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Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. (Mateo 20, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 20.
C risto, que había dejado Galilea (Mat_19:1), entrando en la región de Judea, va a subir a Jerusalén. Debió de atravesar el Jordán, pues aparecerá en Jericó. Precisamente el capítulo 21 de Mt presenta a Jesús en Âetfage, cerca de Jerusalén (Mat_21:1). Esta ida de Jesús a Jerusalén es la subida al Calvario. Precisamente se lo va a anunciar por tercera vez a los apóstoles en esta subida definitiva a Jerusalén. De aquí la doctrina que va a darse en estos capítulos. Jesús es plenamente consciente de su destino y de su obra.

Parábola de los obreros enviados a la viña,Mat_20:1-16.
1 Porque el reino de los cielos es semejante a un amo que salió muy de mañana a ajustar obreros para su viña. 2 Convenido con ellos en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió también a la hora de tercia y vio a otros que estaban ociosos en la plaza. 4 Díjoles: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo justo. 5 Y se fueron. De nuevo salió hacia la hora de sexta y de nona e hizo lo mismo, 6 y, saliendo cerca de la hora undécima, encontró a otros que estaban allí, y les dijo: ¿Cómo estáis aquí sin hacer labor en todo el día? 7 Dijéronle ellos: Porque nadie nos ha ajustado. El les dijo: Id también vosotros a mi viña. 8 Llegada la tarde, dijo el amo de la viña a su administrador: Llama a los obreros y dales su salario, desde los últimos hasta los primeros. 9 Vinieron los de la hora undécima y recibieron un denario. 10 Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más, pero también ellos recibieron un denario. 11 Al cogerlo murmuraban contra el amo, 12 diciendo: Estos postreros han trabajado sólo una hora, y los has igualado con los que hemos llevado el peso del día y el calor. 13 Y él respondió a uno de ellos, diciéndole: Amigo, no te hago agravio: ¿no has convenido conmigo un denario? 14Toma lo tuyo y vete. Yo quiero dar a este postrero lo mismo que a ti. 15 ¿No puedo hacer lo que quiero de mis bienes? ¿O has de ver con mal ojo porque yo sea bueno? 6 Así, los postreros serán los primeros, y los primeros, postreros. Porque son muchos los llamados, mas pocos los escogidos.

Parábola propia de Mt. Consta de muchos rasgos irreales, que es artificio pedagógico para que se destaque bien la enseñanza fundamental que quiere hacerse.
La escena, fundamentalmente, está tomada del medio ambiente palestino. Un señor dueño de una viña necesita jornaleros. Estos solían reunirse en una plaza, donde se hacía fácilmente la contrata. Pero ya en esta búsqueda de trabajadores se acusan elementos artificiales. Este amo sale a buscar operarios en diversas horas del día, cuando el trabajo requería los servicios ya desde la mañana.
Los judíos dividían el día, desde la salida del sol hasta el ocaso, en doce horas. Pero el uso ordinario utilizaba normalmente las horas de tercia (de las nueve al mediodía), sexta (del mediodía hasta las tres) y nona (desde las tres a la puesta del sol) 1.
Aquí sale este dueño de la viña a buscar operarios muy de mañana, a la hora de tercia, sexta, nona y undécima.
Ya a primera hora contrata operarios para su viña. El jornal se fijó en un denario al día. Es el equivalente que Tobías ofrece al guía de su hijo (Tob_5:13-15).
Lo mismo repite en las diversas horas señaladas, y nuevamente los contrata por aquel día, y os daré lo justo (v.4).
Rasgos improbables es el que estén allí todo el día ociosos y el que el señor les pregunte qué hacen allí, lo mismo que el responderle que nadie los contrató.
Llegada la tarde, el señor manda a su administrador que llame a los viñadores y les dé su salario. Se decía en la Ley: al trabajador dale cada día su salario, sin dejar pasar sobre esta deuda la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita (Deu_24:15; cf. Lev_19:13).
Pero, al pagarse los jornales, a todos se les daba un denario. Y los que habían ido a trabajar a la viña en las primeras horas, y que habían cargado con más trabajo, murmuraban contra el dueño porque había igualado a todos en el jornal.
Mas él responde a las quejas de estos primeros que no les hace agravio. Convinieron en lo que era justo, y ese jornal se les entrega. Pero él es muy dueño de sus bienes y de hacer con ellos lo que quiera. A los primeros no les hace agravio, pues les da lo justo; pero con los otros quiere usar de magnificencia.
Por eso ellos no han de ver con mal ojo, con malevolencia, envidia, su conducta, pues fue con unos justo y con otros generoso.
El pasaje termina de la siguiente manera: Así, los postreros serán los primeros, y los primeros los postreros. Porque muchos son los llamados, mas pocos los escogidos (v. 16).
El v. l6 b es aquí de autenticidad muy discutida 2. Parece proceder de Mat_22:14.
El v.l6 a plantea un problema que puede afectar a toda la interpretación de la parábola.
Si se admite (Calmet, Fonck, etc.) que el v.16 a los postreros serán los primeros, y los primeros. sería parte de interpretación de la parábola, su sentido sería: que los primeros en ingresar en el reino deberían haber sido los judíos (Mat_8:11.12); mas, por negligencia y culpabilidad, vendrían a ser los últimos (Rom c.10 y 11), mientras que los gentiles vendrían a ser de hecho los primeros en su ingreso en la Iglesia. Ya, sin más, se ve que esto es muy artificioso en el cuadro de la parábola. San Juan Crisóstomo había observado que Jesús no deduce esta sentencia de la parábola. Puesto que los primeros no vienen a ser (en ella) los últimos; al contrario, todos reciben la misma recompensa 3. Esta argumentación es evidente. Esta conclusión, como en otros pasajes del evangelio, sólo tiene carácter de apéndice por una cierta analogía y oportunidad con el desarrollo de la misma, incluso, v.gr., con la materialidad de los primeros y últimos obreros llamados en la parábola.
La doctrina formal que se destaca en la parábola es la absoluta libertad y bondad de Dios en la distribución de sus bienes. Si a unos, que trabajaron más, les paga lo convenido, es justo en su obrar; si a otros, que trabajaron menos, les da igual, con lo que puedan vivir los suyos, es efecto de magnanimidad. Es una parábola con la que Cristo, seguramente, responde a las críticas farisaicas de buscar, aparte de gentes buenas, a publícanos y pecadores, llamándolos e ingresándolos a todos en su reino. ¿Por qué esta diversidad de dones, y por qué esta diversidad de horas? Porque Dios, pleno de bondad, es dueño absoluto de repartir sus dones 4. E implicado en ello está el contraste, destacado en el mismo pasaje (v.15b), entre la bondad desbordada de Dios y la estrechez mezquina y crítica del fariseísmo malo.
La enseñanza tenía una oportuna aplicación en la Iglesia primitiva, no sólo por los orígenes de muchos de los que ingresaron en la fe, comenzando por los mismos apóstoles (cf. 1Co_1:26-29), y seguidos por multitud de pecadores.
Otras interpretaciones de elementos alegóricos, más que enseñanzas doctrinales secundarias de la parábola, quizá sean acomodaciones hechas sobre la misma 5.

Tercer anuncio de ¡a pasión,1Co_29:17-19 (Mar_10:32-34; Luc_18:31-34).
17 Subía Jesús a Jerusalén y, tomando aparte a los doce discípulos, les dijo por el camino: 18 Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte, 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará.

Esta tercera predicción sobre su pasión y muerte está descrita muy minuciosamente: la más de todas. Si Cristo se atuvo en su enunciación literaria al género profético, de núcleo claro y contornos más oscuros que se hacen claros a la hora de su cumplimiento, esta redacción es la que estaría más matizada con el cumplimiento de los hechos. Cristo está consciente de su muerte y de su resurrección. En cambio, los apóstoles aparecen en una situación semejante a la que tuvieron en las dos primeras predicciones, las cuales tuvieron lugar antes y después de la transfiguración, que debía iluminar, como vértice, la grandeza de Cristo. Pero la incomprensión (Lc-Mc), el asombro (Mc) estaba aún en ellos por no poder compaginar el medio ambiente de un Mesías terreno y triunfador con la perspectiva de muerte que Cristo les ponía de su mesianismo 5. El anuncio por tercera vez más que debido a la afición de Mt por el número tres, debe de ser histórico, por la confirmación de los sinópticos.

La petición de la mujer del Zebedeo,Luc_20:20-23 (Mar_10:35-45).
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose, para pedirle algo. 2 l Díjole El: ¿Qué quieres? Ella contestó: Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu reino. 22 Respondiendo Jesús, le dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber? Dijéronle: Podemos. 23 El les respondió: Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo; es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre.

Mt-Mc, que son los que narran este episodio, lo ponen inmediatamente después de la tercera predicción de la pasión. La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de su reino espiritual.
En Mt-Mc hay una divergencia narrativa, debida acaso a las fuentes. En Mc la petición se la hacen directamente a Cristo Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo; en Mt, su madre, Salomé (Mar_15:40; cf. Mat_27:56). Procedimientos semejantes se encuentran en los evangelios (cf. Mat_8:5-13, comparado con Luc_7:1-10).
Se pide para Santiago y Juan los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe como terreno (Hec_1:6). La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder 6. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una serie 7. Se pensó si tuvieron esta pretensión basándose en posibles razones de parentesco (Jua_19:25), lo que pudiera tener más fuerza en las costumbres orientales de vinculación a la familia, tribu o clan.
En la respuesta de Cristo hay dos partes, que acaso pudieran responder a dos temas combinados.
Con el primero les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor. ¿Podrán ellos beber el cáliz que a El le aguarda, y ser bautizados en el bautismo de su pasión? Se ve que este tema no responde directamente a la petición que le hacen; más directamente es el segundo, aunque sea para hablarles del plan del Padre. Por eso, la primera parte puede ser histórica en este momento, pero también podría tener un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio testimonio estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
La literatura judía presenta frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su uso de los festines (Sal 16;5; Jua_23:5; Jua_116:13; Lam_4:21); pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia (Sal_75:9; Isa_51:17.22; Eze_23:31-33; Rev_15:7.16). El mismo sentido tiene en la literatura rabínica 8. El cáliz que Cristo bebería era el de su pasión y muerte (Mat_26:39 par.; Jua_18:11).
En Mc se les pregunta además si están dispuestos a recibir el bautismo (âÜðôéóìá) con que yo voy a ser bautizado. Este bautismo de Cristo es igualmente la inmersión total en su pasión y su muerte (Luc_12:50). Era expresión usada también en la lengua profana para indicar el ser afectados por males muy grandes 9.
A la pregunta que les hace Cristo si estarían dispuestos a beber este cáliz y a sumergirse, como El, en este bautismo de dolor, le respondieron que sí. No era un respuesta de fácil inconsciencia. Y Cristo les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. Pero no se ve exigencia, por este vaticinio, cíe que ambos hubiesen de tener que sufrir lo mismo que Cristo, sino ser sumergidos, bautizados, como indica el nombre, en una fuerte pasión.
De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de Agripa I (Hec_12:2), siendo decapitado 10. Juan murió en edad muy avanzada (Jua_21:23), de muerte natural. Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió ante portam latinam el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró milagrosamente 11.
Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones (Luc_9:54). Pero había en esta petición un plan más profundo del Padre que no competía a Cristo el cambiarlo; había en todo ello una predestinación (cf. Jua_6:37.44): Dios dispone libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo. A la hora de escribirse este relato, los judíos por su fe y los cristianos por la suya, solían morir por ella.

Protesta de los apóstoles y lección de servidumbre,Jua_20:24-28
(Mar_10:41-45; cf. Luc_22:24-30).
24 Oyéndolo, los diez se enojaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús, llamándolos a sí, les dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas. 26 No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, 27 y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro esclavo, 28 así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos.

Esta pretensión y proposición de los hijos del Zebedeo la oyeron los otros diez no se dice si al hacerla allí mismo y se indignaron contra los dos hermanos. Acaso esta protesta abierta fue separados de ellos. Al ver aquella disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino (Luc_22:30). Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo.
En el mundo, los que gobiernan las naciones fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles comprendieron y asumieron como mision el hecho politico y social desigual de su epoca. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de algunos de los procuradores romanos.
Pero, si esto sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así entre vosotros, que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las doce tribus de Israel. Al contrario, la idea se da con todo el grafismo oriental. El que quiera llegar a ser grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor (äéÜêïíïò). Õ el que quiera ser el primero entre vosotros, deberá ser vuestro esclavo (äïýëïò). Las frases son demasiado comprensibles en su misma hipérbole. No ha de haber ansias ni apetencias de los puestos del reino, puesto que éstos no son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de esclavo. Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser esclavo de todos (Mc). Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser esclavo.
Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a ser servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido, sino a servir (äéá÷ïíçóïê); al contrario, vino a dar su vida (øõ÷çí) como rescate de muchos. Esta enseñanza de Cristo tiene una gran portada dogmática.
a) Rescate. La expresión rescate que aquí se usa (ëýôñïí) ha de ser precisada.
Esta palabra griega aquí usada aparece usada veinte veces en la versión de los LXX del A.T. 12 Siempre traduce a cuatro palabras hebreas, que significan:
1) La compensación ofrecida en dinero por causa de una muerte o de una ofensa grave.
2) El precio pagado por un objeto.
3) El precio pagado por el rescate de un esclavo o de un cautivo para libertarlo.
4) En el libro de los Números significa incluso la liberación por sustitución. Así, los levitas sustituyen a los primogénitos en el servicio del templo (Num_3:12).
Por eso, el uso bíblico impone indudablemente al término la idea de rescate; y, de todos los términos hebreos, el que mejor responde a esta idea es el término kofer, porque designa exclusivamente la liberación por rescate.
El uso corriente también daba, en la época de Cristo, a este término la idea de liberación por rescate. En el lenguaje de la koine, en inscripciones y papiros, y en el clásico, este término se usaba en ocasiones para indicar el precio del rescate de un esclavo. Y a veces, con este término, se expresaba una liberación mediante un sacrificio. Así, Filón de Biblos cuenta que los reyes fenicios tenían la costumbre, en las calamidades públicas, de aplacar a los dioses, y salvar así a todo el pueblo, entregando a la muerte, como ëýôñïí, rescate, al más querido de sus hijos 13.
Por tanto, en el primer siglo de nuestra era, la palabra ëýôñïí evocaba de un modo totalmente natural la idea de precio pagado por una liberación, y como este precio podía ser, a veces, una persona (Num_3:12; y el ejemplo citado por Filón de Biblos), no había posibilidad de extrañeza de entender que el Hijo del hombre iba a dar su vida en rescate por los otros. 14 Precisamente San Pablo dirá cómo eran los hombres esclavos del pecado (Rom_6:20), del cual Cristo los liberó (v.22) con su muerte.
Por eso es insostenible el interpretar metafóricamente este término, en el sentido de que este rescate era por el buen ejemplo que Cristo daba, sus ejemplos, su doctrina, etc.15 En este ambiente, tanto bíblico como el profano contemporáneo de Cristo, la expresión dar su vida en rescate por los no puede tener otro sentido que el que su muerte es el rescate, el precio, por tanto, del rescate de los hombres. Y, en consecuencia, que su muerte tiene un valor de expiación y de liberación en los hombres, de una deuda, que, naturalmente, es el pecado. Sin embargo, San Pablo, que insiste tanto en esta doctrina, no utiliza este término estricto para exponerla (1Ti_2:6; Tit_2:14). Prueba de la no interferencia del paulinismo en la redacción evangélica de esta doctrina.
b) Por muchos. Este beneficio de la muerte de Cristo va a aprovechar (áíôß) a muchos (ðïëëþí). La frase literaria podría desorientar, como si la redención de Cristo no fuese por todos los hombres, sino sólo por algunos, aunque éstos fue se ç muchos.
En primer lugar, esta forma muchos es evidentemente equivalente a todos los hombres en San Pablo. En un mismo pasaje permuta, para hablar de la redención de todos los hombres, el término muchos con todos (Rom_5:15.18.19).
A esto se añade que se trata de un semitismo. Esta palabra corresponde al hebreo rabbím. Y rabbím en hebreo postbíblico no significa muchos pura y simplemente, sino la multitud en general, el pueblo, es decir, todos los seres humanos sin distinción 16. Pero es, sobre todo, el influjo del pasaje de Isaías (Rom_53:11-12) del Siervo de Yahvé, en el que se dice que El expiará el pecado por muchos, que es la obra redentiva.
Lc, en 22:24-27, refiere este mismo tema del servicio, pero omite el final, en el que se dice que Cristo no vino a ser servido, sino a dar la vida por todos. Se pretendía un influjo del paulinismo. Pero Pablo no utiliza el término ëýôñïí, en esta forma estricta; aparte que el enfoque de este pasaje por Lc tiene otra finalidad que la de Mt-Mc.
Pretende dar a las diversas categorías de fieles helenísticos el concepto de servicio y prontitud en el mismo. Ni hay el menor inconveniente que esta frase ausente en Lc, acaso por ausencia en su fuente, esté en Mt-Mc en un contexto lógico, procedente de otra situación literaria.

Curación de dos ciegos, 20:29-34
(Mar_10:46-52; Luc_18:35-43; cf. Mat_9:27-31).
29 Al salir de Jericó les seguía una muchedumbre numerosa. 30 Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, oyeron que pasaba Jesús y comenzaron a gritar, diciendo: ¡Señor, ten piedad de nosotros, Hijo de David! 31La multitud les reprendía para hacerles callar, pero ellos gritaban con más fuerza diciendo: ¡Señor, ten piedad de nosotros, Hijo de David! 32 Se paró Jesús, y llamándolos, les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Dijéronle: Señor, que se abran nuestros ojos. 34 Compadecido Jesús, tocó sus ojos, y al instante recobraron la vista, y seguían en pos de El.

Mt-Mc colocan inmediatamente después de la petición de la mujer del Zebedeo la escena de la curación de estos ciegos; Lc, en cambio, suprimiendo la escena de los hijos del Zebedeo, acaso por tener menos interés para sus lectores gentiles, intercala el pasaje de Zaqueo. En todo caso, Cristo está subiendo camino de Jerusalén. Y en esta ruta llega a Jericó. Aquí se localiza la escena 17.
En la situación local de este pasaje hay una dificultad clásica.
Mt-Mc la localizan cuando Jesús y los suyos salen de Jericó. Lc, en cambio, la localiza cuando Jesús se acerca, en su venida a Jericó. Las soluciones propuestas son varias. Se indican las principales.
Una sería suponer una citación quoad sensum, sin cuidar excesivamente de un intento de detalle local, o suponer también lo que en otras ocasiones hace el mismo Le: que adelanta literariamente la narración de la curación de este ciego, por concentrar principalmente su narración en la escena de Zaqueo y la parábola de las minas 18, lo que modificará literariamente este detalle.
También se ha propuesto como solución un procedimiento redaccional de Lc. En Jericó narra la conversión de Zaqueo; al salir de Jericó, o fuera de ella, pero narrada a continuación, tiene la parábola de las minas; por eso situaría Lc la escena de los ciegos al acercarse a Jericó. Sería un procedimiento topográfico redaccional (Osty).
El segundo problema es el número de ciegos. Mt pone dos; Mc-Lc, uno, dando el nombre del mismo, Bartimeo = hijo de Timeo. Las soluciones propuestas son las siguientes:
Se trata de dos ciegos; si no, Mt no tendría motivo para fijar este número. Si Mc-Lc se fijan en uno, del que dan el nombre, acaso se debe a que sólo uno pasó, por más conocido, a la catequesis y a esos dos evangelios. ¿Acaso hacían falta dos testigos para testificar el mesianismo de Cristo? (v.30c).
Otra solución es que se trataría de una condensación complementaria hecha por Mt de dos curaciones individuales e independientes hechas por Mc (Mat_8:22-26; Mat_10:46-52 = Mat_20:29-34).
Cristo muestra en esta escena un gesto de comprensión y se diría de servicio, a tono con el pasaje anterior.
¿Por qué la turba manda callar a los ciegos? Podría ser por un gesto de admiración a Cristo, sobre todo si lo rodeaban o hablaban con EL Acaso por reflejarse aquí el ambiente del capítulo 17 de los Salmos de Salomón, en los que el aspecto misericordioso del Mesías cede al aspecto del Mesías destructor de sus enemigos (Bonnard); aunque otra cosa refleja Mat_12:23.
En Mt la curación se hace tocando sus ojos; Mt gusta describir a Cristo uniendo el gesto a la palabra.
En la escena se le aclama Hijo de David. Esta expresión era título mesiánico 19. En Mt sale varias veces (Mat_9:27; Mat_12:23; Mat_15:22; Mat_21:9.15). Para explicar cómo aparece en boca de estos ciegos este título mesiánico no hace falta recurrir a un préstamo del evangelista; a esta altura de la vida de Cristo, ya había la sospecha en muchos y la creencia de que era el Mesías. Los ciegos podían oírlo allí mismo, entre las gentes y posibles aclamaciones que venían con Cristo: muchedumbre numerosa (Mt). Era lo anunciado por Is (Mat_29:18b).
También le llaman Señor (xópte). En Mt es normal este título para resaltar la divinidad de Cristo. Con él le proclamaba la primera generación cristiana. En Mc (v.51) se le llama Maestro, y en Lc (v.41), también Señor, probablemente con el mismo sentido que en Mt.

1 Dict. de la Bible II col.63ss. 2 Nestlé, N.T. graece et latine (1928) ap. crít. a Mat_20:16. 3 Mg 58:614. 4 Lebreton, La vie et l'enseignement. vers. esp. (1942) II p.99-106; Brunec, Multi vocati, pauci electi: VD (1948) 88-97.129-143.277-290. 5 Cf. Vosté,Parabolae selectas. (1933) I p.413.431; Buzy, Les parábales. (1932) p.205-237; J. Dupont, La parábale des ouvñers de la vigne (Mat_20:1-16): Nouvelle Rev. Théol. (1957) p.785-797; Vargha, Operarii in vinea: VD (1928) 302-304; J. Duplacy, Le maítre ge'néreux et les ouvñers égo'istes (Mat_20:1-16): Bibl. et Vie Chrét. (1962) p.16-30; J. B. Bauer, Gnadenlohn oder Tageslohn? (Mat_20:8-16): Bibl. (1961) p.224-228; J. Jeremías, Die Gleichnisse Jesu, vers. esp. (1970) p.46-49. 5 J. Schmid, Das Evangelium Nach Markus (1958) P.40. 6 Strack-B., Kommentar. I p.835ss. 7 Josefo, Antiq. VI 11:9. 8 Strack-B., Kommentar. I p.836-838. 9 Pap. P. 47:13; Josefo, BI IV 3:3. 10 Cf. Eusebio, Hist. eccl. II 9:3. 11 Tertuliano, De praescñpt.: MG 2:49; cf. San Jerónimo: Mal_26:143. 12 Hatche et redpath, Concórdame to the Septuagint. 13 Eusebio De C., Praepar. evang.: MG 21:95. 14 Sobre todo esto, cf. Plrot',évang. s. St. Marc (1946) p.350-351; cf. Büchael, art. ?????? , en Th. Wórt. ? . ? ., p.341ss. 15 J. B. Frey, en Rev. Bib. (1916) 58-60. 16 D. Gonzalo maeso, Ilustraciones eucarísticas (1957) p.206 nota 3; Barrett, The Background of Mark 10:45: New Testament Essays (Studies in Memory of T. W. Manson, 1959) 1-18; J. A. Emerton, The Aramaic Background of Mark 10:45: The Journal of Theolog. Studies (1960) p.334ss. 17 Pillarrella, Sedebat secus viam mendicans (Luc_18:35): Pal. Cler (1959) 0.1085-1087. 18 A. Fernández, Vida de Jesucristo (1954) p.493; sobre las diversas interpretaciones cf. Simón-Dorado, Praelectiones biblicae N.T. (1947) p.799-800; Osty, 'évang. s. St. Lúe, en La Sainte Bible de Jérusalem 132-133. 19 Salmos de Salomón 17:23; Strack-B., Kommentar. I p.640.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 20

4. PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA (MT/20/01-16).

1. El reino de los cielos se parece a un propietario que salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. 2 Y habiendo convenido con ellos a denario la jornada, los envió a su viña. 3 Salió luego hacia la hora tercia y, al ver a otros que estaban en la plaza desocupados, 4 les dijo igualmente: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. 5 Y ellos fueron. Nuevamente salió hacia la hora sexta y a la nona, e hizo exactamente igual. 6 Salió aún hacia la hora undécima y encontró a otros que estaban allí, y les pregunta: ¿Cómo estáis aquí todo el día sin trabajar? 7 Ellos le responden: Es que nadie nos ha contratado. El les dice: Id también vosotros a la viña. 8 Al atardecer, dice el señor de la viña a su administrador: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y acabando por los primeros. 9 Llegaron, pues, los de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. 10 Cuando llegaron los primeros, pensaron que recibirían más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. 11 Después de haberlo recibido, protestaban contra el propietario, 12 diciendo: Estos últimos trabajaron una sola hora, y los has igualado a nosotros, que hemos aguantado el peso de la jornada y el calor. 13 él le contestó a uno de ellos: Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no conviniste conmigo en un denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera? ¿O es tu ojo malo, porque yo soy bueno? 16 De esta suerte, los últimos serán primeros, y los primeros últimos.

(En algunos manuscritos a continuación del v. 16 siguen las siguientes palabras: «Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.» Esta frase ciertamente no forma parte del versículo 16, sino que procede de Mat_22:1).

El pasaje anterior concluyó con la frase: «Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros» (Mat_19:30). Quizás fue únicamente esta frase la que indujo al evangelista a insertar la parábola en este pasaje. En la parábola se paga el jornal primero a los últimos y en postrer lugar a los primeros. ésta es también la única coincidencia, que se da entre la sentencia y la narración. El evangelista concluye la parábola con la misma frase (Mat_20:16), luego probablemente ha empleado esta frase como idea directriz y así ha remachado los versículos sobre el seguimiento con la parábola de los obreros. Pero la importancia de esta parábola está orientada en otra dirección. Para entenderla tenemos que prescindir de esta frase final; por tanto tenemos que procurar explicarla sin el versículo 16. No obstante hemos de preguntarnos si el lugar actual está elegido con mucha oportunidad. En la pregunta de Pedro se trató de la recompensa (Mat_19:27), en la parábola también se trata de lo mismo. Allí Jesús en su respuesta habló de una recompensa muy superior, que es la vida eterna (Mat_19:29). Aquí al último se le da un jornal que es mucho mayor del que puede esperar la justicia. Allí en la frase final (Mat_19:30) se invirtió la norma humana mediante la decisión divina, aquí sucede lo mismo. Así pues, el relato está interiormente enlazado con lo precedente por medio de varios hilos.

Escucharemos la parábola tal como nos la da a entender el evangelista, es decir como ulterior instrucción sobre la recompensa de Dios para los discípulos, y también sobre nuestra recompensa, que esperamos conseguir. El suceso que Jesús describe está tomado de la vida real, como en la mayoría de las parábolas. En efecto, hay hombres que en el mercado aguardan que alguien les contrate como jornaleros.

Un denario corresponde al salario medio de un día de trabajo. Se puede comprender que el dueño de la viña contrate obreros varias veces, porque la necesidad eventual de trabajo es muy grande, si se piensa en el tiempo de la vendimia. Suena algo raro que el dueño de la viña contrate obreros hacia la hora nona, más aún hacia la hora undécima. No es probable que poco antes de terminar el trabajo, todavía haya hombres que esperen ganar algo aquel día. Tampoco es probable que el dueño de la viña recorra por cuarta vez el camino del mercado. Con todo se fundan estos rasgos en la disposición del relato. Explican el suceso sin hacerlo inverosímil. Sólo con los primeros trabajadores se concierta el jornal; de los segundos sólo se dice sin precisar que recibirán lo que sea justo. También esto prepara la liquidación del salario tal como debe efectuarse al final del relato, que se narra minuciosamente y de un modo diáfano en conjunto, pero sólo como preparación para el punto principal. El pago de los jornales al atardecer nos indica el objeto de la parábola. El dueño encarga a su administrador que después de terminar el trabajo pague el jornal comenzando por los últimos y acabando por los primeros. Tiene que seguirse este orden, para que los primeros vean cómo se paga a los últimos, cuando aquellos aún no se hayan ido con su sueldo. Mientras se les paga, se advierte en seguida la indignación de los obreros y también nuestro asombro. Los últimos cobran el mismo jornal que se concertó con los primeros, un denario por el corto tiempo de trabajo. Es muy comprensible que se levante una murmuración. Los siguientes esperan cobrar más, puesto que a los últimos ya se les ha pagado un denario. Pero todos cobran lo mismo. La conducta del dueño de la viña se puede llamar arbitrariedad extravagante, enorme despreocupación o injusticia directamente social. Así piensan aquí los obreros, así piensa el hombre en general. ¿Cómo se justificará el dueño? Nuestra conciencia social sumamente sensible está intranquila.

En la respuesta en primer lugar se trata de la cuestión de la justicia. A los primeros no se les hace ningún agravio por el hecho de que se les pagara el jornal que se había concertado, o sea un denario por la jornada. Aunque los otros recibieran lo mismo, no por eso se perjudica a los primeros. El propietario también ha conocido y manifestado que los murmuradores en fin de cuentas no protestaban por ver que se quebrantaba la justicia, sino por envidia personal. ¿O es tu ojo malo...? El ojo-malo revela una mala manera de pensar o un corazón ofuscado. «Pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo quedará en tinieblas» (6,23a). La indignación no la ha causado el celo por el debido orden sino la rivalidad y la malicia. Pero eso sólo es una parte de la respuesta. La parte principal está en el contraste entre los dos miembros siguientes: ¿O es tu ojo malo, porque yo soy bueno? El propietario no procedió por un capricho inconsiderado o por una injusticia consciente, sino por bondad. Eso es lo que propiamente importa. El propietario no quiso dañar a los primeros, sino que quiso ser generoso con los demás. Su manera de pensar ya no se revela como la manera de pensar de un propietario rural terreno, sino como la manera de pensar del Padre divino. El propietario rural no podría decir de sí tranquilamente: «¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera?» Pero Dios sí puede hacer lo que quiera. Porque la recompensa que él tiene que dar, no hay que conseguirla por causa de la justicia, sino por razón de la gracia. No se puede merecer la vida eterna, sino que se adjudica al hombre como don libre. En la vida eterna dejan de existir la lógica humana y la inteligencia calculadora, más aún, deben ser superadas directamente en esta pregunta del propietario. En Dios están vigentes otras reglas. porque Dios piensa de otra manera. Y tiene que pensar de otra manera, porque su recompensa es distinta del jornal pagado por el rendimiento del trabajo del hombre. El Dios propietario puede regalar libremente lo que quiera. Y el hombre no le puede impedir que dé a quien quiera y cuanto quiera. Lo único que debemos saber es que Dios da por bondad. Sólo podemos fiarnos de la bondad de Dios y contar sólo con ella. Nunca se puede contar con el rendimiento del propio trabajo, con el supuesto titulo jurídico, con la correspondencia entre rendimiento y jornal. Estas cosas son muy importantes para el orden de nuestra vida entre los hombres, pero tienen muy poco valor y son inválidas en el orden divino de la gracia, y nuestra parábola sólo habla de este orden. Contiene una de las grandes revelaciones de Dios y de su modo de pensar como la contiene la parábola del deudor despiadado (18,22-35), aunque sea de una forma distinta. Los rabinos calculaban la recompensa y establecían para cada obra buena un correspondiente sueldo divino. Mediante la parábola se suprime este modo de pensar sobre la recompensa. ¿Qué podríamos esperar, si se pagara la recompensa según nuestro rendimiento? ¡Qué esperanza puede tener ahora quien crea que Dios también puede proceder con él por bondad y que no tiene que proceder por justicia!

6. LA AMBICIÓN DE LOS Discípulos Y EL PRECEPTO DE SERVIR (20,20-28).

a) Los hijos de Zebedeo (Mt/20/20-23).

En san Marcos vienen los dos hermanos, Santiago y Juan, a Jesús y le exponen su petición. En san Mateo es la madre de los dos hijos la que ruega por ellos. El texto de san Marcos es más original, y sólo se puede entender bien el cambio propio del evangelista san Mateo en el sentido que no quiere hacer quedar mal a los dos discípulos. Eso también puede observarse claramente en otros pasajes.

20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró ante él para pedirle algo. 21 él le preguntó: ¿Qué es lo que quieres? Ella le dice: Di que estos dos hijos míos se sienten en tu reino el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero Jesús contestó: No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber? Ellos le responden: Sí que lo somos. 23 él les replica: Cierto; beberéis mi cáliz. Pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es cosa mía el concederlo; eso es para aquellos a quienes se lo ha reservado mi Padre.

Tres veces anuncia Jesús su pasión, y tres veces no es comprendido. Al primer anuncio sigue la enérgica objeción de Pedro, que Jesús rechaza tan bruscamente (16,22s). En san Marcos al segundo anuncio siguió el vergonzoso diálogo de los discípulos entre sí sobre quién es el mayor, y la enseñanza de Jesús (Mar_9:33-35). San Mateo ha aflojado un poco esta conexión intercalando el diálogo sobre la contribución del templo (Mar_17:24-27). El tercer anuncio es contestado con la petición de los hijos de Zebedeo. ¡Qué mala inteligencia! Jesús piensa en el oprobio, ellos piensan en su honor. él va al encuentro del madero de la cruz, ellos esperan ocupar los sitios del trono de la gloria. No han entendido nada ni entenderán nada hasta que se les aparezca Jesús resucitado. Ellos piensan desde abajo, Jesús desde arriba. Lo que para ellos es objetivo de su ambición, para Jesús es recompensa libremente otorgada a la obediencia: estar sentado en el trono. El camino hacia la gloria va por el valle sombrío de la humillación. No sabéis lo que pedís. Antes se tiene que vaciar el cáliz. Jesús está a punto de beberlo. Pedirá angustiado que pase de él «este cáliz» (Mar_26:29). Tan difícil le resulta coger la copa. Pero los dos hermanos dicen con audacia: Podemos beberlo. Quizás con la ufanía con que habló Pedro en el lago: Mándame ir a ti sobre el agua (Mar_14:28). Pero quizás también porque no saben lo que contiene este cáliz: la bebida preparada por la ira de Dios. Ni siquiera quien se identificó con Jesús en la muerte, tiene derecho a determinados sitios en la gloria. éstos sólo los concede el Padre. él está de un modo soberano por encima de todo, por encima de la marcha hacia Jerusalén y de los acontecimientos que allí tendrán lugar, también está por encima del orden del tiempo en el mundo nuevo. Jesús sabe que entrará en la gloria. Lo sabe con la misma seguridad con que predice su resurrección (Mar_20:19). Así como será resucitado por el Padre, así también será entronizado por él como Señor y juez. Eso también puede aplicarse a los suyos, especialmente a los doce, a quienes ya se les ha prometido que se sentarán con él en su trono y juzgarán a las doce tribus de Israel (Mar_19:28). El Padre está por encima de todo. En la humillación y en el ensalzamiento, sólo su voluntad prevalece.

b) El precepto de servir (Mt/20/24-28).

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús los llamó junto a sí y les dijo: Ya sabéis que los jefes de las naciones las rigen con despotismo, y que los grandes abusan de su autoridad sobre ellas. 26 Pero no ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que quiera entre vosotros ser grande, sea vuestro servidor, 27 y el que quiera entre vosotros ser primero, sea vuestro esclavo.

Los otros diez apóstoles se enojan. Tienen la petición por temeraria. ¿Acaso ya habían «entendido»? ¿O es que consideran la manera de proceder de los dos como competencia y todavía no se ha extinguido la controversia entre ellos sobre quién es el mayor (Mar_9:33 s)? El Maestro añade una instrucción, que constituye una de las mayores enseñanzas que le debemos. Se descubre la ley fundamental de los discípulos, la nueva manera de pensar de los creyentes, la nueva ordenación del pueblo de Dios, que es la Iglesia. Se evoca un impresionante contraste: a un lado, la imagen más contundente de la corrompida autoridad humana; a otro, la imagen del esclavo servidor. Se ejerce la autoridad humana mediante la opresión, el poder del dominador se lleva a cabo por la impotencia de los dominados. Cuanto más grande es la privación de poder de los súbditos, tanto más ilimitado es el ejercicio de la autoridad del dominador. ¡Cuántos ejemplos en la historia! Aquí se dice con energía: Pero no ha de ser así entre vosotros. Lo contrario es lo que aquí vale. El que quiere ser poderoso debe despojarse del poder, el que quiere ser grande debe hacerse pequeño, el que quiere pasar por primero debe hacerse el último. El nuevo espíritu es el espíritu de servicio. La nueva ley es la ley de la entrega a los demás. La verdadera grandeza es la pequeñez. El verdadero dominio consiste en servir. Todo eso parece paradójico y lo es, en efecto. El hombre natural se rebela contra esta concepción, y con ello muestra que todavía no se ha encontrado a sí mismo ni a su vocación humana. Porque el que pierde su vida, la encontrará (Mar_16:25). El discípulo se encuentra al desasirse de sí mismo. Se libera de sí esclavizándose al servicio del prójimo (cf. Gal_6:13).

28 De la misma manera que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate de muchos.

Las palabras del Maestro a los discípulos podrían resultar vacías e ineficaces, si para ellas no hubiera un ejemplo vivido de un modo convincente. Se podrían tener estas palabras por deliberadas exageraciones, destinadas sólo a sacudir los ánimos, si no se hubiesen cumplido al pie de la letra. La doctrina no exige un ideal inasequible, sino que puede ser comprobado en la vida de un hombre. El mismo Jesús es quien vive según esta ley. Vive como prototipo y modelo de la Iglesia. No ha venido para ser señor, sino siervo. Su misión está dirigida a servir. La voluntad que gobierna en él y por la que él «vino» es una voluntad pronta para el servicio. La vocación de Jesús es servir. En el cenáculo él, que es el Señor y Maestro, prestará el servicio del esclavo y lavará los pies a los doce (/Jn/13/01-15). El primero pasa a ser el último, el Señor de todos viene a ser el servidor de todos. «Porque ejemplo os he dado, para que, como yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis. De verdad os lo aseguro: el esclavo no es mayor que su señor, ni el enviado mayor que el que lo envía. Si entendéis esto, dichosos seréis practicándolo» (Joh_13:15-17). Este servicio llega hasta la última posibilidad, a saber, la muerte. De estas palabras se deduce con claridad lo que propiamente animaba a Jesús: no lo impulsaba por el camino del Gólgota una necesidad ciega, aceptada por pura obediencia; era la necesidad del amor que ha salido del Padre y ha entrado en el Hijo. El Hijo también recorre el camino por propia decisión, porque ama como ama el Padre. No se le despoja de la propia vida por la fuerza, sino que él la da como don de amor. El Hijo del hombre vino a dar su vida... Ningún hombre tiene posibilidad de pagar como rescate algo que tenga el mismo valor que su propia vida, la cual, cuando se ha perdido no puede volver a compararse; sino que sigue en la muerte. Cuando esto tiene lugar en forma definitiva, es decir, cuando está corrompido por la culpa y el egoísmo, no podrá conseguir la auténtica vida eterna (cf. 16, 26). Necesita que otro pague el rescate. éste otro es el único que puede hacerlo, el Hijo del hombre. El amor le impulsa al servicio, y el servicio le impele hasta la entrega de la vida, pero la entrega de la vida como rescate para los demás.

El Nuevo Testamento, ofrece diferentes imágenes que ilustran la obra de Cristo. En él encontramos la expresión de desatar o soltar, que se aplicaba a la redención de un esclavo o de una persona privada de libertad. Se compraba la libertad por una suma determinada, el rescate. Aquí se paga el precio de una vida, y con él se compra la inmunidad de la muerte. En el texto se dice: en rescate de muchos. Con estas palabras se contrapone el único a los otros muchos. Sabemos que estos muchos son todos, porque nadie puede procurarse el precio del rescate para su vida malograda. Pero a esta acción sustituta, desinteresada, de Jesús corresponde abundante fruto. Lo que ocurrió en los sentimientos por el amor a todos, también en el efecto redunda en provecho de todos. Así se expresa el libro de Isaías hablando del «siervo de Yahveh». Con esta figura, el mismo Jesús y la Iglesia posterior a él conocen que existe un trueque misterioso entre la acción del único y su eficacia para muchos. Una magnífica herencia y un rico botín son el fruto de la entrega de la vida: «Por tanto, le daré como porción suya una gran muchedumbre, y recibirá innumerables gentes por botín; pues que ha entregado su vida a la muerte, y ha sido confundido con los facinerosos, y ha tomado sobre sí los pecados de todos, y ha rogado por los transgresores» (Isa_53:12). El apóstol san Pablo dirige una mirada a la figura de Adán, más lejana aún que la del siervo de Yahveh. Desde Adán se le presenta en forma nueva la acción de Cristo, en la que reconoce la contrapartida de la acción de Adán: «Así pues, como por la falta de uno solo recayó sobre todos los hombres la condenación, así también por la acción justa de uno solo recae sobre todos los hombres la justificación que da vida. Pues, al igual que por la desobediencia de un solo hombre la humanidad quedó constituida pecadora, así también por la obediencia de uno solo la humanidad quedará constituida justa» (Rom_5:18 s). Si el discípulo tiene esta figura ante los ojos, ya no tendrá la ley fundamental del cristiano por exageración retórica, sino por regla de su propia vida. Se propone al discípulo el modelo de su Señor, al lado del cual tienen que palidecer todos los demás modelos e ideales. Lo que decimos del discípulo vale también de la Iglesia, que debe presentarse al mundo como un don del amor.

7. CURACIÓN DE DOS CIEGOS (Mt/20/29-34).

29 Al salir ellos de Jericó, lo siguió mucha gente. 30 Y en esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que pasaba Jesús, se pusieron a gritar: ¡Señor! ¡Hijo de David! ¡Ten compasión de nosotros! 31 El pueblo los reprendió para que callaran; pero ellos gritaban más fuerte: ¡Señor! Hijo de David! ¡Ten compasión de nosotros! 32 Jesús se detuvo, los mandó llamar y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? 33 Ellos le contestan: ¡Señor, que se nos abran los ojos! 34 Jesús, movido a compasión, les tocó los ojos, y al momento recobraron la vista y lo siguieron.

Jericó está en el fondo del valle del Jordán. Es una de las ciudades más antiguas de Palestina, que durante la conquista de la tierra prometida cayó en manos de Josué (Jos_2:1 ss; Jos_6:7). ¡Cuán distintas las circunstancias del paso del Maestro con su pequeña y pacífica comitiva! A partir de Jericó se sube por una cuesta a través de montes agrestes, escarpados y sin árboles hacia Jerusalén. Se deja la depresión del Jordán (Jos_19:1) y la primera ciudad que se encuentra es Jerusalén, construida en lo alto, en la que Jesús entrará triunfalmente (Jos_21:1).

Este milagro de Jericó parece que se haya grabado profundamente en la tradición. San Marcos incluso puede transmitir un nombre: Bartimeo, es decir el hijo de Timeo (Mar_10:46) (*). La gente ordenaron a los dos ciegos que guardaran silencio para no molestar al Maestro ni llamar la atención. Los dos ciegos no hacen caso del mandato, sino que gritan todavía con mayor fuerza. Aumenta la indignación. De repente cambia la escena, ya que Jesús se detiene y los manda llamar. Primero la indignación concentrada de la multitud, ahora la benevolencia de uno solo. Ahora no hay nada más importante que ayudarlos, ni la prisa del camino, ni la consideración a la gente, ni el formalismo con los hombres torpes. Su fe en el Hijo de David, el Mesías, les ha hecho pedir misericordia sin cansarse. Esta fe es recompensada. Jesús les toca ligeramente los ojos, y recobran su vista. Gozando de la facultad de ver se unen a la comitiva y siguen a Jesús. Siendo ciegos entendieron, porque reconocieron en Jesús al hijo de David. Gozando de la facultad de ver le siguen en el camino hacia Jerusalén. Ahora no solamente ven al Mesías de Israel con la luz de sus ojos recuperada, sino que se ponen a seguir al Maestro, que es lo mismo que seguir la cruz.

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* San Mateo informa de la curación de dos ciegos, en san Marcos sólo se habla de uno. En la precedente curación de ciegos (Mar_9:27-31) también eran dos los ciegos. Puesto que en la curación de endemoniados de Gádara también eran dos los posesos, se tiene que suponer que san Mateo cada vez lo ha delineado así conscientemente, sin duda a causa de la regla del Antiguo Testamento según la cual un estado de cosas sólo puede ser corroborado legalmente por la declaración de dos testigos (Deu_19:15).

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Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



"Semejante es el reino de los cielos a un hombre, padre de familias, que salió muy de mañana a ajustar trabajadores para su viña. Y habiendo concertado con los trabajadores darles un denario por día, los envió a su viña. Y saliendo cerca de la hora de tercia, vio otros en la plaza que estaban ociosos, y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron. Volvió a salir cerca de la hora de sexta y de nona, e hizo lo mismo. Y salió cerca de la hora de vísperas, y halló otros que se estaban allí, y les dijo: ¿Qué hacéis aquí todo el día ociosos? Y ellos le respondieron: Porque ninguno nos ha llamado a jornal. Díceles: Id también vosotros a mi viña. Y al venir la noche, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: Llama a los trabajadores, y págales su jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Cuando vinieron los que habían ido cerca de la hora de vísperas, recibió cada uno su denario. Y cuando llegaron los primeros, creyeron que les daría más, pero no recibió sino un denario cada uno. Y tomándole, murmuraban contra el padre de familias, diciendo: Estos postreros sólo una hora han trabajado, y los has hecho iguales a nosotros que hemos llevado el peso del día y del calor; mas él respondió a uno de ellos, y le dijo: Amigo, no te hago agravio. ¿No te concertaste conmigo por un denario? Toma lo que es tuyo, y vete: pues yo quiero dar a este postrero tanto como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero? ¿Acaso tu ojo es malo porque yo soy bueno? Así serán los postreros primeros, y los primeros postreros. Porque muchos son los llamados, mas pocos los escogidos". (vv. 1-16)

Remigio
Habiendo dicho el Señor: "Que muchos de los que están los primeros serán los últimos y los últimos los primeros" (Mat_19:29), añade, en apoyo de esta verdad, la siguiente parábola: "Semejante es el Reino de los Cielos", etc.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
El padre de familia es Cristo, y el cielo y la tierra son como su única casa y su familia todas las criaturas. Su viña es la justicia, en la que se encuentran todas las clases de justicia, como plantas distintas de una misma viña; por ejemplo, la mansedumbre, la castidad, la paciencia y otras virtudes, todas las cuales están comprendidas en el nombre general de justicia y los cultivadores de esta viña son los hombres. Por eso se dice: "Que salió muy de mañana a ajustar trabajadores", etc. Dios ha grabado la justicia en nuestras facultades, no para su utilidad, sino para la nuestra. Sabed, pues, que nosotros somos conducidos a la viña como asalariados. Y así como nadie lleva a un asalariado a su viña con el objeto único de que coma, así también nosotros hemos sido llamados por Cristo al trabajo, no sólo para que obtengamos nuestra utilidad personal, sino para la mayor gloria de Dios; y así como el asalariado se ocupa primero de su trabajo y después de su alimentación diaria, así también nosotros debemos ocuparnos primero de lo que se refiere a la gloria de Dios y después de lo que concierne a nuestra utilidad. Así como el mercenario emplea todo el día en las obras de su señor y sólo consagra una hora para su alimentación, así también nosotros debemos emplear todo el tiempo de nuestra vida en la gloria de Dios y no conceder más que un poco de tiempo a nuestras necesidades temporales y así como el mercenario se avergüenza de entrar en la casa de su señor y de pedirle pan el día en que no trabaja, ¿cómo vosotros no os avergonzáis de entrar en la Iglesia y de estar delante de Dios el día en que no practicáis una obra buena?

San GregorioMagno, homiliae in Evangelia, 19,1
O también el Padre de familia, es decir, nuestro Creador, tiene una viña, esto es, la Iglesia universal, que ha arrojado tantos sarmientos cuantos son los santos que ha producido, desde el justo Abel hasta el último santo que produzca hasta el fin del mundo. En ningún tiempo ha dejado el Señor de mandar predicadores como trabajadores que enviaba para cultivar su viña a fin de que instruyeran a su pueblo. Porque El ha trabajado en el cultivo de su viña, primeramente por los patriarcas, después por los doctores de la Ley y los profetas y últimamente por los apóstoles, como sus operarios. Se puede decir que todo hombre que obra con recta intención es de alguna manera y en cierta medida trabajador de su viña.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
Podemos decir que todo el siglo presente no es más que un solo día. Porque aunque para nosotros es mucho un siglo, para la vida de Dios es un tiempo muy corto.

San GregorioMagno, homiliae in Evangelia, 19,1
La mañana del mundo es el tiempo trascurrido desde Adán hasta Noé y por eso se dice: "Que salió muy de mañana a ajustar trabajadores para su viña". Y añade el modo de ajustarlos en estas palabras: "Y habiendo concertado, etc."

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
Yo soy de opinión, que la palabra denario se aplica a la salud.

Remigio
El denario era una moneda que valía antiguamente diez ases y que tenía la efigie del emperador. Con razón, pues, el denario representa en este pasaje la recompensa por la observancia del Decálogo. Por eso el Señor dice de una manera significativa: "Y habiendo concertado, etc.". Porque en el campo de la Iglesia trabajan todos por la esperanza de una recompensa futura.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
La hora de tercia, de la que se dice: "Y habiendo salido cerca de la hora de tercia, vio otros en la plaza que estaban ociosos" comprende el tiempo que media desde Noé hasta Abraham.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
La plaza es todo lo que está fuera de la viña, esto es, de la Iglesia de Cristo.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Los hombres viven en este mundo vendiendo y comprando y sustentan sus vidas con sus recíprocos engaños.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
Con razón se llama ocioso a aquel que vive para sí y se recrea en los placeres de su carne, porque ése no trabaja para recoger los frutos de las obras de Dios.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
O también es ocioso, no el pecador, porque ése está muerto, sino el que no trabaja en las obras de Dios. ¿Queréis, pues, no estar ociosos? No toméis los bienes de otros y dad los que son vuestros y cultivando la planta de la misericordia, habréis trabajado en la viña del Señor. Sigue: "Y les dijo: Id también vosotros a mi viña". Es de advertir que sólo a los primeros les fija un denario, mientras que somete a los otros a un precio indeterminado, diciéndoles: "Os daré lo que es justo". El Señor sabía que Adán pecaría y que después de él perecerían todos los hombres en el diluvio y para que en ninguna ocasión se pudiese decir que Adán había abandonado la justicia porque ignoraba la recompensa que había de recibir, se concertó con él. Mas no hizo convenio con los otros, porque estaba dispuesto a retribuirles de una manera superior a lo que podía esperar un asalariado.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
O también, porque El había invitado a los trabajadores de la hora de tercia para toda la obra y se reservó el distribuirles la recompensa justa hasta después de ver lo que habían trabajado. Porque podían haber trabajado lo mismo que los que estaban desde por la mañana muy temprano, desplegando en poco tiempo una energía de trabajo que compensase la falta de trabajo de por la mañana.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
La hora de sexta comprende desde Abraham hasta Moisés y la de nona desde Moisés hasta la venida del Señor. Por eso sigue: "Volvió a salir", etc.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Y unió la hora de sexta con la de nona, porque en ese tiempo llamó al pueblo judío y se reveló con más frecuencia a los hombres para dar todas las disposiciones, porque ya se aproximaba el tiempo como definitivo de la salvación de todos.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
La hora undécima comprende el tiempo que media desde su venida hasta el fin del mundo. El trabajador de la mañana, de la hora de tercia, de sexta y de nona, es el pueblo judío, que por sus elegidos no cesa de trabajar en la viña del Señor, desde el principio del mundo, esforzándose en honrar a Dios con la rectitud de su fe. Los gentiles son los llamados a la hora undécima. Por eso sigue: "Y salió cerca de la hora de vísperas". Porque estaban ociosos todo el día, sin haber hecho esfuerzo alguno en ninguna de las tan largas épocas del mundo para cultivar su viña; pero reparad en la respuesta que dan cuando fueron preguntados: "Y ellos le respondieron. Porque ninguno nos ha llamado a jornal". Efectivamente, ningún patriarca, ni ningún profeta se había acercado a ellos. ¿Y qué otra cosa significa la contestación: "Ninguno nos ha llamado a jornal", sino el que nadie les había predicado el camino de la vida.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
¿Qué es lo que ha concertado con nosotros y cuál el precio de este contrato? La promesa de la vida eterna. Las naciones estaban solas y no conocían a Dios, ni sus promesas.

San Hilario, in Matthaeum, 20
Por eso son mandados a la viña: "Díceles: Id también vosotros", etc.

Rábano
Es justo que, después de haberles tomado el Señor cuenta de los trabajos del día, llegue el momento tan deseado de la recompensa: "Y al venir la noche"; esto es, cuando el día de todo el universo se fuere inclinando hacia la tarde de la consumación de todas las cosas.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Advertid que, cuando da la recompensa, es por la tarde y no a la otra mañana. Por consiguiente, tendrá lugar el juicio dentro del presente siglo y entonces se dará a cada uno su recompensa. Y esto por dos razones: primera, porque la recompensa de la justicia es la misma bienaventuranza eterna; de donde resulta, que antes de la eternidad, esto es, en esta vida, tendrá lugar el juicio. Y la segunda, porque el juicio precederá al día de la eternidad, a fin de que los pecadores no vean la felicidad de aquel día.
Sigue: "Dice el Señor a su mayordomo", es decir, el Hijo al Espíritu Santo.

Glosa
O también, si os parece bien, dice el Padre al Hijo, porque el Padre obra por el Hijo y el Hijo por el Espíritu Santo, sin que por esto haya entre las tres personas diferencia alguna de sustancia o de dignidad.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
O también dice a su mayordomo, esto es, a alguno de los ángeles destinado a distribuir las recompensas o también a uno de los numerosos administradores, según aquellas palabras de San Pablo (Gál_4:2): "Que el heredero, mientras es pequeño, está bajo el poder de los administradores y tutores".

Remigio
O también, Nuestro Señor Jesucristo es el Padre de familia y el mayordomo de la viña; como también es El mismo la puerta y el portero. Porque El es quien ha de venir a juzgarnos y a dar a cada uno según sus obras y cuando reuniere a todos en su juicio, para que cada uno reciba según sus obras, entonces es cuando llama a los trabajadores y les da la recompensa.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
Mas los primeros trabajadores, que no tienen más testimonio que el de su fe, no recibieron la promesa de Dios porque el Padre de familia nos ha reservado a nosotros alguna cosa mejor, no queriendo que sean terminadas sus obras sin nuestros trabajos. Nosotros que somos de Cristo y que hemos alcanzado su misericordia, esperamos recibir la recompensa antes que los demás, mientras que los que trabajaron inicialmente, la tendrán después que nosotros, por eso se dice: "Llama los trabajadores y págales su jornal".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Siempre damos con más gusto a aquéllos a quienes damos alguna cosa gratuitamente, porque entonces concedemos las cosas sólo por nuestra honra. Por consiguiente, dando Dios su recompensa a todos los santos, se muestra justo, y dándosela a los gentiles, misericordioso; según las palabras de San Pablo (Rom_15:9): "En cuanto a los gentiles, no tienen ellos más que alabar a Dios por su misericordia". Y por eso se dice: "Comenzando desde los últimos hasta los primeros". El Señor efectivamente, a fin de manifestar su inefable misericordia, da su recompensa; primeramente a los últimos y a los más indignos y después a los primeros. Su excesiva misericordia no tiene en cuenta el orden.

San Agustín, de spiritu et littera, 24
O también los últimos son considerados como los primeros porque se les ha diferido su recompensa por menos tiempo.
Sigue: Cuando vinieron los que, etc.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
El mismo denario, que con tanto deseo estuvieron esperando todos, reciben tanto los que trabajaron a la hora undécima, como los que trabajaron desde la primera hora, porque igual recompensa, la de la vida eterna, consiguen los que fueron llamados desde el principio del mundo, como los que vengan a Dios hasta el fin del mundo.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Y esto es justo. Porque el que nació al principio del siglo, no vivió más que el tiempo marcado a su vida; ¿y qué perjuicio le ha resultado con que continuara después de su muerte el mundo? Y los que nacen al final, no viven menos tiempo que los días que les han sido destinados; ¿y qué utilidad les reporta, con respecto al cómputo de su trabajo, que el mundo termine pronto, puesto que cumplen con la tarea de su vida antes del fin del mundo? Además, no depende del hombre el haber nacido antes o después, porque esto depende de la voluntad divina. Y ciertamente, no debe reivindicar para sí el primer puesto el que ha nacido primero, ni debe considerarse como más despreciable al que ha nacido después. Sigue: "Y tomándole, murmuraban contra el Padre de familia diciendo: etc." Mas si es verdad lo que hemos dicho, que los primeros y últimos no han vivido ni más ni menos tiempo que el que tenían marcado y a unos y otros ha arrebatado la muerte, ¿qué razón tienen para decir: "¿Hemos llevado el peso del día y del calor?" Sin duda conocer que está cerca el fin de los tiempos nos da fuerza para alcanzar la justicia. Por ello el Señor, dándonos un arma para la lucha, decía (Mat_4:17): "El Reino de los Cielos está próximo". Para ellos era motivo de debilidad saber que el mundo duraría aún mucho tiempo. Por esto, si bien no han vivido todo un siglo, sin embargo parece que hubieran soportado el peso de sus cien años. O bien: "el peso de todo el día", son los mandamientos pesados de la ley; "el calor" es la abrasadora tentación del error, inflamada por los espíritus malignos en sus corazones, a fin de irritarlos para emulación de todos estos gentiles. De estos, los que creen en Cristo, salieron libres de los lazos y están a salvo por la plenitud de gracia, que lo resume todo.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
O también: "el llevar el peso del día y del calor" es estar fatigado durante el tiempo de una larga vida, por la lucha contra los estímulos de la carne. Pero se puede preguntar: ¿Cómo es posible que murmuren los que son llamados al Reino de los Cielos? Porque el que murmura, no recibe el Reino de los Cielos y el que recibe, no puede murmurar.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 64,3
No es conveniente examinar las parábolas hasta en sus más pequeños detalles, sino penetrarse de la intención del que la ha dicho y no pasar más adelante. Por consiguiente, en la parábola de que tratamos, no se propuso el Señor el manifestar que había algunos envidiosos, sino el de hacer ver que todos ellos gozaban de tantos honores, que sus mismos honores podían engendrar en otros el vicio de la envidia.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
O también: "el murmurar" quiere decir que todos los antiguos patriarcas, a pesar de haber vivido en la justicia, no pudieron entrar en el reino, hasta la venida del Señor y por eso es propio de ellos el haber murmurado. Mientras que nosotros no podemos murmurar, porque a pesar de haber venido a la hora undécima y de haber nacido después de la venida del Mediador, entramos en el reino en seguida que abandonamos nuestros cuerpos.

San Jerónimo
O también el pueblo judío, que es llamado antes, tiene envidia de los gentiles y encuentra su tormento en la gracia del Evangelio.

San Hilario, in Matthaeum, 20
El murmurar de los trabajadores, se vio bien claro en tiempo de Moisés, por la boca insolente del pueblo.
Sigue: "Mas él respondió a uno de ellos y le dijo: Amigo, no te hago agravios":

Remigio
Por este "uno" pueden entenderse todos los judíos, que recibieron la fe y a quienes el Señor llama, por razón de esta misma fe "amigos".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
Mas no se quejan de no haber recibido lo que se les había prometido, sino de que los otros hubiesen recibido más de lo que merecían. Esto es propio de los envidiosos, que siempre se quejan de lo que se da a otros como si se les quitara a ellos; de donde resulta que la envidia es hija de la vanagloria y por eso, el que aquí se queja, no se queja de ser el segundo más que por los vivos deseos que tiene de ser el primero. Por esta razón, rechaza el Señor este movimiento de la envidia diciendo: "¿No te concertaste conmigo por un denario?"

San Jerónimo
El denario tiene la efigie del rey. Habéis recibido, pues, la recompensa que os he prometido, es decir, mi imagen y semejanza, ¿qué más queréis? Y vosotros deseáis, no tanto el recibir más, como el que otro no reciba nada. Tomad lo vuestro y marchaos.

Remigio
Es decir, recibid vuestra recompensa y marchaos a la gloria. Yo quiero dar a este último, esto es, al pueblo gentil (según sus méritos) tanto como a vosotros.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
Pueda ser que dirigiera a Adán estas palabras: "Amigo, no te hago agravio: ¿No te concertaste conmigo por un denario? Toma lo que es tuyo y vete". El denario, esto es, la salvación es lo tuyo; yo quiero dar a este último tanto como a ti. Se puede creer, sin faltar a la verdad, que este último, que trabajó una hora y sin duda más que los que le precedieron, es el apóstol San Pablo.

San Agustín, de sancta virginitate, 26
Da a todos un denario, recompensa de todos, porque a todos será igualmente dada la misma vida eterna. Habrá en la vida eterna, en la casa del Padre, muchas moradas y resaltará en ellas, de un modo diferente, el brillo de los méritos de cada uno. El denario, que es el mismo para todos, significa, que todos vivirán el mismo tiempo en el cielo y la diferencia de mansiones, indica la gloria distinta de los santos.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
Y como nosotros recibimos la corona de la bienaventuranza por efecto de la bondad del Señor, añade: "¿No me es lícito hacer lo que quiero?". Grande insensatez del hombre es murmurar contra la bondad de Dios. Porque podría quejarse de Dios cuando no le diera lo que le debe; pero no tiene motivo para formular sus quejas cuando El no da lo que no le debe. Por eso añade con tanta claridad: "¿Acaso tu ojo es malo, porque yo soy bueno?"

Remigio
El ojo significa la intención. Los judíos tuvieron un ojo malvado, es decir, una intención perversa, porque tenían envidia de la salud de los gentiles. Las palabras del Señor: "Así serán los postreros, primeros y los primeros postreros". Nos dan a entender el objeto que se propuso el Señor en esta parábola, es decir, manifestarnos el tránsito de los judíos, desde la cabeza a la cola y el tránsito nuestro, desde la cola a la cabeza.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 34
O también llama a los primeros postreros y a los postreros primeros, no porque los postreros sean más dignos que los primeros, sino para manifestar que la época diferente de su vocación no establece entre ellos diferencia alguna. Las palabras: "Muchos son los llamados y pocos los escogidos"; no se refieren a los santos de que hemos hablado arriba, sino a las naciones, entre las que habrá muchos que serán llamados y pocos los que serán escogidos.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
Muchos vienen a la fe, pero son pocos los que llegan al Reino de los Cielos, porque son muchos los que siguen a Dios con los labios y huyen de El con sus costumbres. De todo esto, podemos sacar dos consecuencias. Primera, que nadie debe presumir de sí mismo. Porque aunque uno haya sido llamado a la fe, no sabe si estará elegido para el Reino; y segunda, que nadie debe desconfiar de la salvación del prójimo, aunque lo vea entregado al vicio, porque todos ignoramos los tesoros de la misericordia de Dios. O de otra manera, nuestra mañana es la niñez; la hora de tercia la adolescencia, porque el calor que en esa edad se desarrolla, es como el del sol cuando sube a lo más elevado de su carrera; la hora de sexta es la juventud, época en que el hombre adquiere toda su robustez y la de nona es la vejez, edad en que falta el calor de la juventud, como al sol cuando se retira de los puestos elevados de su carrera. Por último, la hora undécima, es la edad que se llama decrepitud o veterana.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 64,3
La diferencia de las almas de los trabajadores está bien marcada en el hecho de ser llamados unos por la mañana, otros a la hora de tercia y así sucesivamente. El Señor los llamó a todos cuando estaban en disposición de obedecer, cosa que hizo con el buen ladrón, a quien llamó el Señor cuando vio que obedecería. Mas si dicen: "Porque ninguno nos ha llamado a jornal" (Mat_20:7), es preciso tener presente, como ya hemos dicho antes, que no debemos investigar todos los detalles de la parábola, además de que no es el Salvador quien dice eso, sino los trabajadores. Y en el mismo hecho del Salvador, en cuanto está de su parte, llamar a todos a la primera hora, significa que el Salvador no excluyó a nadie como lo indican las siguientes palabras: "Salió muy de mañana a ajustar trabajadores" (Mat_20:1).

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 19,1
Estuvieron ociosos hasta la hora undécima todos los que se retrasaron en vivir, según Dios, hasta la hora última. A éstos, sin embargo, los llama el padre de las familias y muchas veces los recompensa en primer lugar, porque mueren y van al reino antes que aquellos, que son llamados desde los primeros años de su infancia.

Orígenes, homilia 10 in Matthaeum
Las palabras: "¿Qué hacéis ociosos todo el día?" (Mat_20:6) no se dirigen a los que habiendo comenzado por el espíritu, concluyen por la carne, si después vuelven al espíritu para vivir otra vez espiritualmente. Y no decimos esto para disuadir a los hijos lascivos, que han gastado con su vida lujuriosa todos los tesoros evangélicos, a que vuelvan a la casa de su Padre, sino para hacer ver que hay una gran diferencia entre ellos y aquellos que pecaron en su juventud, cuando aún no tenían conocimiento de lo que enseña la fe.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 64,4
En las palabras: "Los primeros serán los postreros y los postreros serán los primeros" (Mat_20:16) indica el Señor de una manera encubierta que se refería a los que resplandecieron primero en la virtud y después la despreciaron; y además, a aquellos que se separaron del mal y se sobrepusieron a muchos. Esta parábola fue, pues, compuesta con el objeto de avivar más los deseos de aquellos que se convertían al Señor en sus últimos años y que por lo mismo tenían la idea de que ellos recibirían menos recompensa que los demás.


Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



120 (D) La parábola de los trabajado(-)res de la viña (20,1-16). Cf. la otra parábola de la viña en 21,33-44. Esta parábola está uni(-)da con lo anterior por la abrazadera de 19,30 y 20,16; se trata, probablemente, de un midrás que ilustra los temas de la recompensa de los discípulos y el cambio de suerte de los prime(-)ros y últimos (v. 8). Pero una vez que el relato desarrolla su propio impulso, se transforma en una historia de la generosidad de Dios. 1. viña: Símbolo de Israel (cf. Is 5; Jr 2,10). 2. de(-)nario: Era el jornal normal de un día. 3. El je(-)fe contrata a las seis, las nueve y las doce de la mañana, y a las tres y las cinco de la tarde. En el Próximo Oriente es habitual que quienes buscan trabajo vayan a los cruces de caminos o a los mercados. 4. lo que sea justo: El jornal es justo pero no se especifica la cantidad. 6. la hora undécima: Una hora antes de ponerse el sol, cuando acababa el trabajo. 7. nadie nos ha contratado: Quieren trabajar, pero sufren la maldición del desempleo; su ociosidad no es holgazanería. El trabajo es considerado más honorable que no hacer nada. 8. empezando por los últimos: Esta frase convierte la parábo(-)la en un midrás de 19,30. 10. pensaron: Los trabajadores tempraneros son víctimas del cambio de sus expectativas; de aquí su des(-)contento. 11. murmuraban: cf. Ex 16,3-8. 12. igual que a nosotros: El jornal es el mismo, pe(-)ro no es, ciertamente, igualitario, porque el je(-)fe es más generoso con los que llegaron en úl(-)timo lugar. ¿Valoró especialmente su deseo de trabajar? Cf. 21,31. 13. no te hago ninguna in(-)justicia: El dueño no hace nada injusto. 14. to(-)ma lo tuyo: Refleja la definición clásica de jus(-)ticia, que consiste en dar a cada uno lo suyo. 15. generosidad: El reverso de suertes se atri(-)buye a la generosidad y bondad de Dios, a su amor por el más necesitado, no a un espíritu de venganza. 16. Cf. 19,30, donde aparece el dicho al revés, formando un quiasmo.

121 (E) Tercera predicción de la pa(-)sión (20,17-19). Cf. Mc 10,32-34; Lc 18,31-34. 17. aparte: Mateo omite el temor y asombro de los discípulos. 18. será entregado: Esta predic(-)ción es más explícita que la segunda en 17,22-23. Los agentes responsables son los dirigen(-)tes judíos; cf. comentario sobre 16,21. 19. los gentiles: Los dirigentes colaboran con los ro(-)manos, a quienes se ve como opresores ex(-)tranjeros. crucificado: Mateo precisa la forma de muerte, pero omite los humillantes escupi(-)tajos (mencionados en Mc 10,34; cf. Mt 26,67; 27,30).

122 (F) La petición de los hijos de Ze(-)bedeo (20,20-28). Cf. Mc 10,35-45. Esta perí(-)copa une el diálogo de los vv. 20-23 con una colección de dichos (Lc 22,24-27), originaria(-)mente independiente, sobre los estilos cristia(-)nos de gobierno. 20. la madre de los hijos de Zebedeo: Mateo coloca la petición inicial en boca de una mujer (27,56) para excusar a los discípulos, pero va incluso más allá de esto, pues no menciona sus nombres, Santiago y Juan, en este versículo ni tampoco en el v. 24 (cf. 26,37; 27,56). Así, protege el honor de un héroe de los judeocristianos, Santiago. El au(-)tor se inspiró en 1 Re 4,11-31, incluyendo el acto de homenaje. 21. sentarse: No en el ban(-)quete mesiánico, sino en el juicio final, como corregentes (19,28). 22. la copa: La copa es símbolo del sufrimiento (Is 51,17.22; Jr 25,15.17.28; 49,12; Lam 4,21; Sal 75,8; cf. Mt 26,39, Getsemaní). Mateo omite la referencia marcana al bautismo por considerar que po(-)dría inducir a la confusión. 23. para quienes ha sido preparado: Jesús no reprende a los hi(-)jos. Les asegura que compartirán su destino (quizá una alusión al martirio; cf. Hch 12,2) y que el glorioso futuro ya ha sido preparado por Dios. 24. los diez: La ambición no es ex(-)clusiva de los dos. 25. los jefes de las naciones: Los modelos políticos seculares no son ade(-)cuados para el reino. 26-27. Jesús presenta otros dos modelos de autoridad, el del servicio gratuito y el de la esclavitud voluntaria; este segundo es más radical que el primero, pero ambos son pertinentes. Estas lecciones se fun(-)damentan en su propio ejemplo. 28. no a ser servido, sino a servir: El mismo Jesús es el mo(-)delo del servicio humilde a la comunidad co(-)mo estilo de gobierno, en contraste con los que ansían el poder y el dominio, dar su vida en rescate por muchos: Aunque está bien sol(-)dada en su actual contexto, esta reflexión, al(-)tamente condensada, sobre el significado de la muerte de Jesús, puede haber tenido una his(-)toria independiente (no se encuentra en el pa(-)ralelo lucano). Refleja la teología del martirio de 1 Mac 2,50; 6,44, como también la del su(-)frimiento vicario del Siervo de Yahvé (Is 53,10-12) . Lytron, «rescate», es una palabra rara que se utilizaba, a menudo, para referirse al dine(-)ro con que se manumitían los esclavos, pero también con el que se pagaba el rescate; cf. 1 Tim 2,5-6. (Cf. S. Légasse, NTS 20 [1973-74] 161-77; J. Roloff, NTS 19 [1972-73] 38-64; W. J. Moulder, NTS 24 [1977-78] 120-27.)

123 (G) La curación de los dos ciegos (20,29-34). Cf. Mc 10,46-52; Lc 18,35-43; Mt 9,27-31. Mateo abrevia el relato marcano y du(-)plica el número de ciegos, tal vez para evitar la impresión de que se trataba de un asunto me(-)ramente privado, pues se necesitan por lo me(-)nos dos individuos para que exista una rela(-)ción social. 29. Jericó: Se encontraba a sólo 25 km de Jerusalén (- Geografía bíblica, 73:66). 30. Señor, ten compasión: Tres veces (aquí [cf. aparato crítico], w. 31.33) se dirigen los ciegos a Jesús como Señor; no así en Marcos, que usa el arcaico rabhouni, que significaba casi lo mismo, «maestro», en el sentido de «señor». Esta forma entró rápidamente en el uso litúr(-)gico. Hijo de David: cf. comentario sobre 9,27. 32. ¿qué queréis?: Jesús pregunta humilde(-)mente (cf. vv. 24-28 supra), aunque la respues(-)ta fuese obvia. 33. que se abran nuestros ojos: Junto al significado literal, la petición sugiere el deseo que tenían muchos discípulos poten(-)ciales de comprender el don de la fe. 34. tocó: Mateo añade la nota sobre la compasión y el toque sanador de Jesús, eliminando las pala(-)bras sobre la fe que salva. El resultado de la curación es el discipulado cuyo destino será la cruz (cf. V. K. Robbins, JBL 92 [1973] 224-43; E. S. Johnson, CBQ 40 [1978] 191-204; R. A. Culpepper, JBL 101 [1982] 131-32).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XX.

1 Christ by the similitude of the labourers in the vineyard, sheweth that God is debtor vnto no man: 17 Foretelleth his passion: 20 By answering the mother of Zebedeus children, teacheth his disciples to be lowly: 30 and giueth two blinde men their sight.
1 For the kingdome of heauen is like vnto a man that is an housholder, which went out early in the morning to hire labourers into his vineyard.
2 And when hee had agreed with the labourers for a [ The Romane peny is the eight part of an ounce, which after fiue shillings the ounce, is seuen pence halfe peny.] peny a day, he sent them into his vineyard.
3 And he went out about the third houre, and saw others standing idle in the market place,
4 And said vnto them, Go ye also into the vineyard, & whatsoeuer is right, I wil giue you. And they went their way.
5 Againe he went out about the sixth and ninth houre, and did likewise.
6 And about the eleuenth houre, he went out, and found others standing

[Labourers hired.]

idle, and saith vnto them, Why stand ye here all the day idle?
7 They say vnto him, Because no man hath hired vs. He saith vnto them, Go ye also into the vineyard: and whatsoeuer is right, that shall ye receiue.
8 So when euen was come, the lord of the vineyard saith vnto his Steward, Call the labourers, and giue them their hire, beginning from the last, vnto the first.
9 And when they came that were hired about the eleuenth houre, they receiued euery man a penie.
10 But when the first came, they supposed that they should haue receiued more, and they likewise receiued euery man a penie.
11 And when they had receiued it, they murmured against the good man of the house,
12 Saying, These last [ Or, haue continued one houre onely.] haue wrought but one houre, and thou hast made them equall vnto vs, which haue borne the burden, and heat of the day.
13 But he answered one of them and said, Friend, I do thee no wrong: didst not thou agree with me for a penie?
14 Take that thine is, and goe thy way, I will giue vnto this last, euen as vnto thee.
15 Is it not lawfull for mee to doe what I wil with mine owne? Is thine eye euill, because I am good?
16 [ Mat_19:30 .] So the last shall be first, and the first last: for many bee called, but fewe chosen.
17 [ Mar_10:32 ; Luk_18:31 .] And Iesus going vp to Hierusalem, tooke the twelue disciples apart in the way, and said vnto them,
18 Behold, we goe vp to Hierusalem, and the Sonne of man shall be betraied vnto the chiefe Priests, and vnto the Scribes, and they shall condemne him to death,
19 [ Joh_18:32 .] And shal deliuer him to the Gentiles to mocke, and to scourge, and to crucifie him: and the third day he shall rise againe.
20 [ Mar_10:35 .] Then came to him the mother of Zebedees children, with her sonnes, worshipping him, and desiring a certain thing of him.
21 And he said vnto her, What wilt thou? She saith vnto him, Grant, that these my two sonnes may sit, the one on thy right hand, and the other on the left in thy kingdome.
22 But Iesus answered, and said,

[Two blind men.]

Ye know not what ye aske. Are ye able to drinke of the cup that I shall drinke of, and to be baptized with the baptisme that I am baptized with? They say vnto him, We are able.
23 And he saith vnto them, Yee shall drinke indeed of my cup, and be baptized with the baptisme that I am baptized with: but to sit on my right hand, and on my left, is not mine to giue, but it shall be giuen to them for whom it is prepared of my father.
24 And when the ten heard it, they were moued with indignation against the two brethren.
25 But Iesus called them vnto him, and said, [ Luk_22:25 .] Ye know that the princes of the Gentiles exercise dominion ouer them, and they that are great, exercise authoritie vpon them.
26 But it shall not be so among you: But whosoeuer will bee great among you, let him be your minister.
27 And whosoeuer will be chiefe among you, let him be your seruant.
28 Euen as the [ Phi_2:7 .] Sonne of man came not to be ministred vnto, but minister, and to giue his life a ransome for many.
29 [ Mar_10:46 ; Luk_18:35 .] And as they departed from Hiericho, a great multitude followed him.
30 And behold, two blind men sitting by the way side, when they heard that Iesus passed by, cried out, saying, Haue mercie on vs, O Lord, thou sonne of Dauid.
31 And the multitude rebuked them, because they should holde their peace: but they cried the more, saying, Haue mercie on vs, O Lord, thou sonne of Dauid.
32 And Iesus stood still, and called them, and saide, What will yee that I shall doe vnto you?
33 They say vnto him, Lord, that our eyes may be opened.
34 So Iesus had compassion on them, and touched their eyes: and immediatly their eyes receiued sight, and they followed him.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Los jornaleros de la viña. Esta parábola completa la enseñanza anterior sobre la recompensa que espera a los que dejan todo para seguir a Jesús. El apego del joven a sus riquezas contrasta con la generosidad de Dios que paga más de la cuenta. La misericordia de Dios no se opone a la justicia humana, sino que la trasciende totalmente en el amor. Dios no es injusto al ser generoso. No es cuestión de proporción (justicia), sino de aceptar agradecidos la desproporción. Gracia es amar más allá de los parámetros de la justicia humana. Las relaciones con Dios que establecía el legalismo en la época de Jesús eran de paga, en razón de los méritos que se tenían. La enseñanza incansable de Jesús era, por el contrario, que las relaciones con el Dios que es Padre se establecían por amor, y no por méritos frente a la Ley. Con Jesús quedaba bien definido el comportamiento de Dios con el ser humano: Dios no se fijaría en méritos, sino en necesidad. Quien necesitara de su amor lo obtendría, no quien lo «mereciera».
Como el dueño de la viña, y por libre iniciativa de su gracia, Dios regala a sus hijos e hijas una recompensa que no guarda proporción con la duración del trabajo. Tal es la respuesta de Jesús a los espíritus legalistas que veían con malos ojos su trato amistoso con recaudadores de impuestos y pecadores (cfr. 9,11). Luego, en la comunidad de Mateo, algunos cristianos de origen judío no podían entender que los paganos, venidos más tarde, tuvieran en la Iglesia el mismo reconocimiento que ellos.
La parábola muestra que se trata de un don, un regalo inmerecido, y es igual para todos. ¡Así es Dios de bueno con nosotros!

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La parábola de los sueldos inesperados. Siguiendo una discusión acerca de las recompensas, y enmarcado por dos declaraciones de que muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros (19:30; 20:16), esta parábola subraya los valores paradójicos del reino de los cielos. En una sociedad donde no había asistencia social o sindicatos, donde el no tener trabajo significaba padecer hambre, lo que hizo el dueño del campo, que ocupó trabajadores cuando el día ya era avanzado, y no le harían falta, fue un acto de generosidad. Pero aun más extraordinario fue la escala de paga, que no tenía sentido económico, y lógicamente provocó murmullo entre aquellos que se sintieron tratados injustamente. Por supuesto, no era injusto. A nadie se le pagó de menos; sólo algunos fueron tratados con generosidad irrazonable. Así es el reino de los cielos. La gracia de Dios no está limitada por nuestras ideas de justicia; sus dones sobrepasan mucho lo que podríamos merecer. Pero, como el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo, se nos hace difícil abandonar nuestra escala humana de valores (¡especialmente cuando nos comparamos con otros!), y aceptar la grandeza del corazón de Dios hacia aquellos que nosotros consideramos inmerecedores. De esta manera la reeducación de los discípulos avanzó a una etapa más, para abrazar el principio divino de que los primeros serán últimos y los últimos primeros.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



15. Al destacar la gratuidad del llamado y la igualdad de la recompensa, Jesús muestra que el amor misericordioso de Dios trasciende el concepto humano de justicia. La escala de valores del Reino de Dios es completamente diferente a la del mundo. El pueblo de Israel, a pesar de haber sido llamado en primer término, no debe sentirse celoso de la generosidad de Dios hacia los paganos. Ver nota Luc_15:25.

16. Algunos manuscritos griegos y la versión latina añaden: "Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos", texto tomado de 22. 14.

22. "Beber el cáliz" del sufrimiento o de la alegría era una metáfora muy usada en la literatura judía para referirse a los dolores o alegrías que debía experimentar una persona. Aquí se refiere a la Pasión de Jesús.

28. "Multitud", no significa aquí una limitación en el número de los redimidos, sino solamente destaca que son muchos los salvados por un solo Redentor.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*19-20 La novedad del reino de Dios que Jesús anuncia y hace presente promueve un ideal alternativo de relaciones sociales y una forma diferente de entender la vida. Jesús desarrolla aquí este ideal: la relación del varón y de la mujer (Mat 19:3-12), la consideración de los niños (Mat 19:13-15), la actitud ante el dinero (Mat 19:16-29) y, por fin, la paradójica asunción por parte de Jesús del papel de un esclavo (Mat 20:20-28).

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Para orientarse en la interpretación de esta parábola hay que tener presente que en ella lo sustancial es la inversión o trueque entre primeros y últimos. Semejante inversión resalta principalmente cuando los obreros de última hora son preferidos a los de las primeras horas en dos cosas: en que reciben antes el jornal, en que la paga es proporcionalmente mayor. De esto precisamente se querellan los que habían SOPORTADO EL PESO DEL DÍA, y la igualdad de la paga les parecía una irritante desigualdad. Con la parábola, el Maestro profetizaba la historia futura. Que los gentiles fueran admitidos en la Iglesia, pero en un plano de inferioridad, lo celebraban los judíos; pero que la gentilidad fuera equiparada a Israel, eso no podían tolerarlo. Y se verificó la sentencia de la parábola: que vinieron a ser LOS ÚLTIMOS PRIMEROS, Y LOS PRIMEROS ÚLTIMOS.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La parábola viene a explicar la frase anterior (19,30) y parece que está referida al pueblo hebreo: Dios lo llamó a primera hora aunque al final se ha dirigido también a los gentiles. La parábola enseña la bondad y la misericordia de Dios, superior a los criterios de justicia humanos. Por otra parte resalta que lo importante es responder positivamente a la llamada divina sin importar el momento en que se produzca. Los hombres no debemos juzgar a Dios, sino agradecerle que haya querido contar con nosotros en su plan salvífico.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 20.17-19 Mt 20.16; Lc 13.30.

[2] 20.20 Mt 16.21; 17.22-23.

[3] 20.22 Sus hijos: Santiago y Juan (cf. Mt 4.21).

[4] 20.23 El trago amargo: lit. la copa; cf. Mt 26.39.

[5] 20.25-27 Santiago murió después como mártir (Hch 12.1-3).

[6] 20.28 Mc 9.35; Lc 22.25-27; cf. Eclo 3.18.

[7] 20.28 Servir: Lc 22.27; Jn 13.12-15; Flp 2.5-7.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

πάλιν NIV RP ] + δὲ WH Treg NA28

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

sexta... novena... Esto es, el mediodía y las tres de la tarde.

Torres Amat (1825)



[31] Nombre que daban los judíos al Mesías.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

39 Lit., horas sexta y novena.