Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
9. últimos Días en el Sinaí.
La Pascua en el Sinaí (1-14).
1
Yahvé habló a Moisés en el desierto del Sinaí el primer mes del segundo año después de la salida de la tierra de Egipto. Dijo: 2
Que celebren los hijos de Israel la Pascua a su tiempo. 3
El día catorce de este mes, entre dos luces, la celebraréis conforme a todas las leyes y a todos los ritos que a ella se refieren. 4
Moisés habló a los hijos de Israel para que celebraran la Pascua; 5
y la celebraron el día catorce del primer mes, entre dos luces, en el desierto del Sinaí. Conforme a todo cuanto había mandado Yahvé a Moisés, así hicieron los hijos de Israel. 6
Había algunos hombres que estaban impuros por un cadáver, y no pudieron celebrar la Pascua en ese día. Presentándose aquel mismo día ante Moisés y Aarón, les dijeron: 7
Estamos impuros por un cadáver; ¿por qué habremos de vernos privados de presentar nuestra ofrenda a Yahvé, a su tiempo, con los demás hijos de Israel? 8
y Moisés les respondió: Esperad que sepa yo lo que cuanto a vosotros dispone Yahvé. 9
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 10
Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes está impuro por un cadáver o está en viaje lejos, celebrará la Pascua de Yahvé. 11
En el segundo mes, el día catorce de él, entre dos luces, la celebrará. La comerán con pan ácimo y lechugas amargas; 12
no dejarán de ella nada para el día siguiente, ni quebrantarán ninguno de sus huesos; la celebrarán conforme a todos sus ritos. 13
Si alguno, estando limpio y no estando de viaje, dejare de celebrarla, éste será borrado de su pueblo; por no haber ofrecido a su tiempo su ofrenda a Yahvé, llevará sobre sí su culpa. 14
Si el extranjero que habitare entre vosotros celebra la Pascua, guardará todas las leyes y ritos que a ella se refieren. La ley será la misma para vosotros; la misma para el extranjero que para el nativo.
La primera Pascua se había celebrado cuando la salida de Egipto; ahora, en el desierto del Sinaí, se celebra la segunda con el mismo ritual prescrito en la primera. Con esta ocasión se promulga una ley suplementaria en favor de aquellos que no pudieron celebrarla el mes primero. Estos lo harán al mes siguiente, en el día catorce, y conforme al mismo ritual: panes ácimos, lechugas amargas, sin quebrar ninguno de los huesos del cordero pascual y no dejar nada de éste sin comer (v.12). En
2Cr_30:2 se nos cuenta cómo en tiempo del rey Ezequías (s.VIII a.C.) celebraron los israelitas la Pascua el segundo mes por no haber podido celebrarla en el tiempo regular. Según
Num_19:11, la impureza proveniente del contacto con un cadáver dura siete días, precisamente los que dura la fiesta de los ácimos. Además, la participación en cualquier sacrificio, y el cordero pascual lo era, exige a toda costa el estado de pureza ritual en el que hubiera de participar de él1. El rito de la celebración será el mismo en todo tiempo. Considerada esta fiesta como nacional, quien no la celebre quedará, por lo mismo, excluido de la nación. Una vez más son admitidos los extranjeros que habitan en medio de la comunidad israelita. Pero ante todo se exige la circuncisión2, con lo cual los extranjeros quedaban incorporados al pueblo escogido, a su alianza y a las promesas. Era ésta una puerta que se abría en el nacionalismo de Israel por la que los gentiles venían a participar de las esperanzas mesiánicas.
La Nube, Guía de Israel (15-23).
15
El día en que fue alzado el tabernáculo, la nube cubrió el tabernáculo, y desde la tarde hasta la mañana hubo sobre el tabernáculo como un fuego. 16
Así sucedía constantemente: de día lo cubría la nube, y de noche la nube parecía de fuego. 17
Cuando la nube se alzaba del tabernáculo, partían los hijos de Israel, y en el lugar en que se paraba la nube, allí acampaban los hijos de Israel. 18
A la orden de Yahvé partían los hijos de Israel, y a la orden de Yahvé sentaban su campo; cuanto tiempo estaba la nube sobre el tabernáculo, estábanse quietos. 19
Cuando la nube se detenía muchos días sobre el tabernáculo, aguardaban los hijos de Israel la orden de Yahvé y no se movían; 20
y cuando la nube estaba pocos días sobre el tabernáculo, a la orden de Yahvé posaban y a la orden de Yahvé partían. 21
Cuando la nube se detenía desde la tarde a la mañana, y a la mañana se levantaba, partían; y si se levantaba a la noche, entonces partían. 22
Fuese dos días, un mes o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo, estándose sobre él, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían; cuando ella se alzaba, se movían ellos. 23
A la orden de Yahvé acampaban y a la orden de Yahvé partían, guardando el mandato de Yahvé, como Yahvé se lo había dicho a Moisés.
Esta perícopa es una ampliación de
Exo_40:36. Una vez que Yahvé tomó posesión de la tienda para habitar en medio de Israel, por la nube, que de noche se vuelve luminosa y que es la imagen de la
gloria de Yahvé, el Señor se ha constituido en Líder Supremo, General en Jefe, y, por consiguiente, en conductor oficial de su pueblo a través del desierto. La nube es la que, alzándose, da la orden de levantar el campo y partir, y es ella también la que determina el momento de detenerse y de fijar el campo. En suma, a la orden de Yahvé acampaban y a la orden de Yahvé partían... (v.23). Hablando en lenguaje religioso, Dios era el conductor de su pueblo por el desierto hacia la patria que le tenía destinada; pero esta idea muy espiritual ha de hacerse sensible para acomodarla a la condición humana. La nube era la imagen más apropiada, por cuanto no podían reproducirla, contraviniendo al precepto del Decálogo3. En 19:4, Dios mismo dice que los trajo sobre alas de águila hasta el Sinaí. De la misma imagen se sirve
Deu_32:1188. Era éste un gran beneficio que con frecuencia viene a la memoria de los salmistas y profetas4. También San Pablo recuerda esta historia, que considera
como tipo del cristiano que camina hacia la patria celestial5.
La
nube, pues, parece tener una doble significación: proteger a los israelitas contra los esplendores de la divinidad; era como un
velo que ocultaba la gloria de Dios6. Además era símbolo sensible de la presencia de Dios en su pueblo para guiarle y protegerle en la azarosa peregrinación por el desierto7. Esta nube, de noche, aparece como fuego8, símbolo también de la presencia de Dios.
1 Lev 7.20. 2
Exo_12:48-49. 3
Exo_20:4. 4
Sal_68:8;
Hab_3:73 5 1 Cor 10:1s. 6 Véase Desnoyer,
Histoire du peuple hébreu III p.113 n.1. 7 Esta manifestación sensible de Dios en forma de
fuego aparece ya en la alianza de Dios con Abraham (
Gen_15:17), en la zarza ardiendo (
Exo_3:2) y en la teofanía del Sinaí (
Exo_19:16-20). 8 Cf.
Exo_40:34-35; Lev 23-24;
Exo_24:17.