Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 64 (Vg 63): Castigo de los Calumniadores.
E l salmista, asediado por una turba de malvados que le ponen asechanzas para quitarle la vida y la fama en la sociedad,
recurre a Dios para que despliegue su poder en su favor, como en otras ocasiones, y, en un arranque psicológico, lanza duras imprecaciones contra los que injustamente le persiguen.
Podemos dividir esta composición en tres partes:
a) oración a Dios para que le libre de sus obstinados enemigos (2-5);
b) insidias de sus detractores (6-7);
c) el castigo inexorable de Dios, lo que supondrá la rehabilitación del justo perseguido (8-n). Como en otros salmos, aquí el poeta es el símbolo de todos los hombres virtuosos, que son incomprendidos y vilipendiados
por seguir el camino de la justicia y del temor de Dios. Aunque el salmo es una plegaria, no falta en él un cierto carácter sapiencial, pues de su caso particular el salmista se ha elevado a la doctrina general del juicio de Dios sobre los pecadores. La división estrófica no es regular. Alternan los paralelismos sinónimos y los sintéticos, conforme a los conocidos esquemas de la literatura sapiencial. El estilo es vigoroso, no exento de originalidad. El v.11 cierra la composición con un marcado sello eucarístico, lo que implica
la seguridad del triunfo de la virtud. Conforme al esquema doctrinal de otros salmos, el poeta declara que los impíos parecen triunfar momentáneamente; pero la última palabra está reservada a la justicia divina, que estará al lado del perseguido y fiel a su voluntad.
Según el título, también esta composición sería de origen davídico, aunque no se dan las circunstancias históricas de su composición. Los críticos modernos más bien se inclinan por su origen postexílico, aunque esta conclusión está lejos de ser avalada por argumentos concretos estilísticos definitivos. La lucha en la sociedad de los impíos contra los piadosos se da ya en los tiempos de los profetas anteriores al destierro babilónico, y se continúa en la época sapiencial. Por consiguiente, las alusiones del salmo no nos llevan necesariamente a los tiempos en que surgían las facciones de los piadosos, o
jasidim de los tiempos macabeicos.
Súplica a Dios para ser liberado de los detractores. injustos (1-5)
1
Al maestro del coro. Salmo de David. 2
Oye, ¡oh Dios! la voz de mis quejas, defiende mi vida del terrible enemigo; 3
protégeme de la conjuración de los malvados, de la conspiración de los obradores de iniquidad, 4
que afilan como espada su lengua y lanzan como flechas amargas palabras, 5
para tirar en secreto contra el inocente y asaetearle de improviso sin temor. El salmista símbolo de los justos perseguidos clama a su Dios como único refugio contra las insidias de un
terrible enemigo que organiza conciliábulos contra él para poner en peligro su
vida. Sus asechanzas son mortíferas, como espada desenvainada o como
flechas envenenadas. Su
lengua y sus
palabras están al servicio de la calumnia más desvergonzada, comprometiendo así la reputación del justo en la sociedad 1. Sus insidias son más peligrosas por ser tramadas en
secreto y por proceder de gentes
que no tienen temor de Dios, y, en consecuencia, no existen para ellos escrúpulos morales 2.
Insidiosos conciliábulos contra el justo (6-7).
6
Obstínanse en sus malvados designios, se conciertan para tender ocultamente lazos, diciendo: ¿Quién los verá 7
y escrutará nuestros secretos? Los escruta el que conoce el interior del hombre, el corazón profundo 3
. Los enemigos del salmista se consideran a salvo de toda responsabilidad social, porque sus tramas son ocultas y pasan inadvertidas a los contemporáneos; con todo cinismo ponen
lazos al justo para que caiga desprevenido en ellos. Pero no piensan que para Dios no hay nada oculto,
ya que conoce el interior del ser humano y escruta lo más
profundo del
corazón humano 4.
El castigo inexorable de Dios sobre los pecadores (8-11).
8
Pero disparará Dios contra ellos una saeta, y de improviso serán heridos. 9
Su lengua se volverá contra ellos, y cuantos los vean moverán su cabeza, 10
y temerán todos los hombres, y proclamarán la obra de Dios, y comprenderán su modo de obrar; 11
y el justo se regocijará en Yahvé, y en El confiará, y se felicitarán todos los rectos de corazón.
No se puede conculcar la justicia divina impunemente, pues Yahvé vigila por los derechos de los suyos, y, por eso, de improviso, cuando menos lo piense, lanzará su
saeta de invencible guerrero sobre los que se confabulan contra los fieles a su ley. Cuando las asechanzas ocultas parecían dar su fruto, interviene la justicia divina, haciéndoles caer en los lazos que habían tendido contra los suyos; es decir, las calumnias tramadas por su
lengua desvergonzada caerán sobre ellos 5, y quedarán desacreditadas públicamente: los que
los vean moverán la cabeza irónicamente 6, pues serán testigos de la intervención punitiva de Yahvé. El paralelismo literario del salmo es manifiesto: frente a las
saetas de los confabulados surge la
saeta mortífera de la justicia vengadora divina. Todos comprenderán entonces la
obra de Dios, es decir, su modo de actuar en favor de los que le son fieles y en contra de los que cínicamente hostilizan el camino de la virtud.
Es el momento de la rehabilitación del justo, que se regocijará triunfante, pues Dios no le ha abandonado, en el momento crítico, quedando así patente la justicia de la Providencia divina, que al fin dice la última palabra. Por ello, al final
se felicitarán los rectos de corazón, pues, como esperaban,
Dios termina por hacerles justicia, protegiéndolos contra los que se obstinan en vivir al margen de la ley divina.
1 Sobre la metáfora de la
espada aplicada a la lengua véase
Sal_57:5;
Sal_59:8;
Sal_104:4; Y sobre la de
la. flecha para designar la lengua perniciosa, cf.
Sal_7:13-14;
Sal_7:57.5· 2
Cf.
Sal_10:4.11.13;
Sal_73:11Sal_94:7. 3 Así siguiendo a la
Bib. de Jér. El TM dice literalmente: escrutan crímenes; nosotros estamos prestos, una disimulación disimulada; y el fondo. 4 Cf.
Sal_10:4-11;
Sal_73:11. 5 Cf.
Sal_7:16-17;
Sal_9:16-17;
Sal_35:8;
Sal_37:15;
Sal_94:22. 6 Cf.
Jer_48:27;
Sal_44:14-15.