Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 15 (Vg 14): El Huésped de Yahvé.
E n esta bellísima composición encontramos el código moral del fiel que aspira a vivir en intimidad con Dios en el santuario de Jerusalén.
No se insiste en las purezas rituales levíticas, sino en las morales del corazón; es como el ceremonial de corte exigido al que se propone entrar en intimidad con Yahvé. 1 Sólo el ser humano
íntegro, justo y fiel puede tener acceso a la corte del Dios de Israel. La composición se cifra con una promesa de bendición. La exposición del tema es similar a
Sal_24:3-6 y a
Isa_33:14-16. Por otra parte, el y se reproduce fielmente el precepto de
Lev_25:37 (ley de santidad) y se parece a
Deu_27:25. Por estas dependencias, no pocos autores suponen que el salmo es posterior al exilio 2. Según el título del mismo, sin embargo, se atribuye la composición al propio David, como los anteriores de esta primera colección del Salterio. Los autores que mantienen la paternidad davídica del salmo creen que el salmista lo compuso con motivo del traslado del arca a la colina de Sión 3, la montaña santa.
La composición tiene un aire sapiencial, y quizá se cantaba con ocasión de las peregrinaciones al santuario de Jerusalén. Rítmicamente parece dividida en dos estrofas, precedidas de un preludio y seguidas de un epifonema.
Condiciones para ser huésped de Yahvé en el templo (1-3).
1
Salmo de David, Yahvé, ¿quién es el que puede ser huésped de tu tabernáculo, quién podrá residir en tu monte santo? 2
El que anda en integridad y obra la justicia, el que en su corazón habla verdad, 3
el que con su lengua no detrae, el que no hace mal a su compañero ni a su prójimo infiere injuria. La distribución tiene un aire de composición dramática. Primero, en el preludio (v.1), una voz plantea un interrogante: ¿Quién puede ser
huésped de Yahvé en su santuario?
Dios es santo, y, por tanto, para acercarse a El es necesario cumplir determinadas condiciones que no le hagan indigno de la presencia del Altísimo. En
Lev_11:44 se dice al pueblo de Israel: Sed santos como yo soy santo. Nada contaminado puede entrar en relación con Yahvé, que vive en una atmósfera de santidad y pureza. Para acercarse a El es preciso santificarse con ritos especiales de purificación y, sobre todo, tener ciertas cualidades morales excepcionales. El salmista aquí no tiene preocupaciones de índole ritual y sólo exige la preparación moral para acercarse a Dios.
La morada en el templo de Yahvé ha sido considerada siempre como una garantía de seguridad y de felicidad íntima espiritual4. El salmista no restringe su perspectiva a los sacerdotes y levitas funcionarios oficiales del recinto sagrado , sino que se refiere
a todo el que se acerca a la casa de Dios. Para poder acercarse dignamente y ser
huésped del santuario 5 se debe llevar una vida en conformidad con las prescripciones divinas, obrando con
justicia y rectitud, lo que implica sinceridad en las relaciones con el prójimo, ausencia de engaño y abstención de todo lo que pueda causar daño o injuria al prójimo. Se enumeran diez condiciones para la integridad de la vida moral en su manifestación de palabra y obra.
Exigencias de fidelidad (4-5).
4
El que menosprecia con sus ojos al reprobo, pero honra a los temerosos de Yahvé; el que, jurando en daño suyo, no se retracta; 5
el que no da a usura su dinero y no admite cohecho para condenar al inocente. Al que tal hace, nadie jamás le hará vacilar. Para ser
digno de Dios es necesario tener una valoración religiosa de los hombres; es decir, no se debe uno dejar llevar de las apariencias, honrando a los que triunfan en la sociedad
a pesar de ser reprobos ante Dios. Los honores deben reservarse a los
temerosos de Yahvé, los que conforman su vida a sus mandatos, sabiendo sacrificar muchas veces sus intereses materiales por seguir la ley de Dios. Los tiempos del salmista eran difíciles, y prevalecían los que hacían caso omiso de los preceptos divinos. Lo más fácil era adular a los poderosos que se habían creado una posición social por su carencia de escrúpulos morales. Estos, en realidad, son para el salmista
reprobos ante Dios, y por eso deben ser
menospreciados por el que pretenda ser huésped de Yahvé: Al contrario,
los temerosos de Dios eran comúnmente despreciados, porque por sus escrúpulos religiosos y morales no habían logrado ascender en la escala social; sin embargo, ellos
son los predilectos a los ojos divinos, y por eso deben ser honrados por el que aspira a ser amigo de Dios y entrar en su casa. La integridad de vida exige también fidelidad a los juramentos prestados, aunque su cumplimiento sea en perjuicio propio (v.4c). La
usura es también algo de lo que debe estar alejado el amigo de Dios. En hebreo, el préstamo a interés es llamado mordedura, expresión gráfica del perjuicio que causa al que se ve obligado a recibir dinero a crédito. La usura estaba prohibida en la Ley cuando se hacía entre israelitas6, pero estaba permitida con los extranjeros 7. Aquí el salmista no distingue, pero en su perspectiva parece que se refiere a las relaciones con los connacionales. En realidad, a pesar de la Ley, la
usura era una plaga en la sociedad hebrea, como nos lo dicen los profetas 8.
El salmista también prohíbe la venalidad en la administración de la justicia. Era corriente que los jueces dictaminaran por
cohecho, en contra de los intereses de los más débiles económicamente 9. Vemos, pues, cómo al salmista no le preocupan los problemas de pureza ritual,
sino los valores ético-religiosos, lo que está en consonancia con la predicación profética. El ideal que propone es muy alto, pero el premio por parte de Yahvé no se hará esperar:
al que tal hace, nadie jamas le hará vacilar (v.5). Tal es el epifonema con que se concluye esta bella composición salmódica. Probablemente es una adición de tipo litúrgico, cuando se adaptó el salmo al culto del templo.
El que es fiel a Dios cumpliendo sus preceptos, será inconmovible, porque está anclado en lo eterno, que es el mismo Dios. 1 B. Ubach, E1
Psakeri I (1932) 8o. 2 Entre ellos E. Podechard , o.c., p.66. 3 Cf.
2Sa_6:11. 4 Cf.
Sal_23:5-6;
Sal_24:3-5;
Sal_26:8.12;
Sal_27:4-6;
Sal_36:8-9;
Sal_84:2-5;
Sal_92:14-15. 5 El peregrino de la Meca es llamado hoy huésped de Alá: dgar Aííah. En los textos fenicios encontramos las expresiones
ghér Melkart (huésped de Melkart),
ghér Ashtartah (huésped de Astarté),
ghér héikal (huésped del templo). El TM emplea el v. ghur
(ya-ghur) para expresar esta morada en el templo de Yahvé. 6 Cf.
Exo_22:24;
Lev_25:36;
Deu_23:305 9 Cf!
Exo_23:8;
Deu_16:19;
Deu_27:5; Is 33, 6 Cf.
Exo_22:24;
Lev_25:36;
Deu_23:305... 7
Deu_23:21. No sabemos el tipo de interés que se estilaba en
la sociedad israelita, pero debía de ser muy alto. En el Código de Hammurabi se imponía un 20 por 100 para la plata V un 25 por ico para los cereales (cf. L. Delaporte,
La Mésopotamie. Les civilisations baby-lonienne et assyrienne [París 1923] 139-142). Entre los romanos era el 12 por 100. 8 Cf Ez. 18:
Isa_2:13; 17;
Eze_22:12;
Neh_5:2-12 9 Cf
Exo_23:8;
Deu_16:19;
Deu_27:5;
Isa_33:15