Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 18 (Vg 17): Canto Triunfal de Liberación.
E ste himno de acción de gracias, puesto en boca de David, tiene el aire de una antología salmódica. Podemos dividirlo en tres partes principales, en las que no faltan incrustaciones más o menos artificiales de pensamientos que se repiten a través de todo el Salterio:
a) Después de una breve introducción, el salmista describe la situación apurada en que se hallaba por efecto del ataque de sus enemigos.
Una intervención milagrosa de Dios descrita con los tonos estereotipados de las teofanías bíblicas, en medio de conturbaciones cósmicas le salva del peligro, entregando en sus manos a sus enemigos (2-31).
b) Yahvé le protege,
porque siempre ha sido fiel a sus preceptos (21-31).
c) Descripción del triunfo sobre los enemigos
con la ayuda de Dios, al que da gracias (32-51).
Según el título, el salmo fue compuesto por el propio David cuando se vio libre de todos los enemigos, sobre todo de Saúl, que sañudamente le persiguió por el desierto de Judá l. Esta misma pieza poética la encontramos en
2Sa_22:2, donde se pone también en boca del Profeta Rey como himno de acción de gracias a Yahvé por los beneficios que le dispensó en su azarosa vida. Como rompe la ilación de
2Sa_21:15-22 y 23:85, comúnmente creen los autores que es una incrustación artificial y postiza para cerrar la vida del glorioso rey con un himno, como se cerró la de Moisés con el himno de Dt 32. Así, pues, parece que el salmo 18 ha sido adaptado al texto de
2Sa_22:2, después de haber tenido existencia literaria por separado.
Los críticos modernos distinguen diversos elementos y estratos literarios en la composición del salmo, que ciertamente tiene el aire
de himno antológico, compuesto en general a base de tópicos literarios del Salterio. Pero esto no quita la gran belleza de conjunto y la gran elevación espiritual de la composición. Sobre todo, la descripción de la teofanía (8-16) tiene un aire dramático de epopeya, en la que abundan los crudos antropomorfismos conforme a la mejor tradición bíblica; se nota el eco de la teofanía del Sinaí, con sus explosiones huracanadas y la evocación de convulsiones atmosféricas, corno aparecen en el salmo 29. Desde el punto de vista rítmico se pueden distinguir ocho estrofas. No pocos autores creen que el salmo actual resulta de la yuxtaposión de dos composiciones poéticas diversas: la primera, del 2 al 28, y la segunda, lo restante.
Por razones de estilo y por las dependencias ideológicas que parece tiene el salmo respecto de la tradición deuteronómica, se supone que este ha sido compuesto después del siglo VIII. Un poeta de corte pondría en boca del rey un himno triunfal
de acción de gracias similar al cántico de Moisés de Dt 32 2.
Exordio deprecativo (1-4).
l Para el maestro del coro. Del siervo de Yahvé, David, que dirigió a Yahvé las palabras de este cántico cuando le hubo librado Yahvé de las manos de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. 2
Dijo, pues: Yo te amo, Yahvé, fortaleza mía. 3
Yahvé es mi roca, mi ciudadela, mi libertador, mi Dios, mi roca, a quien me acojo; mi escudo, mi fuerza salvadora 3
, mi asilo. 4
Alabándole, invoco a Yahvé, y de mis enemigos seré salvo. En el título
se llama a David siervo de Yahvé, denominación que en el A.T. se da a los personajes especialmente vinculados a Dios, como Abraham, Moisés, Josué, Job 4.
El salmista expresa
su confianza total en Dios, que es su refugio y fortaleza en las adversidades. Los símiles están tomados de la estrategia militar. Si el compositor es el propio David, como se afirma en el título, se entienden bien estos símiles en un poeta-guerrero que pasó gran parte de su vida luchando a la intemperie, aprovechando las irregularidades del terreno contra las incursiones de sus enemigos, más organizados, como eran las huestes de Saúl5;
roca, cindadela, escudo... son nombres que encuentran su explicación en el trasfondo geográfico de la atormentada geografía del desierto de Judá 6. Estos símiles son corrientes en la literatura sal-módica 7. Yahvé es su
fuerza salvadora o cuerno de salvación, expresión que encontramos en
Sal_28:7.8. El cuerno es símbolo de poder 8. Las primitivas divinidades mesopotámicas llevan una tiara formada a base de cuernos enroscados hacia arriba, tomados del uroc o toro salvaje primitivo, símbolo cié la fortaleza física incontrolada.
Consciente del poder omnímodo de Yahvé, el salmista le alaba e invoca, pues sabe que
en él está la salvación contra sus enemigos 9. Esta confianza está basada en la
experiencia, como lo demuestra la descripción siguiente.
Yahvé, protector del justo en los momentos de peligro (5-7).
5
Ya me rodeaban las olas de la muerte l0
y me aterrorizaban los torrentes de belial; 6
me aprisionaban las ataduras del seol 11
, me habían sorprendido las redes de la muerte. 7
Y en mi angustia invoqué a Yahvé y lancé hacia mi Dios el ynto. El oyó mi voz desde su palacio, y mi clamor llegó a sus oídos.
El salmista, con todo dramatismo, acumulando imágenes tradicionales en la literatura poética bíblica, describe el peligro de muerte en que se halló en otras circunstancias, del que le salvó siempre la mano omnipotente de Yahvé. Los peligros son poéticamente descritos como
olas y torrentes que amenazan con inundarle y arrastrarle a la
muerte. Son los
torrentes de belial, o de la destrucción. En el lenguaje bíblico,
belial significa principio de destrucción y de maldad moral. Por eso, la Vg, siguiendo a los LXX, traduce iniquitatis12. En el contexto aparece en paralelismo sinónimo con la
muerte; por tanto, se ha de tomar en el primer sentido: las oías
de la muerte y los
torrentes desbordados
de belial amenazan con anegar la vida del salmista. La misma idea se continúa con las metáforas siguientes: las
ataduras del seol y las redes
de la muerte conspiran contra su vida. Aquí el
seol y la
muerte son comparados a cazadores que tienden sus redes y lazos o
ligaduras para hacer caer la presa, que es la vida del salmista 13. Según la concepción mesopotámica, la región subterránea del arallu (sinónima del
seol hebreo), morada de los muertos, tenía sus emisarios, que eran las pestes y enfermedades, para coger en redes a los vivos, poblando así dicha región sometida a Nergal14. Aquí parece que el salmista juega con una concepción similiar, si bien desprovista de implicaciones politeístas.
El salmista, angustiado ante el mortal peligro,
invocó a Yahvé, quien le oyó desde su palacio, es decir, desde su casa en los cielos 15. En los salmos encontramos constantemente este contrabalanceo del peligro y la salvación obrada por Yahvé.
La teofanía de Yahvé (8-10).
8
Conmovióse y tembló la tierra, vacilaron los fundamentos de los montes, se estremecieron ante Yahvé airado. 9
Subía cíe sus narices humo, y de su boca fuego abrasador, carbones por El encendidos. 10
Abajó los cielos y descendió, negra nube tenía bajo sus pies. Es común en el A.T. describir las teofanías de Yahvé al modo de la famosa del Sinaí, en que Yahvé se manifestó en medio de fuego, relámpagos, humo y truenos 16, a las que se asocian convulsiones cósmicas, como terremotos y conmociones atmosféricas 17. Aquí el salmista, pues, trabaja con todos estos elementos poéticos tradicionales
y presenta a Yahvé manifestándose para salvarle, de un modo airado y majestuoso, como en los momentos críticos de la nación israelita. Naturalmente, en toda esta descripción hay que ver una gran parte de hipérbole y despliegue de las cualidades poéticas del autor, que quiere impresionar a sus lectores acumulando símiles y frases estereotipadas de la literatura poética hebrea. Así, habla de un terremoto en el que se conmovieron hasta los
fundamentos de los montes, símbolo de la máxima estabilidad 18. Según la concepción hebrea, la bóveda celeste descansaba sobre las cimas de los montes, que a su vez se asentaban sobre pilares inconmovibles sobre el mismo abismo 19. Toda la
conmoción de la tierra se debe a la manifestación
airada de Yahvé, que viene a hacer justicia a su siervo ultrajado 20. Para expresar la ira divina, presenta a Yahvé antropomórficamente, respirando aceleradamente y echando
humo por sus narices
y fuego por su
boca (V.9). Este símil está calcado de la respiración entrecortada y humeante de los animales furiosos. Job nos presenta al cocodrilo resoplando, haciendo hervir el abismo como olla y espumar como vasija de ungüentos, dejando en pos de sí blanco su camino, cual si fuese una cana cabellera 21. La ira de Dios se manifestaba tradicionalmente bajo el símil del
fuego, que lo consume todo 22. Aquí el salmista hace salir de su boca
carbones encendidos, los rayos y relámpagos, que llevan la consternación por doquier, son los mensajeros de su venganza 23. Yahvé, rodeado de huracanadas y negras nubes, que sirven como de pavimento a sus pies 24,
desciende majestuosamente para juzgar a los hombres:
Abajó los cielos.,, negra nube tenia bajo sus pies (v.10). La oscuridad de la
nube oculta su radiante majestad para no deslumbrar a los seres humanos 25.
Yahvé en medio de la tempestad (11-16).
11
Subió sobre los querubes y voló; voló sobre las alas de los vientos. 12
Hizo de las tinieblas un velo, formando en torno * a sí su tienda: calígine acuosa, densas nubes. 13
Ante el resplandor de su faz, las nubes se deshicieron: granizo y centellas de fuego. 14
Tronó Yahvé desde los cielos, el Altísimo hizo sonar su voz 26
. 15
Lanzóles sus saetas y los desbarató, fulminó rayos y los consternó. 16
Y aparecieron arroyos de aguas 27
, y quedaron al descubierto los fundamentos del orbe ante la ira increpadora de Yahvé, ante el soplo del huracán de su furor. El salmista, conforme a la tradición literaria poética, presenta a Yahvé volando sobre los
querubes o seres celestiales, que aquí aparecen en paralelismo con las
alas de los vientos 2ä. Los
querubes cubrían con sus alas el arca de la alianza, símbolo de la presencia de Yahvé en el tabernáculo del desierto29. En
Gen_3:24, los
querubes son los guardianes del paraíso; en las visiones proféticas son como los asistentes de Dios 30. En
Eze_1:1s, los
querubes tienen una cuádruple forma: de hombre, de león, de toro y de águila, abarcando el reino animal y el humano. Estos
querubes están calcados de las
kariku, o genios tutelares que guardaban los palacios babilónicos. En el salmo, como en
Eze_1:1, los
querubes son como el trono movible de Dios, que se traslada sobre las
alas de los vientos 31. Los símiles son puramente poéticos y reflejan bien la extrema movilidad de Dios en su providencia. Yahvé avanza cubierto de
tinieblas como de un
velo protector que le sirve de
tienda 32. Las comparaciones son bellísimas y plásticas para realzar el misterio de la presencia divina: la
calígine acuosa y las
densas nubes velan su majestad radiante (v.12) hasta el momento de su manifestación airada, que se traduce en
granizo y centellas de fuego. Es la descripción de una tormenta, que poco a poco se va preparando, cargándose de negras nubes, para deshacerse en relámpagos, rayos y truenos. Ningún fenómeno atmosférico se prestaba mejor para simbolizar la manifestación airada y majestuosa del Dios de justicia. El
granizo fue una de las plagas de Egipto 33 y contribuyó a la derrota de los cananeos en tiempos de Josué 34. En el salmo va acompañado de rayos y truenos, que son la
voz del Altísimo (v.14) 35. A Yahvé se le llama aquí Altísimo para resaltar su majestad; pero este nombre divino es raro en el Salterio 36.
Por efecto de la tormenta vino la inundación con
arroyos de aguas y se descubrieron los
fundamentos del orbe (v.16), hipérbole que refleja bien la conmoción causada por la manifestación airada de Yahvé. Al removerse las aguas, aparecieron las bases de las montañas, que son los
fundamentos del orbe, pues le dan estabilidad. El
huracán desencadenado ha cambiado todo, poniendo al descubierto los cimientos de las montañas, que se tambalean por efecto del furor divino 37.
La liberación (17-20).
17
Y extendió desde lo alto su mano, y me cogió, me sacó de la muchedumbre de las aguas. 18
Me arrancó de mi poderoso enemigo, de los que me aborrecían y eran más fuertes que yo. 19
Querían asaltarme en día para mí fatal, pero fue Yahvé mi fortaleza 20
y me sacó a lugar holgado, salvándome, porque se agradó en mí. Descrita la manifestación airada de Yahvé en medio de una conmovedora tempestad, el salmista deja el tono heroico y dramático de la teofanía, para hablar de su prodigiosa liberación de las insidias de sus enemigos. Se presenta como anegado por
muchedumbre de aguas; tal es el cúmulo de adversidades que han caído sobre él 38. Pero Yahvé
extendió desde el cielo su mano y le levantó de lo profundo de sus angustias. A pesar de que Yahvé habita en
lo alto, en los cielos,
sin embargo, vela por la suerte de sus fieles perseguidos y temporalmente sumergidos en la adversidad. La intervención divina le liberó de los
enemigos que ferozmente le asaltaban, saliendo él de la estrechez angustiosa a
lugar holgado, es decir, a la libertad y seguridad.
Y todo ello porque encontró en él su complacencia (v.20).
La liberación es el premio a la virtud del justo (21.-24)
21
Me ha remunerado Yahvé según mi justicia, conforme a la pureza de mis manos me ha pagado. 22
Porque yo he guardado los caminos de Yahvé, y no me había impíamente apartado de mi Dios, 23
pues tenía ante mí todos sus juicios y no apartaba de mí sus estatutos, 24
sino que con El fui íntegro y me guardé de la iniquidad.
Después de afirmar que
Yahvé le ha salvado, el salmista declara por qué ha mostrado tanta benevolencia con él. En realidad,
Dios no abandona a los que viven según su ley, y el salmista no tiene conciencia de haberse separado de sus estatutos. Las afirmaciones del salmista reflejan sentencias de estilo sapiencial. La
justicia o rectitud del justo consiste en guardar los
caminos de Yahvé, sus juicios y
estatutos, lo que implicaba apartarse de la
iniquidad para vivir íntegro en el temor de Dios.
Yahvé corresponde a la conducta de sus fieles (25.-28)
25
Y me retribuyó Yahvé conforme a mi justicia y según la limpieza de mis manos a sus ojos. 26
Con el piadoso muéstrase piadoso, íntegro con el íntegro, 27
sincero con el sincero, y sagaz con el perverso astuto. 28
Pues tú salvas al humilde y humillas los ojos altaneros. Existe una justa reciprocidad
entre las acciones del ser humano y las de Dios para con él. El salmista cree que la salvación que le otorgó obedece a su conducta de
justicia o rectitud, pues siente sus manos
limpias ante Dios. Aunque no especifica, en esta frase se incluye su conducta recta con el prójimo y con Dios.
Yahvé será piadoso y benevolente con el piadoso, sincero con el sincero, pero
sagaz con el de caminos tortuosos, frustrando sus planes inicuos y castigando su maldad 39. Dios está siempre dispuesto a prestar auxilio al
humilde, que reconoce su dependencia
de Dios y se ajusta a sus caminos, mientras qur humilla al soberbio, de los
altaneros.
El orgullo es una de las siete cosas abominables para Dios, según declara el sabio40. Los profetas hablan en el mismo sentido 41.
Yahvé es la fortaleza del salmista (29-35).
29
Pues tú haces lucir mi lámpara, joh Yahvé! tú, mi Dios, que iluminas mis tinieblas. 30
Gracias a ti puedo embestir a un tropel (de enemigos); y con mi Dios traspaso la muralla. 31
Irreprochable es el camino de Dios, acrisolada es la palabra de Yahvé. 32
Porque ¿qué Dios hay fuera de Yahvé? ¿Qué roca fuera de nuestro Dios? 33
Es el Dios que me ciñó de vigor e hizo irreprochable mi camino; 34
que me igualó mis pies a los del ciervo y me ha reafirmado sobre las alturas; 35
que adiestró mis manos para la batalla y mis brazos para entesar el arco de bronce. Yahvé era para el salmista como una
lampara luminosa que le señalaba el camino de la esperanza en las tinieblas de la opresión y de la angustia en que se hallaba. La metáfora parece estar tomada de la costumbre de tener siempre una lámpara encendida en la tienda del beduino.
Aquí la lámpara es símbolo de luz y de bienestar. La presencia de Yahvé en su alma es la fuente de todos sus íntimos bienes espirituales42. El salmista se siente seguro con la compañía de Yahvé, y con El se atreve a hacer frente a un
tropel o escuadrón de enemigos que están dispuestos a asaltarle. Si el autor del salmo es David, se explican bien estos símiles guerreros; él ha logrado escalar y traspasar los muros de la fortaleza de Sión43: con mi Dios
traspaso la muralla (v.30). Esta fortaleza superada por el salmista puede ser una metáfora para expresar en términos bélicos el cúmulo de dificultades y adversidades que tiene que vencer frente a sus enemigos, que le hostigan incesantemente por doquier 44. La fuerza del justo está en Dios, que no puede faltar a sus promesas de ayuda,
pues su conducta o camino es irreprochable, y sus palabras, fieles,
acrisoladas, de forma que no hay en ellas ninguna doblez45.
La seguridad del salmista radica en que
Yahvé es el Dios único (v.32) y, como tal, es la única
roca segura46; como tal, le ha dado
vigor para vencer todos los obstáculos en su marcha en la vida, para que no se tercíese, siendo así su
camino irreprochable 47.
Su buena conducta se debe, pues, principalmente a Yahvé, que le ha dirigido e iluminado como una lámpara en su vida, dándole fuerza y
vigor para hacer frente a sus enemigos. En la lucha le ha dado la agilidad del
ciervo, y le ha colocado en situación de privilegio para la lucha al afirmarlo sobre las á/turas48. El salmista juega con las metáforas de la guerra para declarar la lucha espiritual que ha tenido que mantener por ser fiel a sus principios de fidelidad a Yahvé. En una guerra, la ocupación de los altozanos que dominan el campo de batalla son ya una garantía de victoria49. El salmista sigue con el símil de la guerra, y
declara que es Yahvé quien le ha aleccionado en el camino de la virtud, en la lucha por mantener su integridad moral y espiritual:
adiestro mis manos para la batalla. Si es David el autor del salmo, estas palabras tienen un sentido histórico real, ya que toda su vida fue un despliegue guerrero, primero para llegar a ser rey y después para defenderse de los enemigos exteriores e interiores. No pocos autores modernos creen que el salmista canta las victorias guerreras de un rey posterior al propio David. El estilo de la última parte del salmo es heroico, obra quizá de un poeta áulico que exaltaría las proezas de su rey.
Victoria sobre los enemigos (36-40).
36
Tú me entregaste tu salvador escudo, tu diestra me fortaleció y tu solicitud me engrandeció. 37
Me hacías correr a largos pasos, sin que se cansaran mis rodillas. 38
Perseguía a mis enemigos, y los alcanzaba, y no volvía sin haberlos desbaratado. 39
Los machacaba sin que pudieran resurgir; caían bajo mis pies. 40
Me ceñiste de fortaleza para la guerra, sometiste a los que se alzaban contra mí. En los momentos de la lucha, Yahvé ha sido su defensor y le ha dado fuerzas para acelerar sus pasos en persecución de los enemigos. Los términos con que se describe la victoria sobre los enemigos son duros
y en consonancia con la rudeza de costumbres de los tiempos del A.T. El salmista se halla todavía lejos
de la sensibilidad moral exigida por la revelación evangélica.
Sometimiento total de los enemigos (41-46).
41
Obligaste a mis enemigos a darme la espalda, a los que me odian los exterminaste 50
. 42
Vociferaban, pero nadie los libraba; (clamaban) a Yahvé, pero no los oía, 43
y los dispersaba cual polvo cara al viento, y cual lodo de las plazas los hollaba. 44
Me libraste de las sediciones del pueblo y me pusiste a la cabeza de las gentes; pueblos que tío conocí 45
, me servían. 45
Al oír hablar me obedecían. Los extraños me lisonjeaban. 46
Los extranjeros palidecían y salían temblorosos de sus fuertes.
La descripción cíe la victoria sobre los enemigos y su sometimiento general tiene su mejor explicación en David victorioso sobre todos sus enemigos, reinando pacíficamente sobre su pueblo después de haber vencido sediciones internas51 y haber sometido a los enemigos exteriores: filisteos, amonitas y moabitas52. Por eso puede decir que fue constituido en
cabeza de las gentes (v.44) 53. No pocos extranjeros,
al conocer las victorias de David, ofrecían su alianza 54. Sus enemigos vencidos
palidecían (v.46), entregándose incondicionalmente a la generosidad del vencedor:
salían temblorosos de sus fuertes55.
Acción de gracias (47-51).
47
¡Viva Yahvé y bendita sea mi Roca, sea ensalzado Dios, mi Salvador! 48 E1 Dios que me otorga la venganza y me somete los pueblos. 49
E1 que me libra de mis enemigos, el que me hace superar a los que se alzan contra mí, el que me libra del hombre violento. 50
Por eso te alabaré, ¡oh Yahvé! entre las gentes, y cantaré salmos en tu honor. 51
El que da grandes victorias a su rey, el que hace misericordia a su ungido, a David, y a su descendencia por siempre. La exposición de las victorias se cierra con un himno de acción de gracias al que se las otorgó de modo tan munificente. Yahvé es, en realidad, su Roca y fortaleza, y
confiando en El ha logrado la plena victoria sobre sus enemigos. David logró vengarse de sus enemigos 56 y ser reconocido como rey. Esta
venganza es atribuida a Dios, que le dio la victoria. La perspectiva es en consonancia con la sensibilidad espiritual ruda del A.T. Con todo, se nota la
confianza total en Yahvé y la gratitud hacia El. En su mentalidad netamente religiosa, el salmista atribuye las victorias exclusivamente
a Yahvé. Por eso le
alabará entre las gentes (v.50). La sumisión de los pueblos extranjeros sirve para que éstos conozcan las proezas del único y verdadero Dios.
Las victorias de Yahvé proclaman su poder. San Pablo trae estas palabras para probar que la admisión de los gentiles al mensaje de salvación estaba anunciada en el A.T.57
El rey de Israel es su ungido (meshijó). Esta expresión se aplicaba a los sacerdotes y reyes que habían recibido la unción de Yahvé 58. En el salmo 2 se aplica al
Ungido por excelencia o Mesías, que iba a ser el lugarteniente de Yahvé y la culminación de la dinastía davídica. 1 Cf. Sam 24:1s. 2 Véase E. Podeci-Iard, o.c., 90. 3 Lit. cuerno de mi salvación. El cuerno es símbolo del poder y de la divinidad en la literatura antigua oriental. 4 Cf.
Gen_26:24;
Deu_9:27;
Num_12:7;
2Sa_7:8;
Ez 34:23; 37:24;
Zac_3:8. 5 Cf. Sam 22:4; 23:14.19.29; 24.22;
1Cr_11:15. 6 Cf. Sam 24:2. 7
Cf.
Sal_19:14;
Sal_28:1;
Sal_94:22;
Sal_33:17;
Sal_28:7. 8 Cf.
Deu_33:17;
Lev_1:69;
Sal_28:7.8. 9 Cf.
Sal_56:9;
Sal_48:1;
Sal_96:4;
Sal_13:3; 145:3- 10 Así según la recensión de
2 Saín 22, El TM del salmo dice 'lazos de muerte·. 11 Los LXX y Vg: dolores mortis, confundiendo
hébel (dolor) con jebe/ (cuerda). 12 Cf. Sam 1:16; 2:12;
2Sa_16:7;
1Re_21:10. 13 Cf.
Sal_32:6;
Sal_66:12;
Sal_69:25; véase RB (1907) 64. 14 Cf. E. Dhorme,
Choix des textes religieux assyro-babyloniennes p,321;
Ep. Gilga-mesh t.i2 col.II 29. 15 Cf.
Sal_11:4. 16 Cf.
Exo_19:16-18;
Exo_24:15-18;
Sal_68:8-9;
Sal_77:17-20;
Sal_77:114;
Jue_5:4-5;
1Re_19:11-12;
Isa_24:18-20;
Isa_29:6;
Isa_29:3,
Isa_29:27-30; 63:19-64:3; 66:15-16;
Joe_2:10-11;
Joe_4:16;
Nah_1:3-7;
Hab_3:6;
Sal_50:3;
Sal_97:2-5;
Eco_16:16. 17 Cf.
Sal_68:7.8-
Sal_68:16-18. 18 Cf.
Isa_24:18;
Hab_3:6. 19 Cf.
Job_26:11. 20 Cf.
Rev_6:16.17. 21 Job 41:19-21. 22
Cf. 15:7-
Deu_32:22;
Sal_107:3; Mal. 11 23 Ct.
Sal_140:10. 24
Nah_1:3;
Gen_11:7;
Gen_15:31;
Isa_64:1. 25 Cf, Ex ig.ió;
Sal_20:21;
1Re_8:12;
Sal_197:25, 26 El TM añade granizo y carbones de fuego, que no aparece en 2 Sam
22 ni en los LXX; lo que indica que es glosa. 27 Lit. en heb. lechos de aguas*, pero en 2 Sam 22 lechos del mar, seguido por muchos autores. Entonces la idea sería que, al conmoverse los cimientos del orbe, se secó el mar, pareciendo desnudo su lecho, como se dice del mar Rojo en
Exo_15:8. Cf.
Sal_106:9;
Nah_1:4. 28 Cf.
Sal_82:2;
Sal_82:99,
1Sa_4:4;
2Sa_6:2. 29 Cf.
Exo_25:17-22;
Exo_26:1;
1Re_6:235;
1Re_7:29.36. 30 Cf.
Eze_10:1s;
1Sa_6:1s; Ap 4:1s. 31 Cf.
Deu_28:49;
Jer_48:40;
Jer_49:22. 32 Cf.
Exo_19:9;
Deu_4:1 ;
Job_22:135;
Sal_97:2. 33 Cf.
Exo_9:23s. 34 Cf. Jos 10 ,11. 35 Cf .
Job_37:2-5;
Sal_29:35. 36 Cf . Núrn 24:16;
Deu_32:8; Sam 2:10. 37 Cf .
Job_38:4-6;
Sal_75:4;
Sal_104:5;
Sal_46:3-4;
éxo_20:4. 38 Cf, Sal 3
2Cr_1:6;
2Cr_66:12; 69:
2Cr_2:3. 39 Cf.
Lev_26:23.24;
Job_5:12.13;
Isa_29:95;
Pro_3:34;
Rom_1:28;
Rev_22:11. 40 Cf.
Pro_6:17. 41 Cf.
Isa_2:11.12.17- 42 Cf.
Job_18:6;
Pro_13:9. 43 Cf.
2Sa_5:6-8. 44 Cf.
Job_19:81 ha amurallado mi camino y no puedo pasar; sobre mis senderos ha derramado tinieblas;
Lam_3:7 : ha puesto un muro en torno a mí y no puedo pasar. 45 Cf.
Deu_32:4;
Sal_19:7;
Sal_119:40. · 46 Cf.
Deu_33:31; Sam 2:3; 7:22, 47 Cf.
Sal_93:1. 48 Cf.
Deu_32:13;
2Sa_1:23. 49
Cf.
Hab_3:19. 50 Así según los LXX y Vg. El TM: los exterminé. 51 Cf.
2 Sam 8:95. 52 Cf. 2 Sam 10:1s. 53 Cf.
2Sa_8:6;
éxo_10:19. 54 Cf.
2Sa_8:9s. 55 Cf. Sam 14:11;
Miq_7:17. 56 Cf. Sam 24:12; 25:39. 57 Cf.
Rom_15:9;
Deu_32:43;
Sal_117:1;
Isa_11:10. 58 Cf. Sam 12:3; 17:51;
1Re_1:39;
Lev_8:1s; Is 45.