Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
26. Necedad, Pereza, Odio Enmascarado (26:1-12).
1
Como nieve en el verano y lluvia en la siega, así conviene al necio la honra. 2
Como pájaro vago y como golondrina que vuela es la imprecación sin motivo, no se cumple. 3
Para el caballo el látigo, la cabezada para el asno la vara para las espaldas del necio. 4
No respondas al necio según su necedad, para no hacerte como él. 5
Responde al necio como merece su necedad, para que no se tenga por sabio. 6
Sus pies se corta y daños sufre el que envía un mensaje por mano de un necio. 7
Como cojean las piernas del cojo, así el proverbio en la boca del necio. 8
Como quien liga la piedra en la honda, así es el que hace honor al necio. 9
Como rama de espino en mano de un borracho, así es el proverbio en la boca del necio. 10
Como saeta que hiere a cualquiera que pasa, así al que asalaria al necio y al borracho. 11
Como perro que vuelve a su vómito es el necio que repite sus necedades. 12
¿Has visto a uno que se cree sabio? Más puedes esperar del necio que de él. Toda la perícopa está dedicada al necio en el orden intelectual. Presenta, a base de imágenes y ejemplos, un conjunto de sarcasmos hacia la clase social más opuesta a la de los sabios. Al necio le cae el honor, la autoridad, el respeto y veneración por parte del público algo así como al verano la nieve, y a la siega en Palestina la lluvia. Estas cosas son tan raras en Palestina, que se consideran poco menos que imposibles, por no decir un milagro 1
. Aquéllas no pegan en modo alguno al necio, a quien lo que lógicamente corresponde es el deshonor y el vituperio. Pensaban los antiguos que la bendición y la maldición tenían una eficacia objetiva y alcanzaban a aquellos a quienes iban dirigidas 2. El sabio advierte que no hay nada que temer de las imprecaciones que carecen de razón suficiente; son como pájaro que pasa volando, sin dejar rastro detrás de sí. La comparación del v.3 se encuentra en todas las literaturas antiguas. El único medio para hacer caminar al necio por el recto sendero es el castigo, pensamiento frecuente en los sabios 3. Es como un ser privado de inteligencia, a quien no se puede guiar apelando a la razón.
Los versos siguientes (4-5) señalan la norma a seguir para con el necio. En primer lugar no se le debe responder con arrogancia e irreflexión, de modo que vengas a asemejarte a él, sino que has de reprochar sabia y prudentemente su insensatez, a fin de que caiga en la cuenta de su necedad y sienta deseos de alcanzar la sabiduría. La aparente contradicción entre los dos versos 4 y 5 (en el primero se mira al bien del sabio, en el segundo al del necio) fue uno de los textos en que se apoyaron los rabinos para poner en duda la inspiración del libro. Otra recomendación del sabio es que no se confíe el envío de mensajes al necio; sería exponerlo a no llegar a su destino, con el consiguiente daño de quien lo envía o de aquel a quien se envía. En 25:13 hizo el sabio resaltar los beneficios de una fiel embajada.
Una comparación pone de manifiesto la impresión que produce el proverbio en la boca del necio: la del cojo que apenas puede servirse de sus piernas para andar. Posee unos miembros valiosos, pero para él inútiles. El necio que pronuncia proverbios posee las enseñanzas de la sabiduría, pero apenas sabe servirse de ellas para regir su conducta. Y a veces puede incluso serle ocasión de mal. Lo expresa el sabio con otra comparación (V.9): si un borracho coge en sus manos una rama de espino, lo más probable es que, privado como está de sus facultades, se haga daño con él o lo haga a los demás. Del mismo modo, una sentencia sabia enseñada o aplicada por quien carece de inteligencia puede resultar peligrosa y hacer daño. Por eso, rendir honor al necio (v.8) es algo tan inútil y hasta ridículo como el intentar lanzar una piedra con la honda habiendo atado aquélla de modo que no pueda salir disparada. Es el mismo pensamiento del v.1, expresado con una comparación diversa4. El v.10 es considerado por los críticos como uno de los más difíciles de reconstruir5. La lección que escogemos da un buen sentido: como el arquero que dispara sin ton su flecha y hiere al que pasa, así es quien da salario a un necio, que no sabrá hacer buen uso de él y lo empleará tal vez para su propio mal, o a un borracho, que lo empleará sin duda en saciar sus ansias de beber. Con una imagen que causa náuseas, la del perro, que vuelve sobre su vómito, animal por lo demás impuro para los judíos, expresa el sabio la torpeza del necio, que recae en sus maldades. San Pedro aplica también esta imagen a los cristianos que después de haber conocido el camino de la justicia lo abandonan 6. Los pecados precedentes a la conversión tenían alguna excusa, debido a la ignorancia en que se encontraban respecto del camino de la salvación; volver a la vida de pecado después de haber conocido a Jesucristo y la gravedad de aquél, es algo tan abominable y repugnante como la acción mencionada. Todo esto no obstante, hay algo más difícil de corregir que el mismo necio. Respecto de éste, sobre todo si su necedad es consecuencia de ignorancia, aún queda alguna posibilidad de hacerle salir de ella, aunque sea con medios correctivos. El presuntuoso, que se cree sabio y superior a los demás, está más incapacitado que el mismo necio para aceptar consejos de los demás, haciéndose de todo punto incorregible. Además,
el soberbio se cierra a sí mismo las gracias de Dios, que se complace en los humildes.
El perezoso (26:13-16).
13
Dice el perezoso: En el camino hay una fiera, un león en la plaza. 14
Las puertas giran en sus quicios, y el perezoso en su lecho. 15
El perezoso mete la mano en el seno y se cansa aun para llevársela a la boca. 16
El perezoso se cree sabio más que siete que sepan responder. Una pequeña perícopa sobre el perezoso, cuyas máximas nos son ya conocidas. El í.13 presenta los peligros que la imaginación del perezoso presenta como excusa para no ir al trabajo7. La comparación del v.14 alude a una de las actitudes más frecuentes del negligente: como las puertas giran una y otra vez sin salirse de sus quicios, así el perezoso da una y otra vuelta en el lecho buscando la posición más cómoda, sin decidirse a salir de él 8.
La afirmación proverbial del v.15, que repite 19:24, expresa en estilo oriental la inactividad del desidioso aun para aquellas cosas que son más necesarias para la vida, como el trabajo, preciso para asegurar el sustento familiar. Pero lo peor es que el perezoso se cree a sí mismo más sabio que nadie. El es el que entiende la vida, pues come sin trabajar. Los que se fatigan en el trabajo son unos pobres hombres que no valen para otra cosa. El número siete significa, como en otros lugares, muchas veces.
Contiendas. Lisonja. Odio enmascarado (26:17-28).
17
Coger a un perro por las orejas es entrometerte en un pleito que no te importa. 18
Como el loco que lanza llamas y saetas mortíferas, 19
tal es el hombre que daña a su amigo y dice después: Lo hice por broma. 20
Por falta de leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso cesa la contienda. 21
Como el carbón a las brasas y la leña al fuego, así es el chismoso para encender contiendas. 22
Las palabras del chismoso son bocado suave, que baja hasta el fondo de las entrañas. 23
Baño de plata sobre vasija de barro son los labios lisonjeros y corazón malvado. 24
El que aborrece se enmascara con los labios, pero dentro lleva la traición. 25
Cuando te habla amigablemente, no le creas, porque lleva siete abominaciones dentro del corazón. 26
Con doblez esconde su rencor, pero su malicia será descubierta en la asamblea. 27
El que cava la fosa cae dentro de ella, y al que rueda vina piedra se le viene encima. 28
La lengua mentirosa produce muchos males y la boca lisonjera hace resbalar. La primera sentencia compara al que se entromete en un litigio ajeno con el que coge por las orejas a un perro extraño. Ambas cosas son peligrosas y difícilmente se sale de ellas sin daño. La experiencia dice que, no pocas veces, quien quiso con toda su buena intención mediar en un conflicto, sufrió las iras de los contendientes, que se concitaron contra él.
Quien hace daño a su prójimo pretextando después que se trataba de una broma, es, dice el sabio, como el loco que lanza llamas y saetas mortíferas. No te puedes fiar de él. La malicia oculta, que se vale de estas artimañas o fraudulencias para hacer el mal a otros en bien suyo, es más temible que la que se presenta abiertamente. Ninguna peste es más eficaz para hacer daño que un enemigo familiar, escribe Boecio 9. Frente al adversario que se declara puedes tomar las precauciones oportunas para evitar el mal; el que simula amistad te sorprenderá completamente desprevenido y no podrás tan fácilmente evitarlo. Sin leña no puede haber fuego, sin carbón no puede haber brasas; de la misma manera, afirma el sabio, sin el chismoso no se suscitan las contiendas, pues que es él con sus palabras, con sus invenciones, con sus malas interpretaciones, quien las suscita. Por eso aconsejó antes: arroja al petulante y se acabará la contienda (22:10); y semejante consejo se repite en la literatura egipcia 10. El v.22 reproduce 18:8, y constata otra vez esa impresión tristemente agradable que siente nuestra naturaleza caída ante las críticas y juicios temerarios del chismoso, que no deberían provocar otros sentimientos que la indignación y repulsa.
Una imagen pone al descubierto lo que es la palabra lisonjera. A una vasija de barro se la puede revestir de una capa de metal y darle un bello y valioso aspecto, pero en su interior es una vasija de barro. Lo mismo ocurre con la palabra lisonjera; es blanda, halagadora, y parece buscar el bien del prójimo, pero dentro se oculta un corazón hipócrita o tal vez malvado, que encubre bajo la lisonja su odio, y aprovechará la primera ocasión oportuna para hacerte mal. Por eso, cuando un malvado te habla amigablemente y se muestra obsequioso contigo, ponte sobre aviso, no sea que en su interior esté maquinando el mal contra ti. No es que vayamos, sin más, a desconfiar, pero es claro que con tal clase de personas es preciso extremar la prudencia. El inciso siete abominaciones puede referirse a las enumeradas en 6:16-19 o designar muchas. Algún día se descubrirá su malicia; en un principio encubre su odio, pero éste es como un fuego, que antes o después termina por irrumpir, y se manifestará en sus palabras, en sus obras, y tal vez se hará patente en la asamblea pública encargada de administrar justicia u, adonde tuviste que ir a responder de tus engaños e impiedades. El pensamiento del v.27 se encuentra en todas las literaturas. Recoge una experiencia frecuente y contiene una sabia advertencia. Ahikar la expresó en estos términos: Por mucho tiempo que tú vivas, guárdate de cavar una fosa para otro, porque vendrías tú a caer en ella.12 Ben Sirac es del mismo parecer. El que hace el mal caerá, sin que sepa de dónde le viene.13 La historia bíblica ofrecía al autor notables ejemplos 14. El texto del v.28 está corrompido. La lección adoptada constata cómo la lengua mentirosa y la boca lisonjera hacen mucho mal. Aquélla, con sus engaños y falsos testimonios; ésta, con sus palabras, suaves como el aceite, pero en el fondo son afilados cuchillos 15. San Agustín escribía: Prefiero ser reprendido de cualquiera antes que ser alabado por el adulador. 16 Otros interpretan del mal que el mentiroso y el adulador se hacen a sí mismos, en cuyo caso tendríamos una aplicación del verso precedente.
1Sa_12:17. 2
Gen_27:13;
Num_23:7; Eclo 3 3 10:13; 19:29; 20.30;
Eco_33:25-30. 4 La Vulg. traduce 8a: es como
el que arroja una piedra en el montón de Mercurio. Era este el dios de los viajeros, a quien se alzaba una estatua en el cruce de los caminos. Cuando aquéllos pasaban ante ella, arrojaban en su honor una piedra, de modo que se formaban grandes montones de piedras ante tales estatuas. Era algo completamente inútil en la mente del autor, pues se trataba de una superstición. 5 No se ha propuesto una lección satisfactoria. El TM dice: Como poderoso que contrata al primero que pasa... La Vulg. traduce muy diversamente: La sentencia termina las causas, y quien impone silencio al necio mitiga las iras. Vaccari propone: El litigador pone todas las cosas en movimiento; él contrata al necio y al transeúnte. Bickell traduce el hebreo rab por arquero. La Bib. de Jér.: un arquero que hiere a todos los que pasan es quien emplea un necio. Cf. en Toy, o.c., p.476 los muchos intentos de reconstrucción. 6
2Pe_2:22. 7 22:13. 8 6:9-10; 24:33. 9 De consolatione. 10 Duesberg, O.C., p.110 11 En los períodos persa y griego, los judíos en muchas partes tenían su organización civil, con derecho a administrar justicia. Probablemente se alude a esta función de la asamblea. 12 Ahikar, 268; ñau, p.277-78. 13 27:30. 14
Est_7:1-10;
Dan_6:24;
Dan_13:59-62. 16 l.q
De Trinitate, 15
Sal_55:22.