«Tú, hijo, sal de Nínive. No te quedes aquí. (Tobías 14, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Epílogo: Últimos años de Tobit y de su Hijo (c.14).
Cronología y vicisitudes de los últimos años (14:1-2).
1 Terminó Tobit su canto de alabanza. 2 Era de cincuenta y ocho años cuando perdió la vista, que recobró al cabo de ocho años. Haciendo limosnas, proseguía en temer al Señor Dios y en darle gracias.
Los años que siguieron a la curación de la ceguera hasta su muerte se caracterizan por una felicidad imperturbable, a ejemplo de Job (49:10-16). Existe divergencia en cuanto a la cronología de este último período de la vida de Tobit entre las diversas versiones. Según B, el anciano Tobit perdió su vista a los cincuenta y ocho años y la recobró al cabo de ocho, siendo el número total de vida ciento cincuenta y ocho años (v.11). El códice Sin. dice que murió en paz, a la edad de ciento doce años, y fue enterrado dignamente en Nínive. Tenía sesenta y dos años cuando perdió la vista, que recobró después de cuatro años (2:10). En los cómputos de la Vulgata, Tobit quedó ciego a los cincuenta y seis años de edad, recupero la vista a los sesenta años y murió a la edad de ciento dos. ¿Es posible reconstruir la cronología del texto original? Lo más prudente es pensar que el autor sagrado no tuvo la preocupación de señalar matemáticamente los años de vida de Tobit, sino más bien emplear unas cifras altas (véase 14:12-15) con el fin de dar a entender que la vida santa y la limosna aseguran una vida larga en este mundo (4:10; 12:9). Tienen estos números más valor simbólico que real.
Ultimas recomendaciones de Tobit (14:3-11).
3 Siendo ya muy viejo, llamó a su hijo y a los hijos de éste, y les habló así: Hijo, yo estoy ya muy viejo y para partir de esta vida. Toma a tus hijos 4 y vete a la Media, pues estoy persuadido de que cuanto dijo el profeta Jonas sobre Nínive se cumplirá y será destruida. En la Media habrá más paz hasta un determinado tiempo. Pasado éste, nuestros hermanos que moran en la tierra feliz serán dispersados. Jerusalén quedará desolada, y la casa de Dios entregada a las llamas, durando la desolación hasta cierto tiempo; 5 pero otra vez Dios se compadecerá de ellos y los volverá a su tierra y edificará la casa, aunque no como la primera, hasta que se cumplan los tiempos del mundo. Después de esto volverán de la cautividad y edificarán a Jerusalén magníficamente, y en ella la casa de Dios, gloriosa, como de ella han dicho los profetas. 6 Todas las naciones se convertirán de veras al temor del Señor Dios y enterrarán sus ídolos. 7 Bendecirán todas las naciones al Señor, y su pueblo le dará gracias, y el Señor ensalzará a su pueblo, y se alegrarán todos los que aman al Señor Dios en verdad y en justicia, practicando la misericordia hacia nuestros hermanos. 8 Vete, pues, hijo mío, de Nínive, porque enteramente se cumplirá lo que dijo el profeta Joñas. 9 Pero tú guarda la Ley y los preceptos, sé misericordioso y justo, y serás feliz. 10 Dame digna sepultura, y a tu madre después conmigo, y no te quedes más en Nínive. Hijo mío, mira lo que hizo Nadab a Ahikar, que le había criado; cómo le llevó de la luz a las tinieblas, y cuan mal le pagó. Pero Dios salvó a Ahikar, y aquél recibió su merecido bajando a las tinieblas. Por haber practicado la limosna, fue sacado del lazo de muerte que le había puesto, mientras que Nadab cayó en la trampa y pereció. 11 Ved, hijos, lo que hace la limosna, y cómo la justicia es salud. Diciendo esto, dio su alma en el lecho. Tenía ciento cincuenta y ocho años, y le dieron honrosa sepultura.
A ejemplo del patriarca Jacob (Gen_47:29), llamó Tobit a su hijo y a los hijos de éste para manifestarles su última voluntad y dirigirles sus postreras amonestaciones! Según la Vet. Lat. y Vulg. acudieron junto a su lecho filium suum et septem iuvenes filios eius nepotes suos (el hebreo de Fagio habla de seis), lo cual puede considerarse como una adición inspirada en Job_1:2; Job_42:13.
Destrucción de Nínive (Job_14:4).
Las palabras de Tobit tienden en primer lugar a revelar a su hijo la próxima destrucción de Nínive por los medos; de ahí la recomendación de huir de la misma antes de que se cumplan los vaticinios profetices de Joñas. No le sugiere que vaya a Palestina porque aún los hermanos que moran en la tierra feliz serán dispersados; Jerusalén será destruida, y el templo, devastado. En este mismo texto, junto con la derrota de Asiría y la destrucción de Nínive, se predice también la ruina de Babilonia. Ya antes los profetas habían anunciado la destrucción de Nínive (Isa_10:12-19; Nah c.2-3), profecía que se cumplió en el año 612 con el ataque combinado de Babilonia y de los medos. Pero a Babilonia le estaba reservada igual suerte (Is 13-14; 47; Jer 50-51).
Suerte de los hermanos que moran en Palestina (Isa_14:4).
Con una visión profética habla Tobit de la suerte de los hermanos que viven todavía en la tierra feliz (Exo_3:8; Deu_11:17), anunciando su dispersión. El texto se refiere directamente a la suerte de los habitantes del reino de Judá, verdadero centro religioso de Israel (Deu_1:4) y cuya devastación (598-586) señalará el tiempo en que toda Palestina quedará convertida en un erial.
La nueva Jerusalén (Deu_14:5-7).
Pasado el tiempo de prueba, se compadecerá Dios de su pueblo, permitiéndole regrese a su tierra y reedifique la casa, o sea, el templo (Esd_3:12; Age_2:10); seguirá después el retorno y la reedificación de Jerusalén (Esd_1:353; Esd_3:655; Neh_1:3-1755; Jer_31:38). Encontramos aquí no una profecía por separado, sino una combinación de vaticinios proféticos sobre los últimos tiempos y de Daniel, en particular sobre la suerte de Jerusalén. Todas las naciones se convertirán al temor de Dios (Is 18:7-19:22), le bendecirán juntando sus voces con las de los judíos; adorarán al único Dios verdadero y sepultarán a sus ídolos (Isa_2:20). Con ello se habrá llegado a la plenitud de los tiempos mesiánicos.
Consejos a su hijo (Isa_14:9-11).
En confirmación de que la perversidad acarrea la ruina de los pueblos e individuos, trae Tobit el ejemplo de Ahikar, relación que falta en los textos semíticos y en la Vulgata.
Muerte de Tobit (Isa_14:11).
A semejanza del patriarca Jacob (Gen_49:32), Tobit dictó sus últimas recomendaciones a su hijo desde la cama donde yacía por razón de su vejez extraordinaria, cayendo muerto tan pronto como terminó de inculcar a su hijo la práctica de la limosna, que había sido la virtud predilecta de toda su vida.
Tobías marcha a la Media: caída de Nínive (Gen_14:12.-15).
12 Cuando murió Ana, la sepultó con su padre; y partió Tobías con su mujer y todos sus hijos a Ecbatana, a casa de F güel, su suegro. 13 Tuvo Tobías una buena ancianidad y sepultó a sus suegros honrosamente, heredando su hacienda y la de Tobit, su padre. 14 Murió en Ecbatana de Media a la edad de ciento veintisiete años. 15 Antes de morir tuvo noticia de la ruina de Nínive, cuyos habitantes llevaron cautivos Nabucodono-sor y Asuero, y se alegró de la suerte de Nínive antes de morir.
De conformidad con las indicaciones de su padre, Tobías partió con toda su familia y fortuna a la Media, fijando su residencia en Ectabana, en casa de Ragüel, su suegro. Gomo premio de su buen comportamiento para con sus padres, Dios le concedió una vejez tranquila, aumentando sus riquezas al heredar, a su muerte, la hacienda de su suegro, viviendo en total ciento veintisiete años (B), ciento diecisiete (Sin.), ciento siete (siríaca) o noventa y nueve (Vulgata), lo que le permitió ver a los hijos de sus hijos hasta la quinta generación (Vulgata). Ye hemos indicado el valor simbólico de estos números.
Los documentos extrabíblicos no dicen que los conquistadores de Nínive deportaran a sus habitantes, pero era ésta la costumbre de aquellos tiempos. Entre los soberanos que asaltaron la ciudad se menciona a Giaxares, rey de los medos. El otro asaltante fue el rey de Babilonia Nabopolasar (626-605). Se alegró Tobías al recibir la noticia de la caída de Nínive, como hicieron, en general, todos los habitantes del Próximo Oriente, por ver confirmada una vez más la verdad de los vaticinios proféticos (Gen_14:4 Sin.), y porque, con la destrucción de Nínive, desaparecía un enemigo encarnizado del pueblo judío y una potencia contraria al Dios verdadero (Isa_10:7; Isa_52:4; Hab_1:9).
El texto Sin. termina el libro con la frase: Y bendice al Señor Dios por los siglos de los siglos. Amén. Tobías alaba a Dios por haber triunfado de sus enemigos y desea que esta victoria se perpetúe por los siglos de los siglos. El apogeo de Nínive, que se describe en las primeras páginas del libro, contrasta con la humillación que siguió a su vergonzosa caída. El autor sagrado se complace en acentuar el aplastamiento del poderío de la soberbia ciudad para enseñar una vez más que Dios castiga a sus enemigos y da su gracia a los justos. Con esta conducta se pone de manifiesto su justicia, tanto sobre los individuos como sobre las naciones (Isa_10:5; Isa_14:24; Nah_1:3). Dios premió aún después de su muerte a sus fieles servidores Tobit y su hijo, como lo declara la Vulgata al terminar el libro con las palabras: Toda su parentela y todos sus descendientes llevaron una vida santa y practicaron buenas obras, por lo cual fueron aceptos tanto a Dios como a los hombres y a todos los habitantes del país.