Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 17 (Vg 16): Confianza del Justo en el Juicio de Dios.
E ste salmo es muy similar en algunos aspectos al anterior; en ambos se declara que la
máxima felicidad consiste en vivir en comunidad espiritual con Dios 1. Pensamientos también similares los encontramos en los salmos 7 y 11. Sin embargo, en el salmo 17 encontramos más nerviosismo y ansiedad ante la inminencia de peligro. Es la plegaria confiada de un
justo que no tiene conciencia de haber ofendido a su Dios, y que, sin embargo, es acosado por la calumnia u hostilidad de gentes impías. Consciente de su inocencia, pide protección a Dios para que le libre de sus injustos agresores.
Confiado en la justicia divina, espera y pide el castigo para sus enemigos, mientras que él espera
contemplar la faz de Dios, saciándose con los placeres íntimos espirituales que se derivan de su amistad bienhechora.
El título del salmo lo atribuye a David, y, en ese supuesto, los autores antiguos creían que su composición tuvo lugar en los tiempos en que andaba huyendo de Saúl y sus seguidores, que le tendían emboscadas para quitarle la vida. Los peligros de muerte eran muchos,
y la fe cálida de David le hacía expresar dramáticamente sus ansiedades y su confianza en el Dios que le había elegido para rey de Israel 2. Sin embargo, no pocos autores modernos, por razones de estilo, creen que el salmo es de la época persa 3.
Literariamente e
s una plegaria, en la que no faltan símiles originales y vigorosos para expresar l
a ferocidad de sus enemigos y su confianza en Dios, que le ha de guardar como la pupila de sus ojos o como una avecilla tímida a la sombra de sus alas. Rítmicamente es poco regular; sin embargo, se pueden distinguir seis estrofas de tres dísticos, excepto la última, que tiene dos dísticos y un trístico.
Súplica a Yahvé por la justicia (1-2).
1
Plegaria. De David. Oye, Yahvé, lo justo; atiende a mi grito suplicante; presta oído a mi plegaria, (proveniente) no de labios dolosos. 2
Que mi juicio salga de tu presencia y vean tus ojos lo que es recto. El calificativo de
plegaria es reservado en el Salterio a este salmo y a otros cuatro 4. En realidad, la mayor parte de las composiciones salmódicas
tienen el aire de oración, pero en éstas resalta particularmente su carácter deprecativo.
Yahvé es ante todo un Dios de justicia, que da a cada uno lo que es suyo 5, y por ello tiene que estar siempre atento al clamor de las almas justas, que en El tienen su único defensor. El salmista, antes de exponer sus ansiedades, declara que rechaza toda hipocresía en su conducta. Sus
labios no
son dolosos6, y, por tanto, las palabras que va a pronunciar son sinceras. Viviendo en un ambiente de falsedad y de calumnia, quiere que su causa judicial resplandezca ante los demás, y para ello pide, suplicante, que su juicio o sentencia favorable
provenga del mismo Dios, de forma que su rectitud de vida quede públicamente vindicada, como corresponde al proceder de Yahvé, cuyos ojos ven siempre lo recto. Consecuente con su aprobación de lo que es recto, debe desplegar su poder para que la causa justa del salmista triunfe ante la estimación de los que le injurian y persiguen. La protección divina será la mejor prenda y confirmación de la conducta del salmista.
Declaración de inocencia (3-4).
3
Tú has sondeado mi corazón, lo visitaste de noche, me has pasado por el crisol, sin encontrar en mí malicia 7
. Mi boca no ha cometido transgresión. 4
Respecto a las acciones humanas, conforme a las palabras de tus labios, yo me he guardado de procedimientos de violencia 8
. Prueba de la sinceridad de sus palabras es que, a pesar de haber probado como en
crisol su corazón, sondeando sus íntimos pensamientos, no ha encontrado en él nada reprochable 9. En el silencio de la noche, en los momentos de reflexión profunda, la conciencia del salmista se ha sentido libre de mácula ante su Dios 10. Su
boca no ha dicho nada pecaminoso, y en su conducta con los demás ha procurado atenerse a la ley de Dios (
la palabra de tus labios),
evitando toda extorsión y violencia con el prójimo. El camino del violento se opone al sendero de la vida, pues lleva a la muerte n. En la vida errante de David, perseguido por Saúl, hay muchos rasgos en los que aquél mostró su magnanimidad, respondiendo a la violencia con la mansedumbre, perdonando en alguna ocasión la vida a su perseguidor cuando le tenía en sus manos 12. Si el salmo es obra de él, refleja bien esta nobleza y sentimiento religioso del que no quería matar al ungido de Yahvé. En todo caso, los salmistas reflejan en sus composiciones
la situación espiritual de los justos perseguidos que se mantienen fieles a los preceptos del Señor, sin utilizar medios violentos de revancha.
Súplica de protección (5-6).
5
Afirma mis pies en tus senderos, paira que mis pasos no titubeen 13
. 6
Yo clamo a ti, pues tú me responderás, ¡oh Dios! Inclina hacia mí tu oído, escucha mis palabras. Aunque no tiene conciencia de haber pecado,
pide a su Dios que le confirme en el buen camino para que no
titubeen sus pies. Las incitaciones al mal son muchas, y el salmista necesita del auxilio divino para mantenerse incólume en medio de tanta corrupción y hostilidad. Lejos de dejarse llevar de la presunción por haber triunfado hasta ahora, siente la necesidad de la respuesta divina.
Súplica de salvación (7-9).
7
Haz ostentación de tu magnífica piedad, tú que salvas a los que a tu diestra se acogen de los adversarios. 8
Guárdame como la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas 9
ante los malos, que pretenden oprimirme; ante mis enemigos, que furiosos me rodean. Consciente de la omnipotencia divina, el salmista pide manifieste su
piedad salvadora para con él, ya que siempre es el protector de los que a El se acogen contra las incursiones de los
adversarios. El justo debe ser preservado como la
niña o pupila de los ojos, lo más caro y delicado del cuerpo humano 14, y como una avecilla tierna y tímida, bajo la
sombra de las alas protectoras de Yahvé 15. Los ataques de los enemigos se hacen cada vez más insistentes, y por eso la ayuda divina es de urgente necesidad. El salmista se presenta rodeado de
enemigos que furiosos tratan de atentar contra su vida 16.
Sistemática hostilidad contra el justo (10-12).
10
Cierran su duro corazón y hablan jactanciosamente con su boca. 11
Ya me cercan sus pasos, clavan sus ojos para echar (me) por tierra. 12
Parecen leones ávidos de desgarrar, cachorros de león que acechan en la madriguera. La descripción de los enemigos del salmista es vigorosa y dramática: tienen un corazón
duro (lit. cubierto de grasa), insensible a los sufrimientos del prójimo, y jactanciosamente se creen superiores a todos. En sus puntos de vista no hay consideración alguna con la ley de Dios, que está sobre ellos. Por eso, su corazón es
duro, está como recubierto de grasa, insensible
para valorar todo lo espiritual17. En el lenguaje bíblico, el
corazón es el asiento de la inteligencia y de los afectos. Los enemigos del salmista son obtusos de inteligencia y duros de corazón,
carentes de toda sensibilidad espiritual. La prosperidad les ha cegado la mente 18; por eso no saben comprender la conducta del justo, que se conforma a la ley de Dios. Le acechan y atacan porque su conducta es una perenne acusación contra sus excesos, y por eso quieren hacerle desaparecer. Le atacan como
leones, que ávidamente caen sobre su presa, o como leoncillos que acechan en su madriguera. El símil es corriente en los salmos, y expresa
la ferocidad de los enemigos del justo.
Ansias de liberación (13-15).
13
álzate, Yahvé; vete a su encuentro; derríbalos; con tu espada salva mi alma del impío, 14
de los mortales, por tu mano, Yahvé; de los mortales que tienen el mundo por lote en esta vida20
. Que tu tesoro llene su vientre, que se sacien los hijos y dejen el sobrante a sus pequeñuelos21
. 15
Yo en justicia contemplaré tu faz, y me saciaré, al despertar, de tu imagen. En medio de tanta hostilidad, el salmista clama a su Dios para que se manifieste su poder y eche a tierra a los que consideran que el
mundo con sus riquezas es
lote exclusivo de ellos. Llevado de sus ansias de rehabilitación,
el justo perseguido pide a Dios que el tesoro de los castigos divinos, que Yahvé tiene reservados para el día de la desdicha 22, caigan sobre los impíos, sobre sus hijos y descendientes, llenando de maldición su vientre, ya que no piensan más que en atesorar riquezas para satisfacer sus concupiscencias carnales. Una interpretación más atenuada es la que supone que el salmista no tiene interés en verse colmado de bienes materiales, como los impíos; este
lote lo deja para ellos, pues él prefiere los bienes espirituales, la vida íntima con Dios 23. Lo que le interesa es
contemplar la cara de Yahvé,
saciándose, al
despertar, con su imagen o compañía (v.1s); es decir, tomar parte en los actos litúrgicos del templo al despuntar el día 24. El salmista quiere gozar de la amistad divina y participar de todas las bendiciones que de ella se derivan.
Ver la faz de Dios y
saciarse con su imagen o presencia equivale a aparecer delante de El en el santuario. Moisés tuvo el privilegio único de contemplar la faz de Yahvé, hablando con él cara a cara 25; el salmista, en cambio, tiene que contentarse con asistir a las funciones litúrgicas del templo, donde encuentra su felicidad 26. Al
despertar cada mañana, el salmista no tiene, pues, otra ilusión
que reanudar su vida afectiva espiritual en el templo,
estableciendo una comunicación íntima con Yahvé, que allí tiene su residencia sobre la tierra 27. No se alude, pues, aquí
a una vida de unión con Dios después de la muerte; el salmista en los í.5ss espera verse libre de los peligros de muerte en que se halla por la hostilidad de sus enemigos; por tanto, está fuera de su perspectiva la esperanza de un
despertar en el sentido de resucitar, como se dice en
Isa_26:19 y
Dan_12:2.
El salmista vive absorto con el pensamiento de la
compañía de su Dios, y quizá tuviera algún presentimiento de que esta comunión de vida con Dios se continuaría después de la muerte, pero no hay afirmaciones claras sobre ello en el salmo para poder concluir que el salmista tenía ya una perspectiva de ultratumba como la del autor del libro de la Sabiduría 28. La frase
contemplar la faz de Yahvé y
saciarse con su imagen puede explicarse sin acudir a perspectivas de ultratumba. Por otra parte, en las versiones antiguas no se alude al concepto de resurrección en este pasaje. Así, los LXX traducen: seré satisfecho cuando aparezca tu gloria; la versión siríaca: cuando tu fidelidad aparezca; Teodoción: cuando aparezca tu mano diestra. Vemos, pues, que en estas otras versiones
contemplar la faz de Dios equivale a gozar cíe su protección bienhechora.
La perspectiva del salmista, pues, parece que se limita a esta vida: la contraposición en su mente no es entre
este mundo y el
otro, la
vida presente y la
vida futura, sino entre la
falsa vida y la
verdadera vida, entre la
carne y el
espíritu, entre el
hombre natural, con sus concupiscencias sensuales, y el
hombre espiritual, con sus deseos hacia Dios... El salmista está absorto
con el pensamiento de la felicidad que proporciona la compañía con Dios. 29
1 Compárese:
Dan_17:3 y 16:7; 17:5 y 16:11; 17:6 y 16:1; 17:7 Y 16:1; 17:14 Y 16:5; 17:15 2 Cf. Sam 23:255. 3 Asi E. Podechard, o.c., 79. 4 Estos cuatro salmos son: 86.90.102.142. 5 Cf.
Sal_7:17; 9:4- 6 Cf.
Sal_5:6;
Sal_5:10,
Sal_5:7. 7 Así según los LXX. El TM dice mi pensar
(zammdthi en vez de
zimmótht). 8 La Vg, siguiendo a los LXX, traduce vías duras. Lit. el TM: caminos del violento. 9 Cf.
Sal_7:9;
Sal_11:4.5- ll
Cf.
Pro_1:19;
Pro_1:2, ns;
Jer_7:11;
Eze_18:1.0 10 Cf.
Sal_36:4. 12 Cf. Sam 24,ios;
Sal_25:325;
Sal_7:3s. 13 La
Bib. de Jér.: La palabra de tus labios yo la he guardado, ajustando mis pies a los senderos prescritos, a tus huellas; que mis pies no vacilen. 14 Cf.
Deu_32:10;
Pro_7:2;
Zac_2:8. 15 Cf.
Sal_36:8;
Sal_57:2;
Sal_61:5;
Sal_63:8;
Isa_30:2;
Rut_2:12;
Deu_32:11;
Mat_23:27. 16 Cf.
Sal_12:5;
Sal_27:12;
Sal_41:2. 17 Cf.
Deu_8:12;
Deu_31:20;
Deu_32:15;
Ose_13:6;
Job_15:27;
Sal_73:7;
Isa_110:70. 18 Cf.
Sal_73:7.8;
Job_12:27. 19 Cf.
Sal_7:3;
Isa_10:9;
Sal_22:14;
Sal_57:7; Larn 3:10. 20 Así, conformándonos lo más posible al TM. No pocos autores corrigen el texto. Po-dechard: Con tu espada
mátalos, quítalos del mundo, arráncalos de la vida. 2! Así según Podechard y la
Bib. de Jér. 22
Cf.
Job_21:19;
Ose_13:12. 23 Así se expone en la
Bib. de Jér.; es la interpretación de muchos, como Calés. 24 Cf.
Sal_27:4;
Sal_31:21;
Sal_36:8-9;
Sal_65:5;
Sal_84:2-5;
Sal_92:14-15. 25 Cf.
Num_12:6-8. 26 Cf.
Sal_59:17;
Sal_139:18; Piov 6:22. 27 Cf
Sal_10:11. 28 Cf.
Sab_3:17. 29 A. F. Kirkpatrick, o.c., 83-84.