Comentario de Santo Toms de Aquino
CAPITULO 15
Lección 1: Romanos 15, 1-13
Las debilidades de los pequeños deben ser sostenidas por los mayores, a ejemplo de Cristo. No obstante que no puede El ser imitado por nosotros, hay que orar, sin embargo, para poder seguir sus huellas.1. Los fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos2. Cada uno de vosotros agrade a su prójimo, en lo que es bueno, para edificarlo.3. Porque tampoco Cristo complacióse a Sí mismo; antes bien, según está escrito: los oprobios de los que te ultrajaban cayeron sobre mí.4. Porque todas las cosas que han sido escritas, para nues tra enseñanza sé han escrito, a fin de que mediante la paciencia, y en el consuelo de las Escrituras, mantengamos la esperanza.5. El Dios de la paciencia y de la consolación os conceda un unánime sentir entre vosotros según Cristo Jesús.6. Para que unánimes con una sola boca glorifiquéis al Dios y padre de nuestro Señor Jesucristo.7. Por lo tanto, soportaos recíprocamente, así como Cristo os ha soportado a vosotros para gloria de Dios.8. Porque digo que Cristo se hizo ministro de la circuncisión en pro de la fidelidad de Dios, para confirmar las promesas de los padres:9. Mas los Gentiles sobre todas las cosas deben honrar a Dios, según está escrito: por eso te ensalzaré entre los Gentiles, y cantaré a tu nombre.10. Y otra vez dice: Alegraos, Gentiles, con su pueblo.11. Y asimismo: Alabad, todos los Gentiles, al Señor, y ensalzadle los pueblos todos.12. Y otra vez dice Is : Aparecerá la raíz de Jessé, y El que se levantará para gobernar a las naciones; en El esperarán las Gentes.13. Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo.Arriba enseñó el Apóstol que los fuertes deben evitar el escándalo de los débiles; y aquí enseña que los fuertes deben también soportar las flaquezas de los débiles. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero da una admonición; luego, la explica: Cada uno de vosotros, etc. Esta admonición contiene dos cosas, de las cuales la primera corresponde a la manifestación exterior. Por lo cual dice: No sólo debemos evitar el escándalo de los débiles, sino que, también, nosotros, que somos más fuertes en la fe, debemos soportar las flaquezas de los débiles. Porque así como para un edificio material se eligen algunas piezas más firmes, como son los cimientos y las columnas, para soportar todo el peso del edificio que se compone de materiales menos resistentes, así también, en el espiritual edificio de la 1glesia, no sólo se escogen sino que se forjan algunas piezas más firmes, para que soporten el peso de los demás. Por lo cual se dice en el Salmo 74,4: Yo fui quien dio firmeza a sus columnas. Y en Gálatas 6,2: Sobrellevad los unos !as cargas de los otros. Así es que los fuertes soportan las flaquezas de los débiles, mientras pacientemente les quitan sus defectos, y para poder levantarlos se inclinan. Mas lo segundo corresponde a la intención interna. Por lo cual dice: Y no debemos complacernos a nosotros mismos, de modo que siempre queramos que se haga lo que nos gusta, sino que debemos condescender con la voluntad de los demás, para hacer las cosas que a ellos les agradan y que les son útiles. Así como yo también en todo procuro complacer a todos (1Co 10,33).En seguida, cuando dice: Cada uno de vosotros, etc., explica su enunciada admonición, y primero en cuanto a la segunda parte; segundo, en cuanto a la primera: Por lo tanto, soportaos recíprocamente, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero explica lo que dijera; segundo, da la razón de ello: Porque tampoco Cristo complacióse a Sí mismo, etc. Así es que primero dice: Dicho está que no debemos complacernos a nosotros mismos, y esto porque cada uno de nosotros que somos más fuertes debe darle gusto a su prójimo débil, esto es, condescender con él en las cosas que le agradan, mas no en las que sean malas, como en Is 30» 10, algunos exigen: Habladnos de cosas placenteras, etc. Y por eso agrega: en lo que es bueno. De manera semejante también no debemos tratar de agradar a los hombres por un interés humano o por vanagloria, como se dice en el Salmo 52,6: Dios dispersó los huesos de los que lisonjean a los hombres; sino para gloria de Dios y provecho de los prójimos. Por lo cual agrega: para edificarlo, esto es, para que condescendiendo con el deseo de los demás, estos mismos se edifiquen en la fe y en el amor de Cristo. Sigamos las cosas que contribuyen a la paz y a la mutua edificación (Rm 14,19).En seguida, cuando dice: Porque tampoco Cristo, con el ejemplo de Cristo asienta la razón de lo que dijera.Y primero propone el ejemplo de Cristo; luego muestra que su ejemplo debe ser imitado por nosotros: Porque todas las cosas que han sido escritas; tercero, agrega la razón de que podamos cumplir tal cosa: Pues el Dios de la paz, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero enuncia el ejemplo, diciendo: Se ha dicho que no debemos darnos gusto a nosotros mismos, es claro que en cuanto a nuestra particular voluntad. Porque tampoco Cristo, que es nuestra cabeza, complacióse a Sí mismo, sino que eligió el padecer por nuestra salud así como las cosas que eran contrarias a su propia voluntad, quiero decir a la voluntad natural humana, para cumplir con la divina, que les era común a El mismo y al Padre, según Mateo 26,39: Padre mío, no como yo quiero sino como Tú.Segundo, para esto echa mano de la autoridad, diciendo: Pero según está escrito en el Salmo diciéndole la persona de Cristo al Padre: ¡Oh Padre, los oprobios de los Judíos que te ultrajaban, esto es, que blasfemaban por sus malas obras, y que contradecían así la verdad de tu doctrina cayeron sobre mí, queriendo así ahogarme por hacerles conocer Yo tu voluntad y echarles en cara sus malas obras. Pero me aborrecieron a Mí y aborrecieron también a mi Padre (Jn 15,23). Puédese referir esto también a los pecados de todo el género humano, porque todos los pecados en cierto modo son oprobios para Dios, por cuanto por ellos se menosprecia la ley de Dios. Han abandonado al Señor, han blasfemado del santo de 1srael (Is 1,4). Así es que de esta manera los oprobios de los que ultrajaban a Dios cayeron sobre Cristo, en cuanto El mismo murió por los pecados de todos. Dios cargó sobre El las iniquidades de todos nosotros (Is 53,6). El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero (1Pe 2,24).En seguida, cuando diice: Porque todas las cosas que han sido escritas, etc., muestra que este ejemplo de Cristo debe ser imitado por nosotros, diciendo: Porque todas las cosas que han sido escritas en la Sagrada Escritura, o bien acerca de Cristo, o bien acerca de sus miembros, para nuestra enseñanza se han escrito. Porque ninguna necesidad había de que se escribieran si no era por nosotros, para que por ellas fuéramos instruidos. Toda Escritura divinamente inspirada es eficaz para enseñar, para convencer, etc. (2 Tim 3,16). Qué es lo que en la Escritura se contiene para nuestra enseñanza lo muestra agregando: a fin de que mediante la paciencia, y en el consuelo de las Escrituras, o sea, la paciencia y el consuelo que la Escritura contiene. Porque en la Ssgrada Escritura encontramos la paciencia de los santos en soportar las desdichas. Oísteis la paciencia de Job (St 5,2). Hallamos también en ella el consuelo que Dios les dio, según el Salmo 93,19: A proporción de los muchos dolores que atormentaron mi corazón, tus consuelos llenaron de alegría mi alma. Por lo cual también en 1 Pedro 1,2 se dice: Dando anticipado testimonio de los padecimientos de Cristo, lo cual corresponde a la paciencia, y de sus glorias posteriores, lo cual corresponde al consuelo. Cuál sea el fruto que de esta doctrina recibamos lo muestra agregando: mantengamos la esperanza. Por enseñarnos la Sagrada Escritura que los que pacientemente soportaron por Dios la tribulación fueron divinamente consolados, recibimos la esperanza de que como ellos también nosotros seremos consolados si en las mismas tribulaciones somos pacientes. Y aunque El me quitare la vida, en El esperaré (Jb 13,15).En seguida dice: El Dios de la paciencia, etc. Como pareciera demasiado arduo que el puro hombre pudiera imitar el ejemplo de Cristo, según el Eclesiastés 2,12: ¿Quién es el hombre para poder seguir al Rey su criador? recurre al auxilio de la oración, diciendo: E! Dios de la paciencia, es claro que dador (Tú eres mi paciencia: Salmo 70,5); y también de alivio, esto es, que proporciona una espiritual consolación (El Padre de las misericordias y Dios de toda consolación: 2Co 1,3) os conceda (De quien procede todo don perfecto, como se dice en Santiago 1,17) un unánime sentir entre vosotros, esto es, para que sintáis lo mismo, etc. (Tened un mismo sentir, vivid en paz: 2Co 13,2), no ciertamente coincidiendo en el pecado, sino según Cristo Jesús, de quien se dice en Efesios 2,14: El es nuestra paz, el que de ambos hizo uno. Para que sintiendo lo mismo, viviendo unánimes por la unidad de la fe y de la caridad, conforme al Salmo aquel, según otra letra: Quien hace vivir unánimes en casa, con una sola boca, esto es, con una sola profesión de fe, la cual procede de la unidad de la fe (Que habléis todos una misma cosa: 1Co 1,10), para que por la conformidad del corazón y de la boca glorifiquéis al Dios creador de todas las cosas, el mismo que es el padre de nuestro Señor Jesucristo, por quien nos adoptó como a hijos. Yo honraré a todo el que me glorificare (I Reyes 2,30). Pues si Yo soy padre ¿dónde está la honra que me corresponde? (Malq 1,6).En seguida, cuando dice: Por lo tanto, soportaos recíprocamente, explica la primera parte de la admonición, en la cual dijera que los fuertes deben soportar las flaquezas de los débiles. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero renueva la admonición; segundo, da su razón con el ejemplo de Cristo: Así como Cristo, etc.; tercero, agrega una razón: Que el Dios de la esperanza, etc. Así es que primero dice: Por lo tanto, esto es, porque lo que está escrito se ordena a nuestra instrucción con el ejemplo de Cristo y de los santos. Consiguientemente, soportaos recíprocamente con el afecto de la caridad, para que el uno soporte las cosas que son del otro, así como desea él mismo sostenerse cuanto lo permita la caridad: y que cada quien soporte al otro también para ayudarlo e impulsarlo. Al que es débil en la fe acogedlo (Rm 14,1).En seguida, cuando dice: Así como Cristo os ha soportado a vosotros, etc., da la razón con el ejemplo de Cristo. Y primero pone su ejemplo, diciendo: Así como Cristo os ha soportado a Vosotros, con su protección y cuidados. He aquí a mi siervo; Yo estaré con él (Is 42,1). Acogió a 1srael su siervo, acordándose de su misericordia (Lc 1,54). Y esto para gloria de Dios, al cual refería todas las cosas. Yo honro a mi Padre, y vosotros me estáis ultrajando (Jn 8,49). En lo cual se da a entender que nosotros debemos soportarnos mutuamente en las cosas que pertenecen a la gloria de Dios. Lo segundo: Porque digo que Cristo, etc., explica lo que dijera. Y primero en cuanto a los Judíos; segundo, en cuanto a los Gentiles: Mas los Gentiles, etc. Así es que primero dice: Se ha dicho que Cristo os soporta a vosotros, tanto de entre los Judíos como de entre los Gentiles, que estáis congregados en la unidad de la fe. Y esto es claro en cuanto a unos y otros. Porque digo que Cristo se hizo ministro de la circuncisión. Porque El mismo es el autor de la fe en cuanto a todos, según Hebreos 12,2: Poniendo los ojos en el autor de la fe, etc. Pero en su propia persona no se presentó a Sí mismo sino a los Judíos, según Mateo 15,24: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de 1srael. Y en Is 65,19 leemos: No se oirá su voz por fuera. Y esto por la verdad de Dios, para que la verdad deDios les fuese comprobada a quienes se les prometió. Dios es veraz (Rm 3,4). Por lo cual agrega: Para confirmar las promesas de los padres, esto es, para que así se cumplieran las promesas hechas a los padres. Nos suscitó un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo, como lo había anunciado por boca de sus santos profetas (Lc 1,69-70). Cuantas promesas hay de Dios han hallado el sí en El (2Co 1,20).En seguida, cuando dice: Mas los Gentiles, etc., muestra que también los Gentiles han sido aceptados por Cristo. Y primero enuncia lo que desea; luego, lo confirma por medio de autoridad: Como está escrito, etc. Así es que dice: Se ha dicho que a los Judíos los recibió Cristo por la verdad de Dios, para que se cumplieran las promesas hechas a los padres; mas no se les habían hecho promesas a los Gentiles. Por lo cual esto no tiene lugar en cuanto a los Gentiles, sino que son aceptados por misericordia. Y esto es lo que dice así: Mas los Gentiles deben honrar a Dios por la misericordia que se les ha ofrecido por Cristo, porque aun cuando a ellos no les predicó personalmente, sin embargo les envió sus discípulos, que en medio de las Naciones ejercieron su ministerio, así como El mismo lo ejerciera entre los Judíos, según Mateo 28,19: 1d, y enseñad a todos los pueblos. Y de esta misericordia se dice en el Salmo 32,5: Toda la tierra está llena de la misericordia del Señor. Y en Lucas 1,50 leemos: Y su misericordia, para los que le temen, va de generación en generación. Así es que de esta manera el Apóstol atribuye a la verdad divina la conversión de los Judíos, y la conversión de los Gentiles a la divina misericordia.Objeción.-Contra esto parece estar lo que se dice en el Salmo 24,10; Todos los caminos del Señor son misericordia y verdad.Respuesta.-Pero se debe decir que el atribuir a la divina verdad la vocación de los Judíos no excluye la misericordia, porque también el Apóstol, nacido de Judíos, dice: Alcancé misericordia (I Tim 1,13). Y obra de la misericordia fue que Dios les hiciera a los padres promesas sobre la salud de los pósteros. De manera semejante también, por el hecho de atribuir a la divina misericordia la vocación de los Gentiles, no excluye totalmente la divina verdad, porque a la verdad divina correspondía el que se cumpliera su propósito de salvar a los Gentiles, lo cual, dice el Apóstol (Ef 3,9), era un misterio escondido desde los siglos en Dios. Pero un modo de verdad, es claro que por el cumplimiento de las promesas, se halla en la vocación de los Judíos, el cual no se halla en la vocación de los Gentiles, a quienes no se les hicieron las promesas.En seguida, cuando dice: Como está escrito, etc., confirma mediante autoridad lo que dijera sobre la conversión de los Gentiles. Porque aun cuando a los Gentiles no les fuera prometida la vocación a la fe de Cristo, no ocurrió sin embargo de improviso, sino que fue preanunciada en los vaticinios de los profetas. Y son cuatro las autoridades que presenta, de las cuales la primera contiene las acciones de gracias de Cristo al Padre por la conversión de los Gentiles obrada por El mismo. Por lo cual dice: Como está escrito en el Salmo 17,44,49,50, de la persona de Cristo: Tú me constituirás caudillo de las Naciones, y sobre los Judíos que se levanten contra mí me ensalzarás. ¡Oh Dios Padre, Yo, Cristo, te alabaré, con alabanza de acción de gracias, entre las naciones, esto es, mediante la conversión de los Gentiles que Yo haré, y cantaré con cierta nueva exultación del corazón a tu nombre, que les es manifiesto, según Juan 17,6: Yo he manifestado tu Nombre a los hombres que me distel O bien de otra manera: Te ensalzaré entre los Gentiles, esto es, haré que los Gentiles te ensalcen con alabanza de fe (Alábente, Dios, los pueblos; publiquen todos los pueblos tus alabanzas: Salmo 66,4), y cantaré a tu nombre, esto es, haré que los Gentiles te canten un cántico que viene a ser la exultación del espíritu renovado. Cantad al Señor un cántico nuevo; toda la tierra, cantad al Señor (Sal 95,1).La segunda autoridad contiene la unión de Gentiles y Judíos. Por lo cual agrega: Y otra vez dice la Escritura (Is 66: ¡Oh pueblos que erais extraños a la comunidad de 1srael, como se dice en Efesios 2,12): Alegraos, Gentiles, con su pueblo, esto es, unios a la común alabanza con los Judíos, que antiguamente eran su pueblo. Alegrarse ha delante de Ti, como los que se alegran en la siega (Is 9,3). Habrá un solo rebaño y un solo pastor (Jn 10,16). Nuestra letra dice: Regocijaos con Jerusalén, y exultad en ella, todos los que la amáis.La tercera autoridad contiene la alabanza de los Gentiles a Dios. Por lo cual agrega: Y asimismo escrito está en los Salmos: Alabad, todos los Gentiles, al Señor, es claro que confesando su bondad (Desde el Oriente hasta el Poniente es digno de ser bendecido el nombre del Señor: Salmo 1 12,3); y los pueblos todos, no sólo el pueblo de los Judíos, ensalzadle, esto es, creed que El es grande, o sea, que su grandeza excede a toda alabanza (Bendecid al Señor, ensalzadle cuanto podáis, porque superiores a toda alabanza: Eccli 43,33. Desde levante a poniente es grande mi nombre entre las naciones: Malaq 1,2).La cuarta autoridad contiene la reverencia de los Gentiles a Cristo. Por lo cual agrega: Y otra vez dice Isaías (II,10): Aparecerá la raíz de Jessé. En lo cual preanuncia el origen de Cristo, que habrá de nacer del linaje de David. Porque Jessé fue el padre de David. Así es que dice: Aparecerá la raíz de Jessé, de cuyo linaje nacerá Cristo. Y saldrá un renuevo de la raíz de Jessé, y se elevará una flor, etc. (Is 2,1). O bien Cristo era la raíz de Jessé, porque aun cuando de Jessé procedería según el origen de la carne, sin embargo con su virtud sustentó a Jessé, y lo penetró con su gracia. Tú no sostienes la raíz, sino la raíz a ti (Rm 2,18). En seguida toca el oficio de Cristo, agregando: Y el que se levantará con tan grande excelencia de gracia, para poder gobernar a las naciones, sometiéndolas al culto divino, cosa que nadie antes de El pudo hacer. Te daré las naciones en herencia tuya. Regirlas has con cetro de hierro (Sal 2,8-9). Al último pone la reverencia de los Gentiles a Cristo, diciendo: En El esperarán las Gentes, es claro que para conseguir por El la herencia de la gloria celestial. Ños ha engendrado de nuevo para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1Pe 1,3).En seguida, cuando dice: Que el Dios de la esperanza, etc., agrega una oración, diciendo: Se ha dicho que las Gentes esperarán en Cristo, que es el Dios de la esperanza, esto es, que nos infunde esta esperanza, según el Salmo 70,5: Tú eres, Señor, mi esperanza; o bien el Dios de la esperanza, esto es, en el cual se debe esperar os colme de todo gozo, se entiende que espiritual, el cual es de Dios (El gozo del Señor es nuestra fortaleza: 2 Esdras 8,10), y paz, por la cual el hombre goza de tranquilidad en sí mismo y con relación a Dios y al prójimo (De suma paz gozan los amadores de tu ley, Señor: Salmo 118,165), en la fe, como si dijera: para que con lo que creéis tengáis también paz y gozo, que son el efecto de la caridad, según Gélatas 5,22: El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz. Aquí se ve que por Dios, que es el dador de la esperanza, les desea que con la fe tengan la caridad, por la cual obra la fe, como se dice en Sálatas 5,14. Y que la fe de ellos no sea informe y muerta, porque la fe sin las obras es muerta, como se dice en Santiago 2,7. Y para que así, por la plenitud de tales virtudes abundéis, adelantando de lo bueno a lo mejor, no sólo en esperanza sino en la virtud del Espíritu Santo, esto es, en la caridad, que se difunde en nuestros corazones por el Espíritu Santo, como arriba (cap. 5) se ha dicho. Y poderoso es Dios para hacer abundar sobre vosotros toda gracia (2Co 9,8).