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Cantaré a Yahvé mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
(Salmos 104, 33) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

אָשִׁ֣ירָה‎(שִׁיר)

Hebrew|ʔāšˈîrā|sing

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H7891] [v.cv.ad] [2378]
[שיר] [GES7850] [BDB8639] [HAL8573]

לַ‎(לְ)

Hebrew|la|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

יהוָ֣ה‎(יהוה)

Hebrew|[yhwˈāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

בְּ‎(בְּ)

Hebrew|bᵊ|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

חַיָּ֑י‎(חַיִּים)

Hebrew|ḥayyˈāy|life

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2416] [h.cd.ag] [644f]
[חיים] [GES2362] [BDB2638] [HAL2631]

אֲזַמְּרָ֖ה‎(זָמַר)

Hebrew|ʔᵃzammᵊrˌā|sing

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H2167] [g.bq.aa] [558]
[זמר] [GES2114] [BDB2359] [HAL2364]

לֵ‎(לְ)

Hebrew|lē|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

אלֹהַ֣י‎(אֱלֹהִים)

Hebrew|ʔlōhˈay|god(s)

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H430] [a.dl.ad] [93c]
[אלהים] [GES407] [BDB437] [HAL452]

בְּ‎(בְּ)

Hebrew|bᵊ|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

עֹודִֽי‎(עֹוד)

Hebrew|ʕôḏˈî|duration

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5750] [p.bc.ab] [1576a]
[עוד] [GES5695] [BDB6301] [HAL6220]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Salmo 104 (Vg 103): La Gloria de Dios en la Creación.
E ste maravilloso poema, de profunda sensibilidad lírica y religiosa, es, en realidad, un himno a Dios, creador y conservador del universo y de todo lo que en él hay: la naturaleza muda, el reino vegetal, el animal y el nombre, es decir, todas las maravillas y esplendores de la creación, en su diversa y rica manifestación. Es una lección maravillosa de alta teodicea, en la que se descubre la profunda teología de los seres bajo la providencia divina. Es un comentario poético del primer capítulo del Génesis: el mundo inanimado al servicio del mundo viviente, éste al servicio del ser humano, y éste, rey de la creación, al servicio de Dios. En su maravillosa obra se transparenta su grandeza deslumbradora, su magnificencia, su bondad y su poder. Todo es maravilloso las fuerzas de la naturaleza y los seres vivientes , porque todo es reflejo de la sabiduría divina. Después de haber creado el universo dio la vida, y ésta se renueva incesantemente por su soplo conservador. Todo lleva el sello de una finalidad concreta, lo que supone orden, belleza, bondad y armonía. Es la confirmación del vidit quod esset borium del relato de la creación. Sólo el pecado rebeldía contra Dios introduce el desorden en el cosmos; por eso el salmista termina su magnífico himno deseando que desaparezcan los pecadores e impíos, que con sus acciones torpes desentonan en la gran orquesta de la creación.
En la literatura egipcia encontramos el Himno a Aton, dios solar venerado especialmente por el rey Amenofis IV Ejnaton (s.XIV a.C.), en el que se expresan algunas ideas similares: Cuando te ocultas (el disco solar), la tierra está en tinieblas como la muerte... El león abandona su guarida... La tierra se ilumina cuando tú apareces en el horizonte... Los hombres se despiertan..., la tierra entera se dedica a sus trabajos...1 Pero las semejanzas son tangenciales y fortuitas, ya que el espectáculo de la naturaleza, que parece dormirse de noche y despertarse con los rayos solares, es un fenómeno al alcance de todos los poetas de todos los pueblos y generaciones. No se puede, pues, afirmar dependencia literaria del salmo hebreo respecto del fragmento egipcio. El poema del Salterio es un simple comentario poético del relato bíblico de la creación: lo que el autor sacerdotal dice escuetamente sobre la aparición progresiva de las obras de la creación, el salmista lo embellece con maravillosos recursos líricos. Para él, la creación es la revelación de la incomparable majestad de Dios; su omnipotencia se refleja en la manifestación de las fuerzas de la naturaleza: los mares son confinados a sus límites; la lluvia fertiliza la tierra; la luna y el sol señalan las estaciones; los animales viven de la fertilidad de la tierra. En todo se refleja la mano poderosa y providente del Creador.
Como este salmo empieza y termina con las mismas palabras de invitación a bendecir al Señor, no pocos autores creen que es obra del mismo autor del 103, que acabamos de estudiar. No obstante, el enfoque es diverso, pues en el anterior el salmista se fijaba, sobre todo, en el poder liberador de Dios en la historia respecto de sus fieles y del pueblo israelita, mientras que en el 104 se canta el poder y providencia de Dios en la obra de la creación en general y sus relaciones con el hombre como rey de la creación, sin aludir a la elección del pueblo hebreo. Es un enamorado de la naturaleza que sabe leer lo invisible divino a través de lo visible creado 2.

El poder de Dios, manifestado en la creación (1-9).
1 ¡Bendice, alma mía, a Yahvé! Yahvé, Dios mío! tú eres grande; estás revestido de majestad y esplendor, 2 envuelto de luz como de un manto; despliegas los cielos como una tienda; 3 edificas sobre las aguas tus moradas superiores. Haces de las nubes tu carro, avanzando sobre las alas del viento. 4 Tienes por mensajeros a los vientos 3, y por ministros llamas de fuego. 5Has establecido la tierra sobre sus bases, para que nunca después vacilara. 6La cubriste del océano abismal como de un vestido, y las aguas se detuvieron sobre los montes. 7A tu amenaza huyeron, al fragor de tu trueno huyeron asustados, 8y se alzaron los montes y se abajaron los valles hasta el lugar que les habías señalado. 9 Pu-sísteles un límite, que no traspasarán, no volverán a cubrir la tierra.

El poeta se extasía ante la grandeza del Creador; las maravillas de la naturaleza pregonan su majestad y sabiduría. Inaccesible a la mirada humana, aparece envuelto en un halo luminoso: la luz es el manto de su majestad imperial. En efecto, la primera obra de la creación es la luz, y es también la primera condición de vida, la fuente de la alegría y el símbolo de la pureza. Por eso el poeta concibe al Eterno en atuendo de majestad, revestido de luz y esplendor. San Pablo dirá de Dios que habita en. una luz inaccesible4; y San Juan: Dios es luz y en El no hay tiniebla alguna.5
El salmista va concretando las obras de la creación siguiendo el relato bíblico y empieza por los cielos, que concibe como una tienda extendida sobre la tierra. Con su palabra extiende los inmensos cielos con la misma facilidad con que el nómada extiende su tienda; pero sobre ella y encima de las aguas superiores están las moradas de Yahvé, en el cielo empíreo. Según la concepción cosmogónica hebraica, sobre la masa sólida del firmamento se extendía el depósito de aguas que Dios reserva para los momentos diluviales 6. El poeta concibe a Dios morando en la cúspide del cielo, conforme a lo expresado por Amo_9:6 : El edificó en los cielos su morada y la fundó sobre la bóveda de la tierra.
Siguiendo su maravillosa inspiración poética, el salmista presenta a Yahvé avanzando majestuoso como un rey en su carro las nubes tirado por la cuadriga de las alas del viento, siendo sus mensajeros precursores los mismos vientos, y sus ministros, o guardia de corps, los rayos o llamas de fuego (v.4). Dios se manifiesta en la tempestad en medio de truenos y rayos 7, que son un reflejo de su majestad aterradora.
Conforme a la narración del Génesis, el salmista habla ahora de la consolidación de la tierra y de la separación de las aguas 8. La tierra era concebida como un edificio que descansa en unas columnas que se sumergen en lo profundo del abismo. Y la gran maravilla de la omnipotencia divina consiste en que, a pesar de hacerla reposar sobre la masa líquida, no vacila ni se conmueve 9. En su estado primitivo aparecía cubierta por el océano abismal, como si fuera su vestido 10, siendo sumergidos hasta las cimas de los montes. Pero a una orden de Yahvé, manifestada en un trueno, las aguas se disiparon, huyendo hacia los lugares que de antemano les había señalado (v.8). Es la obra del tercer día de la creación: la separación de las aguas y la aparición de la tierra seca 11. En ese momento se obró la conformación actual de la masa terrestre: se alzaron los montes y se abajaron los valles. Las grandes conmociones cósmicas de los primeros períodos geológicos dieron por resultado la irregularidad del relieve de la corteza terrestre. El salmista lo atribuye todo directamente a las órdenes divinas, conforme a su esquema religioso de la naturaleza. Yahvé con su omnipotencia señaló los límites al mar, para que no anegara a la tierra, haciendo así posible en ella la vida 12.

Dios provee de medios de vida a los vivientes (10-18).
10 Tú haces brotar en los valles los manantiales, que corren luego entre los montes. 11Ellos abrevan a todos los animales del campo y en ellos matan su sed los onagros, 12Junto a ellos se posan las aves del cielo, que cantan en la fronda. 13De tus altas moradas riegas los montes, y del fruto de tus obras se sacia la tierra. 14Hace nacer la hierba para las bestias, y las plantas para el servicio del hombre, para sacar de la tierra el pan; 15 y el vino, que alegra el corazón del hombre, y el aceite, que hace lucir sus rostros, y el pan, que sustenta el corazón del hombre. 16Se sacian los árboles de Yahvé, los cedros del Líbano que plantó, 17 en los cuales anidan los pájaros; f y los cipreses, domicilio de las cigüeñas; 18 los altos montes para las gamuzas, los riscos para madriguera del damán.

A pesar de haber confinado las aguas a un lugar, Yahvé ha provisto a las necesidades de la vegetación y de los vivientes con manantiales en los valles. La descripción es bellísima: los onagros o asnos salvajes, moradores de la estepa, van ansiosos a apagar su sed 13; los pájaros pueblan los escasos árboles que nacen junto a los lugares húmedos. Y a donde no llegan los manantiales provee Yahvé con la lluvia del cielo: riega los montes. En Deu_11:11 se describe a Palestina como un país de montañas y valles que recibe agua de la lluvia del cielo. De esa relativa humedad proviene la parca feracidad de la tierra. Con su trabajo, el hombre saca fruto para su manutención: trigo, vino y aceite, los productos característicos de Palestina, país mediterráneo 14. El salmista se complace en destacar la finalidad ornamental del aceite perfumado, que hace lucir los rostros, y la alegría que produce el vino en los corazones 15. En el apólogo de Jotán contesta la vid a los otros árboles que querían nombrarla reina: ¿Voy yo a renunciar a mi mosto, alegría de Dios y de los seres humanos, para ir a mecerme entre los árboles?16
Hasta los árboles más corpulentos los árboles de Yahvé , como los cedros del Líbano, reciben el riego atmosférico enviado por Dios, que los plantó; los árboles que nacen espontáneamente en el monte son considerados como plantados por Dios, en contraposición a los frutales y demás plantas que son plantados por la mano del ser humano 17. En ellos y en los cipreses anidan las grandes aves, como las cigüeñas, como en los altos montes vive la gamuza, y en los riscos inaccesibles el damán, especie de conejo salvaje 18.

Variedad y sabiduría en las obras de la creación (19-26).
19 Tú has hecho la luna para medir los tiempos; el sol conoce (la hora de) su ocaso. 20 Tú extiendes las tinieblas, y es de noche, y en ella corretean todas las bestias del bosque. 21 Rugen los leoncillos por la presa, pidiendo a Dios así su alimento. 22 Sale el sol, y se retiran y se acurrucan en sus cuevas. 23 Sale el hombre a sus labores, a sus haciendas hasta la tarde. 24 ¡Cuántas son tus obras, oh Yahvé! ¡Todas las hiciste con sabiduría! Está llena la tierra de tu riqueza: 25 éste es el mar, grande, inmenso; allí reptiles sin número, animales pequeños y grandes, i 26 Allí las naves se pasean, y ese Leviatán que hiciste para juguete tuyo.

La sucesión de días y de noches es una de las maravillas de la naturaleza; en realidad, obedecen a las órdenes divinas, que ha puesto la luna para determinar los tiempos, meses y estaciones del año, según se dice en Gen_1:14. Por instinto comunicado por Dios, el sol sabe cuándo debe retirarse, pues conoce su ocaso, y debe dejar paso a las tinieblas nocturnas, también enviadas por Dios. Es el tiempo en que campean libremente, amparadas en la oscuridad, las fieras del bosque. También ellas fueron creadas por Dios, y tienen derecho a su sustento 19.
La salida del sol señala la hora de la aparición del hombre para ir a sus labores (v.23). Todo está maravillosamente ordenado por el Creador (v.24). Hasta el tenebroso y caótico océano abismal está bajo las órdenes del Omnipotente. En él pululan los grandes cetáceos, y los pequeños peces, todos obra de Yahvé, pero entre ellos sobresale la maravilla del Leviatán, monstruo marino que Dios domeña y utiliza como juguete en sus momentos de ocio 20. El antropomorfismo es audaz y refleja bien el alto concepto que del poder de Dios tenía el salmista.

El espíritu de Yahvé, conservador y renovador del universo (27-35).
27 Todos ellos esperan de ti que les des alimento a su tiempo. 28 Tú se lo das y ellos lo toman; abres tu mano y se sacian de bien. 29 Si tú escondes tu rostro, se conturban; si les quitas el espíritu, expiran y vuelven al polvo. 30 Si mandas tu espíritu, se recrían, y así renuevas la faz de la tierra. 31 Sea eterna la gloria de Yahvé y Yahvé gócese en sus obras. 32 Mira la tierra, y tiembla; toca los montes, y humean. 33 Yo cantaré a Yahvé mientras viva; entonaré salmos a mi Dios mientras subsista. 34 Séale grato mi hablar, y yo me gozaré en Yahvé. 35 ¡Desaparezcan de la tierra los pecadores y dejen de ser los impíos! Bendice, alma mía, a Yahvé. Aleluya.

Para todos los animales, Dios es el despensero general, y, por eso, todos están pendientes de su generosidad para poder satisfacer su apetito. Si les da el alimento, lo toman con avidez, mientras que, cuando escasea escondes tu rostro , al punto se quedan macilentos. El mismo hálito vital depende de Yahvé. Si lo retira, se convierten en polvo21] pero, si vuelve a otorgar el hálito vital, surgen de nuevo otros que se recrían, renovándose así, en ciclo constante, la superficie de la tierra con sus moradores (v.30).
El salmista concluye su maravilloso poema con un canto de alabanza al Dios que obra tales maravillas; sus criaturas son para su gloria, y por eso desea que el mismo Dios se goce en sus obras como en el momento de la creación, cuando veía que todas eran buenas22. De nuevo insiste en la majestad de Dios, que con su mirada hace temblar la tierra, y, al tocar con la punta de los pies los montes, éstos se derriten y humean (v.32). Las expresiones son semejantes a las de Amo_9:5, y parecen calcarse en la descripción de la teofanía del Sinaí 23.
El salmo se cierra con el deseo de que desaparezcan los pecadores de la tierra, porque son los únicos que desentonan en la gran sinfonía de la creación (v.35).

1 Cf. Lagier, Le Pharaon du disque solaire: Recherches des Se. Relig. (1913) p.297-341. 2 Cf. Rom_1:20. 3 Los LXX y Vg: qui facit angelos suos spiritus. El autor de la Epístola a los Hebreos, basándose en esta traducción, deduce la inferioridad de los ángeles respecto de Cristo. 4 1 Tim 6:16. 5 1Jn_1:5. 6 Cf. Gen_1:7; Sal_29:4; Sal_148:5. 7 Cf. Sal_18:11; Isa_19:1; Dan_7:13; Mat_24:30. 8 Cf. Gen_1:10; Job_38:8-11. 9 Cf. Job_38:6; Pro_8:29. 10 Cf. 1:3. 11 Gen_1:9-13. 12 Cf. Job_38:10; Pro_8:20, 13 Cf. Job 39:7- 14 Cf. Deu_12:17. 15 Cf. Ecl_10:19. 16 Jue_9:13. 17 Cf. Num_24:6, 18 Cf. Sam 24:2; Job_39:1. 19 Cf, Sal_157:9. 20 Cf. Job_40:20; Sal_41:5. 21 Cf. Job_34:14; Hec_17:25; Col_1:17. 22 Cf. Gen_1:7. 23 Cf. Exo_19:18; Sal_144:5; Sal_146:2.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Salmo 104. Rapsodia de la Creacion

La majestuosidad de: Bendecid al Señor, el Todopoderoso, el Rey de la creación, comparado con la exuberancia de: Todas las criaturas de nuestro Dios y Rey, capta bastante bien la relación de Gén. 1 con el Sal. 104.

Este Salmo convierte la verdad de la creación en un canto, la teoría sobre el medio ambiente en maravilla y alabanza. La secuencia del Salmo concuerda con Gén. 1 y podemos imaginar al poeta meditando en aquella gran declaración del Creador y su obra para dar rienda suelta a su imaginación.

Existe un amplio paralelo estructural entre los dos pasajes. El Salmo empieza con un prólogo, una convocatoria a la alabanza y adoración personal (1) y termina con un epílogo de adoración y alabanza personal (31– 35). Entre medio, el cuerpo del Salmo sigue a Gén. 1. Con 2 cf. Gén. 1:3– 5; con 3 y 4, Gén. 1:6– 8; con 5– 13, Gén. 1:9, 10; con 14– 18, Gén. 1:11– 13; con 19– 24, Gén. 1:14– 19; con 25, 26, Gén. 1:20– 28, con 27– 30, Gén. 1:29– 31.

Una característica interesante en la manera como este Salmo presenta su tema es la alternancia sorpresiva entre las formas tú y las formas él: tú, 1, 6– 9, 13b, 20, 24– 30; él, 2– 4, 10– 13a, 14– 19 (lit. él hizo la luna para las estaciones), 31– 35. Mayormente, estos cambios ocurren en puntos donde el Salmo pasa a otra sección, pero sin ninguna regularidad observable. No parece posible ver aquí evidencias de un canto antifonal. El punto es más bien que el Creador es él y tú, un Dios observado en sus obras y también conocido personalmente.

Otro punto de interés en el Salmo (aunque uno que no puede expresarse fácilmente en la traducción) es que los verbos usados son a veces en el tiempo perfecto heb. (lo que es fijo, ya asentado), o en el imperfecto (lo que es regular, repetitivo) y el participio (un estado inmutable). El tiempo perfecto expresa la grandeza y majestad permanentes de Dios; el carácter histórico definitivo de la obra de la creación y sus formas y entornos fijos y la sabiduría evidente en ella. Los participios expresan hechos inmutables: el testimonio de la creación en cuanto a su Creador; inmutablemente provee y observa. Los tiempos imperfectos expresan las obras repetidas de Dios en satisfacer las necesidades de la tierra, las transformaciones habituales, las provisiones, el quitar la vida, la renovación y cómo de tiempo en tiempo toca la tierra, controlando sus potencias.

1– 9 Creador y creación: trascendente, que mora en, dominante. 1 Bendice (ver 103:1). Qué grande, etc. El Creador es trascendente en su grandeza. Si hemos de distinguir entre gloria y esplendor, la primera es su importancia intrínseca, la última: su majestad observable. 2– 4 El ropaje es siempre una metáfora del carácter y la consagración. Si su vestidura es luz, es porque Dios es luz (1 Jn. 1:5) y el que la dio (Gén. 1:3; 2 Cor. 4:6). Pero también, desde la figura del Creador envuelto en luz, el Salmo se desplaza desde su trascendencia a su inmanencia. No está lejos de su creación (deísmo); ni debe ser identificado con ella (panteísmo); sino que mora en el mundo que creó. Los cielos son su tienda (2); lo que Gén. 1:7 llama las aguas que están sobre la bóveda son el fundamento sobre el cual se levantan sus altas moradas (3), fuera del alcance de la vista. Pero es también el Jinete en las nubes sobre nosotros y presente en derredor nuestro en el viento (3). Además, las fuerzas invisibles del orden creado cumplen su voluntad, como así también las potencias visibles, sea ya el calor acogedor del fuego o la destrucción espantosa de la bola de fuego. 5– 9 Se aplican a las imágenes anteriores del Creador en relación con la creación: él planificó su seguridad, determinó su condición (Gén. 1:2) y, por su sola palabra, la ordenó en su forma predeterminada y duradera.

10– 23 Creador y creación: Creación organizada para mantener la vida. 10– 13 Encerrados entre dos verbos (vierte ... das de beber) enseñan que por la obra del Creador, la creación provee agua a sus criaturas. 13– 18 El crecimiento sustenta la vida, y las cosas que crecen, al igual que la forma misma del mundo, proveen protección a la vida. Además, la noche y el día que alternan hacen posible que coexistan las bestias y la humanidad (19– 23). La creación es un sistema sutilmente adaptado para el mantenimiento y el deleite de la vida; y esto por la acción directa del Creador quien hace las vertientes, riega, hace producir el pasto y las plantas.

24– 30 Creador y creación: El Creador es Señor de la vida, la muerte y la renovación. La creación realmente está en incesante actividad, desde el ser marino más pequeño hasta el aterrador monstruo marino, el Leviatán mismo (Job 41:1 ss.) y el constante ajetreo de la humanidad. Pero (sépanlo o no) todos dependen del Creador quien provee lo que necesitan, existen sólo por lo que él da, están sujetos a su determinación soberana en cuanto a la hora de su muerte, y la vida misma sobre la tierra sigue porque es su voluntad renovarla.

31– 35 Creador y creación: El Creador santo y su gozo en la creación. La gloria aquí se trata de la gloria del Creador exhibida en su universo creado. Si fuera a retirar su gloria, el universo desaparecería. Sólo él le da existencia y estabilidad. Aunque parece muy sólido, es de la mayor fragilidad en relación aun con sus ojos y dedos. Un Creador así es digno de alabanza constante, la insolencia está fuera de lugar y sólo podemos orar que nuestro pobre canto sea agradable, porque él es el Santo y los pecadores no tienen ninguna seguridad definitiva en su creación (35). ¿Qué puede, entonces, hacer el alma mía sino, habiendo considerado las excelencias del Creador, volverse a él en bendición y alabanza?

King James Version (KJVO) (1611)



Psalm CIIII.

[His power.]

1 A meditation vpon the mighty power, 7 and wonderfull prouidence of God. 31 Gods glory is eternall. 33 The Prophet voweth perpetually to praise God.
1 Blesse the Lord, O my soule, O Lord my God, thou art very great: thou art clothed with honour and maiestie.
2 Who couerest thy selfe with light, as with a garment: who stretchest out the heauens like a curtaine.
3 Who layeth the beames of his chambers in the waters, who maketh the cloudes his charet: who walketh vpon the wings of the wind.
4 [ Hebrew:s1.7.] Who maketh his Angels spirits: his ministers a flaming fire.
5 [ Hebrew: he hath founded the earth vpon her bases.] Who laid the foundations of the earth: that it should not be remoued for euer.
6 Thou coueredst it with the deepe as with a garment: the waters stood aboue the mountaines.
7 At thy rebuke they fled: at the voice of thy thunder they hasted away.
8 [ Or, the mountaines ascend, the valleys descend.] They go vp by the mountaines: they goe downe by the valleys vnto the place which thou hast founded for them.
9 Thou hast set a bound that they may not passe ouer: that they turne not againe to couer the earth.
10 [ Hebrew: who sendeth.] He sendeth the springs into the valleys: which [ Hebrew: walke.] runne among the hilles.
11 They giue drinke to euery beast of the field: the wild asses [ Hebrew: break.] quench their thirst.
12 By them shall the foules of the heauen haue their habitation: which [ Hebrew: giue a voyce.] sing among the branches.
13 He watereth the hilles from his chambers: the earth is satisfied with the fruit of thy workes.
14 He causeth the grasse to grow for the cattell, and herbe for the seruice of man: [ Jos_9:13 .] that he may bring forth food out of the earth:
15 And wine that maketh glad the heart of man, and [ Hebrew: to make his face shine with oyle, or more then oyle.] oile to make his face to shine: and bread which strengtheneth mans heart.
16 The trees of the Lord are full of sappe: the cedars of Lebanon which he hath planted.
17 Where the birds make their nests: as for the Storke, the firre trees are her house.

[Gods wisedome, and prouidence.]

18 The hie hilles are a refuge for the wilde goates: and the rockes for the conies.
19 He appointed the moone for seasons; the sunne knoweth his going downe.
20 Thou makest darknesse, and it is night: wherein [ Hebrew: all the beasts thereof doe trample on the forrest.] all the beasts of the forrest doe creepe forth.
21 The young lyons roare after their pray: and seeke their meate from God.
22 The sunne ariseth, they gather themselues together: and lay them downe in their dennes.
23 Man goeth forth vnto his worke: and to his labour, vntill the euening.
24 O Lord, how manifold are thy workes! in wisedome hast thou made them all: the earth is full of thy riches.
25 So is this great and wide Sea, wherein are things creeping innumerable: both small and great beasts.
26 There goe the shippes; there is that Leuiathan, whom thou hast [ Hebrew: formed.] made to play therein.
27 [ Psa_145:15 .] These waite all vpon thee: that thou mayest giue them their meate in due season.
28 That thou giuest them, they gather: thou openest thine hand, they are filled with good.
29 Thou hidest thy face, they are troubled, thou takest away their breath, they die: and returne to their dust.
30 Thou sendest forth thy spirit, they are created: and thou renewest the face of the earth.
31 The glory of the Lord [ Hebrew: shalbe.] shall endure for euer: the Lord shall reioyce in his workes.
32 Hee looketh on the earth, and it trembleth; he toucheth the hilles, and they smoke.
33 I will sing vnto the Lord as long as I liue: I will sing praise to my God, while I haue my being.
34 My meditation of him shalbe sweete: I will be glad in the Lord.
35 Let the sinners be consumed out of the earth, and let the wicked bee no more: blesse thou the Lord, O my soule. Praise yee the Lord.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Himno al Creador. Comienza con un invitatorio (1a), al que siguen tres grandes secciones: cielo (1b-4), tierra (5-24) y mar (25s). Todo está en las manos de Dios (27-30). El versículo 31 es la conclusión, que se alarga al versículo 32. Finaliza el poema con una dedicatoria (33s) y con una alusión a las sombras que afean lo creado. El último estiquio (35b) forma inclusión con el primero (1a). El poeta contempla la creación, y descubre en ella la actuación divina. Ha ido distribuyendo las criaturas de la creación de Gn 1 a lo largo del poema. La primera criatura mencionada es la luz, pero aquí como manto de Dios (2a). Los versículos 2b-3 presentan a la segunda criatura de Gn, pero aquí el cielo es una tienda con sus salones. Los versículos 5s están reservados para la tierra firme; el abismo (océano) ya no es caótico, sino el vestido de la tierra. La tierra fértil y cultivada también aparece al tercer día; el poema dedica a esta obra los versículos 13-15. La luna y el sol, que marcan el paso de la noche al día y las estaciones, aparecen al cuarto día; aquí en los versículos 19-20. Los animales del quinto y sexto día están repartidos por ámbitos: celeste (16), terrestre (17.20s) y acuático (24). El mar es inmenso (24a), bullen en él animales innumerables (como en Gén_1:20s), y, un dato nuevo, ofrece su dorso para que naveguen los navíos, a la vez que es el lugar pensado para que juegue en él el Leviatán o Dios mismo juegue con el Leviatán (26). Todos los animales dependen de Dios para comer (11) y piden a Dios su comida (21). El hombre, la última obra de la creación, es presentado como «homo faber», como labrador (14s.23). La vida de todos los vivientes depende de Dios (29s). Todos tienen su continuidad en la especie (30b). ¡Todo es bello!, como rubrica el autor de Génesis, o todo es gozoso (31b). Todos han de tener en cuenta que cuando contemplan la creación están viendo al rostro divino. ¿Cómo no estremecerse ante Dios? (31). El poeta dedica su canción al Creador, que Él se complazca en esta ofrenda (33s). Lo único que afea la belleza de la creación es la maldad humana: que desaparezca esa maldad (35) y todo será «muy bello». El poeta ha sabido captar lo invisible de Dios a través de lo creado (cfr. Rom_1:20). Los cristianos esperamos una «creación nueva» (cfr. Rom_8:19-23; Col_1:15-17; 2Co_5:17; Apo_21:1-5). Este salmo nos invita a una oración contemplativa y a respetar todo lo creado. Es un buen salmo para esta época ecológica en la que vivimos.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 104.3 ¡Tú afirmaste... allá en lo alto!: Los antiguos israelitas, lo mismo que sus contemporáneos de otros pueblos, pensaban que por encima de la bóveda celeste había un gran océano (Gn 1.6-8; 7.11), del que provenían las lluvias y sobre el cual se elevaba el trono celestial de Dios.

[2] 104.15 Y hace brillar su cara más que el aceite: otra posible traducción: y el aceite que hace brillar su cara. Pan, vino y aceite eran los alimentos principales para los pueblos del mundo mediterráneo. Cf. Os 2.8.

[3] 104.19 Para medir el tiempo: otra posible traducción: para indicar las estaciones. El calendario judío se basa en el mes lunar. La luna se menciona antes que el sol porque los hebreos contaban los días a partir del atardecer. Cf. Gn 1.14-18.

[4] 104.26 Leviatán: Aquí no se trata, probablemente, del temible monstruo marino (véase 74.14 n.), sino de los grandes cetáceos que circulan por los mares.

[5] 104.35 ¡Aleluya!: expresión hebrea tradicional que significa lit. ¡Alaben a Yahvé!

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. Ver nota 29. 10.

4. Ver Heb_1:7.

5-9. Ver 24. 1-2; 95. 4-5; 136. 6.

16. "Líbano": ver nota 29. 6.

26. " Leviatán": ver nota 74. 12-17.

27-28. Ver 145. 15-16.

30. La palabra hebrea traducida por "aliento" puede significar también, según los contextos, "soplo", "viento" o "espíritu". Aquí se refiere a la acción de Dios que infunde la vida y la mantiene. La liturgia cristiana aplica este versículo al Espíritu Santo. Ver nota Jua_3:8.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Sal_146:2

[2] Sal_7:18+ [Sal_7:17]

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Sal_146:2

[2] Sal_7:18+ [Sal_7:17]

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*104 Himno al Rey y Creador. La mirada del poeta se pasea por todos los espacios de la creación y se sorprende ante la belleza de lo creado. Dios se complace en ello. Lo único que afea tanta hermosura es el pecado.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Sal 146:2.

Torres Amat (1825)



SALMO 104 (103)

[26] El leviatán o monstruo marino es una criatura más de Dios, que juega en el mar. Is 27, 1.