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David también dice: Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y justo pago, (Romanos  11, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 11

III. FIDELIDAD DE DIOS A SUS PROMESAS EN FAVOR DE ISRAEL (11.1-36)

Al presente, Israel se ha desviado de su salvación. ¿Quiere esto decir que ha perdido definitivamente su elección? La respuesta sólo puede darse con palabras en que Dios muestra su elección. En cuanto que quien elige es el mismo Dios y la elección sólo procede de él, su «palabra no será vana» (9,6). Ahí radica la oportunidad permanente de Israel: Dios no ha retirado su elección ni sus promesas a Israel. Al presente ya ha iniciado el cumplimiento de su palabra, y hasta en el endurecimiento de Israel contra él deja abierta la posibilidad a la gracia. El destinatario primero de las promesas no ha sido olvidado en el acontecimiento presente de la salvación, sino que es aguantado pacientemente por la acción de la gracia divina como interlocutor obstinado de Dios. Por todo el contexto precedente la culpa de Israel aparece en toda su gravedad; pese a lo cual, Dios, como Dios de las promesas, alcanzará su objetivo en Israel y con Israel.

1. EL «RESTO» DE ISRAEL (Rm/11/01-10)

1 Sigo, pues, preguntando: ¿Es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Ni pensarlo! Que también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2a Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano reconoció por suyo.

Habida cuenta del presente cristiano, el problema de Israel se plantea ahora en estos términos: ¿Es que Dios ha desechado a su pueblo? Afirmarlo equivaldría a sacar una consecuencia falsa de las reflexiones expuestas en los capítulos 9 y 10. Pablo no ve en Israel al pueblo desechado como contrapuesto radicalmente al nuevo pueblo de Dios que ha sido aceptado en razón de la fe. Por lo que hace al presente, hay que reconocer de modo manifiesto que Dios se ha reservado un «resto» de Israel, el cual ha entrado en el nuevo pueblo de Dios. A este respecto el Apóstol puede empezar aduciendo su caso personal. Pablo pertenece al pueblo de Israel, es heredero legítimo de Abraham y concretamente de la tribu de Benjamín. Esta primera alusión, a la que seguirán otras, debe contribuir a reforzar lo que Pablo tiene ahora que decir sobre el destino de Israel. Dios no ha desechado a su pueblo que antes eligió. La elección y promesas hechas a Israel, que encuentran su confirmación en la misma fe de los individuos que creen en Cristo, a la que pueden seguir otros y finalmente Israel como pueblo. Pero de momento Dios ha empezado por actuar en Israel provocando una crisis por medio del Evangelio. Al igual que en 9,s13 había que distinguir entre el Israel histórico y material y el Israel de Dios, entre los «hijos de la carne» y los «hijos de la promesa», así ahora hay que reconocer la elección como referida a un «resto».

2b ¿O es que no sabéis qué dice la Escritura en la historia de Elías? Así interpela éste a Dios contra Israel: 3 Señor, «mataron a tus profetas, demolieron tus altares; he quedado yo solo, y aun pretenden quitarme la vida» (1Ki_19:10.14). 4 Pero ¿qué le contesta el oráculo divino? «Me he reservado siete mil hombres: los que no doblaron su rodilla ante Baal» (1Ki_19:18).

Lo que ocurre al presente en Israel tiene un precedente profético en Elías y en los siete mil hombres que Dios se ha «reservado». Elías fue perseguido un tiempo por Jezabel, la esposa del rey Acab que se había entregado a la idolatría. En tal situación el profeta se queja a Dios contra Israel. Israel es un pueblo apóstata, sólo el profeta se ha mantenido fiel, y aun ahora le persiguen a muerte. Pero Dios va más allá de la desesperación de su profeta. Con los siete mil hombres, que Dios se ha «reservado», Dios continúa su causa en Israel. Ese mismo hecho se repite al presente, o mejor dicho, lo que ahora ha acontecido con los israelitas que se han convertido a la fe cristiana, adquiere una importancia especial por el hecho de que Dios se los ha reservado para poder ser reconocido, incluso ahora, al igual que en la historia de Israel, como el Dios de la elección.

5 Igualmente, pues, también en el tiempo presente ha quedado un resto, en conformidad con la elección por gracia. 6 Pero, si es por gracia, ya no es por las obras; de lo contrario, la gracia ya no sería gracia.

Lo que ha ocurrido ahora, «en el tiempo presente» (cf. 3,26), se define por la acción electiva de la gracia en Jesucristo. El «tiempo presente» es, por lo mismo, un tiempo de salvación en un sentido único e incomparable. Pues, no se trata simplemente de una época cualquiera, sino el tiempo en el que Dios nos sale al encuentro en Jesucristo y su Evangelio creando la salvación. Esta condición escatológica define también al «resto» que Dios se ha «reservado» (v. 3; cf. 9,27).

Pablo no habla de un cierto «resto» indeterminado. El judaísmo coetáneo estaba perfectamente familiarizado con la idea de un «resto» entresacado de Israel 40. Con tal resto aparece al presente el pequeño puñado de los israelitas que creen en Cristo. Pero el acento no recae tanto en la salvación del resto, por contraposición consagrado a la ruina, sino sobre el hecho de su «elección» por parte de Dios, y desde luego «por gracia». Así ha entendido Pablo su ser cristiano: ha sido elegido por gracia, lo cual quiere decir que no lo ha sido por las obras. Por lo mismo, no presenta su ser cristiano con una arrogancia farisaica frente a Israel, sino que acentúa el carácter inmerecido de esa elección gratuita para ser cristiano.

Pero el resto que al presente ha sido elegido por Dios no es todavía la meta de la acción salvífica de Dios. Respecto de Israel como pueblo este resto aparece más bien como una muestra preliminar de la actuación del Dios que elige. Su objetivo sigue siendo siempre la totalidad del pueblo de Israel, como se demostrará de forma más clara en los versículos siguientes.

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40. La idea del «resto», bien conocida del Antiguo Testamento, se difundió sobre todo entre los grupos y movimientos apocalípticos del judaísmo, alcanzando en ellos una importancia notable. Véase el Henoc etiópico 83,8; 90,30; 4Ezr_9:7; Ezr_12:34; Ezr_13:48. La comunidad de Qumrán se vio a si misma como el «resto» escogido por Dios de entre el Israel que se había desviado de la alianza: «Pero porque se acordó de la alianza con los patriarcas, se ha reservado un resto en Israel y no han sido entregados a la destrucción» (CD 1,4s). Resulta notable que, por lo contrario, en la teología rabínica la idea del resto pasa a un segundo plano tras la espera de la salvación de todo Israel.

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7 Entonces, ¿qué? Que Israel no ha logrado lo que anda buscando, mientras los elegidos lo han logrado. Los demás quedaron endurecidos, 8 conforme a lo que está escrito: «Dios les infundió un sopor en el espíritu, ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy» (Isa_29:10). 9 David dice también: «Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y en justo castigo; 10 que sus ojos se obscurezcan para no ver, y encórvales la espalda para siempre» (Psa_69:23 s).

Del «resto» elegido se desprende, sin embargo, una luz para la totalidad del pueblo de Israel. Como la gracia de Dios ha aparecido «en el tiempo presente» y la mayor parte de Israel no ha tomado conocimiento de ella, sino que sigue empecinado en su principio de las obras, sobre Israel pende necesariamente el juicio. Y es que el juicio viene a ser el reverso de la gracia. Así como la gracia está subordinada a la elección y a la fe, así el juicio lo está al endurecimiento y a las obras. No cabe la menor duda: el resto elegido se convierte en signo del juicio contra Israel. La gracia rechazada es al presente la razón de ser del juicio. Mas no se trata de un juicio aniquilador, desprovisto de misericordia y de gracia; bajo el juicio presente se mantiene más bien la elección, y la gracia vuelve a alumbrar como una posibilidad para el futuro de Israel. Las citas del Antiguo Testamento en los v. 8-10 subrayan, sin embargo, de forma explícita y en primer término el juicio que ha llegado en la hora presente como endurecimiento, sordera y obscuridad sobre Israel.

2. EL NUMERO COMPLETO DE ISRAEL (Psa_11:11-32)

a) Provocación a celos (Rm/11/11-16)

11 Y ahora pregunto: ¿Tropezaron para quedar siempre caídos? ¡Ni pensarlo! Al contrario, por un mal paso ha venido la salvación a los gentiles, a fin de provocar celos en aquéllos. 12 Ahora bien, si ese mal paso de aquéllos es riqueza para el mundo, y su reducción a un resto es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más lo será la inclusión total de aquéllos!

Si al presente los miembros del pueblo de Israel «tropezaron», concretamente en la «piedra de tropiezo» ( Psa_9:32S), no quiere decir que por ello hayan caído definitivamente. De su caída en el tiempo presente no se puede dudar, ni tampoco cabe pasarla por alto; pero aun en esta hora tiene ya algo de muy positivo: con esa caída se pone de manifiesto que la salvación ha venido a los gentiles. Con ello enjuicia Pablo al pueblo de Israel en su conjunto, afrontando en concreto el problema de la importancia que tiene el endurecimiento de Israel con respecto al mundo de los gentiles. En el v. 11 no tanto hay que ver expresado el fundamento de la salvación de los gentiles cuanto un indicio esclarecedor de la misma. Pablo evidentemente no quiere decir que los gentiles se salven por la caída de los judíos, sino que existe una conexión entre el endurecimiento de Israel y la acogida de los gentiles. Esta última tiene lugar por la gracia, no por las obras (v. 6), mientras que Israel todavía se obstina en las obras. Pero al mismo tiempo existe una relación de intercambio entre Israel y el mundo gentil. No sólo en cuanto que la salvación destinada a Israel llega hasta los paganos, sino también porque este resultado de su obstinación pone celoso a Israel. Sin duda alguna que el Apóstol ha podido pensar aquí en sus experiencias y resultados misionales así como en la reacción de los judíos al respecto. Ahora bien, considerada históricamente, la misión paulina entre los gentiles más bien ha contribuido al endurecimiento de los judíos que a excitar sus sentimientos de emulación por la salvación de los gentiles. Mas para Pablo ambas cosas están conectadas, y espera confiadamente que al presente la obstinación de Israel vaya transformándose cada vez más en un celo santo y emulador.

En el v. 12 se expresa de forma inequívoca el objetivo al que Pablo apunta: la totalidad de Israel y su acogida definitiva por parte de Dios. Ello quiere decir que la elección del pueblo de Israel en su conjunto es lo que interesa al Apóstol, aun cuando haya hablado antes del endurecimiento de ese mismo pueblo. La relación, que según el v. 11 media entre Israel y la salvación del mundo entero, se mantendrá por lo mismo con la salvación definitiva de Israel, y desde luego en forma mucho más generosa incluso para los propios gentiles.

13 Estoy hablando a vosotros, los gentiles: En el grado en que soy precisamente apóstol de los gentiles, hago honor a este servicio, 14 por ver si con ello logro provocar celos en los de mi raza y así salvar siquiera a algunos de ellos. 15 Porque, si su exclusión es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración, sino un retornar de entre los muertos a la vida?

Pablo se dirige aquí abiertamente a los gentiles, y más en concreto a los cristianos procedentes de la gentilidad. Para ellos la conexión intrínseca de su salvación con la elección de Israel representa una obligación constante hacia ese pueblo. De ahí también que Pablo tampoco entienda su ministerio de «apóstol de los gentiles» -que, por otra parte, intenta desarrollar con la plena entrega a la salvación del mundo pagano- como un volver la espalda a Israel, sino más bien como una incitación indirecta a su pueblo para que se sume al ejemplo de los gentiles y busque y obtenga la salvación únicamente por la fe en Cristo. La primera parte del v. 15 repite la idea de los v. 11s. En la segunda parte la idea se desvía hacia una nueva afirmación. Sin duda alguna que al rechazo provisional de Israel responde su acogida definitiva por parte de Dios. Pero ésta no es algo natural, sino tan extraordinario como «un retornar de entre los muertos a la vida». Esa es la vida que se vive al presente como una libertad otorgada por Dios frente a las obras mortíferas de la ley. Si Israel se aparta del anticuado principio de las obras, Dios lo tornará a la vida. El hecho mismo de apartarse de las obras hace que la gracia de Dios se ponga en acción para crear la vida.

Lo que el pueblo de Israel será alguna vez, lo será única y exclusivamente por la gracia de Dios que suscita a una nueva vida.

16 Si las primicias son santas, también lo es la masa, y si santa es la raíz, también lo son las ramas.

Mediante una doble comparación llega Pablo a introducir una vez más, y en conexión con lo precedente, la idea de la elección. La elección histórica de Israel por Dios no ha desaparecido sin dejar hueLla, sino que mantiene su eficacia hasta en la hora presente. La primera imagen está tomada del campo litúrgico. Mediante la ofrenda de «las primicias» de la cosecha del año queda santificada toda la «masa» 41. Idéntica es la relación que media, por lo que hace al Israel de la hora presente, que ya ha sido cualificado en sus «primicias», las cuales aquí no pueden ser otras que los patriarcas.

En la segunda comparación, la imagen se desvía un poco de la precedente, porque Pablo no dice que si la raíz es santa, lo será también todo el árbol, sino que «también lo son las ramas». Evidentemente que, al establecer la comparación, el Apóstol está pensando ya en su argumentación ulterior. Por cuanto la santificación, según las ideas veterotestamentarias, supone siempre una segregación para Dios, la acción divina que segrega y elige se pone también de relieve por lo que a la santidad de las ramas se refiere, como demostrará Pablo en los versículos siguientes.

Esta segunda comparación sirve al propio tiempo en el contexto como transición para el discurso alegórico del olivo (v. 17-24), aunque la imagen del v. 16b no haga pensar todavía en un olivo.

b) El olivo silvestre (Rm/11/17-24)

17 Si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en las restantes, para compartir con ellas la raíz y la savia del olivo, 18 no te engrías contra aquellas ramas, y si te engríes, piensa que no eres tú quien sostiene la raíz, sino la raíz a ti. 19 Claro que tú dirás: Es que algunas ramas fueron desgajadas precisamente para que yo fuera injertado. 20 Muy bien: por su incredulidad fueron desgajadas, mientras que tú estás firme por la fe. Pero no presumas tanto, sino más bien teme. 21 Pues, si Dios no perdonó las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: para con los que cayeron, severidad; para contigo, en cambio, bondad divina, si es que permaneces acogido a esta bondad. De otro modo, también tú serás cortado.

El lenguaje metafórico del olivo silvestre y del buen olivo hay que entenderlo en conexión real con todo el problema de Israel. Pablo plantea a sus lectores esta cuestión en cuanto que, pese a la obstinación presente de Israel, ya no puede caber la menor duda de que esa obstinación es transitoria y de que aun en el mismo endurecimiento hay esperanza en razón precisamente de la fidelidad de Dios a sus promesas. Si al presente algunas de las «ramas» (cf. v. 16) han sido desgajadas del olivo bueno, cuya existencia se debe a la elección de Dios, esto no solamente ha ocurrido para que dejen lugar a las ramas del olivo silvestre, sino también porque en ellas tiene que manifestarse el juicio de Dios y porque Dios tiene poder para terminar injertándolas de nuevo (v. 23s). Pablo tiene ante los ojos este objetivo, aun cuando de primeras empiece su discurso amonestando a los cristianos procedentes de la gentilidad para que no se engrían contra Israel (v. 18). El tema del que Pablo quiere hablar determina hasta tal punto la imagen, que no es posible volverse contra ésta, aunque en la práctica la que se injerta en el olivo silvestre es la rama buena, y no al revés, como aparece aquí 42. Lo que importa demostrar es que Dios hace su elección en favor de Israel y que también los gentiles tienen parte en esa elección israelita.

Con relación a Israel, y por causa de su propio origen, el cristiano gentil es un «olivo silvestre»; Israel, al contrario, es el olivo bueno que Dios ha plantado43. De su savia y raíz participa el cristiano procedente de la gentilidad. Estas relaciones entre Israel y los cristianos gentiles no son reversibles, aun cuando las ramas hayan sido desgajadas del olivo de Israel y Dios acabe por reinjertarlas (v. 23s).

Tras los versículos 19-22 se transparenta la tentación cristiana de enorgullecerse contra el Israel incrédulo y de olvidar que el cristiano está firme por la fe, o, lo que es lo mismo, por la gracia del Dios que elige. El que Pablo llegue incluso a amenazar al orgullo de los cristianos con la severidad de Dios, hace pensar que ya en su tiempo hizo sus primeras apariciones algo que tenía que ver con el funesto fenómeno que más tarde iba a manifestarse más claramente como un antisemitismo cristiano. Tal vez Pablo había de encontrarse con ciertas tensiones entre los judeo-cristianos y los cristianos gentiles de Roma.

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41. Cf. Núm. 15.17-21. Ciertamente que de este pasaje no se deduce sin más la conclusión que saca Pablo en Rom_11:16 (también lo es la masa).

42. H. LlETZMANN observa al respecto con una cierta ironía: «Pablo era justamente un hombre de ciudad, mientras que Jesús era un hombre del campo.» De hecho las parábolas tomadas de la naturaleza las desarrolla mejor Jesús que el apóstol Pablo. 43. Así ya en el AT; por ejemplo, Jer_11:16.

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23 Pero también aquéllos, si no persisten en su incredulidad, serán injertados; pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Efectivamente, si tú fuiste cortado del que era por naturaleza olivo silvestre, y contra tu natural condición fuiste injertado en un olivo bueno, ¡con cuánta mayor razón ellos, que son ramas legítimas, podrán ser injertados en el propio olivo!

Si al final, incluso aquellos de Israel, que dejan de lado su incredulidad, vuelven a ser reinjertados, ello no será por causa de su elección primitiva, sino únicamente por obra de Dios que puede hacerlo en exclusiva. En esta reinserción, que no sólo tiene carácter de restauración sino de creación nueva, acabará por demostrarse que el Dios de la elección sigue siendo siempre el Dios fiel a sus promesas a través de todos los aprietos y dificultades de la historia de Israel, el Dios cuya palabra nunca queda sin efecto (9,6). El v. 24 («¡con cuánta mayor razón!») permite conocer hasta qué punto esta idea responde a los afanes del Apóstol. No obstante lo cual, también Pablo sabe que a esa meta sólo conduce un camino, el camino de la gracia y misericordia de Dios que suscitan la vida incluso para el Israel endurecido.

c) El misterio de la salvación de Israel (Rm/11/25-32)

25 No quiero, hermanos, para que no presumáis de vosotros mismos, que ignoréis este misterio: que el encallecimiento ha sobrevenido a Israel parcialmente, hasta que la totalidad de los gentiles haya entrado. 26 Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: «Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad» (Is 59. 20). 27 «Y ésta será, por mi parte, la alianza con ellos, cuando yo haya quitado sus pecados» (Isa_27:9 con Jer_31:33 s).

Pablo tiene un «misterio» que comunicar a los «hermanos» de Roma. Este anuncio se destaca claramente en el contexto precedente, incluso por lo que hace al estilo, ya que Pablo se había servido de la forma de diálogo con preguntas. argumento y contraargumento.

Por mucho que Pablo se esfuerce por afrontar el problema de Israel tal como se le plantea al presente, y por poner de acuerdo la elección histórica con el endurecimiento presente, Israel sigue siendo en definitiva un problema que sólo Dios puede resolver. Tal es el contenido del misterio que Pablo tiene que comunicar. Ya en la Biblia de los judíos que hablaban griego -la versión de los Setenta- emplea la palabra griega mysterion para indicar el anuncio velado de los acontecimientos futuros que dependen de Dios. Su desvelamiento se debe a Dios y al depositario a quien él ha confiado ese misterio, que en nuestro caso concreto es el Apóstol. Frente a este misterio y su manifestación toda prudencia y astucia humana tiene que aparecer como una arbitrariedad. Por ello empieza el Apóstol por reducir al silencio todas las especulaciones humanas relativas al destino de Israel. Como tal representación insensata hay que enfocar también ese afán celoso de querer pedir cuentas a los «asesinos de Dios», como a menudo se designa a los judíos, de cuya historia frecuentemente se hacen también culpables los cristianos. El misterio, que Pablo tiene para comunicar, es la interpretación inteligente e inspirada por Dios del endurecimiento actual de Israel. Teniendo ante los ojos las exposiciones precedentes, esa interpretación no puede referirse a todo Israel, toda vez que al presente hay un resto que reconoce la fe salvadora en Cristo. Se trata incluso de una obstinación limitada en el tiempo: «hasta que la totalidad de los gentiles haya entrado». Difícilmente ha podido Pablo pensar aquí en una cristianización total del mundo. La cuestión es saber si se trata de establecer un término y o si más bien no se trata de establecer las relaciones consiguientes entre gentiles y judíos.

La conversión de los gentiles, que entonces estaba en pleno desarrollo, precederá a la conversión de Israel (cf. v. 12 y 23). Ni sobre el momento ni tampoco sobre el «cómo» de la salvación de Israel se dice nada. El misterio que Pablo comunica podría así aparecer como pobre si se enfoca sólo desde el punto de vista de su contenido. Pues con lo que Pablo nos dice en el capítulo 11 no sabemos mucho al respecto. Pero es aquí donde se manifiesta el verdadero carácter del misterio como promesa de Dios. Lo esencial de su revelación no hay que verlo en la presentación y anticipación lo más detalladas que sea posible del curso futuro de la historia humana, sino en que Dios se encuentra detrás de esa historia que aún permanece en la penumbra del futuro. Mas es precisamente a través de esa revelación que la obscuridad del futuro se ilumina hasta convertir para nosotros el futuro de Dios en un futuro cierto por la fe. Que Dios se encuentra tras el futuro presentado como misterio, es lo que Pablo termina poniendo en claro con las palabras de Isaías, el profeta escatológico. En ellas mantiene Dios su promesa a Israel.

28 Mirando al Evangelio, es verdad que son enemigos de Dios en beneficio vuestro; pero mirando a la elección, son amados por Dios, en atención a los patriarcas; 29 pues los dones de Dios y su llamada son irrevocables. 30 Así como vosotros fuisteis desobedientes a Dios en otro tiempo, pero ahora, con ocasión de la desobediencia de ellos, obtuvisteis misericordia, 31 así también ellos ahora fueron desobedientes, para que, con ocasión de la misericordia a vosotros concedida, también ellos obtengan a su vez misericordia. 32 Pues Dios incluyó a todos por igual en desobediencia, a fin de tener misericordia de todos.

Pablo compendia. El problema de Israel se le plantea desde un doble punto de vista: desde el punto de vista del Evangelio y desde la elección histórica. A la luz del Evangelio los miembros del pueblo de Israel aparecen como «enemigos» de Dios, por cuanto se niegan a aceptar la revelación de Cristo. Mas, a la luz de su propia historia, aparecen como amados de Dios, y así continúan siéndolo incluso ahora que se resisten contra Dios. El fundamento último de este estado de cosas es Dios mismo, que no deja sin efecto los dones de su gracia y su vocación.

Los v. 30 y 31 aluden una vez más al intercambio efectivo que, según los v. 11 ss, se da entre Israel y el mundo gentil. Esta relación no es ciertamente computable hasta el punto de que en la conducta de uno pueda leerse o regularse el estado de salvación o de ruina de otro. Existe más bien una conexión por parte de Dios, que ha elegido y llamado en la historia de Israel y que al presente intenta la salvación del mundo. De parte de los hombres, por el contrario, sólo cabe establecer que todos están necesitados, tanto judíos como gentiles, y que Dios los ha encerrado a todos en la desobediencia «a fin de tener misericordia de todos». Y es que la misericordia es la auténtica forma de la revelación de Dios a los hombres, aun cuando haya que establecer, como el reverso de la medalla, su «severidad» en el juicio (v. 22).

3. LOA EN HONOR DE LOS CAMINOS DE DIOS (Rm/11/33-36)

33 ¡Oh profundidad de la riqueza y de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus decisiones, y qué inexplorables sus caminos! 34 Pues «¿quién conoció el pensamiento de Dios? ¿O quién llegó a ser su consejero?» (Isa_40:13). 35 «¿O quién le dio algo de antemano, de suerte que a éste haya que darle recompensa por ello?» (Job_41:2). 36 Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén.

Pablo concluye con un himno de alabanza a los designios de Dios. Nadie se adelanta a sus planes y operaciones, nadie puede por lo mismo entrever sus designios. Pero esos designios de Dios se han manifestado ahora, de tal modo que el hombre que se somete a su dirección entiende cada vez mejor que «todas las cosas», la historia entera de la humanidad, es «de él, por él y para él». En la medida en que el mundo reconoce la soberanía de Dios, alcanza su salvación definitiva.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



La futura conversión del pueblo judío, 11:1-32.
1 Según esto, pregunto yo: ¿Pero es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Eso, no! Que yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 No ha rechazado Dios a su pueblo, a quien de antemano conoció. ¿O es que no sabéis lo que en Elias dice la Escritura, cómo ante Dios acusa a Israel? 3 Señor, han dado muerte a tus profetas, han arrasado tus altares, he quedado yo solo, y aún atentan contra mi vida. 4 ¿Pero qué le contesta el oráculo divino? Me he reservado siete mil varones que no han doblado la rodilla ante Baal. 5 Pues así también, en el presente tiempo, ha quedado un resto, en virtud de una elección graciosa. 6 Pero si por gracia, ya no es por las obras, que entonces la gracia ya no sería gracia. 7 ¿Qué, pues? Que Israel no logró lo que buscaba, pero los elegidos lo lograron. Cuanto a los demás, se han encallecido, 8 según está escrito: Dioles Dios un espíritu de aturdimiento, ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. 9 Y David dice: Vuélvase su mesa un lazo y una trampa, y un tropiezo, en su justa paga; 10 oscurézcanse sus ojos para que no vean, y doblega siempre su cerviz. 11 Pero pregunto: ¿Han tropezado de suerte que del todo cayesen? ¡Eso, no! Pues gracias a su transgresión obtuvieron la salud los gentiles para excitarlos a emulación. 12 Y si su caída es la riqueza del mundo, y su menoscabo la riqueza de los gentiles, ¡cuánto más lo será su plenitud! 13 Y a vosotros, los gentiles, os digo que mientras sea apóstol de los gentiles haré honor a mi ministerio, 14 por ver si despierto la emulación de los de mi linaje y salvo a algunos de ellos. 15 Porque si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino resurrección de entre los muertos? 16 Que si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa, también las ramas. 17 Y si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo acebuche, fuiste injertado entre ellas y hecho partícipe de la raíz, es decir, de la pinguosidad del olivo, no te engrías contra las ramas. 18 Y si te engríes, ten en cuenta que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19 Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. 20 Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, y tú por la fe estás en pie. No te engrías, antes teMc. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22 Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad para con los caídos, para contigo la bondad, si permaneces en la bondad, que de otro modo también tú serás desgajado 23 Mas ellos, de no perseverar en la incredulidad, serán injertados, que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado de un olivo silvestre y contra naturaleza injertado en un olivo legítimo, ¡cuánto más éstos, los naturales, podrán ser injertados en el propio olivo! 25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no presumáis de vosotros mismos: Que el endurecimiento vino a una parte de Israel hasta que entrase la plenitud de las naciones; 26 y así todo Israel será salvo, según está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, para alejar de Jacob las impiedades. 27 Y ésta será mi alianza con ellos, cuando borre sus pecados. 28 Por lo que toca al Evangelio, son enemigos por vuestro bien; mas según la elección, son amados a causa de los padres, 29 que los dones y la vocación de Dios son irrevocables. 30 Pues así como vosotros algún tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por su desobediencia, 31 así también ellos, que ahora se niegan a obedecer, para dar lugar a la misericordia a vosotros concedida, alcanzarán a su vez misericordia. 32 Pues Dios nos encerró a todos en la desobediencia, para tener de todos misericordia.

La impresión que dejan los dos capítulos anteriores es la de que, aparte un pequeño resto, Dios ha rechazado al pueblo judío incrédulo y rebelde, buscándose otro, compuesto en su mayoría de gentiles. Había peligro de engreimiento por parte de éstos, con desprecio hacia los primeros (cf. v. 18-20). Por eso el Apóstol va a presentar una exposición completa del problema, poniendo las cosas en su punto y ofreciéndonos en visión de conjunto el maravilloso plan divino. Su razonamiento es el siguiente: Dios no ha rechazado a su pueblo, pues muchos judíos han abrazado la fe (v.1-6), y si otros se han endurecido en su incredulidad (v.7-10), ese endurecimiento no es definitivo, sino que entra en los planes de Dios en orden a facilitar la conversión de los gentiles (v. 11-24), de modo que, una vez que haya entrado en la Iglesia la plenitud de las naciones, también Israel se convertirá (v.25-32).
Es muy de notar que aquí pueblo de Dios (v.1-2) e Israel (v.7.20) están designando la totalidad del pueblo judío o descendencia carnal de Abraham, y no sólo la parte fiel o Israel de Dios, como en 9:6. Esto aparece claro de todo el contexto (cf. v.17.21.24.28)., Ni ha de extrañar la frase: a quien de antemano conoció (óv ðñïÝã-vco), pues eso indica simplemente su elección por parte de Dios con preferencia a todos los otros pueblos, elección que, en cierto sentido, permanece también respecto de las ramas desgajadas, que siguen siendo objeto de su amor (cf. v.28-29). La primera afirmación de Pablo es que no todos los judíos han quedado fuera de la salud revelada en el Evangelio, pues él mismo, que tiene conciencia de su elección como cristiano y aun de su misión como apóstol (cf. 1:1-5; Gal_1:1.15), es judío (v.1). Y es que ahora, como en tiempos de Elias (cf. 1Re_19:10.18), Dios se ha reservado un resto para constituir el núcleo de la nueva Iglesia (v.2-5). Esta idea del resto judío, que irá quedando siempre a salvo a pesar de todos los castigos y destrucciones, es corriente en los profetas (cf. Isa_4:3; Jer_5:18; Eze_12:16; Miq_2:12; Zac_14:2), y a ella ha aludido ya anteriormente San Pablo (cf. 9:27-29). Es éste el gran privilegio de Israel, con preferencia a todas las otras naciones, para las que en tiempos de castigo nunca se habla de resto. Y aún añade otra idea el Apóstol: la de que ese resto ha sido seleccionado no por sus obras, sino en virtud de una elección graciosa de Dios (v.5-6). Es la aplicación de la doctrina que con tanta insistencia ha venido recalcando a lo largo de su carta (cf. 1:16; 3:24; 4:2-5; 5:15; 8:29).
Del resto escogido, núcleo de la nueva Iglesia (v.1-6), pasa el Apóstol a tratar de los judíos que han quedado fuera, que son la inmensa mayoría (v.7-10). Estos no lograron lo que buscaban (cf. 9:31-32; 10:2-3), mismo que se han encallecido en su incredulidad (v.7). Como prueba de que su ceguera espiritual estaba predicha ya en la Escritura, cita fundidos en uno un texto de Isaías y otro del Deuteronomio (v.8; cf. Isa_29:10; Deu_29:3), a los que añade otro del salmista (v.9-10; cf. Sal_69:23-24). La idea de San Pablo es clara. Trata de señalar que, no obstante la claridad con que se presentó Jesucristo con su predicación y sus milagros, ellos ni vieron ni entendieron. Es lo mismo que dirá más tarde personalmente a los judíos de Roma (cf. Hec_28:26-27), y lo que también dice San Juan de los de Palestina con amargo son de queja (Jua_12:37-40). No parece que los textos bíblicos citados sean directamente mesiánicos; si San Pablo los aplica a los judíos de tiempos de Jesucristo es tomándolos en ese sentido más profundo o pleno que hemos visto también en otras citas (cf. 10:19-21). El que se atribuya a la acción divina el endurecimiento de los judíos (dioles Dios.., v.8), no significa que Dios intente directamente ese endurecimiento, conforme ya explicamos, al tratar de otra frase parecida respecto del Faraón (cf. 9:17-18). A lo sumo podrá decirse que Dios les hace caer en ese endurecimiento como consecuencia de la retirada de sus gracias en castigo de una primera falta (cf. 1:24).
A continuación, el Apóstol nos ofrece una de las páginas más maravillosas de sus escritos (v. 11-32). Es una página de altísima filosofía de la historia, mirando los hechos desde el elevado plano que su condición de apóstol iluminado por Dios le permitía hacerlo. Gira todo en torno a un hecho central: la caída de Israel, que, en su inmensa mayoría, ha quedado fuera de la Iglesia. Para San Pablo esa caída de Israel no es algo aislado, sin entronque en los planes salvadores de Dios, sino que, como ya hicimos notar más arriba, está enderezada a facilitar la conversión de los gentiles (v. 11.12.15. 19.28.30.31), de modo que, una vez convertidos éstos, sin razón ya de ser en los planes de Dios, también Israel se convertirá (v.12.15. 26.31). Y aún va más lejos: entra también en los planes de Dios el que esa conversión de los gentiles sirva asimismo de punto de partida para la conversión de los judíos, excitando en ellos la emulación (v.11.14); con ello, y así llegamos a la razón última de todo, aparecerá claro que lo mismo para gentiles que para judíos la salud es puro don de la misericordia divina (v.30-32).
son las ideas centrales de esta página de Pablo. Trataremos ahora de aclarar más algunos puntos. Y primeramente, en qué sentido la caída de Israel facilitará la conversión de los gentiles, San Pablo no lo dice. Sin embargo, es probable que esté apuntando al exacerbado nacionalismo judío, con sus privilegios de raza y su apego extremado a las prescripciones mosaicas, cosas todas que, de haberse convertido el pueblo judío en masa, hubiera sido muy difícil suprimir, y que hubieran constituido un grave obstáculo para que la nueva religión adquiriese ese carácter de universalidad a que estaba llamada (cf. Hec_15:1-2). Desaparecido ese obstáculo, la Iglesia tenía más libertad para lanzarse a la conquista del mundo gentil, cosa que hacía en un segundo tiempo, después de comenzar por los judíos, el pueblo de las promesas (cf. Hec_13:5.46). Tampoco explica el Apóstol cómo la emulación provocada en los judíos por la conversión de los gentiles haya de contribuir a su conversión. Desde luego, la primera reacción será la de envidia e indignación (cf. Hec_13:45); pero, como aquí permite deducir San Pablo, más pronto o más tarde esa reacción, de suyo vituperable, terminará por empujarlos hacia la conversión y revisar sus errores pasados, una vez convencidos de que Dios les ha retirado sus bendiciones de pueblo elegido, pasándolas a los gentiles.
En cuanto a que esa conversión haya de llegar, San Pablo es categórico. Claramente lo insinúa en los v.12 y 15, y lo afirma de modo explícito en los v.26 y 31. La afirmación más clara es la del v.26, precedida de la solemne fórmula: No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio. Por dónde lo sepa el Apóstol, no nos lo dice. Desde luego, al llamarle misterio, da claramente a entender que se trata de arcanas disposiciones divinas que no es posible conocer sin particular revelación (cf. 1Co_15:51; Efe_3:3); mas esa revelación no es necesario que haya sido hecha directamente a él, aunque tampoco se excluye. Parece claro que Jesucristo aludió ya a esta futura conversión de los judíos (cf. Mat_23:39). Por de pronto, el Apóstol se apoya en Isa_59:20 y 27:9, fundiendo ambos textos en uno (v.26-27). Los textos de Isaías, no obstante la relación que en la mente del profeta pueda haber a la cautividad babilónica, son ciertamente mesiánicos , anunciando la purificación de Israel como consecuencia de la venida del Mesías. San Pablo enseña que esa profecía, aunque cumplida ya parcialmente con la conversión de los gentiles y la salvación del resto judío elegido, implica la conversión de Israel en masa, de todo Israel (v.26). Este sentido pleno del texto profético, que aquí nos descubre el Apóstol, es en cierto modo consecuencia, y así nos lo hace saber, de la fidelidad de Dios a sus promesas para con los judíos, amados a causa de los padres, no obstante su incredulidad presente (v.28-29; cf. 9:4-5). Hay como una doble actitud de Dios para con ellos: de una parte, enemigos a causa de su postura respecto del Evangelio; pero, de otra parte, amados a causa de pertenecer al pueblo elegido.
Dos comparaciones sumamente expresivas, primicias.. masa (v.16) y raíz.. ramas (v. 16-24), han servido al Apóstol para hacer resaltar esta última idea y, al mismo tiempo, inculcar humildad a los gentiles convertidos, en peligro de atribuirse la exclusiva de nuevos elegidos, con desprecio hacia los judíos, ramas desgajadas del viejo tronco y aparentemente montón de leña seca. Para el Apóstol, usando de una imagen ya en los profetas (cf. Jer_11:16; Ose_14:7), Israel es como un olivo, cuyas raíces son los antiguos patriarcas y cuyas ramas son los judíos todos, que reciben su savia de aquella raíz santa (sobre la noción de santo, cf. 1:7), que son sus progenitores. Cierto que algunas ramas han sido desgajadas a causa de su incredulidad; pero incluso las ramas desgajadas conservan cierta vinculación al tronco, y bastará que remuevan el obstáculo por el que fueron desgajadas para que, sin violencia alguna, vuelvan a ocupar su puesto en el propio olivo. Muy otra es la condición de los gentiles. Son éstos como ramas de olivo silvestre o acebuche injertadas por pura misericordia divina en el tronco judaico; que no se engrían, pues, contra los judíos, pues si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ellos los perdonará, de no permanecer fieles, y si pudo injertar ramas silvestres en olivo legítimo, más fácilmente podrá devolver a su propio olivo ramas desgajadas 118. Evidentemente no quiere decir con esto San Pablo que la conversión de los judíos haya de ser cosa fácil, sino que deberá tenerse por algo más normal y más fácil de comprender que la de los paganos, dado su entronque con los patriarcas, raíz santa que comunica también cierta santidad o especie de consagración a las ramas. En el mismo sentido habrá de entenderse la otra comparación de primicias-masa (v.16), que San Pablo no desarrolla, pues no es probable que la primera aluda a diverso objeto que la segunda. La imagen está tomada de una costumbre muy conocida en Israel, es a saber, la de ofrecer a Dios las primicias de una cosa, con lo que el resto se consideraba ya en cierto modo santificado (cf. Num_15:17-21; Lev_19:23-25). Esas primicias serían los antiguos patriarcas (y no los israelitas ya convertidos, como interpretan algunos autores), que reciben las bendiciones de Dios, comunicando cierta santidad a la masa toda de sus descendientes (cf. v.28-29).
Y una última cuestión: ¿Afirma algo San Pablo sobre el tiempo en que tendrá lugar esa conversión de los judíos? La respuesta no es fácil. Hay dos frases que parecen aludir a este punto, pero demasiado vagas para que podamos sacar conclusiones concretas. Una frase está en el v.15: si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su integración sino resurrección de entre los muertos?, y la otra en el v.25: el endurecimiento vino a una parte de Israel hasta que entrase la plenitud de las naciones, y entonces todo Israel será salvo. En cuanto a la primera frase, hay bastantes autores que interpretan esa resurrección de entre los muertos (æùÞ åê íåêñþí) como alusiva a la resurrección de nuestros cuerpos con que se coronará la obra redentora de Cristo (cf. 8:11.23) Y que tendrá lugar al final de los tiempos en la parusía (cf. 1Co_15:52; 1Te_4:16). En ese caso, ¿establece San Pablo relación entre la conversión del pueblo judío (reintegración) y el final del mundo, del que aquélla sería como preludio? Así lo creen algunos 119. Sin embargo, más bien parece que lo que San Pablo afirma directamente es que, después de la conversión de los judíos, que vendrá detrás de la de los gentiles, ya se han cumplido los planes de Dios en orden a la salvación de los seres humanos, y nada falta hasta la consumación de la obra redentora de Cristo, aunque sin concretar si entre esa conversión de los judíos y la consumación final ha de pasar poco o mucho tiempo. Por lo demás, también sería posible interpretar en sentido metafórico la expresión resurrección de entre los muertos, aludiendo a un extraordinario resurgir en la vida de la Iglesia como consecuencia de la conversión del pueblo judío, tan extraordinario que podría ser comparado a una resurrección de entre los muertos (cf. 6:13; Eze_37:1-14; Luc_15:24).
Por lo que respecta a la segunda frase, tampoco podemos llegar a algo del todo concreto, pues la expresión plenitud de las naciones (ðëÞñùìá ôùí Ý3íþí) es bastante vaga. Desde luego, esa plenitud o totalidad se ha de entender de las naciones en general, no de todos y cada uno de los individuos; pero aun eso supuesto, nunca será posible precisar con rigor matemático qué exija el término plenitud, pues parece claro que no se trata de plenitud o totalidad absoluta, sino sólo moral. Además, lo que directamente se afirma es que la conversión de Israel no tendrá lugar hasta haber entrado en la Iglesia la plenitud de las naciones gentiles; mas no se dice que después de eso, en seguida, haya de venir la conversión de Israel. Sobre esto no hay nada cierto 120.

Himno final de rendido homenaje a la grandeza de Dios,Luc_11:33-36.
33 ¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuan insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! 34 Porque ¿quién conoció el pensamiento del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35 ¿O quién primero le dio, para tener derecho a retribución? 36 Porque de El y por El y para El son todas las cosas. A El la gloria por los siglos. Amén.

Termina San Pablo la parte especulativa o dogmática de su carta con este himno de rendido homenaje a la grandeza de Dios. Es el himno de la debilidad humana postrándose reverente ante Dios infinitamente poderoso y sabio, que nos ha dejado vislumbrar sus maravillosos designios, dirigidos por la misericordia, en orden a la salvación de los hombres. Directamente este desahogo lírico del Apóstol parece estar refiriéndose a los capítulos 9-11, a los que serviría como de conclusión; pero muy bien puede también considerarse como sello o epílogo de toda la parte doctrinal de la carta, cuyo tema quedó señalado claramente en 1:16.
Cuando el Apóstol habla de profundidad de la riqueza de Dios (?·33) esa riqueza, aunque no se excluyen otros matices, está aludiendo sobre todo a la riqueza de su misericordia (cf. 10:12), con lo que aparece más claramente la ilación con los versículos precedentes, que vienen hablando precisamente de ese atributo divino (cf. v.30-32). En los v.34-35, el Apóstol se vale de textos de la Escritura (Isa_40:13; Job_41:3) para expresar sus propios sentimientos de sumisión y acatamiento a la soberanía divina, haciendo resaltar (v.36) que todo viene de Dios como creador (åî áõôïý), todo subsiste por El como conservador (äé áõôïý), y todo tiende a El como a último fin (eis áõôüí). á El, pues, la gloria por los siglos. Amén.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)




105 (d) El fracaso de Israel es parcial y temporal (11,1-36). El cuadro pintado hasta ahora por Pablo en los caps. 9-11 no es agra(-)dable: la incredulidad de Israel se ajusta al plan de Dios basado en una elección gratuita (cap. 9); pero en realidad el responsable de di(-)cha incredulidad no es Dios, sino Israel mismo (cap. 10). Pero incluso en 9,27 había insinuado Pablo un rayo de esperanza, al decir que «un resto será salvo». Ahora vuelve sobre este as(-)pecto del problema y da más explicaciones: la incredulidad de Israel es sólo parcial (11,1-10), únicamente temporal (11,11-24) y según el plan de Dios se va a mostrar misericordia con todos, especialmente con los judíos (11,25-32). Al final de esta sección, Pablo prorrumpe en un himno a la misericordiosa sabiduría de Dios (11,33-36).
106 1-10. La incredulidad de Israel es só(-)lo parcial. 1. ¿ha rechazado Dios a su pueblo?: Si el plan de Dios es de elección gratuita e Is(-)rael ha sido infiel, y los gentiles están aceptan(-)do el evangelio mientras que Israel no, apa(-)rentemente Dios ha repudiado a quienes en otro tiempo fueron su pueblo elegido (cf. Sal 94,14). ¡de ningún modo!: Negativa rotunda, casi indignada; véase el comentario a 3,4. is(-)raelita: Véase el comentario a 9,4. del linaje de Abrahán: «Según la carne»; véase el comenta(-)rio a 1,3. de la tribu de Benjamín: Véase Flp 3,5. Benjamín era considerada a menudo co(-)mo la más israelita de las tribus, la «amada del Señor» (Dt 33,12); de ella salió Saúl, el primer rey de la monarquía unida, tocayo de Pablo. Pablo y otros judeocristianos han sido llama(-)dos e invitados a creer en Cristo; esto demues(-)tra que Dios no ha rechazado a su pueblo. 2. Elías: Véase 1 Re 19,9-18. Tras su viaje de 40 días y 40 noches hasta llegar al Horeb, el mon(-)te de Dios, el profeta se cobijó en una cueva donde se quejó amargamente a Yahvé de las infidelidades de Israel. Yahvé anunció el casti(-)go venidero de su pueblo, pero también la li(-)beración de 7.000 de Israel que no habían do(-)blado la rodilla ante Baal. Lo mismo que Elías no estaba solo, tampoco Pablo está solo entre los judíos en su fe en Cristo Jesús. 3. Pablo uti(-)liza 1 Re 19,10 en forma abreviada y a la in(-)versa. El ejemplo de Elías se saca de la histo(-)ria de Israel para poner de manifiesto el plan de Dios también en la situación presente. 4. En este texto se cita 1 Re 19,18 libremente, sin seguir ni el TM ni los LXX. A Pablo sólo le in(-)teresa una idea: 7.000 permanecieron fieles a Yahvé. Israel, entonces como ahora, no ha si(-)do enteramente repudiado. 5. un resto elegido por gracia: Lit., «un resto según la selección de gracia», es decir, sin consideración alguna de su fidelidad a la ley. Los esenios de Qumrán también se consideraban behiré ráson, «los ele(-)gidos por benevolencia (divina)» (lQS 8,6; cf. E. Vogt, «"Peace among Men of Gods Good Pleasure Lk 2.14», The Scrolls and the New Testament [ed. K. Stendahl; Nueva York 1957] 114-17). 6. no basado en obras: Véanse 3,24; 4,4; 9,16. La existencia de este resto es prueba de la benevolencia de Dios, y no de mérito humano alguno. 7. Israel no consiguió lo que deseaba: La mayoría de los judíos, fuera de ese resto, no alcanzaron la rectitud que perse(-)guían (9,30-31). Ésta es la fuente del pesar que Pablo expresaba en 9,1-2. pero aquellos a los que Dios eligió lo consiguieron: Lit., «la elec(-)ción», es decir, se utiliza lo abstracto por lo concreto. Aunque los elegidos incluyen a los gentiles y al resto, Pablo está pensando sólo en éste cuando lo contrasta con hoi loipoi, «los demás», se hicieron insensibles: Lit., «se endu(-)recieron». Este efecto experimentado por los judíos es el resultado de su resistencia al evan(-)gelio; pero hasta eso tiene su función provi(-)dencial en el plan de Dios. 8. como está escri(-)to: Véase el comentario a 1,17. Sobre la combinación de citas del AT utilizada aquí véase el comentario a 3,10. Pablo conecta Dt 29,3; Is 29,10; Sal 69,23-24. Las palabras de Dt 29,3, no citadas literalmente, las dirigió Moisés a Israel, que había sido testigo de to(-)dos los portentos enviados por Dios contra el faraón en favor suyo, pero no había llegado a apreciar toda su significación: «Pero hasta el día de hoy Yahvé no os ha dado una mente pa(-)ra entender, ojos para ver ni oídos para oír». Pablo modifica su cita libre con una adición tomada de Is 29,10, «un espíritu de embota(-)miento», sacado de un pasaje en el cual Isaías hablaba de la perversidad y ceguera espiritual de Israel. Los textos combinados sirven al in(-)tento de Pablo de describir la reacción de Is(-)rael ante Cristo, pero no se debe perder de vis(-)ta el modo en que Pablo utiliza el AT (véanse J. A. Fitzmyer, ESBNT 44-45; J. Schmid, BZ 3 [1959] 161-73). 9. David: El nombre de David se encuentra en la cabecera del Sal 69 del AT, que es un lamento donde se suplica la libera(-)ción de una tribulación personal. El vínculo verbal que une estos versículos con los prece(-)dentes es «ojos que no ven». No es necesario intentar determinar a qué se refieren los de(-)más detalles (festejo, etc.); la idea principal es la confirmación por parte de Dios de la situa(-)ción existente (véase el comentario a 9,18), si(-)tuación que no es ni total ni definitiva.
107 11-24. La incredulidad de Israel es sólo temporal. 11. ¿han tropezado para quedar caídos?: Israel ha tropezado en Cristo, pero no ha caído del todo, de manera que no pueda re(-)cuperar el equilibrio. De hecho, su tropiezo ha sido providencial, por cuanto los apóstoles se apartaron de él para dirigirse a los gentiles (cf. Hch 13,45-48; 18,6). A la larga, el tropiezo de Israel suscitaría en él envidia por los gentiles, que estaban alcanzando ante Dios esa rectitud que Israel mismo había estado buscando. 12. su totalidad: El significado del pleróma gr. es objeto de discusión. Lo más probable es que signifique «lo que es llevado a plenitud, totali(-)dad, contingente completo», como en 11,25. Pero algunos comentaristas lo entienden co(-)mo «su cumplimiento (de la exigencia divina)» (véase BAGD 672). Pablo insinúa los incalcu(-)lables beneficios que se derivarían para el mundo de la aceptación plena de Jesús como mesías por parte de los judíos; si su actuación se ha traducido hasta ahora en beneficios tan increíbles, ¿qué supondrá su plena acepta(-)ción?
108 13. a vosotros los gentiles: Véase 1,5. Los gentiles no deben mostrarse presuntuosos ni altaneros por haber aceptado a Cristo; no tienen derecho a mirar por encima del hom(-)bro a Israel, apóstol de los gentiles: El epíteto dado comúnmente a Pablo procede de sus propios escritos (véase Gál 2,7-8; cf. Hch 9,15; 22,21) . Se gasta en este ministerio con un solo propósito: servir de acicate a los de su raza y así salvar a algunos de ellos. Aunque es cris(-)tiano, Pablo todavía se considera miembro de la raza de los judíos. Los llama literalmente «mi carne», y de ese modo expresa vividamen(-)te su solidaridad con ellos. 15. su rechazo: Aunque algunos comentaristas (Cranfield, Wilckens) toman esto como un gen. objetivo, el (temporal) «rechazo de ellos» por parte de Dios, es mejor entenderlo como gen. subjetivo, el rechazo del evangelio por parte de los ju(-)díos, a la vista de lo que Pablo exclama en 11,1. la reconciliación del mundo: Véase 2 Cor 5,19. El aspecto providencial del «rechazo» de Israel ha sido la reconciliación de todos los de(-)más con Dios -y, posiblemente, incluso una extensión cósmica de ese efecto de reconcilia(-)ción al universo entero (- Teología paulina, 82:72)-. Dicha reconciliación tendrá el efecto de poner celosos a los judíos y de atraerlos a Cristo, vida de entre los muertos: El significado de esta expresión es muy discutido. Orígenes, Cirilo de Alejandría, muchos comentaristas medievales, Barrett, Cranfield, Kasemann, Lagrange, Lietzmann, Lyonnet, Michel y SandayHeadlam entienden que zoe ek nekrón se refie(-)re a la resurrección general de los muertos al final de los tiempos. Si la conversión de los gentiles representa la primera etapa de la re(-)dención, a saber, la «reconciliación», la «acep(-)tación» del evangelio por parte de los judíos representará su fase definitiva. Se recurre a los vv. 25-26 para apoyar esta referencia a la resurrección general en la parusía; los comen(-)taristas que la usan añaden a menudo que en este caso Pablo no está afirmando necesaria(-)mente una conexión temporal. Otros intérpre(-)tes, como Teofilacto, Focio, Eutimio, Cornely, Huby y Wilckens, entienden zoe ek nekrón en sentido figurado: «La conversión en masa de Israel será para los gentiles un acontecimiento de gran utilidad y felicidad» (Huby). Esto resulta preferible porque Pablo no escribe anastasis nekrón, la expresión que utiliza en otros lugares para hablar de «resurrección de los muertos» (1 Cor 15,12.13.21.42; Rom 6,5) cuando se refiere a eso. Otros más, como Leenhardt y Stanley, consideran que esa imagen se refiere a los judíos mismos; su aceptación del evangelio significará para ellos el paso de la si(-)tuación de muerte a la de vida. Según estos au(-)tores, hay una alusión al efecto de su identifi(-)cación con Cristo, como en el bautismo (6,4), y sobre todo a la nueva vida que pasarán a po(-)seer a consecuencia de su «aceptación». Pare(-)ce preferible esta última interpretación. 16. si el primer puñado de masa está consagrado: El tropo de Pablo es mixto (masa y raíz). En pri(-)mer lugar, dice refiriéndose a Nm 15,18-21, «Si las primicias son santas, toda la masa lo es». Debido a que la primera porción de la ha(-)rina se aparta para el Señor (es decir, se da a los sacerdotes del Templo [Josefo, Ant. 4.4.4 § 70]), la hornada entera adquiere pureza legal, lo cual la hace apta para su consumo por par(-)te del pueblo de Dios (cf. Lv 18,23-25). Des(-)pués utiliza otra imagen, si la raíz está consa(-)grada: Véase Jr 11,16-17. Esta imagen expresa la misma idea que la anterior, pero ¿a qué se refiere «raíz»? Para Orígenes y Teodoro de Mopsuestia, el primer puñado de masa y la raíz son Cristo, cuya santidad garantiza ben(-)diciones a todo Israel. Para Barrett y Weiss, se refieren más bien al resto convertido -una in(-)terpretación que se ajusta al contexto prece(-)dente-. Para Kasemann, Lagrange, Michel, Pesch, Sanday-Headlam y Wilckens, la «raíz» denota a los patriarcas, porque en el v. 17 se volverá a utilizar para designar al antiguo Is(-)rael, en el cual han sido injertados los gentiles. Cualquiera de estas interpretaciones es posi(-)ble, pero quizá sea mejor asignar una inter(-)pretación a cada una de las imágenes (con Cranfield, Leenhardt): el primer puñado de masa representaría al «resto», que ya ha acep(-)tado a Cristo, y la raíz representaría a los «pa(-)triarcas». Así se establece un vínculo tanto con el contexto precedente como con el siguiente.

109 17. algunas de las ramas fueron des(-)gajadas: Pablo sigue dirigiéndose a los cristia(-)nos de origen gentil y les advierte que no se muestren pagados de sí mismos por su situa(-)ción de favor. No deben mirar por encima del hombro a los judíos incrédulos que han que(-)dado separados de la fuente de la vida, vástago de olivo silvestre: En parte, el tropo depen(-)de del AT (Jr 11,16; Os 14,6), pero también de la costumbre de los antiguos horticultores de injertar una rama joven de olivo silvestre en un olivo viejo y agotado que había dado bue(-)nos frutos (Columella, De re rustica 5.9,16). Los gentiles son el vástago de olivo silvestre in(-)jertado en Israel en lugar de las ramas corta(-)das (= judíos incrédulos). 18. la raíz, te sostie(-)ne: El Israel de antaño sigue ocupando el puesto privilegiado de portador de salvación en el mundo. 20. es verdad: Pablo no niega que la defección de Israel ha facilitado la conver(-)sión de los gentiles, pero Israel no fue desgaja(-)do para que los gentiles pudieran ser injerta(-)dos en el tronco. Más bien su incredulidad tuvo como consecuencia su poda, pero no hu(-)bo conexión intrínseca alguna entre eso y la elección de los gentiles injertados de hecho en su lugar, sólo por la fe te mantienes donde estás: La situación de los gentiles se debe a la gra(-)tuita elección de Dios y a su respuesta de fe, no a mérito alguno del cual los cristianos de origen gentil puedan jactarse. 21. no perdonó a las ramas naturales: Si las ramas pertene(-)cientes al árbol kata physin, «por naturaleza», podían ser cortadas (a causa de su infideli(-)dad), lo mismo cabe hacer con las que simple(-)mente se han injertado en él (si resultan ser in(-)fieles). 22. la bondad y la severidad de Dios: Estas dos nociones se acercan mucho a lo que tradicionalmente se ha llamado «misericordia y rectitud» de Dios, pero para expresarlas Pa(-)blo utiliza los términos gr. chrestotés y apotomia. Resulta significativo que no utilice eleos ni dikaiosyné, términos que, debido a su trasfondo veterotestamentario, poseen una con(-)notación notablemente diferente (-Teología paulina, 82:39). si es que te mantienes en su bondad: La elección de Dios, aunque gratuita, está condicionada por el cumplimiento res(-)ponsable de sus obligaciones por parte de los cristianos de origen gentil. 23. serán injerta(-)dos: Pablo explica finalmente cómo las ramas cortadas podrán encontrar vida en el tronco madre de Abrahán. Dios tiene el poder para in(-)jertarlos de nuevo: A fortiori, si pudo injertar una rama de olivo silvestre. A lo largo del ra(-)zonamiento basado en el vástago de olivo sil(-)vestre, Pablo da a entender que las ramas na(-)turales cortadas todavía no han sido arrojadas al basurero. Israel todavía no ha sido rechaza(-)do definitivamente por Dios (11,1). 24. de un olivo silvestre... en un olivo cultivado: El con(-)traste indica la naturaleza trascendente de la vocación a la que han sido llamados los cris(-)tianos de origen gentil. La restauración de los judíos, sin embargo, será más fácil que la lla(-)mada de los gentiles. Así, el rechazo de Israel no es definitivo, sino temporal.
(Bourke, M. M., A Study of the Metaphor of the Olive Tree in Romans XI [Studies in Sacred Theology 2/3, Washington 1947], Rengstorf, K. H., «Das Óíbaum-Gleichnis in Rom ll.lóff», Donum gentilicium [Fest. D. Daube, ed. E. Bammel et al., Oxford 1978] 127-64.)

110 25-32. Según el plan de Dios, se va a mostrar misericordia con todos, especialmen(-)te con los judíos. 25. sabios a vuestro parecer: Los cristianos de origen gentil no deben con(-)cluir que su perspectiva de la historia humana es la única válida; Pablo prefiere desvelarles aspectos del mystérion divino oculto en Dios durante mucho tiempo, pero ahora revelado (-Teología paulina, 82:33-34). Este «secreto» tiene tres aspectos: (1) la «insensibilidad par(-)cial» de Israel (véase el comentario a 11,7; Pa(-)blo vuelve sobre lo que dijo en 11,1-10); (2) «el contingente completo de los gentiles» (el ter(-)cer aspecto aguardará al pléróma de los genti(-)les, es decir, a su «entrada» como un injerto en el tronco del olivo que es Israel; véase el co(-)mentario a 11,12). (3) 26. y así todo Israel será salvo: Pablo expresa de este modo su firme convicción acerca del destino colectivo defini(-)tivo de los de su raza -un eco de Is 60,21-22-. Pero, ¿cómo «serán salvos» todos? Son co(-)rrientes dos explicaciones: (1) una teológica y (2) otra cristológica. Según la primera, pro(-)pugnada por F. Mussner (Kairos 18 [1976] 241-55) y K. Stendhal (Paul among Jews and Gentiles [Filadelfia 1976] 3-4), el vb. sóthésetai se ha de entender como una pasiva teológica (ZBG § 236), «serán salvados», es decir, por Dios, con un acto misericordioso indepen(-)diente de cualquier aceptación de Jesús como el mesías o de una conversión en masa ante(-)rior a la parusía. Serán rescatados de su «en(-)durecimiento parcial» (v. 25c) por «el Liberta(-)dor» (v. 26b; cf. Is 59,20), que sería Yahvé mis(-)mo, puesto que Cristo no ha sido mencionado en toda esta sección desde 10,17. La «alianza» (v. 27) se entendería como diferente de la de Jr 31,33. Se trataría, pues, de una salvación de los judíos al margen de Cristo. Según la expli(-)cación cristológica, propugnada por W. D. Da(-)vies (NTS 24 [1977-78] 23-29) y muchos co(-)mentaristas modernos, el vb. sozein se utiliza en el sentido de 1 Cor 9,22 (con un matiz de conversión); el «Libertador» de Is 59,20 se aplica a Cristo en la parusía (como en 1 Tes 1,10) ; y la «alianza» del v. 27 es la de Jr 31,33 en su fase definitiva. Así, en la parusía «todo Israel» verá perdonado su «endurecimiento» culpable, aceptará a Jesús como el mesías y verá «borrados» sus pecados en el cumpli(-)miento de la alianza de Jr 31,33 (citado en 1 Cor 11,25; 2 Cor 3,6). Es preferible la explica(-)ción cristológica, porque Pablo no piensa ni mucho menos en dos clases diferentes de sal(-)vación: una alcanzada por Dios para los ju(-)díos, y otra por Cristo para los gentiles; eso sería ir contra toda su tesis acerca de la justi(-)ficación por gracia mediante la fe. En un pun(-)to anterior de esta sección Pablo citaba el AT contra Israel; ahora lo hace en su favor. La ci(-)ta vuelve a ser compuesta; véase el comentario a 3,10. Is 59,20-21 (citado según los LXX con ligeros cambios) se une con Is 27,9 para poner de manifiesto el «secreto» oculto en Dios y ahora revelado. Las palabras muestran que Dios, al anunciar su nueva alianza, contaba con la infidelidad de Israel; ahora se aplican a Cristo. Véanse además C. M. Horne, JETS 21 (1978) 329-43; D. G. Johnson, CBQ 46 (1984) 91-103; F. Refoulé, «...et ainsi tout Israel sera sauvé: Romains 11,25-32 (LD 117, París 1984); P. Stuhlmacher, «Zur Interpretation von Rómer 11,25-32», Probleme biblischer Theologie (ed. H. W. Wolff, Múnich 1971) 555-70. 28. son enemigos de Dios: Debido a su fracaso parcial y temporal en aceptar a Jesús como mesías. para vuestro provecho: Recapitulación de 11,11-14. son amados por él a causa de sus antepasa(-)dos: La elección de Israel es irrevocable en la historia humana y resulta manifiesta en el fa(-)vor mostrado a sus patriarcas -un título del que los gentiles carecen-. 30. vosotros desobe(-)decisteis en otro tiempo a Dios: La opinión de Pablo sobre los antiguos gentiles concuerda con la de los demás judíos. La desobediencia gentil era incredulidad respecto a Dios. La ac(-)titud de los judíos ante Cristo representa el mismo tipo de desobediencia. Pero, lo mismo que la desobediencia judía ha sido un factor de la manifestación de la misericordia divina para con los gentiles, la misericordia mostra(-)da a éstos será empleada con los judíos. 32. Dios encerró a todos los seres humanos en la de(-)sobediencia: Todos, judíos y griegos, han sido, como grupo, infieles a Dios, quien hace uso de tal infidelidad para manifestar a todos ellos su munificencia y misericordia -para revelar pre(-)cisamente qué clase de Dios es (véanse 3,21-26; Gál 3,22)-. Pablo prorrumpe a continuación en una exclamación relativa a la misericordio(-)sa sabiduría de Dios.

111 33-36. Himno a la misericordiosa sabiduría de Dios. 33. qué inagotables son los recursos de Dios: Pablo prorrumpe en esta ex(-)clamación, no movido por el temor reveren(-)cial o el miedo, sino por el asombro y la gra(-)titud ante la ilimitada providencia de Dios manifestada al disponer la asistencia mutua de judíos y gentiles para alcanzar la salvación. El papel de Israel en el plan divino de salva(-)ción tal vez no se imaginara nunca de otro mo(-)do. 34. Pablo une Is 40,13 y Job 41,3(?) para subrayar que Dios no es deudor de nadie, ni por sus planes ni por sus dones a la humani(-)dad. Todo procede de su benévola munificen(-)cia; no necesita ni asesores ni ayudantes de in(-)vestigación. Pablo cita el texto de Is según los LXX, con un ligero cambio en el orden de las palabras. En Is, éstas hacen referencia a la li(-)beración de los judíos del exilio por parte de Yahvé y ensalzan por ello la grandeza de Dios. El pasaje de Job no es seguro; 41,3 está co(-)rrompido en el TM, y es casi imposible deter(-)minar qué texto pudo seguir Pablo. Algunos comentaristas piensan que alude a Job 35,7 ó 41,4. 36. Doxología a Dios (Padre) como crea(-)dor, sostenedor y meta del universo. La prep. ex indica «origen»; dia (con gen.), el «autor» de una acción o situación; y eis (con ac.), el «fin», «meta». La oración expresa la absoluta dependencia de toda la creación respecto a Dios. La formulación de Pablo tal vez esté influenciada por el pensamiento filosófico helenístico (cf. Marco Aurelio, Medit. 4.23; H. Lietzmann, An die Rómer 107). Cf. 1 Cor 8,6; 11,12.

Comentario de Santo Toms de Aquino


CAPITULO 11
Lección 1: Romanos 11,1-10
Enseña que no todos los Judíos han sido excluidos de la gracia del Evangelio, lo cual demuestra con su propio caso.1. Pregunto entonces: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? No, ciertamente, puesto que yo también soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín.2. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual preconoció. ¿Acaso no sabéis lo que la Escritura dice de Elias: cómo él arguye con Dios contra 1srael?3. Señor, ellos han dado muerte a tus profetas, han destruido tus altares, y yo he quedado solo, y ellos buscan mi vida.4. Mas ¿qué le dice la respuesta divina? Reservado me he siete mil hombres, que no han doblado la rodilla ante Baal.5. Así también en el tiempo presente un resto, según la eLección de la gracia de Dios, ha sido salvo.6. Y si es por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia dejaría de ser gracia.7. ¿Qué, pues? Que lo que 1srael buscaba eso no lo alcanzó; pero los escogidos lo alcanzaron, mientras que los demás fueron endurecidos.8. Según está escrito: Dioles Dios un espíritu de aturdimiento, ojos para no ver, y oídos para no oír, hasta el día dé hoy.9. Y David dice: Conviértaseles su mesa én lazo y trampa, en tropiezo y en justo pago.10. Oscurézcanseles sus ojos para que no vean, y doblégales, tú, siempre la espalda.Habiendo mostrado el Apóstol ser digna de compasión la caída de los Judíos, mas no totalmente excusable, aquí enseña que la caída de los Judíos no es universal. Y primero plantea la cuestión; luego, la resuelve: No, ciertamente; tercero, infiere la conclusión: ¿Qué, pues?, etc. Así es que primero dice: Pregunto: ¿acaso Dios ha desechado totalmente a su pueblo? es claro que el de los Judíos, puesto que lo llama incrédulo y rebelde. Y esto también el' salmista lo pregunta diciendo: ¿Por qué, oh Señor, nos has desechado para siempre? (Sal 73,1).-El Señor ha desechado su altar (Trenos 2,7).En seguida, cuando dice: No, ciertamente, etc., resuelve la cuestión mostrando que Dios no ha rechazado totalmente al pueblo de los Judíos. Y esto lo dice así: No, ciertamente, que el pueblo de los Judíos sea totalmente rechazado. Y esto lo prueba primero respecto a su persona, diciendo: Puesto que yo también, que vivo en la fe de Cristo, soy israelita de raza. ¿Son israelitas? También yo (2Co 1 1,22). Y como en medio del pueblo de 1srael había algunos prosélitos que no descendían carnalmente de los patriarcas, esto segundo lo excluye de sí mismo agregando: del linaje de Abraham.- ¿Son iinaje de Abraham? También yo (2Co i 1,22). Mas había en el pueblo judío diversas tribus según los hijos de Jacob, de los cuales algunos eran hijos de esclavas, algunos de esposas. José y Benjamín eran hijos de Raquel, de la esposa predilecta. De aquí que, mostrando su propia excelencia dentro del pueblo judío, dice: de la tribu de Benjamín.-Del linaje de 1srael, de la tribu de Benjamín (Fil 3,5). De aquí que con San Pablo relacionan algunos lo que se lee en el Génesis (49,27): Benjamín, lobo rapaz: por la mañana devorará la presa y por la tarde repartirá los despojos. Lo segundo: No ha desechado, etc., muestra que aquel pueblo no ha sido, desechado por Dios también en cuanto a muchos elegidos suyos. Y primero enuncia lo que intenta; luego, echa mano de un ejemplo, diciendo: ¿Acaso no sabéis?; tercero, lo aplica diciendo: Así también en el tiempo presente, etc. Así es que primero dice: No sólo yo no he sido desechado, sino que Dios no ha desechado a su pueblo todo, al cual preconoció, o sea, predestinó. A los que preconoció los predestinó ¡Rm 8,29). No ha de abandonar el Señor a su pueblo (Sal 93,14). Lo cual el Apóstol lo aplica aquí a los predestinados.En seguida, cuando dice: ¿Acaso no sabéis, etc.? echa mano de un ejemplo de ios que ocurrieron en el tiempo de Elias, cuando aun todo el pueblo parecía apartarse del culto del Dios único. Aquí primero pone la interpelación de Elias; luego, la respuesta del Señor: Pero qué dice la divina Escritura, etc. Así es que primero dice: ¿Acaso no sabéis lo que la Escritura sagrada dice de Elias? (3 Reyes 19,1-8), o en Elias, esto es, en el libro escrito sobre Elias. Porque todo el libro de los Reyes fue escrito principalmente para consignar los dichos y los hechos de los Profetas. De aquí que también entre los libros proféticos se le considera, como dice Jerónimo (In Prolog, libri Reg.). ¿Cómo el mismo Elias arguye con Dios contra 1srael?Parece que contra esto están las palabras de Samuel (I Reyes 12,23): Lejos de mí pecar contra Yahvéh dejando de suplicar por vosotros y de enseñaros el camino bueno y recto. Y esto es mucho menos que el argüir contra el pueblo.Pero débese entender que los profetas arguyen contra un pueblo de tres maneras. De un modo, conformando su propia voluntad con la divina voluntad que se les revela, como también en el Salmo 57,1 1 se dice: Alegrarse ha el justo al ver la venganza. De otro modo, arguyendo contra el reinado del pecado, para que no los hombres sino los pecados de los hombres sean destruidos. De un tercer modo, débese entender el argüir o el orar como una notificación, según aquello de Jeremías 17,18: Confundidos queden los que me persiguen, esto es, sean desconcertados. Mas en esta su interpelación dos cosas contra ellos alega. Primero la impiedad que despliegan contra el culto de Dios: de una primera manera persiguiendo a sus ministros, lo cual toca diciendo: Señor, ellos han dado muerte a tus profetas.-¿Por ventura, Señor mío, no ha llegado a tu noticia lo que hice yo cuando Jezabel mataba a los profetas del Señor? (3 Reyes 18,13). ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? (Hch 7,52). De una segunda manera, en cuanto a los lugares consagrados a Dios, según el Salmo 73,7: Pegaron fuego a tu santuario. Y en cuanto a esto dice: Han destruido fus altares. Por lo cual es de notar lo que el Señor mandó (Deut 12,5-6), diciendo: 1réis al lugar que Dios vuestro Señor escogiere de todas vuestras tribus para colocar allí su nombre y poner en él su morada; y en aquel lugar ofreceréis vuestros holocaustos y víctimas. Sin embargo, antes de la edificación del templo se le permitía al pueblo el construir altares en diversos lugares para el culto divino; pero siendo esto ya contra la ley una vez edificado el templo, el piadosísimo rey Ezequías hizo destruir todos los altares de esa clase. Y esto es lo que se dice en 4 Reyes 18,22: ¿No es ése el mismo Dios cuyos lugares altos y altares ha destruido Ezequías, intimando a Judá y Jerusalén esta orden: Desde hoy habéis de adorar a Dios en Jerusalén? Ahora bien, lo que Ezequías hizo por piedad lo hicieron Acab y Jezabel por impiedad, queriendo extirpar totalmente el culto de Dios.Lo tercero que esgrime contra ellos es la impiedad que se proponían cometer, diciendo: Y yo he quedado solo, es claro que en el culto del único Dios, lo cual dijo Elias porque los demás no confesaban abiertamente ser fieles al culto de Dios. Porque acerca de esto dice el Eclesiástico (48,1): Levantóse después el proíeta Elias como un fuego, y sus palabras eran como ardientes teas.-Y ellos buscan mi alma, para quitármela. Porque envió Jezabel a decir a Elias: Trátenme los dioses con todo su rigor si mañana a estas horas no te hiciere pagar con tu vida la que quitaste a cada uno de aquellos profetas (3 Reyes 19,2), los profetas de Baal, a ios que matara Elias.En seguida, cuando dice: Mas ¿qué le dice, etc.? consigna la divina respuesta, diciendo: Mas ¿qué dice la Escritura?, o sea, ¿qué le dijo a él, a Elias, la respuesta divina? Esto que sigue: Reservado me he, esto es, para mi culto, no permitiéndoles caer en pecado, siete mil hombres (pone un número determinado en lugar de uno indeterminado por la perfección del septenario y del millar), que no han doblado la rodilla ante Baal, o sea, que no han abandonado el culto de Dios. Porque a todos aquellos que invocan mi nombre para mi gloria los creé, etc. (Is 43,7).En seguida, cuando dice: Así también, etc., aplica a su tesis lo que dijera. Y primero hace la aplicación, diciendo: Así también en el tiempo presente, en el que se ve desviarse a la multitud del pueblo, una reserva, un resto, o sea, muchos que han escapado de esa ruina, han sido salvos, conforme a la eLección de la gracia de Dios, o sea, según la gratuita eLección de Dios. Vosotros no me elegisteis a Mí, sino que Yo os el&gí a vosotros (Jn 15,16). Segundo, de esto infiere la conclusión, diciendo: Y si es por gracia por lo que han sido salvos, ya no es por obras de ellos. El nos salvó, no a causa de obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia (Tito 3,5). Tercero, muestra que de las premisas se sigue la conclusión, diciendo: De otra manera, o sea, si la gracia proviene de las obras, la gracia dejaría de ser gracia, que así se llama por otorgarse gratuitamente. Justificados gratuitamente por su gracia (Rm 3,24).En seguida, cuando-dice: ¿Qué, pues?, etc., infiere la conclusión buscada. Y primero la enuncia, diciendo: ¿Qué resulta pues de lo ya dicho? De que en cuanto a la gran mayoría del pueblo no ha conseguido 1srael lo que buscaba, esto es, la justicia. Y de esta manera se debe entender lo que arriba se dijo (Rm 9,31): 1srael, que andaba tras la Ley de la justicia, no llegó a la Ley de la justicia. Me buscaréis y no me encontraréis (Jn 7,34,36). De tal manera que los escogidos, o sea, los elegidos de entre los Judíos, alcanzaron la justicia (Nos escogió en Cristo para que seamos santos: Ef 1,4), mientras que los demás, o sea, la otra parte del pueblo, fueron endurecidos por su malicia. Cegados de su propia malicia (Sab 2 ,21). Segundo, según está escrito, etc., presenta la conclusión en cuanto a la última parte. Y primero por la autoridad de Is ; luego, por la autoridad de David: Y David dice.Acerca de lo primero se debe notar que el Apóstol júnta dos autoridades en una. Porque se lee en Is 29,10: El Señor ha derramado sobre vosotros el espíritu de letargo. Y en cuanto a esto dice: Dioles Dios un espíritu de aturdimiento, lo cual corresponde a la perversión de la voluntad. Porque el aturdimiento entraña cierta punzadura o dolor del corazón. Hay un cierto buen aturdimiento por el que se duele uno de sus propios pecados, según el Salmo 59,5: Nos hiciste beber el vino de la amargura. Y hay también un mai aturdimiento, el de la envidia, por la cual se duele uno de los bienes de los demás. Pues bien, este espíritu de aturdimiento, o sea, el de envidia, fue el que les dio el Señor, no ciertamente inyectándoles maldad, sino substrayendo la gracia, como arriba (Rm 10,19) está dicho: Os haré tener celos de una que no es nación. Asimismo se lee en Is 6,10: Embota el corazón de ese pueblo, tápale sus orejas y véndale los ojos: no sea que quizá con sus ojos vea y con sus orejas oiga. Y en cuanto a esto, indicando el defecto de la facultad cognoscitiva, añade: Ojos para no ver, esto es, por sí mismos en cuanto a los milagros que Cristo hizo para los que los veían; y oídos para no oír, es claro que fructuosamente la doctrina de Cristo y de los Apóstoles: Tú, que ves tantas cosas, ¿cómo no haces caso? Tú, que tienes abiertas las orejas, ¿cómo no escuchas? (Is 42,20). Y por su cuenta agrega el Apóstol: hasta el día de hoy, porque al fin del mundo verán y oirán, cuando los corazones de los hijos se conviertan a sus padres, como se dice en Malaquías 4,6.En seguida, cuando dice: Y David dice, etc., invoca para lo mismo la autoridad de David. Y primero indica la ocasión del mal de los Judíos, diciendo: Conviértaseles su mesa, esto es, la malicia con la que se alimentan los pecadores. Pues cuando la maldad se habrá hecho ya sabrosa a su paladar, la meterá debajo de su lengua (Jb 20,12). La cual mesa está delante de ellos mismos cuando por cierta malicia pecan. Y esto se les convierte en lazo cuando por ella se prepara la tentación para pecar (El que escapare de la hoya será preso en el lazo: 1s 24,18), y en trampa, cuando se sucumbe a la delectación voluntariamente (Tropezarán y caerán: 1s 8,15); en tropiezo, esto es, en la aceptación de la caída cuando corren de pecado en pecado (Gozan de suma paz los amadores de tu ley, sin que hallen tropiezo alguno: Salmo 1 18,165), y en justo pago, es claro que cuando son castigados por sus pecados. O bien porque esto mismo es la retribución de los delitos, porque Dios les permite caer así (Da su merecido a los soberbios: Salmo 93,2). O bien la mesa es la Sagrada Escritura dispuesta para los judíos. Preparó su mesa (Prov 9,2). La cuai viene a ser un lazo cuando se la toma equívoca o inseguramente; una trampa cuando mal se interpreta; un tropiezo cuando se cae en la pertinacia del error; y el justo pago, como está dicho arriba.Lo segundo que indica es la misma falla en cuanto a la facultad cognoscitiva, cuando dice: oscurézcanseles sus olos para que no vean, lo cual se dice más bien preanunciándolo que deseándolo. Tienen entenebrecido el entendimiento (¡Ef 4,18). Y en cuanto al efecto cuando dice: Y su espalda, esto es, el libre albedrío que lleva a los bienes y a los males doblégales siempre, esto es, arrójalos de las cosas eternas a las temporales, de la rectitud de la justicia a la iniquidad. Doblégate para que pasemos por encima (Is 51,23).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XI.

1 God hath not cast off all Israel. 7 Some were elected, though the rest were hardened. 16 There is hope of their conuersion. 18 The Gentiles may not insult vpon them: 26 For there is a promise of their saluation. 33 Gods iudgements are vnsearchable.
1 I say then, Hath God cast away his people? God forbidde. For I also am an Israelite of the seede of Abraham, of the tribe of Beniamin.
2 God hath not cast away his people which hee foreknew. Wote yee not what the Scripture saieth of Elias? how hee maketh intercession to God against Israel, saying,

[The true, and wilde Oliue.]

3 [ 1.Reg.19.14.] Lord, they haue killed thy Prophets, and digged downe thine Altars, and I am left alone, and they seeke my life.
4 But what saieth the answere of God vnto him? [ 1.Reg.19.18.] I haue reserued to my selfe seuen thousand men, who haue not bowed the knee to the image of Baal.
5 Euen so then at this present time also there is a remnant according to the election of grace.
6 And if by grace, then is it no more of workes: otherwise grace is no more grace. But if it bee of workes, then is it no more grace, otherwise worke is no more worke.
7 What then? Israel hath not obtained that which he seeketh for, but the election hath obtained it, and the rest were [ Or, hardened.] blinded,
8 According as it is written, [ Isa_29:10 .] God hath giuen them the spirit of [ Or, remorse.] slumber: [ Isa_6:9 .] eyes that they should not see, and eares that they should not heare vnto this day.
9 And Dauid sayth, [ Psa_69:22 .] Let their table be made a snare, and a trap, and a stumbling blocke, and a recompense vnto them.
10 [ Psa_69:23 .] Let their eyes be darkened, that they may not see, and bow downe their backe alway.
11 I say then; Haue they stumbled that they should fall? God forbid. But rather through their fall, saluation is come vnto the Gentiles, for to prouoke them to ielousie.
12 Now if the fall of them be the riches of the world, and the [ Or, decay, or losse.] diminishing of them, the riches of the Gentiles: how much more their fulnesse?
13 For I speake to you Gentiles, in as much as I am the Apostle of the Gentiles, I magnifie mine office:
14 If by any means I may prouoke to emulation them which are my flesh, and might saue some of them.
15 For if the casting away of them be the reconciling of the world: what shal the receiuing of them be, but life from the dead?
16 For if the first fruite bee holy, the lumpe is also holy: and if the root be holy, so are the branches.
17 And if some of the branches bee broken off, and thou being a wilde oliue tree wert graffed in [ Or, for them.] amongst them, and with them partakest of the roote and fatnesse of the Oliue tree:

[The true, and wilde Oliue.]

18 Boast not against the branches: but if thou boast, thou bearest not the root, but the root thee.
19 Thou wilt say then, The branches were broken off, that I might bee graffed in.
20 Well: because of vnbeliefe they were broken off, and thou standest by fayth. Be not high minded, but feare.
21 For if God spared not the natural branches, take heede least hee also spare not thee.
22 Beholde therefore the goodnesse and seueritie of God: on them which fell, seueritie; but towards thee, goodnesse, if thou continue in his goodnesse: otherwise thou also shalt be cut off.
23 And they also, if they bide not still in vnbeliefe, shall be graffed in: for God is able to graffe them in againe.
24 For if thou wert cut out of the Oliue tree which is wilde by nature, and wert graffed contrary to nature into a good Oliue tree: how much more shall these which be the naturall branches, bee graffed into their owne Oliue tree?
25 For I would not, brethren, that ye should bee ignorant of this mysterie (least yee should bee wise in your owne conceits) that [ Or, hardnesse.] blindnesse in part is happened to Israel, vntill the fulnes of the Gentiles be come in.
26 And so all Israel shall be saued, as it is written, [ Isa_59:20 .] There shall come out of Sion the Deliuerer, and shall turne away vngodlinesse from Iacob.
27 For this is my couenant vnto them, when I shall take away their sinnes.
28 As concerning the Gospel, they are enemies for your sake: but as touching the election, they are beloued for the fathers sakes.
29 For the gifts and calling of God are without repentance.
30 For as yee in times past haue not [ Or, obeyed.] beleeued God, yet haue now obtained mercy through their vnbeliefe:
31 Euen so haue these also now not [ Or, obeyed.] beleeued, that through your mercy they also may obtaine mercy.
32 For God hath [ Or, shut them all vp together.] concluded them all in vnbeliefe, that he might haue mercy vpon all.
33 O the depth of the riches both of the wisedome and knowledge of God! how vnsearchable are his iudgements, and his wayes past finding out!
34 [ Isa_40:13 Wis_9:13 ; 1Co_2:16 .] For who hath knowen the mind

[Exhortations to seuerall dueties.]

of the Lord, or who hath bene his counseller?
35 Or who hath first giuen to him, and it shall bee recompensed vnto him againe?
36 For of him, and through him, and to him are all things: to whom be glory for euer. Amen.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El presente de Israel: un remanente por gracia

Como Pablo ha explicado en 9:30-10:21, el estado actual de Israel parece ser uno de total resistencia a la revelación de la justicia de Dios en el evangelio. Como lo declara el versículo final, Israel es desobediente y rebelde. Pero éste no es el caso, como nos recuerda ahora Pablo. Ya en 9:24, 27-29 había hecho hincapié en la existencia de un remanente de judíos que siguen siendo parte del pueblo de Dios. Ahora vuelve a este tema, dejando en claro que, aunque una gran parte de Israel ha sido endurecida (7-10; cf. 9:30-10:21), aún existe un remanente según la elección de gracia (5), judíos que han creído en Cristo.

Pablo demuestra nuevamente su preocupación porque esta enseñanza pudiera ser malentendida, planteando la pregunta: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? (1). Bien podría inferirse que Dios ha rechazado a Israel como su pueblo, del argumento de Pablo de que pertenecer al pueblo de Dios depende enteramente del llamado soberano de Dios y no de ser descendientes físicos de Abraham (9:6-29), y de su acusación de que Israel no se ha sujetado a la justicia de Dios (9:30-10:21; cf. 10:3). Pero, como aclara ahora Pablo, esta no es la conclusión a que él quiere que arribemos. Dios no rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano (2a; cf. Sal. 94:14). Pablo no sólo afirma la elección para salvación del remanente (cf. 9:6-9; 11:3-6; también Calvino), sino que también afirma una continua elección de Israel en su conjunto (ver 11:28, 29). Esta afirmación, por lo tanto, se destaca como título de todo el capítulo, mientras Pablo describe cómo la elección que Dios hizo de Israel funciona en el presente por medio de la salvación del remanente (3-10), y en el futuro por medio de la salvación de todo Israel (11-27).

Pablo sugiere que la situación en su época podría ser comparada con la de la época de Elías. Porque el desánimo del profeta ante la deserción generalizada del pueblo de la adoración verdadera al Señor tuvo como respuesta que el Señor le asegurara que aún existía un sólido grupo de 7.000 verdaderos creyentes (ver 1 Rey. 19:10-18). De igual manera, a pesar de la incredulidad prevaleciente entre los judíos de la época de Pablo, seguía habiendo un remanente según la elección de la gracia. Un importante número de judíos (incluido el mismo Pablo, cf. v. 1b) había sido obediente al evangelio de Jesucristo y fueron salvos. Pero el remanente existe solamente como producto de la gracia de Dios, y por lo tanto no se puede entrar a formar parte de él por obras (6). Es esta preocupación por las obras la que ha probado ser el motivo de la caída de tantos hermanos judíos de Pablo, y que ha causado que no obtuvieran la justicia que tan diligentemente buscaban (7; cf. 9:31, 32; 10:2, 3). Pero dado que es la intervención de Dios la que trae salvación a los elegidos (cf. gracia en el v. 6), es por obra de Dios que los demás no la alcanzaron; ellos fueron endurecidos. Se deja en claro que Dios es la causa de ese endurecimiento, con la cita de una mezcla de Deut. 29:4 e Isa. 29:10 en el v. 8, y por el texto paralelo en 9:18 (aunque aquí se usa otra palabra gr. [skleruno], el concepto es el mismo). Aunque Israel sigue siendo plenamente responsable de su falta de respuesta al evangelio, Pablo deja en claro que, en cierta forma misteriosa, Dios está detrás de este fracaso en responder.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El resto de Israel. Es probable que entre los cristianos procedentes del paganismo circulara la opinión de que Dios había rechazado a los judíos. Pablo recoge el rumor en forma de pregunta, y responde con un rotundo «¡De ningún modo!» (1). Pasa a probarlo como siempre, indagando la Palabra de Dios en las Escrituras. El dominio que tenía el Apóstol de la Biblia es impresionante. Pero lo es aún más, el que comprenda todos los acontecimientos, grandes o pequeños, individuales o colectivos, personales o ajenos, bajo el prisma de la Palabra de Dios que, desde su conversión en el camino de Damasco, proyectaba ya «un solo color»: el color luminoso de la salvación extendida a judíos y paganos por igual.
La prueba de que Dios no ha rechazado a los judíos -parece decir Pablo- es él mismo, judío como el que más, «descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín» (1). Al decir esto, su pensamiento se dirige a Moisés cuando habla dramáticamente con Dios a favor de Israel: «Desiste del incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo» (Éxo_32:12). De Moisés pasa a Elías (1 Re 19), llorando ante Dios: «quedo yo solo, y me buscan para matarme» (3). En la respuesta que Dios le da: «me he reservado siete mil hombres» (4), ve de nuevo su tema favorito: la iniciativa de salvación de Dios, que es un don gratuito, pero prodigado abundantemente. El número siete en la Biblia es símbolo de multitud, de universalidad.
En cuanto a los demás, los que se endurecieron... «hasta el día de hoy» (8), se pregunta: «¿Tropezaron hasta sucumbir?» (11). La respuesta es sorprendente y atrevida. Sólo a Pablo se le podría ocurrir, dejando a un lado toda lógica humana, «que su tropiezo ha provocado la salvación de los paganos» (11). Más atrevida aún es la conclusión que saca: «si su tropiezo representa la riqueza de los paganos, cuanto más lo será su conversión en masa» (12). Al final, el Apóstol parece estar contemplando cómo todas las piezas del Alfarero Creador encuentran su lugar y se ajustan unas a otras para formar su gran designio de salvación universal.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Sal_94:14.

3. 1Re_19:10, 1Re_19:14.

4. 1Re_19:18.

8. Deu_29:3; Isa_6:9; Isa_29:10. Ver Mat_13:13-15.

9-10. Sal_69:23-24.

11. Según el plan de Dios, el reconocimiento de que los antiguos privilegios de Israel (9. 4-5) han pasado ahora a la Iglesia, compuesta en su mayor parte por paganos, debe provocar los "celos" del Pueblo judío y llevarlo a la aceptación del Evangelio.

25. Pro_3:7.

26-27. Isa_59:20-21; Jer_31:33-34.

34. Isa_40:13. Ver 1Co_2:16.

35. Esta expresión se inspira en Job_41:3.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El Apóstol evoca el tema bíblico del «resto de Israel» -nombre dado en la predicación profética al grupo de israelitas que se mantenían fieles a Dios en momentos de infidelidad generalizada- para explicar que ante la predicación del Evangelio sólo un reducido grupo de judíos ha creído. Éstos son el «resto de Israel» que Dios ha elegido para que en ellos se cumplieran las promesas. La conversión del propio Pablo constituye un ejemplo y una prenda de este retorno del pueblo de Israel a su Dios.

Análogamente, en la historia de la Iglesia, no faltan ocasiones en que muchos se alejan de Dios. En esos momentos de crisis, confiando en las promesas de Dios, los cristianos hemos de considerar que también el Señor quiere servirse de un «resto» fiel, para dar remedio a la situación: «Un secreto. -Un secreto, a voces: estas crisis mundiales son crisis de santos. -Dios quiere un puñado de hombres suyos en cada actividad humana.

-Después... pax Christi in regno Christi -La paz de Cristo en el reino de Cristo» (S. Josemaría Escrivá, Camino 301).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 11.1 Flp 3.5.

[2] 11.2 Ex 19.5-6; Dt 4.20.

[3] 11.3 1 R 19.10,14.

[4] 11.4 1 R 19.18.

[5] 11.5 Cf. Is 1.9; 4.2-6; Miq 5.7-8.

[6] 11.8 Dt 29.4; Is 29.10.

[7] 11.9-10 Sal 69.22-23.

[8] 11.16 Cf. Nm 15.17-21.

[9] 11.26-27 Is 59.20-21; cf. Is 27.9; Jer 31.33-34.

[10] 11.33 Is 55.8-9; cf. Job 5.9; Jdt 8.14.

[11] 11.34 Is 40.13; cf. Jer 23.18; Sab 9.13.

[12] 11.36 1 Co 8.6; Ef 4.6; Col 1.16; Heb 2.10.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_69:23 s [Sal_69:22]

NOTAS

11:9 Parece que Pablo alude al altar de los sacrificios del Templo de Jerusalén.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_69:23 s [Sal_69:22]

NOTAS

11:9 Parece que Pablo alude al altar de los sacrificios del Templo de Jerusalén.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— prosperidad: Lit. mesa, que debe entenderse con toda probabilidad como evocación de abundancia, riqueza y prosperidad; algunos autores, sin embargo, siguiendo la interpretación del Targum, la entienden como mesa de los sacrificios.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

David dice...Sal 69:22-23.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Sal 69:22-23

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*9-11 Tercera sección de la parte doctrinal de la carta, que se centra en lo que suele denominarse el problema de Israel.

Torres Amat (1825)



[8] Is 6, 9; Mat 13, 14.

[9] Sal 69 (68), 23.

[15] Hech 13, 46-47.

[26] Is 59, 20.

[34] Sab 9, 13; Is 40, 13; 1 Cor 2, 16.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Sal 69:22