Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 95 (Vg 94): Exhortación a la Alabanza y Obediencia de Yahvé.
E ste salmo se divide en dos partes netas:
a) himno de alabanza a Yahvé, Creador del mundo y protector de Israel (1-7c);
b) oráculo divino sobre la incredulidad e indocilidad de los israelitas (7d-11). El salmista invita a no imitar a la generación perversa del desierto. Bajo este aspecto, esta composición tiene semejanzas con Sal 81. En la primera parte se destaca el carácter litúrgico procesional del himno, que ha sido compuesto para alguna festividad religiosa solemne. En el transcurso de la procesión, un levita invita a no ser rebeldes como los antepasados,
que excitaron la ira de Yahvé en el desierto. En la versión de los LXX, también este salmo es adjudicado a David, y así es aceptado por el autor de la Epístola a los Hebreos 1, que no hacía sino acomodarse a lo que decía el título del texto griego que manejaba. Pero el estilo del lenguaje no es arcaico. Generalmente, los críticos se inclinan por una fecha de composición postexílica en razón de la dependencia literaria de la segunda parte de Isaías (c.44). Las nuevas generaciones que volvían del exilio estaban defraudadas con los modestos comienzos de la restauración, muy diversos de las idealizaciones proféticas de Is 40-52. El salmista parece responder a este estado de descontento y depresión nacional.
Himno de Alabanza al Creador (1-7c).
1
¡Venid, cantemos jubilosamente a Yahvé! Cantemos golosos a la Roca de nuestra salvación! 2
Lleguémonos a El con alabanzas, aclamémosle con salmos. 3
Porque Dios grande es Yahvé, Rey grande sobre todos los dioses, 4
que tiene en sus manos las profundidades de la tierra y suyas son también las cumbres de los montes. 5 Suyo es el mar, pues El lo hizo; suya la tierra, formada por sus manos. 6
Venid, póstremenos en presencia de El, doblemos nuestra rodilla ante Yahvé, nuestro Hacedor. 7
Porque El es nuestro Dios, y nosotros el pueblo que El apacienta y el rebaño que El guía. Como es de ley en los himnos, el poeta invita a sus compatriotas a asociarse a sus alabanzas en honor del que constituye la salvación del pueblo 2.
La historia de Israel es la historia de las manifestaciones protectoras de Yahvé. El salmista aprovecha la ocasión de una asamblea solemne para invitar al pueblo a tomar parte en esta manifestación gozosa de reconocimiento a Yahvé. En primer lugar,
es digno de toda alabanza por ser el Creador, que a su vez está por encima de todos los dioses o seres angélicos, que constituyen su corte de honor·3. Todo le pertenece desde las
profundidades de la tierra a las
cimas de los montes, el
mar y la
tierra seca 4.
Todo es obra de sus manos. El ser humano no puede explorar las profundidades de la tierra 5 ni las del mar 6, Sólo
el supremo Hacedor puede llegar hasta sus escondites.
Pero este Dios universal, Señor de la naturaleza,
es también Dios de Israel, en cuanto que está vinculado a él por una alianza histórica: es su pueblo, que apacienta como Pastor7. Es el símil más apropiado para reflejar las relaciones históricas de Yahvé con el pueblo hebreo.
Invitación a la docilidad espiritual (7b-ll).
7
b Si pudierais hoy oír su voz: 8
No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto, 9
donde me tentaron vuestros padres, me probaron a pesar de haber visto mis obras. 10
Cuarenta años anduve desabrido de aquella generación, y tuve que decirme: Este es un pueblo de extraviado corazón, que desconoce mis caminos. 11
Por eso les juré en mi ira que no entrarían en mi reposo. El salmista, dramatizando el canto procesional, invita a oír la voz de Dios y a mostrarse más dóciles que la generación del desierto. Una voz oracular quiere prevenirlos contra la exigencia de
tentar a Dios pidiendo manifestaciones portentosas, como hicieron los antepasados en las estepas sinaíticas. Estos, a pesar de haber sido testigos de los prodigios al salir de Egipto 8, exigieron un milagro en
Meribá y en
Masa. Ambos nombres son simbólicos: el primero significa querella, porque en Rafidim se querelló Israel a Yahvé porque no les daba agua. Y allí hizo un milagro, proporcionándoles agua de la roca 9. El mismo milagro volvió a repetirse en la zona de Cades 10.
Masa significa tentación, porque los israelitas tentaron a Yahvé reclamando un milagro:
me probaron a pesar de haber visto mis obras de salvación de la esclavitud faraónica. Esta actitud de desconfianza y rebeldía persistió durante los
cuarenta años de estancia en el desierto 11. El resultado fue que Yahvé se disgustó de esta generación y decidió que
no entrara en la tierra de Canaán: el reposo. Por su
corazón extraviado no supieron captar el valor de los
caminos y preceptos de su Dios 12. Fueron por ello excluidos de la tierra de promisión,
el reposo conferido por Yahvé a los hijos de Israel. El salmista recuerda esta trágica historia para que sus contemporáneos se guardaran de
tentar a Yahvé como la generación del desierto, para no ser reprobados como estos desdichados antepasados. La invitación es puesta en boca de Dios para hacer más impresión en el auditorio.
1 Heb 3:7-4:13. 2 Cf,
Deu_32:15;
Sal_62:3.7;
Sal_89:27. 3 Cf.
Exo_15:11;
Sal_47:3;
Sal_96:4-5;
Sal_77:14;
Sal_97:9;
Sal_136:2. Quizá el.salmista alude a los supuestos dioses de otros pueblos, sobre los que está Yahvé . 4 Cf.
Job_34:8s;
Jer_31:37;
Sal_24:2;
Sal_89:12. 5 Cf.
Job_38:16. 6
Sal_24:2. 7 Cf.
Jer_23:1; Ez 34-31;
Sal_74:1. 8 Cf.
Exo_17:2.7;
Sal_78:19.57. 9 Cf.
Exo_17:1-7. 10 Cf.
Num_20:2-13. 11 Cf.
Num_14:22-35;
Deu_1:345;
Sal_106:24-27. 12 Cf.
Sal_58:4;
Isa_29:24;
Isa_53:6.