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tu palabra omnipotente se lanzó desde los cielos,
desde el trono real, cual guerrero implacable,
sobre la tierra condenada,
empuñando la espada afilada de tu decreto irrevocable;
(Sabiduría 18, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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18. Los Hebreos Gozan de Luz. Mortandad en Egipto.

Los hebreos, en contraste con las tinieblas de Egipto (18:1-4).
1 Mientras que para tus santos brillaba una espléndida luz, aquéllos, oyendo sus voces sin ver a las personas, las proclamaban felices aunque hubieran sufrido, 2 y al no ser maltratados por los agravios recibidos, les daban gracias, y pedían perdón de haberlos tenido por enemigos, 3Y en lugar de las tinieblas encendiste una columna, que les diste para su camino, guía desconocido, un sol inofensivo para una gloriosa peregrinación. 4 Pues dignos eran de ser privados de luz y encerrados en tinieblas los que guardaban en prisión a tus hijos, por quienes había de ser dada al mundo la luz incorruptible de la ley.

Los israelitas, entre tanto, gozaban de una espléndida luz 1. En diferentes puntos del país, israelitas y egipcios se encontraban colindantes, de modo que éstos, por las conversaciones y cantos de acción de gracias de aquéllos, pudieron darse cuenta de que la plaga suspendía prodigiosamente sus efectos sobre los israelitas. Entonces los consideraban felices aunque antes hubieran sufrido dura opresión. Y al ver que ahora, pudiendo hacerlo, no tomaban venganza alguna respecto de ellos, les daban gracias y pedían perdón por los malos tratos a que los habían sometido. Más aún, no paró ahí la protección de los israelitas. Cuando, vencida la obstinación del faraón, partieron camino de la tierra prometida, Dios les proporcionó la nube luminosa e inofensiva que les guiase a través del desierto 2.
El autor concluye poniendo de relieve el hecho que motivó el castigo divino; los egipcios habían sometido a esclavitud al pueblo escogido, por quien sería dada al mundo la luz incorruptible de la Ley, poco después, en el monte Sinaí. Dios, entre todos los pueblos de la tierra, escogió al pueblo hebreo para hacerlo depositario de su revelación y su ley y preparar los caminos del Mesías, cuya misión no estaría limitada a un pueblo, sino que venía a salvar al mundo entero de la esclavitud del pecado y conducirlos a una bienaventuranza eterna 3. Dios tuvo siempre una providencia especial sobre este pueblo suyo escogido.

La muerte de los primogénitos egipcios (18:5-19).
5 Y a los que habían resuelto dar muerte a los hijos de tus santos, uno de los cuales fue expuesto y salvado para castigo de ellos, les quitaste la muchedumbre de sus hijos y a una los ahogaste en las impetuosas aguas 6Aquella noche fue de antemano conocida por nuestros padres; porque, sabiendo con certidumbre a qué juramentos habían dado fe, tuvieron más ánimo. 7 Y fue esperada por tu pueblo la salud de los justos y la perdición de los enemigos. 8 Pues con lo mismo que castigaste a los enemigos, con eso nos fortificaste llamándonos a ti. 9 En secreto hicieron sus sacrificios los hijos santos de los buenos, y de común acuerdo hicieron este pacto divino, de que los santos participasen igualmente de los mismos bienes y peligros, cantando antes las alabanzas de sus padres. 10 Entre tanto resonaba el grito discordante de los enemigos y se oía el triste llanto por los hijos muertos; 11 y con igual pena fue castigado el siervo que el amo, y la plebe padecía lo mismo que el rey. 12 Y todos a una, con un sólo género de muerte, tenían muertos innumerables, y no bastaban los vivos para sepultarlos, pues en un instante sus más nobles nacidos fueron muertos. 13 A causa de sus magias no habían creído todos los castigos pasados, pero con la muerte de los primogénitos confesaron que el pueblo era hijo de Dios. 14 Un profundo silencio lo envolvía todo, y, en el preciso momento de la media noche, 15 tu palabra omnipotente, de los cielos, de tu trono real, cual invencible guerrero, se lanzó en medio de la tierra destinada a la ruina. 16 Llevando por aguda espada tu decreto irrevocable; e irguiéndose, todo lo llenó de muerte, y caminando por la tierra tocaba el cielo. 17Al instante visiones de sueños terriblemente los turbaron, cayendo sobre ellos temores inesperados; 18 y, arrojados por tierra aquí y allí, manifestaban la causa por que morían. 19 Las visiones que los turbaron les habían advertido, para que al morir no ignorasen por qué sufrían aquellos males.

De nuevo la ley del talión y el paralelismo entre la justicia de Dios para con los egipcios y su misericordia para con el pueblo de Israel. Los egipcios, para evitar el incremento de los varones israelitas, decretaron la muerte de cuantos niños naciesen a sus mujeres hebreas4. En castigo, Dios decretó la muerte de los primogénitos egipcios y anegó en las aguas del mar Rojo su ejército.
Los patriarcas habían transmitido al pueblo la promesa de la liberación de la tierra extranjera después de la opresión en ella5. Moisés mismo anunció para aquella noche la muerte de los primogénitos de los egipcios y la salida de los israelitas 6. Por eso esperaban confiados el castigo de los enemigos y el cumplimiento de la palabra divina.
Cuando el tremendo castigo iba a llegar, y antes de partir, los israelitas celebraron en sus casas la cena pascual (v.8), verdadero sacrificio ritual que en aquellos momentos trascendentales unió a los israelitas, los cuales se comprometen todos a participar por igual de los bienes y de los males que llevaría consigo la empresa que iban a comenzar al día siguiente y a compartir las alegrías y las penas. Se concluyó con el canto de los himnos compuestos por los patriarcas, o por Moisés y Aarón con elementos tradicionales transmitidos por aquéllos, que dieron origen al Hallel o canto oficial de la cena pascual, que se celebraría de generación en generación 7.
Con el canto de los hebreos contrastaba el clamor y lamentaciones de los egipcios, que lloraban la muerte de sus primogénitos, con que Dios hacía sentir su mano poderosa sobre los recalcitrantes opresores, desde el faraón hasta el último de los egipcios 8. La cantidad de muertos fue tal, que no había tiempo para embalsamar los cadáveres, operación que duraba un mes, y darles sepultura, con aquellos largos y complicados ritos funerarios que estaban en uso entre los egipcios, lo que supondría para ellos un nuevo dolor, dada su devoción por el culto a los muertos. Tal vez las artes de los magos no dejaron ver claramente a los egipcios la acción de Dios en las nueve primeras plagas o las explicaban como fenómenos puramente naturales. Pero la muerte de los primogénitos no dejaba lugar a duda: el dedo de Dios estaba allí. Los egipcios, al fin, reconocen que los hebreos eran el pueblo escogido por Dios.
Con una descripción semejante a la del ángel que desencadenó la peste en el pueblo israelita en los días de David 9, los v. 14-16 presentan la noche de la muerte de los primogénitos. En medio del silencio de la noche, la palabra omnipotente de Dios, que creó todas las cosas, las conserva y puede reducir a la nada 10, como un invencible guerrero fue sembrando la muerte en los hogares de los egipcios en cumplimiento del decreto divino de dar muerte a sus primogénitos. La Iglesia ha tomado los versos 14-15 para el introito de la misa de media noche de Navidad. Como el ángel ex-terminador por medio de la muerte de los primogénitos puso fin a la esclavitud egipcia, así el verbo de Dios, que nace en el silencio de aquella noche en el portal de Belén, nos libró de la esclavitud del demonio y del pecado.
Visiones de sueños en medio de horribles pesadillas anunciaron a los primogénitos su próximo fin y les hicieron saber la causa de su muerte, que ellos, víctimas probablemente de alguna peste o algún mal rápido desconocido que les producía la muerte en pocas horas, manifestaron a los demás. Era ésta no haber escuchado la voz de Moisés, que en nombre de Dios pedía la libertad para los israelitas. Esa misma noche, los egipcios, que repetidas veces rechazaron la demanda de Moisés, pidieron a los israelitas que salieran de entre ellos, proporcionándoles ellos mismos los enseres necesarios para la salida. El dato de las visiones en que los primogénitos conocieron la causa de su muerte no es referido en el éxodo. El autor de la Sabiduría lo pudo tomar de la tradición tal vez existente, o deducirlo, bajo la inspiración divina, del hecho de que esa misma noche los egipcios rogaron a los israelitas saliesen de su país.

Dios castiga con la muerte a los israelistas rebeldes (18:20-25).
20 La prueba de la muerte alcanzó también a los justos, y en el desierto se produjo una mortandad en la muchedumbre; pero la cólera no duró mucho tiempo. 21 Porque un varón irreprensible se apresuró a combatir por el pueblo con las armas de su propio ministerio, la oración y la expiación del incienso, y resistió a la cólera y puso fin al azote, mostrando que era tu siervo. 22 Y venció a la muchedumbre, no con el poder del cuerpo ni con la fuerza de las armas, sino que con la palabra sujetó al que los castigaba, recordando los juramentos y la alianza de los padres. 23 Y caídos los muertos a montones unos sobre otros, levantándose en medio, aplacó la cólera y le cortó el camino hacia los vivos. 24 Pues sobre sus vestiduras llevaba grabado a todo el pueblo, los nombres gloriosos de los padres, grabados en las cuatro series de piedras, y tu gloria sobre la diadema de su cabeza. 25A la vista de esto retrocedió con temor el exterminador, y dio por suficiente la manifestación de la cólera divina.

Al castigo duro e inflexible de los egipcios opone el castigo misericordioso para con los israelitas. También sobre éstos recayó el castigo de la muerte. Seducidos por Coré, Datan y Abirón, se rebelaron contra Moisés y Aarón. Dios hizo morir a 14.700 11. Pero el castigo de Dios, que quería destruir el pueblo entero, cesó ante la intercesión del sumo sacerdote Aarón, varón irreprensible, cuya oración y sacrificio expiatorio del incienso puso fin a la mortandad, con lo que quedó claro que él era el siervo de Dios y su sacerdote legítimo.
No fue una victoria obtenida por las armas o por la guerra, sino por la oración sacerdotal de Aarón, que, revestido de las vestiduras pontificales, colocado entre los vivos y los muertos 12, recordó a Dios el juramento hecho a los patriarcas de que introduciría al pueblo en la tierra prometida, e hizo retroceder al ángel exterminador, que se retira ante la dignidad y poder del sumo sacerdote, simbolizados en aquellas vestiduras.
El capítulo 28 del éxodo describe las vestiduras del sacerdote. De ellas el sabio menciona la túnica azul de lino, hasta los pies, en cuya parte inferior llevaba granadas de jacinto, de púrpura y de carmesí, alternando con campanillas de oro todo alrededor. Pero su amplitud y colorido y ornamentación simbolizaba en su conjunto al universo entero.
En el pectoral que colgaba sobre su pecho llevaba 12 piedras preciosas dispuestas en cuatro filas 13, en cada una de las cuales estaba grabado el nombre de uno de los 12 patriarcas. Con ello Aarón se caracterizaba como el representante de los padres a quienes fueron hechas las promesas y del pueblo de Israel. Finalmente, sobre la diadema que llevaba en su cabeza estaban escritas estas palabras: Santidad de Yahvé, que significaba la unión del pontífice con Dios y hacía notoria su dignidad de sumo sacerdote 14.
Se hace mención de todos estos ornamentos del sumo sacerdote - comenta Lesétre -, con ocasión de la plegaria victoriosa de Aarón, porque la túnica, que era una especie de microcosmos, recordaba a Dios su providencia paternal para con todas las criaturas que él ama (11:25); el racional le hacía recordar las promesas hechas a los patriarcas en favor de su descendencia, y la diadema era la insignia de la consagración personal de Aarón al servicio de Dios y de su derecho de intercesión ante el Señor.15

1 Exo_10:23. - 2 Exo_13:21; Num_9:15. - 3 Isa_2:3. - 4 Exo_1:15-25. - 5 Gen_15:13-14; Gen_26:3. - 6 Exo_11:14; Exo_12:27. - 7 2Cr_30:21; Mat_26:30; Mar_16:26. - 8 Exo_4:23; Exo_12:29-32. - 9 1Cr_21:16. -1Cr_10 9:1; 1Cr_12:9. - 11 Num_16:41-50. - 12 Num_16:47. - 13 Exo_28:15. - 14 Los autores explican diversamente la significación en particular de cada uno de los mencionados elementos. Para Filón, el color azul del vestido simboliza el aire; las ñores que adornan la túnica representan la tierra; las granadas de la orla, el agua, y las campanillas, la armonía y sinfonía de todas estas cosas (De vita Mosis III 13). San Jerónimo dice que las cuatro cosas que se veían en las vestiduras del sumo sacerdote simbolizaban los cuatro elementos que comprenden el mundo entero: el lino, la tierra; la púrpura, el mar; el jacinto, el aire, y la escarlata, el fuego; la tiara, el cielo; la lámina de oro, la providencia de Dios; los diamantes, la pureza de doctrina y santidad de vida que deben distinguir al ministro del Señor (Epist. 127: De vest. sacerd.). Cf. fl. Josefo, Antiq. III.VII, 4:7; Bonsirven, Le juda'isme palestinien au temps de J.C. II p.131 y 230. - 15 O.C., P.141.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XVIII.

4 Why Egypt was punished with darkenesse, 5 and with the death of their children, 18 They themselues saw the cause thereof. 20 God also plagued his owne people. 11 By what meanes that plague was stayed.
1 Neuerthelesse, thy Saints had a very great [ Exo_10:23.] light, whose voice they hearing and not seeing their shape, because they also had not suffered the same things, they counted them happy.
2 But for that they did not hurt them now, of whom they had beene wronged before, they thanked them, and besought them pardon, for that they had beene enemies.
3 [ Exo_13:21; Exo_14:24; Psa_78:14; Psa_105:29.] In stead whereof thou gauest them a burning pillar of fire, both to be a guide of the vnknowen iourney, and an harmelesse Sunne to entertaine them honourably.
4 For they were worthy to be depriued of light, and imprisoned in darknesse, who had kept thy sonnes shut vp,
by whom the [ Or, incorruptible.] vncorrupt light of the law was to be giuen vnto the world.
5 [ Exo_14:24-25.] And when they had determined to slay the babes of the Saints, one child being cast forth, and saued: to reproue them, thou tookest away the multitude of their children, and destroyedst them altogether in a mightie water.
6 [ Exo_11:4.] Of that night were our fathers certified afore, that assuredly knowing vnto what oathes they had giuen credence, they might afterwards bee of good cheere.
7 So of thy people was accepted both the saluation of the righteous, and destruction of the enemies.
8 For wherewith thou didst punish our aduersaries, by the same thou didst glorifie vs whom thou hadst called.
9 [ Exo_12:] For the righteous children of good men did sacrifice secretly, and with one consent made a [ Or, a couenant of God, or league, see Psa_50:5.] holy lawe, that the Saints should bee alike partakers of the same good and euill, the fathers now singing out the songs of praise.
10 But on the other side there sounded an ill-according crie of the enemies, and a lamentable noise was caried abroad for children that were bewailed.
11 [ Exo_11:5; Exo_12:29.] The master and the seruaunt were punished after one maner, and like as the king, so suffered the common person.
12 So they altogether had innumerable dead with one kind of death, neither were the liuing sufficient to burie them: for in one moment the noblest ofspring of them was destroyed.
13 For whereas they would not beleeue any thing by reason of the enchantments, vpon the destruction of the first borne, they acknowledged this people to be the sonnes of God.
14 For while all things were in quiet silence, and that night was in the midst of her swift course,
15 Thine almighty word leapt downe from heauen, out of thy royall throne, as a fierce man of warre into the midst of a land of destruction,
16 And brought thine vnfained commandement as a sharpe sword, and standing vp filled all things with death, and it touched the heauen, but it stood vpon the earth.
17 Then suddenly [ Or, imaginations.] visions of horrible dreames troubled them sore, and terrours came vpon them vnlooked for.
18 And one throwen here, another there halfe dead, shewed the cause of his death.
19 For the dreames that troubled them, did foreshew this, lest they should perish, and not know why they were afflicted.
20 Yea, the tasting of death touched the righteous also, and there was a destruction of the [ Num_16:46.] multitude in the wildernes: but the wrath endured not long.
21 For then the blamelesse man made haste, and stood foorth to defend them, and bringing the shield of his proper ministerie, euen prayer and the propitiation of incense, set himselfe against the wrath, and so brought the calamity to an end, declaring that hee was thy seruant.
22 So hee ouercame the destroyer, not with strength of body, nor force of armes, but with a word subdued he him that punished, alleaging the oathes and couenants made with the fathers.
23 For when the dead were now fallen downe by heaps one vpon another, standing betweene, he staied the wrath, and [ Or, cut off.] parted the way to the liuing.
24 [ Exo_28:6; Exo_11:10.] For in the long garment was the whole world, & in the foure rowes of the stones was the glory of the fathers grauen, and thy maiestie vpon the diademe of his head.
25 Vnto these the destroyer gaue place, and was afraid of them: for it was enough that they onely tasted of the wrath.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_19:11-13

[2] Apo_19:15

NOTAS

18:15 La muerte de los primogénitos, atribuida directamente a Dios por Éxo_11:4; Éxo_12:12, Éxo_12:23, Éxo_12:27, Éxo_12:29, acompañado del Exterminador, Éxo_12:23, se convierte en obra de la Palabra divina. Ésta era representada ejecutando los juicios ya en Isa_11:4; Isa_55:11; Jer_23:29; Ose_6:5. En esta evocación dramática, el autor se inspira, para Sab_18:16 b, en 1Cr_21:15-27, y acaso también en Homero (Ilíada IV, 443). El conjunto adquiere significación apocalíptica y la Palabra de juicio prefigura no la Encarnación del Verbo (contrariamente al uso que ha hecho la liturgia de este texto), sino el aspecto temible de su segunda venida. Se relaciona con esto 1Te_5:2-4; Apo_19:11-21.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_19:11-13

[2] Apo_19:15

NOTAS

18:15 La muerte de los primogénitos, atribuida directamente a Dios por Éxo_11:4; Éxo_12:12, Éxo_12:23, Éxo_12:27, Éxo_12:29, acompañado del Exterminador, Éxo_12:23, se convierte en obra de la Palabra divina. Ésta era representada ejecutando los juicios ya en Isa_11:4; Isa_55:11; Jer_23:29; Ose_6:5. En esta evocación dramática, el autor se inspira, para Sab_18:16 b, en 1Cr_21:15-27, y acaso también en Homero (Ilíada IV, 443). El conjunto adquiere significación apocalíptica y la Palabra de juicio prefigura no la Encarnación del Verbo (contrariamente al uso que ha hecho la liturgia de este texto), sino el aspecto temible de su segunda venida. Se relaciona con esto 1Te_5:2-4; Apo_19:11-21.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10-19 A partir de Sab 10:1, y hasta el final del libro, la sabiduría se revela por medio de su intervención en la historia humana, desde los orígenes hasta la salida de Egipto (Sab 10:1-21; Sab 11:1-26; Sab 12:1-27 y Sab 16:1-29; Sab 17:1-21; Sab 18:1-25; Sab 19:1-22). Estas dos grandes meditaciones sobre el Éxodo, interrumpidas por una digresión sobre la idolatría (Sab 13:1-19; Sab 14:1-31; Sab 15:1-19), siguen un mismo esquema a partir de la oposición israelitas (justos salvados) - egipcios (impíos castigados).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Juicio de los primogénitos. Con la misma técnica que los pasajes anteriores, ahora se establece la correspondencia entre la décima plaga del Éxodo y la salida de los israelitas del país. En castigo por su decisión de matar a los primogénitos (,10), los egipcios son condenados a perder a los suyos (Éxo_11:4-6; Éxo_12:29-32), así entendieron que Israel era Hijo de Dios.
El libro del Éxodo no establece relación alguna entre estos dos acontecimientos, pero como ya se ha comprobado en otras ocasiones, la Sabiduría toma como base las narraciones antiguas, a las que suma otras tradiciones para iluminar la situación presente. Son interesantes algunos detalles, como la alusión a las promesas de los Patriarcas (6; cfr. Gén_15:13s; Gén_46:3s), la transposición al pasado del modo de celebrar la Pascua en el s. I a.C., cuando se entonaba el «Hallel» (9; cfr Sal 113-118), o la palabra como instrumento ejecutor de los juicios divinos (15; cfr. Jer_23:29; Ose_6:5).

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— tu omnipotente palabra: En Éxodo la muerte de los primogénitos egipcios se atribuye directamente a Dios (Éxo 11:4; Éxo 12:12; Éxo 12:23; Éxo 12:27; Éxo 12:29) que se sirve para ello del ángel exterminador (Éxo 12:23). En este pasaje de Sb, actúa de protagonista la “palabra divina” que ya en otros pasajes de la Biblia está encargada de ejecutar los planes de Dios (Isa 11:4; Isa 55:11; Jer 23:29; Ose 6:5).

Torres Amat (1825)



[3] Se puede traducir que sin molestarlos, los guíase en su feliz peregrinación.

[4] Ya observaban el sábado, la circuncisión y poco antes había sido instituida la Pascua.

[14] La liturgia utiliza este pasaje respecto de la encarnación y el nacimiento de Cristo. Ex 12, 23; Job 4, 13-15; 1 Cro 21, 15-27.

[25] La palabraexterminador indicael ángel de la muerte, que aniquila a los primogénitos egipcios mientras el pueblo de Dios se prepara a ser libre. Ex 12, 23.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



20-25. Ver Num_17:9-15.

Jünemann (1992)


15 g. Mandato.