Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 3. Seguridad del Justo en la Persecución.
S egún el título, este salmo fue compuesto por el propio David cuando huía de su hijo Absalón. Al sublevarse éste contra su padre, el rey se vio obligado a abandonar Jerusalén, encaminándose hacia Jericó, acompañado de su familia y de su guardia personal 1. Ya hemos indicado que estos títulos en. los que se atribuyen salmos a David no siempre responden a la verdad histórica; pero, con todo, sabiendo que el gran rey compuso muchas piezas salmódicas, bien puede ser ésta una de ellas, pues el lenguaje y el estilo poético no excluyen una composición preexílica2. La mención del monte santo (v.5) es un poco extraña, cuando aún no se había construido el templo en que habitaba Yahvé; pero ya en tiempos de David el arca de la alianza había sido trasladada a la colina de Sión, y su presencia bastaba para justificar la denominación de monte santo dada al lugar en que se guardaba. Así, pues, no hay razones fuertes
para negar la paternidad davídica del salmo. Por otra parte, la tragedia de su huida precipitada ante los insurrectos, capitaneados por su hijo, justifica la alusión a los millares del pueblo que en derredor se vuelven contra él (v.7).
El salmo se divide en cuatro estrofas:
a) situación apurada del salmista (2-3);
b) Yahvé, defensor del justo atribulado (4-5);
c) reafirmación de
la confianza en Dios (6-7);
d) súplica de salvación (8-9). Cada estrofa tiene dos dísticos. En el texto encontramos tres
selah, que parecen indicar alternancia de coros recitadores. La composición es una efusión lírico-dramática de los tristes sentimientos que embargan al salmista en una situación comprometida. Toda la oración está dominada
por un sentimiento firme de confianza, porque tiene experiencia de la protección divina en vivencias difíciles anteriores.
Situación angustiada del justo perseguido (1-3).
1
Salmo de David al huir de Absalón, su hijo. 2
¡Oh Yahvé, cómo se han multiplicado mis enemigos! Muchos son los que se alzan contra mí. 3
Muchos son los que de mi vida dicen: ¡No tiene ya en Dios salvación! Selah. Encontramos aquí la palabra
salmo (heb.
mizmor),
que es una pieza lírico-religiosa que ha de ser recitada acompañada de instrumentos músicos. El título es posterior a David, y debe de ser obra del compilador, que tiene en cuenta
su uso litúrgico en el templo. El salmista se siente consternado ante la multitud de sus enemigos, que se alzan despiadados contra él. Si la composición refleja la situación que obligó a emprender la huida a David, se comprende bien la exclamación del rey, pues ciertamente fueron muchos los que se sumaron al hijo rebelde contra su legítimo poder4. Sus adversarios
le consideran vencido y desamparado de Dios, el único que podía salvarle (v.3). En
2Sa_16:8s se narran las maldiciones que uno de los seguidores de Absalón lanzó contra David, al que considera usurpador y sanguinario respecto de la casa de Saúl. La magnanimidad del rey quedó entonces manifiesta, pues no quiso que se impidieran estos desahogos de su enemigo. Esta situación pudo sugerir después al rey la composición del salmo, aunque, como hemos indicado, el salmista puede aludir a muchas otras situaciones en que se siente perseguido.
Yahvé defensor del justo perseguido (4-5).
4
Pero tú, ¡oh Yahvé! eres escudo en torno mío, mi gloria, el que me hace erguir la cabeza. 5
Clamaba con mi voz a Yahvé, y El me respondió de su monte santo. Selah. El salmista, en medio de la tribulación, se dirige a su Dios, que tantas veces le protegió contra sus enemigos, como si fuera su
escudo invulnerable. En realidad, Yahvé es la
gloria de su fiel perseguido, pues le ha levantado de peores situaciones, haciéndole
erguir la cabeza cuando sus enemigos le daban por vencido Yahvé le hará salir ahora airoso de la difícil situación actual. En los momentos
de peligro clamaba, y el Señor le respondía desde su morada, el
monte santo, la colina bendita de Sión, donde estaba su tabernáculo 5. La expresión
monte santo es muy usual después del exilio babilónico, pero se la empleaba también antes6.
Reafirmación de la confianza en Dios (6-7).
6
Yo me acostaba y yo me dormía, y despertaba, porque Yahvé me defendía. 7
No temo a los muchos millares del pueblo que en derredor mío acampan contra mí. Confiado en Yahvé como su
escudo y defensor de sus intereses y de su honor, duerme tranquilo, como lo hizo en otros momentos apurados. Al fin podrá de nuevo despertar incólume a pesar de la hostilidad general. Es tal la confianza que tiene en su Dios, que puede entregarse al sueño reparador como si no existieran peligros grandes én su derredor. El salmista, pues, confiado en Yahvé, se entrega a sus actos de la vida ordinaria,
acostándose y
durmiendo sin sobresaltos ni angustias. Aunque sus enemigos son
millares y
acampan contra él como ejército invasor, sin embargo,
confía en su Dios. Si el salmista alude a la situación angustiada de David, se comprende bien esta frase, pues eran
millares los que seguían a su hijo rebelde, Absalón7. No obstante, en los salmos son frecuentes estas expresiones hiperbólicas en las que se habla de
millares de enemigos que hostigan al justo perseguido 8.
Súplica de salvación (8-9).
8
álzate, ¡oh Yahvé! Sálvame, ¡Dios mío! Tú hieres en la mejilla a todos mis enemigos, tú rompes los dientes a los impíos. 9
Tuya es, ¡oh Yahvé! la victoria. Venga sobre tu pueblo tu bendición. Selah. El salmista termina implorando auxilio a Yahvé para que, como en otro tiempo hirió a sus enemigos, vuelva ahora a salir por sus intereses, liberándole de los que hostilmente le rodean. Las expresiones son fuertes y rudas: en otro tiempo Yahvé quebrantó las quijadas de sus adversarios y los
dientes de los impíos, hiriéndoles de frente. Los enemigos son comparados aquí a fieras que con la boca abierta, dispuestas a devorar la presa, le asedian 9. Quizá el salmista, al pedir que Dios hiera en el rostro a sus enemigos,
aluda al deseo de que cesen sus palabras insidiosas y calumnias que lanzan contra él. La seguridad del justo perseguido es plena, pues sabe que de Yahvé es la
victoria, como lo ha demostrado en lances semejantes. El salmista termina su composición pidiendo la
bendición divina sobre el
pueblo humilde, tantas veces perseguido y hollado (V.9). Si es realmente David el autor del salmo, el generoso rey se siente aquí identificado con los intereses de su pueblo, el cual, engañado por la facción rebelde, se ha ido de momento contra él, pero volverá de nuevo a asociarse a su legítimo soberano. En todo caso, los salmistas son los mejores intérpretes de las ansiedades y angustias del
pueblo atribulado, y por eso, al desahogar su espíritu, asocian sus problemas íntimos con los del pueblo humilde,
olvidado y postergado en sus intereses por las clases oligárquicas. Aquí, pues, el salmista une su tragedia íntima a la cotidiana de su pueblo, siempre en peligro de ser devorado por los desaprensivos de la clase dirigente, que son como fieras insaciables en su deseo de acumular riquezas 10.
En esta composición encontramos, dividiendo las estrofas, la palabra
selah, que suele interpretarse como una indicación musical, y puede señalar un interludio musical, un cambio de tono en la ejecución del canto, una modulación especial en forma de antífona, o un cambio de coro en la recitación. Todas estas hipótesis se ofrecen para explicar el misterioso vocablo que aparece muchas veces en el Salterio.
1 2 Sam 15:1s. 2 Cf. E. Podechard, O.C., 22. 4 2 Sam 15.125. 5 Cf.
2Sa_7:173. 6 Cf.
Eze_20:40;
Jer_31:23. 7 Cf. 2 Sam 15:1s. 8 Cf.
Sal_27:3; 55:3- 9 Cf.
Sal_58:7;
Job_29:17. 10 Cf.
Amo_5:7.