,16; se trata, probablemente, de un midrás que ilustra los temas de la recompensa de los discípulos y el cambio de suerte de los prime(-)ros y últimos (v. 8). Pero una vez que el relato desarrolla su propio impulso, se transforma en una historia de la generosidad de Dios. 1. viña: Símbolo de Israel (cf. Is 5; Jr 2,10). 2. de(-)nario: Era el jornal normal de un día. 3. El je(-)fe contrata a las seis, las nueve y las doce de la mañana, y a las tres y las cinco de la tarde. En el Próximo Oriente es habitual que quienes buscan trabajo vayan a los cruces de caminos o a los mercados. 4. lo que sea justo: El jornal es justo pero no se especifica la cantidad. 6. la hora undécima: Una hora antes de ponerse el sol, cuando acababa el trabajo. 7. nadie nos ha contratado: Quieren trabajar, pero sufren la maldición del desempleo; su ociosidad no es holgazanería. El trabajo es considerado más honorable que no hacer nada. 8. empezando por los últimos: Esta frase convierte la parábo(-)la en un midrás de 19,30. 10. pensaron: Los trabajadores tempraneros son víctimas del cambio de sus expectativas; de aquí su des(-)contento. 11. murmuraban: cf. Ex 16,3-8. 12. igual que a nosotros: El jornal es el mismo, pe(-)ro no es, ciertamente, igualitario, porque el je(-)fe es más generoso con los que llegaron en úl(-)timo lugar. ¿Valoró especialmente su deseo de trabajar? Cf. 21,31. 13. no te hago ninguna in(-)justicia: El dueño no hace nada injusto. 14. to(-)ma lo tuyo: Refleja la definición clásica de jus(-)ticia, que consiste en dar a cada uno lo suyo. 15. generosidad: El reverso de suertes se atri(-)buye a la generosidad y bondad de Dios, a su amor por el más necesitado, no a un espíritu de venganza. 16. Cf. 19,30, donde aparece el dicho al revés, formando un quiasmo.

121 (E) Tercera predicción de la pa(-)sión (20,17-19). Cf. Mc 10,32-34; Lc 18,31-34. 17. aparte: Mateo omite el temor y asombro de los discípulos. 18. será entregado: Esta predic(-)ción es más explícita que la segunda en 17,22-23. Los agentes responsables son los dirigen(-)tes judíos; cf. comentario sobre 16,21. 19. los gentiles: Los dirigentes colaboran con los ro(-)manos, a quienes se ve como opresores ex(-)tranjeros. crucificado: Mateo precisa la forma de muerte, pero omite los humillantes escupi(-)tajos (mencionados en Mc 10,34; cf. Mt 26,67; 27,30).

122 (F) La petición de los hijos de Ze(-)bedeo (20,20-28). Cf. Mc 10,35-45. Esta perí(-)copa une el diálogo de los vv. 20-23 con una colección de dichos (Lc 22,24-27), originaria(-)mente independiente, sobre los estilos cristia(-)nos de gobierno. 20. la madre de los hijos de Zebedeo: Mateo coloca la petición inicial en boca de una mujer (27,56) para excusar a los discípulos, pero va incluso más allá de esto, pues no menciona sus nombres, Santiago y Juan, en este versículo ni tampoco en el v. 24 (cf. 26,37; 27,56). Así, protege el honor de un héroe de los judeocristianos, Santiago. El au(-)tor se inspiró en 1 Re 4,11-31, incluyendo el acto de homenaje. 21. sentarse: No en el ban(-)quete mesiánico, sino en el juicio final, como corregentes (19,28). 22. la copa: La copa es símbolo del sufrimiento (Is 51,17.22; Jr 25,15.17.28; 49,12; Lam 4,21; Sal 75,8; cf. Mt 26,39, Getsemaní). Mateo omite la referencia marcana al bautismo por considerar que po(-)dría inducir a la confusión. 23. para quienes ha sido preparado: Jesús no reprende a los hi(-)jos. Les asegura que compartirán su destino (quizá una alusión al martirio; cf. Hch 12,2) y que el glorioso futuro ya ha sido preparado por Dios. 24. los diez: La ambición no es ex(-)clusiva de los dos. 25. los jefes de las naciones: Los modelos políticos seculares no son ade(-)cuados para el reino. 26-27. Jesús presenta otros dos modelos de autoridad, el del servicio gratuito y el de la esclavitud voluntaria; este segundo es más radical que el primero, pero ambos son pertinentes. Estas lecciones se fun(-)damentan en su propio ejemplo. 28. no a ser servido, sino a servir: El mismo Jesús es el mo(-)delo del servicio humilde a la comunidad co(-)mo estilo de gobierno, en contraste con los que ansían el poder y el dominio, dar su vida en rescate por muchos: Aunque está bien sol(-)dada en su actual contexto, esta reflexión, al(-)tamente condensada, sobre el significado de la muerte de Jesús, puede haber tenido una his(-)toria independiente (no se encuentra en el pa(-)ralelo lucano). Refleja la teología del martirio de 1 Mac 2,50; 6,44, como también la del su(-)frimiento vicario del Siervo de Yahvé (Is 53,10-12) . Lytron, «rescate», es una palabra rara que se utilizaba, a menudo, para referirse al dine(-)ro con que se manumitían los esclavos, pero también con el que se pagaba el rescate; cf. 1 Tim 2,5-6. (Cf. S. Légasse, NTS 20 [1973-74] 161-77; J. Roloff, NTS 19 [1972-73] 38-64; W. J. Moulder, NTS 24 [1977-78] 120-27.)

123 (G) La curación de los dos ciegos (20,29-34). Cf. Mc 10,46-52; Lc 18,35-43; Mt 9,27-31. Mateo abrevia el relato marcano y du(-)plica el número de ciegos, tal vez para evitar la impresión de que se trataba de un asunto me(-)ramente privado, pues se necesitan por lo me(-)nos dos individuos para que exista una rela(-)ción social. 29. Jericó: Se encontraba a sólo 25 km de Jerusalén (- Geografía bíblica, 73:66). 30. Señor, ten compasión: Tres veces (aquí [cf. aparato crítico], w. 31.33) se dirigen los ciegos a Jesús como Señor; no así en Marcos, que usa el arcaico rabhouni, que significaba casi lo mismo, «maestro», en el sentido de «señor». Esta forma entró rápidamente en el uso litúr(-)gico. Hijo de David: cf. comentario sobre 9,27. 32. ¿qué queréis?: Jesús pregunta humilde(-)mente (cf. vv. 24-28 supra), aunque la respues(-)ta fuese obvia. 33. que se abran nuestros ojos: Junto al significado literal, la petición sugiere el deseo que tenían muchos discípulos poten(-)ciales de comprender el don de la fe. 34. tocó: Mateo añade la nota sobre la compasión y el toque sanador de Jesús, eliminando las pala(-)bras sobre la fe que salva. El resultado de la curación es el discipulado cuyo destino será la cruz (cf. V. K. Robbins, JBL 92 [1973] 224-43; E. S. Johnson, CBQ 40 [1978] 191-204; R. A. Culpepper, JBL 101 [1982] 131-32).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XX.

1 Christ by the similitude of the labourers in the vineyard, sheweth that God is debtor vnto no man: 17 Foretelleth his passion: 20 By answering the mother of Zebedeus children, teacheth his disciples to be lowly: 30 and giueth two blinde men their sight.
1 For the kingdome of heauen is like vnto a man that is an housholder, which went out early in the morning to hire labourers into his vineyard.
2 And when hee had agreed with the labourers for a [ The Romane peny is the eight part of an ounce, which after fiue shillings the ounce, is seuen pence halfe peny.] peny a day, he sent them into his vineyard.
3 And he went out about the third houre, and saw others standing idle in the market place,
4 And said vnto them, Go ye also into the vineyard, & whatsoeuer is right, I wil giue you. And they went their way.
5 Againe he went out about the sixth and ninth houre, and did likewise.
6 And about the eleuenth houre, he went out, and found others standing

[Labourers hired.]

idle, and saith vnto them, Why stand ye here all the day idle?
7 They say vnto him, Because no man hath hired vs. He saith vnto them, Go ye also into the vineyard: and whatsoeuer is right, that shall ye receiue.
8 So when euen was come, the lord of the vineyard saith vnto his Steward, Call the labourers, and giue them their hire, beginning from the last, vnto the first.
9 And when they came that were hired about the eleuenth houre, they receiued euery man a penie.
10 But when the first came, they supposed that they should haue receiued more, and they likewise receiued euery man a penie.
11 And when they had receiued it, they murmured against the good man of the house,
12 Saying, These last [ Or, haue continued one houre onely.] haue wrought but one houre, and thou hast made them equall vnto vs, which haue borne the burden, and heat of the day.
13 But he answered one of them and said, Friend, I do thee no wrong: didst not thou agree with me for a penie?
14 Take that thine is, and goe thy way, I will giue vnto this last, euen as vnto thee.
15 Is it not lawfull for mee to doe what I wil with mine owne? Is thine eye euill, because I am good?
16 [ Mat_19:30 .] So the last shall be first, and the first last: for many bee called, but fewe chosen.
17 [ Mar_10:32 ; Luk_18:31 .] And Iesus going vp to Hierusalem, tooke the twelue disciples apart in the way, and said vnto them,
18 Behold, we goe vp to Hierusalem, and the Sonne of man shall be betraied vnto the chiefe Priests, and vnto the Scribes, and they shall condemne him to death,
19 [ Joh_18:32 .] And shal deliuer him to the Gentiles to mocke, and to scourge, and to crucifie him: and the third day he shall rise againe.
20 [ Mar_10:35 .] Then came to him the mother of Zebedees children, with her sonnes, worshipping him, and desiring a certain thing of him.
21 And he said vnto her, What wilt thou? She saith vnto him, Grant, that these my two sonnes may sit, the one on thy right hand, and the other on the left in thy kingdome.
22 But Iesus answered, and said,

[Two blind men.]

Ye know not what ye aske. Are ye able to drinke of the cup that I shall drinke of, and to be baptized with the baptisme that I am baptized with? They say vnto him, We are able.
23 And he saith vnto them, Yee shall drinke indeed of my cup, and be baptized with the baptisme that I am baptized with: but to sit on my right hand, and on my left, is not mine to giue, but it shall be giuen to them for whom it is prepared of my father.
24 And when the ten heard it, they were moued with indignation against the two brethren.
25 But Iesus called them vnto him, and said, [ Luk_22:25 .] Ye know that the princes of the Gentiles exercise dominion ouer them, and they that are great, exercise authoritie vpon them.
26 But it shall not be so among you: But whosoeuer will bee great among you, let him be your minister.
27 And whosoeuer will be chiefe among you, let him be your seruant.
28 Euen as the [ Phi_2:7 .] Sonne of man came not to be ministred vnto, but minister, and to giue his life a ransome for many.
29 [ Mar_10:46 ; Luk_18:35 .] And as they departed from Hiericho, a great multitude followed him.
30 And behold, two blind men sitting by the way side, when they heard that Iesus passed by, cried out, saying, Haue mercie on vs, O Lord, thou sonne of Dauid.
31 And the multitude rebuked them, because they should holde their peace: but they cried the more, saying, Haue mercie on vs, O Lord, thou sonne of Dauid.
32 And Iesus stood still, and called them, and saide, What will yee that I shall doe vnto you?
33 They say vnto him, Lord, that our eyes may be opened.
34 So Iesus had compassion on them, and touched their eyes: and immediatly their eyes receiued sight, and they followed him.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sana a dos ciegos. El episodio de los ciegos se encuentra a medio camino: prolonga las instrucciones a los discípulos en el tema del seguimiento y anticipa el triunfo de Jesús en Jerusalén con la confesión de los ciegos.
Hay en este relato una cierta ironía. Los que están físicamente ciegos son los que ven con más claridad quién es realmente Jesús. Los dos ciegos representan a los discípulos que reconocen a Jesús como Mesías y Señor, pero aún no han comprendido toda su enseñanza. Son dos, como los hijos de Zebedeo (20,20-23), pero su petición es bien distinta a la de aquéllos. Ellos no piden un puesto importante, sino que se acercan con fe a Jesús para pedirle que les abra los ojos y puedan así comprender y asumir el camino que Él les propone.
El cambio que se produce en los dos ciegos es el que debe producirse en los discípulos que se acercan a Jesús con fe. El encuentro con Jesús les abre los ojos, les da una luz nueva para comprender y para recorrer el camino del seguimiento en el servicio y la entrega.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



15. Al destacar la gratuidad del llamado y la igualdad de la recompensa, Jesús muestra que el amor misericordioso de Dios trasciende el concepto humano de justicia. La escala de valores del Reino de Dios es completamente diferente a la del mundo. El pueblo de Israel, a pesar de haber sido llamado en primer término, no debe sentirse celoso de la generosidad de Dios hacia los paganos. Ver nota Luc_15:25.

16. Algunos manuscritos griegos y la versión latina añaden: "Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos", texto tomado de 22. 14.

22. "Beber el cáliz" del sufrimiento o de la alegría era una metáfora muy usada en la literatura judía para referirse a los dolores o alegrías que debía experimentar una persona. Aquí se refiere a la Pasión de Jesús.

28. "Multitud", no significa aquí una limitación en el número de los redimidos, sino solamente destaca que son muchos los salvados por un solo Redentor.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Dos hombres ciegos (véase Mar. 10:46-52; Luc. 18:35-43). Jericó era la última población antes de Jerusalén en el camino desde Galilea. Al aproximarse a su meta con una multitud de seguidores entusiastas, Jesús halló una oportunidad para detenerse y servir (28) a dos hombres necesitados de quienes la multitud pensó que no merecían su atención. Nuevamente, ilustró los valores no convencionales del reino de los cielos. En Mar. y Luc. esta es la historia de un hombre a quien Mar. llama Bartimeo. Posiblemente, como en 8:28, Mateo menciona a dos hombres con el fin de dar mayor peso al testimonio de que Jesús es verdaderamente el Hijo de David. Cf. 9:27-31 para ver otro relato acerca de dos ciegos similar a este. El uso de un término poético inusual para ojos en el v. 34 y la declaración de que le siguieron puede tener la intención de sugerir que el relato simboliza la curación de la ceguera espiritual que conduce al discipulado.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*19-20 La novedad del reino de Dios que Jesús anuncia y hace presente promueve un ideal alternativo de relaciones sociales y una forma diferente de entender la vida. Jesús desarrolla aquí este ideal: la relación del varón y de la mujer (Mat 19:3-12), la consideración de los niños (Mat 19:13-15), la actitud ante el dinero (Mat 19:16-29) y, por fin, la paradójica asunción por parte de Jesús del papel de un esclavo (Mat 20:20-28).

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Los tres evangelios sinópticos recuerdan tanto el milagro de Jesús en Jericó como el título mesiánico -«Hijo de David»- que los ciegos le dan en la antesala de su manifestación en Jerusalén. Sobre esos hechos, cada evangelista subraya un aspecto peculiar. Mateo, como en otras ocasiones, (cfr 8,28-34; 9,27-31), apunta que los ciegos eran dos. Del mismo modo es el único en ver en la compasión de Jesús (v. 34) la causa de la curación. «Jesús, sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado cómo en el mundo en que vivimos está presente el amor operante, el amor que se dirige al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad» (Juan Pablo II, Div. in mis. 3).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 20.17-19 Mt 20.16; Lc 13.30.

[2] 20.20 Mt 16.21; 17.22-23.

[3] 20.22 Sus hijos: Santiago y Juan (cf. Mt 4.21).

[4] 20.23 El trago amargo: lit. la copa; cf. Mt 26.39.

[5] 20.25-27 Santiago murió después como mártir (Hch 12.1-3).

[6] 20.28 Mc 9.35; Lc 22.25-27; cf. Eclo 3.18.

[7] 20.28 Servir: Lc 22.27; Jn 13.12-15; Flp 2.5-7.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_10:46-52; |Luc_18:35-43

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Mar_10:46-52; |Luc_18:35-43

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— Jericó: Ciudad situada cerca de la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto. Estaba asentada en la orilla occidental del río a unos 390 metros bajo el nivel del mar, y era paso obligado hacia Jerusalén cuando se iba de Galilea a Judea por la ruta del Jordán.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Mc 10:46 * Lc 18:35 * Lc 9:48 * Mt 9:27

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

salían... → §051.

Torres Amat (1825)



[31] Nombre que daban los judíos al Mesías.