Ver contexto
Tras pequeñas correcciones, recibirán grandes beneficios,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí;
(Sabiduría 3, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;

3. Contrastes Entre la Suerte de los Justos y de los Impíos.

Primer contraste: Premio eterno de los justos y castigo de los impíos (3:1-12).
1Las almas de los justos están en las manos de Dios, y el tormento no los alcanzará. 2 A los ojos de los necios parecen haber muerto, y su partida es reputada por desdicha; 3 su salida de entre nosotros, por aniquilamiento. Pero gozan de paz. 4 Pues, aunque a los ojos de los hombres fueran atormentados, su esperanza está llena de inmortalidad. 5 Después de un ligero castigo serán colmados de bendiciones, porque Dios los probó y los halló dignos de sí. 6 Como el oro en el crisol los probó y le fueron aceptos como sacrificio de holocausto. 7 Al tiempo de su recompensa brillarán y discurrirán como centellas en cañaveral. 8 Juzgarán a las naciones y dominarán sobre los pueblos, y su Señor reinará por los siglos. 9 Los que confían en El conocerán la verdad, y los fieles a su amor permanecerán con El, porque la gracia y la misericordia son la parte de sus elegidos. 10 Pero los impíos, conforme a sus pensamientos, tendrán su castigo, pues despreciaron al justo y se apartaron del Señor. 11 Porque desdichado el que desecha la sabiduría y la disciplina; su esperanza es vana, y sus trabajos infructuosos, e inútiles sus obras. 12Sus mujeres son insensatas, y perversos sus hijos, y su posteridad maldita.

El capítulo precedente ha presentado la diversa suerte de los justos y la de los impíos en esta vida desde el punto de vista de la felicidad meramente humana: mientras los primeros son vejados y oprimidos, los segundos se entregan a toda clase de placeres y orgías. ¿Dónde está la justicia de Dios? El autor de la Sabiduría ha hallado la solución al problema que atormentaba a Job y Cohelet. A esta vida terrena sucede otra eterna en el más allá, en la que los justos reciben la recompensa de sus trabajos y sufrimientos, y los impíos el castigo de sus impiedades.
Las almas de los justos, comienza afirmando el sabio, están bajo la protección de Dios. Lo están en esta vida, por lo que las persecuciones y sufrimientos no hacen sino fortalecer más y más sus virtudes y hacerles merecer una mayor gloria. Lo están en la otra, en que reciben del Señor una felicidad plena y eterna que nadie puede arrebatarles.
A los ojos de los necios, que carecen de fe y esperanza en el más allá; de los impíos perseguidores, que les dieron muerte, los justos parecen haber acabado sus días para siempre, y tienen por desdicha un fin que los priva de la única vida y de los únicos placeres que ellos conocen. Pero la realidad, constata el autor sagrado, es muy distinta: la muerte ha sido para ellos el principio de una vida plenamente feliz junto a Dios, llena de paz. En los hebreos, la paz designa todo bien y toda felicidad. El Mesías sería el príncipe de la paz 1. Los cristianos emplean desde los primeros tiempos de la Iglesia este término en los epitafios a sus muertos, y vienen muy bien en este lugar para designar esa dicha feliz junto a Dios que sigue a la lucha y persecuciones por parte de los impíos.
Los versos siguientes (4-6) ponen de relieve el valor de los sufrimientos de los justos. Estos fueron durante su vida atormentados por los impíos, pero la esperanza en Dios y en una inmortalidad feliz, la conciencia de que la muerte no es más que el paso para entrar en ella, les daba una fortaleza heroica para sufrir con resignación y hasta con alegría los tormentos a que eran sometidos. Era lo que animaba a los jóvenes Macabeos a morir por las tradiciones patrias frente a la persecución de Antíoco; lo que daba energías a aquella madre a que estimulara a sus hijos a que perseveraran firmes en el martirio; lo que impulsó a legiones de mártires a dar la vida en medio de horribles tormentos por Cristo. Los tormentos venían a ser para ellos como un ligero castigo en comparación con la felicidad inmensa que les seguiría, una prueba con la que tenían que demostrar su fidelidad y su amor a Dios, que los haría dignos de El; castigo y prueba que purificaría sus almas como el oro en el crisol 2 y las presentaba como un sacrificio de holocausto ante el Señor. En este sacrificio no se reservaba parte alguna de la víctima para los oferentes, sino que toda ella era consumida; imagen apta, por lo mismo, para expresar que las tribulaciones, y en especial el martirio, son el sacrificio más perfecto y agradable que el hombre puede ofrecer a Dios. Esta idea inspiraba a San Ignacio de Antioquía aquellos conocidos sentimientos: Yo soy trigo de Dios. Que yo sea molido por los dientes de las bestias para que venga a ser pan puro de Cristo. Rogad a
Cristo por mí a fin de que mediante estos instrumentos venga a ser una hostia.3
Los versos 7-9 hablan de la gloria de los justos y nos llevan al final de los tiempos. Cuando Dios les otorgue la gloria inmortal, resplandecerán con todo fulgor en los cielos. Daniel dice que los justos brillarán como estrellas en el firmamento 4, y Jesucristo que lucirán como el sol en el reino de su Padre5. Ellos, que durante su vida mortal fueron vejados y oprimidos como indefensos bajo el poder de los impíos, ahora serán sus jueces; prerrogativa que Jesucristo atribuyó a los apóstoles y San Pablo extiende a todos los cristianos 6. Los juzgarán no en un juicio de estilo forense, sino con su misma conducta ejemplar, que será un reproche y condenación de los malvados 7. Y dominarán sobre los pueblos. A la mañana - escribe el salmista - dominan los justos sobre los impíos, mientras el abismo abre sus fauces y consumirá su lozanía.8
El dominio de los justos en la inmortalidad no será un dominio de orden humano y temporal, como el que los judíos esperaban para los tiempos mesiánicos, sino espiritual; reinarán eternamente con Dios en la gloria, a quien Cristo entregará sus poderes cuando haya conquistado todos los redimidos para que sea Dios todo en todas las cosas 9, Pusieron su confianza en el Señor, el cual les da a entender ahora la razón de su conducta al enviarles sufrimientos mientras los impíos gozaban; fueron fieles a su amor en la tierra y ahora permanecerán eternamente con El gozando de su gloria. Todo lo cual es debido, en último término, a la bondad y misericordia de Dios, que se goza en hacer bien a los elegidos.
Con razón la Iglesia ha escogido para la epístola de la misa de los mártires, fuera del tiempo pascual, la perícopa 1-8. Mientras sus cuerpos eran atormentados por los hombres, sus almas estaban seguras en las manos de Dios. El don de fortaleza de su divino Espíritu los mantuvo firmes en el martirio, y ofrendaron al Señor el holocausto de sus vidas, y ahora reinan con Cristo y gozan de gloria eterna en la casa del Padre. En unos cuantos versos - escribe Weber -, el libro de la Sabiduría ha resuelto con simplicidad, pero con una claridad hasta ahora desconocida, el problema del sufrimiento, que tanto había preocupado a los otros hagiógrafos, sus predecesores; el cristianismo no tendrá sino que completar estas nociones, añadiendo la idea del valor redentor del sufrimiento de todos (Col_1:24) y la de la imitación de Cristo crucificado (Luc_9:23...), para que tengamos una respuesta satisfactoria a este gran misterio del dolor humano permitido por Dios, y que nuestra sensibilidad rehuye tan obstinadamente.10
Por el contrario, los impíos sufrirán el castigo por la actitud malvada que reflejan en sus razonamientos contra los justos (v. 10.12). Cometieron un doble delito: despreciaron y persiguieron al justo n y se apartaron del Señor; esto podría entenderse de los gentiles, dado que el culto a los ídolos es un apartarse del Dios verdadero; pero es más probable que el autor aluda a los judíos apóstatas, cuya defección tenía que indignar al autor sagrado. Son en verdad desgraciados quienes desprecian la sabiduría y la disciplina, es decir, el conocimiento de Dios y la actitud moral que él lleva consigo. Su esperanza es vana, en contraste con la felicidad eterna, que colma la de los justos 12; sus trabajos infructuosos, como realizados en pecado, no tienen valor alguno para la vida eterna.
Los efectos de su maldad repercutirán en sus mismos familiares. La impiedad de los hijos - escribe Lesétre - no es la consecuencia fatal de la iniquidad de su padre, sino el resultado habitual de la educación que ellos reciben y de los ejemplos que tienen ante sus ojos.13 El hombre impío fácilmente con su ejemplo, cuando no con su persuasión y amenazas, hace a su mujer y a sus hijos partícipes de su maldad. La afirmación es también verdadera en el supuesto contrario. Los mandos - escribe A Lapide - que quieran a sus esposas y a sus hijos virtuosos y castos, denles ellos ejemplo de honradez y castidad; ellos seguirán este ejemplo, y Dios premiará la rectitud del marido con este premio.14

Segundo Contraste: Mejor Esterilidad con Virtud que Fecundidad con Maldad (Luc_3:13-18).
13 Pero, aun estéril, dichosa es la incontaminada, que no conoció el lecho pecaminoso; tendrá parte en el premio de las almas santas. 14 Dichoso también aun el eunuco que no obró maldad con sus manos, ni ha concebido malos pensamientos contra el Señor, porque le será otorgado un especial galardón por su fidelidad y un muy deseable puesto en el templo del Señor. 15 Porque glorioso es el fruto de los trabajos honrosos, y la raíz de la sabiduría es imperecedera. 16 Pero los hijos de las adúlteras no lograrán madurez; la descendencia del lecho criminal desaparecerá. 17 Y aun si alcanzan larga vida, serán tenidos en nada, y su ancianidad será al fin deshonrosa. 18 Y si muriesen prematuramente, no tendrán esperanza, ni consuelo en el día del juicio. El fin del injusto linaje es nefasto.

El último verso de la perícopa precedente lleva al autor sagrado a contrastar la suerte de quienes, sin haber tenido posteridad familiar, practicaron la virtud con la de aquellos que, habiendo tenido una numerosa descendencia, se dieron a la impiedad. La Ley presenta la descendencia numerosa como una bendición a los justos en recompensa de su virtud, y la esterilidad como un oprobio y castigo de Dios a los impíos, que quedaban, por lo mismo, excluidos entre los ascendientes del Mesías 15. Sin embargo, la esterilidad que se abstuvo del pecado y no se contaminó con uniones adulterinas o incestuosas tendrá parte en el premio de las almas justas y gozará, como ellas, de la gloria inmortal. Semejante suerte espera al eunuco impotente para engendrar hijos por naturaleza o por la acción de los hombres. El Deuteronomio lo excluye de la asamblea de Yahvé 16. Isaías, sin embargo, dice que Yahvé dará un nombre eterno a los eunucos que hicieren lo que es grato al Señor. Nuestro autor dice que los que observaren una vida justa obtendrán un galardón especial y un puesto muy deseable en el templo del Señor (v.14). El Nuevo Testamento encomia, sobre el estado matrimonial, la virginidad voluntariamente abrazada por amor al reino de los cielos, pues une al alma más íntimamente con Dios y deja más libre su corazón para entregarse por su amor al bien de las almas', redimidas con la sangre de Cristo. Estas almas, que se vieron privadas en la tierra de las satisfacciones de la carne, obtienen en ella un sentido y gusto especial por las cosas espirituales, y en el cielo una gloria especial, como dice San Agustín, sobre los demás glorificados. La razón de todo ello es que las buenas obras merecen un premio glorioso, tanto mayor cuanto mayor esfuerzo hubo de poner el justo para realizarlas. La raíz de las mismas, que es la sabiduría, el conocimiento de Dios y cumplimiento de su voluntad, produce frutos de vida inmortal.
En cambio, la descendencia de los adúlteros tendrá la mayoría de las veces un fin funesto en esta vida y en la otra (v.16-18). La ley de Moisés prohibía fueren admitidos en la asamblea de Yahvé ni aun en la décima generación. El sabio dice que no llegarán a la madurez; suelen heredar los vicios de los padres, que debilitan sus energías físicas y les impiden alcanzar una edad avanzada. Y si la consiguen, sus días estarán llenos de deshonra; no hay vicio que repela tanto como la lujuria; su vejez no se verá rodeada de esa estima y reverencia que la acompañan cuando las canas de la ancianidad siguen a una vida virtuosa. Si les sorprendiere una muerte prematura, carecerán de la esperanza de las almas justas; en el día del juicio, en lugar del premio que éstas reciben, ellos obtendrán el castigo de sus liviandades. Dice el salmista que la desgracia mata al impío 17, y Ben Sirac afirma que el camino de los pecadores está enlosado, pero su fin es la sima del hades 18.

1 Isa_9:6; Lev_2:14. - 2 Sal 66:10; Pro_17:3; Ecl_2:5. - 3 Rom 4. - 4 12:3. - 5 Mat_13:43. Otros interpretan: cuando en un cañaveral se declara un incendio, éste se propaga rápidamente, y el fuego abrasa y consume todas las cañas. Así la gloria y resplandor de los justos reducirá a cenizas, a la oscuridad, los impíos que los persiguieron (Weber, Lesétre, Fischer). - 6 Mat_19:28; Luc_22:30; 1Co_6:2; Rev_20:4. - 7 Luc_11:31. - 8 Sal_49:15; Sal_2:9-10; Sal_72:8-11; Sal_110:1; Sal_149:6-9; Dan_7:22.27. - 9 1Co_15:28; Efe_2:6; 2Ti_2:12. - 10 O.c., p.417. - 11 Si bien ôïõ äéêáßïí podría tomarse como neutro, dado que se refiere al justo de que habla en el c.2, es preferible considerarlo como masculino con la mayoría de las versiones. - 12 Isa_59:5-7; Pro_10:24. - 13 O.c., p.43. - 14 O.c., p-341. - 15 Gen_16:1-4; Exo_23:26; Lev_20:20-21; Deu_7:4; Ose_9:14; Sal_77:31; Luc_1:25. -Luc_16 23:1. -Luc_17 34:22. -Luc_18 21:11.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter III.

1 The godly are happie in their death, 5 and in their troubles; 10 The wicked are not, nor their children: 15 But they that are pure, are happie, though they haue no children: 16 For the adulterer and his seed shall perish.
1 But [ Deu_33:3.] the soules of the righteous are in the hand of God, and there shall no torment touch them.
2 [ Sirach 5.4.] In the sight of the vnwise they seemed to die: and their departure is taken for misery,
3 And their going from vs to be vtter destruction: but they are in peace.
4 For though they bee punished in the sight of men: yet is their [ Rom_8:24; 1Co_5:1; 1Pe_1:13.] hope full of immortalitie.
5 And hauing bene a little chastised, they shalbe greatly [ Or, benefited.] rewarded: for God [ Exo_16:4; Deu_8:2.] proued them, and found them [ Or, meet.] worthy for himselfe.
6 As gold in the furnace hath hee tried them, and receiued them as a burnt offering.
7 And in the time of their [ Mat_13:43.] visitation, they shall shine and runne to and fro, like sparkes among the stubble.
8 They [ Mat_19:28; 1Co_6:2.] shall iudge the nations, and haue dominion ouer the people, and their Lord shall raigne for euer.
9 They that put their trust in him, shall vnderstand the trueth: [ Or, and such as be faithfull shall remaine with him in loue.] and such as be faithfull in loue, shall abide with him: for grace & mercy is to his saints,
and he hath care for his elect.
10 But the [ Mat_25:41.] vngodly shalbe punished according to their owne imaginations, which haue neglected the righteous, and forsaken the Lord.
11 For who so despiseth wisedome, and nurture, he is miserable, and their hope is vaine, their labours vnfruitfull, and their works vnprofitable.
12 Their wiues are [ Or, light, or vnchaste.] foolish, and their children wicked.
13 Their of-spring is cursed: wherefore blessed is the barren that is vndefiled, which hath not knowen the sinfull bed: she [ Isa_56:5.] shall haue fruit in the visitation of soules.
14 And blessed is the Eunuch which with his hands hath wrought no iniquitie: nor imagined wicked things against God: for vnto him shall be giuen the [ Isa_56:4-5.] [ Greek: the chosen, or amongst the people.] speciall gift of faith, and an inheritance in the Temple of the Lord more acceptable to his minde.
15 For glorious is the fruit of good labours: and the root of wisedom shall neuer fall away.
16 As for the children of adulterers, they shall not [ Or, be partakers of holy things.] come to their perfection, and the seed of an vnrighteous bed shal be rooted out.
17 For though they liue long, yet shall they bee nothing regarded: and their last age shall be without honour.
18 Or if they die quickly, they haue no hope, neither comfort in the day of [ Or, bearing.] triall.
19 For horrible is the end of the vnrighteous generation.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Los justos están en paz. ¿Cuál es el sentido del sufrimiento de los justos? ¿Qué premio reciben los fieles de Dios, cuando la realidad muestra que los malvados son los que triunfan? Ambas preguntas son conocidas entre los investigadores de la Biblia como el problema de la retribución. El libro de la Sabiduría ofrece esta solución:
El sufrimiento es una prueba para la purificación de la fe del creyente (Gén_22:1; Tob_12:13; Job_1:2; Sal_66:10; 1Pe_1:6s). Al final de los tiempos habrá un juicio en que Dios intervendrá a favor del justo (Dan_12:3; Mat_13:43) y en contra de los malvados (cfr. Isa_1:31; Isa_5:24; Nah_1:10; Abd_1:18; Zac_12:6; Mal_3:10).
Éste es el primer texto de la Biblia en el que se habla de la esperanza bienaventurada de los justos. Hace muchos años que se escribió esta obra. La solución al problema de la retribución ha de encarnarse hoy también entre los cristianos. El sufrimiento puede ser comprendido como la llamada de Dios a la solidaridad, y la esperanza, más que como una venganza, como posibilidad para descubrir los signos del reino ya en este mundo.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_8:18; 2Co_4:17

[2] Sal_17:3; Sal_26:2; Pro_17:3; Job_23:10

NOTAS

3:5 Sobre la prueba, piedra de toque y medio de purificación del justo, ver Gén_22:1; Tob_12:13; Job_1:2; Sal_66:10; 1Pe_1:6-7.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_8:18; 2Co_4:17

[2] Sal_17:3; Sal_26:2; Pro_17:3; Job_23:10

NOTAS

3:5 Sobre la prueba, piedra de toque y medio de purificación del justo, ver Gén_22:1; Tob_12:13; Job_1:2; Sal_66:10; 1Pe_1:6-7.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



4. En el libro de la Sabiduría, la palabra "inmortalidad" no significa simplemente la supervivencia más allá de la muerte, sino el gozo pleno y definitivo junto a Dios (5. 15). En la vida presente, la "inmortalidad" es objeto de esperanza. Pero el justo ya la posee en germen, porque la justicia es la "raíz de la inmortalidad" (15. 3) y el amor a la Sabiduría es "garantía de la incorruptibilidad" (6. 18).

8. Ver Dan_7:27; Apo_2:26-27; Apo_5:10; Apo_20:4-6.

9. "Comprenderán la verdad" porque se revelarán los misteriosos designios de Dios (2. 22) y se pondrá de manifiesto el verdadero sentido del sufrimiento y de la muerte (4. 17).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*3:1-12 Procediendo por contrastes, el autor intenta esclarecer en Sab 3:1-19; Sab 4:1-9 algunos enigmas no resueltos de la vida humana como el sufrimiento del justo, su esterilidad frente a la fecundidad del impío y su muerte prematura. Mientras Eclesiastés y Job no pudieron solucionar el problema de la retribución de justos y malvados, el autor de Sabiduría ofrece una vía de solución: Dios acepta el sufrimiento de los justos como sacrificio de holocausto, es decir, como una entrega total y sin reservas de la persona.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Rom 8:18; 2Co 4:17; Sal 17:3; Sal 26:2.

Torres Amat (1825)



[3] En la morada celestial. 2 Cor 5, 1.

[5] Rom 8, 18.