Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 16 (Vg 15): Ansias de Intimidad con Yahvé.
E sta composición es una expansión confidencial del alma que encuentra su felicidad en vivir en compañía de Dios,
porque El es la fuente única de todo bien. De aquí se sigue la simpatía por todos los que
son fieles a su Dios y la aversión hacia los que se entregan a prácticas idolátricas. Los ídolos, lejos de otorgar la felicidad a los seguidores, son ocasión de grandes perversiones morales, de prácticas crueles e inhumanas, llegando hasta el derramamiento de sangre humana en sus libaciones. Al contrario, el que sigue a Yahvé ha encontrado su porción selecta. El salmista, consciente de este privilegio, tiene, de día y de noche, presente
en su mente a su Dios y ansia y espera perpetuar esta intimidad espiritual de vida con su Dios aun por encima de la muerte. Como los salmos anteriores, también éste es atribuido en el título a David. San Pedro recoge esta tradición y arguye en ese supuesto para probar el sentido mesiánico del salmo 1. En realidad, el apóstol entonces no trataba de dilucidar exegéticamente el problema de la autenticidad crítica del salmo,
sino de probar su relación con Cristo, y basa su argumento tomando como base
la opinión común recibida. El P. Lagrange dice a este propósito: No tiene importancia para la argumentación de Pedro que el autor del salmo sea David u otro. Si David ha muerto, con mucha más razón cualquier otro debe sufrir las consecuencias de la muerte, a no ser su Hijo, más grande que él. 2 Se mantiene la autenticidad davídica del salmo, basándose en esta cita de San Pedro 3. Con todo, por razones de crítica interna, no pocos autores, aun del campo católico, como Podechard, creen que el salmo es posterior al exilio babilónico,
pues cree encontrar dependencias literarias del profeta Jeremías4.
Desde el punto de vista literario es un canto lírico de gran contenido teológico. La distribución rítmica es bastante regular, a base de cuatro estrofas, abundando los paralelismos sinónimos.
Adhesión del salmista a Yahvé (1-4).
1
Miletam. De David. Guárdame, Yahvé, pues a ti me acojo. 2
Yo dije a Yahvé: Mi Señor eres tú, no hay dicha para mí fuera de ti 5
. 3
Cuanto a los santos que están en la tierra, son mis príncipes en los que tengo mi complacencia 6
. 4
Multiplican sus dolores los que siguen a otros dioses 7
; no derramaré yo sus libaciones de sangre y no pondré sus nombres en mis labios. La indicación introductoria de
miktam aparece también en los salmos 56-60, que constituyen una colección atribuida también a David. Su desplazamiento resulta, pues, anómalo, quizá por el parecido conceptual que este salmo tiene con el siguiente. Parece ser una indicación musical de sentido incierto. La Vg, siguiendo a los LXX, traduce por
tituli inscriptio. Aquila, Símaco y San Jerónimo traducen por el humilde, sincero e irreprochable, aplicándolo, como epíteto, a David. Los autores modernos más bien creen que es o una indicación musical o literaria, como si fuera una composición epigramática de sentido esotérico.
Sustancialmente, la idea central del poema
es la de la confianza ciega en Dios. El salmista se
acoge a la protección divina como única fuente de felicidad. Por eso lo proclama como
Señor único, pues sólo en El encuentra su dicha (v.2). Llevado de esta su vinculación a Dios, sólo le interesan los que están en buenas relaciones con El, como los santos; en éstos tiene su
complacencia, y son en realidad, a su estimación, los verdaderos
principes preclaros (v.3). Los autores que suponen que el salmo es de David, creen que el poeta regio expresa su fidelidad a Yahvé y a los suyos en el momento de ser expulsado a tierra de los filisteos 8. Esta expatriación forzosa habría de ser una invitación a la apostasía, ya que, en la mentalidad de los antiguos, cada región tenía sus dioses:
eius religio cuius et natío. David, al contrario, al salir del territorio de Yahvé, entonaría un himno de adhesión incondicional a Yahvé y a sus seguidores, los santos, llamados tales porque adoran al Santo por excelencia y habitan en la tierra santificada por su presencia en el tabernáculo. Para el salmista, los nobles o
príncipes no son los que ocupan altos cargos sociales ni los que tienen bienes de fortuna conforme a la estimación popular, sino los que se amoldan a la vocación de Israel, que debe ser una nación santa 9; por eso, sus componentes cumplidores de la ley de Dios son considerados como santos. Esta interpretación es recta en el supuesto de la versión que hemos adoptado en el texto 10.
Pero no son pocos autores los que creen que las palabras santos y
principes tienen aquí un sentido despectivo e irónico, cuanto que se aludiría a los apelativos que dan los idólatras a sus ídolos, los dioses cananeos H. El salmista, en todo caso, declara que no quiere participar en los cultos idolátricos, en los que no faltan las
libaciones de sangre (v.4), aludiendo quizá a los sacrificios de seres humanos a los ídolos 12. Esta alusión a los sacrificios humanos parece avalar la antigüedad de la composición, ya que después del exilio
no se daban estos sacrificios humanos en el culto idolátrico en Palestina. Pero quizá la expresión
libaciones de sangre se refiera a la efusión normal de sangre animal en los sacrificios. En todo caso, el salmista no quiere tomar parte en los actos de culto a los ídolos, porque los que lo hacen
multiplican sus dolores 13, ya que no les pueden ayudar en sus necesidades. Por eso no quiere ni nombrarlos:
no pondré sus nombres en mis labios.
Yahvé es la porción selecta del justo (5-8).
5
Yahvé es la parte de mi heredad y mi cáliz; tú eres quien me garantiza mi lote. 6
Cayeron para mí las cuerdas en parajes amenos, y es mi heredad muy agradable para mí. 7
Bendeciré a Yahvé, que es quien me aconseja; aun de noche me reprenden mis ríñones. 8 Tengo siempre a Yahvé ante mí; porque está a mi diestra, no me moveré. El salmista no quiere tomar parte en los cultos idolátricos, porque no tiene más que un Dios, Yahvé, que es
la parte de su heredad y su
cáliz (v.5). La metáfora alude a la distribución de la tierra de Canaán entre las doce tribus. A la de Leví no se le dio extensión territorial, porque su
parte o hijuela fue el propio Yahvé. Debía estar dedicada exclusivamente al culto, por
pertenecer de un modo especial a Dios, y por eso las otras tribus debían atender al sostén material de sus miembros 14. Yahvé es, pues, la porción y
heredad especial de los levitas y sacerdotes 15; pero también lo era de Israel16, de las almas piadosas 17. Y el mismo Israel es la
heredad de Yahvé 18. El símil expresa bien la vinculación mutua de Yahvé e Israel.
Una segunda metáfora confirma la idea de que Yahvé es el
cáliz del salmista; alusión a la costumbre de dar el padre de familias a beber el
cáliz común a sus hijos y huéspedes 19. Algunos autores creen que se alude a la costumbre de echar suertes en un
cáliz o copa 20. En todo caso, se expresa la alegría del salmista, que se siente privilegiado al poder tener como
heredad suya al propio Yahvé, el cual garantiza su
lote, es decir, su íntimo bienestar y felicidad. Realmente ha sido afortunado en la distribución, pues las
cuerdas cayeron para él en
parajes amenos (v.6). Ahora el símil está calcado en la costumbre de medir con
cuerdas las diversas partes para determinar la hijuela de cada miembro de la familia.
El ha sido afortunado, pues su parcela cayó en la parte más feraz del terreno 21.
Agradecido, el salmista quiere
bendecir a Yahvé, que le
aconseja y le hace ver que su verdadero bien está en el propio Yahvé, que le ha cabido en suerte; su conciencia (sus
ríñones)
le amonestan de
noche, cuando medita secretamente en el lecho sobre la elección divina sobre él.-En la literatura bíblica del A.T., los
ríñones son considerados como la sede de los afectos íntimos 22; aquí, pues, equivalen a la voz de la conciencia. En las horas tranquilas de la noche es cuando el salmista
oye la voz de Dios reflejada en su conciencia. Consecuencia de esta meditación profunda y secreta sobre su suerte privilegiada es su entrega sin reservas a Yahvé, al que tiene siempre ante su mente; y precisamente en esta su
vinculación constante a su Dios está su seguridad inconmovible:
no me moveré (v.8). Yahvé está siempre a su
diestra, protegiéndole contra todo peligro.
El sendero de la vida (9-11).
9
Por eso se alegra mi corazón y jubila mi lengua24
, y aun mi carne descansa segura, 10
pues no abandonarás mi alma al seol ni permitirás que tu fiel vea la fosa 25
. 11
Tú me enseñarás el sendero de la vida, la hartura de alegría ante ti, las delicias a tu diestra para siempre. Este
sentimiento de seguridad bajo la protección de Yahvé hace que el justo se entregue a transportes de alegría que penetran todo su ser: el corazón, la lengua y la carne. Esta triplicidad de términos resalta enfáticamente la gran alegría que embarga al salmista al sentirse bajo la protección divina. Con El
descansa seguro 26, porque podrá hacer frente a todos los peligros. Movido de esta confianza, el salmista espera que su Dios no le dejará ir al S
eol, o región subterránea donde están los difuntos, llevando una vida lánguida como de sombras, sin dolores físicos, pero tampoco con alegrías y satisfacciones positivas. Es una concepción similar al arallu babilónico y al hades' de los griegos, del cual decía Aquiles a Ulises que era preferible ser pastor entre los hombres que rey entre los muertos 27. El salmista espera que su Dios protector le libre del peligro de muerte, de
ver la fosa. Esta expresión
equivale a morir, ser relegado al sepulcro 28. Así,
fosa y S
eol son dos términos paralelos para designar la muerte 29.
El salmista expresa su esperanza de librarse de la muerte por intervención divina, que le
enseñará el sendero de la vida (v.11); es decir, le permitirá vivir en plenitud junto a El, gozando de la
hartura de alegría y de las
delicias a su
diestra 30. Los salmistas encuentran su felicidad en vivir en intimidad litúrgica con Yahvé en su templo 31.
El es el dispensador de toda felicidad, y sólo en vida es posible tener relaciones con Dios, ya que en el Seol no se le puede alabar 32, aunque la región tenebrosa está sometida a su dominio 33. En sus ansias de felicidad, el salmista aspira
a convivir para siempre con su Dios; quizá en estas frases haya un presentimiento de otra vida en ultratumba en unión con Yahvé, como se declara en el libro de la Sabiduría34. En
Pro_12:28, el
sendero de la vida es el sendero de la justicia, y, como tal, se contrapone a los caminos que conducen al Seol y a la muerte 35. Creemos que, en la perspectiva del salmo, la antítesis no está entre esta vida y la otra, sino entre la vida con Dios o sin Dios36.
Carácter mesiánico del salmo.
Desde la época apostólica se ha dado al salmo un sentido marcadamente mesiánico, fundándose en la aplicación que hace San Pedro en su alocución el día de Pentecostés. Efectivamente, el apóstol toma pie de la afirmación del salmista según la versión de los LXX (no permitirás que tu santo vea la
corrupción) y ve en ella un anuncio de la
resurrección de Jesucristo. Esta esperanza no se cumplió en David, porque murió y no resucitó; luego se cumplió en Jesús 37. San Pablo utiliza también el texto
para probar la resurrección de Cristo38. Entre los Padres esta interpretación fue común. Así, cuando Teodoro de Mopsuestia propuso que el que
hablaba en el salmo no era David, sino el pueblo israelita, y, por tanto, que se anunciaba la resurrección del pueblo, el concilio Constantino-politano II le condenó expresamente. Se mantiene el sentido
mesiánico del salmo y su alusión a la resurrección 39. No determina si ese sentido mesiánico y esa relación del salmo con la resurrección de Cristo se ha de tomar en sentido literal o típico.
La dificultad
para aplicar los textos del salmo a Cristo en sentido literal individual radica en ciertas expresiones de los v.1-7 del mismo salmo, que ciertamente no se pueden poner en labios de Cristo, pues se alude por parte del salmista al miedo de caer en la idolatría
y apartarse de Yahvé. Por eso parece más razonable considerar el salmo como mesiánico en sentido típico.
San Pedro ve en las expresiones del salmista un trasfondo de aplicación a la resurrección de Cristo, y su argumentación es concluyente para aquel auditorio que aceptaba la versión griega, en la que se habla de la liberación de la corrupción. San Pablo utilizará muchas veces argumentaciones de la versión alejandrina para probar su doctrina aun en textos que difieren grandemente del original hebreo 40. En la mentalidad biblista judaica era preciso colorear todas las ideas de expresiones bíblicas viejotestamentarias, y para ello se utiliza el texto sagrado en el modo más diverso, acudiendo a sus diversos sentidos, literal, típico y acomodaticio. En sus argumentaciones apologético-paneréticas no se trataba de aquilatar exegéticamente el sentido de cada texto, sino de utilizarlo según requerían las circunstancias prácticas y la calidad del auditorio. Así, San Pedro,
hablando bajo impulsos del Espíritu Santo, establece también una relación entre las palabras del salmista y la realidad de la resurrección de Cristo41.
1
Hec_2:25-31. 2
M. J. Lagrange, RB (1905) p.12a. 3 Cf. EB 11.340. 4 Podechard, o.c., 75, 5 La Vg, siguiendo a los LXX, añade: quoniam bonorum meorum non eges. Nuestra traducción está basada en la versión de Símaco, el Talmud y San Jerónimo. El TM dice: tú eres mi bien, nada sobre ti; lectura que es seguida por la Bit,
de ér. 6 Texto oscuro; las versiones son muy diversas. La que hemos aceptado es seguida por NP, Ceuppens,
Bib. de Jér. Calés. Podechard corrige: malhechores son los santos,, y altos lugares están en el país. 7 También este verso es dificultoso. Nuestra versión coincide con la de Ceuppens, NS, Cales, Kirkpatrick. Bib. de/ér.: Sus ídolos pululan, se camina tras ellos; Podechard: Porque los poderosos, en los que se complacen, multiplican sus sufrimientos, después (los ex- terminan). 8 Cf. Sam 26:19. 9
Exo_19:6. 10 La siguen Ceuppens, Kirkpatrick, Calés. 1 Así Wellhausen, Lagrange, Podechard. 12 Cf.
Isa_57:6;
Isa_65:11. 13 Targum, Símaco y San Jerónimo traducen: sus ídolos, leyendo
'atsabehem en vez del
'atsbotam del TM. Ceuppens sigue esta corrección. 14 Cf.
Num_18:20;
Deu_10:9. Heredad.traduce la palabra griega
kléronomía. Etimol. la palabra
kléros designaba la piedrecita que se echaba a suertes. De ahí viene nuestra palabra
clero, es decir, la heredad o porción de Yahvé: los levitas del N.T. 15 Cf.
Num_18:20. 16 jer 10,16;
Num_51:19. 17
Sal_73:26;
Sal_142:6;
Sal_119:57. 18
Deu_32:9;
Zac_2:10. 19 Véase
Sal_11:6. 20 Así opina N. peters, Das
Buch der Psalmen (Paderborn 1930) p.29. 21 Cf.
Sal_27:4;
Sal_27:90,
Sal_27:17; Prov
3Jn_1:7;
Jer_3:19. 22 Cf.
Jer_12:2;
Sal_63:21;
Pro_33:16. 23 Cf.
Sal_4:4; 17:3- 24 Así según los LXX. El TM dice mi gloria
(kebodí, que algunos cambian en
kebedi, mi hígado). 25 Los LXX, en lugar de
fosa, traducen
corrupción: ?????????. Le sigue la Vg. En esta versión se basa la argumentación de San Pedro para aplicar el texto a la resurrección de Cristo. 26 Cf.
Deu_33:12;
Jer_23:6;
Jer_33:16;
Pro_1:33. 27
Cf. Odisea XI 491- 28 Cf.
Sal_49:10;
Job_17:14;
Sal_30:10;
Job_103:4;
Job_107:20;
Jua_2:7. 29 Cf.
Sal_30:4;
Jua_55:16;
Jua_89:19; Prov 5:
Sal_5:7 :27; Gant 8:6. 30 Cf.
Pro_2:19;
Pro_6:23;
Sal_10:17;
Pro_15:24. 31 Cf.
Sal_47:8;
Sal_5:12-13;
Sal_21:7;
Sal_23:6;
Sal_27:4. 32 Cf.
Sal_88:13;
Isa_38:18-22;
Sal_88:6;
Bar_2:17-18;
Eco_17:23-27. 33 Cf.
Pro_15:12;
Job_26:6;
Sal_139:8. 34 gab 3:17s. 35 En
Sal_30:4 se dice: ¡Oh Yahvé! has
sacado mi alma del seoí, me has
llamado a la vida de entre los que bajan a la fosa. La expresión es, pues, paralela a la de nuestro salmo: no
abandonaras mi alma al
seol.,., tú me
enseñarás el sendero de la vida. En ambos casos parece que se trata de la liberación de un peligro de muerte, expresado en términos radicales hiperbólicos, como si el salmista hubiera ya entrado en el seol. Así interpretan J. Touzard: RB 7 (1898) 219; M. J. Lagrange: RB 14 (1905) 190; N. Peters, o.c. (1930) p.29. 36 Klrkpataick, O.C., 77. 37 Cf.
Hec_2:24-33- 38 á
Can_13:35-37. 39 Cf. EB 529. 40 Caso típico de la argumentación a base de una lección incorrecta de los LXX en relación con el texto hebreo masorético es el de
1Co_15:54. El Apóstol aplica un texto de
Ose_13:14 a la victoria de Cristo sobre la muerte por la resurrección: ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón? En el contexto de Oseas no se alude para nada a la resurrección, sino que es una invocación a las fuerzas destructoras del seoí para que caigan sobre el infiel Efraím: ¿Dónde están, ¡oh muerte! tus plagas? ¿Dónde está, ¡oh seol! tu azote? Se trata, pues, de una acomodación, utilizando un texto incorrectamente traducido, pero que le daba pie para establecer una relación de semejanza con el triunfo de Cristo resucitado sobre la muerte. 41 El P. Lagrange concluye: El punto más delicado sería admitir un salmo compuesto en la persona del Mesías, y que le haría hablar; la analogía del salmo 22 atenuaría un poco esta dificultad, pero parece más natural, leyendo el salmo, que su autor hable de sentimientos que él mismo ha experimentado. Se debe, pues, simplemente concluir que su esperanza no ha sido realizada absolutamente más que en Jesucristo, del que era figura (RB [1905] 192). Sobre la interpretación de este salmo véanse: J. Touzard,
La doctrine de l'immortalité dans à Anden Testament: RB 7 (1898) 219; H. Gunker, Das
Buch der Psalmen (1926) 51; N. Peters, Das Buch
der Psalmen (Paderborn 1930) p.29; W. E. Barnes,
The Psalms II 535; A. F. Kirkpátrick,
The Book of Psalms (Cambridge 1951) 76-78; ch. A. Briggs, The
Book of Psalms (ICC) (Edimburgo 1927) I 117-126; J. Calés,
Le livre des Psaumes (París) I 195-204; E. Podechard,
La Psautier I (París 1949) 06-75; L. Arnaldich,
Carácter mesiánico del salmo 16 (Vulg. 15),10-11 (Madrid 1946) 56; A. Vaccari, Antica
e nova interpretazione del salmo 16 (Vulg. 15): Bíblica (1933) 314-325; G. Ricciotti,
Biblia e non Biblia (1932) 156.