Ver contexto
Pero me callo, ya no abro la boca,
pues tú eres quien lo ha hecho.
(Salmos 39, 10) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

הָסֵ֣ר‎(סוּר)

Hebrew|hāsˈēr|turn aside

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperative
Verbal stem: hif‘il


[H5493] [o.au.aa] [1480]
[סור] [GES5425] [BDB6025] [HAL5928]

מֵ‎(מִן)

Hebrew|mē|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

עָלַ֣י‎(עַל)

Hebrew|ʕālˈay|upon

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5921] [k.bg.ac] [1624p]
[על] [GES5848] [BDB6471] [HAL6395]

נִגְעֶ֑ךָ‎(נֶגַע)

Hebrew|niḡʕˈeḵā|stroke

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5061] [n.aw.ab] [1293a]
[נגע] [GES4972] [BDB5559] [HAL5446]

מִ‎(מִן)

Hebrew|mi|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

תִּגְרַ֥ת‎(תִּגְרָה)

Hebrew|ttiḡrˌaṯ|irritation

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8409] [c.cx.ac] [378b]
[תגרה] [GES8372] [BDB9217] [HAL9137]

יָ֝דְךָ֗‎(יָד)

Hebrew|ˈyāḏᵊḵˈā|hand

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3027] [j.aq.aa] [844]
[יד] [GES2931] [BDB3271] [HAL3251]

אֲנִ֣י‎(אֲנִי)

Hebrew|ʔᵃnˈî|i

Part-of-speech: personal pronoun
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H589] [a.eg.aa] [129]
[אני] [GES567] [BDB598] [HAL620]

כָלִֽיתִי‎(כָּלָה)

Hebrew|ḵālˈîṯî|be complete

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H3615] [k.bk.aa] [982]
[כלה] [GES3509] [BDB3914] [HAL3885]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Salmo 39 (Vg 38): Deprecación del Justo Atribulado.
E sta composición tiene el aire de una elegía bellísima y original. La ilación lógica de las ideas no es fácil captarla muchas veces, porque el texto ha llegado a nosotros en un estado desordenado. Se pueden distinguir dos partes netas en el salmo: a) exposición apasionada de un justo afligido que busca el consuelo en la bondad de un Dios justo y condescendiente (2-7); b) súplica ardiente a Dios para que le dé reposo y felicidad en esta vida. Según la mentalidad del A.T., la enfermedad era un castigo por el pecado, y la muerte representaba la interrupción de la amistad con Dios. Por el contenido ideológico y aun por las expresiones empleadas, el salmo tiene mucho de parecido con el anterior y con el salmo 62. En ambos se destaca la esperanza en Dios y la vanidad de la vida. No faltan paralelos con el libro de Job.
Desde el punto de vista literario, este salmo es de gran valor. Ewald afirmaba de él que era incontestablemente la más bella de todas las elegías del Salterio. Se refleja en él la melancolía profunda y la sinceridad y lealtad del alma angustiada. El estilo es vigoroso y fresco, con gran riqueza de coloridos y matices. La distribución estrófica es difícil, ya que el texto ha sido muy retocado.
También en el título se atribuye a David, pero las analogías con otros escritos sapienciales, como el libro de Job y aun el Eclesiástico, hacen pensar que su redacción es postexílica.

Deseos de sufrir en silencio las contrariedades (1-4).
1 Al maestro de coro. De Iditún. Salmo de David1. 2 Yo me dije: Velaré sobre mi conducta 2 para no pecar con mi lengua; pondré freno a mi boca mientras tenga al impío frente a mí. 3 Quedé silencioso, mudo; del bien me abstuve, pero mi dolor se exacerbaba. 4 Me ardía el corazón en mi interior, se encendía el fuego en mi meditación y prorrumpí con mi lengua.

El problema del salmo es el de la retribución moral. El salmista se halla en una situación de agotamiento a causa de los sufrimientos físicos y no ve el término de esta enfermedad; angustiado, está a punto de desahogar su queja contra el trato que le da su Dios, pero teme que, al criticar los caminos de la Providencia, dé pie a sus enemigos, los impíos, a burlarse de sus creencias de que Yahvé se ocupa del gobierno del mundo y, sobre todo, de los fieles a su religión 3. Por ello decide callar, al menos mientras estuviera presente el malvado 4. Teme pecar contra la Providencia al contrastar su situación deplorable con la prosperidad de los impíos5. Frente a él está la prosperidad del impío, lo que resulta escandaloso para sus creencias sobre la retribución moral; pero, con todo, cree que lo más prudente es callar: quedé silencioso (v.3).
Pero, después de mucho ahogar sus palabras meditando sobre los caminos de la Providencia, su dolor se ha sobreexcitado, pues le falta el desahogo de sus palabras. Su silencio, lejos de darle la paz, le punzaba, pues con su pensamiento se entregaba a la meditación sobre la prosperidad de los pecadores y la miseria de los justos, y entonces ardía su corazón. La descripción es muy psicológica. Sus cavilaciones no le permitían callar, y por eso, al fin su lengua prorrumpe en súplicas ardientes a su Dios para que abrevie su situación casi desesperada. Su silencio agriaba su vida; se había abstenido de todo: de decir bien o mal 6; pero este mutismo absoluto no aliviaba su situación interior, y, por otra parte, parecía como si Dios le tuviera olvidado, sin valorar este mutismo calculado. Por eso se encendía el fuego en su interior 7.

La efímera vida del hombre (5-7).
5 Dame a conocer, ¡oh Yahvé! mi fin y cuál sea la medida de mis días; que sepa cuan caduco soy. 6 Has reducido a un palmo mis días, y mi existencia delante de ti es la nada; no dura más que un soplo todo hombre. 7 Pasa el hombre como una sombra, por un soplo solo se afana; amontona sin saber para quién.

La brevedad y fragilidad de la vida es un tema corriente en la literatura salmódica y sapiencial 8. El salmista debe de ser ya de edad provecta, y, por tanto, sabe que le queda poco para ver la justicia de Dios 9. Sus días son un palmo, medida que correspondía a cuatro dedos, unos siete centímetros10. Todo esto es una insignificancia ante la duración eterna de Dios. La vida del hombre es como un soplo o una sombra pasajera, y, además, sus afanes no tienen sentido, pues no sabe el hombre para quién amontona y deja sus ahorros n; los usufructuarán gentes que no conoce: Mi fortuna, ¿quién la verá? ¿Va a bajar detrás de mí al sepulcro?12 El Eclesiástés es más explícito: Aborrecí todo cuanto había hecho bajo el sol, porque todo tendré que dejarlo a quien venga después de mí. ¿Y quién sabe si ése será sabio o necio? Y, con todo, dispondrá de todo mi trabajo, de lo que me costó estudio y fatiga debajo del sol... y desesperé en mi corazón de todo el trabajo que he hecho debajo del sol, porque quien trabajó con conocimiento, con pericia y buen suceso, tiene después que dejárselo todo a quien nada hizo en ello... Pues ¿qué le queda al ser humano de todo su afanarse y fatigarse con que debajo del sol se afanó?13. El salmista recalca también la vanidad del trabajo humano, ya que la vida es una sombra que pasa, y por ello el ser humano no puede disfrutar de sus trabajos, ni sabe quién los usufructuará.

Oración para obtener la misericordia (8-12).
8 Y ahora, ¿qué puedo esperar, Señor? Mi esperanza está en ti. 9 Líbrame de todas mis iniquidades, no me hagas objeto de escarnio de los insensatos. 10 Enmudezco, no abro mi boca, porque tú eres el que obras. 11Desvía de mí tu azote; el rigor de tu mano me consume. 12 Tú corriges al hombre castigando la iniquidad, y consumes, como la polilla, lo que le es más querido. Cierto que todo hombre es un soplo. Seldh.

Supuesta la brevedad y futilidad de la vida humana, no queda más esperanza que el propio Yahvé. Sólo El le puede librar de los males. Es lo único seguro y estable a lo que se puede acoger el hombre. Consciente de su culpabilidad moral, pide primero que le perdone sus iniquidades, que son causa de que hagan burla de él los insensatos o ateos prácticos, que ven en su desgracia una prueba de que Dios no está con El, a pesar de gloriarse de ser su amigo. No comprende el salmista que Yahvé dé la razón a sus adversarios, que lo son de Dios, los cuales de su situación angustiada deducen que no tiene providencia sobre los suyos 14. Sabe que sufre por sus pecados, pero pide se le perdonen y muestre su misericordia salvándole de la angustiosa situación 15.
Confiado en la misericordia divina, el salmista se calla y no vuelve a repetir su súplica, pues al fin Yahvé ha de obrar y sacarle de sus angustias. Su silencio es un acto de sumisión a Dios, pues reconoce que la enfermedad que sufre viene fundamentalmente de sus pecados. Espera en silencio la intervención divina. No quiere discutir con su Dios sus derechos y se confía a su intervención 16. Pero, apesadumbrado por el dolor, vuelve a rogar que se aparte de él el azote divino, la enfermedad que le consume (v.11). Está a punto de morir, víctima del rigor de la mano de su Dios. No pretende criticar los caminos de la Providencia, pues sabe que en el fondo de estos reveses hay un castigo por alguna iniquidad pasada. Con las pruebas y castigos corrige al hombre y le hace volver al buen camino. Su intervención punitiva consume, como la polilla, lo que constituye motivo de orgullo para el hombre, su fuerza física, su vigor y sus mejores cualidades humanas, porque, en
realidad, la vida del hombre es un soplo 17, y en su fragilidad es un juguete del Omnipotente 18.

Súplica final (13-14).
13 Oye, ¡oh Yahvé! mi plegaria; da oídos a mis clamores; no seas insensible a mis lágrimas. 14 Porque yo no soy más que un extranjero para ti, un advenedizo, como todos mis padres. Aparta de mí tu mirada (airada), para que yo respire antes de que me vaya y ya no sea.

De nuevo insiste en su plegaria de salvación; su situación precaria no permite esperar más, pues se acerca el trágico desenlace de su vida, con lo que cantarán victoria sus adversarios, que niegan la Providencia divina en la vida de los seres humanos . Confiesa que, como todo israelita, es un extranjero ante Yahvé y un advenedizo en la posesión de la tierra de Canaán, que pertenecía, en realidad, únicamente a Dios. Sus mismos antepasados sus padres tampoco tenían especial derecho a vivir permanentemente y en propiedad sobre la tierra de Yahvé 19. Pero, aunque sea un extranjero, un peregrino, un huésped, tiene derecho a cierta hospitalidad pasajera, y por eso insiste en que le prolongue la vida, librándole del peligro inminente de muerte. En consecuencia, le pide que al menos le trate como huésped en su tierra, con capacidad de gozar de su generosa hospitalidad, de su amistad. San Pedro aplica el texto a los cristianos, que deben considerarse como peregrinos en este mundo 20. El salmista termina su composición rogando a Dios que aparte de él su mirada justiciera y no le imponga el castigo que merece por sus muchas faltas. Así podrá tener un respiro en la vida, gozando de ella antes de desaparecer para siempre de la escena de este mundo 21. La falta de perspectiva de una vida con Dios en ultratumba hace a los salmistas suspirar por la prolongación de ésta para gozar de la amistad divina.

1 En los salmos 62 y 67 se lee'al-yedúthún en vez del lidithún de este salmo. Yedutun parece ser un nombre propio. Efectivamente, conocemos a un jefe de coro con este nombre, que aparece juntamente con Hernán y Asaf (cf. 1Cr_16:45; 1Cr_25:1s; 2Cr_5:12; 2Cr_35:15). 2 Lit. guardaré mis caminos. 3 Cf. Sal_36:2-3; Sal_73:11. 4 Cf. Hab_1:3. 5 Cf. Sal_37:7; Eco_20:29. 6 Cf. Gen_31:25. 7 Cf. Sal_32:4. Ovidio: Strangulat inclusus dolor atque exaestuat intus (Trist. V 1.63·) 8 Cf. Sal_62:10; Sal_90:3-6; Sal_102:12; Sal_103:14-16; Sal_144:4; Job_7:6-10. 9 Cf. Sal_119:84; Job_6:11-12. 10 Cf. Jer_52:25. 11 Cf. Sal_49:11; Eco_2:18-22; Eco_4:7-8; Ecl_14:15. 12 Job 17:15-16. l3 Ecl_2:18-22. 14 Cf. Job 10:2s. 15 Cf. Sal_130:3; Job_90:3-9I Job 14:1-4. 16 Cf. Job_10:28; Isa_53:2; Ose_5:12; Job_13:28; Isa_50:9; Job_51:8. 17 Cf. Ose_5:12. 18 Job_4:19. 19 Cf. Gen_23:4; Gen_35:27; Gen_47:9; Lev_25:23. 20 Cf. 1Pe_2:11; Heb_11:13. 21 Cf. Job_7:19; Job_14:6; Job_10:20-21; Job_7:8.

King James Version (KJVO) (1611)



Psalm XXXIX.

[Man is vanitie.]

1 Dauids care of his thoughts, 4 the consideration of the breuity and vanitie of life, 7 the reuerence of Gods iudgements, 10 and prayer, are his bridles of impatiencie.
To the chiefe Musician, euen to [ 1Ch_25:1.] Ieduthun, A Psalme of Dauid.
1 I sayd, I will take heede to my waies, that I sinne not with my tongue: I will keepe [ Hebrew: a bridle, or mousell for my mouth.] my mouth with a bridle, while the wicked is before me.
2 I was dumbe with silence, I held my peace, euen from good, and my sorrow was [ Hebrew: troubled.] stirred.
3 My heart was hot within mee, while I was musing the fire burned: then spake I with my tongue.
4 Lord, make me to know mine end, and the measure of my dayes, what it is: that I may know [ Or, what time I haue here.] how fraile I am.
5 Behold, thou hast made my dayes as an hand breadth, and mine age is as nothing before thee: verily euery man [ Hebrew: setled.] at his best state is altogether [ Psa_62:9; Psa_144:4.] vanitie. Selah.
6 Surely euery man walketh in [ Hebrew: image.] a vaine shew: surely they are disquieted in vaine: he heapeth vp riches, and knoweth not who shall gather them.
7 And now Lord, what wait I for? my hope is in thee.
8 Deliuer me from all my transgressions: make mee not the reproch of the foolish.
9 I was dumbe, I opened not my mouth; because thou diddest it.
10 Remooue thy stroke away from mee: I am consumed by the [ Hebrew: conflict.] blowe of thine hand.
11 When thou with rebukes doest correct man for iniquitie, thou makest [ Hebrew: that which is to be desired in him, to melt away.] his beautie to consume away like a moth: surely euery man is vanitie. Selah.
12 Heare my prayer, O Lord, and giue eare vnto my crie, hold not thy peace at my teares: [ Lev_25:23; 1Ch_29:15; Psa_119:19; Heb_11:13; 1Pe_2:11.] for I am a straunger with thee, and a soiourner, as all my fathers were.
13 O spare me, that I may recouer strength: before I goe hence, and be no more.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Salmo 39. La Pregunta Candente

La situación concuerda con el Sal. 38: el silencio en presencia de observadores (38:12, 13; 39:2), la acción divina contra el pecado (38:1– 3; 39:9– 11), la esperanza en el Señor únicamente (38:15, 21, 22; 39:7). Pero el enfoque es distinto. En el Sal. 38 la enfermedad ha expuesto el pecado, produciendo la necesidad del perdón; en el Sal. 39 la enfermedad expone la brevedad de la vida, produciendo un anhelo por tener un periodo de alegría (13) antes de que lo transitorio de la vida siga su curso.

La brevedad de la vida y la tristeza de la muerte son temas de toda la Biblia y la revelación plena del mundo inmortal no las quita. La vida es valiosa. Sus alegrías y amores pueden trascender pero no pueden ser reemplazados. Estar de duelo es tristeza sobre tristeza (Fil. 2:27); nuestra propia partida de esta vida no puede ser contemplada con total ecuanimidad, aunque el cielo sea seguro. David lamentaba la muerte de su hijito aunque sabía que se volverían a encontrar (2 Sam. 12:22, 23) y aquí lamenta el posible acortamiento de su propia vida terrenal.

1– 3 Un silencio forzado. El temor de decir algo equivocado en el momento de tensión. A pesar de lo mucho que pueda aumentar la presión (2, 3), la cuestión del testimonio delante del impío es importante (cf. 73:15).

4– 6 La pregunta candente. Poéticamente el v. 4 pregunta: ¿Voy a morir? Esta era la pregunta que sentía que debía guardarse ante los que no compartían su fe, porque, con una esperanza celestial (49:15; 73:24) en el futuro, ¿por qué habría de temer y resentir la muerte? Pero la pregunta se exterioriza y David encara la brevedad, lo insubstancial y el propósito incierto de la vida terrenal (5, 6).

7– 11 Dios es mi esperanza. Qué esperaré y esperanza son sinónimos. David ha estado preguntando ansiosamente: ¿Voy a morir? (4), pero ahora ve el futuro desde una perspectiva correcta. Quizá sufra una enfermedad mortal (10, lit. Estoy acabado) pero tiene exactamente la misma cantidad de tiempo terrenal como cualquiera, o sea la que el Señor designa. Esta es su segura expectación: corta o larga, la vida es como Dios la dispone. 8 Líbrame ... no me pongas. En su crisis, David se apoyó exclusivamente en la oración. Si la oración no es contestada, sus críticos se regocijarán (38:15, 16) y el insensato (gente sin percepción moral y espiritual) se burlará. 9 Silencio aceptador bajo la mano de Dios (cf. 2). 10, 11 El juicio divino del pecado es una causa de que se abrevie el tiempo de la vida terrenal (cf. 90:5– 9), de allí que la preocupación de David no es de ser sanado sino de ser perdonado (8).

12, 13 Oración pidiendo luz. El final de la existencia terrenal debe llegar; mientras tanto anhela animarse. 12 La oración lleva nuestras necesidades a Dios; el clamor, nuestra impotencia; las lágrimas, nuestra urgencia. Forastero ... advenedizo. El Señor hizo a su pueblo forasteros y advenedizos en su tierra (Lev. 25:23); forastero, alguien que ha pedido asilo; advenedizo, un inquilino sin derecho de propiedad. El Señor ama a sus forasteros (Deut. 10:19) y da protección y tenencia.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Una vez más la relación entre pecado y enfermedad es estrecha. Si se habla, tal vez se yerra (Sir_19:16) en presencia de un malintencionado (Pro_6:2); si impone silencio, se siente un fuego interior, como Jeremías (Jer_20:9), que se desahoga en susurro; pero el susurro se convierte en soplo que aviva la brasa (4). ¡Mejor hablar! (4); así el ser humano puede adquirir conciencia refleja de su fragilidad y de su caducidad (5-7). El hombre es «imagen», ya no de Dios (Gén_1:26), sino de la realidad. Sombra, soplo, palmos de vida, afán, caducidad, pequeñez; el ser humano es nada ante Dios y desconoce a sus descendientes (7). Todo esto lo sabe el poeta, pero necesita que Dios se lo muestre patentemente: «Indícame» (5). Pudiera parecer que la esperanza, que es Dios, sea el remedio de los males que acechan al ser mortal (8). Pero Dios ha actuado (10b) de un modo sorprendente y brutal: con golpes y porrazos (11s); también de un modo camuflado: lo construido es corroído por la polilla (12), de modo que llegamos al punto inicial: «Tan sólo un soplo es el hombre» (7.12b). El oído acostumbrado a la paranomasia Hebrea escucha: «todo Adán es Abel». Dios «se fijó» en Abel y murió prematura y violentamente. Si ahora se fija en el hombre -Adán-, también morirá como Abel. Que Dios deje en paz a un ser tan insignificante, es lo que pide Job (Job_7:19), y podrá sonreír antes de morir (14). El salmo se mueve entre la esperanza y la rebeldía. Jesús es más grande que Abel (cfr. Heb_12:24), tras su paso de este mundo al Padre (Jua_14:28; Jua_16:5.16.28), podemos decir con verdad: «Mi esperanza está en ti» (8b). Orar con este salmo es un desafío y una osadía, no menores al desafío y osadía del libro de Job.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. "ledutún": ver 1Cr_16:41; 1Cr_25:1; 2Cr_5:12; 2Cr_35:15, donde ledutún figura entre los que recibieron de David el encargo de organizar el culto litúrgico en Jerusalén.

5-7. Ver 62. 10; 78. 39; 89. 48; 90. 3-10; 144. 4.

11. Ver 32. 4; 38. 3.

13. Ver Gen_23:4; Exo_23:9.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*39 Lamentación y súplica individual. Fragilidad y caducidad son la raíz de las limitaciones humanas, entre las que se cuentan el pecado y la muerte. Si el hombre es fugaz como un soplo, ¿por qué se ocupa Dios de él?.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 39.2 ¡Ni siquiera hablaba de lo bueno!: otra posible traducción: Me callé más de lo conveniente.

Torres Amat (1825)



SALMO 39 (38)

[14] Aun confiando en Dios, el salmo termina con una expresión sombría. Job 7, 9; 10, 20-21.