Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)
112 (III) Segunda parte: sección parenética las exigencias de una vida recta en Cristo (12,1-15,13). En este momento, Pablo añade a la sección doctrinal una exhortación dirigida a la Iglesia romana, aun cuando ésta es prácticamente desconocida para él. Rom 12-13 constituye una unidad catequética, bas(-)tante parecida a 1 Tes 4-5. Refleja la tendencia presente en la Iglesia primitiva a unir la paré(-)nesis con una exposición kerigmática o doctri(-)nal. Esta sección parenética no es exactamen(-)te un tratado ético, pues resulta muy poco sistemática y algo divagadora. Tal como se en(-)cuentra en Rom, da a entender que, aun cuan(-)do las prescripciones legales mosaicas ya no pueden ser la norma para la conducta cristia(-)na, hay exigencias que pesan sobre los cristia(-)nos, y el principio activo en todas ellas es el amor o caridad. Muchos de los temas presen(-)tes en esta sección son generalidades y reflejan problemas con los que Pablo tuvo que vérselas en el pasado en otras Iglesias fundadas por él, quizá incluso en Corinto, desde donde envía esta carta. Aunque los temas no están estre(-)chamente relacionados entre sí, en líneas ge(-)nerales atañen a la relación de los cristianos justificados con la sociedad en que viven.
113 (A) La vida cristiana debe ser un culto dado a Dios en el Espíritu (12,1-13,14).
La unidad de la comunidad cristiana requiere que los individuos se esfuercen por vencer el mal con el bien. La búsqueda común del bien es obligación de quienes son miembros del cuerpo de Cristo, cuyas vidas han de ser un sacrificio ofrecido a Dios.
1. os exhorto: Pablo habla co(-)mo un apóstol autorizado (1,5; 11,13).
por la misericordia de Dios: Lit., «misericordias», pl. que da a entender las múltiples manifesta(-)ciones de la misericordia que se acaban de des(-)cribir en los caps. 9-11, esp. en 11,30-32.
a que os ofrezcáis a vosotros mismos: Lit., «vuestros cuerpos» (-Teología paulina, 82:102). El vb. no sólo significa poner algo a disposición de otro, sino que tiene el matiz de «ofrecer», «presen(-)tar» algo en un marco sacrificial (BAGD 628).
como un sacrificio vivo: Los cristianos que se esfuerzan por hacer lo que está bien dan un sentido cultual a sus vidas. Pablo los compara implícitamente con los animales sacrificados en el culto judío o en los paganos, pero añade una nota distintiva: su ofrenda de sí mismos es(-)tá «viva», no se realiza con animales muertos.
culto espiritual: Este está guiado por el
logos, «razón», y es apropiado para un ser humano. 2.
no os acomodéis a este mundo: «Este mundo» es pasajero e imperfecto (1 Cor 7,31). Pablo alude a la distinción judía entre «este mundo/era» y el «mundo/era venidero», distinción que fue adoptada por la Iglesia primitiva dándole un matiz cristiano. Pablo mismo piensa que el «mundo/era venidero» ya ha comenzado; am(-)bas «eras» se encontraron al comienzo de la dispensación cristiana (1 Cor 10,11). Por eso el cristiano, aunque está en «este mundo», debe vivir para Dios y no acomodarse a ningún otro criterio,
transformaos: Véase 2 Cor 3,18. La me(-)tamorfosis no es exterior, sino interior, entraña la renovación del
nous humano y es efectuada por la presencia del Espíritu de Dios que habi(-)ta en el hombre.
114 3-13. El culto que se ha de dar a Dios debe manifestarse concretamente en una vida en sociedad basada en la humildad y la caridad. Exige un uso adecuado y desinteresado de los dones espirituales recibidos. Como fundador apostólico de Iglesias cristianas, Pablo se daba perfecta cuenta del peligro que suponían para la comunidad los elementos de ésta que sobrestimaban su valía.
3. la gracia que me fue dada: Véanse 1,5; 15,15.
según el criterio de la fe: Lit., «la medida de la fe». La norma del juicio propio ha de ser la
pistis. Esta no es la «fe» carismática de 1 Cor 13,2, puesto que la exhortación va dirigida a todos los cristianos, pero puede ser, bien la respuesta activa del creyente
(fides qua creditur) o, mejor, el objeto en que se cree
(fides quae), que concretamente es Jesucristo. En vez de tener una idea demasiado elevada de sí mis(-)mo, cada cual debe medirse con el criterio de aquello en lo que cree (véase Cranfield,
NTS 8 [1961-62] 345-51).
5. somos un solo cuerpo en Cristo: En cartas anteriores, Pablo hizo referen(-)cia a la unión de los cristianos con Cristo, y a su mutua unidad en él, mediante el tropo del cuer(-)po de Cristo (1 Cor 6,15-20; 10,16-17; 12,12-31). Como en 1 Cor 12,12-31, la expresión «un solo cuerpo» probablemente no indica nada más que una unión moral de los miembros que con(-)curren al bien común del todo, como en la so(-)ciedad organizada. Más matices de su pensa(-)miento sobre este tema hemos de buscarlos en otro lugar (-Teología paulina, 82:122). Nótese que en este texto Pablo no dice que somos «el cuerpo de Cristo», ni habla del «único cuerpo» en conexión con la Iglesia. Somos «un solo cuerpo» porque estamos «en Cristo». Conviene mantener los matices de su pensamiento en los diversos pasajes.
115 6. tenemos dones: Los diferentes do(-)nes de gracia que los cristianos reciben del Es(-)píritu a consecuencia de la fe están destinados al provecho de la comunidad. Cada uno debe caer en la cuenta del carácter social de los ta(-)lentos o dones que Dios le ha otorgado, y ha(-)cer uso de ellos para el bien común sin envi(-)dias ni celos. Pablo enumera siete de esos dones, al principio en términos abstractos, más tarde con sustantivos referidos a perso(-)nas.
predicación inspirada: Lit., «profecía», en(-)tendida en el sentido que se le da en el NT (1 Cor 12,10; 13,2; 14,3-6.24; 1 Tes 5,20).
en pro(-)porción a (nuestra) fe: El término gr.
analogia significa «relación correcta», «proporción» (BAGD 56) y en este caso no crea práctica(-)mente problemas. La palabra
pistis es más problemática; véase el comentario al v. 3 supra. El mejor modo de entenderla en esta ocasión es como
fides quae, el cuerpo de la fe cristiana.
7. servicio: El segundo don es la
diakonia, que probablemente hace referencia a la administración de la ayuda material o a la dis(-)tribución de las limosnas de la comunidad (véanse 1 Cor 16,15; Hch 6,1). Nada en este contexto lo relaciona con una clase bien dife(-)renciada de personas (= «diáconos»),
si uno es maestro: El tercer don es la enseñanza de la doctrina cristiana, tarea distinta de la predica(-)ción y el servicio mencionados anteriormente (véase también 1 Cor 12,28; cf. Ef 4,11).
8.
si uno exhorta: El cuarto don es poseído por el «padre espiritual» de la comunidad,
si uno ayuda: El quinto don es poseído por quien «comparte» su riqueza particular por medio de limosnas; tales filántropos deben ejercitar ese don «con generosa sencillez» (véanse 2 Cor 9,11.13 y el comentario a 2 Cor 8,2).
si uno es dirigente: El sexto don pertenece a
ho proistamenos, «el que está a la cabeza» de la comuni(-)dad, un encargado o administrador (véase 1 Tes 5,12). Si el orden de los dones es significa(-)tivo, el puesto del «dirigente» dentro de la lis(-)ta no destaca. A veces se utiliza otra trad., «el que ayuda»
(RSV, cf. BAGD 707); pero enton(-)ces resulta difícil distinguir este don del se(-)gundo o el quinto,
con diligencia: La atención diligente debe caracterizar el gobierno del que dirige,
quien practica la misericordia: El sépti(-)mo don pertenece a quien realiza actos de mi(-)sericordia; tales personas deben hacerlos con jovialidad. El espíritu con que se hacen es más importante que los actos en sí.
(Ellis, E. E., «Spiritual Gifts in the Pauline Communitv»,
NTS 20 [1973-74] 128. Kasemann, E.,
ENTT 63-94.)
116 9. que el amor sea auténtico: El amor sin farsa ni hipocresía se explica mediante una serie de instrucciones o máximas acerca de los actos caritativos.
10. con afecto fraternal: Se debe mostrar verdadera caridad sobre todo a los miembros de la comunidad cristiana. Pa(-)blo utiliza
philadelphia para distinguirla de la obligación más amplia de la
agapé. ansiosos de honraros unos a otros: El sentido de esta frase es objeto de discusión; la trad. utilizada aquí sigue la de varias versiones antiguas. Sin em(-)bargo, podría ser: «En lo que concierne al ho(-)nor, que cada uno estime en más a los otros» (véase BDF 150).
11. servid al Señor: Ésta es la motivación de toda conducta cristiana. En lu(-)gar de
kyrió, algunos mss. (D, G) leen
kairó, «servid a la hora». Si esto fuera correcto, los cristianos estarían invitados a satisfacer las exigencias del tiempo en que viven (véase O. Cullmann,
Christ and Time [Filadelfia 1950] 42).
13. las necesidades de los santos: ¿Está in(-)sinuando Pablo a los cristianos de Roma que también ellos debieran pensar en ayudar con limosnas a la comunidad cristiana de Jerusa(-)lén (véase 15,25)?
117 14-21. En estos versículos, Pablo re(-)comienda la caridad con todos, incluso con los enemigos.
14. bendecid a vuestros perseguido(-)res: Este consejo se hace eco de las palabras de Jesús (Mt 5,44; Lc 6,27-28). Algunos mss. im(-)portantes (P46 B, 1739) omiten «vuestros», con lo que el sentido sería más general: «Bendecid a (todos los) perseguidores». No hay razón pa(-)ra pensar que Pablo sepa de alguna persecu(-)ción oficial de los cristianos en Roma por aquel entonces.
16. tened la misma considera(-)ción unos por otros: Recomendación de mutua estima para la concordia de la comunidad (véase 15,5); es también una advertencia con(-)tra cualquier autoestima falsa,
relacionaos con los sencillos: Esta trad. entiende el término gr.
tapeinois como mase., pero, a la vista del man(-)dato anterior (no poner las miras en cosas ele(-)vadas), podría significar: «Entregaos a tareas humildes» (neut.).
no seáis engreídos: Véase Prov 3,7, citado libremente.
17. no mal por mal: La advertencia de Pablo tal vez se haga eco de las palabras de Jesús (Mt 5,39.43-44).
procurad lo que es honorable: Prov 3,4 adapta(-)do (cf. 2 Cor 4,2; 8,21).
19. no busquéis ven(-)ganza: Tanto el deseo de venganza contra los enemigos (de fuera) como su búsqueda están excluidas de una conducta cristiana. El dere(-)cho a vengarse no forma parte de la derrota del mal, pese a lo que pudiera parecer a pri(-)mera vista. La caridad debe reinar en todo,
de(-)jad lugar a la ira: Dejad libertad de acción a la ira (escatológica) de Dios, que se manifestará contra el pecado. Pablo cita inmediatamente Dt 32,35 (en una forma próxima al TM). La ci(-)ta hace segura la referencia a la ira de Dios. El cristiano debe dejar a Dios el castigo del mal y buscar sólo el bien.
20. Pablo cita Prov 25,21-22 (LXX, ms. B), haciendo suya la recomen(-)dación ahí contenida,
amontonando carbones encendidos sobre su cabeza: El significado de esta frase del AT es oscuro. Al seguir a los LXX, Pablo habla claramente de amontonar carbones «sobre» la «cabeza» (pese a M. Dahood,
CBQ 17 [1955] 19-23; L. Ramaroson,
Bib 51 [1970] 230-34). Del tropo utilizado se dan varias explicaciones: (1) Para el Ambrosiaster, Agustín y Jerónimo, los carbones eran símbolos de las vehementes punzadas de la vergüenza. La bondad movería al enemigo a vergüenza y arrepentimiento, que arderían so(-)bre su cabeza como carbones abrasadores. Pe(-)ro tal significado simbólico no está testimo(-)niado en ningún otro lugar. (2) Para S. Morenz
(TLZ 78 [1953] 187-92) los carbones son sím(-)bolo de arrepentimiento. Este significado sim(-)bólico procede de una alusión remota a un ri(-)tual egipcio descrito en un texto demótico del s. III a.C., según el cual un penitente lleva sobre la cabeza un plato de carbón vegetal ardiendo para expresar dicho arrepentimiento por haber sido injusto con alguien. Así, la amabilidad con un enemigo haría a éste ex(-)presar su arrepentimiento ante Dios (cf. W. Klassen,
NTS 9 [1962-63] 337-50, para un uso matizado de la explicación de Morenz). (3) Al(-)gunos Padres gr. (Orígenes, Crisóstomo) en(-)tendieron los carbones como símbolo de un ti(-)po más noble de venganza: si uno alimenta a su enemigo y éste permanece hostil, lo hace merecedor de un castigo más serio por parte de Dios; así amontona uno carbones de casti(-)go divino sobre la cabeza del enemigo. Este significado simbólico tampoco está testimo(-)niado en ningún otro lugar. (4) K. Stendahl
(HTR 55 [1962] 343-55) modificó esta última interpretación comparando el principio gene(-)ral de Pablo con afirmaciones de la LQ que abogan por no tomar represalias ante el mal hecho por los enemigos, y aplazar el castigo hasta el día de la venganza de Dios (véanse lQS 10,17-20; 9,21-22; 1,9-11). El uso que Pa(-)blo hace de Dt 32 y Prov 25 indicaría, pues, una manera idónea de aumentar la medida de los pecados de un enemigo.
(Cranfield, C. E. B.,
A Commentary on Romans 12-13 [Edimburgo 1965], Culpepper, R. A., «Gods Righteousness in the Life of His People: Romans 12-15»,
RevExp 73 [1976] 451-63. Schelke, K.-H., «Der Christ in der Gemeinde: Eine Auslegung vom Rom 12»,
BK 28 [1973] 74-81.)