Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 61 (Vg 60): Oración de un Exilado.
E ste poema refleja el estado de ánimo de un fiel yahvista que habita fuera de la tierra de Yahvé, y que aspira a volver a la ciudad santa para permanecer al amparo de su Dios, a la sombra de su tabernáculo. Aunque tiene conciencia de haber sido atendido en sus deseos por Dios, sin embargo, suspira por el cumplimiento del más ansiado de todos: el retorno a la ciudad santa. Todo esto revela a un levita que no encuentra su sitio fuera de la tierra santificada por la presencia de Yahvé. En su exilio parece que está hostigado por enemigos, y, en su mentalidad teocrática, pide a su Dios que proteja a su rey, estrechamente ligado a la suerte de su pueblo elegido.
La oración del salmista es confiada y filial, pero lleva el sello de la melancolía del desterrado.
Los atributos de Dios, su experiencia del pasado y las promesas divinas sobre los destinos de Israel, le dan fe y confianza para mantener ilusiones sobre su porvenir y el de su pueblo. Sólo en la tierra de Yahvé es posible la
comunicación íntima espiritual, y de ahí sus ansias incoercibles de volver a la ciudad santificada por
la presencia permanente de su Dios.
Parece que este salmo está formado de dos fragmentos distintos:
a) súplica de repatriación del exilado (2-5);
b) conseguido el retorno a la patria, el salmista ruega por la suerte del rey y promete entonar himnos de acción de gracias por las mercedes recibidas (6-9). La primera parte se cierra con el signo musical
selah. Estas dos plegarias tienen cada una una estrofa. El estilo es de mucho colorido y de gran sencillez. Abundan los paralelismos sinónimos.
También este salmo es atribuido a David en el título, aunque sin dar la circunstancia histórica de su composición. Los que mantienen la autenticidad davídica de la composición suponen que fue redactado cuando se hallaba fuera de Jerusalén a causa de la rebelión de Absalón 1. Los críticos modernos, en general, suponen que es de la época de la monarquía, y, por tanto, anterior al exilio babilónico. Razones lexicográficas parecen avalar este origen preexílico.
Ansias de retorno a la tierra de Yahvé (1-5).
1
Al maestro del coro. Sobre las cuerdas. Salmo de David. 2
Oye, ¡oh Dios! mi clamor, atiende a mi oración. 3
Desde el cabo de la tierra clamo a ti cuando se angustia mi corazón. Elévame sobre la roca y dame el reposo 2
, 4
pues tú eres mi refugio, la torre fortificada frente al enemigo. 5
Sea yo tu huésped por siempre en tu tabernáculo, me acogeré al amparo de tus alas. Selah. El salmista se siente lejos del santuario de su Dios, y
desde el cabo de la tierra lugar extremo de la tierra santa o en territorio extranjero lanza un grito deprecatorio hacia El 3. Para el piadoso yahvista,
Jerusalén es el centro de la tierra como morada de Yahvé, Señor del universo. Lejos de la ciudad santa y de su templo, el salmista se siente como exilado, fuera de la
mirada protectora de su Dios, que es el centro de su corazón. Como levita, siente nostalgia de la vida litúrgica del templo y ansia volver a pisar los sagrados dinteles del santuario. Allí está la
roca o promontorio de Sión en que se asienta la casa de Dios4. El yahvista exilado, o lejos del templo, cree que a la sombra de éste encontrará su
reposo (v.3b). En los salmos es frecuente llamar a
Dios la Roca de salvación, en cuanto que a su amparo el fiel es inaccesible a los ataques de sus enemigos 5. Con un nuevo símil, el poeta destaca el carácter protector de Yahvé: es la
torre fortificada desde la que se puede hacer
frente al enemigo. El salmista
tiene experiencia personal de esta protección divina, y por eso acude a su Dios como único y seguro refugio 6. Por ello ansia ser su
huésped permanente en su
tabernáculo o templo, pues allí, al
amparo de sus alas, se sentirá seguro como el polluelo bajo las alas de su madre 7.
Súplica por el rey y promesa de acción de gracias (6-9).
6
Pues tú, ¡oh Dios! has escuchado mis votos y me diste la heredad de los que temen tu nombre. 7
Añade días a los días del rey, y sus años (duren) de generación en generación. 8
Siéntese siempre a la presencia de Dios y guárdenle la benevolencia y la fidelidad. 9
Así podré cantar siempre tu nombre, cumpliendo mis votos cada día. La situación psicológica del salmista cambia totalmente: el momento de angustia ha pasado y ahora puede disfrutar de la
heredad o tierra prometida en la que viven todos los que
temen su nombre 8. Aunque no pocos autores supongan que éste sea un nuevo fragmento salmódico adaptado, por razones litúrgicas, a la sección anterior, sin embargo, este cambio de perspectiva del salmista puede explicarse suponiendo como ocurre en otros salmos que ha compuesto el poema después que ha pasado el peligro, aunque, para dar viveza a las ideas, dramatiza la situación y la describe como presente. Este es un artificio literario muy común en el Salterio y en los escritos profetices, y explica las brusquedades y cambios de pensamiento, que reflejan distinta situación ambiental.
El salmista alude al cumplimiento de sus deseos o plegarias acompañadas de
votos, y, lleno de euforia y optimismo,
se considera ya plenamente restablecido en la sociedad israelita presidida por el rey, representante de Yahvé. Por eso, sus mejores deseos se dirigen
para el que encarna los intereses de su Dios en la sociedad teocrática. Por ello, le desea larga vida, incluso que se prolongue sobre la normal de los hombres:
de generación en generación 9. La frase es hiperbólica, conforme a la usual estereotipada de las salutaciones solemnes: ¡Que el rey viva por siempre!10
La mayor bendición que Yahvé podía otorgar a una persona era una larga vida, esto era una señal de especial benevolencia para el que llegaba a una edad avanzada. Tratándose del rey, su vida aparece
vinculada a los destinos de su pueblo, y, por tanto, la permanencia del monarca
representa una fuente de felicidad para la sociedad israelita.
Algunos
Santos Padres han visto en este verso una alusión a la permanencia eterna del Mesías 12, pero nada en el contexto favorece esta interpretación. únicamente que en la perspectiva teológica de los hagiógrafos los reyes eran el eslabón de la cadena dinástica que culminaba
en la aparición del Mesías. Y bajo este aspecto, se puede hablar de un sentido típico mesiánico. Los salmistas, a través de las figuras históricas de los reyes contemporáneos, se trasladaban mentalmente a la futura teocracia mesiánica, presidida por el
gran Rey Mesías. Conforme al estilo áulico ditirámbico, el poeta expresa los mejores deseos para su monarca, que
ha de sentarse a la presencia de Dios, es decir, gozará de su favor y protección 13; y en su trono será escoltado por la
benevolencia y la
fidelidad 14, los dos atributos que garantizarán
la permanencia del rey, pues Yahvé ha de ser fiel a sus promesas de protección a los representantes de la dinastía davídica 15, y por eso dispensará su
benevolencia y gracia hacia el eslabón
que encarna la cadena real que lleva al Mesías. Así, la
benevolencia y la
fidelidad divinas serán como
los ángeles custodios del vastago real, objeto de las bendiciones del salmista.
Como es ley en estos salmos deprecatorios, el poeta termina prometiendo alabar a su Dios por los beneficios recibidos,
cantando públicamente
en honor de su nombre y cumpliendo sus votos en las manifestaciones litúrgicas del templo. Sus ansias de desterrado se han cumplido, y ahora, a la sombra del santuario,
se asocia a la vida litúrgica, pidiendo por su rey y manifestando su agradecimiento al Dios que le otorgó lo pedido en sus oraciones votivas.
1 Cf.
2Sa_15:25. 2 Lit. el TM: Sobre una roca que se levanta más que yo, condúceme. La Vg, siguiendo a los LXX; in petra exaltasti me; deduxisti me... Símaco: cuando un fuerte se eleve contra mí.
Bib. de Jér.: a la roca, demasiado alta para mí, condúceme. 3 Cf.
Jer_12:12;
Exo_16:35;
Deu_28:49;
Isa_5:26. 4 Cf.
Sal_27:5. 5 Cf.
Sal_62:2.6.7. 6 Cf.
Sal_7:2;
Sal_11:2;
Sal_16:2. 7 Cf.
Sal_31:21;
Deu_32:11;
Isa_31:5;
Rut_2:12. 8 Cf.
Deu_2:19;
Deu_3:18;
Sal_37:10.23.35. 9 Cf.
2Re_20:6. 10
1Re_1:31;
Neh_2:3. 11 Cf.
Exo_23:26;
1Re_3:11;
Pro_3:2. 12 Véase San Atanasio: PG 27:273; Teodoreto: PG 80,1324-28; San Beda: PL 93:798. 13 Cf.
2Sa_7:16.26.29;
Sal_21:7;
Sal_89:37;
Sal_72:5.17. 14 Cf.
Sal_40:12;
Sal_89:25;
Pro_20:28;
2Sa_15:20. 15 Cf.
2Sa_7:11-17.