Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 44 (Vg 43): Lamentación y Suplica por la Nación Ultrajada.
E n esta composición salmódica podemos distinguir tres partes netas:
a) himno en el que se cantan las gestas históricas de Yahvé en favor de su pueblo y afirmación de confiar en El en los momentos críticos de guerra (2-9);
b) lamentación colectiva por la situación deprimente de la nación, que atraviesa una crisis como consecuencia de una derrota militar (10-17);
c) súplica de protección y ayuda sobre la nación (18-27). La distribución conceptual es análoga a la del salmo 89. En
Neh_9:6-37 encontramos un desarrollo de ideas similar, y en la oración de Josafat 1.
Literalmente el salmo tiene la forma de un discurso, en el que se recuerdan los motivos históricos que hay para forzar su intervención en la situación crítica actual de la nación. En realidad, su portentosa protección de otro tiempo parece contrastar con el actual abandono en que tiene a su pueblo, presa de sus enemigos, como ovejas destinadas al matadero (v.23). Por otra parte, esta actitud de Dios es extraña, ya que ahora el pueblo está
más adherido a su Dios que nunca. Rítmicamente pueden distinguirse seis estrofas, dos en cada parte del salmo.
Respecto de la fecha de composición no concuerdan los autores, aunque está muy generalizada la opinión de que este salmo refleja la situación de opresión en tiempo de los Macabeos. Ya San Juan Crisóstomo se atrevía a decir, siguiendo la opinión de la escuela antioquena: El profeta profiere el salmo, pero lo dice no en su propio nombre, sino en nombre de los Macabeos, describiendo y
prediciendo lo que había de ocurrir en ese tiempo. Bossuet sigue esta opinión, que supone que la composición es anterior a la guerra de los Macabeos en el siglo u, pero que
predice proféticamente esta terrible lucha por los fueros religiosos del pueblo elegido. Los mantenedores actuales de la fecha de composición en tiempos de los Macabeos insisten en que en el salmo se alude a las intervenciones armadas de Israel (v.10-1), lo que supone que tenía ejército regular, inexistente desde los tiempos de la catástrofe del 586, en que Jerusalén fue tomada por las tropas de Nabucodonosor. La persecución por motivos religiosos, a que se alude en el v.23, encuentra su mejor explicación en los atropellos perpetrados por los secuaces de Antíoco IV Epífanes contra el pueblo judío, que era fiel a sus tradiciones 2. Por otra parte, en la heroica lucha sostenida por el ejército dirigido por Judas Macabeo no faltaron duras derrotas de los judíos 3, y a ellas puede aludir el salmista al decir nos has hecho huir ante el enemigo..., nos has dispersado entre las gentes (v.12).
No obstante, los patrocinadores de una fecha más antigua del salmo urgen que no son concebibles las afirmaciones de fidelidad a Dios de los v. 18-23 en un tiempo en que gran parte de la nación había secundado las consignas de helenización preconizadas por los reyes seléucidas, con abandono de las tradiciones patrias, aun en gentes de gran representación social y religiosa 4. Además, la lengua de la composición no tiene el sello de la época decadente del siglo ð. Finalmente, en tiempo de los Macabeos, la depresión moral de la nación había sido superada por un espíritu de lucha y de cruzada en tensión heroica como jamás se había visto en la historia de Israel. Por ello, no pocos autores prefieren datar el salmo en los tiempos de la monarquía israelita, en ocasión de derrotas nacionales, ya · sea por efecto de incursiones de los pueblos vecinos, como edomitas, sirios o moabitas 5, o en tiempos de las incursiones de los ejércitos asirios 6.
Las antiguas gestas de Dios en favor de Israel (1-4).
1
Al maestro del coro. Maskil. De los hijos de Coré 7
. 2
Con nuestro oído, ¡oh Dios! hemos oído; nos contaron nuestros padres la obra que tú hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. 3
Tú con tu mano desposeíste a las gentes y los plantaste a ellos. Afligiste a los pueblos y los arrojaste. 4
Pues no se apoderaron de la tierra por su espada, ni les dio su brazo la victoria8
, sino tu diestra, tu brazo, la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos. El poeta, recogiendo el sentir del pueblo, se hace eco de las antiguas proezas de Yahvé en favor de Israel cuando entró en tierra de Canaán, e insiste en la voz común de la tradición recibida de los padres 9 para autorizarse en sus explosiones líricas y justificar su queja ante el propio Dios. La tradición enseñaba que Dios había
desposeído a los cananeos para
plantar en su lugar a los israelitas. No alude el salmista a los grandes esfuerzos militares que tuvieron que desplegar las huestes de Josué para conquistar la tierra de Canaán; en su concepción teológica de la historia, todo fue obra del
brazo de Yahvé 10. En efecto, con su propia
mano plantó a Israel en Canaán; el símil de
plantar es corrientemente empleado en la Biblia para designar el establecimiento del pueblo hebreo en la tierra de promisión 11, y explica bien metafóricamente la solicitud de Dios, que
plantó cuidadosamente a su pueblo, como árbol delicado, en la tierra que manaba leche y miel,12 pues para la mentalidad semibeduina de los israelitas del desierto constituía como un feraz vergel. Israel, pues, es comparado a un árbol cuidadosamente regado, que termina por echar ramas frondosas, haciendo sombra a las otras poblaciones cananeas que aún quedaban en la tierra después de la ocupación. En su labor preliminar a la
plantación de Israel, su Dios
arrojó a los cananeos, causándoles la
aflicción y la ruina (v.3).
La
victoria sobre las poblaciones de Canaán fue exclusivamente debida a la
diestra vengadora de Dios, que fue para los israelitas como la
luz de su rostro, es decir, su manifestación radiante y benevolente a favor de él, según se declara a Aarón por boca de Moisés: Que Yahvé te bendiga y te guarde; que haga
resplandecer su faz sobre ti y te otorgue su gracia; que vuelva a ti su rostro y te dé la paz13. Esta manifestación benevolente del rostro o providencia divina se mostró en la
complacencia o elección gratuita de que fue objeto Israel por parte de su Dios. Es lo que declara el deuteronomista: Porque amó a tus padres, eligió después de ellos a su descendencia; y con su asistencia, con su gran poder, te sacó de Egipto, arrojó de ante ti a pueblos más numerosos y más fuertes que tú, para darte entrada en esa tierra y dártela en heredad, como hoy lo ves.14
Dios da la victoria sobre los enemigos (5-9).
5
Tú, ¡oh Dios! eres mi Rey, tú das victorias a Jacob. 6
Por ti batiremos a nuestros enemigos, en tu nombre pisotearemos a nuestros adversarios. 7
Pues no confío en mi arco, ni mi espada me dará la victoria. 8
Pues eres tú el que nos salvas de nuestros opresores y el que confundes a cuantos nos odian. 9
Nosotros nos gloriaremos en Yahvé todos los días y alabaremos por siempre tu nombre. Selah. Después de aludir a las gestas de Dios en el pasado en favor de Israel, el salmista hace, en nombre del pueblo elegido, una confesión de su fidelidad a El. La protección dispensada por Dios sobre Israel en el pasado es una garantía de que no lo va a abandonar ahora, sino que también en los momentos críticos dará la victoria a su pueblo, pues es, en realidad, el
Rey que siempre ha dado el triunfo a
Jacob. El salmista habla en nombre de la nación, y por eso llama a Dios
mi Rey 15; y el título es una alusión a la misión que debe tomar, pues uno de los oficios del rey es defender a su pueblo 16. Como soberano de su pueblo, no tiene más que dar la orden de combate para ser al punto obedecido. Con su auxilio, la derrota de los enemigos será segura (v.6).
El nombre del Dios de Israel es la garantía de la victoria, porque resume su esencia y poder, manifestado tantas veces en favor de su pueblo. Su
nombre glorioso es como un lábaro de victoria 17 y la única prenda de salvación, pues el
arco y la
espada de Israel son insuficientes para vencer a los enemigos si Yahvé no los auxilia. El salmista unas veces habla en singular (
no confío...)
y otras en plural (
batiremos...)
, representando los intereses de la colectividad israelita18. Judas Macabeo declara el mismo pensamiento: No está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza.19 La historia demuestra que es Dios el que
salva a su pueblo de los
opresores, confundiendo al derrotarlos a sus enemigos. Por eso, en caso de victoria, el salmista declara en nombre de su pueblo que
se gloriará, no en las propias fuerzas,
sino en el nombre y protección de Yahvé, que los ha salvado; por ello entonarán un canto de
alabanza por siempre.
Israel, abandonado de Dios (10-13).
10
Pero ahora nos has rechazado y nos has hecho caer en la ignominia, no sales ya con nuestros ejércitos. ll Nos has hecho volver la espalda ante el opresor, y los que nos aborrecían nos han expoliado 20
. 12
Nos has entregado como ovejas destinadas al matadero y nos has dispersado entre las gentes. 13
Has vendido de balde a tu pueblo, y no ganaste mucho con su venta. El pasado glorioso de protección divina sobre Israel contrasta con la triste situación presente, pues el pueblo elegido se siente solo, como abandonado de su Dios, y
cubierto de ignominia, como consecuencia de sus derrotas21. En otros tiempos, Yahvé salía simbolizado en el arca de la alianza con los combatientes al campo de batalla como signo de protección 22; pero ahora ya
no sale con sus ejércitos. La guerra tenía en la antigüedad como un carácter sagrado, porque Yahvé acompañaba a su pueblo; pero ahora se desentiende de él, dejándolo expuesto al peligro frente al enemigo 23. A causa de este abandono de Yahvé, el ejército de Israel
ha vuelto la espalda, emprendiendo la huida en el combate, y, como consecuencia de la derrota, los enemigos tradicionales de Israel edomitas, moabitas, sirios se han lanzado al pillaje más despiadado24. Los ciudadanos israelitas han quedado en la situación de
ovejas destinadas al matadero, expuestos a la venganza sangrienta de los vencedores y al destierro 25. Yahvé ha
vendido de balde a su pueblo, con lo que no ha hecho un buen negocio, pues ha perdido al pueblo
que le reconocía como Dios 26. La queja es amarga y atrevida, pero expresa bien la situación de desamparo en que se halla el pueblo elegido como consecuencia de una invasión o de una derrota militar.
Israel, escarnecido por los gentiles (14-17).
14
Nos has hecho el oprobio de nuestros vecinos, el ludibrio y la mofa de cuantos nos rodean. 15
Nos has hecho la fábula de las gentes: meneo de cabeza entre los pueblos. 16
Mi ignominia está todo el día delante de mí; cubre mi rostro la vergüenza 17
ante los gritos de insulto y de blasfemia, ante el enemigo ávido de venganza. Los israelitas, que tenían conciencia
de ser el pueblo de Dios, sentían una especial susceptibilidad ante las
mofas de sus enemigos, que en sus derrotas verían comprobado que no eran un pueblo privilegiado, como suponían, sino que, como los demás pueblos, tenían que sujetarse a las alternativas violentas de la historia 27. Particularmente, los amonitas, moabitas y edomitas, que muchas veces habían sido vencidos por los hebreos, siendo sometidos a su dominio, sentían una especial satisfacción por la derrota del para ellos insolente pueblo hebreo 28. El salmista se queja ahora de que el pueblo de Yahvé se haya convertido en
fábula o locución proverbial entre los pueblos
gentiles. Es lo que profetiza el deuteronomista a Israel si no es fiel a la Ley de Dios: y serás objeto de pasmo, de
fábula y de burla en todos los pueblos a que Yahvé te llevará 29. Israel quedará como modelo proverbial del pueblo abandonado de su Dios, y será objeto de frases irónicas acompañadas de
meneos de cabeza 30. Mover la cabeza podía tener el sentido
de compasión 31 y de sarcasmo despectivo: cuando pasen por ella (la tierra asolada de Judá), se asombrarán (los gentiles) y
moverán la cabeza. 32
El salmista no puede apartar el pensamiento de vergüenza e
ignominia que insistentemente se presenta ante él 33 y que cubre su rostro como si fuera un vestido que oculta toda otra realidad de la vida 34, pues sus oídos perciben constantemente gritos
de insulto y blasfemia o de burla contra la impotencia del supuesto Dios protector de Israel 35. En su sensibilidad religiosa, estas burlas contra su Dios laceran su alma y le avergüenzan ante la sociedad, porque no sabe qué responder al
enemigo ávido de venganza. No comprende el abandono de Dios a su pueblo, comprometiendo así su buen renombre entre las gentes.
Fidelidad de Israel a su Dios (18-22).
18
Todo esto ha venido sin haberte olvidado ni haber roto tu alianza. 19
No se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se salieron de tu camino nuestros pasos 20
Pues tú nos aplastaste en lugar de chacales y nos cubriste de sombras de muerte. 21
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, si hubiéramos tendido nuestras palmas a dioses extraños, 22
¿no habría de saberlo Dios, que conoce los secretos del corazón? Esta actitud de
olvido de parte del Dios de Israel es un misterio, pues el pueblo elegido ha permanecido fiel a la
alianza con El pactada. Los profetas suelen insistir en las transgresiones de Israel para justificar las manifestaciones punitivas de Yahvé; particularmente la propensión a la idolatría desencadenaba la ira divina. El salmista aquí parece reflejar una situación en que la idolatría no tiene adeptos en el pueblo hebreo, lo que nos lleva a los tiempos posteriores al destierro. Antes del exilio, el pueblo israelita, en su mayoría, prevaricaba en los lugares de culto cananeos; al volver de Babilonia, gracias a la labor formativa de Ezequiel y su escuela, representada por Esdras, el pueblo judío perdió su vicio inveterado.
A esta situación de fidelidad a Dios parece aludir el salmista, lo que insinúa que el salmo es de la época postexílica, como la mayor parte de las composiciones del Salterio.
Dios había hecho una
alianza primero con Abraham, prometiendo su bendición a su posteridad 37, la cual fue concretada y confirmada en el Sinaí 38. El símbolo de la primera era la circuncisión 39, y el de la segunda, el arca de la alianza40; las estipulaciones se concretaron en el Decálogo41, y la bendición y auxilio divino estaban condicionados a la fidelidad a dichos preceptos. El salmista afirma que el pueblo de su tiempo permanece fiel a esta
alianza (v.18), y concreta la idea diciendo
que su corazón no se ha apartado de Dios ni sus pasos se salieron de su camino o Ley. Las frases tienen una clara dependencia deuteronómica42. A pesar de esta fidelidad, Dios los ha abandonado,
aplastando al pueblo y entregándolo a un
campo de chacales, expresión proverbial para indicar ruina y desolación: la nación ha quedado convertida en un desierto asolado, donde sólo habitan los chacales43. Los autores que suponen que el salmo refleja los calamitosos tiempos de la persecución seléucida, creen que aquí el salmista alude a la carnicería de los judíos que huyeron al desierto en tiempo de Antíoco44. De hecho en el salmo se alude a una mortandad, pues dice que el pueblo fue cubierto de sombras
de muerte45, lo que refleja un luto general como consecuencia de una derrota militar. No obstante, no es fácil determinar a qué hecho alude, pues la historia que va desde la reconstrucción de la nación bajo Nehemías hasta los Macabeos nos es mal conocida, y, por tanto, no es difícil que en ese tiempo haya habido incursiones militares de los pueblos vecinos enemigos de los judíos.
Hubiera sido inútil querer ocultar una conducta pecaminosa al margen de la ley divina, pues Dios conoce los secretos del corazón. Todas las veleidades idolátricas hubieran estado presentes al que todo lo sabe. El salmista declara que
su afirmación de fidelidad a Dios es cierta, pues hubiera sido ridículo ocultar las malas acciones, como el
tender las palmas a dioses extraños (v.21), que era el gesto de adoración común en muchos pueblos de la antigüedad, y entre ellos el pueblo hebreo46. No pocos autores consideran esta reflexión del v.21-22 como adición posterior, pues desentona del estilo incisivo del resto del salmo. Parece un paréntesis del glosista, que tenía interés en destacar la omnisciencia divina.
Súplica de liberación (23-27).
23
Antes por tu causa somos degollados cada día y somos considerados como ovejas para el matadero. 24
¡Despierta! ¿Por qué estás dormido, Señor? ¡Desperézate! ¡No nos abandones para siempre! 25
¿Por qué escondes tu rostro, olvidándote de nuestra miseria y opresión? 26
Pues está nuestra alma postrada en el polvo, y nuestro vientre pegado a la tierra. 27
¡Levántate y ayúdanos! ¡Rescátanos por tu piedad! El salmista no sólo declara que la nación es inocente, sino que el propio Dios es causa de la degollina que sufren; es decir, por serle rieles, son objeto de sañuda persecución, siendo tratados como orejas destinadas al sacrificio. Esta situación tiene particular explicación en tiempo de la persecución seléucida contra los judíos en el siglo u, aunque puede aludir a otras situaciones críticas similares47. Este v.23 es citado por San Pablo en
Rom_8:36 para animar a los neófitos a afrontar incluso el peligro de muerte por causa de Cristo. Los justos de todos los tiempos del A.T. y N.T. han tenido que sufrir por mantener su ideal religioso en una sociedad paganizada; por ello, el texto del salmo se adapta bien a la nueva situación de los cristianos, que no deben conformarse con el ideal de este siglo.48
Después de declarar la inocencia de los perseguidos, el salmista pide ardientemente a su Dios que despierte de esta somnolencia en que parece estar respecto del pueblo que particularmente es su propiedad 49. La frase del salmo es atrevida: ¿Por
qué estas dormido?. En otros salmos se pide a Yahvé que
despierte y se levante en favor de su pueblo 50, pero sólo aquí se usa de un tan crudo antropomorfismo. Los autores bíblicos como orientales suelen tener preferencia por las expresiones antropomórficas y concretas, a pesar de tener un alto concepto de la trascendencia divina. En
Sal_121:4 se dice de Dios: no dormirá tu custodio, Yahvé es tu protector...51 Pero ahora el salmista siente la orfandad de su Dios en un momento en que el pueblo es injustamente conculcado por sus enemigos y opresores, y no comprende la ausencia divina. Parece como si Dios hubiera
escondido su rostro a Israel, privándole de la protección que le prometió tantas veces y desentendiéndose de sus agudos problemas52. El pueblo oprimido se halla en una actitud de duelo permanente,
postrado en el polvo y con el cuerpo a
tierra. Estas son expresiones estereotipadas para designar el estado de postración moral en que se halla la nación judía 53. Por eso, en un arranque final, el salmista vuelve a pedir a Dios que se
levante, redimiéndolos por su piedad 54. Dejando a un lado las exigencias de justicia conforme a las antiguas promesas , ahora apela sólo a la bondad y misericordia divinas.
1 Cf.
2Cr_20:6-12. 2 Cf.
1Ma_5:56. 3 Cf. 1 Mac 6:1s. 4 Cf.
1Ma_1:11s. 5 Así Delitzsch. 6 Opinión de Lagarde. 7 Sobre el significado de estos títulos véase com. a
Sal_4:1;
Sal_32:1;
Sal_42:1. 8 Lit. los salvó. En la literatura poética, muchas veces salvación y
victoria son equivalentes. 9 Cf.
éxo_10:2;
Sal_12:265;
Sal_13:8;
Deu_6:20;
Jos_4:6.21;
Jue_6:13;
Sal_78:3. 10 Cf.
Sal_60:5;
Jos_4:24. 11 Cf.
Exo_15:17;
2Sa_7:10. 12 Cf.
Exo_3:8;
Exo_17:13;
Exo_33:3;
Lev_20:24. 14 13
Num_6:245; cf.
Sal_4:7;
Sal_31:17;
Sal_31:80 :
Sal_4:8,
Sal_4:20.
Deu_4:37;
Deu_8:17-18;
Deu_9:4.6. 15 Cf.
Sal_10:16;
Sal_29:10;
Sal_24:7;
Sal_7:7;
Sal_74:13; Sam 12:13. 16 Cf. Sam 10:19. 17 Cf.
Sal_5:12;
Sal_20:2;
Sal_54:3;
Sal_89:25. 18 Cf.
Sal_60:11;
Sal_68:25;
Sal_74:12;
Sal_89:51. 19
1Ma_3:18. 20 Así según el Sir., Targum, Jerón. El TM lit.: han expoliado para él. 21 En Sal 6o, n encontramos casi las mismas palabras. 22 Cf.
Núm_10:35;
Jos_6:6; Sam 4:3;
2Sa_11:11;
Jue_6:14;
2Sa_5:24. 23 Cf.
Num_21:14. 24 Cf.
Eze_35:5;
Abd_1:10s;
Lam_4:21;
Sal_137:8. 25 Cf.
Deu_32:30;
Jue_2:14;
Isa_50:1. 26 Cf.
Sal_30:10. 27 Este verso aparece repetido en
Sal_79:5; cf. 80,7. 28 Cf.
Sal_22:6-9;
Sal_35:27;
Sal_83:1-9- 29
Deu_18:37. 30
1Re_9:7;
Jer_24:9;
Joe_2:17;
Sal_22:8. 31 Cf,
Job_2:11. 32 Jer 18:16;
Job_16:4;
Lam_2:15. 33 Cf.
Sal_38:18. 34 Cf.
Job_8:22;
Sal_35:27;
Sal_69:8;
Sal_132:18. 35 Cf.
Sal_42:10;
Sal_74:10;
Sal_79:4.12; Sam 17:10s. 36 Lit. lugar de monstruos o dragones. Los LXX y la Vg in loco afflictionis, leyendo íe'um'm en lugar de
tanim. Esta lectura es seguida por NP. 37 Cf.
Gen_17:7. 38 Cf.
Exo_19:5;
Exo_24:7-8. 39 Cf. Gen 17:2s. 40 Cf.
Num_10:33. 41 Cf.
Deu_9:9.42 Cf.
Deu_9:12; Is 30.11;
Job_31:7. 43 Cf.
Isa_13:22;
Isa_34:13; JerQ.n; 10,22. 44 Cf.
1Ma_2:27-38. 45 Así según la vocalización del TM (
tsalmaweth)
. Hoy día generalmente se lee
tsalmúth (oscuridad densa). 46 Cf.
Sal_143:6;
1Re_8:22.38.54;
Isa_1:15;
Exo_9:29.33;
Sal_28:2;
Job_11:13;
Esd_9:5. 47 Cf.
Sal_69:8;
Jer_15:16. 48
Rom_12:2. 49 Cf.
Num_18:20;
1Re_8:51. 50 Cf.
Sal_35:23;
Sal_59:5-6;
Sal_78:65;
Isa_43:13. 51 Según el Talmud, en tiempos de Juan Hircano (135-107), ciertos levitas, llamados despertadores, decían diariamente en el templo: Despiértate; ¿por qué duermes, Señor? Pero el sumo sacerdote lo prohibió, diciendo que el que guarda a Israel no duerme (citado por Kirkpatrick, o.c., 242). 52 Cf.
Sal_10:1;
Sal_22:5;
Sal_80:4. 53 Cf.
Deu_9:18;
2Sa_12:16;
Jud_1:4 :11;
Sal_119:26. 54 Cf.
Sal_3:8;
Sal_7:7;
Sal_35:2.23.