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Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. (Mateo 4, 22) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 4.

La tentación de Cristo en el desierto, 4:1-11 (Mar_50:12-13; Luc_4:1-13).
1 Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2 Y, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre.3 Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 Pero él respondió, diciendo: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. s Llevóle entonces el diablo a la Ciudad Santa, y, poniéndole sobre el pináculo del Templo, 6 le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos para que no tropiece tu pie contra una piedra. 7 Díjole Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. 8 De nuevo le llevó el diablo a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 le dijo: Todo esto te daré si de hinojos me adorares. 10 Díjole entonces Jesús: Apártate, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El solo darás culto. 11 Entonces el diablo le dejó, y llegaron ángeles y le servían.

Este relato es uno de los mas enigmáticos de toda la tradición evangélica (Schmid). Por eso se va a hacer primero una exposición de los elementos que entran en el relato; luego buscar el intento diabólico en ellos, y, por último, ver el origen y finalidad kerigmático-evangélica de esta tentación.
Mateo vincula este pasaje al bautismo de Cristo por la fórmula de entonces, que indica un simple cambio de escena.
Cristo, sometido en todo a la acción del Espíritu Santo, va al desierto. El Espíritu lo lleva a la parte alta (ÜíÞ÷èç), lo empuja (ÝêâÜëëåé) (Mc), lo llevaba (Lc), en imperfecto, indicando una acción constante.
La forma de expresión lo vincula con el desierto de Judea (Mt 3:Ib; cf. Mar_1:4; Luc_3:2) antes descrito. Una tradición lo localiza en el Jebel-Qarantal, a cuatro kilómetros al norte de la actual Jericó. En el siglo IV San Garitón fundó allí una laura. Desde 1874 está en poder de los ortodoxos l.
Va al desierto para ser tentado (ðåöáóèçíïê) por el diablo. La palabra griega usada lo mismo puede significar tentación en el sentido de solicitar al pecado, que indicar, simplemente, ser sometido a prueba.
El desierto aparece en la literatura judía y oriental como lugar donde moraba: los malos espíritus, y en especial los demonios (Mat_12:43; Luc_11:24; cf. Isa_13:21; Tob_8:3; Bar_4:35). Pero tiene también otro sentido mesiánico, además de lugar de penitencia y aislamiento. Las comunidades de esenios y Qumrán son un claro ejemplo de ello.
El diablo significa, conforme a su etimología (äéÜâïëïò), arrojador, en sentido de acusador, calumniador o tentador. Su oficio es triple en la literatura rabínica: solicitar al hombre al pecado (cf. Zac_3:1; Job_2:6ss), acusarlo luego ante el tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle el ángel de la muerte. 2
El tiempo que establecen los evangelistas para esta tentación es de cuarenta días y cuarenta noches, cifra de ambiente bíblico. Así, el diluvio (Gen_7:12); la estancia de Moisés en el Sinaí (Exo_24:18); los años de Israel en el desierto (Num_14:33-34); años de una generación. Tiene también un carácter penal 3. Vosté piensa que el número cuarenta es a causa de los ayunos de los judíos, que comían por las noches 4, como es costumbre de los musulmanes en el mes del Ramadán. Sin embargo, la dependencia de los pasajes citados del A.T. explica la formulación literaria del continuo ayuno de Cristo. Fue durante este período cuando se dice que Cristo experimentó tentaciones. La construcción gramatical de Mc-Lc es ambigua. Mt las sintetiza al final del ayuno. Mt y Lc recogerán tres.
La primera está perfectamente situada. Cristo ayunó cuarenta días y sintió hambre. Si eres Hijo de Dios, le dice el tentador, con cuya respuesta esperaba saber si era el Mesías o no, que transforme estas piedras en pan. Sugerencia bajo capa de piedad: que no sufra un privilegiado hijo de Dios. Hijo de Dios está sin artículo; pero se refiere, como en otros casos (Mat_8:29; Mat_27:40.43; Mar_1:1), al Mesías, máxime después de su vinculación literaria con el bautismo, en que se le proclamó su Hijo (cf. Mat_9:25) 5. Se esperaba entonces que el Mesías, al modo de Moisés, haría descender otra vez del cíelo una lluvia de maná 6, del que se comería en aquellos años. Acaso pueda con Mt haber evocación.
Cristo le contesta con un argumento de la Escritura: Está escrito. La palabra de Dios cierra toda discusión. El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de boca de Dios (Deu_8:3). Cristo alude aquí al sentido espiritual de confianza en la omnipotencia de Dios, en función de otra vida superior, a la que hay que atender con preferencia. Que es lo que Jesús recordará más tarde junto al pozo de Siquem: Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió (Jua_4:34). Por eso dijo a sus discípulos: Yo tengo una comida que vosotros no sabéis (Jua_4:32).
Cristo pudo hacer el milagro. Pero éste no debe hacerse inútilmente. El abandono al Espíritu y a la Providencia fue el medio para rechazar la tentación. La Escritura, con todos los procedimientos y sentidos rabínicos, cerraba toda discusión. Como aquí con un procedimiento de analogía. 7
La segunda es de tipo espiritual. Aunque las expresiones el diablo condujo a Cristo, de Lucas, o toma a Cristo, de Mateo, se prestan a una interpretación materialista, quieren decir que sucedería en una representación imaginativa; por tanto, tomar (ðáñáëáìâÜíù), como el arameo debar, puede indicar sólo que la persona sujeto tiene la iniciativa, sin exigir una acción física (Mat_17:1; Mat_17:20, Mat_17:17) 8. El verbo llevar (Üãù), de Lc, puede también indicar incitar a algo o llevar, pero en representación imaginativa 9, lo mismo que el verbo poner, colocar (Ýóôçóåí), del v.5 (Mat_18:2; Hec_1:23; Hec_6:13).
Desde allí, el diablo interviene para que Cristo esté en la Ciudad Santa, Jerusalén, y sea puesto sobre el pináculo (ðôåñýãùí) del Templo, probablemente era la techumbre de uno de los pórticos dentados 10 del recinto general del Templo (éåñüí), 11, donde se lograría mejor la espectacularidad de la propuesta.
Según Josefo, la vista del Cedrón desde el pórtico real causaba vértigo: más de 180 metros 12. Desde el pináculo despeñaron a Santiago el Menor el año 62 13, y éste debe de ser un punto de la muralla oriental 14.
En una de las concepciones rabínicas se contaba precisamente que el Mesías se revelaría estando de pie, sobre el techo del Templo, para anunciar a Israel que su redención había llegado 15. En aquel ambiente, y a la hora de los sacrificios, hubiese sido un prodigio tal que acusaría ser él el Mesías.
De nuevo Cristo rechaza la tentación con la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios, que se refiere al Deu_6:16, y se alude con él al pasaje del éxodo cuando, faltos de agua en el desierto, exigían los israelitas a Moisés un milagro. ¿Por qué tentáis a Yahvé? les dijo Moisés (Exo_17:2). Nuevamente Cristo, confiando en la providencia de Dios, rechazó la tentación. No era confiar en Dios arrojarse temerariamente, exponiendo su vida, y esperar que Dios milagrosamente lo salvase. Los ángeles protegen al justo (Sal_91:11ss), pero no al temerario suicida. Y esto suponiendo que no le propusiese tirarse, por lo descabellado, desde 180 metros pináculo al Cedrón.
En la tercera tentación el diablo interviene para que Cristo vea los reinos del mundo y su atracción. Se trata de un hecho análogo al que se lee en Eze_40:2; Eze_40:41 :l-5ss, y que se realizó en visión: Mc condujeron y me pusieron sobre un monte muy alto. Es una visión imaginativa y fantasmagórica, ya que naturalmente es imposible; aparte que Lc lo insinúa al decir que fue en un instante (åí óôçßìã] ÷ñüíïõ). Todo el poder y la gloria de estos reinos te daré si me adoras, le dijo el tentador 16. Los judíos contemporáneos de Cristo esperaban un Mesías político y nacional, que aparecería con pompa dominación y prodigios. Así se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve en los evangelios (Mar_10:35ss; Luc_24:21; Jua_6:15), Josefo 17, y los apócrifos 18. No es que el diablo tenga dominio sobre el mundo. únicamente en el sentido de que influye en sembrar el mal, Cristo le llamó príncipe de este mundo (Jua_12:31), y San Pablo le llega a llamar Dios de este mundo (2Co_4:4). Por eso Cristo, citando de nuevo la Escritura (Deu_6:13), desenmascara la falta de sus poderes y le ordena que se aparte: Teme a Yahvé, tu Dios y sírvele a El. Sólo a Dios se puede adorar y temer como fuente y dador de todo poder. Mt modifica homogéneamente la cita explicitándola a su propósito.
Y el diablo se retiró, como dice Lucas, temporalmente. No directamente, pero sí indirectamente, tentó luego a Cristo a través de los fariseos y saduceos, queriendo intimidarle en el desarrollo de su mesianismo; de las turbas, que querían hacerle rey temporal; de los que intervinieron en la pasión. Todos colaboraron a aquel momento, del que Cristo dijo: Viene el príncipe de este mundo contra mí (Jua_12:31). Entonces el Padre, por el abandono de Cristo en su providencia, hizo lo que antes El no quiso realizar: vinieron los ángeles y le servían, es decir, le trajeron alimento: äéá÷ïíÝù (Mat_8:13; Mat_25:44, etc.) tiene aquí este sentido.
tentaciones mesiánicas
¿Qué intención tienen los evangelistas al describir estas tentaciones? Algunos, en la antigüedad, pensaron en una victoria ejemplar y eficiente de Cristo sobre las tentaciones y pecados genéricos de los hombres: gula, vanagloria, soberbia, que cita San Juan (1Jn_2:16). Así se podía Cristo compadecer de nosotros y animarnos en la lucha: Confiad, yo he vencido al mundo (Jua_16:33). Para otros significan la absoluta impecabilidad de Cristo: ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? (Jua_8:46). Otros querían ver que en el desierto donde Israel fue tentado y pecó, Cristo supera aquella conducta. Y hasta se pensó que, contra el pecado del paraíso, él era el nuevo Adán.
La interpretación general, sin embargo, es que tienen un valor mesiánico. Cristo es tentado en cuanto Mesías, pues el diablo le dice: Si eres Hijo de Dios, palabras que se refieren directamente al Mesías, aunque en esta redacción literaria, van a tener el sentido del Mesías-Dios.
Se producen, además, en el desierto, símbolo y escenario de la edad mesiánica. Ya en tiempos de los profetas existía la tradición según la cual el tiempo de la restauración de Israel, los tiempos mesiánicos, se verán precedidos de un período más o menos largo en el que se repitan las experiencias del pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Pero, sobre todo, esta corriente de ideas penetraba íntimamente la conciencia del judaísmo contemporáneo de Jesús. Estaban convencidos de que el Mesías había de venir del desierto y que inauguraría la era mesiánica repitiendo la fenomenología del desierto 19.
Una confirmación de este ambiente se ve en un doble hecho: a) Los relatos de Flavio Josefo presentando a diversos impostores pseudomesías que llevaban las gentes al desierto, prometiéndoles signos prodigiosos y desde allí conquistar prodigiosa y mesiánicamente Jerusalén 20, y de lo que se hace eco el mismo í.Ô. (Hec_21:38). Todos estos testimonios, de los que se hace eco el í.Ô., arguyen en el judaísmo contemporáneo de Jesús una corriente ideológica según la cual los tiempos mesiánicos, mejor dicho, escatológicos, estaban próximos y habrían de inaugurarse los ideales tiempos del desierto 21. b) Los recientes descubrimientos de Qumrán hablan también de esta expectación mesiánica que ha de realizarse en el desierto. Dice así la Regla de la Comunidad: Cuando estas cosas sucedan en la comunidad de Israel, que se alejen de la ciudad, de los hombres de iniquidad, para ir al desierto, a fin de preparar allí el camino de El (Dios), según está escrito: En el desierto, preparad el camino de Yahvé. 22 Es bien probable que los hombres de Qumrán. también se fueron al desierto con el fin de repetir las experiencias de los cuarenta años, los mismos que peregrinó el pueblo antes de entrar en la tierra prometida. 23
En este marco ideal del desierto es donde se comprende bien todo el sentido profundo del mesianismo que en esta escena se contiene. Todos los elementos concurren a ello: la cifra de cuarenta días, las citas del Deuteronomio, el maná, la condena de la idolatría recordando la escena del becerro de oro, son sucesos todos del pueblo de Israel en el desierto. Todo ello hace ver que el sentido de estas tentaciones fue mesiánico 24.

Origen y finalidad de estas tentaciones.
Se comprende bien que Cristo, después del bautismo y antes de su vida pública de Mesías, se hubiese retirado algún tiempo a la oración, como hacía en otras ocasiones, máxime en momentos trascendentales, y que fuese este lugar una región desértica. Pero choca ya 25 toda esta escenificación calculada, y luego como en el diálogo satánico del Génesis que el demonio, al estilo de Job ante Dios, se ponga, sin la menor extrañeza, en diálogo con Cristo. Y si Cristo va realmente al desierto para ser tentado por el diablo, es extraño que ni allí, en el desierto, está Jerusalén ni ninguna montaña altísima. Aparte que las tentaciones son presentadas como un pugilato entre Cristo y Satán de textos bíblicos. La lucha se desarrolla en la forma de una discusión entre peritos en las Escrituras (J. Schmid). A esto se añade la gran discrepancia de este relato de la tentación de Mt-Lc con el relato de Mc, y la misma divergencia entre Mt y Lc. En todo ello se ve un maravillosismo de afinidad con los relatos y géneros literarios conocidos y afines con esta exposición: no se ve el porqué de todos estos elementos. Sobre todo esta lucha demoníaca entre Cristo y Satán 26.
¿No puede tener este relato una solución no histórica? La palabra tentación (ðåéñáóìüò) que se usa puede significar no tentación que solicite a Cristo al pecado ¡increíble! pero aun extraña que el diablo someta a Cristo al otro sentido de esta palabra: prueba. En cambio, son demasiado conocidos los procedimientos literarios judíos, especialmente apocalípticos y targúmicos véase lo que se dijo a este propósito sobre el bautismo histórico de Cristo , en orden a justificar, mediante dramatizaciones didácticas, algunos temas o preguntas que inquietaban aquel medio ambiente. Y esta escena parece ser respuesta del kérigma de la comunidad cristiana primitiva a un problema inquietante entonces, tanto en la Iglesia como en las polémicas contra el fariseísmo rabínico. Si Cristo es el Mesías, ¿por qué no responde su actuación al concepto de Mesías brillante, triunfador, político y nacionalista, que estaba creído y esperado en el medio ambiente judío?
Los judíos contemporáneos de Cristo esperaban un Mesías así (Mat_12:22.23; Jua_4:29). En este plan se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve por los evangelios (Mar_10:35ss; Luc_24:21; Jua_6:15), Josefo y los apócrifos 26.
Por eso, ya desde antes se proponía si no sería esto una dramatización de las luchas concretas, que no eran otra cosa que la gran lucha que tuvo Cristo en su vida contra Satán (cf. Jua_13:2ss). No sería ello, en el fondo, otra cosa que querer orientar la solución por un camino, no al margen de las tentaciones históricas de Cristo, tal como están relatadas en los evangelios: las luchas que tuvo de obstáculos en su vida de Mesías, que tenían en gran parte un jefe invisible en aquella concepción y realidad que era Satán.
Además, si no hubiesen sido históricas en su núcleo, no como están relatadas, la comunidad cristiana primitiva no parece que las hubiese inventado, lo que no es creíble, por la humillación, incluso victoriosa de Cristo, máxime en la hora del pleno conocimiento de su divinidad. Por eso, parece que ella hubiese querido exponer hubiese tenido necesidad de justificar en una dramatización oriental, tan del gusto y estilo ambiental, la solución de un problema gravemente inquietante. Sería un caso, en terminología cuasi técnica, de una Deute-Erzahlung (narración) o una Deute-Darstellung (exposición), es decir: una narración o una exposición interpretativa.
Esta sería la respuesta de la comunidad cristiana primitiva al problema inquietante del mesianismo desconcertante de Cristo.
Primero, ¿por qué el Mesías va al desierto a ayunar y a ser tentado por el diablo, y para ello, además, es movido o llevado por el Espíritu Santo? Es ya un misterio, pero que Dios traza. Son los planes de Dios.
Y en estas tentaciones A prueba, en la primera ¿y por qué el Mesías tiene hambre? no se resuelve por el expediente fácil del milagro, sino por el abandono a la Providencia de Dios. Si se hubiese hecho conforme a la proposición diabólica, el Mesías no seguiría el mesianismo profético, espiritual y de dolor (Isaías), que Dios trazó.
La segunda tentación, la expectacular, de bajar en la hora esplendente del Templo en manos de ángeles ¿la gente vería los ángeles? , era provocar el mesianismo por aclamación de triunfalismo espectacular. Lo que no era el Mesías profético, que triunfaría, finalmente en la cruz.
La tercera tentación era exponer que Cristo no recibe el poder de Satanás como los fariseos decían de los milagros de Cristo , sino de Dios. No era por recursos políticos piénsese en tantos tronos de entonces logrados por sangre, en el fondo, por Satán . Es verdad que en el Sal_2:6.8 se prometen al Mesías los reinos de la tierra. Pero éstos no le vienen por donación de Satán, que no tiene, sino de Yahvé. Lo llamaron en vida endemoniado y que realizaba prodigios en virtud del diablo. Es aquí la proclamación de los poderes mesiánicos, y del mesianismo universal, que Dios le dio.
El ansia judía de poder autónomo, aunque teocrático, pero político, encuentra aquí su respuesta. Cristo-Mesías rechaza ese poder político. ¿Acaso se quiere insinuar por rechazo, que esos otros falsos mesianismos y aspiraciones judías son satánicos? Cristo es el gran vencedor de Satán y su obra: no se inclina ante él para recibir el mesianismo: ni en lo religioso ni en lo político.
Es la gran confesión que se hace del mesianismo isaiano del Siervo de Yahvé. Es el mesianismo profético, el auténtico. Es el mesianismo espiritual y de sufrimiento. Es el mesianismo de la Verdad, que trae Cristo, el Hijo de Dios, como mensaje del Padre: éste es el mesianismo salvador.
Y con este cuadro también se adelanta y confirma la temática fundamental evangélica: la victoria de Cristo contra Satán, el gran enemigo del Reino.
Por eso, la escena del histórico bautismo de Cristo, expuesta por la catequesis primitiva como una Deute-Vision (visión interpretativa), y esta otra de la tentación de Cristo, expuesta como una Deute-Erzáhlung (narración interpretativa) o como una Deute-Darstellung (exposición interpretativa) son como dos condiciones sine qua non que había que deshacer ante las objeciones ambientales judías, previas a la exposición de la obra mesiánica de Cristo a narrarse, y totalmente opuesta al mesianismo judío material, político, nacionalista, triunfalista.
Y, por lo mismo, ambas escenas son un excelente prólogo al resto de la exposición de la obra mesiánica de Cristo.

Vuelta de Jesucristo a Galilea,Sal_4:12-17 (Mar_1:14.-15; Luc_4:14-15).
El cuadro que a continuación relata Mt pertenece a una cronología muy posterior, como él mismo indica: después que el Bautista había sido preso (v.12), y lo cual relata Mt muy posteriormente (Mat_14:1-12.13.34). El propósito de este cuadro es destacar, por un nuevo motivo de contigüidad con el valor mesiánico de las tentaciones y el bautismo, que Cristo es el Mesías. Mt lo ve en una conjunción geográfica de Cristo en Galilea y una profecía de Isaías; Mc (Mat_1:14.15) y Lc (Mat_4:14.15) refieren esta venida de Jesús a Galilea, pero no destacan en ella, como Mt, el valor mesiánico de la misma.

12 Habiendo oído que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. 13 Dejando a Nazaret, se fue a morar en Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del mar, en los términos de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliese lo que anunció el profeta Isaías, que dice: 15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, y para los que habitaban en la región de mortales sombras, una luz se levantó. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: Convertios, porque se acerca el reino de Dios.

La predicación del Bautista, creando una fuerte reacción mesiánica, hizo temer a Herodes Antipas un movimiento revolucionario 27, lo mismo que, por la censura que hacía de su incesto, el Bautista fue encarcelado en Maqueronte y degollado (Mat_14:1-12 y par.). Cuando Cristo oyó la prisión del Bautista, comprendiendo la actitud de Antipas frente a El, no solamente se aleja de Judea, sino que también abandona la misma Nazaret, donde se había criado (Luc_4:16), para establecerse en Cafarnaúm, cuya precisión topográfica indica Mt, pues por razón de su localización verá él su vinculación con la profecía mesiánica de Isaías.
Cafarnaúm estaba situada al borde del lago de Genesaret, enclavada en la tribu de Neftalí (Jos_19:32ss), no lejos de la de Zabulón, junto al lago de Tiberíades y en los límites de la tetrarquía de Filipo 28. Se la suele identificar en Tell Hum, el Talhum de los árabes 29.
Mt ve en esta venida de Cristo a establecerse en Cafarnaúm como centro de su actividad misional por Galilea el cumplimiento de una profecía de Isaías. Dice así el texto masorético (Isa_8:23b; Isa_9:1)2Cr_8:23b. Como al principio cubrió de oprobio a la tierra de Zabulón y de Neftalí, a lo último llenará de gloria el camino del mar y la otra ribera del Jordán, la Galilea de las Gentes.
9:1. El pueblo que andaba en tinieblas, vio una gran luz; sobre los que habitaban en la tierra de sombras de muerte resplandeció una brillante luz 30.
El pasaje de Isaías alude, en su primera parte, a las invasiones asirías de Teglatfalasar III (2Re_15:29; 1Cr_5:26). A estas invasiones y deportaciones de estas gentes a Asiría, con lo que sufrió especialmente todo el territorio de Neftalí, y con lo que Yahvé así los castigó y humilló, va a seguir a lo último hora escatológica un premio especial, pues Dios llenará de gloria todas estas regiones, que Isaías describe en forma triple: el camino del mar, que para el profeta era la ruta que nacía en la ribera occidental del Lago, y, pasando por las regiones de Zabulón y Neftalí y saliendo al mar Mediterráneo, se comunicaba con Egipto y con Siria, mientras que para Mt, que intenta destacar especialmente Galilea, es la ruta que, bordeando la parte occidental del Lago, comunicaba con la Galilea superior; y la otra ribera del Jordán, es decir, la TransJordania; y la Galilea de las Gentes, puesto que, desde Teglatfalasar III (734-733 a.C.), Galilea, además de las deportaciones, sufrió infiltraciones paulatinas de colonos gentiles: árameos, itureos, fenicios y griegos. En tiempo de Cristo vivían numerosos gentiles juntamente con los judíos de raza y judíos mixtificados (1Ma_5:15), atraídos por el comercio, sobre todo en las ciudades de Galilea superior.
Estas tribus, antes así humilladas y mixtificadas de razas y religiones lo que hacía que los habitantes de Judea tuviesen a los galileos como judíos inferiores , tuvieron un gran privilegio. Los que estaban en tinieblas ahora vieron la Luz (Isa_9:5.6): el, Emmanuel, que comenzaba a realizar allí su obra mesiánica 31.
La predicación de Cristo aparece con el mismo tema del Bautista. Puede querer expresarse la conexión religiosa entre ambos.

Llamamiento de los primeros discípulos,Isa_4:18-22. (Mar_1:16-20; Luc_5:1-11).
18 Caminando, pues, junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que se llamaba Pedro, y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; 19 y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron. 21 Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca, con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó. 22 Ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron.

Los cuatro primeros discípulos ya conocían a Cristo según Jn (Jua_1:35-51). Se discute si esta escena es la misma que relata Lc (Jua_5:1-11), con algunas variantes y precedida de una pesca histórica y simbólica, o si se trata de una pesca distinta o literariamente combinada. Las afinidades del relato vocacional en Mt-Mc son evidentes. La fuente de Lc tenía, seguramente, esta escena previa, máximamente oportuna. El seguimiento de los discípulos en él corresponde sin duda al parcialmente más explícito de Mt-Mc. Pero el relato de éstos está hecho con elementos bastante incoloros, de clisé. Mas su entronque conceptual con Lc parece claro. El problema de estas vocaciones y Jn se estudia en Comentario a Jua_50:35ss).
El mar de Galilea, Genesaret, tiene 21 km. de N. a S., y 12 de E. a O.; su superficie es de 170 km2 32. En la época de Cristo, una sola de sus ciudades, Tariquea, tenía 230 pequeñas barcas 33.
El encuentro de Cristo con sus próximos discípulos debe de ser en Cafarnaúm (Mar_1:21.29); éstos arrojaban la red (Üìöé'âëçóôñïí) al mar. La palabra griega sugiere el tipo actual de red (shabakah), de forma circular y que los pescadores arrojan en círculo 34. A esto debe de responder el término de Mc (áìöéâÜëëïíôáò) (Mar_1:16) 35. Los dos grupos de discípulos están en las barcas (v.18; cf. v.20).
El llamamiento que Cristo les hace es para ser pescadores de hombres. La frase tiene sentido escatológico (Mat_13:47-49). Los discípulos van a congregar a los seres humanos para su ingreso en el Reino. Al punto le siguieron, término rabínico para expresar el discipulado.
Mc dice que el padre de Juan y Santiago estaba en la barca con jornaleros (ìéóèïôþí), gentes a sueldo. En cambio, estos grupos binarios de hermanos no eran simplemente compañeros (Mar_5:10) en sus faenas de mar, pues Juan y Santiago eran participantes (ìåôü÷ïß) (Luc_5:7), socios de Simón-Pedro, seguramente en sus gastos y beneficios, como se hace hoy 36. Los papiros testifican estas costumbres con la misma palabra de socios 37. El hecho de dejar las redes allí y seguir a Cristo no parece exigir un completo desprendimiento material de toda su familia y bienes. Se los verá, en ocasiones, residir en su hogar, y, después de la resurrección de Cristo, volver a Galilea a sus faenas. Un ejemplo bien concreto es Mateo, que en su vocación sigue a Cristo, y luego aparece en su casa dando un banquete a Cristo.

Jesucristo predica y cura en Galilea,Luc_4:23-25 (Mar_1:39).
23 Recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del Reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia. 24 Extendiéndose su fama por toda la Siria, y le traían a todos los que padecían algún mal, los atacados de diferentes enfermedades y dolores y los endemoniados, lunáticos, paralíticos, y los curaba. 25 Grandes muchedumbres le seguían de Galilea y de la Decápolis, y de Jerusalén y de Judea, y del otro lado del Jordán.

Este pasaje es un clásico relato de tipo sumario de la obra de Cristo. Incrustados en los evangelios causan fuerte impacto sobre su mesianismo. No sólo tiene valor apologético, sino sugeridor de la obra benéfica del Mesías, al evocar a Isaías (Isa_53:4) y que luego citará Mt en el c.8.
Lc dice que venían de Judea, y omite de Galilea (Mt-Mc). No es más que un caso ordinario de relato parcial, debido probablemente a su fuente. La Siria que se cita no es la provincia romana, a la que también pertenecía Palestina, cuyas regiones cita (v.25), sino la región de Siria al sur de Hermón, en la que residían numerosos judíos 38.
Esta presentación de multitudes, supone una actividad ya desarrollada de Cristo, y prepara las gentes del sermón de la Montaña.

1 Perrella, / luoghi santi (1936) p.112-116. 2 Strack-B., Kommeniar. I p.136-149. 3 Plummer, An critical and exegetical Commentary on the Cospel according to S. Luke (1910) h.l. 4 Vosté, De baptismo, tentatione. (1934) p.52. 5 A. Schmoller, Handkonkordanz-zum griechischen neuen Testament (1953) p.492-493. 6 Midrash Qohelet 1:9 (9b); Strack-B., Kommentar. II p.481; Apocalipsis de Bar_29:8. 7 Bonsirven, Le Judaisme pdestinien. 1934) I p.296ss. 8 Joüon, L'évangile. compte tenu du substrat sémitique (1930) p.15. 9 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.21. 10 Zorell, Lexicón graecum N.T. (1931) col.1163. 11 Abel, La Sepulture de samt Jacques le Mineur: Rev. Bib. (1919) p.481. 12 Josefo, Antiq. XV 11:5. 13 Eusebio De Cesárea, Hist. Eccl. II 23:12: MG 20:200. 14 Vincent-Abel, Jerusalem Nouvelk (1926) p.841-845; Strack-B., Kommentar. IV p.873; Perrella, / luoghi santi (1936) p. 116-118. 15 Leví rabba 9:6; Cant. rabba IV 16:31; Deut. rabba 1:17; Targ. Jer. Gen_35:21; Pesiq. rabba 162a; cf. Bonsirven, Le judaísme palestinien. (1934) I p.406-407. 16 Strack-B., Kommentar. I p.78. 17 De bello iud. II 13:4. 18 Sal. Salom. 17:21ss; Or. Sybül. 3:652-656. 19 A. G. Lamadrid, Los descubrimientos de Qumrán (1956) p. 137-138. 20 Josefo, Antiq. XX 5:1; 8:10; De bello iud. II 13:4.5. 21 lamadrid, o.c., p.141. 22 Regla de la Comunidad VIII 12:13; IX 20; Vermes, Les manuscrito du desert de Juda (1953) p. 149-150-152; H. Riesenfeld, Le carattere messianique de la tentation au desert: Rech. Bibl. VL: La venue du Messie (1962) p.51-63; Meagher, Stones or Bread. A study of Christ's temptations (1957); J. Dupont, L'origine du recit des tentations de Jesús au desert: Rev. Bibl. (1966) p.30-76; L'arriere fond biblique des tentations de Jesús: New Test. Studies (1956-7) p.287-304; Schnakenburg, Der Sinn der Versuchung Jesu bei den Synoptikern: Theologische Quartalschrift (1952) p.297-326; H. Seese-Man, Peira: Theolog. Wórterb. zum N.T. (1960) p.23-37; A. B. Taylor, Decisión in the Desert. The Temptation of Jesús in the Light of Dfutfronomy: ínter pretation (1960) p.300-309. 23 Lamadrid, o.c., p. 141-142. 24 Lamadrid, o.c., p.139. 25 Vosté, De baptismo, tentatione, etc. (1934) p.51-114, donde se da abundante bibliografía; A. Kadie, Momentum messianum tentationum Christi: VD (1938) p.93ss.l26ss,151ss. 26 Vosté, o.c., p.77-98; León Dufour, Dict. Bibl. Suppl. (1960) t.6 col. 1483. 26 Cf. notas 17 y 18. 27 Antiq. XVIII 5:2. 28 Abel, Géographie de la Palestine (1938) II p.292-293. 29 Abel, o.c., II p.292-293; ID., Bibl. Suppl. I 1045-1064; Orfali, Capharnaüm et ses ruines (1922). 30 Nácar-Colunga, Sagrada Biblia h.l. 31 Ceuppens, De prophetiis messianicis (1936) p.226-246. 32 A. F. Truyols, Geografía bíblica (1951) p.126. 33 Josefo, De bello iud. II 21:8. 34 lagrance,' évang. s. St. Marc (1929) p.18. 35 Dunkel, Die Fischerei am See Genesareth: Bíblica (1924) p.375-390. 36 Biever, Au bordan lac de Tibériade: Conférences de Saint Etienne (1910-1911) p.304. 37 Willam, La vida de Jesús en el país y. vers. del alem. (1940) p.169-170; Con-Zelmann, Die Mitte der Zeit (1959) p.22ss. 38 Benoit, Remarques sur les sommaires des Actes: Mélanges Goguel (1950) p.1-10; E. Trocmé, Le livre des Actes et l'histoire (1957) p.195ss; Josefo, B.I. VII 3:3.


Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 04

3. TENTACIÓN EN EL DESIERTO (Mt/04/01-11).

1 Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 y después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre. 3 El tentador se le acercó y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. 4 Pero él le contestó: Escrito está: No de solo pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

En seguida se muestra cómo obra en él la gran fuerza del Espíritu, que lo llena: Fue llevado por el Espíritu al desierto. Juan ya vivía allí, ahora también Jesús es llevado al desierto. Lo que ahora sigue, también fue querido por Dios. Lo que parece determinar de modo característico, como una ley, los caminos de Dios es que la salvación viene del desierto. Es el lugar de la pura adoración de Dios, en la peregrinación del pueblo por el desierto, en el regreso de la cautividad, en Juan, en Jesús... Aquí el desierto se ha convertido en la zona de la decisión: en favor o en contra de Dios. Una decisión que no se toma para poner en claro la misión personal, sino en favor de la salvación de todos los hombres y del mundo o contra ella. La primera frase va orientada a nombrar el objetivo de esta estancia en el desierto: para ser tentado por el diablo. Otro poder aparece en escena: junto al hombre de Dios (Juan), al Mesías, al Espíritu Santo y a la voz del Padre ahora se presenta el gran antagonista. La Sagrada Escritura le llama el «diablo», es decir el antagonista que desune y enemista al hombre y a Dios. La historia de Israel a través de todo su transcurso muestra que hubo poderosas fuerzas, que constantemente se oponían al establecimiento del reino de Dios, fuerzas que se exteriorizaban en una brutal violencia o en un refinamiento enmascarado, y se servían de los recursos externos del poder de los grandes Estados o de la debilidad de ciertas personas. Las formas son muy variadas, pero el objetivo siempre permanece el mismo: Dios no puede ser Señor, su voluntad no puede tener validez, su plan no puede realizarse. En los últimos siglos antes de Cristo en Israel se tiene una vista más perspicaz, y se reconoce un poder personal tras todas estas diferentes formas. Hay algo así como un antidiós, un ser maligno, que quiere servirse de todos los recursos para combatir contra Dios. En el Nuevo Testamento y especialmente aquí, en este pasaje, todo esto se ilumina con el fulgor del relámpago. En el primer instante en que debe hacerse la obra de Dios, allí también está el antagonista. En cuanto se levanta el telón de un escenario, aparecen en él frente a frente Dios y Satán sin fingimiento y con dureza. Se nota cuánto pesa la palabra «tentar». No es una de nuestras cotidianas tentaciones, de las que se habla en el confesonario, sino que es una tentación grande y única: desde Dios a Satán. Es la tentación a la caída, a la muerte, a la nada...

Jesús ha ayunado en el desierto cuarenta días y cuarenta noches, como hicieron antes de él Moisés en el Sinaí (Exo_34:28) y Elías (1Ki_19:8). Cuando Jesús se encontraba en un estado de hambre acuciadora y de enervamiento corporal, se le dirige el tentador invitándole a convertir estas piedras en panes. Para el Hijo de Dios evidentemente es cosa fácil y, al mismo tiempo, es conveniente. ¿Es una tentación cándida de corto alcance? Jesús la rechaza con una frase de la Escritura, que está tomada del Deuteronomio. En un discurso Moisés recuerda al pueblo lo que, a pesar de la penuria y del hambre, Dios ha logrado en el desierto de una manera prodigiosa: «Te afligió con hambre, y te dio el maná, manjar que no conocías tú ni tus padres, para mostrarte que el hombre no vive de solo pan, sino de cualquier cosa que Dios dispusiere» (Deu_8:3). Esta fue una experiencia importante para los padres cn el desierto: Dios les ha conservado la vida de manera prodigiosa, incluso cuando la necesidad apremiaba, su vitalizante palabra ha preparado una nueva nutrición: el maná y las codornices. Pero los padres tenían que dar crédito a Moisés, y confiar en que Dios los conservaría. Ellos han hecho las dos cosas creyendo en la palabra de Dios y alimentándose del manjar para el cuerpo. ¿No tiene también que suceder así en el Mesías, a saber que él no pueda confiar en su propio poder, sino solamente en Dios? Si Dios le ha conducido al desierto, ¿no le conservará la vida? También en esto Jesús cumple «toda justicia», para servir de modelo intachable a todos los que le seguirán: Dios cuida de los suyos, si éstos le miran primero a él. Es verdad que su palabra omnipotente podría convertir estas piedras en panes. Pero todavía con mucha mayor solicitud Dios recompensa la confianza: los ángeles se acercan para servirle (Deu_4:11). Así también la confianza ha salido airosa en nuestra vida de distintas maneras, y este éxito se confirmará incesantemente.

5 Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone sobre el alero del templo 6 y le dice: Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; pues escrito está: Mandará en tu favor a sus ángeles, y te tomarán en sus manos, no sea que tropiece tu pie con una piedra. 7 Jesús le respondió: También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.

La segunda tentación le conduce a la ciudad santa, es decir, Jerusalén, que sólo san Mateo nombra respetuosamente con este título. Los dos están en el alero del tejado del templo. El diablo le invita a tirarse abajo confiando en las palabras del salmo, según las cuales Dios mandará a sus ángeles para que nada dañe a su devoto (Psa_90:11 s). ¡Cuánto más valdrá esta promesa para el Hijo de Dios! En la primera tentación ha salido airosa con brillantez la confianza de Jesús en Dios. Con todo es fácil poner a prueba una vez más esta confianza que se acaba de manifestar. Demuestra con una acción valerosa lo que acaba de declarar. Si esta confianza es tan incondicional y vigorosa, entonces mi proposición no puede ser considerada como temeraria. Jesús también contesta al seductor versado en la Escritura, con un texto bíblico que rasga la tela esmeradamente urdida por el diablo: No tentarás al Señor, tu Dios (Deu_6:16). Si yo hiciera lo que tú esperas, así habla Jesús, mi conducta no sería una prueba de mi confianza, sino lo contrario: peirasmos, la gran tentación de la discordia y la apostasía. Dios nunca se deja forzar. Sigue siendo el Señor que gobierna sin restricción. No tolera que le manden ayudar ni que los hombres lo tomen a su servicio. Su intervención siempre es una gracia libremente otorgada. El Mesías también está esperando ante Dios de una manera tan incondicional, que Dios se lo entrega todo. Ciertamente su confianza es ilimitada, pero también es ilimitada en el sentido de que él «nada puede hacer por sí mismo, como no lo vea hacer al Padre» (Joh_5:19). Dios tiene que ser Señor por completo y en todo...

8 De nuevo lo lleva el diablo a un monte elevadísimo, le muestra todos los reinos de la tierra y su esplendor, 9 y le dice: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. 10 Entonces le responde Jesús: Retírate, Satán; porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto. 11 Entonces lo deja el diablo, y unos ángeles se acercaron para servirle.

El diablo se atreve a una tercera tentativa. Conduce a Jesús a un monte elevadísimo y le muestra todos los reinos de la tierra y su esplendor. Le ofrece la posesión de todos ellos al precio del homenaje de la adoración. Aquí por primera vez el espíritu maligno habla con franqueza. Ahora aparece clarísimo lo que antes permanecía velado: se trata del poder o de la impotencia, del reino o de la esclavitud, de ser o de no ser. No hemos de cavilar averiguando cómo el diablo puede haber producido la ilusión y cómo podemos imaginarnos esta escena con sus pormenores. Lo que interesa es el sentido de los sucesos. Satán se siente señor del mundo, «príncipe de este mundo», como dice san Juan en su evangelio (Joh_12:31). Incluso cree que está en condiciones de transferir este dominio. Pero también ha de manifestar que es subido el precio de esta transferencia. Solamente puede ser señor del mundo el que se doblega ante Satán y le reconoce como señor. ¡Qué contradicción tan grotesca! Eso sería un dominio aparente, que en realidad es una esclavitud, y Satán, a pesar de todo, seguiría siendo el señor del mundo. En esta última agravación Jesús también contesta con una frase de la Escritura, pero antes da una orden: Retírate, Satán. Aquí ya se muestra que él tiene un poder superior y que puede mandar al que se cree en posesión del mundo. Basta una orden sencilla y clara para vencer a Satán. Jesús aparentemente esto lo hace en nombre propio, con la plenitud del propio poder, y sin hacer pausa dice: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto. Jesús tiene el poder, pero no es su propio poder. Hace marchar de allí al tentador, pero no en su nombre. También aquí sólo se trata de Dios. él es el único que puede exigir homenaje y servicio. Y unos ángeles se acercaron para servirle. ¡Qué cambio tan notable de la escena!

Jesús acaba de rechazar cualquier afán de dominio y acaba de patentizar su confianza en Dios, se acaba de someter por completo a la providencia del Padre, entonces recibe el servicio complaciente de seres celestiales. Aquí sucede de una forma semejante a lo que antes ocurrió en el relato del bautismo. Jesús primeramente se enajena diciendo cumplir dócilmente toda justicia, entonces Dios muestra su predilección por él como su «Hijo amado». Aquí Jesús reconoce sin reservas el señorío de Dios, entonces Dios le envía los mensajeros celestes para que le sirvan. Una frase hace penetrar todavía más profundamente en la inteligencia de este fragmento singular. Satán promete todos los reinos de la tierra y su esplendor. En la predicación de Jesús encontraremos constantemente la expresión reino de Dios o, como se dice siempre en san Mateo, reino de los cielos. Siempre se alude a la introducción y establecimiento del señorío de Dios, de su reino. Es la finalidad más profunda de Jesús y de su misión. En labios del antagonista esto ya se indica de antemano: por lo visto sabe que no solamente se trata de Jesús como persona, de su misión mesiánica y de su filiación divina (Joh_4:3.6), sino de algo todavía mayor: del reino de Dios. Jesús procura convencer con la misma idea del reino, y procura ponerla a su servicio. Se ha rechazado el gran ataque, la tentaci6n de la apostasía. Desde esta hora en adelante el verdadero reino toma el curso de su victoria, sin que sea posible detenerlo. Ahora ya no puede cambiar nada Satán, que tuvo que abandonar vencido el campo. Jesús lanzará demonios, vencerá el mal y con su propia muerte sellará la derrota de Satán. En todas partes, cuando -unidos con Jesús- confiamos sólo y radicalmente en Dios, sucede lo mismo: se despedaza el poder de Satán y se establece el verdadero reino.

4. Los COMIENZOS (Mt/04/12-17). Los v. 13-16 son bastante independientes y tienen que ser interpretados en función del v. 12. En el versículo 12 se tiene la impresión de que Jesús desde la comarca del Jordán, en la que vive el Bautista, viaja al norte de Galilea, pero en los versículos 13-16 parece que Jesús parte de su domicilio en Nazaret, para instalarse en Cafarnaúm. El primer dato tiene su origen en la correspondiente frase de san Marcos (Mar_1:14), el segundo corresponde a la representación geográfica que san Mateo tiene presente.

12 Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. 13 Y dejando Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, la ciudad marítima, en los confines de Zabulón y Neftalí.

Se cumple el destino de Juan el Bautista, que es detenido y encarcelado. Más tarde se informa de los sucesos que dieron causa al encarcelamiento (Mar_14:3-12). Según Mateo, el arresto de Juan parece haber sido para Jesús la señal para empezar su actividad. Se muestra, por así decir, el sitio de la costura que separa a los dos y que al mismo tiempo los mantiene juntos: Primeramente el Precursor hace la obra de «preparar el camino del Señor» (Mar_3:3), luego obra Jesús. Pero no sólo debe aclararse la sucesión temporal. El Bautista no sólo es precursor en el sentido cronológico, sino también en su destino como profeta. El texto griego del Evangelio de san Mateo emplea la voz paredoke, que se traduce generalmente por había sido encarcelado. El significado de paredoke es difícil. El verbo griego paradídomi significa entregar. Por tanto se podría traducir por «había sido entregado». Con la misma palabra se dice más tarde de Jesús que es entregado a los sumos sacerdotes y a la muerte (Mar_20:18 s; Mar_26:2). Es una expresión marcada con un cuño inalterable, con la cual se indica la inocencia del arrestado, pero también la correspondencia a la voluntad de Dios, que le «abandona». El destino de los profetas también se cumplirá en Jesús. Para él, Juan es el precursor en su predicación y en su muerte... Jesús marcha a Galilea, en apariencia para eludir la misma suerte, pero sobre todo, porque éste debe ser en primer lugar la zona determinada por Dios para su actividad. En los capítulos que hemos designado como los «antecedentes...», ya se apoyó en la Escritura que Jesús residiera en Galilea y en particular en Nazaret (2,22s). Sólo san Mateo dice tan explícitamente que Jesús se fue a vivir a Cafarnaúm. Según san Marcos y san Lucas, Jesús había permanecido durante algún tiempo en Cafarnaúm y en los alrededores de esta ciudad. San Mateo va más allá y designa a Cafarnaúm como residencia de Jesús. De este modo no solamente se vuelve a declarar un pormenor histórico. Porque este lugar está en el primitivo territorio de las tribus de Zabulón y Neftalí, que se menciona en la siguiente cita (cf. Jos_19:10-16; 32-39). En san Mateo también aparece Cafarnaúm como un tipo de la ciudad agraciada. En ella ha salido la luz, ella ha podido ver más milagros que ninguna otra ciudad. Y sin embargo no se ha convertido. Sobre ella tiene que recaer el juicio siguiente: «Y tú, Cafarnaúm, ¿es que te van a encumbrar hasta el cielo? ¡Hasta el infierno bajarás! Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los mismos milagros que en ti, todavía hoy estaría en pie. Por eso os digo: En el día del juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti» (11,23s).

La primera ciudad en que residió Jesús, o sea Nazaret, ha pronunciado sentencia sobre sí misma, porque no ha creído en el Hijo que había vivido entre sus muros, y por eso Jesús no obró allí ningún milagro (13,54-58). A la segunda ciudad donde residió Jesús, o sea Cafarnaúm, le conmina el juicio de Jesús, porque ha visto sus señales, pero no se ha convertido.

14 Con ello se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías cuando dijo: 15 ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, más allá del Jordán, Galilea de los gentiles! 16 El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz; para aquellos que yacían en región y sombra de muerte una luz amaneció.

El evangelista ve, con asombro, que de nuevo se cumple una profecía. En otro tiempo, cuando los asirios conquistaron el reino del norte (722 a.C.), en el que se encontraba Galilea, Dios humilló la tierra de Zabulón y Neftalí. Pero Dios la rehabilitará cuando empiece la salvación de Dios (Isa_8:23). Las palabras siguientes de Isaías sobre la luz en las tinieblas hay que referirlas a todo el pueblo, no sólo al que mora en Galilea. San Mateo lo entiende así: la luz ha salido precisamente aquí, en los lugares designados con precisión por el profeta. De todo el texto (Isa_8:23) san Mateo elige solamente algunas frases que pueden aplicarse a las ciudades donde actuó Jesús: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, o bien «región cercana del mar». El evangelista no piensa en el mar Mediterráneo (como Isaías), sino en el mar de Galilea, llamado lago de Genesaret o también de Tiberíades, en cuya orilla occidental está Cafarnaúm. La tierra más allá del Jordán es la tierra que se extiende al este del Jordán (Perea), en sentido más amplio también abarca el territorio de las diez ciudades (Decápolis), que está situado al norte de la Perea, limita por el este el lago de Genesaret, y en el que con frecuencia se detuvo Jesús (cf. 8,18.28). Pero lo más importante es la expresión Galilea de los gentiles. Con esta expresión se caracteriza toda la región mencionada en las palabras del profeta: era un territorio mixto mal asegurado, en el que vivían muchos gentiles, y que era bastante independiente de Judea, incluso en sus prácticas religiosas y en sus tradiciones. También aquí se menciona a los «gentiles». Ya habían venido los representantes del mundo oriental para rendir homenaje de adoración (2,2), ahora sigue resonando el tema...

Una gran luz resplandece en las tinieblas. El pueblo del Mesías no conoce el camino y está sentado en las tinieblas. No está iluminado por el sol de la vida, sino que medita profundamente a la sombra de la muerte. ¿Cuál es esta luz que ahora resplandece? ¿La aparición de Jesús en general, su doctrina, sus milagros? Todo junto. Jesús es la luz (cf. Joh_8:12) y trae la luz, enseña toda la verdad y da la vista a los ciegos. Sobre todo su palabra da testimonio de la luz, que sale como si fuera un sol.

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: Convertíos; porque el reino de los cielos está cerca.

En la vida del Señor todo tiene su tiempo predeterminado y su lugar establecido por Dios. El nuevo lugar es Cafarnaúm, la tierra sobre la que el profeta ha pronunciado su oráculo, y el tiempo es la hora después de la disputa entre Satán y Jesús en el desierto. Lo primero es la predicación, la palabra. Jesús viene como la palabra del Padre por antonomasia, su primer don es la palabra. Como referente al hablar del Bautista se emplea el verbo predicar. No sólo es una nueva doctrina, sino que es una declaración, un pregón del heraldo, un mensaje que sacude y despierta. Es un mensaje que se anuncia de parte de Dios, y que ha de ser transmitido sin falta y tiene su hora establecida. Todo eso resuena en la palabra «predicar». Se tiene que escuchar esta predicación: no como una instrucción, ni tampoco solamente como una revelación de la verdad, sino que hay que dejarse hablar y sacudir como hombre íntegro, con todos los sentidos y fuerzas del corazón, hay que estar dispuesto a renovar la propia vida...

El contenido del pregón del heraldo es el siguiente: Convertíos; porque el reino de los cielos está cerca. Hemos visto que el Bautista ya había usado las mismas palabras. Pero eso solamente era una antelación, una síntesis y una interpretación del contenido de la predicación de Jesús y de su actividad. El cristiano debe saber que Juan ya pertenece al tiempo en que se anuncia y realiza el reino de Dios. Pero ahora viene lo que es propio del reino de Dios, por así decir la advertencia autoritativa y eficaz. La primera advertencia es como la sombra, la presente advertencia es como el mismo objeto. En Juan el acento recaía en la palabra «convertíos», como correspondía a su función de precursor y de predicador del juicio. Ahora se recalca la segunda parte: «el reino de Dios está cerca». Sobre todo es una frase de alegría, de felicidad rebosante: la voluntad inquebrantable de Dios de otorgar la salvación, el afán del pueblo israelita, la esperanza del mundo, todo eso ahora está cerca. Dios establecerá su reino, su señorío real. Y para el mundo eso significa bendición y vida, satisfacción y dicha. La expresión está cerca incluye dos matices: primero, la venida del reino, que no se predice en general para cualquier tiempo futuro, sino que se declara del momento presente. El reino de Dios viene y no puede ser detenido. Pero ello no quiere decir: el reino de Dios está ahora aquí. Todavía no llega con pleno desarrollo ni con toda su gloria. También tiene valor el segundo elemento que está contenido en estas palabras: «Está cerca». Está por así decir delante de la puerta, ante las murallas del mundo de los hombres, en las fronteras del acontecer. Su cercanía es amenazadora y agradable al mismo tiempo, pero aún es una cercanía. No dominará ni forzará al hombre ni a los pueblos. Dios llega, pero no sin ser esperado ni ser aceptado con prontitud por el hombre. A la palabra de arriba corresponde la respuesta de abajo. Por eso delante del llamamiento de la salvación está el llamamiento a la penitencia: «Convertíos.» Antes hemos oído lo que significa este llamamiento a la penitencia. Tiene que cambiarse toda la vida. Según parece, sólo cuando esto haya sucedido, habrá ya llegado el reino. Entonces el tiempo futuro se trocará en tiempo presente, el acercamiento en la llegada; entonces estará presente lo que antes estaba cerca. ésta es como una ley de la actividad salvadora: Dios procede primero y viene antes, pero el hombre tiene que proceder en segundo lugar y ha de venir después. No hay llegada de Dios sin transformación de la vida, no hay reino de Dios sin destronar al hombre...

5. LOS PRIMEROS DISCÍPULOS (Mt/04/18-22).

18 Mientras iba caminando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que estaban echando al mar una red de mano, pues eran pescadores. 19 Y les dice: Seguidme, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos, inmediatamente, dejaron las redes y lo siguieron.

El primer hecho que se nos da a conocer en san Mateo, no es un gran milagro, no es un hecho espectacular, sino algo muy discreto. Como de paso se cuenta que Jesús va caminando por la ribera del lago de Genesaret. Ve a dos pescadores que realizan su trabajo con pequeñas redes circulares de mano, evidentemente cerca de la orilla en aguas poco profundas. Se presenta a los dos hombres como si ya fueran conocidos: Simón lleva el sobrenombre de Pedro, es decir, «piedra», «roca». que también es en cierto modo el nombre de su cargo (En san Mateo se habla principalmente de «Simón Pedro», como le llamó la primitiva Iglesia. En san Marcos el mismo Jesús puso el sobrenombre:Joh_3:16; cf. Mat_16:18).). Además se dice que Andrés es su hermano. En las listas de los apóstoles los dos están siempre al principio con la otra pareja de hermanos. Pedro siempre es el primero de la lista (Cf. Mat_10:2; Luk_6:14, en que Pedro y Andrés encabezan la lista; en Mar_3:16 s se citan los apóstoles por este orden: Simón, Santiago, Juan y Andrés; y en Act_1:13 : Pedro, Juan, Santiago y Andrés). A Simón se le concede la distinción de ser el primero que fue llamados lo cual ya es una indicación de su posterior rango prominente. Lo siguiente se describe con tanta concisión, que hay que darse cuenta claramente de la magnitud del suceso. ¿Qué ocurre en este encuentro? No se saluda a nadie, no se conversa ni se da a conocer uno a otro, sino solamente se hace un llamamiento. Jesús llama a los dos pescadores, que están en el mar, con una palabra que suena como una orden: «Seguidme». Es una llamada que hay que imaginarse que se hizo en voz alta y que pudo oírse por encima del murmullo del agua. En seguida se añade el objetivo de la orden: Os haré pescadores de hombres. Deben seguir siendo lo que son: pescadores. La profesión que han ejercido a lo largo de su vida, la podrán seguir ejerciendo. Pero ya no con el fin de sacar peces del agua para venderlos y obtener el alimento cotidiano de sus familias. Los pescadores de hombres ¿son gente que debe perseguir a hombres, cogerlos y llevárselos a su casa? Queda sin decidir con qué medios y con qué objetivo deben proceder así. Puede ser que Pedro y Andrés entonces y durante largo tiempo no tuvieran idea de ello. Sólo cuando Jesús los mandó a predicar (Act_10:1 ss), debieron comprender más claramente esta profesión. Y con una claridad meridiana después de la resurrección de Jesús, cuando fueron enviados al mundo para enseñar a todos los pueblos (Act_28:16-20). Pero aquí solamente se indica el tema: se traza a grandes rasgos su futuro camino. Este tendrá dos distintivos: «seguidme», es decir la adhesión incondicional a Jesús; «pescadores de hombres», es decir su misión en el mundo...

Los dos hermanos siguen al instante el llamamiento: Ellos, inmediatamente, dejaron las redes y lo siguieron. Los dos se van con Jesús, dejando el trabajo, el oficio cotidiano y también los compromisos con la mujer y con la familia, la vivienda y su tierra natal. Mucho más tarde, quizás años después de esta escena, Pedro pide una re compensa: «Pues mira: nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Act_19:27). Jesús ha querido que la renuncia y el desprendimiento de los bienes fueran una ley fundamental para sus discípulos: «Ninguno de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, puede ser mi discípulo» (Luk_14:33). No se dice: «se fueron con él», o «se asociaron a él», sino de una forma más significativa: lo siguieron. Con estas dos palabras no se dice sólo que le acompañaron, formaron una especie de grupo de viajeros o una peña de ayudantes, dispuestos a servirle. Son unas relaciones de seguimientos: él va delante, ellos van detrás; él dirige, ellos son dirigidos; él es el primero, ellos los que siguen. Desde un principio las relaciones entre ellos se han establecido así, y así ellos han vivido con estas relaciones cada vez más profundas hasta imitar a Jesús en el servicio, en la humillación, en las persecuciones, y también en la muerte...

21 Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos: Santiago, el de Zebedeo, y su hermano Juan que remendaban su redes en la barca, con Zebedeo, su padre, y los llamo. 22 Ellos inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Lo mismo se repite con otros dos hermanos: Santiago, el de Zebedeo y su hermano Juan. De ellos se dice que estaban ocupados con su padre en la barca limpiando y remendando las redes. El evangelista aquí aún se expresa más brevemente: «y los llamó», les dio voces, les mandó venir. Con el verbo llamar se alude a las mismas palabras que Jesús ha dicho a Simón y a Andrés (v. 19). Igual que los primeros abandonan al instante su trabajo, «la barca y a su padre», y se van tras él. No se indica lo que el padre ha pensado en este momento y cómo se ha explicado la conducta enigmática del que llamó a sus dos hijos y la partida de éstos. Todo está bajo el único llamamiento poderoso y apremiante del que lleno del Espíritu Santo, probado en el desierto, ahora ha dado a conocer el gran mensaje y procede con el poder de su cargo. ¿Por qué puede el evangelio informar primeramente del llamamiento de Jesús? ¿Cómo se relaciona esta información con el mensaje (que se acaba de pregonar) del cercano reino de Dios? Aquí empieza el reino de Dios en una medida desde luego muy módica. Son hombres muy sencillos, en cada caso de acuerdo con su procedencia y estado. No pertenecen a la capa social de los intelectuales o influyentes en el país y son pocos. Con ellos empieza Jesús y por así decir todo lo deposita en ellos. Ellos serán el fundamento, sobre el que debe levantarse la construcción. ¡Qué audacia! Pero Jesús sabe que lo anunciado no puede fracasar. La decisión de Dios, su propia misión son inapelables. La obra tendrá éxito, el edificio se levantará. ¿Se echa realmente de ver en esta llamada la libertad? ¿No quita Jesús a estos hombres cualquier posibilidad de ponderar y de reflexionar con prudencia, decidirse libremente y proceder sin influencia ajena? Ellos también hubiesen podido tomar otra decisión, rechazar el llamamiento como el joven rico (Luk_19:16-22), o hubiesen podido hacer objeciones cautelosas, como otros que fueron llamados (Luk_8:18-22). Pero ellos actúan instantánea y resueltamente. Eso solamente es posible si han vivido en una constante disposición para el llamamiento de Dios y su voluntad regia, sabiendo que Dios en cualquier tiempo puede reclamarlo todo y exigir cualquier servicio...

Pero además: aunque sean el principio del reino de Dios, con todo antes no han hecho penitencia ni han cambiado su vida. Las dos cosas están estrechamente enlazadas entre sí. Aquí se pone en claro que ha sido trazado un camino especial para aquellos a quienes más tarde se llama apóstoles. Para ellos el principio de su nueva vida no consiste solamente en una transformación de sus sentimientos y de su actividad, sino ante todo en el seguimiento del maestro. Para ellos el principio de la conversión está unido con la cercanía y solidaridad inmediatas con la vida de Jesús. En el curso del Evangelio llegamos a conocer muchas cosas sobre la manera como se perfecciona este principio, la disposición incondicional viene a parar en el seguimiento vivido, se ejercita diariamente en este grupo el cambio de mentalidad y la penitencia. Dios ha puesto para todos el mismo objetivo: su reino. Pero los caminos son distintos: «Y Dios puso en la Iglesia: primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros... ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos maestros?» (cf. 1Co_12:28 s). Cada uno tiene que conocer y seguir su camino, al cual ha sido llamado. Se tiene que estar dispuesto, como un corredor, que agazapado espera la señal de salida, teniendo ante los ojos la pista y dirigiendo la mirada a la cinta de la meta. Entonces el maestro puede llamar a los discípulos a donde él quiera.

6. ACTIVIDAD DEL SALVADOR EN GALILEA (Mt/04/23-25).

A la vocación de los primeros discípulos el evangelista agrega una descripción general de la actividad de Jesús. El escenario es «toda Galilea», la actividad del Mesías consiste en «predicar» y «curar». Por una parte, mediante este fragmento, el relato queda aislado del principio de la obra mesiánica, por otra parte conduce a la gran parte instructiva del sermón de la montaña, que abarca los tres próximos capítulos.

23 y recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el Evangelio del reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia.

Jesús ha establecido su domicilio en Cafarnaúm (1Co_4:13), pero no se ha detenido solamente allí. Va por los alrededores y recorre el país. La semilla de la palabra tiene que ser diseminada, el mensaje tiene que ser transmitido a todas partes. «En tu palabra hallé el gozo y alegría de mi corazón», confiesa Jeremías (Jer_15:16). La palabra tiene que multiplicarse y difundirse en el país. No debe haber nadie que no la haya oído. «¿No son mis palabras como fuego y como martillo que quebranta las peñas?, dice el Señor» (Jer_23:29). El Mesías no solamente trae la palabra de la salvación, sino también la obra de la salvación. La salvación y las curaciones están muy unidas. Se manifiesta ostensiblemente que Dios obra el bien, da la salvación y la salud. Las dos actividades de enseñar y curar se nombran una a continuación de la otra en la misma frase. Así se pone en claro que las dos actividades forman parte de la única misión de Dios. A Jesús no le estimula a curar solamente una compasión humana ni tampoco una misericordia divina del enfermo. Lo que le estimula es el deseo de proclamar de hecho el reino de Dios. El mundo sana y se restablece cuando Dios viene; se hacen desaparecer en el pueblo las enfermedades y «toda dolencia». cuando se presenta el Mesías. Se habla del mensaje con dos verbos distintos: Jesús enseña y predica. Jesús recorre el país, pero no como un predicador ambulante de una secta, ni como un practicante terapéutico. Enseña «en las sinagogas»; se coloca conscientemente en el orden de la tradición. La sinagoga es el sitio ordinario de la comunidad local judía, en el que se lee y expone la Escritura, y se ora. Jesús enseña en estas casas de oración y locales de asamblea que existían en cada población como sustituto del templo de Jerusalén. El texto griego dice que Jesús enseñaba en las sinagogas de ellos, lo cual ya muestra la distancia que había entre el pueblo judío y la Iglesia cristiana del tiempo posterior, en el cual ha sido redactado el libro. Los cristianos en las sinagogas ya no tienen la sensación de estar en su casa paterna, como sucedió durante largo tiempo en la comunidad primitiva de Jerusalén. Para ellos estas casas solamente son instituciones judías, de las que los cristianos están expulsados. La dolorosa separación entre judíos y cristianos se trasluce en estos locales, y también nos conmueve profundamente. Lo que Jesús hace en las sinagogas no es la corriente y usual interpretación de textos de la Escritura y su aplicación al tiempo presente. En las sinagogas Jesús también «predica el reino de Dios». Anuncia su proximidad y exhorta a la penitencia, como puede leerse en 4,17. Aquí se designa este mensaje como Evangelio del reino. ésta es probablemente la expresión más concisa y acertada que encontramos en todos los Evangelios para designar este mensaje. Resume lo que Jesús ha predicado y también puede aplicarse exactamente a lo que la Iglesia apostólica predicaba en su primera misión. Un buen título del Evangelio de san Mateo podría ser «Evangelio del reino», o bien «buena nueva del reino de Dios». Es tiempo festivo, tiempo de alegría, ya que Dios se acerca, como oyó el profeta: «Entona himnos, hija de Sión; canta alabanzas, Israel; alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén... El Señor, rey de Israel, está en medio de ti: jamás tienes que temer mal alguno. En aquel día se dirá a Jerusalén: No temas; y a Sión: No hay que desmayar. Está en medio de ti el Señor, el Dios tuyo, poderoso para salvar; en ti hallará él su gozo y su alegría; será constante en amarte, se regocijará y celebrará tus alabanzas» (Zep_3:14.15b.16.17). Si oímos o leemos el Evangelio, esta alegría debe afectarnos...

24 Su fama se extendió por toda Siria, y le trajeron todos los que se sentían mal, aquejados de diversas enfermedades y dolores: endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó.

La noticia del taumaturgo que enseña, se divulga por todas partes, «por toda Siria», como dice el evangelista, es decir por la región que limita con el norte de Palestina. Especialmente sus curaciones atraen a los hombres, de tal forma que le traen los enfermos y todos los que se sentían mal. Se nombran en primer lugar las enfermedades en general, luego se añaden algunas que parecen ser especialmente graves y que los antiguos creían que difícilmente podían curarse: endemoniados, lunáticos y paralíticos. Ya aquí se resume brevemente lo que el evangelista más tarde expone en extensos relatos de curaciones. Ante nuestros ojos se presenta de una manera grandiosa el poder milagroso y la autoridad sobre todo sufrimiento. Es como si un imán atrajese toda fatiga y enfermedad, todo mal y congoja. Al mismo tiempo se presenta una gran esperanza que está despierta en los corazones de los hombres. ¡Qué multitud de hombres atormentados ante este solo hombre! En uno de sus famosos cuadros Rembrandt ha pintado la figura de Jesús rodeado de una legión de enfermos y curándolos. En la historia siempre hubo, e incluso hay en nuestros días, escenas en que se presenta un galeno o bien un charlatán, y los hombres le rodean ansiosos y con una credulidad ingenua. Pero siempre hay solamente uno que pueda dar abasto a tanta concurrencia, y que pueda dominar el mal, el que «tomó nuestras flaquezas, y cargó con nuestras enfermedades» (8,17)...

25 y lo siguieron grandes muchedumbres de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán.

San Mateo aún incluye en esta gran escena un tercer dato: le siguen grandes muchedumbres. En sus correrías no sólo le acompañan los discípulos, que él ha llamado, sino muchos otros. Puede haber sido una multitud abigarrada, de la que formaban parte personas que buscaban en serio la verdad, y holgazanes ávidos de sensaciones; mujeres y hombres, doctos y sencillos, sanos y enfermos. Le rodean como un enjambre, prestan atención a cualquier palabra y a cualquier gesto, para que nada se les escape; pero en lo más íntimo están incitados por una gran esperanza, cuya expresión para ellos -quizás entremezclada con ideas curiosas- es el «reino de Dios». Es una comitiva, cuyos miembros proceden de toda Palestina, cuyas zonas san Mateo indica con precisión: Galilea al norte, el territorio casi completamente pagano de las diez ciudades (Decápolis) en el noreste del Jordán, también Jerusalén y Judea en el sur, y las zonas situadas en el sudeste del Jordán («el otro lado del Jordán»). Todo ello era una gran Palestina (sólo deja de mencionarse Samaría), en cuanto allí aún vivían judíos, aunque muchas veces como pequeña minoría entre los paganos. Es el mismo territorio que ocuparon, conducidas por Josué, las doce tribus de Israel, que venían de Egipto y del desierto. Políticamente sólo estuvo unida una vez en la larga historia: en los reinados de David y Salomón. Pero en un sentido religioso ha continuado siendo la tierra de los padres, de la promisión, la tierra santa de Israel asignada por Dios. Esta tierra ahora toma posesión del Mesías, y éste la toma de dicha tierra. El camino de Dios conduce con seguridad a la meta. El pueblo de Dios surgirá de nuevo de la tierra y del pueblo de las doce tribus.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



19 (I) La tentación de Jesús (4,1-11).
Marcos relata este acontecimiento en sólo dos versículos (1,12-13). Cuenta el hecho de la ten(-)tación, pero no sus detalles. Esto es importan(-)te porque, con toda probabilidad, refleja con precisión la situación de los discípulos ante es(-)te hecho: sabían que Jesús había sido tentado (su historicidad no admitía dudas), pero, puesto que la tentación es esencialmente una experiencia personal e interna, no conocían exactamente lo que había pasado en la con(-)ciencia de Jesús. La versión Q de Mt y Lc es un midrás narrativo o una interpretación del he(-)cho que tiene el objetivo de hacerlo pastoral(-)mente útil a los creyentes. Se lleva a cabo co(-)nectando el ayuno de cuarenta días con la estancia de Moisés y Elías en el desierto, y con la gran tentación o prueba de paciencia a la que sometió el pueblo a Dios durante el éxodo, rebelándose contra el alimento divino (maná) y adorando al becerro de oro. La identifica(-)ción de Jesús como el Hijo de Dios (v. 3) se re(-)fiere a Israel, el pueblo de Dios (cf. 2,15), no al Mesías. Todas las respuestas de Jesús al tenta(-)dor son citas de Dt 6-8. Las tentaciones indivi(-)duales en Mateo no son tan extrañas como pa(-)recen a primera vista; se basan en las varias formas en que podría pecarse contra el gran mandamiento de amar a Dios «con todo el co(-)razón, con toda el alma y con todas tus fuer(-)zas» (Dt 6,5), tal y como era entendido por los primeros rabinos: el «corazón» se refiere a los dos impulsos o pulsiones afectivas, el bien y el mal; el «alma» significa la vida, incluso el mar(-)tirio; las «fuerzas» aluden a la riqueza, las pro(-)piedades y otras posesiones externas (mBer.
9,5) . Este tema fundamental del amor a Dios da unidad a todo el relato. 3. Hijo de Dios: Así llama el tentador a Jesús, es decir, el represen(-)tante de Israel, piedras: Convertir las piedras en pan sería un pecado de rebelión contra la voluntad divina. 4. no sólo de pan: La réplica de Jesús procede de Dt 8,3. Para comprender todo su significado deberíamos leer el contex(-)to en Dt 6-8. La palabra de Dios es el alimento principal. 5. Sólo la primera tentación aconte(-)ce en el desierto, la ciudad santa: Jerusalén. 6. el Hijo de Dios: De nuevo se dirige a Jesús co(-)mo representante del pueblo y lo invita a po(-)ner a prueba el cuidado providencial de Dios arriesgando su vida innecesariamente; se trata de una burla del martirio real y de la pasión futura, ángeles: El diablo cita la Escritura, en este caso el Sal 91,11-12 según la versión grie(-)ga. 7. no tentarás al Señor: La réplica de Jesús deriva de Dt 6,16 (cf. 1 Cor 10,9). Se debe ser(-)vir al Señor con toda la vida, pero no a la lige(-)ra. 8. todos los reinos del mundo y su gloria: La gloria es el término con el que la Biblia expre(-)sa el esplendor o la riqueza exteriores y públi(-)cas, la plenitud de la existencia. Aquí se refie(-)re a la tentación de preferir el poder y la riqueza al amor de Dios, comprendido como fidelidad a su alianza. 10. a Él sólo servirás: La respuesta de Jesús procede de Dt 6,13, que re(-)sume el gran mensaje veterotestamentario del monoteísmo ético. Sólo Dios es digno de nues(-)tra adoración. La tentación de Jesús tiene un significado universal: (a) Jesús sustituye a Is(-)rael porque él es el comienzo del nuevo pueblo de Dios, el fundador de una nueva humani(-)dad; (b) la tentación fundamental consiste en no amar a Dios con un corazón unificado, aun con riesgo de la propia vida y a costa de la ri(-)queza. Jesús aparece aquí como el perfecto amante de Dios (Heb 4,15).
(Dupont, J., La tentation de Jésus [Tournai 1967]. Gerhardsson, B., The Testing of Gods Son [Lund 1966].)
20 (J) El comienzo del ministerio en Galilea (4,12-17). 12. El desplazamiento de Jesús a Galilea, tras la prisión y ejecución de Juan, se ha interpretado tanto como una ex(-)presión del inicio valiente de su misión como una estrategia de huida para buscar un lugar más seguro. 13. Nazaret: Aquí aparece escrito como Nazara (cf. Lc 4,16); un lugar poco se(-)guro dada su ubicación, pues estaba cerca del centro del gobierno de Séforis. se estableció: El verbo katoikein implica la adquisición de una casa en Cafarnaún (? Geografía bíblica, 73:61), que estaba situada en la ribera noroccidental del mar de Galilea. Sería fácil huir desde allí a la Decápolis o a alguna otra juris(-)dicción política, pues, aprovechando la noche, se podía marchar en barca sin ser notado. Aunque ya no se utilizaban en su tiempo, Ma(-)teo emplea los antiguos nombres tribales is(-)raelitas (Cafarnaún está en Neftalí) porque de(-)sea defender la actividad del Mesías en este inesperado lugar, en vez de Jerusalén, la capi(-)tal religiosa, o el desierto. 14. La sexta cita procede de Is 8,23-9,1 (? 7 supra). 15-16. La cita se basa en el TM, pero la primera parte es(-)tá condensada y sólo se mantienen las refe(-)rencias geográficas. Estas cinco referencias señalan al norte de Galilea y a la Transjordania, que habían caído ante los asirios en el 734 a.C. (? Historia, 75:102-04). Mateo ve cumpli(-)da la promesa isaiana de su liberación con la llegada de Jesús, camino del mar: Podría tra(-)tarse del camino que iba desde Damasco has(-)ta el mar (la probable ruta de la invasión asi(-)ría, 2 Re 15,29), o bien del camino de la costa. En cualquier caso, el mar se reñere original(-)mente al Mediterráneo, no al mar de Galilea. Galilea de los gentiles: Originalmente «el círcu(-)lo de los gentiles», es decir, rodeada por genti(-)les. En los días de Mateo, la mitad de la po(-)blación de Galilea era gentil; había, por tanto, otras religiones (cf. la venus de Dan) y eran bi(-)lingües (hablaban griego y arameo). Estos he(-)chos pueden haber tenido alguna influencia en Jesús y el cristianismo primitivo, abriéndo(-)lo a la misión gentil, expresándose a menudo en griego, configurando su mensaje, que pro(-)cedía de una matriz judía, de tal modo que fuera adecuadamente inteligible para los gen(-)tiles de buena voluntad. La atmósfera era dife(-)rente a la del judaismo de Judea. El evangelio surge en un tiempo y un lugar determinados. el pueblo que caminaba en tinieblas: Original(-)mente se refería a los israelitas oprimidos, pe(-)ro, tal vez, en este caso, el término «pueblo» incluye también a los gentiles. El simbolismo luz-tiniebla no es tan frecuente en Mateo co(-)mo en Juan, 1QM o los escritos gnósticos, pe(-)ro hace acto de presencia en este momento: La predicación del reino por Jesús es la luz del consuelo para toda la gente que sufre (cf. Lc 1,79). 17. desde entonces empezó Jesús: Esta fórmula introductoria (usada de nuevo sola(-)mente en 16,21) inaugura solemnemente el ministerio de Jesús, arrepentios: Véase el co(-)mentario sobre 3,2. el reino de los cielos está llegando: La proclamación de la inminente lle(-)gada del reino de Dios es el mensaje central de Jesús y, junto con la resurrección, el funda(-)mento y objeto de la fe cristiana. Procedente de la visión nocturna de Daniel (7,13-14), re(-)presenta la salvación futura y definitiva de to(-)da la humanidad, social, política y espiritual(-)mente, mediante un ejercicio de la soberanía de Dios que establece la paz y la justicia en la tierra y en el cielo (6,33; Rom 14,17). En Dn 7,13-14 se le da a «alguien semejante a un hi(-)jo de hombre», y Q y Mt identifican esta figu(-)ra misteriosa con la nueva venida de Jesús en gloria. Así, para los cristianos, la esperanza del reino incluye la fe en Cristo como el salvador de los últimos tiempos. Puesto que Cristo ha venido ya (en humildad y sufrimiento), tene(-)mos una anticipación del reino (12,28), espe(-)cialmente en su ministerio de curación y ali(-)mentación de multitudes, aunque no en su plenitud. Mateo evita mencionar directamente a Dios por respeto. Por ello, realiza reverentes circunloquios como el que encontramos en la frase «reino de los cielos», aunque no es total(-)mente coherente con esto y en cuatro ocasio(-)nes escribirá «reino de Dios» (12,28; 19,24; 21,31.43), como hacen los otros sinópticos. El circunloquio no es muy afortunado, porque conduce a la gente a pensar erróneamente que el reino está sólo en el cielo y no en la tierra (6,10). El reino iba a ser también el contenido de la predicación de los discípulos (10,7).

(Fitzmyer, J. A., «The Languages of Palestine in the First Century A.D.», WA 29-56. Freyne, S., Galilee from Alexander the great to Hadrian, 323 B.C. to 135 A.D. [Wilmington 1980], Perrin, N., The Kingdom of God in the Teaching of Jesús [Filadelfia 1963]. Schnackenburg, R., God's Rule and Kingdom [Nueva York 1963], Weiss, J., Jesús' Proclamation of the Kingdom of God [Filadelfia 1971].)
21 (K) La llamada de los discípulos (4,18-22). Mateo sigue fielmente a Marcos en esta perícopa (1,16-20). 18. Pedro: Mateo anti(-)cipa el posterior cambio de nombre que Jesús impondrá a Simón como Petros (16,18), térmi(-)no griego que traduce el arameo képa «roca» (de aquí Cefas, cf. Jn 1,42; - Pensamiento del NT, 81:138). La industria pesquera de Galilea era bastante próspera; exportaban sus produc(-)tos a gran distancia. 19. venid detrás de mi: Ex(-)presión técnica con la que un maestro se dirigía a sus discípulos. Pero Jesús va más allá de la habitual relación entre alumno y maestro, pues es él quien toma la iniciativa. Esta congrega(-)ción de unos discípulos es lo que más se apro(-)xima Jesús a lo que llamaríamos la fundación de una Iglesia antes de la crucifixión (cf. 16,17-19). pescadores de hombres: La imagen puede ser de carácter proverbial, derivada de su acti(-)vidad, o literaria (Jr 16,16). Es una de las dos imágenes principales que el NT aplica al minis(-)terio; la otra imagen, pastor, por su propia con(-)notación, es menos misionera. 20. dejaron al instante las redes: Que Jesús esperaba una obe(-)diencia rápida y radical de sus seguidores pue(-)de comprobarse en 8,21.22. No obstante, este relato puede haber sufrido una extrema con(-)densación; en realidad, tiene que haberse dado la oportunidad para un desarrollo psicológico de la atracción, que haría más comprensible tan importante decisión (cf. Jn 1,35-51). En la tradición posterior las redes podrían haberse entendido como símbolo de los enredos mun(-)danos. 21. Con los hijos de Zebedeo se comple(-)ta el círculo de los amigos íntimos de Jesús (cf. 17,1-8). Mateo resalta la importancia de estos dos hermanos en este versículo y en el v. 18 por(-)que le interesa especialmente el tema de la vida comunitaria. 22. lo siguieron: En ocasiones, se(-)guir a Jesús significa romper los lazos familia(-)res, aunque se opone a que se desatienda a los padres ancianos (15,4-6).
(Wuellner, W., The Meaning of «Fishers of Men» [Filadelfia 1967].)

22 (II) El sermón de la montaña (4,23-7,29).
(A) Introducción (4,23-5,2).
23. Este im(-)portante versículo presenta un informe resumIdo del ministerio de Jesús. Está formado por una oración principal seguida por tres oracio(-)nes de participio que, conjuntamente, forman un terceto. Este terceto tiene una estructura circular ABÁ, en la que el elemento B, «anun(-)ciaba la buena noticia del reino», constituye el núcleo central. Está situado entre las frases «enseñando en sus sinagogas» y «curaba las en(-)fermedades y las dolencias del pueblo». La re(-)lación en estos tres elementos es la siguiente: el Evangelio es predicado y se realiza incipiente(-)mente mediante los ministerios de la palabra y la acción. El v. 23 forma una abrazadera con 9,35. Mateo presenta a Jesús como ministro de la palabra en los caps. 5-7, y de la acción en los caps. 8-9. sus sinagogas: En cuanto opuestas a las sinagogas judeocristianas (Sant 2,2). evan(-)gelio del reino: Esta frase es exclusiva de Mateo (aparece tres veces: en nuestro texto, en 9,35 y 24,14). El hecho de que el mensaje del reino de Dios preceda al sermón de la montaña, que tra(-)ta de nuestros deberes para con Dios, significa que Dios tiene la primacía en la iniciativa; no(-)sotros ponemos nuestra confianza fundamen(-)tal en El, no en nosotros mismos, curaba todas las enfermedades y todas las dolencias: El hecho de que Jesús fuese un sanador constituía una complicación para los cristianos; por consi(-)guiente, se trata de un dato histórico cierto. Él fue, entre otras cosas, un profeta galileo itine(-)rante que hacía milagros según el modelo de Elías. La repetición de «todas» refleja el interés que tiene Mateo en subrayar la plenitud. 24. to(-)da Siria: La provincia romana de Siria incluía cuatro zonas (Estrabón, Geogr. 16,2.2): Commagene (Samosata), Seleucia (Antioquia), CoeleSiria (Damasco) y Fenicia-Palestina. En la obra de Josefo, Siria parece incluir Galilea y la costa que baja hasta Gaza, pero no Judea. Integra Ti(-)ro, Sidón e Idumea (cf. Me). El adjetivo «toda» es plerofórico. endemoniados, lunáticos y para(-)líticos: Los tres tipos de enfermedad estaban originados por desórdenes nerviosos, psicosomáticos, que, en ocasiones, puede curar al(-)guien con una personalidad fuerte. 25. Galilea: Véase el comentario sobre el v. 15. Decápolis: Es un término geográfico impreciso mediante el que se describían las diez ciudades helenistas situadas al sur de Siria; la lista no es segura, pe(-)ro según Plinio (Hist. Nat. 5,16.74) incluía Da(-)masco, Filadelfia-Ammán, Rafana, EscitópolisBetsán, Gadara, Hipos, Dion, Pella, Gerasa, Canata. Jerusalén y Judea : Se encuentran en pe(-)núltimo lugar, aunque según la esperanza de los judíos serían las primeras, un desplaza(-)miento de énfasis con respecto al judaismo fa(-)riseo. Con todo lo dicho se describe un vasto campo de influencia (cf. S. T. Parker, JBL 94 [1975] 437-41; I. Browning, Jerash and the Decapolis [Londres 1982]).

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio dos hermanos, Simón, que después se llamó Pedro y Andrés su hermano, que arrojaban las redes al mar: eran pescadores: Y les dijo: "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres". Y ellos inmediatamente dejando las redes le siguieron. Y marchando de allí, vio otros dos hermanos, Jacob el del Zebedeo y a su hermano Juan, que estaban con su padre en el barco remendando sus redes, y los llamó. Y ellos, abandonando en seguida a su padre y a las redes, le siguieron. (vv. 18-22)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Jesucristo llama a los apóstoles antes de decir ni hacer nada, para que nada se les oculte, ni de las palabras, ni de las obras de Jesucristo; para que después puedan decir con toda seguridad: no podemos menos de decir lo que hemos visto y oído. De aquí que se dice: Andando Jesús junto al mar de Galilea.

Rábano
El mar de Galilea es el mismo lago de Genezaret; el mar de Tiberíades es el lago de las Salinas.

La glosa
Con toda oportunidad el que ha de pescar pescadores va por los lugares donde hay pesca. Y por ello prosigue: Vio dos hermanos, Simón, que después se llamó Pedro y Andrés su hermano.

Remigio
Vio, no sólo corporalmente, sino de una manera espiritual, mirando a sus corazones.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Los llamó cuando estaban en sus ocupaciones, manifestando que conviene anteponer la obligación de seguir a Jesucristo a todas las ocupaciones. De donde prosigue: arrojando las redes al mar, lo que incumbía al oficio de aquéllos, por lo que sigue: "eran pescadores".

San Agustín, sermones, 197,2
No eligió reyes, o senadores, o filósofos, u oradores, sino que eligió hombres que eran sencillos, pobres e ignorantes pescadores.

San Agustín, in Ioannem, 7,17
Si hubiese sido elegido un docto, acaso hubiese dicho que había sido elegido por sí mismo y que lo había merecido por su sabiduría. Nuestro Señor Jesucristo queriendo humillar las cervices de los soberbios, no buscó un pescador en un orador, sino que, de un pescador sacó uno que había de mandar. San Cipriano fue un gran orador, pero antes estuvo Pedro que era pescador.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Los artesanos profetizaban con su trabajo la gracia de la dignidad futura; porque así como arrojan la red al agua y no saben qué clase de pescados habrán de sacar, así el sabio cuando arroja las redes de su palabra sobre el pueblo, no sabe los que habrán de acercarse a Dios. Sin embargo, se adherirán a su predicación los llamados por Dios.

Remigio
Dios habla de estos pescadores por Jeremías, diciendo: "Os enviaré mis pescadores y os pescarán". Por ello se añade: "Venid en pos de mí".

La glosa
No tanto con los pies, como con el afecto y la imitación. "Y os haré pescadores de hombres".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Esto es, maestros. Y con la red de la palabra de Dios captarás a los hombres del mundo tempestuoso y peligroso, en donde los hombres no andan sino que son heridos. Porque el diablo, cuando los empuja hacia el mal, en donde se comen los hombres unos a otros como los peces más fuertes devoran a los más jóvenes para que, trasladados, vivan en la tierra como miembros del cuerpo de Cristo.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 5,1
Pedro y Andrés no habían visto que Jesucristo hubiese hecho algún milagro. Nada habían oído del premio eterno y, sin embargo al oír la voz del Salvador se olvidaron de todo lo que creían poseer. De donde se sigue: Pero ellos en seguida, dejando las redes le siguieron. En ello debemos ver más bien el afecto de los bienes, pues mucho dejó quien nada conservó para sí; mucho ha abandonado quien renunció con las cosas que poseían sus concupiscencias. Los que le seguían dejaron tanto como podían apetecer los que no le seguían. Nuestros actos exteriores, por pequeños que sean, agradan a Dios. Y no consideremos cuánto sea el sacrificio que cuestan sino cómo los manifestamos. El reino de Dios no tiene precio: vale tanto cuanto tienes.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Los discípulos nombrados no siguieron a Cristo buscando el honor de sabios, sino el precio de su trabajo. Conocían cuán preciosa es el alma humana, cuán grata es su santidad en la presencia de Dios y cuán grande es la recompensa ofrecida.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Creyeron en una promesa tan grande y comprendieron por los sermones que oyeron, que ellos podrían convocar a otros hombres.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Deseando estas cosas, siguieron a Cristo dejando cuanto les rodeaba, en lo cual nos enseñaron que nadie puede aferrarse a las cosas de la tierra y marchar perfectamente al cielo.

La glosa
En estas cosas se muestra un modelo para aquéllos que todo lo dejan por seguir a Jesucristo y se ofrece también una lección a aquéllos que posponen a Dios, incluso a sus afecciones carnales. De donde se dice: Y marchándose de allí, vio a otros dos hermanos. Observa que los llama de dos en dos, como en otro lugar se lee, que los mandó también de dos en dos a predicar.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 17,1
Como que aquí se nos insinúa que aquél que no tiene caridad con otro no debe tomar a su cargo la predicación: dos son los preceptos de caridad y ésta no puede darse con menos de dos personas.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Puso con mucha propiedad los fundamentos de la Iglesia sobre la caridad fraterna; para que subiendo como la savia por el tronco del árbol llegue hasta las ramas. Y lo hizo sobre la caridad natural, para que la caridad sea más fuerte, no sólo por la gracia, sino también por la naturaleza. Por ello dice: hermanos. Así lo hizo Dios en el Antiguo Testamento, colocando en Moisés y Aarón el fundamento de su edificio. Pero como la gracia del Nuevo Testamento es mucho mayor que la del Antiguo, edificó el primer pueblo sobre una sola fraternidad y el segundo sobre dos. Dijo Santiago el del Zebedeo y a su hermano Juan que estaban con su padre Zebedeo en el barco, remendando sus redes, lo cual es indicio de una pobreza extrema. Remendaban las viejas porque no tenían para comprar redes nuevas. Y explica a la vez la gran caridad de ellos, porque en tanta pobreza favorecían a su padre, tanto que lo llevaban consigo en el barco, no porque él pudiese ayudarles con su trabajo, sino para que se consolase con su presencia.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
No es pequeña esta demostración de piedad, soportar con gusto la pobreza, alimentarse con su justo trabajo, vivir juntos por la virtud del amor, tener consigo y cuidar a su padre.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
No nos atrevemos a estimar cuánto sea el mérito de los primeros que se prestaron veloces a predicar, que siendo tan pobres que todavía componían sus redes, las arrojaban al mar; sólo Jesucristo era quien podía apreciar su mérito. Acaso se dice que aquéllos arrojaban sus redes por Pedro que predicó el Evangelio, pero no lo escribió. Y en cambio los otros fueron llamados a componerlas, por San Juan que escribió un Evangelio. Prosigue. "Y los llamó": estaban unidos viviendo en una misma habitación, concordes por el amor, iguales en el oficio y juntos por la piedad. Por ello los llamó a la vez, no fuera que unidos por tantos motivos los separase una vocación diferente.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 14,2
Llamándolos, nada les ofreció, como a los primeros. La obediencia de aquéllos que inmediatamente le siguieron, les preparaba el camino; pero habían oído muchas cosas del Salvador, como unidos familiarmente y por medio de consanguinidad. Prosigue. "Ellos, habiendo dejado a su padre y sus redes, le siguieron".

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 7
Tres cosas debe dejar el que viene a Jesucristo: las torpezas carnales que se figuran en las redes; el gusto por las cosas del mundo, figurado en el barco; y la familia, figurada en el padre. Dejaron, pues, el barco para ser constituidos en gobernadores de la nave de la Iglesia. Dejaron las redes, para no traer más peces a la ciudad de la tierra, sino para que condujesen a los hombres a las regiones eternas del cielo. Dejaron un padre, para que se les constituyese en padres espirituales de todos.

San Hilario, in Matthaeum, 3
Se nos enseña, pues, en éstos que dejan su oficio, su patria y su casa por seguir a Jesucristo, a no detenernos por las preocupaciones de la vida secular ni por la costumbre de vivir en la casa paterna.

Remigio
Se designa místicamente este mundo por el mar, en atención a la amargura de sus aguas y a la constante agitación. Galilea significa voluble o rueda y representa la volubilidad del mundo. Anduvo Jesús junto al mar, cuando vino a vivir entre nosotros por medio de la encarnación. Por estos dos hermanos se designan los dos pueblos, que fueron creados por Dios Padre a los que vio cuando se volvió a ellos con misericordia. Por Pedro, que quiere decir conocedor y se llama Simón, esto es, obediente, se designa el pueblo judío, porque conoció a Dios por medio de la ley y lo obedeció por medio de sus preceptos. Andrés quiere decir viril o decoroso y se entiende por él al pueblo gentil, que habiendo conocido a Dios, persevera firme en la fe. Llamó a estos pueblos cuando envió sus predicadores, diciendo: "Venid en pos de mí", esto es, abandonad al engañador y seguid al Creador. Fueron los Apóstoles constituidos en pescadores de los hombres de estos pueblos, esto es, en predicadores, habiendo dejado las naves, esto es, los deseos carnales y las redes, es decir, las concupiscencias del mundo, y siguieron a Jesucristo. Por Santiago se entiende también al pueblo judío, que venció al demonio por el conocimiento de Dios. Por San Juan se entiende al pueblo gentil, que se salvó únicamente por la gracia. Zebedeo, a quien dejaron y se entiende como fugitivo o caído, significa el mundo que pasa y el demonio que cayó del cielo. Por Pedro y Andrés que arrojaron las redes al mar, se designan aquéllos que son llamados por Dios en la primera edad, arrojando de la nave de sus cuerpos las redes de la concupiscencia carnal, en el mar de este mundo. Por Santiago y Juan, remendando las redes, se designan aquéllos que vienen a Cristo después de los pecados y en presencia de las adversidades, recobrando lo que perdieron.

Rábano
Las dos naves son figuras de dos Iglesias: aquella que fue llamada por la circuncisión y aquella que fue llamada por el prepucio. Cualquier fiel se convierte en Simón, obedeciendo a Dios; en Pedro, conociendo su pecado; en Andrés, sufriendo con valor los trabajos; y en Santiago, rechazando los vicios.

La glosa
Y San Juan parece que todo lo atribuye a la gracia de Dios. Por lo tanto sólo se habla de la vocación de cuatro Apóstoles, por medio de los cuales se designa la predicación en las cuatro partes del mundo.

San Hilario, in Matthaeum, 3
También se figura en esto el Números de los cuatro futuros evangelistas.

Remigio
Por esto también se designan las cuatro virtudes principales: la prudencia se refiere a San Pedro, por el conocimiento de Dios; la justicia a San Andrés, por el vigor de sus obras; la fortaleza a Santiago, por sus triunfos sobre el demonio; y la templanza a San Juan, por el efecto de la divina gracia.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,17
Puede llamar la atención el por qué San Juan dice que San Andrés siguió al Señor, no en Galilea sino junto al Jordán, con otro cuyo nombre se calla y que, después, San Pedro recibió el nombre del Señor. Los otros tres evangelistas dicen que fueron llamados de la pesca y en ello están conformes principalmente San Mateo y San Marcos, porque San Lucas no nombra a San Andrés, el cual (según se sabe), estaba en la misma barca. Esto también está poco conforme con lo que dijo el Señor a San Pedro, como recuerda San Lucas: "Desde ahora serás pescador de hombres". Lo que San Mateo y San Lucas cuentan que dijo a los dos. Pero pudo primero decírselo a San Pedro, según San Lucas, y después decírselo a los dos, según los demás. Con todo lo que ya hemos dicho de San Juan, debe entenderse con toda exactitud, puesto que hay diferencia de lugares, de tiempo y de vocación. Pero debe entenderse también que San Pedro y San Andrés no vieron al Señor junto al Jordán y se le unieron ya para siempre, sino que sólo conocieron quién era y admirados de El volvieron a sus casas. Recopila casualmente lo que había pasado en silencio, porque habla sin ninguna diferencia de tiempo consiguiente: "Andando, pues, junto al mar". Debe averiguarse también cómo los llamó separadamente de dos en dos, según cuentan San Mateo y San Marcos. San Lucas dice que Santiago y San Juan fueron llamados como compañeros de San Pedro para ayudarlo y que todos juntos, habiendo sacado sus barcas a la tierra, siguieron a Jesucristo. Aquí debe entenderse que en este primer llamado sucedió lo que dice San Lucas y que ellos volvieron otra vez a tomar peces según su costumbre. No se le había dicho a San Pedro que ya nunca pescaría, puesto que siguió ejerciendo este oficio después de la resurrección del Señor, sino que habría de pescar hombres. Y después sucedió lo que dicen San Mateo y San Marcos. No lo siguieron después de sacar sus barcas a la tierra, prescindiendo del cuidado de volver, sino que lo siguieron entonces, porque así se les mandaba.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 Christ fasteth, and is tempted. 11 The Angels minister vnto him. 13 Hee dwelleth in Capernaum, 17 beginneth to preach, 18 calleth Peter, and Andrew, 21 Iames, and Iohn: 23 and healeth all the diseased.
1 Then was [ Mar_1:12; Luk_4:1.] Iesus led vp of the Spirit into the wildernesse, to bee tempted of the deuill.
2 And when hee had fasted forty dayes and forty nights, hee was afterward an hungred.
3 And when the tempter came to him, hee said, If thou be the sonne of God, command that these stones bee made bread.
4 But he answered, and said, It is written, [ Deu_8:3.] Man shall not liue by bread alone, but by euery word that proceedeth out of the mouth of God.
5 Then the deuill taketh him vp into the holy Citie, and setteth him on a pinacle of the Temple,
6 And saith vnto him, If thou bee the Sonne of God, cast thy selfe downe: For it is written, [ Psa_91:11.] He shall giue his Angels charge concerning thee, & in their handes they shall beare thee vp, lest at any time thou dash thy foote against a stone.

[Christ tempted.]

7 Iesus said vnto him, It is written againe, [ Deu_6:16 .] Thou shalt not tempt the Lord thy God.
8 Againe the Deuill taketh him vp into an exceeding high mountaine, and sheweth him all the kingdomes of the world, and the glory of them:
9 And saith vnto him, All these things will I giue thee, if thou wilt fall downe and worship me.
10 Then saith Iesus vnto him, Get thee hence, Satan: for it is written, [ Deu_6:13 ; Deu_10:20 .] Thou shalt worship the Lord thy God, and him onely shalt thou serue.
11 Then the deuill leaueth him, and behold, Angels came and ministred vnto him.
12 [ Mar_1:14 ; Luk_4:14 ; Joh_4:43 .] Now when Iesus had heard that Iohn was [ Or, deliuered vp.] cast into prison, he departed into Galilee.
13 And leauing Nazareth, he came and dwelt in Capernaum, which is vpon the Sea coast, in the borders of Zabulon and Nephthali:
14 That it might be fulfilled which was spoken by Esaias the Prophet, saying,
15 [ Isa_9:1 .] The land of Zabulon, and the land of Nephthali, by the way of the Sea beyond Iordane, Galilee of the Gentiles:
16 The people which sate in darkenesse, saw great light: and to them which sate in the region and shadow of death, light is sprung vp.
17 [ Mar_1:14 .] From that time Iesus began to preach, and to say, Repent, for the kingdome of heauen is at hand.
18 [ Mar_1:16 .] And Iesus walking by the sea of Galilee, saw two brethren, Simon, called Peter, and Andrew his brother, casting a net into the Sea (for they were fishers)
19 And he saith vnto them, Follow mee: and I will make you fishers of men.
20 And they straightway left their nets, and followed him.
21 And going on from thence, hee sawe other two brethren, Iames the sonne of Zebedee, and Iohn his brother, in a ship with Zebedee their father, mending their nets: and he called them.
22 And they immediatly left the shippe and their father, and followed him.
23 And Iesus went about all Galilee, teaching in their Synagogues,

[The blessed.]

and preaching the Gospel of the kingdome, and healing all maner of sickenesse, and all maner of disease among the people.
24 And his fame went thorowout all Syria: and they brought vnto him all sicke people that were taken with diuerse diseases and torments, and those which were possessed with deuils, and those which were lunaticke, and those that had the palsie, and he healed them.
25 And there followed him great great multitudes of people, from Galilee, and from Decapolis, and from Hierusalem, and from Iudea, and from beyond Iordane.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. En la Biblia, el "desierto" es con frecuencia el lugar de prueba, y se lo imaginaba poblado de animales salvajes. Ver Mar_1:12-13.

4. Deu_8:3.

5. "La parte más alta del Templo": probablemente se trata de la cornisa de uno de los grandes pórticos por los que se accedía a la explanada del Templo.

6. Sal_91:11-12.

7. Deu_6:16.

10. Deu_6:13.

15-16. Is. 8. 23 - 9. 1. Los cinco nombres geográficos que cita el profeta Isaías, señalan las regiones del norte de Galilea y de la Transjordania que fueron conquistadas por los asirios en el año 734 a. C.

23. Las "sinagogas" son los edificios donde los judíos se reúnen para leer y explicar la Palabra de Dios. Ver Luc_4:16-21.

25. La "Decápolis" -palabra de origen griego que significa "diez ciudades"- era una confederación de ciudades independientes, la mayoría de las cuales estaban situadas al este del Jordán.



Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La tierra que en tiempos de Isaías estaba devastada y maltratada, a la que habían sido llevados grupos de poblaciones extranjeras para colonizarla, ha sido la primera en recibir la luz de la salvación y la predicación del Mesías (cfr Is 8,23-9,1). Así se cumplen las profecías.

A diferencia de Juan, que sólo anuncia la inminencia del Reino, nuestro Señor comienza a instaurar ese Reino en la historia humana con sus obras y palabras. Así llama a seguirle, dejando todo, a los primeros discípulos con los que formará más tarde el grupo de los Doce sobre los que fundará su Iglesia. Los milagros son signos de que Jesús instaura el Reino de Dios, signos de la misericordia y la gracia divinas que, por medio de Jesús, se ofrecen a todos los hombres, representados en la muchedumbre que acude a Él. «El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras (...). Este Reino se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo» (C. Vat. II, Lum. gent. 5).


La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Llama a los primeros discípulos. Jesús llama, y en esto se diferencia de los rabinos de su época que eran elegidos por sus discípulos. Jesús elige a los suyos. La llamada es categórica, la respuesta es rápida e incondicional: ellos responden a su llamado y comienzan a seguirle.
Con estos rasgos se inaugura un nuevo tipo de seguimiento, el cristiano: es una vocación irresistible y vinculante, un discipulado permanente, un compartir en todo la vida y la misión del Maestro: «los haré pescadores de hombres» (19). La autoridad y el alcance del llamado de Jesús evoca al llamado del Señor a los profetas del Antiguo Testamento, en el que vocación y misión forman parte de una misma realidad, como en el caso de Jeremías (cfr. Jer_20:7s) o como, ya en el Nuevo Testamento, acontecerá con Pablo (1Co_9:16).

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El llamamiento de los primeros discípulos (ver Mar. 1:16-20; cf. Luc 5:1-11). Los asociados de Jesús en esta misión no sólo apoyarían, sino que ellos mismos llegarían a ser pescadores de hombres, ganando a nuevos súbditos para el reinado de Dios. Estos versículos muestran la dedicación completa que su participación con Jesús demandaría.

Simón, Jacobo y Juan (y en un grado menor Andrés) formaron el núcleo central del grupo de discípulos. Su llamamiento y respuesta inmediata pueden considerarse como típicos de todo el grupo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 4.2 Cf. Dt 8.2-4.

[2] 4.4 Dt 8.3 (gr).

[3] 4.6 Sal 91.11-12.

[4] 4.7 Dt 6.16.

[5] 4.10 Dt 6.13.

[6] 4.12 Cf. 14.3-4 y también Mc 6.17-18; Lc 3.19-20.

[7] 4.15-16 Is 9.1-2.

[8] 4.17 Mt 3.2; 10.7.

[9] 4.23 Mt 9.35; Mc 1.39.

[10] 4.25 Mc 3.7-8.

[11] 5.1--7.29 Lc 6.20-49.

Torres Amat (1825)



[1] El texto griego habla del Espíritu que bajó sobre Jesús, a manera de paloma.

[4] Deut 8, 3.

[6] Sal 91 (90), 11.

[7] Deut 6, 16.

[10] Deut 6, 13.

[14] Is 9, 1.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Mar 10:28