que refuerza los cerrojos de tus puertas
y bendice en tu interior a tus hijos;
(Salmos 147, 13) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Este poema está entre la acción de gracias y el himno. Ateniéndonos a las invitaciones (1.7.12) prevalece la acción de gracias. Se da gracias a Dios o se alaba al Señor de la historia (1-6) y del cosmos (7-11), en cuyas manos está el dominio de la naturaleza (12-20). Estamos en los tiempos de la repatriación de los desterrados y de la reconstrucción de la ciudad (1s). Las heridas del destierro aún son recientes (3). Atrás queda el culto astral de Babilonia: Dios pone nombre a las estrellas, aunque sean innumerables, porque es Señor de ellas (4). Realmente nuestro Dueño es grande; tan grande que ha abatido a los impíos y sustenta a los humildes (5). Tanto poder es digno de una alabanza gozosa (1). Infantería y caballería han sido barridas (10), porque el Señor se deleita en sus fieles, a quienes ama (11), como lo muestra el sustento diario de los animales (8s). Es necesario entonar la acción de gracias (7). Dentro de la ciudad está el pueblo de Dios, sin sacerdotes ni reyes; son simples ciudadanos. No han de temer la llegada del invierno, porque los meteoros hostiles son domesticados: la lana es blanca y protectora; la ceniza, restos del fuego del hogar; las migajas, sobras de la comida... Es decir, es un pueblo cuidado, aun cuando arrecie el frío, y alimentado con el mejor trigo (14). El mayor don es la ley divina que no se comparte con otros pueblos, sino que es monopolio de este pueblo (19). Porque Dios ha actuado de tal modo sólo con este pueblo, es preciso que la ciudad celebre y alabe (12). El pueblo de Dios, en otro tiempo desterrado y disperso, ahora ha sido rescatado y reunido. Desde el salmo es posible acudir al himno joánico (Jua_1:1-14) y desde éste retornar al salmo. Somos el pueblo de Dios, que peregrina por esta tierra y se reúne en la Iglesia. Oramos con este salmo de acción de gracias, porque es justo y necesario dar incesantes gracias a Dios, por medio de Jesucristo.