Aguardo anhelante a Yahvé,
espero en su palabra;
(Salmos 130, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el
Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: feminine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el
Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: hif‘il
Súplica individual, con una introducción (1s) y en tres movimientos: el Tú divino (3s), el Yo orante (5s) e Israel (7s). La espera y el perdón son correlativos. Primero es Dios quien vigila atento cualquier infracción para castigarla (3; cfr. Job_7:19s; Job_13:27). Después es el hombre quien vigila o aguarda anhelante la llegada de la aurora, que es el momento propicio para obtener misericordia (5s). Finalmente es Israel quien espera la llegada del Señor, en el que sólo hay amor, y por tanto perdón (7s). El perdón es cosa de Dios (4a). El pecador puede clamar desde «lo hondo» (1): desde la situación trágica o desde su condición humana. El Dios de perdón ha de ser respetado con suma reverencia (4b). Rom 7 describe la situación patética del pecador. Heb_4:16 nos invita a acercarnos al trono de la gracia. Con este salmo clamamos a Dios desde lo hondo de nuestra conciencia pecadora o desde lo profundo de nuestra condición humana, porque sabemos que en Dios sólo hay amor.