Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 40 (Vg 41): Acción de Gracias por el Auxilio Recibido.
E ste salmo es doble:
a) acción de gracias individual (2-12);
b) súplica de auxilio (14-18). Esta segunda parte es igual al salmo 70. El v. 13 parece ser la soldadura artificial de ambas secciones, introducida por el redactor o compilador de la composición actual. La primera parte, de acción de gracias, supone la liberación de un peligro de muerte gracias a la
intervención providencial de Dios (v.2-5), y, en consecuencia, el salmista entona un himno eucarístico, invitando a los oyentes a adherirse a Yahvé, que protege a sus fieles, y recordando los favores que otorga a los suyos (v.4-6). Más que ofrecer sacrificios de acción de gracias,
Yahvé prefiere que se publiquen sus bendiciones y se acate su voluntad (v.7-11).
Los críticos suelen destacar la superioridad y originalidad literaria de las expresiones de la primera parte, mientras insisten en que la segunda parte está tejida a base de frases e ideas corrientes tomadas de otros salmos. La unión de ambas secciones, caracterizadas, respectivamente, según expresión de Delitzsch, por el tono del
Magníficat y
De profundis, debe tener
su origen en las exigencias litúrgicas. Abundan los paralelismos sintéticos y no faltan los sinónimos.
La fecha de composición no es fácilmente determinable. Como es ley en esta primera serie del Salterio, el título atribuye el salmo al propio David, y en ese supuesto se buscan las circunstancias de la vida del Profeta Rey, que pudieran dar pie a esta composición salmódica; y así se barajan los días azarosos en que era perseguido por Saúl por el desierto de Judá, y los otros no menos angustiosos de la rebelión de Absalón1. No obstante, los críticos modernos, por razones estilísticas, prefieren rebajar la composición del salmo a tiempos postexílicos 2.
La liberación de un peligro de muerte (1-3).
1
Al maestro del coro. Salmo de David. 2
Confiadamente esperé en Yahvé, y El se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. 3
Y me sacó de una horrible hoya, de fangosa charca. Y afirmó mis pies sobre roca y afianzó mis pasos. El salmista alude a una situación de peligro para su vida, sin determinar si se trata de una enfermedad grave o un accidente mortal. Por otra parte, no alude, como en otros salmos, a amenazas de muerte de parte de sus enemigos. Yahvé acudió a su súplica cuando se hallaba al borde del abismo. Se consideraba ya en el sepulcro u
horrible hoya3, que describe como
charca fangosa o cisterna en la que se echaba a los prisioneros4. La situación parecía desesperada, pero intervino la mano protectora de Yahvé, y al punto su vida se cambió, y del peligro pasó a la máxima seguridad, pues Yahvé
afirmó sus pies sobre roca, afianzando sus pasos. El símil es corriente en la literatura salmódica5, y refleja bien la situación del náufrago que, después de nadar, encuentra la salvadora e inconmovible roca 6, o el perseguido por los enemigos que al fin llega a una prominencia rocosa, desde donde los domina como desde ciudadela inaccesible 7. El salmista se siente seguro, y sus pies no vacilan en el suelo fangoso, sino que sus pasos
se afianzan, caminando por superficie firme como las rocas.
Himno de acción de gracias (4-6).
4
Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Que lo vean muchos y teman y confíen en Yahvé. 5
Bienaventurado el varón que en Yahvé puso su confianza y no se vuelve a los soberbios ni mentirosos apóstatas. 6
Tú, ¡oh Yahvé! Dios mío, has multiplicado tus maravillas y tus designios en favor nuestro. Nadie hay semejante a ti. Yo quisiera anunciarlas, hablar de ellas, pero sobrepasan todo número. La liberación súbita del peligro de muerte por obra de Yahvé hace que se vea forzado a entonar un
cántico de
alabanza en su honor. En su entusiasmo quiere que se asocien a su desahogo lírico los que le rodean, los cuales se han de ver sobrecogidos de
temor reverencial ante el que obra tales prodigios;
y también los invita a confiar en El. El salmista tiene siempre un
sentido comunitario de solidaridad de los que pertenecen al pueblo de Yahvé, y anhela el reconocimiento por parte de todos de sus beneficios a favor de uno de ellos, en este caso el propio salmista 8. Por eso habla en plural:
nuestro Dios. El caso suyo es uno de tantos en que se refleja
la particular providencia que Yahvé tiene de los que a El se confían 9. Por eso considera
bienaventurado al que
tiene confianza ciega en Dios, apartándose de lo que dicen los
apóstatas o ateos prácticos, que no admiten la providencia divina en la vida de los hombres y, en su
soberbia, se permiten afirmar
mentirosamente que sólo su poder basta para gobernarse en la vida l1.
El salmista frente a esta actitud de autosuficiencia y de orgullo declara que muchas veces ha sido testigo de las
maravillas y prodigios que reflejan los designios salvadores
y benevolentes de Yahvé hacia los suyos 11. Son tantas que no es posible
anunciarlas todas 12.
Yahvé se agrada más en la obediencia que en los sacrificios (7-11).
7
No te complaces tú en el sacrificio y la ofrenda; me has dado oído abierto 13
; no pides ni holocausto ni sacrificio expiatorio 14
. 8
Entonces dije: ¡He aquí que vengo! En el rollo del libro me está prescrito 15
9
hacer tu complacencia; Dios mío, (ello) me es grato, y tu Ley está en medio de mis entrañas. 10
He proclamado la justicia en la gran asamblea, he aquí que no he cerrado mis labios; Yahvé, tú lo sabes. 11
No he tenido encerrada tu justicia en mi corazón, he anunciado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado tu piedad y tu fidelidad a la numerosa asamblea. Al expresar la acción de gracias, normalmente el fiel israelita ofrecía sacrificios específicos en reconocimiento
al favor recibido de Yahvé 16. El sacrificio característico de acción de gracias se componía de un sacrificio pacífico y una oblación 17. El salmista en este caso los considera innecesarios,
pues cree que Dios exige ante todo obediencia y conformidad a su Ley 18. Bajo este aspecto no hace sino hacerse eco de la predicación de los grandes profetas: Cuando saqué de Egipto a vuestros padres, no fue de holocaustos y de sacrificios de lo que les hablé ni lo que les mandé, sino que les ordené:
oíd mi voz y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo...19. Es el comentario a la famosa frase de Samuel: ¿No quiere mejor Yahvé la obediencia a los mandatos que no los holocaustos y las víctimas? Mejor es la obediencia que las víctimas. 20 Los
sacrificios y ofrendas materiales poco valen si no van acompañadas de la entrega íntima del corazón del oferente a los preceptos, que sdrí la expresión de la voluntad divina. Es lo que enfáticamente declara el pirofeta Oseas: Prefiero
la misericordia al sacrificio, y el conocimiento de Dios al holocausto. 21 El salmista acepta esta doctrina y declara que Yahvé le ha sugerido lo mejor, dándole
oído abierto, es decir, docilidad a sus preceptos
expresión de su voluntad , lo que prefiere a los
holocaustos y sacrificios expiatorios, que pueden ofrecerse sin compunción de corazón y sin ánimo de seguir su Ley 22.
Conforme a esta exigencia de Yahvé, el salmista se ofrece para secundar sus indicaciones:
¡Heme aquí que vengo! (v.8). Con toda generosidad se ofrece, como en otro tiempo al pequeño Samuel 23, para seguir sus preceptos tal como está escrito en el
rollo del libro de la Ley 24; está totalmente a su disposición para hacer su
complacencia. San Pablo aplica estas palabras
a Cristo, Sacerdote y Mediador por los seres humanos, citándolas según la versión de los LXX: Por lo cual, entrando en este mundo, dice: No quisiste sacrificios y oblaciones, pero me has
preparado un cuerpo (el TM del salmo: me has perforado los oídos). Los holocaustos y sacrificios por el pecado no los recibiste. Entonces yo dije: Heme aquí que vengo en el volumen del libro
está escrito de mi (TM: me está prescrito) para hacer, ¡oh Dios! tu voluntad. 25 Es uno de tantos textos acomodaticios traídos en la argumentación de la Epístola a los Hebreos según la versión de los LXX. La fuerza argumentativa es válida para los lectores
que admitían la versión de los LXX como auténtica.
El salmista declara su plena adhesión a la voluntad divina al decir que lleva la Ley escrita en lo más profundo de sus
entrañas. Es el cumplimiento del mandamiento deuteronómico: Llevarás muy dentro de tu corazón todos estos mandamientos que yo hoy te doy. 26 Jeremías habla de una nueva alianza escrita en los corazones 27. El salmista no sólo se acomoda a los preceptos divinos, sino que proclama públicamente en la asamblea solemne la
justicia y
fidelidad de Yahvé a sus promesas, mostrada en su milagrosa salvación del peligro de muerte. Con ello ha probado que no abandona a los suyos. En su acción de gracias tiene más importancia
el reconocimiento de los favores recibidos de Yahvé que los sacrificios y ofrendas suntuosos de los que otros hacían ostentación. En su vida se ha manifestado su
justicia, piedad y fidelidad, atributos todos al servicio de su providencia excepcional para con los que le son fieles28.
Súplica de salvación (12-18).
12
No apartes de mí, ¡oh Yahvé! tu misericordia; i tu piedad y tu fidelidad me guardarán por siempre. 13
Porque me rodean males sin número, se me echan encima mis iniquidades, y no puedo levantar la vista 29
. Superan en número a los cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón. 14
Agrádate en librarme, ¡oh Yahvé; corre, ¡oh Yahvé! en mi ayuda. 15
Sean confundidos y avergonzados a una los que buscan mi vida para perderla. Vuelvan las espaldas, llenos de vergüenza, los que en mi mal se solazan. 16
Estremézcanse de ignominia los que me gritan: ¡Ea, ea! 17
Salten de gozo y alégrense en ti todos los que te buscan, digan siempre: ¡Ensalzado sea Yahvé! Los que aman tu salvación. 18
Cuanto a mí, pobre y menesteroso, mi Señor cuidará de mí. Tú eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío, no tardes! En esta segunda parte del salmo se refleja la ansiedad del justo en peligro; por ello, las exigencias del contexto hacen suponer que nos hallamos ante otra situación diferente a la anterior, en la que se destacaba la acción de gracias por la liberación de un peligro de muerte. El salmista ahora pide auxilio en su difícil situación, y recuerda que siempre ha estado bajo el amparo de la
misericordia, piedad y fidelidad de su Dios, que nunca abandona a los que le son fieles 30. Consciente y seguro de la protección divina en los momentos críticos, apela a El ahora en que se echan sobre él muchos
males, que después concreta en la hostilidad sistemática de los que buscan quitarle la vida. En la sección anterior del salmo, el peligro del que había sido rescatado era una enfermedad mortal que le puso a la vera del sepulcro. Ahora, en cambio, le hostigan sus adversarios. También reconoce ahora humildemente que esta nueva situación de peligro es merecida, pues es consecuencia de sus
iniquidades, que, como pesada carga, se le echan encima y le apesadumbran (v.13)3l. Agobiado por su culpabilidad, no se atreve a
levantar la vista 32. Sus transgresiones son más numerosas que los
cabellos de su cabeza, y esto le agobia en tal manera que hasta le
falla el corazón 33. Consciente de la justicia divina, no le queda sino encomendarse a su
misericordia. Y, lleno de optimismo por la confianza que tiene en la
piedad de su Dios, se atreve animoso a implorar su
liberación y
ayuda 34.
Su liberación milagrosa servirá para
confundir y
avergonzar a los que tramen contra su vida 35. Se solazan maliciosamente en la situación angustiosa en que se halla el salmista, e impudentemente le grita:
¡Ea, ea! Es una expresión burlona y sarcástica, porque le consideran abandonado de Dios, en el que confiaba 36. Al contrario, la liberación del justo angustiado será ocasión de alegría general
entre los que buscan a Dios, porque en ello han visto desplegado su omnímodo poder, del que procede toda salvación. En la liberación del justo perseguido, los fieles a Yahvé ven en ello una confirmación de su providencia sobre los que
siguen su Ley, y, al mismo tiempo, la manifestación de su poder contra los pecadores.
El salmista termina haciendo
un acto de confianza ciega en su Señor, y está seguro de que, aunque ahora se siente
pobre y menesteroso, no está fuera de la órbita de la solícita providencia divina, pues en realidad
Yahvé es su Libertador. Seguro de ello, suplica que no
tarde en manifestar
su poder salvador en su favor.
1 Así opinan Kirkpatrick, o.c., 208. 2 Cf. E. Podechard, O.C., I 182. 3 Cf.
Sal_28:1; '
Sal_88:5.6. 4 Cf.
Lam_3:53.55;
Jer_38:6. 5 Cf.
Sal_17:5;
Sal_18:37;
Sal_37:31. <5 Cf.
Sal_69:3. 7 Cf.
Sal_27:6;
Sal_17:6;
Sal_27:32. 8 Cf.
Isa_41:5;
Isa_45:14; Sal 22.24S. 9 Cf.
Sal_34:91Sal_52:8;
Jer_17:7 10 Cf.
Jer_17:5;
Sal_146:3. 11 Cf.
Sal_06:6. 12 Cf.
Sal_104:24;
Sal_106:2;
Eco_18:4. 13 Lít. has perforado mis orejas. 14 Lit. sacrificio y pecado. 15 Los LXX: está escrito a propósito de mí. 16 Cf. Lev 27, lis;
Sal_27:6. 17 Cf.
Lev_7:12s. 18 Cf.
Deu_6:6;
Jer_31:33;
Sal_37:32. 19 Cf.
Jer_7:21-22. 20 Sam 15:22. 21
Ose_6:6. 22 El salmista distingue bien los
sacrificios cruentos y las
ofrendas u oblaciones de sustancias vegetales, como harina, miel y aceite (cf.
Lev_2:1s). 23 Cf. Sam 3:4;
2Sa_19:20;
Num_22:38. 24 Cf.
Jer_36:2;
Est_2:9;
Esd_6:2;
Isa_34:4. 25 Hcb 10.5-6. 26
Deu_6:6. 27 Cf. Jer 31:33- 28 Cf.
Sal_36:6-10;
Sal_25:6. 29 Lit.: no puedo mirar. 30 Cf.
Sal_138:8;
Sal_89:5;
Sal_89:98. 31 Cf.
Sal_38:5;
Deu_28:15;
Job_8:4;
Pro_5:22. 32 Cf.
Sal_38:11;
Sal_38:69l4. 33 Cf.
Sal_38:11. 34
Sal_69:5;
Sal_69:22 15 35 Cf.
Sal_35:5.27;
Sal_38:13. 36 Cf.
Sal_35:22.26.'