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Motivos de esta moderación.
Tú siempre puedes utilizar tu poder.
¿Quién va a resistir la fuerza de tu brazo?
(Sabiduría 11, 21) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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11. Castigo de los Egipcios.
5 Pues por donde fueron castigados sus enemigos, 6 por ahí fueron socorridos los indigentes. 7 En vez de las aguas perennes del río, se vieron aquéllos turbados con sangre podrida; 8 en castigo del decreto infanticida, dísteles a ellos, contra toda esperanza, aguas abundantes. 9 Y mostraste por aquella sed el castigo infligido a los adversarios, juzgados con ira. 10 Porque aquéllos, probados y corregidos con misericordia, conocieron cómo eran atormentados los impíos con ira. n Pues a unos, como padre que amonesta, los probaste; pero a los otros, como rey severo que condena, los castigaste. 12 Pues ausentes y presentes eran igualmente atormentados. 13 Y heridos por un doble pesar, gimieron por la memoria de lo pasado, 14 porque, oyendo que sus propios tormentos beneficiaban a los otros, conocieron al Señor. 15 Pues aquel que ellos arrojaron y despreciaron, le admiraron al fin de los sucesos, cuando sintieron una sed muy diferente de la de los justos. 16 En castigo de los pensamientos insensatos y estúpidos con que, extraviados, adoraban a reptiles irracionales y viles brutos, les enviaste en castigo muchedumbre de animales irracionales. 17 Para que conocieran que por donde uno peca, por ahí es atormentado. 18 Pues no era difícil a tu mano omnipotente, que creó el mundo de la materia informe, enviarles muchedumbre de osos o feroces leones, 19o fieras desconocidas llenas de furor, creadas nuevamente, que respirasen un aliento inflamado, exhalando un olor infecto, o que de sus ojos lanzasen terribles centellas, 20 que no sólo hiriéndolos les causaran la muerte, sino que ya sólo con su vista espantable los mataran; 21 pero, aun sin esto, por un simple soplo podrían perecer perseguidos por la justicia y disipados por tu soplo poderoso; pero todo lo dispusiste con medida, número y peso. 22 Porque el realizar cosas grandes, siempre está en tu mano, y al poder de tu brazo, ¿quién puede resistir? 23 Pues todo el mundo es delante de ti como un grano de arena en la balanza y como una gota de rocío de la mañana que cae sobre la tierra. 24 Pero tienes piedad de todos, porque lodo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres para traerlos a penitencia; 25 pues amas todo cuanto existe y nada aborreces de lo que has hecho, que no por odio hiciste cosa alguna. ¿Y cómo podría subsistir nada si tú no quisieras, o cómo podría conservarse sin ti? 27 Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amador de las almas.

En esta perícopa, el autor, con un fin didáctico, va a contraponer la misericordia de Dios para con los hebreos con la justicia que empleó con los egipcios, justicia temperada por la misericordia, como la misericordia para con Israel fue muchas veces sustituida por la justicia.
Un mismo elemento sirve a Dios para mostrar su misericordia con los israelitas y para castigar a los egipcios: a aquéllos proporciona prodigiosamente abundantes aguas en lugar desierto, contra toda esperanza, de una manera prodigiosa l, mientras que a éstos convierte las aguas del Nilo en sangre, con lo que hubieron de sufrir una ardorosa sed. A los datos del éxodo, donde como motivo general de la plaga se da la confirmación de la misión de Moisés, se añade aquí como razón particular el servir de castigo al decreto del faraón sobre la muerte de los niños hebreos 2. Duro castigo que hubieron de sufrir los egipcios cuando los hebreos se hallaban en su país y en sus consecuencias, después de haber partido, el cual les proporcionó un doble sufrimiento: la sed física que les infligió y el sentimiento de que ese castigo se había convertido en beneficios para aquellos a quienes habían oprimido, y que ahora gozaban de felicidad, como tal vez les notificarían las caravanas llegadas a Egipto del desierto. Esto les hizo sentir que el Señor estaba con aquel niño hebreo salvado de las aguas, a quien, constituido en caudillo de los suyos, ellos habían desoído y despreciado 3.
A la plaga de las aguas convertidas en sangre siguieron las plagas de las ranas, mosquitos y tábanos. También aquí a la finalidad propuesta en el éxodo (vencer la obstinación del faraón) añade el autor del libro la razón peculiar por la que Dios escogió ese castigo, que fue su culto zoolátrico. En efecto, los egipcios daban culto a los cocodrilos, serpientes, lagartos, ranas, escarabajos, etc. Adoraban a Júpiter en la imagen de un carnero, a Apis en la de un buey, a Mercurio en la de un perro. La religión de los egipcios, en un principio espiritualista, vino a caer en el más grosero culto a los animales, de modo que la zoolatría vino a ser parte integrante de la religión egipcia. Fue una consecuencia de la doctrina sacerdotal sobre la emancipación eterna de la materia engendrada por Dios y sobre la metempsicosis (Lesétre).
El Señor, que sacó los seres de la creación de aquella primera masa caótica que previamente creara de la nada (v.18)4, pudo hacer caer de improviso una muchedumbre de animales salvajes o crear otras fieras monstruosas que con su aliento, con su olor o con su sola mirada les diesen muerte 5. Más aún, no le era necesario al Señor crear animales grandes o pequeños para castigar a los egipcios; una palabra suya bastó para dar el ser a la creación entera, y un soplo de su hálito bastaría para reducirlos a la nada; al final de los tiempos, la Sabiduría encarnada dará muerte al inicuo con el hálito de su boca 6. Pero Dios señaló un límite, porque no quería destruir a los egipcios, sino castigarlos en la medida precisa para que reconocieran su mano poderosa; no quiso hacer una manifestación de su poder, sino de su justicia, temperada siempre por la misericordia mientras estamos en esta vida. Los tres términos medida, número y peso vienen a ser expresión de la múltiple sabiduría, exactitud y justa medida con que Dios hace todas las cosas 7.
La última perícopa de la sección desarrolla el pensamiento precedente: Dios tiene un poder absoluto, de modo que puede aniquilar a los seres creados con la facilidad con que se mueve un grano de arena o se evapora la gota de rocío al contacto con los rayos del sol (v.23) 8; pero tiene misericordia de todos, de los justos y de los pecadores, a quienes no castiga en seguida, como merecían y El podría hacer, sino que les da tiempo a que hagan penitencia 9. Gomo razón de esa misericordia presenta el autor sagrado su poder. El ejercicio de la misericordia es la expresión más perfecta de la omnipotencia divina, porque al perdonar y tener misericordia de los hombres les hace partícipes de un bien infinito, que es el último efecto de la virtud divina, y porque el efecto de la misericordia divina es fundamento de todas las obras divinas 10.
La última razón de esa misericordia es el amor (v.25). Dios ama todas las cosas; si éstas vinieron a la existencia, fue porque ya antes las amó, y su amor es causativo de las mismas. Ninguna ha podido venir al ser como efecto del odio divino, de modo que sea indigna de su amor. Y son, por el mero hecho de que existen, entitativamente buenas 11, participación de la bondad de Dios, y reflejan sus perfecciones. Y por lo mismo que Dios las ama, como el artista su obra, como el padre a sus hijos, las conserva en el ser.
Pero entre todos los seres ama con predilección al hombre, en el cual dejó plasmada su imagen y semejanza. Y por eso perdona a los pecadores, a los egipcios, por graves que sean sus pecados, con sólo un sincero arrepentimiento de ellos, porque son suyos, obra de sus manos, que llevan en su naturaleza humana plasmada la imagen y semejanza de Dios. Es un gran motivo de confianza - escribe San Agustín - para un alma el considerar que ha salido de las manos de Dios, que ha recibido de El todo cuanto es y que no la ha hecho solamente para ser una débil contraseña de su poder (como son las criaturas irracionales), sino que la ha creado a su imagen y semejanza y la ha hecho digna de entrar en su gloria. 12

1 Exo_17:3. - 2 Filón dice que les envió esta plaga para castigar la veneración en que tenían el río, que consideraban como principio primero de todas las cosas (De vita Mo.si's I 98). - 3 Exo_5:2.4; Exo_7:13.22; Exo_10:10-11, etc. - 4 Algunos han concluido de la expresión del v.18 que el autor se aparta de la doctrina que afirma la creación de la nada (Gen_1:1-2; 2Ma_7:28), y profesa la doctrina platónica de la creación de todas las cosas de una previa materia informe. Se trata aquí de la creatio secunda. La concepción platónica es de todo extraña al autor de la Sabiduría (cf. 1:4; 9:1-9; 11:21-26; c. 13-14; 16:13-15, etc.). - 5 Cf. Job_41:10-13. - 6 2Te_2:8. - 7 En Isa_28:17; Job_31:6; Dan_5:27, medida y peso son símbolos de la justicia divina. E. Des Places, Un emprunt de la Sagesse (Dan_11:20[21]) aux Lois (VI 757b,3-4) de Platón: Bib 40 (1959) icios. - 8 2Ma_8:18; Isa_40:15; Ose_4:4. - 9 2Pe_3:9. - 10 I 21:4; 25:3. - 11 5. Th. I 20:2. - 12 Citado en Girotti, o.c., p.312.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XI.

5 The Egyptians were punished, and the Israelites reserued in the same thing. 15 They were plagued by the same things, wherein they sinned. 20 God could haue destroyed them otherwise, 23 but he is mercifull to all.
1 She prospered their works in the hand of the holy Prophet.
2 [ Exo_16:1; Exo_17:10-11.] They went thorough the wildernesse that was not inhabited, and pitched tents in places where there lay no way.
3 They stood against their enemies, and were auenged of their aduersaries.
4 When they were thirsty they called vpon thee, and water was giuen them out of the flinty rocke, and their thirst was quenched out of the hard stone.
5 For by what things their enemies were punished, by the same they in their neede were benefited.
6 For in stead of a fountaine of a perpetuall running riuer, troubled with foule blood,
7 For a manifest reproofe of that commandement, whereby the infants were slaine, thou gauest vnto them abundance of water by a meanes which they hoped not for,
8 Declaring by that thirst then, [ Exo_7:20.] how thou hadst punished their aduersaries.
9 For when they were tryed, albeit but in mercy chastised, they knew how the vngodly were iudged in wrath and tormented thirsting in another maner then the Iust.
10 For these thou didst admonish, and trie as a father: but the other as a seuere king thou didst condemne and punish.
11 Whether they were absent, or present, they were vexed alike.
12 For a double griefe came vpon them, and a groaning for the remembrance of things past.
13 For when they heard by their owne punishments the other to be benefited, they [ Or, perceiued.] had some feeling of the Lord.
14 For whom they reiected with scorne when hee was long before throwen out at the casting forth of the infants, him in the end, when they saw what came to passe, they admired.
15 But for the foolish deuises of their wickednesse, wherewith being deceiued, they worshipped serpents voyd of reason, and vile beasts: thou didst send a multitude of vnreasonable beasts vpon them for vengeance,
16 That they might knowe that wherewithall a man sinneth, by the same also shall he be punished.
17 For thy Almighty hand that made the world of matter without forme, wanted not meanes to send among them a multitude of Beares, or fierce Lyons,
18 Or vnknowen wild beasts full of rage newly created, breathing out either a fiery vapour, or filthy sents of scattered smoake, or shooting horrible sparkles out of their eyes:
19 Whereof not onely the harme might dispatch them at once: but also the terrible sight vtterly destroy them.
20 Yea and without these might they haue fallen downe with one blast, being persecuted of vengeance, and scattered abroad thorough the breath of thy power, but thou hast ordered all things in measure, and number, and weight.
21 For thou canst shew thy great strength at all times when thou wilt, and who may withstand the power of thine arme?
22 For the whole world before thee is as a litle [ Or, little waight.] graine of the ballance, yea as a drop of the morning dew that falleth downe vpon the earth.
23 But thou hast mercy vpon all: for thou canst doe all things, and winkest at the sinnes of men: because they should amend.
24 For thou louest all the things that are, and abhorrest nothing which thou hast made: for neuer wouldest thou haue made any thing, if thou hadst hated it.
25 And how could any thing haue endured if it had not beene thy will? or beene preserued, if not called by thee?
26 But thou sparest all: for they are thine, O Lord, thou louer of soules.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver Exo_15:22; Exo_16:1.

3. Ver Exo_17:8-16; Num_21:1-3; Num_31:1-12.

4. Ver Exo_17:1-7; Num_20:2-13; Deu_8:15; Sal_107:5-6; Sal_114:8.

7. "Un decreto infanticida": se trata del decreto del Faraón, que ordenaba eliminar a los varones recién nacidos de los israelitas. Ver Exo_1:15-22.

14. Este versículo alude a Moisés, abandonado primero en las aguas del Nilo ( Exo_2:3), rechazado luego con desprecio por el Faraón ( Exo_5:2-5; Exo_7:13; Exo_9:34-35; Exo_10:10-11; Exo_11:10) y vencedor al fin, gracias al poder de Dios.

15. Los animales, que en Egipto eran adorados como dioses, fueron el instrumento de su castigo.

17. "Materia informe": esta expresión, tomada de la filosofía griega, designa la masa caótica de la cual Dios hizo surgir el universo ( Gen_1:2). Aunque el texto no aclara si esta "materia" ha sido creada o no, la idea de una materia eterna e increada no concuerda con lo que el Libro enseña acerca de Dios y de la universalidad de su acción creadora ( Gen_1:14; Gen_9:1; Gen_11:24-26; Gen_16:24).

20. "Con medida, número y peso": esta expresión, típicamente griega, se refiere al orden establecido por Dios en la creación. Sin violentar el curso normal de los acontecimientos, él puede asegurar el perfecto cumplimiento de su voluntad, tanto en la naturaleza como en la historia.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10-19 A partir de Sab 10:1, y hasta el final del libro, la sabiduría se revela por medio de su intervención en la historia humana, desde los orígenes hasta la salida de Egipto (Sab 10:1-21; Sab 11:1-26; Sab 12:1-27 y Sab 16:1-29; Sab 17:1-21; Sab 18:1-25; Sab 19:1-22). Estas dos grandes meditaciones sobre el Éxodo, interrumpidas por una digresión sobre la idolatría (Sab 13:1-19; Sab 14:1-31; Sab 15:1-19), siguen un mismo esquema a partir de la oposición israelitas (justos salvados) - egipcios (impíos castigados).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Juicio de los animales. ¿Por qué no castiga Dios a los malvados? Ésta es la pregunta central que aquí encontramos. Se ofrece como respuesta el misterio de la creación (Gén_1:2): todas las cosas existen porque Dios quiere, y reserva, con misericordia -prolongación del poder creador divino-, un final para cada una de ellas (Gén_9:6; Jue_1:6s; 1Sa_15:23; Pro_5:22). Como ejemplo -continuando el desarrollo del apartado anterior- expone cómo los egipcios sufrieron el castigo de las plagas de animales (Éx 8-10) porque habían pecado adorándolos -en Egipto recibían culto serpientes, cocodrilos, lagartos y sapos-.
La idolatría no es un fenómeno ceñido exclusivamente al pasado. Muchas formas de adoración actuales lo manifiestan -el dinero, el abuso de poder, etc.-. Utilizando el lenguaje del libro de la Sabiduría se puede decir que en el pecado está el castigo: al culto de lo que no es Dios le sucede la destrucción de su proyecto sobre la creación.

Torres Amat (1825)



[7] Ex 7, 17.

[18] De la nada. Gen 1, 2.