Ver contexto
encorvado, totalmente abatido,
todo el día camino sombrío.
(Salmos 38, 7) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

כִּֽי‎(כִּי)

Hebrew|kˈî-|that

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3588] [k.bg.aa] [976]
[כי] [GES3481] [BDB3883] [HAL3852]

כְ֭סָלַי‎(כֶּסֶל)

Hebrew|ˈḵsālay|loin

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3689] [k.cj.ab] [1011a]
[כסל] [GES3584] [BDB4000] [HAL3965]

מָלְא֣וּ‎(מָלֵא)

Hebrew|mālᵊʔˈû|be full

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H4390] [m.bz.aa] [1195]
[מלא] [GES4311] [BDB4810] [HAL4728]

נִקְלֶ֑ה‎(קָלָה)

Hebrew|niqlˈeh|roast

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: participle
Verbal stem: nif‘al


[H7033] [s.bn.aa] [2023]
[קלה] [GES6988] [BDB7686] [HAL7623]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

אֵ֥ין‎(אַיִן)

Hebrew|ʔˌên|[NEG]

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H369] [a.cz.aa] [81]
[אין] [GES364] [BDB387] [HAL401]

מְ֝תֹ֗ם‎(מְתֹם)

Hebrew|ˈmᵊṯˈōm|sound spot

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4974] [w.az.af] [2522e]
[מתם] [GES4890] [BDB5474] [HAL5346]

בִּ‎(בְּ)

Hebrew|bi|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

בְשָׂרִֽי‎(בָּשָׂר)

Hebrew|vᵊśārˈî|flesh

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1320] [b.dj.ab] [291a]
[בשר] [GES1218] [BDB1396] [HAL1402]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Salmo 38 (Vg 37): Oración de un Pecador Arrepentido.
E l salmista, apesadumbrado por sus pecados, angustiado profundamente por dolores morales, incomprendido de sus amigos, que se alejan de él, pide a Yahvé ayuda. No se concreta en qué consiste el castigo que pesa sobre él como consecuencia de sus pecados; el contexto parece sugerir la lepra, pues sus enemigos se apartan de él. Por su contenido, el salmo se parece bastante a los salmos 6 y 39. El mejor paralelo del salmo es, en realidad, el poema didáctico del libro de Job, aunque las expresiones moderadas del salmista contrastan con las explosiones radicales del varón de Hus, injustamente castigado a su parecer por la mano de Dios.
En la liturgia, este salmo forma parte de la serie de los siete penitenciales. Por su forma literaria externa se le puede considerar corno alefatizado, aunque no acróstico; es decir, sus estrofas se distribuyen conforme al número de las letras del alefato. Podemos distinguir dos partes por su contenido: a) descripción de los sufrimientos provenientes directamente del mismo Dios (1-11); b) los provenientes de los hombres, amigos o enemigos (12-23). Abundan las frases estereotipadas tomadas de otras obras literarias o de fórmulas usuales de lamentaciones en los duelos.
En el título se atribuye la composición al propio David, que ciertamente manifestó públicamente su arrepentimiento por sus pecados. Con todo, los críticos modernos, aunque encuentran frases de sabor arcaico, creen que es posterior a la era davídica, ya que abundan las dependencias literarias de otros escritos viejotes-tamentarios.

El salmista, víctima de la justicia de Dios (1-11).
1 Salmo de David. Para la memoria. 2 No me reprendas, Yahvé, en tu furor, ni me corrijas en tu ira. 3 Pues tus saetas han penetrado en mí y pesa sobre mi tu mano. 4 Nada hay sano en mi carne a causa de tu ira; nada íntegro en mis huesos a causa de mis pecados. 5 Pues mis iniquidades pasan sobre mi cabeza, pesan sobre mí como pesada carga. 6 Mis llagas son fétidas y purulentas a causa de mi locura. 7 Estoy encorvado y en gran manera abatido, en luto camino todo el día. 8 Pues mis lomos están llenos de ardores y no hay en mi carne parte sana. 9 Estoy desfallecido y sobremanera acabado y doy rugidos por la conmoción de mi corazón. 10 Señor, ante ti están todos mis deseos y no se te ocultan mis gemidos. 11 Mi corazón palpita, me abandona mi fuerza, y hasta la luz de mis ojos no está conmigo.

El salmista, consciente de su culpabilidad, pide a Yahvé que no le castigue con furor, sino con moderación, aliviando sus sufrimientos físicos y morales. La invocación inicial (no me reprendas en tu furor...) es idéntica a la de Sal_6:1. Quiere que Dios se manifieste más como Padre que como Juez airado 2. En realidad, los sufrimientos ya han dejado mella en su cuerpo, pues han penetrado en él como saetas (v.3). Las enfermedades y juicios punitivos de Dios son como saetas punzantes que ponen al vivo la naturaleza del paciente 3. Es la mano justiciera de Yahvé, que descarga para castigar los pecados de los hombres 4. El salmista siente su cuerpo macerado y purulento de heridas en todas sus partes 5. Conforme a la mentalidad del A.T., ve en sus enfermedades y achaques el castigo por sus pecados; el orden moral y el físico están íntimamente unidos en su mente. Este es consecuencia de aquél; de este modo se daba razón teológica de la existencia del mal. El autor del libro de Job se plantea este problema, y rechaza esta opinión tradicional como injusta, pues muchas veces gentes totalmente inocentes sufren en su cuerpo y en su alma. El salmista, pues, participa de la tesis tradicional entre la ecuación del sufrimiento y el pecado; sus iniquidades pasan sobre su cabeza como un diluvio que todo lo anega 6 y como una carga que le aplasta 7.
Después describe su enfermedad con detalles que indican una enfermedad de la piel; quizá se trata del terrible azote de la lepra que hacía estragos en Oriente en la antigüedad. Humildemente reconoce que esta enfermedad le ha venido por su locura o culpabilidad moral, ya que el pecado es en el fondo una locura, pues es salirse de los caminos protectores de la Providencia 8. Como consecuencia de su debilidad física, se halla como encorvado y abatido, triste y macilento como el que cumple un rito de luto (v.7). A sus desgarramientos en la piel se junta la fiebre general que invade su cuerpo: mis lomos están llenos de ardores. Es como un fuego interior que consume y devora al enfermo 9. En su desfallecimiento, sus gemidos son desgarradores, como rugidos de león, que salen de un corazón que, desesperado, lucha por existir 10.
En realidad, Dios no ignora esta situación, y conoce bien sus deseos de salvación y sus ansias de supervivencia, manifestadas en sus gemidos lacerantes H; se halla a punto de expirar porque le falla el corazón, que palpita dando los últimos estertores, mientras que le abandona el vigor físico y se nublan los ojos, lánguidos por el sufrimiento 12.

El abandono de los amigos y la persecución de los. enemigos (12-21)
12 Mis amigos y mis compañeros se estacionan lejos de mis llagas, mis allegados se mantienen lejos. 13 Tiéndenme lazos los que buscan mi vida, y los que buscan mi mal dicen desventuras; todo el día están maquinando engaños. 14 Pero yo, como sordo, no oigo, y soy como mudo, que no abre la boca. 15 Soy como hombre que no oye, y en cuya boca no hay respuesta. 16 Porque es en ti, Yahvé, en quien confío, y Tú, Señor, Dios mío, serás quien responde. 17 Porque digo: Qué no se gocen de mi (mal) ni se engrían contra mí cuando resbale mi pie. 18 Pues yo estoy para caer, y mi dolor está constantemente ante mí. 19 Porque confieso mi culpa y estoy acongojado por mi pecado. 20 Y mis enemigos vivientes son poderosos 13, y se multiplican los que injustamente me odian. 21 Y los que vuelven mal por bien me hostigan por seguir el bien.

Los amigos del salmista desventurado se apartan de él, porque le consideran como maldito de Dios, quizá huyendo de su enfermedad, la lepra, que se consideraba como el grave castigo que enviaba Dios al hombre 14. Sus mismos allegados no se atreven a acercarse. Por otra parte, los enemigos declarados maquinan contra su vida, y, reunidos en conciliábulos, dicen contra él desventuras o calumnias. Se le considera culpable y quieren quitarle la vida 15; prueba de su culpabilidad es la enfermedad humillante que le devora. Pero el salmista, consciente de su inocencia, calla y deja correr el tiempo para que Dios hable en su favor, curándole y confundiendo a sus enemigos. Por ello se hace sistemáticamente el sordo y el mudo ante los insultos y juicios desfavorables que sobre él emiten. Es inútil hablarles, y por eso encomienda su causa a Yahvé, en quien confía, esperando que al fin responda debidamente a tantas injurias e injusticias.
Los enemigos se alegran de los sufrimientos del salmista, viendo en ellos el castigo divino por sus pecados. Este desamparo de Dios les causa una satisfacción maligna, y el salmista pide a su Dios que intervenga salvándole, para que no canten victoria sobre él (v.1y) 16. Por otra parte, está a punto de sucumbir bajo el peso del dolor, y, en consecuencia, urge la intervención divina; de lo contrario, su ruina será definitiva. Humildemente y compungido, confiesa que sus sufrimientos provienen de sus pecados; por ello confiesa su culpabilidad, esperando ser rehabilitado en su salud quebrantada. El pensamiento de sus pecados le tiene apesadumbrado sobremanera. En su mentalidad viejotestamentaria, escruta su pasado para ver las causas de su enfermedad, y por todas partes ve caídas y transgresiones.
Ante sus ojos mortecinos y a punto de expirar aparecen sus enemigos, fuertes y poderosos, haciéndole frente y olvidando los beneficios que les ha otorgado en otro tiempo. En su maldad devuelven mal por bien. Contrasta el vigor de sus adversarios y su debilidad, a pesar de que aquéllos son más pecadores que él17.

Súplica final (22-23).
22 ¡No me abandones, oh Yahvé; Dios mío, no estés alejado de mí! 23 ¡Corre en mi auxilio, Señor mío, mi salvación!

Como en otros salmos en que se describe la angustia del justo lacerado, también éste se cierra con una súplica de salvación, pues únicamente Yahvé puede salvar al salmista enfermo y hostigado por los enemigos, que se alegran de su situación penosa y casi desesperada 18. Las composiciones salmódicas se distinguen por esta nota de confianza ciega en el Todopoderoso. Los salmistas son gentes piadosas, yahvistas íntegros, que procuran vivir vinculados a su Dios en medio de una sociedad corrompida y olvidada de sus deberes religiosos. Son los continuadores de los profetas, que mantenían la antorcha de la fe en medio de una sociedad semipaganizada.

1 En hebreo, lo que traducimos para la memoria se dice lehazkír: para hacer recordar. Generalmente se ve aquí una indicación litúrgica alusiva a la 'azkaráh o memorial, término técnico del ritual levítico para ciertas ofrendas de harina con aceite quemadas con incienso sobre el altar (Lev_2:2) y para el incienso colocado en los panes de la proposición (Lev_24:7). Véase Biblia comentada I ad locum. 2 Cf. Jer_10:24; Sal_25:18; Sal_31:10; Sal_39:10s; Sal_40:12. 3 Cf. Sal_7:12; Deu_32:23; Job_6:4; Job_16:12; Lam_2:12. 4 Cf. Sal_32:4; Sal_39:11. 5 Cf. Isa_1:6. 6 Cf. Sal_69:2-3; 24:4- 7 Cf. Gen_4:13. 8 Cf. Sal_69:6; Sal_107:17. 9 Cf. Sal_39:4; Sal_102:4; Job_30:30. 10 Cf. Sal_22:1; Sal_32:3; Job 3:24- 11 Cf. Sal_10:17; Mat_6:8. 12 Cf. Sal_6:7; Sal_13:23; Sal_31:9; Job_17:7; Lam_2:1. 13 Muchos autores, en vez de jayim (vivientes) del TM, leen jinndm (sin motivo). Así s, Podechard, NP y Bib, de ér. 14 Cf. Isa_53:40; Lev_13:3; Sal_31:11-13; Sal_69:8; Job_88:18; Job_19:133. 15 Cf. Sal_41:6-9; Sal_35:4.26. 16 La frase resbalar el pie significa tener una desgracia en cualquier orden (cf. Sal_13:4). 17 Cf. Sal_35:12-13. 18 Cf. Sal_22:1; Sal_10:1; Sal_35:22; Sal_71:12; ; Sal_71:12; Sal_141:1.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Salmo 38. Ira Divina, Salvacion Divina

El primer versículo y los dos últimos resumen el tema y la maravilla de este Salmo. Cuando el Señor está ofendido, y se avecinan su furor (furia explosiva) y su ira (enojo ardiente) (1) y sus flechas empiezan a volar (2), es al mismo Señor a quien apelamos pidiendo su presencia, su cercanía (21), su socorro y salvación (22). Sólo la aprobación del Señor puede salvarnos de su desaprobación. Si hubo alguna vez un Salmo diseñado para prevenirnos del pecado exponiendo sus consecuencias, es éste. El pecado ofende al Señor y pone una carga sobre el pecador, reemplaza el bienestar por heridas, induce la depresión, dolores físicos y agitación del corazón (1– 8). Entristece y debilita, nos aísla de nuestros amigos e incita enemistad (9– 12); nos deja sin excusa (13, 14). Pero no cierra la puerta a la oración ni nos excluye del arrepentimiento (15– 18).

1– 12 El camino hacia abajo. David se hunde más y más bajo el peso del pecado. El Señor es su enemigo (1, 2); David está sin fuerzas (5– 10) y sin amigos (11). Sus enemigos traman contra él (12). 1– 4 Los síntomas de la enfermedad (3, cf. 5– 8, 10, 17) pueden ser la manera en que David describe sus arrolladores sentimientos de culpa, pero los detalles son tan vívidos y el sentido de dolor físico tan agudo que es mejor entender que en este caso recibió una auténtica enfermedad como castigo por su pecado. 1 Furor ... ira, ver el comentario anterior. 2 Los mensajeros del furor de Dios (flechas) enfermedad, dolor, abandono (11), oposición (12) y oposición divina personal (mano) caen en igual medida sobre David. Penetrado, se han dejado caer. 3 Ira, indignación, el sentido de haber sido agraviado. Sana, estar entero. Paz, bienestar. Pecado, actos específicos de maldad. 4 Iniquidades, culpas, la deformación y corrupción interior de nuestra naturaleza. Agobian, me llega más arriba de la cabeza, como cuando alguien se ahoga.

5– 8 Esta descripción del cuerpo atormentado es una elaboración del v. 3. No toda enfermedad es un castigo por el pecado, pero algunas lo son. Cada caso de enfermedad es momento de examinarse uno mismo. En este caso, la conexión es aparentemente indudable. La descripción alterna entre síntomas físicos y mentales. 5 Hieden y supuran, de mal olor ... séptico. Locura, necedad. El sustantivo correspondiente significa rotundamente tonto. 6 Encorvado, convulsionado (por el dolor). 8 Debilitado, entumecido. Gimo, rugido (como un león enfurecido). Conmoción, inquietud, preocupación.

9– 12 Los vv. 1– 4 se concentran en la enfermedad como evidencia de la hostilidad divina; el sujeto es ahora la deserción humana y el peligro que esta enfermedad ha causado. A la vez, aunque la oración no se articula, hay un volverse al Señor. 9 Señor, El Soberano, como en 15, 22. El Señor declara su poder soberano más principalmente mostrando misericordia y compasión (Libro de Oración Común). 10 Más síntomas de enfermedad: Palpitaciones, pérdida de vitalidad y problemas con la vista. 11 Un vívido detalle. A veces las cosas que proclaman la necesidad de un amigo comprensivo hacen que la gente se aparte. No sabemos qué hacer o decir y nuestra preocupación por nuestra propia reacción anula nuestra preocupación por los necesitados. Pero la persona afligida no necesita discursos largos; sólo la presión de una mano amiga, la compañía de un corazón comprensivo. Amigos, mis amados una relación más cercana que la de los compañeros, semejantes. Parientes, cercanos (cf. 34:18), los que tienen derecho de hacer suyos los problemas de un familiar. 12 Existen, tristemente, los que están al acecho de oportunidades para demostrar rencor, anticipan lo peor y hacen sus planes con intención de engañar.

13– 22 El camino hacia arriba. Se repite el mismo patrón que en los vv. 1– 12 pero el Salmo se desplaza progresivamente a un nuevo campo. La apelación contra el furor divino (1, 2) se convirtió en la apelación no articulada del v. 9. Pero ahora, aunque la situación no ha cambiado, empieza a dominar un tono positivo: uno de espera confiada en una respuesta (15), confesión auténtica de (no sólo gemir por haber pecado) pecado (18) y un ruego pidiendo ayuda salvadora (22).

13– 16 No responde a todas las habladurías en su contra (12– 14), en cambio habla solamente a Dios (15, 16). Le cuenta a Jehovah (15, Yahweh, el Dios del amor del pacto, del poder salvador y juzgador) sobre sus silencios (13, 14) y sobre su firme esperanza (15); sabe que Jehovah (El Soberano) quien es Dios mío, responderá (cf. Lam. 3:19– 33). 14 La decisión de guardar silencio ha sido tomada libremente. 15 Pues: puede ser mejor Porque al principio de este versículo. Ha optado por guardar silencio (14) porque ha tomado el camino de la fe, seguridad y oración (15, 16). Ha esperado, o sea con segura esperanza.

17– 20 La oración que aparece en el v. 16 es urgente porque es seguro que tropezaré ... (17). Primero es urgente porque no puede aguantar mucho más y, segundo, por su constante dolor/tristeza (17, la palabra combina ambos significados). Esto, a su vez (por eso, v. 18), es constantemente su experiencia porque sigue confesando y estando con ansiedad debido a su iniquidad (ver 4) y pecado (ver 3). El propio hecho de traer todo esto al Señor mantiene vivo su sentido de opresión. Además, hay oposición fuerte, odio injusto y calumnia inmerecida (19). Pero al mismo tiempo no aparece la gran preocupación por sí mismo de los vv. 5– 8; todo se ve con mayor claridad, seguramente porque ha llegado al momento de la confesión.

21, 22 El nombre del Señor del pacto (21, cf. 1, 15), el Dios personal (21, cf. 15) y el Señor soberano (22, cf. 9, 15) se juntan en esta apelación final. El Señor que se presentó en Egipto porque sabía del dolor y tristeza de su pueblo (Exo. 3:7, la misma palabra que en el v. 17) no ha cambiado: El Dios que se dejó conocer y poseer personalmente nunca será desleal a esa relación; el Dios soberano salvará.

King James Version (KJVO) (1611)



Psalm XXXVIII.

Dauid mooueth God to take compassion of his pitifull case.
A Psalme of Dauid, to bring to remembrance.
1 O Lord, rebuke me not in thy wrath: neither chasten me in thy hot displeasure.
2 For thine arrowes

[Great afflictions.]

sticke fast in me; and thy hand presseth me sore.
3 There is no soundnesse in my flesh, because of thine anger: neither is there any [ Hebrew: peace, or health.] rest in my bones, because of my sinne.
4 For mine iniquities are gone ouer mine head: as an heauy burden, they are too heauie for me.
5 My wounds stinke, and are corrupt: because of my foolishnesse.
6 I am [ Hebrew: wryed.] troubled, I am bowed downe greatly; I goe mourning all the day long.
7 For my loynes are filled with a loathsome disease: and there is no soundnesse in my flesh.
8 I am feeble and sore broken; I haue roared by reason of the disquietnesse of my heart.
9 Lord, all my desire is before thee: and my groning is not hid from thee.
10 My heart panteth, my strength faileth me: as for the light of mine eies, it also [ Hebrew: is not with me.] is gone from me.
11 My louers and my friends stand a loofe from my [ Hebrew: stroke.] sore: and [ Or, my neighbours.] my kinsmen stand a farre off.
12 They also that seeke after my life, lay snares for me: and they that seeke my hurt, speake mischieuous things, and imagine deceits all the day long.
13 But I, as a deafe man, heard not; and I was as a dumbe man that openeth not his mouth.
14 Thus I was as a man that heareth not; and in whose mouth are no reproofes.
15 For [ Or, thee do I wast for.] in thee, O Lord, doe I hope: thou wilt [ Or, answere.] heare, O Lord my God.
16 For I said, heare me, least otherwise they should reioyce ouer me: when my foot slippeth, they magnifie themselues against me.
17 For I am ready [ Hebrew: for haulting.] to halt, and my sorrow is continually before me.
18 For I will declare mine iniquitie; I will be sory for my sinne.
19 But mine enemies [ Hebrew: being liuing, are strong.] are liuely, and they are strong: and they that hate mee wrongfully, are multiplied.
20 They also that render euill for good, are mine aduersaries: because I follow the thing that good is.
21 Forsake me not, O Lord: O my God, be not farre from me.
22 Make haste [ Hebrew: for my helpe.] to helpe mee, O Lord my saluation.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La antífona inicial (2) anticipa los motivos dominantes en el salmo: pecado, ira de Dios y castigo. El dolor físico, en efecto, tiene una doble causa: «tu enojo» (4b) y «mi pecado» (4d). Será necesario que Dios aplaque su ira (3) y que el pecador confiese su culpa, como hace (5.19) para que su estado físico y anímico deje de ser deplorable (5-11). Mientras no se cumplan ambas condiciones, rugirá y bramará (9), hasta que su Señor se dé por aludido (10). El enfermo, de momento, es abandonado y vilipendiado por propios y extraños. Es como un sordomudo, incapaz de defenderse y de salir a flote del mal que le aqueja. No tiene apoyo alguno (12-15). A punto de caer, expuesto a que otros se rían a su costa, rodeado de enemigos mortales y poderosos, el poeta-orante pone toda su confianza en Dios, que responderá (16); cuándo y cómo, no lo sabemos. En Dios está la salvación. Este salmo se ha convertido en plegaria de todos los pecadores, según lo que leemos en 1Jn_1:8s. No pocos enfermos y pecadores han encontrado a Dios en el pecado o en las dolencias de la enfermedad.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver 6. 2.

3. Ver 32. 4; 39. 11.

12. Ver 22. 7-8; 31. 12; 41. 6-10; 88. 9.

14-15. Ver Isa_53:7.

19. Ver 32. 5.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*38 Súplica individual. Es el tercer salmo penitencial de la liturgia. La confesión del propio pecado y la cercanía de Dios rompen la clásica vinculación entre enfermedad y pecado.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 38.2 Las flechas son imagen de la calamidad entendida como castigo divino (Dt 32.23-24; Job 6.4).

[2] 38.11 Cf. Job 19.13.

Jünemann (1992)


7 b. Mofas, concupiscencias.