Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 110 (Vg 109): El Mesías, Rey y Sacerdote.
E ste breve salmo es quizá el más importante de todo el Salterio; al menos en ninguno se concreta tan bien la personalidad del Mesías. En el salmo 2 se habla del Mesías como lugarteniente de Yahvé; aquí se le presenta además como Sacerdote, reuniendo así las dos potestades: la civil y la religiosa, que tradicionalmente estaban disociadas, pues el rey debía proceder de la tribu de Judá, mientras que el sumo sacerdote debía provenir de la de Leví. En los tiempos mesiánicos, ambas dignidades se juntarán en una persona, representante de Yahvé. San Agustín caracteriza así el presente salmo: brevis numero verborum, magnus pondere sententiarum.
El salmista habla en estilo oracular profético, como si hubiese recibido una revelación particular sobre la persona del Mesías, al que llama su Señor. El lugarteniente de Dios domeñará a sus enemigos, estableciendo su centro de gobierno en Sión. Al mismo tiempo se le conferirá la potestad sacerdotal al modo de Melqui-sedec, y con la ayuda de Yahvé mantendrá su dominio sobre las gentes. Parece que el salmo incluye dos oráculos profetices: uno relativo al Mesías vencedor, y otro al Mesías como sacerdote y juez universal. El estilo es conciso, enérgico, lleno de majestad y no exento de brevedad misteriosa. Los símiles guerreros son vigorosos e impresionantes, pero han de entenderse teniendo en cuenta la hipérbole oriental y la propensión al radicalismo de expresión.
Según el título, también este salmo es de David. Jesucristo hizo uso de él en la argumentación contra los fariseos, y da por supuesto que es de David 2, aunque no trata de dilucidar el problema crítico del origen davídico del salmo, sino que, haciéndose eco de la tradición y de la opinión corriente de entonces, teje su argumento a base de considerar al Mesías como superior al propio David, pues le llama Señor, lo que implica que le reconoce una cualidad superior. Se sostiene la paternidad davídica del salmo en fuerza de la argumentación de Jesús y por las citas del N.T. 3
Los críticos no convienen al asignar la fecha de composición, pues mientras unos rebajan la fecha hasta el tiempo de los Macabeos4, otros mantienen su paternidad davídica, o, al menos, su origen antiguo en los tiempos mejores de la monarquía israelita, antes del destierro babilónico5. Los patrocinadores de la primera opinión creen ver el nombre de Simeón Macabeo en un supuesto acróstico formado a base de las iniciales de algunos versos del salmo. Como éste tuvo las dos potestades real y religiosa en calidad de sumo sacerdote , se explicarían bien los oráculos del salmo; pero hoy día se rechaza ese supuesto acróstico. Por otra parte, el carácter guerrero del Mesías puede explicarse bien en los tiempos de David, y es más inteligible antes de los vaticinios isaianos sobre el Príncipe de la paz.
El Mesías, lugarteniente de Yahvé (1-3).
1
Salmo de David. Oráculo de Yahvé a mi Señor: Siéntate a mi diestra en tanto que pongo a tus enemigos por escabel de tus pies. 2
Extenderá Yahvé desde Sión tu poderoso cetro6
: Domina en medio de tus enemigos. 3
Tu pueblo (se ofrecerá) espontáneamente en el día de tu poder; sobre los montes sagrados será para ti como rocío del seno de la aurora tu juventud. 7
El salmista habla con la autoridad de un profeta que es consciente de haber recibido un mensaje directamente de Dios; por eso emplea la palabra característica del
oráculo profetice,
ne'urn, que alude a una comunicación divina en el lenguaje profetice 8. En el Salterio sólo aparece en
Sal_36:2. Aquí alude a la comunicación misteriosa (como un susurro, traducción aproximada del término
ne'um) recibida de Dios. El contenido de este oráculo se refiere al establecimiento del
Señor del salmista a la
diestra de Yahvé 9, lo que implica su entronización como representante suyo en la tierra, tal como se declara a continuación. En el rito de entronización de los antiguos reyes, solían éstos sentarse a la derecha de la estatua del dios de la nación, para indicar que era su representante ante el pueblo. El salmista, pues, juega con este sentido folklórico,
y presenta a su Señor participando de la soberanía de Dios sobre su pueblo y sobre las naciones en general10.
Esta soberanía y realeza quedan explicitadas en el hecho de someter a sus enemigos, poniéndolos como
escabel de sus pies. En la antigüedad, los reyes vencedores ponían materialmente sus pies sobre las espaldas del vencido para indicar la sujeción total de éste.
Después de la batalla de Betoron, Josué mandó que llevaran ante él a los reyes vencidos (entre ellos el de Jerusalén y el de Hebrón), y ordenó a sus jefes: Poned vuestro pie sobre el cuello. Ellos se acercaron y pusieron su pie sobre su cuello. Después mandó matarlos, colgándolos de los árboles n. En el bajorrelieve de Behistum, Darío aparece con el pie sobre el vencido rey Gaumata, y en las cartas de Tell Amarna, un vasallo cananeo dice al faraón: Yo soy el escabel de tus pies.12 En la Biblia, la tierra, el templo, el arca, son considerados como el escabel de los pies de Yahvé. Aquí, pues, el oráculo profético comunicado al salmista
presenta a su Señor con dominio total sobre sus enemigos.
Y el dominio procederá de Sión, como centro de la nueva teocracia. Desde allí, el Lugarteniente de Yahvé
extenderá su poderoso cetro símbolo de autoridad con dominio pleno sobre los enemigos que se opongan a la implantación de su reinado. Será ese día de su entronización como representante de Yahvé el momento de su plena manifestación militar: el
pueblo se le
ofrecerá espontáneamente a su servicio para luchar por El, y su
juventud acudirá misteriosa y abundantemente, como misterioso y abundante es el
rocío nacido del
seno de la aurora. El misterioso rocío que cubre la tierra sin haber llovido es para los poetas bíblicos considerado como
hijo de la aurora y símbolo de lo desconocido e inesperado. Este parece ser el sentido si aceptamos la lección del texto hebreo 13.
Siguiendo a la versión de los LXX (Contigo el principado en el día de tu poder, en esplendores de santos, del seno, antes de la aurora, te he engendrado), se destaca el origen misterioso del Lugarteniente de Yahvé, al que se presenta engendrado antes del lucero de la mañana. Sería esta declaración un eco de la afirmación del salmo 2: Tú eres mi hijo, yo te
he engendrado hoy. Ya hemos visto, comentando este salmo, las diversas interpretaciones dadas a esta declaración divina, y nos inclinábamos por unas relaciones de
filiación moral entre el Mesías y Yahvé 14.
El sacerdocio eterno (4-7).
4
Ha jurado Yahvé y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. 5
El Señor estará a tu diestra, quebrantando reyes el día de su ira. 6
Juzgará a las gentes, llenando (la región) de cadáveres; aplastará la cabeza sobre la vasta tierra. 7
En el camino beberá del torrente, y por eso erguirá la cabeza 15
. Completando el oráculo anterior, se anuncia ahora una nueva dignidad para el Lugarteniente de Yahvé:
sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. Esta nueva prerrogativa es conferida con solemne juramento por parte de Dios:
Ha jurado Yahvé y no se arrepentirá. La fórmula implica juramento y fidelidad 16. Pero su sacerdocio no estará vinculado a la línea de Aarón, como era de ley en la tradición bíblica, sino que empalmará con el antiguo de los tiempos patriarcales: al modo de Melquisedec, que fue rey de Salem (Jerusalén?) y sacerdote de Elyón (Altísimo?) 17. Ante él se postró el gran patriarca Abraham y le ofreció los diezmos del botín tomado a los reyes que atacaron a la Pentápolis del mar Muerto. Con su doble dignidad
real y sacerdotal es tipo del nuevo sacerdocio del Lugarteniente de Yahvé en los tiempos mesiánicos. El autor de la Epístola a los Hebreos (
Sal_7:3) hace una exégesis rabí nica aprovechando el detalle de que en la Biblia no se mencionan los padres de Melquisedec, y, así, argumenta
que Cristo tiene un sacerdocio superior, distinto del hereditario levítico.
De nuevo vuelve el salmista a insistir en las prerrogativas del Lugarteniente de Yahvé, pues tendrá siempre a Dios a su
diestra, ayudándole y sosteniéndole en la lucha contra los que se opongan a su dominio universal. Conforme a la mentalidad viejotestamen-taria, los presenta como a un guerrero implacable que somete y vence en la batalla a sus enemigos.
El v.7 resulta extraño. Varias son las interpretaciones en el supuesto de que la lección que nos dan el TM y los LXX sea correcta: el salmista juega con el símil del caminante que avanza extenuado por la sed, pero inesperadamente, al encontrar un
torrente de agua, se refrigera y sigue su camino con la cabeza erguida. Otra interpretación más verosímil es la de suponer que el salmista alude al hecho de los guerreros de Gedeón, que, tomando un poco de agua en el arroyo, avanzaron animosos contra los madianitas 18. Así, el Mesías, guerrero implacable, prosigue su lucha exterminador a, persiguiendo a los enemigos, deteniéndose apenas en el arroyo para aplacar la sed y seguir adelante en el combate. No faltan quienes vean en estas palabras del salmo una alusión al hecho de Adonías, primogénito de David, que intentó ser proclamado rey junto a la fuente de Gihón, en Jerusalén 19. David mandó que Salomón fuese ungido allí rey por el sumo sacerdote Sadoc y el profeta Natán 20. En este supuesto,
también el Mesías sería ungido junto a la fuente de Ein Rogue. Pero estas hipótesis, aunque ingeniosas, son muy problemáticas y poco probables 21.
Quizá la suposición más verosímil es la que supone una corrección del texto (pondrá en tu mano la heredad; por ello podrás levantar la cabeza), que se adapta bien al contexto 22. En ese supuesto, se reitera la colación del dominio delegado sobre todos los pueblos. La heredad es en primer término el reino de Israel, que es considerado en la Biblia como propiedad de Yahvé 23, y en torno a él todos los pueblos de la tierra.
Carácter Mesiánico del