Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
10. Inminencia del Castigo.
Proliferación de la idolatría (1-8).
1 Israel es una viña frondosa que da fruto proporcionado; pero a medida de la abundancia de su fruto hizo multiplicar sus altares, y a la medida de la riqueza de su tierra, hizo ricos a sus cipos. 2 Su corazón es mendaz, y ahora pagarán las culpas; él quebrantará sus altares y demolerá sus cipos. 3 Que si dice ahora: No tengo rey, porque no hemos temido a Yahvé, y el rey, ¿qué haría por nosotros? 4 Pronuncian discursos, juran en falso, contraen alianzas, pero el juicio (condenatorio) germinará como planta venenosa en los surcos del campo. 5 Los moradores de Samaría están llenos de temor por el becerro de Bet-Aven; su pueblo está en duelo, y sus sacerdotes se lamentan por él, por su gloria, que ha emigrado lejos de él. 6 Hasta él mismo será llevado a Asiría como presente para el gran rey; Efraím cosechará la vergüenza, e Israel se cubrirá de deshonor por sus consejos. 7 Se acabó Samaría. Su rey es como espuma sobre la superficie de las aguas. 8 Destruidos serán los altos de la impiedad 2, el pecado de Israel. Las zarzas y los abrojos treparán sobre sus altares. Dirán a los montes: ¡Cubridnos! y a los collados: ¡Caed sobre nosotros! La riqueza de Israel, en vez de contribuir a alabar a Yahvé por los abundantes bienes materiales, no ha servido sino para multiplicar los lugares de culto idolátrico. Los
altares y cipos (estelas de culto) se multiplicaron por doquier en honor de los
baales de cada lugar, al estilo cananeo. En esto Israel se ha mostrado
mendaz, ya que, aunque confiesa a Yahvé con los labios, su corazón está muy alejado de El (v.2). De un lado, los israelitas constatan la situación política caótica al decir
no tenemos rey (probable alusión a la sucesión de usurpadores y cambios de dinastías que se siguieron a la muerte de Jeroboam I1), y aun confiesan que de nada les serviría el rey si no tienen temor de Dios (
porque no hemos temido a Yahvé, y el rey, ¿qué haría por nosotros?);
pero estos sentimientos, expresados sólo en determinados momentos de angustia, quedan ahogados por sus actos pecaminosos:
juran en falso, hacen alianzas (v.4) con potencias extranjeras, como Asiría y Egipto.
Esta situación no puede prolongarse, y el
juicio condenatorio de parte de Yahvé está a punto de caer sobre la nación, que la invadirá como
planta venenosa o maldita en todos sus estratos sociales. La nación es comparada aquí a un campo con surcos (v.4) o del irritaciones, según la estratificación de clases sociales, lo que facilitará la propagación de la
planta venenosa, que no es otra que el castigo justiciero de Yahvé. En el v.12, Israel es comparado con un campo no trabajado o erial. Aquí el profeta se fija en la facilidad de propagación de la ira divina, que cae como un veneno sobre Israel.
Una vez anunciado el castigo, el profeta presenta la ejecución del mismo. Ha llegado la invasión; los santuarios idolátricos serán arrasados y sus adoradores estarán consternados por la suerte del
becerro de Samaría (v.5). El pueblo hará manifestaciones de
duelo, y los
sacerdotes se lamentarán al perder lo que les daba opíparas ganancias: su
gloria ha emigrado lejos de él; e.d., sus tesoros fueron llevados por los conquistadores; y hasta el mismo ídolo (
becerro de Samaría)
será transportado como tributo al
gran rey de Asiría 3. Esta será la gran
vergüenza de Israel, que les ha venido por sus consejos (v.6) o malos cálculos políticos. Este será el trágico final del reino del norte.
Mientras llega la hora de la invasión, la nación es presa de la anarquía y de las facciones políticas, siendo el rey llevado como
espuma sobre la superficie de las aguas (v.7), juguete de los partidos políticos. El profeta parece aludir a la inseguridad política y social que existió del 750 al 735 a.C., cuando los usurpadores políticos se sucedían vertiginosamente y la opinión pública se dividía en las facciones asirófila y egiptófila.
Como colofón de tanta confusión anárquica vendrá al final la temida invasión; los lugares de culto (
los altos de la impiedad, v.8) serán destruidos, y sus altares se cubrirán de
zarzas y de abrojos, mientras que los habitantes, aterrados ante tanta ruina, pedirán a los montes y collados que los cubran para no ver tanta desolación y miseria:
Dirán a los montes:
¡
Cubridnos!;
y a los collados: ¡
Caed sobre nosotros!
(v.8).
La destrucción inmediata de Israel (9-15).
9 Has pecado, Israel, desde los días de Guibá. Allí permanecieron: ¿No les va a alcanzar la guerra en Guibá a los hijos de la iniquidad? 10 Yo iré a castigarlos; los pueblos se reunirán contra ellos por un común compromiso a causa de su doble crimen. 11 Efraím es una novilla domesticada, que gusta de trillar; pero yo domaré con el yugo el vigor de su cerviz 4; yo unciré a Efraím; Judá tirará del arado, Jacob tendrá que rastrillar. 12 Sembrad en justicia, cosechad en misericordia, roturad vuestro barbecho, pues es tiempo de buscar a Yahvé hasta que venga y os enseñe la justicia. 13 Habéis cultivado la impiedad, habéis cosechado iniquidad y habéis comido fruto de mentira. Porque confiaste en tus carros, en la muchedumbre de tus guerreros, 14 se alzará alboroto en tu pueblo, y todas tus fortalezas serán destruidas, como destruyó Salmáii a Bet-Arbelen el día del combate, cuando fue estrellada la madre con sus hijos. 15 Así haré de vosotros, casa de Israel, por vuestra perversa maldad. Al alba será totalmente arruinado el rey de Israel.
Israel ha sido prevaricador desde tiempos antiguos,
desde los días de Guibá5
. Los benjaminitas fueron atacados por las demás tribus coligadas6, y permanecí ero ç inmóviles en sus posiciones, creyendo que no se les atacaría; pero su prevaricación fue de tal magnitud, que no podía menos de afectarles la guerra: ¿No
les va a alcanzar la guerra en Guibá a los hijos de la iniquidad? (v.8).
Su confianza era suicida, como lo es la de los contemporáneos de Oseas. Se creen éstos seguros y siguen pecando, sin pensar que Dios ha de descargar su ira sobre ellos.
Yahvé se encargará de darles el merecido, utilizando como instrumentos de su justicia a
pueblos que se reunirán por un común compromiso a causa de su doble crimen (v.10). Sigue el profeta aludiendo a la coligación de todas las tribus de Israel para castigar el
doble crimen de los benjaminitas, que les negaron la hospitalidad y después abusaron de modo nefando de los que tenían derecho a ella 7. Así, los invasores coligados caerán sobre Efraím para castigar sus múltiples pecados.
Hasta ahora la vida de Israel fue fácil, sin mayores trabajos. Su labor se reducía a la de una
novilla domesticada que gusta de trillar (v.11), libre de todo yugo y con la facilidad de comer lo que se le antojaba en la era 8. Pero ahora Yahvé la va a emplear en trabajos desacostumbrados, de forma que quede domada
con el yugo el vigor de su cerviz. Antes había llamado el profeta a Israel
novilla cerril 9, porque no quiere someterse al yugo; pero ahora será entregada por la fuerza a las duras pruebas de la cautividad, con las penalidades propias de los esclavos:
Israel tendrá que rastrillar 10. El símil es gráfico y expresivo. Israel volverá a las penalidades de la servidumbre de Egipto por no haber querido ser fiel a los preceptos de su Dios y no haberle reconocido como su legítimo dueño.
Finalmente, Oseas hace un llamamiento a un cambio de conducta si quieren evitar los rigores de la justicia divina:
Sembrad en justicia. Sólo así pueden pensar
cosechar misericordia (v.12) de parte de Yahvé. Israel, en el estado actual, es comparado a un campo sin cultivar, que, por su abandono en sus deberes religiosos, está como un erial o
barbecho; por eso es necesaria una labor dura para remover la insensibilidad moral y religiosa a que han llegado:
roturad vuestro barbecho (v.12), como único medio de
buscar a Dios para que les
enseñe la justicia o rectitud de vida conforme a sus preceptos.
Hasta ahora no han hecho sino sembrar
impiedad y cosechar
iniquidad, lejos de los caminos de su Dios (v.13). Toda su vida no ha sido sino un engaño,
un fruto de mentira, pues no han sabido ser consecuentes en su vida práctica con sus convicciones. Han creído poder vivir sin la ayuda de Yahvé, confiando en su fuerza militar (v.13); pero llegará la hora de la verdad, y entonces se convencerán del engaño en que han vivido. La invasión vendrá, y todas sus fortalezas serán arrasadas, y la población sufrirá la suerte de
Bet-Arbel 11, destruida por
Salmán, probablemente un rey moa-bita, mencionado en una estela asiría 12. Es la suerte que espera a la
casa de Israel, que será arruinada con su
rey en breve plazo, como el despuntar del
alba después de la noche.
1 Los LXX traducen como trozo de madera seco sobre las aguas, que se adapta bien al conjunto del símil. 2
Quizá aquí habría que traducir los altos de (Bet)-Aven, como lugar de culto idolátrico.
Aven significa
impiedad, y así hemos traducido. Pero puede ser la última parte del nombre de la localidad conocida de
Bet-Aven, tantas veces mencionada como lugar de culto idolátrico por Oseas y Amos. 3 Cf. 8,6. 4 E1 TM dice: yo hice
pasar sobre su hermoso cuello. Un ligero cambio de vocalización nos da: yo domaré con el yugo. Así Hoonacker. 5 Cf. 9:9. 6 Cf. Juec.19. 8 cf.
Deu_25:4. 9 Cf.
Ose_4:6. 7 Cf.
Jue_19:30; 20:
Ose_1:8;
Ose_21:7. 10 La inclusión de Judá tirará del arado) parece fuera de sitio y es considerada por muchos autores como glosa. 11
Una localidad al este del Jordán. 12
En los anales de Teglatfalasar III aparece un rey moabita llamado Saímanu.