Ver contexto
Las intenciones de los justos son rectas,
las intrigas de los malvados son engañosas.
(Proverbios 12, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

מַחְשְׁבֹ֣ות‎(מַחֲשָׁבָה)

Hebrew|maḥšᵊvˈôṯ|thought

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4284] [h.gr.ak] [767d]
[מחשבה] [GES4209] [BDB4692] [HAL4613]

צַדִּיקִ֣ים‎(צַדִּיק)

Hebrew|ṣaddîqˈîm|just

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6662] [r.ar.ae] [1879c]
[צדיק] [GES6600] [BDB7273] [HAL7203]

מִשְׁפָּ֑ט‎(מִשְׁפָּט)

Hebrew|mišpˈāṭ|justice

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4941] [v.fg.ae] [2443c]
[משפט] [GES4854] [BDB5433] [HAL5305]

תַּחְבֻּלֹ֖ות‎(תַּחְבֻּלֹות)

Hebrew|taḥbulˌôṯ|steering

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8458] [h.af.ai] [596a]
[תחבלות] [GES8425] [BDB9275] [HAL9193]

רְשָׁעִ֣ים‎(רָשָׁע)

Hebrew|rᵊšāʕˈîm|guilty

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7563] [t.et.ab] [2222b]
[רשע] [GES7514] [BDB8283] [HAL8196]

מִרְמָֽה‎(מִרְמָה)

Hebrew|mirmˈā|deceit

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4820] [t.cw.ac] [2169b]
[מרמה] [GES4731] [BDB5288] [HAL5175]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



12. Justicia. Buen Uso de la Lengua. Laboriosidad.

Antítesis Entre el Justo y el Impío Vida Doméstica (12:1-12).
1 El que ama la corrección ama la sabiduría, el que odia la corrección es un necio. 2 El bueno alcanza el favor de Yahvé, que condena al de mala vida. 3 No se afirma el hombre por la impiedad; la raíz del justo no será arrancada. 4 La mujer fuerte es la corona del marido, la mala es carcoma de sus huesos. 5 Los pensamientos del justo son rectitud; los consejos del impío, fraude. 6 Las palabras del impío son para acechar la sangre; la boca del justo la salva. 7 Son trastornados los impíos y dejan de ser, pero la casa del justo queda en pie. 8 Cada uno es alabado según su sabiduría, pero el de perverso corazón es menospreciado. 9 Mejor está el hombre oscuro que tiene qué comer que el presuntuoso que carece de pan. 10 El justo provee a las necesidades de sus bestias, pero el corazón del impío es despiadado. 11El que labra su campo tendrá pan a saciedad, pero el que se va tras los vagabundos es un insensato. 12 El deseo del impío es una red de males, la raíz del justo es fructífera.

Continúan las antítesis en torno al justo y al impío, repitiéndose conceptos ya expresados. La primera pone relación entre la corrección y la sabiduría. Es aquélla un medio maravilloso para evitar toda una serie de pequeños o grandes defectos que, por estar habituado a ellos o no darse cuenta de ellos, sólo una mano amiga y caritativa puede hacernos conscientes de ellos. Dejarse corregir de los sabios, recibiendo con humildad sus advertencias, indica verdadera sabiduría, que lleva a una rectitud moral cada día mayor. Quien rechaza la corrección irá perdiendo sensibilidad para la virtud y se verá cada día más fuertemente dominado por sus vicios y defectos. Los sabios la recomiendan con mucha frecuencia.
Los v.2-3 contienen el pensamiento tan repetido de que la vida virtuosa asegura el favor de Yahvé, que lleva consigo la vida larga y feliz, mientras que la impiedad se hace acreedora al castigo de Dios, que no permitirá al impío una prosperidad duradera 1.
La antítesis del v.4 se refiere a la esposa, de cuyas cualidades depende en gran parte la dicha del marido. La mujer fuerte, virtuosa, que sabe gobernar su casa, solícita del bien de todos, es una gloria para su marido. El 0.31, con su precioso elogio, es el mejor comentario a esta sentencia. La desvergonzada, como dice el hebreo, que no atiende al gobierno de la casa y no es fiel al marido, destruye la felicidad del esposo, y la pena y tristeza que su conducta le causan va minando incluso sus energías corporales, como la caries corroe y destruye los huesos.
Contrastan los pensamientos del justo y del impío, que son la raíz última de sus obras. Los del primero están conformes con los dictámenes de la sabiduría. Los del segundo, simulando buscar el bien de los demás, tienen, en realidad, como única meta el bien propio. Más aún, el impío, no contento con fraudes y engaños, pone con sus calumnias, con sus falsos testimonios, con sus acciones, asechanzas a la vida ajena, y con ello a la propia 2, mientras que el sabio, que busca siempre el bien, libra al incauto con sus consejos 3 y al inocente con su sabiduría, como libró Daniel a Susana de las acusaciones de los ancianos. Las consecuencias para uno y otro serán también muy distintas: perecerá presto el malvado y con él sus planes, mientras que gozará de los bienes de la vida por largo tiempo el justo 4.
Para el sabio, la verdadera fuente de alabanza es la sabiduría, y en la medida que el hombre la posea, es digno de estima. Se trata de la sabiduría bíblica, que incluye la clarividencia intelectual, pero que supone las cualidades morales y religiosas. También prefiere el sabio al hombre sencillo, sin gloria, pero con recursos para mantener a sí y a su familia, que al presuntuoso, que pavonea de nobleza y riquezas y carece de lo indispensable para comer 5.
El justo es humanitario incluso con los animales, que, si no tienen inteligencia, sienten, no obstante, y padecen. Por eso cuida de ellos, procura no les falte el debido sustento, mientras que el impío, de corazón duro, los trata con crueldad, les impone cargas excesivas y les propina fuertes palizas cuando no se doblegan a sus gustos. El· trato de los animales tiene su valor educativo: el que es cruel con ellos, fácilmente lo es también para con sus prójimos. Yahvé mandó a los israelitas repetidas veces ese buen trato respecto de los animales, ordenando, por ejemplo, que no se pusiese bozal al buey mientras trillaba 6; que no se unciesen juntos para arar al buey y al asno 7, lo que supondría para éste, como más débil, un trabajo excesivo; que, si se encontraba un nido, se cogiesen los huevos o polluelos, pero se dejase libre a la madre. Todo lo cual tenía como última mira fomentar la delicadeza de sentimientos en los israelitas 8.
La sabiduría bíblica tenía, naturalmente, que contener axiomas referentes a la agricultura, dado que el pueblo hebreo la cultivó desde la conquista de la tierra prometida hasta la destrucción de Jerusalén por los romanos. Quien es diligente en la labranza del campo obtendrá cosechas que le llenarán los graneros y asegurará un bienestar material. El vago es un necio que se encontrará con la pobreza, que es a veces un castigo de Dios a quienes se enriquecieron rápidamente con medios ilícitos 9; en la mayoría de los casos es debida a la vagancia. Concluye la perícopa con un pensamiento en que ya ha insistido; el malvado, con sus impiedades, se tiende una red, en que muchas veces es cogido, mientras que la sabiduría que dirige la vida del justo le proporciona los frutos que ella lleva consigo 10.

Buen y mal uso de la lengua (12:13-23).
13 El malvado se enreda en pecados de lengua, el justo se libra de ellos. 14 De los frutos de su boca se sacia el hombre, y según él trata, así será tratado. 15 Al necio le parece derecho su camino, mas el que escucha el consejo es sabio. 16 El necio luego al punto descubre su cólera, el sensato sabe disimular su afrenta. 17 El que habla verdad declara lo justo, pero el testigo falso lo disfraza. 18 Hay quien al hablar da tantas estocadas como palabras, pero la lengua del sabio cura las heridas. 19 El labio veraz mantiene siempre la palabra; la lengua mentirosa, sólo por un momento. 20 El corazón del que maquina el mal es fraudulento, alegre el corazón de los buenos consejos. 21 Sobre el justo no vendrá la adversidad, mas para los impíos todo serán males. 22 Los labios mentirosos los aborrece Yahvé; se agrada de los que proceden sinceramente. 23 El cuerdo encubre su sabiduría; el corazón del necio pregona su necedad.

El sabio hace un parangón entre el uso que de la lengua hacen el justo y el impío y sus diversas consecuencias. El impío, con sus mentiras e injurias, con sus calumnias y demás pecados de lengua, se prepara su propia ruina, creándose enemigos y exponiéndose a las penas legales; de todo lo cual se libra el hombre justo, cuyos labios, guiados por la sabiduría, son fuente de vida con sus consejos orientadores n. Cada uno recogerá lo que con su boca sembrare: el agradecimiento y la estima, quien dio sabios consejos; el desprecio y el castigo, quien empleó sus labios para hacer el mal a los demás.
La mayor desgracia del necio es el no darse cuenta de que va errado en su camino, con lo que hace más difícil su corrección. Cegado por su maldad, por la soberbia, por la ambición, se tiene a sí mismo por guía. El sabio, por el contrario, es humilde y se deja guiar con gusto de quienes juzga más sabios que él. Tobías aconsejaba a su hijo seguir el consejo de los prudentes 12, y Ben Sirac exhorta a no hacer nada sin consejo, con lo que no tendrás que arrepentirte de lo hecho 13.
De vez en cuando nos encontramos en los Proverbios con sentencias que traen a nuestra mente los sentimientos de caridad del Nuevo Testamento. El necio es orgulloso y, apenas siente herido su amor propio, incapaz de contener su ira, salta en imprecaciones contra quien le ofendió. Pero el sensato sabe dominar su indignación frente a la injuria recibida y comportarse como si no hubiere sido afrentado. Claro que el motivo no es el amor al ofensor, título por el que Jesucristo recomienda tal conducta, sino el propio interés, al que sirve el conservar la tranquilidad de ánimo frente a las ofensas.
Difiere también, por supuesto, la actitud del justo y la del impío respecto de la verdad. Aquél es un fiel testigo, que no miente14; la justicia es la verdad puesta en práctica. El impío, en cambio, es un testigo falso, con lo que falta a un principio fundamental de la vida social, que exige la verdad en el juicio. El éxodo inculca al testigo la obligación de decir la verdad; al juez, la de juzgar conforme a la justicia, y a los dos, el no apartarse de ellas sobornados por las dádivas 15. Y así, la lengua del impío es como una espada de dos filos, que no sabe pronunciar una palabra sin herir con una crítica, con un falso testimonio, mientras que la del sabio, deshaciendo con su palabra autorizada una murmuración, una calumnia, derrama bálsamo en el ánimo herido por aquéllas. El hombre sabio, antes de hablar o dar testimonio, se informa bien y piensa lo que ha de decir y luego persevera firme en su palabra, sin temor a ser desmentido, porque encontró la verdad y ésta es estable y eterna. El mentiroso sólo por un momento puede mantener su palabra, porque su mentira es presto descubierta, que se coge antes a un mentiroso que a un rengo, como dice nuestro refranero. También la sabiduría egipcia insiste mucho en la veracidad de la palabra, si bien con un fin interesado 16.
Tiene diversa repercusión en el corazón, afirma el v.20, la actividad del que maquina el mal y la del que con sus consejos hace el bien a los demás. La primera crea temor, inquietud, agitación ante el peligro de ser cogido en el mal; los impíos no tienen paz, dice Yahvé.17 La segunda origina ese gozo y alegría que es una consecuencia lógica de la vida virtuosa, que cumple los mandatos de Dios y practica la caridad con los demás. Es fruto de la justicia escribe A Lapide la paz y tranquilidad imperturbable de ánimo, que es, según común testimonio de los filósofos, el mayor bien de esta vida.18 La última razón de todo está en el principio de retribución, que una vez más repite el sabio (v.21). El malo, antes o después, encontrará su castigo, mientras que el justo goza del favor de Yahvé, que le preserva de toda adversidad.
Tratando del buen y mal uso de la lengua, el sabio hace constar que los labios mentirosos son aborrecibles a Yahvé. Lo indicó ya en 6:17, enumerándolos entre las cosas odiosas a Dios, y el libro dedicará unos cuarenta versos a poner de manifiesto lo que Dios y la sabiduría detestan los pecados de lengua 19. El mismo dato declara a la vez lo que Yahvé se agrada en quienes hablan y proceden con sinceridad. Una preciosa constatación concluye la perícopa: el hombre sensato es prudente y reservado en sus palabras; no hace alarde de sí y sus cosas, y en esa sabia actitud de humildad suya radica una buena parte de su encanto. El necio, en cambio, queriendo pregonar a todos su supuesta sabiduría, demuestra con ello que es un necio, y en realidad lo que pregona es su necedad. Una vez más se recomienda el prudente silencio y se condena la procacidad en el hablar.

Laboriosidad y ociosidad. Frutos de la justicia y de la impiedad (12:24-28).
24 La mano laboriosa señorea; la perezosa se hace tributaria. 25La angustia del corazón deprime al hombre, y una palabra buena le conforta. 26 El justo aventaja a su prójimo; el camino del impío le lleva a la ruina. 27El indolente no asa su pieza, pero el diligente tiene copiosa abundancia. 28 En el camino de la justicia está la vida; el camino tortuoso lleva a la muerte.

La primera sentencia, que constata los frutos y consecuencias de la diligencia y la ociosidad en el trabajo, se repite muchas veces en el libro 20. Quien trabaja con esmero obtiene copiosos frutos de su trabajo, que le permitirá adquirir nuevas posesiones, mientras que el negligente las que tiene tendrá que ir vendiendo para tener su sustento, y terminará trabajando las ajenas si no quiere perecer en su indigencia. Recoge a continuación el sabio una observación mil veces comprobada: la angustia deprime el ánimo, abate las energías morales y físicas hasta llegar a veces a paralizar la actividad del ser humano por ella afectado. Es claro, en cambio, que la palabra alentadora que sale de un corazón amigo produce efectos maravillosos en el corazón triste y angustiado. La misma idea con distintas expresiones se repite en 15:13; 17:22.
El texto del v.26 está corrompido y las versiones antiguas presentan lecciones diferentes, de modo que es muy difícil adivinar la lección original. Si la que escogemos es la auténtica, el sabio afirma la ventaja del justo sobre el impío, que encuentra su comentario a lo largo de todo el libro, cuyas sentencias contraponen constantemente los efectos saludables de la vida virtuosa y las consecuencias fatales de la impiedad 21. Con una expresión plástica repite la idea del v.24: el indolente no asará su pieza, porque primero habrá de darle alcance, lo que no es posible sin el esfuerzo y diligencia que él se niega a poner. Es el diligente cazador, que desde muy temprano sale al campo, quien podrá repetir el a quien madruga, Dios le ayuda de nuestro refranero. El v.28, en la lección de los LXX, repite el constante estribillo del libro, que, al proponer una y otra vez ante los ojos los frutos de la vida virtuosa y las consecuencias de la impiedad, sirve de constante estímulo a practicar la justicia y evitar los vicios 22.

1 8:35; 10:25. 2 1:11-19. 3 1:4. 4 10:25. 5 Eco_10:30. 6 Deu_22:10. 7 Deu_22:10. 8 éxo_20:10; Deu_23:12; Deu_5:14; Deu_22:4.6; Deu_25:4; Job_38:39-41; Sal_36:7; Sal_104:14.27; 148: Cf. P. Heinisch, Teología del Vecchio Testamento (Turín-Roma 1950) p.206. 9 20:21; 18:22. 10 1:18. 11 11:9. 12 4:18. 13 32:23. 14 14:5- 15 23:1-9- 16 Cf. Duesberg, O.C., ?.106. 17 Isa_48:22. 18 O.c., 1x367. 19 Cf. 4:24; 6:19; éxo_10:8.112Cr_18:19-21; I2:6.i3ss; 13:3; 14:3.23; 15:2.4.7; 16:23-24, etc. Cf. B. otte, Abomina Yahvé los labios mentirosos (Pro_12:22); RvBiltl 19 (1957) 105s. 20 6:6-11; 10:4; 12:27; 19:15; 21:5; 26:13-16. 21 El TM no ha conservado bien el 26a, y las versiones, con sus lecciones diferentes, no dan elementos de reconstrucción. Los LXX traducen: el arbitro justo es su propio amigo. Así tamben la Bib. de Jér.; Wieseman: el justo busca sus pastos (el aliento moral y religioso). Otros: el justóles un sostén para su amigo. 22 Cf. 2:18-19; 3:2; 5:5; 7:27; 8:35, etc. El TM dice: y en el camino de su senda la no-muerte, que algunos han entendido en el sentido de la inmortalidad. Está más de acuerdo con el libro la versión de los LXX, que prefieren la mayoría de los críticos modernos, confirmada por las versiones antiguas y algunos manuscritos hebreos, que leen 'el (hacia) en lugar de 'al (no-muerte). Cf. Dahood, Inmortality in Pro_12:28 : Bib 41 (1960) 176-181.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XII.

1 Whoso loueth instruction, loueth knowledge: but he that hateth reproofe, is brutish.
2 A good man obtaineth fauour of the Lord: but a man of wicked deuices will he condemne.
3 A man shall not bee established by wickednesse: but the [ Pro_10:25.] roote of the righteous shall not be mooued.
4 [ 1Co_11:7.] A vertuous woman is a crowne to her husband: but she that maketh ashamed, is as rottennesse in his bones.
5 The thoughts of the righteous are right: but the counsels of the wicked are deceit.

[Of lying lippes.]

6 [ Pro_1:11 ; Pro_1:18 .] The words of the wicked are to lie in waite for blood: but the mouth of the vpright shall deliuer them.
7 [ Psa_37:37 ; Pro_11:21 .] The wicked are ouerthrowen, and are not: but the house of the righteous shall stand.
8 A man shall be commended according to his wisedome: but hee that is [ Hebrew: perverse of heart.] of a peruerse heart, shall be despised.
9 Hee that is despised and hath a seruant, is better then he that honoureth himselfe, and lacketh bread.
10 A righteous man regardeth the life of his beast: but the [ Or, bowels.] tender mercies of the wicked are cruell.
11 [ Pro_28:19 .] Hee that tilleth his land, shall bee satisfied with bread: but he that followeth vaine persons, is void of vnderstanding.
12 The wicked desireth [ Or, the fortresse.] the net of euill men: but the roote of the righteous yeeldeth fruit.
13 [ Hebrew: the snare of the wicked is in the transgression of lippes.] [ Pro_18:7 .] The wicked is snared by the transgression of his lippes: but the iust shall come out of trouble.
14 [ Pro_13:2 .] A man shall bee satisfied with good by the fruit of his mouth, and the recompence of a mans hands shall bee rendred vnto him.
15 [ Pro_3:7 .] The way of a foole is right in his owne eyes: but he that hearkeneth vnto counsell, is wise.
16 A fooles wrath is [ Hebrew: in that day.] presently knowen: but a prudent man couereth shame.
17 [ Pro_14:5 .] He that speaketh trueth, sheweth foorth righteousnesse: but a false witnesse, deceit.
18 [ Psa_57:5 ; Psa_59:8 .] There is that speaketh like the pearcings of a sword: but the tongue of the wise is health.
19 The lippe of trueth shall bee established for euer: but a lying tongue is but for a moment.
20 Deceit is in the heart of them that imagine euill: but to the counsellours of peace, is ioy.
21 There shall no euill happen to the iust: but the wicked shall bee filled with mischiefe.
22 Lying lippes are abomination to the Lord: but they that deale truely, are his delight.
23 [ Pro_13:16 ; Pro_15:2 .] A prudent man concealeth knowledge: but the heart of fooles proclaimeth foolishnesse.
24 [ Pro_10:4 .] The hand of the diligent shall beare rule: but the [ Or, deceitfull.] slouthfull shall bee vnder tribute.

[The sluggard.]

25 [ Pro_15:13 .] Heauinesse in the heart of man maketh it stoope: but a good word maketh it glad.
26 The righteous is more [ Or, abundant.] excellent then his neighbour: but the way of the wicked seduceth them.
27 The slouthfull man rosteth not that which he tooke in hunting: but the substance of a diligent man is precious.
28 In the way of righteousnesse is life, and in the path-way thereof there is no death.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10:1-22:16 Nos encontramos aquí en otro mundo literario. Si en los caps. Pro 1:1-33; Pro 2:1-22; Pro 3:1-35; Pro 4:1-27; Pro 5:1-23; Pro 6:1-35; Pro 7:1-27; Pro 8:1-36; Pro 9:1-18 predominan el discurso y la instrucción, esta parte del libro está hecha de proverbios aislados. En ocasiones pueden aparecer, a lo sumo, racimos de sentencias con variaciones sobre un mismo tema.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Palabras, verdaderas y falsas. El tema dominante en el resto del cap. 12 es nuevamente el uso de palabras, y en particular el efecto de contraste de las palabras buenas y las malas. Justo, recto, sabio, prudente, veraz, pacificador, palabras amables que resultan en justicia, libe ración, alabanza, provecho, sanidad, gozo, discreción, aliento, y en el agrado de Dios. Impío, torcido, necio, mentiroso, malévolo, irreflexivo, palabras incontroladas o de conspiración, resultan en engaño, en daño a otras personas, en descrédito y problemas para uno mismo y en el aborrecimiento de Dios. Es sabio escuchar el consejo pero ignorar los insultos más bien que lo opuesto (15, 16); pero también ser cauteloso en las relaciones con otros (26).

Notas. 5 La palabra artimañas es la traducida habilidades en 1:5 (ver el comentario). 6 Sugiere que sin saberlo es su propia sangre la que el impío asecha (cf. 1:18).

9-12, 24, 26-28 El trabajo y sus recompensas. El tener alimento suficiente y rango en la sociedad es el resultado de gastar alguna energía y vi vir correctamente, no de pretenderlo (9), no descuidar a los animales (10), no perseguir empeños inservibles (11), no imitar los ardides impíos de otras personas (12) o simplemente no hacer absolutamente nada (24), ¡aun de molestarse en cocinar lo que uno ha cazado (27)! Cf. también con v. 14b.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La sabiduría es entendida aquí como un proceso en el cual está incluida la corrección. Por tanto, el discípulo del sabio demuestra su amor y su interés por la sabiduría en la aceptación gustosa de las correcciones de su maestro. Se insiste en rectificar continuamente las actitudes y los comportamientos en la vida ordinaria: «más vale ser modesto y tener un criado, que presumir de rico y no tener pan» (9).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 12.4 Mujer ejemplar: Cf. Pr 31.10-31.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



11. Ver 28. 19.

Torres Amat (1825)



[10] Deut 22, 6; Lev 24, 18-21.

Jünemann (1992)


5 a. Juiciosos, rectos.