Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 28 (Vg 27): Suplica a Yahvé Para que Manifieste Su Justicia.
E l salmo es parecido al anterior, por el aire de confianza y súplica anhelante que en él impera.
Tiene conciencia, de su inocencia, y por eso no quiere que se le reserve la suerte que corresponde a los impíos, es decir, la muerte prematura. Estos son gentes desaprensivas, que
no reconocen las obras de Dios y, por tanto, merecen el más duro castigo. Seguro de que su justicia se manifiesta en esta vida,
bendice a Dios, porque le ha de sacar de la situación angustiada en que se halla. Profundamente vinculado a los intereses de su pueblo y de su rey,
pide a Dios que los proteja y bendiga.
Como los salmos anteriores, éste es atribuido al propio David; pero la mención del templo en el v.2 parece indicar que su composición es posterior a la erección de éste por Salomón. El estilo y léxico avalan su arcaísmo, y, por ello, los críticos modernos no tienen inconveniente en considerarlo de la época anterior al exilio, lo que está avalado por la alusión
al ungido de Yahvé, el rey, símbolo de la nación elegida de Dios.
Súplica de auxilio a Yahvé (1-2).
1
De David. A ti clamo, ¡oh Yahvé! mi roca. No te desentiendas de mí *, no sea que, haciéndote el mudo respecto de mí, me asemeje a los que bajan a la fosa. 2
Oye la voz de mis súplicas cuando clamo a ti y elevo mis manos a tu santo recinto. Estos dos versos tienen el aire de una introducción suplicante para destacar la urgencia de la intervención divina en favor del salmista en un momento angustioso de su vida.
Yahvé ha sido siempre la roca inaccesible en la que siempre ha encontrado salvación contra los enemigos; pero ahora la situación es muy grave, y, si se
desentiende de él, sucumbirá, yendo a parar a la
fosa o sepulcro. La palabra hebrea puede designar también la región subterránea de los muertos, el
seol 2. Quizá el salmista se halla en peligro de muerte por una enfermedad o por hostilidad de sus enemigos. En su impotencia no le queda sino dirigir sus
súplicas a Dios y
elevar sus manos hacia el templo o
recinto sagrado de Yahvé, donde se hallaba presente de un modo especial para remediar y auxiliar a sus devotos 3. Este gesto de
elevar las manos para orar es característico de las religiones antiguas, tanto en Israel como en Egipto y Asiría4. Simboliza,
el ansia ascensional del alma hacia Dios, que habita en lo alto. Entre los israelitas, el templo era punto de convergencia de la vida religiosa, y aun cuando estaban fuera de él, procuraban orar en dirección al lugar en que se asentaba; así lo hacían los exilados de Babilonia5; y, dentro del
templo, los orantes miraban hacia el santo de los santos, que era la parte más sagrada del conjunto de construcciones del templo salomónico. El salmista, pues, piensa en este
recinto sagrado, objeto de sus ilusiones litúrgicas. Allí estaba el arca,
símbolo de la presencia sensible de Yahvé en su pueblo 6.
Reproches contra los impíos (3-5).
3
No me arrebates juntamente con los malvados, con los obradores de iniquidad, los que hablan paz a su prójimo, mientras está su corazón lleno de maldad. 4
Retribuyelos conforme a sus obras, conforme a la malicia de sus acciones; págales conforme a la obra de sus manos, dales su merecido. 5
Porque no atienden a las obras de Yahvé, a la obra de sus manos. Los derribará y no los reedificará.
El salmista, que tiene conciencia
de su fidelidad a su Dios, no quiere sufrir la suerte de los
impíos, es decir, morir con muerte prematura, que en la mentalidad del A.T. era el castigo propio
de los que se apartaban de la ley divina. Dios da aquí a cada uno conforme a sus obras no hay esperanza de retribución en ultratumba , y por eso los justos ansian vivir largos días
en amistad con su Dios. Probablemente el salmista se hallaba en peligro de muerte por efecto de una enfermedad o una epidemia aunque no la menciona y.pide a su Dios que, conforme a sus obras, no le deje bajar al sepulcro. Esto es lo que merecen los
obradores de iniquidad. Son gentes hipócritas, pues mientras exteriormente dan el saludo de
paz (aún hoy día entre los judíos y árabes el saludo es el deseo de la
paz), en su
corazón maquinan
maldad contra el prójimo7. Por ello, el salmista, en un arranque de sentimiento de justicia, pide a Dios que les dé su merecido. Todavía estamos muy lejos de la perspectiva evangélica del perdón y del amor al prójimo, incluso con los enemigos8.
La moral del A.T. es muy baja en comparación con la de la plena revelación del Evangelio. Por eso no debemos sorprendernos de estos desahogos vindicativos de espíritus rectos que no tenían todavía la panorámica de la retribución en ultratumba. Los salmistas quieren, en consecuencia, que la justicia divina se manifieste en esta vida,
para que todos vean que Dios protege y premia la virtud, mientras que castiga inexorablemente el pecado. En realidad, los impíos son ateos prácticos, pues
no atienden a las obras de Yahvé (v.5), es decir, no reconocen la intervención de la Providencia en el mundo, y, por tanto, niegan que premie la virtud y castigue el pecado.
Las obras de Yahvé (providencia y retribución en esta vida, con la protección al virtuoso) están en oposición a las obras
de las manos de los malvados, que actúan con falsía en sus relaciones con el prójimo (v.4) 9. Pero su proceder impío no puede prosperar, pues Yahvé
los derribará y no permitirá que vuelvan a
reedificar su vida sobre su mala conducta.
Es una confesión de fe en la justicia divina en este mundo.
Acción de gracias (6-9).
6
¡Bendito sea Yahvé, porque ha escuchado la voz de mis súplicas! 7
Yahvé es mi fortaleza y mi escudo; en El confió mi corazón y fui socorrido; y mi corazón salta de gozo, y le alabaré con mis cánticos. 8
Es Yahvé la fortaleza de su pueblo, es el salvador escudo de su ungido. 9
¡Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y levántalos por siempre! Un nuevo estado psicológico del salmista: después de solicitar auxilio para no verse envuelto en la suerte de los impíos, destinados al sepulcro,
reacciona confiado en su fe en la justicia divina, y tiene conciencia de haber sido escuchado en su súplica de auxilio. En los salmos no es raro este cambio brusco psicológico de súplica anhelante a la acción de gracias por el beneficio obtenido. Los salmistas dramatizan como poetas las situaciones, y así, describiendo una pasada angustia y liberación, la presentan como actual para lograr un mayor efecto literario. Así, aquí primero refleja sus momentos de angustia, y a continuación su liberación gracias a la intervención divina.
Una vez más Yahvé le ha escuchado, y por ello se siente espiritual y físicamente rejuvenecido en su corazón, que
salta de gozo (v.7). Yahvé es su protector, y por ello prorrumpe en cantos de
alabanza 10.
Inesperadamente desaparece el problema personal del salmista, y se presenta a Yahvé como
el defensor de su pueblo y salvador de su ungido, el rey (v.8). Todo esto parece adición posterior para el servicio litúrgico en el templo. El director de coro ha creído necesario hacer una aplicación a la salvación de Israel. La protección dispensada al salmista en un momento angustiado de su vida es prenda de la protección que Yahvé dispensará siempre a su pueblo, que es su
heredad,
y el símbolo de los intereses del pueblo israelita es el ungido de Yahvé, su rey 12. En realidad, Yahvé se halla vinculado de un modo particular con su
heredad, pues es su Pastor 13, y, como tal, lo
levantará en brazos juntamente con su ungido, como lo hace el pastor con las ovejas débiles en las marchas agota-] doras por la estepa. Israel es como un niño delicado que Yahvé HeJ va en sus brazos l4. El salmista, pues, parece jugar con este doble símil, y pide a Dios que
levante en sus brazos a Israel y a su rey!
1 Lit. en heb. no permanezcas silencioso frente a mí. 2 Cf.
Sal_22:29;
Sal_88:4;
Pro_1:12. 3 Cf.
Sal_63:4;
Sal_141:2;
Lam_2:19;
Lam_3:41;
1Ti_2:8. 4 Véase P. Dhorme,
L'emploi métaphorique des parís
du corp 145. 5 Cf.
Dan_6:11. 6 Cf.
1Re_6:16s;
1Re_8:6. 7 Cf.
Ose_9:14;
Jer_32:19;
Isa_3:11;
Sal_7:15-17;
Sal_18:27-28;
Sal_54:7. 8 Cf. Mt S.441
Luc_6:27.35 9 Cf.
Isa_1:16;
Isa_3:8-11;
Isa_5:12.19;
Isa_22:11. 10 Cf.
Sal_5:11 Sararí. 11 Cf.
Deu_4:20;
Deu_4:0,
Deu_4:26;
Sal_74:2, 12 Cf.
Sal_72:15;
Sal_61:7-8;
Sal_84:10;
Hab_3:13; Sam 2:10;
Sal_63:12. 13 Cf.
Sal_23:1;
Isa_40:11. 14 Cf.
Isa_40:11;
Deu_1:31;
Isa_46:3.4;
Isa_63:9;
Exo_19:4;
Deu_32:11.