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Aplastan a tu pueblo, Yahvé,
humillan a tu heredad.
(Salmos 94, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

עַמְּךָ֣‎(עַם)

Hebrew|ʕammᵊḵˈā|people

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5971] [p.di.ab] [1640a]
[עם] [GES5904] [BDB6526] [HAL6449]

יְהוָ֣ה‎(יהוה)

Hebrew|[yᵊhwˈāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

יְדַכְּא֑וּ‎(דָּכָא)

Hebrew|yᵊḏakkᵊʔˈû|oppress

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H1792] [d.bi.aa] [427]
[דכא] [GES1692] [BDB1911] [HAL1922]

וְֽ‎(וְ)

Hebrew|wᵊˈ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

נַחֲלָתְךָ֥‎(נַחֲלָה)

Hebrew|naḥᵃlāṯᵊḵˌā|heritage

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5159] [n.cp.ab] [1342a]
[נחלה] [GES5072] [BDB5665] [HAL5555]

יְעַנּֽוּ‎(עָנָה)

Hebrew|yᵊʕannˈû|be lowly

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H6031] [p.dv.aa] [1652]
[ענה] [GES5957] [BDB6584] [HAL6523]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Salmo 94 (Vg 93): Invocación a Dios como Juez.
C omo en otros salmos, en éste se plantea el problema de la retribución moral,1 aunque concretando el problema a las relaciones de Yahvé con los israelitas 2. El salmista se hace eco de una situación lastimosa de Israel oprimido, sin determinar si ello obedece a una invasión extranjera o a la conducta desaprensiva de jueces y gobernadores inicuos de la nación. En un arranque cíe sentimiento de justicia, el poeta pide la intervención divina para castigar tanta insolencia y soberbia insoportables. Esta idea domina la primera parte del salmo (1-11). En la segunda, en cambio, en nombre de Israel y en nombre propio, fomenta los sentimientos de confianza y de fe en Yahvé como protector de los justos y castigador de los inicuos (12-23). El salmista tiene experiencias propias sobre esta conducta retributiva de Dios, y basa, sobre todo, sus convicciones en la fe en la justicia divina indefectible. Como es ley en estas composiciones sapienciales, el salmista termina lanzando imprecaciones contra los impíos.
Desde el punto de vista literario, se mezclan el tono deprecativo, imprecativo y aun didáctico sapiencial, sobre todo en la segunda parte. El estilo es variado y vigoroso, sin amaneramientos convencionales.
Según el título de la versión griega, esta composición es obra de David, y así lo supone algún autor antiguo 3; pero los críticos modernos niegan comúnmente esta paternidad davídica; y, corno en la mayor parte de los salmos, clan lechas muy divergentes sobre su composición: época de Manases (s.VII a.C.)4, época persa5, época de los Macabeos 6. Las concomitancias conceptuales con algunos libros sapienciales, como Job y Proverbios, hacen pensar que el salmo fue redactado en época posterior al destierro babilónico.

Apelación a Yahvé contra los opresores (1-11).
1 ¡Dios de las venganzas, Yahvé; Dios de las venganzas, muéstrate! 2 álzate, Juez de la tierra; da a los soberbios su merecido. 3 ¿Hasta cuándo los impíos, ¡oh Yahvé! hasta cuándo los impíos triunfarán, 4 hablarán proterva y jactanciosamente y discursearán con arrogancia todos los obradores de iniquidad? 5 Aplastan, Yahvé, a tu pueblo, oprimen a tu heredad. 6 Asesinan a la viuda y al peregrino, y a los huérfanos dan muerte. 7 Y se dicen: No ve Yahvé, no entiende el Dios de Jacob. 8 Entended, necios del pueblo; vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis cuerdos? 9 El que hizo el oído, ¿no va a oír? 7; y el que formó el ojo, ¿no va a ver? 10El que instruye a las gentes, ¿no va a reprender? El que enseña al hombre la sabiduría... 11 Conoce Yahvé los pensamientos de los hombres (y sabe) cuan vanos son.

En tono enfático, no exento de nerviosismo e inquietud, el poeta se dirige directamente a Yahvé, al que define como Dios de las venganzas, expresión que equivale a Dios justiciero. A El compete castigar al impío y manifestar su justicia en favor de sus fieles 8. Para la sensibilidad religiosa del salmista, la moral ha sido ultrajada en extremo, y es precisa la intervención punitiva del Juez de la tierra 9. Los malvados se enorgullecen insolentemente de sus crímenes y atropellos, y esta situación está clamando por la intervención justiciera del Omnipotente l0. El tono cíe protervia y arrogancia de los que impunemente pasan por encima de todas las exigencias de la equidad exaspera al alma del justo atribulado e in-comprendido. La maldad domina por doquier; el pueblo israelita, la heredad de Yahvé11, es atropellado inconsideradamente;. y las víctimas son precisamente las de las clases desheredadas: viudas, peregrinos y huérfanos, la trilogía habitual en las recriminaciones proféticas 12. Esto clama por la venganza divina inmediata.
Por otra parte, la insolencia va unida al cinismo y ateísmo práctico más descarado, pues con toda impudencia declaran los malvados que Yahvé no se preocupa de lo que pasa en la sociedad, pues no entiende (v.7). Del hecho de que no intervenga castigándolos, deducen la consecuencia de que está ausente de la vida humana 13. Para ellos, pues, resulta pueril la postura de los yahvistas fieles, que se sacrifican por mantener su integridad moral y espiritual. El salmista, ante tanta estolidez, hace una llamada a la cordura (v.8), ya que Dios contempla todo desde arriba, y su intervención justiciera será inexorable cuando llegue el momento oportuno señalado por su providencia.
En estilo sapiencial discursivo, el poeta recuerda que por necesidad tiene Yahvé que estar presente a las cosas de los hombres; si El ha formado los órganos visuales y auditivos, no va a estar privado de ellos 14. Y, por otra parte, el que impone reglas de vida a los hombres, instruyéndoles en sus caminos, no va a desinteresarse de su cumplimiento (v.10). El argumento es parecido al de Abraham en el coloquio con Dios sobre el destino de Sodoma: El juez de la tierra toda, ¿no va a hacer justicia?15 De modo similar, si Yahvé ha impuesto unas normas de vida, necesariamente ha de reprender a los incumplidores de ellas, pues contrarían a su expresa voluntad. Por otra parte, a Dios no se le escapa la vaciedad de los pensamientos humanos (v.11), y, por tanto, puede calibrar el grado de culpabilidad de cada uno.

Yahvé instruye y sostiene a los justos en las pruebas (12-23).
12 Bienaventurado el hombre a quien tú educas, ¡oh Yahvé! al que instruyes por tu ley, 13 para que esté tranquilo en los días aciagos, en tanto que se cava para el impío la fosa. i4 Pues no abandona Yahvé a su pueblo, no desampara su heredad, ] 5 sino que devolverá la justicia al juicio, y en pos de ella (irán) los rectos de corazón. 16 ¿Quién se levantará por mí contra los malvados? ¿Quién estará conmigo contra los obradores de iniquidad? 17 Si Yahvé no me hubiera ayudado, por poco habitaría ya mi alma en la morada del silencio. 18 Apenas decía yo: Vacilan mis pies, tu piedad, ¡oh Yahvé! me sostenía. l9 Y en las muchas angustias de mi corazón, alegraban mi alma tus consuelos. 20 ¿Puede ser acaso. aliado tuyo el tribunal de malvados que forja la iniquidad bajo pretexto de ley? 2l Conspiran contra el alma del justo y condenan la sangre inocente. 22 Pero Yahvé es para mí una ciudadela, y mi Dios es la Roca de mi salvación. 23 El arrojará sobre ellos su misma perversidad, y con su misma malicia los aniquilará; los hará perecer Yahvé, nuestro Dios.

El salmista se consuela y consuela a los yahvistas declarando que son los predilectos cíe Yahvé, al ser educados conforme a sus preceptos salvadores. Sólo viviendo conforme a la ley divina puede el hombre encontrar la tranquilidad en los días aciagos, pues sabe que a su lado está Dios con su omnipotencia salvadora. Al contrario, la prosperidad del impío es aparente, pues sin darse cuenta se le está cavando la fosa (v.13). El símil es el de los cazadores que preparan la fosa y la cubren para que en ella caiga la presa 16. La seguridad del justo se basa en las promesas de Yahvé, que nunca abandonará a su pueblo ni a sus fieles 17. Israel es su heredad 18, y, en consecuencia, no puede desinteresarse de sus destinos históricos. Por eso, aunque ahora la administración de la justicia esté en manos de jueces corrompidos, llegará el momento en que volverá la justicia al juicio, es decir, la equidad volverá a presidir los tribunales judiciales para bien del pueblo sufrido. Entonces llegará la hora de los rectos de corazón, que la seguirán ilusionados (v.15).
Hablando en nombre propio, el salmista expone su situación personal, reconociendo la intervención divina en su favor. Frente a los malvados está Yahvé (v.16). En situaciones críticas ha sentido su providencia salvadora, pues sin su intervención, ahora estaría en la morada del silencio, la región tenebrosa de los muertos 19. Cuando sentía sus pies resbalar, el apoyo divino le sostenía, y la asistencia divina era el único consuelo en sus horas amargas.
Dios no puede aliarse con los que conspiran contra su ley 20, conspiran contra el inocente, derramando su sangre. En cambio, está siempre con el justo para salvarlo; y al final terminará por hacer justicia sobre los impíos, lo que para los fieles yahvistas es una satisfacción, ya que se ven rehabilitados en el reconocimiento de su virtud y de sus esperanzas en Yahvé Salvador 21.

1 Cf. Sal 49; 73. 2 Cf, 1Sarn 12:33; Eco_32:22-23; Eco_33:1-3; Eco_47:222Cr_3:10-11; 2Cr_96:10. 3 teodoreto de ciro: PG 80,1629. 4 Así Háfevy. 5 Hipótesis de Hitzig, Duhm, Briggs. 6 Opinión de Podechard, 7 Hizo: el TM plantó. 8 Cf. Deu_33:2; Sal_50:2; Nah_1:2; Rom_12:19; Sal_80:2. 9 Cf. Gen_18:25; Sal_9:20; Sal_50:6; Sal_75:8. 10 Cf. Sal_74:10; Sal_82:2; Sal_90:13. 11 Cf. Sal_14:4; Sal_28:9; Sal_78:71; Sal_83:4. 12 Cf. Deu_11:18-19; Deu_12:29; Deu_16:11-14; Deu_24:17-21; Deu_27:19; Zac_7:10; Sal 10:Sal_14:18; 68:5,- 13 Cf, Sal_58:9; Sal_73:11. 14 Cf. Sal_33:13-15; Pro_20:12; Exo_4:11, 15 Gen_18:25. 16 Cf. Sal_7:16; 35:8:Sal_57:7. 17 Cf, i Sara 12:22; Jer_1:7; Rom 11:1-3. 18 Cf. Exo_19:5. 19 Cf. Sal_115:17; Sal_9:18. 20 Cf. Sal_31:14; Sal_35:1s; Sal_55:19. 21 Cf. Sal_9:10; Sal_18:3; Sal_34:9; Sal_40:3; Sal_48:4; Sal_59:10.

King James Version (KJVO) (1611)



Psalm XCIIII.

1 The Prophet calling for Iustice, complaineth of tyrannie and impietie. 8 Hee teacheth Gods prouidence. 12 He sheweth the blessednesse of affliction. 16 God is the defender of the afflicted.
1 O Lord [ Hebrew: God of reuenges.] God, to whome vengeance belongeth: O God to whome vengeance belongeth, [ Hebrew: shine forth.] shew thy selfe.

[Gods correction.]

2 Lift vp thy selfe, thou iudge of the earth: render a reward to the proud.
3 Lord, how long shall the wicked? how long shall the wicked triumph?
4 How long shal they vtter, and speake hard things? and all the workers of iniquitie boast themselues?
5 They breake in pieces thy people, O Lord: and afflict thine heritage.
6 They slay the widowe and the stranger: and murder the fatherlesse.
7 [ Psa_10:11 ; Psa_10:13 ; Pro_20:12 .] Yet they say, The Lord shall not see: neither shall the God of Iacob regard it.
8 Understand, yee brutish among the people: and ye fooles, when will ye be wise?
9 [ Exo_4:11 .] He that planted the eare, shall he not heare? he that formed the eye, shall he not see?
10 He that chastiseth the heathen, shall not he correct? hee that teacheth man knowledge, shall not he know?
11 [ 1Co_3:20 .] The Lord knoweth the thoughts of man: that they are vanitie.
12 Blessed is the man whome thou chastenest, O Lord: and teachest him out of thy Law:
13 That thou mayest giue him rest from the dayes of aduersitie: vntill the pit be digged for the wicked.
14 For the Lord will not cast off his people: neither will he forsake his inheritance.
15 But iudgement shall returne vnto righteousnesse: and all the vpright in heart [ Hebrew: shall be after it .] shall follow it.
16 Who will rise vp for mee against the euill doers? or who will stand vp for me against the workers of iniquitie?
17 Unlesse the Lord had bene my helpe: my soule had [ Or, quickly.] almost dwelt in silence.
18 When I said, My foote slippeth: thy mercie, O Lord, held me vp.
19 In the multitude of my thoughts within me, thy comforts delight my soule.
20 Shal the throne of iniquitie haue fellowship with thee: which frameth mischiefe by a lawe?
21 They gather themselues together against the soule of the righteous: and condemne the innocent blood.
22 But the Lord is my defence: and my God is the rocke of my refuge.
23 And hee shall bring vpon them their owne iniquitie, and shall cut them

[Gods greatnesse, and maiestie.]

off in their owne wickednesse: yea the Lord our God shall cut them off.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Salmos 93, 94. El Lugar de la Fe y el Lugar de la Oracion

La figura del Rey con su soberanía sin problemas (93:4) sobre las rugientes olas se fusiona en la obra del Juez (94:2) administrando al mundo donde los que hacen iniquidad ... quebrantan ("estruendo" o azote y "quebrantan" son palabras concordantes) a su pueblo (94:4, 5), donde el gobierno soberano se lleva a cabo en las acciones ordinarias de su divina providencia al establecer su orden en la vida (94:10, 12) y todavía espera su manifestación final (94:15, 23). La realidad espiritual de la majestad real divina (93:1) se enfrenta con la usurpación terrenal de los orgullosos (una palabra relacionada: 94:2) y del trono extraño (20). En la solemnidad calma y creyente, el pueblo del Señor aclama su realeza (Sal. 93) y en medio del ajetreo de la vida ve cómo gobierna el mundo (Sal. 94).



94:1– 23 El Rey conocido por experiencia. Todos admiten, dice Calvino, que Dios reina pero cuán pocos son los que usan este escudo para oponerse a los poderes hostiles del mundo. Con estas palabras cruzamos el puente entre los Sal. 93 y 94. Nuestra fe descansa en su soberanía tranquila (Sal. 93), pero en la vida nos encontramos en el lugar de dificultades (4– 7), con oposiciones de palabra (4), hecho (5, 6) y de una filosofía de vida (7) que no necesariamente niega la existencia de Dios, sino que opina que es inactivo, no intervencionista e irrelevante. Podemos sufrir oposición, pero no estamos sin consuelo: está (i) Dios el Creador que todo lo sabe (9), que no ha abdicado su trono de gobierno moral sobre el mundo (10) y quien conoce las realidades humanas más secretas (11). Sólo los torpes y necios (8, ver 92:6) pueden hacer caso omiso de estas verdades. (ii) El Dios de la providencia (12– 15): las dificultades de la vida tienen su propósito moral (12, 13), la vida se apoya en una confianza interior en la fidelidad divina (14) y conduce a una sociedad justa venidera en la cual habrá libertad para vivir rectamente (15); (iii) El Dios del cuidado tierno (16– 19); la vida puede por cierto ser solitaria, precaria y confusa pero el Señor está de nuestra parte, su amor es nuestro sostén y tenemos su consuelo en nuestros corazones. (iv) El Dios del triunfo seguro (20– 23): porque como Juez de la tierra (2) no se acomodará a los gobernantes de este mundo corruptos, torturadores y moralmente pervertidos. Al contrario, mientras que ahora da pruebas de ser un refugio en el presente al final su juicio será exacto, destructivo y realizado personalmente. El Sal. 94 concluye (22) con la misma nota de descanso en la protección divina soberana que expresara el Sal. 93: la seguridad de que él está en control, que podemos refugiarnos en tal Dios, pero la verdad que liga todo en el Sal. 94 es la oración de que Dios da su recompensa (2) y la seguridad de que hará volver, retribuirá (23). La fe descansa en un Dios soberano (Sal. 93), pero es por medio de la oración que luchamos frente a un mundo hostil que nos zarandea. La oración es nuestra primera respuesta práctica a la soberanía divina: si es en verdad el Señor del Sal. 93, no hay mayor prioridad que volar a él al enfrentar las turbulencias de la vida (94:1– 3).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La presente súplica tiene un colorido de demanda judicial: apelación al juez, acusación de los culpables, petición de la pena; y un vocabulario frecuente en la literatura sapiencial: entender, insensatos, necios, instruir, reprender, educar, enseñar... El comienzo del salmo es una apelación a la justicia divina (1s). Sigue una primera lamentación, en la que escuchamos el clamor de la sangre derramada. Es urgente que Dios haga justicia, que sea el vengador de esa sangre, porque los criminales piensan arrogantemente que Dios no lo ve ni se entera (3-7). Tras esta lamentación, una primera lección (8-11): la mirada de Dios es tan profunda que penetra los pensamientos del hombre; son un soplo que se desvanece enseguida. La segunda lección (12-15) es una proclamación de dicha para el instruido en la ley. Es la finalidad que tiene el castigo: instruir. El pueblo de Dios, su heredad, será aliviado, y verá cómo el Justo restablece la justicia quebrantada en la tierra. Con la segunda lamentación (16-21) retornamos a la corte de justicia. Dios defiende a su pueblo. De no haber sido así, hace tiempo que el salmista sería un habitante del silencio. Pero el amor de Dios lo sostuvo, le prodigó sus consuelos, pese a que los pies del salmista ya se tambaleaban. El Juez pagará la iniquidad de los jueces corruptos y será baluarte del justo. El versículo 11 es citado en 1Co_3:20. 2Co_1:3-6 glosa el consuelo del que habla el versículo 19. No es infrecuente en nuestra sociedad que aparezcan jueces corruptos, que condenan al inocente y absuelven al culpable. Existe un Dios justiciero que nada tiene que ver con la corrupción judicial. ¿No es actual este salmo?

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. La traducción de este versículo trata de reproducir el sentido del texto original, que repite enfáticamente la invocación "Dios vengador" o "Dios de las venganzas". Como el hebreo bíblico expresa con la misma palabra los conceptos de "venganza" y de "reivindicación", una versión demasiado literal hubiera falseado el sentido del texto. La "venganza" que Israel pide al Señor es la "reivindicación" de la justicia, es decir, la liberación de los oprimidos. La derrota de los que practican la injusticia (vs. 2-7) es el reverso de este acto divino de justicia. Ver nota 58. 11.

7. Ver 10. 4, 11; 14. 1; 36. 2; 53. 2; 73. 11.

17. "La región del silencio" es el "Abismo": ver nota 6. 6.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*94 Súplica individual. Dios, vengador de la sangre inocente, ha de levantarse como juez para imponer justicia en la tierra. Es el abogado del justo, a quien educa y consuela. El tema del consuelo retorna en 2Co 2:7; 2Co 7:6 s, 2Co 7:13.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 94.1 Dios de las venganzas: La palabra venganza tiene aquí el sentido de justa retribución. El Señor es un Dios que a cada cual le da lo que merece (Jer 51.56).

[2] 94.8 Gente... necia: Véase 92.6 n.