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Sin embargo, en algunos pasajes os he escrito con cierto atrevimiento, como para reavivar vuestros recuerdos, en virtud de la gracia que me ha sido otorgada por Dios, (Romanos  15, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 15

3. ¡SOPORTAOS RECÍPROCAMENTE! (Rm/15/01-13)

1 Es un deber para nosotros, los fuertes, sobrellevar la flaqueza de los que no lo son, y no complacernos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros procure complacer al prójimo para el bien, con miras al común desarrollo; 3 pues tampoco Cristo trató de complacerse a si mismo, sino que, conforme está escrito: «Los insultos de aquellos que te insultan recayeron sobre mí» (Psa_69:10). 4 Ahora bien, todo lo que se escribió previamente, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que, por la paciencia y por el consuelo que nos dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. 5 Y que Dios, fuente de paciencia y de consuelo, os conceda tener entre vosotros un mismo sentir, de conformidad con Cristo Jesús, 6 a fin de que, unánimemente y a una sola voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Pablo se incluye entre los fuertes mediante el empleo de la primera persona de plural: «Nosotros, los fuertes...» Confirma con ello el derecho de los fuertes de la comunidad. Estos pueden remitirse al Evangelio como al mensaje de la libertad cristiana. Pero, con el mismo Evangelio, Pablo les pone ante los ojos la necesidad de que el cristiano no se complazca en sí mismo. Todos deben procurar más bien complacer a su prójimo, mirar por su bien y edificación. Esto responde a la caridad fraterna que constituye la ley fundamental de la comunidad cristiana (cf. 14, 15). Pero en definitiva también responde al ejemplo personal de Cristo, que no se ha buscado a si mismo, sino que más bien ha cargado con los «insultos». Incluso se ha negado a sí mismo y se ha vaciado de sí mismo en su absoluta libertad.

Pablo describe el ejemplo de Cristo con la palabra tomada del salmo 69. Ese salmo lo leía la comunidad cristiana primitiva como un salmo específico de la pasión, y algunos de sus versículos se aplicaban directamente a los padecimientos de Cristo 48. También Pablo aprendió así a entender el plan salvífico de Dios en el camino de los sufrimientos de Jesús. Que Jesús «se despojó a sí mismo, tomando condición de esclavo... se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte» (Phi_2:7 s), Pablo, y con él toda la comunidad cristiana primitiva, sólo podía entenderlo como cumplimiento de la voluntad de Dios; voluntad que ya se había manifestado con antelación en la Escritura refiriéndose a los padecimientos del Siervo de Yahveh. De este modo también aquí alude el Apóstol a los sufrimientos y ejemplos de Cristo con palabras de la Escritura. Con su pasión Jesús ha demostrado de la forma más conmovedora que no vivió para sí mismo. De todo ello se deduce la obligación que la comunidad tiene de no fallar en sobrellevarse mutuamente (v. 1) si es que quiere, en serio, seguir a Jesús. 2) En el v. 4 proporciona Pablo la clave para entender las «Escrituras» que se nos han transmitido desde tiempos antiguos. Esas Escrituras son, sin duda, las del Antiguo Testamento. Todo cuanto en ellas ha quedado consignado, contribuye a nuestra «enseñanza». De modo parecido se dijo ya en 4,24 que también por nosotros se había escrito aquello de que la justicia le fue imputada a Abraham49. Pablo toma muy en serio la Escritura del Antiguo Testamento, en cuanto que de ella hay que sacar «paciencia» y «consuelo», conduciéndonos así en la hora presente a la esperanza que se nos ha dado en Jesucristo. Es a partir de Jesucristo, como su verdadero intérprete, como las Escrituras descubren su genuino sentido, de modo que fomentan dicha esperanza.

Pablo concluye con una plegaria de buenos deseos. Y una vez más toma ocasión para poner de relieve la unidad de la Iglesia, que responde a la voluntad de Jesús y se consuma en la unidad de la alabanza divina. Pues, el verdadero culto de Dios está en que la comunidad mantenga la unidad en el amor; lo cual significa a su vez que se realiza en la mutua paciencia e indulgencia. De hecho no debió ser ésta la forma más fácil del culto comunitario.

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48. Véase Mar_15:36 y lugares paralelos; Mat_27:34.43, Joh_15:25, Act_1:20; cf. también Joh_2:17; Rom_11:9 s. 49. Véase asimismo 1Co_9:10; 1Co_10:11

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7 Por tanto, acogeos benignamente unos a otros, como también Cristo os acogió a vosotros, para gloria de Dios. 8 Pues esto es lo que afirmo: que, en razón de la fidelidad de Dios, Cristo se hizo servidor de los circuncidados, para cumplir las promesas hechas a los patriarcas, 9 y para que los gentiles, a su vez, glorifiquen a Dios, en razón de su misericordia, según está escrito: «Por eso te alabaré entre los gentiles y cantaré himnos en honor de tu nombre» (Psa_18:50). 10 Y en otro lugar: «Alegraos, naciones, junto con su pueblo» (Deu_32:43). 11 Y todavía en otro: «Todas las naciones, alabad al Señor; y aclámenle todos los pueblos» (Psa_117:1). 12 Y también dice Isaías: «Aparecerá la raíz de Jesé, y el que surge para gobernar las naciones. ¡En él pondrán las naciones su esperanza!» (Isa_11:1.10). 13 Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo.

Pablo resume su exhortación a la comunidad: «Por tanto, acogeos benignamente unos a otros.» Y ahora no sólo se dirige a los «fuertes», sino a los dos grupos. En la práctica lo que se pretende es que ambos grupos no se excluyan mutuamente, sino que mantengan la plena comunión del amor dentro de la misma comunidad. El modelo apremiante para esa conducta es Jesucristo. él nos «acogió» concretamente como a su comunidad por la que ha dado su vida. Esta única comunidad de «circuncidados» y de gentiles la ha fundado Jesucristo, y eso como Iglesia única, aunque para judíos y gentiles haya que tener en cuenta los distintos puntos de vista en que han sido «acogidos»: los judíos, teniendo en cuenta las promesas hechas a los patriarcas, aunque no pueden esgrimirse como una especie de derecho frente a Dios; los gentiles, por el contrario, que no se revocan a tales promesas, tienen que manifestar con su alabanza que Dios es y quiere ser el Dios de la misericordia. Las citas bíblicas, que Pablo recoge de los tres grandes grupos del Antiguo Testamento -ley, profetas, salmos-, subrayan la voluntad salvífica universal de Dios que cada vez se extiende más, por encima de las estrechas fronteras del pueblo de Dios del Antiguo Testamento hacia el único pueblo de Dios formado por judíos y gentiles.

El Apóstol cierra sus exhortaciones con una última plegaria. «Gozo», «paz», «fe», «esperanza», «poder del Espíritu Santo»... son conceptos salvíficos de gran importancia. Con esta aglomeración pretenden expresar lo que Pablo puede rogar para la Iglesia sólo por Jesucristo. Pues, en Jesucristo se ha mostrado Dios como el Dios de la esperanza. En el Nuevo Testamento es éste el único pasaje en que se llama así a Dios. Tal designación permite conocer, de forma breve y significativa, que Dios ha salido al paso de los creyentes en Jesús. Pues, por Jesús se les ha reforzado la esperanza que no sólo les mantiene en una espera tensa y paciente de la consumación de la creación nueva, sino que además les permite experimentar el presente, ya ahora, como «gozo» y como «paz».



NOTICIAS FINALES 15,14-32

1. JUSTIFICACIÓN DE LA CARTA (Rm/15/14-21)

14 Con respecto a vosotros, yo estoy, hermanos míos, personalmente convencido de que también vosotros estáis llenos de buenas disposiciones, henchidos de toda clase de conocimientos, capacitados también para exhortaros unos a otros. 15 Sin embargo, en algunos puntos os he escrito con cierto atrevimiento, como para reavivar vuestros recuerdos, en virtud de la gracia que Dios me concedió: 16 la de ser un ministro de Jesucristo con respecto a los gentiles, ejerciendo una función sacerdotal en servicio del Evangelio de Dios, de modo que los gentiles sean ofrenda aceptable, consagrada por el Espíritu Santo. 17 Tengo, por tanto, de qué estar orgulloso en Cristo Jesús por lo que se refiere al servicio de Dios. 18 Pues no me atrevería a hablar de nada, fuera de lo que Cristo, para obtener la obediencia de los gentiles, ha realizado, valiéndose de mí, de palabra y de hecho, 19 por el poder de señales y prodigios, por el poder del Espíritu; de modo que yo, partiendo de Jerusalén y en todas direcciones hasta lliria, he dado a conocer plenamente el Evangelio de Cristo, 20 mirando como un punto de honor el anunciar el Evangelio, pero no allí donde el nombre de Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre cimiento ajeno, 21 sino, conforme está escrito: «Quienes no habían tenido noticia de él, lo verán; y los que no habían oído hablar de él, comprenderán» (Isa_52:15).

Al igual que en la introducción a la carta -Isa_1:8-17- también en esta conclusión del amplio escrito aparece claramente el propósito del Apóstol 50. Pablo sabe perfectamente bien que no es natural escribir a una comunidad a la que todavía no conoce de modo personal 51. Por eso da a entender en la conclusión que realmente no tenía necesidad de instruir a la comunidad de Roma; los cristianos de la capital están ya «llenos de buenas disposiciones y henchidos de toda clase de conocimientos», hasta el punto de que en su especial condición pueden dirigirse unos a otros palabras de exhortación y de aliento. Pablo, sin embargo, está persuadido de que una parte de su ministerio apostólico consiste en «reavivar recuerdos» en las comunidades, en refrescarles la mente, aunque como en el caso de los romanos no se trate de una Iglesia fundada por él. Y es que su misión se dirige justamente al mundo gentil. A los gentiles quiere «ejercer una función sacerdotal» al servicio del Evangelio, de modo que los gentiles sean ofrenda aceptable (v. 16). Pablo entiende el anuncio del Evangelio entre los gentiles como una «función sacerdotal», pues lo que pretende conseguir es que los gentiles se conviertan a Dios y, mediante esta conversión, lleguen a ser una «ofrenda» santificada por el mismo Espíritu de Cristo que opera al presente 52, Si el Evangelio se ha difundido por toda la tierra llegando a todos los hombres, el Evangelio puede actuar a su vez como «poder de Dios para salvar a todo el que cree» (1,16). Por ello, se preocupa Pablo de abrir al Evangelio el mundo gentil. Y quiere, pasando por Roma, penetrar más dentro de ese mundo de los gentiles. De ahí que intente en su carta presentar todo el alcance de su misión a la comunidad cristiana de Roma. Su misión se entiende únicamente desde Cristo (v. 18). Só1o cuenta lo que Cristo obra en El y por él. Asa es la razón de que el Apóstol se presente a sí mismo y todo su ministerio en la única norma decisiva: la acción de Cristo en la hora actual. La consecuencia es que a Pablo ni siquiera le preocupa el haberse puesto con el mayor desinterés al servicio del Evangelio y el que su ministerio pueda ir acompañado por la demostración poderosa e impresionante del Espíritu que opera en él. Lo importante no es Pablo ni su presencia, sino Cristo que habla en el Evangelio.

En su ministerio entre los gentiles Pablo se atiene siempre a una norma fija: no predica «donde el nombre de Cristo ya había sido invocado», evitando así el «edificar sobre cimiento ajeno» (v. 20). Tiene que anunciarlo precisamente a quienes «no habían tenido noticia de él» ( Isa_52:15). Al atenerse a esta regla, probablemente recuerda todavía el Apóstol las dolorosas experiencias que había vivido en la comunidad de Corinto con los misioneros itinerantes que se entrecruzaban, que defendían la causa de Jesús de una forma que a él le resultaba más que dudosa y que desorientaban a la comunidad (cf. 2Cor).

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50. Cf. el comentario a 1,8-15.

51. Véase la introducción al comentario.

52. Pablo utiliza aquí palabras e imágenes tomadas del culto y liturgia del Antiguo Testamento y del judaísmo, para definir su ministerio apostólico. Tal vez se ha sentido aquí movido por Isa_66:19 s: los mensajeros de Dios son enviados a los pueblos, «y anunciarán mi gloria entre las naciones, y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones, y los ofrecerán como un presente al Señor...».

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2. ANUNCIO DE SU VISITA (Rm/15/22-32)

22 Por eso precisamente, me veía impedido tantas veces de llegar hasta vosotros. 23 Pero ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones, y teniendo, además, desde hace muchos años, vivos deseos de llegar hasta vosotros 24 espero veros a mi paso, cuando emprenda mi viaje a España, y ser encaminado por vosotros allá, después de haber disfrutado un poco de vuestra compañía. 25 Pero de momento me encamino a Jerusalén, para realizar un servicio a aquellos hermanos. 26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta en beneficio de los pobres que hay entre los santos de Jerusalén. 27 Tuviéronlo a bien, y aún tenían esa deuda con ellos. Porque, si los gentiles participaron de sus bienes espirituales, deben a su vez servirles con los bienes temporales. 28 Así pues, en cuanto haya cumplido este encargo y haya consignado en sus manos esta colecta, me encaminaré a España, pasando por vosotros. 29 Y sé que, yendo a vosotros, iré con la plena bendición de Cristo. 30 Pero os ruego hermanos, por Jesucristo nuestro Señor y por amor del Espíritu, que luchéis juntamente conmigo, dirigiendo a Dios oraciones por mi, 31 para que me vea libre de los incrédulos que hay en Judea, y para que mi servicio en beneficio de Jerusalén sea bien recibido por los hermanos; 32 de modo que, llegando a vosotros con alegría, por voluntad de Dios, pueda encontrar descanso a vuestro lado.

Hasta el presente, Pablo se había ocupado de la predicación del Evangelio en las regiones del Mediterráneo oriental. Ahora siente impulsos de viajar a Occidente, y como objetivo de su ulterior viaje misionero se ha propuesto España. De camino hacia allá desea también hacer una visita a la comunidad cristiana de Roma, para que le encaminen allá desde la capital del imperio.

Este pasaje es muy instructivo por lo que se refiere al objetivo misionero del Apóstol. ¿Cómo puede decir -escribiendo como escribe desde Corinto- que ya no tiene «campo de acción en estas regiones»? De hecho nosotros tenemos conocimiento de una actividad misional de Pablo en la región que se extiende de Siria hasta Grecia y que duró aproximadamente diez años. Y sabemos también que el Apóstol centró su ministerio principalmente en las grandes ciudades, como éfeso, Filipos, Tesalónica y Corinto. Pero, además, Pablo estuvo constantemente de viaje para anunciar el Evangelio. De su actividad misionera surgió como una necesidad interna el establecimiento de comunidades cristianas. En esas comunidades los cristianos debían encontrar la ayuda necesaria para llevar una vida de fe, lo que para Pablo siempre equivalía a una vida de esperanza en el Señor que ha de volver. Y a través de sus cartas intentaba también mantenerlos y afianzarlos en tal esperanza. En cambio, Pablo se preocupó relativamente poco por las cuestiones de la organización eclesial. Suponía con una cierta naturalidad que lo necesario en ese sentido ya estaba hecho, si las comunidades conservaban ante sus ojos lo esencial de la fe y de la esperanza cristianas. Debió contar además con que las comunidades continuarían a su vez la acción misionera en medio de su entorno todavía pagano, sin que por ello hubiesen de desplegar un programa misionero propiamente dicho. Las Iglesias, y los cristianos dentro de ellas, ejercen una función de estímulo y propaganda con su sola existencia y forma de vida.

Pablo ha podido, por lo mismo, afirmar que ya no tiene «campo de acción» para detenerse por más tiempo en Oriente, y que considera como esencialmente cumplida su misión en aquellas regiones. Y, como lo que le preocupa, sobre todo, es aprovechar el tiempo y poner todas sus fuerzas a disposición de la causa del Evangelio, siente un impulso de avanzar hacia Occidente para seguir predicando allí el Evangelio como lo ha hecho hasta ahora y fundar Iglesias como centros de vida cristiana en medio de un mundo que sigue siendo pagano.

Antes de emprender este camino sólo le quedaba por cumplir una tarea, a saber, la colecta de las limosnas con destino a «los santos» de Jerusalén. Sin duda que la comunidad cristiana de Jerusalén, a causa de su situación social y económica dentro del judaísmo, estaba especialmente necesitada de los socorros de la diáspora. Según Gal_2:10, Pablo se había declarado en el concilio de los Apóstoles dispuesto a prestar dicha ayuda de parte de las comunidades cristianas53. 1Co_16:14 y 2Cor 8-9 proporcionan un testimonio fehaciente de cuán en serio mantuvo Pablo esta promesa.

La vinculación con la comunidad cristiana de Jerusalén tuvo para él tanta importancia, pese a todas las tensiones, por lo que se refería a la misión entre los gentiles (cf. Gal_2:1-16), incluso por razones de otro tipo, que pensó en entregar personalmente la colecta. La comunión, que Macedonia y Acaya procuraban mantener con la Iglesia jerosolimitana por medio de su «colecta» *, es una comunión de «deuda» recíproca (v. 26s). Los cristianos de la gentilidad han tenido parte en los «bienes espirituales» de la comunidad de Jerusalén. Por ello parece justo que también ellos hagan partícipes a su vez de una ayuda económica a los que están necesitados. Para Pablo Jerusalén continúa siendo el centro del pueblo de Dios, aunque Israel haya negado su fe y obediencia a la revelación salvífica de Dios en Cristo.

En el v. 19 describe Pablo el camino de su ministerio: «partiendo de Jerusalén», aun cuando personalmente no había misionado ni en Jerusalén ni en Judea. Jerusalén no es ciertamente el lugar destinado a su actividad; pero es el punto de partida del Evangelio para todos los pueblos. Aquí Pablo se mantiene fiel a su tradición judía, aun cuando sepa que en el fondo ha sido superada por Cristo y puesta fuera de curso. Pero Jerusalén es para Pablo no sólo el centro del antiguo Israel y de sus promesas, sino ante todo el lugar de la revelación escatológica de Dios; lo ha sido ya con la muerte y resurrección de Jesús, y lo será también al final de los tiempos, de acuerdo con las esperanzas escatológicas del judaísmo, cuando los pueblos se congreguen y lleven sus dones a la nueva ciudad de Dios. Con la colecta en favor de Jerusalén se cumple ya simbólicamente esa reunión y ofrenda de los pueblos al Dios de la salvación escatológica.

En los últimos versículos de su carta Pablo expone una vez más su visita a Roma, en el marco precisamente de su nuevo plan misionero. Pero su alegría por esta perspectiva se ve notablemente turbada por una preocupación que evidentemente le atormenta: tiene que «luchar» (cf.v. 30) en sus oraciones por causa del viaje de la colecta en el que se encuentra. Los enemigos de su obra le aguardan en Judea. Son los círculos judíos que censuran su dedicación a los gentiles. Pablo los llama «incrédulos» o desobedientes, dando a entender que se han resistido al Evangelio no dándole crédito. El Apóstol se siente amenazado por ello. Se trata evidentemente de los círculos judíos que ejercen en Jerusalén una cierta presión sobre la Iglesia local, hasta el punto de que ésta debió de aguardar no sin alguna preocupación la colecta de Pablo como signo de solidaridad de los cristianos gentiles con los judeocristianos. Como quiera que sea, la preocupación del Apóstol, expresada en el v. 31, se refiere a dicha confrontación con la comunidad judeocristiana, que todavía no debió haber adoptado una actitud única frente a la obra misionera de Pablo.

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53. Véase también Act_11:29. * El texto original griego no dice «colecta», sino «comunión» (koinonian) puesto que la comunión se realizaba (aparte otros medios) por la colecta (cf X. LEON-DUFOUR. Vocabulario de teología bíblica, Herder. Barcelona 5, 1972. v. Comunión, NT, 1. [Nota del traductor]

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CONCLUSIÓN DE LA CARTA 15,33 BENDICIÓN (Rm/15/33)

33 El Dios de la paz sea con todos vosotros. Amén.

Pablo concluye el anuncio de su visita con una breve bendición. «El Dios de la paz» (cf. 16,20; 2Co_13:11) es el Dios que crea la comunión y la unidad. Cuando, desde el punto de vista humano, hay poca esperanza de tal comunión y del triunfo de la obra divina, Dios hace precisamente que el hombre espere y obre contra toda esperanza. Esta idea ha orientado y sostenido al Apóstol incluso en su situación bien crítica.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



El ejemplo de Jesucristo, 15:1-13.
1 Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles sin complacernos a nosotros mismos. 2 Cada uno cuide de complacer al prójimo, para su bien, para su edificación, 3 que Cristo no buscó su propia complacencia, según está escrito: Sobre mí cayeron los ultrajes de quienes me ultrajaban, 4 Pues todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza. 5 Que el Dios de la paciencia y de la consolación os dé tener unos para con otros unos mismos sentimientos a ejemplo de Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una sola voz, glorifiquemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. 7 Por lo cual recibios mutuamente, según que Cristo os acogió a vosotros para gloria de Dios. 8 Digo, en efecto, que Cristo fue ministro de la circuncisión por la veracidad de Dios, para cumplir las promesas a los padres, 9 mientras que los gentiles glorifican a Dios por su misericordia, según está escrito: Por esto te alabaré entre las gentes y salmodiaré a tu nombre. 10Y otra vez dice: Regocijaos, gentes, con su pueblo. 11 En otra parte: Alabad al Señor todas las gentes y ensalzadle los pueblos todos. 12 Y otra vez dice Isaías: Aparecerá la raíz de Jesé y el que se levanta para mandar a las naciones; en El esperarán las naciones. 13 Que el Dios de la esperanza os llene de cumplida alegría y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.

Continúa San Pablo su exhortación a fuertes y débiles, proponiéndoles el ejemplo de Cristo. Es de notar, sin embargo, que sus razonamientos son de carácter amplísimo y miran a regular nuestro comportamiento general con el prójimo, sobrepasando el caso concreto de los fuertes y los débiles.
La idea básica es que el cristiano, más que pensar en complacerse a sí mismo, debe pensar en complacer al prójimo, buscando su bien o, como se concreta luego, su edificación (v.2). Esta metáfora de la edificación es usada con mucha frecuencia por San Pablo en el sentido de crecimiento en la vida cristiana (cf. 14:19; 1Co_14:26; 2Co_10:8; Efe_2:21; 1Te_5:11). Y para animarnos a algo que nos resulta difícil y que, en fin de cuentas, está a la raíz de todas las discordias, San Pablo nos propone el ejemplo de Jesucristo, que no buscó su propia complacencia, sino que se sometió por nosotros a todo género de humillaciones, conforme estaba ya predicho en Sal_69:10. Este salmo, con frecuencia, es aplicado por los evangelistas a Jesucristo (cf. Jua_2:17; Jua_15:25; Jua_19:29), y de su carácter mesiánico ya hablamos al comentar Hec_1:20. La cita escriturística da pie al Apóstol para recalcar el valor permanente de la Escritura en orden a nuestra instrucción, al infundir en nosotros, con sus enseñanzas, la esperanza de los bienes eternos, dándonos así paciencia y consolación en las pruebas de esta vida (v.4; cf. 1Co_10:11; 2Ti_3:16). Que ese Dios, pues, de la paciencia y de la consolación, concluye el Apóstol, os conceda tener los mismos sentimientos unos para con otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que unánimemente glorifiquéis a Dios en vuestras oraciones, no obstante las opiniones divergentes sobre menudencias de manjares y de días (v.5-6; cf. Hec_1:14; Hec_5:12).
Con esta llamada a la concordia dan por terminada algunos autores la exhortación a los fuertes y a los débiles. Sin embargo, la frase por lo cual acogeos mutuamente del v.7, tan parecida a la Deu_14:1, parece estar indicando que San Pablo en esta perícopa (v·7-8) no na perdido aún de vista el tema. Incluso ha habido intérpretes que en los judíos y gentiles de esta perícopa ven designados con su verdadero nombre a los débiles y fuertes de narraciones anteriores. Nosotros no llegamos tan lejos. Más bien creemos, como insinúa él por lo cual del v.7, que el Apóstol trata simplemente de desarrollar su invitación a seguir el ejemplo de Jesucristo del v.5, aduciendo el ejemplo concreto de lo que Jesucristo ha hecho con judíos y gentiles, al acogerlos a todos, no obstante sus diferencias, en un solo pueblo, para gloria de Dios (v.7). Los judíos, añade San Pablo, deben su salvación a la veracidad o fidelidad de Dios, que cumple sus promesas enviándoles al Mesías (v.8; cf. Mat_15:24); los gentiles, alejados de la sociedad de Israel, la deben puramente a su misericordia (v.g; cf. Efe_2:11-22). Claro que, en realidad, también las promesas hechas a Israel son a base de misericordia, y la llamada a los gentiles está ya implicada en esas promesas.
A continuación, el Apóstol cita cuatro pasajes de la Escritura en los que ve ya predicha esa glorificación que los gentiles habían de dar a Dios (v.9-12; cf. Sal_18:50; Sal_117:1; Deu_32:43; Isa_11:10). De estos cuatro pasajes, los tres últimos son ciertamente mesiánicos, aunque la idea mesiánica, como es corriente en los profetas (cf. Hch_15:16-17), esté íntimamente ligada al final de la cautividad. En cuanto a Sal_18:50, primero de los textos citados, no se ve tan claro su carácter mesiánico. Todo el salmo es un canto de triunfo en el que David da gracias a Dios por haberle librado de sus enemigos y haber ensanchado su reino hasta más allá de las fronteras tradicionales, sometiendo los pueblos paganos de filisteos, moabitas y otros. Con esta expansión en países paganos, no sólo ya en la tierra de Israel, también entre esos pueblos gentiles, incorporados en cierta manera a Israel, se dará gloria al Dios verdadero. A esto parecen aludir las palabras por esto te alabaré entre las gentes, que cita San Pablo. Si el Apóstol relaciona esas palabras con los tiempos mesiánicos y ve en ellas anunciada la entrada de los gentiles en la Iglesia, es porque, al igual que hemos visto en otros muchos textos (cf. 9:25-29.33; 10:19-21; Hec_1:20; Hec_2:25), esas expresiones, que en su sentido literal histórico se refieren a tiempos de David, en la intención de Dios van hasta el Mesías, en quien únicamente han de tener su pleno cumplimiento.
San Pablo termina la parte moral de su carta con una especie de augurio o bendición final, pidiendo para los fieles de Roma aquella paz y alegría que nacen de la fe, y que son prenda de la felicidad que esperamos (v.13; cf. 5:1-5).




Epilogo, 15:14-16:27.

Excasas por haber escrito, 15:14-21.
14 Yo estoy personalmente bien persuadida, hermanos míos, de que ya vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de toda ciencia, para poder amonestaros unos a otros; 15 sin embargo, os he escrito a veces con bastante libertad, como quien os trae a la memoria lo que ya sabéis, en virtud de la gracia que por Dios me fue dada, 16 de ser ministro de Jesucristo entre los gentiles, encargado de un ministerio sagrado en el Evangelio de Dios, para procurar que la oblación de los gentiles sea aceptada, santificada por el Espíritu Santo. 17 Tengo, pues, esta gloria en Cristo Jesús, por lo que mira al servicio de Dios;18 porque no me atreveré a hablar de cosa que Cristo no haya obrado por mí para la conversión de los gentiles, de obra o de palabra, mediante el poder de milagros y prodigios y el poder del Espíritu Santo. 19 De suerte que desde Jerusalén hasta la Iliria y en todas direcciones he predicado cumplidamente el Evangelio de Cristo; 20 sobre todo me he hecho un honor de predicar el Evangelio donde Cristo no era conocido, para no edificar sobre fundamentos ajenos, 21 sino según lo que está escrito: Le verán aquellos a quienes no fue anunciado, y los que no han oído entenderán.

San Pablo ha llegado al final de su carta y, antes de la despedida y acostumbrados saludos, quiere como disculparse ante los romanos de haberles escrito con tanta libertad. Desde luego, si se hubiese tratado de una iglesia fundada por él, no es probable que hubiese pensado en presentar excusas; pero sabemos que la iglesia de Roma no había sido fundada por el Apóstol (cf. 1:10-13), y era norma suya no edificar sobre fundamentos ajenos (v.20; cf. 1Co_3:10; 2Co_10:15).
Comienza, pues, por disculparse ante los romanos de haberles escrito; tanto más, que ellos mismos estaban llenos de bondad y de ciencia (Üãá3ùóýíçò êáé ãíþóåùò) para poder amonestarse mutuamente (v.14). La alabanza, aunque tenga su parte de expresión cortés y no excluya el que hubiera algunos defectos (cf. 14:1-4), no debe considerarse como simple adulación, sino que responde a una realidad, que habla muy alto en favor de la comunidad romana (cf. 1:8.12). A pesar de todo, San Pablo ha querido escribirles con esa libertad que lo ha hecho, recordándoles ideas que ya conocen, en virtud de su condición de Apóstol de los Gentiles (cf. 1:5; 12:3), encargado de presentarlos ante el altar de Dios como oblación santificada por el Espíritu Santo (v. 15-18). Es de notar la terminología litúrgica o sacrificial con que Pablo se expresa al hablar de su apostolado. Y es que el apostolado, más aún que la simple vida cristiana (cf. 12:1; Flp_2:17), es una como especie de liturgia en que el Apóstol, o mejor, Cristo por él, ofrece los seres humanos a Dios (cf. 1:9).
Insistiendo en esta idea de que es Apóstol de los Gentiles y de que no quiere trabajar en terrenos roturados ya por otros, entre los cuales está Roma, San Pablo señala cuál ha sido hasta ahora su campo de acción, que abarca desde Jerusalén hasta la Iliria (v.18-21). El mejor comentario a esta afirmación del Apóstol son los capítulos 13-20 del libro de los Hechos. No está claro, sin embargo, si la Iliria o Dalmacia queda incluida en ese su campo de actividad, o debe considerarse como límite exterior. Más probable parece lo primero (cf. Hec_20:2). La cita de Isa_52:15, que el Apóstol hace en el v.21, pertenece al poema del Siervo de Yahvé, refiriéndose el profeta a la estupefacción que experimentarán en el futuro todos aquellos a quienes se predique un Mesías glorioso, sí, pero antes, escarnecido y humillado. De hecho así fue (cf. 1Co_1:23); y San Pablo, al ir a predicar a países donde Cristo no ha sido aún anunciado tal es la ocasión con que hace la cita , va dando cumplimiento a esa profecía.

Proyectos de viaje,1Co_15:22-33.
22 Por lo cual me he visto impedido muchas veces de llegar hasta vosotros; 23 pero ahora, no teniendo ya campo en estas regiones, y deseando ir a veros desde hace bastantes años, 24 espero veros al pasar, cuando vaya a España, y ser allá encaminado por vosotros, después de haber gozado un poco de vuestra conversación. 25 Mas ahora parto para Jerusalén en servicio de los santos, 26 porque Macedonia y Acaya han tenido a bien hacer una colecta a beneficio de los pobres de entre los santos de Jerusalén. 27 Y lo han querido así, considerándose deudores suyos, ya que, si los gentiles comunican en los bienes espirituales de ellos, deben ellos servirles con los bienes materiales. 28 Una vez cumplido este oficio, cuando les entregue este fruto, pasando por vosotros me encaminaré a España, 29 y sé que yendo a vosotros, iré con la plenitud de la bendición de Cristo. 30 Os exhorto, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu, a que me ayudéis en esta lucha, mediante vuestras oraciones a Dios por mí, 31 para que me libre de los incrédulos en Judea y que el servicio que me lleva a Jerusalén sea grato a los santos. 32 Con esto iré alegre a veros, por la voluntad de Dios, y me recrearé con vosotros. 33 El Dios de la paz sea con todos vosotros. Amén.

San Pablo declara, por fin, cuál es la ocasión inmediata de escribir a los romanos: anunciarles su visita, de paso para España. Ya de mucho tiempo atrás había deseado visitarlos (cf. 1:10-13; Hec_19:21); pero sus trabajos en la fundación de nuevas iglesias, desde Jerusalén hasta la Iliria, se lo habían impedido (v.22). Ahora, no teniendo ya campo en estas regiones, ha pensado dirigirse a España, la nación en el extremo occidental del mundo entonces conocido, y, al pasar, quiere detenerse en Roma para su consuelo y para que desde ahí, nudo central de comunicaciones, le encaminen hacia su nuevo campo de actividades (v.23-24). Lo de no tener ya campo desde Jerusalén hasta la Iliria (v.23) no quiere decir que todos los gentiles de esas regiones se hubiesen convertido, sino que, hablando en general, el Evangelio estaba ya suficientemente promulgado en esas regiones, y su misión era la de poner los fundamentos, dejando a sus discípulos el encargo de continuar la obra. Sobre si San Pablo llevó a cabo o no su proyectado viaje a España, ya hablamos al trazar su biografía en la introducción general a las cartas.
Antes del viaje a España notemos que San Pablo está escribiendo desde Corinto , ha de realizar todavía otro viaje que le trae un poco preocupado: el viaje a Jerusalén, para llevar a los fieles de aquella iglesia las colectas recogidas en Macedonia y en Acaya (v.25-32; cf. 1Co_16:1-4; 2 Cor 8:1-9:15). Este viaje lo tenemos descrito con bastante detalle en Act 20:1-21:26. San Pablo se había impuesto como una obligación el organizar estas colectas en favor de la iglesia-madre de Jerusalén (cf. Gal_2:10), a lo que parece, en bastante penuria (cf. Hec_11:29), insistiendo en que si hemos recibido de ella bienes espirituales, justo es que la ayudemos con los bienes materiales (v.27; cf. 1Co_9:11). Desde luego, la acción caritativa del Apóstol no podía merecer sino alabanzas; pero el terreno era delicado. No ya sólo por las dificultades con que en sus viajes había de tropezar por parte de los judíos incrédulos, que continuamente le estaban tendiendo asechanzas para acabar con él (cf. Hec_20:3; Hec_21:27-30), sino también porque, incluso los judíos convertidos, le miraban con bastante recelo y había peligro de que rechazasen desdeñosamente esas colectas, desaire que hubiera tenido fatales consecuencias para las relaciones de las iglesias hijas con la iglesia madre (cf. Hec_21:18-25). Por eso pide oraciones a los fieles de Roma, para que el servicio que me lleva a Jerusalén sea grato a los santos (v.31).
El v.33, con que termina esta perícopa, tiene todas las trazas de un saludo final, como lo encontramos en otras cartas (cf. 1Co_16:24; 2Co_13:13; Flp_4:23; 1Te_4:28; 2Te_3:18).

Comentario de Santo Toms de Aquino

Lección 2: Romanos 15,14-21
Desautoriza la idea de que él enderezara y reprendiera a todos los Romanos, y a la vez muestra, por autoridad, cuál fuera la costumbre. 14. Yo también, hermanos míos, con respecto a vosotros, persuadido estoy de que igualmente estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de modo que podéis amonestaros unos a otros.15. Mas os he escrito, hermanos, atrevidamente, en parte, como para refrescaros la memoria, en virtud de la gracia que me fue dada por Dios.16. De ser ministro de Cristo Jesús entre los Gentiles, ejerciendo el ministerio del Evangelio de Dios, para que la oblación de los Gentiles sea acepta, siendo santificada por el Espíritu Santo.17. Tengo, pues, esta gloria en Cristo Jesús, en las cosas que son de Dios.18. Porque no me atreveré a hablar de ninguna cosa que no haya hecho Cristo por medio de mí ¿n orden a la obediencia de los Gentiles, por palabra y por obra,19. mediante la virtud de señales y maravillas, y en el poder del Espíritu de Dios, de modo quel desde Jerusalén, con los alrededores, hasta el 1lírico, he anunciado cumplidamente el Evangelio de Cristo.20. Mas he predicado el Evangelio, no donde ya era conocido el nombre de Cristo, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino que, como está escrito:21. Aquellos que no tuvieron nuevas dé él, le verán, y los que no le han oído le entenderán.Habiéndoles hecho el Apóstol a los Romanos admoniciones generales, aquí empieza por escribirles en tono familiar. Y primero algunas cosas tocantes a él mismo; luego, algunas tocantes a los demás (Rm 16,1): Os recomiendo a nuestra hermana Febe, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero da una excusa por su atrevimiento de instruirlos y reprenderlos a ellos; luego se excusa por la tardanza en visitarlos: Esto me ha impedido muchas veces el visitaros; tercero, les pide la ayuda de sus oraciones: Os suplico, hermanos, etc. Y acerca de lo primero hace dos cosas. Primero excluye lo que no fuera la causa de instruirlos y corregirlos; segundo, indica la verdadera causa: Mas os he escrito, hermanos, atrevidamente, en parte, etc.Acerca de lo primero débese considerar que se podría creer que el Apóstol les escribía a los Romanos por pensar que entre los Romanos él era quien podría instruir y reprender. Pero esto él mismo lo excluye, diciendo: Yo también, hermanos míos, con respecto a vosotros persuadido estoy, por las cosas que he oído de vosotros, de cuan idóneos sois para amonestar a quienes de entre vosotros estén necesitados de amonestación. Porque para que alguien rectamente amoneste, dos cosas se requieren, de las cuales la primera es que no por odio ni por ira sino por amor amoneste, según aquello del Salmo 140,5: El justo me corregirá con misericordia. Y en Gálatas 6,1: Vosotros, que sois espirituales, enderezad al tal con espíritu de mansedumbre. Y en cuanto a esto dice: Persuadido estoy de que igualmente estáis llenos de bondad.-Coge con tu mano brasas de fuego de las que están entre los querubines (Ez 10,2), el cual fuego es el de la caridad.Lo segundo que se requiere es la ciencia de la verdad, por aquello de que algunos tienen el celo de Dios para corregir, pero no según ciencia, como arriba se ha dicho (Rm 10,2). Y por eso agrega: Llenos de todo conocimiento, tanto humano como divino, y tanto de la antigua como de la nueva Ley. En todo habéis sido enriquecidos en El, en toda palabra y en todo conocimiento (1Co 1,5). Y de esto concluye así: de modo que podéis, convenientemente, en virtud del amor y del conocimiento, amonestaros unos a otros.1 En atención a que en muchas cosas tropezamos todos, como se dice en Santiago 3,2, es necesario que mutuamente2 nos amonestemos, pues, como se dice en el Eclesiástico (17,12): Y a cada uno le dio órdenes, respecto de su prójimo.En seguida, cuando dice: Atrevidamente, etc., da la verdadera causa de que los amonestara y corrigiera. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero muestra que esto correspondía a la autoridad del apostolado a él encomendada; segundo, cuál fuera el uso de tal potestad: Tengo, pues, esta gloria, etc. Así es que dice:1 En el texto griego este unos a otros no es de igualdad, sino de superior a inferior. (S. A.)2 Quizá no sea muy propia la expresión que aquí usa Santo Tomás: invicem, mutuamente. (S. A.)Mas atrevidamente, esto es, sin la menor duda, os he escrito, reprendiéndoos vuestros errores y defectos, lo cual ciertamente podría atribuirse a sentimiento de audacia por no haber temido yo que os molestarais. Corre audazmente al encuentro de los enemigos armados (Jb 39,21). Pero tal atrevimiento queda excusado por tres cosas. Primero, por la condición de aquellos a quienes les escribía, porque aun cuando entre los Romanos había algunos respecto de los cuales tal reprensión parecería audaz y presuntuosa, había sin embargo otros que necesitaban de una dura reprimenda por la insolencia de sus pleitos. Repréndelos severamente (Tito 1,13). Y esto lo dice así: en parte, como si dijera: No se piense que lo que escribo sea un atrevimiento respecto de todos vosotros, sino tan sólo en cuanto a cierta parte de vosotros. O bien puédese entender de la parte de la epístola en la cual los reprende; y se puede entender también por parte de la 1glesia que está conmigo.Lo segundo, excusa la predicha audacia por la intención del Apóstol. Porque no les escribe por creerlos ignorantes, sino para refrescarles la memoria de lo que ya saben. Y eso lo dice así: como para refrescaros la memoria, como olvidados de lo que sabíais, como también en Filipenses 4,10 se dice: Estabais llenos de cuidados. Y en Hebreos 10,32: Recordad los días primeros, en que, después de iluminados, soportasteis un gran combate de padecimientos.Lo tercero, se excusa por la autoridad del Apóstol, la cual esto requería. Por lo que añade: en virtud de la gracia es claro que del Apostolado a mí encomendado. Mas por la gracia de Dios soy lo que soy (1Co 1 5,10). Y primero hace ver la autoridad de tal gracia, diciendo: que me fue dada por Dios, como si dijera: No por los hombres. Pablo Apóstol, no de parte de hombres, ni por mediación de hombre alguno (Gal 1,1). Segundo, especifica esta gracia, diciendo: de ser ministro de Cristo Jesús entre los Gentiles, esto es, para que yo le sirva a Cristo en la conversión de los Gentiles. Así es preciso que los hombres nos miren: como a siervos de Cristo (1Co 4,1). En cuanto que yo soy apóstol de los Gentiles, honro mi ministerio (Rm 2,13). Tercero, muestra la acción de tal gracia, diciendo: e¡erciendo el ministerio del Evangelio de Dios, mostrando su santidad, tanto con palabras de verdad como con obras de buena enmienda y de milagros. Por la palabra de la verdad del Evangelio, que ha llegado hasta vosotros, y que también en todo el mundo está fructificando y creciendo (Colos 1,5-6). Justos son todos mis discursos (Prov 8,8). Cuarto, indica el fin de esa gracia, diciendo: para que la oblación de los Gentiles sea acepta, o sea de los Gentiles convertidos por mi ministerio. En lo cual como que le ofrecí a Dios cierto sacrificio y oblación, según Filipenses 2,17: Y aun cuando se derrame mi sangre como libación sobre el sacrificio y culto de vuestra fe, me gozo y me congratulo con todos vosotros. Para que sea acepta, es claro que por Dios, por la rectitud de intención (Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos: Salmo 50,21), siendo santificada por el Espíritu Santo, o sea, por la caridad y los demás dones del Espíritu Santo (Habéis sido santificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y en el Espíritu de nuestro Dios: 1Co 6,2).En seguida, cuando dice: Tengo, pues, esta gloria, etc., muestra cómo ejercía la autoridad apostólica. Y primero indica el fruto que hizo; segundo, muestra la magnitud de ese fruto: de modo que, etc.; tercero, muestra las dificultades: Mas he predicado, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, dar gloria a Dios por el fruto que hizo, diciendo: Así pues, por haber recibido tal gloria y porque diligentemente hice aquello para lo que se me dio esa gracia, tengo esta gloria, o sea, un mérito digno de gloria, como ministro fiel. Mejor me fuera morir antes que nadie me prive de esta gloria (1Co 9,15). Pero tal gloria no me la atribuyo a mí principalmente, pues la tengo en Cristo Jesús, esto es, por Jesucristo, con cuya virtud pude fructificar. Sin Mí nada podéis hacer (Jn 15,5). Y como todo eso ha sido transmitido por el Padre, como se dice en Mateo 1 1,27, y permaneciendo el Padre en Sí mismo hace El mismo sus obras (Jn 14,10), por eso en último término refiere esa gloria al Padre, diciendo: En las cosas que son de Dios, o sea, del Padre. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria (Sal 1 13,1). Y para dar la razón de lo que dijera agrega: Porque no me atreveré a hablar de ninguna cosa que no haya hecho Cristo por medio de mí, como si dijera: Ninguno de los frutos hechos por mí lo referiré a mí mismo. De otra manera no tendría gloria alguna delante de Dios, aun cuando la tuviere delante de los hombres. Así lo que cuento no es como si principalmente por mí fuere hecho, sino en cuanto mediante mí lo hizo Cristo. Y por eso dije tener esta gloria en Cristo Jesús. Todas nuestras obras Tú nos las hiciste (Is 26,12).La segunda es indicar ese mismo fruto, diciendo: En orden a la obediencia de los Gentiles, como si dijera: Mi gloria se debe a lo que hice para que los Gentiles obedezcan la fe. Para obediencia de la fe entre todos los Gentiles (Hom 1,5). Apenas me hubo oído, me obedeció (Sal 17,45).La tercera es mostrar cómo llevó a los Gentiles a esa obediencia. Como arriba dejó dicho (Rm 10,17):La fe viene del oír, y el oír por la palabra de Cristo. Por eso dice ahora: por palabra, esto es, por la palabra de la predicación de la fe. Porque los argumentos que de la fe se predican son una buena acción del predicador, y en cuanto a esto agrega: y por obra, en cuanto que mediante obras rectas os atraje a la fe (Que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre del cielo: Mt 5,16); y obras de milagros, con los que Dios da testimonio de la doctrina predicada, según Marcos 16,20: Asistiéndolos el Señor y confirmando la palabra con los milagros que la acompañaban; por lo cual agrega: mediante la virtud de señales o sea, de milagros menores, como curaciones de enfermos, y maravillas, o sea, de milagros mayores, que por su misma magnitud algo grande anuncian, o sea, muestran. Pero todo esto no bastaría si el Espíritu Santo no moviera a la fe dentro del corazón de los oyentes. Por lo cual se dice en Hechos 10,44 que estando hablando Pedro palabras de fe descendió el Espíritu Santo sobre todos los que oían la palabra. Y por lo mismo agrega: Y en el poder del Espíritu de Dios.-Dando testimonio júntamente con ellos Dios, por señales, prodigios y diversos milagros y perdones del Espíritu Santo (Hebr 2,4).En seguida, cuando dice: de modo que desde Jerusalén, muestra la magnitud del fruto por la multitud de los lugares en los que predicó, diciendo: de modo que empezando desde Jerusalén, donde al principio de su conversión predicó en las sinagogas de los Judíos, como se dice en Hechos 9,28. Para que así se cumpliera lo que se dice en Is 2,3: De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.-Hasta el 1lírico, júnto al mar Adriático. He anunciando cumplidamente el Evangelio de Cristo, o sea, que todos aquellos lugares los colmé con la predicación del Evangelio. Y para que nadie piense que sólo yendo en línea recta de Jerusalén al 1lírico predicara el Evangelio, agrega: con los alrededores, porque en todo el alrededor les predicó a los Gentiles, y los convirtió a la fe. Por lo cual se puede aplicar a sí mismo lo que dice Job 38,25: ¿Quién señaló la carrera a un aguacero impetuosísimo?En seguida, cuando dice: Mas he predicado, etc., muestra las dificultades para lograr tales frutos. Porque es del todo difícil convertir a la fe a los ignaros. Y la primera dificultad que sufrió la muestra diciendo: Mas he predicado el Evangelio, no ciertamente donde ya era conocido el nombre de Cristo, o sea, no entre aquellos que ya hubieran oído el nombre de Cristo. Un pueblo a quien yo no conocía se me sometió (Sal 17,45). He aquí que llamarás al pueblo que tú no reconocías, y las naciones que no te conocían correrán a ti (Is 55,5). Y agrega la razón, diciendo: para no edificar sobre fundamento ajeno. El ajeno fundamento se puede entender de dos maneras. De la primera, como doctrina herética, que es ajena al fundamento de la verdadera fe. Por eso el para no que emplea es causal. Porque la intención con la que el Apóstol quiso predicarles a quienes no hubieran oído el nombre de Cristo, fue que no estuvieran prejuiciados por la doctrina de los seudoapóstoles, por ser más difícil reducir a éstos a la verdad. Por lo cual se dice en Mateo 7,26: 1nsensato es el que ha edificado su casa sobre arena, con la cual se equipara la falsa doctrina.De otro modo, por ajeno fundamento se puede entender la doctrina de la verdadera fe predicada por otros, y así el para no se puede tomar consecutivamente. Porque no evitó el Apóstol el predicarles a quienes antes se les hubiera predicado por otros, así como de manera especial a los Romanos mismos les predicó, a quienes primero instruyera Pedro, sino que, predicándoles a quienes nada hubieran oído antes acerca de Cristo, conseguía el no edificar sobre ajeno fundamento, pues él mismo serviría de primer fundamento de la fe, según 1 Corintios 3,10: Cual prudente arquitecto, puse el fundamento.Lo segundo, en cuanto a esto, es la autoridad que invoca, diciendo: Como está escrito (Is 52,15): Aquellos a quienes nada se había anunciado de El le verán, y los que no habían oído hablar de El le contemplarán. Con estas palabras se ve que el profeta anuncia cómo los Gentiles llegarán al conocimiento de Dios de manera más excelente que los Judíos que con anterioridad lo conocían. Primero muestra tal excelencia en cuanto a la causa del conocimiento, la cual es doble: las palabras oídas y las cosas vistas. Porque estos dos sentidos -el oído y la vista- pueden ser enseñados. Ahora bien, los Judíos llegaron a tener noticia de los misterios de Cristo por las palabras que les fueron anunciadas por los profetas. Los profetas, cuando vaticinaron acerca de la gracia reservada a vosotros, averiguando a qué época o a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo que profetizaba en ellos, al dar anticipado testimonio de los padecimientos de Cristo y de sus glorias posteriores (1Pe 1,10-11). Los Gentiles, en cambio, ven ya realmente cumplidos tales misterios de Cristo; por lo cual dice: Aquellos que no tuvieron nuevas por los profetas acerca de El, esto es, de Cristo, como les fuera anunciado a los Judíos, le verán, estando ya todo cumplido. Muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron (Lc 10,24). Lo segundo, muestra la excelencia en cuanto al modo del conocimiento, porque los Judíos no tenían sino lo oído por los anuncios de los profetas. Nosotros oímos ya del Señor que El envió a su embajador a decir a las gentes (Abolías 1). Y en cambio los Gentiles conocieron mediante visión del entendimiento. Por lo cual dice: Aquellos que no tuvieron nuevas de El, que anteriormente no oyeron preanunciar a Cristo por los profetas, le entenderán, o sea, la verdad de la fe. Ahora, pues, ¡oh reyesi, entendedlo, etc., (Sal 2 10).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



126 15,1. Se propone el ejemplo de Cris(-)to a los «fuertes», que en este momento son mencionados por primera vez, aun cuando la exhortación a ellos dirigida empezó en 14,13. Pablo se identifica con ellos, aguantar las fla(-)quezas: El vb. bastazein significa «llevar» (una carga) o «soportar», «aguantar» (BAGD 137). Lo primero supondría que los fuertes están in(-)vitados a ayudar a los débiles arrimando el hombro a la carga de sus escrúpulos; lo se(-)gundo aconsejaría tolerar pacientemente la actitud inmadura de los débiles. 2. edificar: Es decir, la vida de la comunidad. La expresión pros oikodomén se entiende a menudo con el significado de «para edificarlo», refiriéndola al crecimiento personal de un prójimo cristia(-)no. Pero, dado que Pablo utiliza con frecuen(-)cia la metáfora de la edificación en sentido co(-)lectivo (véanse 1 Cor 14,12; Rom 14,19; cf. G. W. MacRae, AER 140 [1959] 361-76), la expre(-)sión sin duda tiene también en este caso un sentido social y colectivo. 3. Cristo no buscó complacerse a sí mismo: El sacrificio que Cris(-)to hizo de su vida estuvo motivado por su amor a los seres humanos (8,32-35). El amor, pues, debe mover al cristiano a intentar com(-)placer a los demás y a contribuir a la edifica(-)ción de todos. Pablo aplica a Cristo Sal 69,10, un versículo procedente de un salmo de la(-)mentación individual pronunciado por un is(-)raelita justo que ha sufrido el oprobio que le acarreó su celo por la casa de Dios. Aplicado a Cristo, significa que cargó con los reproches dirigidos a Dios. Pero el sentido original del salmo no guarda demasiada relación con la si(-)tuación considerada por Pablo; de ahí que és(-)te intente justificar el sentido acomodaticio que le da. 4. Véase Rom 4,23, que afirma lo mismo, que la Escritura veterotestamentaria es válida para los cristianos de hoy. para que mantengamos la esperanza: Cuando el sufri(-)miento de Jesús se considera a la luz de la historia sagrada, asume un significado más profundo. Visto desde esta perspectiva más amplia, da a los cristianos un fundamento pa(-)ra su esperanza. 5-6. Oración de Pablo pidien(-)do armonía.

127 7-13. Llamamiento a la unidad, basa(-)da en el modelo establecido por Cristo. 7. co(-)mo os acogió Cristo: Conclusión que se sigue del propio mandamiento de Cristo (Jn 13,34; 15,12) . para gloria de Dios: Motivación subya(-)cente tras toda la actividad redentora de Cris(-)to (véanse Flp 1,11; 2,11; Cf. 1Q79 13,1; lQSb 4,25; 1QS 10,9). 8. se puso al servicio de los ju(-)díos: Lit., «de la circuncisión» (véase Gál 2,8-9 para el mismo modo de designar a los judíos). Jesús tenía que ser judío y servidor de los ju(-)díos para confirmar las promesas hechas por Dios a los patriarcas y de ese modo dar testi(-)monio de la divina «verdad» (= fidelidad; véa(-)se el comentario a 3,4). Pero, tal como Pablo entiende dichas promesas, tanto judíos como gentiles tienen parte en ellas. En esto encuen(-)tra Pablo la unidad de la comunidad cristiana pese a su trasfondo étnico. 9. para que los gen(-)tiles alabasen a Dios por su misericordia: Tam(-)bién ellos estaban incluidos en las promesas del AT, como demostrarán los textos de la Es(-)critura que se van a citar. Aun cuando el mi(-)nisterio de Cristo estuvo dirigido a los judíos, los gentiles tenían que ser introducidos en su reino a su debido tiempo, como indican las promesas del AT. te alabaré entre los gentiles: Sal 18,50 (= 2 Sm 22,50). Pablo utiliza de nue(-)vo testimonia de la Torá, los Profetas y Salmos para apoyar su opinión (véase el comentario a 3,10). Nótese la idea que sirve de enlace: ethnet, «naciones», o laoi, «pueblos». 10. Véase Dt 32,43 (LXX). 11. Véase Sal 117,1. 12. Véase Is 11,10 (LXX). 13. esperanza... gozo... paz: La bendición final, que cierra la sección parenética, emplea ideas clave de los pasajes del AT que se acaban de citar; además, se hace eco de las de la sección doctrinal. Dios de la esperanza: El Dios en quien judíos y gentiles centran su espe(-)ranza.

128 (IV) Conclusión (15,14-33). Pablo envía noticias de sí mismo, de su apostolado y de sus planes. Ahora que sus labores en orien(-)te han llegado a su fin, debe visitar Jerusalén con la muestra de buena voluntad y solidari(-)dad que sus iglesias gentiles ofrecen a la Igle(-)sia madre. Después de eso -y Pablo pide a los cristianos de Roma que recen para que el ob(-)sequio sea aceptado con el talante adecuado planea visitar Roma de camino hacia occiden(-)te, región que piensa evangelizar. Pablo apro(-)vecha la ocasión para felicitar a los romanos por las cosas buenas que ha oído acerca de ellos. Está orgulloso de escribirles como el «apóstol de los gentiles», aun cuando hasta el momento no ha tenido influencia alguna so(-)bre la fe que ellos tienen en Cristo. 14. estoy convencido: Aunque acaba de exhortar a los cristianos de Roma a la unidad (15,7-13), Pa(-)blo señala su convicción permanente (tiempo pf.) acerca de la bondad de los destinatarios y del conocimiento que tienen de la fe cristiana. 15. he escrito un tanto atrevidamente: Como en 1,5.13, se disculpa por escribir a una Iglesia no fundada por él, pero se ve animado a ello por(-)que se le ha encomendado la tarea de evange(-)lizar a los gentiles, y los cristianos de Roma entran, por tanto, dentro del ámbito de su so(-)licitud apostólica, en virtud de la gracia que me ha sido otorgada: El carisma divino (= gratia gratis data de la teología posterior) de convo(-)car a los gentiles a la fe en Cristo (1,5; 12,3; Gál 2,7-8; 1 Cor 4,6). 16. de ser ministro de Cristo Jesús: Pablo describe su papel con lenguaje litúrgico, no utilizando diakonos, «servidor», como en 2 Cor 3,6, ni oikonomos, «administrador», como en 1 Cor 4,1, sino leitourgos, «ministro cultual». En su misión des(-)tinada a los gentiles, él ve que su función es como la del sacerdote judío que sirve en el templo de Dios. Si toda la vida cristiana ha de ser considerada como un culto dado a Dios (12,1) , la difusión del evangelio de Cristo es fá(-)cil de comparar con el papel de un ministro sagrado en dicho culto (véase K. H. Schelkle, TQ 136 [1956] 257-83). Pablo da a entender que la predicación de la palabra de Dios es en sí misma un acto litúrgico. Si Clemente de Roma (Ad Cor. 8,1) podía considerar a los pro(-)fetas del AT como ministros cultuales de la gracia de Dios, lo mismo se puede aplicar aún con mayor razón a los apóstoles y profetas del NT (cf. 11,13; 2 Cor 3,3; Flp 2,17). la ofrenda de los gentiles: Gen. objetivo; son los gentiles evangelizados quienes son consagrados y ofre(-)cidos a Dios como un sacrificio aceptable. Puesto que el finís de todo sacrificio es produ(-)cir de algún modo el regreso de los seres hu(-)manos pecadores a Dios, Pablo considera su obra entre los gentiles como una forma de sa(-)crificio, pues la conversión de éstos ha conse(-)guido ese mismo propósito. El apóstol ofrece a Dios, no animales sacrificados, sino seres humanos arrepentidos. 17. en lo que atañe a Dios: El orgullo y la jactancia de Pablo tienen su raíz donde debe estar, en Cristo (véase 5,2).

129 18. lo que Cristo ha realizado por me(-)dio de mí: Pablo es consciente de que es sólo un instrumento en la conversión de los genti(-)les; en realidad es Cristo quien provoca su conversión a Dios. 19. en virtud de signos y mi(-)lagros: La retórica de Pablo, su aguante físico y especialmente los hechos extraordinarios lle(-)vados a cabo por Cristo a través de él han sido elementos que han servido para la evangelización de los gentiles. Para la expresión semeia kai terata, véase 2 Cor 12,12; cf. Hch 2,19; 22,43; 15,12. desde Jerusalén hasta lliria: Los dos límites de la actividad apostólica de Pablo en oriente. Comenzó en Jerusalén, la ciudad de la que sale «la palabra del Señor» (Is 2,3), y llegó hasta la provincia romana de lliria (si(-)tuada en la costa oeste de la península balcá(-)nica; abarcaba lo que hoy es el sur de Yugos(-)lavia y Albania). 20. sobre cimiento ajeno: Pablo no está pensando en Cristo en cuanto ci(-)miento único de la vida cristiana, como en 1 Cor 3,11, sino en la obra de otros apóstoles y profetas que fundaron Iglesias. Su ambición es llevar el nombre de Cristo a regiones donde es desconocido (2 Cor 10,15-16). 21. Se cita Is 52,15 según los LXX, que introducen «de él» en su traducción. Así, el texto de los LXX es más adecuado que el TM para el uso que Pa(-)blo hace del versículo con referencia a Cristo. En el Dt-Is, ese versículo forma parte de un cántico del Siervo de Yahvé (cf. Rom 10,16).

130 22. Véase Rom 1,10-13. 23. ya no ten(-)go campo de acción en estas tierras: Pablo sabe, por supuesto, que todavía no ha convertido a todos los gentiles de la región del Mediterrá(-)neo oriental, pero parece considerar que su función es la de poner cimientos. Otros pue(-)den construir sobre ellos (1 Cor 3,6.10). 24. de paso para España: Como en 15,28, sólo tene(-)mos noticia de los planes de Pablo de visitar España. ¿Llegó de hecho hasta allí? (- Pablo, 79:52). ser enviado desde allí por vosotros: Ser despachado al menos con sus oraciones y bue(-)nos deseos, cuando no con sus limosnas tam(-)bién. 25. para prestar ayuda al pueblo santo de Dios: Lit., «a los santos». La colecta, recauda(-)da en las Iglesias gentiles fundadas en Galacia, Acaya y Macedonia (Gál 2,10; 1 Cor 16,1-4; 2 Cor 8,1-9,15), debe ser llevada por Pablo en persona a Jerusalén, pese al deseo del apóstol de dirigirse a occidente. Éste le daba mucha importancia a dicha colecta, que iba encami(-)nada a establecer buenas relaciones entre la comunidad madre judeocristiana de Jerusalén y las Iglesias cristianas de origen gentil recién fundadas. Sería una muestra de su solidari(-)dad. los pobres: Este término designa a los cristianos necesitados de Jerusalén; no es un título de esa comunidad como tal (como el uso del término ebyónim para los esenios de Qumrán, 4QpPsa 1-2 ii 9; 1,3-4 iii 10); véase L. E. Keck, ZNW 56 (1965) 100-29. 27. están en deu(-)da con ellos: Aun cuando la colecta era el re(-)sultado de donativos voluntarios, los cristia(-)nos de origen gentil reconocen de ese modo su deuda para con la Iglesia madre de Jerusalén. Los cristianos de origen gentil han tenido par(-)te en los bienes espirituales de los judeocristianos, los primeros convertidos a Cristo; así, ahora comparten sus bienes materiales con los pobres de Jerusalén. Tras este compartir subyace el reconocimiento de que «la salvación viene de los judíos» (Jn 4,22; cf. Rom 9,4-5). Pablo tal vez esté insinuando delicadamente a los romanos que también ellos debieran pen(-)sar del mismo modo (véase 12,13). 28. entre(-)gado la recaudación con mi propio sello: Lit., «habiendo sellado o estampado el fruto». Pa(-)blo hace uso de un tropo sacado del ámbito del arrendamiento de tierras. Cuando el arren(-)datario entregaba al propietario el fruto reco(-)lectado, éste era marcado con el sello del agri(-)cultor a modo de identificación. Pablo quiere que se sepa que la colecta procede de las Igle(-)sias fundadas por él en la cosecha del Señor. También da a entender que en Jerusalén sigue bajo sospecha. Esto le mueve a pedir a la Igle(-)sia romana que ore por tres cosas (vv. 30-32): que no le suceda ningún mal de parte de los incrédulos de Judea, que su colecta sea recibi(-)da por los santos con el talante adecuado y que él pueda finalmente ir a Roma con cora(-)zón gozoso. 33. Bendición final de Pablo a los romanos.
(Cranfield, C. E. B., «Sorae Observations on the Interpretation of Romans 14,1-15,13», ComViat 17 [1975] 193-204. Dupont, J., «Appel aux faibles et aux forts dans la communauté romaine [Rom 14,1- 15,13] », SPC 1. 357-66. Lorenzi, L. de [ed.], Freedom and Love [Benedictina 6, Roma 1981]. Nickle, K. E, The Collection: A Study in Pauls Strategy [SBT 48, Londres 1966].)

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El ministerio y los planes de Pablo

Esta sección puede dividirse en cuatro partes: una explicación de los propósitos y circunstancias en que fue escrita la carta (14-21); un bosquejo de los planes inmediatos de viaje de Pablo (22-29); un pedido de oración en relación con la ofrenda para los cristianos de Jerusalén (30-32); y un deseo de paz (33). Hay muchos aspectos similares a 1:8-15, lo cual demuestra que Pablo conscientemente termina su carta donde la comenzó.

Coherente con su deseo de establecer una buena relación con los cristianos de Roma, Pablo deja en claro que no ha escrito porque haya encontrado algún problema serio en la iglesia de esa ciudad. Elogia a los cristianos romanos por su bondad y conocimiento (14) (p. ej. por su comprensión de la fe cristiana), señalando que ellos mismos tienen la ca pacidad de aconsejarse (o amonestarse) los unos a los otros (14) (cf. 1:8b). Pablo casi se disculpa por escribir como lo ha hecho (con bastante atrevimiento) y subraya que lo que ha dicho no ha sido más que un recordatorio. Este elogio no es una simple adulación; Pablo no hubiera dicho lo que dijo de la iglesia romana en estos versículos a menos que pensara que tal iglesia era básicamente sóli da y estable. No obstante, Pablo sabe que aun la más madura necesita recordar las verdades del evangelio. Y los ruegos de 12:1-15:3 (y especialmente 11:12-27; 14:1-15:13) demuestran que la iglesia tenía sus problemas. Aun que quiere evitar dar cualquier indicación de condescendencia o autoritarismo, Pablo insiste en que su autoridad como ministro de Cristo Jesús a los gentiles (16) se extiende a los cristianos en Roma (ver 1:5, 6). Des cribe su ministerio con la ayuda del vocabulario propio del culto. Ministro es la traducción de un término que generalmente se refiere a un sacerdote (leitourgos; cf. Neh. 10:39; Isa. 61:6; Heb. 8:2), y su significado sacerdotal aquí se confirma por lo que sigue, donde Pablo describe su proclamación del evangelio como un servicio a manera de sacerdote (ver BA), y a sus hijos espiri tuales gentiles como ofrenda. Como lo hacen otros autores del NT (ver especialmente 1 Ped. 2:4-10), Pablo insinúa que el culto del AT, con sus sacerdotes, sacrificios y tabernáculo o templo, encuentra su cum plimiento en el ministerio del evangelio (y nótese 12:1).

Es correcto, entonces, que Pablo se gloríe (o se jacte) en este ministerio, porque se origina en la gracia de Dios (15b), y se trata de Cristo trabajando por medio del Apóstol (18). Este obrar de Cristo en Pablo tiene el propósito de llevar a los gentiles a la obediencia a Dios (cf. 1:5), y lo que Pablo dice y hace viene acompañado de poder: el poder de las señales milagrosas (señales y prodigios; cf. Hech. 2:22, 43; 5:12; 15:12; 2 Cor. 12:12; Heb. 2:4) y el poder del Espíritu mismo (ver 1:16a). El final del v. 19 establece el resultado del ministerio poderoso, sacerdotal y apostólico de Pablo: Desde Jerusalén hasta los alrededores del Ilírico lo he llenado todo con el evangelio de Cristo. Ilírico era una provincia romana que ocupaba el área que cubría aprox. lo que fue Yugoslavia y Albania. Jerusalén fue el punto de partida de la misión cristiana, mientras que Ilírico era el punto más lejano en que Pablo había predicado hasta ese momento. Una línea que uniese un punto con el otro, formaría un arco; de allí que la expresión que Pablo utiliza signifique lit., en gr., en un círculo. Pablo dice que ha plantado iglesias fuertes, colocadas en puntos centrales, en toda esta parte noreste de la cuenca del Mediterráneo. Por lo tanto ha cumplido (pleroo, llenado todo) con su comisión de predicar el evangelio en esas áreas, ya que su tarea era predicar el evangelio donde Cristo no era nombrado (20). La cita del AT que Pablo usa para confirmar esta misión (21) se toma del cántico del siervo en Isaías (52:15), pero es poco probable que Pablo se viera a sí mismo en la función del siervo.

Pablo va del pasado al presente y al futuro. Su obligación de cumplir su misión en el oriente ha impedido que fuera a Roma hasta este momento (22). Ahora que esa misión se ha terminado, Pablo puede cumplir su antiguo deseo de visitar Roma (cf. 1:10-15). Pero Roma será sólo una escala en su viaje hacia España (24, 28). Evidentemente, él ha decidido que la península Ibérica, muy poblada, es el lugar perfecto para continuar su tarea de evangelización pionera. Una de las razones por las que Pablo se detendrá en Roma es la de procurar ayuda de los cristianos de Roma para esta visita. La RVA traduce ser encaminado por vosotros allá (24b), un verbo que en el NT se convierte casi en un término técnico para la misión cristiana (Cranfield; cf. Hech. 15:3; 20:38; 21:5; 1 Cor. 16:6, 11; 2 Cor. 1:16; Tito 3:13; 3 Jn. 6). Denota la provisión de apoyo material y logístico para los misioneros cristianos. Una de las razones principales por las que Pablo escribe esta carta a Roma es para preparar el camino para recibir este sostén de ellos.

Sin embargo, antes de que Pablo pueda llevar a cabo su plan, tiene una tarea más inmediata: ministrar (diakonon) a los cristianos en Jerusalén (25). Este ministerio, como lo revelan los vv. 26, 27, es la entrega a los cristianos judíos de Jerusalén de una ofrenda de dinero recogida en muchas de las iglesias mayormente gentiles iniciadas por Pablo. Las condiciones económicas generales, sin duda empeoradas por el aislamiento de sus hermanos judíos a causa de su profesión de fe en Cristo, habían empobrecido a muchos cristianos judíos en Jerusalén y sus alrededores. Pablo creía que era justo que los cristianos gentiles devolvieran con bienes materiales los bienes espirituales (27) que habían heredado de los judíos (ver 11:17, 18). Reunir este dinero para ayudarlos fue una preocupación muy importante en el tercer viaje misionero de Pablo (ver 1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8-9). Algunos eruditos piensan que Pablo estaba particularmente interesado en esta ofrenda, porque la consideraba el cumplimiento de la predicción del AT de que la riqueza de los gentiles fluiría a Jerusalén inmediatamente antes del día del Señor. Pero hay pocas evidencias de que así fuera. No obstante, Pablo indudablemente consideraba este esfuerzo de colaboración co mo un medio práctico de fortalecer relaciones entre cristianos judíos y gentiles.

Es quizá a la luz de ese propósito que Pablo pide las oraciones de los cristianos romanos a favor del éxito de esta ofrenda (30-32). Pablo sugiere la necesidad de oración ferviente y sincera por este tema al pedirles que luchéis conmigo en oración. (La lucha conjunta [sunagonizomai, utilizado sólo aquí en la Biblia gr.] tiene lugar en oración.) Pablo les pide que oren específicamente por dos cosas: que pueda ser librado de los desobedientes que están en Judea, y que la ofrenda sea del agrado de los santos. Pablo conoce la hostilidad de los judíos hacia su osada postura pública de admitir a los gentiles dentro del pueblo de Dios, sin imponerles la circuncisión ni la ley de Moisés. Muchos de los judíos más radicales de su época (que crecían en número en este momento) hubieran consi derado esta postura como nada menos que una traición. Los temores de Pablo en este sentido estaban bien fundados como lo prueba el hecho de que este viaje a Jerusalén tuvo como resultado que fuera encarcelado por las autoridades romanas por instigación de los judíos (Hech. 21:27-36).

No tenemos conocimiento cierto sobre el cumplimiento del segundo pedido de oración de Pablo. Es cierto que él también tenía razones válidas para temer que algunos de los cristianos judíos aún sospecharan tanto de él y estuvieran tan preocupados por mantener las relaciones con los otros judíos que arruinaran los esfuerzos del Apóstol, negándose a aceptar el dinero que él y los cristianos gentiles habían reunido para ellos. Pablo pide a los cristianos romanos que se unan a él para orar para que esto no suceda, y que pueda continuar hacia Roma con gozo y la sensación de haber logrado algo positivo (32).

La oración de Pablo de que el Dios de paz sea con los cristianos de Roma (33) es similar a otros pedidos en muchas de sus otras cartas (2 Cor. 13:11; Fil. 4:9; 1 Tes. 5:23; 2 Tes. 3:16; cf. también 16:20).

Notas. 19 No es claro si Pablo quiere decir que ha predicado hasta el interior de Ilírico o hasta Ilírico. Aunque Hech. nunca menciona un viaje mi sionero de Pablo a esta provincia, algunos eruditos piensan que puede haber predicado allí inmediatamente antes de ir a Corinto, al final del tercer viaje misionero (desde donde Pablo está escribiendo Rom.; cf. Hech. 20:2).24 No sabemos si logró o no su meta de predicar en España. 1 Clemente, un documento escrito a fines del siglo I en Roma, sostiene que Pablo alcanzó el límite [terma] del occidente (5:1-7). No es claro si esto se refiere a España o a Roma.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XV.

1 The strong must beare with the weake. 2 We may not please our selues, 3 for Christ did not so, 7 but receiue one the other, as Christ did vs all, 8 both Iewes 9 and Gentiles. 15 Paul excuseth his writing, 28 and promiseth to see them, 30 and requesteth their prayers.
1 Wee then that are strong, ought to beare the infirmities of the weake, and not to please our selues.
2 Let euery one of vs please his neighbour for his good to edification.
3 For euen Christ pleased not himselfe, but as it is written, [ Psa_69:9.] The reproches of them that reproched thee, fell on mee.
4 For whatsoeuer things were written aforetime, were written for our learning, that we through patience and comfort of the Scriptures might haue hope.
5 [ 1Co_1:10.] Now the God of patience and consolation graunt you to be like minded one towards another, [ Or, after the example of.] according to Christ Iesus:
6 That ye may with one mind and one mouth glorifie God, euen the Father of our Lord Iesus Christ.
7 Wherfore receiue yee one another, as Christ also receiued vs, to the glory of God.
8 Now I say, that Iesus Christ was a Minister of the circumcision for the trueth of God, to confirme the promises made vnto the fathers:
9 And that the Gentiles might glorifie God for his mercie, as it is written, [ Psa_18:50.] For this cause I will confesse to thee among the Gentiles, and sing vnto thy Name.
10 And againe he saith, [ Deu_32:43.] Reioyce yee Gentiles with his people.
11 And againe, [ Psa_117:1.] Praise the Lord all ye Gentiles, and laud him all ye people.
12 And againe Esaias saith, [ Es. 11.10.] There

[Pauls glory.]

shal be a roote of Iesse, and he that shal rise to raigne ouer the Gentiles, in him shall the Gentiles trust.
13 Nowe the God of hope fill you with all ioy and peace in beleeuing, that yee may abound in hope through the power of the holy Ghost.
14 And I my selfe also am perswaded of you, my brethren, that ye also are full of goodnesse, filled with all knowledge, able also to admonish one another.
15 Neuerthelesse, brethren, I haue written the more boldly vnto you, in some sort, as putting you in mind, because of the grace that is giuen to mee of God,
16 That I should be the minister of Iesus Christ to the Gentiles, ministring the Gospel of God, that the [ Or, sacrificing.] offering vp of the Gentiles might be acceptable, being sanctified by the holy Ghost.
17 I haue therfore whereof I may glory through Iesus Christ, in those things which pertaine to God.
18 For I will not dare to speake of any of those things, which Christ hath not wrought by me, to make the Gentiles obedient, by word and deede,
19 Through mighty signes and wonders, by the power of the Spirit of God, so that from Hierusalem and round about vnto Illyricum, I haue fully preached the Gospel of Christ.
20 Yea, so haue I striued to preach the Gospel, not where Christ was named, lest I should build vpon another mans foundation:
21 But as it is written, [ Isa_52:15 .] To whom hee was not spoken of, they shall see: and they that haue not heard, shall vnderstand.
22 For which cause also I haue been [ Or, many wayes, or oftentimes.] much hindered from comming to you.
23 But now hauing no more place in these parts, and hauing a great desire these many yeeres to come vnto you:
24 Whensoeuer I take my iourney into Spaine, I will come to you: for I trust to see you in my iourney, and to be brought on my way thitherward by you, if first I be somewhat filled with [ Greek:with you,Ver. 32.] your company.
25 But now I goe vnto Hierusalem, to minister vnto the Saints.
26 For it hath pleased them of Macedonia and Achaia, to make a certaine contribution for the poore Saints which are at Hierusalem.
27 It hath pleased them verely, and

[Salutations.]

their detters they are. For if the Gentiles haue bene made partakers of their spirituall things, their duetie is also to minister vnto them in carnall things.
28 When therefore I haue performed this, and hane sealed to them this fruit, I will come by you into Spaine.
29 And I am sure that when I come vnto you, I shall come in the fulnes of the blessing of ye Gospel of Christ.
30 Now I beseech you, brethren, for the Lord Iesus Christs sake, and for the loue of the Spirit, that ye striue together with me, in your praiers to God for me,
31 That I may bee deliuered from them that [ Or, are disobedient.] do not beleeue in Iudea, and that my seruice which I haue for Hierusalem, may bee accepted of the Saints:
32 That I may come vnto you with ioy by the will of God, and may with you be refreshed.
33 Now the God of peace bee with you all. Amen.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Misión de Pablo para los paganos. Estas líneas suenan como si Pablo quisiera excusar su intromisión en una Iglesia que él no fundó, y justificar así su proyectada visita. El lenguaje es cortés y comedido. La presente carta, parece decir el Apóstol, no pretende evangelizar a los buenos cristianos de Roma, sino sólo refrescar cosas sabidas. La proyectada visita es solo una etapa más de un viaje más largo hacia una región todavía no evangelizada, España. Su paso por Roma será como una especie de vacaciones espirituales: «gozar un poco de su compañía» (24)... «tomarme un descanso junto a ustedes» (32). Notemos que ninguno de estos proyectos de Pablo se realizó tal y como él pensaba. El viaje a España probablemente no se llevó a cabo; el viaje a Roma tendrá otro carácter e itinerario; el gozo de la compañía estará limitado por la prisión. Sólo la carta llegará a Roma, a España y a todos los países del mundo.
De todas formas, dejando formalidades y escrúpulos aparte, Pablo no se excusa ni de la carta que les escribe ni de la visita que les anuncia. Es probable que los cristianos y cristianas de Roma vieran ambas iniciativas del Apóstol como la cosa más natural. ¿Lo sería hoy si un obispo escribiera una carta como ésta a los cristianos de otra diócesis? La corresponsabilidad y colegialidad entre las Iglesias de los primeros siglos era el ambiente natural donde se movían los responsables de las diferentes comunidades cristianas. Pablo evoca esa colegialidad cuando menciona el itinerario de su ministerio apostólico: «partiendo de Jerusalén y su región hasta Iliria» (19). «Jerusalén» no solo como «lugar geográfico», sino sobre todo como lugar de «colegialidad y corresponsabilidad» con la Iglesia Madre, representada por Pedro y los demás apóstoles. Este ministerio itinerante de Pablo se ha centrado en «el anuncio de la Buena Noticia de Cristo» (19), frase que ha sido de las más utilizadas por el Concilio Vaticano II para devolver al «ministerio ordenado» -obispos, presbíteros y diáconos- su principal función: ser ministros y servidores de la Palabra de Dios.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. Sal_69:10.

9. Sal_18:50. Al anunciar la Buena Noticia a Israel, Cristo probó la fidelidad de Dios, mientras que la conversión de los paganos proclama su misericordia.

10. Deu_32:43 (texto griego).

11. Sal_117:1.

12. Isa_11:10.

16. Ver nota 12. 1.

19. "Jerusalén" e "Iliria", esta última situada junto a la provincia de Macedonia, son los dos puntos extremos del territorio donde Pablo ejerció su ministerio apostólico.

21. Isa_52:15.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El Apóstol habla iniciado la parte moral con una exhortación a los destinatarios para que se ofrecieran como un sacrificio agradable a Dios (12,1). Ahora, termina explicando que la carta responde al ministerio de la evangelización que Cristo le ha encomendado. Él ha sido escogido para anunciar el Evangelio de Cristo a los gentiles (1,5) y para transformarlos en ofrenda agradable a Dios. Con anterioridad sólo el pueblo judío podía ser considerado un pueblo sacerdotal (cfr Ex 19,5-6). Después de Cristo también los gentiles son ofrenda «grata, santificada en el Espíritu Santo» (v. 16).


Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

15:15 Pablo se justifica de nuevo por haber dirigido una carta a una iglesia que él no había fundado, ver Rom_1:5-6, Rom_1:13.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

15:15 Pablo se justifica de nuevo por haber dirigido una carta a una iglesia que él no había fundado, ver Rom_1:5-6, Rom_1:13.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

τολμηρότερον NA28 RP ] τολμηροτέρως WH Treg
  • ὑμῖν WH Treg NA28 ] + ἀδελφοί RP
  • ὑπὸ NA28 RP ] ἀπὸ WH Treg

Torres Amat (1825)



[3] Sal 69 (68), 10. [ 9] 2 Sam 22, 50; Sal 18 (17), 50.

[11] Sal 117 (116), 1.

[12] Se puede traducir Florecerá la raíz de Jesé y saldrá un retoño que se levantará para regir las naciones, y las naciones esperarán en él. Is 11, 10.

[20] Is 52, 15.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 15.3 Sal 69.9.

[2] 15.9 2 S 22.50; Sal 18.49.

[3] 15.10 Dt 32.43.

[4] 15.11 Sal 117.1.

[5] 15.12 Is 11.10.

[6] 15.21 Is 52.15.

[7] 15.22 Ro 1.13.

[8] 15.25 Cf. Hch 21.1-16.

[9] 15.25-26 1 Co 16.1-4; 2 Co 8--9.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἀπὸ μέρους I] de ciertos asuntos.

Jünemann (1992)


15 d. Con libertad y vehemencia.
e. Trayéndoos a la memoria lo que ya sabéis.


Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

escribí... TR añade hermanos.