Ver contexto
Hubo quienes no recibieron a unos visitantes desconocidos,
pero éstos esclavizaron a extranjeros bienhechores.
(Sabiduría 19, 14) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

;;

19. El Mar Rojo, Los Sodomitas, Conclusión.

Israel y los egipcios ante el mar Rojo (19:1-12).
1 Pero sobre los impíos llegó hasta el colmo la cólera sin misericordia, porque Dios sabía de antemano lo que iba a su-cederles: 2 que, habiéndoles permitido partir y dándoles prisa para que partiesen, luego, arrepentidos, los persiguieron. 3 Aún no habían terminado el luto y lloraban aún sobre los sepulcros de los muertos, cuando se lanzaron a nuevos planes insensatos, y a los que suplicantes habían arrojado persiguieron como a fugitivos. 4 Una merecida necesidad los arrastraba a este fin, haciéndoles olvidar los precedentes sucesos para que recibiesen el pleno castigo que faltaba a sus tormentos. 5 Y mientras que tu pueblo hacía una maravillosa travesía, encontraron ellos una extraña muerte; 6 porque toda la creación, en su propia naturaleza, recibió de lo alto una forma nueva, sirviendo a tus mandatos para que tus hijos fuesen guardados incólumes. 7 La nube daba sombra al campamento; de las aguas que antes la invadían se vio emerger la tierra seca, y en el mar Rojo un camino sin tropiezos; y las ondas impetuosas dieron lugar a un verde campo, 8 por donde atravesaron en masa, los que por tu mano eran cubiertos, después de haber contemplado prodigios estupendos. 9 Pues como los potros en sus pastos y como los corderos retozones, ellos te alaban a ti, Señor, que los libraste; 10 pues se acordaban que aun en su destierro, en vez de producir otros animales, produjo la tierra mosquitos, y en vez de peces produjo el río multitud de ranas. 11 Al fin vieron una nueva producción de aves cuando, llevados del apetito, pidieron los placeres de la comida, 12 y para su satisfacción salieron del mar las codornices.

Continua el autor poniendo de relieve el contraste entre la conducta severa observada con los egipcios y la actitud misericordiosa para con los israelitas, ahora con respecto a las aguas del mar Rojo, para concluir cómo las criaturas obraban en las manos de Dios de modo diverso al que su naturaleza exigía, en favor de su pueblo escogido.
Mientras que el castigo de los israelitas bastó para que se arrepintieran de sus maldades, las diez plagas enviadas contra los egipcios no fueron suficientes para ablandar definitivamente el corazón endurecido de los egipcios, por lo que Yahvé tuvo que desplegar su ira sin misericordia sobre ellos. El castigo de los primogénitos quebrantó la obstinación de los egipcios, que no sólo permitieron la salida de los israelitas, sino que ellos mismos los impulsaron a que abandonaran el país. Pero, cuando aún no habían concluido de llorar a sus muertos, se lanzaron a la más loca aventura, saliendo en su persecución para de nuevo reducirlos a servidumbre. Parece como si una fatal necesidad los arrastrase hacia la ruina (v.4), necesidad que provenía no de la voluntad de Dios, que les había enviado diez plagas, que fueron otros tantos actos de misericordia para con ellos, sino de la obstinación de sus corazones, ciegos por el odio y la codicia de las riquezas que los trabajos de los hebreos les proporcionaban. Muchas veces los más duros castigos temporales no detienen más que por un momento la pasión. Pasados aquéllos, ésta vuelve impetuosa como un torrente y arrastra la voluntad de los pecadores a sus antiguas maldades. Ante la actitud incomprensible de los egipcios, Dios tiene que enviarles un último y definitivo castigo: las aguas del mar Rojo, que dejaron paso libre a los hebreos y anegaron a los perseguidores, quedando sepultado todo el ejército bajo ellas. No debieron darse cuenta de que caminaban sobre el lecho del gran río, y cuando las aguas volvieron impetuosas, no tuvieron tiempo de escapar.
En cambio, respecto de los hebreos, las cosas, dóciles en las manos de Yahvé, adquirían a veces incluso propiedades distintas a las que le competían por naturaleza para servir a sus designios sobre el pueblo escogido. Así la nube, oscura de día, luminosa por la noche, que los guiaba a través del desierto, y las aguas del mar Rojo, que se retiran y dejan un verde campo cubierto de algas 1. La alegría y gozo que los hebreos sintieron al verse ya completamente libres de sus opresores debió de ser indescriptible. El autor la compara a la de los corderillos que retozan en los días de primavera y a los potrillos que saltan ante sus pastos 2. Realizada la travesía, entonan un canto de acción de gracias al Señor 3. Pero la protección del Señor sobre su pueblo no concluiría con el episodio del mar Rojo. Se iba a continuar a través del desierto, en el que les proporcionaría el alimento de un modo prodigioso con el maná y las codornices, y en la patria prometida durante todo el tiempo que fuese fiel a Yahvé.

El castigo de los sodomitas y de los egipcios (19:12-16).
12b Mientras que sobre los pecadores cayeron los castigos de que fueron indicio los violentos rayos. Pues justamente padecían por sus maldades 13 los que habían practicado tan detestable inhospitalidad. Porque unos no quisieron recibir a desconocidos que llegaban, y otros pretendieron esclavizar a los extranjeros, sus bienhechores. 14 Y sobre el castigo entonces recibido tendrán otro al fin por haber acogido con tan mala voluntad a los extranjeros. 15 Los egipcios recibieron con festivas manifestaciones a los que fueron partícipes en sus beneficios, mas luego los afligieron imponiéndoles crueles faenas. 16 También fueron heridos de ceguera, como los que a las puertas del justo, envueltos en densa tiniebla, buscaban la entrada de la puerta.

En esta perícopa, junto al castigo de los egipcios, se pone en contraste con la misericordia de Dios para con Israel el de los sodomitas, que cometieron un crimen parecido con el pueblo escogido. Aquéllos esclavizaron a quienes les habían proporcionado grandes beneficios, primero con las predicciones de José sobre los años de escasez, luego con los trabajos a que fueron sometidos por los faraones. Estos dieron muy mala acogida a los mensajeros del cielo enviados a Lot para notificarle la destrucción de Sodoma. Se presentaron ante la puerta de Lot exigiendo su entrega, no obstante la estima y veneración en que entonces era tenida la hospitalidad 4.
Unos y otros fueron castigados. Y del castigo fueron indicio los violentos rayos (v.1a), añade el autor de la Sabiduría sobre la narración del éxodo. El rayo expresa muy bien el castigo fulminante de Dios. En la destrucción de Sodoma llovió fuego. Que lo hubiera también en el paso del mar Rojo, parece indicarlo el autor del éxodo cuando afirma que a la vigilancia matutina miró Yahvé desde la nube de fuego y humo a la hueste egipcia y la perturbó.5 Josefo habla también de este prodigio 6.
El sentido de los v. 14-16 no es claro. El autor parece poner comparación entre los castigos de los sodomitas y los egipcios, afirmando que éstos lo merecían mayor que aquéllos. Los sodomitas merecían ser castigados por su inhospitalidad, que constituía en la antigüedad una de las faltas más graves, tanto que Lot prefería entregarles a sus hijas vírgenes antes que conculcarla 7. Pero tenían una nota excusante para su conducta: se trataba de unos extranjeros desconocidos, de quienes no había garantías 8. En cambio, los egipcios, después de haber acogido con fiesta a los israelitas y haber recibido de ellos los beneficios mencionados, los esclavizaron y llegaron a dar muerte a sus niños varones. Por ello, los sodomitas que intentaron forzar las puertas de la casa de Lot fueron castigados con la ceguera 9, pero los egipcios lo fueron con la plaga de las tinieblas, cuyos horrores describió antes ampliamente 10.

Conclusión (19:17-20).
17 Y para ejercer en ellos la justicia se pusieron de acuerdo los elementos, corno en el salterio se acuerdan los sonidos en una inalterable armonía, como claramente puede verse por los sucesos. 18 Pues los animales terrestres se mudan en acuáticos, y los que nadan caminan sobre la tierra. 19 El fuego supera con el agua su propia virtud, y el agua se olvida de su propiedad de extinguirlo. 20 Al contrario, las llamas no atacaron las carnes de los ligeros animales que caminan por todas partes, ni derritieron aquel alimento celestial fusible como el rocío, pues en todas las cosas, Señor, engrandeces a tu pueblo y le glorificas y no le has despreciado, antes le asistes en todo tiempo y lugar.

Los últimos versos del libro vienen a ser un resumen de la tercera parte del libro, que termina con una alabanza y acción de gracias a Dios por haber engrandecido y glorificado a su pueblo.
La afirmación, varias veces repetida, de la docilidad de los elementos naturales en las manos de Dios, que dejan unas veces sus propiedades naturales, toman otras propiedades distintas, es comparada ahora a la composición musical, en que las diversas notas concurren a formar una melodiosa armonía. En efecto, los diversos elementos de la naturaleza entonaron un himno a la misericordia de Dios, cuyas dulces notas percibieron los israelitas, y a su justicia, cuyos sonoros acentos recayeron sobre los egipcios, los cananeos y los sodomitas. El autor enumera algunos de esos elementos: los animales terrestres parece referirse a los hebreos y sus rebaños que atravesaron el mar Rojo. Semejantes comparaciones se encuentran en los clásicos n. Los animales acuáticos que caminaron sobre la tierra son, sin duda, las ranas que se esparcieron por toda la región de Egipto. Menciona también los prodigios antes descritos del fuego que no extinguía el agua, ni consumía los animalillos, ni derretía el maná 12. Finalmente, saca la conclusión: Dios no ha abandonado a su pueblo, no obstante sus muchas prevaricaciones, sino que lo ha engrandecido y glorificado, conforme a las promesas hechas a los padres.
Dios escogió al pueblo hebreo para llevar a cabo los destinos mesiánicos y le prometió que estaría con él para protegerlo 13. El libro de la Sabiduría es una constatación de la fidelidad de Dios a su palabra en una de las épocas más difíciles de la historia de Israel. La Sabiduría encarnada terminó su estancia en el mundo con una promesa semejante a los cristianos, su nuevo pueblo: Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos14. Durante veinte siglos ha cumplido su promesa, y la cumplirá en este siglo de egoísmo idolátrico, odio y persecución. Lo que se nos pide a ios cristianos, como a los antiguos israelitas, es que seamos fieles a los dictámenes de la Sabiduría, que son los mandamientos y la voluntad del Señor.

1 Los hebreos denominaban al mar Rojo yam súf: mar de las algas, que crecían en el fondo del mismo y tenían un color rojo que servía para teñir. Cf. Plinio, Hist. nat. XIII 25; Smith, Dict. of the Bible, a Red Sea. - 2 Isa_63:11-13; Sal_113:4. - 3 Exo_15:1-19. - 4 Gen_19:1-19. - 5 Exo_14:24; Sal_77:18-19. - 6 Antiq. II 16:3. - 7 Gen_19:8. - 8 Algunos interpretan 143 de una visita en sentido favorable, en cuyo caso el sentido sería que los sodomitas en el día del juicio serán tratados con cierta consideración (cf. Mat_10:15). Pero está más de acuerdo el sentido desfavorable. - 9 Gen_19:11. - 10 17:1355. - 11 Horacio, Od. I 2:6s; Ovidio, Metam. II 2603. - 12 16:17-22. - 13 Exo_6:2-8. - 14 Mat_28:20.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIX.

1 Why God shewed no mercie to the Egyptians. 5 And how wonderfully hee dealt with his people. 14 The Egyptians were worse then the Sodomites. 18 The wonderfull agreement of the creatures to serue Gods people.
1 As for the vngodly, wrath came vpon them without mercie vnto the end: for he knew before what they would doe;
2 Howe that hauing giuen them leaue to depart, and sent them hastily away, they would repent and pursue them.
3 For whilest they were yet mourning, and making lamentation at the graues of the dead, they added another
foolish deuice, and pursued them as fugitiues, whom they had [ Or, cast out by entreaty.] entreated to be gone.
4 For the destiny, whereof they were worthy, drew them vnto this end, and made them forget the things that had already happened, that they might fulfill the punishment which was wanting to their torments,
5 And that thy people might passe a wonderfull way: but they might find a strange death.
6 For the whole creature in his proper kind was fashioned againe anew, seruing the peculiar commandements that were giuen vnto them, that thy children might be kept without hurt.
7 As namely, a cloud shadowing the campe, and where water stood before drie land appeared, and out of the red Sea a way without impediment, and out of the violent streame a greene field:
8 Where-thorough all the people went that were defended with thy hand, seeing thy marueilous strange wonders.
9 For they went at large like horses, and leaped like lambes, praising thee O Lord, who hadst deliuered them.
10 For they were yet mindefull of the things that were done while they soiourned in the strange land, how the ground brought forth [ Or, lice.] flies in stead of cattell, and how the riuer cast vp a multitude of frogs in stead of fishes.
11 But afterwards they saw a new generation of foules, when being led with their appetite they asked delicate meates.
12 For quailes came vp vnto them from the Sea, for their [ Or, comfort.] contentment.
13 And punishments came vpon the sinners not without former signes by the force of thunders: for they suffered iustly, according to their owne wickednesse, insomuch as they vsed a more hard and hatefull behauiour towards strangers:
14 For the Sodomits did not receiue those whom they knew not when they came: but these brought friends into bondage, that had well deserued of them.
15 And not onely so: but peraduenture some respect shall be had of those, because they vsed strangers not friendly.
16 But these very grieuously afflicted them, whom they had receiued with feastings, and were already made partakers of the same lawes with them.
17 Therefore euen with blindnesse were these stricken, as those were at the doores of the righteous man: when being compassed about with horrible great darknesse, euery one sought the passage of his owne doores.
18 For the elements were changed [ Greek: by themselues.] in themselues by a kind of harmonie, like as in a Psaltery notes change the name of the tune, and yet are alwayes sounds, which may well be perceiued by the sight of the things that haue beene done.
19 For earthly things were turned into watry, and the things that before swamme in the water, now went vpon the ground.
20 The fire had power in the water, forgetting his owne vertue: and the water forgat his owne quenching nature.
21 On the other side, the flames wasted not the flesh of the corruptible liuing things, though they walked therin, neither melted they the ycie kind of heauenly meate, that was of nature apt to melt.
22 For in all things, O Lord, thou didst magnifie thy people, and glorifie them, neither didst thou lightly regard them: but didst assist them in euery time and place.
THE WISDOME OF Iesus the sonne of Sirach, Or Ecclesiasticus.

Introductory matter
A Prologue made by an vncertaine Authour.
This Iesus was the sonne of Sirach, and grand-childe to Iesus of the same name with him; This man therefore liued in the latter times, after the people had bene led away captiue, and called home againe, and almost after all the Prophets. [ Some referre this Prologue to Athanasius, because it is found in his Synopsis.] Now his grandfather Iesus (as he himselfe witnesseth) was a man of great diligence and wisedome among the Hebrewes, who did not onely gather the graue and short Sentences of wise men, that had bene before him, but himselfe also vttered some of his owne, full of much vnderstanding and wisedome. When as therefore the first Iesus died, leauing this booke almost [ Or, collected.] perfected, Sirach his sonne receiuing it after him, left it to his owne sonne Iesus, who hauing gotten it into his hands, compiled it all orderly into one Uolume, and called it Wisdome, Intituling it, both by his owne name, his fathers name, and his grandfathers, alluring the hearer by the very name of Wisedome, to haue a greater loue to the studie of this Booke. It conteineth therefore wise Sayings, darke Sentences, and Parables, and certaine particular ancient godly stories of men that pleased God. Also his Prayer and Song. Moreouer, what benefits God had vouchsafed his people, and what plagues he had heaped vpon their enemies. This Iesus did imitate Solomon, and was no lesse famous for Wisedome, and learning, both being indeed a man of great learning, and so reputed also.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver Exo_12:31-33; Exo_14:5-9.

3. Ver Num_33:4.

11-12. Ver Exo_16:13; Num_11:31-32.

14. "Otros": son los habitantes de Sodoma, que violaron las sagradas reglas de la hospitalidad (10. 7; Gen_19:1-11). El autor los compara con los egipcios, a quienes considera aún más reprensibles por su manera de tratar a los israelitas. Estos son llamados "huéspedes bienhechores", porque estaban emparentados con José, el gran bienhechor de Egipto (Gn. 39 - 47).

17. Este pasaje alude a la "ceguera" con que fueron castigados los habitantes de Sodoma, ante las puertas del "justo" Lot ( Gen_19:11).

18. Los griegos solían comparar la armonía cósmica con una melodía musical. El autor retoma esta idea y la aplica a los prodigios del Éxodo, que él interpreta como una "remodelación" del universo entero en favor de su pueblo (v. 6).

19. "Seres terrestres se volvían acuáticos": tal vez se trata de los israelitas, durante su paso por el Mar Rojo, o de la caballería egipcia hundida en las aguas. "Los que nadan" son las ranas salidas del Nilo, que invadieron todo Egipto ( Exo_8:2-3).

21. "Alimento divino", literalmente, "alimento de ambrosía". En la mitología griega, la ambrosía era la comida de los dioses, que los preservaba de la corrupción. Aquí se alude al maná, llamado también "alimento de ángeles" (16. 20).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10-19 A partir de Sab 10:1, y hasta el final del libro, la sabiduría se revela por medio de su intervención en la historia humana, desde los orígenes hasta la salida de Egipto (Sab 10:1-21; Sab 11:1-26; Sab 12:1-27 y Sab 16:1-29; Sab 17:1-21; Sab 18:1-25; Sab 19:1-22). Estas dos grandes meditaciones sobre el Éxodo, interrumpidas por una digresión sobre la idolatría (Sab 13:1-19; Sab 14:1-31; Sab 15:1-19), siguen un mismo esquema a partir de la oposición israelitas (justos salvados) - egipcios (impíos castigados).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Esclavizaron a unos emigrantes. El tema desarrollado en este nuevo apartado es el de la hospitalidad -ley suprema en el Cercano Oriente-. Como base, el libro de la Sabiduría hace una comparación entre el Éxodo de los israelitas (Éx 14) y el relato de Sodoma (Gn 19). Si éstos, aun considerados los más pecadores, podrían ser exculpados por su desconocimiento de los forasteros (14a), el delito de los egipcios es mucho mayor, pues esclavizaron a Israel, que era un pueblo por ellos conocido, y mataron a sus primogénitos.
Posiblemente detrás del texto hay una alusión a la experiencia de los judíos fieles a la Ley que vivían en Alejandría en tiempos en que fue compuesto el libro.
«Dios es quien guía los destinos de la historia». Es el mensaje central que hace más de dos mil años transmitía a sus contemporáneos el libro de la Sabiduría. En aquel tiempo, se expresaba como un deseo de venganza contra los enemigos. Actualmente puede ser comprendido como un mensaje de esperanza donde el mal un día será transformado en bien, la insolidaridad en compromiso y el odio en amor.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— algunos: Se refiere a los habitantes de Sodoma que según Gén 19:4-5 violaron gravemente la ley de la hospitalidad y se hicieron acreedores a un devastador castigo (Gén 19:24-25).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

19:14 Los habitantes de Sodoma, habitualmente considerados como los mayores criminales. El autor va a probar que los egipcios habían violado más gravemente las leyes de la hospitalidad.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

19:14 Los habitantes de Sodoma, habitualmente considerados como los mayores criminales. El autor va a probar que los egipcios habían violado más gravemente las leyes de la hospitalidad.

Torres Amat (1825)



[16] Esta ceguera les impidió ver por un tiempo o ver objetos particulares, como la puerta de la casa de Lot. Gen 19, 11.

[20] Ex 16, 14.