dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando piensa en las subidas.
(Salmos 84, 6) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: unknown
State: construct
Verbal tense: participle
Verbal stem: qal
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal
Part-of-speech: adverb
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: hif‘il
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Más allá de las múltiples formas, este salmo es un «cántico de Sión». El poeta pasa revista al atrio/la casa del Señor -en la primera y tercera estrofa (2-4.10-13)- y al camino hacia la casa de Dios (5-9). La casa de Dios, que es también refugio o fortaleza (6), es el tema dominante en el salmo. El Templo suscita vehementes deseos que afectan a todo el ser (3). El sentimiento aflora enseguida: ¡Quién fuera como el ave que tiene su casa en los aleros de la casa! (4). Algunos son dichosos porque viven en la casa (5s). Espiritualmente el peregrino ya ha llegado a la meta antes de comenzar la marcha: su encendido deseo le encamina hacia la persona querida y hacia la morada «amable» o «agradable» (2). El poeta se pone físicamente en camino (7s), y todo se transforma: en vez de llanto, lluvias beneficiosas; en vez de los baluartes (8), el refugio deseado y anhelado (6). La peregrinación ética queda para el final: quien se ha acercado a la casa ya no puede continuar siendo igual. El Señor concede el favor y la gloria a los «de conducta intachable» (12). La luz divina (12) ilumina el interior del Templo y también su umbral. Es mejor vivir en el umbral como un mendigo que morar tranquilamente en la casa de los pecadores. Por tercera vez suena la proclamación de la dicha, ahora para el hombre que confía en Dios (13). Es la síntesis del salmo. Hay alguien mayor que el Templo (cfr. Mat_12:6), que resplandece más que el sol (cfr. Mat_17:2). Quien visite el Templo sin gozar del amor de Dios, morador del Templo, y, por ello, sin enmendar su conducta, habrá puesto su confianza en el Templo de Dios, pero no en el Dios del Templo. Este salmo puede acompañarnos en las romerías.