Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 136 (Vg 135): Canto de Acción de Gracias.
E ste salmo también tiene un aire litúrgico y se asemeja mucho al anterior por su contenido, aunque literariamente se distingue por la inserción de un estribillo en la segunda parte de cada versículo, lo que indica su carácter responsorial, cantado con alternanza de coros. Sabemos por
Esd_3:11 y 2 Par 7:3-6 que en la organización del culto cantaban alternativamente los coros, declarando la bondad y longanimidad de Yahvé. Algunas veces intervenía todo el pueblo con la contestación
Amén, Aleluya! Entre los judíos, este salmo era llamado Gran Hallel, en contraposición al simple Hallel, que comprendía los salmos 113-118; pero aquella denominación pasó a designar también el conjunto integrado por los salmos 135-136 y 120-136.
Podemos distinguir en este himno tres partes:
a) Yahvé, Creador del universo (1-9);
b) libertador del pueblo escogido (10-24);
c) providencia sobre toda criatura (25-26). Como el salmo anterior, éste abunda en reminiscencias de otros salmos y pasajes bíblicos. Parece que en él se inspiró el autor de
Eco_51:1-15 para componer su cántico. Algunos autores consideran el salmo 136 como una explicitación o adaptación coral del contenido del salmo 135.
Yahvé, creador de todas las cosas (1-9).
1
Alabad a Yahvé, porque es bueno, porque eterna es su piedad. 2
Alabad al Dios de los dioses, porque eterna es su piedad. 3
Alabad al Señor de los señores, porque eterna es su piedad. 4
Al que es único en hacer portentos, porque eterna es su piedad. 5
Al que hizo sabiamente los cielos, porque eterna es su piedad. 6
Al que afirmó la tierra sobre las aguas, porque eterna es su piedad. 7
Al que hizo los grandes luminares, porque eterna es su piedad; 8
el sol para dominar de día, porque eterna es su piedad; 9
la luna y las estrellas, para dominar de noche, porque es eterna su piedad. El salmista inicia su himno responsorial invitando a reconocer la
bondad divina y su soberanía sobre todo, incluso sobre los supuestos dioses de los otros pueblos, que para él no tienen vida propia. Su poder es omnímodo, y se manifestó en la obra de la creación. El canto sigue el relato de Gen 1: la formación de los cielos y de la tierra sobre las aguas; después destaca el mundo sideral: el son, la
luna y las
estrellas, que, lejos de ser divinidades, como creían los pueblos gentílicos, son unos instrumentos al servicio del hombre. Cada uno de ellos tiene su momento fijado para aparecer: el sol de día, la luna y las estrellas de noche. Y todo
conforme a un plan divino previamente fijado conforme a su sabiduría.
Protección divina sobre Israel (10-24).
10
Al que hirió a los primogénitos de Egipto, porque es eterna su piedad. n Y sacó a Israel de en medio de ellos, porque es eterna su piedad. 12
Con mano fuerte y brazo tendido, porque eterna es su piedad. 13
Al que dividió en partes el mar Rojo, porque es eterna su piedad. 14
E hizo atravesar a Israel por medio de él, porque es eterna su piedad. 15
Y sumergió al faraón y a su ejército en el mar Rojo, porque eterna es su piedad. 16
Al que condujo a su pueblo por el desierto, porque eterna es su piedad. 17
Que hirió a grandes reyes, porque eterna es su piedad. 1
S Y mató a reyes poderosos, porque eterna es su piedad: 19
a Seón, rey de los amorreos, porque es eterna su piedad; 20
y a Og, rey de Basan, porque es eterna su piedad; 21
cuyas tierras dio en heredad, porque es eterna su piedad, 22
en heredad a Israel, porque es eterna su piedad; 23
que en nuestra humillación se acordó de nosotros, porque es eterna su piedad; 24
y nos libró de nuestros opresores, porque es eterna su piedad. Esta segunda sección del salmo está calcada sobre la segunda del salmo anterior, de la que es una simple adaptación litánica para ser cantado alternativamente con el pueblo.
La Providencia divina (25-26).
25
Que da pan a toda carne, porque eterna es su piedad. 26
Alabad al Dios del cielo, porque es eterna su piedad.
El v.25 parece fuera de lugar, pues la mención de la Providencia sobre todos los seres interrumpe bruscamente el himno,
que canta la protección divina sobre Israel como pueblo 2. Parece que forma parte de una sección perdida en la que se cantaría la solicitud providente de Yahvé sobre todos los animales y sobre el hombre, al estilo del salmo 104. La composición termina
invitando a alabar al Dios del cielo, expresión que sólo aparece aquí en el Salterio y en los libros de la época persa 3. Es una traducción de un título similar aplicado a los dioses de Persia.
1 Cf.
Sal_106:48. 2 Cf. 104:273; 145:15; 147:9. 3 Cf.
Esd_1:2;
Neh_1:4;
Neh_2:4;
2Cr_36:23;
Jon_1:9;
Dan_2:18.