Ver contexto
Al final muerde como serpiente
y pica como víbora.
(Proverbios 23, 32) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

אַ֭חֲרִיתֹו‎(אַחֲרִית)

Hebrew|ˈʔaḥᵃrîṯô|end

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H319] [a.cp.ah] [68g]
[אחרית] [GES311] [BDB332] [HAL348]

כְּ‎(כְּ)

Hebrew|kᵊ|as

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[k.ab.aa] [937]
[כ] [GES3392] [BDB3788] [HAL3764]

נָחָ֣שׁ‎(נָחָשׁ)

Hebrew|nāḥˈāš|serpent

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5175] [n.cu.ab] [1347a]
[נחש] [GES5091] [BDB5686] [HAL5575]

יִשָּׁ֑ךְ‎(נָשַׁךְ)

Hebrew|yiššˈāḵ|bite

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H5391] [n.fv.aa] [1430]
[נשך] [GES5314] [BDB5915] [HAL5807]

וּֽ‎(וְ)

Hebrew|ˈû|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

כְ‎(כְּ)

Hebrew|ḵᵊ|as

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[k.ab.aa] [937]
[כ] [GES3392] [BDB3788] [HAL3764]

צִפְעֹנִ֥י‎(צִפְעֹנִי)

Hebrew|ṣifʕōnˌî|viper

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6848] [r.dj.ac] [1954b]
[צפעני] [GES6801] [BDB7482] [HAL7423]

יַפְרִֽשׁ‎(פָּרַשׁ)

Hebrew|yafrˈiš|explain

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: hif‘il


[H6567] [q.dp.aa] [1833]
[פרש] [GES6495] [BDB7157] [HAL7095]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Tercera Parte.
Sentencias de los Sabios.
E n el v.17 del c.22 comienza una colección de proverbios que difiere de la anterior por su introducción, que evoca las de la primera parte a los diversos grupos de sentencias; por el tono exhortatorio, distinto de la forma de constatación de la parte precedente; por la disposición en estrofas de cuatro, cinco o más versos, que desarrollan con más amplitud una idea, como en la introducción, en lugar de las máximas sueltas, cada una con su pensamiento completo, de la colección salomónica; finalmente, por el paralelismo sinónimo, en distinción al antitético, a que nos tenía habituados la sección precedente. No obstante las afinidades indicadas con la introducción al libro, no parece provenga esta colección del mismo autor o escuela que ella, dado que la estructura y material de ambas secciones es muy diferente.
Comprende esta tercera parte dos colecciones de proverbios, la primera un poco más amplia (22:17-24:22), la segunda brevísima (24:23-24:34). Ambas colecciones presentan los mismos temas e idéntico desarrollo estrófico, lo que hace suponer un mismo origen para las dos. Aparecen separadas en los LXX por los proverbios de Agur (30:1-14).

Primera colección de los salmos (22:17-24:22).
Existe un gran parecido entre esta colección y la Doctrina de Amen-en-ope, no sólo en cuanto al contenido ideológico, sino también en cuanto a la misma expresión verbal, lo que plantea la cuestión sobre la mutua dependencia de ambas obras.
La mayoría de los autores se inclinan por la dependencia de la colección bíblica respecto del escrito egipcio. Este fue compuesto en fecha anterior a la colección de los sabios, probablemente entre los años 1000-600. Es más probable que los israelitas, que conservaron siempre el recuerdo de Egipto, muy superior en cultura intelectual y material a Israel, tradujeran a su lengua o utilizaran para sus escritos la obra egipcia, que el que los egipcios tradujeran o utilizaran para los suyos los escritos israelitas. Por lo demás, la Doctrina de Amen-en-ope tiene todos lo visos de una obra original de carácter netamente egipcio, sin influencias extrañas. Pero, en el supuesto de que los autores bíblicos hayan utilizado la obra egipcia, tendríamos dependencia respecto de ella, pero no servilismo. Han eliminado todo cuanto podía tener algún sabor a politeísmo o resultar ofensivo a la majestad de Dios y los han informado del monoteísmo israelita, del temor de Dios y la confianza en Yahvé que vivifican toda la literatura sapiencial.
Algunos afirman la dependencia de ambos escritos de una obra hebrea más antigua. Se basan en el hecho de que, mientras en la colección de los sabios israelitas los cuartetos se suceden en orden perfecto, en la Doctrina de Amen-en-ope se hallan esparcidos por toda la obra, lo que difícilmente se explica en el caso de una dependencia directa de la obra bíblica respecto de la egipcia. Amen-en-ope habría tomado algunas ideas de la obra primitiva hebrea, las elaboró con su estilo propio egipcio y las colocó a lo largo de su obra donde creyó más oportuno 15.

Introducción (22:17-21).
17 Da oído y escucha las palabras del sabio y aplica tu corazón a la enseñanza. 18 Pues te será dulce conservarla en tu pecho y tenerla pronta en tus labios. 19 Para que pongas en Yahvé tu confianza te señalo hoy tus caminos. 20 ¿No te he escrito treinta (sentencias), en que se encuentran consejos inteligentes, 21 palabras sinceras para enseñarte verdad, para que sepas responder a quien te pregunte?

Esta perícopa introductoria contiene una exhortación como las que abundan en la primera parte del libro 16, con la que el autor quiere reclamar la atención de los oyentes sobre sus consejos. Para ello les advierte que, si bien cuesta aprender las máximas de la sabiduría, y más el llevarlas a la práctica, sentirá después una alegría y satisfacción profundas, porque ellas ilustrarán su mente con la verdad y le capacitarán para dar un consejo de sabiduría a quien se lo demandare. Más todavía: le señalará los caminos que tiene que. seguir para hacerse grato a Yahvé, de modo que pueda poner en El su confianza y vivir tranquilo 17. Hemos traducido el término hebreo sálisím por treinta, pues en realidad son treinta las sentencias que contiene esta primera colección de los sabios. También Amen-en-ope compuso su obra en 30 capítulos, y escribe en el último: Considera estos treinta capítulos. Los LXX y la Vulgata traducen triplemente, que algunos interpretan en sentido indeterminado: muchas veces. Lo que da también mejor sentido que la versión literal anteayer y ayer.

El pobre. Las fianzas. Los linderos (22:22-29).
22 No robes al pobre porque es pobre, ni quebrantes en las puertas al desvalido, 23 porque Yahvé defenderá su causa y despojará a los que le despojan. 24 No te acompañes del iracundo ni te vayas con el colérico, 25 para que no aprendas sus maneras y no pongas lazos a tu vida. 26 No seas de los que dan la mano y salen fiadores de un deudor; 27 pues, si no tienes con qué pagar, te quitarán de debajo de ti la cama. 28 No traslades los linderos antiguos que pusieron tus padres. 29 ¿Has visto a uno solícito en sus cosas? Pues ante los reyes estará, no quedará entre gente oscura.

La primera sentencia de la nueva colección mira al pobre y al desvalido. Recomiendan los sabios no robar a estos desamparados de la fortuna ni dictaminar contra ellos en los tribunales, que se reunían en las puertas de la ciudad 18, porque carecen de medios con que defenderse o difícilmente encuentran personas que asuman su protección. Pues Yahvé está con ellos y defenderá su causa. Son personas humanas, más dignas de compasión, por lo que Dios se constituye en su protector 19. La segunda advertencia señala la conducta a observar respecto de los iracundos: evitar el trato con ellos con el fin de no incurrir en su manera de ser, por aquello de dime con quién andas y te diré quién eres, y exponerse también a las consecuencias de la ira. Quienes se dejan llevar de este pecado capital suscitan discusiones y luchas a veces tan violentas, que ponen en peligro la misma vida. La raíz del homicidio escribe San Juan Crisóstomo es la ira. El que corta la raíz, más fácilmente podrá cortar tas ramas; más aún, ni siquiera las dejará germinar. 20
La siguiente recomienda la prudencia respecto de las fianzas, que también recomendaron los proverbios de Salomón 21. pOr supuesto que no intentan los sabios apartar de lo que puede ser un acto de caridad para con el prójimo, virtud que con tanta frecuencia recomiendan, sino advertir que no es prudente salir fiador, llevado de un espíritu de codicia, por quien no tiene con qué responder, exponiéndote a tener que pagar tú al acreedor, y si no tienes con qué pagarle, a ser despojado por él incluso de tus vestidos 22.
La sentencia del v.28 recuerda la disposición de Deu_19:14 sobre los límites de la propiedad. La ley consideraba un delito, digno de maldición 23, el que alguno moviera los linderos que separaban las propiedades con el fin de agrandar la suya. Para los antiguos, los linderos eran algo sagrado, que colocaban bajo la protección de sus dioses; los romanos los divinizaron con el nombre de dios Término. Esperaríamos a continuación una sentencia como la Deu_23:11, que formara una estrofa de cuatro versos con la que comentamos. Algunos autores opinan que hay un desarreglo en el texto hebreo. Termina la perícopa haciendo un elogio de la diligencia, a la vez que pone de manifiesto uno de los beneficios que puede reportar: los grandes, prendados del hombre diligente, lo tomarán como servidor suyo. Extraña esta estrofa de tres versos. Algunos autores suponen que ha desaparecido un estilo entre el segundo y tercero.


23. Educación, Docilidad, Corrección, Castidad, Temperancia.

Comportamiento en la mesa. Los linderos (Deu_23:1-11).
1 Cuando te sientes a la mesa de un señor, mira bien a quién tienes delante; 2 y pon un cuchillo a tu garganta si sientes mucho apetito. 3 No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso. 4 No te empeñes en hacerte rico; pon coto a tu ambición. 5 Pones en ello tus ojos y desaparece luego, pues toma luego el vuelo y, como águila, se remonta al cielo. 6 No comas con el avaro ni codicies sus manjares. 7 Porque él no piensa más que en sí. Come, bebe, te dirá, pero su corazón no está contigo. 8 Y vomitarás el bocado que comiste, y habrás perdido tus blandas palabras. 9 No hables a oídos del necio, que despreciará tus sensatas razones. 10 No traslades los antiguos linderos ni te metas en la heredad de los huérfanos, u porque su defensor es fuerte, que sentenciará por ellos contra ti.

Los tres primeros versos contienen unas recomendaciones prácticas sobre la circunspección con que hay que proceder en la mesa cuando uno es invitado a un banquete, cosa frecuente entre los antiguos orientales. Ante todo hay que tener en cuenta la persona que te invita, la condición y categoría de los invitados, a la cual has de adaptar tu conducta, de modo que no desdiga ante ellos tu presencia. Durante el banquete no deberás dejarte llevar de la codicia; sus delicados manjares fácilmente excitan el apetito e inducen a la gula. La expresión empleada por el sabio indica cuánto interés has de poner en no dejarte vencer por ella y aparecer ineducado ante los comensales. Y ten cuidado, no sea que el banquete, con sus delicados manjares, sea para ti pan engañoso; tal vez fuiste invitado para ganar tu favor con fines ulteriores, y siempre quedarás obligado a agradecer esta atención de idéntica o semejante manera 1.
A continuación recomienda también la moderación en el afán por las riquezas ante el pensamiento de la fugacidad de las mismas, que expresa con la imagen del águila que emprende su vuelo y en seguida desaparece de nuestra vista. Es más prudente contentarse con lo necesario para bien vivir y gozar con paz y sosiego de ello, que ese afán desmesurado de riquezas que hace trabajar sin descanso y vivir miserablemente para amontonar un dinero que otros van a despilfarrar, sin consideración alguna a los esfuerzos que costó reunirlo 2.
Un consejo práctico respecto del avaro en relación con los banquetes: evita ser invitado por él a ellos. Lo hará por mero compromiso. Te estimulará con sus palabras a que tomes sus manjares, pero en el fondo estará sintiendo los gastos que le ocasionas y seguirá con ojos envidiosos cada bocado que tomares. Tus palabras de agradecimiento caerán en el vacío; a su codicia hubiera agradado más tu ausencia que tu atención en aceptar la invitación que te hizo. Tal banquete resultará insípido y hasta costoso, pues tal vez hayas de invitarle tú a otro en que saciará su codicia 3.
En el v.9 advierte el sabio lo inútil que es dar consejos al necio que carece de inteligencia o está endurecido en sus vicios. Desprecia la sabiduría4, es de todo punto incorregible 5. A veces es contraproducente corregirle, porque te afrenta y ultraja con sus palabras6. Concluye la perícopa otra vez7 el respeto a la propiedad ajena, especialmente a la de los huérfanos. Lo mismo fue antes recomendado respecto de los de la viuda 8. Estas personas, desprovistas de todo auxilio humano y medios para defender sus propiedades, están más expuestos que nadie a la codicia de los prepotentes usurpadores. Pero los sabios advierten que tienen como defensor 9 a Yahvé, el cual no se hará sordo ante el clamor de los menesterosos cuando, víctimas de las injusticias de los usurpadores, le invocan 10.

Docilidad. Corrección. Temor de Dios (Deu_23:12-18).
12 Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de los sabios. 13 No ahorres a tu hijo la corrección, que porque le castigues con la vara no morirá; 14 hiriéndole con la vara, librarás su alma del sepulcro. 15 Hijo mío, si eres sabio, se alegrará mi corazón; 16 y se alegrarán mis entrañas si tus labios hablan cosas rectas. 17 No envidies a los pecadores, antes persevera siempre en el temor de Yahvé; 18 porque ciertamente tendrás un porvenir, no verás defraudada tu esperanza.

Reclamada de nuevo la atención sobre sus consejos, el sabio aconseja al padre la corrección respecto de su hijo, recomendación que se repite con frecuencia en el libro n. Dada la inclinación de la naturaleza humana al mal y teniendo en cuenta que no puede comprender los motivos de la sabiduría, se hace preciso corregirle muchas veces con el castigo, que, aplicado con la debida prudencia, no hará daño a su cuerpo, y a su alma la mantendrá lejos de los vicios y pecados, que llevan a la muerte prematura con que Dios castiga a los impíos. Toy escribe que el castigo corporal está reconocido como un medio universal y necesario. Se desestima la conducta de aquellos padres que, llevados de un amor no bien entendido, jamás dan a sus hijos el más ligero castigo. A Lapide cita el ejemplo del adolescente corrompido por la conducta indulgente de su madre, que, llevado al suplicio en castigo de sus crímenes, exclamó: No el pretor, sino mi madre, es quien me lleva a la horca.12
Después de manifestar el sabio la profunda alegría que el aprovechamiento de sus discípulos le hace sentir, les da otro importante consejo. La suerte muchas veces próspera de los impíos, que, a pesar de sus maldades, triunfan en la vida, era una fuerte prueba para la fe del israelita, que pensaba que Dios tenía que premiar al bueno y castigar al malo en esta vida, y se sentiría tentado más de una vez a seguir el camino de los impíos y apartarse de la fidelidad a Yahvé. Los sabios, lo mismo que los profetas, exhortan insistentemente a perseverar en el temor de Dios, que asegura al justo su porvenir y no deja defraudada su esperanza (v.18). ¿A qué porvenir se refiere y cuál es el objeto de esa esperanza? ¿La recompensa en esta vida o una felicidad ultraterrena? Las perspectivas en nuestro libro, hemos advertido otras veces, son más bien terrenas: la recompensa del justo es una vida larga y feliz sobre la tierra, y el castigo del impío la desgracia y muerte prematura. La experiencia, sin embargo, demuestra cada día que muchas veces las cosas no proceden así: mueren buenos sin haber obtenido el premio de su virtud, y malos sin recibir el castigo de sus pecados. Esto debió de hacer entrever una suerte distinta en el más allá para unos y otros, y tal vez por ello insisten tanto los sabios en sus promesas de vida para los buenos y en las amenazas de muerte para los malos. Pero no la conocieron claramente, pues si la hubieran conocido, la habrían utilizado a cada paso en sus recomendaciones morales.

Temperancia. Piedad filial. La adúltera (Deu_23:19-28).
19 óyeme, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón por buen camino. 20No te vayas con los bebedores de vino ni con los comedores de carne. 21Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir andrajos. 22 Escucha a tu padre, al que te engendró, y cuando envejeciere tu madre no la desprecies. 23 Compra verdad y no la vendas, sabiduría, instrucción e inteligencia. 24 Mucho se alegrará el padre del justo, y el que engendró a un sabio se gozará en él. 25 Alégrense, pues, tu padre y tu madre y gócese la que te engendró. 26 Dame, hijo mío, tu corazón y pon tus ojos en mis caminos. 27 Sima profunda es la ramera, y pozo estrecho la extraña. 28 También ella, como el ladrón, está al acecho. y multiplica entre los hombres los prevaricadores.

Una nueva advertencia, precedida también de la oportuna exhortación a seguir sus consejos, sobre la intemperancia, recomendando evitar la compañía de los bebedores y glotones, que lleva a la embriaguez e inmoderación en la comida a quienes con ellos se juntan. Tal conducta lleva a la pobreza, pues la vida de crápula supone gastos exorbitados, y quienes a ella se dan venderán hasta las últimas posesiones para satisfacer su irresistible gula. Y como ese plan de vida no se compagina con el trabajo, los bebedores y glotones terminan en la pobreza y miseria.
Los versos siguientes son una recomendación a la piedad filial. El hijo debe escuchar los consejos de su padre; como mayor, tiene más experiencia que él, y como padre, que le dio la vida, siente hacia él un amor y cariño que le interesa como nadie por su educación. Ha de honrar a sus padres y prestarles los debidos cuidados cuando los achaques de la vejez los incapacitan para valerse por sí mismos. Hace mención particular de la madre; los sabios exhortan a honrarla de la misma manera que al padre, con lo que revelan el elevado concepto que de ella tienen. Si a su educación el hijo añade sabiduría, será honor y gloria para sus padres, y la madre, como ser más sensible a los afectos, experimentará una alegría especial13. En medio de estas exhortaciones, y sin relación alguna con ellas, se intercala el v.23, que falta en los LXX y rompe la ilación, por lo que algunos lo consideran como glosa o lo unen al v.19, donde haría mejor juego (Bickel), En él recomienda la adquisición de la verdad, cuyo valor es inestimable, y enumera tres manifestaciones de la misma: la sabiduría, o percepción de la verdad en su sentido más amplio y ordenación a su debido fin; la instrucción, o posesión de la verdad moral, que forma las buenas costumbres, y ¡a inteligencia, o ciencia práctica de la verdad, que juzga en cada caso en particular. Sustancialmente son sinónimas.
Para el último consejo de la perícopa, el sabio reclama toda la atención del discípulo, sin duda porque se trata del enemigo más peligroso de cuantos le pueden apartar de la sabiduría. Deberá huir de la mujer adúltera, que es una sima profunda de la que no puede ya salir quien en ella cae, y pozo estrecho, cuya boca una piedra no grande puede cubrir e impedir toda salida a quien en él entró. Ansiosa de placeres, la mujer adúltera está continuamente al acecho, y, dada la propensión de la naturaleza humana a los placeres sensuales, con sus artimañas seductoras hace caer a muchos en sus lazos, de los que después ya no es fácil escapar.

Consecuencias de la embriaguez (Deu_23:29-35).
29 ¿A quién los ayes, a quién los lamentos? ¿A quién las contiendas, a quién las quejas? ¿A quién los palos por nada? ¿A quién los ojos hinchados? 30 A quien se para mucho ante el vino, a los que se van en busca de la mixtura. 31 No mires mucho al vino cuando rojea y cuando espuma en el vaso; éntrase suavemente, 32 pero al fin muerde como sierpe y pica como áspid. 33 Y tus ojos verán cosas extrañas y hablarás sin concierto. 34 Te parecerá estar acostado en medio del mar y estar durmiendo en la copa de un árbol. 35 (Dirás:) Me han pegado, y no me ha dolido; me han pisoteado, y no lo he sentido. Cuando me despierte, volveré a buscarlo.

En esta viva descripción de la embriaguez, la más completa que sobre el particular encontramos en el Antiguo Testamento, comienza el sabio presentando ciertas consecuencias corporales de la intemperancia en el beber: en la casa del borracho hay riñas, palos, lamentos, cuya única razón de ser es la pérdida del sentido y de la dignidad del que llega a su casa con los ojos hinchados por el vino. La mixtura de que habla el í.3ï puede referirse a la mezcla que hacían los judíos, los cuales ponían en el vino un poco de agua para atenuar su fuerza, o quizás más bien a ciertas especias que, añadidas al vino, lo hacían más gustoso y fuerte 14.
Intercala en seguida un consejo recomendando la prudencia frente al vino que rojea y espuma en el vaso (v.3i). El vino de Palestina debió de ser rojo, como parece indicar la expresión sangre de las uvas15. Tal presencia cautiva los ojos, tras los cuales va el apetito. El vino se desliza suavemente por el paladar, y, cuando te quieres dar cuenta, se ha difundido por tu organismo el alcohol, que viene a ser como áspid venenoso que pérfida y furtivamente inyecta su veneno en la sangre, mata el sentido del hombre y le expone a las consecuencias que enumeran los últimos versos: verá cosas raras, proferirá tonterías, tendrá imaginaciones extravagantes, perderá la sensibilidad. Al despertar de su sueño, recuerda los golpes, pero se alegra de no haberlos sentido, y volverá de nuevo al vino, embriagándose una y otra vez.
La enseñanza del sabio a su discípulo es que ha de apartarse de la embriaguez ante los efectos descritos, que hacen al borracho objeto de irrisión y desprecio para todos. Es uno de los defectos más opuestos a la sabiduría. San Juan Grisóstomo dice que el excesivo uso del vino es causa de infinitos males16, y San Agustín afirma que la embriaguez es una cierta sepultura del hombre17, ya que sepulta su mente y le hace aparecer como un ser irracional privado de ella.

1 Cf. Eco_31:12-28. Los sabios egipcios insisten mucho sobre este particular: Ka Gemmi enseña: Cuando te halles en la mesa, en compañía de muchos, desprecia los manjares, incluso los que más te agradan; es cosa de dominarse un instante y es indigno ser glotón (Erman, o.c., p.gg). Cf también: Amen-En-Ope, XXIII 1; Pritchard, o.c., p.424 col.1. 2 Los autores interpretan diversamente 4b. Algunos: abandonando la inteligencia (que es preferible a la riqueza). Otros: desiste de tu sabiduría (es decir, de tal pensamiento). La lección que preferimos lee mibbizzdth (codicia), por mibbínnath (inteligencia). 3 El v.7 es en el TH muy oscuro, y las versiones presentan gran diversidad. Otros traducen: Pues como (una tormenta) en el alma, así son ellos,. (Renard); pues no como es él con sus labios, así es él en su alma (Ôïí). Serta como una tempestad en su garganta. ¡Comey bebe! te dice, pero el corazón no está en ello (Bib. de Jér.). 4 1:7. 5 17:10; 27:22. 6 9:7. 7 22:28. 8 15, 9 El término hebreo (go'él) designa el pariente más próximo, que, por derecho de consanguinidad, debía, según la ley, defender la propiedad de su familiar (Lev_25:25). 10 Exo_22:21-22; Sal_68:6. 11 13.24; Sal_19:18; Sal_22:15; Sal_29:15; Eco_30:1. 12 O.c., II p.192. 13 10:1; 15:20; Eco_3:12-14. 14 155.22. 15 Gen_49:11; Isa_63:1-3. 16 Hom. 10:11 Gen. 17 Cf. Hom. De ebrietate; Serm. 231, De Tempore; San Ambrosio, De Elia et ieiunio c. 14.16.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXIII.

1 When thou sittest to eate with a ruler, consider diligently what is before thee.
2 And put a knife to thy throate, if thou be a man giuen to appetite.
3 Be not desirous of his dainties:

[Buy the trueth.]

for they are deceitfull meate.
4 [ 1Ti_6:9 .10.] Labour not to bee rich: cease from thine owne wisedome.
5 [ Hebrew: wilt thou cause thine eyes to fly vpon?] Wilt thou set thine eyes vpon that which is not? for riches certainly make themselues wings, they fly away as an Eagle toward heauen.
6 Eate thou not the bread of him that hath an euill eye, neither desire thou his dainty meates.
7 For as he thinketh in his heart, so is he: Eate, and drinke, sayth he to thee, but his heart is not with thee.
8 The morsell which thou hast eaten, shalt thou vomite vp, and loose thy sweete words.
9 Speake not in the eares of a foole: for hee will despise the wisedome of thy words.
10 [ Pro_22:28 ; Deu_19:14 ; Deu_27:17 .] Remoue not the old [ Or, bound.] landmarke; and enter not into the fields of the fatherlesse.
11 [ Pro_22:23 ; Job_31:21 .] For their redeemer is mighty; he shall plead their cause with thee.
12 Apply thine heart vnto instruction, and thine eares to the words of knowledge.
13 [ Pro_13:24 ; Pro_19:18 ; Pro_22:15 .] Withhold not correction from the child: for if thou beatest him with the rod, he shall not die.
14 Thou shalt beate him with the rod, and shalt deliuer his soule from hell.
15 My sonne, if thine heart be wise, my heart shall reioyce, [ Or, euen I wil reioyce.] euen mine.
16 Yea my reines shall reioyce, when thy lippes speake right things.
17 [ Pro_24:1 ; Pro_3:31 ; Psa_37:1 ; Psa_73:3 .] Let not thine heart enuy sinners, but be thou in the feare of the Lord all the day long.
18 [ Pro_24:14 .] For surely there is an [ Or, reward.] end, and thine expectation shall not be cut off.
19 Heare thou, my sonne, and be wise, and guide thine heart in the way.
20 [ Rom_13:13 ; Eph_5:18 .] Be not amongst wine-bibbers; amongst riotous eaters [ Hebrew: of their flesh.] of flesh.
21 For the drunkard and the glutton shall come to pouerty; and drousinesse shall cloath a man with ragges.
22 [ Pro_1:8 .] Hearken vnto thy father that begate thee, and despise not thy mother when she is old.
23 Buy the trueth, and sell it not; also wisedome and instruction and vnderstanding.
24 [ Pro_10:1 ; Pro_15:20 .] The father of the righteous shall greatly reioyce: and he that begetteth a wise child, shall haue ioy of him.
25 Thy father and thy mother shall

[Against enuie.]

be glad, and she that bare thee shall reioyce.
26 My sonne, giue me thine heart, and let thine eyes obserue my wayes.
27 [ Pro_22:14 .] For an whore is a deepe ditch; and a strange woman is a narrow pit.
28 [ Pro_7:12 .] She also lyeth in wait [ Or, as a robber.] as for a pray, and increaseth the transgressours among men.
29 [ Isa_5:11 .] Who hath woe? who hath sorrow? who hath contentions? who hath babbling? who hath wounds without cause? who hath rednesse of eyes?
30 They that tarry long at the wine, they that goe to seeke mixt wine.
31 Looke not thou vpon the wine when it is red, when it giueth his colour in the cup, when it moueth it selfe aright.
32 At the last it biteth like a serpent, and stingeth like [ Or, acockatrice.] an adder.
33 Thine eyes shall behold strange women, and thine heart shall vtter peruerse things.
34 Yea thou shalt be as he that lyeth downe [ Hebrew: in the heart of the sea.] in the midst of the sea, or as he that lyeth vpon the top of a mast.
35 They haue striken me, shalt thou say, and I was not sicke: they haue beaten me, and [ Hebrew: I knew it not.] I felt it not: when shall I awake? I will seeke it yet againe.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 23.19-21 Cf. Dt 21.18-21.

[2] 23.27 Un pozo profundo y angosto: posible alusión al pozo del abismo (cf. Ap 9.1-2).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



31. Ver Efe_5:18.